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Full text of "Historia de los gobernadores de las provincias argentinas"

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UBRARY 
IRVINE, 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES 
DE  LAS  Provincias  ARGENTINAS 


ANTONIO     ZINNY 

Nació  en  Gibraltar  el  9  de  Octubre  de  1821  y  vino  a  Bueno»  Airea 
en  1842,  vinculándose  al  periodismo  y  la  enseñanza  durante  el  gro- 
bierno  de  Rosas. 

En  1855,  fué  nombrado  catedrático  de  la  Universidad  de  Buenos 
Xires;  en  1857  fundó  el~Colegio  de  Mayo,  en  Buenos  Aires,  y  en  1863 
el  grobierno  de  Corrientes  le  confió  la  dirección  del  Colegio  Argentino. 
En  1866,  el  gobierno  de  Buenos  Airea  le  comisionó  para  ordenar  el 
Archivo  del  Ministerio  de  Relaciones  Exteriores;  en  1S69,  fué  nombra- 
do Comisario  del  Censo;  en  1871,  la  Municipalidad  le  encargó  la  reorde- 
nación de  su  Archivo.  Sin  apartarse  nunca  de  las  tareas  educacio- 
nales, fué  varias  veces  Inspector  General  de  Escuelas,  desde  1870  has- 
ta 1883,  fecha  en  que  fué  jubilado  por  el  gobierno  provincial  de  Bue- 
los  Aires. 

Completamente  asimilado  a  su  patria  de  adopción,  Zinny  &«  inte- 
resó muy  pronto  por  las  investigaciones  históricas,  reuniendo  datos 
y  ordenando  sucesos  hasta  entonces  dispersos'  y  confusos;  su  labor, 
aunque  imperfecta,  representa  la  más  valiosa  fuente  de  informacio- 
nes publicada  en  la  Argentina  hasta  su  época.  Hoy  mismo  es  imposi- 
ble es'cribir   sobre   historia   nacional   sin   consultar  sus'  obras. 

Publicó  sucesivamente  un  índice  metódico  de  la  prensa  de  Buenos 
Aires  y  del  interior,  en  dos  volúmenes  titulados  "Efemeridografla 
Metropolitana"  y  "Efemeridografía  Argiroparquiótlca"  (1868);  índi- 
ces metódicos  y  analíticos  de  la  "Gaceta  de  Buenos  Airee"  (1875)  y 
de  la  "Gaceta  Mercantil"  (1875);  "Bibliografía  histórica  de  las  Pro- 
vincias Unidas'  del  Río  de  la  Plata"  (1875);  "Historia  de  los  Goberna- 
dores" (3  volúmenes,  1879-1880-1882);  "Historia  de  la  prensa  periódica 
del  Uruguay"  (1883);  "Historia  de  los  gobernantes  del  Paraguay" 
(1887);  etc.  Son  numerosas-  sus  publicaciones  monográficas,  biográfi- 
cas y  bibliográficas. 

Su  obra  principal,  la  "Historia  de  los  Gobernadores",  constituyó 
durante  mucho  tiempo  una  rareza  bibliográfica;  en  1920  ha  sido 
reimpresa  por  "La  Cultura  Arsentína",  en  cuatro  volúmenes,  mejorán- 
do«e  la  distribución   de  los  materiales  de   la  edición  primitiva. 


L.A     CULTURA     ARGENTINA" 


ANTONIO    ZINNY 


de  las  Pili  iíi 


Volumen  I!. 

Buenos  Aires  ■  Santa  Fe  •  Entre  Ríos 
Corrientes 


ADMINISTRACIÓN    GENERAL 

€Vao«iro»  —  Avenida  de  Mayo  638  —  Buenos  Airee 


I  g  a  o 


PROVINCIA  DE   BUEiNOS  AIRES 
(1810=1878) 


LA  JUNTA 

1810,  —  Junta  gubernativa,  compuesta  de  seis  vocéales, 
do3  voojaleis  secretarios  y  un  paiesiidente,  que  lo  fuó  el  eutoa- 
ces  .coiiiiaiidaj;.te  Coni,elio  Saavedna,,  deeidla  el  25  de  inayo;  vo- 
cales :  eioirioiiel  Miguel  Azeuénagia,  doctor  Manuel  Albei'di,  has- 
ta enero  de  1811  que  fué  reemplazado  por  don  Nicolás  R.  Pe- 
ña; Juan  Lari'ieía,  español;  doictor  Juan  José  Oastelli,  .hasta 
agosto  que  salió  para  el  Perú  en  representación  de  la  junta; 
don  Domingo  Matheu,  español;  licenciado  Manuel  Beigrano, 
hastia  el  26  de  septiembre  que  sialió  de  igeneiral  miaindando  la 
expedición  ai  Paraguay;  -vooal  secretario,  doctor  Joan  José 
Paso ;  Mairiano  Moi-eno,  hasta  el  24  de  diciembre  que  fué  nom- 
brado ministro  plenipiotenci,a(rio  oerca  del  Bilaisil  y  la  Gnan 
Bretaña,  y  i'eemplazjado  en  la  misma  fecha  por  don  Hipólito 
Viey  tes . 

El  18  de  diciembre  la  junta  fué  aumentada  aen  los  doce 
vocales  que  «iguen:  doctor  Gregorio  Funes,  Maimel  Felipe  de 
Molina,  doctor  J.  García  de  Cossio,  doctor  Manuel  Ignalcio 
Molina,  don  José  Antonio  Olmois,  Juan  Ignacio  G-orriti,  Fran- 
cisco de  GurraTchlag'a,  Juan  F'ianciseo  Tariegona,  doctor  José 
Julián  Pérez,  Maireelino  PoMet,  Franciisco  Ortiz  de  Ocam/po. 

Una  de  iafe  primeras  idiisposieiones  (28  de  m^ayo  de  1810) 
'dle  la  junta,  fué  diseernirae  los  miiisanos  honores  y  tratamiento 
que  a  los  virreyes,  recibiéndolos  en  su  persona  el  pregidente 
do  elLa,  y  por  disposición  de  10  dle  diciieimbre  queidlanon  éstos 
suprimidos . 

La  junta  conñó  (15  de  junio)  al  coronel  Pedro  Andrés 
G-ai'cía  lai  inspección  de  todc^s  los  fuertes  de  la  froiate.ra  e  in- 
foirmar  sobre  síu  estado,  medios  de  su  mejora,  etc. ;  habilitó  el 
río  Negro  como  puerto  menor  (21  de  julio)  ;  la'Cioirdó  (3  de 
agosto)  la  d'elineiaición  de  Ijas  calles  de  Sian  José  de  Flores;  la 
reglamentación  y  propagación  de  la  vacuna  (4  de  agosto)  ;  el 
levantamiento  de  un  censo  de  toilos  los  habitantes  de  la  ciu- 
dad, dando  a  los  alcialdes  de  barrio  las  iiistiniecáiones  que  habían 
de  observaír  (7  de  agosto) ;  dictó  disposiiciones  poliidales  (9  de 


10  ANTONIO   ZlNIíY 

agosto)  isobre  veredas,  ealles,  miatanzia  idle  perros,  etc. ;  la  fnn- 
diación  (19  áe  agosto)  de  ima  escuela  de  miatemátiaas,  biajo  la 
dirección  del  teniente  coronel  Felipe  Sentenach;  la  creación 
(13  de  septieíTübire)  de  la  Bibliotecia/  Pública  'die  Buenos  Aires, 
nombrando  por  biblioteciaa'ias  al  doctor  Satuiroiino  Seguróla  y* 
Fray  Cayetano  José  Rodríguez,  y  par  priotect/or  ide  lellia  3¿\  se- 
(cretari'O  de  gobierno,  doiotor  Mairianio  Morieno;  dispoiso  (10  de 
octubre)  que  tedios  los  emipleados  liabían  ide  fornMir  parte  del 
Montepío  del  ministerio;  ba.bilitóse  (15  de  octubre)  el  puerto 
de  la  Ensenada  de  Biarragán,  disponiendo  mejoras  en  el  piue- 
blo;  tmtóise  (23  de  octubne)  de  la  canalización  idel  río  Tercero; 
dictóse  (2  de  noviembre)  nma  disposicdón  sobre  textos  y  oasaia 
adecuadas  para  escuelas  gratuitas;  ordenó  (17  de  noviembre) 
la  formación  de  bosques  en  los  alrededores  de  la  capital  y  de 
todas  las  poblaciones  úe.  la  juiisdicción ;  resolvió  (22  de  no*- 
viembre)  aprobar  lo  propueisto  por  el  Cabildo  para  mejoraír  las 
esauelais  de  p'rimepas  letias,  que  estaban  a  cargo  de  lois  p.aidreg 
provinciaáes  de  órdenes  reiigiosajs,  estable ciendio  las  jubiüjaicio- 
nes  de  los  maestros,  eon  el  mismo  tiiemjpo  y  <xm.  los)  mismos 
luonores  y  privilegios  que  disfrutaban  los  maestros  die  faeultja- 
d'es  mayores.  '  ' 

Apa'-obóse  (24  de  enero  de  1811)  la  ica¡n]aliziacáón  del  Ria- 
chíuielo  y  se  dictó  (20  de  abril)  un  reglamento  sobne  libertad 
de  impirenta,. 

El  coronel  Saavedra  presidió  la  junta  basta  el  26  de  agos- 
to de  1811,  en  que  se  dirigió  a  las  provincias  del  interior, 
quedando  de  presidente  de  Ija  misfmia  su  vocal  doai  Domingo 
JMiatheu, 

Saavedra  ereyó  de  buema  fe  que  su  pa'esencáia  en  el  Alto 
Perú  piodría  repaff-ar  los  quiebrantos  de  la  jornada  del  Desa- 
guadero, que  tuvo  lugar  el  20  de  junio  de  1811.  Con  esta  idea 
no  vaciló  un  momento  en  realizar  su  salida, 

Lois  jefes  de  las  tropas,  no  pocos  de  los  veeinos  de  Buenos 
Aires  y  hiasta  el  mismo  Cabildo,  le  pidieron  desistiese  de  esa 
idea,  pues  era  exponer  a  un  vuelco  al  gobierno  de  la  capital. 
Mas  él,  firme  en  su  propósito,  emprendió  su  marcha,  sin  pre- 
ver que  se  tnatiaba  nada  menos  que  de  su  separación  y  de  su 
disstierxo . 

En  efecto,  a  los  ocbo  días  del  arribo  de  Saavedra  a  Saltia, 
se  le  hizo  isaber  su  sepai'acióín  del  gobieaTio  y  de  la  piresildeneia 
de  la  junta,  ordenándosele  entregara  el  lomndo  de  lais  tropias 
que  pudiese  haber  reunido,  del  Desaguadero,  al  general  Juan 
Martín  de  Pueyra^dón,  quien  acababa  de  llegar  de  Potosí,  «on- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVIKCIAS     ARGENTINAS    II 

ducienda  los  caudales  que  había  salvado  de  los  enemigos  de 
aquiella  villa,  y  se  conservaise  en  Salta  a  araxiliair  a,  dicho  ge- 
neral . 

Como  éste  era  un  ineTO  p;retexto  para  su.  detenieión,  y  en 
nada  menos  pensaba  Saavedra  que  en  regresar  a  Buenos  Aires, 
pidió  y  obtuvo  piermiso  pana  t^rasladarse  a  Tuciumán  o  Mendo- 
aa,  con  el  retiro  de  45  pesos  anuales,  que  se  le  asignaron. 

Desde  entonces  era*  un  crimen  manifestarse  am,igo  de 
^aiavedra;  leran  mjal  vistos  por  el  gobie-rno  'Ciuiantos  ind'ividuoa 
tenían  emipleos  de  las  que  &&  suponían  ser  partidario^,  de  Saa- 
v#dina,  y  fueron  desipo jados  de  ellos. 

Saavedira  había  eaí'do  realniísnts  en  deisgriaicáai,  con  razón 
o  sin  ella;  no  había  suceso,  ni  accidente  algo  desgraciado,  que 
no  se  le  atribuyese,  como  autOT  de  la  revolución  de  5  y  6  de 
abril  de  1811J  y  en  comprobación  de  ello,  el  doctor  Monteagu- 
do  dijo  en  La  Gaceta,  de  enero  de  1812,  que  Mr.  Flemming, 
comandante  del  navio  de  guerra  de  S .  M ,  B . ,  quie  laicabiaba  'de 
llegar  dle  Lima,  aseguií'ab'a  haber  visito  y  tenida  en  sius  inainos 
lais  camunicacionies  de  Saavedria  con  la  pK-inoesia  Cairlotia,  hecho 
que  fué  desmentido  por  el  embajadio.r  inglés-  en  el  Janeiro, 
lord  Strangford,  ouj^o  Oiñcio  fué  publidadO',  a  sii  peidido,  en 
La  Gaceta  de  22  de  enero  de  1813. 

Seigún  el  general  Saiaivedra,  l¡ots  que  miantuvieron  oomuni- 
eaeiones  con  la  pirincesa  Carlota  Joaquina  'de  Boribón,  iníanta 
de  Españla  y  mujer  de  don  Juan  V.  rey  de  Portuigal,  y  que  la 
Uamairon  ,en  18U8  y  1809,  fuieron  don  Hipólito  Vieytes,  don 
Manuel  Belgtr,aiio,  idon  Nicolás  Eodríguez  Peña,  don  Juan  José 
Castelli  y  otros. 

El  general  Saavedra,  natural  de  Potosí,  murió  repenti- 
namente en  Buenos  Aires  el  20  de  marzo  de  1829,  a  los  68  años 
de  edad. 

1811.  —  Do7i  Domingo  Matheu-,  presidiente  de  la  junta,  en 
misencia  del  coronel  Saavedira,  apaa-'entemente  comisionado  al 
mando  de  las  tropaa  del  Alto  Perú,  y  en  realidad,  sep arlado  del 
(gobierno  y  d'e  La  presideniciai,  desde  lel  26  dle  agosito  hlaBta  el 
23  de  sieptiembre  'que  se  operó  otiio  nrovimiento  en  la  ciudad, 
variando  La  forma  de  gobiierno  lestablecidla  el  25  'de  mayo  de 
1810. 

IaP'S  diputados  de  los  pueblos,  que  íonnabaní  ^nairite  de  la 
junta,  fueron  mandadois  salir  ^dJQ  la  capital  despuési  del  motín 
de  patricios  del  7  de  diciembre. 

Lo  única  que  sie  dispuso  duiriante  lia  piresideucia  de  Ma- 
theu fué  suprimir  (1.*  d«  septiembre )  el  tributo  que  pagaban 


12  ANTONIO   ZINNY 

los  indios  a  la  KSOiroma.  de  España,  quedando  extinguido  piana 
siempue ;  y  la  creaicáón  del  primer  triunvirato,  (el,  23  del  miis- 
ttno  mes. 

Maitheu  entró  a  formar  parte  de  la  juntta  guibemativa, 
como  único  elemento  que  in&pinaba  conñanza  a  los  espaüoLes 
libe/rales  que  tomaron  participación  en  lia  reA^olución  de  1810. 
L)a  expedición  auxiliar,  compuesta  de  500  hombres  que  die 
Buen 0^3  Aires  sialió  con  destino  al  Peirú,  fué  costeíada  de  su 
propio  peciulio.  Fnié  MJaitheu  quien  equipó  1|a  flotilla  qule,  bur- 
lando a  lois  españoles  que  bloqueaban  esta  'Ciudad,  piasó  a  Ha 
Banda  Oriental  y  consiguió  prestar  impoa'tantes  siean^cios  a  loa 
defensores  de  la  independencia.  El  liabía  presidido,  como  pri- 
'irueír  director,  La  construcción  de  la  fábirica  de  fusiles,  en  lo 
que  actua'Jjuente  m  conoce  eon  el  nomba-e  dte  Parquee  de  Arti- 
llería. En  aquellos  difíciles  momentos,  cuando  la  junta  se  ha- 
llaba apuradla,  por  falta  de  reours/os  y  cion  un  crédito  dudoso, 
la  sola  firma  de  ]\íatheu  bastaba  para;  quie  se  le  diese  cuanto 
se  pidiera,  sin  liiudtaeión  alguna.  Servicios  ea^aai  éstos  que 
Matheu  prestaba  con  el  úzáco  interés  de  propendeír  a  la  liber- 
tad e  independencia  de  la  patria  de  sus  hijos,  y  de  la  suya 
adoptiva,  y  sin  ostentación  y  aun  dejándose  airrebatar  méritos 
en  servicio  de  ésta,  suyos  exciusiviamente,  por  individuos  más 
audaces  y  menos  escrupulosos.  Y,  sin  embargo,  su  modo  de  vivir 
y  el  de  su  familia,  entonces  y  después,  fué  siempre  un  modelo 
de  modestia  digno  de  imitación. 

1811.  —  Coronel  doctor  Felician<o  A.  Chidama,  don  Ma- 
nuel de  Sarratea  y  doctor  Juan  José  Fasso,  triunvirato  ejecuti- 
vo, y  seeretatrios  sin  voto,  doctor  José  Fabián  Pérez,  de  go- 
bierno, hasta  el  16  de  noviembre  que  renunció,  reeanplazándo!]^ 
don  Bernardino  Rivaidavia,  de  guerra;  doctor  Vicente  López, 
de  hacienda,  hasta  el  16  dte  noviembre,  que  renunció  con  siuí- 
jeción  a  lo  que  dispusiera  la  junta  conseffvaidora,  y  reslponislai- 
blea  de  sius  actos  ante  ella. 

El  doctor  Nicolás  H&iTeria  entró  a  desempieñar  las  funciioi- 
nes  de  seioretario  de  guerra  y  hacienda  el  1°.  de  diciembre. 

Este  triunvirato  entró  en  sus  funciones  ejecutivas  el  23  de 
Bieptiembre,  dictando  (4  ide  octubre)  penas  paira  los  robos. 

Expidió  un  decffieto  (26  de  octuba-e)  sobíe  la  libeii-tad  'de 
imprenta,  disponiendo  al  mismo  tiempo  la  cpaación  de  una 
junta  de  nueve  individuos  con  el  título  de  Protectora  de  la 
libertad,  de  la  imprenta;  y  otro  (23  de  noviembre)  siobre  sleh 
guridad  individual,  tal  cual  se  halla  consignada  en  las  actua- 
les constituciones  nacional  y  provincial. 

A  propiues-ta  del  Cabildo,  el  triunvinaíto  creó  (13  de  enero 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADOEES    DE    LAS    PEOVINCIAS     AEGENTINA3     1 3 

(de  1812)  un  gabe^nadloír  irutendlente  icon  iconocáiinientoi  'eai  las 
iCTi'atiio  ciaiusas:  pcücía,  hacienda,  justicia  y  gnieTTa,  en  que  an- 
tes entendían  los  virreyes,  con  la  extensión  y  la  forma  que 
desaguan  las  leyes  y  o^rdenanzas  de  intendentes;  y  para  servir 
tan  importante  cargo,  fíué  nombrado  el  coironel  Migiuel  Azcué- 
naga,  con  dos  asesones  de  su  gobierno,  doctoneis  Miguel  Carbay- 
Uo  y  Grregoirio  Tagle. 


GOBERNADORES  INTENDENTES 
DE  BUENOS  "AIRES 


GOBERNADORES  INTENDENTES    DE  BUENOS  AIRES 

1812.  —  CorO'nel  Miguel  de  Azcuénaga,,  iprinietr  gobeiiT/ai- 
á<yr  inten'dente,  propiuleisto  por  el  Cabildo,  en  vista  de  lo  peli- 
grosio  de  la  sitiuacióii  y  ílle  la  necesidad'  de  crear  un  gobieumo 
tierritorial,  y  coustitnído  por  el  gobierno  nacional  em  la  ipersio- 
n)3í  de  diebo  leoTonel,  con  los  asesoires  dictareis  don  Migmel  Caa*- 
bíallo  y  don  Gregorio  T!a,gle  y  con  eonocimiiento  'die  las  oviaitro 
c)a!iisa;s:  policía,  iguerra,  juisiticia  y  hacienda. 

El  13  de  lenero  j^ié  recibido  y  puesto  en  poisesión  del  clar- 
go  provisoriamente  por  el  Oabildo,  con  toidiag  lafe  formalidades 
diel  caso,  ejerciéndolo  blalsitia  el  10  de  febrero  de  1813,  len  que 
le  sucedió  lel  brigadier  Bialeance. 

A  piesar  idie  coiTesiponder  al  gobica'naidoír  intendente  'el  co- 
nocimiento de  Tjas  cuatro  eauslaK,  lais  atribuciones  de  éste  eiran 
flbsoirbidas  por  lel  gobierno  de  las  Provinlcáiaisi  Unidla®  o  por  el 
Oajbildo,  según  se  verá  por  lo  qule  isdgue . 

El  igobiermo  superior  dispusio  (31  d'e  enero  de  1812)  que 
ningún  libramieaito  de  la  intendencia  se  llevas©  a  letfecto,  sin 
pa'evia  apirobajción  de  aquél. 

El  mismo  suprimió  (ídem)  la  contaduría  de  la  provincia, 
ordenando  al  gobernador  intendente  circulase  esa  resolución: 
dictó  (11  de  mia'rzo)  um  reglamento  policáal  que,  pioír  la  natu- 
raleza de  sus  disposicianes  y  efectos  incumbía  direcrt-amente  a 
la  policía  de  la  ciudad;  declaró  (14  de  agosto)  al  pueblo  de 
lois  Quilmes  libre  a  todia  e'liase  de  pieirsonas,  siu  territorio  pcir  de 
propiedad  del  estado,  'deiioigándose  y  suiprimiéndose  todos  lots 
derecbos  y  pri^^legios  que  gozabian  los  pocos  indios  que  exis- 
tían en  dicha  población,  disponiendio  se  comniniciase  esta  resolu- 
ción Sil  gobernaidoír  intendente  pariai  que  lía  hiciera  cumipllr; 
ajprobó  (20  de  aigosto)  el  estiablecimietníto  de  dos  esouelja's  de 
primeras  letras,  la  solicitud  deil  Oaibildo,  que  lasi  costeaba,  a 
más  de  las  cinco  que  éste  pagaba,  unía  en  el  barrio  'de  la  Resi- 
dencia y  la  otria  en  el  dle  los  Coa-rales  dte'li  IMisereiie;  dispusio 
qula  el  gobeirnador  intendente    (Azcuénaga)    ciomiunicase   a  li 


l8  AfTTONIO  ZINNY 

cám'ana  de  apelacionles  -aiia  reisolucdóím  (1."  idle  .septiembre)  so- 
bre orderL'aii2ías  'd)e  los  alcaldes  de  baiiTio,  'Suibsfcituyéndolois  p'or 
ppiiisanos;  y,  de  aicucrdo  don  el  Cabildo,  dletterminó  (22  de  sepi- 
tiembre)  levantar  el  plaíio  topográfico  del  territorio  de  esta  pro- 
vincia; dictó  un  Reglamento  provisional  de  policía,  creando 
un  intendente  ^enenal  id(e  altla  pioiT^icía  de  la  inmiediiaitai  depen- 
diettiicia  del  gobierno  superior  y  suspendiiendoi  la  referida  ciafu- 
sia  que  había  ejercido  el  gobemaidior  intendente  idle  la  capitíal. 

Se  circuló,  por  orden  del  gobierno,  (13  de  enero  de  1813) 
una  Instrvcción  pairia  los  laloaldles  de  barrio. 

Lola  !Siecret/arios  del  gobierno  intendemicüa  fuenon  su'cesii- 
vamente  dbn  Francisco  dfe  Paula,  Siau-vidiet  (basta  el  31  de 
dctubre  de  1812)  y  doctor  Berraairdo  Véiljez,  que  oonltiinuó  oon 
Balcarce . 

El  birigadier  general  Azciiénaga  f^alleoió  eni  Biulenois  Aiiies 
el  19  de  diciembn'e  de  1833,  la  los  79  años  de  ¡edad. 

1813.  —  Brigadier  Antonio  González  Balmrce  (en  lulgiaii^ 
de  Azicuétoiaiga,  asoiendido  a,  consejero  d!e  estado),  de^dte  el  14 
de  febrero  de  1813  haisttia  el  16  de  abril  de  1815,  que  el  Oabildlo 
©sumió  ]ia  'autotridad,  titulándose  gobiernador  interino». 

Al  gobierno  intendencia  cotto  el  deber  de  mandiar  publi- 
car y  icircmJiar  el  Tfimno  Nacional  (cuyo  akitorr  fué  el  docitoiy 
Vicente  Lónlsz  y  Planes)  decretaidio  pinr  la  Asiafmblea. 

El  22  de  'Oictubre  die  1813  fuié  creadla  la  p)airroiq'niia.  de  Ban 
Pedro  Te'lmo,  sirviendo  ail  efecto  la  Is-leisíai  d'e  la.  Eesiidlem'cdia, 
para  p1  dpsemr>eTio  de  las  funciones  niarroquiíailps. 

El  brie-adier  general  A.  G.  Balcarce  falleció  en  Buenos 
Aires  el  5  de  aiwsto  de  1819,  ¡a  los  45  años  de  edad. 

1815.  —  El  Cabildo,  presidido  por  don  Frlanciicteo  Antonio 
¡dio  Esiciabld'a,  desde  el  IR  die  labril,  aule  asumió  el  miando^,  titu- 
llandose  gobernador  rNTERiNO,  con  la,  lextenpjíón  ide  facultades 
(inherentes  la  este  icargo,  ,a  excepción  de  la  eomairidlanciía.  de  lar- 
tmiais.  au'e  quedó  en'cwmjendadla  lail  brigadier  Miguel  Estanis- 
lao Soler. 

Este  ci^tmbio  fué  operado  la  cionseeinieineia  ide  la  revoluición 
dle  Fontezuelas.  que  tuvo  lusiar  en  ewa  fechai,  sobre'  que  el  Ca- 
bildo dio  un  manifiesta,  el  30  del  mismo  mes,  justificianda 
ia.quiPl  movimiento  y  consiiguáentie  idlerrotciamiento  del  directorio 
de  Alvear. 

Aunnue  el  Cabildo  aplarecía  oomo  goberníador  interino,  el 
que  obtenía  el  gobierno  intendencia  de  la  provincia  era  el 
briígaidier  Soler,  por  el  heicho  de  iser  lel  eomia,ndante  general  díe 
armas.  El  director  Alvarez,  previa  consultia  de  la  junta  de 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    1 9 

observación,  oTdenó  la  subirogación  de  Soler,  mandando  baicer 
la  eleccicn  p'Oipii'lairmentie,  en  la  misma  formia  qoie  para  el  nom- 
bramiento 'die  director  del  estado  y  fijiandJo  el  idüa  17  de  mayo 
pana,  la  celebración  de  aqnel  aicto. 

1815.  —  Don  Manuel  Luis  de  Oliden,  elec/to  gobernador 
intendente,  de  la  provincia,  dediegiado  de  correos,  .etc.,  en  19 
de  maj^,  por  el  pieríodo  de  tres  años,  teffiímnajido  eía  8  de  jii- 
nio  dte  1818. 

El  30  de  ao:osto  de  1815  lel  gobiemoí  intendencia  circidó  a 
los  alcaldes  'de  hermandad  de  la  aaimpaña  nn  bando  sobre  ptf- 
liieía ;  ipa'ohibió  (20  de  marzo  de  1816)  la  matamza  de  viaicag 
en  todo  el  territorio  de  la  provincia  y  (23  de  julio)  la  venta 
dte  bebidas  al  menudeo  en  lois  aílmacenes  dle  'comestibles ;  nombró 
(22  de  agosto)  al  miaestro  mayor  de  plaiteros  don  Jierónimo 
Martínez,  para  trabajar  y  labrar  exclusivamente  las  medallas, 
bajo  pena  pecuniaria  por  cada  medalla  labrada  sin  orden  del 
gobierno  intendencia.  Esta  disposición  fué  (19  de  septiembre) 
dero'gada  por  el  directoir  Pue^irredon . 

El  señor  O^liden  cei?ó  en  junio  de  1818,  suciediéndole  el 
briisadier  i^eneral  Rond'Ciau,  y  venicidog  los  cuaitro  meses  piajra 
poder  labrir  juicio  dte  residencia  eomtra  el  ex  gobernador  in- 
tendent.e  Oliden,  el  gobierno,  a  soKoütmd  de  éste,  die-clarn  no 
haber  motÍA^o  piarra  tliJ  juieio  y  haiber  sido  bu'enios  sus  servicios 
durante  el  tiempo  que  tuvo  a  su  oaroro  'aiquiel  emípleo,  y  confi- 
riéndole los  honores  de  gobernjadior  inteind'ente  honorario  de 
provincial  (12  de  junio  de  1818) . 

1818.  —  Bon  Marcelo  Biaz  de  la  Peña,  gobernador  in^^en- 
d'ente  honoii3trio  de  provincia,  nombrado  el  2  de  jujnio,  en  mé- 
rito d'p  líos  serAn'cios!  míe  habíni  -presitado  a  la  patria. 

1818.  —  Brigadier  José  Rondeau,  diesdb  el  8  de  junio  has- 
ta el  30  de  julio,  que  le  sucedió  el  general  J.  R.  Balcarce. 

La  única  disipofflición  dictadla  por  el  birisradier  Rondciilit 
como  gobernador  intendente  de  la  provincia  fué  (julio)  un 
bando  sobre  policfR,  mian'dlando  cumnlir  lo?  artí<!ulos  conteni- 
dos en  la  Insirucción  circular  de  13  'de  enero  de  1813  v  pro- 
metiendo aplicia/r  irremisiblemientie  laig  penáis  que  en  eUsi  se 
expresan,  en  vista  del  total  descuido  y  abanidloinio  en  su  ob- 
servancia. I'  • ' 

El  T3Uieblo  esttfaiba  a'eosrtumbirado  a  mirar  con  1|ai  miayor  in- 
diferenciía;  las  disposiciones  qute  dictaba  la  autoridad,  sin  cui- 
darse, en  lo  más  mínimo  de  cumpliríais,  isáno  cuando  se  em/- 
ípleaban  medidlas  coericativias.  Si  los  encairgados  de  llevar  a  las 
vías  dte  ejecución  aquísUas  idisítoisácioneis  eran  severas,  o  poco 


20  ANTOIÍIO    ZIIÍNT 

coaideacendientes  con  los  mfi'act.ores,  entonces  eTj  gtoiberniainte 
e/i^a  ciailificado  de  déspota  y  tirlamo .  No  estabia  lel  ipmeblo'  hiabí- 
tuíaido  a  obedecer  y  la  resipeitiar  la  autoridad  sino  oliiiando  esta 
se  hacía  sentir  con  más  c  menofe  TÍgioir,  y  lo  que  en  im  emplea- 
do, de  cualquier  categoría,  era  el  cumplimiento  de  un  deber, 
en  desempeño  de  sus  funciones,  se  atribuía  a  arbitrariedad  por 
los  que  querían  hacer  su  voluntad. 

1818.  —  General  Juan  Ramón  Balear  ce,  gobernador  inten- 
dente y  comandante  general  de  cam/paña,  desde  el  30  de  julio 
hasta  noviembre,  que  tuvo  qne  ausentarse  a  aquélla,  snbstitu- 
yéndiole  interinamente  el  coronel  P.  Ibáñez. 

En  cumplimiento  de  orden  del  director  Pueyrredón,  el 
gobernlaidior  BaiHeiarce  mstudó  piiblicatr  ipor  blaindo  lo  dispoieSto 
pcir  aquél,  en  virtud'  de  .aaitoniziaicjón  del  congr'aso,  isiobre  'con- 
cesión de  táernais  en  la,  nueva,  líinleai  de  frontera,  hasta  la  lalgoina 
de  Ka;quellinincail,  donde  debía  construirse  el  foileirite  do  S. 
]\Iaii'tín,  paria,  gíaiiianti'r  la  seguaidiad  de  la  campaiña  por  ese 
lado . 

Fué  iguia.lmente  comisiotti'ado  por  el  referido  .diirectior,  pa- 
ra levantaír  nn  empréstito,  y,  UiSiando  die  todo  e\  lleno  de  sus 
faiciütad'es  y  procediendo  con  I'rI  aetiiñdad  y  celo  qiuie  doTiiiva- 
daba  la  gravedad'  dte  la  airgemci,a,  expedir  lais  órdenes  conve- 
nientes,'para  quíe  lois  prestiamistiai'?  enterasien,  en  la  tesioirería  del 
tirábimal  del  coinsulaidlo,  Ini  cantidad  que  éste  les  haibíia  desig!- 
nado. 

1818.  —  Coronel  Pedro  Ihnñez,  gobe.mador  interino,  por 
eaisleniciía  del  propietlairio  B'aldarce.  duríintia  los  primeiros  días 
d'e  noviembre  hasta  el  14  del  p,ro.pio  mes.  en  iqiuie,  agraváuldiose 
la  enfermedad  d-e  que  adolecía,  fué  substituido  por  el  general 
Díaz  Vélez,  en  la  misma  calidad  de  dnterino. 

1818.  —  General  Eustaquio  Díaz  Vélez,  gobernador  inte- 
a'ino,  deisde  el  14  de  no-s'ile'mbT'e,  por  enfeirmieidlad  delj  coronel 
Ibáñez  y  en  lamisencila  idel  pTopietarioi  Balcla>rc.e,  haist^al  el  9  dle 
febr>ero  de  1820,  qnie  rienuiriició  el  cargo,  sncedñéndole  don  M. 
die  Tri'gon^en,  en  el  gobierno  d'e  la  pirovineia  e  intendleiuicia  de 
policía,  de  que  Díaz  Vélez  fué  exoneirado,  d*asde  el  10  de  mar- 
zo ide  1819,  en  que  el  congreso  naciomal  resolvió  sepianaír  l'a  in- 
tendencia de  policía  del  gobierno  de  la  provincia,  nombrándo- 
se provisionalmlente  en  la  daroital  nn  jliez  de  la  miistma;. 

A  fines  de  1819,  la  iconsítitución  fué  isiolenmemente  juradla 
y  piuesta  en  plantía,  en  las  provincíias  q^ue  habían  conicuirrido, 
al  congreso  general.  Ella  habría  subsistido  por  algún  tiempo, 
fii  las  dos  provincias  db  S-antia  Fia  y  Entre  Bíos,  en  las  qne 


I 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PEOTIXCIAS     AEGENTUSTAS    21 

e'lj  general  Ai-tigas  babía  hecluo  sentir  su  ¡mialéfioa  influencdía 
apoyada  en  sus  recursos  y,  a  más,  ein  los  de  kiá  ardienteis  com- 
biniaciones,  talentos  notorios,  carácter  lemipresario,  pasiones  fo- 
gosias  y  demás  oualidjadeis  extraoridtiniarias,  qoie  reunía  'Un  ex- 
tranjero ilustre  y  desgraciado,  no  hubiesen  apelado  a  las  vías 
de  lieclio,  invadido  a  la  de  Buenos  Aires,  disuelto  el  gobier- 
no geuei"íii  y  dejado  el  estado  en  aicefalía,  camo  el  medio  má^ 
Ofpiortuno  para  Uevar  a  ejieicución  suá  planeis  ulteriores,  quie  no 
erian,  por  cierto,  los  de  la  tan.  decantada  federación,  poír  más 
que  se  vociferase  lo  contrario. 

El  desventurado  idon  José  ^liguel  C'arrqiia,  quíe  es  a  quien 
nos  reíerimos,  fué,  el  que  tuvo  la  prineápai  parte  y  toda  la 
idíirección  en  aquella  empresa.  No  puidaendo  saear  partidlo  en 
fa^'or  de  sus  clesigniois,  de  la  univemal  susipdeaeia  aie  Artigas, 
quien  en  todo  hombre  de  tailenito  qreía  vea.',  y  cíom,  luzótn,  lUn 
enemigio  mortiail  de  sus  torpiezas  y  política  antásociial,  (Jarrera 
tuvo  ha,  isanguiar  luabiliidad,  deisipués  áe  hab^er  ©stucijiiado  lei  ca- 
rácter del  caudillo  Kamirez,  de  inspirarle  sentimientos  de  ele- 
vación, y  hacer  que  &&  sublevare  contra  lel  seudo  pirotectoa',  idie 
quien  era  favorecido.  El  éxito  no  pudo  ser  mas  lelLz  para  él, 
como  toaos  saben,  artigas  iué  derrotado  por  una  ele  sus  crea- 
turas,  y  deside  «ntoncies^  toda  la  iinñuencia  de  que  él  había  go- 
zado pasó  a  sni  vencedor. 

Carrera  llevó  adelante  sus  planes,  a^poyado  en  la  fuerza 
moral  y  física  con  que,  día  sus  resultáis,  contó  desde  luieigo  el 
supremo  ide  Entre  Ríos. 

Estos  elemeníoe,  y  los  de  Santa  Fe,  que  obuaron  en  eom- 
ibinación,  echan on  por  tiietrra  el  gobierno  directarial  y  produ- 
jieron  la  diso^i^ueión  del  estado.  iSmguna  de  lais  demás  provin- 
loias,  que  estriban  sometidias  de  hecho  y  de  derecho  a  la  autori- 
dad del  poder  central  establacido  en  Buenos  Aires,  hizo  valer 
pretensiones  algunas.  En  aquellos  terribles  momentos,  el  Ca- 
bildo gobernador  de  Buenos  AirciS  emancipó  oticiosamente  a 
los  pueblos,  indicándoles  que  quedaban  con  toda  libertad  para 
consultar  por  sí  mismos  a  su  seguridad  y  a  la  defensa  y  con- 
servación de  sus  derechos. 

El  general  Díaz  Velez  falleció  en  Buenos  Aires  el  pri- 
mero de  labril  idie  1856. 

1820.  —  Teniente  coronel  Miguel  de  Irigoyen,  goberna- 
dor de  la  provincia  e  iritendente  de  p'olieía,  desde  el  9  ha»stai 
el  11  de  febrero,  que  el  Cabildo  asumió  el  mando. 

No  tuvo,  pue®,  ocasión  de  dictar  diaposicáón  alguna,  en 
®u  Qortío  'gobierno  de  dos  días. 


22  '  ANTONIO   ZINNT 

1820.  -—  El  CaJbüdo,  ,preisiiid'iidlo  por  d'oliii  Eistebam  Homaro, 
titulado  gobernaidior  de  la  iproviucia  de  Buienos  Aires,  un  (lia., 
el  11  de  febrero,  en  que  declaró  haber  asumido  el  mando 
universal  de  la  ciudad  y  pro\^inoia;  que  ciuiidaría  de  mantemei' 
el  ordem  en  todios  los  xaimos  de  la  lajdministraicáón  espidiendo, 
al  efecto,  todtas  las  órdenes  que,  sisgún  laisi  dieiicadais  circiums- 
tiamicias  de  entonces,  eondujeisen  al  mayor  bieoí,  felicidad  y  traiii- 
quilidad  de  la  provincia.,  ínt^erin  que,  en  unión  con  lae  demás, 
se  estableciesen  las  mejores  bases  ide  laisoicáacióin,,  icionfo'rme  a  Biu 
deciididia  y  mianif estad'a  intención :  la  federación. 

1820.  —  Teniente  coronel  Miguel  de  Irigoyen,  goberna- 
dor político,  en  coimisáón,  y  ©I  bidgadier  general  Miguel  Esta- 
nislao Soler,  nombrados  por  el  Cabildo,  dando  .al  primero  por 
asesor  al  doctor  Juan  José  Passo,  con  facultad  de  nombrar  a  su 
arbitrio  el  sieeretairio  que  le  pa,reeiiesie,  expidióuido'Sie  por  nuedio 
de  éste  en  el  despaieho  de  los  respiectivoisi  depairtamentos  dís 
gobierno  y  hacienda  de  la  provincia,  y  al  segundo  el  cargo  de 
comandante  general  de  las  fuer^ía»  de  mjaír  y  tierra  ide  la  piro)' 
vincúa,  con  el  departamento  ide  guerra,  y  faicultaides  de  piropo- 
ner  todais  las  refoirmas  qiu'e  .creyera  loonvieniietnitas,  al  Ayunta- 
miento, diel  miismo  modio  que  los  oficiales  gemietrales  y  cabos 
sujbialternois,  reservándose  empiero  la  Munic^p'aJidad  regliaimen- 
taír  el  sistema  de  administración  pública  de  la  iprovincia;  y 
aciardando  lal  miis/mo  tiiempo  la  elecciión  ide  docie  electores,  paira 
el  nombramiento  de  gobernador  propieitiarioi . 

1820.  —  Don  Juan  Pedro  Agiárre,  lailcialde  dte  pa'imier  voto, 
goberniaidior  interino,  entretianto  se  posesionaba  del  gobiieimo  el 
electo  igobernador  provisorio  dion  Manrael  de  Sarraitea. 

Desempañó  el  oango  desde  el  16  hastia  el  18  de  febrero,  es 
decir,  dos  días. 


GOBERNADORES  DE  PROVINCIA 


GOBERNADORES  DE  PROVINCIA 

1820.  —  Don  Manuel  de  S arratea,  palmer  gobemadoT  y 
eaipitán  general  de  la  pro^-incáa,  nonibriado  por  la  junta  elec- 
toral el  16  de  febrero  con  calidad  de  provisorio  y  basba  que 
pudiera  reunirse  el  voto  de  la  campaña,  y  puesto  en  posesión 
del  cargo  el  18,  por  bailarse  auseait-e  die  la  ciudad,  cua/ndo  tu- 
vo lugar  9u  elacción. 

El  22  de  febrero,  el  gobamador  Saniaitea  salió  a  ki  cam- 
paña, con  el  objeto  de  confeiisncáar  con  los  jefes  del  ejército 
federal,  y  quedó  desempeñando  interinamente  sus  funciones, 
por  elección  de  la  junta  de  represenitáiníLes,  el  jefe  interino  del 
estado  mayor,  general  Quin tanta. 

El  objeto  ele  ia  saiiüa  clei  gobernador  Sarratea  fué  el  con- 
cluir, como  len  electo  concluyo  el  '¿'ó  aei  mismo  mes,  en  ei  Fi- 
lar, una  convenc-ion  entre  el,  como  gobernador  de  Buenos 
Aires,  don  iiistanislao  Liópez,  gobernador  de  ia  provincia  de 
Santa  i^'e,  y  don  iirancisco  üamirez,  de  la  de  Entre  Kios,  con 
ei  un  de  poner  termino  a  la  guerra  suscitada  entre  dicbas 
provincias,  proveer  a  la  seguriuad  de  elias  y  concentrar  sus 
fuerzas  y  recursos  en  un  gobierno  íederai, 

1820.  —  (jrenerat  Huanón  de  la  Quintana,  jefe  interino 
del  estado  mayor,  gobernador  interino,  electo  por  ia  junta  de 
representantes  el  22  de  lebrero,  durante  la  ausencia  del  pro- 
visorio Sarratea,  que  salió  a  campaña,  para  eonierenciar  con 
los  jefes  federales,  López  y  Ramírez,  con  quienes  concluyó  el 
célebre  tratado  del  Paiar,  el  23  del  mismo  mes. 

Aprobado  y  ratificado,  a  las  dos  de  la  tarde  del  24  de 
febrero  el  referido  tratado,  por  la  junta  de  representantes 
electores,  señores  T.  M.  de  Ancborena,  Antonio  José  de  Es- 
calada, Manuel  Luis  de  Oliden,  J.  J.  C.  de  Ancborena,  Vi-. 
cente  López,  Victorio  García  de  Zúñiga,  Sebastián  de  Lezica 
y  Manuel  Obligado,  el  gobernador  Quintana,  el  mismo  día,  lo 
mandó  publicar  por  bando,  con  toda  solemnidad  y  dispuso  que 
se  iluminasen  las  calles  de  la  ciudad,  por  tres  nocnes  sucesivas 


26  ANTOIiflO   ZINNT 

de  los  días  24,  25  y  26  de  febrero,  cantándose  'en  acción  de 
gracias  al  Todopoderoso  un  solemne  tedeum  el  domingo  27, 
en  la  Catedral,  con  asistencia  de  las  corporaciones  de  la  pro- 
vincia. 

El  25  de  febrero  entraron  los  generales  del  ejército  fede- 
ral, López  T  Ramírez,  con  el  gobernador  Sarratea,  y  el  26  entró 
el  ejército  exterior  hasta  la  plaza  de  la  Victoria,  donde  fué 
recibido  por  el  expresado  gobernador  quien,  después  de  man- 
dar retirar  el  citado  ejército,  que  fué  proclamado  de  un  modo 
enérgico  y  militar  por  su  jefe,  el  general  Soler,  marchando  en 
¡seguida  a  sus  cuarteles,  pasó  acompañado  de  éste,  a  la  sala 
capitular,  en  donde  eran  esperados  por  el  alcalde  de  segundo 
voto,  presidente  del  Cabildo. 

La  paz  fué  celebrada  con  salvas,  tres  noches  de  ilumina- 
ción y  músicas.  Por  enfermedad  del  gobernador  e  imposibi- 
lidad de  concurrir  en  muchos  de  los  capitulares,  la  misa  de 
gracias  no  se  verificó  lel  día  designado  por  el  gobernador  Quin- 
tana, sino  el  2  de  marzo. 

Los  amigos  de  la  seudo  federación  acogieron  a  los  signata- 
rios del  tratado  del  Pilar  como  a  héroes,  modelo  de  los  lioiDihres 
libres,  y  los  contrarios  clamaban  y  lloraban  el  vilipendio  de  la 
provincia. 

A  pesar  de  hallarse,  de  regreso  en  la  capital  el  gobernador 
Sarratea  desde  el  25  de  febrero,  no  tomó  posesión  del  cargo  sino 
'  el  I.''  de  marzo,  en  cuyo  día  cesó  Quintana. 

1820.  —  Don  Manuel  de  Sarratea,  provisorio,  después  de 
haber  celebrado  la  paz  con  los  jefes  federales,  conduciendo  un 
tratado  en  la  Capilla  del  Pilar. 

El  6  de  marzo,  el  pueblo  reunido  en  Cabildo  abierto,  en  la 
j)laza  de  la  Victoria,  manifestó  no  ser  el  gobernador  Sarratea  de 
su  confianza,  porque,  fuera  de  otras  causas,  acababa  de  entregar 
armamento  y  vestuarios  al  ejército  federal,  siendo  su  adminis- 
tración provisoria  y  sin  autoridad  para  negocio  de  tanta  impor- 
tancia. En  consecuencia,  pedía  su  ceste  en  el  momento,  nombrán- 
dose sujeto  de  toda  confianza  pública,  que  llevase  la  administra- 
ción con  el  puLso  que  las  circunstancias  requerían. 

Justificado  el  hecho  de  haber  el  gobernador  Sarratea  man- 
dado entregar  armamento  y  municiones  al  ejército  federal,  el 
Cabildo  y  todos  los  ciudadanos  presentes  resolvieron  unánime- 
mente la  separación  de  Sarratea  y  proceder,  acto  continuo,  a 
elegir  en  su  lugar  otro  gobernador  y  capitán  general,  no  por  la 
junta  de  representantes,  que  se  hallaba  incompleta,  sino  por 


HTSÍÓRIA  DE  LOS  GOBERIÍAÓOBES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  27 

votos  individuales  de  touos  los  ciudadanos.  Efectuado  esto,  a  las 
cuatro  de  la  tarde,  se  dio  por  terminada  la  votación,  resultando 
electo  por  gran  mayoría  de  votos  el  general  J.  R.  Balcarce,  go- 
bernador y  capitán  general  de  la  provincia. 

La  única  disposición  que  le  fuera  dado  dictar  a  Sarratea, 
durante  este  corto  tiempo  de  su  administración,  fué  la  organi- 
zación del  ministerio  provincial,  adaptada  a  la  nueva  forma  de 
gobierno,  introduciendo  una  economía  compatible  con  las  rentas 
de  la  provincia. 

El  despacho  de  los  departamentos  de  gobierno  y  hacienda 
quedó  desde  el  1.°  de  marzo,  a  cargo  de  un  solo  secretario  con 
cuatro  oficiales,  para  el  de  gobierno,  y  con  tres  para  el  de  ha- 
cienda, declarando  cesantes  todos  los  demás  oficiales  que  servían 
en  dichos  departamentos. 

1820.  —  General  Juan  Ramón  Balcarce,  electo  len  Cabildo 
abierto  el  6, de  marzo,  hasta  el  11  del  mismo  mes,  que  fué  derro- 
cado a  su  vez  y  repuesto  Sarratea. 

A  los  pocos  minutos  de  tomar  posesión  del  cargo,  anunció  a 
los  gobernadores  de  Santa  Fe  y  Entre  Ríos,  López  y  Ramírez, 
hallarse  completamente  autorizado  para  hacer  cumplir  y  guar- 
dar el  tenor  liberal  del  tratado  de  paz  firmado  por  los  tres  go- 
bernadores de  Buenos  Aires,  Santa  Fe  y  Entre  Ríos.. 

Ramírez  calificó  el  movimiento  de  tumultuario  y  parto  de 
la  facción  de  los  tiranos,  e  impartió  órdenes  a  jefes  de  la  depen- 
dencia del  gobierno,  para  que  se  reuniesen  a  su  ejército,  con 
el  fin  de  sofocar  el  acto  que  el  pueblo  de  Buenos  Aires  acababa 
de  practicar  con  la  mayor  dignidad. 

,  En  consecuencia,  el  gobernador  Balcarce  ofició  a  Ramí- 
rez intimándole  suspendiese  todo  procedimiento  hostil  y  ha- 
ciéndole responsable,  ante  la  patria,  en  caso  contrario,  de  cuan- 
tos desastres  siguiesen. 

El  ejército  federal,  desatendiendo  la  intimación,  avanzó 
sobre  la  ciudad  y  sie  situó  frente  a  la  Chacarita  de  los  Colegia- 
les, donde  se  le  reunieron  muchas  partidas  de  los  fugados  de  la 
capital,  haciendo  sus  correrías,  por  medio  de  piquetes  destaca- 
dos de  aquél,  hasta  el  interior  de  las  calles  principales. 

En  vista  de  esto,  el  gobernador  Balcarce  determinó  salir 
al  frente  del  cuerpo  de  Aguerridos,  a  cumplir  su  palabra 
empeñada,  e  invitó  al  pueblo  a  reuníraele  el  día  10,  en  la  plaza, 
de  la  Victoria,  donde  iba  a  formar  las  tropas,  para  partir. 
Durante  su  ausencia,  dejó  encargado,  para  la  defensa  interior, 
al  general  Matías  Irigoyen,  y  para  el  gobierno  político  al  tenien- 


28  ANTONIO   ZINIÍY 

ta  coronel  Miguel  Irigoj'eu,  como  delegado,  erigiendo  al  mismo 
tiempo  un  tribunal  de  vigilancia  para  toda  clase  de  persona»,  sin 
excepción  de  fueros,  compuesto  de  los  señores  coronel  Juan 
Ramón  Rojas,  doctor  Vicente  López,  don  Manuel  Bonifacio  Ga- 
llardo y,  asGSor  sin  voto,  el  doctor  IMiguel  Villegas. 

Esta  disposición,  dictada  por  Balearce,  no  llegó  a  ponerse 
en  ejecución,  pues,  a  pesar  da  todas  las  medidas  que  adoptara, 
las  tropas  del  ejército  federal,  llevando  divisa  con  el  lema  de 
¡Viva  la  patria  y  la  federación!,  y  las  del  general  Soler,  que 
se  habían  incorporado  a  las  de  López  y  Ramírez,  entraron  en 
la  plaza  de  la  Victoria  el  día  11.  El  general  Alvear,  que  tam- 
bién se  hallaba  allí,  estuvo  a  riesgo  de  perder  la  vida,  a  no 
há.berse  interpuesto  algunos  amigos  del  orden  que  consiguieron 
salvarle,  no  con  dificultad  y  aun  con  peligTO. 

Ese  fué  un  momento  de  confusión  y  desorden.  Los  parti- 
darios de  Balearce  y  de  Pueyrredón  corrían  mucho  riesgo, 
pues  los  contrarios  gritaban  en  la  plaza:  ahora  va  a  correr 
sangre,  ahora  la  van  a.  pagar  todos  los  picaros  partidarios  de 
Pueyrredón,  todos,  todos,  si,  todos.  Felizmente  no  pasó  de 
amenazas,  al  menos  en  el  recinto' de  la  plaza;  no  así  en  otros 
puntos  de  la  ciudad,  no  distante  de  allí,  donde  hubo  algunas 
víctimas  sacrificadas  al  furor  de  la  malhadada  y  cara  fe- 
deración. 

Las  tiendas  y  casas  de  trato  y  las  de  familia  permanecie- 
ron cerradas,  desde  la  mañana  del  11,  y  a  pesar  de  habersia 
dictado  órdenes  rigurosas  para  que,  a  la  señal  de  tres  caño- 
nazos de  la  fortaleza,  se  presentasen  en  la  plaza  de  la  Victoria 
y  calles  circunvecinas,  todos  los  ciudadanos  capaces  de  tomar 
armas,  a  caballo  o  a  pie,  ninguno  se  presentó  sino  cuando  entró 
el  ejército  federal. 

1820.  —  Teniente  coronel  Miguel  Irigoyen,  gobernador 
político,  delegado  de  Balearce,  nombrado  para  el  caso  que  éste 
hubiese  salido  a  campaña  contra  el  ejército  federal ;  paro  como 
éste  no  diese  lugar  a  la  proyectada  salida  del  gobernador  Bal- 
caree,  por  haber  aquél  extendido  sus  partidas  en  todas  direc 
ciones,  el  nombramiento  de  Irigoyen,  hecho  el  9  de  marzo, 
quedó  sin  efecto.  Y  en  vez  de  obrar  en  la  ofensiva,  Balearce 
no  tuvo  tiempo  de  hacerlo  ni  en  la  defensiva. 

1820.  —  Don  Manuel  de  8 arratea,  rerpuesto  a  las  tres  y 
media  de  la  mañana  del  11  al  12  de  marzo,  hasta  el  2  de  mayo, 
que  la  junta  de  repre.sentantes  acordó  su  cese,  tanto  a  \drtud 
de  sus  repetidas  renuncias,  fundadas  en  el  quebrantamiento 
de  su  salud,  cuanto  por  otras  consideraciones  de  conveniencia 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    29 

pública,  y  el  nombramiento  de  gobernador  interino  en  la  per- 
sona de  don  Ildefonso  Ramos  Mejía,  como  presidenta  de  la 
junta   de  representantes. 

He  aquí  una  relación  de  los  sucesos  ocurridos  desde  el 
6  hasta  el  18  de  marzo. 

Estando  reunidos  los  miembros  del  Cabildo  en  su  sala 
capitular  (6  de  marzo)  se  recibió  una  representación  en  tres 
distintos  pliegos,  fechados  en  la  plaza  de  la  Victoria  a  6  de 
marzo  y  suscriptos  por  165  individuos,  manifestando  que  el 
señor  Sarratea  no  era  de  su  confianza,  y  además  acababa  de 
entregar  armamento  y  vestuario  al  ejército  federal  y  pidien-  ■ 
do  su  cese  inmediatamentie. 

El  pueblo  se  agrupó,  en  seguida,  en  la  sala  capitular, 
dióse  lectura  de  la  repn?sentaoión,  y  desDués  de  algunas  li- 
geras discusiones,  el  general  Soler,  que  allí  se  hallaba  con  el 
jiefe  del  estado  mayor.  Quintana,  pidiendo  la  palabra,  exhibió 
dos  órdenes  libradas  por  Sarratea,  con  fecha  4  de  febrero  una, 
dirigida  al  comandante  de  la  sala  de  armas,  para  entregar  a 
don  Francisco  Martínez  800  fusiles  de  buena  calidad  y  servi- 
cio y  800  sables  de  las  mismas  condiciones,  y  la  otra  para  el 
comandante  del  Parque  para  entregar,  también  al  referido 
Martínez,  25  quintales  de  pólvora  de  fusil  y  25  quintales  de 
plomo  en  balas,  con  calidad  de  dar  Martínez  en  oportunidad 
directamente  cuenta  de  su  inversión;  exponiendo  que,  aunque 
por  su  parte  había,  contradicho  y  resistido  el  cumplimiento  de 
estas  ordenéis,  no  lo  había  podido  lograr  y  se  habían  verificado 
las  entregas,  lo  que  hacía  presente  al  Ayuntamiento  y  al 
pueblo,  allí  reunidos,  para  evitar  toda  responsabilidad  en  esta 
materia,  que:  la  consideraba  de  suma  gravedad. 

Justificado  así  el  hecho  y  por  hallarse  incompleta  la  jun- 
ta, se  resolvió  unánimemente  la  separación  de  Sarratea,  y  se 
leligió  por  votos  individuales  de  todos  los  ciudadanos,  que  de- 
bían prestarlos  por  su  propia  voz,  ante  el  A^iintamiento,  al 
general  Juaii  Ramón  Balcarcf.  quien  se  recibió  el  mismo  día  6, 
publicándose    por  bando  y   circulándose. 

En  este  estado,  el  Ajointamiento,  no  dejando  prever  el 
término  fatal  'que  llegaría  a  tener  el  mo\'¿imiento  popular 
del  5  y  6  de  marzo,  consideró  conveniente  mantenerse  reuni- 
dos en  la  sala  capitular,  con  el  fin  de  remediar  algunos  males 
consiguientes  a  tal  situación.  Con  este  motÍA''o,  se  observó  que, 
como  a  las  diez  de  la  noche,  se  rompió  un  fuego  no  interrum- 
pido de  fusilería  en  la  fortaleza  y  plaza  de  la  Victoria,  Se- 
renado algún  tanto  lel  movimiento  y  tomádose  conocimiento 


30 


ANTONIO   ZINNY 


de  la  ocurrencia,  resultó  que  la  tropa  de  Aguerridos,  Cazado- 
res, Argentinos  y  de  otros  cuerpos,  que  guarnecían  la  forta- 
leza, sie  habían  sublevado,  marchando  para  afuera  de  la  ciu- 
dad. El  Cabildo  determinó  entonces  hacer  comparecer  al  ma- 
yor de  la  plaza,  quien  instruyó  haber  quedado  la  fortaleza  con 
parte  de  la  guardia  ordinaria  cívica,  el  primer  tercio  y  algu- 
nos Argentinos,  habiéndose  evadido  el  general  Juan  Ramón 
Balcarce  con  los  de  su  comitiva  por  el  foso  del  sur.  Sucesiva- 
mente, sie  tuvo  avisos  de  haber  partido  el  cuerpo  de  Aguerri- 
dos, que  se  hallaba  en  su  cuartel,  los  dragones  de  la  plaza, 
que  lo  estaban  en  el  suyo,  abandonando  la  custodia  de  los 
presos,  que  en  él  había,  y  haber  hecho  lo  mismo  los  del  piquete. 

El  Cabildo  entonces  acordó  haber  llegado  el  caso  de  tomar 
por  sí  las  providencias  conducentes  a  conser^^ar  algún  orden 
y  precaver  la  perpetración  de  excesos,  consiguientes  a  la  falta 
de  autoridad  superior.  En  consecuencia,  hizo  comparecer  al 
coronel  comandante  del  primer  tercio  cívico  de  infantería,  don 
Luciano  Montes  de  Oca,  por  conducto  del  sargento  mavor  don 
Esteban  Bonorino,  e  impuesto,  por  dicho  coronel,  que  se  ha- 
llaban bajo  su  mando  como  200  hombres  de  su  cuerDO,  se  le 
impartieron  .órdenes  para  que  pusiese  la  tropa  necesaria  a  dis- 
posición del  Avuntamiento,  con  el  fin  de  cubrir  los  puntos 
abandonados  más  precisos,  encargándole  estrechamente  evitara 
todo  rompimiento  de  fuego,  disimulando  cualquiera  salida  de 
tropa  que  se  notara,  para  impedir  choques  que  causasen  de- 
sastres. 

Disnuso  también  pasase  a  la  fortaletza  el  regidor  don  Ra- 
món Villanueva,  acompañado  del  mayor  de  plaza  y  avudante 
de  ella,  Monterola,  con  el  fin  de  arreglar  la  guardia  de  la 
fortaleza  y  recoger  las  llaves  de  las  habitaciones,  que  se  en- 
contraron abiertas,  determinándose  el  que,  sobre  todo,  se  diese 
parte  al  gobernador  Sarratea,  haciéndole  presente,  al  mismo 
tiempo,  que  el  Aj^untamiento  no  tenía  en  aquellos  momentos 
más  tropas  para  la  conservación  del  orden  público,  que  el 
corto  número  de  infantería  cívica  ya  expresado ;  y  que,  sin 
embargo,  tomaba  todas  las  medidas  posibles  para  no  abando- 
nar la  suerte  del  pueblo  a  sus  propias  manos,  mientras  que 
Sarratea,  como  gobernador  de  la  provincia,  informado  de  tan 
inesperada  ocurrencia,  viniera  rápidamente  a  tomar  el  mando 
a  lo  que,  por  su  parte,  interesaba  el  Ayuntamiento  anticipara, 
si  le  parecía  conveniente,  alguna-  tropa  para  cubrir  las  prime- 
ras atenciones  de  la  guarnición,  etc.,  hasta  que  el  referido 
gobernador  se  presentara  en  esta  ciiidad  a  ejercer  su  mando 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PEOVI^^CIAS     ARGENTINAS    3 1 

y  prestar  los  servicios  que  el  público  y  su  empleo  le  demanda- 
ban, cuyo  parte  se  le  dirigía  a  las  tres  y  m-edia  de  la  ma- 
ñana del  día  12. 

Al  amanecer  de  este  día,  se  recibió  un  oficio  del  general 
Francisco  Ramírez,  que  abasaba  al  Ayuntamiento  haberse  pre- 
sentado varios  cuerpos  de  tropas,  substraídos  a  la  obediencia 
del  general  Balcarce,  y  que  se  hallaba  a  las  orillas  de  la  ciu- 
dad, esperando  solamente,  para  entrar,  que  el  Ayuntamiento 
le  instruyese  lo  conveniente  del  estado  del  pueblo  y  de  sus 
determinacioups  en  el  crso.  Y  teniendo  en  consirloT.ar'ión  que 
por  el  parte  dirigido,  horas  antes,  al  gobernador  Sarratea,  ya 
quedaría  informado  dicho  ireneral  Ramírez  de  todo,  el  Cabildo 
ordenó  se  archivara  el  oficio,  y  de  palabra  se  contestase  al 
conductor  don  Lucio  Mansilla,  con  lo  cual  y  con  la  entrada  de 
las  tropas  en  la  plaza,  concluyó  el  acuerdo  del  Cabildo. 

El  14,  el  general  Ramírez  diria-ió  al  gobernador  de  la 
provincia  un  oficio,  que  fué  comunicado  oriarinal  al  Cabildo, 
en  que  aquél  nedía  los  auxilios  de  armas,  vestuarios  y  muni- 
ciones convenidos  en  el  cél'pbre  tratado  del  Pilar  y  aue  se 
duplicase  su  número  por  el  nuevo  servicio  del  ejército  federal, 
a  saber:  500  fusiles,  500  sables,  25  nuintales  de  pólvora,  etc.,  y 
que  se  repetiría  sesrún  las  necesidades  de  aquel  ei'ército,  por 
el  interés  de  'esta  ciudad  y  de  las  demás  provincias  de  la  Fe- 
deración. Pedía,  además,  un  vestuario  y  una  corta  gratifica- 
ción para  la  tropa,  al  arbitrio  del  gobernador. 

Sobre  este  asunto  de  tanta  gravedad  y  tan  humillante 
para  la  provincia  de  Buenos  Aires,  se  convocó  a  la  iunta  de 
representantes  y  al  gobernador,  juntamente  con  el  Cabildo,  y 
así  reunidos  acordaron  que,  para  que  evacuase  la  pro^^ncia 
cuanto  antes,  se  diese  a  Ramírez  inmediatamente  los  vestua- 
rios y  auxilios  de  dinero  que  pedía,  dejando  a  la  prudencia 
del  gobernador  el  determinar  la  cantidad,  en  vista  del  notorio 
decadente  estado  del  erario  público  -,  y  en  cuanto  a  las  armas 
y  municiones,  que  se  le  entrearasen  en  Santa  Fe  o  Paraná, 
después  de  haber  evacuado  dicho  ejército,  el  territorio  de  la 
provincia  remitiéndolo  por  este  gobierno  a  flote  o  por  tierra. 

Como  el  cuartel  e'en°ral  de  Ramírez  era  un  asilo  para  los 
desertores,  desde  soldado  hasta  general  inclusive,  se  resolvió 
pedir  a  Ramírez  no  continuase  abrigándolos,  en  obsequio  de 
la  armonía  que  debía  existir  entre  los  federales. 

El  18  de  marzo,  el  gobernador  Sarratea  dirigió  circulares 
a  los  Cabildos  de  las  provincias,  transcriptas  a  los  gobernado- 


32  ANTONIO    ZINNY 

res  intendentes  de  las  mismas  y  a  vsus  tenientes,  para  la  reor- 
ganización de  las  autoridades  nacionales,  que  quedaron  disuel- 
tas, desde  el  11  de  febrero,  en  que  el  Cabildo  asumió  el  mando 
de  la  provincia  de  Buenos  Aires. 

Sarratea  revocó  (20  de  marzo)  la  donación  de  tierras, 
en- el  Rincón  del  Toro,  hecha  al  general  Eustoquio  Díaz  Vélez, 
con  perjuicio  de  un  considerable  número  de  familias  que,  de 
tiempo  anterior,  se  hallaban  pobladas  en  el  expresado  Rincón; 
dictó  (22  de  marzo)  los  trámites  requeridos  para  la  concesión 
de  pasaportes;  expidió  (1.°  de  abril)  un  bando  sobre  policía 
municipal,  con  arreglo  a  las  difíciles  y  peligrosas  circunstan- 
cias de  la  época;  suspendió  (18  de  abril)  el  cobro  de  diezmo;?, 
en  los  campos  de  Marihuencul,  hasta  la  resolución  de  la  legis- 
latura de  la  provincia;  suprimió  (20  de  abril)  las  comandan- 
cias militares  de  la  Ensenada,  San  Fernando,  San  Pedro,  Ba- 
radero,  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  Pilar,  Arrecifes  y  Cañada 
de  la  Cniz,  que  quedaron  a  cargo  de  sus  inmediatos  jueces 
territoriales. 

El  1.°  dé  mayo  se  reunió  la  junta  de  repretsentantes,  para 
acordar  los  graves  negocios  indicados  en  los  tratados  de  paz, 
celebrados  por  la  administración  Sarratea,  con  los  gobernado- 
res de  Santa  Fi?i  y  Entre  Ríos.  El  primer  paso  dado  por  dicha 
corporación  fué  admitir  el  cese  en  la  administración  del  go- 
bernador Sarratea,  confiriendo  el  mando  de  la  provincia  in- 
terinamente, lel  2  de  mayo,  en  la  persona  de  don  I.  Ramos 
Mejía. 

Don  Manuel  de  Sarratea  falleció  en  Limoges,  Francia, 
el  21  de  septiembre  de  1849,  siendo  ministro  argentino  cerca 
de  aquella  corte. 

Sarratea  cursó  sus  estudios  con  mucho  provecho  en  el 
colegio  de  Vergara,  en  España.  Después  de  una  larga  residen- 
cia en  Madrid,  regresó  a  su  patria,  Buenos  Aires,  a  cuya 
emancipación  política  contribuyó  poderosamente.  Fué  nom- 
brado sucesivamente  miembro  del  P.  E.  en  1811,  comandante, 
con  el  título  de  general,  en  representación  del  gobierno,  del 
ejército  sitiador  de  Montevideo,  ocupada  por  los  españoles; 
comisionado  del  gobierno  en  1814 ;  gobernador  de  Buenos  Aires 
en  1820 ;  ministro  plenipotenciario  en  Inglaterra  en  1825 ;  en- 
viado extraordinario  en  Río  Janeiro  en  1838;  enviado  extra- 
ordinario y  ministro  plenipotenciario  del  gobierno  de  Buenos 
Aires  cerca  del  de  Franela  desde  1841  hasta  su  fallecimiento 
en  Limoges,  a  su  regreso  de  un  viaje  a  los  Pirineos. 

Sus  restos  fueron  conducidos  a  París  por  su  secretario 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEBNADOEES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  33 

y  amigo,  actualmente  ministro  pl'enipotenciario  en  aquella 
corte,  don  Mariano  Balearee,  y  depositados  en  la  bóveda  de  la 
iglesia  de  St.  Philippe-du-Roule,  hasta  el  12  de  julio  de  1850, 
que,  llegaron  al  puerto  de  Buenos  Aires,  donde  se  desembar- 
caron el  16  en  un  bote  de  guerra  nacional,  acompañados  del 
coronel  José  María  Pinedo  y  del  teniente  (hoy  coronel)  Al- 
varo Alzogaray.  En  tierra  fueron  recibidos  por  el  doctor  Mi- 
guel García,  presidente  de  la  junta  de  representantes,  y  de 
los  edecanes,  de  todo  uniforme,  general  Felipe  Heredia,  co- 
roneles Antonio  Toll  y  llamón  Rodríguez,  mayor  Victoriano 
Aguilar  y  capitán  del  puerto  Pedro  Ximeno  y  los  parientes 
del  finado.  El  ataúd  que  los  conducía  fué  colocado  en  un  co- 
che fúnebre  y  conducido  a  la  Recoleta,  seguido  de  dos  ca- 
rruajes, i 

1820.  —  Don  Ildefonso  Mejía,  presidente  de  la  junta  de 
representantes,  en  lejercicio  del  P.  E.,  por  deposición  de  Sa- 
rratea,  desde  el  2  de  mayo  hasíía  el  7  de  junio,  que  fué  nom- 
brado gobernador  y  capitán  general  en  propiedad,  por 
ocho  meses. 

Para  obviar  embarazos  a  la  penosa  administración  del  go- 
bernador, la  Junta  nombró  un  consejo  cerca  de  su  persona, 
con  voto  consultivo,  en  los  casos  que  quisiera  oir  su  dictamen, 
cuando  lo  creyese  conveniente,  y  resolutivo  en  los  que  más 
adelante  se  indican.  Componíase  el  expresado  consejo  de  los 
señores  doctores  Juan  José  Paso,  Tomás  Manuel  Anchorena  y 
Mariano  Andrade,  con  dos  suplentes,  para  los  casos  de  en- 
fermedad, ausienoia  u  otro  impedimento  legal,  que  lo  eran  el 
brigadier  Miguel  Azcuénaga  y  don  Manuel  Hermenegildo 
Aguirre  La j  arrota. 

El  gobernador  Ramos  Mejía  no  había  de  entremieterse  en 
ejercer  jurisdicción  alguna  civil  o  criminal  de  oficio,  ni  a  pe- 
tición de  parte,  ni  alterar  el  sistema  de  administración  de 
justicia,  según  las  leyes;  pero  sí  podía  capturar  o  mantener 
detenido,  con  la  seguridad  competente,  en  cualquier  punto 
de  la  provincia,  a  toda  persona  que  de  otro  modo  la  conside- 
rase sospechosa  al  orden  y  tranquilidad  del  país:. 

No  podía  imponer  pechos,  ni  contribuciones,  ni  aumentos 
de  derechos  de  ninguna  clase,  directa  ni  indirectamente;  pero 
sí  empréstitos  que  nunca  pasasen  de  200.000  pesos. 

No  podía  crear  más  papel  que  el  que  ise  le  había  asignado, 
ni  nuevos  empleos,  ni  proveer  grados  de  coronel  mayor,  bri- 
gadier, ni  menos  prebendas  eclesiásticas,  ni  aumentar  sueldos; 
pero  sí  podía  reformar  los  lempleos. 


34  AXTOXIO   ZINNT 

No  podía  celebrar  tratados  de  paz,  ni  de  alianza,  ni  enta- 
blar negociaciones  al  intento  con  ningún  gobierno,  ni  declarar 
la  guerra,  etcétera. 

Con  todas  esas  restricciones  y  otras  que  omitimos,  el  go- 
bernador Ramos  Mejía  inició  sus  tareas  administrativas  con- 
sultando a  la  junta  de  representantes  si  se  podría  permitir  a 
los  individuos  del  extinguido  congreso  continuar  su  arresto 
(que,  para  complacer  a  López  y  Ramírez,  había  sido  ordenado 
por  Sarratea)  en  sus  casas,  o  en  la  ciudad,  hasta  la  conclusión 
de  la  causa.  La  junta  resolvió  fuesen  puestos  en  libertad,  sin 
*  el  menor  gravamen  los  de  las  provincias  libres,  y  guardasen 
arraigo  dentro  de  la  provincia,  los  de  Buenos  Aires. 

Ordenó  (5  de  mayo)  la  presentación  de  los  créditos  re- 
conocidos contra  el  estado;  promulgo  (13  de  mayo)  la  ley  sus- 
penaiendo  el  pago  de  aigunos  créditos  contra  «I  estado. 

Jbue  nombrado  (ib  ae  mayo)  por  la  junta  de  represen- 
tantes el  doctor  j\iatias  ir'atrun,  diputado  a  !Sau  Lorenzo,  en 
representación  de  ±iuenos  Aires,  en  cumplimiento  del  pacto 
ceieDraao  con  las  provincias  de  ¡Santa  i^'e  y  Entre  Rios,  el  23 
de  leorero  en  la  capilla  del  Pilar. 

Mandó  tomar  razón  en  la  contaduría  de  los  créditos  con- 
tra la  provincia  (23  de  mayo). 

fc>e  suprimió  {'¿i  de  mayo)  el  derecho  de  alcabala  en  la 
venta  y  reventa  de  esclavos. 

Arbitráronse  (2<  de  mayo)  recursos  para  el  pago  de  deu- 
das, contraídas  a  nombre  de  todas  las  provincias,  en  las  an- 
teriores administraciones. 

Li  goüernaaor  liamos  Mejía  no  llegó  a  terminar  el  pe- 
ríodo por  que  nabia  sido  nombrado,  pues  el  20  de  junio  pre- 
sento su  aimision,  ia  que  lue  aceptada  por  la  junta  de  re- 
presentantes, debiendo  depositar  ei  bastón  en  el  Cabildo. 

Los  jetes  y  oficiales  de  milicias  de  campaña  desde  el 
campamento  deL  ejército  liberal  al  frente  del  Lujan,  a  16  de 
jumo,  habían  dirigido  al  Cabildo  de  aquella  villa  una  repre- 
sentación, en  que  declaraban  que  la  voluntad  general  de  la 
campaña  era  que  se  repusiese  al  general  Soler  en  el  mando 
de  capitán  general  de  las  armas,  de  que  había  sido  despojado 
por  el  gobierno,  y  se  tuviese  y  reconociese  a  dicho  Soler  por 
gobernador  de  la  provincia.  Agregaban  que  no  reconocerían 
por  jefes  de  los  departamentos  de  campaña  sino  a  los  que  el 
brigadier  Soler  nombrase;  qu§  no  obedecerían  más  órdenes 
que  las  de  éste,  jurando  y  protestando  salvar  el  país  de  los 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEKXADOKES  DE  LAS  PROVIXCTAS  ARGENTINAS  35 

riesgos  que  les  amenazaba  la  fuerza  armada  que  lejí  Tos  bandos 
del  gobierno  se  les  anunciaba,  mantener  la  alianza  con  las 
provincias  vecinas,  todo  con  el  sacrificio  de  sus  vidas,  si  fuera 
necesario,  y  siempre  a  la  cabeza  de  ellos  a  su  gobernador  y 
capitán  general  Soler. 

En  vista  de  'esta  representación,  el  Cabildo  de  Lujan 
mandó  reconocer  al  brigadier  Soler  por  gobernador  y  capitán 
general  de. la  provincia  y  lo  comunicó  a  éste,  para  su  conoci- 
miento y  efectos  consiguientes.  Soler  contestó  que,  hallándose 
existente  en  sus  funciones  la  junta  de  representantes,  deseaba 
obtener  la  resolución  de  ésta  sobre  el  reconocimiento  de  gober- 
nador, decretado  en  su  persona. 

Entonces  Soler  remitió  copia  de  la  referida  representa- 
ción al  Cabildo  de  Buenos  Aires,  mandando  al  mismo  tiempo 
una  diputación  cerca  de  la  junta  de  reprasentantes,  compuesta 
del  auditor  de  su  ejército,  doctor  Bernardo  Pereda  Saravia  y 
del  regidor  de  la  villa  de  Lujan,  don  Santos  Quevedo. 

El  general  Soler  creyó  conveniente  dirigir  el  oficio,  a  que 
se  acaba  de  hacer  referencia,  al  Cabildo  de  Buenos  Aires,  a 
fin  de  que  éste  coadyuvase  a  la  transacción  del  asunto  que 
motivaba  el  envío  de  la  comisión.  El  Cabildo  le  contestó  haber 
acordado  con  la  junta  de  representantes  franquearle  la  en- 
trada en  la  ciudad,  previa  separación  del  gobernador  Ramos 
Mejía  y  disolución  de  la  referida  junta,  con  el  fin  de  evitar  los 
males  y  desórdenes  que  amenazaban  al  pueblo. 

En  efecto,  el  mismo  dia  20,  el  Cabildo  brigadier,  etcétera, 
aceptó,  como  se  había  acordado,  la  renuncia  de  Ramos  Mejía, 
quedando,  acto  continuo,  disuelta  la  junta  de  representantes, 
lo  que   el  referido  Cabildo  mandó  publicar  por  bando. 

1820.  —  El  Cabildo  brigadier  de  los  tercios  cívicos,  go- 
bernador y  capitán  general  interino  de  la  provincia,  presidido 
por  don  Juan  Norberto  Dolz,  alcalde  de  primer  voto,  desde  el 
20  de  junio  que  el  ex  gobernador  Ramos  Mejía  depositó  el 
bastón  e  nmanos  de  aquél,  hasta  el  23  del  mismo  mes,  que  el 
general  Soler  nombrado  por  el  Cabildo  de  Lujan  gobernador 
de  la  provincia,  y  aceptado  por  la  junta  dei  representantes, 
entró  en  la  ciudad  y  tomó  posesión  del  cargo,  prestando  ju- 
ramento ante  el  Cabildo. 

1820.  —  Brigadier  general  Miguel  Estanislao  Soler,  pues- 
to en  posesión  del  mando  gubernativo  de  la  provincia  el  23  de 
junio,  prestando  juramento  ante  el  Cabildo,  por  haber  queda- 
do disuelta,  desde  el  20,  la  junta  de  representantes. 


36  A!TOO^^o  zirrsr 

Al  día  siguiente  d«  su  recibimiento  el  gobernador  Soler 
nombró  al  coronel  Borrego  comandante  militar  interino  de  la 
ciudad  y  regresó  con  todos  los  empleados  de  la  administración 
a  Lujan,  adonde  trasladó  el  asiento  de  gobierno,  previniendo 
al  reierido  Dorrego  le  dirigiese  diariamente  un  posta,  por  cuyo 
conducto  se  le  habían  de  remitir  las  solicitudes  particulares 
que  exigiesen  su  resolución,   devohiéndolas  despachadas. 

Invadida  la  provincia  por  las  tropas  de  Santa  Fe,  al  man- 
do de  su  gobernador  López,  en  unión  con  las  de  los  generales 
Alvear  y  (Jarrera,  so  pretexto  de  la  restitución  del  partido  de 
Pueyrredón  al  gobierno,  lo  que  era  incierto,  el  coronel  Dorre- 
go, en  ejercicio  de  las  facultades  de  que  había  sido  investido 
por  el  got>crnador  de  la  provincia,  dictó  medidas  de  deiensa 
ordenanüo  ia  asistencia  de  todos  ios  ciudadanos  de  la  ciudad 
a  ejercicios  doctrinales  durante  dos  horas  diarias,  debiendo 
conservarse  cerraaas  todas  las  casas  de  la  capital  y  suburbios, 
cuya  apertura  se  üabia  de  anunciar  por  un  tiro  de  cañón  de 
la  lortdleza,  actual  casa  de  gobierno  nacional. 

Derrotado  el  general  Soler  en  la  Cañada  de  la  Cruz,  mar- 
chó el  '¿i)  de  jumo  en  retirada,  con  ios  restos  de  caballería  que 
se  puao  reunir  y  con  la  j.nj.anteria,  artillería  y  parque,  al  i^ueu- 
te  ae  ^uarquez,  como  punto  mas  cercano  a  los  auxilios  que  po- 
dría proporcionarle   ia  ciudad. 

Desüe  el  iruente  de  ^Márquez,  el  gobernador  Soler  presentó 
su  diniision  del  mando,  la  cual  fue  admitida  el  oO  de  junio, 
reasumienao  ei  Caoiido  el  mando  político  y  nombranao  co- 
manuaute  militar  al  general  Cláreos  Üaicarce. 

La  única  disposición  de  la  administración  del  general  So- 
ler fue  una  (24  de  junio)  sobre  coniinación  de  los  diputados 
del  disueito  congreso,  debiendo  presentarse  éstos  en  el  cuartel 
general  de  ijUjan  en  ei  termino  ae  tto  ñoras,  con  apercibimiento 
que,  de  no  hacerlo,  se  procedería  contra  sus  personas  y  bienes, 
aplicándoseles  las  penas  correspondientes  a  su  inobediencia. 
Ai  mismo  tiempo  y  con  la  propia  fecha,  mandó  suspender  el 
pago  de  los  diezmos  de  la  campaña  correspondientes  al  año 
de  1819,  y  proceder  al  castigo  de  los  que  perturbaran  el  orden, 
procurando  por  todos  los  medios  hacer  odiosa  la  administra- 
ción de  su  gobierno  y  sembrando  la  discordia. 

Ei  brigadier  general  Soler  nació  el  7  de  ma^-o  de  17S3  en 
Buenos  Aires,  en  donde  falleció  el  23  de  septiembre  de  1849. 
Fué  gobernador  intendente  de  la  provincia  de  Montevideo,  en 
1814;  general  en  jefe  de  las  fuerzas  de  Buenos  Aires,  en  1814; 
mayor  general  del  ejército  de  los  Andes,  en  1816,  1817  y  1818; 


•     HISTORIA    DE    LOS    GOBERNaDOEES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    37 

gobernador  j  capitán  general  de  la  proA'incia  de  Buenos  Aires, 
en  1820;  comisionado  especial  cérea  de  los  generales  de  las 
fuerzas  portuguesas  y  brasileñas,  en  1823 ;  inspector  y  coman- 
dante general  de  armas,  en  1824;  jefa  de  estado  mayor  del 
ejército  republicano  que  com-batió  con  el  imperio  del  Brasil, 
en  1825,  1826  y  1827,  y  ministro  plenipotenciario  cerca  del 
gobierno  de  Bolivia,  en  1828.  Esta  misión  no  tuvo  efecto  a  con- 
secuencia de  la  revolución  de  1.°  de  diciembra 

1820.  —  Coronel  Manuel  Borrego,  comandante  militar  in- 
terino de  la  ciudad,  nombrado  el  24  de  junio  por  el  gobernador 
Soler,  que  estableció  su  despacho  en  Lujan,  en  donde  estaba 
acampado  el  ejército. 

En  'ejercicio  de  las  facultades  con  que  se  hallaba  investido 
por  el  gobernador  de  la  provincia  y  en  vista  de  las  difíciles 
circunstancias  de  la  ciudad,  a  consecuencia  de  una  invasión  de 
tropas  de  Santa  Fe,  en  unión  con  las  de  los  generales  Alvear, 
Carrera  y  Ramfrez,  el  coronel  Dorrego  dictó  medidais  de  de- 
fensa, el  26  de  junio,  ordenando  la  asistencia  de  todos  los 
ciudadanos  a  ejercicios  doctrinales  durante  dos  horas  diarias, 
debiendo  mantener  cerradas  todas  las  casas  de  abasto  de  la 
ciudad  y  suburbios,  cuya  apertura  había  de  anunciarse  por 
un  tiro  de  cañón  de  la  fortaleza. 

El  coronel  Dorrego,  a  más  del  cargo  de  la  comandancia 
de  las  arm.as,  revestía  facultades  para  despachar  asuntos  ur- 
gentes qua  no  fueran  de  la  mayor  gravedad  o  de  alto  gobierno. 
Estos,  así  como  los  de  hacienda,  quedaban  reservados  al  go- 
bernador Soler,  para  cuya  expedición  se  estableció,  como  que* 
da  referido,  un  posta  diario  hasta  el  cuartel  general. 

1820.  —  El  Cabildo  brigadier  de  los  tercios  cívicos,  por 
renuncia  del  general  Soler,  ^reasumió  la  autoridad  gubernati- 
va, nombrando  al  general  Marcos  Balcarce  comandante  mili- 
tar, el  30  de  junio,  para  no  dejar  el  pueblo  acéfalo  y  precaver 
los  desórdenes  y  tristes  resultados  que  sufriría  en  aquellas  crí- 
ticas circunstancias. 

El  Cabildo  en  vano  invitaba  al  pueblo,  hasta  por  tercera 
y  cuarta  vez,  a  tomar  las  armas  para  su  defensa  contra  los 
invasores  de  Santa  Fe,  pues  pocos  ciudadanos  acudían  a  su 
llamado. 

1820.  —  General  Marcos  Balca.rce,  comandante  militar, 
nombrado  el  30  de  junio  por  el  Cabildo,  a  consecuencia  de  la 
renuncia  del  general  Soler,  hasta  el  4  de  julio  que  fué  nom- 
brado el  coronel  Dorrego  gobernador  y  comandante  gene- 
ral de  armas. 


38  Alvi'oxio  ZIN^'^ 

1820.  ■ —  General  Carlos  de  Alvear,  electo  el  1.°  de  julio 
g:obernador  v  capitán  general  de  la  provincia,  por  los  repre- 
sentantes de  la  campaña,  reunidos  en  la  villa  de  Lujan,  por 
los  partid»->s  del  Pergamino,  San  Nicolás,  Arrecifes,  Baradero, 
Areco  (San  Antonio  y  Fortín),  Exaltación  de  la  Cruz.  Lujan 
y  Salto,  en  virtud  de  convocatoria  hecha  por  el  general  del 
ejército  federal  don  E.  López,  bajo  cuya  protección  se  halla- 
ban aquellos  pueblos.  El  gobierno  de  Alvear,  además  de  haber 
sido  efímero,  no  fué  reconocido  por  la  capital. 

El  general  Alvear,  por  su  parte,  desconoció  la  autoridad 
y  derecho  del  Cabildo  de  Buenos  Aires  para  desaprobar  su 
nombramiento  de  gobernador  por  los  representantes  de  la 
campaña,  cuyo  protector  se  declaraba  ser. 

El  general  Alvear  falleció  en  Nueva  York,  siendo  minis- 
tro argentino  en  los  Estados  Unidos,  el  2  de  noviembre  de 
1852,  a  la  edad  de  59  años. 

1820.  —  Coronel  Manuel  Borrego,  nombrado  por  la  junta 
de  representantes,  el  4  de  julio,  gobernador  y  comandante  ge- 
neral interino  de  armas. 

A  los  dos  días  de  estar  en  posesión  del  mando  de  la  pro- 
vincia (6  de  julio)  dirigió  al  gobernador  de  Santa  Fe,  don 
Estanislao  López  Fonseca,  una  protesta  contra  los  desórdenes 
que  sus  virtuosas  tropas  federales  competían,  como  lo  habían 
hecho,  matando  y  saqueando  por  los  pueblos  de  Morón,  San 
Isidro.  San  Fernando  y  Conchas,  y  responsabilizándolo  (a  Ló- 
pez)   de  las  ulterioridades. 

Entre  las  medidas  dictadas  por  el  gobernador  Dorrego 
para  repeler  la  agresión  del  enemigo,  nombró  al  brigadier  Mar- 
tín Rodríornez  general  de  las  fuerzas  de  la  campaña,  y,  en  vista 
de  la  indiferencia  de  los  ciudadanos  en  tomar  las  armas,  ordenó 
que  todo  ciudadano  se  había  de  presentar  en  la  fortaleza  en  el 
término  de  24  horas,  al  teniente  coronel  don  Miguel  Marín, 
bajo  pena  de  multas  pecuniarias  o  arbitrarias,  según  los  casos. 

Dirigió  un  oficio  circular  a  los  Cabildos  y  gobiernos  de 
las  provincias  del  interior,  instruyéndoles  de  los  acontecimien- 
tos ocurridos  con  el  gobernador  López,  de  Santa  Fe,  arrancado 
y  dirigido  por  sus  asociados,  los  generales  Alvear  y  Carrera,  e 
invitándolos  a  promover  la  pronta  y  libre  elección  de  repre- 
sentantes para  el  congreso  general.  Entretanto,  el  país  se  ha- 
llaba sin  un  centro  de  unión;  presentaba  el  cuadro  más  me- 
lancólico e  inutilizaba  las  sanas  intenciones  de  los  verdaderos 
amantes  de  la  libertad  y  el  orden. 

Animado  de  los  mismos  sentimientos  generosos  que  mo- 


HISÍOBIA  DE  tos  GÓBEÉNADOBeS  DE  LAS  PKOVINCIAS  ARGENTINAS  39 

vieron  al  Cabildo  a  levantar  la  proscripción  de  los  oficiales 
que  siguieron  ai  general  Alvear,  que  ya  antes  lo  había  repre- 
sentaao  el  ex  gobernador  liamos  iViejia,  Dorrego  mandó  sobre- 
seer en  aquella  causa,  quedando  en  libertad  todos  los  expre- 
sados oíiciales,  y  ordenando  se  presentasen  a  incorporars-e  en 
las  filas  de  los  defensores  de  la  ciudad. 

Habiendo  salido  a  campaña  el  gobernador  Dorrego  el  18 
de  julio,  la  junta  electoral  dispuso  que,  en  su  ausencia,  le 
substituyera  el  general  iVlarcoa  Balcaroe. 

üintretantu,  el  gobernador  Dorrego,  una  vez  en  campaña 
obtuvo  sobre  el  enemigo  invasor,  el  2  ae  septiembre  un  triunfo 
en  el  arroyo  de  Favon.  La  noticia  de  este  triunio  fué  comuni- 
cada de  oricio,  desde  Areco,  por  'el  entonces  coronel  don  i3ias 
José  i'ico. 

Este  hecho  de  armas  de  la  destrucción  del  ejéroito  federal 
en  la  provincia  da  Buenos  Aires,  coincidió  con  la  derrota  de 
Carrera  en  Jocolí,  y  de  Corro  a  inmediaciones  de  Mendoza. 

1820.  —  General  Marcos  Balcarce,  nombrado  substituto 
por  la  junta  electoral,  en  ausencia  de  Dorrego,  que  salió  a  cam- 
paña el  18  de  julio  contra  el  ejército  invasor  de  López,  Al- 
vear y  Carrera. 

El  gobernador  substituto,  Balcarce,  dictó  medidas  de  rigor 
que  las  críticas  circunstancias  autorizaban  para  la  defensa  de 
la  patria  amgida:  entre  otras,  ia  de  ordenar  a  ios  inválidos 
presentarse  en  el  cuartel  de  marina,  detrás  de  San  Francisco, 
para  tomar  las  armas  en  el  servicio  de  la  guarnición,  a  los  que 
fuesen  hábiles  para  ello,  so  pena  de  suspendérseles  su  sueldo. 

Durante  el  corto  período  de  la  administración  de  Bal- 
carce, no  sólo  cooperó  eficazmente  a  la  defensa  de  la  provin- 
cia, sino  que  preparó  el  camino  para  el  nuevo  orden  regu- 
lar de  cosas. 

Las  elecciones  para  representantes  por  la  ciudad  de  Bue- 
nos Aires  tuvieron  lugar  el  31  de  agosto,  y  su  instalación  el 
8  de  septiembre,  en  número  legalmente  suficiente  de  las  dos 
terceras  partes  de  representantes  de  la  ciudad  y  campaña.  En 
su  consecuencia,  se  pasó  ai  gobernador  interino  en  campaña, 
Dorrego,  el  aviso  correspondiente  para  que,  en  su  virtud,  pres- 
tase el  juramento  de  ia  ley,  según  la  fórmula  que  se  le  acom- 
pañó, ante  el  juez  territorial,  tomándolo  al  ejército  de  su  car- 
go en  la  forma  acostumbrada. 

El  gobernador  substituto  Balcarce  fué  invitado  para 
prestar  igualmente  juramento  el  día  12,  apersonándose,  en  la 


40  A^^TO^vIO  zinny 

sala  de  sesiones,  eu  unión  con  las  corporaciones  civiles  y  ecle- 
siásticas; debiendo  prestarlo,  como  lo  hicieron,  ante  dicho  go- 
bernador en  la  fortaleza,  los  jeíes  militares  y  políticos  de  la 
provincia. 

La  misma  junta  procedió  en  seguida  (26  de  septiembre) 
a  la  'elección  de  gobernador  interino,  la  que  recayó  en  la  per- 
sona del  general  Martín  Rodríguez ;  y  para  que  su  autoridad 
fuese  acatada  y  sus  mandatos  obedecidos,  ella  decretó  severos 
castigos  contra  los  perturbadores  del  orden,  promotores  de  la 
insurrección,  etcétera. 

1820.  —  Brig.adier  Martín  Bodriguez,  electo  gobernador 
interino  por  la  junta  de  representantes,  y  puesto  en  posesión 
del  cargo  el  28  de  septiembre,  hasta  la  noche  del  1.°  al  2  de 
octubre,  que  fué  derrocado  por  una  revolución  que  le  obligó  a 
abandonar  la  ciudad,  saliendo  a  la  campaña  en  busca  de  apoyo 
para  sostener  la  autoridad,  a  que  cooperó  el  comandante  del 
quinto  regimiento  de  campaña,  coronel  don  Juan  Manuel 
de  Rosas. 

1820.  —  El  Cabildo  brigadier,  etc.,  reasumió  el  gobierno 
de  la  provincia  el  2  de  octubre,  revocando  el  noiabramieitto  del 
general  M.  Rodríguez,  a  petición  del  pueblo  y  con  reconoci- 
miento del  mismo  Cabildo,  considerándosele  prófugo  y  tituiáu- 
dosele  ex  gobernador. 

■  En  la  noche,  del  1.°  al  2  de  octubre  se  sublevó  una  parte 
del  pueblo,  acaudillado  por  el  capitán  Genaro  González  Salo- 
món y  el  tambor  mayor  licenciado  Felipe  Gutiérrez,  auxiliados 
con  la  fuerza  cívica  de  la  guarnición,  y  permaneció  toda  esa 
noche  y  hasta  la  mañana  del  2,  reunida  en  la  plaza  de  la 
Victoria,  reclamando  contra  la  elección  de  Rodríguez  por  per- 
tenecer éste  notoriamente  a  la  fracción  del  congreso  y  directo- 
rio, y  pidiendo,  en  su  consecuencia,  que  el  Cabildo  reasumiese 
el  mando  provisoriamente,  hasta  el  nombramiento  de  un 
nuevo  gobernador. 

Encontrando  justo  el  reclamo,  el  Cabildo  reasumió  el  go- 
bierno de  la  provincia  y  convocó  a  todos  los  vecinos  de  la 
ciudad  a  cabildo  abierto,  en  la  iglesia  de  San  Ignacio,  para 
las  nueve  de  la  mañana  del  3. 

Con  el  fin  de  mantener  el  orden  público  y  la  ciudad  «n 
estado  de  defensa  contra  cualquier  ataque,  el  Cabildo  nombró, 
para  comandante  de  armas  y  del  cuerpo  de  cazadores,  al  gene- 
ral Hilarión  de  la  Quintana,  para  jefe  de  la  brigada  cívica,  al 
coronel  Manuel  Pagóla  y  otros  comandantes,  todos  a  petición 
del  mismo  pueblo  reunido  en  la  plaza  de  la  Victoria. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    I^VS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    4 1 

Ordenó  igualmente  el  Cabildo  que  los  vecinos  iluminasen 
la  ciudad  por  dos  noches  consecutivas,  para  la  conservación 
del   orden. 

Entretanto,  el  general  Rodríguez,  gobernador  legal  de  la 
provincia,  desda  el  puente  de  Barracas,  a  4  de  octubre,  se  diri- 
gió a  la  junta  de  representantes,  recordando  la  promesa  hecha 
por  él,  al  tomar  posesión  del  mando  gubernativo,  y  declarando 
hallarse)  en  el  caso  de  proteger  a  los  que,  por  los  acontecimien- 
tos tumultuarios'  de  la  noche  del  1.°  de  octubre  habían  sido 
puestos  en  seguridad,  desde  que  las  leyes  no  los  condenaban 
ni  eran  sus  infractores,  y  por  consiguiente  no  debían  ser  pri- 
vados de  la  libertad.  Declaró  igualmente  que  él  no  era  prófu- 
go ni  ex  gobernador,  sino  que  había  salido  para  evitar  las 
consecuencias  de  un  tumulto,  sin  dejar,  por  eso,  de  ser  gober- 
nador y  concluyó  protestando  a  la  junta  estar  dispuesto  a 
contener  toda  innovación  y  reforma  que  emanaran  de  conduc- 
tos que  él  no  reconocía,  bajo  las  más  serias  responsabilidades 
que  instantáneamente  le  hacía. 

En  la  misma  noche  del  4  fueron  citados  por  el  Cabildo 
los  siete  representantes,  únicos  que  se  pudieron  hallar  en  sus 
casas,  a  saber:  los  señores  don  Manuel  Pinto,  don  Francisco 
Antonio  de  Escalada,  don  Félix  Alzaga,  don  Severo  Pinero, 
don  Ildefonso  Kamos  Mejía,  don  Santiago  Rivadavia  y  don 
Victorio  García  de  Zúñiga. 

Puesta  de  manifiesto  la  crítica  situación  en  que  se  halla- 
ba la  ciudad,  por  cuyas  calles  se  estaban  batiendo  en  guerri- 
llas unos  cuerpos  con  otros  de  la  guarnición,  el  Cabildo,  por 
conducto  del  alcalde  de  primer  voto,  hizo  presente  la  conve- 
niencia de  que  la  junta  interpusiese  su  autoridad  y  mediación 
entre  el  general  Rodríguez  que,  con  algunas  divisiones,  se 
hallaba  al  sur  de  la  ciudad,  y  los  jefes  en  oposición  que  ocu- 
paban la  plaza  de  la  Victoria. 

Allanadas  todas  las  dificultades  entre  los  siete  miembros 
de^  la  junta  y  el  comandante  de  armas  don  Hilarión  de  la 
Quintana,  el  coronel  Manuel  Pagóla  y  demás  jefes  que  habían 
sido  llamados  a  la  sala  capitular,  se  convino  que  la  junta  dic- 
tase cuantas  providjencias  juzgara  convenientes  al  restableci- 
miento de  la  paz  y  tranquilidad.  Para  ese  fin,  la  junta  se 
retiró  a  la  una  de  la  noche  del  4  al  convento  de  monjas  capu- 
chinas (San  Juan),  cuyo  local  ofrecía  la  quietud  y  libertad 
que  las  extraordinarias  circunstancias  requerían,  y  después  de 
un  maduro  examen  quedaron  acordadas  a  las  siete  de  la  ma- 
ñana del  5  las  resoluciones  siguientes : 


42  Antonio  Zinní 

1."  Ratificiaieión  del  nombriamieiito  heelio  lanlteTiormente 
leai  Xa.  persona  del  geneiral  HqdrígiUiez,  debiéndosele  obedecer  y 
reoojioeer  comio  tal. 

2°  Amnistía  general  sobre  tiodos  los  siueesiQS  ocuirridos, 
desde  la  nocJie  -del  1.°  de  octubre  basta  el  día  de  la  feícdna. 

3.°  El  ser  puesto  en  libertad  inmediatamente  el  coronel 
Giregorio  A .  de  La  Madrid  y  demás  oficáiales  y  ciudadanois  pre- 
sos, ya  sea  por  oiiden  diel  icomiandante  de  armas,  Quüitana,  o 
ya  por  la  del  general  Rodríguez. 

Y  obtenida  la  oonitestiación  de  éste,  el  ,0oronel  Quintana 
áabía  de  d'isponer  se  retiriaisen  ide  la  plaza,  azoteas  y  puntos 
Pivanzjados  todas  las  tropas  a  suis  respectivos  colárteles. 

El  general  Bodrígiuez  entró  en  ki  ^ciudad  el  dia  5,  y  ai  día 
siguiente  dio  un  bando  sobre  los  autores  de  la  conspiración, 
inüuitaudo  ide  la  últnna  pena  /a  lois  individuos  del  segundo 
t^rtíio  cí\ico,  pior  baber  procedido  de  un  efecto  de  su  natural 
sencillez  e  irrefliexión ;  peiro  mandó  perseguir  ai  Pagóla,  don 
Joisé  Bacres,  N.  Rodríguez,  don  Juan  Balagué,  ciapitán  Uenaro- 
González  balomóu  y  el  tambor  mayor  Felipe  Gkitiára'ez.  Esitos 
dos  últimos  continuaron  en  el  tumulto  basta  la  tarde  del  5,  loa 
cuales  fueron  tomados,  juzgados  isumairi'aaneeite  y  ejecutados 
en  la  pliaza  de  25  de  Mayo,  a  las  diez  de  Ija  mañana  idel  14 
del  mismo  mes  (octubre). 

El  entonces  cioronel  don  Juan  Manuel  de  Rosas  cooperó 
al  restablecimiento  de  la  autoridad  legal,  retirándose  en  segui- 
da la  sn  estancia  y  licenciando  la  fuerza  que  traía. 

1820.  —  Brigadier  Martin  Rodríguez,  repoiesto  el  5  die 
ototubre  debido  a  ],a  gran  ¡energía  que  suipo  despUagtaír,  aconise- 
jado  por  el  entonces  coronel  Juan  Manuel  de  Rosas. 

La  aratoridad  de  Rodríguez  fué  irmiediataimente  reeonotci-' 
da  por  lais  .de  los  pneblos  de  la  can^paña, 

Hiabiendo  manif estado  a  la  junta  de  representantes  siu 
deseo  ide  que  se  crease  un  consejo  'ai  qniiien  debiera  loonsultar 
las  disposieioncts  que  adoptase,  coimpuesío  de  tneis  personalsi, 
ajquella  corpoiraoion  aeoirdó  accedeír,  nombrándose  en  conse- 
ouencia  a  los  doctores  don  Manuel  Antonio  de  Oastro,  don  Jo- 
sé jVIiguel  Díaz  Vélez  y  general  don  Mancos  B(al¡eareie,  y  que- 
dando establecido  dicho  consejo  .desde  el  19  die  oiotiubrie. 

Al  día  siguiente  de  quedar  instalado  el  iconsejo  de  gobier- 
no. Rodríguez  anunció  su  sialiidia  a  campaña,  con  el  objeto  de 
organizar  lel  ejército  qme  debía  esciarmentafr  a  los  partidariids 
de  la  anarquía  y  tomaír  otras  varias  medidas  concieimientes  al 
mejor  servicio,  dejando  por  esa  ausencia  de  siubstitnto,  pairia  el 
dospacho  público,  al  geneiiail  don  Marcos  Bialcarce,  icion  todo  el 


HISTOKIA    DE    LOS    GOBEBÍÍADOEES    DE    LAS    i'UOVINCIAS     AEGENTI?rAS    43 

llielnio  de  laJs  facailtadeis  ordinarias  que  competían  a  Rodrígmez 
y  reservándose  las  piarticulares  y  extriaordimari^  que  La  junta 
le  liabía  looncedido . 

El  día  21  mariclió  a  eamp'afía  cou  el  lacuerdb  <d'e  lia  junta, 
en  quien  encontró  la  más  declidida  cooperiacíón  piara  él  lo"srrt> 
ñe  sus  loabla?  intencionéis,  en  bien  de  la  trianquilid'ad  y  orden 
©n  aquellas  críticias  circunstamicia'S. 

1820.  —  General  Marcos  Balcarce,  gobemaldor  sul>s.tituto 
durante  la  auteenciía  de  Rodrísuiez,  desde  el  21  dte  octubre  ide 
1820  hasta  el  31  die  enero  de  1821. 

El  g:obefrnnidoir  Bialearee,  (apenas  instaHiado  en  su  puesto, 
dictó  impoirttiantes  diisposieioneg  arre2"la<cDa^s  a  las  cifrcuaistaniciíais, 
enfire  otras  la  orfraniziaición  de  las  fuerz.aisi  de  línea,  que  fué 
encomlí^indaidia  al  coronel  don  Blias  Joisé  Pico. 

El  rteiorimiento  Fijo  quedó  borrado  de  lia  lista  del  ejército, 
í'ecV>noieiéndose  en  lo  sucesivo  con  la  denominación  de  1."  de 
infantería  de  línea;  y  los  tres  teroiois  cívicos  «on  la  de  Legión 
Patricia. 

El  pago  de  diezmos  que  había  sido  abolido  pioír  el  gobiermo 
d)3  SoleT,  quiedó  lainregliaidlo  de  un  m;odo  conyenieaite  y  equi- 
tativo . 

En  suma,  el  gobernador  Balearse  fué,  en  la  capital,  el 
más  enítn^tiatsta,  ,patriótico  y  progrestista  cooperadoír  de  la  ad- 
ministración de  Rodríguez,  quien  a  su  vez  cosechaba  benefi- 
cios para  Ha  paz  y  futura  tranquilidiad  de  lai  provincia. 

El  'genieiral  M.  Balcia'rce  íallecáó  en  Buenos  Aires  el  4  'die 
diciembre  de  1832. 

1821.  —  Brigadier  May-tín  Rodríguez,  recibido  el  31  de 
enero,  después  idle  su  regreso  de  la  campaña,  desde  el  21  die 
octubre  del  año  anterior,  duralnte  'ciuyo  tiempo  empleó  su  ceüo, 
sus  esfuerzos  y  trabajos  por  el  bien  y  seguridad  de  la  pro- 
vincia. '        I  '      '  r^'-"^-^^'^ii 

El  gobiernad'Or  Ródiríguez,  durante  «su  lausencda  de  la  m.- 
pital,  estableció  su  cuartel  general  en  el  arroyo  de  Ram'aillo, 
deside  donde  entabló  amistosa  correspondeíncáa  con  el^  gobema.- 
dor  lijápez,  de  Santa  Fe,  eelebrando  un  tratado  de  paz,  el  24 
de  no\'iembre,  en  la  esltancia  de  don  Tiburcio  Benegais,  a  laá 
márgenes  d'el  lairroyo  d^el  Medio,  el  cual  ñié  mandado  publicar, 
C'on  tolda  solemnidad,  por  el  gobernador  substituto  BaOicarce, 
el  27  idel  m;ismo  mes. 

El  31  de  m'airzq,  Rodrígulez  fué  nonubiriado  por  la  jun- 
ta de  repiresentantes,  gobernadoír  y  capitán  general  en  piropie- 
dad  y  recibido  en  tal  caráicter  el  3  de  abril,  por  el  término  de 
tres  años. 


44  ANTONIO    ZINNY 

La  eeremiotnia  'd'el  re 01131111,1611110  del  eroberiiiadoír  Rodinsriiez 
finé  miiy  tneíante,  'porqme  'deisfpíiiés  del  boírttapieoiso  laüo  20,  había 
^1^l9lto  la  oalroia  y  senemidad  y  aiiímli''a03'a  má,s  feliceis  díaisí.  Por 
eso,  también,  el  laicit'o  íiié  míiiy  is'olleiin(n;e,  lal  iciiiail  iconicinniiieron, 
adO'mpiampJiiido  al  piirb?<riiador  elpcto  en  woípiedlaid,  ioám  las 
eorpoiraeio'ues,  maigistr'siclb'S  y  jefes  militares  a  Ola  ¡sala  de  se- 
siones  d'e  lia  .iuratia,  donde  pir1?tetó  ante  su  pireisidlemte,  don  Ma- 
rniiel  Pinito,  el  junameoito  de  estilo. 

lo  nuieva  invasión  a  la  provincia,  por  Eiamírez,  puiso  al 
^obemadoír  Rodirísniez  en  eíl  forzoso  loaiso  da  s'atlir  a  'campa€-a, 
dejiñiiido  de  siubsititiuto  'al  «'leneral  Viaimonte,  efpieitmándhío  el 
16  d'e  imaiyo,  es  dte'ciir,  dlois  díag  deispiiés  de  quedar  Viamonttei  en 
pios'esióoi  dlel  {miando   giiibermativo . 

1821.  —  General  Juan  José  Viamonte,  substituto  de  Eo- 
dirífinuiez  duramte  la  ausiencrai  die  éste  en  campañla  cotatoa  Ea- 
míiH&z,  desde  el  14  d'e  miayo  hasta  orne:,  'Coii  C/a  'Ciasi  seguridad 
de  la  próxima  destruceión  del  caudillo  *entrerriano,  que  era 
■pep''ep;íuiido  ipor  tedias  piairtieis,  éem  lia  !f5tubstliituieá6n>  «1  ^  jdle 
junio.  '  '  "      !''''■'  ^^''  ^ 

J821.  —  BtMindier  Martin  Rodríguez,  propiietatilib  díesde 
el  6  d.l?  junio  que,  de^ipuiós  de  su  'Ciampaña.  icon'tnai  Eamírez, 
Tei38umió  el  íiiiando'  gubernativo,  hastai  el  14  de  aíí'osto  que 
Fialió  iruiiierviamente  ide  la  clapital  ^a  objetos  de  mieior  servicio, 
delegHiudo  cü  pioder  lejecuitivo  en  suls  máinistirois  Eivadaviay 
García . 

El  gobierno  de  Eodríguez  derogó  (3  de  agosto)  el  decre- 
to de  17  de  labril  de  1817  que  pirohibía  lel  enlace  di©  los  esipa- 
ñolesf  eunoipeos  icon  las  hijas  del  ipiaís.. 

Estabilieció  (7  die  lais^osto),  bajo  la  pireistidonieia  del  minis- 
tro (Eivadavial)  ide  gobierno,  una  junta  compueistia  d|s  6  ha- 
cendados y  6  comerciantes,  cuyas  atribuciones  eran  promo- 
ver y  elevar  al  conocimiento  del  gobierno  cuanto  pudiera 
©orntiribuir  al  p(ro<?reso  del  comer'cio  le  indkiisitrila  y  <a¡  lia  miejo- 
Ta  d'e  la  aigricuiltura. 

Decretó  (9  de  agosto)  la  eneiecaón  ^de  la  Universidad  die 
Buenas  Aires. 

Ordenó  (24  de  agosto)  la  publicaeiión  del  Registro  Ofi- 
cial para  la  inlslerción  die  todas  líiisi  lieyes,  decretos,  óirdenes  de 
un  efecto  (general,  o  que  demlaindalsen  una  eomuniciaición  cir- 
loular,  teniéndosie  por  ofiicialmente  publiicladio  y  iconilunicado  to- 
do lo  inserto  en  el  Registro  y  qoiedando  isiuiprimiidiai,  desidle 
esta  fecha  (24  de  agosto),  las  puibliicacioncs  de  bandos  y  iciir- 
oulares . 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADOBES  DE  LAS  TEOYINCIAS  AEGENTINAS  4i 

Autorizó  (16  die  agosto)  la  iaip-eTit!iiir:a  de  ia  Bolsa  mercUn- 
til  en  la  misina  caisa  qiuie  ociuip'aiba  y  lauín  oeapia  el  tribuaiai 
del  consulado. 

Acordó  (28  de  agosto),  el  establecimiento  de  un  Archivo 
General,  en  el  que  se  habían  de  reunir  todos  los  distintos  archi- 
vos de  la  capital,  incluso  el  del  Cabildo,  y  había  de  situarse  en 
parte  del  edificio  que  ocupaba  el  tribunal  de  cuentas,  que  es 
donde  actualmente  se  halla.  El  establecimiento  y  arreglo  de  di- 
cho archivo  quedaba  encargado  a  una  comisión  compuesta  de  don 
Francisco  Sauvidex,  don  Jerónimo  Lasala  y  don  Mariano  Vega, 

Organizó  (28  dte  agosto)  la  Adminülración  de  Correos, 
servida  provisionalmentie  por  una  comisáón  pTiesidiida  por  diotn 
Manuel  Joaquín  de  Alibamacín,  oon  lais  funcioniesi  de  adminis- 
trador; acordó  (31  de  laigosto)  fuesenj  admitidlos  a  méa'i'to,  en 
las  ofiíC'inas  dte  oontadiuiría,  tesorería  y  recaudación,  jóvenes  de 
21  años  de  leidad  cumplidos;  prohibió  (11  de  septiembre)  el 
©mbairgo  de  carreídllas  ipara  la  policía.,  como  antes  se  praic- 
tieiabia. 

El  trihunal  miliiar,  creado  en  2  de  octubre  de  1817,  que- 
dó abolido,   (13  die  septiembre)  . 

Dispiusio  (21  de  septiiembiile)  que,  a;d'emás  de  las  horas  de 
eositumbre,  la  Bilxlioteca  Pública  había  de  eistar  «abierta  desde 
las  seis  de  lai  tarde  hastia  las  nueve  dIe  la  noche,  decidienda  al 
mismo  tiemipo  que  e'li  reiíiiiato  del  benemérito  dignidad  doctor' 
Luis  José  Chorroairín  fuieise  eolooado  en  la  pa-imerla  sala  de  la 
misma;  ofreció  (23  de  septiembre)  diaír  en  merced  los  terre- 
!nlos  quie  ise  siolicitasen  y  auxiliar  a  todoisi  los  pobladoa'ies  con 
los  útiles  neicesiarios  en  el  territorio  de  Patagones,  proveyén- 
dolo ide  ain  ingeniero,  paira  dirigir  la  reediiñcaeión  de  íl^a  foir- 
talezla  y  demás  obras  que  fueran  necesariats ;  el  envío  de  un 
buque  de  guerra  sobre  aquella  costa,  a  disposición  del  co- 
mainidaaite  políticiOi  y  militar. 

1821.  —  Don  Bernardino  Rivadavia,  minájsitro  de  gobier- 
no, y  idon  Manuel  José  Garcíai,  die  hacienda,  delegaidos  del  go- 
bern'ador  Eodrígiiez,  idluinantie  la  auisenclia  de  éstie  de  la  lOapitad 
'a  objeto  de  mejor  servicio,  desde  el  14  hastia  el  21  de  agosto, 

1821.  —  Brigadier  Martín  Rodríguez,  iproipiíeltiairio,  desde 
lei  21  de  agosto  que,  despoiéis'  de  una  ausenciLa  ide  siete  días,  re- 
asoiimió  el  mando  hastiar  el  18  dl3  mjarzo  de  1822,  qrae,  dte  acuer- 
dio  con  sius  tr'es  ministriois,  determinó  salir  a  inisipecieioniaír  per- 
eonalmenitie  los  regimientos  de  oampaña,  recorrer  las  fronte- 
ras y  proveer  la  todos  lois  medios  ide  su.  slaiguridad,  oonno  taim.- 
biéin  a  observar  el  estado  de  Ha.  po3|icíia  fuera  de  la  capit'al,  diei- 


46  AKTOXiO   ZIKXY 

legando  el  poder  ejeentivo  pro^dsionaLmente  en  sus  ministros, 
K.ivad^^'ia,  Cruz  y  G'arcía. 

Durante  e&e  tiempo  de  su  administna^adón,  EodJrígfUiez  de- 
cretó (10  de  noviembre)  la  temiin'a'ción  del  teflnplo  Catedral 
de  Buenos  Aires,  conforme  al  plan  presentiado  por  el  depar- 
tamento de  ingenieros  y  aprobado  por  el  gobierno,  nombrandD 
para  administrar  la  obra  a  djon  Franoisco  Enriqqie  Peña; 
aprobó  (6  de  noviembre)  lia  condueta  del  comandante  die  la 
fragata  Heroína,  co!ix)nel  David  Je^t,  con  motivo  del  levan- 
taimiento  y  iconjui-ación  en  dicba  fraga.ta  y  presa  Carlota; 
pa'opnso  (27  de  septiembre)  y  fué  sancionado  (13  de  no^-iem- 
bre)  un  proyecto  de  ley  d^  oh'ido  por  opiniones  políticas,  de- 
biendo tomarse  nuevamente  en  consideratL-dón  ai.  eumplii'se  cua- 
tro meses.  Sólo  se  difería  la  facultad  dte  regresar  ¡al  territoño 
de  la  provincia,  basta  la  sanción  deñnitiva  de  dicha  ley  de 
olvido,  a  las  nueve  personas  siguientes :  generales  Alvear  y 
Soler,  coronel  Dorrego,  M.  Sarratea,  Agrelo,  Pagóla,  Bares, 
Manued  Rodríguez  y  Juan  Balagué. 

Comisionó  (16  de  noviembre)  al  coronel  Eduardo  Holm- 
berg,  para  el  reconocimiento  y  examen  de  los  fortines  del 
Salto,  Rojas  y  Pergamino,  purociediendo  inmediatamente  a  su 
construcción;  suprimióse  (19  de  noviemjbre)  la  caja  n^acional 
de  fondos  d-e  Sud  Américu,  establecida  por  decreto  de  12  de 
noviembre  de  1818;  decliairó  (22  de  noviembne)  que  la  calle  en 
que  estaba  situada  la  casa  del  finado  general  Antonio  G.  Bal- 
caree  llevase  el  nombre  de  este  jefe,  c-omo  lo  babía  solicitlado 
siu  esposa,  doña  Dominga  Bucbardo,  quien  presentó  una  me- 
moaia  y  un  plan  de  defensa  de  la  ciudad  de  Buenos  Aii'^s, 
formack)  por  el  expresado  genenal  en  el  año  de  1815,  de  sru 
propio  puño  y  letra,  que  fueron  pasados  al  director  de  laj 
Biblioteca  Pública  para  ser  depositados  en  la  colección  autó- 
grafa mandiada  establecer,  y  que  se  sigue  basta  la  fecha. 

Prohibió  (28  de  noviembre)  el  ingi'eso  a  la  provincia  de 
ningún  ecdesiástico  seglar  o  regular,  sin  previa  autorización 
del  gobierno;  dispuso  (1.°  de  diciembre)  que  el  cabildo  de  lot 
capital  había  de  poner  a  disposición  del  ministro  de  hacienda 
ia  recaudación  de  todas  sus  rentas,  sin  excepción  alguna,  des- 
de el  1°  de  enero  de  1822;  rechazó  (2  de  diciembre)  del  país 
a  los  individuos  que  en  la  península  española  se  hubiiesen 
distinguido  contra  los  derechos  de  sus  x>iicbtlps,  entre  ellos  a 
don  José  María  Ballesteros,  que  fué  uno  de  los  aK2tores  que 
más  se  distinguieron  en  la  criminal  escena  de  Cádiz,  en  marzo 
de  1820;  estableció  la  salida  y  entrada  de  un  correo  mensual 


HISTORIA    DE    1.03    GOBEBNADOSES    DE    LAS    PP.OVIXCIAS     ABGENTlNAS    47 

desde  la  caipital  a  todas  lais  jurisdiecionas  de  carapiaim;  de- 
cretó (13  de  diciem/bre)  .el  estable cinniento  de  dos  cementerios 
públicos  al  oeste  .de  la  ciudad,  destinájidose,  pai-'a  iino,  el  sátáo 
y  edificio  que  servia  antes  de  hospicio  .de  misionierois  frianois- 
canos,  y  el  otro  había  de  ser  comprado  en  el  sitio  que  el  mi- 
nistro de  igobiermo  había  de  elegir  y  que  había  de  Uamiairse  de 
Miserere;  ordenó  (13  de  .dicáembre)  la  publieación  del  perió- 
dico denominado  Registro  Estadístico,  desde  el  mes  de  enero 
de  1822,  nombrándose  pai^a  su  iredacción  .ai  doctoir  Vicente 
López  y  Planes;  dio  un  decreto  (ll  de  diedembre)  sobre  loa 
edÁficios  y  calles  de  las  ciudades  y  pueblos,  disipioniendo  que 
las  esquinas  de  las  cuadras  sean  ochavadas  .por  etl  corte  de  un 
triángulo  isósceles;  dio  (19  de  diciembre)  el  reglamento  que 
debería  observar  el  capellán  del  cementerio  de  Miserere  (Re- 
coleta) ;  promulgó  (id.)  la  ley  por  la  que  quedaba  aboüda 
toda  especie  de  alcabala  en  la  pTOvinoia  de  Bue-nios  Aires, 
promulgó  (23  de  diciembre)  la  ley,  por  la  quis  quedaban  su- 
primidos los  CahUdús,  baista  el  establecimiento  .d!e  las  muni- 
cipalidades, administrándO'Se  la  justicia  ordinaria  por  cinco- 
jueces  .de  primera  instancia,  dos  en  la  capitial  y  tres  en  la 
lOampaña,  y  en  cada  parroquia  un  juez  de  paz;  y  quedando  la 
policía  a  cargo  de  .mi  jefe  (habiendo  sido  él  primero  don  Joa- 
quín 'de  Achával),  en  lugar  de  un  juez  regidor,  y  de  seis  co- 
misarnos para  la  ciapital  y  oicho  pana  la  campaña.  Las  parro- 
quias de  la  capital  eran  entonces  siete,  a  saber:  Oatedral,  So- 
corro, San  Nicolás,  Piedad,  Monsemitat,  Conciepeión  y  San 
Telmo. 

La  dirección  ide  los  establecimientos  de  educación  pri- 
maria que  había  estado  la  cargo  .del  Cabildo,  ya  suprimido, 
quedó  'al  de  un  inspector  de  educación  que  lo  fué  el  primero 
el  doctor  Saturnino  Seguróla.    (28  de  diciembre). 

La  campaña  fué  dividida  en  tires  departamentos.  El  pri- 
mero era  desde  el  lío  de  Matainza  al  sur  y  comprendía:  Quil- 
mes,  Ensenada,  Magdalena,  San  Vicente,  Cañuelas,  Monte, 
Ranchos  y  Chascomús.  El  segundo,  entre  los  ríos  .de  Matanza 
y  Arecio,  y  comprendía  Morón,  Lobos,  Pilar,  Villa  día  L^uján, 
Navarro,  Guardia  de  Lujan  (hoy  Merciedes),  Capaila  'del  Se- 
ñor, San  Antonio  de  Areco  y  el  fortín  de  este  nombre.  El 
tercero,  desde  el  lío  de  Areco  hastai  el  arroyo  del  Medio,  y 
comprendía  San  Pedro,  Baradero,  Arrecifes,  Salto,  Pergami- 
no, Rojas  y  San  Nicolás.  Flores,  S.an  Isidro,  San  Femando 
y  Conchas  fueron  agrieg;a,dos  a  la  ciudad. 

Los  juzgados  de  primera  instancia  en  la  ciudad,  compren- 


48  ANTONIO   ZINNY 

dían:  el  pi'imero,  las  parroquias  de  la  Catedral,  San  Nicolás, 
Socorro,  y  las  agregadas  de  San  Isidro,  San  Fernaaiido  y  Con- 
chas ;  y  el  seguaido,  las  ds  San  Te-lmo,  Concepción,  Monserrat, 
Piedad  y  la  agregada  de  San  José  de  Flores.  En  la  campaña, 
el  punto  de  residencia  del  iprimer  departamento  era  el  parti- 
do de  San  Vicente;  el  del  segundo  la  villa  de  Lujan,  y  el  del 
tercero  San  Kicolás  de  los  Arroyois  (28  de  diciembre). 

Por  la  supresión  de  los  cabiiLdos,  se  crieó  el  emipleo  de  de- 
fensor general  de  pobres  y  menores  y  procurador  general  de 
la  provincia  (idem),  .cuyo  primer  funcionario  fué  el  doctor 
José  Cayetano  Pico. 

Por  decreto  de  4  de  enero  de  1822,  quedó  prohibido  en  to- 
do .el  territorio,  de  la  provincia  liacer  corrida  de  toros,  sin 
ipermis6  especial  del  jefe  de  policía,  con  absoJüta  proliibición 
de  (hacerlas,  sin  que  los  toros  fuesen  previaimente  descorna- 
dos. 

En  la  misma  fecha  se  prohibió  la  inJiumación  de  cadá- 
veres lefn  el  cementeria  de  la  Caiedrak 

La  cámara  de  justicia  fué  trasladada  (5  .de  enero)  a  las 
casas  consistoriales,   donde  lactuallmente  se  halla. 

Dictó  (7  de  enero)  un  reglaimento  para  los  ichangadores 
(cargadores)  y  carretillas  del  tráfico  y  para  las  carretillas 
de  abasto;  declaró  (23  de  enero)  extinguido  el  ramo  titulado 
de  Mojón,  que  se  recaudaba  para  el  Cabildo;  ratificó  (8  de 
febrero)  un  tratado  de  paz  (Celebrado  eoitre  las  provincias  de 
Buenos  Aires,  Santa  Fe,  Entre  Ríos  y  Corrientes,  representa- 
das por  el  general  ministro  de  la  guerra  don  Franciscoi  de  la 
Cruz;  el  seicretario  de  gobierno',  doctor  Juan  Francisco  Se- 
guí;  el  presidente  del  congreso  provincial  entrerriano,  don 
Casiano  Calderón  y  el  cura  de  la.s  Ensenadas  de  Corrientes, 
doctor  J'inan  Nepo^muceno  de  Goytía.  Por  .el  artículo  15  de  este 
tra.tado  se  estipuló  que  el  territorio^  de  Misiones  quedaba  li- 
bre para  formarse  su  gobierno  y  para  reclamar  la  protección 
de  cualquiera  provincia  de  las  contra.tanttes. 

Diictó  (8  de  febrero)  el  arreglo  de  la  Uíiiversidad  de  Bue- 
nos Aires,  divididla  en  seisi  departamentos,  a  saber:  1.°  de- 
partamento de  primeras  letrais;  2°  de  estudios  preparatorios; 
3."  de  ciencias  exactas;  4.°  de  medicina;  5.°  de  jurispruden- 
cia; y  6.°  de  ciencias  sagradas;  prohibió  (9  de  febrero)  la 
institución  de  des  o  más  curas  en  un  curato;  expidió  (28  de 
febrero)  un  decreto  .sobre  reforma  en  la  tílase  milita/r,  expre- 
sándose en  una  lista  nominal  los  generales  y  ofi'oiales  que  en- 
traban len  ella,  y  cuyo  número  era:  3  brigadieres,  8  generales, 


HISTORIA  DE  IOS  GOBEENADOEES  DE  LAS  PEOVIXCIAS  ARGENTINAS  49 

8  coroneles,  27  tenientes  coroneleis,  28  mayores,  75  capitanes, 
18  ayudantes  mayores,  19  .tenientes  primeros,  27  ,tenientes 
seglujndcts  y  40  subtenientes. 

El  general  Marcos  balcarce,  incluido  en  la  reforma,  expuso 
que  SU(  empleo  correspondía  a  la  nación,  y  dejaba  su  dere- 
clio  a  sailvo,  hasta  que,  reunida  en  /Congreso',  decidiese  ella  si 
estaba  en  las  facultades  del  gobernador  de  la  provincia  'in- 
cluirlo entre  los  que  abraza  el  decreto  de  éste.  En  \ártud 
de  esa  exposición  el  gobernador  Rodríguez  suspendió  el  de- 
creto de  28  de  febrerc,  con  respecto  -al  general  Balcarce  e 
igualmente  los  eíeotos  de  las  leyes  de  retliro  y  premio,  pasan- 
do el  ais'Uíiito  a  la  junta,  para  su  decisión. 

1822.  —  Don  Bernardino  Rivadavia,  aniínistro  de  gobier- 
no ;  don  Francisco  d¡e  la  Cruz,  ministro  de  guerra  y  Don  Ma. 
nuel  José  García,  ministro  de  hacienda,  en  ejercicio  del  po" 
der  ejecutivo  por  ,de'^egacióu  |dal  gobernador  Rodrígniez,  que 
salió  la  la  campaña  a  objetos  del  servicio  público,  y  icnya  au- 
seincia  duró  desde  el  28  de  marzo  hasta  el  ,2  de  abril,  en  que 
reasumió  ©1  mando. 

Las  disposiciones  gubemativais  leran  lexpedidas  por  cada 
uno  de  los  (ministros,   en  sus  departamentos   respectivos. 

El  de  guerra  suprimió  (20  de  marzo)  todaiS  las  coman- 
dancias militares  en  los  puntos  de  la  campaña,  exceptuán- 
dose los  de  las  fronteras,  dotnde  habíai  de  residir  un  coman- 
dante militar. 

El  de  gobierno  di'sipuso  (22  de  marzo)  que  la  vacuna  fue- 
se administrada  en  toda  la  campaña  en  les  meses  de  abril  y 
mayo,  en  otoño ;  y  de  octubre  y  noviembre,  en  primavera. 

Dispuso  igualmente  el  segundoi  (25  de  marzo)  la  adju- 
dicación de  iseis  premios :  tres  que  habían  de  ser  repartidos 
el  24  .de  mayo,  y  los  restantes  el  8  de  julio,  coiDsisitentes  en 
igual  número  de  medallas  de  oro  de  valor  de  200  pesos  cada 
una,  distribuidos :  dos  por  la  sala  de  doctores  de  la  Universi- 
dad, dos  por  la  Academia  de  Medicina,  y  dos  por  la  Sociedad 
Literaria  de  Buenos  Aires. 

El  de  hacienda  dispuso  (26  de  marzoi)  la  formación  de 
una  comisión  de  visita  de  las  casas  hospitalarias  que  admi^ 
nistraban  los  religiosos  hetJilemitas. 

El  gobierno  delegado  autorizó  (28  de  marzo)  al  minis- 
terio de  relaciones  exteriores  confiriese,  como  confirió,  al  co- 
ronel Félix  Alzaga,  la  comisión  y  poderes  para  liquidar  y 
obtener  el  pago  de  la  deuda  de  los  gobiernos  de  Chile  y  Perú, 
resultante  de  los  suplementos  hechos  para  la  libertad  de  am. 


50  ANTONIO  ziiíirsr 

bos  países  por  el  gobierno  de  las  Pro^ducias  Unidas  dei  Río 
de  la  Plata. 

Habiendo  el  virrey  del  Perú,  don  Joisé  Laserna,  expedido 
en  11  de  enero  de  1822,  en  el  Cuzco,  luoi  decreto  en  que  apro" 
baba  el  incendio  efectuado  por  orden  del  ooronel  Carratalá, 
en  el  pueblo  de  Cangallo,  ordenando  al  mismo  tiempo  que,  pa- 
ra borrar  hasta  de  la  memoria  de  lo®  hombres  la  de  aquei 
ipueblo  infeuiz,  madie  podría  reedificar  en  el  lugar  en  que 
existió  y  mudándose  el  jiombre  de  todo  el  partido  a  que  per- 
tonecía,  el  gobierno  delegado,  en  opcsieión  a  esas  bárbaras 
ideas  y  deseando  etternizar  la  memoria  de  todoi  un  pueblo, 
víctima  de  la  libertad,  acordó  (28  de  marzo)  que  una  de  las 
calles  de  la  capital,  de  las  asignadas  para  llevar  los  nombres 
que  inmortalizan  las  víctimas  del  país,  se  deno^minaría  Calle 
de  Cangallo.  Esto  dio  tema  al  poeta  don  Juan  Cruz  Várela, 
quien  consignó  en  su  Colección  de  poesías  patrióticas  de  que 
se  hablará  más  adelante,  una  bella  composición  con  el  enea, 
bezamiento  'siguiente:  "Al  incendio  del  pueblo  de  Cangallo 
ipor  el  general  español  Carraitalá,  y  aprobado  por  el  virrey 
Laserna  en  decreto  de  11  de  enero  de  1822". 

1822.  —  Brigadier  Martín  Rodríguez,  propietario  desde 
el  2  de  abril,  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después 
de  una  ausencia  de  15  días,  hasta  el  14  de  febrero  de  1823, 
que  salió  nuevamente  a  campaña,  iail  mando  de  la  expedición 
al  sur  de  ella. 

Esta  campaña  del  general  Rodríguez  duró  desde  el  6  de 
marzo  hasta  el  5  de  agosto,  cuyas  operaciones  fueron  como 
sigue : 

El  14  de  febrero  partió  Rodríguez  de  la  capital,  acompa- 
ñado del  inspector  gemeral  Rondeau,  y  el  20  tenía  reunida, 
en   Lobos,  una  parte  jprincipal  de  la  fuerza  disponible. 

A  fines  del  misimo  mes  se  traisladó  a  la  Guardia  del  Mon- 
te, formando  un  campamento  co^n  todo  el  ejército,  en  las  ribe- 
ras de  sus  lagunas. 

Acampado  allí  el  ejército,  y  habiendo  recibido  auxilios 
que  aiin  faltaban,  se  principió  a  metodizar  el  orden  de  la  mar- 
cha señalándose  los  jefes  de  las  respectivas  divisiones.  Publi* 
cose  al  mismo  tiempo  un  edicto  para  cortar  o  impedir  la  de- 
serción de  los  cuerpos  de  imilicias,  estiableciéndose  la  pena 
de  muerte  para  el  desertor,  aprehendido  que  fuese;  la  sepa- 
ración de  cada  soldado  de  su  división  respectiva,  sin  previo 
permiso,  era  un  crimen.  Cualquier  soldado,  que  se  encontrase 
a  cierto  número  de  cuadras,  fuera  de  la  línea,  debía  sufrir 
la  misima  pena. 


SISTORIA    DE    LOS    GOBERNADOÉES    DE    LAS    PBOVINCIAS    AfeGENTINAS    5I 

El  6  de  marzo  se  dio  orden  para  que  se  pusiera  en  mo. 
vimiento  cada  división  particularmente,  con  dirección  al  río 
Salado,  a  acam;piarse  en  su  ribera  austral  a  fin  de  romper  das- 
de  allí,  la  carápaña;  fué  nombrado  general  en  jefe  del  ejér- 
cito el  inspector  general,  brigadier  don  José  E/ondeau,  quien 
partió  ©1  mismo  día,  dirigiendo  las  columnas  liasta  la  ribera, 
donde  acamparon. 

El  8,  el  gobernador  y  el  ministro  de  la  ^erra,  general 
Cruz,  partieron  a  reunirse  con  el  general  del  ejército,  acam- 
pando en  la  estancia  de  don  Juan  Manuel  Rosas,  sobre  la 
costa  boreal  del  mismo  río,  trasladándose,  el  9,  a  la  cabeza  del 
ejército,  en  la  costa  opuesta. 

La  mala  calidad  de  las  aguas  obligó  a  variar  de  posición 
a,  algunas  divisiones,  a  la  laguna  nombrada  de  Salas,  ocho 
millas  al  S.  S.  E.  »  , 

La  fuerza  de  que  ^  ccmponía  el  ejército  era  como  sigue: 

Regimiento  de  húsares  áe  Buenos  Aires  ...  294 

Id.  blandengues  de  la  frontera 330 

Caballería  patricia 220 

Escuadrón  de  colorados 216 

Voluntarios  de  campaña 168 

Número  2  de  id 170 

Número  2  de  id. 170 

Número  3  de  id 207 

Número  5  de  id 163 

Total  cahaílería 1.768 

Batallón  de  cazadores  (infantería) 575 

ArtiRlería  (7  piezas) 80 

Total 2.423 

CabaUos 8.000 

Carretas 259 

La  división  acantonada  en  la  guardia  de  Kaquelhuineul, 
al  mando  del  teniente  eoro'nel  Cajaraville,  compuesta  de  200 
blandengues  y  de  150  milicianos  del  número  1.°  de  campaña, 
se  reunió  al  ejército  en  el  Chapaleofú.  En  este  caso  el  ejérci- 
to constaba  de  2.773  plazas. 


52  AXTOXIO  ziyyiY 

El  ejército  se  puso  en  rao-vimiento  el  10  de  marzo,  a  re. 
unirse  con  la  vanguardia  y  mejorar  de  aguada,  y  estando 
acampado  sobre  la  cosía  occidental  de  Chapaieofú,  resonó  por 
to-do  ei  campo  la  vo-z  de :  revolución  de  la  capital,  cuya  noticia 
se  acababa  de  recibir  por  un  expreso  del  gobierno  delegado. 
La  sorpresa  e  indignación  se  maniiestaba  en  todos  los  sem- 
blantes; jefes  y  oficiales  acudieron,  en  el  acto,  al  cuartel  ge- 
neral a  indagar  Los  detalles  de  la  asonada  y  el  nombre  de  los 
conspiradores.  Al  ¿¿uformarse  de  lois  últimos,  se  manifestó  ei 
desprecio  con  el  deseo  de  uu  escarmiento  im¿)one^ire  a.  sus 
autores.  Una  proclama  del  gobernador  Kjodriguez  a  todo'  el 
ejercito  anunciando  su  partida  y  la  del  nunibcro  Cruz  a  la 
capital,  calmai'on  algún  tanto  los  .deseos  del  escarmiemto,  pero 
con  el  pesar  de  no  ver  realizada  la  empresa  con  la  prontitud 
y  el  éxito  que  ella  exigía. 

El  general  en  jete  quedaba  con  toda  la  plenitud  del  man- 
do hasta  el  regreso  del  gobernador  Rodríguez,  debiendo  seguir 
las  operaciones  hasta  la  sierra.  Todo  estaba  pronto  para  con- 
tinuar la  marcha  ai  día  siguiente,  25,  cuando  a  las  ocho  de 
la  noche  recibió  el  general  Kondeau  aviso  verbal  dei  goberna- 
dor Rodríguez  de  haber  recibido  comunicaciones  del  gobierno 
delegado;  que  por  ellas  se  prevenía  ser  innecesario  integrar  el 
gobierno  para  cortar  los  resultados  de  la  revolución;  que  ésta 
se  hallaba  disuelta  por  la  parte  activa  que  el  pueblo  había  to- 
mado en  defensa  de  sus  derechos,  a  más  de  la  prisión  que  se 
había  hecho  de  una  parte  de  los  conjurados. 

El  gobernador  y  el  ministro  regi'esaron  al  campamento 
en  la  misnia  noche  del  24,  entre  los  vivas  y  músicas  que  los 
oficiales  del  ejército  habían  dispuesto. 

Establecida  y  asegurada  cuanto  era  posible  la  nueva  fron- 
tera, ei  gubernador  liüdrigiiez  se  puso  en  marcha,  el  24  de 
julio,  por  ei  camino  conocido  de  Chapaieofú  con  350  cazado- 
res y  40  artilleros,  arribando,  el  2  de  agosto,  a  la  Guardia  dei 
Monte,  y  el  día  5  a  la  capital ;  pero  no  tomó  posesión  del  man- 
do gubernativo  sino  el  11,  en  cuyo  día  cesó  por  consiguiente', 
el  gobierno  delegado. 

Durante  la  administración  de  Rodríguez,  desde  el  2  de 
abril  de  1822  hasta  el  14  de  febrero  de  1823,  se  dictaron  las 
disposiciones  siguientes : 

Arreglo  en  la  mediciyia  (9  de  abril),  hasta  tanto  que  el 
establecimiento  respectivo  se  hallase  en  estado  de  correspon- 
der a  los  fines  de  su  institución,  mediante  un  código  dictado 
por  personas  competentes. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERíÑTADOKES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    53 

Creó  (20  de  abril),  de  conformidad  a  un  proyecto  de  ley, 
presentado  a  la  junta  el  1.°  de  diciembre  de  1821,  por  el  que 
sólo  debía  tener  la  provincia  dos  regimientos  de  caballería, 
como  parte  del  'ejército  permanente  de  ella,  uno  de  caballería 
con  la  antigua  denominación  de  hlandengues  de  la  frontera, 
cuya  residencia  sería  provisionalmente  en  la  Guardia  del 
Mont'p;  promulgó  (8  de  mayo)  la  ley  del  olvido,  que  disponía 
que  "la<¿  causáis  suscitadas  por  opinionies  políticas,  anteriores 
a  aquella  fecha  no  embarazaran  a  ningún  individuo  el  pleno 
goce  de  la  seguridad  que  la  ley  concede,  ein  la  provincia  de 
Buenos  Aires,  a  las  personas  y  a  las  propiedades".  Es*ta  ley 
de  olvido  fué  (18  de  mayo)  extendida,  comprendiéndose  en 
ella  a  todo-s  los  que  hubieran  sido  juzgados  y  sentenciados  por 
delitos  políticos  o  causas  ds  opinión,  sin  exceptiuar  ;al  padre 
fray  Francisco  Castañeda.  El  gobiem'o,  al  promulgar  c-sta 
extensión  de  la  ley  de  olvido,  acordó  (20  de  mayo)  que  el  ci- 
tado religioso,  hasta  la  sanción  de  la  ley  sobre  la  libertad  de 
la  prensa,  continuairía  bajo  la  proihibición  de  .escribir,  a  que 
había  sido  sujetado  por  resolución  legislatva  de  15  de  sep- 
tiembre de  1821. 

Dicitó  (21  id'e  m-aVo)  ei!  ceremonial  ique  hiabía  de  observar- 
se (y  que  se  observa  hasta,  la  fecha)  en  las  funciones  clásicas 
del  país,  desde  el  25  de  miayo  de  1822;  expidió  (23  de  mayo) 
un  decreto  disponiendo  la  traducción  del  mensaje  del  presi- 
dente de  loisi  Estados  Unidos  y  el  interesante  relato  del  secre- 
tario de  estado  al  congreso  de  la  misma  república,  sobre  ¡el 
recoivocifív'po'ito  dr  1^  hi.drvcvcñpncia  de  ^a,  n.a'^ión  ararentina 
por  los  Estados  Unidos  de  Norte  América ;  disponiendo  .al 
mismo  tiempo  que  ambos  documentos  se  publicasen,  como  lo 
fueron,  T)or  plíeao  adkioncd  al  número  16  del  Registro  Gfi. 
cial   de  la  provincia. 

Acordó  (5  de  jninio)  qTi>e  todo  examen  de  individuos,  üer 
tenc^ientps  a  la  Universidad  fuese  núhlíco. 

Mandó  (1.°  de  julio)  se  publicase  el  decreto  del  gobierno 
del  Perú  por  el  cual  se  declaraba  la  bandera  y  eistandarte  de 
aquell  estado,  'a  saber:  "La  bandera  nacional  del  Perú  se  oom- 
pondrá  de  una  faja  blanca  transversal  entre  dos  encarnadas 
de  la  misma  anchura,  con  un  sol  también  encarnado  sobre  la 
franja  blanca;  la  insignia,  de  preferencia;,  será  toda  encama- 
da, con  un  sol  blanco  em'  el  cen'tro ;  y  el  estandarte  será  igual 
en  todo  a  la  bandera,  con  la  diferencia  de  las  armas  pro-^nsio- 
nales  del  estado,  que  llevará  bordadas  siobre  él  centro  de  la 
faja  blanca. 

"La  bandera  de  los  buques  mercantes  será  igual  a  la  na- 


54  ANTONIO   ZINNT 

eional,  con  la  difecreneia  de  no  llevar  el  sol  encarnado  en  la 
faja  del  medio". 

Instirn.ído  él  gobierno  del  objetioi  y  iseirvticio  del  Santuario 
"ilamiado  de  Lnjám,  que  no  rendía  servicio  alguno  y  que  no 
tenía  más  objeto  que  el  culto  de  una  imagen,  dispuso  (1.°  de 
julio)  qrae  todos  los  bienes  pertenecientes  al  miencionado  San- 
Uiario  y  ou'e  no  fuesen  de  uní'  servicdiO'  piriviaitivo  del  culto, 
quedaban  bajo  las  inmediatais  ordenéis  del  ministro  de  hacien- 
da, quien  había  de  empilear  en  fondos  públicos  el  valor  de  los 
expresados  bienes,  que  fuera  más  útil  vender  que  administrar. 

Desde  el  1."  de  julio,  el  edificio  llamado  de  la  Recoleta 
quedó  destinado  a  cementerio  público,  o  cementerio  del  norte. 

Sobre  lois  escritos  que  se  presentasen  a  los  funcionarios 
públicos,  se  acordó  no  proveer  sin  instruirse  previamente  de 
que  el  tenor  no  infamaba,  ni  faltaba  a  la  consideración  debida 
a  la  autoridad  y  a  las  personas ;  debiendo  ser  roto  e  inutilizado 
por  mandato  del  funcionario  público,  a  quien  se  presentase 
todo  escrito,  en  cuyo  tenor  se  advirtiese  uno  de  los  expresa- 
dos vicios.  ! 

Mandó  cesar  (1.°  de  julio)  la  Hermandad  llamada  de  la 
Caridad  en  la  .administro ción  de  todas  l'oisi  bienes  que  tuVo  a 
su  cargo,  quedalndo  el  Hospi'tal  de  Mujeres  y  el  Colegio  d© 
Huérfanas  bajo  las  inmediatas  órdenes  del  ministro  de  go- 
bierno, y  el  templo  de  San  Miguel  debía  entregarse  al  cargo 
y  cuidado  del  cura  de  la  parroquia  respedíiva. 

El  coronel  Celestino  Vidal,  del  batallón  2.°  de  cazadores, 
había  sido  (1822)  invitado  para  una  conjuración  que  debía 
estallar  muy  pronto,  se  ladhiriese  o  no  a  edlla ;  el  coronel  avisó 
privadamente  y  len  el  seinlo  de  la  amistad  al  gobernador  Ro- 
dríguez, a  quien  hasta  entonces  le  ligaban  antiguos  vínculois 
de  amistad.  Este  avisa  a  sus  ministros  lo  que  ocurría,  y  al  día 
siguiente  se  le  exige  una  revelación,  por  escrito,  al  gobierno, 
obligándole  nombrase  al  ciudadano  que  lo  había  invitado  a  la 
conjuración ;  él  se  niega  obstinadamente,  asegurando  al  go- 
bierno que  le  era  más  fácil  ¡subir  al  cadalso  que  cometer  la 
acción  infame  que  se  le  exigía.  Es'ta  resistencia  tuvo  por  pre- 
mio 73  días  de  prisión  y  la  pérdida  de  su  carrera.  Efl  doroiniel 
Vidal,  por  este  proceder,  libró  al  pueblo  de  Buenos  Aires  de 
los  horrores  de  la  anarquía  y  supo  sacrificarse  por  no  com- 
prometer a  ciudadano  alguno. 

Con  motivo  de  >este  suceso,  se  extendió  por  el  g'obierno  el 
acta  siguiente: 

"Sala  del  despacho  del  gobierno  de  Buenos  Aires,  a  26  de 
agosto  de  1822, — Habiéndose  presentado  al  20  del  que  corre. 


inSTORIA    DE    LOS    GOBEBXADOBES    DE    LAS    PBOVIJrCLA.S     ABGEIíTINAS      55 

a  la  una  y  inedia  del  día,  el  coronel  comandante  de  cazadores 
úo'ü,  Celestino  Vidal  en  el  mismo  despacho  del  gobierno  donde 
se  hallaban  el  ministro  del  departamento  de  gobierno  y  rei¿ 
clones  exteriores  (üivadaviaj  y  ei  ae  guerra  y  marina  (Cruz) 
y  habiendo  pedido  el  expresado  coronel  Viaal  laudiencia  sepa- 
rada a  la  misma  persona  del  gobernador,  ambos  salieron  a,  la 
galería,  de  donde  regresaron  a  los  pocos  momentos,  dicienao 
el  gobernador  a  los  ministros  que  escucna,sen  ia  revelación  im- 
portante que  en  cumpiimienito  de  su  deber  y  su  honor,  y 
sobre  todo  por  la  isalucl  de  la  patria,  quena  hacer  al  gobierno 
el  precitaido  coronel  Vidal.  Acto  continuo  expusa  dicno  coix, 
nel  que  nauía  siuo  invituao  para  una  revolución  que  itrastor- 
nase  el  orden  actual  del  país,  y  que  para  ello  debía  tener  una, 
coníereincia/  con  el  principal  director  de  la  revolución,  pues 
aun  ignoraba  ed.  pian  bajo  «i  cual  estuviese  concebida,  iilnton- 
ces  el  goDierno  le  manuesco  que  üebia  presentarse  a  aicha  con- 
ferencia, para  de  ella  deducir  lo  que  era  tan  importante  saber 
para  aplicar  los  medios  de  contenerla.  En  consecuencia,  y 
según  se  había  convenido,  fué  llamado  a  la  fortaleza  ei  expre- 
sado coronel  Victal,  el  22  del  propio  mes  j  y  habiéndose  aperso- 
nado eíectivamente  en  el  despacuo  de  goDiern-o,  exigió  aed  go- 
bernador y  del  ministro  de  la  guerra  y  marina  la  garantía, 
bajo  palabra  ae  nunur,  ue  que  nu  se  aeseubriria  su  numore,  ni 
causaría  perjuicio  a  particular  alguno  de  la  manifestación  que 
iba  a  hacer,  según  se  le  fué  lacorüado  del  modo  que  lo  exigió 
en  la  piimera  conferencia.  Emtonces,  a  presencia  de  las  mis- 
mas personas,  el  gobernador  y  el  ministro  de  guerra  y  marina, 
expuso  el  expresado  coronel  Vidal:  que  se  le  había  invitado 
para  nacer  una  revolución,  ia  cual  estaba  pendiente  de  sólo  su 
división,  que  ya  se  habían  anticipado  las  demás  medidas,  tales 
como  el  disponer  y  convenir  con  varios  capitanes  de  la  legión 
patria,  y  también  con  la  caballería  patricia;  que  presentando 
él  la  fuerza  de  su  batallón  no  había  cosa  alguna  que  cruzase 
ia  revolución,  La  cual  debía  ejecutarse  cuanto  antes,  poniendo 
de  gobernador  al  brigadier  reformado  don  Cornelio  fciaavedra, 
para  conteintar  a  ios  patricios  con  quienes  se  decía  que  tenía 
X>artido,  y  de  ministros :  de  gobierno,  al  doctor  don  Pedro 
Medrano,  y  de  la  guerra,  al  coronel  mayor  don  Juan  llamón 
Balcarce;  pero  que  no  se  había  dicho  que  estos  individuos 
eran,  o  no,  sabedores  deíl  proyecto ;  que  sie  contaba  con  la  ma- 
yor parte  de  la  tropa  y  oüciales  del  número  1,  por  cuanto  lejL 
señuelo  de  los  que  componían  este  cuerpo  era  de  los  soldados 
que  en  el  año  20  habían  preso  (a  su  coronel ;  que  no  querrían 
hablar  al  coroneil  (Antonio)  Ramírez,  porque  no  era  hombre 
con  quien  se  contaba  para  batirse;  y  que  el  principal  direetor 


56  AXTOXIO   ZI?ÍXT 

con  quien  liabía  tenido  la  conferencia,  era  el  doctor  don  Gre- 
g-orio  Tagle ;  concluyendo  con-  qua  unjo  de  los  primeros  pasos, 
lieclia,  la  revolución,  era.  el  de  restituir  al  cabildo  extinguido; 
y  por  último  manifestó  el  mismo  coronel  Vidal,  que  el  expre- 
?ado  don  Gregorio  Tagle  le^  había  asegurado  que  en  el  momen- 
to que  le  avisase  estar  listo  su  batallón,  tendría  la  cantidad 
de  doce  mil  pesos  a  su  disposición,  para  gratiñcar  la  tropa. 
Luego  que  se  retiró  el  expresado  coronel,  el  gobierno  se  reunió 
en  acuerdo  con  los  tres  ministros;  y,  después  de  varias  obser. 
vaeiones  sobre  la  gravedad  del  asunto,  resolvió  que  no  estaba 
en  sus  facultades  el  acordar,  ni  menos  continuar  la  garantía 
que  había  concedido,  debiendo  por  lo  tanto  denunciar  a  la 
sala  de  representantes  la  revelación  que  se  le  había  hecho.  A 
este  oficio,  el  día  23,  fué  llamado  por  el  gob¿ernO'  el  expresado 
coronel  Vidal,  y  hallándose  presentes  en  la  sala  del  despacho 
ios  ministros  de  los  tres  departamentos,  se  le  hizo  saber  el 
acuerdo  del  gobierno  y  la  necesidad  de  que  presentase  un  parte 
circunstanciado  del  relato  que  había  hecho  el  día  anterior; 
mas  excusándose  a  dar  ese  paso,  exponiendo  que  él  no  quería 
aparecer  como  un  denunciante,  bajo  la  promeisa  que  le  había 
hecho  el  mismo  gobierno;  se  le  hicieron  por  el  gobernador  y 
por  los  ministros,  a  su  vez,  las  reÜexiones  más  ciaras  sobre  el 
honor  que  resultaba  a  su  persona  y  al  ejército  entero  de  l-a 
revelación  que  había  ejecutado;  se  apuró  el  convencimiento 
para  mostrarle  que  el  interés  del  país  era  preferible  a  toda 
otra  relación  privada,  fuesen  cuales  fuesen  sus  respetos;  y,  en 
suma,  que  él  no  podía  negarsie  a  ello  sjin  traicionar  la  con- 
fianza que  el  gobierno  había  deipositado  en  sus  manos,  dándole 
el  mando  del  cuerpo  más  inerte  de  la  guarnieáón.  Pero  como 
el  expresado  coronel  insistiese  en  la  negativa  a  dar  el  parte 
se  le  dijo,  por  último,  que  toda  excusa,  a  más  de  hacerle  poco 
iiOíLor,  sería  infructuosa,  pues  el  gobierno  estaba  decidido  a 
manifestarle  a  la  sala  de  representantes,  con  cuyo  motivo  a 
tendría  que  prestar  su  deolaración.  Habiéndose  verificado  esto 
mismo  en  el  mismo  día,  fué  encargado,  el  2-i,  el  auditor  gene- 
ral de  guerra  de  levantar  el  sumario  informativo  que  corres- 
pondía en  este  caso;  mas  negándose  a  darla,  diciendo  que  él 
no  había  dicho  semejante  cosa  al  gobierno  y  que  éste  se  había 
equivocado  en  la  relación  que  él  había  hecho,  con  noticia  tan 
extraña  fueron  citados  los  tres  ministras  a  las  siete  de  la  noche 
del  mismo  día  a  casa  del  gobernador  donde,  hallándose  el  ex- 
presado coronel  Vidal,  se  le  hicieron  los  cargos  más  fuertes 
sobre  su  negativa  v  las  observaciones  convenientes  sobre  cuan- 


HISTORIA    DB    LOS    GOEEENADOEKS    DE    lAS    PBOVINCIAS     ARGENTINAS    57 

to  perjudicaba  con  ella  a  su  mismo  honor  e  intereses;  más, 
apuirándose  todas  las  reflexioneisi  .para  su  convencimiento,  ase- 
guró que  no  declaraba  más  que  lo  que  había  dicho,  exclamando 
cuan  ignominioso  le  era  aquel  paso,  a  que  lo  había  comprome- 
tido el  gobierno,  por  lo  que  tal  vez  antes  de  ocho  días  se  oiría 
decir  que  él  había  aparecido  asesinado  en  las  calles;  y  última, 
mente,  esforzándose  más  y  más  las  razones,  para  tiraer  en  el 
último  término,  dejando  de  todo  extendida  una  acta  en  aque- 
lla misma  hora,  dicho  coronel  contestó  que  su  cabeza  no  estaba 
entonces  para  nada,  que  se  retiraría  a  pensarlo  y  que  contes- 
taría. Todo  lo  que  ha  dispuesto  el  gobierno  se  redacte  en  ésta, 
que  servirá  de  acta  legalmente  extendida  y  autorizada  en  el 
día  de  la  fecha.  —  Martín  Rodríguez.  —  Bernardino  Rivada- 
via.  —  FraneisóO'  de  la  Cruz.  —  Manuel  Gartia". 

El  gobierno  de  Rodríguez  mandó  suprimir  el  hospital, 
llamado  de  Santa  Catalin'a,  cuyos  enfermos  debían  ser  y  fueron 
trasladados  al  llamado  militar  o  de  la  Rosidemeia.  Ordenó  el 
establecimiento  de  dos  mercados,  para  los  frutos  de  la  cam. 
paña,  y  especialmente  las  pieles,  uno  al  Oeste  y  otro  al  Sur  de 
la  ciudad;  y  de  aciiterdo  con  lo  dispuesto  en  el  decreto  de  25 
de  marzo,  dictó  (16  de  abril)  el  reglamento  de  la  Universidad 
de  Buenas  Aires  para  la  adjudicación  de,  premio®  el  24  de 
mayo  y  8  de"  julio;  encargó  (9  de  julio)  al  ministro  de  gobier- 
no la  colección  de  todas  las  producciones  poéticas,  dignas  de 
la  luz  pública,  compuestas  en  la  capital  y  en  todas  las  provin- 
cias argentinas,  desde  ei  25  de  mayo  de  1810  hasta  la  fecha  de 
esta  dispoisición,  de  la  cual  había  de  hacerse,  comoi  se  hi^o,  lUna 
impresión       ^ 

Promulgó  (3  de  julio)  la  ley  militar,  que  había  de  ser 
revisada  cada  año;  resolvió  (6  de  diciembre)  que  los  alumnos 
de  toda  clase  de  esiciuelas,  >o>  de  estudios,  que  se  encontrasen  en 
las  /horas'  destinadas  a  ellos  per  las  calles,  quintas,  cafés  y  de- 
más lugares  .públicos,  fuesen  conducidos  a  la  cárcel  de  deudores 
y  detenidos  en  ella  por  el  térmico  de  24  horasi;  promulgó  (24 
de  diciembre)  la  ley  sobre  reforma  del  clero,  cuyo  fuero  per. 
sonal  quedó  abolido,  como  también  los  diezmos,  las  icasas  de 
regulares  bethlemitas  y  las  menores  de  las  demás  órdenes  exis- 
tentes en  la  ,provincia.  Fijó  el  número'  de  religiosos  sacerdo- 
tes, en  las  casas  de  regulares  en  30,  como  máximum,  y  en  16 
como  mínimum,  suprimiendo  aquellas  cuyo  número  bajase  de 
éste,  y  disponiendo  lo  mismo  respecto  del  m;onaisterio  de  Santa 
Catalina;  y  todas  las  propiedades,  muebles  e  inmuebles,  perte- 
necientes .a  las  casas  suprimidas  fueron  declaradas  propieda. 


58  ANTONIO   ZINNY 

des  del  estado;  creó  (2  de  enero  de  1823)  el  establecimiettito  de 
una  sociedad  de  damas,  bajo  la  denominación  de  Sociedad  de 
Beneficenoia,  a  cuya  dirección  e  inspección  quedaban  las  es- 
cuelas de  niñas,  casa  de  expijsitos,  casa  de  partos  públicos  y 
ocultos,  hospit-ai  de  mujeres,  colegio  de  huérfanas  y  todo  eista- 
blecimiento  público  con  tendencia  al  bien  de  los  individuos  de 
au  sexoj  expidió  (id.)  un  decreto,  costeando  en  Iq&  colegios  de 
Buenos  Aires  la  educación,  vestuario  y  mantenimiento  de  seis 
jóvenes  de  icada  provincia  j  dos  de  éstos  con  destino  al  colegio 
y  estudios  eclesiásticos  y  los  demás  a  ios  de  las  ciencias  risicas 
y  morales,  y  decretó  (7  de  enero)  la  construcción  de  templos 
en  la  campaña  y  la  erección  de  unO'  en  el  nuevo  pueblo  del 
Püar. 

1823.  —  Don  Bernardino  Rivadavia  y  don  Manuel  José 
Garda,  m^inisitros,  en  ejercicio  de  las  funciones  del  poder  eje- 
cutivo por  delegación  del  propietario  Rodríguez,  que  marcñó 
a  la  expedición  del  sur ;  el  primero  en  cuanto  a  las  de  gobier- 
no, relaciones  exteriores  y  guerra,  y  el  isegundo  en  cuanto  a 
las  de  hacienda,  desde  el  14  de  febrero  hasta  el  11  de  agosto, 
en  que  Eodríguez  reasumió  el  mando  gubernativo. 

En  la  noche  del  15  de  marzo  se  recibió  en  Buenos  Aires 
la  primera  noticia  pasada  por  el  comandante  militar  de  San 
Nicolás  de  los  Arroyos,  don  Cipriano  Ceballos,  de  una  conspi- 
ración dispuesta  en  esta  ciudad,  para  derrocar  al  gobierno  de 
esta  provincia  y  de  la  de  Sainta  Fe,  y  descubierta  por  el  do 
la  última.  Al  mediodía  del  19  se  recibió  una  delación  de  que 
se  seducía  gente  para  conspirar  en  el  mes  de  abril  siguiente. 
A  las  diez  de  la  noche  del  19  se  recibió  el  primer  parte  oficial 
del  comandante  militar  de  ]\Iorón,  don  José  María  Casado,  co- 
municando que  en  las  inmediaciones  de  las  Cañuelas  reunía 
gente  don  Hilarión  Caistroi,  para  efectuar  esa  misma  nocthe 
una  revolución  en  Buenos  Aires. 

El  gobierno  delegado  se  reunió  en  la  fortaleza  (actual 
casa  de  gobierno'  nacional)  a  las  once  de  la  noche»  juntoi  'Con 
el  inspector  general  don  Ignacio  Alvarez  y  Thomás,  haciendo 
citar  a  esa  hora  a  los  generales  don  Juan  José  Viamonte  y 
don  Juan  Gregorio  de  las  Heras,  y  ordenándose  al  batallón 
oiúmero  1  de  fusileros  (al  mando  del  coronel  Benito  Martínez) 
que,  dejando  solo  la  guardia  de  prevención  en  su  cuartel  del 
Ketiro,  se  trasladase  a  la  FoTittaleza.  Todo  el  ejército  de  la 
capital  se  puso  en  movimiento',  situándose  en  puntos  conve- 
nientes para  la  defensa.  A  las  tres  de  la  mañana  penetrarom 
en  la  plaza  de  la  Victoria,     por  tres  puntos,     las  reuniones 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEKNADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     AKGENTITí^AS    59 

de  complotadoís,  baja  una  gr-itai  extrao^rdmaria  de  ¡viva  la 
reUgión  y  la  patria!  y  guiados  por  los  caudillos  don  Benito 
Peralta,  don*  Hilarión  Castlro,  don  Rufino  Bauza,  don  José 
María  Guerrero,  don  Pedro  José  Viera-  don  Antonio  G-on. 
zález  y  otros.  Su  primera  diligencia  fué  forzar  la  guardia 
de  la  cárcel,  poner  en  libeirtad  a  varios  reos,  principalmente 
a  don  José  María  Uñen,  y  apoderarse  de  la  /campana  de  la 
casa  de  justicia,  para  llamar  al  pueblo. 

Luiego  que  se  sintió  lai  alarmia,  en  el  puieblo,  conicurrie- 
ron  a  la  Fortaleza  muchos  jefes  retirados  y  otras  personas 
respetables  a  ofiredeíT  lal  gobierno  suis  servicios  y  alisitiaTse  en 
leí  Cuerpo  del  Orden,  ibasta  los  extranjerois.  A  lo^s  ocho  m¿- 
njutos  de  un  tiroteo  vioHentO'  de  piaiíte  m  parte,  fueron  cotm- 
pleitamentte'  bstídos  los  revoltO'So(s!,  dejiando  va.riols  miite-rtoS, 
heridois  y  prisáorueiros.  Estos  fuenon  sometidos  a  juicio  y  com- 
(dlenaidios  lalgun'olS,  absueiltos  y  pUiestos  en  libeirtad  otrois,  y  p'a- 
lEladoiS  po-r  las  armas  dtan  Jasé  Ma^ría  Urien,  oficial  retirado-, 
y  don  Benito  Pertaltlai,  oficial  reformiaido  dieil  cuerpo  de  artí.- 
Uiería,  el  9  de  abril  de  1823,  en  la  plaza  25  de  MmfO. 

A  la  enerigía  desiplieigtada  por*  el  gobieimoi,  se  debió  el  res- 
ta.blecimiento  del  orden  y  de  la  tranquiliidadl;  sepiaró  d'e  lia 
cámiaira  die  jusiticiía  a  los  doctoréis)  Gazcón  y  ValLe,  reempla- 
zándolos por  los  doctores  Cosisio  y  Villegas;  sepa,ró  igual- 
mente de  sus  pueisitoisi  alguntois  cunas,  tales  como  dbn  Vicente 
Arraga\  y  don  Fria(n,ci,sco  Argerdch,  mandando  p'render  a  unos 
y  saliir  de  la  provincia  a  otros,  por  su  conduicta  subvereiva 
y  ofreciendo  2.000  pesos  por  la  persona  del  doctor  Tagle  y 
200  poír  cada  una  de  'lias  demás  y  con  el  ejemplar  eastiígo  de 
los  pirincipales  oableicilliaisi.  P'atra  mlayoir  giarantía  y  con  el  ob- 
jeto dIe  iconsiervar  el  orden,  salió  el  coronel  Borrego  con  una 
fulerzía  de  200  hombres  de  caballciría,  paira  situarse  en  la 
campaña. 

Las  señoras  nombradas  (18  de  febrero),  para  la  for- 
mación de  la  primera  Sociedad  de  Benefifíencii,  fueron-,  do- 
ña Mertceides  Lasala,  dloñía  Miairía  Cabrera,  doña  Isabel  Ca- 
eamayoir  dte  Lúea,  dtoña  Joaquina  Izqíuiemdo,  doña  Flo-ra  Az- 
cuénaga,  doña  Cipriana  Viana  y  Boneo,  doña  Manuela  Agui- 
rre,  doña  Josefai  Gabriela  Ramois,  doña  Isabell  Agüero,  doña 
Estanislada  Tartas  de  Wright,  idoña  María  dle  losi  Santos 
Riera  del  Saír,  doña  María  Sánchez  de  Mamdeville  y  doña 
Bernardina  Chavainría  de  Viamonte,  bajo  la  preisidlencia  db 
la  primera.  Por  'renuncia  de_  la  5.a  y  lia.  y  por  ausiemicia  de 
la  lOa,,  fueron  nombradas  doña  María  del  Rosario  Azcuéna- 


6o  ,  Antonio  Zinny 

gia,  idoña  Jiisltia  Foguet  de  Sámehez  y  doña  Esitanislada  Ooissio 
de  Gutiérrez.  Estia  sociedad  tuvo  como  una  de  '9uis  laíribueio- 
nes  el  ladjudieiar  y  repartir  cuatro  ipremios  el  26  ide  .miayo  de 
todos  los  añcjs,  a  la  moral,  ,a  la  'indnfetria  y  doisi  a  la  aiplilcia- 
ción.  El-  primieiro  de  200  ipesoiS  en  dinero,  se  había  de  ladjudi- 
c'aír  a  la  niaijer  que  onás  se  hubiesie  distinguido  por  tsta  mo- 
nalidad  y  poT  la  pa-ácitioa  idle  las '  virttuideis  propias  del  sexo-  y 
de  !S)u  ©sitado.  El  seigutndo,  de  100  pesos  en  dinero  se  había 
de  ladjudái'íair  la  la  que  más  se  hubieseí  efelmeraldb  enj  el  tes;ón 
dte  adquirir,  con  hüni'adez  y  p'or  medio  id'e  un  trabajo  in- 
dtuatrjoso,  los  medios  d;e  su  isubsistiencia,  o  la)  de  sus  p.adrei.s  o 
ihijos.  L:oí3  ortros  doi3,  de  50  pesos  caldca,  unio,  deslinaldbs  en 
especies  o  útiles,  a  'elección  de  la  Sociedad  de  Beneficencia, 
•a  las  das  niña.s  que  más  isia  huibiesen  distiitoguido  por  su  ta- 
■lento  y  lapliciación. 

En  mar'zo  fué  presentiad'o  por  los  señoneisi  Vaíl'entín  Gó- 
mez:, Joisié  Ma.rxa  Roj'al^!  y  Frianieasco  deOl  Saír,  y  laipirobadiO'  por 
el  igíobiemo,  el  16  díe  abril,  leil  reglamenta  piara  la  expresadla 
soieieidad,  el  mismo  que  isigaiió  irig*iendo  hasta  la  fecha;  así  co- 
mo fué  .aip.robiado  por  el  gobieamio  otiro  reiglamiento  diettado 
por  loe  clitsd'oisi  señoi'eis,  piara  la  ladjuidicactión  de  losi  pnemioe 
dei&rlet,adosi  el  1.°  de  miarzo,  fijando  el  procedimiento  que  se 
hiabía  de  seguia*  y  siguió  halsita  la  feícha  y  aiun  las  'arengas 
que,  all  lua-cer  la  entrega  del  premio,  había  d!e  pronuneiair  Üla 
presidenta. 

Las  f-ia.sa'S  del  hospicio  /de  Morcedario®,  denominaidbs  San 
Eaimicn  dei  lais  Conchas,  y  del  convento  de  San  Pedlro,  fuie¡non 
(24  de  febrero)  d'eisttiiniados  a  hosipioioa,  ipara-  la  educación,  de 
lois  minos  de  los  pueblos  y  tc'rritorio  de  la  ciaimpaña,  en  las 
primeras  letiras,  bajo  la  dürección  de  la  sociedad  Lancias- 
teríana. 

El  5  de  marzo  Sie  dleeretó  «1  estableciimientoi  ;d)e  nin-ai  caja 
de  ahorros,  y  lel  24  de  abril  qiuiedó  inisitaPlada  y  nombrada,  la 
eoimisión  dirciCtiva^  disponiendo  sor  el  objeto  de  idieha  insti- 
tución el  recibir  en  depósito  las  iSiuímals  deiside  dos  reales  pa,ria( 
arriba,  que  leoonomizairan  los  individuaos  iiDdustriosoisi  qiue  no 
tuviieisen  modo  de  adelantaír  iSiuis  lahoaTos  con  seguMclad. 

El  gobeTnador  delegado  (Eiviadavia)  lencargó  (5  de  abril) 
al  prelado  dio^cieisiano  obligase  a  todos  loi3  indiividuos  del  cie- 
no 'a(  asistir  a  una  confer'eneia  seraianal,  conitraíída  a  1í)s  pnn- 
tos  siguientes:  1.**,  moral  y  rúbirica;  2.°,  oratoria  "sagrada 
práctica;  3.°,  histcaúa  eciliesiiástica  y  disciplina,  y  4.*,  'derieicho 
público  0clliesiátsítico.    Y  en  19  de  labril,  el  pirovisior  gobernador 


HISTOKIA    DE    LOS    GOBERNADOEES     DE    LAS    PBOVIJN'CLi^.S     ARGENTINAS    6 1 

del  obispado',  doctor  Maráiaoio  Zavíiieta,  piríeseiitó  el  reglamen- 
to paira  fes  referidais  confeireecias,  el  cual  fué  (24  ide  labril) 
apirobaido  por  el  gobierno  delegado.  Este  ipresentó  el  5  de 
mayio,  isiu  mensajie  la  la)  sala  de  i'epresentiantes,  haciendo  una 
lisoinjeiria  pintura  diefl.  estado  die  progrieso  de  la  provincia, 
principalmente  respecto  de  la  multiiíplicatción  de  lOiS  estableci- 
mientos de  primera  educación,  en  la  ciudad  y  campaña,  a  fin 
de  combatir  la  ignorancia,  como  el  pirimer  eneoniígo  de  los  pue- 
blos, que  dleisanoraliizia  y  embrutece. 

Eiatificó  (10  de  junio),  'Un  tratado  de  laliainzai  defensiva, 
entre  la  república  de  Colombia  y  &l  lestlado  d>e  Binemos  Aires, 
en  'sostén  de  sn.!  independencia;  suprimió  (27  de  junio)  las 
postas  mili'tiares,  substituyendo  las  dependáenteisi  de  la  ad!m¿- 
nistración  de  corneos;  indultó  (9  de  julio),  de  la  pena  de 
muerte,  a  todos  los  quie  en  rebeldíia  babían  sido  condenados 
la  ella,  pioír  'aiuitorcís  o  (cómplices  de  la  asonada  de  la  noclie  del 
19  de  marzo,  y  restituíido-s  a  la  libertad  y  aíl  pleno  goioe  de 
los  derechos  de  ciiidaidanos,  el  25  de  mayo  de  1824  todos  los 
que  fueron  euicausiados  como  cómplices  o  aiutoires  d^  la  citada 
asonada;  ratificó  (23  de  julio)  una  convención  prehiminar 
acordada  lentre  el  gobierno  de  Buenos  Aineis  *y  los  comisiona- 
dos  de  S.  M.  C;  fué  autorizado  (id)  por  la  legislabura  de 
Buenos  Aires  pa/ra  negociar  en  favor  de  Es)paña,  lamcnaiza- 
\3tia.  una  guierra  por  el  rey  ide  Francia,  Luis  XVII,  la  suma 
de  veinte  millones  de  pesois,  entre  todos  los  estados  aimericia- 
nos,  reconoicidos  independienteis.  En  virtud  de  eisiai  aiutori- 
zación  legislativa,  lel  gobierno  delegado  (Rivaidavia)  nombró 
(id)  ministro  plenipotenciario  cerca  de  la  república  de  Chile, 
Perú  y  Colombia  a  /don  Félix  Alzaga;  cerca  del  jiefe  de  las 
fuerzas  españoláis  que  ocupaban  pa,rte  del  teírritorio  del  Pe- 
rú, al  genenal  don  Juan  Gregorio  de  las  Heras;  cerca  de  ila/s 
provincias  de  la  carrera  del  Pairaguay,  al  doctor  Juan  G-ar- 
cía  de  Cossio;  piara  la  línea  de  ocupación  por  esíta  parte  del 
Perú,  con  residencia  en  ©1  territorio  de  la  provincia  de  Sal- 
ta, al  general  don  Juan  AntO'náo  Alvarez  de  Arenales,  y  cer- 
ca de  lais  provincias  interdoires,  esencialmente  cerca  de  los  go- 
biernos de  la  carrera  de  Cuyo,  a.l  doctor  Diego  Estanislao  Za- 
Valeta. 

Decretó  (7  de  agosto)  el  establecimiento  de  una  escuela 
de  agricultura  práctica  y  un  jardín  de  aclimatación,  en  ]|a 
qiuinta  denominaidla  dle  la  Recoleta;  y  habiendo  regresado  de 
la  campaña  el  gobernador  propietario  Rodríguez,  cesó  el  go- 
bierno delegado  el  11  de  agosto,  día  en  que  aiquél  entró  de 
nuevo  en  ejercicio  de  stiis  funciones  gubernativas. 


o:*  ANTOJÍIO  ZINNY 

1823 — Brigadier  Mariin  Rodríguez,  proipietario,  desde 
el  11  de  agosto  de  1823,  que  reasimiió  el  miaado  .grabem'aítivo, 
después  de  su  lexpedicdón  al  sur  oontria  los  bárbaros,  looii  ell, 
objeto  de  extender  la  frontera,  basta  el  16  de  novienibr,e,  que, 
con  motivo  de  un  contraste  expeiiianeatado  por  las  fuerzas 
diel  gobeiinaidor  López,  de  Santa  Fe,  despoiés  de  baber  sido 
atacados  y  derrotados  aquéllos,  en  el  puesto  del  difunto  Gó- 
mez, el  15  de  noviembre,  volvió  a  salir  Rociirígniez,  con  di- 
rección a  Lobos,  acompañado  de  14  artilUeros  y  del  coniuu- 
dante  de  colorados  (Kosais),  con  60  hombres;  pero  no  dejó 
delegado  por  haber  regresado  al  día  siguiente. 

Con  el  objeto  de  lijar  de  un  modo  permanente  la  nueva 
línea  de  fronteras,  principiada  en  el  laño  de  1823,  el  goberna- 
dor Rodríguez  salió  el  5  de  enero  del  año  siguienlte  (182-1), 
a  la  cabeza  de  la  expedición,  que  se  dirigió  al  sur  de  la 
provincia,  y  de  acuerdo  con  la  junta  de  representates,  de- 
legó el  mando  gubernativo  ¡en  los  ministros  Rivadavia  y 
García. 

En  vista  de  la  neciesidad  de  poai'er  en  acción  todos  los 
i'eeursos  que  el  país  posee  y  en  el  deseo  de  hacer  valer  lo 
posible  las  minas  situadas  en  las  provincias  Unidas,  el  go- 
bernador Rodríguez  'expidió  un  decreto  (24  de  novieimbre) 
autorizando  al  ministro  Rivadavia,  para  que  promoviese  la 
formaición  de  una  sociedad  en  Inglaterra,  destinada  a  explo- 
tar las  minas  de  oro  y  plata  que  existen  len  la  república. 

Con  el  fin  de  poblar  la  ciudad  que,  con  el  nombne.  del  ge- 
neral Belgrano,  debió  erigirse,  el  gobernador  Rodríguez  au- 
torizó (24  de  noviembre)  al  miniístro  Rivadavia  paxa  nego- 
ciar 20Ü  familias  europeas,  así  como  el  envío  de  mil  o  más 
familias  morales  o  industriosas,  para  las  nuevas  poblaciones 
que  se  proyeotaiba  levantar  en  el  territorio  de  la  provincia. 

Instruidos  de  los  progresos  qne  la  Biblioteca  pública  ha- 
cía y  de  la  influencia  real  que  aquel  establecimiento  tenía 
en  la  ilustración  del  país,  el  gobernador  Rodríguez  encairgó 
(31  de  diciembre)  al  bibliotecario  propusiera  oportunamente 
todas  las  medidas  conducentes  a  acelerar  el  del  museo  del 
país,  especialmente  -en  todos  los  ramos  de  historia  natural, 
química,  arte  y  oficios  j  encargando  a  la  academia  de  medi- 
cina y  ciencias  exactas  la  formación  de  una  colección  demos- 
trativa de  la  geología  del  país  y  oitira  de  las  aves  del  mismo. 
Y  por  lo  que  respecta  a  conchas,  el  ministro  Rivadavia  que- 
dó encargado  de  librar  las  órdenes  e  instrucciones  necesa,- 
rias  al  comandante  de  Patagones,  para  lai  formación  de  una 
colección  de  las  mismas. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEErTADORES    DE    LAS    PEOVIJíCIAS     ARGENTINAS    63 

Ei  5  dte  enero  de  1824,  i&l  gobernador  Bodríguez  delegó  el 
mando  gubernativo  en  ios  ministros  Kivaaavia  y  üarcia,  du- 
rante su  ausencia  a  la  campaña. 

1824 — JJ.  Jiernardmo  nivadavia  y  D.  Manuel  José  García, 
ministros  de  Rodríguez,  delegados,  jjor  lo  que  respecta  a  los 
ramos  de  relaciones  exteriores,  gobierno,  guerra  y  marina  el 
primero,  y  por  lo  que  respecta  a,  la  hacienda,  lel  segundo, 
desde  el  ó  de  enero  que  ©i  propietario  salió  a  iai  cabeza  de 
la  expedición  al  sur  ae  la  provincia,  para  njar  de  un  modo 
permanente  la  nueva  línea  de  fronteras. 

El  general  Rodríguez  llegó  al  término  que  la  ley  fijó  a  la 
duración  de  su  gobierno,  acontecimiento  muy  lionoroso  para 
él,  porque  era  en  su  género,  hasta  entonces  el  primer  ejem- 
plo que  la  historia  debe  registrar  con  interés. 

Una  de  las  primeras  disposiciones  del  gobierno  delega- 
do (Rivadavia)  íué  di\ádir  (7  de  enero  de  1824),  el  juzga- 
do de  paz  de  la  parroquia  de  la  catedral  len  dos,  al  sur  y 
Ti'orte  üe  la  calle  de  la  Plata  (hoy  Rivadarsda) .  lil  mismo 
(Rivadavia)  dictó  (enero)  un  reglamento  para  la  escuela  de 
partos. 

Los  ciudadanos  norteamericanos  merecieron  tal  consideH 
racióii  por  las  relaciones  da  amistad  >e  identidad  de  princi- 
pios, que  el  mismo  delegado  decretó  (24  de  febrero)  a  su  fa- 
vor, no  necesitar  de  más  pasaporte  para  salir  del  territorio, 
que  el  del  plenipotenciario  de  su  nación,  Rodney. 

Mandó  reconocer  (6  de  abril)  al  primer  cónsiul  general 
de  S.  M.  B.  en  el  estado  de  Buenos  Aires,  Wodbiime  Parish,  y 
en  correspondencia  nooiibró  (7  (fe  abril j  por  primer  cónsiufL 
general  del  mismo  estado,  icn  el  Reino  Uiddo  de  la  Gran  Bre- 
taña le  Irlanda  a  don  Juan  Hullet,  quedando  éste  autoriza- 
do para  nombrar  vicecónsules  en  las  ciudades  de  dicho  Reino. 
Acordó  (10  de  abril)  al  mismo  tiempo  que  los  comiandan- 
teis  de  los  paqueteas  ingleses  (que  luefroin  primeros)  el  poder 
desembarcar  con  la  correspondencia  que  condujesen,  sin 
esperar  las  visitas  de  ordenanza  de  puerto. 

La  junta  de  representantes  nombró  el  2  de  labril  al  ge^ 
nerail  don  Gregorio  de  las  lleras  gobernador  y  capitán  ge- 
neral de  la  provincia,  y  al  día  sigmeniie,  3,  el  gobiierno  de- 
legado, para  facilitar  la  instrucción  que  correapondía  al 
gobernador  nuevamente  electo,  acordó  que  cada  jefe  de  ofi- 
cina formaría  una  exposición  comprendiendo  las  bases  bajo 
las  cuales  estaba  organizada  la  misma,  y  el  método  por  me- 
por  que  se  observaba  en  el  servicio,  etc.,  etc. 

Y  el  9  de  mayo,  etl  gobierno  delegado,  en  ausencia  del 


64  AHTONIO   ZINNY 

propietario,  que  se  hallaba  en  campaña,  puso  en  posesión  del 
mando  de  la  provincia  al  electo  Las  Heras. 

El  brigadier  general  Martín  Rodríguez  íailleeió  en  Mon- 
tevideo el  5  de  marzo  de  1845.  Hallándose  la  «escuadra  ar- 
gentina, len  actitud  liostil,  ;al  frente  de  Montevideo,  el  be- 
nemérito almiraute  (iuiliermo  Brown,  exponiéndose  a  in- 
currir en  la  ira  del  dictador  Rosas,  en  homenaje  de  resínelo, 
de  dolor  y  de  consideración  por  su  antiguo  compañero  da 
glorias  y  de  trabajos,  mandó  poner  a  media  aista  Ite  pabello- 
nes de  los  buques  de  su  mando,  como  tributo  a  la  memoria 
de  aquel  insigne  ciudadano  argentino.  Esta  demostración, 
completamente  inusitada  en  aquella  época  para  los  denomi- 
nados unitarios,  no  mereció  la  desapi^obación  de  Rosas,  quien 
se  hizo,  el  desentendido.  El  gobierno  de  la  Repübüca  Orien- 
tal del  UiTiguay  maindó  se  hiciesen  al  ilustre  patricio  ios 
honores  debidos  a  su  alto  rango  m.ilitar,  con  formación  de 
tropas  en  la  plaza  de  la  Constitución,  llevando  sus  banderas 
enlutadas,  y  con  (asistencia  del  mismo  gobierno  y  de  lo  más 
selecto  de  la  ciase  civil  y  militar,  acompañando  el  féretro, 
que  fué  llevado  a  pulso  por  los  coroneles  José  Garibaldi,  Co- 
rrea, Uupont,  Tnieoaut  y  Uraonez  y  ei  comanaaute  iviariano 
Echenagucía,  hasta  la  iglesia  Matriz,  donde  se  hicieron  sus 
exequias  ed  día  6. 

1624.  —  breneral  Juan  Gregorio  de  las  Heras,  electo  por  la 
Junta  de  Representantes  el  2  de  abril,  y  hallándose  ausente  de 
la  provincia  en  aquella  fecha,  fué  puesto  en  potsesión  del 
mando  gubernativo,  por  el  gobierno  delegado  de  Rodríguez, 
el  Ü  ae  lua^  o,  pur  tres  anos. 

El  22  de  diciembre  delegó  el  gobierno  en  stis  dos  üíi- 
nistros,  García  y  Cruz,  con  eii  objeto  de  revistar  las  fron- 
teras y  toda  la  campaña,  regresando  ejl  11  de  enero  y  reasu- 
miendo el  mando  de  la  provincia  el  13  de  dicho  mes  del  si- 
guiente año. 

Uesde  el  23  de  enero  de  1825,  en  que  el  congretso  eonnrió 
al  gobierno  de  la  provincia  el  ejercicio  de  las  atribuciones 
del  F.  E.  nacional,  desempeñó  Las  Heras  unas  y  otras  íaetd- 
tades,  hasta  7  de  marzo  de  1826,  en  que  cesaron  las  autorida- 
des provinciales,  quedando  la  provincia  de  Buenos  Aires 
bajo  la  juiíádicción  del  presidente  de  la  república,  que  lo  era» 
don  Bemardino  Rivadavia,  quien  había  tomado  posesión  de 
la  presidencia  el  8  de  febrero  anterior. 

Eliminada  la  provincia,  desde  el  7  de  marzo  de  1826,  la 
junta  de  representantes  se  reinstaló  el  1.°  de  agosto  del  si- 
guiente  añoj   abriendo   la  primera  sesión   con   una  brillante 


nrSTOKIA    DE    LOS    GOBEP.N'ADOP.ES    M    LAS    PEOVlNCrAS     ARGENTINAS    6$ 

alodición  del  presidente  de  la  cor]>oración  j  el  12  del  misma 
raes  se  hizo  la  elección  de  gobernador  de  la  provincia,  qwe 
recayó  en  la  persona  del'  coronel  Borrego. 

La  nómina  de  los  diputados  al  ccin'írreso  nacional,  'elec- 
tos en  Buenos  Aires  en  el  gobierno  de  Las  Heras,  era  como 
sigue :  don  Mariano  Andrade,  Julián  Segundo  de  Agüero, 
Valentín  Gómez,  Diegoi  E.  Zavaleta,  Manuel  Joisé  García, 
Francisco  Cruz,  Juan  José  Paseo,  Nioolás  Aincliorena  y  Ma- 
nuel Antonio'  Caistro. 

1824.  —  Dr.  Manuel  José  García  y  general  Francisco  de 
la  Cniz>  encargados  por  el  gobierno,  durante  la  autsencia  del 
gobernador  Las  Heras  en  revistar  las  fronteras  y  toda  la 
campaña,  desde  el  22  de  diciembre  de  1824  hasta  el  13  de 
enero '  de  1825,  que  el  propietario  reasumió  el  mando  de  la 
provincia. 

La-s  únicag  disposiciones  diotadas  por  el  gobierno  dele- 
írado  (Gñircía)  fueron,  algunos  nombramientos  y  el  deslinde 
de  la  .iurisdicción  d^  la  Guardia  de:  Lujáfiv  a  quie  más  adelan- 
te se  hace  referencia. 

El  brigadier  general  Francáscoi  Fernández  d^  la  Cruz 
falleció  en  Buenos  Aires  lel  23*  de  aibril  ide  1835,  a  los  54  años 
de  edad. 

1825.  —  General  Juan  Gregorio  de  las  Heras,  gobemal 
dor  propietario,  desde  el  13  de  enero  de  1825,  que  reasumió 
el  mando  de  la  provincia!,  después ,  de  uma  corta  -ausencia  de 
21  días,  de  la  capital,  en  revisar  las  fronteras  y  toda  la 
■campaña  hasta  el  7  de  mairzo  de  1826  que,  federalizada  la 
capital,  quedó  bajo  la  exclusiva  autoridad  del  presidente  de 
la  república. 

Al  mes  de  recibirse  del  mando,  el  gobernador  Las  Heras 
decretó  (10  de  junio)  honores  fúnebres  al  señor  César  Au- 
gusto Rodney,  primer  ministro  plenipotenciario  de  los  Esta- 
dos Utnidos,  a  cuyo  aotlo  concurrió,  la  plana  mayor  del  ejér 
cito,  los  jefes  de  todos  los  departamentos  y  lote  ministros 
del  poder  ejecutivo; — 'estableció  (25  de  septiembre)  una  co. 
mi'aióth  topográ«fica  compuesta,  provisionalmente  do]  'editor 
del  registro  estadísticoi,  don  Vicente  López,  del  prefec- 
to de  ciencias  exactlas  y  del  catedrático'  de  flsico-mateimá' 
ticas,  con  2  oñciales  auxiliares,  la  cual  fué  encargada  de 
reunir  los  datos  para  la  formación  del  plano  topográfico  de 
la  prcviiacia,  así  como  de  Ja  superintendencia  de  todas  las 
mensuras  de  terrenos;  —  acordó  (16  de  octubre)  invitar  a 
los  gobiemois  de  las  provincias  a  que  enviasen  de  cada  una, 


06  A>'TOXIO   ZIÍíIÍY 

Tino  O  anas  jóveii'es  de  veinte  años  cumplidos,  con  destino 
a  las  oficinas  públicas  de  la  ciudad  de  Bu^eníos!  Aires,  los 
cuales  habían  de  ser  educados  con  preferencia  en  las  ofi- 
cinas de  contaduría,  tesorería  y  recandación»  y  en  todas 
las  secretarías: — nombró  (22  de  septiembre )_  en  calidad  de 
ministro  plenipotfeniciaráo  icerca  del  g'obiemo  de  la  Repú- 
blica de  Cotlombia  al  g'eneral  don  Carlos  de  Airear,  que  se 
bal'^aba  desempeñando  el  -mismo  car^o  cerca  dé  los  Estados 
Unidos,  y  por  secretario  de  la  legación  al  mayor  de  artille- 
ría don  Tomás  Triarte.  IsriMl  nombramiento  hizo  en  la  per- 
sona del  ^neral  don  Ignacio  Alvarez  y  Thomas  cerca  del 
gobierno  del  Perú  (18  de  octubre). 

En  el  deber  de  preparar  una  instmiceión  que  colocase 
al  cuerpo  nacional  en  estado  de  formar  un  completo  juicio 
de  las  relaciones  exteriores,  acordó  (28  de  octubre)  la  orga- 
nización de  los  d6cumentos  relativos  a  dicho  ramo,  forman- 
río  dos  coleccione^:,  o  series,  una  desde  el  11  de  febrero  de 
1820  en  que  sucedió  la  disolución  del  gobierno:  y  la  otra 
desde  la  segunda  época  que  fija  el  párrafo  anterior,  hasta 
la  fecha  de  este  decreto,  en  que  el  gobierno  de  Buenos  Ai- 
res dirigió  las  relaciones  exteriores. 

El  21  de  octubre  ordeñó  que  por  el  ministerio  de  rela- 
ciones exteriores  se  formase  una  razón  del  voto  dado  por 
c-ada  gobierno  de  provincia,  sobre  el  lugar  donde  debía  ins. 
talarse  el  cuerpo  nacional,  euyo'  resultado  fué  como  sigue : 

Por  Buenos  Aires  12,  a  saber:  Paraná,  San  Juan,  Men- 
doza. Salta,  Rioja,  Buenos  Aires.  Misiones.  Corrientes,  Tu- 
cumán,  Santiago,  Catamarca  y  Córdoba.  Por  Tucumá^n  1, 
a  saber:  San  Luis. 

Santa  Fe  no  comunicó  su  voto,  sino  posteriormente,  dán- 
dolo por  Buenos  Aires. 

Por  deci^to  de  8  de  noviembre-  el  gobernador  Las  He. 
ras  dispuso  que,  en  los  pueblos  de  campaña  en  que  hubiese 
escuelas  dotadas  por  los  fondas  ¡públicos  se  estableciese  una 
junta  inspectora  de  la  escuela  compuesta  del  juez  de  paz 
del  distrito  y  dos  vecinos  responsables  del  lugar,  nombrados 
roí*  el  gobierno  y  cuya  duración  en  el  gobierno  debería  ser 
la  de  tres  años.  Las  funciones  de  estas  juntas  eran  las  mis- 
mas, poco  más  o  menos,  que  las  de  los  actuales  co<nsejos 
escolares. 

Por  una  ley  de  15  de  noviembre  se  dispuso  que  la  pro- 
vincia de  Buenos  Aires  se  había  de  regir  del  mfsmo  modo  y 
bajo  las  mismas  form^as  que  a    la  sa^ón  se  regía,  hasta   la 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEETíADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    67 

promulgación  de  la  constitución  que  diese  el  congreso  na- 
cional, resem'ándoise  empero  el  idereehio  de  aceptar  o  deshe. 
eliar  ipor  su  parte  la  que  éste  presentara. 

El  gobierno  de  Las  lleras  dictó  (enero  de  1825)  el 
Formulario  a  que  debíian  arreglarse  los  jueces  de  paz  de  la 
campaña,  para  extender  lals  diligencias,  en  uso  de  su  ju- 
risdicción:— estableció  (12  de  euiero)  los  límitea  de  la  Guar- 
dia de  Lujan,  comprendidos  eniíre  el  arroyoi  llamado  de 
Balta  la  Ballena  con  sus  nacientes  hasta  la  laguna  del  Du- 
razno; y  por  la  parte  de  la  Villa  de  Lujan,  siguiendo  por 
ios  mo^jones  de  Robred'o  y  Rodríguez  y  terrenos  áe  Noriega, 
basta  encontrarse  con  los  de  San  Andrés  de  Giles;  exteaidién. 
dose  por  la  parte  de  Areco  y  la  del  sur,  hasta  los  puntos  que 
reconocía  entonces  por  límites  naturalos: — dictó  (19  de  ene- 
ro, adicionado  el  26  de  julio)  un  Rer/lamento,  con  el  fin  de 
regularizar  las  operaciones  de  la  comisión  de  inmigración, 
nombrada  por  decreto  de  13  de  abril  de  1824,  y  con  el  fin 
de  fijar  las  bases  de  los  contratos  y  las  condiciones  con  que 
debían  ser  auxiliadas,  así  como  las  ventajas  a  que  habían 
de  tener  derecho  los  colonos,  que  fueran  conducidos  con  el 
objeto  de  establecerse  en  esta  provincia. 

Las  operaciones  de  la  expresada  comisión  eran:  1.*  Pror 
porcionar  empleos  o  trabiajos  a  los  extranjeros  que  vinieram 
al  país  sin  destino,  o  que  se  hallasen  en  él  sin  colocación. 
2."  Hacer  venir  de  Europa  labradores  y  artesanos  de  toda 
©lase.  3."  Introducir  agricultores  por  contrates  de  arrenda- 
miento cotti  los  propietaric-(s  y  .artistas  del  ¡país.  Y  4."  hacer 
conocer  a  las  clases  industriallesi  de  Europa  las  ventajas  que 
promete  este  país  para  los  inmigrantes  y  ofrecerles  los  ser. 
vicios  de  la  comisión  a  su  llegada  a  Buenos  Aires. 

En  celebridad  de  la  instalación  del  congreiso  general 
constátuyente  que  t,uvo  kigar  el  16  de  diciembre  de  1824, 
siendo  el  primer  ■acontecimiento  importante  que  señalaba  el 
período  tan  deseado  de  la  reorganizaeión  nacional  y  sobre  to- 
do por  el  triunfo  decisivo  de  los  ejércitos  de  la  indepen- 
dencia habían  reportado^  en  la  camipaña  del  Perú,  el  9  de  di- 
ciembre de  1824,  en  la  jornada  de  Ayacucho,  decretó  (7  de 
febrero)  un  solemne  Tedeum  ■en  la.  iglesia  catedral  con 
asistencia  de  todas  las  corporaciones  civiles,  militare®  y  ecle- 
siásticas; declarando  días  de  fiestas  cívicas  el  13,  14  y  15 
del  mismo'  mes  y  dejando  a  todos  los  ciudadanos  en  li- 
bertad de  demostrar,  en  esos  días,  sus  sentimientos  patrió- 
ticos sin  más  límites  que  los  que  establece  la  dignidad  de 
lin  pueblo  civilizado. 


68  ANTOÍriO   yiNNV 

Comisionó  (25  de  febrero)  al  canónigo  jubilado  don 
Bai'^lomé  Muñoz  para  la  recopilación  de  todas  las  leyes  y 
resoluciones  generales  que  se  hubiesen  expedidc,  desde  el  25 
de  mayo  de  1810  basta  la  época  en  que  se  estableció  eil 
Registro  Oficial,  siendo  la  misma  que  otro  publicó  como  su- 
ya, con  omisión  de  todas  las  del  ano  de  1810,  parte  de  las  de 
1819.  toidio  el  (año  1820  y  parte  del  1821,  ñor  disposición  de 
Rosas,  en  cuya  época  se  llevó  a  cabo  dicha  publicación, 
cofntinu'3ld)a  hg.sta  1840: — ^aipirobó  (27  de  abril)  la  tra^a,  qrae 
el  ingeniero  de  provincia  propuso  del  plano  topográfico  de 
la  parte  exterior  de  la  ciudad:  —  declaró  (29  de  abril),  sin 
efietcto,  la  reisoluieión  del  6  de  febrero  de  1822,  sobre  el  te- 
rritorio del  partido  de  la  Matanza,  quedando  restablecido 
bajo  la?  mism.os  límites  que  lanlties  tenía): — decretó  (13  de 
jiunio)  un  moniutmento  sepiií^iciral  en  honoT"  del  general  Do- 
minono  Frenicb: — promuloró  (12  de  julio),  la  ley  de  lai  pro- 
vincia aceptando  la  fundamental  aceptada  por  ^el  congreso 
en  23  óe  lemero  v  afutoriizandr»  'al  gobieimo  p'aíria  desempeñar 
ol  P.  E.  nacional: — decretó  (28  de  jiiliio)  la  erección  die  nm 
monumento  al  doctor  Antonio  Sáieniz,  por  iios  distinguidoi^s 
sieirvieáois  rendidos  la  :sIuj  platria  /en  la  época  de  lia  emialneipación 
nolítiiC'a  y  por  el  eielo  infaitigable  quie  desiplegó  eonstantemien- 
te  como  rector  'de  la  uinliversid'ad  de  Buenos  Aires,  así  .ootao 
por  seír  uno  de  los  siamait arios  deil  acta  de  lia  inidepemden'cial 
de  las  Provincias'  ünidais  del  Río  Ide  la  Plata. 

Dispuso  (16  de  septiembre)  qule  ein  todotsi  los  piuebFois 
de  icamp.añ'a  se  regeirvasen  dos  soi^-ares  con  frente  a  la  ipliiba 
principal  destinados  a  la  construcción  de  edificios  públicos 
de  escJiílela,  cíalsa  áe  justicia  y  templo,  diisposición  que  se 
sisruió  observamido  bastia  lel  dial: — promulgó  (23  de  sieptiem- 
bre)  la  ley  autorizando  al  gobierno  pairai  procedler  en  el  te- 
rritorio de  la  pro^nncia  a  la  ejecución  del  tratado  celebrado 
el  2  de  febtrero,  entre  el  igob'ieirno  de  lias  Provincias'  UnidpB 
ddl  Río  de  la  Plata  y  el  de  S.  M.  B. ;  e  igiiaiLraentie  (12  de 
octubre)  la  ley  sobre  la  libertad  de  cultos  en  el  tlerráitorio 
de  la  provinciia. 

Para  leO  esitablecimiento  de  la  línea  die  frontera,  nombró 
(31  de  octubire)  ulna  oomisiónj  icompuestiai  idel  'coronel  de  'co- 
aiaoerois  don  Juian  Lavalle,  del  ingeniero  dora  Felipe  Senillosia 
y  del  haciendado  coronel  don  Juan  Manuel  Rosas,  (no  bajo 
la  dirección  de  éste,  como  dice  Angielis,  Síino  bajo  la  del  pri- 
mero) con  el  objeto  de  que  saliesen  a  hacer  los  reconoci- 
mientos  más  prolijos  de  los  puntos  por  donde  h]a!bía  de  co- 


laSTORIA  DE  LOS  OOBEBNADOBES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  69 

rner  la  íláne/a  ée  frorutera,  laipoyada  en  lo:s  Fluiertes  Federa- 
ción  (hiOy  Junín),  Círaíz  de  Ghierna  o  25  de  Mayo,  Laguna 
Blanca  y  de  la  fortaleza  Protectoina  Argentina,  len  Bahía 
(Blanca. 

EiSta  eoímisión  empiezo  siu^  trabajos  el  10  de  diciiembre 
(de  1825  y  regresó  a  Buieaias  Aires  el  25  de  enero  del  siguien- 
te -año. 

El  plamo  presentado  por  la  comisión  fué  a,prob)ado  por 
•el  gobierno  de  la  presidencia  de  Rivadavia,  el  27  de  septiem- 
bre de  1826. 

El  igobernadoír  Las  Heras  icomo  encairgado  del  podeí 
ejecutivo  nacioniall  desde  el  23  de  enero  de  1825,  dictó  va- 
rias idisposioioneis  que  formiain  üia  baste  de  la  organización  na- 
cional, tal  cual  sie  siguiera  después  por  su  siucesor  Rivada- 
via.  Y  si  éste,  a  jusito  título  merece  recordarse  con  vene- 
iiiación  por  haber  sido  el  iiniciador  de  la  mayor  partie  de  las 
instituciones  que  el  país  Oístent'a,  seii'ía  una  inj.usticia  no  re- 
cordar con  igual  venenaición  y  respeto  al  doctor  Manuel  Jo- 
sé Grarcía,  ministro  en  la  aidministraeión  Rodríg^iez  prime- 
ro, y  ministro  y  compañero  en  lia  de  Las  Henas,  hasta  que 
éate  dejó  de  gobernar,  por  los  progresos  y  mejoras  que  in- 
trodujiera;  y  al  proclamar  a  don  Bernardino  Rivadlaivia 
presidente  de  la  república  de  las  ProvinciaiS  Unidas  idel  Río 
de  la  Plata  el  gobernaidor  Las  Heras,  etuiciairgado  del  P.  E. 
nacional,  deciliaró  que  el  expresado  piresidente  encontraría 
vencidas  las  primeras  dificiultades,  y  p'reparados  los  ele- 
mjentos  para  la  ongauiziaouón  y  defensia  del  territorio,  debido 
a  la  eficaz  cooperación  que  habían  prestado  los  gobiernos 
de  las  provincias  y  demás  autoriidades  de  la  república;  que 
el  piresidente  lencontraríia  siempre  las  (mismias  diisiposieiiomeai 
en  todas  las  provincias  de  la  República,  y  que  la  de  Buenos 
Airea  sería,  sin  duda,  la  primera  en  dar  ejemplos  de  obedien- 
cia y  de  urna  consagraeión  generosa  a  la  canoiSia  naciioniail. 

Finalmente,  lai  gobeirnadior  Las  Heras  y  a  sus  minisitros 
García  y  Cruz,  ¡cupo  el  honor  de  celebrar  el  pirimer  tratado 
que  Tinía  a  la  América  con  la  Esipaña;  en  la  época  de  suj 
mando  tuvo  lugar  la  primera  reunión  naicioinal;  bajo  su 
manido  empezó  la  primera  guierra  que  iba  a  decidir  de  la 
exisitencia  nacional,  en  que  estaban  comprometidos  üps  inte- 
reses y  el  honor  de  la  República.  Cada\  uno  de  estos  hechos 
basita  por  sí  solo  a  dignificar  a  un  gobieirno. 

Eli  igabierno  de  Las  Herais  y  con  él,  el  de  la  provinic'ia, 
ciesó  el  7  de  marzo  de  1826,  a  consieeuencia  de  una  ley  del 


70  ATTTOmo   2IXNT 

congreso,  qoie  declairó  la  candad  de  Buenos  Akes  'Ciaípital 
del  estado,  la  ciual,  con  el  territorio  conipremidido  entre  el 
puerto  de  3as  -Conc-hais  j  el  de  la  Ensenada,  y  entone  el  Río 
de  la  Plata  y  el  de  las  Concbas  basta  el  ipiuente  ide  MárqiuieiZ, 
y  idesde  éste  tinando  nrua.  línea  paralela  al  Río  de  la  Plata 
baa'a  dar  con  el  de  Santiago,  -quedó  bajo  la  inmediata  y  ex- 
olaisíiva  dirección  idie  la  leg'iislajtuira  nacionall  y  del  presidente 
de  la  repúbüiica.  Y  mientriais  del  resto  del  territorao  se  or- 
igaaiiziaba  por  ley  (especial  la  nueva  provincdia  ide  Buenos  Ai- 
res, ésta  también  quedó  bajo  la  dirección  de  lai3  autoridades. 

El  genea'al  Las  Heras  (a  los  foicbo  días  de  cesar  en  el 
ejercicio  de  sus  funciones  (15  de  miairzo  de  1826),  orieyó  de 
su  deber  publicar,  como  publiicó,  una  breve  exposáición,  paira 
dar  la  sus  conciudadanos  satisfaicciión  soloimne  de  los  graves 
motivos  que  le  impulsaron  a  la  mortificante  deitlerminigleión 
de  separarse  de  la  yjrovincia  de  su  nacimiento-.  Y  después 
de  las  muicbas  dificultades  .con  qiue  tuvo  quie  •kicbar  para  sos- 
tener las  instituciones  d-e  la  provinaia,  por  cuya  consteirvialción 
y  l|a  de  los  -deirecbos  de  sus  conipiatriotas  reclamó  poír  todos 
los  medios  legales,  sin  que  fuese  «¡tendido  y  sí  olvidados  sus 
esfuerzos,  se  veía  obligado  la  retiranse  a  la  República  de 
Chile,  don-de  terminó  sus  días  el  6  de  febreroi  de  1868  a  la 
ediad  de  86  años, 

1826 — Don  Bemardino  Uivadavia,  desde  el  7  de  ni/arzo 
1826  en  que  cesaíron  las  autoridades  provinciales,  quedando 
üia  provincia  de  Buenos  Aires  bajo  la  jurisdicción  del  pre- 
sidente de  la  rep'iíblieía-,,  hasta  el  7  de  julio  de  1827  que  le 
sucedió  el  doctor  Vicente  Iiópez  en  la  misma  cailiegoría  de 
presidente  de  la  república  intenin-o. 

El  7  de  marzo  de  1826,  el  presidente  Rivadavia  deicüiaró 
cegante  en  el  ejefneicio  de  sus  funciones  al  gobieirno  -de  Bue- 
nos Aires  y  todas  las  corporaeiomeisi,  tribunales  y  jefes  de  las 
oficinas,  etc.,  fueron  pues-tos  a  disposición  de  los  ministerioa 
a  que  correspondían. 

Encomendada  la  demarcación  de  lia  capital  la,  la  ooimi- 
si'ón  topográfioa,  ©on  arreglo  a  la  ley  de  4  de  marzo,  el  p^rie- 
sidente  Rivadavia  ordenó  (16  de  marzo)  que  el  territorio 
de  la  nueva  provinciía  fuese  diviidjidio  en  dosi  depairtamentos, 
uno  lal  siur  y  otro  al  norte. 

Por  ley  del  congreso  promiulgada  el  21  de  abril,  se  de- 
claró que  la  nueva  provincia  sieiría  representada  en  aquel  ouei> 
po  por  10  -de  los  representantes  nomb-rados  por  la  provin- 
cia de  Buenas  Aires,  y  los  8  restiarnte»  habían  de  representar 


HISTOSIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PBOVINCIAS     ARGENTINAS    7 1 

lia  'Capital  y  sai  territorio: — ^^oa'denó  (26  de  abril)  lel  esta- 
bleciimiento  de  lesouelas  de  niñas,  eu  todos  los  pueblos  de  la 
camipaña,  bajo  el  mianio  sistema  qiov  que  se  iregían  las  de  ni- 
ños en  la  oapital.  Alientiraa  esto  tenía  lugaa-,  se  ordenó  el  de 
las  mismas  en  San  Nicolás  de  los  Arroyots,  Chiasoomús  y  San 
José  de  Flores: — dispuso  (8  de  mayo)  el  esíablecimieaito  de 
un  nuevo  mercado  de  frutos  de  consumo  interior  en  la  plaza 
de  las  Artes,  a.ctual  mercado  del  Plata: — Promulgó  (12  de  ju- 
nio) la  ley  mandando  erigir  en  la  plaza  de  la  Victoria,  un 
monumento  que,  subrogando  ail  que  la  la  sazón  existía,  perpe- 
tuase la  memoria  del  glorioso  día  25  de  mayo  de  1810  y  la 
de  los  ciudadanos  beneméritos,  que,  por  haber  preparado,  de- 
bían considerarse  autores  de  la  revolución  que  dio  principio 
a  la  libertad  e  independencia  de  las  Provincias  Unidas  dell  Río 
de  la  Plata.  Dicho  monumento  había  de  oonsistir  en  una  mag- 
nífica fueate  de  bronce,  que  representase  constantemeulte  a  la 
posteridad  el  manantial  de  prosperidades  y  de  glorias  que 
nos  abrió  el  denodado  patrotismo  de  aquelllos  ciudadanos  ilus- 
tres. En  su  base  se  había  de  grabar  la  inscripción  siguiente: 
''La  República  Argentina,  a  los  autores  de  la  revolución  en 
el  memorable  25  de  mayo  de  1810". 

En  lugar  de  la  comisión  topográfica  que  existía,  hasta 
la  fecha,  en  la  capital,  ordenó  (26  de  junio)  un  departamen- 
to de  topografía  y  estadística,  nombrando  primer  jefe  de  él 
al  doctor  don  Vicente  López,  primer  ingeniero,  a  don  Felipe 
Senililosa,  segundo,  a  don  Avelino  Díaz,  y  secretario  a  don 
Agustín  Ibáñez: — regló  (27  de  junio)  la  ejecución  de  la  ley 
del  congreso  de  18  de  mayo  sobre  tierras  ^en  enfitéusás,  orga- 
nizando el  jurado  establecido  por  dicha  ley  y  (28  de  junio) 
la  tasación  de  tierras  concedidas  ya  en  enfitéusis,  'ein  la  pro- 
vincia de  Buenos  Aires  y  estableciendo  (30  de  junio)  el  Gran 
Libro  de  propiedad  pública,  a  cargo  del  escribano  mayor  de 
la  presidencia  nacional: — ^ordenó  (26  de  septiembre)  la  for- 
mación de  un  pueblo  en  la  Chacarita  de  los  Colegiales,  con 
la  denominación  de  Chorroarín 

En  el  gobierno  del  general  Las  Henas  fué  nombrada  co- 
mo queda  dicho,  la  comisión  compuesta  del  coronel  de  cora- 
ceros, don  Juan  Lavalle,  del  ingeniero  don  Felipe  Senillosa  y 
del  hacendado  coronel  don  Juan  Manuel  Rosas,  bajo  la  di- 
rección del  primero  y  no  de  éste  que  se  la  apropió  para  el 
establecindento  de  la  nueva  línea  de  frontera,  cuyo  plano 
fué  (27  de  septiembre)  (aprobado  por  el  presidente  Rivada- 
viaj  en  su  consecuencia,  ésitie  ordenó  el  establecimiento  de  3 


72  A>'TOXIO   ZIX>"T 

fuertes  principales :  el  1°  en    la  laguna  de  Curalaiquen,  el  2.° 
en  ia  cíe  la  Lruz  ae  üueria  y  el  '6.-'  en  la  del  potrero. 

Dispuso  (23  de  diciembre)  el  establecimiento  de  una  es- 
cuela de  niñas  en  la  Villa  de  Lujan  y  otra  en  San  Antonio 
de  Jüreco,  bajo  la  ciepenaencia  üe  ia  íSocieüad  de  iseuencencia : 
— -ordenó  (3  de  enero  de  1827)  la  continuación  de  la  obra  del 
canal  de  ¡San  Fernando  basta  su  terminación,  nombrándose 
adminiscrador  de  aiclia  obra  a  don  Jiariano  Díaz ; — decretó 
{4:  de  enero)  se  diese  más  extensión  al  cementerio  del  JSor- 
te  y  jardín  de  a^iunatación  en  la  plazuela  de  ia  Recoleta : — 
prohibió  úb  de  íebreroj  el  internarse  en  el  territorio  de  los 
indios,  sin  permiso  del  gobierno,  bajo  penas  según  &l  caso : 
dio  (l-l  de  marzoj  nueva  íorma  a  la  adminisiración  de  la  ca- 
ja ae  aiiorros,  acoraanao  el  premio  a  ios  que  dejaron  en  eiia 
sus  depósitos  por  tres  años  y  nombrándose  los  patrones,  di- 
rectores y  secretario  contador  de  ella: — mandó  (2tí  de  marzo) 
se  llevase  por  el  departamentto  topogrático  y  estadístico,  un 
depósito  histórico  y  reglamentario  de  los  pueblos  del  territo- 
rio de  la  repúbdica,  en  un  libro  separado  que  había  de  regis- 
trar. —  1.",  todos  los  datos  auténticos  que  se  conservasen  so- 
lare el  origen  de  los  pueblos  existentes  en  el  territorio  de  la 
Repiiblica ;  2.°,  todas  las  actas  de  erección  de  los  pueblos  que 
se  estableciesen  en  adelaoite,  y  3.°  todas  las  disposiciones  ge- 
nerales y  especiales  que  se  hubiesen  expedido,  o  que  se  expi- 
diesen en  adelante,  sobre  ia  traza  y  distribución  de  tierras  en 
todos  y  cada  uno  de  los  pueblos. 

Promulgó  la  ley  del  congreso  (19  de  marzo)  acordando  a 
los  vencedores  de  Ituzaingó  un  escudo  de  honor  llevando  gra- 
bad^ en  su  circunier encía  ia  inscripción  siguiente : — La  Re- 
pública a  los  vencedores  en  Ituzaingó.  En  la  parte  interior — 
20  de  febrero  de  1827,  —  y  en  el  centro  algunos  trofeos  milita- 
res: para  el  general  en  jefe,  brigadier  don  Carlos  de  Alvear 
y  demás  oficiales  generales,  de  oro  {el  del  primero  orlado  cor 
una  ijaima  y  un  laurel J ;  los  jefes  y  oficiales,  de  plata,  y  des- 
de la  ciase  de  sargentos  abajo,  de  la'ión.  Y  el  presidente,  en 
reconocimiento  del  aprecio  y  gratitud  debido  a  aquellos  ven- 
cedores, acordó  a  todos  los  indi^•iduos  del  ejército  de  opera- 
ciones en  el  territorio  del  Brasil,  que  se  hallaron  en  la  bata- 
lla de  Ituzaingó,  el  uso  de  un  distintivo  de  un  cordón  de  ho- 
nor pendiente  del  hombro  izquierdo  y  enlazado  en  el  ojal 
de  la  casaca  del  costado  derecho,  con  Irs  distinciones  si- 
guientes : 

El  general  en  jefe,  de  oro,  encadenado  con  borlas  y  cabe- 
tes del  mismo  metal. 


HTSTOP.IA    D3    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    73 

Los  generales,  el  mismo  cordón  y  cabetes  sin  borlas. 

Los  .jefes,  cordón  de  plata,  con  borfas  y  cabetes  del  mis- 
mo míe  tal. 

La  oficialidad,  el  mismo  cordón  y  cabetes  sin  borlas. 

Los  sargentos  y  cabos,  cordón  de  seda  blanco,  y  la  tropa 
cordón  de  lana  celeste. 

Además,  a  todos  los  individuos  de  tropa  se  les  había  de 
abonar  un  año  del  tiempo  de  su  empeño. 

El  coronel  Federico  Brandzen  y  el  comandante  Manuel 
Besares,  que  murieron  gloriosamente  en  el  campo  de  batalla, 
pasarán  siempre  revista  de  presente. 

Por  un  decreto  de  9  de  mavo,  el  presidente  Rivadavia  or- 
denó el  estabkcimien>to  de  calles  de  circunvalación  y  de  sali- 
da ;  la  primera  con  el  ancho  de  30  varas,  que  había,  de  ser  la 
calle  del  Cailao  desde  la  Plata  (hay  Eivadavia)  hasta  él  ba- 
jo de  la  Recoleta,  y  la  prolongación  da  la  de  Entre  Ríos, 
desde  la  mi«ma  calle  de  la  Plata  hasta  el  camino  que  conduce 
al  Paseo  Chico.  De  la  calle  de  la  Plata  al  norte  se  mandó 
abrir  4  calles  de  30  varas  de  ancho  cada  una,  que,  desde  la 
calle  de  la  circunvalación,  condujesen  a  los  distintos  puntos 
de  la  campaña:  la  1.^  en  direieció'n  de  la  calle  de  Corrientes, 
la  2.*  en  la  de  Córdoba,  la  S.""  'cn  la  de  Santa  Fe  y  la  4.^  en 
la  que  quedaba  a  13  cuadras  de  distancia  de  la  de  la  Plata, 
que,  no  teniendo  aún  nombre,  se  denominó  calle  del  Juncal. 
De  la  oaUíe  de  la  Plata  al  Sur,  y  partiendo  de  la  misma)  calle 
de  circunvalación,  se  mandó  abrir  otras  5  calles  con  lel  mismo 
objeí;o  y  extensión  que  las  expresadas  en  el  párrafo  anterior, 
a  saber:  la  1.^  en  dirección  de  la  calle  de  Belgrano,  la  2.''  eni 
la  de  la  Lidependencia,  la  d.^  en  la  de  San  Juan,  la  4.^  en  la 
de  Patagones  y  la  5.^  en  la  que  quedaba  a  19  cuadras  de  dis- 
'^ancia  de  la  de  la  Plata,  la  cual,  no  teniendo  nombre,  se  le 
llamó  calle  de  Ituzaingó. 

Convencido  de  que  sus  servicios  no  podían  ser  de  utili- 
dad alguna,  según  lo  declarara,  el  presidente  Rivadavia,  re- 
signó el  mando  el  27  de  juni'o  y,  aceptada  su  dimisión,  con 
la  resolución  de  que  continuase  hasta  la  elección  de  muievo 
presidente,  ésta  tuvo  lugar  el  5  de  julio,  recayendo  en  la  per- 
sona del  doctor  Vicente  López,  por  la  calidad  de  provisorio, 
hasta  la  reunión  de  una  convención  nacional,  con  cuya  insta- 
lación, oficialmente  conocida,  había  de  quedar  disuelto  el 
congreso. 

Promulgada  la  ley  nombrando  presidente  provisorio,  el 
señor  Rivadavia  puso  en  posesión  del  cargo  el  7  de  julio  al 
electo  doctor  López. 


74  AXTOTCIO    ZIXNT 

Rivadavia  entró  con  decisión  en  la  nueva  carrera  que  le 
marcaba  el  vo^to  púMico,  y  si  no  le  fué  dado  supera-r  las  difi- 
cultades inmensas  que  se  presientaron  a  cada  paso,  cúpo/le 
la  satisfacción  de  haber  llenado  su  deber  con  dignáldád.  Cer- 
cado, fein  cesar,  de  obstáculos  y  de  contjradiccioneis  de  todo  gé- 
nero, dio  a  la  patria  días  de  gloria,  que  ésta  recuerda  con  o<r- 
gnllo,  sosteniendo,  sobre  todo,  hasta  el  último  punto,  la  honra 
y  dignidad  de  la  nación  y  de  la  provincia.  No  ge  hizo  en- 
tonces justicia  a  la  nobl'eza  y  sinceridad  de  sus  sentimientos; 
se  la  hizo  la  posteridad;  se  la  hace  la  historia. 

Don  Bernardino  Rivadavia  murió  en  el  Brasil  el  2  de 
septiembre   de  1845. 

1827.  r—  Doctor  Vicente  López,  presidente  de  la  repú- 
blica, interino,  con  mando  sobre  la  ex  provincia  de  Buenos 
Aires  eliminada  como  tal  y  considerada  como  capital  desde 
el  7  idel  marzo"  de  1826. 

Bl  doctor  López  ejerció  eil  peder  ijit^rinalmente  desde  el 
7  de  julio  hasta  el  12  de  agosto,  que  le  sucedió  el  coronel  Bo- 
rrego, como  gobernador  y  capitán  general  de  la  provincia  y 
encargado  del  P.   E.  nacional. 

El  presidente  López,  apenas  entró  en  ^el  ejercicio  de  siii(s 
funciones,  hizo  algunos  cambios  en  el  personal  de  la  admi- 
nistración ;  'entre  otros,  el  de  jefe  de  policía  en  la  persona  de 
don  Juan  del  Pino,  en  substátución  del  coronel  Hipólito  Vi- 
déla ;  relevó  del  mando'  del  ejército  de  loperaeiones  sobre  el  te- 
rritorio del  Brasil  al  general  Alvear,  substituyéndole  con  el 
general  Joian  Antonio  Laivalleja,  y  ¡encargando  del  mando  del 
expresado  ejército  interinamente  hasta  el  arribo  del  nombrado, 
al  jefe  de  estado  mayor,  general  José  María  Paz. 

Noimlbró  (14  de  julio)  loomandante  general  de  las  mili- 
cias de  caballería,  existentes  en  el  territcirdo  de  la  provincia 
de  Buenos  Aires,  al  coronel  de  milicias  don  Juan  Manuel 
Rosas.  El  noimbramientio  de  iCSte  persionaje  en  aquellas  circuns- 
tancias, probó  vser  muy  impolítico,  puesto  que,  desde  ese  mo- 
mento), los  destinos  de  la  proa'itocia,  y  aiun  de  la  república, 
quedaran  en  sus  manos. 

La  caída  de  Rivadavia  tenía  un  siígnificado  polítioo  tmuy 
pronunciado  y  los  hombre®  de  luces  y  de  experiencia  no  su. 
pieron  ponería  a  la  altura  de  la  sdtuiacióin,  ihiabiendo  contri- 
buido todos,  tirios  y  troyanos,  al  nuevo  orden  de  cosas,  que 
trajo  en  pos  de  sí,  como  una  consecaiencia  lógica  e  inevitable, 
la  cadena  de  males  que  el  país  desgraciadamente  experimen- 
tara. '  , 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBXADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     AEaEíTTINAS    75 

El  1.°  de  agoáto  se  reinstaló  la  legislatura  celebrando  la 
junta  de  representantes  su  primera  sesión  y  el  día  12  tuvo 
iug'ar  la  elección  de  gobernador,  resniltando  cor  31  votes  el  co- 
ronel Borrego,  quien  fué  puesto  en  posesión  del  cargo,  por 
el  presidente  Lópe&  al  día  siguiente. 

1827.  —  Coronel  Manuel  Do^rego,  electo  por  la  juntia 
de  representantes,  el  12  de  agofsto,  y  recibido  dei  cargo  ai  día 
siguiente.  ";'        ,.  -.,^,^'.]/^:^ 

Durante  el  gobierno  de  Borrego  fueron  sucesivamente  sus 
minisiítpos  secretarios  de  estado  los  señores  don  Manuel  ^lore. 
no,  don  Juan  R.  Balearce,  don  José  Rondeau,  don  Tomás 
Guido,  don  José  María  Rojas  y  don  Vicente  López. 

El  18  de  agosto,  día  en  que  el  congreso  celebró  su  última 
sesión.,  iresolvió  éste  recomendar  a  la  legislatura  de  Buenos 
Aires  y  a  su  gobierno,  mientras  pudiera  obtenerse  una  delibe- 
ración de  lais  demás  provincial*,  la  dirección  de  Ja  guerra  y 
áe  las  relaciones  exteriores;  la  saijisfiaeeión  y  pago  de  la  gue 
rra,  crédito  y  obligaciones'  etc.,  la  entrega  por  el  presidente 
del  congreso  de  su  archivo,  por  inventario,  ai  de  la  junta  de 
la  provincia,  quedando  disuelto  el  copigresoí  y  gobierno 
na<?ionales. 


Una  de  las  primeras  disposiciones  gubernativas  de  Bo- 
rrego fué  la  de  encargar  al  coronel  don  Juan  Manuel  Rosas 
la  celebración  de  la  paz  con  los  indios  y  autorizándole  a  ir 
preparando  lo  necesario  a  la  extensión  de  las  fronteras  del 
sur  y  fomento  del  puerto  de  Bahía  Blanca,  etc.,  etc. 

Todas  las  provincias,  inclusa  la  oriental,  delegaron  en  el 
gobierno  de  Buenos  Aires  Las  facultades  relativas  a  la  direc- 
ción de  la  guerra  y  al  entretenimiento  de  las  relaciones  ex- 
teriores hasta  la  reunión  de  la  convención,  y  contribuyeron  al 
sostén  de  la  guerra  con  el  Brasil  remitiendo  contingentes  y 
aun  recursos,  al>gunas,  cosa  que  no  p*udo  conseguir  el  gobier 
no  de  la  presidencia  (^  la  república,  a  no  ser  la  promesa  y 
muy  pocos  hechos.  Jja  que  más  eontiribuyera  fué  la  de  Men- 
doza, que  es  la  que  más  simpatía  tenía  por  la  persona  de  Borre- 
go. Bicha  provincia  relmitió  el  25  de  octubre  en  la  troipa  de  don 
Ignacio  Albino  Gutiérrez,  dos  cajones  ,de  fusiles,  veinte  ba- 
Tril&s  de  pólvora  de  cañó*R  y  ochenta  cuñ«ites  de  fusil. 

La  provincia  Oriental,  por  medio  de  un  colegio  electoral, 
dictó  una  ley  garantizando,  en  la  parte  que  proporcionalmente 


76  AXTOXIO    ZINXT 

le  correspondía,  con  todas  las  rentas  j  propiedades  públicas, 
el  pago  de  capital  e  intereses  de  los  seis  millones  en  fondos 
públicos,  creaacs  por  la  de  Buenas  Aires,  en  17  cié  septiembre 
de  1827,  con  el  objeto  de  concurrir  a  los  gastos  de  la  guerra 
con  el  ianperio  del  Brasil;  y  aun  eligi,ó  diputados  a  la  con- 
vención nacionaJ.  en  las  ,p€rsonas  del  doctor  José  Ugartecilie 
y  don  Alejandro  Chucarro. 

Las  demás  provincias  reconocieron,  por  medio  de  sus  le. 
giskturas  respectivas,  la  deuda  contraída  .por  el  gobierno  de 
Buenos  Aii^es,  afianzando  sus  terrenos  y  demás  bienes  de  pro- 
piedad pública. 

En  la  administración  del  coironel  Dorrego  se  proyectó  el 
establecimiento  de  una  línea  de  .telégrafos,  bajo  los  auspicios 
del  gobierno,  desde  Buenos  Aires  hasta  la  boca  del  ¡Salado, 
pasando  por  la  Ensenada  de  Barragán  y  la  Punta  del  Indio. 

Tamibién  surgió,   durante  la   misma   administración,   una 
porción  de  periodiquines,   fendientes   a  anarquizar  la  provin- 
.  cía,   colocando  al   gobierno  en   el  caso   de  reglamentar  la  li. 
bertad  de  imprenta,  por  medio  de  una  ley,  que  es  la  que  ha  re- 
gido y  siguió  rigiendo  hasta  la  actualidad. 

Dnrante  esta  administración  se  celebró  la  Conveiición 
preliimymr  de  la  paz  entre  el  gobierno  de  las  P'rovincias  Unidas 
del  Río  de  la  Plata  y  el  emperador  del  Brasil,  en  Río  de  Ja- 
neiro a  27  de  agosto,  ra.tificado  en  Buenos  Aires  a  29  de  sep. 
tiembre  de  1828,  y  circulada  inmediatamente  por  el  gober- 
nador Borrego  a  todas  las  pro^ánoias,  las  cuales  recibieron  la 
noticia  con  muestras  de  alegría. 

Hecha  la  paz  con  el  Brasil,  se  dio  la  Oirden  de  que  el  ejér- 
cito se  retirase,  liquidándoseles  y  ajoistándoseies  de  remate  has- 
ta fin  del  año  1828.  Ya  habían  llegado  algunas  divisiones 
cuando  a  los  dos  o  tres  día^  de  su  arribo,  estalló,  el  1."  de 
diciembre  del  citado  año,  una  revolución  encabezada  por  el 
general  don  Juan  Lavalle. 

Las  tropas  tomaron  posesión  de  la  ciudad,  menos  la 
Fortaleza,  estacionando  una  parte  en  ia  .plaza  de  la  Victoria 
y  la  otra  en  el  Retiro,  como  cuerpo  de  preserva. 

El  gobernador  Dorrego  salió  dd.  Fuerte  por  la  mañana 
muy  temprano  del  mismo  día,  1.°  ,de  diciembre,  dejando  en- 
cargado del  mando  al  miniáiro  de  gobierno,  general  (iuido,  y 
tomando  la  dirección  de  la  campaña  con  ánimo  de  reunir  gen- 
te y  sostener  su  autoridad  legal.  Pero  no  se  le  dio  tiempo; 
pues,  el  general  Lavalle  ^alió  a  la  caimpaña  el  día  6  por  la  tar. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PB0\T:NCIAS     ARGENTINAS    77 

de,  a  la  cabeza  de  una  fuerza  como  de  600  hombres,  acompaña- 
do del  brigadier  general  Martín  Rodríguez  y  de  los  coroneles 
Rauch  y  La  Madrid,  con  dirección  a  la  Guardia  del  Monte, 
donde  se  creía  liaUarse  Dorrego  •  iCon  parte  de  isus  fuerzas. 
El  9  de  diciembre  tuvo  lugar  tuna  batalla  al  oiestie  de  la  Lagu- 
na de  Navarro,  donde  fueron  derrotadas  las  fuerzas  de  Do- 
rrego y  de  Rosas.  Este  emprendió  la  fuga  hasta  Santa  Fe, 
y  aquél  tuvo  la  desgracia  die  caer  prisionero,  y  eil  sábado  23 
de  diciembre,  ooimo  la  lais  3  dte  la  tarde  fué  pasado  por  las 
armas  al  frente  de  las  fuerzíais,  por  orden  del  igeneinal  LavaBie, 
a  corta  distancia  del  'pueiblo  de  Navarro. 

Después  que  algunos  individuos  (Rosas  en/ta-c  ellos)  lo- 
gnaron  engañair  ly  isorp^rieindeír'  lel  coriaizón  de  Dorrego,  caisii 
todcis  los  hombres  de  bien  que  antes  lo  habíaai  ayudado  y  aieon- 
sejado,  se  le  retirairo>n  die  Siu  lado.  Per  somas  bien  intenciona- 
das le  aconsejaron  tratase  de  conjurar  la  reaicición  qiuie  se  veía 
venir  sobre  siu  administración'.  La  ley  die  imiprenttai  ide  8  de 
imayo  !le  hizo  perdeír  en  lia  opinión  públáica.  D'orrego  iconfesó 
a  un  áinigo  y  pariente  no  haber  sido  obra  siuyia  ese  proyecto 
de  ley  y  que  a  ninguinia  de  cuantas  medidas  se  le  hahíw  obli- 
gado, cedió  con  más  repug[na.ncia.  Se  le  aconsejó  promoviesie 
la  coirreeeión  de  la  ley  de  elecciones  para  poiderse  poner  de 
un  modo  legal  en  el  centro  de  todos  los  paírtidoisi.  Do-rrego  hizo 
ver  los  pcliigros  que  había  que  correr  si  no  hacía  gnaiduailmentle 
la  resoLución  de  sacudir  de  su  siuboirdinación  a  ciertas  in- 
fluencias individuales  (Rosas),  por  apoyarse  tan  sólo  en  los 
princiipios  y  el  valimiento  idie  las  raiaisais.  Los  malos  conseje- 
a-os  y  falsas  aomigos  de  Dorrego  fueron  la  causa  p'rinieli,pal  y, 
quizá,  la  única  de  su  mala  administración. 

Pueyrredón  y  Rivadavia  en  viamo  intentairom  qoiererse  ¡po- 
¡ner  en  el  ci8nt,r'o  ide  todos  los  partidos,  é\  primero  con  la  po- 
lítica de  ocupar  a  todos  los  hombires  ¿ndisítiintamente,  y  el  se- 
gundo por  la  ley  del  olvido.  No  era  éste  el  aneddo  natural  y 
legal  die  verificarlo,  ni  el  de  poner  a  las  miaisas  en  posesión 
'del  derecho  más  saigffado  que  les  corresponde.  Eíyos  se  reser- 
varon mezquinamente  toda  la  funesta  influencia  que,  hasta 
el  día  'de  hoy,  ejerce  el  poder  ejecutivo  en  la  forana ción  del 
legislativo;  y  he  ahí  la  causa  principal  de  vers-e  edificiada  so- 
bre cimientos  de  aireña,  tanto  la  esitiabilidad  de  los  gobiermoisi, 
coano  la  de  los  principios. 

La  derrota  del  coronel  Dorrego  en  la  acción  de  la  Lagii- 
na  de  Navarro,  el  9  do  diciembre,  era  inevitiable,  sá  se  tenía 
en  ctuenta  la  fuerza  a  que  aquél  tenía  que  hacer  frente,  anan- 


78  AXTOXIO    ZIXXY 

dada  por  jefes  y  oficiales  esperimentaidos  y  de  nombradÍ3(, 
tales  camo  el  general  M.artín  Rodrígiiiez,  los  entonces  corone- 
les La  Madrid,  Pederuera,  Rojas,  Anaeleto  Medina,  Bogado, 
Juan  Apóstol  Martínez,  A.  Vega,  Olavarría,  Rauch,  Olazá- 
bal;  los  entonces  comandantes  Olmos,  Quesada,  Balbastro;  los 
entonces  m^ayores  ]\íéndez,  Smith,  Correa,  Ella,  Mnñiz,  Cal- 
íaerón,  los  entonces  capitanea  Saavedit:.,  Estrada,  Paredes, 
Cossio,  Córdoba,  Xúñez,  Gómez,  ]\Iéndez,  Patricio  Maciel  (el 
genio  de  ¡a  guerra,  según  Lavalle),  etc. 

El  mismo  día  que  la  Gaceta  publicada  el  célebre  parte 
del  general  Lavalle  anunciando  al  gobierno  delegado  el  lúgu- 
bre suceso  de  Navarro,  don  Luis  Dorrego  hacía  en  el  referido 
diario,  la  invitación  siguiente : 

"El  abajo  firmado,  hermano  del  finado  don  Manuel  Bo- 
rrego, síuplica  «a  sUiS  amigos  se  dignen  asistir  el  vicirnes  19  del 
coiTiente  a  la  iglesia  de  San  Francisco,  de  ocho  y  media  a 
Erdeve  de  la  m.añana,  aeompañándolo  a  honraír  lia  memoria  de 
su  dicho  hermamo  y  a  TOfgar  a  Dios  por  el  descanso  de  su  al- 
ma, en  los  funerales  que  le  consagra  a  su  efecto ;  slrvi?ndo 
este  .aviso  de  bastante  inviíiación  a  todos,  pues  a  ninguno  lo 
hace  en  particular. 

"Buenos  Aires,  diciembre  16  de  1828, 

"Luis  Dorrego." 

Los  restes  del  coronel  Don'ego  fueron  exhumados,  el  1-i 
de  diciembre  de  1829,  en  presencia  de  la  comisióm  enviada 
por  el  gobierno  al  pueblo  die  San  I^orenzo  de  Navarro,  y  com- 
puesta del  camarista  doctor  Mig-uel  de  Villegias,  acompañado 
del  juez  de  paz  sustituto)  don  Pedro  Trejo,  del  cura  don  Juan 
José  Castañer,  de  don  Indalecio  Palma  y  don  Manuel  López, 
del  cirujano  doctor  Cosme  Argerich  y  del  escribano  mayor 
de  gobierno  don  José  Ramón  de  Ba&avilbaso.  Se  enconitró 
el  cadáver  entero,  a  excepción  de  'la  cabeza,  que  estaba  sepa- 
rada del  cuerpo  en  parte,  y  dividida  en  ^-tirios  pedamos,  tíon 
un  golpe  de  fusiil,  al  parecer  el  bdo  izquierdo  del  pecho.  Las 
ropas  exteriores  consistían  en  una  sabanilla  de  algodón  color 
oscuro,  corbata  de  seda  ne^'a,  una  chaqueta  de  lanilla  escio- 
cesa,  ptantalón  de  paño  azul,  botas  inertes  y  un  ipañuelo  de 
seda  amarillo,  con  qué  se  le  cubnierooi  los  ojos  para  ser  fusi- 
lado. El  21  de  diciembre  salió  de^.  Fuerte,  a  las  cinco  de 
la  tarde,  el  carro  conduciendo  la  urna,  el  cual  iba  arrastrado 
por  ciudadanos  y  seguido  de  medio  pueblo  de  Buenos  Aires, 
que  llenaba  un  lespacio  com.o  de  20  cuadras,  y  la  oíra  mitad 


HfSTOBIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVIXCIAS  ARGENTINAS  79 

ocupaba  las  azotaas,  balcones  y  ventanas.  Todas  las  tropas 
de  línea  y  milicia  cívica  marchaban  también  enlutadas  al  son 
de  músic'ais  fúnebres,  haáta  el  cemeaiiterio,  donde  el  goberna- 
dor Ros'as  pironunció  la  sentida  y  oportuna  alooución  sti- 
gaiiiente : 

"Dorrego!  víctimia,  ilustre  de  lais  disensiones  'civiles:  des- 
cansa en  paz. . .  La  "patrliía,  el  honor  y  la  religión  hata,  sido  sa- 
tisifechas  hoy,  tribiitamdo  loíg  últiinios  honoa'esi  al  primer  ma'- 
gisirado  de  la  República,  sentenciado  lal  morir'  en  ell  silenjeio 
áe  'lias  leyes.  Da:  manchai  más  neigra  en  lal  historia  de  los  ar- 
gentinos ha  isido  ya  lavada  con  las  lágrimas  de  un  jvueblo  ju,si- 
to,  ¡aigradecidio  y  sens^ible.  Vuesítra  tumba:,  irodeaida  en  este 
momento  de  los  R.  R.  de  ki  provincia,  de  lal  magi.stnatiiira, 
de  los  venerables  sacerdotes,  de  los  guerreros  de  la  Indepen- 
den-eia  y  de  vuestros  .compatriotas  ddlieintes,  forma  el  monu- 
mento glorioso  qiue  el  gobierno  de  B,Uienois  Aires  osi  ha  eon- 
salgrado  ante  el  mundo  civilizado...  raionmnento  qu'e  adver- 
tirá baste,  'las  últimias  generaciones  que  el  pmeiblo  porteño  no 
ha  siido  cómplice  en  vuestro  iní ortumio .  . .  Allá,  lante  el  Eter- 
oío  Arbitro  del  miundo,  donde  la  jusiticia  domina,  vuestras  ac- 
ciones han  sido  ya  .iuzgadas;  lo  serán  también  las  de  vuestros 
.•jefes;  y  la  inoeencia''  y  el  crimen  no  se  rara  'confundidos... 
¡Desoa'nsa  en  paz  e/nitre  les  justos...!  ^j^idiiós' — ^Adiós  para 
siempre ' '. 

Las  tropa.9  regresaron  a  sus  coiairteles  a  laisi  nueve  de  lai 
noche. 

1828 — General  Tomás  GvAdo,  ministro  deljegado  de  Do- 
riego,  e^.  1  °  de  uic'embre,  oujndo  tuvo  lu'g-ar  ama  revolución 
encabezada  por  el  ejército  que  regresó  de  la  Baaiida  Oriient)al 
al  mando  del  generall  Lavalle. 

Al  salir  Dorrego  por  la  puerta  del  socorro  de  la  Fortale- 
za, a  las  cuatro  y  media  de  la  mañana  del  1°  de  diciembre  de- 
jó emicargiado  del  mando  al  general  Guido.  E^ste  asoció  ai  su 
teolega  J.  R.  Balcarce  en  el  gobierno  delegado.  Después  de 
ailgunaa  confereneias  entre  el  general  Enrique  Martínez,  por 
parte  del  gobiei^nio  delegado,  y  el  general  que  encabezó  la  re- 
volución, se  convino  que  aiquél  entregaría  el  Fuerte  luego  que 
fuese  elegido  uin  gobierno  provis'orio.  En  su  consecuencia,  se 
reunió  una  asamblea  de  ciud'adianos  en  el  tem^plo  de  San  Fran- 
cisco, (San  Roque),  presidida  por  el  doctor  Juliáui  Segundo 
de  Agüero',  la  ciual  nombró  al  generaíi  Laivalle,  gobernador  in- 
terino de  la  piroviincia.  Habiéndose  hecho  saber  esta  resolu- 
ción al  gobierno  delegado,  desocupó  el  Fuerte  el  regimiento 


8o  AXTOXIO   ZIXXT 

del  coronel  ]\L3n'i'ano  B.  Kolón,  los  ministros  y  jefes  que  se 
hallaban  adentro. 

Este  gobierno  dd'egado  sóLo  diiTÓ  algunas  lioras. 

A  las  leineo  de  la  tarde  se-  recibió  en  la  Fortaleza  una  nota 
del  general  Lfavalle  la-eoanpañando  el  acta  de  la  asamblea  popu- 
lar reunida  en  San  Eoque  y  fiíimada  por  su  presidente  don 
Julián  Segundo  de  Agüero.  Se  propuso  que  los  que  estuTie- 
Een  pior  quie  el  generai  La.valle  fuese  gobernador  interino  le- 
vantasen lel  sombrero  en  la  mamo  derecha  y  el  pu-^blo  todo 
lo  levantó  en  el  a<5to  (aclamándolo :  se  propoiso  ''gual  sigüo  por 
el  general  Alveafr  primero  y  por  el  doctor  Y.  ]»Spi9z  en  s-^gui- 
da,  y  no  se  notó  que  ciudadano  alguno  lo  hiciera :  por  consi- 
^iente  fué  electo  unánimemente  el  .general  Lavalle  per  t!al 
gobernador  provisorio  de  Buenos  Aires. 

Keuuidos  los  coroneles  que  existían  en  la  Fortaleza,  los 
ministros  de  Dorrego  les  pusieron  de  manifiesto  aquel  docu- 
mento y  consultaron  su  opinión.  La  de  aquellos  jefes  fué  pro- 
nunciada por  el  reconocimiento  del  nuevo  gobierno  provisorio, 
y  acto  continuo  se  pasó  al  general  Lavalle  una  nota  manifes- 
tando que,  hallándose  impuestos  del  acta  de  la  asamblea  de 
San  Eoque,  celebrada  el  día  1.°  y  'acompañada  en  copia  lega- 
lizada por  el  expresado  general,  por  la  que  reáultaba  electo 
el  mismo  jefe  gobernador  provisorio'  de  la  provincia;  y  que 
sin  embargo  de  que  la  autoridad  conferida  al  señor  Lavalle  no 
eímanaba  de  la  representación  reconocida  como  legal  por  núes, 
tras  institucionales  provinciales,  los  ministros  Guido  y  B^al- 
carce,  deseando  remover  todo  conflicto  para  el  pueblo,  reco- 
nocían  y  mandaban  reconocer  en  la  Fortaleza  al  referido  ge- 
neral Lavalle  por  gobernador  provisorio  de  la  provincia,  que. 
dando  aquélla  a  las  órdenes  del  inspector  general  deside  ese 
momento'. 

El  brigadier  general  T.  (Tuido  falleció  en  Buenos  Aires 
el  14  de  septiembre  de  1866,  a  la  edad  de  88  años. 

1828.  —  General  Juan  Lavalle,  electo  populainmente  go- 
bernador interino  el  1.°  de  dic^mbre,  en  consecuencia  de  una 
revolución,  que  estalló  en  la  madrugada  del  mismo  día,  enca- 
bezada por  el  mismo  general,  la  cual  produjo  no  sólo  el  de- 
rrocamiento del  .gobernador  Dorrego,  sino  también  el  fusila, 
miento  de  éste  a  corta  distancia  del  pueblo  de  Navarro,  el  día 
- 13  de  diciembre,  después  de  una  acción  en  que,  como  era  de 
esperarse,  dado  el  número  y  condiciones  de  los  coonbatientes 
de  una  y  otra  parte,  fué  completamente  den'otado  él  y  su  jefe 
Rosas,  quieu  lo  abandonó  emprendiendo  la  fuga  a  Santa  Fe. 


laSTOEIA    DE    LOS    GOBERNADORES    BE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    8 1 

Habiendo)  huido'  'el  coronell  Dori-eg'o  del  FueTte,  por  la 
puerta  del  socorro,  como  a  las  cuatro  y  media  de  la  mañana, 
con  dirección  a  la  campaña'  para  totmar  las  medidas  condu- 
centes al  restablecimiento'  de  su  autoridad,  ei  general  Lavalle, 
dejandc;  de  deieg'ado  al  general  Brown,  salió  en  su  persecu- 
ción el  día  6,  y  sorprendiendo  a  Dorrego  y  Rosas,  el  9,  consi- 
guió derrotarlois  com;^letamente,  (antes  que  tuviesen  tiempo  de 
aumentar  su  fuerza,  eomo  ellos  lo  pretendían. 

Esta  primera  campaña  del  general  Lavalle,  en  la,  gue- 
rra civil,  no  pudoi  ser  más  breve ;  cual  otra  Judioi  César  (quien, 
en  3  días,  batió  y  destronó  al  rey  de  Ponto,  Farnaces,  escri- 
biiendo  al  Senado  romano  estas  célebres  palabras:  veni,  vidi, 
vinci;  así  aquél  también,  en  3  días,  batió  y  venció  a  Doirrego, 
pero  el  parte  que  pasara  ai  gobierno  delegado  fué  bien  dife- 
rente. Basta  saber  que  el  ooronel  DoTrego  fué  fusilado  al 
frente  del  ejército  vencedor  poír  orden  del  general  Lavalle. 
Dorrego  fué  capturado  por  el  teniente  coronel  de  Húsares  don 
Bernardino  Escribano',  en  las  inmediaciones  de  Areeoí,  y,  por 
orden  del  gobiernoi  delegado,  condacido  ^al  cuartel  general  del 
general  Lavalle,  donde  dos  horas  devspués  fné  'anunciado  el  fin 
que  le  'cupiera  en  los  término®  siíguientes: 

Navarro,  Diciembre  13  de  1828. 
''Señor  Ministro: 

"Participo  al  gobierno  delegado  que  el  coronel  don  Ma- 
nuel Dorrego  acaba  de  ser  fusilado,  por  mi  orden,  al  frente 
de  los  regimientos  que  componen  'CSta  divísrón. 

"La  historia,  señor  Ministro,  juzgará  imparcialmente  si 
el  coronel  Dorrego  ha  debido  o  no'  morir;  y  si  al  sacrificarlo 
a  la  tranquilidad  de  un  pueblo'  enlutado  por  él,  puedo  haber 
esitado  poseído  de  otro  sentimiento  que  el  del  bien  público. 

"Quiera  persuadirse  'el  pueblo  de  B'uenos  Aires  que  la 
m.uerte  del  coronel  Dorrego  es  el  sacrificio  mayor  que  puedo 
hacer  en  su  C'bsequio'. 

"Saludo  al  señor  m'i.niis1:ro,  con  tod'a   atiención. 

Jíian  Lavalle' \ 

^'Exmo.  señor  Ilinistro  de  gobierno  do\ctor  don  José  Miguel 
Díaz  Vélez.'' 

Este  y  los  que  isiguen  fueron  los  ministros  secretarios 
del  general  Lavalle  en  su  orden  sucesávo ;  los  generales  Carlos 


82  AXTOXIO    ZINNY 

M.  Alvear  y  José  María  'Paz  y  el  doctor  Salvador  María  del 
Carril.  ■■  -^y 'VÍ-^i'^^i 

El  general  E.  López,  golí'ernadoír  de  Santa  Fe,  pa^  (9 
de  diciembre)  una  cirouilar  a  los  de  las  demás  jprovinieias,  ha. 
ciéndoües  ¡saber  el  movimifintoi  del  día  1.°,  y  acompañando 
copia  iqne,  con  fecha  2,  le  .había^  despachado  'el  coronel  Borre- 
go desde  Cañuelas.  Los  de  Santa  Fe  y  Córdoba  ;ae  pusieron 
desdé  luego  en  movimiento,  aquél  para  imp'edir  ¡el  pasO'  al  ge- 
neral Paz  y  éste  para  salirle  al  encuentro,  en  iciaso  buTlase.  co'- 
mo,  en  ¡efecto,  burló  la  ,vigilancia  de  los  isantafecjno'S.  El  de 
Entre  Ríos  contestó  que  se  pondría  inmediatamente  en  ca. 
mino  con  fuerza  considerablle.  Eli  general  Qui^roga,  invitado 
po<r  López,  «a  instigación  de  Rosas,  no  quisoí  quedar  atrás;  di' 
rigióse,  pues,  al  general  Lavalle,  titulándole  gobernador  in- 
truso y  declarándole  lia  gu'erra,  ¡para  vengar  la  muerte  del 
coronel  Dorrego. 

Rosas,  -entretanto,  no  estuvo  un  sólo  momento  ocioso, 
poniendo  en  movimiento  a  todos  los  caudillos  a  nombre  de  la 
Ilitulada  federación,  que  tantos  raudales  de  sangre  costara,  a 
la  República.  El  comandante  santtaf eeino  Echaigüe,  con  300 
hombres,  y  acompañado  del  general  RosaiS  y  de  los  coroneles 
A.  Pinedo  e  Izquierdo,  se  situó  en  las  inmediaciones  del  Ro- 
sario, interceptando  con  su  fuerza  la  correspondencia  del  in- 
terior y  apoderándose  de  los  correos. 

En  un  encuentro  que  el  coronel  Videila  tuvo  con  líos  santa- 
fecinos  en  el  Arroyo  del  Tala,  éstos  fueron  derrotados. 

1828.  —  General  Guillermo  Brawn,  delegado  de  Lavailc; 
durante  el  tiempo  que  éste  permaneció  en  la  campaña,  contra 
el  ex  gobernador  Dorrego,  deisde  'el  6  de  diciembre  de  1828, 
hasta  el  4  de  mayo  de  1829,  en  que  presentó  su  renuncia,  su- 
cediéndole  provisoriamente  'el   ministro   doctor    Carriíl. 

,  Habiendo  cesado  de  hecho'  la  comandancia  (general  de  mi- 
licias de  campaña  que  desemtpieñaba  don  Juan  Manuel  Rosas, 
el  gobierno  delegado  dispuso  (19  de  diciembre)  se  hiciese  sa- 
ber len  la  orden  del  ejército  y  a  los  jefes  de  los  cuerpos  de 
milicias  de  la  provincia,  a  fin  de  que  no  diesen  cumplimiento 
a  orden  alguna  que  aquél  impartiese. 

El  generall  dom  José  María  Paz,  que,  al  mando  de  una 
división,  de  acuerdo  con  el  general  Lavalle  había  marahado  al 
interior,  con  el  objeto  de  secundar  en  las  provincias  la  nueva 
política  iniciada  en  Buenos  Aires,  ofició,  desde  'el  Paso  de 
Pachi,  en  Santa  Lucía,  a  16  de  diciembre,  dando  cuenta  al 
gobierno  delegado  haber  trasmitido  a  la  división  de  su  inan* 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERX ADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  AP.GEXTI" AG  83 

do  los  boletjjies  que  detallaban  'los  sucesos  ocurridos,  después 
de'l  cambio  que  'tíuvo  .lugar  el  día  1.°  de  diciembre,  aseguran- 
do haber  sidoi  recibido  con  placer  y  aún  con  entusiasmo.  El 
general  Paz  terminaba  su  comunicación  "felicitando  al  go- 
bierno y  ,a  la  provincia  de  Buenos  Aires  por  unas  aeoñlieci. 
mientois  que,  al  paso  que  aseguraban  sii  tranquilidad  interior, 
prometían  el  restablecimiento  de  lesas  instituciones  de  que  tan 
justamente  era  idólatra." 

E,l  general  Soler  que  se  hallaba  en  Córdoba,  de  tránsito  a 
Bolivia,  en  carácter  de  ministro  plenipotenciario  cerca  del 
gobierno  de  aquella  República,  recibió  orden  del  gobierno  de- 
legado de  suspender  su  viaje. 

Entre  tanto,  Kosas,  dándose  los  aires  de  amigo  de  Bo- 
rrego, con  cuya  política  aparentaba  simpatizar  como  horrori- 
zado del  modo  como  éste  terminó  su  existencia,  aprovechó  las 
circunstancias  que  Le  favorecían,  para  hacerse,  desde  entonces, 
el  hombre  indispensable.  En  el  sur  de  la  provincia,  Rosas  con- 
taba con  los  jefes  don  Manuel  Mesa  y  don  Luis  Molina,  que 
reunían  gente  por  su  orden,  desconociendo  la  autoridad  del 
nuevo  gobierno  y  llegando  su  osadía  hasta  mandar  a  los  co- 
misionados de;  éste,  los  señores  Anchorena,  Díaz  Vélez  y  Gelly, 
se  retirasen,  a  la  mayor  brevedad,  al  interior  del  Salado,  bajo 
amenazas.  Esos  jefes  tuvieron  un  choque  con  un  piquete  al 
mando  del  mayor  Lima,  a  quien  derrotaron  obligándole  a  ca- 
pitular. Se  estipuló  que  Lima,  con  todos  los  que  le  acompaña- 
ban, tenía  el  paso  libre  para  retirarse.  Poco  después,  parte  de 
la  división  del  coronel  Isidro  Suárez  derrotó  completamente, 
en  las  Palmitas  a  Molina  y  Mesa,  cayendo  éste  prisionero,  el 
titulado  ministro  de  la  guerra  don  Manuel  Céspedes  y  otros. 
En  este  hecho  de  armas  se  distinguieron  los  coroneles  Maria- 
no Acha  y  Mariano  García,  el  teniente  coronel  Pringles,  el 
mayor  Melián  y  el  ciudadano  don  Zenón  Videla.  Mesa,  2." 
comandante  de  la  partida  de  Molina,  fué  sentenciado  y  pa- 
sado por  las  armas  el  11  de  febrero  de  1829. 

El  gobernador  Brown  suspendió  (22  de  diciembre  de 
1828)  los  efectos  de  la  ley  de  30  de  abril,  hasta  la  reunión  de 
la  nueva  Legislatura,  declarando  en  todo  su  vigor  la  de  5 
de  mayo  de  1826,  en  contraposición  de  lo  dispuesto  por  el 
finado  gobernador  Dorrego. 

Constituyó  (22  de  enero  de  1829)  responsables  de  la  tran- 
quilidad pública  a  los  comandantes  de  milicias  en  campaña, 
en  sus  respectivos  distritos. 

Dispuso  (13  de  febrero)   que  el  Fuerte  denominado  Fe- 


¿4  AM0:<10   ZI-NSX 

de/ación,  tomaría  el  nombre  de  Junín,  para  perpetuar  la  me- 
moria de  la  acción  del  7  de  febrero,  contra  los  anarquistas 
de  don  Manuel  Mesa,  que  tuvo  lugar  en  la  dirección  de  aquel 
Fuerte,  ganada  por  la  división  al  mando  del  coronel  don  Isi- 
dro Suárez,  quien  tuvo  una  parte  tan  decisiva  en  la  jornada 
de  Junín,  que  preparó  la  entera  libertad  del  Perú,  en  el 
año  1824. 

El  triunfo  alcanzado  por  el  coronel  Suárez  en  las  Pal- 
mitas, el  7  de  febrero  de  1629  tenia  una  doble  importancia; 
pues  no  sólo  se  derrotaba  a  un  enemigo  que,  con  las  armas 
en  la  mano  combatía  contra  ia  autoriuad.,  sino  también  aes- 
truia  ia  reunión  ae  müiviuuos,  capitaneados  por  Moiina,  los 
cuales,  asociaaos  a  los  ináios  barbaros,  clesoiaDan  la  campaña 
con  roüús,  muertes  y  violencias  de  todo  genero :  con  las  armas 
en  la  mano  atacó  y  tomo  el  i"  uerte  de  la  liaguna  Blanca,  ro- 
bando cuanto  allí  ñabia,  perteneciente  al  iiistaüo.  El  coronel 
Suárez  consiguió  apoderarse  de  esos  malliecñores,  los  que,  re- 
mitidos a  la  capital,  iueron,  3  de  ellos,  ■ejecutados  en  la  pla- 
za de  Marte  (Ketiro)  y  los  demás  destinados  a  la, Isla  de 
Martín  García. 

Avisado  el  gobierno,  (24  de  febrero),  de  la  existencia  de 
una  conspiración,  mandó  prender  a  los  siguientes :  ciudada- 
nos, don  Tomas  Anchorena,  don  Juan  José  Ancüorena,  don 
Victorio  García  Zúñiga,  don  Epitacio  del  Campo,  don  Manuel 
Hermenegildo  Aguirre  Lajarrota,  don  Francisco  Agustín  y 
don  Clemente  ^VrlgilL,  doctor  Manuel  Vicente  de  Maza,  don 
José  Bares  y  don  José  Chavarría;  militares:  generales  Juan 
Eamón  Balcarce  y  Enrique  Martínez,  coronel  Tomás  de  Iriarte 
y  teniente  coronel  Juan  José  Martínez  Fontes. 

Otras  personas  fueron  igualmente  presas:  las  relaciones 
y  el  carácter  que  algunos  de  esos  presos  revestían  catisó  una 
extraordinaria  sensación  en  Buenos  Aires. 

Sentenciados  a  destierro,  unos  lo  fueron  con  destino  a 
Montevideo,  otros  a  la  Colonia  del  Sacramento  y  los  demás 
a  Bahía  Blanca.  Los  de  este  último  punto,  confinados  en  él, 
desde  el  15  de  marzo,  fueron  puestos  en  libertad,  en  setiem- 
bre (1829)  por  el  comandante  de  Bahía  Blanca,  don  Narciso 
del  Valle,  en  cumplimiento  de  orden  del  ministro  de  la  gue- 
rra, regresando  a  Buenos  Aires,  en  el  bergantín  nacional 
Río  Bamba,  los  expresados  Maza,  Martínez  Fontes,  García  Zú- 
ñiga,  los  dos  Wright,  Bares  y  Chavarría. 

Los  señores  don  Tomás  y  don  Juan  José  Anchorena  lie- 


IlISTOBIA    DE    LOS    GOBERXADOEES     DE    LAS    PEOVIXCIAS     AEGEIÍTINAS   85 

garon  a  fiues  de  abril  conducidos  en  el  bergantín  de  guerra 
General  Eondeau,  procedente  de  Patagones,  y  acompañados 
del  comandante  de  aquel  establecimiento  don  Ramón  Ro- 
dríguez. 

¡  Derogó  (27  de  febrero)  el  decreto  de  8  de  agosto  de  1828, 
expedido  por  Dorrego,  que  permitió  traficar  por  el  puerto  de 
Benavídez,  cuando  ei  gobierno  no  estaba  autorizado  para  la 
habilitación  de  puerto  alguno,  cuya  resolución  debía  emanar 
del  cuerpo  legisiaiivo  de  la  provincia:  y  decretó  (12  de  mar- 
zo) la  íormacion  de  un  batallón  de  voluntarios  con  la  deno- 
minación de  Bataüón  del  Comercio  Extranjero,  al  mando  de 
don  Ramón  Larrea,  con  objeto  de  guardar  el  orden  y  tran- 
quilidad pública.  Ese  nombre  fué  después  variado,  dándosele 
ei  de  Batallón  de  los  Amigos  del  Orden. 

Con  la  salida  a  campaña  del  general  José  María  Paz,  jefe 
del  ejército  de  la  capital  y  encargado  provisoriamente  del 
ministerio  de  la  guerra,  desde  el  2  de  enero,  el  gobierno  dele- 
gado nombró  (14  de  marzo)  comandante  general  de  armas  de 
toda  la  provincia  al  brigadier  general  Martín  Rodríguez. 

El  general  Paz  hizo  su  despedida  pública  del  pueblo  de 
Buenos  Aires  el  16  de  marzo,  (1829),  día  en  que  partió  para 
el  ejército. 

Con  el  fin  de  aumentar  la  fuerza  de  línea,  para  guardar 
el  cordón  de  la  frontera  de  la  provincia,  el  gobierno  delegado 
decretó  (18  de  marzo)  se  levantase  un  cuerpo  de  caballería 
de  línea  con  el  título  de  Granaderos  de  la  Guardia,  al  mando 
del  mayor  don  Juan  Esteban  Rodríguez. 

Ordenó  (14-)  se  depositase  en  la  Biblioteca  Pública,  uno 
de  los  escritos  autógrafos  del  doctor  Juan  Madero,  por  los  im- 
portantes servicios  que  prestó  a  la  patria  y  por  el  celo  infa- 
tigable que  había  manifestado  en  la  propagación  de  la  vacu- 
na de  cuyo  establecimiento  en  esta  capital  fué  el  primer  admi- 
nistrador, j 

Declaró  (24  de  marzo)  abolidos  los  regimientos  de  milicia 
activa  y  pasiva ;  encargando  al  coronel  Manuel  Rojas  de  la  for- 
mación de  un  cuerpo  con  la  denominación  de  Cuerpo  de  la 
Guardia  Patricia,  y  dando  al  regimiento  de  milicia  pasiva  el 
nombre  de  Cuerpo  de  Reserva  de  la  Guardia  Patricia,  al  man- 
do del  general  Benito  Martínez. 

Poco  después  de  la  acción  de  las  Palmitas,  en  que  fué 
completamente  aniquilada  la  montonera,  acaudillada  por  don 
Luis  Molina,  y  en  que  se  distinguieron  los  coroneles  Mariano 


86    '  ANTO>'IO   ZINÍÍY 

Aclia  y  Mariano  Guerra  y  en  primera  línea  el  coronel  Isidro 
Suárez,  Que  mandaba  la  división,  en  el  rincón  de  Santa  Fe, 
la  división  de  las  cañoneras  y  el  bergantín  goleta  Sarandí,  ai 
mando  del  capitán  Pedro  Martínez,  sostuvieron  un  fuego  de 
mosquetería  y  artillería  contra  los  santafecinos,  con  alguna 
pérdida  de  parte  a  parte.  Esto  dio  lugar  a  una  corresponden- 
cia oficial  entre  el  gobernador  López  y  el  coronel  Leonardo 
Rosales,  jefe  de  la  escuadra  bloqueadora.  Aquél  observaba  a 
éste  que  Buenos  Aires  no  poseía  autoridad  alguna  sobre  la 
República;  que,  al  contrario,  las  provincias  desaprobaban  los 
últimos  acontecimientos  y  se  preparaban  a  la  venganza;  que 
el  mismo  Rosales  no  pertenecía  ni  a  Buenos  Aires,  ni  a  Santa 
Fe,  sino  a  la  nación;  y  que,  por  consecuencia,  las  órdenes  de 
aquella  provincia  isola  no  pudieron  autorizarlo  a  atacar  con  su 
división  una  nació'n  extranjera,  mucho  menos  una  provincia 
de  la  Repúbliba.  La  respuesta  de  Rosales  fué  evasiva,  protes- 
tando que  él  no  iba  para,  atacar,  sino  paira,  proteger'  etl.  comer- 
cio de  las  provincias  vecinas,  inclusive  Santa  Fe,  y  que  no 
rompería  el  fuego  sdn  ser  atascado. 

Después  del  contraste  del  Puentei  de  Márquez,  que  (tuvo 
lugar  '6,1  26  de  abril,  (cuatro  días  desípués  que  la  de  San  Roque 
en  Córdoba,  ganada  por  el  generatl  Faz  sobre  Quiroga,),  eai 
que  el  general  Lavalle  se  vio  privado  de  su  caballada,  astuta- 
mente arrebatada  por  los  indicas  que  se  hallaban  bajo  las  ór- 
denes de  Rosas,  aquéil  repasó  dicho  Puente  y  se  situó  'en  los 
Tapiales  de  Altolaguirre;  Rosas  se  retiró  al  Pino,  estancia  de 
Pinero,  y  López  a  la  Villa  de  Lujan. 

El  general  Lavalle  cometió  una  larga  serie  de  impruden- 
cias,- desde  el  1.°  de  diciembre  de  1828,  que  fué  la  primera,  y 
el  fusilamiento  de  Dorrego,  la  segunda. 

La  tercera  fué  su  excesiva  confianza  en  presentarse  casi 
solo  en  el  campamento  de  su  mortal  enemigo,  quien  mositró 
más  habilidad  en  atenderle  hasta  conseguir  hacer  la  paz,  co- 
mo se  hizo,  el  24  de  junio  lestipulándose  que  los  dos  jefeisi  con- 
tendientes depondrían  el  mando  de  sus  tropas  respectivas  en 
la  persona  del  general  Viamonte,  'en  cailidad  de  gobernador 
provisorio ;  que  el  pueblo  procedería  a  la  eleicción  de  sus  re- 
presentantes ;  que,  reunida  y  abierta  la  nueva  Legislatura,  se 
procedería  al  nombramiento  del  gobernador  propietario ;  que 
habría  olvido  completo  de  todo  lo  pasado  y  que  ambois  jefes 
apoyarían  con  su  fuerza  y  su  influjo  a  la  autoridad  que 
se  creasie. 

Finalmen'te,  el  general  Brown,  oomfesando  con  ingenui- 
dad su  insuficiencia  para  dirigir  la  marcha  de  la  administra- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADORES    Dfí    LAS    PEOVINCiAS     AUGENTINAS    87 

ción,  en  t-an  extraordinarias  circunstancias,  rogó  encarecida- 
mente se  le  acepta:se  'la  dimisión,  que  de  gubernador  delegado 
hacía,  el  3  de  mayo,  la  que  le  fué  admitidái,  reemplazándole  em 
el  mismo  cargo,  al  día  siguiente,  €l  general  Martín  Kodrígaiez. 
1829 — General  Juan  LavaUe,  goberniador  proviisorio,  des- 
de el  4  de  mayo,  que,  en  consecuencia  de  la  renuncia  del  ge- 
neral Brown,  reasumió  el  mando  de  la  provilicia,  basta  el 
7  del  mismo  mes  que,  con  motivo  de  haber  tenida  que  salir  a 
campaña,  tomó  posesión  del  cargo,  como  delegado,  el  briga- 
dier general  Martín  Rodríguez. 

El  mismo  día  (4  de  mayo)  el  gobermador  LavaUe  estable- 
ció un  consejo  de  gobierno,  compuesto  de  ios  generales  Juan 
Martín  de  Pueyrredón,  Francisco  de  la  Cruz,  Juan  José  Via- 
monte  y  Tomás  Guido;  doctores  Manuel  Antonio  Castro,  Dro- 
go E.  Zavaleta,  Mamuel  B.  Gallardo  y  Doimingo  Guzmán,  don 
Valentín  San  Martín,  Félix  Akaga  y  Bernardo  Ocampo,  bajo 
la  presidencia  del  brigadier  Miguel  E.  Soler, 

En  la  misma  fecha  Uegó  a  Buenos  Aires  el  tenietnte  co- 
ronel Juan  Manuel  Yupes,  en  la  clase  de  parlamento,  condu- 
ciendo una  comuniea,ción  del  gobemador  B.  López,  desde  su 
cuartel  general  sobre  el  Río  de  Las  Coinchas,  proponiendo  en- 
trar en  negociacibnes  de  paz,  bajo  el  carácter  de  jefe  de'I 
ejército  de  la  ünióii,  icouio  él  mismo  se  tiíiuiliaba.  El  ministi'ío 
Díaz  Vélez  contestó,  de  orden  del  gobernador  Lavalle,  que  no 
podía,  ni  quería  oir  proposiciones  de  paz,  mientras  el  gober- 
nador de  Santa  Fe  pisara  con  fuerza  armada  el  territorio  de 
la  provincia  de  Buenos  Aires,  y  que  desconocía  en  López 
cualquier  carácter  inaicional,  porque  era  éste  un  embarazo  pa- 
ra escuchar  su  proposición. 

Desagradados  eon  da  marcha  del  gobierno  del  general 
Lavalle,  los  señores  Bernardino  Rivadavia  y  Julián  Segundo 
-de  Agüero,  prefirieron  deisertar  de  su  país  en  tan  difíciles 
circunstancias,  embarcándose,  en  los  primeros  días  de  mayo, 
con  destino  a  París. 

1829 — Brigadier  Mariín  Rodríguez,  igohemjacUo'r  delega- 
do por  renuncia  del  general  Brown  y  en  ausencia  del  gober- 
nador Lavaílle,  nombrado  por  decreto  deil  4  de  mayo  del  mil- 
nistro  de  gobierno  y  relaciones  exteriores,  doctor  Salvador 
María  del  Carril,  desde  el  7  de  mayo,  en  que  aquél  tomó  po- 
sesión del  cargo,  hasta  el  26  de  junio,  en  que,  habiendo  ter- 
minado la  guerra  y  regresado  el  gobernador  provisorio  Lava- 
lle, reasumió  éste  el  mando. 

En  tre  las  disposiciones  dictadas  por  el  gobernador  déle- 
gado  Rodríguez,  una  fué  la  de  ordenar  se  cercasen  con  un  fo- 


8S  ANTONIO   ZINNY 

SO  los  cuarteles  más  poblados  de  la  ciudad.  Segúu  el  pian,  la 
línea  de  circmivaiación,  que  debía  encerrar  lia  ciudad,  había 
de  pasar  por  la  calle  de  Europa,  de  una  parte,  y  por  la  del 
Paraguay,  de  otra ;  yendo  a  jungarse  con  las  calles  de  Solís  y 
Monieviaeo  repieganclose  sobre  las  de  Tacuari,  Chile,  Lorea 
y  Potosí  (hoy  Alsina)  al  sur;  Oerrito  y  Corrientes  al  norte. 
Las  calles  de  la  Keconquista  (hoy  Defensa),  Florida  (hoy 
Perú),  y  Plata  (hoy  Rivadavia)  habían  de  quedar  abiertas, 
para  servir  de  comunicación  con  el  campo. 

Después  del  combate  del  16  de  mayo  en  el  puente  de  Ba- 
rracas, toda  la  ciudad  se  puso  en  alaa-ma,  declarándose  ésta 
y  sus  suburbios  en  asamblea,  a  consecuencia  de  los  Siucesos 
extraordinarios,  que  en  esos  días  tenían  iugair.  Contribuyó  a 
aumentar  el  confli'cto  uin  'aiientado  cometido  en  la  noche  del 
21  del  mismo  mes,  en  nuestras  valizas,  por  las  fuerzas  naiva- 
■  les  francesas.  Las  fiestas  mayas  quedaron  suspendidas,  siendo 
la  primera  y  única  vez  que  tal  cosa  sucediera,  y  no  podía  ser 
de  otro  modo,  desde  que  toda  la  provincia  era  un  campo  de 
batalla  y  muy  principalmente  los  suburbios  de  la  ciudad,  que 
estaba  rodeada  de  cantones  y  en  lucha  diaria  con  los  mon- 
toneros. .      ...ji 

Con  motivo  de  haberse  aproximado  al  pueblo  un  grupo 
de  montoneros  por  el  norte,  después  del  combate  del  16  de 
mayo  en  el  puente  de  Barracas,  se  alarmó  la  población  cerrán- 
dose todas  las  casas  particulares,  y  de  inegocio  y  permanecien- 
do así,  poco  má,s  o  menos,  desde  el  20  hasta  -el  25  de  mayo.  El 
gobierno,  por  su  parte,  declaró,  el  día  22,  en  estado  de  asam- 
blea la  población  de  la,  ciudad  y  sus  suburbios,  ordenando  la 
ciausura  de  los  tribunales,  ti'endas,  talleres,  el  Banco.,  letc, 
etc.;  sólo  las  pulperías  y  almacenes  de  abasto  podían  abrirse 
de  ocho  a  diez  de  la  mañana  y  de  cinco  a  seis  de  la  tarde.  Esta 
disposición  estuvo  'en  vigor  hasta  el  4  de  junio,  cuando  cesa- 
ron los  motivos  que  habían  impedido  al  gobierno  el  dictarla. 

El  día  5  de  junio  por  la  tarde,  el  gobernador  Lavalle,  que 
había  venido  a  la  ciudad,  con  el  objeto  de  dar  sus  instruccio- 
nes al  ministro  Carril,  regresó  a  su  campamento,  en  los  Ta- 
piales, volviendo  el  11  con  un  fuerte  destacamento  del  ejérci- 
to y  de  la  fuerza  que  había  saüdo  al  mando  del  jefe  de  Es- 
tado mayor,  coronel  Blas  Pico,  con  una  grajn  cantidad  de  ga- 
nado. El  día  15  volvió  a  salir  al  campo  enemigo,  acompañado 
de  los  señores  Félix  Aizaga,  Mariano  Sarratea  y  Juan  A.  Gelly. 

Las  cosas  seguían  en  ese  estado  de  completo  desquicio, 
hasta  que,  a  las  seis  de  la  tarde  del  23  de  junio,  llegó  un  ofi- 
cial con  una  orden  del   general  Lavalle,   previniendo  al  go- 


HISTOKIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PP.0'\1>'CIAS  ARGENTINAS  »9 

bienio  delegado  se  suspendiesem  las  hostilidades  y  se  retira- 
sen las  tropavs  y  los  ciudadanos  de  los  acantonamientos;  ha- 
biendo practicado  lo  mitemo  Rosas,  quien  hizo  retirar  la  gen'te 
de  afuera.,  que  se  hallaba  a  las  inmediaciones  de  la  ciudad. 

Al  día  siíí'uiente  ''2-1  de  junio),  el  general  Lavalle  comu- 
nicaba de  oficio,  desde  su  cuartel  general  en  la  estaincia  de 
Miller,  felicitando  al  gobierno  delegado  y  ad  pueblo  de  Bue- 
nos Aires  por  el  plau^iblo  acontecimiento  de  haber  sido  fi'^- 
mada  la  paz,  poniendo  término  a  üa  desgra'ciada  guerra,  ci^ál 
que  había  experimentado  la  provincia. 

Esta  paz  sólo  era  una  treo-ua:  mientras  uno  de  los  con- 
tendientes —  el  general  Lavalle  —  lera  guiado  de  un  senti- 
miento de  verdadera  paz  v  de  orden,  el  otro  —  Rosas  —  obra- 
ba con  refinada  astucia,  poniendo'  en  juesro  toda  la  perspica- 
cia .de  que  era  capaz,  para  llegar  a  su  objeto,  aue  era  prepa- 
rar el  camino  para  aT^odr-rarse  del  gobierno,  única  aspiración 
que  a  la  sazón  le  ddmina-ba. 

Terminada  así  la  guerra,  y  de  regreso  a  la  capital  el  ge. 
neral  Lavalle.  el  gobernadoír  delegado  cesó  el  26  de  junio,  rea- 
sumiendo el  mandiO  aquél. 

1829.  —  General  Juan  LavaUe>  gobernador  provisoiño',  des- 
de 26  de  .iunio-,  que  rea^sumió  el  mandoi  gubernativo,  después 
de  haber  hecho  la  paz  'con  Rosáis,  hasta  el  26  de  agosto,  ,que, 
en  virtud  de  la  convención  celebrada  entre  ambos,  fué  nom- 
brado gobernador  provisorio  el  general  Viamont^. 

La  convención,  a  oue  se  hace  referencia,  fué  firmada  y 
ratificada  en  las  Cañuelas,  esitancia  de  Miller.  a  24  de  junio, 
y  los  artícnln-«i  adicionales  a  dwha  convención,  a  la  margen 
derecha  del  Río  de  Barracas  a  24  de  agosto,  entre  el  gober- 
nador T^avalle  y  el  comaaidante  general  de  campaña  don  Juan 
Manuel  Rosas. 

Esa  convención  celebrada  entre  lo's  dos  hambres  odmiria- 
hles  —  Lavalle  y  Rosas  —  seírún  unos,  había  de  producir  mu- 
chos bienes,  y  según  otros,  muchos  males.  El  hecho  fué  que 
Rosas  quedó  triunfante  y  que  el  sreneral  Lavalle  se  colocó,  y 
crtloíó  a  isu  partido  y  a  todo  el  país,  en  una  situación  muy  em- 
barazosa. Para  obtener  un  resultado  semeiante,  más  habría  va- 
lido no  haber  derrocado  a  Dorr^sro  sncrifi-cíudolo  en  seguida. 

Las  primeras  dis.nosiciones  del  gobernador  Liavallle,  al  re«-- 
snmnr  el  mando,  fweron  mandar  pouer  en  libertad  a  tddos  los 
presC'S  políticos,  y  practicar  elecciones  de  representlantes. 

No  teniendo  el  general  Lavalle  investidura  nacional,  man- 
dó raconoeier  un  cónsul  general  d'el  imperio  '  del  Brasil  en  las 


QO  AXTOXIO    ZIX^-'S■ 

Provincias  Unidas  del  Río  de  ]a  Plata,  cuando  ni  gobernadoi 
propietario  era  de  la  qne  mandaba. 

'  Emlt retanto,  ¿cómo  conciliar  el  recono'cnimiento  de  un  cón- 
sul en  las  Provincias  Unidas>  en  presencia  de  im  general  en 
jefe  de  las  ProvÍ7KÍas  federadas  o  de  la  Unión,  como  se  titu. 
laba  el  g-obeiTiador  de  Santa  Fe,  López?  Necesario  es  convienir 
en  que  se  incurría  en  los  mismos  ^errores  que  se  censuraban  en 
lois  contrarios,  lo  que  equivaile  \z¡  detcir  que  ese,  a  la  paír  de 
otros,  eran  más  bien  errores  de  la  época. 

Por  fin,  en  cumplimiento  de  lo  estipulado  en  la  conven- 
ción de  junio  y  artículos  adicicnales  de  24  de  agostio,  puso  en 
posesión  del  mando  de  la  provincia,  dos  días  después  de  esta 
última  fecha,  al  general  Juan  José  Viamonte. 

El  ex  gobernadttr  Lavalle,  e*!  que  probó  ser  capaz  de  to- 
dos los  sacrificios,  cuando  se  trataba  de  la  patria,  el  que  aca- 
baba de  hacer  la  paz  antes  que  pasar  por  el  dolor  de  ver  de- 
vastar el  suelo  por  sus  propios  hijos-  solicitó,  el  15  de  septiem" 
bre,  una  licencia  de  un  año  para  pasar  a  cualquier  punto  de 
uF  -amiar,  (a  fin  de  qu!e  su  ausencia  dejase  expedito  al  nuevo 
gobierno  para  edificar  lo  que  habían  destruido  la  sublevación 
en  masa  de  los  indios  hárharos  y  de  l-a  midtititd  desenfrenada. 

Al  mismo  tiempo  que  Lavalle  salía  del  país  para  el  exte- 
rior, Rosas  recibía  aumento  de  poder  e  importancia  eobre  el 
de  comandante  general  de  campaña,  que  equivalía  a  goberna- 
dor de  ésta,  con  el  nombramiento,  decretado  a  su  favor,  para 
la  direcoión  de  la  población  y  distribución  de  tierras  en  la 
nueva  línea  de  fronteras  en  el  Arroyo^  Azul. 

Desde  entonces,  Rosas  quedó  dueño  absoluto  de  la  sitúa, 
ción,  costando  el  transcurso  de  muchos  años  y  raoidales  de 
sangre   para  podársela  arrancar. 

El  general  Lavalle  no  pasó  a  iiltra>Jiar  sino  >a  Üa  Colonia 
del  Sacramento,  desde  donde,  en  octubre  de  1830,  insurreccio- 
nó la  provincia  de  Entre  Ríos,  de  acuerdo  con  el  general  Ri- 
cardo López  Jordán,  quien  llegó  a  ser  electo  gobernador  de 
aque'lla  provincáa  ^el  23  de  noviembre.  Habiendo  essfca  abortado 
por  una  reacción  llevada  a  cabo  el  10  de  diciembre  por  el  co- 
ronel Pedro  Espino  y  Barrenechea,  el  general  Lavalle  se  vio 
obligado  a  abandonar  el  territorio  entreTriano  regresando  a  la 
Banda  Oriental.  (Por  una  rara  coincidencia,  el  deíspués  gene, 
ral  Justo  José  'die  Urquiza,  figui'a1](;i.  en.  esta  enipre?a  como  se- 
cretario de  López  Jordán,  padre,  en  1830,  y  un  hijo  de  éste, 
con  el  mistmo  nombre  y  apellido,  figuraba,  en  1870,  como  ge- 
neral y  amigo  del  mismo  LTi-quiza,  cuyo  puestoi  *de  gobernador 
usurpó  privándosele  de  la  vida).        ^ 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADORES    DE    LAS    PBOVIXCIAS     ARGEN'Ti:jíA3    9 1 

En  enero  de  1831'  el  general  Lavalle^hizo  una  nueva  ten- 
tativa sobre  la  provincia  de  Entre  Ríos,  de  acuerdo  por  se. 
grinda  vez,  con  López  Jordán,  Hereñú,  coronel  Felipe  Rodrí^ 
guez  (a)  Felipillo,  Crispín  Velázquez  y  oíros,  en  la  cual  tam- 
poco fué  feliz.  Vencido  López  Jordán  en  la^  márgenes  del  Cíe, 
el  7  de  marzo,  sin  esperar  la  incorporación  ,del  general  La- 
valle  que,  con  los  coroneles  Aniceto  Vega,  José  Olavarría,  Jo. 
sé  María  Vilela.  Thompson,  Méndez,  Martiniano  Chilavert, 
Anaeleto  ^ledina  y  José  j\Iaría  Piráxi,  había  atravesado^  el  Uru- 
guay con  el  objeto  de  ponerse  al  frente  ;de  las  fuerzas  de  la 
revolución,  volvieron  todos  al  Estado  Oriental. 

En  septiembre  .de  1839,  se  lanzó  de  nuevo,  ¡sin  eneóntraír 
obsitáculos,  sobre  Entre  Ríos,  donde,  el  22,  obtuvo  una  victo- 
ria a  la  que,  por  conveniencia  política  se  dio  el  nombre  de 
'batalla  del  Yeruá,  sobre  él  coronel  Vicente  Zapata»  goberna- 
dor de  aquella  provincia.  Las  fuerzas  de-  ambos  combütient'es 
no  .pasaban  de  1.000  hombres.  Parecía  lo  snás  natural  hacer 
un  desembarco  en  la  campaña  del  sur  de  Buenos  Aires,  con 
cuyos  hacendados  se  había  ya  puesto  en  comunicación;  en  \ez 
de  ir  a  tentar  fortuna  en  Entre  Ríos,  donde  era  loxij  dudosa 
obtejier  un  éxito  definitivo  y  donde,  si  había  un  amigo,  había 
veinte  que  no  lo  eran  laún  len  el  corazón  de  |S!U  mismo  ejército, 
como  el  coronel  Chilavert  y  otros. 

Es  verdad  que  en  el  Arroyo  de  don  Cristóbal,  con  uni  ejér. 
cito  como  de  4.900  hombres  y  4  piezas  de  artilliería  obtuvo,  el 
10  de  abril  de  1840,  en  la  misma  proivineia  un  espléndidoi  triun- 
fo (aunque  puesto  en  duda)  y  reclamado  por  el  contrario, 
compoiesto  de  5.300  hombres  de  las  tres  armas  y  una  batería 
de  campaña  sobre  el  enemigo»  al  mando  de  los  generales  Pas- 
cual Echagüe,  Lavalleja,  Ramírez,  E.  Garzón  y  Servando  Gó- 
miez,  para  que  éste  a  su  vez,  eclipsara  aquella  victoria  de  La. 
valle  con  otra  de  mayor  trascendencia,  el  16  de  julio  siguiente, 
en  la  sangrienta  batalla  del  Sauce  Grande. 

En  esta  acción,  que  dio  por  resultado  la  pérdida  del  ¡pres- 
tigio del  general  Lavalle  en  aquella  provincia,  hubo  46  muer- 
tos del  ejército  de  éste,  33  prisioneros  y  43  pasados. 

Los  cadáveres  de  ambos  ejércitos  quedaron  insepultos  y 
diseminadas  en  el  campo  de  batalla'  hasta  que,  por  decreto  de 
26  de  iebrero  de  1841,  el  general  Echagüe,  gobernador  de  la 
provincia  de  Entre  Ríos,  mandó  fuesen  trasladados  los  de  las 
tropas  enemigas  al  cementerio  público  del  Difamante  y  los  de 
los  defensores  de  la  pseiido  Federación  al  del  Paraná,  colocán- 
dose en  la  fachada  del  norte  de  éste  la  inscripción  siguiente: 


02  AXTOXIO    ZIXNY 

"Monumento  de  gratitud  que  la  proviucia  de  Entre  Eíos  de. 
dioa  a  los  valientes  defeni?ores  del  .bcnor  e  inidependeneia  na- 
cional, que  sellaron  con  su  sangre  en  la  jomada  del  Sauce 
Grande  a  16  de  julio  de  1840.  —  Dencansen  en  paz." 

El  18  de  mayo  del  mismo  año  (1841)  se  dio  cumplimien- 
to a  esta  disposición,  con  respecto  a  los  últimos,  los  cuales  fue- 
ron trasladados  con  gran  ceremonia,  asistiendo  todas  las  auto- 
ridades y  vecinos  del  Paraná. 

Cuando  el  general  Lavalle  co-mprendió,  aunque  ailgo  tar- 
de, que  Buenos  Aires  era  donde  su  presencia  podría  y  debía 
dar  el  resultado  deseado  y  no  Entre  Eíos.  vadeó,  (23  de  ju- 
lio) el  Paraná  y,  forzando  la  batería  del  Rosario,  pasó  (24) 
bajo  un  sostenido  fuego  de  cañón,  que  ocasionó  algunas  pérdi- 
das de  ambas  partes.  El  5  de  agosto  desembaroó  con  sai  ejér- 
cito en  San  Pedro,  sin  el  meoior  obstáculo.  Después  de  aoucbi- 
llaír  en  la  oañjada  de  la  Paja,  una  fuerza  de  Eosas  qoie  se  com- 
ponía de  unos  2.000  hombres,  al  mando  del  coronel  Vicente 
González  (a)  Carancho  del  Monte,  con  solo  la  vanguardia  del 
ejército  libertador  bajo  las  órdenes  del  coronel  Vega,  el  ge- 
neral Lavaille  conitinuó  su  marcba,  sitiuándose,  el  23  de  agos- 
to, em  Merlo.  Aquí  supo  que  las  fuerzas  ds  Rosas  enan  infi- 
nitamente superioii'es  en  niímero  a  las  suyas  por  lo  que  se  de- 
cidió a  emprender  la  oportuna  retirada.,  oomo^  lo  efectuó  en 
los  primeros  días  del  mes  de  septiembre. 

San  Pedro,  que  había  quedado  a  caaigo  del  comandante 
Juan  Oamelino,  fué  beroicaanente  defendida  conjtra  la  fuerza 
del  general  Juan  Pablo  López,  con  solo  200  hombres  que  aquél 
distribuyó  en  todas  las  casas  de  azoteía,  mandados  por  ciuda- 
daíEucis.  Los  acantonamientos  estaban  respectivamente  bajo  las 
órdenes  de  don  Silvieü^io  Morad  es,  actual  (1879)  juez  de  paz  de 
la  Exaltación  de  la  Cruz,  ddl  eaitonces  capitán  Juan  Miyeres 
(Myers)  que  se  había  pasado  de  San  Nicolás  con  8  o  10  hom- 
bres de  la  fuerza  del  coronel  Juan  Antonio  Garretón,  del  ac- 
tiuiai  vecino  del  mismo  pueblo  doctm-  Norberto  Dá\'ila,  etc.  De- 
rrotados y  muertos  los  individuos  que  componían  un  piquete 
de  tropa  eJiemiga.,  que,  al  mando  de  su  ciaipitán  Rodríguez,  tu- 
vo la  asudacia  de  tentar  su  entrada  en  la  plaza,  simulaaido  una 
señal  de  rendición  o  ele  ipiatsados  por  medio  de  un  pañuelo  blan- 
co atado  en  la  punta  de  su  espada,  contramar&hó  la  fuerza 
de  López.  Libre  el  piuebüjO,  el  comandante  Camelino,  aieon-rpa- 
ñado  del  doctor  Sialvador  ]María  del  Carril  y  de  los  jóvenes 
que  voluntariamente  quisieron  segiTÍrle,  recounendó  sai  cuidado 
al  juez  de  paz  dcni  Benito  Urraco,  abandonándolo  el  14  de 
S!3,ptiembre  (1840). 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PEOVIXCIAS     AKGENTINAS    93 

En  efi&cto,  difícil  le  baibría  sido  veneier  las  nmnerosas 
fuerzas  que  de  todas  paKtes  se  'dirigíafli  sob^ne  Lavalle :  PlaiCiheco, 
Vicente  González,  Jiuian  Pablo  López,  Echaigüe*  Oirib3,  etc., 
todos  con  fuerzas,  más  o  menos,  trataban  de  inoorporarse 
uflias  a  otras  para  formiaír  un  euerpio  de  ejército  resipetaible 
'Con  que  idaír  a  La^^^iallje  un  golpe  decisivo.  » 

Cuando  lel  general  Lawalle  efectuó  siu  netiriaida,  muchos, 
que  no  quisieroin  sieguirle,  se  p-resentaiTon,  cioano  pasiaidos,  al 
coronel  Vicente  González  (a)  Carancho  del  Monte,  iquien,  no 
sabiendo  qué  hacer  oon  ellos,  consultó  a  Kosas  al  respecto,  y 
éste  le  contestó  que  esos  hombres  se  pasaban  de  buena  fe,  y 
que  aún  era  conveniente  considerarlos  asi,  mientras  se  viera 
que  no  se  volvían-  al  ejército  enemiga,  advirtiéndose  que  Id 
gente  pobre  que  por  bien,  o  a  la  fuerza  habría  reunido  Lava- 
lie,  se  le  iban  escapando.  ''No  así — ^agrega  Riosas  de  isiu  puño 
y  letra  —  que  debe  hacerse  respecto  de  los  i'icos  y  de  los  que 
se  titulaban  decentes,  porque  de  esos,  ninguno  es  bueno,  en 
cuya  virtud  "deben  ser  pasados  por  las  armas  o  díegoU-ados' 
"  inmediatamente  todos  los  que  aparezcan  de  esa  clase  de 
"  salvajes." 

So'br©  esta  retirada  del  general  Lavalle,  que  si  no  fuera 
justificada,  como  lo  es,  dia-das  las  cárciunstancáas  que  la  moti- 
\iairon,  vendría  a  aumentar  un  leslahón  mási  a  la  largia  cademia 
de  errores  que  sus  partidarios  han  juzgado  conveniente  ca- 
llar, pero  de  que  la  bistoTÍa  severa  le  aicusa  y  a  cuyo  fallo  se 
había  ya  sometido  el  infortunado  geneinal,  el  doctor  Flortemcio 
Vareki,  cuyo  piaitriotiismo  jamás  fué  ipuesto  en  diuda,  le  dirigió 
la  importante  carta,  que  sigiue: 

"Señor  general  don  Juan  Lavalle. 

Montevideo,  4  de  ocitubre  ide  1840. 

' '  Quisierai  que  volaste  esita  carta,  mi  queridoi  general :  ¡  oja- 
lá no  Ülegue  demasiado  tarde! 

"Nuestra  causa  se  halla  en  momentos  demasiado  CTÍti- 
cos.  Usted,  general,  ha  contribuido  mucho  a  este  estado:  UiS- 
tied  solo  debe  reparar  lo  hecho,  con  decisión,  con  una  eeleriidiad 
proporcionada  a  la  urgenciai  de  las  circunstancdag. 

"Engañarán  a  usted  los  que  no  le  digam  abiertamente 
que  su  retirada  de  Buenos  Aires  a  Santa  Fe  ha  sido  un  golpe 
de  muerte  paria,  la  revolución;  no  hay  una  persona,  una  sola, 
genei'al,  inclusos  sus  hermanos  de  usiíed  y  aún  su  senstaitisiima 


94  AZíToxio  ziyyr 

señora,  que  no  hayan  condenado  abiertaiaente  ése  funestísimo 
movimiento;  y  sus  cartas  de  usted,  lejos  de  satisfiacer  a  ni5í- 
die,  le  han  jierjudieado  aún  más.  Lo  pcior  es,  general,  que 
la  esperanza  de  usted  de  que  el  resultado  le  justáfique,  no  ha 
de  realizarse  jama.?.  ¡.Qué  puede  usted  bu^iax,  ni  hallar  en 
Santa  Fe,  que  justifique  el  abandono  de  Buencs  Aires? 

''Entretíanto  generad,  Rosas  ha  tenidb  un  triunfo  seña- 
lado con  SQ  ausenc-ia  de  usted  de  la  <:apiti2il;  los  pueblos  de 
la  caiapaña  que  se  habían  prenunciado  por  ed  ejército  y  que 
se  ven  abandonados  antes  de  un  mes,  han  alzado  un  clamor  de 
nialdiedón  contra  usted,  y  de  aimarga  desesperación:  loa  pue- 
blos han  quedado  desiertos,  y  Rosas  tala  la  moradas  de  los 
que  mostraron  simpatías  por  los  libertadores. 

''No  comprendo,  general,  cómo  se  justificará  usted  aho- 
ra, ni  nunca :  —  La  falta  de  pastos,  cuando  Rosas  tiene  pas- 
tos, cuando  los  tiene  Prudencio  y  todos;  la  falta  de  simpatías 
cuando  €n  un  mes  había  usted  reunido  más  de  800  hombres,  y 
repartido  todas  las  armas  que  mandamos  (1)  ;  la  aproximación 
de  L.ópez,  <?uando  hasBaba  que  ustad  se  interpusiera  entre  él  y 
Rosas;  nada  de  eso,  nada,  general,  puede  justificar  el  abando- 
no de  un  teatro,  que  usted  consideraba,  con  razón,  el  teatro 
de  los  recursos,  como  el  foco  de  la  reTolueióu,  como  el  único 
donde  era  preciso  operar. 

"Si  no  podía  usted  mantenerse  delante  de  Rosas  ¿no  era 
preferible,  general,  marchar  al  sur,  a  esa  campaña  que  ahora 
un  año  puso  en  pie  3.000  combatientes  7  El  buque  que  manda- 
mos al  Salado,  nos  trajo  las  mejores  noticias  de  allí,  ¿cómo 
vacilar  entre  el  Sur  y  Santa  Fe  ?  ¿  Cómo  decidirse  por  esta  úl- 
tima? 

"Veo,  general,  que  usted  se  irritará  por  estas  reconven- 
ciones; que  tal  vez  se  burlará  de  ellas,  porque  no  soy  militlar, 
sino  doctor,  palabra  de  escarnio  en  los  campamentos ;  pero, 
general,  eso  no  hará  que  yo  deje  de  cumplir  el  deber  de  ha- 
blar a  usted  la  verdad,  ni  variará  la  realidad  de  las  cosas.  Ese 
ha  sido,  general,  el  defecto  capital  de  usted,  no  pedir  consejo. 


(1)  I>¡ce  El  Orden,  de  Buenos  Aires,  del  que  temamos  ese  beüo 
documento  histórico :  "Cuando  en  la  efusión  de  la  amistad,  Varíla  hah.a- 
ba  de  los  errores  que  dieron  por  resultado  la  pérdida  del  ejército  rberfañor, 
^e  lamentaba  siempre  de  cue  consideraciones  de  lealtad  sellaron  sus  labios, 
para  explicar  los  hechos  5-  hacer  por  lo  menos,  la  defensa  de  la  Comis%o>i 
Argentina,  que  desde  Montevideo  impulsaba  la  revolución  contra  la  tira- 
nía ;  Comisión  de  que  él  era  el  alm.a  y  en  cuyo  nombre  escribía  la  calurosa 
carta  que  otros,  y  no  él,  han  arrancado  del  sigilo  inviolable  en  que  la  guar- 
dó toda  su  vida.  Ese  documento  y  muchos  otros  justificarían  ante  el  poís 
que  aquellos  hombres  que  consagraron  todos  sus  esfuerzos  al  derrocaxr'ion- 
to  de  la  tiranía  y  sobre  quienes  pesaba  una  responsabilidad  que  aceptaban, 
sin  reserva,  a  pesar  do   que  no  era  exclUBivamente  suya. 


HISTOBIA    DE    LOS    GOBEENADOEKS    DE    LAS    PEOTIXCIAS     AEGEN^TINAS    95 

ni  oirlo  de  nadie,  decidir  por  sí  solo ;  y  por  desgracia  no  siem- 
pre decildb  Tusted  lo  mejor.  Usted  es  miliiitiaa"^  bTiten  militar,  ex- 
celente militar,  bajo  muchísimos  respectos,  pero  uo  bajo  todos; 
y  sobre  todo,  general,  no  es  usted  tan  político  como  militar  (1). 
Por  desgracia  la  guerra  actual  es  más  política,  más  de  revo- 
lución que  militar  y  de  estrategia.  La  última  evacuación  de 
Buenos  Aires  no  es  ciertamente  operación  miltar;  su  impor- 
tancia política  es  inmensa,  domina  todo. 

"Basta,  general,  de  reproches,  hijos  de  mi  amor  a  mi  pa- 
trt'iai,  'd!e  mi  leiadtlaid  para  con  uslted,  mi  amigo;  vamos  a  los  ob- 
jetos gravísimos  que  nos  cercan. 

"B|aaidín,  coano  ¡usted  sabe,  fué  reemipla.aaid'o  por  el  vi.cew 
almirante  Mackau,  que  llegó  hace  ahora  10  días.  Mackau  pasa 
entre  sus  compatriotas,  especialmente  entre  los  militares,  por 
más  diplomático  que  marino;  ignoro  si  con  razón.  Dos  días 
después  de  su  llegada,  bajó  a  tierra  y  se  conservó  en  ella,  has- 
ta ayer.  En  todos  esos  días  se  ha  ocupado  en  oir  los  informes 
de  Dupotet,  del  señor  Martigny,  del  gobierno,  de  los  argenti- 
nos, de  infinidad  de  personas,  pero,  hasta  anteanoche,  no  había 
pronunciado  una  sola  palabra,  no  había  dejado  traslucir  a 
ria/die,  ni  aun  a  M*r.  Martigny,  una  soonbra  siiquáiera  de  sus  in- 
tenciones, o  designios  en  la  cuestión.  La  gran  duda  —  impe- 
netrable como  grande  —  era  si  -emprendería  de  pronto  las  ope- 
raciones militares  o  propondría  simultáneamente  un  arreglo 
piaicífiíco.  Eíst'a  'posición  •re'C/ibió  aryíer  una  varliíaciión.  A  medio- 
día llegó  un  buque  inglés  de  Buenos  Aires,  con  proposiciones, 
o  al  menos  con  incitaciones  para  tratar  hechas  al  señor  Mac- 
kau'. Las  recibáó  la  las  3  de  la  tarde,  y  no  hubló  palabra  de 
ellas  en  todo  ese  día,  ni  en  toda  esa  noche. 

"Nosotros,  enitiretanit.o,  hi^bíigmos  Jéfado  ^odoe  los  pfisos 
imaginables,  desde  que  el  almirante  vino  a  tierra,  para  que 
dijera  lo  que  podíamos  escribir  a  usted  y  para  que  nOs  pro- 
porcionase un  buque  que  acompañase  al  nuestro  hasta  ésa.  Le 
habíamos  hecho  saber  por  una  nota  nuestra  al  señor  Martigny 
las  últimas  demandas  de  usted.  Ni  una  palabra  teníamos  de 
respuesta.  Desesperado  de  esto,  me  fui  solo  a  verlo  yo  mism.o, 
antes  de  ayer,  y,  en  una  larga  conferencia,  le  pinté,  con  la 
fuerza  que  pude,  la  situación  de  ese  ejército,  abandonado  de 
la  escuadra,  sus  necesidades,  los  compromisos  de  la  Francia; 
le   pedí  que  —  puesto  que    aún  no  había  resuelto  nada,  y 


(1)  La  copia  dPl  Constitucional  de  Montovirleo  del  4  de  octubre  de 
1856,  agrega  aquí:  "Y  Rosas  es  bastante  bien  en  ambas  cosas.  Esa  es  una 
agregación  hecha,  sin  duda,  ror  el  mismo  Rosas.  Es  una  infame  mentira". 
(Redacción  del  Orden),  ya  citada. 


g6  AXTOXio  zix:nt 

no  podía  por  lo  tanto  combinarse  operación  de  g-uerra  —  man- 
dase al  menos  reoeupar  el  Paraná  por  una  flotilla,  y  nos  die- 
ra prontamente  un  buque,  para  comunicarnos  con  usted  y  re- 
mitirle algunos  artículos  de  urgente  necesidad.  El  hombre  ma- 
nifestó un  interés  vivísimo  —  que  no  me  pareció  afectado  — 
por  nuestra  causa,  me  protestó  sus  simDatías  por  ella,  me  pro- 
metió ha/eer  «iiarito  su  deber  le  permitiera  y  darme  respuest-a 
sobre  mi  petición  del  buque. 

"Al  día  sisruiente  —  anteaver  —  recibió  las  pror)osicio- 
nes.  y  esa  noclie.  desryués  de  Iwhrrlas  hído.  me  mandó  avisp.r 
por  medio  del  lealísimo  Mr.  Martigny,  que  tendríamos  el  bu- 
que pedido. 

"Este  es,  general,  el  primer  acto,  el  primero  de  todo'^. 
en  que  ha  ma.nifestado  alguna  intención  el  almirante  Mackau 
respecto  de  nosotros,  pues,  aunque,  desde  su  llegada,  está  ha- 
ciendo aprestos  militares,  nada  había  manifest-ado  respecto  al 
ejército  libertador. 

"Nadie  conoce,  hasta  este  momento,  ni  aun  Mr.  Martigny.. 
el  tenor  de  las  proposiciones  recibidas  ni  su  sentido ;  el  almi- 
rante, ayer  por  la  mañana,  escribió  una  nota  oficial  al  señor 
Martismy,  diciéndole  casi  literalmente:  "Habiendo  recibido 
nuevamente  comunicación  de  proposiciones  para  un  arreglo 
con  el  gobierno  de  Buenos  Aires,  que,  creo  de  mi  deher  no  re- 
chazar, y  que  pueden  dar  entrada  a  una  negociación  máx  o 
menos  próxima,  doy  a  usted  este  aA^iso,,  para  que  lo  comunique 
al  gobierno  de  Montevideo."  Al  mismo  tiempo  encargó  que 
nos  avisaran  el  hecho  a  nosotros. 

"Muchos  de  nue<5tros  amio-os  han  creado  que  la  fra=e  sub- 
ravad'a,  que  es  tal3iducción  literal,  importa  uua  indictación  de 
que  el  almirante  cree  admisible  las  rironosiciones  de  Rn^í^s. 
Yo  no  he  podido  minaGrlo  aisí;  sano  únicamente  que  cree  no 
poder  rehusar  a  tomarlas  en  consideración,  a  entrar  en  una 
negociación  que  se  le  propone. 

"Hoy  tengo  ya  algunos  motivos  de  creer  más  y  más  esto 
mismo,  y  de  persuadirme  a  que  el  nropio  almirante  cree  in- 
verificable  un  arreglo.  Sé,  de  un  modo  que  creo  cierto,  que  las 
pronosiciones  ni  son  de  Rosas  ni  contienen  cosa  alsruna  de- 
terminada; sino  que  son  únicamente  ofertas  de  ]\ront°video, 
invitíando  a  una  negociación,  y  asegurando  que  tendrá  buen 
éxito.  Por  el  mismo  conducto,  se  me  asegura  que  la  dificnlípd 
insuperable,  para  negociar,  vendrá  precisamente  de  que  Ro- 
sas no  consentirá  en  las  exigencias  relativas  a  ese  ejército.  Aun- 
que tengo  esto  por  cierto,  no  puedo  responder  de  que  no  rae 


KISTOKIA    BE    LOS    GOBEKNADOKES    DE    LAS    PROVIKCIAS     AKGEXTINaS    Q? 

engaño  y  deseo  que  usted  no  lo  tome  como  base  fija  de  su 
conducto.  Los  hechos  son:  que,  después  de  las  proposiciones, 
se  nos  ha  concedido  el  buque,  y  que  los  aprestos  militares  no 
se  suspenden  hasta  este  miomento.  Nosoti'oisi  piensaimos  dar  al- 
gún paso  en  protección  de  nuestros  derechos  e  intereses :  aún 
no  sé  a  cuál  nos  decidiremos. 

"Debo  agregarle  que,  cuando  el  almirante  llegó,  mani- 
festó que  la  presencia  de  usted  sobre  Buenos  Aires  le  hacía 
gran  impresión:  habló  muchas  veces  de  lo  ventajoso  de  esa 
posición;  pero  dos  días  después  recibimos  la  noticia  de  la  re- 
tirada qoie  ííjaiusó  un  vuelco  eompléto  en  sus  ideas;  prime- 
ro, por  la  universal  desaprobación  que  oía,  y  segundo,  porque 
Dupotet  tuvo  ahí  un  hecho  gra^ásimo  con  que  apoyar  los  in- 
formes que  contra  usted  había  dado. 

"Otra  cosa,  mucho  más  grave,  ha  tenido  también,  y  con 
razón,  una  pésima  influencia.  Usted  había  escrito  el  21  al  se- 
ñor Martigny  pidiéndole  la  (cooperación  armada  del  almiran. 
te  Baudín:  el  4  despachó  usted  a  .su  hermano,  con  ese  solo  ob- 
jeto; y  el  7,  tres  días  después,  abandona  usted  la  pirovincia,  y 
.se  va  a  Santa  Fe,  ^in  aguardar  respuesta  a  una  misión  tan 
grave,  eomo  la  que  traía  Pepe.  Convenga  usted,  general,  sin 
irriitarse,  en  que  esa  conducta  es  inconcebible  en  un  jefe  co:- 
mo  usted,  y  que  eú  'Ciapaz  de  desalientaff"  ¡a  s^M  mejores  amigos. 
Por  supuesto  que  éste  es  uno  de  los  reproches  que  sie  nos  ha- 
ce, y  a  que  no  es  fácil  que  respondamos  satisfactoriamente, 
porque  también  es  inútil  responder  cosas  vacías  de  sentido  y 
de  verdad. 

"Pero  toído  osto,  general,  tiene  remedio,  si  usted  quiere 
Te-mediarlo;  y,  para  quererlo,  es  necesario  que  usted  cambis 
iU'tichas  de  sus  ideas. 

'^JLio  primero,  que  se  persuada  usted  a  que  necesita  coiu 
sejO"  que  lo  tome  ¡siempre  de  sus  jefes  militares  y  iciudadanoi, 
notables  de  ese  ejército.  Usted  ha  dicho  maichas  veces:  "lu 
responsabilidad  es  mía  sola,  no  quiei^o  guiarme  sino  por  mi/'' 
error  es  este  que  puede  perder  la  revolución.  La  responsa- 
.Jiiidad  es  de  todos,  general,  y,  aun  cuando  tuera  ae  ua- 
ted  solo,  si  la  revolución  se  perdiera  por  no  seguilr  uisted  buen 
camino,  todos  perderíamos,  como  usted,  y  cargaríamos  todos 
con  las  nualdáciones  de  la  p/altria ;  porquie^  todos  —  al  memos 
los  que  piensan  como  yo  : —  se  dejarán  cortar  el  .pescuezo,  an- 
tes que  echar  a  usted,  públicamente'  la  culpa  de  nada,  míen, 
tras  la  lucha  existe,  y  es  menester  que  todos  combatan,  y  que 
todos  S'ufrasmos.  Aconséjese,  general,  y  siga  los  consejos;  vas- 


98  AXTOXIO   ZINNY 

ted  "coinoce  poco  ese  país,  y  se  forma  ideas  exageradas  del  po- 
dler  de  Rosas  y  diel  modo  de  combatirle. 

"Lo  segundo,  cuando  usted  haya  adoptadoi  una  idea,  un 
plan,  ejecútelo  y  no  lo  deje  ail  día  siguiente  por  otro,  ni  por 
accidentes.  Todos-  pero  principalmente  los  marinos  franceses, 
que  han  tratado  a  usted  de  cerca,  le  acusan  de  no  tener  la 
menor  consistencia  en  sus  ideas:  de  adoptar  hoy  un  plan  y 
olvidarlo  mañana.  Yo  solo  veo  que  estío  es  cierto  en  muchos 
casos.  Después  de  ansiar  pieses  enteres  por  pasar  a  Buenos 
Aires,  lo  hizo  usted  como  con  abandono  de  Corrientes,  y  al  ca- 
bo de  un  mes  apenas,  le  abandona  usted'  por  Santa  Fe.  Llega 
usted  a  Lujan:  determina  usted  una  operación  que  su  carta  de 
usted  llama  decisiva,  y  la  suspende  usted  porque  llega  noticia 
de  que  venía  Bandín.  Manda  usted  a  Pepe  a  proponer  com. 
binaciones  militares  de  inmensa  importancia,  y  3  días  despiiés 
fíbaudona  usted  la  posición  que  le  hacía  formidable,  y  que  de- 
bía servir  de  base  a  las  propuestas  operaciones.  Manda  usted 
hombres  al  sur  (1),  pide  un  buque  con  aromas  en  el  Salado, 
y  se  va  usted  sin  saber  de  ;aquellos  hombres,  sin  comuoiicar  con 
ese  buque  que  allí  estuvo  perdiendo  tiempoi  y  dinero.  Conven- 
ga usted  en  que  esta  inconsecuencia  debe  ,dar  fumestos  resul- 
tados ;  nada  peor  que  empezar  ^o  que  no  ha  de  llevarse  a  cabo. 
Des.pués  de  eso,  los  que  haai  de  coo|perar  con  usted  ir^celjaai  de 
esa  misma  inconsecuencia. 

"Bor  último,  general;  el  remedio  que  yo  veo  la  todo,  es 
que  usted  inmediatamente,  con  una  celeridad  de  aquellas  que 
sorprende  y  desconcierta,  de  las  que  tienen  los  militares,  reasu. 
ma  la  posición  que  perdió,  marche  hasta  encima  de  Buenos 
Aires,  tenga  en  jiaque  a  Rosas,  apoye  al  sur,  le  subleve  y  no 
se  aleje  del  teatro  en  que  se  puede  combatir. 

"Yo  no  dudo,  por  supuesto^  de  jque  en  el  momentio  mis- 
mo en  que  el  almirante  vea  que  no  puede  arniíbar  a  nada,  co- 
imo  lo  vea:'á  pronto,  ha  ;de  combinarse  con  usted  para  emplear 
su  fuerza:  entonces  será  una  inmensa  ventaja  que  esté  usted 
cerca  y  pronto  para  entenderse  y  para  o'brar. 


(1)  Los  desgraciados  coroneles  Vicente  Valdez  y  Villalba,  fueron  de- 
rrotados el  30  de  septiembre,  cerca  de  la  Cabeza  del  Buey,  por  La  Pampa. 
De  los  180  hombres  de  que  se  componía  la  fuerza  que  aquellos  llevaban, 
quedaron  muertos  más  de  80,  incluyendo  los  jefes  y  oficiales,  y  74  prisio- 
neros, mucha  caballada  y  una  gran  cantidad  de  correspondencia  del  ge- 
neral La  valle,  que  cayó  en  poder  del  comandante  José  María  Plaza  (san- 
tiagueño).  Este,  luego  que  supo  que  Valdez  se  hallaba  entre  los  prisione- 
ros, se  acercó  al  grupo  de  ésos  y  preguntó:  "¿Cuál  de  ustedes  es  Valdez?", 
a  lo  que  éste  contestó:  "Yo  soy  el  desgraciado  Valdez".  Inmediatamente 
fué  mandado  decapitar  por  Plaza,  de  su  propia  orden.  Este  acto  mereció 
la  aprobación  de  Rosas.  (Dato  comunicado  a  nosotros  por  el  mismo  Plaza, 
yue  ya  no  existe).    (Nota  del   auior). 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEBNADOKES  DE  LAS  PROVINCIAS  AEQEXTIXAS  99 

"En  fin,  ens  recursos  de  usted,  chicos  o  grandes,  ha  de 
hallarlos  en  Buenos  Aires  ¿y  laq-uí ;  y  de  ningún  modo  en  San- 
ta Fe,  ni  en  Córdoba,  sepulcro  de  nuestros  ejércitos  y  donde 
el  nombre  porteño  es  detestado. 

"He  eonciuído,  general;  sé  que  antes  de  llegar  usted  aquí, 
se  habrá  arnebataido  diez  veces  contra  mí  y  nualtratiado  mi  nom- 
bre con  insultos;  lo  mismo  es:  no  por  eso  dejaré  de  querer  isu 
gloria,  ni  de  hablarle  de  la  ¡verdad»  en  nombre  de  la  patria. 
Sé  que  no  me  contestará  usted  nada:  no  importa:  eso  no  ha 
de  librar  a  usted  de  mis  cartas ;  yo  cumplo  un  deber  hablán- 
dole  a  usted  así;  usted  faltará  a  uno  de  los  suyos  irritándose 
o  burlándose  de  mí. 

"Excuso  decirle  sino  que  los  íntimos  y  poquísimos  ami- 
gos que  usted  conoce,  tendrán  noticia  de  esta  carta.  ,En  pú- 
blico, sus  operaciones  de  usted,  su  carácterj  su  persona,  no 
tienen  defensor  más  celoso  que  yo. 

"He  visto  varias  veces  a  su  señora,  está  afligida,  pero  se 
pondrá  contenta  el  día  en  que  sepa  que  está  usted  sobre  Bue. 
nos  Aires,  y  qu-e  abandona  el  errado  sistema  (otro  consejo) 
de  no  abarrar  gente  por  fuerza  .para  que  luego  la  agarre 
Eosas. 

"Adiós,  general,  etc. 

''Florencio  Várela." 

La  carta  que  antecede  consigna  cuanto  podría  ideeárse  taia- 
to  sobre  el  personaje  a  quien  va  dirigida  como  sobre  el  suce- 
so que  la  motivara. 

El  6  de  septiembre-  el  general  Lavalle  levantjó  su  campa- 
mento de  las  inmediaciones  de  Morón  y  continuó  su  marcha 
sobre  el  general  Juan  Pablo  López,  gobernador  de  Santa  Fe, 
y,  venciendo  los  obstáculos  que  ee  le  presentaran,  se  situó  a 
dos  leguas  de  aquella  ciudad.  Esta,  después  de  una  reñida  lu. 
cha  de  una  y  otra  parte,  fué  tomada  el  25  de  septiembre  por 
el  general  Tomás  Iriaite,  cayendo  prisionero  el  general  Gar- 
zón, que  mandaba  la  guarnición  de  700  infantes  que  la  cuísto- 
diaban,  con  todos  sus  jefes  y  oficiales  y  300  soldados. 

La  satisfacción,  que  «sta  fácil  victoria  ocasionara  al  ge- 
neral Lavalle,  fué  de  corta  duración;  pues-  al  mismo  tiempo 
que  recibía  comunicaciones  del  general  La  Madrid  participán- 
dole la  noticia  de/1  pronuniciia.miento  de  la  provincia  de  Córdo" 
ba,  en  favor  de  la  causa  de  la  libertad,  recibía  otra  fatal  para 
el  ejército  libertadoír,  cual  era  la  de  haber  sido  celebrada  ,una 
convención  de  paz  entre  el  gobierno  de  Buenos  Aires  y  el  íjJ.- 


lOO  AITTDMO   ZINXT 

mirante  Maekau,  con  <:-.iiya  cooperación  contaba  para  el  buen 
éxito  de  la  revolución. 

La  estrella  del  general  Lavalle,  tan  brillante  duirante  ¡sus 
campañas  en  la  guerra  de  la  independencia,  dejó  de  acompa- 
ñarle en  la  guerra  civil,  y  a  pesar  de  los  contrastes  que,  con 
dcanasáada  frecuencia,  iban  sucediéndose,  no  por  esO'  se  des. 
animaba-  sino  que  seguía  siempre  impertérrito'  en  su  gigantes- 
ca empresa,  hasta  vencer  o  morir  en  la  demanda. 

En  el  Quebracho  Herrado  o  Quebrachito,  jurisdicción  de 
Córdoba,  el  28  de  novietobre  (1840),  tuvo  lugar  una  batalla, 
en  que  el  ejército  libertador  fué  completamente  batido  por  el 
de  la  federación  al  mando  del  general  Oribe. 

El  ejército  del  general  Lavalle  se  componía  de  4.200  hom- 
bres, según  el  estado  presentado  con  toda  exactitud  por  el  co- 
ronel prisionero  don  Pedro  José  Díaz.  En  esta  batalla,  el  ge. 
neral  Lavalle  perdió  2  coroneles,  2  tenientes  coroneles,  2  ma* 
yores,  6  capitanes,  3  ayudantes»  5  .tenientes  Iros.,  4  idem  2dos., 
12  subtejiientes,  26  oficiales  sin  clase,  y  como  500  hambres  de 
tropa,  todos  los  que  fueron  hechos  prisioneros.  Además,  en  el 
campo  de  batalla  quedaron  como  1.500  hombres,  y  en  poder 
del  enemigo  4  piezlas  de  anídllería  de  a  4,  2  obuses,  22.500  car- 
tuchos a  bala,  400  fusiles,  1.370  langas»  2  banderas,  una  im- 
prenta, 3.000  caballos,  sus  cajas  de  igu-erra,  todos  los  olbjetos 
de  artillería,  parque,  vestuarios,  provisiones  y  artículos  de 
guerra,  toda  su  correspondencia  oficial  y  privada,  las  familias 
con  cuanto  contenían  un  «innúmero  de  carreta^. 

Los  prisioneros,  remitidos  a  Buenos  Aires,  fueron  coloca^ 
dos,  unos  en  Santos  Lugares,  otros  en  el  cuartC'l  del  Retiro,  y 
fusilados  parcialmente  muchos  de  ellos,  para  conservar  quizá 
la  moral  leaeral,  L-omo  decía  Barreiro,  ei  delegado  de  Aríiga--, 
en  Monte\'ideo. 

Los  revstoá  dispersos  del  ejército  libertador  entraron  en  la 
provincia  de  Córdoba  por  las  fronteras  del  Tío.  En  los  ¡pri- 
meros días  de  diciembre,  Lavalle  llegó  a  Córdoba,  sobre  cuya 
cúud'aidl  niai-chaba  ya  Oribe. 

Cuando  la  baitalla  del  Quebraoho  Herrado,  La  Madrid  se 
hallaba  a  cort^  distancia  de  donde  tuvo  lugar  la  acción,  donde 
se  le  reunió  LaY|?.,lle,  pero  al  aproximai-se  el  ejército  de  Oribe, 
se  retiraron  ambos  precipitadamente  'en  dirección  a  Córdoba. 
El  cuartel  general  de  Oribe  se  estableció  en  la  "villa  de  los 
Ra^nchos  (b  leguas  de  Córdoba),  como  iguaLmentte  los  eomi- 
sáotnodos  argentino  y  frainieés,  geneilal  ]\Ua,nsiilila  y  Zvl.  Halay. 
Este  tuvo  una  entre\'ista  con  Lavalle,  quien  pidió  algún  tiem- 
po para  contestar  las  proposiciones  que  se  le  ofrecían.  Mansi- 


HTSTOKIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGEÍfTIlSrAS  lOI 

lia.  y  H'alay  (regresajron  a  Buenas  Aires  el  26  de  diciembre 
(1840)  sin  obtener  conté staioión  ^guna  de  Lavalle,  a  pesar  de 
haber  idlemoradlo  ,sfii  p'artida  má=!  díais  'dle  los  necesarios.  Entre- 
tanto, el  ejéreilto  d'e  Oribe  entró  en¡  liai  icia.piítail  de  Córdobaí  el 
19  del  mismo  mes,  poniéndose  desde  liieg'o  en  comunicación 
con  Aldao  y  con  el  gobernador  CaiMerón,  de  San  Luis. 

Das  dos  b'a.niderais  tomadais  en  la  balfaílla  del  Quíebraicho  He- 
rrado llegaron  a  Buenos  Aires  'el  20  de  diciembre  (1840),  co- 
mo también  la  divisa  que  el  general  Lavadle  llevaba  len  el  siotm- 
brero.  Um/a  de  ellia«  era  aziul  y  blameai,  bedlia  dle  laínilla  ordi- 
naria ;  la  otra  azul-celeste  y  bl'anca,  de  seda  íhia,  con  un  sol 
ricamen'be  bordado  en  ciada  lado,  siendo  ila  misma  que  en 
]\Iiontevideo  se  'conocía  cion  el  nombre  de  "BiamidCra  de  Mayo". 
I*a  idivisa  lera  ancihia  y  del  mismio  teoilotr  y  m'aiterial  que  la 
última  bandera  mencionada,  y  tenía  la  inscripción  — 
"Ejercita?  de  Y.alientes" — ^bordadla  de  oro,  en  el  centix). 

El  carruaje  del  general  y  otros  4,  tomados  en  la  referida 
batadJla,  llegia.ron  la  "líe,  ciudad!  4  días  desipués  (24  de  dicdeon- 
bre),  ji"  fuerian  deposiít'ados  en  el  piatio  del  Fueilte. 

Uin  nuevo  desastre  vino  a  aumentar  el  catálogo  de  las 
(Tcsigraieias  que  ipeatseguían  al  general  Lavalle.  En  Albiga.sta, 
río  que  divide  las  pro^áncias  de  Tucumán  y  Santiago,  por  su 
límite  sur  con  Illa  de  CatamArca,  tuvo  el  general  LavaUe  la 
infausta  noticia  de  la  sorpresa  de  la  división  Vilela  y  su 
coimjpletia  dlerrcitia*  era  San  Clai^la  ('Siam  Chirlos),  el  8  de  eaiero 
de  1841,  por  el  general  Ángel  Pacheco.  En  este,  como  en  mu- 
chos otros  contrastes  que  tuvo  'el  ejército  libertador,  la  per- 
fidia y  la  traiiciión  tuvieron  la  princip^al  ipia'rte.  Allí  donide  no 
.c!onseguía  ventajáis  el  enemigo,  se  las  proporcionaba  la  de- 
fección o  la  traición,  allanándole  el  camino  para  aisiegurár- 
selas. 

En  Machigasta,  una  columna  d©  400  hombres  al  mando 
diel  genqr'al  Marilami/)  Acliia',  qu¡6  'desde  Tucumán  iba  buscando 
Ln.  ineoiTponaieión  de  Lavalle,  fuié,  em-  la  niadrugadiai  del  20  de 
marzo  1841,  envuelta  en  el  ejército  de  Aldao  y  completa- 
mente degech'a'.  Dieside  e'^e  momenitloi,  la  'comiini caca nn  oon  el 
general  La  Madrid  quedó  com'pletamente  interceptada,  pues 
la  provincia  de  Oatamarca,  intermedia  entre  La  Rioja  y  Tu- 
ciumán,  estaba  odupada  por  el  enemigo. 

Después  de  cibco  meses  de  permanencia  en  Fama,tina., 
departamento  de  La  Riojia,  rompió  sai  marcha  con  el  objeto 
de  oiperar  su  incorpoii^ción  con  Ija  Madrid  en  Tuicuraán;  lo 
que  no  pudo  conseguir,  por  haber  ya  éste  ocupado  la  capital 
dJe   Oatamarca,   nu¡evo   desacierto    que    de®baralt!abia    todo    el 


I02  ANTONIO   ZIKXT 

plan  de  campaña  quie,  en  tan  difíciles  circunstanciáis,  se  ha- 
bía trazado  el  general  Lavalle,  como  ímico'  que  le  quedaba  que 
practicar.' 

Todo  le  era  adverso  al  pobre  general  Lavalle.  Contando 
éste,  como  eria,  ailiituTal,  con  el  apoyo  y  coopisiración  del  re- 
fractario a  la  federación  de  Rosas,  jefe  supremo  de  la  coali- 
ción diel  norte,  sjeneral  Tomás:  Birizíuieila,  gobernador  de  La 
Rio  ja,  se  encontró  oon  un  estóládo,  quien,  lejos  de  obrar,  en 
ese  sí^tido',  contribuyó  a  lia  destirulcición  del  ejéreátoi  liberta- 
dor, al  triunfo  del  ejército  enemigo  y  consiguiente  afianza- 
m'iento  de  la  tiranía,  a  la  degollaicdón  de  mil  rio  janes  y  a  su 
propia  ruina.  Derrotado  éste  en  Tuscún,  provincia  de  La 
Rioja,  el  11  de  juoiio  de  1841,  con  la  pérdida  de  más  de  100 
hombres  muertos,  entre  oficialeís  y  soldados  de  su  escolta  y 
de  M'  del  genenal  LaMsdlie,  no  habiendo  e&eapado  más  oficial 
que  el  capitán  Gregorio  Sandoval,  fué  herido  en  la  acción  de 
Sañogasta,  el  20  del  mismo  mes  y  hecho  prisionero  por  Ger- 
mán Yilla.fañe.  asistente  dal  general  Benavídes,  mui-ienido  de 
resuMas  de  su  herida,  según  unos,  y  ultimado  por  didho  asis- 
tente, según  otros. 

Por  último  la  batalla  de  Faimallá  en  el  Monte  Grande, 
campos  del  Río  Colorado,  en  la  provincia  de  Tucumán,  a 
cuaitro  líegniials  de  la  capital,  ganiaida  por  Oribe,  el  19  de  sap- 
tiemibre  de  1841,  fué  el  término  de  la  largla  cnla.nto  desgracia- 
da campaña  del  general  Lavalle. 

Entre  los  prisioneros  hechos  en  esta  acción  se  hallaba  'el 
coronel  Facundo  Borda,  que  fué  ejecutado,  en  el  acto,  junta- 
mente con  otros  jefes  y  oficialea  Los  generales  Lavalle  y 
Juan  Esteban  Pedernera  y  don  M^arco  M.  Avellaneda  Consi- 
guieron salvarse  por  medio  de  la  fuga.  Durante  ésta,  se  isíus- 
citó  una  acalorada  disputa  entre  los  fugitivos,  hasta  que  una 
parte  de  ellos  encabezados  por  el  traidor,  capitán  Gregorio 
Sandoval,  dominando  a  los  demás  y  matando  a  dos  tenientes 
coroneles,  un  mayor  y  16  soldados,  hizo  prisioneros  al  doctor 
Marca  Avellaneda,  delegado  de  La  Madrid,  en  el  gobierno 
de  Tucumnn :  al  coronel  José  María  Videla;  tenientes  corone- 
les Gabriel  Suárez  y  Lucio  Casas ;  capitanes  Leonardo  Son- 
sa y  José  Espejo,  etc.,  y,  desde  la  pos'ta  de  Alemania  dirigió, 
el  26  de  septiembre,  unía  nota  al  general  Oribe,  ipddiiendo  in- 
dulto y  cfreeiiendo  entire!?aT  sus  prisionerog  y  íJometerse 
juntamente  con  sus  compañeros  a  las  órdenes  de  Oribe.  Esos 
desgraciados  fueron  todos  sacrificados  inmediatamente  en  el 
modo  ordinari'o  de  la  época. 

Desde  su  cuartel  general  a  las  inmediaiciones  de  Monte- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERJíADOEES    DE    LAS    PKOVINCIAS     ARGEirTTIíASl  03 

ros  Cpro'V'incia  de  Tuciimán),  a  8  de  septiembre  de  1841,  es 
dseir,  11  día  antes  de  su  desgraciada  derrota  en  el  Moníte 
Grande,  dirigía  aü  gobernador  de  Salta  una  carta  concebida 
en  los  términos  siguientes: 

'•'Haga  usted  prender  a  todos  los  canallas  pertenecien- 
te® al  primer  'ejército  'libertador,  sean  o  no  ciudadanos,  que 
han  fugado  cobardemente  para  esa  provincia,  y  para  justi- 
ñclaír  ¡su  vileza  ban  ido  espareiemdo  noitieias  aterrantes.  Esita 
es  una  clase  de  canalla  que  Vive  ha  sido  funesta  muchas  veces 
en  todo  el  curso  de  esta  guerra.  Trátelos  corno  a  bandidos, 
haciéndolos  poner  en  lai  cárcel  pública,  cualquiera  que  sea 
su  inmeirecida  categoría.  Encargue  lo  mismo  al  gobernador 
die  Jujuy,  pior  si  aciatso  se  le  asciurren  la  usted  algunos. 

"Muy  smyo. 

''Juan  Lavalle." 

El  general  Lavalle,  después  de  su  derrota,  tomó  la  direc- 
ción de  Salta,  siempre  perseguido  de  cerca  por  el  coronel  Ja- 
cinto Andrada,  hasta  que  llegó  a  Jujuy,  acampando  a  las 
nueve  de  la  noche  lai  la  orilla  dle  la.  icjiaiid'ad.  Al  momiento  llegó 
el  después  coronel  Pedro  La  Casa,  ayudante  del  general,  en 
busca  de  vitares,  a  una  pulpería,  cuya  dueña,  al  informarse 
de  la  llegada  de  Lavalle  dijo  a  La  Casa  que  el  doctor  Bedoya 
se  había  marchado  ese  día  (8  de  octubre  de  1841)  para  Boli- 
via,  dejándole  las  llaves  de  su  casa,  que  estaba  casi  frente  por 
frente  a  la  pulpería;  que  dijese  al  general  que,  si  quería  des- 
cansar esa  noche  con  alguna  comodidad,  ponía  la  casa  a  su 
disposición.  Lavalle  aiceptó  la  ho:spit'aliid(ad,  que  debía  p-agar 
con  la  vida,  y  se  trasladó  a  la  habitación  con  una  escolta  y 
los  oficiales  que  le  segían,  dejando  en  los  suburbios  como  200 
hombres,  que  era  toda  la  fuerza  que  le  quedaba. 

Una  vez  en  la  casa,  fué  colocada  la  escolta  en  el  corra- 
lón, acomodándose  los  demás  en  las  piezas  donde  pasaron  la 
noche.  A  las  siete  de  la  mañana  del  siguiente  día  9,  venía  en- 
trando una  partida  de  9  hombres  alzados  al  mando  del  tenien- 
te coronel  Fortunato  Blanco,  por  la  calle  del  Comercio,  con 
el  objeto  de  prender  al  doctor  Bedoya,  ignorando  se  hubiese 
éste  marchaidiO'  plaira,  Bolivia,  y  viendo  un  hombre  en  la  veredia 
con  pantalón  celeste,  la  partida  atropello  la  puerta,  en  el  mo- 
mento que  la  cerraban,  y  los  soldados  descargaron  tres  tiros, 
de  cuatro  armas  de  fuego,  únicas  que  llevaban. 

Bl  que  cerraba  la  puerta  era  el  mismo  general  Lavalle  que 


ro4  ANTONIO   ZINNT 

había  ocuTrido  la  la  aíaTiiia  dald'a  poa-  el  oficial  que  estiaba  afue- 
ra en  los  momentos  en  que  llegaba  la  partida.  Uno  de  los  pro- 
yectiles, pasando  el  tablero  de  la  puerta,  fué  directamente  a 
herir  al  general  en  la  garganta,  quedando  muerto  en  el  sitio. 
La  bala  había  perforado  el  esófago. 

La  partida,  al  sentir  'el  movimiento  de  gente,  voces,  ruido 
de  !arma.=i,  corusirguiente  a  nn  siueesio  sicímejante,  se  retiró  ¡sin 
saber  lo  que  había  hecho. 

La  precedente  relación  es  conforme  al  parte  pasado  por 
el  coronel  Andrada,  con  fecha  13  de  octubre. 

La  muerte  incidental  del  general  Lavalle  se  produjo  del 
modo   siguiente: 

En  el  ejército  del  general  Oribe  iba  arrestado,  por  cau- 
sas leves,  un  oficial,  natural  de  la  eiudad  de  Juiur.  que,  al 
ñicercarsie'  a  Ha  pro-^iimeiía,  se  ofreoió  -a  ¡sialirle  ladelaailtie  a  La- 
valle,  si  se  le  permitía  ir  a  reunir  gente  en  Jujuy.  Concedido  el 
penniso,  salió  del  ejército  con  4  hombres,  que  llevaban  dos  ter- 
cerola'^ y  dos  lanza,s. 

Al  llegar  a  \a¡?  orillas  del  pueblo,  se  encontró  con  otro 
oficial  de  la  localidad  también,  pero  que  andaba  con  5  hom- 
bre*?,  sin  prestar  obediencia  a  ninguna  autoridad.  Reunidos 
p/^iibo"?  oficiales,  cuyai  fuerza  total  se  redneígi  a  9  hom.bres,  qne 
llevaban  cuatro  carabinas,  se  pusieron  de  acuerdo,  ol  uno,  na- 
ra  ir  a  prender  al  jefe  político,  que  ya  iba  en  camino  de  Hu- 
mahu'^ca,  y  el  otro,  r>ara  prender  al  doctor  Bedoya,  quo  tam- 
bién iba  camino  de  Bolivia,  circu.nstancia  que  ambos  ofiniales 
iein.orabi?n'.  La  p'a.nt.'i'df'i  que  'dlebíai  prender  la.  Bedioya  fué,  por 
eoní=ifmierite,  la  que  dio  muerte  al  g'i'neral  Lavalle. 

El  comandante  Blanco,  a  que  m-ás  arriba  se  hace  referen- 
cia, con  la  pretensión  de  dar  a  ese  desgraciado  suceso,  ente- 
ramente casual,  la  imnortancia  de  una  frran  victoria,  que.  aun- 
quie  lo  erai,  tiio  se  diebía  lai  periicia  militlaír  ni  nad^u  que  se  le  pa- 
rezca, pasó  un  parte,  en  el  nue  no  tiene  más  de  verdad  qup  el 
heeho  de  haber  sido  nn  pardo  porteño,  de  nombre  José  Bracho, 
cuyo  tiro  hiriera  de  muerte  al  general  Lavalle. 

En  atención  a  este  servicio  de  José  Bracho,  se  le  declaró 
''benemérito  de  la  piaitria  en  grado  hciroico,  dligno  diel  más  dis- 
tinguido aprecio  de  todos  los  federales,  teniente  de  caballería 
de  línea,  desde  la  fecha  en  que  fué  muerto  el  general  Lavalle 
(9  de  octubre  de  1841),  con  goce  de  300  pesos  mensnales,  in- 
clusive la  ayuda  de  costas  y  acreedor  a  una  boleta  por  tres  le- 
gua'^ cuadradas  de  terreno,  600  cabezas  de  ganado  vacuno 
y  1.000  Ignaros". 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERN-ADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    I05 

Su  tercerola  fué  remitida  al  encargado  del  Museo,  dán- 
dose orden  al  edecán  don  Antonino  Keyes,  para  que  se  entrega- 
se al  teniente  don  José  Braeho  un  vestuario  completo  de  ofi- 
cial, una  medalla  de  plata  y  2.000  pesos  moneda    corriente. 

Al  mes  justo,  —  el  9  de  noviembre  —  llegó  a  Buenos  Ai- 
res la  noticia  de  ia  confirmación  de  la  muerte  del  general,  traí- 
da por  el  mayor  Pablo  Alemán  (hijo  del  general),  la  cual  fué 
celebrada  con  una  salva  de  21  cañonazos  en  el  Fuerte  y  en 
cada  uno  de  los  buques  de  la  escuadra  nacional,  repiques  en 
todas  las  iglesias  de  la  ciudad,  cohetes,  bandas  de  música  re- 
eorriiendo  las  leaillles,  etmblainderamiienío  de  toilias  las  cjasias  del 
municipio  e  iluminación  por  la  noche. 

Tal  demostración  significa  que  la  importancia  de  la  per- 
sona del  general  Lavalle  era  muy  grande. 

En  la  contestación  que  Rosas  dio  a  Oribe,  cuando  éste  le 
pasó  (23  de  octubre  de  1841)  los  partes  y  demás  documentos 
relativos  a  los  triunfos  que  se  acababan  de  obtener  en  el  Mon- 
te Grande  y  Rodeo  del  Medio  y  sobre  la  confirmación  de  la 
muerte  del  genenall  Lavalle,  pedía  a  Oribe  le  remitiese  uma  re- 
lación nominal  de  "los  que  tuvieron  la  gloria  de  matar  al  ge- 
neral Lavalle  enenvigo  de  Dios  y  de  los  hombres^'  para  acor- 
darles los  valiosos  premios  de  honor,  a  que  eran  acreedores. 

El  cura  del  Beneficio  de  Tumbaya  (Jujuy)  don  José  An- 
tonio Duran  de  Rojas,  a  pedido  del  coronel  Domingo  Arenaos, 
sobre  si  le  constaba  que  el  cadáver  depositado  en  la  iglesia  de 
aquella  vicepiarroquia  era  el  del  general  Lav/alle  y  sobre  ouan- 
to  supiese  y  hubiese  oído  decir  a  ios  enemigos,  con  referencia 
al  suceso  del  día  9,  a  la  mañana,  en  la  capital  de  Jujuj^,  pasó 
un  informe  certificando  que  habiendo  llegado  los  enemigos  el 
día  10  de  octubre  a  las  cuatro  de  la  tarde,  en  la  que,  habien- 
do llegado  a  su  casa  el  general  Pedernera,  le  pidió  permiso  pa- 
ra depositar  en  la  iglesia  el  cuerpo  de  un  compañero;  y  que 
preguntó  él  (Rojas)  cuál  era,  Lavalle — le  dijeron  los  solda- 
'ídos — que  orla  el  muie.iitio.  Que  irumediaílaimente  corrió  a  la  igle- 
sia para  cerciorarse  del  caso  y  lo  encontró  en  la  puerta  de  la 
sacristía  atravesado  sobre  un  caballo,  puesto  sobre  unos  ca- 
jones vacíos,  que  sería  sin  duda  para  que  no  se  les  cajéese  por 
el  camino;  que  al  instante  trataron  de  sepultarlo  metiéndolo 
en  la  iglesia;  que  estos  infelices  estuvieron  en  ésta,  como  dos 
horais,  y  habiéndoselas  laieercaido  una  pequeña  parltidb,  salieir'on 
precipitadamente  en  fuga,  llevándose  siempre  el  cadáver;  que 
eso  era  lo  que  certificaba  en  obsequio  de  la  verdad  y  de  la 


Io6  ANTONIO   ZINNY 

justicia  "y  para  gloria  del  señor  Preside7ite  Rosas  lo  firmaba 
el  día  15  de  octubre  de  1841". 

Con  la  batalla  del  Monte  Grande,  Famaillá  o  Río  Colo- 
rado, a  la  que  se  siguió  otra,  el  24  de  septiembre  en  el  E-odeo 
ddl  Medio,  en  que  fué  iguahiuente  derrotado  el  general  La  Ma- 
drid quedando  triunfante  la  Federación  Unitaria,  en  toda  su 
esencia,  y  con  la  muerte  casual  del  general  Lavalle,  se  resta- 
bíeció  la  comunicación  con  las  provincias,  interrumpida  des- 
de el  principio  de  aquella  desgraciada  campaña,  desde  agoisí- 
to  de  1840. 

El  general  Oribe,  que  había  salido  de  Buenos  Aires  el  30 
de  septiembre  de  1839,  con  el  objeto  de  emprender  la  campaña 
sobre  el  generial  Jjavalle,  lle\lainida  sanguiiníarias  ins.tru0ciones, 
dadas  por  Rosas,  que  él  cumplió  al  pie  de  la  letra,  quizá  con 
usura,  abandonó  las  provincias,  después  de  baber  obtenido  in- 
numerables laureles  teñidos  en  raudales  de  generosa  sangre 
argentina,  para  continuar  adquirietndo  otros  nuevos  teñidos 
del  mismo  coLot  en-ei  Anroyo  G-iianidle  (6  de  diciembre  de  1842), 
basta  ir  a  sentar  sus  reales  frente  a  la  heroica  ciudad  de  Mon- 
tevideo por  cerca  de  9  años. 

En  el  gobierno  del  general  Mitre  (en  diciembre  de  1860) 
lois  reistois  del  iganeral  Eavalüe  fuerion.  traisMidlos!  a  la  tiea'/ria 
de  su  nacimiento,  donde  hoy  yacen,  en  un  monumento  man- 
dado levantar  al  efecto,  inmediato  al  del  desgraciado  coronel 
Dorrego,  fusilado  por  su  orden. 

Ib29.  —  General  Juan  José  Viamonte,  nombrado  proviso- 
rio en  la  convención  celebrada  el  24  de  agosto,  entre  el  ge- 
neral Lavalle  y  el  comiaiuldante  igeneiiail  de  la  daimpaña  coronel 
Juan  Manuel  Rosas,  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  26. 

Este  empezó  a  hacerse  espectable  con  su  primer  triunfo, 
obtenido  sobre  el  general  Lavalle,  y  sin  ser  el  gobernador  de 
la  provincia  ejercía  tal  influencia  que  no  se  dictaba  disposi- 
ción alguna  que  pudiera  contrariarle.  Lo  más  original  es  que 
hastia  se  pi-esicindía  del  gobernad'or  Viaiaonte,  en  lasuntos  que 
eran  de  su  exclusiva  incumbencia,  como  se  verá  en  lo  que  va- 
mos a  referir.  Los  comisionados  de  la  provincia  de  Córdoba, 
don  José  M.  Vedoya,  don  José  Joaquín  de  la  Torre  y  don  Mar- 
tín García  Zúñiga,  se  dirigieron  de  oficio  al  comandante  gene- 
ral Rosas  pidiéndole  les  señalase  día  y  punto,  para  presentar 
sus  credenciales  y  manifestarle  extensamente  los  deseos  de  su 
gobi6mo'  por  la  más  estrecha  y  loordial  amisitad',  partii  con  la 
provincia  de  Buenos  Aires,  Rosas  tuvo  el  buen  sentido  de  li- 
mitarse a  acusar  recibo  y  dejar  los  objetos  de  la  comisión  al 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PfiOVlXCIAS     ARGENTINAS    lO 


conocimieuto  del  gobierno,  como  "única  y  sola  autoridad  que 
había  de  presidir  la  provincia  de  Buenos  Aires  y  dar  direc- 
ción a  sus  negocios",  reiuitiéndoies  al  mismo  tiempo  un  ejom- 
plar  de  la  célebre  convención  de  24  de  junio. 

üm  embargo,  Kosas  dio  cumpümienio  inmediatamente  ai 
decreto  del  igobienntOi,  prioMbiendO'  el  uiso  de  idlivisias  o  disitáliti- 
vos  de  partido,  mandándolo  circular  en  el  ejército  de  la 
campaña. 

Con  el  objeto  de  robustecer  la  acción  de  la  autoridad,  el 
gobernador  V  lamonte,  cuyo  ministerio  quedó  compuesto  con 
ios  señores  general  T.  Guido,  doctor  Manuel  J.  Garcia  y  coro- 
11-1  Manuel  Esiciakda,  cleereió  el  7  de  septieuibre,  con  arreglo 
a  la  convención  de  24  de  ag'osto,  la  formación  ae  un  tíenado 
consultivo,  compuesto  de  24  ciudadanos,  entrando  el  presiden- 
te de  la  Cámara,  <ei  del  Senado  eclesiástico,  el  general  más  an- 
tiguo, -el  gobernador  del  obispado,  el  prior  del  consulado,  los 
generales  Cruz,  Soler,  J.  K.  Balcarce,  M,  Irigoyen,  los  docto- 
réis, V.  López,  J.  J.  Piaisso,  P.  Medrano,  F.  Anana,  F.  Anciio- 
rena,  etc.,  etc. 

De  acuerdo  con  la  referida  convención,  el  gobernador  Via- 
monte  decretó  una  nueva  línea  de  frontera  en  el  Arroyo  Azul 
y  campos  fronterizos  de  la  pertenencia  del  Estado,  acordando 
gilaicias  a  los  que  se  pobl|airatru  en  ellas,  bajo  ciert^aiS  obligafcio- 
nes  que  les  imponía,  encomendando  al  comandante  general 
de  campaña,  Kosas,  a  quien  correspondía,  la  clasificación  da 
lOiS  i^obiadores,  la  elección  del  punto  para  las  poblaciones  y 
la  distribución  de  tierras. 

La  comandancia  general  de  campaña,  que  era  un  verda- 
diero  gobiernio  siobiie  lotro  gobierno,  erai  'lia  encargada  de  recibir 
las  solicitudes,  registrando  los  nombres  de  los  pobladores,  con 
la  sola  obligación  de  pasar  la  correspondiente  noticia  al  de- 
partamento de  gobierno,  a  fin  de  extenderse  a  los  pobladores 
el  debido  título  en  forma, 

Al  gobennaJdor  Vdamontie  oupo  el  idiecretaa"  se  tribfutase  a 
las  cenizas  del  desgraciado  gobernador  Borrego  los  honores 
que  no  le  fueron  dados  en  los  infaustos  días  de  su  violenta 
muerte,  en  la  esperanza  de  que,  restituida  la  calma  de  los  ciu- 
dadanos, la  pompa  fúnebre  no  sería  seguida  de  otros  senti- 
mientos que  los  de  la  religión  y  del  dolor. 

El  geaienal  Viaiiionite,  cuyo  gobieriiio  .había  sido  ereadlo  por 
&l  iconvemiio  del  24  ide  agosto,  resiignó  al  miaoidQ  el  1."  d©  di- 
ciembre, pero  continuó  ejerciéndolo  hasta  el  8,  que  le  sucedió 
el  coronel  Juan  Manuel  Rosas,  electo  por  la  Sala  de  ReiDresen- 


lO'í  A>'TOXIO   ZINNY 

tantes,  reunido  al  solo  efecto  de  proceder  al  nombramiento  da 
nuevo  gobernador. 

1829.  —  Coronel  Juan  Manuel  Rosas,  electo  en  propiedad 
el  6  y  puesto  en  posesión  del  sargo  el  8  de  diciembre,  con  las 
facultades  extraordinarias  que  juzgase  njecesarias,  debiendo 
dar  cuenta,  del  uso  que  de  esta  especial  autorización  hubiese 
hecho,  a  la  primera  Legislatura. 

Fueron  sus  ministros  los  señores  general  Guido,  doctor 
M.  J.  García,  J.  M.  Eojas,  y  habiendo  renunciado  los  dos  pri- 
meros, a  consecuencia  de  los  sucesos  á&  Córdoba,  fueron  reetni- 
plazados  por  los  señores  Anchorena  y  Balcarce. 

El  período  del  gobierno  de  Rosas  debía  fenecer  a  los  3 
años,  con  arreglo  a  la  ley  de  23  de  diciembre  de  1823. 

Á  los  pocos  días  de  su  elevación  al  gobierno,  la  Junta  de 
Eepresentautes  dictó  (17,  de  diciembre)  una  ley  declarando 
libelos  infamatorios  y  ofensivos  de  la  moral  y  decencia  pú- 
blica todos  los  papeles  dados  a  luz  por  las  imprentas  de  la 
ciudad  de  Buenos  Aireis,  desde  el  1."  de  dScáembre  de  1828, 
hasta  la  convención  de  24  de  junio  de  1829,  que  contuviesen 
expasesiones  iaifaariiantes,  etc.,  a  las  persoinlas  del  finado  gober- 
nador Dorrego,  del  comandante  general  de  campaña,  coronel 
Rosas,  de  los  gobernadores  de  las  provincias,  etc.  El  decano  de 
la  Cámara  de  justicia,  doctor  Miguel  Villegas,  el  fiscal  del  Es- 
tado doctor  Pedro  J.  Agrelo,  el  doctor  Saturnimo  Segiurolia  y 
tres  ciudadanos  más  que  el  P.  E.  nombró  -en  las  personas  de 
los  generales  Miguel  Azcuénaiga  y  Manud  Guillermo  Pinto  y 
doctor  José  ügaiteche,  habían  de  formar  la  comisión  encarga- 
da de  clasificaír  y  formar  mna  icoleocáón  dte  los  expresados  pa- 
peles. Por  otra  ley,  de  igual  fecha,  se  aprobaba  la  conducta 
política  de  Rosas,  como  comandante  general  de  campaña,  des- 
de el  citado  1.°  de  diciembre  hasta  el  día  (8),  en  que  tomó 
posesión  del  gobierno;  declarábasele  Restaurador  de  las  leyes 
e  instituciones  de  la  provincia  de  Buenos  Aires;  conferíasele 
el  grado  de  Brigadier  de  la  misma,  provincia.,  y  hacía  que  se 
le  reconociese  bajo  este  carácter  en  toda  la  República;  conde- 
eorábasele  con  un  sable  de  oro,  adornado  con  los  símbolos  de 
la  ley,  la  justicia  y  el  valor,  y  una  medalla  del  mismo  metal, 
■en  figura  oval,  guarnecida  de  brillantes,  y  pendiente  de  una 
guirnalda  entretejida  de  laurel  y  oliva;  que  en  su  anverso 
presentase  el  emblema  de  gratitud  con  el  siguiente  mote :  Bue- 
nos Aires  al  Restaurador  de  sus  leyes,  y  en  el  reverso,  el  busito 
de  Cincinato,  con  los  instrumentos  agrícolas  y  trofeos  de  la 
guerra,  y  el  lema  siguiente:  Cultivó  su  campo  y  defendió  la 


HISTOEIA    DE    LOS    GOEEEIfADOEES    DE    LAS    PBOVIKCLá>S     ABGENTIITAS    I09 

patria,  üeielaró  beaieméiitcs  a  todbs  los  que  la'eompañaron  a 
Eosas  en  esta  provincia  como  en  la  de  Santa  Fe,  con  el  uso 
de  una  medalla  de  oro,  los  jefes,  y  de  plata,  los  demás  oficiales 
de  capitán  abajo,  etc. 

Todo  este  cúmulo  de  distinciones  quedó  en  la  nada,  por- 
que Rosas  tuvo  el  buen  sentido  de  manifestar  a  la  Liegislatura 
se  limitase  a  deiilai^atr  si  su  conductrai  había.  O'  no  merecido  la 
aprobación  de  los  Representantes,  dejando  a  un  lado  títulos 
y  rangos;  exponiendo  Rosas,  al  mismo  tiempo,  que  los  servi- 
cios prestados  por  él,  hoiSta  entonces,  no  le  daban  derecho  a 
rzmuneraeiones  que  no  fuesen  comunes  con  todos  los  que  con- 
currieron al  mismo  resultado;  que  todas  esas  condecoraciones, 
si  bien  mostraban  la  liheralidad  de  los  Representantes,  "son 
uln  paso  peliígrofio  a  la  libertad  del  pueblo",  y  un  mo- 
tivo quizá  de  justa  zozobra,  a  los  que  no  descendían  a  su  con- 
ciencia; porque  "no  es  la  primera  vez  en  la  historia,  que  la 
pirodigiaiidaidJ  die  los  honores  ha  empujado  a  los  hombres  pú- 
blicos hasta  e'l  alsiento  de  los  tiranos". 

He  ahí  una  lección,  dada  por  el  mismo  Rosas,  que  los 
ciudadanos  no  quisieron  aprovechar,  sino  que  se  dejaron  llevar 
de  su  demesurado  en'irLisiasmo,  creyendo  que  jugf;ibun  carna- 
val, disfrazados  die  g'obeimlantes!  y  gobernados,  hasta  que, 
cuando  juzgaron  que  ya  era  oportuno  echar  a  un  lado  el  dis- 
fraz y  asumir  el  papel  que  a  uno  y  otros  correspondía,  se  aper- 
cibió el  pueblo  que  se  había  ligado  fuertemiente  por  sus  pro- 
pias manos,  sin  poderse  desasir. 

Continuó  Rosas  en  el  ejercicio  del  P.  E.  hasta  el  25  de 
marzo  de  1830,  que,  con  el  objeto  de  proveer  al  mejor  arreglo 
y  organización  de  la  campaña,  delegó  el  mando  gubernativo 
en  los  ministros  durante  su  ausencia. 

1830.  —  D.  Tomás  M.  de  Ancliorena,  D.  Juan  Ramón  Bal- 
caree  y  D.  Manuel  José  García,  ministros  encargados  del  P.  E. 
por  delegación  del  propietario  Rosas»  desde  el  2-5  de  marzo,  con 
las  atribuciones  ordinarias  de  gobierno  y  relaciones  exteriores 
el  primero;  las  de  guerra  el  S'egundo  y  las  de  hacienda  el  ter- 
cedo,  y  las  extraordinarias  los  tres  ministros  reunidos,  reser- 
vávudose  el  gobernador  propietario  hacer  uso  de  las  facultades 
ordinarias  y  extraordinarias  durante  la  delegación. 

Había,  pues,  dos  gobiernos;  uno  en  la  capital,  ejercido 
por  los  ministros  del  P.  E.  con  las  atribuciiones  de  tal  y  el  otra 
por  el  gobernador  propietario  en  campaña,  con  su  secretario, 
el  doctor  Maza,  y  ambos  dictando  disposiciones  administrati- 
vamente ;  cuando  lo  natural  y  legal  era  que  las  funciones  eje- 


no  A?no^^o  ztsy^ 

cutivas  fueran  desempeñadas  por  un  solo  gobierno.  Sin  em- 
bargo, las  facultades  extraordinarias  autorizaban,  basta  cierto 
punto,  esas  y  mucbas  otras  irregularidades. 

La  ausencia  de  Rosas  era,  no  sólo  de  la  capit-al,  sino  aun 
de  la  provincia,  pues  se  dirigió  al  Eosario  con  el  objeto  de  lle- 
var a  cabo  su  pensamiento  de  una  alianza  ofensiva  y  defensi- 
va entre  las  provincias  litorales,  contra  el  poder  del  general 
Paz,  que  acababa  de  ser  nombrado,  jefe  supremo  militar  de 
las  demás  provincias.  El  plan  de  Rosas  se  postergó,  a  conse- 
cuencia de  la  revolución  de  Entre  Ríos,  encabezada  por  el  co- 
ronel R.  López  Jordán,  y  por  la  amenaza  de  invasión  de  la 
provincia  de  Santa  Fe  por  el  ejército  de  Córdoba,  Este  se 
deshizo  de  un  modo  triste,  como  se  verá  en  su  lugar  corres- 
pondiente, debido  a  las  intrigas  hábilmente  manejadas  por  Ló- 
pez y  Rosas.  A  pesar  de  todo,  el  cuadrilátero  político  proyec- 
tado por  Rosas,  al  fin  se  llevó  a  efecto  el  4  d^e  enero  de  1831. 
Corrientes  se  negó  a  entrar  en  la  alianza,  pero  se  adhirió 
más  tarde. 

Durante  la  administración  del  gobierno  delegado,  se  cele- 
bró, entre  éste  y  el  de  la  provincia  de  Corrientes,  representados 
por  don  Tomás  Manuel  de  Anchorena,  el  primero,  y  por  el  ge- 
neral P.  Ferré,  el  segundo,  un  tratado,  cuyo  objeto  era  formar 
una  liga  ofensiva  y  defensiva  entre  las  cuatro  provincias  lito- 
rales, invitando  a  las  demás  a  entirar  en  la  liga,  siempre  que  su 
Toto  fuese  por  el  shfema  federal,  palabra  fascinadora  para  las 
masas  del  pueblo  ignorante,  que  jamás  llegó  a  ser  un  hecho. 

El  Fuerte  de  la  Federación,  cuyo  nombre  había  sido  sus- 
tituido, por  decreto  del  13  de  julio  de  1829,  por  el  de  Junín, 
fué  anulada  esa  disposición  por  el  gobierno  delegado,  el  9  de 
julio  de  1P30.  y  restablecido  el  primer  nombre  que  se  dio  a 
dicho  Fuerte  desde  su  fundación.  Desde  1854  es  conocido  con 
la  denr-minación  de  Junín  que  había  sido  dada  por  el  gobiedno 
del  general  Lavalle. 

Habiendo  regresado  de  la  campaña  el  gobernador  propie- 
tario, cesó  la  delegación  el  10  de  julio  de  1830. 

1830.  —  Coronel  Juan  Manuel  Bosas,  propietario  desde  el 
10  de  julio,  que  reasumió  el  mando  gubernativo  en  la  capital, 
hasta  el  1."  de  septiembre  que  lo  delegó  en  el  general  J.  R,  Bal- 
caree»  por  haber  tenido  que  salir  a  la  camipaña  a  continuar 
la  organización  y  arreglo  de  ella.  Xo  salió  sino  el  18 
de  dicho  mes. 

1830.  —  General  Juan  Ramón  Balcarce¡  ministro  de  gue- 
rra y  marina,  delegado  de  Ro.sas,  durante  la*  ausencia  de  éste 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADOBES    DE    JAS    PBOVINCIAS     ARGENTINAS 

en  la  campaña,  desde  el  18  de  septiembre,  que  empezó  a  ejer- 
cer el  Poder  Ejecutivo  (aunque  nombrado  por  decreto  de  1.° 
de  dicho  mes)  hasta  el  15  de  febrero  de  1831,  que,  debiendo 
salir  a  campaña  Balcarce,  reasumió  el  onando  de  la  provin- 
cia el  propietario. 

1831.  —  Oerieral  Juan  Manuel  Rosas,  propietario,  desde 
el  15  de  febrero  que  cesó  el  delegado  Balcarce,  por  tener  que 
salir  a  campaña  al  mando  del  ejército  de  operaciones,  hasta 
el  23  de  marzo  que  resolvió  salir  él  también,  con  su  secretario 
el  doctor  Maza,  para  que  autorizase  sus  disposiciones,  y  du- 
rante su  ausencia  de  la  capital,  el  gobierno  de  la  provincia,  en 
todos  sus  ramos  y  con  toda  la  plenitud  y  extensión  de  facul- 
tades acordadas  por  ley  del  2  de  agosto  de  1830,  quedó  dele- 
gado en  los  tres  ministros  Anchorena,  M.  Balcarce  y  García; 
pudiendo,  empero,  ej.  propietario  hacer  uso  de  las  mismas 
facultades. 

1831.  —  D.  Tomás  M.  Anchorena,  D.  Marcos  Balcarce  y 
D.  Manuel  J.  García,  ministros  en  ejercicio  del  P.  E.  por  de- 
legación del  propietario  con  facultades  ordinarias,  respecto  a 
gobierno  y  relaciones  exteriores,  el  primero,  respecto  a  guerra, 
el  segundo,  y  respecto  a  hacienda,  el  tercero,  y  las  extraordi- 
narias los  tres  ministros  reunidos,  reservándose  el  gobernador 
Kosas  hacer  uso  de  las  mismas  facultades,  desde  el  23  de  mar- 
zo hasta  el  6  de  diciembre,  que  éste,  de  regreso  de  la  campa- 
ña, reasumió  el  mando. 

1831.  —  Brigadier  Juan  M.  Rosas,  propietario,  desde  el 
6  de  diciembre,  que,  después  de  una  ausencia  de  la  capital  de 
8  meses  y  13  días,  reasumió  el  mando  de  la  provincia,  ejer- 
ciéndolo hasta  el  6  de  febrero  de  1832,  que,  no  pudiendo  con- 
traerse al  despacho  de  los  negocios  públicos  por  hallarse  gra. 
vemente  enfermo,  delegó  el  gobierno  en  sus  ministros  J.  R. 
Balcarce  y  García,  con  solo  las  facultades  ordinarias,  reserván- 
dose él  las  extraordinarias. 

Restableicido  de  la  indisposición  que  le  impulsó  a  delegar 
el  gobierno,  Rosas  lo  reasumió  el  7  de  marzo  cesando  en  conse- 
cuencia los  efectos  del  decreto  del  6  de  febrero,  ]Dor  el  que 
quedaban  encargados  del  mando  sus  ministros. 

El  ejército  de  reserva  al  mando  del  general  Juan  Ramón 
Balcarce,  que  debía  efectuar  su  entrada  en  Buenos  Aires,  de 
regreso  de  su  campaña  del  interior  de  la  República,  habiendo 
salido  de  la  ciudadde  Córdoba  el  5  de  agosto,  (1831),  después 
de  haber  sido  proclamado  por  el  general  en  jefe  del  ejército 


112  ANTTOXIO   ZIXXY 

confederado,  don  Estanislao  López,  fué  esipléndidamente  reci- 
bido el  día  20. 

El  inspector  general  de  armas  don  Lucio  Mansilla,  acom- 
pañado de  los  generales  Tomás  Guido,  Nicolás  Vedia  y  Gui- 
llermo Brown,  coroneles  Prudencio  Rosas  y  Manuel  Olazábai 
y  Ángel  Salvadores,  tenientes  coroneles  Hernández,  Montes  de 
Oca  y  Pineao,  y  oíros  jeies  y  oticiaies  de  mar  y  tierra,  a  la 
cabeza  de  los  regimientos,  al  mando  de  los  coroneles  Celestino 
Vidal,  í'éiix  Aizaga  y  Agustín  Pinedo,  recibió  al  ejercito  con 
ios  UéDiüos  honores  miiiüares,  formados  en  batalla  los  cuerpos 
de  la  guarnición  en  la  calle  de  la  Plata  (Kivadavia),  con  ga- 
jos de  olivo,  pendientes  de  sus  armas. 

±Jl  ejércii-o  de  resen^a  se  bailaba  en  jíiserere,  formado  en 
batalla  y  encabezado  por  el  general  J.  R.  Balcarce  y  su  jefe 
de  Estado  mayor  general  Enrique  Martínez. 

Las  fuerzas  marcharon  en  'el  orden  siguiente :  —  Bata- 
llón de  artillería  volante,  coronel  graduado  J.  M.  Torres;  Ba- 
tallón de  Cazadores  dei  Rio  de  la  Fiat  a,  coronel  Félix  Olazá- 
bai; Uuerpo  de  Patricios,  teniente  coronel  Joaquín  M.  Ramiro, 
Cuerpo  de  Defensores  de  Buenos  Aires,  teniente  coronel  Juan 
José  Olleros;  Batallón  Guardia  Argentina,  coronel  Mariano 
Benito  Ivolón;  primer  escuadrón  del  regimiento  núm.  2  d€  cam- 
paña, coronel  gradnado  Antonio  Ramírez. 

Este  ejército  regresaba  a  Buenos  AireS'  después  de  haber 
afianzado  la  paz  en  Córdoba,  asiento  del  supremo  poder  mi- 
litar de  las  9  provincias:  Mendoza,  San  Luis,  San  Juan,  Sal- 
ta, Tucumán,  Santiago,  Catamarca,  Rioja  y  la  misma  Córdo- 
ba. La  mayor  parte  de  los  generales,  jefes  y  oficiales  que  en 
él  militaron,  contribuyendo  al  anonadamiento  de  sus  pasados 
y  futuros  compañeros  de  gloria  e  infortunios,  habrán  deplo. 
rado  más  de  una  vez  aquella  victoriosa  campaña  que  los  unía 
al  carro  de  la  esclavitud,  que  ellos  mismos  arrastraron  y  cuya 
carga  pesó  sobre  ellos  a  la  par  que  sobre  los  demás  habitantes 
de  ambas  márgenes  del  Plata, 

E'l  30  de  septiembre  (1830)  el  gobernador  R-osas  recibió  fe. 
licitaciones  en  Pavón,  con  motivo  de  la  recepción  de  los  des- 
pachos de  Brigadier  General,  de  que  fué  portador  el  edecán 
don  Bernardo  Castañón. 

Por  ley  de  25  de  enero  de  1830,  Rosas  había  sido  honrado 
con  aquella  distinción  y  se  había  negado  a  admitirla  antes  ba- 
jo el  fundamento  de  que  "■ese  elevado  rango  antecedía  a  los 
sños  que  contaba  la  carrera  de  su  vida;  que  precedía  a  la  po- 
sesión de  los  conocimientos  de  un  puesto  consagrado  a  los  hom- 


líl'STOEIA    DE    LOS    G03EENADOBES    DE    LAS    PP.OVT^TCIAS     ABGENTINAS      II3 

bras  felices  y  eminentes  de  la  milicia;  que  su  profesión  era  la 
del  arado;  la  agricultura  y  pastoreo  eran  la  suma  de  su  poco 
saber  ipráetico".  El  12  de  octubre,  desde  Pavón,  contestó  al 
presidente  de  la  Legislatura  aceptando  los  referidos  despa- 
•chos.  Cuatro  días  después,  (16  de  oictubre.  de  1831),  a  las 
cuatro  de  la  tarde  eran  fusilados,  por  su  orden  en  San  Nico- 
lás de  los  Arroyos,  los  j-efes  que  habían  pertenecido  al  ejército 
del  general  José  María  Paz,  preso  en  Santa  Fe,  y  cuyos  nom- 
bres son  ios  siguientes:  coronel  Luis  Videla,  gobernador  de 
ban  Luis;  tenientes  coroneles  Luis  (Jarboneil,  Ángel  Altamira, 
Luis  iVlontenegro  y  su  hijo  de  14  años  de  edad,  Pedro  Campe- 
ro, y  J.  Tarragona;  los  mayores  Pedro  Cuevas,  Pedro  Cuello 
y  José  Cuadras.  Estos  jefes  aprisionados  después  del  conve- 
nio celebrado,  el  31  de  mayo  (1831),  entre  el  gobernador  de 
Córdoba,  don  Mariano  í'ragueiro,  y  el  coronel  Pascual  Echa- 
güe,  jeíe  de  división  del  ejercito  auxiliar  coniederado»  habían 
quedado  en  el  Cabildo  de  aquella  ciudad  en  simple  arresto, 
pero  ai  regreso  del  ejército  para  Buenos  Aires,  fueron  condu- 
cidos a  retaguardia  hasta  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  por  re- 
solución de  los  gobernadores  López  y  Rosas,  tomada  en  el  Ko- 
sario,  después  ae  una  conferencia  enere  amóos.  La  orden  üe 
Rosas  contenía  estas  palabras  terminantes:  ''Los  ejecutará 
y.  S.  a  Las  dos  horas  de  leérseles  ésta,  y  no  se  admite  otra  con- 
testación que  el  aviso  de  haber  cum^pLido  con  ella."  Los  jefes 
Cuadras  y  Tarragona,  que  habían  sido  conducidos  por  tierra 
por  el  coronel  José  Hernández,  edecán  de  Rosas,  pues  los  de- 
más lo  habían  sido  por  agua,  fuerc/U  separados  de  sus  compa- 
ñeros y  llevados  al  siguiente  día  (17)  de  ejecutados  aquéllos 
por  el  mismo  Hernández,  para  serlo,  como  lo  fueron,  en  el  Sal- 
to, habiendo  servido  sus  cadáveres  de  alimento  de  las  gallinas 
y  de  los  pájaros. 

1832.  — ■  General  Juan  R.  Balcarce,  ministro  de  guerra  y 
marina,  y  doctor  Manuel  José  García,  ministro  de  hacienda  y 
relaciones  exteriores,  en  quienes  quedaron  delegadas  las  fa- 
cultades ordinarias,  durante  la  enfermedad  del  propietario 
Rosas,  desde  el  6  de  febrero  hasta  el  7  de  marzo,  que  éste 
reasumió  el  mando  de  la  provincia. 

1832.  —  Brigadier  Juan  M.  Bosas,  propietario,  desde  el  7 
de  marzo  que,  restablecido  de  la  enfermedad  que  le  alejó,  por 
un  mes,  de  los  negocios  públicos,  reasumió  el  mando  que  había 
delegado  en  sus  ministros,  hasta  el  17  de  diciembre  que  le  suce- 
dió el  general  J.  R.  Balcarce. 

1832.  —  Brigadier  General  Juan  R.  Balcarce,    nombrado 


1Í4  »  ANTONIO   ZINKl' 

en  propiedad  el  17  de  diciembre,  por  tres  años,  pero  no  cum- 
i>lió  su  período,  a  c>ausa  de  la  revolución  de  los  Retauradore? 
que  tuvo  lugar  el  11  de  octubre  de  1833,  y  habiendo  dejad(i 
a  la  Junta  de  Representantes  la  libertad  de  deliberar  sobre 
su  continuación  en  el  mando,  se  le  exoneró  del  cargo  de  gober- 
nador el  3  de  noviembre,  que  le  sucedió  el  general  Viamonte, 
poniéndole  en  posesión  del  gobierno  al  dia  siguiente. 

El  general  Balcaree  integró  su  gobierno  con  los  señores 
Vietorio  García  de  Zúñiga,  para  el  ministerio  de  gobierno,  doc- 
tor Manuel  V.  de  Maza,  para  el  de  hacienda,  y  general  don 
José  M.  Rojas,  para  el  de  guerra,  y  por  renuncia  del  primero  j 
penúltimo  los  doctores  Gregorio  Tagle  y  Francisco  José  d^ 
Ugarteche.  -^  i.:;;q5Ííí^ 

Con  motivo  de  la  suspensión  de  algunos  periódicos  el  11 
de  octubre  de  1833,  se  desarrollaron  los  sucesos  que  vamos  a 
narrar,  dando  por  resultado  la  revolución  de  los  restauradores. 

La  fuerza  exterior,  desde  el  día  11,  iba  aumentando  cada 
hora,  mientras  que  la  del  gobierno  permanecía  siempre  la 
misma.  Las  privaciones  de  la  clase  pobre  crecían  por  la  falta 
de  carne  que,  traída  del  Estado  Oriental,  se  compraba  a  pre- 
cio alto. 

El  20  de  octubre  se  mandó  apostar  una  guardia  de  marina 
en  las  azoteas  inmediatas  a  la  capitanía  del  Puerto.  Se  arregló 
desde  el  Fuerte  hasta  la  iglesia  del  Colegio  un  juego  de  seña- 
les (telégrafo)  para  dar  aviso  del  movimiento  de  la  fuerza 
exterior  por  medio  de  un  vijía  estacionado  en  la  torre. 

Desde  el  26  del  mismo  mes  hasta  el  4  de  noviembre,  lar 
calles  eran  recorridas  por  partidas  que  recogían  a  todos  lo& 
que  se  encontrasen,  para  el  servicio  de  las  armas.  El  27  hubo 
rumores  de  paz :  el  general  Gervasio  Espinosa  llegó  a  la  plaza, 
habiendo  venido  por  agua.  El  28  continuaron  los  mismos  ru- 
mores con  la  presencia  de  dicho  general  y  de  don  Eustoquio 
Díaz  Vélez  en  la  plaza,  con  una  misión  a  este  efecto.  El  31 
a  la  oración,  la  ciudad  estaba  en  una  gran  confusión,  a  con- 
secuencia de  una  proclama  del  gobernador  Balcaree,  que  ma- 
nifestaba temor  de  un  ataque  aquella  noche.  El  1.°  de  noviem- 
bre, el  gobernador,  a  caballo,  acompañado  de  sus  .edecanes  y  de 
una  fuerte  esicolta,  recorrió  las  calles  hasta  el  Retiro.  A  la  una 
del  mismo  día,  dos  cañonazos  del  Fuerte  anunciaron  hallarse 
la  ciudad  en  asamblea;  las  cajas  batían  a  las  armas  y  se  apos- 
taban soldados  en  las  torres  de  las  iglesias,  azoteas,  etc.  Un 
piquete  de  marineros  americanos  armados  fué  hecho  desem- 
barcar del  buque  de  los  Estados  Unidos  Lexhujton,  y  se  esta- 
cionó en  casa  del  comodoro  Woolse}'',  donde  flam^eaba  la  ban- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBER^^\DORES    DE    LAS    PROVIJirciAS     ARGETíTI?fAS     II5 

^era  de  su  nación.  Entretanto,  partidas  de  nno  y  otro  bando 
tendían  sns  guerrillas  en  los  arrabales  de  la  ciudad.  Por  la 
tarde  y  durante  todo  el  día,  los  negocios  estaban  enteramente 
suspendidos;  las  tiendas  cerradas,  no  viéndose  por  las  calles 
máis  que  gente  armada.  El  2,  los  cañones,  colocados  en  las 
bocacalles  de  la  plaza  de  la  Victoria,  tenían  sus  punterías 
hacia  las  calles  que  conducen  a  ella,  tendiéndose  guerrillas  por 
todos  los  puntos  que  rodeaban  la  ciudad,  y  oyéndose  un  continuo 
fuego  de  fusil.  El  3,  se  sacaron  los  cañones  de  la  plaza.  El  4 
se  elige  al  genenal  Viamonte,  gobernador  y  caipitán  general 
de  la  provincia.  El  5,  el  general  Pinedo  y  el  coronel  Prudencio 
Rosas  entran  en  la  ciudad  con  una  escolta,  y  se  hace  retirar  los 
soldados  de  las  azoteas,  etc.  El  6,  a  pesar  de  haberse  hecho  la 
paz,  sigue  la  alarma  y  agitación-  debido  prinieipalmente  a  la 
mala  inteligencia  ocurrida  por  la  mañana,  entre  una  partida 
de  las  tropas  del  general  Agustín  Pinedo,  jefe  de  la  revo- 
Vifiión,  y  otras  de  los  de  adentro,  con  la  pérdida  de  algunas 
/ida«.  Por  la  noche  la  policía  ordena  a  los  vecinos  iluminen 
' '  frente  de  sus  respectivas  casas.  El  7,  el  ejército  restaurador, 
?1  marido  del  general  Pinedo,  que  se  componía  de  unos  6.000 
hombres  de  caballería  y  1.000  de  infantería,  haice  su  entrada  en 
la  capital.  Los  jefes  de  Estado  mayor  eran  numerosos:  entre 
ellos  figuraban  el  general  Rolón ;  los  tenientes  coroneles  Manuel 
Pueyrredón,  Agustín  "Wright,  Maza,  etc.  y  entre  los  jefes  de 
caballería,  Miñana,  Céspedes,  Mansilla,  Capde\ála,  Quesada, 
Benavente,  Cuitiño,  etc. 

Desde  la  mañana  del  7,  muy  temprano,  la  ciudad  estaba 
en  movimiento,  las  tiendas  cerradas,  etc. ;  y  los  ministros  y 
cónsules  extranjeros  habían  mandado  flamear  sus  banderas  en 
sus  respectivas  casas.  Hubo  salva  y  repiques  de  campanas  de 
todas  las  iglesias,  para  anunciar  la  presencia  del  gobernador, 
general  Viamonte,  en  la  Victoria-  acompañado  de  los  generales 
Guido,  Mansilla,  Vedia,  Galván  (Inspector  general),  etc.,  etc.; 
con  el  objeto  de  recibir  las  tropas  de  la  campaña,  que  eran 
saludadas,  por  los  numerosos  espectadores,  con  entusiastas 
vivas,  arrojándoles  flores  las  señoras  desde  las  azoteas  de  la 
calle  de  la  Plata  (Rivadavia).  La  caballería  marchaba  a  reta- 
guardia de  la  infantería,  y  los  cabaldos  iban  adornados,  unos 
con  óampanillas,  rosas  y  otras  flores,  otros  con  cintas,  etc..  coló, 
radas,  llevando  la  inscripción  ¡Vnva  la  Federación!  ¡Vivan 
los  Restauradores!  etc.,  y  varios  de  aquellos  nobles  animales 
llevaban  sobre  la  frente  pedazos  de  espejo.  Los  soldados  de 
caballería  iban   armados  de  carabina,  sable,  pistola  y  lanza, 


Il6  AXTOXIO   ZI>'ríY 

con  una  banderita  al  extremo  de  ésta  con  sns  grandes  lazos  y 
boleadoras,  y  muchos  de  ellos  con  flores  en  las  carabinas.  Los 
vestidos  eran  de  todas  clases  y  colores :  unos  llevaban  gorro 
colorado,  otros,  sombrero  de  copa  alta.  La  tropa  veterana  era 
otra  cosa. 

En  conmemoración  de  la  victoria  de  los  Restauradores, 
origen  de  la  más  tenebrosa  tiranía  que  este  país  experimen- 
tara, en  el  puente  de  Barracas,  se  hizo  levantar  un  poste  con 
esta  inscripción:  "El  Puente  de  la  Restauración  de  las 
Leyes". 

El  general  J.  R.  Balcarce  murió  en  Concepción  del  "Uru- 
guay, en  la  estancia  del  Chañar,  perteneciente  a  su  yerno  el 
coronel  Juan  H.  Coe.  el  12  de  noviembre  de  1836,  a  los  66  años 
de  edad,  y  sus  restos  fueron  trasladados  al  cementerio  de  la 
Recoleta,  en  Buenos  Aires. 

1833.  —  General  Juan  José  Viamonte,  electo  en  propiedad 
el  3  de  de  no\áembre,  por  haber  sido  esonerado  del  cargo  el  bri- 
gadier J.  R.  Balearce,  por  el  termino  de  tres  años,  y  puesto 
en  posesión  del  gobierne  el  día  4  del  mismo  'mes. 

El  gobernador  Viamonts  no  llegó  hasta  el  fin  de  su  período, 
pues  se  vio  obligado  a  renunciar,  a  causa  de  las  impertinentes 
y  continuas  exigencias  de  Rosas,  cuya  voluntad  imponía  a 
todos  dentro  y  fuera  de  la  provincia.  Al  fin  le  fué  aceptada 
su  dimisión,  sucediéndole,  el  1.°  de  octubre,  el  doctor  Maza. 

Viamonte  tuvo  por  ministros-secretarios  a  los  señores 
general  Tomás  Guido  para  relaciones  exteriores,  guerra  j  ñia- 
rina,  y  doctor  Manuel  José  García,  gobierno  y  haciendíi,  ha- 
biendo quedado  suprimido  el  de  gracia  y  justicia,  todo'  por 
razón  de  econoTnía. 

1834.  —  Dr.  Manuel  Y.  Maza,  Presidente  de  la  Junta  de 
Representantes,  puesto  en  posesión  del  cargo  de  gobernador 
interino,  el  1.°  de  octubre,  por  el  general  Viamonte,  que  había 
presentado  su  renuncia,  el  27  de  junio,  sin  haberse  conseguido 
aceptase  ninguno  de  los  cinco  ciudadanos  electos,  a  saber :  pri- 
mero, el  general  Rosas,  quien  renunció  el  cargo  hasta  cuatro 
veces.  Entonces  se  eligió,  en  agosto,  al  doctor  Tomás  3.1a- 
nuel  de  Anchorena-  el  31 ;  a  don  Juan  Nepcmuceno  Terrero, 
el  22  de  septiembre ;  al  general  Ángel  Pacheco,  el  25 ;  hasta  que 
al  fin  resolvió  la  Junta  de  Representantes  que  el  Presidente 
de  ella  se  recibiese  del  cargo  de  gobernador  interino,  que  des- 
empeñó hasta  el  13  de  abril  de  1835. 

L"''na  de  las  primeras  disposiciones  del  gobernador  Maza,  y 
a  título  de  reformas  económicas  no  siendo  ese  el  motivo  prin- 


KISTOEIA    DE    LOS    CüBElíNADOEES    DE    LAS    PROVINCIAS     ^RGEXTIIíAS    II 7 

cipai,  sino  la  voluntad  de  Rosas,  fué  el  dar  de  baja,  por  no 
simpatizar  ya  con  la  política  de  éste,  a  los  ibrigiadieres  generales 
J.  K,  Balcarce  y  B.  Martínez,  los  generales  N.  de  Vedia,  Benito 
Martínez,  F.  Olazábal,  Gregorio  Espinosa,  T.  Iriarte  y  Elias 
Galván ;  5  coroneles,  5  tenientes  coroneles,  9  sargentos  maj^ores 
y  4  capitanes.  La  plana  a2ia;^or  activa  quedó  reducida  ai  per- 
sonal de  11  coroneles,  18  tenientes  coroneles,  2ti  sargentos  ma- 
yores, 39  capitanes  y  ü7  de  ayudantes  abajo. 

Con  motivo  de  la  guerra  en  el  interior,  prineipialmente  en- 
tre los  gobernadores  de  Tucumán  y  Salta,  Heredia  y  La  Torre, 
el  goDierno  de  Maza  comisiono  ai  general  C¿uiroga,  que  salió 
de  Buenos  Aires  el  18  de  diciembre  de  1834,  anucipando  un 
aviso  a  los  gobiernos  disidentes,  en  el  que  se  les  anunciaba  el 
objeto  de  la  mareiía  del  comisionado.  Ouando  Quiroga  llegó, 
no  al  teatro  de  los  sucesos,  sino  hacia  Santia^'o  del  Estero,  supo 
el  trágico  desenlace  de  la  luolia  con  el  triuinío  de  Heredia 
Bobre  su  contrario  La  Torre,  que,  derrotado  y  hecho  prisio- 
nero, fué  asesinado,  como  se  verá  detalladamente  en  su  lugar 
corresipondiente :  tóaiía. 

Quiroga,  a  su  vez,  viniendo  de  regreso  de  Santiago,  fué 
asesinado  y  saqueado  en  el  paraje  de  Barranca  Yaco  entre  el 
Ojo  da  Agua  y  Smsacate,  jurisdicción  de  Córdoba  y  como  a  18 
leguas  de  la  capital,  el  16  de  febrero  de  1835.  Desde  el  mo- 
mento que  se  tuvo  noticia  de  este  lúgubre  suceso,  todos,  por- 
teños y  provincianos,  daban,  como  autor  del  suceso,  al  gober- 
nador de  Córdoba,  José  Vicente  Keinafé,  en  complicidad  con 
sus  tres  hermanos.  Esta  afirmación  tenía  en  su  favor  el  rumor 
-que,  pocos  días  después  de  la  salida  de  Quiroga  de  Buenos 
Aires,  se  haibía  difundidoi  de  haber  sido  éste  fusilado  por  el 
citado  gobernador.  Agrégase  a  esto,  el  haber  sido  encontrados 
-  los  papeles  de  Quiroga  y  su  secretario  Ortiz,  asesinado  también, 
en  poder  de  don  Guillermo  Reinafé,  el  19  de  octubre  (1835). 

Después  del  asesinato  del  célebre  caudillo  riojano,  el  go- 
bernador Maza  presentó  su  renuncia  y  fué  electo  el  general 
Rosas,  el  7  de  marzo,  pero  no  tomó  posesión  del  icargo  hasta 
el  13  de  abril. 

1835.  —  Brigadier  Juan  M.  Eosas,  nombrado  el  7  de  mar- 
zo, por  el  término  de  cinco  años,  depositándose  en  su  persona 
itoda  la  suma  del  poder  ptihUco  de  la  provincia,  sin  más  res- 
tricciones que  las  siguientes : 

"Que  había  de  conservar,  defender  y  proteger  la  religión 
católica,  apostólica,  romana". 

"Que  había  de  defender  y  sostener  la  causa  nacional  Je 


Il8  ANTONIO    ZINNY 

la  Federación  (en  el  nombre)  que  han  proclamado  todos  los 
pueblos  de  la  Eepública. 

"El  ejercicio  de  este  poder  extraordinario  había  de  durar 
por  todo  el  tiempo  que  a  juicio  del  gobernador  electo  fuese 
necesario. ' ' 

Kosas  no  quiso  aceptar  sin  que  se  explorase  pre^damente  Ib, 
opinión  de  todos  los  ciudadanos  habitantes  de  la  ciutdad,  expre- 
sando su  conformidad  o  disconformidad  respecto  de  dicha  ley 
de  7  de  marzo.  En  su  consecuencia,  la  Junta  de  Representan- 
tes sancionó  una  ley,  con  fecha  23  del  mismo  mes,  señalando 
los  días  26,  27  y  28  para  explorar  dicha  opinión. 

Solo  así  fué  como  tomó  posesión  del  cargo  de  gobernador 
de  la  provincia  el  13  de  abril,  con  la  aquiescencia  de  todos  los 
habitantes  (9.320)  para  el  ejercicio  de  las  facultados  extraor- 
dinarias, de  cuyo  uso  no  estaba  obligado  a  dar  cuenta. 

Sin  embargo,  no  faltó  quien  se  opusiese  a  las  tales  facul- 
tades que  se  dieron  a  Rosas.  En  la  Cámara,  se  las  negaron 
don  Francisco  Agustín  Wright,  don  Ignacio  Martínez,  don 
Ireneo  Pórtela,  general  Matías  Irigoyen,  don  José  María  Fon- 
seca,  don  Diego  Alcorta  y  don  Ramón  Olavarrieta.  En  los 
comicios  don  Juan  José  Bosch,  don  Jacinto  Rodríguez  Peña, 
don  Juan  Escobar,  general  Gervasio  Espinosa  y  .di  coronel 
Aguirre  (a)  Cañita.  Y  fuera  de  una  y  otros,  le  fueron  nega- 
das también  por  uno  u  otros  individuos  allegados  a  la  familia 
del  Dictador  y  por  el  general  Tomás  Guido,  quien  tuvo  el  su- 
ficiente valor  cívico  de  dirigir  por  escrito  al  mismo  Rosas  su 
voto  negativo. 

He  aquí  ia  ¡proclarai'a  del  gobernador  Rostáis,  ©xpedidaí  en 
el  laicto  de  recibir  el  mando  de  la  iprovimoia,  ell  13  de  abril 
(1835).  Es  una  pieza  oñcial  de  stunna  impoirtancia,  para  la 
liiatoráa  de  sni  Dictadura,  en  la  ctual,  a  la  vez  que  se  pinta,  w\a¡ 
los  más  negros  eiolories,  el  estaido  del  piaís,  se  \p'Osn¡e  de  miamiifies- 
to  el  proigriaima  'de  gobierno,  bajo  el  sistema  federal  de  pialabra 
y  de  hecho  esencialmente  unitario,  que  había  de  seguir,  y, 
que  fué  puesto  en  práctica  desde  (aquella  fecha  hasta  el  ven- 
turoso día  3  de  febrero  de  1852. 

Solo  transcribimos  la  parte  de  ella  que  haice  al  caso ; 

"Mis  amados  compatriotas: 

"Guando  me  he  resuelto  a  hacer  el  terrible  sacriíiciio  da 
subir  a  la  silla  de  gobierno,  en  las  cirouostaniciiías  laeiagiais  en 
que  se  halla  nuestra  infortunada  patria  j  cuando  para  sacarla 


niSTOBIA    DE    LOS    G03EBXAD0KES    DE    LaS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    II9 

lael  profundo  abismo  de  males  len  que  la  lloramos  sumengida, 
he  admitido  su  investidura,  un  poder  sin  límites,  que  a 
pesar  de  toda  su  odiosidad,  lo  he  considerado  absolutamente 
NECESARIO  para  tamaña  empresa;  no  creáis  que  haya  librado 
mis  esperanzas  a  mi  limitada  capacidad,  a  mis  débiles  fuerzas, 
ni  a  esa  extensión  de  poder  que  me  da  la  ley,  (apoj'ada  en. 
vuestro  voto»  casi  unánime  en  la  ciudad  y  campaña.  No:  mis 
eSiperanzias  han  sido  libradas  ai  una  e^ipecial  protección  del 
Cielo,  y,  después  (de  ésta,  ^i  vuestras  virtudes  y  patrioftisimo . 

"Ningnno  de  vosotros  desconoce  el  cúmulo  de  males  qne 
agobia  a  nuestra  amada  patria  y  su  verdadero  origen.  Ningu- 
no igniora  que  una  faocáón  nunnerosa  de  hombres  leorrompddos, 
haciendo  alarde  de  su  inupiedad  y  de  su.  infidelidald  y  ponién- 
dose em  guerra  abierta  con  la  religión,  la  honestidad  y  lia  toe- 
na  fe,  ha  introducido  por  todas  partes  el  desorden  y  la  inmo- 
ralidad; ha  desvirtuado  las  leyes  y  héeholas  insuñcientes  para 
uíuestno  bienestar;  ha^eneralizado  los  crímenes  y  garantido 
su  imipunidad;  ha  devorado  la  haeie"nda  pública  y  destnuído 
las  fortunas  prarticulares ;  ha  hecho  desiapiareieer  la  confianza 
nece&ariíai  en  las  relaiciones  isiociales  y  obstroiído  los  medios 
honestos  de  adquisición;  en  una  palabra,  ha  disuelto  la  socie- 
da;d  y  pa-esentado  en  triunfo  la  alevorsía  y  perfidiía. 

"La  EXPERIENCIA  de  todos  los  siglos  nos  enseña  que  el  re- 
medio de  estos  males  no  puede  sujetarse  a  formas,  y  que 
su  obligación  dele  ser  pronta  y  expedita  y  tan  acomodada  a  las 
circunstancias  del  momento 

''ííabitantes  todos  de  la  ciudad  y  campaña,:  ki  Divina 
Providencial  nos  ha  puiesto  en  esta  terrible  sitiuia'ción  para  pro- 
bar nuestra  virtud  y  constancia:  resolvámonos,  pues,  a  com- 
batir con  denuedo  a  esos  malvados  que  han  puesto  en  confu- 
sión nuestra  tierra :  persigamos  de  muerte  al  impío,  al  sacri- 
lego, al  ladrón,  al  homioida,  y  sobire  todo,  al  pérfido  y  traidor 
quie  tenga  la  osadía  de  burlarse  de  nueisitira  fe. 

"Que  de  esta  raza  de  món^ruos  no  quede  uno  entre  nos- 
otros, y  que  su,  persecución  sea  tan  tenaz  y  vigorosa  que  sirva 
de  terror  y  espanto  a  los  demás  que  puedan  venir  en  adelaiv- 
te.  Xo  os  arredile  ninguna  clase  de  peligros,  ni  el  temor  de 
errar  en  los  medios  que  adoptemos  para  perseguirlos.  La  cau- 
sa qu€  vamos  a  sostener  es  la  causa  de  la  relágión,  d!e  la  jus- 
ticia, de  la  hiimaniidad  y  d^el  orden  público :  es  lia  caois^a  reco- 


I20  AXToxio  ZI^r^'T 

mendaaa  por  el  Todopoderoso:  él  dirigirá  nuestros  pasos,  y 
con  su  especial  protección  nuestro  triunfo  será  seguro. 
"Abril  13  de  1835. 

"Juan  ]\Ianuel  de  Eosas." 

Al  signiente.  día,  14,  éste  dispuso  que,  en  considepaieión 
a  que  el  pueblo  debía  dedicarse  a  laB  funcdoneis  estableeidiaía 
por  la  iglesia  (La  Semana  Santa),  desde  el  25  podrían  los 
buenos  ciudadanos  seguir  demostrando  de  todas  ánodos  el  re- 
gocijo que  habían  probado  les  animaha. 

El  misiino  día  se  anunció  en  venta  el  Himno  de  los  Res- 
tauradores dediciado  a  Eosas  ecnupuesto  por  Eiviera  Indiaarte, 
música  de  don  Esteban  Massini,  y  adornado  con  el  retrato,  y 
también  éste  por  separado,  así  como  la  ovación  a  Eosas  en  el 
'acto  die  recibir  el  mando  de  gabernadar,  con  la  vistia  de  la 
pikiza  de  la  Victoaiia. 

Desda  el  dí'a  de  la  instialaición  de  Rosas,  comiO  gobernador 
de  la  provincia,  prinicipiaron  las  demostraciones  de  regocijo 
y  adhesión  a  su  persona  y  al  sistema  pseudo  federal,  primero 
en  la  capital,  en  seguida  en  los  pueblos  de  campaña  y  después 
en  las  demás  provincias. 

Las  guardias  de  bonor  dadas  a  Rasag,  para  celebrar  su 
elección  al  mando  supremo  de  la  provincia,  fueron:  la  1.* 
compuesta  de  unes  200  ciudadanos  de  la  Sociedad  Popidar 
Eestanradora  y  mandada  por  el  general  Mariano  Benito  Eo- 
lón.  La  2a.  que  tuvo  lugar  el  20  de  abril,  se  componía  de  60 
jefes  y  oficiaJes,  que  /aicompañaron  a  Eo:s¡as  en  la  última  expe« 
dición  contra  los  indios  del  sur,  entre  los  caíales  se  contaban 
los  coroneles  Eamón  Rodríguez,  Mianuel  Corvalán  y  Pedro 
Eiamos,  al  mando  del  general  Ange-l  Pacheco.  Esta  guardia  iba 
acompañada  de  75  miembros  de  la  Sociedad  Popular  Res- 
tauradora. La  3a.  dada  el  22  (de  abril),  era  mandada  por  el 
inspector  genenal  de  armas,  A.  Pinedo,  fonmada  de  jefesr  y 
oficii3(les  dd  ejército  de  la  provincia.  Los  generales  y  coroneles 
figuraban  en  ella  como  capitaiaes,  tenientes,  sargentos,  etc. ;  el 
coronel  Joaquín  Maríia  Eamiro  hacia  de  taanbor  m.ayor. 

El  carro  triunfal  tirado  por  miembros  de  l-a  Sociedad 
Popular  Resiü'uradora  la  acompañó  haista  el  Fiuerte,  leon  él 
retrato  de  Rosas  al  frente. 

Por  la  noche  hubo  en  el  Puierte,  un  baile  dado  poír  el  go- 
bernador a  aquellos  jefes  y  oficiales  y  sus  esposas,  hijas,  etc. ; 
con  exclusión  de  las  señoras  denominadas  lunitañas.  Las  seño- 


HTSTOniA    DB    LOS    COBERI-ÍADOBES    DE    LA.S    PROVINCIAS     ARGENTINAS      121 

rm,  qae  asistieron,  llevaban  la  divisa  federal  al  ladJo  izq.uierdo 
de  ia  caibe23a. 

La  4-a..  del  día  25,  era  miamdada  por  el  oficial  mayor  dle 
relaciones  exteriores  don  Mianuel  de  Irigoyen,  y  su  comp'añía 
de  120  empleados  de  la  lista  civil  y  'de  50  Qniemibros  de  Iii 
Sociedad  Papular  Restauradora. 

Lvi  5a.  diada  por  el  eomemcio,  el  5  ide  mayo,  c^ompuestia  de 
mioa  500  imdividnos,  sin  inclnir  los  miembros  de  la  referida 
Sociedad,  en  su  mayor  paiiite,  enaj  mandada  (por  el  ¡prior  'diel 
cíonsulado  (Tribunal  de  ComeT'cio)  d'on  Joaquín  Rszával.  Esta 
guardia  de  honor  rompió  la  marcha  desde  el  cuartel  de  Patri- 
cios, en  .perfecto  orden  y  disciplina  militar,  hasta  el  Fuerte, 
doQide,  después  de  ios  laiscutóus  ue  icLiqufc'Uüi,  íué  presentada 
al  gobernador,  en  una  magnífiíca  cartera,  la  suma  de  30.000 
pesiO'S,  como  p'arte  de  la  ;siusiciri|pción  ipara  las  viudas  e  hijos  de 
ios  que  perecieron  en  la  expieidlcióm  contra  los  indiiosi. 

Las  inoripiciones  que  aipiairecieron  clon  tal  oícasión  fueron 
las'  siguientes: 

''Bajo  la  protección  de  nuestro  benéfico  Magistrado,  pro- 
gresaron el  Comeroio,  la  Agricultura  y  las  Artes". 

"El  Comercio,  de  la  Provincia,  a  su  ilustre  Protector. — 
Resiauió  las  leyes. —  Venció  las  tribus  salvajes,  y  se  inmor- 
talizó". 

"El  Comercio  Marítimo  del  Pueblo  Porteño,  a  su,  digno 
Bestaurador" . 

Todas  las  parroqui'as  idie  la  ciudad  y  caimipiaña  (siemipre 
con  el  retrato  de  Rosáis)  dedicaron  funoionies  federales  /aJ 
liestanaradoír  díe  lais  Leyes.  La  de  la  Merced  fué  grandiosa: 
sobrepiaísió  a  todas  en  lujo  y  miaignificeneia;  hubo  máscara.s, 
c)ar.ner.>ais,  juegos  de  sortija,  fuegos  artificiales,  bailes,  esipec- 
táciulos  de  teatro.  En  éstos,  se  cantó,  coimpuesto  por  don  Jo>sé 
Rivera  Indarte  con  la  música  de  don  Esitéban  Massini,  el 
siguiente : 

HIMNO  DE  LOS  RESTAURADORES 

CORO 

Alza  ¡oh  Patria!  tu  frente  abatida, 
De  esperanza  la  aurora  lució; 
Tu  Adalid  valeroso  ha  jurado 
Restaurarte  a  tu  antiguo  esplendor. 


ANTO>"IO    ZIKNY 

¡  Oh  gran  Rosas !  Tu  pueblo  quisiera 
Mil  laureles  poner  la  tus  pies; 
Más  el  gozo  no  pfuede  avienirese 
con  el  luto  y  tristieza  que  ves, 
¡Ag-uilaír  y  Lai   Tora-e  no  existen! 
Viüilafañe  el  invicto,  murió...-    ■ 

Y  a  tu  vida  tal  vez  laimena^za 

De   un  malvado  el  cucliillo  feroz. 

CORO,  etc. 

De  discordiía  la  llama  espiantosa 
Al  país  amenaza  abrasar, 

Y  al  audaz  demaigiogo  se  miira 
La  orgiülosa  cefrviz  kvaaitiar. 

¿No  los  ves  cómo  quedos  conspiran? 
¿,  Cucál  aguzan  su  oculto  puüal? 
¿Cuál  meditan  la  ruina  y  escarnio 
Del  intrépido  y  buen  federal? 

CORO,  etc. 

Esa  horda  de  infames  ¿  qué  quiere  ? 
Sangre  y  luto,  pretende  ¡  qué  horror ! 
Em]iiañar  nuestnas  nobles  hazarlas, 

Y  cubrirnos  de  eterno  baldón 

¡Ah!  icobai''dles,  temblajd:  es  en  ''ano 

Agotéis  vuestra  saiñía  y  Teoicor, 

Que  el  gran  llosas  preside  a  su  pueblo, 

Y  el  destino  obedece  a  su  vo,-í. 

CORO,  etc. 

¡Asesinos  de  Ortiz  y  Quiroga! 

De  los  hombreis  vergüenza  y  horror, 

A  la   tumba  bajad  pa-esurosos, 

Die  los  libres  temed  el  furor. 

Esos  mismos  que  en  Márquez  vencieron 

En  San  Luis,  Tucumán  y  Chacón, 

Con  la  sangre  traidora  lian  jurado 

De  venganza  inscribir  el  padrón. 


HISitOPlA    I>e    LOS    GOBEKA'ADOEES    EE    LAS    PR0VIÍÍCIA3     AEGEA'TINAS      X23 

";el  poder  la  Gkan  Suma  revisres.. 
A  lia  patria  *A  debes  salivar; 
i  Que  a  tu  vista  respire  el  honrado, 
Y  al  pi&rverso  se  mire  temblar  I 
La   ignorancia  persiigne  inflexible, 
Al  talento  procura  animar; 
¡Y  o]ialá,  que  tu  nombre  en  ki  historia 
Una  página  oeoipie  immiortaL! 

En  la  parroquia  de  la  Concepción,  siu  cura  el  doetior  don 
Juan  León  Farragut.  terminó  su  panegírico  a  Rosas  con  la 
décima  siguiente : 

CURO,  ete. 

"El  cura  de  esta  Parroquia 
Con  toda  su  cleireoía, 
En  ser  federal  porfíai 

Y  en  ello  tiene  su  giloria: 
Hoy  renueva  la  m.emoriia, 

Y  en  presencia  del  Señor 
Da  im  testimonio  de  laimor, 
Pidiéndole  con  fe  vivía 

Le  conceda  larga  vida 
Al  Señor  Gobernador". 

En  las  de  Saai  Miguiel  y  San  Nicolás,  Concepción  y  Mon- 
serrat,  etc.,  las  condeconaic iones  de  l'ois  frentes  de  las  casas, 
;,aieron  esfpléndidas,  sobresaliendo  en  .gusto  y  lujo  la  casa  del 
(doctor  DaSLmacio  Vélez  Sarsfield,  en  lia  icalle  tdl9  la  Plata  (Ri- 
vadaváa),  desde  el  número  138  hastia  el  144. 

No  quedó  rincón  de  la  provincia  en  dónde  dejara  de  ha- 
l>ev  demostnaiciones  de  jubillo  ipor  lel  advenimiemto  de  RosaiS 
al  mando  de  ella,  hasti».  en  la  Sierra  de  Gruiaonmí. 

La  que  tuvo  lugar  en  el  cantón  de  Tapalqué,  en  los  días 
26  y  27  (de  junio,  fué  presidida  por  el  imayo^r  Bernardo  Chava- 
rría  icon  .aisistencia  de  los  vecinas,  tropas  e  indi)0=s  amigos.  El 
diacTirso  del  ciacique  Cachul  fué  como  signe : 

* '  Juan  Manuel  es  mi  amigo,  nunca  me  ha  engañado. 
Yo  y  todos  mis  indios  imorirán  por  él.  Si  no  hoilbiera  sido  por 
Jua.n  Manuel,  no  viviríamos,  como  vivimos  en  fraternidad  con 


124  AXTOÍÍIO    ZINKY 

ios  lerisitiíanois  y  entre  ellos  anientras  viva  Juiain  Maaiueil,  todos 
seremos  felices  y  pasaremos  iina  vida  tranquila  al  lado  de 
nnest.nas  esposas  e  hijos.  Llps  palia.liT-aa  de  Ju'an  Maraniel  son 
lo  mismo  que  'llais  pialabr;as  de  Diios:  todos  loig  qrae  están  aquí 
pueden  atestiguaír  que  lo  que  Juan  Mamuel  nos  ba  idieho  y 
aconsejado,  lia  salido  exacto". 

Todos  los  d'emás  ciaciques  liablai'on  del  mismo  modo.  Los 
de  los  indios  Boragas,  que  se  hallaron  presente  en  la  fiesta 
federal  de  la  Sierra  de  Guaminí  y  Fuerte  Mayo,  pirest-anon 
juramento  en  los  términos  siguientes: — "Sobre  nosotros  está 
el  Sol,  que  presencia  nuestras  acciones;  aquí  está  la  Tierira, 
que  oye  nuestinaa  palahriais;,-  y  juriamos  por  piarte  nuestra,  'die 
nuestros  hijosi  y  de  nuestrais  lesposas  que  siemipilei  serelmlos 
amigo  de  los  -erisitianos  y  moriremos  laintes  de  ¡ser  inkleles  a 
nuestro  padre  Rosas". 

El  31  de  julio  se  celebró,  en  lel  teatro,  una  funición  de 
afitc'iioinjadlos  en  honor  de  Rosas.  Lfiats  piezas  elegidlasi  fueron  la 
tragedia  de  "Bruto,  o  Roma  Libre"  y  el  saínete  "Médico  • 
Poeta".  Los  papeles  de  la  tragedia  ifueron  distribuidos.  leoan'O 
BÍgne : 

Bruto .         icforonel   Mamu'el  Pueyjrredión,. 

CoUatino "     Ramón    Bustos. 

Valerio don   Pedro  Romero   (comisianio 

de  policía). 

Tito "     Juan  Manuel  Larrazábal 

Tiberio "     José  María  Aldlao. 

Mamilio ' "     Juan  Rafael  Victoria. 

Tribuno  ..........  "     Juan  Moreno  (desipiué®  je- 

fe de  policía). 

Senadores "    Pedro    Ximeno,    (después 

leiapitán  del  PuJerto) 
"    Fernando      M.     Coirdero, 

(médico  de  policía) 
"     Ángel    Herrero  (después 
tcomisiario      idel      Mercado 
Central   y  únieio) 
"    N.  Robles,  etc.,  etc. 
En  el  saínete,  don  Antonio  Gómez  de  Castro,  hizo  el  papel 
de  médico. 

Los  señores  Fernando  Oyuela  y  don  Juan  Manilla  canta- 
ron un  dúo,  etc ;  y  el  joven  Matías  Amury,  en  el  papel  de  jPo- 
ma  Argentina,  recitó  una  Oda  compuesta  por  don  José  Rivera 
Indarte . 


HISTORIA    DE    I.OS    GOSERiN'ADOBES    DE    LAS    PKOVIIS'CIAS     ARGENTINAS    125 

El  pToduicitcy  de  lesía  función  —  que  subió  a  5,400  ipesoS' — 
fué  destinado  a  la  obra  y  reparación  de  la  catedral. 

Las  pfriniera.s  víctimas  de  la  icélebre  ley  'de  7  de  marzo 
fueron  el  coronel  Paulino  Kojas,  el  teniente  coronel  Miranda  y  el 
is;arí}iento  Gratizia,  que  fueron  fusiülados  en  l'ais  iplaiza  'dlel  Retiro 
el  29  de  mayo  (1835),  como  agentes  principales  en  un  complot 
ée  asesinar  la  Eosas,  según  la  Gaceta. 

Antes  de  esta  ejecución,  Rosas  había  iniciado  el  primer 
período  de  su  gobierno  dictatorial  —  1835  a  1840  —  separan- 
do dJe  £iu,9  desiíinos  ^a  todos  los  em,pIeadois,  por  unitarios  unos, 
(por  nio  merecier  su  leonfianza  lOitiros  y  boairando  tde  la  lista  mili- 
taT  155  jefeis  y  oficiales,  injeluiyendo  un  médico,  uto  cirujiaaio, 
asipirantes  y  pilotines. 

En  abril  (1836)  se  izó  por  primera  vez  en  el  Fuerte,  una 
nueva  bandera  con  las  inscripciones  siguientes:  ^' ¡Federación 
o  muerte!  —  ¡Vivan  los  Federales!  —  ¡Mueran  los  unitarios!" 
y  adormad'a  con  üos  gciriro,s  de  lot  libert.ad. 

•  Mandó  cambiar  el  traje  de  las  Niñas  Huérfanas,  dispo- 
niendo que  ''el  Vesitido  hiabía  de  ser  para  el  vorano,  dientro  de 
casa,  de  listado,  que  no  tuviese  nada  de  celeste  ni  verde,  y  de 
zaraiza,  en  invierno,  con  las  mismia.s  calidades,  debiendo  uisaT.' 
el  blanco  en  los  días  de  función :  esclavina  punzó,  pañuelo  de 
una  tercia  varní,  en  el  invierno  de  lanilla  punzó,  y  en  el  ve- 
vamo,  ide  espumilla  del  mismo  color,  llevando  un  msoílo  también 
punzó  al  lado  izquierdo  de  la  cabeza  en  todo  tiempo". 

Ordenó  qu«  las  notas  oficiales  y  todas  las  solicitudes  de 
interés  (particular  llevasen  el  encabezamiento  al  frente  de 
¡Viva  la  Federación!,  y  en  seguida  año  tal  de  la  Lihertad,  tan- 
tos de  la  Independencia  y  tantos  de  la  Confederación  Argen- 
tina, el  uso  de  la  cinta  punzó  a  los  preceptores,  empleados  y  ni- 
ños de  las  escuelas  públicas  y  particulares. 

Decretó  que  quedase  abolida  para  ,sn,empire  la  pena  de 
pérdida  y  confiscación  general  de  bienels  'en  todos  los  casos, 
sin  excepción  alguna,  no  pudiendo  aplicarse  para  eastiigo  de 
ninguna  clase  de  delito. 

Dispuso  que  en  todas  lais  escuelas  públicas  del  Estado  y 
particulares  de  ambos  sexos  se  adoptase  la  formia  bastardilla 
española. 

Que  todo  ciudadano  que  tuviese  que  prestar  juramento, 
para  servir  bien  y  leailmente  el  empleo,  cargo  o  destiniO'  que  se 
le  confiriese,  había  de  jturar  lal  mismo  tiempio,  ser  constante- 
mente adicto  y  fiel  a  la  causa  népional  de  la  Federación,  \y 


126  a:ítoxio  zinxy 

que  no  dejaría  de  sostenerla  y  defenderl-a  en.  iodás  tiempos  f 
circunstancias,  por  cuantos  medios  estuviesen  a  sus  alcancen 

Que  las  notas  oficiales  fuesen  dirigidas  en  medio  pliego  y 
con  oblea  punzó,  fundándose  en  que,  al  paso  que.  era  gravoso 
al  erario,  embarazaba  también  considerablemente  las  oficinas 
y  aumentaba  otro  tanto  los  volúmenes  en  los  archivos. 

Mandó  cerrar  toda  comunicación  con  la  provincia  de  Cór- 
doba, no  pudiendo  ^alir  de  Buenos  Aires  para  aquélla,  pero, 
sí  entrar,  desde  el  31  de  julio  hast^i  eO.  1."  de  octubre  de  1835. 

Decretó  (14  de  octaibre  de  1835)  la  venta  pública  de  las 
tierras  de  temporalidades  y  fincáis  del  Estado,  que  se  pudi'' 
sen  enajenar. 

Por  ley  de  22  de  marzo  de  1836,  se  acordó  por  primer^ 
vez,  a  la  población  de  3aliía  Blanca  su  coneurrencia  a  la  re 
presentación  de  la  prc^-ineia  por  medio  de  un  diputado,  fr-' 
mando  entonces  la  XIV  sección  de  catepaña. 

Por  decreto  de  14  del  mismo  mes  quedó  prohibida  toe. 
clase  de  bandolas  en  'las  ,plazas  de  la  Victoria  y  25  de  IMtiyo. 

Por  otro  de  ^7  de  enero  del  mismo  año  se  había  prohibi- 
do toda  comunicación  con  el  canónigo  de  la  catedral  de  Bue. 
r=os  Aires,  residente  en  Montea-ideo,  doctor  Pedro  Pablo  Vi' 
dal,  por  haber  s^do  quien  remitiera  al  Rosario  de  Santa  Fi 
y  haber  hecho  introducir  en  varios  pueblos  de  la  Confederación 
el  folleto  anónimo,  titulado  Federación,  CoU'Stiiución  y  Nacio- 
r.alización,  con  el  objeto  de  con^TJJlsionar  la  República,  encen- 
diendo en  ella  la  guerra  ci\'il.  (V.  Provincia  de  Santa  Fe). 

Para  obtener  el  grado  de  doctor  era  requisito  indispen. 
sable  acreditar  previamente,  ante  el  gobierno  haber  sido  sií 
miso  y  obediente  a  sus  superiores  en  la  Univei^sidad,  durante 
el  curso  de  sus  estudios,  y  haber  sido  y  ser  notoriamente  adíe- 
lo a  la  causa  nacional  'de  la  pseudo  Federación. 

Mandó  levantar  (20  de  mayo)  un  censo  en  la  ciudad  \' 
campaña,  debiendo  practicarse,  como  en  efecto  se  practicaba, 
igual  operación  todos  los  años,  excepto  el  de  1837. 

DisoMó  el  Banco  Nacional  (30  de  mayo)^  por  haber  ter. 
minado  la  carta  de  su  institución  y  estar  la  moneda  corrien- 
te exclusivamente  garantida  por  el  gobierno,  quien  era  deudor 
de  ella  al  público:  —  Varió  (30  de  mayo)  los  nomlbres  d? 
las  calles  de  la  Biblioteca,  por  el  de  Calle  del  Bestaurad-or  Fo- 
sas (hoy  Moreno) ;  la  de  la  Flot-ida,  por  d  d'e  Calle  del  Perú; 
ésta,  por  el  de  Calle  de  Representantes,  y  la  de  la  Plata,  por  el 
de  Calle  de  la  Federación,  (hoy  Eivadavia). 


HISTOBIA    DE    LOS    GOBEENADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    127 

■■  ;í 
En  abril  de  1849,  algunas  de  esas  calles  sufrieron  varia- 

óióní  en  sus  nambres,  como  sigue : 

Calle  del  Kestauradoír  Rosas,  sustituida  con  la  inscrip. 
ción  siguiente  "1612  —  Calle  San  Francisco' \  Esta  variación, 
en  que  estaba  inscripto  el  año  de  1612,  fué  con  el  objeto  de 
recordar  la  época  de  la  fundación  del  ponvento.  (Hoy  se  de- 
nomina "Moreno"). 

La  plaza  denominada  antes  "del  .Restaurador  Rosas",  re- 
cibió también  variación,  sustituyéndose  por  Plaza  "General 
San  Martín",  con  la  inscripción  isiguiente:  "Desde  12  de  di- 
ciembre  de  1816 — Habita  el  12  de  febrero^  de  1817 — Jornada 
DE  LOS  Andes  —  Plaza  "General  San  Martin".  Procuran, 
dose  perpetuar  en  esta  (inscripción  uno  de  los  hechos  gloriosos 
y  uno  de  los  muchos  servicios  imiportantes  que  aquel  general 
rindió  a  la  causa  de  la  independencia  de  su  piatria.  .(Hoy  se 
denomina  " Monserrat") . 

La  calle  de  la  Caltedral  fué  variada  con  la  iniscripción  si' 
guíente:  —  "Primera  fundación  —  1668  —  Segunda  funda- 
ción 1753 — ^Santa  Iglesia  Catedral  —  Calle  "San  Martin". 

Esta  inscriipcíón  tenía  por  (objeto  recordar  lia  época  de  la 
erección  del  templo  de  la  iglesia  catedral,  y  la  segunda  funda- 
ción, que  tuvo  lugar  el  año  de  1753,  a  consecuencia  del  des- 
])lome  lacaecido  a  las  siete  de  la  mañana  del  24  de  mayo  de 
1752.  —  Y  se  dio  el  nuevo  nombre  en  conmemoración,  home- 
naje  y  reconocimiento  a  nuestiro  glorioso  patrón  San  Martín. 

La  calle,  que  cantes  se  decía  de  la  Universidad,  se  deno- 
minó "Santa  Rosa",  colocándose  la  inscripción  siguiente: — 
"1816  —  Septiembre  14  —  Calle  SxVnta  Rosa",  teniendo  pot 
objeto  recordar  que  el  14  de  septiembre  de  1816  fué  sanciona- 
da Ja  ley  que  declaró  a  aquella  santia  por  patrona  de  la  Amé. 
rica.  (Hoy  Bolívar). 

La  Calle  del  25  de  Mayo  fué  variada  del  modo  siguien- 
te: —  "1810  —  Mayo  25  —  Calle  Mayo";  en  el  interés  de  que 
siempre  se  recordase  el  glorioso  25  de  mayo  de  1810. 

En  la  calle  antes  citada  "del  Restaurador  Rosas",  des- 
de la  Plaza  "General  San  Martín"  al  oeste-  tse  varió  aquella 
denominación,  sustituyéndola  por  la  de  "General  López", 
con  la  inscripción  siguiente:  —  "1829  —  Ahril  26  —  Calle 
General  López",  queriendo  con  esa  fecha  perpetuar  uno  de 
los  imuchos  hechos  del  general  Estanislao  López,  que  en  tal 
día  derrotara  a  los  del  movimiento  revolucionario  del  1,°  de 
diciembre  de  1828.   (Hoy  es  "Moreno"  continuación). 

En  la  Calle  de  Potosí  hasta  encontrar  la  de  Buen  Orden, 


t^8 


AííTOXIO    ZIIÍNT 


se  varió,  denotaiimáiidola  Calle  Santa  Clara,  con  la  intecrip- 
cíóji:  —  *'1806  —  12  de  agosto  —  Calle  Santa  Clara'^  te- 
niendo por  objeto  'recordar  que  en  esa  feclia  fué  cuando  la 
heroica  ciudad  de  Buenos  Aires»  se  ireconquistó,  por  sus  fieles 
hijos,  del  poder  británico.  Es  de  advertir  que  desde  las  cuatro 
esquinas  de  la  calle  del  Buen  Orden  hacia  el  oes¡te,  continuó 
denominándose  "Calle  Potosí",  en  toda  su  prolongación  de 
este  a  oeste.  (Hoy  Alsina). 

La  calle  Reconquista  fué  igualmente  variada  con  la 
dencmmacion  ae  Oaiie  ".La  Defensa",  con  la  inscripción: — 
"1807  —  Calle  La  Defensa'',  por  ser  esa  calle  en  donde  pnn- 
cipai'men'íie  se  hizo  la  heroica  defensa  de  esta  ciudad  en  el  año 
de  18U7,  en  que  fué  invadida  por  un  ejército  aguerrido  y  va- 
liente de  12.000  ingleses,  compuesto  todo  él  de  tropa  de  línea. 

A  la  calle  ique  sq  denominaba  de  la  Faz  se  le  hizo  da  va- 
riación de  Calle  La  Ueconquista,  con  esta  inscripción :  —  "  1806 
— Calle  La  Reconquista'';  por  recordar  la  calle  principal  de 
la  entrada  triuníante  de  nuestras  (tropas  de  milicias,  contra  las 
armas  del  poder  británico  en  su  primera  invasión  a  esta 
ciudad. 

La  de  Belgrano>  desde  donde  cruza  la  del  Buen  Orden, 
en  dirección  al  oeste,  se  varió  en  "Calle  Monse,rrat",  con  esta 
inscripción:  —  "17ti9  —  Calle  Monserrat'',  en  recuerdo  de 
aquel  tempuo;  advirtiéndose  que  dicha  calle,  desde  las  cuatro 
esquinas  de  la  del  Buen  Urden,  hacia  el  este,  .continuo  dieno- 
mmándose  Galle  Beigrano  como  io  es  ahora  eji  toda  su  prolon* 
gaeión  de  este  a  oeste.  , 

A  la  calle  antes  Venezuela,  de  este  a  oeste,  hasta  la 
del  Buen  Orden,  se  le  colocó  la  inscripción:  —  "1725  —  Calle 
Santo  Domingo",  para  recordar  el  año  de  la  fundación  de  este 
convento.  Desde  la  boca  eadle  de  la  del  Buen  Orden  al  este 
continuó  denominándose  Calle  Venezueia,  como  ahora  se  de- 
nomina toda  ella. 

La  calle  Cangallo  conservó  este  nombre  desde,  las  cua- 
tro esquinas  de  las  Artes  al  oestei;  y  desde  ésta  para  el  eslíe 
se  denominó  Calle  La  Merced,  llevando  esta  inscripción:  — 
"1768  —  Calífi  La  Merced",  para  recordar  la  fundación  de 
este  tempJo,  (Hoy  es  Cangallo  en , toda  su  prolongaición  de  es. 
te  a  oeste). 

El  jefe  de  ipolicía,  don  Juan  Moreno,  a  quien  Eosas  enco- 
mendó la  variación,  a  que  se  acaba  de  hacer  referencia,  no 
pudo  hallar  datos  ciertos  de  la  época  de  la  fundación  de  los 


HISTORIA    DE    LOS    GOEEP.rfADOEES    DE    LAS    PBOVIXCIAS     ARGENTINAS      1 29 

templos'  pues  la  que  da  del  de  Monserrat  nO'  es  la  de  su  erec- 
ción, siuo  la  de  la  fundación  del  curato. 

He  aquí  una  lista  de  todos  lois  gobiernos  proañnciales  que, 
liasta  julio  de  1836,  manifestaron  completa  conformidad  de 
principios  pclíticos,   en  el  sentido  de  la  pseudo^feder ación: 

Buenos  Aires  —  Don  Juan  Manuel  de  Rosas,  encargado 
de  las  relaciones  exteriores  de  la  República;  gobernador,  In. 
vestido  con  el  título'  de  Restaurador  de  las  Leyes.  MiNiSTEr 
RIO:  —  Relaciones  Exteriores,  doctor  Felipe  Arana.  —  Go- 
bierno: —  ,Don  Agustín  Garrigós,  encargado  de  la  cartera. — 
Guerra  y  ^Iarina:  General  Agustín  Pinedo»  encargado  de  la 
cartera.  — •  Hacienda:  Don  José  María  Rojas. 

Santa  Fe:  —  Don  Estanislao  López,  gobernador,  y  dan 
Domingo  Cúllen,   ministro  general. 

Entre  Ríos  :  —  Don  Pascual!  Eeiliagüe,  gobernador,  y  don 
Evaristo  Carriego,  ministro  general. 

Corrientes:  —  Don  Rafael  Altsienza,  gobernador,  y  don 
Eu'sebio  A.  Villagra'  ministro  general. 

CÓRDOBA:  —  Don  Manuel  López,  gobeimador,  y  don  Ca- 
lixto María  González,  ministro  general. 

San  Luis:  —  Don  José  Gregorio.  Calderón,  gobernador, 
y  don  Romualdo  Arez  y  Madez,  ministro  general. 

Mendoza  :  —  Don  Pedro  Molina,  gobernador,  y  don  Juan 
de  Rosas,  ministro  general. 

San  Juan  :  —  Don  Nazario  Benavídez,  gobernador,  y  don 
Aman  RaAvson,  ministro  general. 

RiojA:  —  Don  Jacinto  Rincón,  gobernador,  y  don  Fran- 
cisco Ersilvengoa,  ministro  general. 

Catamarca:  —  Don  Fernando  Villafañe,  gobernador,  y 
don  Napoleón  B.  Bonetti,  ministro  general. 

Santiago  del  Estero  :  —  Don  Felipe  Ibarra,  gobernador, 
y  don  AdeodatO'  de  Gongra»  ministro  general, 

TucuMÁN :  —  Don  Alejandro  Heredia,  gobernador,  y  don 
Juan  Bautista  Paz,  ministcro  general. 

Salta:  —  Don  Felipe  Heredia,  gobernador,  y  don  Tori- 
bio  Tedín,  ministro  general. 

JujUY:  —  Don  Pablo  Alemán,  gobernador,  y  don  Bruno 
Oro,  ministro  general. 

La  función  del  patrón  San  Martíni,  celebrada  el  11  de 
noviembre  ide  1836,  en  el  templo  de  la  Catedral,  cuya  obra  in- 
terior «acababa  de  terminarse  por  la  empeñosa  asiiiduidad  y 
celo  del  canónigo  doctor  Saturnino  Seguróla,  fué  muy  nota- 
ble. Asistió  a  ella  la  comitiva  de  los  jefes  y  oficiales  del  ejér- 


130  ANTONIO   ZINNY 

cito  expedicionario  del  Sur,  presidida  por  el  que  a  la  sazón 
desempeñaba  las  funciones  de  mayor  general  de  laquel  ejér. 
cito :  Pacheco.  Este  llevaba  en  sus  manos  la  bandera  que 
flameó  en  Choele  ClioeL  en  Bialdiitas  ;y  en  el  afamado  cerro 
de  Payen  j  los  dos  jefes  de  mayor  graduación,  colccado'S  a  de- 
recha e  izquierda  del  referido  mayor  general,  llevaban,  el  uno, 
la  coraza  del  célebre  cacique  Chocorí  y  la.  espada  de  honor, 
acordada  al  general  en  jefe  por  |la  reipresentaición  provincial, 
y  el  otro  conducía  la  medalla  .decretada  también  por  la  sala 
al  mismo  general,  y  el  arco,  las  flechas  y  la  lanza  del  cacique 
del  Chaco  que  remitió,  al  general  en  jefe  de  dicho  ejército  ex- 
pedicionario del  Sur,  su  amigo  |y  compañexoi  el  brigadier  don 
Estanislao  López. 

Ostentábanse  a  la  ocasión  las  banderas  'tiomadas  a  ylos  'es- 
pañoles por  los  ejércitos  de  esta  República  en  Chile,  Alto  y 
Bajo  Perú'  durante  la  guerra  de  la  independencia. 

{Las  dimensiones  exactas  de  la  catedral  son  como  sigue : 
—  Largo  de  la  iglesia,  desde  la  puerta  principal  hasta  el  p.1. 
tar  mayor;  300  pies  españoles,  o  sea  100  varas  Burgos,  o 
sea  86  metros.  —  Ancho  de  la  vnisma:  150  pies  españoles  o 
sea  50  varas  Burgos,  o  sea  43  metros.  ■ —  Alto  de  la  cúpula, 
desde  el  pavimento  hasta  el  pie  de  la  Linterna:  132  pies  es- 
pañoles, o  sea  44  varas  Burgos.  —  Alto  de  la  Linterna:  18 
pies,  o  sea  6  varas;  lo  cual  agregado  a  los  132  pies,  hace  el  alto 
total  de  la  cúpula  150  pies,  o  sea  50  varas,  o  sea  43  metros. 

Los  artistas  fuer07i  don  Juan  Mariana*  Pizarro,  los  dos 
hermanos  Guerra,  Justo  y  el  maestro'  Pedro,  quienes  ejecuta- 
ron los  adornos  y  pinturas  de  las  imágenes  y  altares  y  el  do- 
rado de  las  columnas.  Los  señores  Mitchell  y  Fulton  dihuja- 
ron  y  ejecutaron  la  obra  de  carpinteria.  ]!^ír.  J .  J .  Fay  pintó 
los  confesionarios,  las  puertas  de  entrada,  etc.  Don  Santos 
Sartorio  fué  el  arquitecto  principal  de  toda  la  obra. 

Ordenó  (26  de  agosto)  la  entrega  del  Colegio  (San  Igna- 
cio) a  los  seis  jesuítas  que  ¡acababan  de  llegar  de  Europa,  pa- 
ra que  vivieran  en  él,  isegún  las  reglas  de  sui  instituto,  asig- 
nándoseles poco  después  la  cantidad  de  450  pesos  mensuales 
y  facultándolos  para  abrir  aullas  públicas. 

Acordó  (17  de  septiembre)  uma  medalla  de  pro  y  otra  de 
plata  a  los  encargados  por  el  gobierno  de  la  asistencia,  en  la 
Isla  de  Martín  García,  de  los  canarios  infectados  de  una  fie- 
bre contagiosa-  de  la  que  murió  uno  de  les  empleados  al  efec- 
to, con  la  inscripción  siguiente:  "Salvó  a  sus  semejantes  con 
riesgo  de  sk.  vida",  en  el  anversOj  y  en  el  reverso  "1836  — • 


iriSTOElA    CE    LOS    GOBEENADOEES    DE    LAS    PROVINCIAS     AKGENTINAB     I31 

Canarios  a  punto  de  jyerecer";  y  al  capellán  José  Aeosta,  que 
murió  del  contagio,  la  misma  inscripción  so'bre  la  lápida  de 
su  sepulcro,  variando  las  palabras  con  riesgo  por  las  de  a  costa. 

Incitó  al  obispo  diocesano  a  que  Ids  predicadores,  al  fin 
de  cada  sermón  o  plática,  exíliortasen  al  pueblo  a  mantenerse 
firme  en  la  defensa  del  sistema  pseudo-federal  (7  de  diciem- 
bre), y  ellos,  de  su  cuenta  a.crregaban  laudatorias  en  honor  del 
Ilustre  Bestaíirador>  con  el  fin  de  congraciarse  su  beneplácito'. 

Ordenó  (13  de  febrero  de  1837)  se  cerrase  toda  comuni. 
cación  entre  la'  República  Argentina  y  las  del  Perú  y  Bolv 
vía,  lio  pudiendo  nadie  pasar  del  territorio  argenítáno  al  boli- 
viano, por  el  heelio  de  haber,  el  general  Santa  Cruz,  reunido 
ambas  Repúblicas  en  una  sola  (bajo  la  denominación  de  Con- 
fedcración  Perú.Boliviana) ,  y  por  los  preparativos  de  guerra 
y  acantonamientos  de  tropa  sobre  la  línea  divisoria  de  esta 
República  y  la  de  Bolivia.  Y  el  19  de  mayo  declaró  La  guerra 
f)l  gobierno  del  general  Santa  .Cruz,  per  haber  violado  el  te- 
rritorio de  la  Confederación,  permitiendo  penetrar  en  él  par- 
tidas de  tropa  de  Bolivia  al  mando  de  jefes  bolivianos,  desti- 
nadas a  despojar  por  la  fuerza  a  ciudadanos  argentinos,  ds 
cantidadcis  de  diinero,  y  por  el  hecho  de  haber  ocupado  el  Pe- 
rú con  un  ejército  boliviano,  abusando  así  de  la  liber*Vad  e  in- 
dependencia de  los  Estados  americanos-  de  que  el  .gobernador 
Prosas  se  había  constituido  defensor.  Los  efectos  de  esa  dispo- 
sición cesaron,  con  la  tertminaeión  de  la  guerra,  por  decreto 
de  23  die  marzo  de  1839, 

Sobre  el  general  José  María  Paz,  que  había  estado'  preso 
en  la  Villa  de  Lujan,  los  gobernadores  de  las  pro"\ánciais  pe- 
dían su  ejecución,  pero  Rosas,  con  la  mira  de  »salvarle  y  de 
atraerle  quizá  a  su  política,  trató  de  calmar  el  entusiasmo  fe- 
deral, persuadiendo  al  gobemad-or  López,  de  Santa  Fe,  le 
mantuviese  solo  en  arresto  y  después  le  envialse  a  la  Villa  de 
Lujá.n.  Alojado  en  la  casa  del  Cabildo,  se  le  pennitió  vivir 
con  su  esposa  y  fué  atendido  con  la  mayor  consideración  po- 
sible- de  conformidad  a  su  situación,  mandándoisele  libros  poT 
orden  de  Rosas,  pagándosele  el  consumo  de  vino  y  acordándo- 
sele el  sueldo  íritegro  de  general.  Puesto  ©n  libertad,  el  20  de 
abril  de  1839,  Rosas  le  dio  el  rango  de  general  en  el  ejército 
de  Buenos  Aires,  de  donde  fugó  a  principios  de  jnilio  del  mis- 
mo año  (1839),  dejando  una  carta  para  el  ministro  Arana, 
mianifestándole  su  gratitud  y  lasegurándole  que  nunca  tomaría 
las  armas  contra  el  gobierno  argentino. 

El  general  Juan  Thoimond  O'Brien,  participador  en  la 
guerra   de   la  independencia,  había  sido  comisionado   por  el 


132  AXTOXIO    ZIXNY 

presidente  de  Bolivia,  /general  Santa  Cruz,  para  que  trataí-e 
de  foTmar  un  tratado  de  comercio  con  la  República  Argenti. 
na.  El  .objeto  de  este  tratado  era  ofrecer  a  las  diferentes  pro- 
vincias, libre  acceso  a  sus  ganados,  millas  y  producciones  na- 
turales del  país,  /recibiendo  en  calmbio  pesos  de  Potosí.  Lcis 
gobernadores  de  las  ^provincias  del  interior  accedieron  gusto- 
sos a  la  propuesta  de  O'Brien,  manifestándose  complacidos 
de  la  acertada  elección  becllia  en  la  persona  de  éste.  Por  to. 
das  las  ciudades,  por  donde  pasaba,  desde  Lima  basta  Bue- 
nos Aires,  los  gobernadores  respectivos,  sus  antiguos  compa- 
ñeros de  la  guerra  de  la  independencia,  le  recibían  con  toda 
clase  de  obsequios,  iparticularmente  el  de  <Salta,.  F.  Heredia, 
que  le  dio  un  banquete'  baile  y  una  revisl'na  de  tropas. 

A  su  llegada  a  Buenos  Aires,  O'Brien  fué  recibido'  con 
toda  atención  por  los  ministros  de  Rosas,  a  cuya  considera- 
ción sometió  el  tratado  convenido  con  las  demás  provincias  y 
a   quienes  más   inmediatamente  interesaba. 

Rosas,  desechó  aquel  tratado,  porque  había  ya  declarado 
la  guerra  al  general  Santa  Cruz,  casa  que  O'Brien  iglioraba. 

Habiendo  así  fallado  la  negociación,  ,0  'Brien,  cuyo  fin  al 
vijsitar  a  Buenos  Aires  no  era  otro,  resolvió  abanidonar  el  país. 
Para  el  efecto,  ocurrió  a  la  policía  en  solicitud  de  su  pasa, 
porte,  y  a  la  tarde  del  mismo  día  'tíuvo  la  visita  del  jefe  deí] 
departamento  Vietoriica,  acompañado  del  coronel  Pereyra.  Es. 
toS'  que  iban  armados,  le  dijeron  que  Rosas  deseaba  hablar 
con  él.  O'Brien  los  siguió,  y  en  vez  de  conducirle  a  casa  de 
Rosas'  lo  llevaron  a  la  Cuno,,  donde  fué  encerrado,  metidoi  en 
una  icclda,  de  la  que  no  salió  sino  a  los  seis  meses  y  25  díals. 
El  ministro  ingl/ás,  señor  Mandeville,  a  pesar  de  sus  lesfuer- 
zos,  no  pudo  conseguir  isu  soltura. 

Rosas  se  oponía  a  ponerle  en  libertad,  alegando,  por  úni- 
ca excusa,  que  la  detención  de  O'Brien  sólo  era  por  precaución 
porque  había  oído  decir  y  creía  que  el  objeto'  de  su  venida  a 
Buenos  Aires  'era  ©1  de  hacer  una  revolución,  trayendo  para 
efectuarla  quince  mil  onzas.  O'Brien  no  llevaiba  encima  niáa 
que  5.000  libras  esterllnafe  en  letras  sobre  Londres. 

El  fin  de  O'Brien  estaba  ya  resuelto  por  Rosas,  a  quien 
el  doctor  ü\Iaza  no  pudo  hacer  desisVilijr,  a  pesar  de  todos  los 
'argumentos  que  empleara,  hasta  que  éste  refirió  el  hecho  a 
la  esposa  de  Rosas,  doña  Encarnación,  quien  inmediatamen. 
te  fué  a  arrodillarse  a  los  pies  deil  gobernador  intercediendo 
por  el  preso.  A  esta  intercesión  debió  O  'Brien  sólo  la  demora 
que  sirvió  -para  isu  salvación. 

A  mediados   de  diciembre  de   1837,  llegó  de  París  /Una 


rOSTOKIA    DE    LOS    GOEEEX ADORES    DE    LAS    PF.0VI^'CIA3     ARGEXTIXJiS      1 33 

carta  del  general  San  Martín  a  los  ministros  de  Rosas,  en  que 
se  recapacitaban  los  iservicios  prestados  poír  O'Brien,  a  quien 
halDÍan  sido  confiadas  las  banderas  que  ostenta  la  catedral  de 
Buenos  Aires,  habiendo  estado  encerrado  durante  once  días 
en  una  casuclia  en  ila  Oordillera  de  los  Andes,  durante  una 
tormenta  de  nieve-  sirviéndole  esas  mismas  banderas  de  úni- 
cas cobijas,  de  noche,  banderas  que  le  costaron  mucho  sacrifi- 
cio para  ganarlas  y  mucho  para  conservarlas;  en  suma,  San 
Martín  terminaba  diciendo  que  sus  muchos  años  de  experien- 
cia le  habilitaban  a  poder  asegurar  que  O'Brien  era  hoimbre 
incapaz  de  intriga  o  de  deshonra. 

.  Esta  carta  del  general  San  Martín  tampoco  le  valió  para 
ponseguir  su  libertad,  si  bien  eis  o;)osible  que  haya  servido  para 
salvarle  la  vida.  Fué  un  despacho  del  lord  PaUmerston,  mi. 
nistro  de  relaciones  exteriores  ide  la  Gran  Bretaña,  insistien- 
do sohre  ¡su  inmediata  libei^tad,  la  que  hizo  se  le  abriesen  las 
puertas  de  su  prisión  en  la  mañana  del  25  de  diciembre  de 
1837.  El  jefe  de  poilicía,  Victorica,  le  entregó  la  orden  de  su 
soltura,  con  la  condición  (de  que  había  de  dar  una  fianza  de 
60.000  duros,  y  que  al  salir  para  Inglaterra  no  había  de  to- 
car en  ^lontevideo'  ni  en  Río  Janeiro. 

Exoneró  (5  de  octubre  de  1837)  del  servicio  militar  a 
los  ciudadanos  que  en  el  año  de  1820,  pertenecieron  a  la  Divi- 
sión de  Coloirados  que  él  (Rosas)  mandaba,  acordándoles  una 
medalla  de  plata,  para  losi  jefes  y  oficial e!s,  y  de  latón,  para 
los  demás,  con  la  anacronística  inscripción:  ''¡Viva  la  'fede. 
ración! — Provincia  de  Buenos  Aires",  con  las  larmas  de  la 
Confederación  orladas;  y  en  el  reverso  —  "A  los  Restaura- 
dores de  las  leyes  en  1820". 

Los  primeros  restauradores  no  fueron  lois  que  en  1820 
contribuyeron  al  restablecimiento  de  la  lauitloridad  legal  del 
gobernador  Martín  Rodríguez,  sino  los  que,  a  las  órdenes  del 
comandante  Francisco  Sayos,  triunfaron,  con  heroica  intrepi- 
dez- de  los  perturbadores  de  la  pública  tranquilidad  en  la  jor- 
nada del  7  de  no\'iembre  de  1816,  en  lais  inmediaciones  de 
Córdoba.  {Véase  esta  provincia).  Y  en  demostración  de  reco. 
nocimiento  de  los  pueblos  de  la  Unión  Argentina,  el  Direc- 
tor Pueyrredón  les  acordó  el  uso  de  un  escudo  en  paño  celes- 
te con  letras  de  oro,  llevando  la  inscripción  siguiente :  Honor 
A  LOS  Restauradores  del  orden. 

Sin  embargo,  de  eso,  Rosas  encontró  más  conveniente  in- 
currir, a  sabiendas,  en  el  anacronñsmo  de  títularse  el  primer 
restaurador,  de  que  tanto  hizo  alarde  durante  todo  su  igobier, 
no,  en  la  seguridad  de  que  naidie  se  habría  de  atrever  a  ree 


ANTONIO   ZINNY 


tificarlo.  Sus  enemigos  políticos  se  limitaron  a  disminuir  la 
importancia  de  la  restauración  del  orden  legal  en  1820,  pero 
ninguno  manifestó  tener  en  cuenta  el  anacronismo  que  por 
primera  vez  se  hace  conocer. 

Gomo  gobernador  de  Buenos  Aires,  encargado  de  las  re- 
laciones exteriores  de  la  República  y  pcir  especial  autoriza- 
ción de  los  igobiemos  de  la  Confederación  Argentina,  sometió 
a  juicio'  a  los  cuatro  hermanos  Reinafé»  por  lia  cireuns/tilincia 
de  ihaber  sido  uno'  de  eUos  gobernaldor  de  una  provincia  fe. 
deral,  formalidad  de  que  hizo  completa  prescindencia,  más 
adelante,  para  con  los  gobernadores  Orillen,  de  Santa  'Fe; 
Brizuela,  de  La  Rioja;  Cubas,  de  Catamarca;  Avellaneda,  de 
Tueumán,  etc.,  quienes  fueron  bárbaraanente  isacrificados  sin 
la  más  mínima  consideración.  Y  el  9  de  octubre  oirdenó  la  eje- 
cución de  fa  sentencia  de  muerte  ¡en  las  personas  de  lois  refe- 
ridos Reinafé,  Santos  Pérez>  etc.,  aiutores,  ejecutor'as  y  cómpli- 
ces de  la  mortandad  perpetrada  el  16  de  febrero  de  1835,  en 
el  general  Juan  Facundo  Quiroga,  general  y  doctor  José  San. 
tos  Ortiz  y  otros,  en  Barranca-iYaco,  la  cual  tuvo  lugar  el  25 
de  octubre  de  1837,  en  la  plaza  de  la  Victoria,  la  de  unos),  y 
en  la  de  Marte  (Retiro,  ihoy  General  San  Mariín),  la  de  los 
demás. 

La  señora  doña  Encarnación  Ezcurra  de  Rosas,  esposa 
del  Restaurador  de  las  Leyes,  falleció  en  la  noche  del  19  al 
20  de  octubre  de  1838,^  y  su  cadáver,  colocado  dentro  de  un 
lataúd  de  pino  forrado  de  raso'  blanco,  con  almohada  y  col- 
chón también  de  raso  del  ¡mismo  color,  con  un  segundo  de 
plomo'  y  un  tercero  de  caoba  cubierto  dé  terciopelo  negro, 
fué  conducido  en  procesión  a  laiSi  8  de  la  ¡noche  del  21  a  la 
Iglesia  de  San  Francisco.  Las  tropas,  formiadals  a  la  izquier- 
da de  la  línea  de  procesión,  que  se  extendía  desde  la  caisa  de 
Rosas,  actual  casa  de  gobierno  provincial,  hasta  la  iglesia, 
llevaban  candiles  los  (soldados  y  hachones  los  oficiales.  La  lí- 
nea de  la  derecha  de  la  procesión  se  componía  de  ciudadanos- 
todos  descubiertos,  llevando  un  hachón  cada  uno.  El  ataúd 
era  cargado  allíernativamente  por  varios  caballeros,  e  iba 
precedido  del  obispo  de  la  diócesis,  doctor  Medrano,  y  del  de 
Aulón,  doctor  Escalada,  los  dignatarios  de  la  iglesia  y  clero, 
inclusios  los  frailes  franciscanos  y  ¿lominicos,  cantando  la  ora- 
ción de  los  muertos.  El  duelo  lo  encabezaban  les  ministros  de 
relaciones  exteriores  y  de  hacienda,  doctores  Arana  e  Insiarte, 
y  a  uno  y  o-tro  costado  el  ministro  plenipotenciario  de  S.  ISi. 
B.,  señor  Mandeville;  el  encargado  de  negocios  del  Brasil,  se- 
ñor Lisboa;  el  cónsul  general  de  Cerdeña,  barón  'Picolet  el'Her- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEEKTáDOEES    DE    lAS    PEOTI^•CIAS     AKGE^-Tí:':AS     1 35 

miillon,  y  Mr.  Slade,  cónsul  de  Jos  Estados  ,Unidos ;  éste  y  el 
inglés,  de  'todo  uniforme.  Los  generales  Pinedo,  Guido,  Vi. 
dal  y  Rolón  y  todo  el  Estado'  mayor  del  ejército  iban  de  traje 
de  parada,  y  los  generales  Soler  y  La  Madrid  en  el  de  ciuda* 
daño.  Terminada  la  ceremonia  fúnebre,  ©1  aitaúd  fué  deposi- 
tado len  la  bóveda  bajo  el  altar  mayor. 

La  concurrencia  a  este  acto  ¡se  callculó  en  número  de 
25.000  personas  y  el  de  los  que  llevaban  hachones  pasaba  de 
1.000. 

El  día  del  entierro,  fueron  izadas  a  media  asta  las  ban- 
deras de  lo'S  agentes  extranjeros  en  esta  ciudad,  y  como  se. 
nal  de  respeto  a  la  memoria  de  la  finada'  los  teatros  no  fun- 
cionaron en  las  noches  del  20,  ^1  y  22. 

Al  día  siguiente  del  faileeimiento  de  esa  señora  los  jue- 
ces de  P'az  de  la  ciudad,  por  sí  y  a  nombre  de  los  ciudadanos 
de  siU'S  respectivos  distritos,  presentaron  nna  petición  a  la  Sa- 
la de  Representantes,  solicitando  se  tributasen  a  la  esposa  del 
gobernador  los  honores  designados  a  los  ca,pitanes  generales. 

La  Junta,  notando  que  el  gran  ciudadano,  columna  del 
orden  y  de  las  libertades^  consagraba  a  los  negocios  públicos 
aun  aquellas  horas  destinadas  al  descanso  y  que  durante  to- 
da la  noche,  en  que  se  hallaba  ,en  su  despacho,  nadie  g-uarda- 
ba  isu  persona,  resolvió  dirigirse  al  Restaurador,  a  fin  de  que 
éste  tu\deise  a  su  inmediación  una  guardia'  en  preeaaición  de 
un  fatal  suceso,  cuyas  funestas  consecuencias  serían  de  inmen- 
sa trascendencia  a  toda  la  República  en  general. 

El  gobernador  Rosa®,  al  agradecer  a  los  Represenfí^anteía 
la  demostración  del  interés  que  los  animaba  por  la  conserva- 
ción de  ;su  existencia,  defi^rió  a  aquella  insinuación,  disponien- 
do qne  en  la  easa  de  su  morada  hubiese  una  guardia  de  6 
hombres,  que  él  consideró  suficiente,  para  llenar"  el  objeto  qne 
aquéllos  tuvieron  en  vista  al  dictar  su  resolución. 

En  el  mismo  año  .;(1838)  mandó  eesar  (17  de  abril)  la 
Casa  de  Expósitos  y  suspender  (27  idem)  los  sueldos  de  los 
preceptores  de  las  escuelas  públicas  de  varones  y  niñas  en  to" 
da  la  provincia,  y  de  los  profesores  de  la  Universidad,  du- 
rante el  bloqueo.  Cesó  áste,  pero  aquella  disposición  continuó 
en  vigor,  hasta  después  de  la  caída  de  la  Restauración  pseu- 
do.f^^eral. 

Con  motivo  de  dar  cuimplimiento  a  una  ley,  dispomiendo 
honras  fúnebres  a  la  señora  doña  Encarnación  Ezcurra  de 
Rosas»  el  gobernador  fué  impedido  de  reglamentar  el  ceremo- 
nial que  había  de  obsen^arse;  en  su   consecuencia,  el  doctor 


136  ANTONIO   ZINNY 

Maza,  Presidente  de  la  Sala,  ejerció  el  P.  ü.  el  15  de  noviem- 
bre, de  iconfoirmidad  a  la  ley  respectiva,  qne  más  adelante  se 
cita,  1^1  ,,  ./.j 

1838  —  Dr.  Manuel  V.  de  Maza,  Presidente^  de  la  Sala  de 
Representantes,  en  ejereicio  del  Poder  Ejecutivo,  ¡por  impe- 
dimento del  gobernador  Rosáis,  el  15  de  noviembre,  de  confor. 
midad  a  la  ley  de  23  de  noviembre  de  1837. 

El  doctor  .Maza  ejerció  el  Poder  Ejecutivo,  al  solo  efecto 
de  decreitar  los  regios  honores  fúnebres  destinados  a  la  espo- 
sa del  gobernador  Roisas-  iguales  o  superiores  a  lois  de  un  ca- 
pitán general.  El  funeral  se  celebró  en  el  templo  de  San  Fran- 
cisco el  20  de  noviembre,  con  asistencia  del  gobierno  enicabe. 
zando  el  duelo,  en  seguida  la  Comisión  d'ei  la  Sala  de  Repre- 
sentantes y  la  familia  de  Rosáis,  la  Cámara  de  Jusitdcia  y  to- 
d'os  los  demás  empleadosi  de  la  Administración  y  los  ciudada- 
nos invitados;  el  general  Manuel  Oribe,  ex  Presidente  de  la 
R.  O.  del  U.  con*  sus  ex  ministros;  el  cuerpo  diplomático  ex. 
tranjero,  los  cónsules,  etc.,  etc.,  con  formación  de  tropas  des- 
de la  casa  mortuoria  hasta  el  templo,  por  lasi  calles  del  Res- 
taurador (Moreno),  Uniíversidad  (Bolívar)  y  Potosí  (Alsi- 
na)  ;  salva  fúnebre  y  el  disparo  de  un  cañonazo,  desde  las 
doce  del  día  de  la  víspera,  icada  media  hora,  y  tres  descargas 
durante  el  oficio  fúnebre.  El  ejército  en  campaña  había  de 
rendir  los  honores  correspon dientes,  en  sus  respectivas  can. 
tones.  !  '    i      ' 

La  escuadra  brasileña,  surta  en  valizas  exteriores,  con- 
servó la  bandera  a  media  .asta  -el  día  de  los  funerales,  con- 
testando a  todas  las  manifestaciones  de  duelo,  que  hizo  la  air- 
tillería  de  la  plaza,  y  rindieiiido  así  Jos  mismos  honores  que 
en  el  imperio  se  tributan  a  una  princesa  heredera  de  la  co. 
roña. 

Los  gobiernos  de  las  provincias  manifestaron  su  acerbo  do- 
lor por  id  funesto  acontecimiento  de  haber  fallecido  la  He- 
roína DE  LA  Federación,  la  gran  ciudadana. . .  la  sieñora  ex- 
traordinaria, a  quien  la  muerte  dehia  ciertamente  haher  re>s. 
petado,  que  liahia  liecho  grandes  e  imfportantes  servicios  al 
país  y  a  la  santa  causa  de  la  Fed¡eración,  siendo'  el  terror  de 
los  pérfidos  salvajes  unitarips;  etc.,  etc..  etc. 

El  doctor  Maza,  secretario  del  gobernador  en  campaña, 
ex  ministro  de  Gracia  y  Justicia,  camarista,  juez  especial  co- 
misionado para  el  proceso  de  Barran/ca  Yacoi,  pnesidente  de  la 
cámara  de  Justicia  y  de  la  Junta  de  Representantes,  etc., 
muere  asesinado  en  el  miymo  recinto  de  la  Legislatura  por  el 


á 


laSTOIflA    DK    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGEXTiyvs         137 

eapiítlán  Gaetán  y  Moreira  (a)  el  zurdo,  ja,  Tos  siete  meses  y  do- 
ce días  de  firmar  aquellos  decretos. 

1838  —  Brigadier  General  Juan  M.  Rosáis,  pro.pietario, 
impedido  el  15  de  noviembre,  con  motivo  de  las  disposiciones 
que'  para  el  funeral  de  su  esposa,  habían  de  dictarse,  en  cum- 
plimiento  de  la  ¿ey  sancionada  al  efecto ;  reasumiendo  el  go- 
bierno al  siguiente   día,  16. 

En  ejercicioi  del  P.  E.  o  sin  es'tar  ¡en  él,  Rosas  fué  el  úni- 
C-.  rcandatnrio  real  y  iDositivaanente  que  doiminara  la  provin- 
cia de  Buenos  Aires  y  aun  de  ila  Confederación,  d'esde  el  24 
de  iuni(Y  de  18í:9  basta  el  3  de  febrero  de  1852.  Por  más  que 
se  vea  a  otros  fig-urar  con  el  títu)lo  de  gobernadores  lo  eran  sólo 
en  el  nombre. 

El  año  de  1839  recuerda  actos  dolorosos,  como  resulta- 
do de  la  honda  división  política  que  existía  entre  los  rosistas 
y  sus  contrarios.  Todos  los  heroicos  esfuerzois  ;de  éstos  fracasa, 
ron  ante  el  gran  jDoder  de  Rosas,  no>  sólo  en  la:  provincia  sino 
también  en  casi  toda  Ja  República.  Dentro  de  la  provincia, 
sus  tentativas  fueron  desgraciadas  cuando  la  conspiración 
encabezada  por  el  teniente  coronel  Ramón  Maza  y  otros,  de 
que- más  adelante  se  hablará,  y  cuando  la  revolución  del  Sur. 
Y  fuera  de  ella,  no  lo  fueron  menos  en  Pago  Largo  y  eji  el 
Arroyo  Bacacuá.  Rosas  fenía  adema»  espías,  bien  remunera" 
des,  entre  sus  enemigois  políticos^  los  cuales  pasaban  por  muy 
unitarios.  En  carta  de  9  |de'  junio  de  1839,  tomada  a  conse- 
cuencia 'de  la  derrota  de  Echagüe  en  Cagancha  (29  de  di- 
ciembre de  1839)  Rosas  decía  a  éste  lo  ¡siguiente:  "El  sujeto 
con  quien  la  he  mandado  (refiriénldose  la  una  carta)  es  un 
unitario  espía  nuestro  de  confianza  y  persona  de  respeto  para 
los  unitarios,  por  lo  que  ni  han  de  soñar  que  va  en  esta  comí, 
sión  y  otras  importantes;  y  como  es  hombre  muy  capaz  de  lle- 
narlas, no  'sería  extraño  que  algo  consigamos.  En  es/íie  sentido 
y  en  el  de  dividirlos,  y  tenerlos  en  desconfianza  ;a  oinois  de 
otros,  en  confusión  y  desorden,  tengo  en  Montevideo  otro  su- 
jeto, de  quienes  tampoco  han  ¡de  desconfiar.  Quizá  también 
se  realice  una  empresa  algo  arriesgada,  que  teneometadé  a 
otro,  y  que  ayer  se  presentó  en  la  escuadra  francesa,  /Como 
fugado  de  ésta.  Si  la  consigue'  puedci  ser  que  se  presente  a 
usted,  según  el  ipunto  en  que  se  halle." 

Don  Domingo  Cúllen,  ex  gobernador  de  Santa  Pe,  man- 
dado derrocar  por  el  mismo  Rosas,  hallándose  asilado  en 
Santiiiago  del  Estero,  en  casa  de  su  amigo  el  gobernador  Iba. 
rra,  fué  remitido  por  és>tle,    con  una  barra   d'e  grülos,  a  las 


138  a:í^toxio  zi'syr 

repetidas  instancias  de  Eosas.  Este  había  comisionado  desde 
Bnenos  Aires  a  su  edecán,  el  coronel  Pedro  Ramas,  para  que, 
acompañado  de  nn  piquete  de  tiradores  ^  del  clérigo  de  San. 
Nicolás  de  los  ArrorcS'  Ramón  González  Lara,  esperase  la 
llegada  de  Cúllen  en  el  Arro'vo  del  M'edio  y  allí  lo  fusilase 
inmediatamente,  dándose  cutmpli'miento  a  esa  orden  el  22  de 
junio. 

A  los  cinco  días,  en  la  noche  del  27  de  junio  fué  asesinado, 
en  él  mismo  recinto  de  la  cámara  de  Representantes,  su  pre- 
sidente el  doctor  Manuel  Vicenite  Maza-  a  quien  se  suponía, 
no  sin  fundamento,  complicado  en  una  conspiración  proyec- 
tada contra  la  vida  del  gobernador  Rosas;  y  antes  de  amane- 
cer la  mañana  del  día  siguiente,  28,  su  hijo  el  comandante  Ra. 
món  Maza  era  fusijlado  en  la  cárcel  de  esta  ciudad,  como  jefe 
de  aquella  conspiración.  En  ésta  figuraban  t-am^bién  don  Enri- 
que Lafuente,  ^  den  Carlos  Tejedor,  don  Jacintoi  Rodríguez 
Peña,  don  Santiago  Albarracín  y  don  Rafael  Jorge  Corvalán, 
hijo  del  general. 

Rosas,  al  obrar  así  creyó  ejercer  un  acto  de  justicia,  a  la 
vez  que  de  clemencia,  ahorrando  la  sangre  de  muches,  caso  de 
abrirse  un  proceso.  Prefirió,  pues,  sacrificar  a  dos  amigos  ín- 
timos antes  que  iniciar  el  tal  proceso'ique  indudablemente  ha- 
bría causado  muchas  más  víctimas. 

Además  de  los  arriba  nombrados-  conspiraban  también 
contra  Rosas  el  misan  o-  doctor  Maza,  que  era  el  jefe  del  club 
cen-tral  y  al  que  no  todos  tenían  acceso,  les  clérigos  don  Va. 
lentín  San  ^Martín  y  don  Valentín  Gómez,  don  Gervasio  Ro- 
sas- hermano  del  gobernador,  don  Juan  B.  Peña  y  muchos  per- 
sonajes notables  del  partido  denominado  Lomos  Negros,  que 
eran  antidecembristas  y  que  formaron  causa  con  los  decem- 
bristas o  antiguos  unitarios.  Hasta  había  señoras  iniciadas  en 
lo  que  ya  no  era  secreto.  Faltóles  el  general  Lavable  y  todo  se 
desconcertó,  descubriéndose  la  conspiración  por  denuncia  he. 
cha  por  el  coronel  Nicolás  M.  Fontes,  mayores  Nicolás  M.  Fon- 
tes,  Nicolás  Medina  y  Paulino  Medina,  quienes,  "por  su  ser- 
vicio de  importancia  rendidlo  a  la  causa  de  la  libertad  y  lionor 
del  continente  americano",  fueron  recompensados  con  la  can- 
tidad de  15.000  pesos  cada  mnioi  de  la  Tesorería  de  la  pro. 
vincia. 

El  doctor  Maza  pudo  huir  de  Buenos  Aires,  para  lo  cual 
Rosas  le  dio  tiempo  de  sobra  y  aún  empleó  los  medios  para  ha- 
cérselo entender,  por  cpnducto  deil  cónsul  americano  Mr.  Al- 
fredo M.  Slade  y  por  otras  personas  bien  intencionadas,  To- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS    139 

dos  los  indicios  ile  man ifesí aban  de  un  modo  evidente  que  su 
vida  corría  peligro  con  la  efervescencia  popular,  de  que  Ro. 
sas,  según  decía,  no  ipodía  responder,  ni  evitar.  Rosas  tenía 
en  su  poder,  desde  el  23  de  junio,  víspera  de  la  prisión  del 
coronel  Maza,  las  cartas  que  el  doctor  Valentín  Alsina  y  el 
comité  argentino  de  Montevideo^  enviaban  ail  dcotor  Maza,  por 
cGuductio  de  un  diplomático^  extranjero-  de  la  intimidad  del 
gobernador.  Maza,  por  su  amor  paternal,  desoyó  el  sano  con- 
sejo, negándose  a  aceptar  la  invitación  que  se  le  hacía  de  em- 
barcarse en  uno  de  los  buques  de  la  estación  norteamericana 
en  el  Río'  de  la  Plata  y  trasladarse  adonde  él  quisiera.  Su  con- 
testación fué:  "No;  SI  loi  bago,  einpeoro  la  situación  de  mi 
"  hijo,  cuando  mi  obligación  es  hacer  cuanto  pueda  por  siai- 
* '  vardo :  si  me  buscan,  aquí  estoy ;  isi  me  mattan,  me  matarán 
"  en  mi  puesto."  En  efecto,  fué  muerto  en  su  puesto,  entre 
seis  y  siéíe  de  la  tarde  (27  de  junio),  y  su  hijo',  el  coronel 
fuisilaidoi  en  la  cárcel  a  las  tres  de  la  mañana  del  28.  Llevaba 
éste  levita  negra,  chaleco  punzó  y  pantalón  azul  con  vivo  tam- 
bién punzó. 

Mientras  tenía  litigar  el  aisesinatc  oñcial  del  doctor  Maza 
en  eil  recinto  de  la  Legislátuira,  en  el  esterior,  frente  a  la  ca- 
sa de  Rosas,  actualmente  casa  de  gobierno  provincial,  había 
un  piquete  como  de  50  soldados  de  caballería,  sentados  o  ten- 
didos sobre  la  vereda,  obstruyendo  el  paso  a  Icis  poquísimos 
transeúntes  que  a  la  sazón  se  veía  por  las  calles  y  principal, 
mente  por  aquélla. 

Nacido  en  Buenos  Aires  en  el  año  de  1779,  don  Manuel 
V.  Maza  cursó  sus  estudios  en  la  Universidad  de  Santiago  de 
Chile,  habiéndose  recibido  de  abogado  en  edad  muy  juvenil. 
Ardiente  patriota  de  1810,  fué  castigado  en  Lima  con  una  du- 
ra prisión,  de  orden  del  virrey,  debido  a  su  entusiasmo  por 
la  naciente  libertad.  Inclinado  por  carácter  al  retiro  del  tu. 
multo  social,  la  vida  del  doctor  Maza  fué  por'  muchos  años  si- 
lenciosa. Siin  embargo  ejerció  varios  empleos  municipalets,  has. 
ta  el  año  de  1815,  qute  fue  encargado  de  las  célebres  causas 
revolucionarias  de  aquella  época  y  miembro  de  la  comisión  de 
administración  de  justicia,  que  formó  el  importante  Regla' 
mentó  que  lleva  este  nombre. 

Dos  o  tres  años  después  ¡conoció  al  entonces  joven  Rosas, 
po'r  ^quien  tomó  paternal  cariño,  haciendo  po-r  él  cuanto  po- 
dría haber  hecho  un  padre  bueno  y  sensibíle ;  ora  disculpándo- 
le sus  errores  juveniles,  ora  defendiéndole  como  abogado  y 
amigo  en  una  causa  que  sus  padres  le  habían  promovido;  ya 


140  ANTONIO    ZINNY 

enseñándole  cuanto  pudiera  iserle  ;de  oitildad,  ya  dirigiendo 
sus  pasos  y  moderando  isiu  ambición,  'manifestada  ya  em  1820, 
en  que  Rosas  apareció  sdbve  la  escena  pública).  Al  doctor  Maza 
se  atribuye  la  célebre  despedida  de  Rosas  a  la  ciudad  de  Bue- 
nos Aires,  después  que  ésta  ca^^ó  en  poder  del  gobernador  Mar. 
tín  Rodríguez,  en  octubre  del  referido  año,  documento  suma- 
menite  bien  escrito  y  que  tal  vez  fué  la  principal  base  de  la 
innegable  populaiidad  de  Rosas,  cuyo  íntimo  confidente  fuera 
desde  entonces. 

En  1827  fué  nombrado  representante  del  pueblo,  y  por 
la  sala  de  diputados,  presidente  de  este  cuerpo,  y  como  amigo, 
que  era  de  Rosas,  sufrió  persecuciones  en  los  conflictos  civiles 
del  año  de  1829. 

En  la  expedición  que  en  1831  contra  Córdoba,  ocupada 
por  el  general  José  María  Paz,  acompañó  Maza  a  Rosas,  en 
clase  de  secretario,  trabajando  laboriosamente  a  su  lado  día 
y  nocbe,  y  casi  pereció  en  el  Río  Cuarto  a  mano  de  los  indios 
de  Yanquetruz,  en  el  desempeño  de  una  importante  comisión 
que  Rosas  le  había  encomendado. 

'  En  1832,  fué  nombrado  ministro  de  gracia  y  justicia, 
(único  que  ejerciera  tal  empleo),  ligando  su  nombre  a  la  re- 
sistencia que  hizo  el  gobierno  argentino  sobre  la  usurpación 
de  las  Islas  Malvinas  o  Falkland.- 

Sirvió  algún  tiempo  de  ministro  del  gobernador  J.  R. 
Balcarce,  a  quien,  como  se  habrá  visto,  sucedió  el  general  Via- 
monte,  a  consecuencia  de  la  revolución  de  los  Restauradores, 
el  11  de  octubre  de  1833;  y  cuando  éste  renunció  y  no  había 
quien  quisiera  aceptar  tan  tremendo  y  pesado  cargo  en  aque- 
llas difíciles  circunstancias,  el  doctor  Maza,  con  patriótica  re- 
solución, admitió  el  nombramiento  de  gobernador  provisorio 
con  aplauso  de  los  ciudadanos  de  corazón  sano. 

Pocos  días  antes  de  entrar  Rosas  a  ocupar  el  mando  su- 
premo, que  no  dejó  sino  derrqcado  (3  de  febrero  de  1852), 
el  gobernador  Maza  recibió  una  insinuación  (mandato)  de 
aquél,  para  que  pusiese  preso  con  una  barra  de  grillos  a  su  hi- 
jo político  el  doctor  Valentín  Alsina;  pero  Maza  se  limitó  con 
dar  a  éste  pasaporte,  para  que  saliese  del  país. 

Uno  de  los  primeros  actos  de  Rosas,  al  entrar  a  ejercer  el 
mando,  tres  días  después  de  aquella  especie  de  orden  fué  man- 
dar salir  fuera  de  la  República,  a  la  hija  del  doctor  Maza  y 
esposa  de  Alsina, 

Continuando  Maza  en  la  presidencia  de  la  Sala  de  Repre- 
sentantes, fué  nombrado  presidente  del  tribunal  de  justicia; 


IIISTPRIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PROVIKCIAS     ARGEÍÍTINAS        I4I 

juez  comisionado  para  algunas  causas  arduas,  criminales  y 
civiles;  juez  especial  de  la  causa  seguida  contra  los  Reinafé, 
de  cuyo  plan  de  enjuiciamiento,  ni  de  la  acusación  él  no  había 
sido  autor. 

El  doctor  Maza  fué  quizá  el  único  amigo  desinteresado 
de  Rosas. 

Pocos  meses  después  de  esa  lúgubre  acontecimiento,  con 
el  que  la  población  de  Buenos  Aires  quedó  consternada,  esta- 
lló, en  la  noche  del  28  al  29  de  octubre,  en  Dolores  y  Monsal- 
vo  una  revolución  encabezada  por  don  Pedro  Castelli,  hijo  del 
revolucionario  de  181U,  Fernando  Otamendi,  Francisco  Kamos 
Mejía,  Manuel  Pico,  y  todos  los  ciudadanos  más  conspicuos  de 
la  campaña  del  sur,  hasta  el  mismo  hermano  del  gobernador 
Rosas,  don  Gervasio.  Esta  revolución,  que  tenía  por  objeto 
derrocar  a  Rosas,  terminó  con  una  acción  que  tuvo  lugar  el 
7  de  noviembre  en  la  Laguna  de  Chascomús,  de  la  que  resultó 
que  los  revolucionarios  fuesen  vencidos  y  tomados  prisioneros 
los  más,  entre  ellos  Castelli,  que  fué  en  el  acto  decapitado  y  su 
cabeza  remitida  por  el  coronel  Prudencio  Rosas  al  juez  de  paz  de 
Dolores,  en  cuya  plaza  quedó  expuesta  a  la  espectación  pública. 

Fuera  de  la  provincia,  Rosas  obtenía  nuevos  triunfos  que 
afianzaban  su  poder  cada  vez  más. 

En  Pago  Largo,  provincia  de  Corrientes,  tuvo  lugar  una 
sangrienta  batalla,  que  fué  ganada,  el  31  de  marzo,  por  los 
generales  Urquiza,  Echagüe  y  Servando  Gómez,  sobre  el  ejér- 
cito correntino  al  mando  de  su  gobernador  Genaro  Berón  de 
Astriada,  que  murió  en  la  acción  juntamente  con  1.960  hombres 
más,  inclusos  84  jefes  y  oficiales,  con  la  pérdida,  además,  de 
450  hombres  prisioneros,  500  fusiles,  1.500  lanzas,  360  terce- 
rolas y  otros  tantos  sables,  6  carros  de  municiones,  4.000  caba- 
llos, un  estandarte  y  su  archivo  de  campaña. 

En  el  arroyo  Bacacuá,  cerca  de  Curuzú  Cuatiá,  en  la  mis- 
ma provincia,  tuvo  lugar  otro  hecho  de  armas,  el  29  de  no- 
viembre, entre  una  fuerza  del  general  Juan  Pablo  López  (a) 
Mascarilla,  a  las  órdenes  del  entonces  teniente  coronel  Jacin- 
to Andrada,  sobre  una-  división  al  mando  del  genio  de  la  guerra 
(según  el  general  La  valle)  coronel  Patricio  Maciel,  quien  fué 
derrotado,  tomado  prisionero  y  al  día  siguiente  30,  fusilado 
juntamente  con  el  alférez  Ramón  Espíndola,  por  orden  del 
citado  López,  que  tenía  por  máxima  no  dar  cuartel. 

La  revolución  de  Dolores,  por  ley  de  9  de  noviembre,  fué 
declarada  crimen  ele  alta  traición  contra  el  Estado  y  de  ¿nfide' 
lidad  a  la  sagrada  causa  de  la  Litertad  y  de  la  independencia 


142  AXTOXIO   ZIXXT 

americana  y  los  que  la  promovieron  y  encabezaron  fuera  de  la 
ley,  j  acordando  a  los  individuos  del  ejército  de  línea  y  milicia, 
en  premio  de  sus  servicios,  una  donación  de  tierras  de  propie- 
dad pública,  al  terminar  la  guerra,  en  la  forma  siguiente : 

A  los  generales 6  leguas 

A  los  coroneles 5  " 

A  los  tenientes  coronelas 4  " 

A  los  sargentos  mayores . 2  " 

A  los  capitanes 1  " 

A  los  oficiales,  de  capitán  abajo.   ...     O  3 ¡4       " 

A  los  sargentos O  lj2       " 

A  los  cabos  y  soldados O  1)4 

Los  empleados  civiles  se  hallaban  incluidos  en  la  misma 
donación,  en  proporción  al  grado  militar  a  que  correspondían 
sus  sueldos  en  la  lista  civil. 

Además  de  la  citada  ley,  en  la  misma  fecha,  la  Junta  de 
Eepresentantes  sancionó  otra,  declarando  que  "sus  personas 
y  propiedades  estaban  a  disposición  del  Ilustre  Restaurador 
de  las  Leyes,  para  el  sostén  de  éstas,  de  la  independencia  na- 
cional y  de  la  santa  causa  de  la  libertad  del  Continente  Ame- 
ricano". 

La  vasta  extensión  de  territorio,  desde  el  Salado  hasta  el 
Río  Quequén  y  exterior  de  las  sierras  del  Tandil  y  Tapaiqué, 
fué  (25  ae  diciembre),  dividida  en  14  secciones  con  un  juzgado 
de  paz,  6  alcaldes  y  12  tenientes  en  cada  una. 

i'  ijado  ed  día  5  de  marzo  de  1840,  para  la  elección  de  go- 
bernador en  reemplazo  de  liosas,  cuyo  período  terminaba  el  7, 
la  Junta  de  Representantes  reeiigió  al  mismo  Rosas,  quien  ele- 
vo, el  14,  su  dimisión,  suplicando  se  le  concediese  el  descanso 
que  exigían  sus  doloridas  circunstancias  domésticas,  y  "con 
intenso  anhelo,  muy  encarecida  y  humildemente  ruega  se  elija 
sin  pérdida  de  momento  la  persona  que  había  de  suoederle  en 
él  mando  de  la  provincia,  creando  los  recursos  con  que  debía 
contar  la  Administración  subsiguiente."  La  Junta  le  contestó 
que,  si  los  Representantes  se  prestasen  a  admitir  su  dimisión, 
cargarían  con  una  ilimitada  responsabilidad,  rogándole  por  lo 
tanto  terminara  la  obra  empezada,  en  la  seguridad  de  que  la 
Representación  sería  infatigable  en  facilitar  recursos  que  alla- 
nasen los  obstáculos  que  pudieran  oponerse  a  la  marcha  de  su 
gobierno.  Rosas  reiteró  (10  de  abril)  su  dimisión,  ofreciéndose, 
por  respeto  a  los  honorables  Representantes  y  a  sus  conciuda- 
danos, a  continuar  en  el  gobierno  un  semestre  más,  a  contar  des- 
de el  13  de  abril.  La  Junta  aceptó  el  ofrecimiento  que  hacía  Ro- 


i'ISTOEIA    DE    LCS    GOEEKN ADOBES    DE    LAS    rROYINCrAS      4.EGENa'I?rAS       Í43 

sas,  pero  sin  variar  por  eso  la  ley  de  5  de  marzo  del  mismo  año 
(1840),  declarando  ai  mismo  tiempo  que  el  gobernador  Rosas, 
en  el  uso  que  hiciera  de  la  suma  del  poder  con  que  fué  inves- 
tido por  la  ley  de  7  de  marzo  de  1835,  había  llenado  los  desig- 
nios que  tuvo  la  provincia  al  sancionarla.  Con  tal  declaración, 
acordándole  un  voto  de  gracias,  que  era  cuanto  Rosas  deseaba, 
éste  Se  manifestó  muy  satisfecho  y  continuó  en  el  gobierno,  has- 
ta el  16  de  agosto  que  lo  delegara  en  el  ministro  Arana,  con  el 
objeto  de  ocuparse  preferentemente  de  los  asuntos  del  ejército 
y  de  la  camjjaña  invadida  por  el  ejército  libertador,  reserván- 
dose empero  expedirse  en  lo  concerniente  a  la  cuestión  pen- 
diente con  el  gobierno  de  Francia,  y  sin  perjuicio  de  expedir 
por  sí  solo  cualquiera  providencia  y  disposición,  cuando  lo  cre- 
yera conveniente,  sobre  cualquier  asunto  de  los  comprendidos 
en  los  diversos  ramos  de  la  administración. 

1840.  —  Dr.  Felipe  Arana,  ministro  de  relaciones  exterio- 
res, delegado  de  Rosas,  desde  el  16  de  agosto  de  1840  hasta  el 
4  de  julio  de  1842,  por  tener  el  propietario  que  ocuparse  pre- 
ferentemente de  la  campaña  y  del  ejército,  reservándose  expe- 
dirse en  lo  concerniente  a  la  cuestión  pendiente  con  el  gobier- 
no francés,  y  sin  perjuicio  de  expedir  por  sí  solo  cualquiera  pro- 
videncia y  disposición,  cuando  lo  creyera  conveniente,  sobre 
cualquier  asunto  de  los  comprendidos  en  los  diversos  ramos  de 
la  Administración.  : 

Después  de  la  batalla  del  Sauce  Grande,  en  la  provincia 
de  Entre  Ríos,  ganada  por  el  general  Echagüe,  el  16  de  julio, 
sobre  el  ejército  libertador  al  mando  del  general  Lavalle,  in- 
vadió éste  en  agosto,  la  provincia  de  Buenos  Aires,  llegando 
hasta  Merlo,  de  donde  retrocedió  precipitadamente,  en  septiem- 
bre, a  Santa  Fe,  debido  a  una  estratagema  de  Rosas,  que  se 
hallaba  en  el  partido  de  Morón,  desde  el  momento  que  Lavalle 
pisó  el  territorio  de  la  provincia. 

Con  motivo  de  la  aproximación  del  general  Lavalle  a 
esta  ciudad  (Buenos  Aires),  y  temiendo  que  ella  pudiese  ser 
tomada,  el  inspector  y  comandante  general  de  armas  trazó  un 
plan  de  defensa,  cuyo  original  poseemos  y  que  ahora  sale  a  luz 
por  primera  vez. 

Plan  de  defensa  de  la  ciudad  de  Buenos  Aires  en  1840- 
otmenazada  de  un  ataque  de  las  fuerzas  al  mando  del  general 
Lavalle . 

"Convencida  está  el  inisipeetor  y  coimiandante  genenal  áe 
armiais  interino  ^de  que  los  denom.inados  unitarios  j^amás  llega- 
rán a  dominar  este  ipaís:  igual  convencimiento  tiene  de  que 


144 


ANTONIO   ZINWY 


el  valiente  y  viintuoso  ejército  qíue  hoy  sositiemie  la  loausa  oaaita 
de  lia  libertad  e  independ'cinicia  ■  amieiriicama,  a  las  órdenes  inme- 
diatas del  jefe  invicto  (Caseros?),  del  ilustre  Restaurador  de 
las  Leyes,  exte.rim'inará  Las  fuerzas  traidoa'ia,s;  qiuie  piisan  el  sue- 
lo de  los  libres,  dirigidas  pior  el  general  Liavalle,  .antes  que 
ileguien  a  obtener  el  tiriunfo  idie  ¡ponense  a  lia  viistiai  ide  est.a  ca- 
piial ;  y  mucho  más  iperáuaidido  sie  halllia  de  isius  (piéirfidas  intri- 
gas, ni  k  cooperación  de  las  fuerzas  extranjenas  les  presenitai- 
i-á  op'Ota'unidad  alguna  paula  burlar  la  vigilanieiía  del  mencio- 
nado virtuoso  .ejército  federal,  y  iconsegiiir  pior  mleidio  de  un 
ataque  inesperado  o  soirpresa,  apoderarse  de  la  ciudad.  Sin 
embargo,  para  precaverse  de  todo  acontecimiento  funesto  y 
ponerse  la  salvo  de  los  reveses!  dte  lai  fortuina,  que  en  la  iguerria 
nio  puede  sujetarse  la  .un  cáknalo  fijo,  ha  qujeriidlo  bosquejar  el 
sigTiiente  pilan  de  diefensa,  piara  eü  remoto  caso  de  UtOj  ataqaiia 
a  esta  capital,  cuyas  amias  hoy  comianda: 

1."  Se  formará  un  recinto  de  puestb®  fortificados  par 
ra  defender  la  ciudad,  que  nio  se  extienda  (a  más  de  .dos  cuia,- 
dras  .de  la  pl.azia¡  ide  la  Victoria,  a  los  miiiubos  norte,  sur  y  oesfte. 
Este  irecinto  se  defendiera  con  tres  divisiones  de  .infanitería  len 
el  orden  sigiuiente : 

2°  Lia  primera  división,  que  se  denomiinlará  d'el  norte,  se 
v."0<mpiondrá  del  primer  batallón  de  Cívicos,  de  la  fuerza  de  la 
Guardia  del  Principal,  que  es  lel  batallón  Guardm  Argentina, 
el  cuarto  Vigilantes  ide  Policía  y  50  isierenios .  Esta  divisiión  se- 
rá miandadja  por  el  .general  Soler,  tenieindo  a  sus  órdlenesi  lal 
gemaral  C.  Vidal. 

3."  La  segunda,  compuesta  de  100  serenos,  60  tenientes 
alcaldes  y  40  hombres  del  tercer  batallón  eulbrirá  la  sección 
del  -oeste,  mandada  por  el  geneiral  Guido,  teniendo  la  sus  órde- 
nes lal  general  EiSp'injosia. 

4.°  La  tercera,  para  la  sección  sur,  se  compondrá  de  50 
tenientes  laEcialdes,  30  sierenos  y  60  cívicos  del  3er.  batallón,  y 
será  mandada  por  él  generial  Ruiz  íluidobro,  temiendo  a  sus 
ordenes  al  general  G.  Ftasz. 

■  5."  La  sección  .del  norte,  comprende  desde  el  baluarte 
nordeste  de  la  Po.rt;aleza,  siguiendo  la  cosita  del  irío  haeiía  el 
norte  hasta  la  calle  Cangallo,  hasta  llegar  a  la  esquina  que  hace 
cruz  con  la  de  Maipú,  donde  se  doblará  al  sur,  hasta  dar  con  la 
calle  de  la  Federación  (Bivadavia) ,  que  pertenece  a  la  sección 
del  oeste.  El  jefe  de  esta  sección  cubrirá  con  preferencia  sobre 
el  frente  de  la  Alameda  {Paseo  de  Julio)  la  azotea  de  la  capita- 
nía d-el  puerto,  con  un  piquete  fuerte  de  40  hombres,  la  calle 


lílSTOEIA    DE    ros    GOBEBNADOEES    CE    LAS    PBOVIlsrciAS     ARGENTINAS       1 45 

25  de  Mayo,  las  azoteas  números  11,  21,  28,  36,  38,  47  y  74 ;  en 
la  calle  de  la  Paz  (Reconquista)  los  números  18,  15,  34,  35,  60, 
51  y  el  templo  de  la  Merced  ;  en  la  calle  de  la  Catedral  {San 
Martín),  los  números  18  y  templo,  15,  46,  25,  64,  78  y  el  café  de 
Catalanes  (que  ya  no  existe)  ;  en  la  calle  del  Perú  (Florida), 
los  numeras  17,  24,  60,  41,  51'  64,  72  y  57,  y  por  último  en  la 
caJle  Maipú  los  números  15,  28,  17,  38,  48,  66  y  55.  De  las  calles 
perpendiculares  a  las  que  acabamos  de  mencionar,  se  ocuparán 
tan  sólo  los  centros  de  cada  una  de  las  cuadras  comprendidas, 
en  el  recinto  señalado,  por  estar  ya  tomadas  sus  esquinas.  Se 
ejecutará  esto  en  el  orden  siguiente :  en  la  calle  de  la  Piedad 
los  números  19,  32,  43,  76,  81,  100,  121  y  146 :  en  la  calle  de 
Cangallo  los  números  26  y  templo  de  la  Merced,  62,  33,  100,  75, 
136  y  99. 

6.°  La  sección  del  oeste  comprende,  desde  la  plaza  de  la 
Victoria  dos  cuadras  al  oeste  por  la  calle  de  la  Federación,  y 
tomando  al  sur,  por  la  calle  de  Chacabuco,  se  doblará  al  e'=te 
por  la  del  Eestaurador  (hoy  Moreno)'  hj?.sta  llegar  a  la  de  Uní. 
versiidad  (Bolívar),  quie  comprende  a  la  sección  del  sur.  El  jefe 
de  esta  sección  ocupará  con  preferencia  las  azoteas  numera- 
da-v  del  modo  siguiente :  en  la  calle  de  la  Federación  los  nú- 
meros 55,  24,  69,  40,  79,  50,  128  y  70;  en  la  calle  de  la  Victo- 
ria los  números  89,  15,  118.  29,  132,  47,  136  y  53 ;  en  la  calle 
de  Potosí  (hoy  Alsina)  los  números  85  y  bóveda  de  San  Igna- 
eio,  93  y  su  frente,  105,  68,  109  y  su  frente;  en  la  calle  del 
Restaurador  los  números  92  y  Biblioteca,  102  y  su  frente,  126, 
103  y  la  esquina  del  Mercado  que  no  tiene  azotea.  En  las  ca- 
lles perpendiculares  a  las  que  acabamos/  de  nombrar,  sólo  se 
tomarán  los  centros  por  las  razones  dadas  en  el  párrafo  an- 
terior, y  esto  se  hará  en  el  orden  siguientie :  en  la  calle  de  Re- 
presentantes (Perú),  los  números  17  y  su  frente,  51,  64,  93  y 
bóveda  del  Consulado  (Tribunal  de  Comercio)  ;  en  la  de  Cha- 
cabuco los  números  26,  23,  54,  59  y  el  Mercado. 

1°  La  sección  del  sur  comprende  desde  la  esquina  de  la 
Victoria,  tomando  por  la  calle  de  la  Universidad  hacia  el  sur, 
hasta  la  esquina  que  encuentra  con  la  calle  del  Restaurador; 
y  desde  allí,  tirando  al  este,  hasta  la  costa  del  río,  que  también 
se  contará  hacia  el  norte,  hasta  el  baluarte  sudeste  de  la  For- 
taleza. El  jefe  de  esta  sección  cuidará  iparticularmente  de 
ocupar  los  puntos  siguiente.? :  en  la  'calle  de  la  Universidad  los 
nú-meros  22,  37,  café,  38-  69,  80,  77  y  104 ;  en  la  de  la  Recon- 
quista (Defensa)  los  númeiros  27,  44,  45,  San  Francisco,  65  y 
su  frente,  91,  56,  111,  77,  127  y  San  Domingo;  en  la  de  Bal- 


146  ANTONIO    ZTNNY 

canee,  los  números  6,  11,  15,  16,  S'aní  Fnamcisco  y  su  frente,  46 
y  47 ;  en  la  de  Potosí  que  ya  es  perpendicular  a  las  anteriores 
se  ocuiparán  los  números  13  y  capilla  de  San  Roque-  30  y  55 ; 
en  la)  del  Restaurador,  el  Depósito,  Univeinstiidíad  y  55;  en  lia 
costa  del  irío  se  busicará  el  puntio  m¡ás  lai  ippopósiijto  ptara  la  de^ 
fensa. 

8.°  Si  la  raerza  destinada  la  lal  defensa  deH  recinto  seña- 
lado Si9  lajumentase,  se  ensancihiairá  el  cuadriO',  hastia  dJoinde'  lo 
permita'  la  fuerza  de  cadla  una.  die  laisi  Sieeieáonesi. 

9.°  Lois  medios  de  inte'liígencia  para  todo  lo  concerniente 
al  servieio  ide  día  -o  de  noiclie,  ya  sea  entire  los  genleraíles  de  sec- 
ción, ya  entre  'cada  uno  de  elloiS  y  el  comlacad('a.nte  de  las  armiES', 
se  arreglará  según  las  circunstancias. 

10.  A  media  euiadra  a  vianigiiiardia  'del  úiltimo  punto-  de 
cada  aeiceión  se  levatntará  una  ib'airriciadia,  eon  carros,  cocihes, 
f «nidos  o  cualquiera  otra  clase  de  cisftoa'ibo,  y  media  cuiadra  a 
retiagiiairdia  del  mismo  puesto  sa  bará  una  eortaduna,  ide  m'a- 
nera  que  el  ciuadnado  qoiedle  cerrado  e  imipenetrable  piara  um 
g'olpe  brusco  de  eaballeiríia. 

11.  La  reserva  del  ejércitoi,  comipuesta  de  los  restos  de 
loí3  culeirpos  de  serenos,  3er.  biaitallón  de  Cívicos,  tendentes  al- 
ciaiMes  y  dois  piezas  de  lairtillería  volante  sie  situlairán  en  la  R-e- 
eoba  vieja  al  manido  inime'diiato  del  eicmiandante  general  de  ar- 
mas o  del  general  que  nombrare.  Esta  fuerza  cubrirá  la  cate 
dral,  Eecobia  y  bocaicialles  de  la's  plazas  de  la  Victoria  y  25  de 
Mayo,  p'aira  oicnrrir  al  punto  qne  se  bailiase  en  ipeligro.  El  ge- 
neral líierediíai  esitairá  em.  la  resei^'vfa. 

12.  En  lia  Fortaleza  se  cubrirán  los  baluartes  eioni)  30  hom- 
bres cada  uno  y  su  tartilleiría  estia^á  enfilada  a  la  Alaanedla-,  25 
de  Mayo,  Federación,  Victoria  y  Bialcarce.  Esta  fuerza  se  sa 
Ciará  de  los  serenos,  tienienteg  lalcaldes  y  3eíi\  batallón  dte  Pa- 
tirieiofe,  ia)ciu(airftelados  en  la  Fortaleza. 

13.  Los  jefes  y  oficiiíales  «lubalterinos  de  la  plana  miayor 
aietiva  e  inactiva,  qoie  hicieron  servicio  y  se  pireisentasien,  se 
disitribuirán  prioporcionalmentle  entre  lais  tresi  secciones,  para 
destinarlos  a  las  lazoteas,  lalsí  icomo  los  Ideeididos  federales  ca- 
paces de  m,andiar  y  entusiasmar  a  la  dlefenisa. 

14.  El  hospital,  piarque,  mlaestranza  y  piroveed'uir'ía  se 
esítiabtece'rán  en  la  Fortaleza.  El  sistemia.de  provisionesi  paira 
cada  sección,  tamto  en  víveres  como  en  combustiblefe,  para  con- 
servaír  la  iluminación  dle  nioclhe  hasta  dos  C"a!aidras  d.e  k>  línea 
exterior  de  los  últimos  paaiapietos  de  cniadro,  se  laaTleglará  pior 
el  comandante  generall  de  arm;as. 


HISTOfilA    DE    LOS    GOBEBNADOBES    DE    I  AS    PROVINCIAS     ARGENTINAS        14? 

15.  LiOis  generales  de  secición  serán  pTovisitos  de  autoñ- 
23aioión  ^ificiente  para  ipToporeionarse  todos  los  mieidliios  de  se- 
guridad y  subsistencia  de  la  fuerza  confiada  a  su  mando," 

OBSERVACIONES 

"Una  vez  sabido  el  ataque,  las  fuerzsaí?  td-estiinadas  a  cubrii' 
I01S  tres  reicintog,  así  como  la  reserva,  oiouipiairán  &ui3  ipiueetoG, 
teniéndiose  preisente  que  siendo  lesticis  tres  recintos  la  fortifieii- 
eión  con  que  debe  defenderse  la  plaza,  el  jefe  de  las  crmas 
riesolverá  la  oportunidad  d'e  la  conoentaiaeión  ide  los  cuierpos 
Guardia  Argentma,  con  urna  piezia  de  iaTtillería  vdllante  de  a 
ocho,  el  1.°  de  campaña  acuartelado  en  el  mismo  punto  del 
Retiro  y  el  4.°  batallón  de  Patricios  en  ídem;  .el  bataRlón  Be 
bajados  en  isu  cuartel  al  oestie,  'Cialle  d!e  Cuyo,  y  el  biatalióni 
Restauradores  al  siinr,  en  la  calle  de  la  Reconqoíásta.  Es|toa 
cuerpioB,  para  hacer  su  conicentmción,  lo  verificiairán  del  modo 
signiente:  el  general  Rolótii,  jefe  id'e  los  treei  cueiip'os,  en  el 
Retiro,  mandará  en  dirección  a  la  plaza  de  la  Victoria  el  4." 
de  Patricios  y  el  1°  de  campaña  cocí  la  pieza  de  .aTtilleríiai,  y 
puestos  a  las  órdenes  del  general  Soler,  dispondrá  éste  qu.'e;  e3 
1.°  de  campaña  sigia.  'a  ponerse  a  las  órdenes  del  geneTial  Gruido, 
distribuyendo  el  4."  batallón  en  los  puntos  que  debe  ocupar  en 
su.  sección,  lo  mismo  que  el  de  la  Ou-ardia  Argentina. 

**Lgs  Retajados,  mandando  50  hombrea  al  Fiarque,  se  di- 
rigirá el  resto  hacia  la  plaza,  a  recibir  órdenes  deH  general 
Guido,  quien  distribuirá  dicha  fuerza  en  los  piuntoiS'  dfe  sia 
recinto. 

"El  batallón  Restauradores  se  moverá,  como  los  'anterio- 
res en  direicición  la  la  plasa  de  la  Victoiria  y  el  general  Huádo- 
bro  los  distribuirá  efn  los  puntos  de  siu  steiijción. 

"La  retirada  de  la  G'uardia  Argentina,  Rebajados  y  Res 
tatiradores,  si  fueren  ataci'ados,  la  harán  en  cueripo,  lalejándose 
del  enemigo  lo  más  que  les  sea  posible,  soistenidos  por  igu'eTTÍ- 
Uas  de  25  hombres  y  iprocunando  dercraniarlos  po.r  las  tres  ca- 
lles que  tiene  cada  uno,  en  dirección  al  centro,  icon  el  objeito 
de  q,uia  la  fuerza  iprincipal  pueda  cómodamente  síubir  a  las  al- 
turas, sostenida  pior  las  guerrilliais,  las  que  a  la  Ye:z  soeiíenidas 
por  áquéliJa'  al  tiempo  de  su  ciolociación.  PaTa  este  objeto,  es 
conveniente  que  en  el  momeü'to  de  darse  la  orden  de  retiradia 
por  el  jefe  de  las  anmiais,  los  genenattes  de  sacicáón  se|  lavancen 
sobre  los  cueirpos  que  deben  ireconcientrayse  y  ordomar  perao- 
nalmeote  la  'retirada,  teniendo  presedite  que  al  honor  de  las 


148  ANTONIO   ZINNY 

armas  de  la  Confederación  ,eisit.á  libinaidio  el  'deber  de  repeler  al 
enemigo,  disputándoLe  con  ¡pirefereneia  e'l  terreno  qne  invaide, 

"Los  generales  Soler,  Guido  y  Hoiidobro  cuidlairán  cada 
.uno  len  su  caso  de  hacer  .abrir  con  antAcip ación  las  puertas  da 
las  icasias  de  las  azoteas ;  con  rekición  'a  la  fuerza  que  venga  en 
aietirad'a  y  que  deberá  ocupar  la  mayor  extiensión  del  recinto, 
ap'ostanido  oficiales  al  efecto,  y  comunicando  al  jieíe  que  se 
retira,  el  número  de  hombres,  pioco  más  o  menos,  que,  a  su 
juicio,  debe  dejiaír  en  icada  azotea. 

"El  jefe  de  las  armas  considera  más  oportiumo  su  re- 
Bádencia,  en  caso  de  aitaque,  fuera  de  los  recintos  designados 
y  es  por  esto  que  ha  foranaido  eisit.e  plan  de  defiensa,  distaúbu'- 
yendo  las  localidades  al  mando  de  los  generales  que  le  ha  ca^ 
bido  .el  honor  de  mandar  interinamente ;  y  aipoya  estia  idea  en 
el  antecedente  de  que,  sie-ndo  de  suma  ventaja,,  en  el  caso  que 
el  enemigo  invasor  tome  altumais  pana  baitdr  los  recintos  f orti- 
ficiados,  ©i  privarleis  de  víveres  de  subsistencia,  lo  mismo  que 
de  La  inteligencia  entne  sí:  importa  mucho  mover  y  dirigir  a 
la  defensa  la  poblaición  quie  queda  fuena  de  la  línea  tnazadia. 
JUs  igualmente  de  mucha  importanoia  el  defender  el  Parque  a 
todo  trance,  para  cuyo  efeeto,  lai  más  de  los  100  trabajadores 
y  50  liebajaaos,  que  al  eíecto  están  destinados,  se  reiorzará 
este  punió  con  alagunas  de  los  heles  y  decididos  federales  qua 
se  reúnan  .al  jete  ae  las  ■armas.  Al  eieigir  este  piunio  se  na  te- 
nido presente, "a  mas  úe  su  importancia,  lo  conveniente  quie  él 
feeia  pira  remitir  a  la  plazia  la  provisión  de  carnes  y  artículos 
üie  guerra  inaispensaiDies  y  que  por  su  localidad  están  la  .gran 
tüst-ancia. 

"JNo  eis  menos  importante  estaír  fue.ra  'del  reeánto  para 
disponer  que  el  escuadión  de  policía  y  las  fuerzas  de  caballe'- 
Ti¿k  que  mandan  ios  decididos  federales  de  La  ¡Sociedad  Fopiúr 
l^f,  y  qute  se  consideran  hoy,  como  en  número  de  üOO  hom- 
bres, hosidicen  ,al  enemigx>,  si  hubiese  tenido  la  fortuna  de  pe- 
netrar hasta  ios  fuegos  de  los  recintos  do  la  plaza,  privándole 
toda  iciafee  de  recursos,  así  como  empeñándose  ein  faoilitarlos 
a  los  recintos  foiitiheados. 

"Del  presente  plan  se  siaiearán  3  ejemplares  que,  firmados 
'  por  el  inspector  y  comiandante  general  de  armas,  se  diistribiii- 
rán  entre  los  3  comandantes  en  jefe  de  aección,  genarales  So 
iír,  Guido  y  Huidobro. 

"Buenos  Aires,  septiembre  4  de  1840,  año  31  de  la  Li- 
bertad, 25  de  la  Independencia  y  11  de  la  Coníederaciói? 
Argentina. 

Lucio  Mansiua/' 


HISTOBIA    DK    LO»    COBERNADOBEg    DE    LAS    PBOVINOIAS     AR«ENHNAS        14^ 


Fuerzas  disponibles  para  la  sección  del  oeste  al  primer 
toque  de  alarma. 

100  serenos  —  60  tenientes  alcaldes  —  40  hombres  dé. 
Ser.  batallón  de  Cívicos. 

Fuerza  adicional  para  cubrir  la  sección. 
350  hombres  del  batallón  Rebajados  —  700  id.  —  Escua- 
drón del  núm.  1."  al  mando  del  coronel  Sánchez. 

'^  Orden  general  del  día  5  de  septiembre. 

Se  reconocerán  por  ayudantes  comandantes  del  inspector 
y  comandante  general  de  arma)S  a  los  generales  Miguel  Soler, 
Tomás  Guido  y  José  Ruíz  Huidobroi;  y  las  órdenes  que  ésitos 
dieren  por  escrito  o  de  palabra  o  por  el  órgano'  de  sus  ayu' 
dantes  serán  obedecidas,  como  emanadas  de  lo  acordado  y  dis- 
puesto por  el  inspector  general,  para  la  defensa,  seguridad  y 
provisión  del  ejército  de  ila  guarnición. 

MANSnjLA. " 

Exasperado  Roisas  de  ver  que  sus  enemigos  eran  incan- 
sables en  tentar  todos  los  medios  posibles  para  derroearle.  re- 
currió a  las  vías  de  hecho,  por  medio  de  una  Sociedad  deno 
minada  Popular  Restauradora  o  MasJiorca  (o  Mazorca),  que 
ejerció  toda  elase  de  venganzas  hasta  el  degüello  de  pacífieos 
vecinos.  Cuando  esa  Sociedad  tuvo  la  seguridad  de  que  el  ejér- 
cito libertador  había  operado  su  inesperada  cuanto  impolítica 
retirada  de  la  provincia,  puso  en  juego  todo'  su  furor  acusan- 
do a  los  pseudo^unitarios  de  itjodas  las  desgracias  que  había  ex- 
perionentado  el  país,  isin  exceptuar  el  asesinato  de  Quiroga  y 
de  su  comitiva.  Las  cárceles  se  llenaron  de  presos,  y  aunque 
puestos  en  libertad,  sólo  fué  para  ser  después  decapitadoia  por 
los  secuaces  de  la  tiranía. 

PoT  un  decreto  de  16  de  septiembre  (1840),  expedida  por 
el  gobernador  delegado  Arana,  con  expresa  autorización  del 
propietario  Rosas,  se  disponía  la  confiscación  de  todos  los  bie- 
nes muebles  e  inmuebles,  derechos,  acciones  de  cualquiera  cla- 
se que  fuesen,  en  la  ciudad  y  campaña,  que  perteneciesen  a  los 
salvajes  unitarios,  es  decir,  a  los  enemigos  políticos  de  llosas, 
que  abandonando  sus  intereses,  emigraban  con  razón  oi  sin 
ella.  Sin  embargo,  este  decretio  tuvo  su  ejecución  en  el  si- 
guiente mes   OCTUBRE  {mes  de  Rosas),  época  de  ho'rror,  en 


I50  AiíTONio  zI^"^íY 

que  no  había  una  sola  persona-  sin  excluir  la  de  los  diptemá- 
ticos  extranjeros,  cuya  vidíi  estuviese  segura;  época  que  re- 
cuerda la  acumulación  de  delitos,  fusilamientos  en  la  cárcel, 
cuarteles  y  pontones»  plaza  del  H-etiro  y  Santos  Lugares ;  aten- 
tados contra  la  religión,  contra  la  cosa  pública;  violación  del 
domicilio,  arrestos  ilegales,  violencias  injustificadas;  denega 
ción  de  justicia;  ateníadois  contra  la  propiedad,  contra  la  in- 
tegiñdad  de  las  personas;  contra  el  honor  de  éstas;  en  una 
palabra,  época  de  coirrupción  social  hasta  la  extravagam:ia 
del  crimen. 

El  desgraciado  vecino,  a  cuya  puerta  fuera  a  goüpiear  aque- 
lla especie  de  tribunal  de  la  inquisición,  conocido  con  el  nom 
bre  de  Sociedad  Popular  Restauradora,  o  aquel  a  quien,  por 
haberse  negado  a  facilitar  una  cantidad  de  dinero  prestado, 
o  que,  habiéndola  prestado,  se  hubiera  atrevido  a  pedir  su  de 
volueión,  fuese  calificado  de  salvaje  unitario  por  algún  miem- 
bro de  la  mazorca,  ya  podía  encomendar  su  ailma  a  Dios,  por- 
que era  candidaito  seguro  de'l  violín  que  se  le  había  de  tccar, 
o  lo  que  era  lo  mismo',  .del  degüello. 

Después  de  esas  escenas  de  horror  del  mes  de  octubre,  que 
los  pseudo  federales  denominaron  mes  de  Rosas»  (hasta  el  29 
de  marzo  de  1843,  que  éste  lo  prohibió),  en  conmemoración 
de  los  años  de  1820  y  1833,  en  que  Rosas  contribuyó  al  resta- 
blecimiento del  gobernador  Martón  Rodríguez  y  al  de  los  Res. 
tauradoreS'  y  que  sin  pensarlo,  conmemoraba  una  lúgubre  épo- 
ca de  sangre,  los  franceses  hicieron  la  paz  con  Rosas,  firman- 
do una  convención  que  se  conoce  tcon  ed  nomíbre  de  Tratado 
Mackau. 

El  mismo  día,  31  de  octubre,  de  la  iratificación  del  referi- 
do Tratado,  el  gobernador  delegado  Arana  expidió  un  decreto 
imponiendo  penas  severas  a  todo  individuo  que  alterase  el  so- 
siego público,  y  la  pena  de  muerte  al  simple  robo  y  heri- 
das leves. 

La  Junta  de  Representantes,  por  su  parte,  que  no  se  can- 
saba de  prodigar  honores  al  Restaurador,  acordó  a  Rosas  un 
voltio  de  gracias  por  el  celo,  patriotismo,  sabiduría  y  energía' 
con  que  sostuvo  la  caiisa  de  la  Libertad  e  Independencia  do  la 
Confederación  Argentina  y  de  la  América,  en  el  hecho  de  la 
celebración  de  la  citada  convención  de  paz  con  el  almirante 
Mackau,  iporque  se  conseguía  que  el  gobierno  francés  retirase 
su  apoyo  a  los  enetaiigos  de  la  Dictadura  y  'afianzaba  a  Rosas 
en  el  poder. 

Por  la  victoria  del  Sauce  Grande,  ¡al  gobernador  Rosas, 


iriSTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES     DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS       15I 

a  pesar  de  su  delegado,  expidió  (17  de  diciembre)  lun  decreto 
concediendo  al  general  vencedor,  E chagüe,  una  espada  guarne 
cida  de  oro,  con  las  aa-mas  de  la  patria  orladas,  graibadas  den- 
tro de  un  círculo  de  abrillantes'  en  el  lado  extcrioir  de  la  ,giiarni- 
ción.  con  la  inscripción  siguiente:  —  ¡Viva  la  Confederación 
Argentina!  —  Ilustre  defensor  de  la  libertad^  y  lionor  de  la 
Confederación  Argentina,  y  del  Continente  Americano.  En  el 
lado  interior,  entre  palmas  de  relieve :  ¡Mueran  los  salvajes 
unitarios!  —  Sauce  Grande,  jidio  16  de  1840  —  El  gobierno 
de  la  Confederación  Argentina  al  patriotismo  y  al  valor. 

A  los  generales  una  espada  tataibién  guarnecida  de  oro, 
pero  ain  el  círculoi  de  'brillantes,  y  en  lugar  de  las  palabras 
Ilustre  defen'Sor  de  la  precedente  inscripción,  esta  ofra:  — 
¡Denodado,  ardiente  defensor  en  los  campos  del  Sauce  Gran 
de,  de  la  lihertad  y  lionor  de  la  Confederación  Argentina  y  de 
la  América!  ¡  •  '     ■i'v*!^; 

El  uso  de  una  medalla  de  oro,  para  los  jefes,  y  de  plata, 
para  los  oficiales,  pendiente  en  el  ipeoho  en  el  costado  izquierdo, 
con  cinta  punzó  y  la  inscripción:  —  En  el  anverso,  ¡Yiva 
etc.!  —  Valiente  defensor  en  los  campos  del  ^auce  Grande,  de 
la  lihertad,  de  la  Confederación  Argentina  y  de  la  independen, 
da  del  Continente  Ar,iericano.  En  el  ireveríso,  las  larmais  de  la 
patria  entre  geroglíficos  militares,  igiial  inscripción  que  la-  de- 
signada para  el  lado  exterior  de  la  espada. 

Para  los  individuos  de  tropa-  el  uso  de  una  medalla  de 
metal,  con  esta  sola  diferencia  en  la  inscripción:  Combatió  por 
la  lihertad  y  Jionor  aonericano,  en  el  valiente  ejército  vencedor 
en  los  campos  del  Sauce  Grande. 

Y  además,  de  las  hiaciendas  tomadas  o  embargadas  a  los 
paeudos-unitarios,  se  concedió: 


Al  general  en  jefe    .    .    . 
A  los  generales 

coroneles 

tenientes    coroníeles 

¡mayores 

capitanes 

tenientes 

alféreces   

sargentos 

cabos  

soldados 


vacuno 

Id.  lanar 

Cabezas 

Cabezas 

3.000 

3.000 

2.500 

2.500 

1.500 

1.500 

1.000 

1.000 

500 

600 

400 

500 

300 

400 

200 

300 

100 

200 

80      • 

180 

50 

150 

152  ANTONIO    ZIIÍNY 

A  los  vencedores  en  la  acción  de  Cayastá,  eu  la  provincia 
de  Santa  Fe.  que  tuvo  lugar  el  26  de  marzo,  el  gobernador  Ro- 
sas había  acordado  (2  de  abril)  al  general  en  jefe,  gobernador 
de  Santa  Fe,  don  Juan  Pablo  López,  el  liso  de  una  medalla  de 
oro  pendiente  al  cuello,  en  el  pecho,  de  una  cinta  punzó,  con 
las  armas  de  la  Confederación  Argentina  orladas,  y  la  inscrip- 
ción signiente:  —  En  el  anverso,  ¡Mueran  los  unitarios!  - — 
La  provincia  de  Buenos  Aires  al  vairiotismo  y  al  valor.  —  En 
el  reverso,  entre  trofeos  bélicos,  ¡Viva  la  Federación!  — 
El  gobierno  de  Buenos  Aires  reconocido  a  la  virtud  marcial. 

A  los  jefes,  oficiales  e  individuos  de  tropa,  que  acompa- 
ñaron a  López  en  aquella  jornada,  se  acordó  una  medalla  de 
honoT'  los  primeros  de  plata,  y  los  segundos  de  metal,  con 
iguales  inscripciones  en  la  misma  forma,  pendiente  de  una 
cinta  punzó  al  lado  izquierdo  del  pecho. 

A  los  vencedores  en  el  Quebraichito'  contra  el  general  La- 
valle,  el  28  de  noviembre,  se  concedió  (17  de  diciembre)  al 
general  en  jefe,  don  Manuiel  Oribe,  presidente  legal  de  la  Re- 
pública Oriental  de<l  Urugniay,  una  medalla  de  oro  orlada  de 
brillantes,  con  una  cinta  blanca  y  punzó  y  la  inscripción  si- 
guiente: —  En  el  anverso,  entre  palmas  de  relieve,  ¡Viva 
la  Confederación  Argentina!  —  Ilustre  defensor  de  la  libera 
tad  y  honor  de  la  Confederación  Argentina  y  de  la  indepen- 
dencia del  Continente  Americano.  —  En  el  reverso,  las  armas 
de  la  patria  orladas,  ¡Mueran  los  salvajes  umitarios!  —  Que 
hrachito,  Noviembre  28  de  1840  —  El  Gobierno  de  la  Con. 
federación  al  patriotismo  y  al  valor,   (Nunca  se  dio). 

Al  segundo  general,  don  Ángel  Pacheco,  luna  medaUa  tam- 
bién de  oro,  con  una  cinta  punzó  y  la  inscripción  siguiente :  En 
el  anverso,  ¡Viva,  etc.!  —  Acreditó  en  los  desiertos  del  Que 
bracJiito  la  dignidad  y  honor  de  los  argentinos  y  sostuvo  con 
heroico  ardor  marcial  la  Independencia  Americana.  —  En 
el  reverso,  igual  a  la  precedente.  (Id.). 

A  los  jefes  una  cmedalla  .de  oro  y  a  los  oficiales  de  plata, 
con  cinta  punzó,  y  la  inscripción  algo,  diferente ;  y  a  los  indi. 
viducs  de  tropa  el  uso  de  una  medalla  de  metíil.  (Id.). 

Y  además  se  acordó:   ~    ~ 

Ganado  vacuno  Id.  lanar 

Cabe23ag  Cabezag 

Al  gieneral  «n  jefe    ....  3^.000  3.000 

*'    segundo  general   ....  2.500  2.500 

A  loa  coroneles 1.500  1.500 


HISTOEIA    DE    LOS    GOBERIÍ ADOBES    DE    LAS    PECVINCrAS     ARGENTINAS       1 53 

A  los  tenientes  coroneles  .  1.000  1.000 

"  "    mayores 500  600 

"  "    capitanes 400  500 

"  "   tenientes 300  400 

"  "    alféreces 200  300 

"  "  sargentos 100  200 

"  "   caobos 80  180 

"  "   sotlidados    ......  50  150 

En  celebridad  de  la  paz  beicha  con  el  gobierno  francés  y 
de  ias  victorias  eonseguddets  sobre  los  piseriido-xmíitarios,  lel  go- 
bernador llosas  expidió,  en  la  misma  fecba  (17  de  diciembre), 
\m  decreto  disponiendo  &e  soliemnizasen  esos  hecbos,  siin  de- 
sijgnar  día,  con  Tedeum,  salvas,  repiqu'es  en  todas  las  igle 
sias,  emban'deramiiento  de  la  ciiudiad,  ilmninacáones  y  forma- 
ción de  tropeas. 

Por  'liey  de  12  de  noviembre  de  1840  se  había  creado  la 
clase  de  Gran  Mariscal,  con  el  tratamiento  de  Excelencia,  ele 
vando  a  ese  grado  lai  brigadier  llosas,  "por  los  heroicos  servi- 
icios  que  laeababa  de  prestar  al  país  y  la  la  causa  general  de  la 
Independencia  Americana,  terminando  la  Administración  que 
presidía  las  diferem'cias  existentes  entPe  la  Francia  y  la  Cíon- 
feídleír  ación. 

Rosas  contestó  pidiendo  se  le  eximiese  de  aceptar  tan  ho- 
norífiiciai  'Condecoración,  pues  se  oontentaba  loon  el  títado,  que 
ya  tenía,  de  Ilustre  Eestaurad&r  de  las  Leyes. 

La  Junta  de  Representantes,  no  sólo  se  negó  >a,  admitir  la 
ipemineia  de  ese  título,  sino  quie  fué  más  lejos,  dictando  (18 
de  idiciearubre)  otra  ley  y  agregando  los  de  Héroe  del  Desierto, 
Defensor  heroica  de  la  Independencia  Americ^csirm,  "en  honor 
de  los  eminentes  y  singulares  servicios  que  en  todo  tiempio  hi- 
cáer'a  a  la  paitria",  y  el  saludo  oficial  de  toda  comunicaieáón 
que  se  le  dirigiera^  debía  ser  "Dios  guarde  la  importante  vi- 
da de  V.  E." 

Roaalg  insitió  (27  de  febrero  ide  1841)  eini  no  querer  acep- 
tar, no -sólo  esos  títulos  sino  también  el  de  Gran  Mariscal,  por 
estar  excluidas  esas  distinciones  en  la  República  por  la  ley 
de  5  de  marzo  de  1813,  que  desigria  lel  grado  de  Brigadier' 
como  el  último  en  el  ejército. 

Al  reiterar  Rosas  sius  súplieíaisi  (2  die  di'cáembire  de  1840), 
para  que  se  le  concediese  el  repioso  que  exigíiatn  sais  infortunios 
domésticos,  pedía  se  le  permitiese  preparar  el  descanso,  de  su 
fatígoista  vida  y  "  conteynplar  desde  el  apacible  hogar  de  stü 


154  ANTONIO   ZINNY 

familia  la  ohra  gloriosa  de  la  sabiduría  inmortal,  ardiente, 
heroico  patriotismo  de  los  honorables  Representantes." 

A  los  vencedores  eu  Sanéala  o  San  Carlos,  en  La  prorin- 
cia  de  Córdoba,  soiipresa  qae  tuvo  Ingaír  el  18  de  ene.ro  de 
1841,  el  gobieíoiodor  Rosas  coaicodáó  (28  d©  febrero)  al  gene- 
ral Ángel  Pacheco,  2°  gener'al  (ele  Oribe)  del  ejérieito  'die  ope- 
raciones, comandante  en  jefe  de  la  división  de  vanguardia  de 
aquella  storpresa,  am  ipremio  que  conjáístía  en  una  esipa'dla  guar- 
necida de  orio,  con  Ins  'airmas  de  la  patria.  'Oiiiada?,  grabadas 
dentro  de  un  círculo  de  brillantes;  a  los  jefes  una  medalla  de 
oro  y  a  los  oficiales,  de  plata,  con  una  cinta  pranzó,  y  a  loa 
individuos  de  tropa  de  metal.  (No  se  dio). 

Y  además, 

Ganado  vacuno  Id.  lanar 

Cabezas  Cabezas 

Al  general  en  jefe 2.000  2.200 

A  los  coroneles 1.300  1.300 

"  "   tenientes    eoromeles    .  800  800 

''  "'   miayores 400  500 

"  "   (capitanes 300  400 

"  "    tenientes 250  300 

''  "   alféreces 200  250 

"  "    sargentos 100  200 

"  "    cabos 80  ISO 

"  "    soldlados 50  150 

Sobire  el  suiceso  de  l'a  célebre  cajai  infernal,  aciaeeidlo  en  la 
nocbe  del  26  de  marzo  de  1841,  el  lecor  nos  permitirá  lo  pre- 
cedamos y  rodeemos  de  algunos  detalletsl  que  siervirán  de  ilus- 
tración soba'e  la  miateria. 

Además  del  Ensayo  Histórica  sobre  la  vida  de  Rosas,  dado 
a  luiz  ;en  la  Imprenta  del  Estado  por  don  Pedro  de  Angelia,  en 
el  año  de  1830,  existe  otrio,  dado  per  l*a  misma  imprenta,  titu- 
lado Rasgos  de  la  vida  pública  de  S.  E.  el  sieñor  brigadier  ge- 
neral don  Juan  Manuel  de  Rosas,  ilustre  restmirador  de  lai 
leyes,  héroe  del  desierto,  defensor  heroico  de  la  independencia 
americano,  gobernador  y  capitán  general  de  la  provincia  de 
Buenos  Aires — Trasraitidos  a  la  posteridaé  por  decreto  cíe  la 
honorable  sala  de  representaoites  de  la  provin^iü.  Buenos  Ai- 
res. 1842.   (Pág.  XXXV— 222— I.  en  4°). 

Ilustrados  con  el  retrato  del  Restaurador.  Precedidos  de 
una  Introducción  Histórica  por  el  doctor  Eduardo  Lahitte. 

Lo  demás  de  la  obra  consta  de  documentos  oficiales,  diesid.. 


I! 


niSTOKIA    DE    LOS    GOEEE^^ ADORES    DE    LAS    rKOVINCIAS     AEGENTINAS       I55 

el  18  de  dieiembre  de  1829  baista  el  4  de  novieariibre  de  1841, 
reliativas  todos  a  la  ,pf8rsoua  d'e  Rois'ats,  laieordándoíle  premios, 
distinciones,  etc.,  en  remiuneraición  de  sus  seryi'c-ios.  Esta  obra 
ea-a  más  conocida  con  ^el  título  d'e  Moyuímento  de  Qlorm. 

Existe  otra  eidición  ihecha  len  Nueva  York,  poí"  la  Impren- 
ta Española,  en  el  laña  de  1844  (pá'g.  XXXV — ^224 — VI  en 
4°),  sin  el  retrato;  pero  cion  l*a  adición  de  diot?)  dieerietos  de 
fecha  29  d'e  marzoi  dfe  1843,  pirohibiéndose  llamar  mes  de  Ro- 
sas al  de  octubre  y  los  títulos  de  Nuestro  Ilustre  Restatirador 
de  las  leyes  ete. 

Esta  última  fué  di.sitribuíid'a  en  su  mayor  parte  en  el  es- 
traii'jero,  y  los  restantes  se  remitieron  a  Buenos  Airesi  por  el 
ministro  argentino  cerca  de  los  Esta'dos  Unidos  general  Al- 
veav,  todos  los  que  quedaron  dep'o.sii¡ad.'os  en  casa  del  niimisíio 
de  rekícdwnes  exteriores,  doctor  Arana,  hastia  el  7  dte  miayoi  d,e 
1847,  que  Rosas  ordlenó  le  fuesen  enviadotel  todos  a  su  casa. 
El  doctor  Arana  aió  cuimipiimiento  'a  la  or/d)en,  reünititendo  2187 
ejomplares  imp.resos  em  Buenois  Aires  y  34  de  los  mandadlos 
de  los  Estadcts  UnidoíS,  lots  que  fueron  distribuidos  a  diferentes 
p.etrsoniaís  de  Buenos  Aires  y  del  iresto  da  la  República  y  d'e 
Chile. 

El  Monnme7ito  de  Gloria  debió  apiarecer  iiustraido  C'Cn  tres 
láminas,  que  hemos  visto,  representanido  las  diversas  posicio- 
nes de  la  célebre  caja  infernal  que,  desde  Montevideo,  había 
sido  misteriosamente  mandada  ^a  Rosas,  falisifi'eáindose  ol  efecto 
lia  firma  y  el  s>2llo  del  eónsiul  general  de  Portugal  en  la  Repú- 
blica Oriental  del  Urugüaiy,  don  Leonardo  de  Souaai  Acevedo 
Leite,  muerto  en  Montevideo  con  el  títiiilo  de  harón  de  Soma, 
íntimo  ¡amigo  dtel  Diietador. 

Esa  caja  fué  recibida  en  la  rada  de  Buenos  Airea  poí 
MJr.  Basan,  ajnjidante  de  órdenes  o  secretario  del  almiraaite 
francés  Dupotet,  por  cuiyo  conducto  llegó  a  manos  de  Rostes. 

En  la  ciarta  dirigida  a  Basan,  sa  le  decía  que  «aquella  con- 
tenía las  medallas  y  diploma  de  la  Sociedad  de  Anticuarios 
de  Copenhagrue,  para  el  Presidente  Rosas. 

Abierta  entonces  (len  la  noche  del  26  de  marzo  de  1841), 
por  la  hija  del  Dictador,  y  al  grito  de  estupor  de  éstiai,  corrieiron 
varias  personas  a  averiguar  lo  que  ocurría  y  se  encontraron 
que  la  tal  -caja  era  una  máquina  de  12  cañoai^  cargados  a  bala 
y  que  debían  ocasionar  ama  explosión,  por  medio  de  cierto  re- 
sorte de  percusión,  ligado  a  la  cernadura,  no  habiendo  pro- 
ducido el  efecto  deseado,  por  hallarse  quizá  enimohecido,  o  por 
otra  causa,  cuya  circunstancia  salvó  varias  víctimas  inocentes. 


155  AXTomo  ziyy-í 

Así  que  se  hizo  públioo  este  hecho,  d.  cónsul  Leite  se 
trasladó  a  esta  ciudad  en  abril  del  mismo  año  -(184:1),  en  un 
buque  de  guerra  francés  y  logró  sincerarse  ante  Rosas,  mere 
ciendo  poco  después  se  le  mandaran  sus  pasaportes,  para  que 
saliese  de  Montevideo,  de  donde  pasó  a  e^it-e  país,  en  el  mismo 
carácter. 

Las  láminas  a  que  nos  referimos,  se  trabajaron  día  y  no- 
che por  la  Litografía  de  las  Artes,  y,  cuando  estuvieron  listas, 
su  dueño,  don  Luis  Aldao,  las  remitió  a  Rosas,  con  su  corres, 
pondiente  presupuesto,  que  ascendía  a  100.000  pesos.  Este  hi- 
zo contestar  por  conducto  del  doctor  Baldomcro  García  que 
ese  presupuesto  era  inaceptable  por  ser  demasiado  subido  el 
costo  de  aquéllas-  y  que  bastaba  con  el  retrato,  hecho  por  la 
misma  litografía,  pues  lo  hallaba  parecido. 

La  referida  caja  fué  puesta  en  exhibición  en  casa  del  go- 
bernador delegado,  doctor  Arana,  lo  que  dio  ocasión  a  las 
felicitaciones  y  preces  en  las  iglesias  de  la  Confederación,  por 
la  milagrosa  preservación  de  la  vida  del  Restaurador  de  las 
leyes.  De  allí  pasó  el  presente  griego  al  Museo  Público  de  esta 
ciudad,  donde  aun  se  conserva,  como  un  episodio  histórico  de 
la  guerra  ci-\dl,  a  que  todos  contribuyeron  con  hechos  más  o 
menos  vituperables. 

Esta  intriga  misteriosa  y  poco  ncble,  pero  sólo  justificable, 
hasta  cierto  punto,  en  aquella  época  de  lúgubre  recordación, 
produjo  como  se  sabe,  numerosas  desgracias,  y,  según  opinión 
de  «muchos  contemporáneos,  contribuyó  no  poco  al  segundo 
degüello  de  abril  de  1842,  ocurrido,  lo  mismo  que  el  primero 
de  octubr'e  de  1840,  en  la  administración  del  gobierno  delegado 
del  doctor  Arana,  coincidencia  tan  notable  cottno  desgraciada 
sino  fuera  intencional. 

Parece  indudable  haber  sido  remitida,  desde  Copenhague, 
una  caja  que  contuviera  medallas,  diplomas,  e'tic.,  dirigida  al 
gobernador  Rosas  por  la  Real  Sociedad  de  Anticuarios;  y  se 
suponía  que  ella  fué  interceptada  en  Monte-vñdeo,  y  que,  o  fué 
sustituida  por  la  que  contenía  la  máquina  infernal,  o  fué 
sacado  su  contenido  introduciendo  en  ella  el  diabólico  aparato. 

Se  tomó  el  nombre  del  cónsul  Leite,  conducto  el  más  se- 
guro- para  que  la  caja  llegase  a  su  destino,  sin  deiSpertar  la 
menor  sospecha. 

Algunos  años  después  de  este  acontecimiento  (1847),  don 
Juan  Rivera  Indarte,  hermano  del  publicista  don  José,  pasado 
al  campo  de  Oribe  desde  Montevideo,  declaró  bajo  su  firma, 
«ji  4  di  diciembre,  en  ©1  Cerrito,  que  en  1841,  se  hallaba  eo 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADOEES    DE    LAS    PEOVINCIAS     ARGENTINAS        157 

la  pTO'viii'Cia  de  Entre  Ríos»  pero  que,  posteriormente,  hallán- 
dose en  el  Río  Grande,  recibió  una  carta  de  su  hermano'  don 
José  Rivera  Indarte,  previniéndole  cuidase  no  exponerse  a  ser 
tomado  por  el  ejército  de  Oribe,  pues  que  se  le  atribuía  haber 
tenido  parte  en  algo  relativo  al  atentado  de  la  máquina  infer- 
nal; que  esto  le  sorprendió  mucho,  iporque,  sabiendo  su  her- 
mano que  él  no  se  hallaba  en  Montevideo  en  la  época  a  que 
se  refería,  sabía  también  que  no  podía  comprenderle  parte 
alguna  de  tal  acusación,  pero  que,  con  el  deseo  de  saber  algo- 
a  ese  respecto,  ya  que  no  pudo  preguntarlo  a  aquel  por  haber 
muerto  sin  verle,  lo  hizo  al  librero  don  Jaime  Hernández,  en 
quien  suponía  conocimiento  sobre  el  asunto,  mediante  las  rela- 
ciones íntimas  que  le  ligaban,  en  el  tiempo  de  la  máquina  in- 
fernal, con  don  José  R.  Indarte,  y  además,  que  frecuentaba  su 
librería  y  su  imiprenta;  que,  en  efecto,  Hernández  le  dijo  que 
la  citada  máquina  infernal  había  estadoi  en  su  casa  toda  una 
noche;  que  la  llevó  el  hermano  del  declarante,  y  de  allí  él 
mismo  la  condujo,  al  día  siguiente,  al  ministerio,  y  después  al 
paquete  que  la  ¡transiportó  a  Buenos  Aires :  que,  con  la  máquina, 
llevó  también  de  la  librería  unos  pliegos  que  tenía  preparados 
como  oficios:  finalmenrte,  que  don  Jaime  Hernández  no  quiso 
dar  más  detalles  sobre  el  asunto. 

Terminada  la  guerra  civil  en  la  República  con  el  anona, 
damiento  dál  ejército  libertador  y  con  la  muerte  de  mi  jefe  el 
general  Lavalle,  Oribe,  que  se  encontraba  con  un  fuerte  ejér- 
cito, escribió  a  Rosas  manifestándole  que,  de  acuerdo  con  el 
deseo  (manifestado  por  algunos  de  los  princiipales  personajes 
de  Bolivia,  sería  la  mejor  orportunidad  de  operar  la  reincorpo 
ración  de  la  provincia  de  Tarija,  ilegítimamente  separada  de 
la  Confederación.  Rosas,  contra  lo  que  debía  esperarse,  en  ene- 
ro de  1842,  le  contestó,  que  mientras  él  estuviese  a  la  cabeza 
del  gobierno  general,  jalmas  llevaría  la  guerra  a  Bolivia,  im- 
portando poco  que  su  forma  de  gobierno  fuese  de  unidad  o  fe- 
derativa ;  que  no  era  digno  de  la  República  Argentina  reijicor 
porar  a  Tarija  por  la  fuerza  ni  re&laanar  nuestros  derechos, 
en  circunstancias  que  Bolivia  se  encontraba  afligida  y  envuelta 
en  la  anarquía,  y  que  debía  ser  obra  jde  la  ipaz,  por  medio  de 
negociaciones  dignas  y  honorables,  en  que  por  un  acuerdo 
quedase  restituida. 

El  5  de  enero  de  1842,  el  gobernador  Rosas  mandó  cerrar 
toda  comunicación  con  los  habitantes,  pueblos,  ipuertos  y  costas 
de  la  República  Oriental  del  Uruguay  sobre  los  ríos  de  este 
nombre  y  Ne^ro ;  y  el  11  de  /atoxil  declaró  eixpeditas  las  vías  del 


158  ANTOXIO   ZINXY 

tránsito  para  todas  las  proTincias  del  interior,  libres  ya  de 
la  ^erra  civil  con  la  completa  derrota  del  ejército  libertador, 
en  el  Rodeo  del  Medio  (el  2-4  de  septiembre  de  1841)  y  con  la 
desgraciada  como  casual  piuerte  del  general  Lavallle  en  Jnjny 
(16  de  octubre).  Sin  embargo,  .al  autorizar  Rosas  al  jefe  de 
policía  a  despachar  pasaportes  y  licencias  a  todos  los  habitan- 
tes de  la  provincia,  excluyó  a  los  pseudo  unitarios  a  quienes 
no  podía  éste  expedirlos,  ni  conceder  licencia  para  salir  a  nin- 
guna parte. 

El  P.  E.  de  la  provincia  fué,  desde  el  16  de  agosto  de  1840, 
cuando  la  invasión  del  general  Lavalle  en  el  -territorio  de  la 
pro\áneia  per  el  norte,  hasta  el  4  de  julio  de  1842,  ejercido  per 
dos  gobernadores  conjuntamente»  uno,  propietario  —  Rosas 
—  y  el  otro,  delegado  —  Arana.  Los  Estados  de  Tesorería, 
mensajes  y  la  mayor  parte  de  los  decretos  de  trámite  o  de 
menor  importancia,  eran  firmados  por  el  delegado  y  casi  to- 
dos los  demás  por  el  propietario,  quien,  en  aquella  fecha  (4 
de  julio)  reasumió  el  ttiando. 

Los  degüellos  del  mes  de  abril  de  1842  cesaron  inmedia 
tamente  con  una  siimple  orden  de  Rosas  transmitida  el  19,  por 
medio  de  su  edecán,  el  general  Corvalán,  al  jefe  de  policía 
Victorica,  extrañando  que  éste  dejase  de  llenar  el  principal 
de  SUJ3  deberes,  y  a  los  jefes  Rolón,  Ramiro,  Cuitiño,  Ximen-o» 
Narbona  y  Marino,  para  que  hiciesen  salir  patrullas  desde 
esa  noche,  prendiendo  y  conduciendo  a  la  cárcel  pública,  con 
grillos,  a  todos  los  asesinos  o  sospechosos.  Con  esta  medida, 
cesaron  los  asesinatos  como  por  encanto. 

Por  una  desgraciada  coincidencia-  tanto  los  degüellos  de 
octiübre  de  1840  como  los  de  abril  de  1842,  tuvieron  lugar  du- 
rante el  gobierno  delegado,  lo  que  no  importa  responsabilizar 
a  éste  por  aquellos  hechos  sangrientos,  sino  llamar  la  aten- 
ción del  lector  sobre  aquela  circunstancia.  En  efecto,  el  doc- 
tor Arana,  gobernador  delegado,  no  tuvo  en  dllos  conocimien- 
to alguno,  puesto  que  Rosas,  desde  Santos  Lugares,  donde  se 
hallaba,  libraba  sus  órdenes,  con  absoluta  prescindeneia  del 
delegado,  según  lo  dispuesto  por  el  decreto  de  16  de  julio 
de  1840. 

1842.  —  Brigadier  Juan  M.  Rosas,  gobernador  propie- 
tario, desde  el  4  de  julio  de  1842,  que  reasumió  el  mando  da 
la  provincia,  que  siempre  tuvo,  aunque  aparentemente  dele- 
gado, hasta  el  26  de  enero  de  1852,  que  lo  delegara  en  sus  rai- 
nisrtros  para  no  reasumirlo  jaimás. 

Avergonzado  Rosas  de  tanta  humillación  y  abyección  de 


m 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PKOVIXCIAS     ARGEXTIXAS         159 

parte  de  sus  conciudadanos,  que  no  se  cansaban  de  confun- 
dirle con  condecoraciones  que,  en  verdad,  él  no  solicitaba,  con 
tentándose  con  que  no  le  quitasen  el  bastón,  del  mando  que  era 
BD  única  aspiración,  por  más  que  reiterara  sus  renuncias,  que 
sabía  no  se  habían  de  atrever  a  aceptar  los  representantes, 
el  gobernador  hizo  a  éstos  un  feo  desaire  prohibiendo  ter- 
minantemente (29  de  marzo  de  1843)  se  le  diese  los  títulos  de 
Nuestro  Ilustre  Restaurador  de  las  Leyes,  Héroe  del  Desierto^ 
Defensor  Heroico  de  la  Independencia  Americana,  etc.,  y  úni- 
camente  el  de  gobernador  y  capitán  general  de  la  provincia  o 
el  de  brigadier;  disponiendo  al  mismos  tiempo  que  no  se  admi- 
tiese en  las  oficinas  públicas  documento  alguaio  que  llevase 
aquéllas.  Prohibió  igualmente  (11  de  abril)  toda  clase  de  subs. 
cripciones,  como  era  de  costumbre,  con  destino  a  demostracio- 
nes públicas  en  honor  de  su  persona,  y  celebrar  su  cumpleaños ; 
así  como  las  palabras  "importante  vida,  etc."'  que  debían 
suprimirse  en  el  saludo,  limitándose  éste  a  "Dios  guarde  a  V., 
V.  S.  o  V.  E.  muchos  años". 

So  pena  de  tres  años  a  itrabajos  públicos,  prohibió  (22  de 
febrero  de  1844),  para  siempre,  el  j'uego  de  carnaval,  que  no 
por  eso  dejó  de  jugarse,  aunque  con  decencia. 

Decretó  (18  de  mayo  de  1844)  iguialmente  la  aboüición  de 
la  costumbre  del  luto,  'en  la  forma  -usada  Juastp*  entonces  y  des- 
pués, permitiendo  solamente  -como  signo  de  luto,  una  lazada  de 
gasilla,  cresipón  o  cinta  negra  de  dos  pulgadas  de  ancho,  en  el 
brazo  izquierdo,  en  los  hombres;  y  en  las  mujeres,  una  pul- 
sera negra,  de  igual  ancho,  en  el  mismo  brazo ;  pero  sin  pro-, 
hibir  por  eso  el  uso  de  los  vestidos  negros,  etc. 

El  gobernador  Rcisas  prohibió  (8  de  enero  de  1845)  la  sa- 
lida de  los  puertos  de  la  Confederación  a  todo  buque  que  pre- 
tendiese ir  al  Paraguay  o  Corrientes,  como  tiambién  la  entrada 
de  los  que  procediesen  de  aquellos  ipuntos;  no  reconociendo 
las  enajenaciones  de  los  buques  y  propiedades  argentinas,  veri 
ficadas  en  CoTrientes  o  en  el  Paraguay  después  del  decretO' 
de  7  de  octubre,  expedido  por  eil  gobierno  de  ^Madarii/aga ;  cou 
mo  también  (16  de  abril)  la  introducción  de  efectos  y  ar- 
tículos del  Paraguay,  por  cualquiera  vía  que  viaiesen. 

Con  excepción  de  los  paquetes  ingleses  de  Europa  y  los 
buqiies  de  guerra  de  las  naciones  la-migas,  mandó  (18  de  fe- 
brero) cerrar  toda  comunicación  con  la  ciudad  de  Montevi- 
deo, Ínterin  ésta  fuese  dominada  por  los  seudo  uniítarios,  ce. 
sando  esa  prohibición  a  la  entrada  del  ejército  de  Oribe,  que 
nunca  llegó  a  realizarse. 


íbo  ANTONIO   ZINNY 

ProMbió  (27  de  a^gOiSto)  toda  comunicación  con  los  bu. 
ques  de  guerra  franceses  e  ingleses,  que  bloqueaban  el  puerto 
y  cositas  de  la  provincia  y  de  la  república,  modificando  la  pro- 
hibición respecto  de  los  últimos  por  liaber  el  lord  Howden  le- 
vantado el  bloqueo  el  15  de  julio  de  1847. 

El  general  O'Brien,  de  quien  se  habló  más  arriba'  había 
sido  comisionado  por  el  gobierno  de  Montevideo,  en  18'44,  pa. 
ra  solicitar  la  intervención  de  los  de  Inglaterra  y  Francia, 
sobre  la  independencia  de  la  República  Oriental  del  Uruguay, 
amenazada  por  la  invasión  de  un  ejército  (argentino,  al  mando 
del  general  M.  Oribe,  que  se  titulaba  Presidente  de  aquejla 
República,  y  a  quien  nadie  más  que  Rosas  reconocía  como  tal. 

Ya,  el  representante  de  la  Gran  Bretaña  en  Buenos  Aires- 
señor  MandeviMe,  con  fecha  16  de  diciembre  de  1842,  es  de* 
cir,  diez  días  después  de  la  sangrienta  batalla  de  Arroyo 
Grande,  y  antes  de  la  aproximación  de  Oribe  a  las  puertas  de 
Montevideo,  dirigió  a  Rosas  una  nota,  en  que  declaraba  que 
la  Inglaterra  y  la  Francia  convinieron  en  una  intervención 
con  el  objeto  de  proteger  al  Estado  Oriental  del  Uruguay,  y 
pedían  a  ambos  beligerantes  que  no  pasasen  los  límites  de 
sus  respectivos  territoriitos,  Ros|as  se  rió  de  lia  intervención 
angl6-francesa'  y  a  pesar  de  la  protesta  oficial  de  Mr.  Man- 
deville,  su  empleado  Oribe  atravesó  el  Uruguay,  gucediéndose 
la  invasión  con  todois  sus  ho-rrores. 

El  agente  de  Montievicieo  fué  muy  bien  recibido  por  el 
conde  de  Aberdeen,  con  quien  celebró  una  conferencia,  en  que 
se  convino  que  O'Brien  presentase»  como  lo  hiizo,  una  relación 
exacta  de  la  carrera  pasada  de  Rosas,  desde  que  fué  capataz 
o  mayordomo  de  las  estancias  de  los  señores  Anchorenia,  has 
ta  el  año  1844. 

Después  de  varias  conferencias  en  Londres,  con  el  con- 
de de  Aberdeen,  vizconde  Ponsonby  y  sir  Roberto  Peel,  y 
en  París,  con  M.  Guizot,  con  el  embajador  británico',  lord 
Oowley,  con  el  embajador  brasilero,  marqués  de  Abrantes  y 
oon  el  rey  Luis  Felipe,  y  después  de  haber  conseguido  se  pre. 
sentasen  diez  peticiones  a  ambas  cámaras  del  parlamento,  fir- 
madas por  ciasi  todos  los  banqueros,  comerciantes  y  manufac- 
tureros de  Liverpool,  Mánohester,  Leeds,  Halifax  y  Bradford, 
el  gobierno  inglés  mandó  retirar  a  su  ministro  Mandeville,  en 
mayo  de  1845,  reemplazándolo  por 'Mr.  Guillermo  Gore  Ouse- 
ley,  quien  en  unión  con  el  barón  Deffaudis,  inició  la  interven, 
ción  anglotfranceisa  estableciendo  el  bloqueo  en  los  puertos 
y  costas  de  la  República, 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEE?T ADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS       l6l 

Las  escuadras  de  esas  dos  naciones  subieron  el  Paraná,  y 
en  la  "Vuelta  de  Obligado  empeñaron  un  combatie,  el  20  de  no- 
■viembre  del  mismo  año  (1845),  con  las  baterías  de  tierra  al 
mando  del  general  Lucio  Mansilla,  habiendo,  cada  una  de  las 
ip artes  que  en  él  tomaron  parte,  cumplido  su  deber,  aunque 
con  sensible  pérdida  de  ambas. 

Desde  entonces  continuó  la  intervención  anglo-francesa 
sobre  la  cuestión  del  Río  de  la  Plata,  sucediéndose  las  misio. 
nes,  una  tras  otras,  desde  Ouseley-Deffaudis  (1845)  hasta  la 
de  Howden-Walewski  (1847),  cuando  el  primero  declaró  re- 
tirada la  interv^ención  armada  por  parte  de  la  Inglaterra  (ju. 
lio),  continuando  el  segundo  por  parte  de  ia  Fnamíia,  haista 
junio  de  1848. 

Después  de  la  ruptura  de  la  negociación  Howden-Walews- 
ki,  llegó  otra  misión  (1848)  encomendada  a  don  Roberto  Gore 
y  Barón  G-rcs,  también  sin  resultado  alguno. 

El  rechiazo  de  cada  ujia  de  esas  negociaciones  obtenía  la 
más  solemne  aprobación  de  la  Legislatura.  Acordó  ésta  (26  de 
agosto  de  1847)  se  hiciesen  tres  salvas  acompañadas  de  repi- 
ques generales-  el  29  de  agosto,  una  al  salir  el  sol,  la  otra  a 
las  doce  del  día  y  la  última  al  ponerse  el  sol,  en  señal  de  apro-. 
bación  por  parte  del  pueblo  de  Buenois  Aires,  representado 
por  la  Sala  de  Diputados  de  la  provincia,  de  la  conducta  del 
gobernador  Rosas. 

'  Ordenó  éste  (28  de  diciembre  de  1845)  la  subdivisión  del 
Partido  de  la  Guardia  de  Lujan  (hoy  Mercedes),  creando  otro 
con  la  denominación  de  Ohi\ñlcoy,  señalándose  ipor  límites  las 
Saladas,  al  primero,  y  al  segundo,  las  Saladas  y  los  Partidos 
de  Navarro  y  Fortín  de  Areco. 

Ratificó  (6  de  enero  de  1847)  el  protocolo  de  reconocimien- 
to de  la  independencia  de  la  Confederación  Argentina  por  el 
rey  de  Suecia  y  de  Noruega. 

Eil  18  de  enero'  de  1847  tuvo  lugar  la  colocación  de  la  pie- 
dra fundamental  de  la  muralla  de  la  Alameda  (Paseo  de  Ju- 
lio), cuyo  acto  fué  presidido  por  el  ministro  de  hacienda,  áoc 
tor  Manuel  Insiarte,  habiendo  sido  la  madrina  la  hija  del  go- 
bernador, señorita  doña  Manuela  Rosas,  (hoy  señora  de  Te- 
rrero). Se  depositó  en  la  obra:  1.°  la  comunicación  que  pasó  el 
gobierno  a  la  Junta  de  Representantes  presentando  los  pla- 
nos ;  2°  la  autorización  de  ésta ;  S.'^  los  nombres  y  apellidos  de 
los  que  componían  el  cuerpo  soberano  de  la  provincia ;  4.°  'él 
de  la  autoridad  superior  de  Rosas,  como  encargado  ide  las  rela- 
ciones exteriores   de   la   Confederación  Argentina;  los  tribu- 


l62  ANTONIO    ZINNY 

nales  de  que  se  compone  la  provincia,  gefes  y  demás  notabili* 
'dadeis;  ccipia  de  la  nota  fecha  3  de  mayo  de  1856  en  que  se 
comundcab/a,  por  orden  superior,  que  el  mayoír  eidlecán  don  An- 
tonio Reyes  debía  empezar  a  enviair  laidriP.los  y  cal,  teiabajados 
unes  y  otra  eoi  el  cua'rtel  genieral  de  Santos  Logares  (hoy  San 
Maritín),  con  destino  a  la  obua.  de  la  Alameda;  y  par  último 
&l  nombraaniento  del  ingeniero  don  Felipe  Senillosa.  paira  di- 
rector de  la  oboia..  De  todo  eso  se  sacaron  cqpias  aaitorizadid^i 
por  su  orden  y  depoisátaido  en  una  urna  de  c-iiüsitlal  óoloeada  en 
el  c'ajón  de  la  piedra  fimidameintaíl,  conteniiiendo  los  do'oumen- 
to3  y  medal'l'as  (101  de  oro,  plata  y  cobre,  desde  el  año  VMk 
hasta  el  de  1845  y  además  un  billete  de  cada  clasia  de  piapí^l 
mioneidia  corriente  desde  20  pesos  hasta  uno).  Fiirmairon  el  acta 
las  personas  siguientes:  —  Manuel  Insiartie  —  Manuela  de 
Riosias  y  EzcuTrla.  —  Vieente  López  —  Loreintzo  Torres  —  Mi- 
guel Ga.rcía  —  Castro  Cácereis  —  Miguel  Estanislao  Soler  — 
Mariano  Benito  Eolón  —  Felipe  Hieiredia  —  José  María  Oyue- 
la  —  Felipe  Elortcoido  de  Palacios  —  Pdd'ra  Benniail  —  Felipe 
María  Ezeurra  —  Benedicto  Maciel  - —  Eustaquio  Torres  — 
Juan  Sloreno  —  Miguel  Eiglos  —  Juan  INIanuel  Larrazábal  — 
Eomualdo  Gaete  —  Antonia  Toll  —  Juan  JManuel  de  Luca  — 
Pedro  AngelÍ5  —  Victoriano  Aguilaír  —  An<gei  Heffreira  —  Ni- 
casio  Biedma  — .Bermstrdo  Eomero  —  José  Narbona  —  Fran- 
'Ciiscio  Quevedo  —  Pedro  Ximeno  —  José  Salguero  —  Igna^cáo 
Martínez  —  Miguel  Otero  —  José  Olaguer  —  Juain  Antonio 
Argerich  —  Francisco  Almeyd'a  —  Eustaquio  Giménez  —  José 
María  Velázquez  —  Julián  Virón  —  Adolfo  Mansilla  —  Lo- 
renzo EouBsean  —  José  Graham  —  W.  H'aririsi  —  Lteonarido 
Sousia  Leite  Acevedo  —  Piealet  d'Hermillon  —  Jujan  Klick  — 
Carlos  Eoldevald  —  Carlos  Bunge  —  Clemente  José  de  Maura 
—  José  IMaría  Ee3'^baiuid  —  Máximo  Terrero  —  Femando  Gar- 
cía —  Natal  Torres  —  Francisco  Piiñeiro  —  G.  Corvins  — 
Pedro  Xara  —  Vícto^r  Silva  —  Narciso  Martínez  —  Bekair  — 
Gabriel  —  Framcisco  Beláustegui  —  Felipe  Senillosia. 

El  Paseo  de  'lia  Ribera,  a  que  la  Junta  de  RejpreBent antes 
había  dado,  por  ley  de  15  d.e  marzo  ds  1847,  la  denominación 
de  Paseo  de  la  Encarnación,  en  eonmomonación  del  nombne  de 
la  esposa  del  gobernaldor,  de  coinformiidiaid  al  deseo  manifestar 
do  por  éste,  quedó  sin  efecto  esa  resolución,  dándole  el  nombre 
de  Paseo  de  Julio,  que  hasta  hoy  conserva. 

Habiendo  solicitado  (17  die  septiembre  de  1846)  el  gobc'!"- 
nad'or  Rosas  que  se  hiciese  una  reducción  en  los  díasi  festivos 
del  aiño,  y  después  ide  oir  el  di'ctaímen  idel  Senado  del  Olero,  el 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEKNADOBES  DE  LAS  PKOVINCIAS  AEGENTíNAg    163 

obispo  diioeesano,  doctor  MedTano,  expidió  al  fin,  (2  de  enero 
de  1849),  íim.  edicto  supromifeoido  todos  los  díiais  de  fiesta  de 
ambas  preceptos  entre  semana,  'a  excepción  del  de  la  Enicarna- 
ción  ñe  Nuestro  Señor,  el  de  la  Circiimcisión,  el  die:  la  Fiestivi- 
dad  de  Todos  los  Santos  y  el  del  Patrón  San  Martín.  (Fuei'on 
restablecidos  después  de  la  caída  de  Hosas). 

Uno  de  los  actos  sangaraentoB  del  Dictadorl  y  que  quizá 
contribuyera  a  precipitar  sra  caída,  fué  la  cruel  ejecución  de 
lia  joven  Camila  O 'Gorman,  juntamente  ctoín  stu  seductor'  el 
presbítero  Ulaidisko  Gutiérrez,  cura  del  So'corro,  la  cual  tuvo 
liugiar  a  lats  diez  de  la  mañana  del  18  de  agosto  de  1848,  en  los 
S'a^ntois  Luga.res  de  Kosas  ((hoy  pueblo  San  Martín).  Este  he- 
cho ciaaiisó  horroír  a  lovs  hombres  que  se  manifestaban  más  adic- 
tos a  Rosas,  y  arraneó  lágrimas  y  gritos  de  venganza  a  las  ma- 
dlres,  a  los  esposos  y  a  los  herm'ajios.  Desde  eáte  momento,  la 
oipináón  pública  se  exacerbó  y  hasta  los  inidiferentes  desper- 
Uairon  de  su  letargo  pronunciándoise  contra  la  malliadada  fe- 
deración, con  isus  omnímodas  facultades.  Fuorun  buen  federal, 
muy  adieto  a  la  persona  del  Restatuaiador,  quién  nos  d¿ó  la 
palmera  noticia  de  tan  horrible  heeJio,  lleviado  a  iciaibo  en  me- 
dio del  ll'ainto  y  ñe  la  "consternación  de  los  mismos  soldados 
llamados  a  ejecutarlo. 

El  gobernador  Rosas  siuplicó  encairecidamente  (5  de  ma»r- 
zo  ide  1850)  a  los  Representantes  que,  al  contestar  al  Mensaje 
del  P.  E.,  sie  idagnasen  miartíar  los  hechos  en  que  pudiera  haber 
errado,  lo  qne  se  habrían  guardado  miiy  bien  dIe  bacer,  y  al 
mismo  tiempo,  atendida  sn  extensión  (457  pág.)  emitir  su  fan 
11o  en  general  sobre  los  que  no  mereeieseui  bu  partiouilar 
ütencióm. 

La  junta  contestó  (4  de  octubre),  iciom.o  'eira  .de  esperarse, 
que,  a  -vdsta  de  ese  documento,  todo  y  cada  uno  de  los  Répre 
sentatntes  no  tenían  qné  decir,  sino  que  "la  República  Argen- 
tina marchaba  feliz  y  gloriosa". 

Cada  vez  que  Rosas  presentaba  su  raniuncia,  lo  que  suce- 
día tddcs  los  años,  rogando  encarecidamente  a  lai  Junta  de  Re- 
presentantes le  nombrasen  un  suciesor,  ésta,  lejos  de  aceptarla, 
le  hacía  nnievos  ofrecimientos  humillantes;  y  el  20  de  setiem- 
bre die  1851  'aiceptó  eon  el  mayor  júbilo  el  desistimiento  de  Ro- 
siais  de  la  última  renuncia, que  reiteradamente  le  había  dirigi- 
do, declarando  qne  todos  los  .fondos  de  la  provimcia,  Las  fortu- 
nas, vidas,  fama  y  porvennr  de~los  Representantes  de  ella  y  de 
sus  comitentes,  quedaban  sin  limitación  ni  resei'va  alguna  a 
disposición  del  goberniador  Rosas,,  hasta  dos  años  después  de 


104  ANTOITIO    riNlíT 

terminadla  la  gnerra  contra  el  general  Urquiaat,  que  se  había 
pronunciado  el  1.°  de  mayo,  y  la  declarada  contra  el  Br¿.f>il  el 
18  de  agosto.  La  junta  deckTÓ  igualmente  orímeaes  de  alta 
traición  a  la  patria  e  infracción  del  tratado  de  4  de  enero 
tíic  18S1,  todos  los  actos  cometidos  por  el  general  Urquiza,  go- 
'bern'ador  de  la  provincia  de  Entre  Bíos,  prohibiendo  se  diese 
a  éste  la  denominación  de  general  y  tratándosele  coai  el  mere- 
cido dictado  de  loco,  traidor,  salvaje  uniiaño;  y  el  9  de  di- 
ciembre de  1851  sancionó  una  ley  exonerando  al  Jefe  Su- 
premo Rosas  del  deber  de  presentar  el  Mensaje  y  presupuesto 
en  el  día  1.°  de  enero  próximo,  y  declarando  que,  mientras 
durare  iliai  guerra  y  hasta  tres  años  desipués  de  haber  obtenido 
el  triunfo  sobre  el  ejército  libertador  del  general  Urqaii^a, 
quedaba  exonerado  Rosas,  no  sólo  de  aquellos  deberes,  sino 
también  de  cualesquier  otros,  ordinarios  o  extraordinarios,  y 
sÍ7i  responsabilidad  alguna  por  la  .postergación  abso'liuta  que 
hiciera  de  todos  los  deberes,  y  aceptando  los  Representantes 
todas  las  consecuencias  d'e  aquella  sanción,  ciualesquiera  que 
ellas  fuesen  y  haciendo  de  su  exclusiva  responsabüidad  todos 
los  actos  y  disposiciones  del  Jefe  Supremo  de  la  República. 

^  Después  de  renunciar  el  mando  Rosas  tantiais  veces,  ne- 
gándose siempre  la  Legislatura  a  exonerarle  de  tan  pesada 
carga  ,  que  su  salud  q-uehra-ntada  no  le  permitía  ya  soportar, 
cuyo  temiai  duró  veinte  años,  a  los  que  sobrevivió  otros  vein'te 
y  cinco  más;  la  provincia  de  Entre  Ríos,  por  medio  de  S(u 
cámara  legislativa,  no  encontró  justo  que  tanto  se  abusase  del 
patriotismo  y  abnegación  de  Rosas,  exigiéndosele  el  prolonga- 
do saco^ificio  de  17  años  oontiniuidos  de  su  vida,  en  servicio  pú- 
blico, y  aceptó  por  consiguiente  sai  renuncia,  en  cnanto  de 
aquella  provincia  dependía.  Rosas  demostró  lentonces  que  sns 
repetidas  renuncias  eran  una  ¡pura  faróíd>,  apelando  a  las  ar- 
mas para  castigaa*  lo  que  él  consideraba  una  locura  de  parte 
del  general  Urquiza. 

Este  pasó  al  Uruguay  la  la  cabeza  de  las  huesítes  entre- 
rrianas,  y  fué  a  dar  libertad  primero  a  los  de  la  Plaza  de  Mon 
tevideo,  que,  desde  el  16  de  febrero  de  1843,  se  bailaba  sitia- 
idia  por  el  general  Oribe,  con  el  mismo  ejército  que  aeiababaí  de 
llegar  triunfante  del  interioa*  de  la  República  y  de  Entre  Ríos, 
pero  dejando  el  soielo  argentino  regado  de  sangre  humiana. 

Libre  ya  el  Estado  Oriental,  después  de  uiaa  convención 
celebrada  con  Oiibe,  el  8  de  octubre,  o  mejor  dicho,  de-ypués 
de  una  capitulación  del  general  Oribe,  y  restituidos  todos  los 
orientales  al  goce  idie  sus  derechos,  Urquiaa  engrosó  su  ejército 
con  el  que  fué  de  aquél  y  con  los  de  la  plaza;  repasó  el  Ura- 


HISTOBIA    DE    LOS    eOBEBNADOBES    DE    LAS    PEOVIIÍOLA.»     ARGENTIIÍAS         Í65 

guay,  y  atravesando  el  Paraná,  se  presentó  en  la  provincia  de 
Buenos  Aines  a  la  oabeza  de  27.635  liombres  de  todas  armas, 
icon  45  piezas  de  batalla,  incluyendo  las  fuerzats  de  Entre  Kíos, 
Corñentes,  Santa  Fe  y  Buenos  Aires  y  las  orientales  y  brasile- 
ras. En  el  Paraná  se  reunió  a  Urquiza  llevando  de  1.000  a  2.000 
caballos  y  una  fuerza  de  300  a  400  liombres,  el  coronel  Bernardo 
Vicente  González,  el  amigo  íntimo  de  Rosas,  cuya  causa  aca- 
baba de  defeccionar. 

Kosas,  que  había  salido  de  Palermo  el  26  de  enero  (1851), 
consiguió  reunir  inclusas  las  fuerzas  de  la  capital,  un  ejército 
que  constaba  de  30.000  hombres,  con  60  piezas  de  batalla,  in- 
clusas 4  máquinas  de  cohetes,  y  ocupaba  el  perfil  de  una  cuchi- 
lia  que  corre  desde  Santos  Lugares  (hoy  pueblo  de  San  Martín) 
hasta  la  cañada  de  Morón.  Con  tal  respetable  fuerza  esperó  al 
ejército  grande  libertador  en  los  campos  de  Alvarez,  situándose 
él  en  Caseros,  previa  delegación  que  hiciera  del  mando  guber- 
nativo en  sus  miuistrui. 

La  vanguardia  del  ejército  de  Rosas  de  5.000  hombres,  al 
mando  del  general  Ángel  Pacheco,  después  de  un  pequeño  cho- 
que —  real  o  aparente  —  el  31  de  enero  (1852)  se  hizo  humo 
y  se  dijo  que  había  sido  derrotada.  Algunos  lo  creyeron  así; 
otros,  y  entre  éstos  el  mismo  Rosas  —  opinaron  de  diferente 
modo,  como  se  podrá  juzgar  por  lo  que  vamos  a  referir. 

;  En  la  noche  del  2  de  febrero,  víspera  de  la  total  caída  del 
Dictador,  fué  éste  visitado  en  su  campamento,  en  Caseros,  por 
el  doctor  Lorenzo  Torres,  a  quien  Rosas  recibió  con  agasajo  apa- 
rentando concebir  la  más  halagüeña  esperanza  de  triunfo.  To- 
rres, en  vista  de  la  absoluta  falta  de  disposición  ,y  de  organi- 
zación militar  que,  en  su  tránsito  hasta  Caseros,  había  obser- 
vado en  el  ejército,  consideró  más  bien  que,  lejos  de  triunfar, 
lo  que  le  esperaba  a  Rosas  era  una  derrota  segura. 

Después  de  algunas  observaciones  que  Torres  juzgó  opor- 
tunas deber  hacer  y  a  que  Rosas  no  pudo  satisfacer  sino  con 
evasivas,  se  despidió  aquél,  desilusionado  de  la  decantada  pre- 
visión de  tan  gran  general,  que  aparentaba  ignorar  aún  la  más 
simple  evolución.  Al  retirarse,  acompañado  de  Rosas,  hasta  la 
puerta.  Torres  tomaba  la  dirección  del  campamento  de  Pache- 
co a  lo  cual,  notado  por  aquél,  le  indica  el  camino  que  debía 
seguir.  ''No,  señor,  —  dijo  Torres,  —  deseo  pasar  a  saludar  al 
general  Pacheco.  — No  vaya  usted,  —  contestó  Rosas,  —  Pa- 
checo está  loco".  Desde  ese  momento.  Torres  se  ratificó  en  su 
opinión  de  que  la  caída  de  Rosas  estaba  ya  decretada  por  la 
Providencia  y  que  ella  era  inevitable. 


l66  ANTONIO   ZINNY 

Cuando  Rosas  se  despidió  (26  de  enero  de  1852)  de  su  hi- 
ja, le  previno  se  retirara  a  la  ciudad  después  de  recoger  los 
objetos  más  preciosos,  y  ante  todo,  los  papeles,  que  le  indicó, 
j  ostiñcativos  de  la  inversión  de  los  dineros  públicos,  que  era  a 
lo  que  daba  mayor  importancia  y  en  cuya  conservación  mani- 
festó tener  particular  interés,  en  contraposición  de  los  papeles 
políticos,  cuya  pérdida  o  publicación  nada  le  inquietaría, 

A  pesar  de  las  instancias  y  ruegos  de  la  entonces  señorita 
doña  Manuela  a  su  padre,  para  que  se  quedase,  delegando  el 
mando  del  ejército  en  Pacheco,  el  Dictador  insistió  en  que  de- 
bía indispensablemente  ponerse  a  la  cabeza  del  mismo,  tanto 
poi'que  Urquiza  habría  atribuido  su  ausencia  a  miedo,  cuanto 
porque  no  tenía  conñanza  en  Pacheco,  ni  en  ninguno  de  sus 
jefes.  Piero  que  podía  estar  tranquila  y  preparada  a  recibir  los 
chasques  que  de  hora  en  hora,  o  con  mayor  frecuencia,  le  iría 
mandando  desde  el  campo  de  batalla. 

Esta,  que  duró  mas  de  cinco  horas,  tuvo  lugar,  el  3  de  fe- 
brero, dando  por  resultado  la  completa  derrota  de  Rosas,  con 
la  dispersión  de  'toda  la  caballería,  quedando  prisionera  toda 
la  infantería  y  artillería,  sin  que  llegase  chasque  alguno  en 
todo  el  día,  cuya  circunstancia  hizo  creer  a  la  pobre  hija 
que  su  padre  ya  no  existiría.  Confirmábala  esta  creencia  la  lle- 
gada de  varios  grupos,  a  la  ciudad,  en  derrota,  y  a  pesar  de 
que  se  le  afirmaba,  con  ánimo  de  tranquilizarla  quizá,  que  la 
acción  continuaba  sin  decidirse,  ella  tuvo  el  buen  criterio  de 
sostener,  con  fundamento,  que  el  éxito  de  la  batalla  le  había 
sido  adverso  y  que  su  padre  debía  haber  tenido  un  fin  si- 
niestro. 

Rosas»  que  no  era  hombre  de  guerra,  no  se  movió  del  cam 
ipamento  que  ocupaba  para  dispuitar  al  enemigo  el  pasaje  del 
Puentie  de  Márquez,  como  lo  habría  hecho  cualquiera  de  sus  je- 
fes, si  se  les  hubiera  encomendado  la  dirección  de  las  operado 
nes.  Tuvo  la  calma  y  sangre  fría  de  .contemplar,  desde  las  dos 
de  la  tarde  del  día  2  de  febrero  y  sólo  a  la  distancia  de  20  cua- 
diras  del  enemigo,  la  formación  de  sus  legiones  en  actitud  de 
ataque,  sin  molestai%,  dejándole  vivaquear  toda  la  noche  con 
la  mayor  tranquilidad. 

El  resultado  de  tanta  ineptitud  fué  —  el  «¡que  debía  espe- 
rarse —  su  completa  y  vergonzosa  derrota. 

Cuando  se  convenció  de  un  modo  más  que  evidente  que 
su  poder  había  caído  y  que  su  persona  corría  peligro,  Rosas, 
a  instancias  de  personas  interesadas  en  su  salvación,  abando- 
nó el  campo  de  batalla  acompañado  de  un  escuadrón  de  caba- 


iriSTOEIA    DE    LOS    GOBEEN ADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS         1 67 

Hería  y  de  numerosos  jefes  y  oficiales,  hasta  lel  Hueco  de  los 
Sauces,  donde  permaneció  como  una  liora.  Allí  se  despidió  de 
sus  acompañantes,  a  quienes  agradeció  el  servicio  que  acaba- 
ban de  prestarle,  rogándoles  al  mismo  tiempo  le  dejasen  solo. 
Entonces,  sobre  el  recado  de  su  caballo,  lescribió  con  lápiz,  su 
renuncia,  concebida  en  los  términos  siguientes : 

Febreroi  3  de  1852. 

* '  Señores  Eepresientantes : 

"Es  llegado  el  caso  de  devolveros  la  investidura  de  Go- 
bernador de  la  Provincia  y  la  suma  del  poder  con  que  os  dig- 
nasteis honrarme.  Creo  haber  llenado  mi  deber  como  todos  los 
señores  Representantes,  nuestros  conciudadanos  los  verdaderos 
federales  y  mis  compatriotas  y  compañeros  de  armas.  Si  más 
no  hemos  hecho  en  el  sostén  sagrado  de  nu'estra  Independencia, 
de  nuestra  integridad  y  nuestro  honor  es  porque  más  no  he- 
mos podido. 

"Permitidme,  Honorables  Eepresentantes,  que,  al  despe- 
dirme de  vosotros,  os  reitere  el  profundo  reconocimiento  con 
que  os  abrazo  tiernamente  y  ruego  a  Dios  por  la  gloria  de 
vueftra  Honorabilidad,  de  todos  y  cada  uno  de  vosotros. 

"Herido  en  la  mano  derecha,  y  en  el  campo,  perdonad  que 
os  escriba  con  lápiz  esta  nota  y  de  una  letra  trabajosa. 

"Dios  guarde  a  V.  H.  muchos  años. 

"Juan  Manuel  de  Rosas." 


En  seguida,  cambió  su  chaqueta  y  gorra  por  la  de  su  ayu- 
dante Lorenzo  López  y  entró  en  la  ciudad,  como  a  las  cinco 
de  la  tarde,  yendo  directamente  a  refugiarse  en  casa  del  en- 
cargado de  negocios  de  S.  M.  B.  el  honorable  capitán  de  la  real 
marina  don  Roberto  Gore,  desde  donde  mandó  en  seguida  a 
tranquilizar  a  su  hija  sobre  su  existencia,  sin  indicar  empero 
su  paradero,  hasta  más  tarde  que  fué  esto  verificado  por  el 
secretario  de  la  legación,  enviado  al  efecto,  llevando  al  mismo 
tiempo  el  encargo  de  regresar  acompañado  de  la  referida  se- 
ñora. Esta  mandó  decir  a  Rosas  que  no  podía  salir  tan  pronto 
porque  estaba  haciendo  encajonar  los  papeles  y  disponiendo 
lo  conveniente,  ya  que  tenía  que  abandonar  su  casa  y  su  país 
naital.  ' 


1 68  ANTONIO   ZINlfr 

Toda  la  casa  estaba  en  completa  confusión,  y  como  era 
natural,  la  señora  doña  Manuela  lloraba  y  se  lamentaba  sin  con- 
suelo, no  tanto  por  el  material  abandono  de  sus  bienes,  que 
no  los  consideraba  perdidos,  cuanto  por  verse  en  la  forzosa  ne- 
cesidad de  dejar  su  patria,  parientes  y  relaciones,  de  quienes 
fué  siempre  estimada,  porque,  en  verdad,  era  muy  digna  del 
aprecio  de  todos  los  que  la  trataban  y  frecuentaban  su  socie- 
dad en  Buenos  Aires,  y  de  ser  compadecida  por  su  difícil 
posición.  ^  ' 

A  las  nueve  de  la  no-che,  doña  Manuela,  abandonó  su  casa, 
yi  acompañada  del  secretario  de  la  legación  británica,  fué  a 
reunirse  a  .su  padre  que  la  esperaba  en  la  del  encargado  de 
negocios,  señor  Gore. 

Como  a  las  once  de  la  noche  del  mismo  día  3  de  febrero, 
llosas  se  embarcó  con  su  liija,  acompañado  de  Mr.  G-ore,  doB 
oficiales  y  seis  marineros  en  la  fragata  de  guerra  a  vapor  de 
S.  M.  B.  (capitana  del  contralmirante  Henderson,  Ceniaur), 
la  cual  permaneció  hastia  el  9  en  el  puerto,  desde  donde 
aquél  pudo  contemplar  las  demostraciones  de  alegría  a  que, 
festejando  su  caída,  se  entregaba  con  ■entusáasmo  el  mismo 
pueblo  que,  pocos  días  antes,  ofreciera  todos  los  fondos  de  la 
provincia,  las  fortunas,  vidas,  fama  y  porvenir.  ■, 

La  referida  fragata  a  vapor,  con  sus  huéspedes  a  bordo, 
salió  el  citado  día  9,  hasta  Punta  del  Indio  —  punto  que  dis. 
ta  como  70  millas  del  puerto  —  en  donde  fueron  trasbordados, 
el  10,  al  vapor  de  guerra  de  la  misma  nación  Conflict  con  des- 
tino a  Inglaterra.  La  Centaur  regresó  al  puerflo  al  siguiente 
día  11. 

Durante  el  viaje  del  Conflict,  revento  una  de  las  calderas, 
ocasionando  la  muerte  a  cuatro  individuos  de  la  tripulación. 
El  23  de  abril  llegó  a  Devonport'  donde  desembarcó  y  visitó 
el  real  dock,  que  es  el  más  hermoso  del  mundo,  sus  esipléndidos 
cuarteles,  hospitales  navales  y  militares,  etc.  El  25  llegó  el 
Conflict  a  Plymouth,  donde  Rosas  fué  recibido'  oficialmente 
(con  una  salva)  por  el  comodoro  superintendnte,  sir  Michael 
Seymour.  Poco  después  desembarcó  el  ex  Dictador  y  fué  a,  alo- 
jarse en  Moorshead's  Eoyal  Hotel,  Fore-Street.,  Devonport, 
donde  fué  visitado  por  el  almirante  del  puerto,  sir  John  Om. 
manney  y  otros  jefes  de  repartición.  Su  equipaje  que  consis 
tía  en  un  crecido  número  de  cajones,  fué  inmediatamente 
desembarcado  sin  la  menor  dificultad  ni  embarazo. 

Con  motivo  de  este  recibimiento  oficial,  como  nunca  se  ha- 
bía practicado  antes  con  soberanos  destronados  y  otros  perso- 


i 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS     169 

najes  de  nota  que  fueron  a  refugiarse  en,  tierra  inglesa,  se  sus- 
citó un  largo  y  acalorado  debate  en  la  Cámara  de  los  Lores; 
en  su  sesión  del  29  de  abril-  es  decir,  cuatro  días  después  de 
haber  anunciado  los  diarios  de  Plymoutih  la  llegada  del  ex  Dic- 
tador argentino.  En  dicha  sesión,  el  conde  Graii\iile  interpeló 
al  secretario  de  las  Colonias  sobre  los  honoTCis  oficiales  rendi. 
dos  indebidamente  a  Eosas.  Después  de  un  largo  discurso  so. 
bre  la  materia,  el  noble  lord  terminó  diciendo  por  única  con- 
testación, que  la  noticia,  tal  como  había  sido  dada  por  los 
diarios,  era  exagerada ;  que  los  honores  dispensados  a  Rosas  lo 
habían  sido  espontáneaimente;  que  aquella  demostración  n& 
envolvía  intención  poütica  y  que  no  había  mediado  orden  del 
gobierno. 

El  conde  de  Malmesbury  contestó  no  baberse  dado  orden 
alguna  por  el  ministeriot  de  relaciones  exteriores,  ni  haiberse 
enviado,  del  departamento  que  presidía  el  duque  de  Northum- 
berland,  persona  alguna  con  el  objeto  de  tributar  honores  ofi- 
ciales al  general  Rosas;  que  lio  único  que  hubo,  fué  haber  re- 
cibido de  este  individiuo  una  carta  escrita  con  sencillez,  en  que 
pedía  permiso  ipara  residir  len  los  dominios  de  S.  M.  B.  tan 
tranquilamente  como  fuese  poáible,  aaignándosele  al  mismo 
tiempo  una  persona  que  viviera  com  él,  hasta  iposeer  mejor  el 
idioma  inglés ;  que,  en  (consecuencia,  no  encontraba  otra  expli- 
cación que  poder  dar  al  modo  com6  fué  recibido  Rosas  por 
las  autoridades  de  Plymouth,  sino  es  que,  por  un  sentimiento 
natural,  hubiesen  querido  acoger,  con  hospitalidad  y  respeto, 
a  un  refugiado  distinguido  de  un  país  extranjero ;  que,  por 
otra  parte,  Rosas  no  era  un  refugiadoi  común,  sino  uno  que 
había  manifestado  gran  distinción  y  generosidad  para  con  los 
comerciantes  ingleses  que  traficaban  con  su  país,  y  uno,  en 
fin,  con  quién  -el  anterior  gobierno  había  concluido  negocia. 
cÍA)ues  de  carácter  importante  y  aún  firmado  un  tratado,  en 
1849;  que  cualquiera  que  hubiese  sido  ^a  conducta  del  gene- 
ral en  la  América  del  Sur  y  cualesquiera  que  hubiesen  sidio 
las  crueldades  cometidas  por  él,  lo  que  eólo  atañe  a  su  nación 
—  en  las  que  quizá  no  había  exageración  —  no  era  dable 
esitigmatizarlas  en  aquellas  circunstancias. 

Y  después  de  un  largo  debate'  en  que,  como  se  ve,  se  elu 
día  la  cuestión  principal  de  si  se  (había  o  no  dado  orden  de 
hacer  a  Rosas  un  recibimiento  oficial,  coimo  se  le  hizo,  el  du- 
que de  Northumberland  contestó  que  el  gobierno  no  había  da. 
do  orden  algnjna  a  la  escuadra  estacionada  en  el  Río  de  la  Pla- 
ta, en  ejste  sentido,  pero  sí,  que  todos  los  jefes  de  la  estación  la 


ANTONIO    ZINNY 


tenían  en  general,  para  salvar  la  vida  en  todos  los  casos  como 
aquel  en  que  se  halló  Eosas;  ¡que  p.o  pudiendo  éste  llegar  a 
tiempo  para  tomar  uno  de  los  paquetes  de  la  línea  del  Brasil 
en  Río  Janeiro,  a  fin  de  itrasladarse  a  Inglaterra,  como  era  su 
intención,  y  no  considerando,  además,  segura  su  vida,  si  per 
manecía  algún  tiempo  en  el  Brasil,  nO'  hubo  ímás  remedio  que 
conducirle  en  el  Conflxt,  y  que,  só,  en  eso  se  había  ,obrado  mal, 
él  (el  dmque)  ise  constituía  de  ello  responsable. 

Con  motivo  .de  la  ley  de  29  de  julio  de  1857,  dio  a  luz  la 
simiente:  . 

PEOTESTA  DEL  GENERAL  ROSAS 

Southamptou,  septiembre  20  de  1857. 

"El  Senado  y  Cámara  de  Representantes  de  Buenos  Ai- 
res, en  28  de  julio  último,  ha  sancionado : 

"Primero  —  Soy  Reo  de  Lesa  Patria,  por  la  tiranía  san. 
grienta  que  ejercí  sobre  el  Pueblo,  violando  hasta  las  Leyes  de 
la  Nación;  por  haber  hecho  tráiciión'  en  muchos  casos,  a  la  in- 
dependencia de  mi  patria,  y  sacrificado  a  mi  aímbición,  su  Li- 
bertad y  snas  glorias.  , 

"Segundo  —  Compete  a  los  Tribunaies  ordinarios  el  co- 
nocimiento de  los  crímenes  que  he  cometido. 

"Tercero  —  Y  que  con  arreglo  al  decreto,  16  de  febrero 
de  52,  que  declaró  de  propiedad  pública  todos  mis  bienes  exis. 
tentes  en  el  Estado  de  Buenos  Aires,  queda  autorizado  el  Poder 
Ejecutivo  para  venderlos." 

"He  leído  esa  Ley.  ¿.El  gobierno  que  presidió  el  general 
Rosas,  lo  fué  solamente  .de  Ha  Provincia  bonaerenise,  o  lo  fué 
además  de  toda  la  República?  ¿A  quién  corresponde  el  fallo 
del  que,  con  toda  la  suma  del  poder  por  las  Leyes,  representó 
a  la  Confederación  Argentina  ante  el  mundo,  durante  tan  di- 
latado período  —  ¡El  j.uicio  del  general  Rosas!  —  Ese  juicio 
compete  solamente  a  Dios  y  a  la  historia;  porque  solamente 
Dios  y  la  historia  pueden  juzgar  a  los  Pueblos.  Porque  no  hay 
ley  anterior  que  prescriba  ni  la  substancia  del  juicio,  ni  las 
formas  que  deben  observarse.  Porque  no  pueden  constituirse 
en  jueces  los  eneniig'0&  ni  los  amigos  de  Rosas,  las  mismas  víc- 
timas que  se  dicen,  ni  las  que  pueden  ser  tachadas  de  com- 
plicidad en  los  delitos.  La  Nación,  por  el  órgano  de  su  gobier. 
no,  el  Director  Provisorio,  declaró  que  los  bienes  del  general 
Rosas  no  podían  ser  confiscados.  ¿Qué  dirá  a  eso  su  represien- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROMNCIAS     ARGENTINAS  1 7 1 

tación  soberana,  que  aprobó  el  decreto  y  demás  resoluciones 
de  su  jefe  supremo?  ¿Decreto  y  demás  resoluciones  que  obtu- 
vieron además  el  voto  explícito'  de  la  Provincia  de  Buenos  Ai- 
res? Rasgos  esclarecidos  de  justicia  inmortal,  que  al  devol. 
verme  mis  propiedades,  honran  altamente  al  gen,eral  ürquiza. 

"Vuelvo  a  la  Ley.  Esta  clase  de  crueldades  aumenta  las 
fuerzas  de  la  razón.  Ese  odio  de  los  errores  'es  el  mejor  título 
que  se  consagra  para  la  gloria  de  la  inculpabilidad,  para  el  ho- 
nor inmortal  de  la  honradez. 

"No  hay  que  esperar  moderación  cuando  el  furor  ocupa 
el  alma.  Mientras  puedo,  pues,  decir  más  acreditando  la  sin- 
razón con  que  se  me  ataca,  y  la  justicia  que  me  asiste,  mi  pri- 
mer deber  es  protestar  aún  más  públicamente,  incluyendo  aquí 
también  mi  anterior  protesta,  que  sustancialniente  es  como 
sigue : 

,SauJtihampton,  diciembre  18  de  1853. 

"Excmo.  señor: 

"Cuando,  a  consecuencia  de  la  orden  de  mi  gobierno,  he 
sido  despojado  nuevamente  de  mis  bienes,  los  estímulos  de  mis 
sentimientos  y  la  fuerza  de  mis  deberes  no  m^e  permiten  una 
conformidad.  Y  si  los  derechos  del  hombre  son  los  de  preferente 
atención,  me  veo  constituido  a  reclamarlos  para  indemnizarme 
de  los  males  que  atacan  mi  honor,  arrancan,  mis  propiedades  y 
aflijen  mi  estado. 

"V.  E.  funda  su  resolución  en  las  órdenes,  por  las  que, 
se  dice,  saqué  del  Tesoro  Público  4.647.063  pesos  papel  mo- 
neda corriente,  con  destino  a  la  quinta  mía  —  Palermo. 

"Permítame  Y.  E.  asegurar,  que,  durante  mi  administra- 
ción, ninguna  orden  puede  haber  en  las  cuentas  de  Tesorería 
^expresando  ser  su  importe  para  gastos  en  mi  quinta,  ni  en 
cosa  alguna  que  particularmente  me  pertenezca  o  haya  perte- 
necido. Esas  órdenes,  a  que  V.  E.  se  nefiere,  deben  ser  por  el 
caudal  mandado  entregar  al  coronel  Hernández  y  a  los  oficiales 
escribientes  del  inm'ediato  despacho  del  gobernador.  En  todas 
ellas  se  dice  ser  ese  dinero  para  objetos  del  servicio  público. 
No  pueden  ser  otras.  ¿Por  dónde  entonces  creer  que  esas  can- 
tidades hayan  sido  invertidas  en  mi  quinta?  Y  si  se  ha  llega- 
do a  entender  que  corresponden  a  ella  la  porción  de  edificios 
y  demás  obras  en  el  terreno  alquilado  a  don  N.  Muñoz  por  el 
Estado,  y  en  otros,  es  esto  una  equivocación,  porque  eso  es  del 
Estado,  y  hecho  con  dinero  suyo.  En  ello,  en  otros  gastos  re- 


1^2  ANTONIO   ZINNY 

lativos  y  en  lesas  numerosas  fuerzas  acuarteladas  allí,  y  últi- 
mamente en  el  ejército  acantonado  en  el  campa  mío  de  Paler- 
mo,  fué  empleado  ese  dinero  papel  moneda,  así  como  en  otras 
varias  necesidades  del  servicio  público.  Tengo  en  mi  poder  los 
documentos  de  cuentas  y  recibos  originales  que  lo  acreditan,  y 
podré  mostrarlos  aquí  a  quien  V.  E.  me  ordenase.  ¿Qué  más 
podré  hacer  hoy,  Escmo.  señor,  sin  vista  de  esas  órdenes,  juz- 
gado del  modo  más  disconforme  que  V.  E.  ha  dispuesto,  eu 
mi  situación,  en  un  país  extranjero,  en  el  retiro  silencioso  de 
mi  vida  privada,  solo  y  sin  auxilios  para  expedirme?  Mas  ¿quién 
podrá  negar  lo  que  es  así  tan  cierto  de  notoriedad?  Las  cir- 
cunstancias, permítame  V.  E.  decirlo,  con  el  más  subordinado 
e  íntimo  respeto,  son  solamente  las  que  no  favorecen  la  justicia 
que  m'e  asiste. 

"Si  hubiese  mi  gobierno  dispuesto  de  mis  intereses,  obli- 
gado por  la  necesidad,  dándoseme  los  recibos  para  lel  corres- 
pondiente y  más  inmediato  posible  abono  de  su  importe,  yo 
habría  sentido  lá  satisfacción  de  consagrar  ese  nuevo  sacrifi- 
cio a  mi  patria.  Si  los  hubiera  solamente  embargado  en  precau- 
ción de  algún  uso  de  ellos  hostil  contra  mi  gobierno  o  las  escla- 
recidas personas  de  su  administración,  me  habría  limitado  a 
suplicarle  por  el  desembargo,  asegurándole  de  mi  conducta  res- 
petuosa y  obediente.  Mas,  cuando  la  orden  de  V.  E.  me  quita 
mis  propiedades,  y  se  apoya  en  hechos  los  más  vergonzosos,  ju- 
ro ante  Dios  y  el  universo,  no  haberlos  cometido.  Lo  siento  amar- 
gamente, y  con  toda  la  fuerza  de  mi  corazón  y  mi  conciencia, 
elevo  a  V.  E.  esta  respetuosa  súplica  por  la  revocación  de  esa 
orden  suprema  y  entrega  de  mis  bienes,  con  el  valor  de  los 
ganados  y  demás  de  que  ya  se  ha  dispuesto.  Súplica  tanto  más 
obligante,  Excmo.  señor,  cuanto  noi  cuento  con  otros  medios 
para  vivir,  no  tengo  más  en  América,  ni  en  Europa,  ni  en 
parte  alguna,  que  lo  que  a  la  vista  de  todos  poseo  en  Buenos 
Aires,  unas  tierras  en  la  provincia  de  Santa  Fe,  y  lo  poco  que 
me  ha  quedado  por  la  venta  de  la  estancia  ''San  Martín"  y 
de  los  ganados  que  recibió  el  comprador,  hasta  la  fecha  de 
la  orden  del  j"Jzgado.  Así,  la  renta,  de  lo  que  me  ha  quedado 
no  me  alcanza  ni  para  la  cuarta  parte  de  mis  gastos,  si  he 
de  vivir  en  una  moderada  comodidad  decente. 

''Son  asimismo  injustamente  incluidas  entre  las  propie- 
dades mías  de  que  se  me  ha  despojado,  las  QÍnco  casas  en  la 
ciudad  y  una  estancia  en  el  partido  del  Monte,  perteneciente 
a  mi  hija  por  su  herencia  materna. 


iriSTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    TE    LAS    PKOVIIn'CIAS     ARGENTINAS      i73 

''En  tal  virtud,  en  mérito  de  lo  expuesto,  y  atento  a  las 
consideraciones  enumeradas,  ante  V.  E.  muy  reverentemente 
reclamo,  en  la  mejor  forma  que  taya  lugar  en  derecho,  y  ju- 
rando no  proceder  doblemente,  a  V.  E.  reitero  mi  más  enca- 
recida súplica  por  la  devolución  de  mis  propiedades.  Si  lo  con- 
trario fuere,  que  no  debo  esperar  de  la  justificación  de  mi  go- 
bierno, dígnese  V.  E.  considerar  y  persuadirse  que  esta  solem- 
ne protesta,  que  en  tal  caso  elevo,  en  guarda  y  entera  conser- 
vación de  todos  mis  derechos,  ante  mi  patria,  su  representación 
soberana,  mi  gobierno  y  las  naciones,  es  solamente  en  fuerza 
de  mis  sagrados  deberes,  de  mis  necesidades,  y  sin  perjuicio  de 
mi  sumisión  y  más  profundo  respeto. 


''Juan  Manuel  de  Rosas." 


'Excmo.  señor: 


"Esa  prudencia  ha  abierto  más  el  camino  a  las  verda- 
deiS.  No  alzaré  ahora  la  voz,  ni  para  justificar,  ni  para  patenti- 
za,r  el  origen  de  tantas  desgracias  a,eumuladas  en  el  seno  de 
mi  patria.  Para  saber  lo  que  valen  los  hombres,  preciso  es  poner 
en  balanza  sus  errores  y  sus  aciertos,  sus  hechos  buenos  como 
los  malos.  Y  no  es  justo  se  pesen  por  delitos  las  faltas  de  la 
fortuna.  Pero  sellado  el  término  de  mi  carrera  pública,  acepto, 
como  un  deber,  que  la  religión,  mis  circunstancias,  la  natura' 
hza,  y  las  leyes,  me  imponen  decir  algo,  según  pueda,  en  de' 
fensa  de  mi  hono'r,  de  mis  derechos,  de  los  actuales  derechos 
de  mi  hijo  y  de  mi  hija,  después  de  mi  muerte. 

"Lkgará  el  día  en  que,  desapareciendo  las  sombras,  sóle 
queden  las  verdades,  que  no  dejarán  de  cono'eerse,  por  más  que 
quieran  ocultarse  entre  lel  torrente  oscuro  de  las  injusticias. 

"En  veinte  años  que  la  prensa  del  mundo  sirvió  a  mis 
enemigos  de  instrumento  para  inventarm'e  cargos,  a  nadie  ocu- 
rrió imputarme  el  de  robador  del  Tesoro  público,  po:^ue  nadie 
podía,  ni  puede  comprobarme  este  cargo,  sin  ser  desmentido 
por  los  documentos  fehacientes  que  acreditan  lo  contrario. 

"¿Debía  comparecer  en  Juicio  para  defenderme?  ¿Qué 
puede  la  justicia  ante  el  poder  violento  de  las  pasiones?  ¿Po- 
día hacerlo  ante  los  que,  arrogándose,  además,  una  competen- 
cia que  nadie  les  ha  atribuido,  daban  muestras  del  espíritu  que 
los  anim-aba? 

"Me  limité  a  suplicar,  aún  a  reclamar,  por  la  restitución 
de  mi'5  bienes.  Y  en  caso  contrario  a  protestar.  Pero  el  éxito 
de  esta  petición  señaló  la  medida  de  lo  que  pudiese  esperar  en 


174  ANTONIO    ZINNT 

uu  jukio  cualquiera.  No  mereció  resolución  alguna.  Nunca  «1 
poder  justificará  el  hecho  de  favorecer  así  la  ceguedad  infla- 
mada de  las  circunstancias.  Y  si  la  prensa  de  un  país  extraño 
no  hubiese  publicado  mi  escrito,  los  diarios  de  Buenos  Aires  ha- 
brían guardado  silencio. 

;  "Ninguna  situación,  sea  cual  fuese,  exime  a  las  almas  no- 
bles de  las  simpatías  que  nos  unen  al  infortunio,  cuando  el 
hombre  libre  en  sus  opiniones,  que  sólo  Dios  puede  arrancar 
de  siu  conciencia,  honra  icon  sm  conducta  subordinado,  y  humil- 
de sin  bajeza,  al  gobierno  y  a  la  nación  la  que  pertenece. 

"A  imitiaeión  del  gobierno,  los  tribunales,  compuesitos  en 
su  totalidad  de  hombres  incompetentes  para  jfuzgaxme,  han  ad- 
mitido singulares  demanda.^  paa'iiculares  contra  mis  propieda- 
des y  honradez. 

"En  semejante  situ'ación,  no  m,e  qoieda  ot.ro  arbitrio  que 
el  que  las  leyes  acuerdan-^al  que,  en  mi  'caso,  no  puede  defen- 
dersie,  ni  tiene  jueces  competentes  ant«  quienes  deba)  ventilar 
sus  derechos. 

"Protestando,  pqies,  en  su  virtud,  ctiQ  vez  más,  coním 
toiíos  lo3  actos  tendentes  a  mi  deshonor,  el  despojo  y  ex,proipia- 
eión  de  mis  bienes,  pior  quienes  ni  tienen  derecho,  puedo  re- 
petirlo, a  sancionarlo,  ni  ¡h'abilid'ad  legal  para'  ejerc-er  este 
derecho,  salvo  mis  acciones  y  las  acciones  de  tmi  hija'  al  pr^e- 
sen't'e;  y  las  -acciones  de  mis  hijos  despoiés  de  mis  días,  por  las 
violencias  de  que  somcs  víctimas,  -a  fin  de  deducirlos  amte  quie- 
nes podamos  y  debamos,  como  igualmente  los  que  nos  compe- 
ten contra  todos  los  compradores  y  tenedoa'es  de  mis  pro- 
piedades. 

"Llamo  ahora  también,  en  completa  guarda  y  sostén  de 
todos  mis  derechos,  la  consideración  de  los  gobiernos,  y  muy 
principalmente  del  gobierno  inglés  y  del  gobierno  francés, 
cuando  tengo  motivo  para  creer  se  trat'aba  de  la  venta  de  mis 
prcxpiedades  a  siibditos  ingleses  y  a  subditos  franceses!.  Y  íes 
por  esto,  y  por  todio,  que  m^e  apresuro  más  a  publieair  mis  p;ro- 
teertas,  declarando  O'tra  y  otna  vez  más,  ser  nulo  todo  ciuanto 
contra  mi  honor  y  mis  propiedades  acuerdan  la  citada  ley.  los 
decretos  de  sai  referencia,  y  nulas  también  sin  ningún  vaíon*  ni 
efecto,  todr.'S  cuantas  ventas  se  han  hecho  y  se  hicieren  de  algo 
que  me  pertenezca,  sean  quienes  fueren  los  vendedores,  com- 
pradores y  tenedores,  contra  quienes  reclamo  además  de  todos 
loa  daños  y  perjuicios  que  se  me  ocasionasen  por  sus  ventas, 
o  de  sus  compras  al  gobierno,  o  a  particulares,  Siaan  nacionales 
o  extranjeros,  y  sean  cuales  fuesen  los  gobiernos  de  quienes 
.sean  subditos. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PEOVIjSrCIAS     ARGENTINAS    1 75 

''Y  aquí,  eu  est'as  soleirmes  protestas,  que  bien  ya  en  allia 
voz  elevo  ante  el  gobierno  del  Estado  die  Buenos  Aires,  el  go- 
bierno de  la  Confederación  Argentina  y  las  naciones,  compren 
do  también  todas  cuantas  veces  fuere  neoesiairioi  en  derecho  pa- 
ra más  valer,  las  propiedades  de  mi  hdj'a  por  su  herencia  ma- 
tenna,  que  están  envueltas  en  las  mías,  y  con  más  fuerza  de 
razones  la  estancia  del  "Rosario",  con  todas  las  tiernas  y  de- 
más que  le  pertenecien,  en  el  partido  de  la  G-uiardiía  del  Monte, 
por  la  inaiudita  violencia  y  connpleta  nulidaid  de  su  entrega,  al 
que  one  la  vendió  en  el  año  de  1836.  y  en  su  fconsía&uencia,  por 
la  venta  también  absolutamente  nula,  que  éste,  y  sus  herede- 
ros han  hecho  'a  un  siibdito  inglés.  Y  por  todo  lo  que,  también 
diré  públioamentie,  cuando  pued'31,  si  necesario  fuere,  algo  más 
A  los  enuncdiados  gobiernos  y  a  las  naciones. 

"Juan  M.  de  Bosas." 

El  documento'  que  acaba  ide  leerse  fué  reproducido  en  La 
Tñhuna  de  Buenos  Aires  del  21  de  noviembre  de  1857,  proce- 
diéndolo,  escirito  de  puño  y  letra  de  Rosas,  lo  que  sigue : 

Scuthampton,  octubre  8  de  1857. 

"Si  los  señores  Editores  de  La  Tríhunn  se  tsir\'^en  publicar 
la  adjunta  protesta,  el  geneiral  Rosas  les  será  muy  lagradecido. 
"Queda  de  los  señores  Editores  muy  atento  servidor. 

"J%an  M.  de  Rosas." 

El  vencedor  de  Casemos  también,  >a  urna  ciarta  de  Rosas, 
fecha  3  de  noviembre  ée  1852,  en  que  le  daba  las  gracias  por 
el  desembargo  de  sus  propiedades,  deroigando  el  deoreto  del 
gobierno  de  Buenos  Aires,  de  fecha  16  de  febrero  del  mismio 
laño,  'comtestó  en  los  términos  siguientes: 

San  Nicolás,  marzo  18  de  1853. 

Señor  Brigadier  General  don  Juan  Manuel  de  Bosas : 

"Estimado  amigo: 

"Intimamente  reconoicido  a  la  benévola  carta  del  3  de  no- 
%^emjbre  último,  que  me  ha  esicrito  usted,  acepto  la  sinceridad 
de  los  sentimientos  que  en  ésta  me  manifiesta,  usted.  Las  con- 
sideraciones que  yo  haya  podido  dispensar  a  su  apoderado  y 


176  AXTOXIO    ZINXY 

amigo  ei  señor  don  Juan  Nepomuceno  Terrero,  a  sus  hijos  y 
a  los  de  usted,  las  he  dispensaido  al  infortunio  y  al  caráct-er 
que  ha  investido  usted  en  mi  país,  y  la  derogación  del  decreto 
que  confiscó  sus  propiedades  ha  sido  un  ado  de  rigurosa  jus- 
ticia que  ejercí  en  conformidad  con  mis  íntimas  cx>nviceiones, 
y  demasiado  me  creo  retribuido  por  él,  con  que  usted  lo  apre- 
cie y  me  nuanifieste  su  gratitud. 

"Los  noMes  ofrecimientos  que  me  hace  usted  de  sus  ser- 
vicios en  sus  circunstancias,  en  el  silencio  y  retiro  de  su  vida 
privada  y  en  un  país  extranjero,  son  demasiado  para  mí,  para 
que  deje  de  tributarle  por  ellos  mi  más  profundo  reconoci- 
miento y  la  seguridad  de  la  amistad  con  que  soy  de  usted  su 
afectísimo  amigo  y  compatiáota. 

*  ajusto  José  de  Urquiza.^' 

Caído  llosas,  el  gobierno  de  la  provincia  según  se  acaba 
de  ver  juzgó  conveniente  apropiarse  sus  bienes  como  indemni- 
zaciofli  de  los  males  que  causó  a  la  Confederación,  de  que  era 
jefe.  Entre  tanto,  su  responsabilidad  ante  la  Re(públic'a,  no 
sólo  ante  la  provincia  de  Buenos  Aires,  piesaba»,  no  exclusiva- 
mente sobre  él,  sino  también  sobre  muchos.  Fué  iai  gran  mayo- 
ría del  pueblo  argentino  quién  lo  elevó  y  lo  sostuvo  hasta  el  fin. 

Si  Eosas  fué  criminal  contra  la  nación,  a  ésta  correspon- 
día el  juzgamiento  de  aquél. 

Rosas  fué  acusado  de  haberr  dilapidado  el  tesoro  público, 
y  él  espontáneamente  sometió  su  administración  rentística  al 
poder  legislativo  de  la  pro'vñneia :  provocó  al  fiscal  público,  a 
que  compulsase  372  expedientes  que  debían  existir  en  la  con- 
taduría general,  probando  la  inyersión  de  los  c"auidales,  los  ob- 
jetos a  que  fueron  destinados,  las  personas  que  los  administna- 
ron:  ofreció  comprobar  con  la  presentación  de  títulos  seme- 
jantes y  auténticos  —  que  siempre  conservó  como  un  tesoro, 
haciendo  igual  recomendación  a  sus  herederos,  actuales^  po- 
seedores de  ellos  —  la  inversión  de  todas  las  partidas  que,  no 
teniendo  una  especifioación  particuRiar  en  los  mencionados  ex- 
pedientes, se  le  hi^o  por  ellos  responsable. 

El  general  Mitre,  entonces  redactor  de  Los  Dehates,  reco- 
iiooió  que  no  había  poder  para  juzgar  al  general  Rosas:  que 
la  confiscaición  de  sus  bienes  era  un  atentado;  y  que  la  dilapi- 
dación debería  ser  probada  en  juicio  contra dictK)rio. 

No  sólo  eso;  el  general  Rosas  que  fué  el  gobernante  de 
las  catorce  profánelas;  que  representó  el  único  gobierno  ge 
neral  ineontestado  por  la  nación  y  aceptado  por  el  mundo,  din- 


J 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNAnORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  177 

rante  veinte  años,  fué  juzgado  y  sentenciado  por'  las  solas  au- 
toridades de  la  provincia,  sin  liatoer  dado  partieipaciión  algiUDa 
a  Las  demás  igiuakoiente  inteiresadiais  y  da/mnifieaidasi. 

El  mismo  K-oisas  no  usó  de  las  facultades  extraordinarias, 
de  qoie  fué  investido  pioír  todlo  el  puieiblo^  de  Buenos  Aires  y  por 
los  gobiernos  ide  las  demás  pirovinciaiS,  en  el  juzgamiento  y  oas- 
tigo  de  los  Reinafé  y  cómplices,  sobre  lel  asesinato  deil  general 
Quiroiga  y  su,  eomátiva.  Siolicitó  y  obtuvo,  nioi  'Siólo  la  lantoriza- 
oión  suficiente  ide  la  provincia  de  «Córdobia,  de  que  uno  de  ellos 
fué  gobernador  propietario,  sino  también  la  de  los  gobiernos 
de  todas  las  provincias,  porque  co^mprendió  que,  aunque  inves- 
tido con  omnímodas  faoultadesi,  el  gobierno'  de  una  provincia 
no  tenía  derecho  de  juagar  al  de  otra,  ni  mucho  menois  al  que 
representaba  a  la  nación  entera  ante  los  gobiernos  de  las  de- 
más naciones,  con  quienes  la  Eepública  Argentina  estaba  en 
relación  dentro  y  fuera  del  país. 

Y  si  se  hubiera  creído  deber  prescindir  de  dar  participar 
eión  en  el  juzgamiento  de  Eosas  a  las  provincias  que  no  con. 
ourrieron  al  derrocamiento  ide  la  tiranía,  que,  en  este  simple 
hecho,  parecían  estar  mu;^  conformes  con  ella;  no  se  hallaban 
en  el  mismo  caso  las  de  Entre  Ríos,  Corrientes  y  Santa  Fe,  la 
RepúbÜiea  Oriental  del  Uruguay,  el  imperio'  del  Brasil  y  la 
parte  del  ejército  porteño  que  triunfó  en  Caseros ;  puestoi  quíe- 
en  virtud  de  esa  misma  victoria,  serían  los  que  podrían  tener 
derecho  para  juzgar  al  gobernante  derrocado,"  o  ser  consulta- 
dos por  lo'  menos. 

Terminaremos  manifestando  nuestra  opinión,  por  lo  que 
valga,  de  que  Rosas  no  fué  el  único  responsable  de  la  tiranía : 
lo  fueron  a  la  par  de  él,  los  gobernadores  de  todas  las  provin- 
cias que  no  la  ejercieron  con  menor  furor,  y  que  se  conserva- 
ron en  sus  puestos  después  de  Caseros ;  lo  fueron  también  los 
generales  y  demás  jefes  que  la  sostuvieron  con  cruel  y  fervo. 
roso  encarnizamiento  y  a  sangre  fría-  y,  sin  embargo,  fueron 
reconocidos  sus  áervicios  como  prestados  a  la  nación  y  respeta- 
dos en  sus  grados.  Y  lo  fueron,  más  que  todois,  los  Represen- 
tantes del  pueblo  de  Buenos  Aires  que,  cuando  el  general  ür- 
quiza,  al  frente  del  ejército  libertador,  acababa  de  derrocar,  en 
la  República  Oriental  del  Uruguay,  a  otro  tirano  no  menos,  si. 
no  más  sanguinario,  y  que  con  marcada  ferocidad  contribuyó 
en  las  provincias  del  interior  al  afianzamiento  de  la  tiranía 
de  Rosas,  reprodujeron  a  éste  la  más  activa  y  ardiente  coo 
peración  aceptando  todas  las  consecuencias  de  la  presente  san. 
ción  (de  9  de  diciembre  de  1851),  sean  las  que  fuesen  y  ha- 


17*  AITTONIO   ZINNT 

CIENDO   DE   SU   EXCLUSIVA    RESPON'SABrLIDAD,    TODOS   LOS    ACTOS   Y 

DisposicioííES  del  Jefe  Sltremo  de  la  Repúhlica,  general  en 
jefe  de  sus  ejércifos  Brigadier  don  Juan  Manuel  de  Rosas." 
Este  mismo,  cuando  aún  no  era  tirano  (1829)  trató  de 
alejar  a  sus  conciudadanos  del  camino  peligroso,  por  donde 
se  le  quería  conducir  r  al  que  desgraciadamente  vino  a  caer 
el  país,  dirigiendo  a  ios  Representantes  del  puetlo  aquellas  so- 
lemnes cuanto  trascendentales  palabras-  que  el  lector  habrá  ya 
visto  en  la  página  130.  Finalmente  Rosas  fué  lo  qlt:  el  pue- 
blo ARGENTINO  QUISO  QUE  FUESE ! 

El  ciudadano  chileno  don  Ramón  Guerrero  y  Vergara 
refiere  su  visita  al  ex  Dictador  Rosas,  el  17  de  enero  de  1866, 
en  estos  términos: 

*'A  la  villa  de  PorUrood,  situada  a  3  millas  del  puerto 
de  Southampton,  me  dirigí  acompañado  del  cura  católico. 
Después  de  cruzar  un  enlozado  potrero,  lleguá  a  una  peque- 
ña casa,  o  más  bien  dicho  un  rancho.  Envié  con  una  criada 
al  dueño  de  ella  una  tarjeta,  en  la  cual  indicaba  mi  edad, 
acompañándola  con  una  halagüeña  recomendación  de  mi 
compañero  cura.  Mientras  se  me  traía  la  contestación,  me 
puse  a  examinar  el  exterior  de  la  casa,  y  obser\^é  que  estaba 
blanqueada-  con  un  jardín  al  frente,  a  la  izquicírda  una 
puerta,  de  maderos  horizontales,  y  a  la  derecha  había  un  ca. 
llejón  de  cercaí^  por  el  cual  entraban  lais  muías  a  un  corral. 
Luego  volvió  la  criada  y  nos  abrió  la  puerta  de  la  izquierda, 
diciéndoncs  que  podíamols  entrar.  Atraviesiamos  varias  pie' 
zas,  y  si  en  ellas  algo  llamaba  la  atención  era  la  sencillez  y 
limpieza.  Llegamos  al  dormitorio  en  donde  se  veían  arma- 
rios llenos  de  libros,  papeles  repartidos  por  toda  la  mesa,  va- 
rios paquetes  y  maletas  que  contenían  documentos,  según  su. 
pe  después ;  una  ancha  cama,  3  sillas,  una  jaula  con  um  loro, 
una  chimenea  con  un  reloj  encima  y  varios  otros  objetos  in- 
significantes. Yo  estaba  viendo  el  título  de  algunas  obras, 
cuando  sentí  pasos,  al  ius-í/ante  entró  un  hombre-  a  eun^a  pre- 
sencia temblé:  era  alto,  robusto,  ágil,  muy  encor%'ado  (pre- 
sentando sólo  62  años,  habiendo  nacido  el  30  de  marzo  de 
1792),  de  frente  espaciosa,  completamente  calvo,  nariz  algo 
pronunciada,  labios  algo  echados  hacia  adelante,  sin  patillas 
ni  bigote,  y  parecía  que  no  se  había  afeitado  en  5  o  6  días. 
Estaba  con  un  poncho  de  lana  argentino-  con  cinturón  de 
gaucho  de  las  pampas,  espuelas  de  plata  con  grandes  rodé, 
las,  y  con  zapatos  muy  ordinarios. 


KISTOñlA    DE    LOS    GOEEBNADOEES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS     I79 

"Una  vez  que  entró  en  la  pieza,  se  quitó  el  poncho,  y  lo 
cciocó  isoibre  la  cama,  quedando  en  mangias  de  camisa,  con 
un  chaleco  de  pieles,  y  un  pañuelo  le  servía  de  corbatta.  Así 
se  verá  al  hombre,  a  quien  llaman  el  Salvaje  de  las  Pampas, 
y  que  él  se  titula  S.  E.  ©1  capitán  general  doní  Juan  Maniuel 
Oritiz  de  Rosáis.  Este  hombre  extraordinario  vive  completa- 
mente aisilado,  jamás  permite  que  se  le  vea,  ni  aun  su  hija 
doña  Manuela  Rosas-  que  sólo  puede  viisitarlo  una  vez  al  año, 
y  desconoce  el  idiomia  inglés,  que  no  lo  ha  aprendido  en  13 
años  de  residencia  en  Inglaterra.  Si  un  americano  logra  tur 
bar  su  retiro,  le  comunica  (como  lo'  hizo  conmigo),  sus  ínti- 
Diois  sentimientos,  se  engolfa,  en  sus  desgracias,  echa  en  cara 
a  las  Repúblicas  sudamericanas  sus  ingratitudes,  y  recordan. 
do  su  dominación  sobre  el  Plata,  se  le  comprime  el  corazón, 
las  lágrimas  se  ven  rodar  por  sus  mejillas,  y  cooi'liinúa  ha- 
blando con  voz  alterada,  como  yo  mismo  lo'  presencié. 

"Creo  que  las  primeras  palabras  que  me  dijo,  imitando 
a  MariO'  fueron  éstas:  "diga  usted  a  siis  paisano>s  los  siid- 
americanos,  que  Jka  visto  a  Rosas". 

/'Habiendo  preguntado  por  isu  salud,  me  cointestó  son- 
riendo: "no  la  cambio  por  la  de  un  mozo  de  25  años,  y  diga 
usted  ¡al  general  Blanco  que  el  homihre  qiw  se  ano7iadai  por  la 
edad,  ofende  la  ley  diviiia,  que  se  hace  igual  la  vida,  del  an- 
ciano y  la  del  joven," 

"A  una  pregunta  que  le  hice,  dijo:  que  de  los  america- 
nos, el  último  que  había  logrado  ver  fué  <un  señor  Caro 
{Calvo),  y  de  los  chilenos  un  joven  Cobo,  cuyo  nombre  no 
recordaba.  Yo  le  indiqué  a  Vicuña  Mackenna,  y  en  el  acto  me 
contestó:  "no,  ©se  es  mi  enemigo j  con  15  minutos  de  conver- 
sación no.  se  puede  escribir  sobre  la  vida  de  un  hombre-  y 
más  cuando  ésta  encierra  ciertas  vicisitudes,  ipero»  yo  le  per- 
dono su  precipitación.  Eyzaguirre  isolicitió  verme  y  hubieron 
(hubo)   algunos  inconvenientes  que  lo   impidieron." 

"Al  hablar  de  sus  ocupaciones  diarias,  Be  lamentó  de  su 
pobreza  y  añadió  que  trabajaba  con  tesón,  levantándose  a  las 
siete  de  la  mañana,  para  montar  a  caballo  y  recorrer  su  pe. 
quena  hijuela,  regresaba  a  las  doce  a  comer,  y  a  la  una  vol- 
vía a  su  trabajo  hasta  las  cinco  de  la  tarde, 'que  fué  la  hora 
de  mi  visita.  Después  de  cerrar,  se  hace  dar  friegas  en  las 
piernas,  y  luego  se  pone  a  escribir  con  lápiz,  que  tiene  una 
gran  cantidad  muy  bien  larreglados  y  cortados  por  su  cria- 
da, a  fin  de  no  perder  tiempo.  Su  letra  es  muy  clara  y,  pue* 


l8o  ANTONIO    ZINNY 

de  decirse, I  elegante.  A  los  62  años  de  edad  no  tóene  necesidad 
de  anteojos,  y  su  vista  es  superior. 

**Las  obras  que  ha  escrito  en  13  años  son:  1."  Vindica, 
ción  del  gobierno  de  don  Juan  Manuel  Rosas,  obra  que,  aun- 
que completamente  eoncluáda,  no  la  publica  por  falta  de  fon- 
dos: la  2."  se  titula  "Ley  Pública":  la  3.'  "Religión  del 
Hombre",  sobre  cuyo  tema  mantiene  una  larga  correspon- 
dencia con  un  distinguido  americano;  la  4.'  "La  Ciencia  Mé. , 
dica",  ramo,  que  me  dijo,  estaba  muy  deiseuidado  por  los  mo- 
dernos, que  sólo  se  ocupaban  en  inventar  cañones  rayados  y 
buques  blindad&s.  Aunque  puede  decirse  que  las  3  últimas 
obras  están  ya  concluidas,  sigue  agregando  datos  a  medida 
que  se  le  presentan. 

"A  más  del  americano,  antes  citado,  me  dijo  Eosas  que 
el  único  amigo  que  había  tenido  ha  sido  lord  Palmerston,  por 
cuyo  órgano  el  gobierno  inglés  le  ofreció  una  pensión,  lo  que 
rechazó  por  considerarse  apto  para  trabajar;  y  por  indigno 
mendigar  el  pan  en  país  extraño.  Agregó:  "este  acto  siem^pre 
le  agradeceré,  y  más  teniendo  presente  el  abandono  en  que  me 
lian  dejado  las  Repúblicas  americanas,  estas  ingratas  por  cuya 
unión  trabajé  tanto,  unión  que  habría  impedido  los  actos  co- 
metidos por  España,  que  no  es  sola  en  sus  empresas,  y  unión 
que  habría  evitado  la  situación  en  que  se  encuentra  el  Para, 
g.uay.  Asi  es,  —  continuó  (dándome  el  título  de  paisano),  — 
como  se  han  desatendido  mis  proyectos,  que  han  sido  los  de 
un  hombre  que  delira  por  la  libertad  amerücana.  Yo  me  presen- 
taba delante  de  mi  ejército,  y  reinando  el  más  profundo  silen- 
cio exclamaba:  —  ¡Viva  la  independencia  americana!  —  Des- 
pués daba  el  grito  de  ¡Viva  la  República  del  Plata! 

"Me  había  distraído  —  continuó  Rosas;  — •  dejemos  aque- 
llas ingratas  Repúblicas;  volvamos  a  lord  Palmerston,  por  cu- 
ya muerte  dirigí  una  carta  de  pésame  a  lady  Palmerston.  Voy 
a  leer  a  usted  el  borrador. 

"Esta  carta  me  Uamó  la  atención,  porque  estaba  conce- 
bida en  términos  muy  religiosos.  Principiaba  Rosas  excusándose 
por  haberla  retardado,  y  luego  recordaba  a  lady  Palmerston 
las  sabias  leyes  de  Dios,  que  disponen,  decía,  tanto  de  la  vida 
del  anciano,  como  la  del  joven,  y  esperaba  que,  reconociendo 
la  igualdad  del  destino,  se  habría  sentido  fortalecido  volvien- 
do sus  ojos  a  la  'eternidad.  A  lord  Palmerston  consideraba  co- 
mo al  hombre  más  eminente  de  los  tiempos  modernos,  así  es 
que,  en  su  carta  de  pésame,  dice:  Las  cartas  autógrafas  que 
poseo  de  vuestro  marido  será  la  mejor  gloria  que  legue  a  mis 


HISTOEIA    DE    LOS    GOBERTí ADOBES    DE    LAS    PEOVINCIAS  .  AKGENTINAS     iSl 

hijos.  ¡Yo,  sin  fortuna,  sin  amigos  y  sin  patria,  algo  habré  he-- 
dio  para  merecer  la  amistad  ds  tan  grande  homlre!  El  ha  si- 
do la  única  persona  que  se  ha  levantado  para  contestar  a  mis 
calumniadores." 

"Durante  la  lectura,  me  dijo:  Todo  esto  viene  al  caso;  — ■ 
tomó  un  paquete  de  cartas  con  el  rótulo  "Lord  Palmerston", 
diciéndome  que  eran  autógrafas  del  hombre  que  apreciaba  con 
sinceridad.  '^El  año  pasado  —  prosiguió  —  me  mandó  de  re- 
g.aJo  dos  liebres  y  cuatro  faisanes,  como  usted  va  a  verlo".  To- 
mó un  cencerrón,  que  agitó  con  fuerza,  y  luego  apareció  una 
sirvienta  a  la  que  dirigió  'esta  pregunta:  ^'¿Qué  me  sed  (said) 
j/ear  pasado  lord  Viscoiint  Palmerston?"  —  La  criada,  que 
era  avanzada  en  edad,  contestó  en  inglés:  "dos  liebres  y  dos 
pares  de  faisanes",  y  al  oir  dos:  '*íi^,  dijo;,  fueron  cuatro". 
Entonces  yo  le  expliqué  la  palabra  par,  con  lo  cual  la  mandó 
salir.  Llega  a  tal  punto  el  amor  de  aquel  personaje  a  la  cos- 
tumbre de  su  juventud,  que  desprecia  la  comodidad  de  una 
campanilla,  y  prefiere  usar  un  instrumento  de  algunas  libras 
de  peso. 

"Una  vez  concluida  la  carta  de  pésame,  no  recuerdo  con 
qué  motivo,  sacó  su  testamento'  y  me  leyó  If^s  primeras  cláu- 
sulas. Dándose  el  título  de  capitán  general,  consigna  en  la  pri- 
mera que,  en  su  sano  juicio,  que  no  había  sido  ^dolent^do,  y 
que  anulaba  sus  testamentos  anteriores.  En  la  segunda,  que 
nombraba  de  albacea  a  lord  Viscount  Palmerston,  y  en  caso  de 
imposibilidad  o  muerte  a  la  persona  que  desempeñase  el  mi- 
nisterio de  relaciones  exteriores.  Se  fija  en  este  último  a  causa 
de  la  nacionalidad  de  sus  nietos,  que  son  herederos  nacidos 
en  Inglaterra. 

"En  otra  de  sus  cláusulas  ordenaba,  nue  su  cuerpo  fue- 
se sepultado  en  la  iglesia  católica  de  Southampton,  debiendo 
ser  su  tumba  modesta  y  muy  bien  cercada,  y  hace  responsable 
al  gobierno  inglés,  si  permite  qme  su  cuerpo  fuese  trasladado 
de  allí.  (Tal  vez  recordaba  que  hay  individuos  en  su  ipatria  que 
han  deseado  aventar  en  las  Pampas  las  cenizas  -de  su  cráneo). 
Pide  que  a  su  lado  se  coloquen  los  restos  de  su  compañera, 
(doña)  Encarnación  y  los  de  su  hija,  si  el  gobierno  argentino 
accede  a  la  súplica  que  para  el  caso  le  haga  su  albacea. 

"Estando  hojeando  el  testamento,  yo  divisé  una  hoja  de 
guarismos,  y  le  pregunté  a  cuánto  ascendían  sus  bienes — ¡Ay! — 
exclamó  —  cuatro  veces  ha  sido  confiscada  mi  fortuna,  la  que 
no  se  puede  tasar.  Baste  decir  a  usted,  que  el  gobierno  de  Bue- 
nos Aires  me  tom^  300.000  cabezas  de  ganado,  para  repartirlas 


182  ANTONIO  zmíftt 

en  el  ejército.  Mis  nieios,  ingleses  como  son,  puede  ser  que  con- 
sigan mía  cuarta  vez  desconfisquen  mis  Menes. 

''Dejando  de  un  lado  el  testamento  —  prosiguió  —  si,  al 
ahandonar  l^  Bepúhlica  del  Plata,  no  saqué  hieries,  traje  con- 
migo estos  éc-ñ^.mentos  mil  veces  mus  valiosos,  —  y,  dirigién- 
dose a  una  maleta,  la  abrió  y  principió  a  sacar  unos  paquetes, 
,  de  los  muchos  que  allí  había,  muy  bien  acondicionados,  y  me 
'dijo:  ''Ayer  solamente  hahia  concluido  de  arreglar  estos  pa- 
peles, a  fin  de  mandarlos  a  Londres  a  una  casa  de  seguros.  No 
vayan  por  casualidad  a  quemarse,  si  permanecen  aquí".  —- 
Pasóme  un  paquete,  que  tenía  este  rótulo:  "Correspondencia 
del  gobierno  del  Plata  con  el  santo  Padre'*;  y  otro:  "Notas 
camliadas  entre  el  gohierno  de  don  Juan  Manuel  Posas  y  el 
golierno  inglés''.  —  Después  de  colocarlos  en  su  lugar,  conti- 
nuó: "Aquí  vivo  rodeado  de  las  ohras  más  escogidas",  y  me 
invitó  a  que  inspeccionara  sus  armarios.  Entre  otras  obras,  vi 
la  Ley  Xatural  de  Puffendorff.  las  Leyes  del  Plata,  y  en  fran- 
cés "Rosas  y  las  Repiiblicas  del  Plata":  no  recuerdo  el  nom- 
bre del  autor. 

" ¡Ali!  —  continuó  —  mi  paisano;  en  algo  dehía  tenerme 
la  Inglaterra,  cuando  solicitó  de  mí  interpusiera  mi  influencia 
con  los  gohiernos  de  Chile  y  el  Perú,  acerca  de  los  hienes  dé 
(Santa)  Cruz.  Yo  tanihicn  siempre  lie  querido  a  la  Inglaterra, 
y  creo  que  es  la  única  nación  con  quién  deben  estrechar  sus 
relaciones  las  Repúblicas  sudamericanas,  y  tener  confianza  en 
ella.  Cuando  se  me  arrojó  del  Plata,  los  comodoros  de  Ingla- 
terra y  Estados  Unidos  me  ofrecieron  sus  buques,  y  aunque 
fueron  éstos  los  primeros  en  hacerlo,  no  acepté,  ni  entré  en 
explicaciones  por  la  prem<ura  del  tiempo,  sino  que  me  embar- 
qué en  un  buque  inglés. 

"En  este  estado  de  la  conversación,  miré  mi  reloj,  y  vi  que 
mi  casita  había  durado  desde  las  cinco  y  diez  minutos  hasta 
las  seis  y  veinte  minutos.  Resolví,  a  mi  pesar,  despedirme,  aten- 
diendo a  la  crítica  situación  de  mi  compañero,  que  no  com- 
prendía una  palabra  de  español.  Al  ver  Rosas  nuestro  ade- 
mán de  irnos,  nos  dijo:  "esperen  que  voy  a  hacerles  paner  el 
carro,  para  que  los  deje  en  la  estación",  y,  haciendo  otra  vez 
uso  del  cencerro,  ordenó  a  la  sir\'ienta  que  avisase  cuando  es- 
tuviese listo. 

"Al  despedirme,  tomó  la  vela  y  nos  alumbró  la  escalera, 
y  aquí  me  apretó  fuertemente  la  mano.  Así  dejé  al  hombre  que 
más  impresión  ha  hecho  en  mí;  al  hombre  cuyos  hechos  pasa- 
dos le  representan  como  la  fiera  que  más  daños  ha  hecho  al 


IliSTOEIA    DE    LOS    G03EEX ADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS      183 

mundo  de  Colón;  al  hombre,  que,  según  muchos  de  sus  con- 
ciudadanos, ha  -eclipsado  los  crímenes  de  Nerón ;  al  que  ahora 
yace,  como  él  dice,  abandonado  de  sus  amigos,  sin  patria  y  sin 
fortuna,  llamando  la  atención  por  su  caridad,  su  constancia,  y 
por  el  sacrificio  que  se  ha  impuesto,  que  algunos  atribuyen  que 
lo  hace,  para  purgar  sus  delitos.  Aunque  sea  debilidad,  yo  no 
aborrezco  el  tan  temido  nombre  de  Rosas,  y  simpatizo  con  su 
desgracia  actual. 

"Yo  le  rogué  que  me  diera  el  borrador  de  la  carta  de 
pésame  a  lady  Palmerston,  y  consintió  en  ello;  pero  al  sacar 
mi  cartera  para  guardarlo,  como  arrepentido,  me  dijo:  "no, 
nadie  ha  ohtenido  esto  de  Rosas".  Volví  a  insistir,  y  fué  inútil 
mi  empeño. 

"Mi  introductor  cura  me  habló  después  muy  bien  de  ese 
personaje,  pintándomelo  como  un  hombre  muy  católico,  cari- 
tativo y  generoso.  Para  atestiguármelo,  me  contó  que,  estando 
los  bancos  de  la  iglesia  en  muy  mal  estado,  los  hizo  cambiar, 
colocando  unos  muy  cómodos,  habiendo  además  construido  una 
galería  sumamente  valiosa.  También  me  dijo  que  poseía  una 
hijuela  que  tendría  800  áreas,  con  una  magnífica  casa  que  le 
llamaban  Castillo ;  pero  que  la  había  abandonado,  para  habi- 
tar el  rancho,  en  que  yo  lo  visité,  construido  por  él  mismo,  con 
techo  de  cicuta  y  paja. 

"Lo  último  que  vi  de  Rosas,  fué  lo  que  él  üaima  carro: 
era  una  esipecáe  de  carretón  sin  toldo,  donde  sólo  podía  ir  una 
sola  ptersona  y  el  tirador.  En  él  mandaba  buscar  sus  provi- 
siones, y  en  caso  de  necesidad  lo  usa  para  ir  él  mismo  a  la 
ciuídad. 

"Ramón  Guerrero  y  Vergara"  (Publicado  en  El  Nació, 
náli-sta  de  Corrientes,  núm,  37,  de  feíchai  28  de  abril  de  1866. 

Habiéndose  vulgarizado  la  creencia,  fundada  o  nó,  de 
que  el  doctor  Dalmacio  Vélez  Sársíield  hubiese  aconsejado  la 
ejecución  de  Camila  O 'Gorman  y  del  cura  del  Socorro,  Gutié- 
rrez, como  arreglada  a  derecho,  una  señora  de  Buenos  Aires, 
a  quien  Rosas  debía  servicios  de  importancia,  pidió  a  éste  su 
testimonio,  como  se  verá  por  la  eairta  que  va  a  continuación,  la 
(Cual,  a  la  vez  que  Rosas  exonera  de  tan  grave  responsabilidad 
al  citado  jurisconsulto,  está,  acerca  de  otros  pnntos,  no  sólo 
llena  'de  cont  na  dicciones,  sino  que  condena  de  un  modo  flagran 
te  la  ffnalhadada  federación  sui  géneris,  que,  a  nombre  de  ella, 
tanta  sangre  se  derramara  en  ambas  márgenes  del  Plata. 

La  referida  carta  es  como  sigue : 


i84  A^^To^^o  zin>'Y 

Soutliamptoin,  setiembre  2  de  1869. 
"Señora)  doña  N.  N. 

"Mi  muy  querida  amáiga: 

"Ante  todo,  al  ociuparme  de  su  muy  queirida,  julio  10 
reitero  a  usted  mi  exfpiresivo  tagradecdmiiento  por  el  duplicado 
de  las  doscientas  libras  esterlinas,  19  chelines  y  udí  penique. 

"Los  recibos  para  las  personas  que  gemarosamente  míe 
soixilian,  los  remití  a  lusteid',  julio  25. 

"No  es  cierto  que  lel  señor  doctor  don  Dalmaieio  Vélez 
Sárafield,  ni  alguna,  otra  persona,  me  aconsejara  la  ejecución 
de  Oamiila  O 'Gorman  y  del  icura  Gutiérrez. 

"Durante  presidí  el  gobierno  provincial  bonjaierensie  en- 
cargado de  las  relaciones  ey,teriores,  y  iCon  la  surada  del  poder 
por  la  ley>  goberné  puramente  según  mi  conciencia. 

"Soy  pues,  tJNico  responsable  de  todos  mis  lactos,  die 
mis  hechos  buenos  como  los  malos,  de  más  erroresi  y  de  mis 
aiciertos.. 

"Pero  la  justicia,  parra  seírdio,  idtebe  tener  tener  dos  orejias: 
aiún  no  se  me  ha  oído. 

"El  señor  doctor  Vélez  Sársfield  fué  siemptre  firme,  a  to- 
da prueba,  en  sus  vistas  y  principios  uni'tairdos,  según'  era 
bien  sabido  y  conocido,  en  los  altos  negocios  del  Eistadlo. 

"  Y  lo  eran  ta'mbién  en  sus  vistas  y  opiniones  unitarias 
algninas  otras  personas  respetables,  honraidas  y  de  capacidad 
disitingtuidas. 

"Pero  personas,  que  no  faltaron  en  sus  respetos  debidos 
al  gobáemo. 

"Y  como  nunea  miré  las  opiniones  de  ambos  piartádos, 
pirecisamemte  como  razones,  'respetaba  y  consiidleraba.  a  esas 
personas,  tanto  más  cuando  yo  mismo  dije  varias  vecéis:  "Ob- 
sérv^ese  que  una  muy  cara  y  doloroso  exjperiencia  nos  ha.  hecho 
ver  prácticamente  ser  absolutamente  necesairio  entre  nosotros 
el  sistema  federal,  porque,  entre  otras  razones  ;de  sóMdo  P'O- 
der,  carecemos  totalmente  de  elementos  para  un  gobierno  de 
unidad . 

"Obsói'vese  que  uina  Eepúblioai  federativa  es  lo  más  qui- 
mérico 3''  desastroso  que  pudiera  imaginairse,  tolda  vez  que  no 
se  'Componga  de  Estados  bien  organizados  en  sí  misimos,  por- 
qu-e  conservanldo  icada  uno  sa^i  soberanía  le  independencia,  la 
fuerza  del  gobierno  general!,  con  respecto  al  imteiñor  de  la  Re- 
pública, es  casi  ninguna,  y  su  principal  y  casii  toda,  su  inves- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADOBES    DE    LAS    PBOVINCIAS     AJBQENTINAS       I»5 

tidura  es  de  puna  representación,  parai  llevar  la  voz  ai  noan- 
bre  de  toaos  los  Estados  confeiderados,  en  sus  relaciones  con 
las  naciones  extranjeras;  de  eioinsáig'ulente,  si  dentro  de  cada 
Esítaldo  en  p'articular  no  hia.y  elementos  de  poder  para  man- 
tener lel  orden  respectivo,  la  creacáón  de  un  gtobiemo  general 
federal  representativa  no  sirve  más  que  piara  el  desorden  par- 
cial que  sueeda  y  hacer  que  el  escándalo  de  cualquier  Estado 
se  iderrame  pior  todos  los  demás. 

"El  gobierno  general  en  un  Repúblicia  federativa  nO'  une 
lois  pueiblos  federales ;  los  representa  unidos,  ño  es  para  unir- 
los, es  para  represeníiarlos  entre  lais  naciiones. 

"No  se  ocupa  de  lo  que  pasa  interiormente  en  ninguno 
de  los  Estados,  ni  diaeide  las  conitiendas  que  se  suscitaai  en- 
tre sí. 

"En  el  primer  caso  sólo  entienden  lais  aiutoridades  par- 
ticulares del  Estado,  y  en  segundo  la  misma  constitución  tiene 
previsto  el  mcidio  cómo  se  ha  de  formar  el  Tribunal  que  deba 
ídbcidir . 

"En  una  ipalatbra,  la  unión  y  tranquilidad  crían  el  go- 
biernio  general,  la  desunión  lo  idestruye :  él  lesi  la  iconsecuiencia 
el  efecto  de  la  uniión,  no  la  causa:  y  si  es  siensible  su  falta,  es 
mucho  miayor  su  caída,  porque  nunca  sucede  sino  convirtiendo 
en  funesta  desgriaieia  y  anarquía  toda  la  república. 

"No  habiendo,  pues,  hasta  ahora  entre  nosotros  unión  y 
tranquilidad,  menois  mal  es  que  no  exista  el  gobierno  general, 
que  sufrir  las  terribles  estragos  ide  la  disoluciión ".  Eran  esas 
mis  vistas  y  opiniones  en  todo  el  tiempo  que  presidí  al  gobier- 
no de  Buenos  Aires,  enea,rgaido  de  las  relaciones  exteriores  de 
la  Confederación  Argentina. 

"Son  bien  eonacidos  y  rpublieados  los  consejos,  eaie argos 
y  órdenes  de  la  ex  Comisión  unitaria  en  Chile  (1),  ahora  no 
tengo  tiempio  para  oeupiarme  de  buscar  publiciaciones,  que 
aisombran,  aflijen  y  espantan  en  sus  terriblesi  comsecuencias,  fu- 


(1)  Rosas  en  su  carta,  no  se  refiere  a  las  publicaciones  del  señor  Sar- 
miento, como  éste  lo  supone,  sino  a  las  "Máximas  de  política  y  de  guerra 
de  la  Cotnisión  Argentina  en  Santiago  íCe  Chile,  en  !8Ji^,  publicadas  en  los 
diarios. 

"Es  menester  emplear  el  terror  para  triunfar  en  la  guerra. 

"debe  daiíse  muerte  a  todos  los  prisioneros  y  a  todos  los  enemigos. 

"Debe  manifestarse  un  brazo  de  hierro  y  no  tenerse  consideración  con 
nadie. 

"Debe  tratarse  de  igual  modo  a  los  capitalistas  que  no  prestan  socorro. 

"Es  preciso  desplegar  un  rigor  formidable. 

"Toños  los  tnedios  de  obrar  son  buenos  y  deben  emplearse  sin  vacilación. 

"Debe  imitarse  a  los  jacobinos  de  la  época  de  Robespierre". 

Juan  Gregorio  Las  líeras,  Domingo  Oro,  Domingo  Faustino  Sarmiento, 
Luis  Calle. 

(Gaceta  Mercantil,  ntimero  6920,  fecha  4  de  noviembre 
de  1846  y  siguientes). 


l8ó  AITTONIO   ZIN^'Y 

ne^os  resultados.  No  es  tiempo  oportiuio  p-ara  traer  a  consi- 
deración detenida  esas  inauditas  matanzas. 

"Ju<in  Manuel  de  Rosas". 

I/a  carta  que  antecede  fué  publieada  por  pirimera  vez  en 
el  "Bosquejo  de  la  Biografía  de  don  Dalmacio  Vélez  Sársfield 
etc.",  por  Sarmiento  en  1875. 

Con  motivo  de  la  muerte  de  Kosas,  un  diario  inglés  la 
amineió  en  los  ténninos  siguientes: 

"El  general  Juan  Manuel  de  Rosas,  ex  Diatador  de  la 
Confederación  Argentina,  falleció  el  14  de  marzo  (1877)  a 
las  siete,  en  su  propiedad  de  Sw.athling,  a  3  millas  de  Sou. 
thiampton.  Rosas  nació  el  30  de  marzo  de  1793  y  contaiba  por 
consiguiente  84  años  de  edad.  Residió  durante  25  años  en 
Southampton  o  en  sus  alrededores  y  soicninibió  de  una  infla- 
mación a  los  pulmones,  a  pesar  de  los  esfuerzos  del  doctor 
John  "SVibbilin,  su  médico  y  amigo  desde  que  pisó  el  territorio 
ingles.  [¡]  ;•;  1 

"Doña  Manuela  Rosas  de  Terrero,  Mja  del  famoso  Dic- 
tador, había  Uegaid'o  de  Londres  la  víspera  y  asistió  a  los  úl- 
timos momentos  del  padre,  de  quien  fué  fiel  compañera  en  el 
destierro. 

"Rosas  residió  en  Inglaterra  desde  1852,  fecha  de  su  caí- 
da del  poder.  Desembarcó  en  Southamipíon  por  ser  de  esta  ciu- 
dad el  capitán  Day  que  mandaba  el  buque,  en  que  se  refugió. 
Después  de  vivir  algunos  años  en  esta  ciudad,  se  retiró  a  la 
quinta  donde  ha  muerto.  Esta  quinta  es  inmensa;  la  compró 
al  finado  John  Flemming,  y  gastó  cuantiosas  siuanas  en  ador- 
narla. •  j,>-'.'\á 

"En  sus  últimos  años  sufría  mucho  de  una  artritis,  pero, 
a  pesar  de  lo  doloroso  de  la  enfermedad,  montaba  siempre  a 
caballo,  y  sr  supremo  placer  era  recorrer  sus  tierras  dando 
órdenes  a  sus  empleados. 

"  ¡  ¡  La  nostalgia  del  ipoder ! ! " 

"Su  amor  al  gobierno  personal  era  tal,  que  naidie  podía 
dirigirle  la  palabra  sin  permiso  especial,  o  para  contestar  a 
sus  pregnintas.  Pagaba  muy  bien  a  sus  trabajadores  e  inten- 
dentes más  que  los  otros  propietaráos  rurales;  pero  sólo  los 
contrataba  por  día. 

"Cada  hombre  recibía  su  salario  eotidianaimenjte  y  sólo 
entonces  se  le  decía  si  debía  vo¿ver  al  otro  día.  Esta  irregula- 
ridad de  Rosas  era  debida  al  deseo  de  no  ligarse  a  nadie  por 
contrato ;  sin  embargo,  sus  empleados  le  'duraban,  por  lo  gene- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEENADORES  DE  LAS  PBO\aNCIAS  ARGENTINAS   iSy 

ral,  muchos  años.  A  la  noche,  él  mismo  examinaba  los  tra- 
bajos, fueria  verano  o  invierno,  y  las  horas  de  tarea-  de  cada 
uno  eran  icaLcnladias  con  el  mayor  rdgO'r  y  lexiactitoid , 

"Durante  muchos  años,  Rosas  y  lond  Palme rs ton  se  vi- 
sitaron y  entrambos  mantenían  una  correspondencia  extensa  y 
no  interrumpida." 

Damos  fin  con  d  .goibiemo  de  Rosas,  ipublioando  a  conti- 
niiiaición  una  carta  qnie,  aunque  de  famiilia,  consigna  curiosos 
detalles  de  los  últimos  momentos  y  disposiciones  de  aquél,  'cu- 
yo  nombre  ha  siomado  tantiO  en  el  mundo  y  cuyos  hechos,  da 
cualquiera  naturaleza  que  haj-an  sido,  le  han  dado  celebridad. 

Así,  pueis,  tratándose  de  tan  famoso  personaje,  el  cuno- 
cimiento  de  ¡esos  detalles  no  dejará  de  despertar  tanto  interés 
como  icuriosidad . 

BuRGESS — Street  Farm 

Southampton,  marzo  16  de  1877. 

"Cuando  recibas  ést'ai  estarás  ya  imp^ue^to  de  que  mi  po- 
bre y  desgraciado  padre  nos  dejó  por  mejor  vida  el  miércoles 
14  del  corriente. 

"¡Cuál  es  mi  amargura  tú  lo  alcanzarais»  ipues  sabes  cuan- 
to te  amaba,  y  haber  ocurrido  estia  desgraicia  en  tu  aoiisencia 
hace  mi  situiaeión  dobilementie  dolorosa!  Es  realmente  terrible 
qtue  tam  pronto  como  nos  hemos  sieparado,  desgracia  semejante 
haya  venido  a  aumentar  el  pesar  de  estar  tan  lejos  uno  de 
otro,  pero  queda  seguro,  no  me  abanldona  la  energía  tan  ne. 
cesaría  'en  estos  momentos  que  tanta  cosía  hay  que  disponer  y 
atender,  todo  con  mi  consentimiento,  y  que  sobrellevo  tan  se- 
vera prueba  con  religiosa  resignación  acompañándome  el  con- 
suelo de  haher  lestiado  a  su  laido  en  sus  últimos  días,  sin  sepa- 
rarme de  él. 

"El  lunes  12  fui  llamada  por  el  doctor  Wibblin,  quién 
tme  pedía  venir  sin  demora,.  El  teleigrama  me  lleigó  a  las  cinco 
y  media  y  yo  estuve  aquí  a  lais  diez  y  media,  acompañada  poí 
Elizabeth.  Ei  doctor  me  esperaba  para  explicarme  el  esta- 
do del  pobre  tatitia.  Sin  desesperar  del  caso,  me  aseguró 
ser  muy  gra,ve,  pues  que,  siendo  una  fuerte  congestión  ail  pul- 
món, en  su  avanzaida  edad  era  de  temerse  que  le  faltase  la  fuer-' 
za,  una  vez  debilitado  el  sistema.  Al  día  siguiente  (martes)  el 
pulso  había  bajado  de  120  a  100  pullsaciones,  pero  la  tos  y  la 
fatiga  le  molestaban  mucho,  a  más  de  sufrir  un  fuertie  dolor 
en   el  pulmón    derecho.    Este  desapiareció   completamiente  en 


l88  ANTONIO   ZINNY 

la  tarde la  esipiec't'oración,  oada  viez  que  tosía,  era  icon 

san/prre,  y  éste,  paira  mí,  era  Tin  símt:oima  terrible,  como  ■t'ambién 
la  fatiga.  Esa  noche  del  miartes  (13)  supliqué  al  do-ctor  ha- 
blarme sin  ocTiltarme  niada,  si  él  lo  creía  en  ¡peligro  inmediato ; 
m^e  icontestó  qiuie  no  me  ocultaba  sai  gravedad  y  que  temía  no 
(puidierai  levantarse  más,  pero  que  no  icreía.  el  peligro  inme- 
dia>to,  ni  ser  necesairio  iconsultar  otros  médicofsi,  y  óomo'  su  iCa- 
beza  estaba  tan  deapejiada  y  con  una  fueriísa  día  esipírá'tu  que 
ocultaba  su  siufrimiento,  embromando  cion  el  doctor,  hasta  la 
noche  misma,  del  martes,  en  que  hablábaimios,  víspera  de  siu 
muerte.  El  doctor,  comió  yO',  convinimos  no  si&r  prudente  ni 
necesario'  todavía  hacer  venir  al  isacerdote,  pues  su  presencia 
Dudiera'  hacerle  creer  eí^tar  ■nróxímo  su  fin  y  que  esipieraíríamos 
hasta  ver  cómo  se^ía  el  miércoles  (14).  Esa  noche  estuve  con 
él  haisita  las  dos  de  la  mañana  con  Kiate,  pues  Mar'>-  Ann  m.e 
■peemplaz'aba  con  Aliici:^,  baiciendo  tiirnois  oara  no  f artigamos. 
Antes  de  retirarme,  estuvo  haciendo  varias  preguntas,  entre 
otras  cuándo  recibiría  tu  carta  de  San  Vicente  y  me  recomen- 
dó irme  a  acostar,  patra  que  vaniera  a  reponer  a  Mary  en  la 
miañana.  Todo  eisito,  Máximo,  dicho  con  fatiga,  pero  con  tanto 
despe.io,  que,  cuando  lo  recuerdo,  creo  soñarlo!  Cuando  a  las 
seig  de  la  mafíiana  entró  Alicie  a  llamarme  porque  IMary  Ann 
creía  al  genjerial  m,uy  m,a!lio,  salté  de  la  cama,  y  cuamido  me 
allegué  a  él  lo  basé  tantas  veces  como  tú  sabss  lo  h:í;cía  siem- 
pre, y  al  beisiarle  la  miaño  la  sentí  ya  fría.  Le  pregunté  "/.eómo 
te  va  tatita?"  su  contestación  fuié,  mirándome  cor»  la  mayor 
ternura:  ''no  sé,  niña".  Salí  del  cuarto  para  decir  que  in. 
mediatatménte  fueran  'por  el  médico  y  el  confesor ;  solo  tarda- 
ría -un  minuto,  pues  Atche  estaba  en  el  corredbr ;  cuando  entre 
al  cuarto  había  dejaido'  de  existir ! ! !  Así,  tú  ves,  Máximo  mío, 
que  sus  últimas  palabras  y  miradas  fueron  para  mí,  para  su 
hija  tan  amante  y  afectawsa.  Con  esta  última  demoiatiriaición 
está  compensado  mi  ciariño  y  constante  devoción,  i  Ah  Máximo, 
qué  falta  me  haces !  \  Si  tú  estuvieras  aquí»  yo  sola  me  ocuparía 
de  llorar  mi  pendida,  pero  no  te  tengo,  y  es  'pr^ciso  que  yo 
tome  tu  lugar,  lo  que  hago  con  una  fuerza  de  espíritu  que  a 
mí  mi;gma  me  sorprende,  desde  que  he  estado  acostumbraida 
quie,  en  mis  traba,,]" os  y  los  de  mi  padre,  tú  hicieras  todo  por 
nosotros!  Pero  Dios  Todopoderosio,  al  mismo  tiemipo  que  nos 
da  los  sufrimientos,  nos  acuerda  fuerza;  y  oonformidadi  para 
sobrellevarlos.  ¡  Te  aseguro  que  ha  muerto  como  un  justo !  \  No 
ha  tenido  agonía,  lexhaló  su  alma'  tan  luego  que  me  dirigió  su 
última  mirada!  ¡Ni  un  quejido,  ni  un  ronquido,  ni  más  que 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBN ADOBES    DE    LAS    PEO^^NCIAS     ARGENTUSTAS     1 89 

entregar  quietamente  su  almia  grantde  al  Divimio  Creador.  ¡  Que 
él  lo  tenga  en  su  santa  gracia!  ¡Maiy  estaba  a  su  lado,  cuando 
nrarió,  y  esta  pobre  mujer  se  ha  leíonducido  ,c'on  él,  basta  sai 
úlíáma-  haría,  ©on  la  fidelidad  que  tú  conoces  siempre  le  ha 
servido !  i  Pobre  tatita,  estuvo  tan  fe  liz  cuando  me  vio  llegar  el 
lunes!  Lats  dos  muahachas  están  desoladas.  Madre  e  hija  de- 
mxie'stran  el  cariño  que  tenían  a  su  patrón.  Tus  iprediceiones 
y  las  mía.s  se  cumplieron  desgraciadamente,  'cuandio  le  decía- 
mos a  tatita  que  esas  salidas  con  humedad  en  el  rigor  d'ei  frío 
le  habían  de  traer  una  pulmonía.  Pero  su  pasión  por  el  iciampo 
ha  abreviado  sus  días,  pues,  poír  su  fortaleza  pudo  vivir  mu- 
chos años  más. 

"En  uno  de  lois  días  de  frío  espiantosioj  que  hemos  temido, 
anduvo  afuera*,  loomo  de  costumbre,  hastia  tarde;  le  tomó  un 
resfrío  y  las  oonsecuencias  tú  las  sabes.  ¡Pobre  tatita!  Estoy 
cierita  que  tú  le  sentirás  como  a  tu  mismo  piadre,  (pues  tus 
bon'diades  para  él  bien  pnotoaban  cuánto  le  amabas!  A  Rodri- 
go, que  Tuegue  a'  Dios  por  el  alma  de  su  abnelito,  que  tanta 
predilección  hacía  de  él,  y  que  no  le  esicribo  porque  no  me 
siento  con  fiserzas,  ni  tengo  más  tiempo  que  el  que  te  dedico. 

"El  doictioír  WibbMn  es  mi  piano  de  lágrimas  en  éstois  mo- 
mentos en  que  necesitaba  una  persona,  a  quieai  encargar  las 
deligencias  del  funeral.  Kate,  con  Manuel,  fueron  a  ver  al  ÜTb'- 
dertaker,  al  padre  y  demás,  y  todo  está  arreglado  para  que 
tenga  luga^r  el  maates  20,  y  como  el  pobrae  'tatita  ordenara  en 
sni  testamento  que  sólo  se  diga  en  su  funeral  una  misa  reza- 
ida,  y  que  sus  reistos  sean  oonducidos  a  su  última  morada  sin 
pompia  ni  apariencia,  y  que  el  coche  fúnebre  sea  seguido  por 
uno-  fúneb're  com  tres  o  cuia/tro  piersonas,  los  preparativosi  no 
tienen  mucho  que  afiTeglar  y  su  voluntad'  será  ctumplida,  y  en 
éste  último  irán  el  doctor,  Manual  y  el  saicerdote,  y  tal  vez 
venga  el  esposo  de  Eduai-dita  Gaiicía,  pues  he  tenido  in  tele- 
graroia  preguntándome  cuándo  tendría  lugar  el  funeral,  por- 
que qoiiere  «sdlsitir  a  él  Edúiardia  me  ha  dirigido  otr-),  dicién- 
me  pone  a  mi  disposición  dos  mil  francos,  si  necesito  dine- 
ro. Esto  es  un  consuelo  en  mi  aflieición. 

"Pcir  supuesto  que  se  lo  he  aigTa'decido,  contestando  que, 
siSnecesito  algo,  a  ella  mejor  qaie  a  nadiie  ocurriría,  paro  que, 
al  presiente,  iio'  lo  necesito. 

/'También  ordena  taitita  que  su  eiadáver  sea  enteiTado 
dos  días  destpués  de  su  muerte,  pero  esto  hia  sido  imiposible 
cumplirlo,  ipues  el  undertaker  dijo  que  no  tenía  tiempo,  por. 
qoie  sienido  el  pobre  tatita;  tan  alto  era  ,p(reoiso  hacer  el  cajón 


IQO  ANTONIO   ZINNT 

y  el  die  piorno,  donde  está  j-a  hoy  cdlociado;  mañapa  vendrá  el 
de  caoba,  decente  solamente,  y  aunque  deseaba  fuese  el  fune- 
ral el  lunes,  no  puede  ser,  por  ser  día  de  San  José,  y  así  será  el 
martes  20.  ¡  Dios  nuestro  Señor  le  acuerde  descanso  eterno !  En 
fin,  no  serán  las  cosas  disipuestas  como  si  tú  estuvieras  ocupa- 
do de  .ellas,  pero  haremos  cuanto  podamos,  yo  por  llenar  mi 
debear  filial  y  el  doctor  el  tan  sagrado  de  amistad.  Pobre  Ma- 
nuel, no  sabe  lo  qué  le  pasa,  ni  cómo  complaeenne  y  con- 
solarme . 

"Tuya 

Manuela  de  Rosas  de  Terí'ero" 

The  Advertiser  da  sobre  el  entierro  y  funerales  de  Kosas 
los  detalles  que  siguen: 

"Funerales  al  Brigadier  General   don  Juan  Manuel  de 
Rosas.  En  Southampton   (Inglaterra)  . 

"El  funeral  de  S.  E.  el  general  Juan  ifanuel  de  Rostaa 
ex  gobernador  y  dictador  de  la  Confederación  Argentina,  cuya 
muerte  en  su  estancia  en  Swathling,  el  miércoles  próximo  pa- 
sado fué  registrada  en  el  Advertiser  del  sábado,  tuvo  lugar 
ayer  (mai'tes),  siendo  depositados  sus  restos  en  una  bóveda  del 
Cementerio  de  Southampton.  El  finado  era  católiiCú  romano  y 
en  la  tarde  del  lunes,  entre  7  y  8,  el  féretro  fué  trasladado  de 
su  estancia  a  la  capilla  católicia  xDmana,  en  Biiglestreet,  Sou- 
tha^mpton,  donde  fueron  observadas  las  ceremonias  usuales, 
peculiares  de  la  iglesia  romana,  permaneciendo  allí  deposita- 
do hasta  la  mañana  de  ayer.  A  las  once  hubo  sea-rieio  com- 
pleto, dirigido  por  el  reverendo  padre  Gabriel,  en  ausencia  del 
reverendo  padre  Mount,  el  pá-iToco,  quien  se  halla  actuaLra/en- 
te  en  el  Continente.  Al  terminar  los  oficios,  de  un  carácter  ver- 
daderamente impresivo,  el  íéxetro  (cubierto  con  un  manto 
negro  y  con  una  larga  cruz  ,b¿anca)  fué  coloaado  en  un  co- 
che fúnebre,  tiraido  por  cuatax)  caballos  oubiortos  de  tercie 
pedo  negro.  El  resto  del  cornejo  consistía  en  dos  oarruajes  en- 
lutados, tirados  por  dos  caballos,  y  el  diel  doctor  Wibblin 
F.  E-.  C.  S.,  quien  había  sido  el  facultativo  consultor  y  anü- 
go  de  confianza  del  general,  durante  todo  el  período  de  su  re- 
sidencia en  este  país.  En  el  primer  carruaje  iba  el  barón  de 
Lagatinerie  {Capitaine  d'Etat  Major,  Attaché  á  l'Etat  Major 
General  du  2me  corps  d'armée'  Amicns,  y  sobrino  del  finado) 
el  doctor  Manuel  Terreiro  (nieto  del  finado)  y  e]  reverendo 
piadre  Gabriel.  En  el  segundo,  iban  las  personas  de  la  casa  del 
finado  y  del  señor  Terrero,  y  en  el  carruaje  el  doctor  ^Vibblin, 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEKN ADORES    DE    LAS    PEO^'IIíCIAS     ARGENTINAS     I  QI 

el  doctor  y  el  señor  Flemming,  agente  de  Dondres.  Los  oficios 
en  el  Cementerio  fueron  breves,  y  como  lel  funeral  era  de  na- 
turaleza estrictamente  privado,  el  acompañamiento  al  Cemen- 
terio no  fué  tan  numeroso,  como  sin  duda  lo  habría  sido  en 
ciaso  contrario. 

"El  féreta^o  era  de  roble  inglés,  deliciadamente  barniza- 
do y  con  hermosos  adornos  de  bronce.  Servía  de  primer  tro- 
feo a  su  féret:ro  el  sable  que  acompañó  en  todias  sus  caampañas 
al  general  San  Martín,  quien  lo  legó  por  tesitame;iuto  a  Rosas. 

''En  una  chapa  de  bronce  colocada  sobre  la  tapa,  y  pre- 
ciosamente iluminada,  se  leía  la  inscripción  siiguiente: 

JUAN  MANUEL  DE  ROSAS 

Nació  el  30  de  marzo  de  1793.    Falleció  el  14  de  marzo  de  1877 
{a  las  83  años,  11  meises  y  16  días) 

El  .completo  arreglo  de  los  funerales  fué  confiado  a  los 
señores  E.  Hay  es  e  hijo,  'de  Highstreet  y  han  sido  llevados  a 
cabo,  bajo  su  superintendencia  !personal  del  modo  más  satis- 
factorio . 

En  Buenos  Aires,  la  señona  doña  G-regoria  Rosas  de  Ez- 
ourra,  hemiiana  del  ex  Dictador,  miamdó  decir  una  misa,  por  el 
descanso  de  su  -almia,  en  la  iglesia  de  la  Concepción,  el  23  de 
m^rzo  del  mismo  año. 

Y  habiéndose  anunciado  el  funeral  de  Rosas,  por  sus  hi- 
jos y  nietos,  para  al  día  24  'de  aibrdl,  en  la  iglesia  del  Colegio 
(San  Ignacio),  un  crecido  número  de  ciudadanos  respetables 
invitaron  por  la  prefusa  al  poiebilo  de  Buenos  Aires  a  celebrar 
exequias  fúnebres,  en  la  iglesia;  metropolitana,  por  las  vícti- 
mas de  la  tiranía,  para  el  mismoi  día  en  que  aquél  debía  te- 
ner lugar. 

En  vista  de  'esto,  el  gobierno  de  la  provincia,  a  su  vez, 
prohibió  toda  demostración  pública  en  memoria  de  Rosas,  ba- 
jo cualquier  forma.  ' 

En  consecuencia,  el  funeral  .por  Rosas  no  se  efectuó,  pero 
sí  pox  sus  vícitimias,  al  que  ccirucurrió  todo  el  pueblo  de  Buenos 
Aires,  isiu'  exceptuar  el  ipersonal  de  ambos  gobiernos,  provin- 
cial y  nacional,  habiéndose  conseguido,  por  este  acto-  que  las 
dos  fracciones  ipolítioas,  en  que  tan  honidla.mente  se  encontraba 
la  provincia  y  aún  la  República,  llegasen  la  entenderse,  acer- 
cándose una  a  la  otra,  hasta  producir  una  feliz  conciliación 
entre  ambas.  A  este  res,ultaido  contribuyeron  muy  eficazmente 
el  doctor  Adolfo  Alsina,  hoy  finjadio,  y  el  general  Baitolcmó 


192  ANTONIO   ZINNY 

Mitre,  en  lo  que  no  fueron  ajeóos  el  presidente  de  la  repúblioa 
doctor  Avellaneda  y  el  gobernador  de  la  provincia  don  Carlos 
Casares,  en  prijmera  línea. 

1852.  —  Dr.  Manuel  Insiarte  y  Dr.  Felipe  Arana,  Minis-' 
tros  de  Rosas,  con  las  atribuciones  'd'el  P,  E.  d'eleigiaidlas,  en  e/ 
primero,  los  asuntos  de  gobierno,  haeieoda  y  guerra,  y  en  el 
segundo  las  de  relaioiones  exteriores,  desde  el  26  de  enero  ha^ 
ta  el  3  de  febrero,  día  en  que  fué  derrocada  la  Dictadura,  con  su 
jefe  Rosas,  en  Caseros.  Rosas,  como  gobernador  propietario,  se 
reseivaba  la  facultad  de  expedár  por  sí  sólo  y  directamente 
las  providencias  y  disposiciones  que  juzgaa'a  convenientes,  so- 
bre cualquier  iasunto  de  la  adoninistración,  mxmibrando  al  más- 
nuo  tiempo  la  Mansilla  insipector  y  comandante  general  de  ar- 
mas de  la  capitiail.  El  gobierno  delegado  no  taivo  ocasión  de 
dictar  disiposición  ailguna,  y  leayó  en^aielío  en  la  derrota  del 
propietario;  tampoco  hizo  sentir  su  autoridaidl  contestando  a 
una  nota  oficial,  ique  le  fué  dirigida  por  los  enoa'rgados  de 
negocios  de  Portugal,  de  los  Estados  Unidos  y  de  Inglaterra, 
sobre  desembarco  de  tropas  que  se  había  organizado,  a  fin  de 
proteger  a  sus  respectivos  nacionales  y  los  establecimientos  {pú- 
blicos de  interés  general.  Fué  el  general  Lucio  ManBilllia,  quien, 
oomo  jefe  de  las  armas,  dio  orden,  bajo  sii  re^iponsabilidad,  al 
capitáji  del  Puerto,  vp'ara  que  permitiese  el  desembaiico  de  las 
referidas  tirotpias,  en  vista  de  la  imdecdsión  del  gobierno  dele- 
gado para  resolver  por  sí  sobre  e'se  punto. 

Cion  esta  autorización,  el  desembarco  de  las  tropas  se  efec- 
tuó en  la  tarde  del  3  y  fueron  disitribuídas  del  modo  siguiente : 
ias  inglesas  iocu(p'aron  el  Banico  de  la  iptrovineia^  y  las  fran- 
ciesas,  la  Aduana,  en  protección  de  los  intereses  públicos  qua 
encerrabian.  Las  casas  de  los  agentes  diplomáticos  y  de  lois 
cónsules  fueron  igualmente  cust ciliadas  por  troipias  extranje- 
ras, en  los  días  3,  4  y  5,  hasta  que  se  restableció  el  orden. 

En  la  miadrugada  del  4,  el  general  Mansilla,  jefe  día  las 
anuas,  se  presenitó  personalmenite  en  casa  de  los  señores  obis- 
po Escalada'  don  José  j\Iaría  Rojas,  don  Bernabé  de  Escalada 
y  doctor  don  Vicente  Lóipez,  a  quienes  pidió  fuesen  en  comi- 
sión ceroa  del  general  Libertador  mianifestándole,  que,  lejos 
de  hacer  resistencia,  desealba  remd'tiese,  lo  más  /pronto  posible, 
una  fuerza  para  recibirse  de  la  plaza,  por  el  temior  que  tenía 
que,  los  cinco  o  seis  mil  derrotados  que  oprimían  toda  la  ciui, 
dad,  co)mctieseni  desórdenes  en  el  pueblo,  entregándose  al  fa- 
queo,  que  él  (Mansílla)  no  podía  conteaier. 

Lai  comisión  así  nombrada  por  el  generaü  Mansilla  des- 
empeñó su  loometido  con  la  mayor  brerv^edad,  mías  mi  ante  el 


laSTOBIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS      193 

general  Urqmiza,  que  todavía  no  'había  llegado  a  Pialermo,  sino 
ante  el  jefe  ide  mayor  gradiUiaición  que  allí  se  liaillaibia  — •  el  co- 
ronel Gialáu  —  quien  comunicó  verbalmente  la  orden  ideseada. 

La  comisión  >a  su  regreso,  dio  aviso  del  fresiulMiado  de  su 
cometido  al  general  Mansilla,  quien  inmediatamente  disolvió 
la  fuerza  que  se  hallaba  concentrada  en  el  recinto  de  la  plazja 
de  la  Viotoiria,  retiirándose  él,  en  seguida,  a  su  casa. 

Entretanto,  el  saqeo  de  la  ciudad  y  suburbios,  seguía  con 
el  ma.yor  furor  y  escártiidalo,  h'asta  que  el  pueblo  eo-mprenidlió 
que  no  le  quedaba  otro  recurso  que  defenderiae. 

Es,  pues,  ineáento  que  el  general  Mansilla  hubiese  auto- 
rizaido  el  saqueo,  como  entonces  se  dijo,  y  ide  ouiyaj  ^calumnia 
sie  j'Uistifieó  oportunamente  publicando  documentos  fehaicieai- 
tes. 

En  las  práimenas  horas  de  de  la  mañana  del  4  de  febrero, 
la  ciiudad,  en  una  completa  acefialía,  civil  o  policiiall,  ofrecía 
el  cuadiro  más  horribile.  Masas  dte  ciaballería  habían,  invadido 
la  capital  y  suburbios  y  se  entregaron  impunemente  al  saqueo, 
rompiendo  las  puertas  de  las  casas  de  negocios  y  haciendo 
volar  a  balazos  las  ceiiradiuras. 

Penetrado,  (por  fin,  el  pueblo  de  Buenos  Aires  de  la  pn¿- 
na  total  que  le  amenaziafoa,  reae¡ciionó  contra  el  terror  que  ha- 
bían infundido  los  ladronies  y  forajidos,  eseapiados  de  la  cár- 
cei,  cuando  se  dio  puerta  franca  a  todbs  loísi  que  se  hallaban 
en  ella  por  ciaiusas  políticas,  y  se  inició  la  defensa.  Esta  fuié 
auxiliaida  en  mucha  parte  por  una  fuerza  de  leaballea'ía  que  el 
general  Urquiza  mandó  en  amparo  de  la  ciudad. 

Como  a  las  dosi  de  la  tairde  comenzó  ai  dominarse  el  con- 
flicto con  la  activa  persecuedón¡  y  ejemplar  caisitigo  de  los  ban- 
doleros, que  enan  fusiladlos  ánfraganti  pior  Ras  cales,  o  en  la 
cárcel,  por  cuyo  adbañal  salía  a  ía  calle  el  reguero  de  la  san- 
gre; tan  gTande  fué  el  níimeiro  de  los  ladrones  fusilados  den- 
tro de  su  recinto. 

1852.  —  General  Justo  José  de  Urquka.  Diietadioír  militar 
poír  el  iderecho  dte  la  victoria^  alcanzaidal  siobre  Rosas,  el  3  de 
febrero,  en  los  ealmpos  de  Caserosi. 

Luego  que  ya;  no  quedaba:  duda  alguna  sobre  el  éxito  de 
la  batalla,  el  general  Mameilla.,  quiS'  estaba  enciargiaido  de  la 
guiarniición  de  esta  plaza  y  dte  la  conser%nacáón  del  on'den,  hizo 
saber  al  cuerpo  diiplcmático  y  consular  que  la  plaza  no  pre- 
sentaría resistencia  alguna;  en  consiecueniciai  no  h,abía  motivo 
pa:ra  que  el  ejército  del  general  Urquiza  la  ciciipase  por  la 
fuerza,  deside  que  podía  considerarla  como  rendidla. 


194  ANTONIO   ZINNY 

En  efecto,  una  comisión  compuesta  de  algunos  individuos 
del  cuerpo  consular  se  dirigió,  con  bandera  de  Parlamento,  a 
Palermo,  donde  desempeñaron  su  coimetido  cerca  dei  mayor 
general  don  B.  Vinasoro,  en  aiusencia'  del  general  en  jefe,  que 
aún  no  había  llegado. 

El  resto  del  día,  idesde  la  tres  de  la  tarde  y  toda-  la  no^ 
C/he  del  3  al  4  de  febrero,  la  ciudad  quedó  en  completa  ace- 
fialía,  hasta  la  «mañana  siguieaite,  en  que  salió  atra  cotmisión,  a 
que  ya  se  hizo  referencia,  compuesta  del  obispo  .de  Aulón  y  de 
los  señores  Vicente  López,  Bernabé  E'sicalada  y  José  María  Ro- 
jas, la  cual  manifestó  al  general  en  jefe  del  ejército  aliado  li- 
bertador que  la  provincia  se  hallaba  sin  autoridades  y  que  era 
de  urgente  necesidaid  nombrar  una  para  mantener  lel  orden  y 
rejpriníir  los  excesos  que  se  esitabaai   coonetiendo. 

El  general  Urquiza  inmiediat amiente  nombró  al  Bresádente 
de  la  Cámara  de  Justicia,  doctor  Vicente  Ljópez,  gobernador 
provisorio . 

Apenas  amaneció  el  4  de  febrero,  la  ciudad  de  Buenos  Ai- 
res y  sus  suburbios  fueron  testigos  del  saqueo  imáis  escandaloso 
que  jamás  experimentara,  de  parte  de  los  mismos  derrotaidos 
de  la  vísipera,  disfrazados  con  la  coraza  de  género  blanco,  con 
que  se  distinguía  el  ejército  libientador,  cuyo  uniforme  era  del 
mismo  color  que  el  de  Bosbs,  asociados  a  aágunos  veieinos  y  atín 
mujeres.  Al  prin'cipio  se  creyó  fuesen  verdaderos  soldados  de 
Urquiza,  que  esitaban  autorizados  al  saqueo  ide  la  ciudad,  mas 
habiendo  el  doctor  López,  que  acababa  de  regresar  de  Pialer- 
mo,  participado  lo  que  sucedía  al  .general  libertador,  pidiéndo- 
le al  mismo  tiempo  una  fuerzía  para  reiprimir  el  desorden,  Ur- 
quiza accedió  deside  luego ;  pero  (antes  de  llegar  la  fuierza  soli- 
citada, el  saqueo  llegó  a  tomar  im  carácter  alarmante,  robamao 
hasta  cargar  carros  y  despojar  de  su  contenido  casias  enteras. 

En  vista  de  esto,  y  cuando  ya  se  tenía  seguridad  que  era 
un  verdadero  saqueo  no  autorizaido  por  el  geniaral  vencedor,  se 
anularon  los  habitantes,  nacionales  y  extranjeros,  y  recorrien- 
do las  calles  de  la  eiudaid,  defendieron  sus  intereses  fusiüando 
a  cuantos  encontraban  robando,  hasta  que  se  hizo  sentir  la  au- 
toridad, que  acababa  ide  ser  nombrada,  de  un  modo  enérgico. 

Las  medidas  de  rigor  adoptadas  para  icon  los  ladronjes  del 
día  4  tenían  justificación  en  aquellas  circunstancias;  no  lasí 
otras  dictadas  por  el  general  libertador  para  con  prisioneros 
rendidos.  Desipués  de  haber  proclamado  olvido  general  de  to- 
dos los  agravios,  ei  general  Urquiza  no  se  mostró  generoso,  co- 
mo debiera,  y  mucho  menos  en  vengar  resentimientos  particu- 


HJSTOBIA    DE    LOS    GOREEÍÍADÓRES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS  195 

lares,  cual  lo  hiciera  con  el  coronel  Martmiano  Chilavert-,  a 
quien  mandó  fusilar  por  la  espalda  al  día  siguiente  die  la  viíG- 
■^,oria  de  Oafierois  y  colgar  su  cadáver  dIe  un  árboil,  sin  permi- 
tir se  le  diese  sepultura.  Abusó  de  la  victoria  con  demasía, 
manifestando  .dje  un  modo  casi  evidente  que  los  sentimientos 
de  que  venía  inspirado  en  su  cruzada  libert^a-dora,  eran  miás 
egoístas,  si  bien  es  innegable  que,  por  el  hecho  de  haber  d|e- 
rrocado  la  Dictadura,  adquiriera  una  gloria  imperecedera  y 
que  las  generaciones  subsiguientes  recordarán  con  eterno  re- 
conocimiento. 

El  cintillo  poinzó,  signo  de  degradación  de  la  epoda  de  la 
Dictadura,  únicamente  tolerable  entre  los  ejéneatos  beligeran- 
tes sólo  idurante  la  lucha,  mas  no  pana  con  los  cixudadanos,  sin 
excluir  los  clérigos  y  las  mujeres,  que  acababan  de  arrojarlo  con 
alegría,  en  la  seguridad  de  que  su  uso  había  caducado  para 
siempre,  ese  cintillo,  repetimos,  fué  restabiecido  de  nuevo 
por  el  gobierno  provisorio,  sólo  por  contemporizar  con  el  ge- 
neral que  caibaba  de  pir estar  un  inmenso  servicio  a  la  provin- 
cia y  a  la  República. 

Violando  los  pactos  ajustaidos  en  29  de  miayo  y  21  de  (no- 
viembre de  1851,  retuvo  prisioneros  700  porteños  de  color, 
4ue  envió  a  Cala,  en  la  provincia  de  Entre  Ríos,  como  remitió 
también  luumeroáos  cañones,  ^municiones  de  guerra,  ai-mamen- 
tos,  vestuarios,  carruajes  y  muchos  otros  objetos  sacados  del 
parque  de  esta  ciudad. 

El  pueblo  de  Buenos  Aires,  que  con  la  mayor  pompa  y 
alegría  recibiera,  en  su  entrada  triunfal,  el  19  de  febrero,  al 
ejército  libertador  y  a  su  general,  no  fué  saludado  por  éste, 
ni  con  una  leve  inclinación  de  cabeza.  Llevaba  poncho  blanco 
corto  sobre  la  casaca  militar  y  pantalón  con  franja  de  oro  y, 
formando  contraste,  sombrero  de  copa  alta  con  un  ancho  cin- 
tiillo  punzó,  como  para  indicar  que  todos  debían  UiSarlo.  Tam- 
poco cumpditnentó  al  gobierno  de  la  provincia  que,  acompaña- 
do del  cuerpo  diplomático,  lo  esperaba  en  la  lazotea  del  Coli- 
seo,  (actual  teatro  Colón). 

Esos  y  otros  actos  de  desprecio  para  con  el  primer  pue- 
blo de  la  República,  revelaban  en  el  general  la  existencia  dje 
im  pensamiento  que,  desde  Entre  Ríos,  había  sido  concebido 
y  mal  disimulado.  Así,  no  sólo  sie  enagenó  las  simpatías  de 
este  p'ueblo,  que  llegó  a  comprender  sus  planes  y  pretiensiones, 
sino  también  desde  ese  momento,  empiezo  a  organizairse  para 
defender  sus  libertades  y  derechos,  que  acababa  de  recon- 
quistar. 


1 96  ANTOXIO   ZlMíT 

1852.  —  Doctor  Vicente  López,  Presidcaite  de  la  Cámara 
de  Justicia,  nomltrado  gobe-rnador  provisorio,  el  4  de  febneiro, 
por  el  general  Urquiza,  en  vintud  de  la  a.utoridlaidl  que  le  da.ba 
la  victoria]  alcanzada  el  día  antes,  3,  veoeiendo  a  Rosas  en  Ca- 
seros . 

Fué  elegido  en  propiedad  el  13  y  recibido  el  15  de  ma- 
yx),  testa  el  20  que,  invitado  por  el  generali  Urquiza  ipara  con- 
currir a  una  reunión  de  gobernadores,  en  San  Nicolás  de  los 
Arroyos,  delegó  el  mando  en  el  Presidente  de  la  IjOgi^latiura . 

El  ministerio  que  organizó  el  doctor  López  y  qui&  le  atcom- 
pañó  hasta  el  15  de  ma^'O,  se  componía  de  los  señores  docto- 
res Vialentín  Alsina,  gobierno;  Luis  José  de  la  Peña,  relado- 
nefe  (exteriores;  José  Benjamín  Gorostiaga,  hacienda;  Vicenite 
Fidel  López,  instructíión  pública;  coronel  Manuel  de  Escala- 
da, guieirra  y  marina.  El  geneaal  Zapicia  fué  nombrado  coman- 
dante general  de  marina  y  capitáai  del  puerto.  Desde  aque- 
lla fecha  y  con  motivo  de  la  renuncia  de  los  dos  primeros  y 
del  último,  quedó  organizado  del  modo  siguiente :  doctor  Juan 
María  Gutiérrez,  gobierno  y  relaciones  provinciales;  coronel 
Casto  Cáeeres,  guerra  y  marina,  continuando  los  demás  en  los 
mismos  mirdsterior,  y  poniendo  por  oficiales  mayores  a  los 
señores  Luis  L.  Domínguez,  José  Tomás  Guido  y  Benito  Ca- 
rrasco y  por  oficial  1.°  del  ministerio  de  gobierno,  el  mismo 
que  lo  había  sido  en  el  gobierno  de  Rosas,  don  Benedicto 
Maciel. 

No  bien  empuñó  el  bastón  de  gobernador,  ciuaaido  se  vio 
en  la  doloroisa  necesidad  de  expedir  un  decreto  imponiendo 
la  pena  de  muerte  a  los  ladrones  que  andaban  saqueando  lá 
ciudad,  la  que  debía  Uevairse,  como  se  llevó,  a  oa;bo,  al  ciuarto 
de  hora  de  ser  sorpirendidcs  robando  o  oargaindo  atados  por 
las  'calles,  sin  disitincáón  de  sexo. 

Así  por  medio  die  esa  medida  tan  violenta;,  se  consiguió 
ver  termiaiado  el  escandíalo  con  la;  muerte  de  unáis  608  perao- 
nas,  entre  las  auales  no  dejaron  de  caer  algunos  inooentes. 

Los  efectos  y  artículos  saqueados  fueron  por  decreto  de 
15  de  marzo  vendidos  y  proporcionalmente  distribuido  su  pro- 
ducido entre  los  propietarios  de  aquéllos. 

En  vista  del  depiorable  estijdo  de  a'bandono  en  que  se  ha- 
llaba la  casa  de  gobierno,  antiguo  Fuerte,  y  mientras  se  re- 
faccionaba, la  residencia  del  gobierno,  poa'  decreto  del  17  de 
febrero,  se  trasladó  al  día  siguiente  a  la  eaisa  quie  pertenecía  a 
don  Juan  M.  Rosas,  donide  aún  existe,  que  había  sido,  el  16 
declarada  propiedad  pública,  como    todas    las  demás  existen- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADOBES    DE    LA»    PEOVINCIAS     ARGENTINAS     igy 

tes  en  el  territorio  de  la  provincia.  Por  otro  decreto  del  ge- 
neral Urquiza  (7  de  agosto)  fué  derogado  el  db  16  die  felwerü 
y  mandadas  devolver  a  los  apoderados  de  Kosas. 

El  gobernador  López  eximió  a  los  españoles  del  servicio 
aotávo  de  ks  armas,  a  qrae  estaban  obligados  en  la  épo'ca  de 
Rosas,  porque  eram  considerados  a  lia  piar  de  los  nacionalo? :  y 
derogó  (17  de  febrero)  el  decreto  de  16  de  sep'tiembre  de  1840, 
por  el  que  se  disp'onía  el  embargo  de  las  piro/pi'edadcs  de  los 
pReudio -unitarios,  quedando  ésitos  reintegiiados  en  todors  sus 
derechos . 

1852.  —  General  Manuel  Guillermo  Finta,  Pre.sádení^í  de 
la  Legisilatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  desde  el  20 
dte  ma.yo,  en  que  lel  gobernador  propietiario  Lópiez,  previía  au- 
torizaición  de  la  Sala  de  Repiresentainites  p^ara  ausentarse  de  la 
capital,  delegó  el  mando  de  día  provincia  en  dicho  geüieral, 
hiasrtia,  el  14  de  junio  que  regresara,  reasumiéndolo  el  mismo 
día. 

El  objeto  de  la  ausencia  del  gobernador  López,  a  quien 
acompañó  'el  ministro  de  instrucción  pública  doctor  Vicente  F. 
López,  fué  el  de  asistir  a  un  acuerdo  de  gobernadores  de  las 
provincias  en  la  ciudad  de  San  Nicolás  de  los  Arroyos. 

Celebrado  aquel  acuerdo,  la  Junta  de  Representantes  re- 
solvió comunicar  al  Poder  Ejecutivo  no  cumplir  ni  ejecutar  de- 
creto u  órdenes  que  emanasen  de  facultades  o  poderes  consti- 
tuidos por  dicho  acuerdo,  hasta  haber  obtenido  la  sanción  de 
la  Legislatura. 

Concurrieron  al  acuerdo  de  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  por 
invitación  del  general  Justo  José  de  Urquiza :  el  mismo,  como 
gobernador  de  la  provincia  de  Entre  Ríos  y  en  representación 
de  la  de  Catamarca;  doctor  Vicente  López,  gobernador  de  la 
de  Buenos  Aires ;  general  Benjamín  Virasoro,  de  la  de  Corrien- 
tes ;  general  Pablo  Lucero,  de  la  de  San  Luis ;  general  Nazario 
Benavídes,  de  la  de  San  Juan ;  general  Celedonio  G-utiérrez,  de 
la  de  Tucumán;  general  Pedro  Pascual  Segura,  de  la  de  Men- 
doza ;  don  Manuel  Taboada,  de  la  de  Santiago  del  Estero ;  don 
Manuel  Vicente  Bustos,  de  la  de  La  Rioja,  y  don  Domingo 
Crespo,  de  la  de  Santa  Fe, 

El  gobernador  de  Salta,  don  Tomás  Arias,  el  de  Jujuy,  doc- 
tor B'enito  Barcena  y  el  plenipotenciario  del  gobierno  de  Cór- 
doba, doctor  José  Genaro  Carranza,  no  llegaron  a  tiempo  a  San 
Nicolás  de  los  Arroyos,  pero  se  adhirieron  al  citado  acuerdo  más 
tarde  suscribiéndolo  en  Palermo  de  San  Benito  el  1.°  de  julio 
de  1852. 


ANTONIO    ZIN:^Y 


A  los  tres  días  de  haberse  celebrado  aquel  acuerdo  en  di- 
cha ciudad  de  San  Nicolás,  se  celebró  otro  de  los  mismos  go- 
bernadores  a  excepción  del  de  Entre  Ríos,  confiriendo  al  ge- 
neral Urquiza  el  empleo  de  Brigadier  General  de  lu  RemihUea 
Argentina  y  una  medalla  de  oro  orlada  de  brillantes,  con  las 
inscripciones  sisruientes :  —  En  el  anverso,  La  República  Ar- 
gentina A  su  Libertador  Urquiza.  —  En  el  reverso,  Caseros, 
Febrero  3  de  1852.  (1). 

■  Annnue  el  írenersl  Urquiza  'era  dieno  de  esas  distinciones, 
es  sensible  aue  los  señores  ffobernadors  bavan  deiado  de  con- 
ferirle de  ieual  modo  el  Califato  de  Basrdad,  ya  aue  de  tanto 
poder  disTvonían.  siendo  un  hecho  que  algunos  de  ellos  ya  no  lo 
eran  v  disponían  sin  facultad  para  ello. 

18.52.  —  Dr.  Vicente  López,  arobernador  pronietario,  desde 
el  14  de  junio  que  reasumió  el  mando  erubernativo,  a  su  regre- 
so de  SaJí  Nicolás  de  los  Arroyos,  donde,  con  los  demás  grober- 
nadores  de  las  provincias,  convocados  por  el  general  Urquiza,  se 
celebró  un  acuerdo  y  se  puso  en  eiecución  sin  haberlo  previa, 
mente  sometido  a  la  aprobación  de  la  Junta  de  Reüresentan- 
tes,  hasta  el  23  de  junio  que  presentó  su  renuncia  del  cargo. 

Sometida  ésta,  a  la  comsideración  de  la  Junta,  fué  admiti- 
da disponiendo  que  el  presid'^nte  de  la  Lesrislatura.  general  Pin- 
to, quedase  encargado  del  gobierno  interinamente  al  día  si- 
guiente, 24  de  junio. 

1852.  —  General  Manuel  Guülermo  Pinto,  Presidente  de  la 
Legislatura,  nombrado  gobernador  interino  el  23  de  junio,  con 
motivo  de  la  renuncia  del  doctor  López  que,  por  su  calidad,  ha- 
bía sido  aceptada. 

Al  día  siíruiente.  24  de  junio,  el  general  Pinto  debía  pre- 
?eíntarse  a  prestar  juramento  del  cargo,  pero  no  llegó  a  efec- 
tuarse esto,  porque  el  general  T^rnuiza.  en  su  carácter  de  Di- 
rector pro"^isorio»  de  la  Confederación  Arorentina,  nombrado  en 
virtud  del  acuerde  de  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  que  aún  esta- 
ba en  discusión,  asumió  el  gobierno  de  la  provincia  nrovisoria- 
meinte,  y  dando  un  golne.  de  Estado,  el  mismo  día  23,  declaró 
disuelta  la  Junta,  prohibiendo  la  entrada  en  la  sala  de  sesiones 
a  los  ex  miembros  de  ella  y  ordenando  la  prisión  y  destierro 
de  los  que  se  pronunciaron  contra  el  acuerdo  de  gobernadores 
en  San  Nicolás,  que  lo  fueron  los  señores  doctores  Dalmacio  Vé- 
l'^z  Sársfield,  Ireneo  Pórtela  y  Pedro  Ortíz  Yélez,  coronel  Bar- 


(1)  Este  acuerdo,  que  es  de  fecha  8  de  junio  de  1852.  ha  sido  omitido 
en  la  Colección  de  leyes  v  decretos  formada  por  el  doctor  Ferreira.  Ignora- 
mos si  esa  omisión  fué  intencional  o  por  otra  causa. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBICENADOEES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS  IQg 

tolomé  Mitre  y  don  Manuel  Toro  y  Pareja,  uno  de  los  colabo- 
radores del  diario  Los  Debates.  Estos  fueron  embarcados  inme- 
diatamente a  bordo  del  vapor  de  guerra  "Merced",  dejándoles 
la  libertad  de  elegir  ei  destino  que  mejor  les  pareciese. 

Y  al  mandar  disolver  la  Sala,  manifestó  de  oficio  al  gieneral 
Pinto  que,  ni  como  presidente  de  la  Junta,  ni  como  goberna- 
dor interino  sería  obedecida  orden  alguna  suya  en  todo  el  te- 
rritorio de  la  provincia  de  Buenos  Aires. 

1852.  —  General  Justo  José  de  Urquiza,  en  su  calidad  de 
Director  Provisorio  de  la  Confederación  Argentina,  nombrado 
ein  el  acuerdo  de  gobernadores  en  la  ciudad  de  San  Nicolás  de 
los  Arroyos  sin  el  consentimiento  de  la  Legislatura  de  Buenos 
Aires,  asumió  el  gobierno  de  la  provincia  provisoriamente,  adop- 
tando medidas  dictatoriales  que  le  enajenaron  las  pocas  sim- 
patías que  tenía  en  esta  ciudad,  por  razones  muy  poderosas. 

El  mismo  día  23  de  junio,  en  que  asumiera  el  Poder  Eje- 
cutivo de  la  provincia,  el  general  Urquiza  mandó  cerrar  todas 
las  imprentas,  prohibiendo  la  impresión  de  periódicos  y  pape- 
les de  cualquier  género  y  haciendo  sellar  sus  prensas  y  sólo  ha- 
bilitaba una  imprenta  para  la  publicación  de  los  actos  guber- 
nativos bajo  la  vigilancia  de  un  agente  de  policía. 

Mandó  (24  de  junio)  patrullar  la  ciudad  con  el  fin  de  ga- 
rantir el  orden  y  la  tranquilidad  pública,  y  el  día  25,  en  virtud 
de  las  facultades  que  le  daba  el  acuerdo  de  San  Nicolás,  que 
no  había  sido  todavía  ratificado  por  las  provincias  interiores  de 
la  República,  ni  menos  por  la  de  Buenos  Aires,  expidió  un  de- 
creto declarando  que,  habiendo  quedado  acéfala  la  provincia  por 
la  renuncia  del  gobernador  y  disolución  de  la  Sala  de  Represen- 
tantes dictada  por  el  mismo  Director,  nombraba  gobernador  pro- 
visorio al  doctor  López,  quien,  a  pesar  de  su  renuncia  irrevoca- 
hle,  aceptó  el  mismo  día  (25)  su  segundo  nombramiento. 

1852.  —  Dr.  Vicente  López,  nombrado  gobernador  por  el 
general  Urquiza,  el  25  de  junio,  reorganizando  su  ministerio 
con  el  mismo  personal  que  antes  tenía. 

Una  de  las  primeras  disposiciones  del  gobernador  López 
fué  mandar  levantar  los  sellos  impuestos  a  las  imprentas,  per- 
mitiéndoseles la  continuación  de  sus  trabajos  bajo  ciertas  con- 
diciones. 

En  virtud  de  lo  dispuesto  -en  el  Acuerdo  de  San  Nicolás, 
que,  como  ya  se  ha  dicho,  no  había  sido  ratificado  por  la  Jun- 
ta de  Representantes,  expidió  (22  de  junio)  un  decreto  orde- 
nando la  elección,  el  8  -de  agosto,  de  dos  diputados  al  congreso 
que  debía  reunirse  en  Santa  Fe.  Aparecieron  electos  para  re- 


20O  ANTONIO   ZINNY 

presentar  a  la  provincia  de  Buenos  Aires  en  aquel  Congreso 
los  doctores  Salvador  María  del  Carril,  sanjuanino,  y  Eduardo 
Lahitte,  oriental  de  nacimiento. 

Entretanto,  la  situación  de  la  provincia  no  era  nada  ha- 
lagüeña: se  sientía  un  malestar  general,  y  el  doctor  López  que, 
a  su  elevación  a  la  primera  magisitratura  de  la  provincia  la 
primera  vez  había  merecido  las  simpatías  de  todos  los  habi- 
tantes, se  vio,  la  segunda  vez,  contrariado  y  en  la  imposibilidad 
de  dar  un  paso  adelante  en  el  buen  desempeño  de  la  autoridad 
que  'ejercía. 

Cansado  de  tantas  contrariedades  y  en  vista  de  las  graves 
dificultades  de  que  se  hallaba  rodeado  por  las  exigencias  del 
general  Urquiza,  que  no  admitía  control,  de  un  lado,  y  por  la 
falta  de  opinión  pública,  del  otro,  presentó,  el  23  de  julio,  su 
dimisión  que  fué,  el  25,  aceptada  por  el  mismo  Urquiza,  quien 
asumió  el  mando  de  la  provincia,  declarando  continuar  por  sólo 
el  tiempo  preciso  para  el  restablecimiento  de  las  autoridades 
de  la  misma. 

El  doctor  Vicente  López  falleció  en  Buenos  Aires  el  11 
de  octubre  de  1856.  Desde  el  año  de  1806,  López  figuró  en  la 
vida  pública  de  un  modo  prominente,  y  como  ciudadano  ejem- 
plar, como  magistrado  recto,  estadista  ilustrado,  su  nombre  se 
halla  asociado  a  los  acontecimientos  más  importantes  y  memora- 
bles de  su  época.  A  este  respecto,  sus  amigos  tienen  derecho 
de  reclamar  una  comparación  con  los  más  distinguidos  de  sus 
contemporáneos;  y  entre  éstos,  deben  recordarse  los  nombres  de 
San  Martín,  Belgrano,  Balcarce,  Rivadavia,  Gómez,  Banegas, 
etc.,  etc.  El  hallarse  asociado  a  esos  hombres,  haber  participado 
de  sus  consejos,  cooperado  a  sus  empresas,  merecido  su  con- 
fianza y  gozado  de  su  amistad,  sería  bastante  honor,  y  más  que 
bastante  para  satisfacer  las  aspiraciones  de  lespíritus  ordina- 
rios. Pero  López  fué  aún  más  feliz.  Además  de  esas  orgullosas 
muestras  de  distinción,  recibió,  como  autor  del  Himno  Nacional 
Argentino,  el  unánime  tributo  de  su  deferencia  y  homenaje.  De 
él  puede  decirse  que  "aunque  muerto,  todavía  habla";  pues 
mientras  el  patriotismo  sea  una  virtud,  aquella  quintaesen- 
cia del  patriotismo  hallará  un  eco  responsivo  en  itodo  pecho 
argentino,  y  así  continuará  hablando,  moviéndose,  exaltando  y 
purificando  hasta  la  más  remota  posteridad. 

Cuando  en  el  año  1812,  el  general  Belgrano  destrozó  la 
vanguardia  del  ejército  realista  'en  el  Río  de  las  Piedras  (3  de 
septiembre),  el  joven  don  Vicente  López,  oficial  a  sus  órdenes, 
acampado  a  3  o  4  cuadras  al  norte  de  ^ese  río,  bajo  la  sombra  de 


KISTOEIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     AEGENTINAS    20I 

una  enorme  tipa  (árbol)  ;  allí,  arrobado  en  el  delirio  de  la  vic- 
toria dando  ensanche  a  su  entusiasmo,  compuso  la  canción  de- 
clarada Himno  Nacional  Argentino  "Oid  Mortales",  que,  como 
la  Marsellesa  o  el  Bans  des  vaches  suizo,  comunica  nueva  vida 
y  dá  nuevo  ser  al  argentino  que  la  oye. 

El  mismo  Eosas,  con  quién,  a  pesar  de  ocupar  el  alto  pui^s- 
to  de  presidente  de  la  Cámara  de  Justicia,  no  simpatizaba,  co- 
mo nos  consta,  no  pudo  menos  que  respetarle,  por  el  sólo  hecho 
de  haber  sido  el  autor  del  Himno  Nacional. 

Sobre  la  tumba  de  López  hablaron  los  doctores  Mariano  Vá- 
rela y  Juan  María  Gutiérrez. 

1852.  —  General  Justo  José  de  Urquiza,  Director  Proviso- 
rio de  la  Confederación,  en  ejercicio  del  P.  E.  de  la  provincia, 
de  conformidad  con  el  espíritu  de  las  disposiciones  contenidas 
en  el  Acuerdo  de  San  Nicolás,  celebrado  'el  31  de  mayo,  y  por 
renuncia  del  doctor  López,  desde  el  25  de  julio  hasta  el  4  de 
septiembre. 

El  general  Urquiza,  autorizado  por  el  Acuerdo  de  San 
Nicolás,  a  nombrar  un  Consejo  Consultivo,  con  cuyo  voto  ha- 
bía de  expedirse,  lo  hizo  en  las  personas  de  los  ciudadanos 
siguientes : 

Don  Nicolás  Anchorena,  Presidente. 

"     Bernabé  Escalada. 

"     Salvador  M.  del  Carril. 

"     Francisco  Pico. 

"     Ignacio  Martínez, 

"     José  Barros  Pazos. 

"     Francisco  Moreno. 

"     Amancio  Alcorta. 

"     Eduardo  Lahitte. 

"     Felipe  Arana. 

"     Baldomcro  García. 

"     J.  Benjamín  Gorostiaga. 

"     Tomás  Guido. 

"  Elias  Bedoya. 
Los  oficiales  mayores,  a  cuya  categoría  fué  promo-vádo  el 
que  era  1."  del  ministerio  de  gobierno,  don  Benedicto  Maciel,  au- 
torizaban las  resoluciones  qué  correspondían  a  cada  ministerio, 
bajo  las  órdenes  del  miaiástro  de  relaciones  exteriores  de  la  Con- 
federación, que  lo  era  el  doctor  Luis  J.  de  la  Peña  (falleció 
el  4  de  febrero  de  1871). 

Y  debiendo  partir  para  la  ciudad  de  Santa  Fe,  con  el  ob- 
jeto de  instalar  el  congreso  general  constituyente,  y  mientras 


202  ANTONIO    ZINXY 

éste  resolvía  lo  conveniente,  el  general  Urquiza  nombró  (3  de 
septiembre),  gobernador  provisorio  a  su  ministro  de  la  guerra, 
general  Galán. 

El  8  de  septiembre  se  embarcó  en  el  vapor  "Countess  of 
Lonsdale",  acompañado  de  una  numerosa  comitiva  y  con  todos 
los  honores  correspondientes,  no  sin  sospechar  que  algo  extra- 
ordinario había  de  acontecer,  como  en  efecto  aconteció  apenas 
se  ausentara  de  esta  ciudad. 

1852.  —  General  José  Miguel  Galán,  (porteño),  gobernador 
pro^dsorio,  nombrado  por  el  general  Urquiza,  como  Director 
Provisorio,  sin  autorización  para  ello,  y  en  %árí;ud  del  Acuerdo 
de  San  Nicolás  que  no  podía  legalmente  regir  en  la  profánela 
de  Buenos  Aires,  el  3,  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  4  de 
septiembre. 

El  gobernador  Galán  no  tuvo  ocasión  de  hacer  conocer  su 
administración  que  sólo  duró  7  días  y  al  amanecer  el  octavo,  ya 
no  tenía  autoridad,  que  fué  derrocada  por  medio  de  una  revo- 
lución que  estalló  en  la  madrugada  del  11  de  septiembre,  es  de- 
cir, al  tercer  día  de  haberse  embarcado  el  general  Urquiza  en 
el  vapor  "Countess  of  Lonsdale",  con  destino  a  Santa  Fe. 

Sólo  un  decreto  espidió  (7  de  septiembre)  el  gobernador 
Galán,  y  ese  era  referente  a  los  habilitados  de  las  oficinas. 

El  día  11  de  septiembre,  el  general  Piran  era  dueño  de  la 
situación  por  medio  de  una  revolución  del  pueblo  a  cuyo  fren- 
te se  colocara. 

El  general  Galán,  sumiso  completamente  al  general  Ur- 
quiza, con  cuya  política  estaba  identificado,  se  resistió  constan- 
temente a  aceptar  las  proposiciones  del  gobierno  del  11  de 
septiembre.  Cerca  de  la  noche  del  11,  se  puso  en  retirada  con 
dirección  a  los  Santos  Lugares  (hoy  San  Martín),  donde  se 
reunió  a  una  fuerza  eutrerriana  que  obedecía  sus  órdenes,  si- 
guiendo su  marcha  hacia  el  norte,  pero  hostilizado  por  los  guar- 
dias nacionales  al  mando  del  teniente  coronel  J.  M.  Pelliza, 
que  consiguió  quitarle  armas,  caballos  y  algunos  equipajes. 
Como  no  entraba  en  las  miras  políticas  de  los  revolucionarios 
dar  una  batalla,  que  podían  haberla  efectuado  con  ventaja,  ni 
derramar  la  sangre  de  hermanos  que  poco  antes  habían  comba- 
tido juntos  en  los  campos  de  Caseros  por  la  libertad  argentina, 
no  hicieron  muchos  esfuerzos  para  detener  las  fuerzas  de  Ga- 
lán a  quien  se  dejó  seguir  su  marcha,  a  fin  de  que  abandonase 
la  provincia. 

La  campaña  quedó  terminada  el  día  15,  sin  sangre  ni  des- 
gracias de  ningún  género,  y  toda  la  provincia  libre  de  enemigos. 


ItlSTOEIA    DE    LOS    GOBERNADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     AEGENTINAS     203 

Los  jueces  de  paz,  los  comandantes  generales  de  los  depar- 
tamentos y  los  demás  jefes  que  se  hallaban  a  la  cabeza  de  la 
fuerza  pública  manifestaron  oficialm'ente  su  adhesión  al  mo- 
vimiento del  11, 

1852.  —  General  José  María  Piran,  Dictador  militar,  jefe 
de  la  revolución  popular  que  estalló  en  la  madrugada  del  11 
de  septiembre,  quien,  después  de  proclamar  al  ejército,  reunido 
en  la  plaza  de  la  Victoria,  solicitó  por  medio  de  una  nota  diri- 
gida al  Presidente  de  la  Junta  de  Representantes,  la  inmediata 
convocación  de  los  mismos  individuos  que  la  componían,  cuando 
fué  violentamente  disuelta  el  24  de  junio. 

La  junta  se  reunió  inmediatamente  y  puso  en  posesión  del 
mando  interino  de  la  provincia  al  general  Pinto,  'en  la  misma 
mañana  del  11. 

Esta  revolución  fué  la  más  popular  de  cuantas  hayan  te- 
nido lugar  y  no  costó  una  sola  gota  de  sangre  ni  una  lágrima. 
El  alma  de  ella  fué  el  doctor  Valentín  Alsina,  quien,  desde  el 
Fuerte,  (actual  casa  del  gobierno  nacional),  dirigía  todas  las 
combinaciones,  arreglando  y  concertando  con  otros  ciudadanos 
notables,  que  allí  se  reunieron,  las  medidas  que  debían  adop- 
tarse, para  asegurar  el  éxito  del  movimiento,  como  se  consi- 
guió en  efecto. 

1852.  —  General  Manuel  Guillermo  Pinto,  Presidente  de  la 
Legislatura,  disuelta  por  un  golpe  de  autoridad  militar  del  ge- 
neral Urquiza,  el  25  de  junio,  en  cuya  fecha  fué  aquél  nom- 
brado gobernador  interino,  cuya  investidura  fué  entonces  des- 
conocida, y  restablecida  en  la  misma  persona  el  11  de  septiem- 
bre, en  que  se  creó  un  nuevo  orden  de  cosas  político,  hasta  ei 
31  de  octubre  que  se  nombró  gobernador  propietario  en  la  per- 
sona del  doctor  V.  Alsina. 

El  gobernador  Pinto  organizó  su  ministerio  como  sigue : 
doctor  Valentín  Alsina,  gobierno  e  instrucción  pública ;  doctor 
Francisco  de  las  Carreras,  hacienda,  y  general  José  María  Pi- 
ran, guerra  y  marina. 

Por  el  nuevo  orden  de  cosas  creado  por  la  revolución  del 
11  de  septiembre,  en  que  la  provincia  se  desprendía  de  la  do- 
minación del  general  Urquiza,  cesaba  éste,  como  era  natural 
(24  de  .septiembre)  en  el  encargo  de  mantener  las  relaciones  ex- 
teriores delegadas  en  él  por  el  gobierno  de  Buenos  Aires,  en 
cuanto  tuviera  relación  con  la  provincia  de  su  mando. 

1852.  —  Dr.  Valentín  Alsina,  nombrado  en  propiedad  el 
30  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  31  de  octubre,  por  tres 
años,  pero  no  llenó  el  período,  a  consecuencia  de  una  revolu- 


204  ANTONIO   ZINNY 

ción  que  estalló  el  1.°  de  diciembre,  poniéndole  en  el  easo  de 
renunciar,  como  lo  hizo,  el  6  del  mismo  mes. 

Uno  de  los  primeros  actos  del  gobierno  de  Alsina  fué  fran- 
quear las  puertas  de  la  provincia  a  los  ciudadanos  alejados  de 
ella,  después  de  la  revolución  del  11  de  septiembre,  como  medi- 
da transitoria  y  de  circunstancias. 

Otro  de  los  actos  del  mismo  gobernador  Alsina  fué  el  des- 
acertado nombramiento  de  los  coroneles  Cayetano  Laprida  e 
Hilario  La^os,  para  comandantes  en  jefe  de  los  departamentos 
principales  de  la  campaña  y  del  general  José  María  Flores,  de 
ministro  de  la  guerra  y  marina.  Los  citados  coroneles,  toman- 
do el  nombre  del  ministro  de  la  guerra,  convocaron  la  guardia 
nacional  de  sus  distritos  respectivos  y  el  1.°  de  diciembre  se 
pronunciaron  en  contra  del  gobierno,  levantando  el  estandar- 
te de  la  rebelión,  encabezándola  el  coronel  Lagos,  con  el  apoyo 
moral,  al  principio,  y  material  después,  del  general  Urquiza, 
que  ya  se  había,  hecho  odioso  para  los  habitantes  de  Buenos 
Aires  y  contra  quien  se  habían  pronunciado  con  la  mayor  ener- 
gía y  entusiasmo  los  mismos  j'efes  rebeldes. 

Lagos,  en  su  proclama  de  1.°  de  diciembre,  invitaba  a  sus 
compañeros  de  rebelión  a  que  le  ayudasen  a  quitar  el  bastón 
al  gobernador  Alsina  y  proclamar  por  jefe  al  general  Fiares, 
que  figuraba  entre  los  rebeldes,  siendo,  como  era,  ministro  de 
la  guerra  de  la  misma  administración  que  se  aparentaba  que- 
rer derrocar. 

Declarado  el  pueblo  en  asamblea,  el  6  de  diciembre,  el  go- 
bernador Alsina,  pintando  en  sus  verdaderos  colores  la  situa- 
ción del  país,  elevó  su  renuncia  que  la  Junta  de  Representan- 
tes encontró  conveniente  aceptar,  disponiendo  que  el  Presiden- 
te de  la  Sala,  brigadier  general  Pinto,  conforme  a  la  ley,  pa- 
sase al  día  siguiente,  previo  juramento,  a  ocupar  interina- 
mente el  gobierno. 

1852.  —  Brigadier  General  Manuel  Guillermo  Pinto.  Pre- 
sidente de  la  Junta  de  Representantes,  nombrado  el  7  de  di. 
ciembre  gobernador  interino,  por  renuncia  del  doctor  V.  Al- 
sina, hasta  el  25  de  junio  de  1853,  que  delegó  el  mando  en  sus 
ministros,  a  consecuencia  de  una  enfercuedad,  de  que  falleció  el 
28  de  junio  del  mismo  año  (1853). 

El  gobernador  Pinto  había  organizado  su  ministerio  co- 
mo sigue :  don  Nicolás  Anchorena,  gobierno  y  relaciones,  exte- 
riores ;  don  Felipe  Llavallol,  hacienda,  y  general  Ángel  Pache- 
co, guerra  y  marina,  y  habiéndose  excusado  esos  señores  a  acep- 
tar dichos  cargos  fueron  nombrados  en  su  lugar  (20  de  diciem- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEEN  ADOBES  DE  LAS  PEOVINCIAS  ARGENTINAS  205 

bre)  los  doctores  Lorenzo  Torres  y  Francisco  de  las  Carreras,  y 
el  mismo  general  Pacheco,  para  el  ministerio  de  guerra  y  ma- 
rina, con  retención  del  cargo  de  general  en  jefe  del  ejército 
de  la  capital,  que  desempeñaba  desde  el  9  del  citado  mes,  hasta 
el  7  de  febrero  de  1853,  que  lo  reemplazó  el  coronel  Pedro 
José  Díaz. 

La  autoridad  de  la  Junta  y  del  nuevo  gobernador  fué  apa- 
rentemente reconocida  por  los  rebeldes,  encabezados  por  el  co- 
ronel Hilario  Lagos,  quienes  propusieron  una  suspensión  de  ar- 
mas para  entrar  en  arreglos  que  pusiesen  definitivo  término  a 
la  situación. 

El  gobernador  Pinto,  animado  de  sentimientos  de  paz  y  be- 
nevolencia, aceptó  con  sinceridad  las  proposiciones  de  los  rebel- 
des, quienes  obraban  de  mala  fe,  puesto  que  el  doctor  Alsina 
acababa  de  soltar  el  bastón  de  gobernador  que  venían  a  quitar. 

Mientras  tenía  lugar  tentativas  de  arreglo,  de  buena  fe 
por-  parte  del  gobierno,  y  con  sólo  la  intención  de  aumentar  sus 
fuerzas  moral  y  materialmente,  de  parte  de  los  rebeldes,  se 
preparó  la  plaza  a  la  defensa,  zanjeándose  las  bocacalles  y  es- 
tableciendo palizadas  en  la  parte  exterior  de  ellas,  que  com- 
prendían una  línea  desde  la  plaza  del  Retiro,  a  la  de  la  Liber- 
tad, Lorea,  Concepción  y  calle  de  la  Defensa,  cubiertas  todas 
ellas  y  los  intermedios  por  destacamentos  de  la  guardia  nacio- 
nal y  piquetes  de  tropa  de  línea.  Los  cantones,  desde  el  Retiro 
hasta  la  plaza  de  la  Libertad,  estaban  guarnecidos  por  el  bata- 
llón que  mandaba  el  teniente  coronel  Emilio  Conesa  y  por  los 
guardias  nacionales  al  mando  de  don  Pastor  Obligado,  todo  bajo 
las  órdenes  inmediatas  del  coronel  Bartolomé  Mitre;  la  plaza 
del  Parque  por  guardias  nacionales  al  mando  de  don  Victorino 
Aguilar ;  la  de  Lorea,  por  guardias  nacionales  y  la  Legión  Ita- 
liana al  mando  de  los  coroneles'  don  Domingo  Sosa  y  Silvino  Oli- 
vieri ;  desde  Lorea  hasta  la  Concepción,  por  los  tenientes  alcal- 
des al  mando  del  teniente  coronel  Nicasio  Biedma;  la  de  la 
Concepción,  por  el  batallón  del  coronel  Juan  Antonio  Lezica, 
primero,  y  más  tarde,  del  teniente  coronel  Emilio  Mitre ;  y  desde 
la  Concepción  hasta  la  calle  de  la  Defensa  y  costa  del  río,  por 
guardias  nacionales  al  mando  del  coronel  José  María  Bustillos. 
La  reserva  estaba  situada  en  el  centro  de  la  capital  al  mando  de 
los  coroneles  Mariano  Echenagucía,  Martín  Tejerina,  Martín 
Arenas  y  Pablo  Díaz,  y  más  tarde  José  M.  Albariños. 

Agotados  todos  los  recursos  que  se  tocaron,  a  fin  de  conse- 
guir un  avenimiento  de  paz  y  concordia  por  medio  de  varias 
comisiones,  que  fueron  enviadas  cerca  del  coronel  Lagos,  sin 


206  ANTONIO   ZINNT 

haber  obtenido  el  resultado  deseado,  ni  aquellas  comisiones  ni 
los  cónsules  de  Inglaterra,  Hood;  de  Francia,  Van  Praet,  y  de 
Estados  Unidos,  Graham,  que  habían  ofrecido  su  interposición 
cerca  de  los  rebeldes;  ni  el  contraalmirante  francés.  De  Suin, 
que  ofreciera  su  apoyo ;  ni,  en  fin,  otras  comisiones  respetables 
que  posteriormente  fueron  enviadas  al  campo  de  los  rebeldes, 
situado  en  San  José  de  Flores,  pudieron  lograr  otro  resultado 
sino  la  seguridad  de  que  los  rebeldes  no  querían  más  arreglo  que 
la  humillación  de  la  provincia  y  de  sus  autoridades  legales. 

Después  de  haberse  agotado  todos  los  miedlos  conoiliatorios, 
para  evitar  la  efusión  de  sangre  de  hermanos  y  la  ruina  del  país, 
no  quedó  otro  recurso  que  hacer  la  guerra  con  rigor,  sin  omitir 
sacriiicio  alguno  para  ponerse  en  estado  de  triunfar,  sobre  los 
hombí  tfc  iue  venían  a  renovar  el  uso  del  cintillo  punzó,  los  vi- 
vas a  la  iederación  y  los  mueras  a  los  unitarios. 

El  2'!  de  diciembre  se  inició  con  vigor  la  defensa  de  la  ca- 
pital, mandando  cerrar  y  prohibir  toda  correspondencia  con  los 
sublevados  del  día  1.°,  bajo  severas  penas,  porque  así  lo  exigían 
las  circunstancias. 

Las  estaciones  extranjeras,  en  protección  de  sus  naciona- 
les y  con  previo  permiso  del  gobierno,  procedieron  a  desem- 
barcar destacamentos  armados;  los  brasileños,  ingleses  y  espa- 
ñoles, sin  artillería,  y  los  franceses  con  dos  piezas  de  monta- 
ña, para  el  caso  en  que  los  rebeldes  dieran  un  asalto  a  la  ciu- 
dad, como  lo  anunciaban,  pero  que  no  pasó  de  amenazas. 

Instruido  el  general  Urquiza  de  los  resultados  inútiles  de 
las  armas  del  coronel  Lagos,  contra  la  capital,  envió  artillería 
y  tropa  para  aumentar  su  poder. 

;  Las  fuerzas  del  sur  del  Río  Salado,  reunidas  en  favor  del 
gobierno  por  los  coroneles  Faustino  Velazco  y  Pedro  Rosas  y 
Bcilgrano  fueron,  el  22  de  enero  de  1853,  sorprendidas  en  el 
Rincón  de  San  Gregorio  y  completamente  derrotadas  por  otra 
de  los  rebeldes  al  mando  del  general  Gregorio  Paz,  en  cuyo 
poder  quedó  la  artillería,  bagajes,  armamento  y  la  corta  infan- 
tería que  tenían  los  sostenedores  de  la  legalidad ;  el  coronel  Ro- 
sas y  Belgrauo  cayó  prisionero;  el  coronel  Agustín  Acosta 
pereció  ahogado  en  el  Río  Salado,  huyendo  de  sus  perseguido- 
res, y  el  coronel  Velazco  fué  hecho  prisionero  y  decapitado. 

La  derrota  de  San  Gregorio  y  el  visible  apo^í-o  que  Urquiza 
y  el  congreso  de  Santa  Fe  prestaban  a  la  rebelión  dieron  a  la 
defensa  de  la  capital  un  carácter  definitivamente  serio  y 
decisivo. 

A  los  cinco  días  después  de  aquel  desastre,  el  gobernador 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEENADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  207 

Pinto  estableció  (27  de  'enero)  una  junta  de  guerra  presidida 
por  él,  o  en  su  defecto  por  el  general  en  jefe  Pacheco  y  com- 
puesta del  brigadier  general  José  María  Paz,  general  Gervasio 
Espinosa  y  coroneles  Pedro  José  Díaz,  ministro  de  guerra  y 
marina,  y  Manuel  Escalada,  para  la  adopción  de  medidas  mili- 
tares que  reclamasen  la  defensa  de  la  capital  y  la  seguridad 
de  la  provincia. 

En  la  misma  fecha  en  que  los  defensores  de  Buenos  Aires 
eran  derrotados  en  San  Gregorio,  el  Congreso  de  Santa  Fe,  en 
el  que  esta  provincia  no  estaba  representada,  dictaba  una  ley 
por  la  cual  autorizaba  al  Director  Provisorio,  para  que,  "em- 
pleando todas  las  medidas  que  su  prudencia  y  acendrado  pa- 
triotismo le  sugiriesen,  hiciera  cesar  la  guerra  civil  en  la  pro- 
vincia de  Buenos  Aires,  obteniendo  su  libre  consentimiento  al 
acuerdo  de  31  de  mayo  de  1852 ' '  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos. 

En  virtud  de  la  referida  autorización,  el  general  Urquiza 
comisionó  al  doctor  Luis  J,  de  la  Peña  c^rca  del  gobierno  de 
Buenos  Aires  y  del  coronel  Lagos,  a  fin  de  que  arreglase  la 
cuestión  provincial,  habiendo  conseguido  el  enviado  de  aquél 
concluir  un  tratado  de  paz  el  9  de  marzo  de  1853,  el  cual  fué 
ratificado  por  el  gobierno  de  Buenos  Aires,  mas  no  por  el  Di- 
rector Provisorio,  que  se  hallaba  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos, 
desde  donde  comunicó  (19  de  marzo)  su  negativa  a  la  ratifi- 
cación y  su  resolución  de  acercarse  a  la  capital.  En  efecto,  el 
27  (marzo  de  1853),  el  Director  Provisorio  llegó  a  San  José  de 
Flores,  donde  fué  recibido  por  el  ejército  Federal,  a  cuya  ca- 
beza se  colocó  oficialmente,  como  general  en  je:^e  de  los  ejércitos 
de  la  Confederación. 

Se  iniciaron  nuevas  tentativas  para  conseguir  la  paz,  sin 
resultado  alguno  en  ese  sentido,  hasta  que  al  fin  se  recurrió  a 
otra  clase  de  medios,  que  abreviaron  el  término  de  la  guerra. 

La  escuadra  bloqueadora  al  mando  del  almirante  Juan  H. 
Coe  se  puso  a  disposición  del  gobierno  legal  de  la  provincia, 
entrando  buque  tras  buque,  la  tarde  del  20  de  junio,  en  el  puer- 
to de  Buenos  Aires,  obteniéndose  así  el  primer  triunfo,  precur- 
sor de  otro  aún  más  decisivo. 

El  9  de  julio  apareció  (con  fecha  1.°)  publicada,  en  los 
diarios  de  Buenos  Aires,  y  en  hoja  suelta  una  proclama  del 
general  José  María  Flores  a  sus  compatriotas  de  la  campaña. 
Desde  la  Nueva  Palmira,  en  el  Estado  Oriental,  adonde  se  ha- 
bía retirado,  al  abandonar  el  país  el  8  de  diciembre  de  1852, 
se  puso  en  comunicación  directa  con  los  jefes  subalternos  e  hizo 
hablar  y  preparar,  en  su  nombre,  a  los  oficiales  y  a  la  tropa, 


208  AKTTONIO   ZINHY 

hasta  tener  evidencia  de  que  las  tres  cuartas  partes  de  las  divi- 
siones que  sitiaban  la  ciudad  estaban  bien  dispuestas.  Cuando 
obtuvo  el  convencimiento  de  que  abandonarían  a  los  jefes,  luego 
que  les  anunciase  su  presencia  en  el  norte  de  la  campaña;  en 
posesión  de  dinero  (como  ÓUO.UUÜ  $),  armamento,  buques  de 
guerra  y  la  autorización  para  conceder  gracias  y  ascensos  mili- 
tares sm  limitación  alguna,  y  con  una  escolta  de  18  hombres  y, 
acompañado  del  coronel  José  Joaquín  Baltar,  desembarcó  el  día 
3  de  julio  en  el  punto  convenido,  al  norte.  La  publicación  de  la 
referida  proclama,  que  era  la  palabra  de  orden,  para  que  empe- 
zase la  dispersión  del  ejército  sitiador,  compuesto  de  más  de 
10.000  hombres,  no  se  hizo  por  el  gobierno  en  la  fecha  acordada, 
sino  "algunos  días  después,  es  decir  el  9,  desde  cuya  fecha  hasta 
el  13  de  julio,  esas  fuerzas  quedaron  completamente  deshechas  e 
inutilizadas.  El  14,  Flores  empezó  a  desarmar  y  licenciar  la  tro- 
pa y  el  día  20  ya  no  pisaba  el  territorio  de  la  provincia  un  solo 
enemigo  armado.  El  coronel  Ramón  Bustos,  fiel  a  la  amistad 
que  le  unía  al  general  Flores,  secundó  los  esfuerzos  de  los  defen- 
sores de  la  capital. 

El  gobernador  Pinto  no  tuvo  el  placer  de  conocer  <el  des- 
enlace de  los  últimos  sucesos,  a  causa  de  su  fallecimiento  acae- 
ciao  el  28  de  junio  de  1853,  habiendo  sido  el  úxico  gobernante 
que  hubiese  muerto  en  el  ejercicio  de  tales  funciones. 

Con  fecha  30  de  junio,  la  Legislatura  sancionó  una  ley 
acordando  a  la  viuda  e  hijos  del  brigadier  general  Pinto  una 
pensión  de  4.000  pesos  mensuales,  como  un  premio  por  los 
distinguidos  servicios  prestados  por  el  general  y  muy  especial- 
mente como  Presidente  de  la  Sala,  en  circunstancias  difíci- 
les del  país. 

1853.  —  Dr.  Lorenzo  Torres,  Dr.  Francisco  de  las  Carreras 
y  General  José  María  Paz,  ministros  del  gobernador  Pinto, 
formando  el  gobierno  delegado,  desde  el  25  de  junio,  en  que 
cayó  enfermo,  para  morir  a  los  4  días  (el  28),  hasta  el  24  de 
julio,  en  que  se  nombró  un  gobernador  provisorio  en  la  perso- 
na del  doctor  P.  Obligado. 

Al  gobierno  delegado,  presidido  por  el  doctor  Torres,  por 
ley  de  4  de  julio,  cupo  la  gloria  de  preparar  y  llevar  a  cabo 
la  completa  disolución  del  ejército  sitiador  al  mando  del  co- 
ronel Hilario  Lagos,  después  de  un  sitio  de  7  meses  y  días, 
desde  el  7  de  diciembre  de  1852  hasta  el  14  de  julio  de  1853 
inclusiv ~  El  alma  de  la  política  desarrollada  para  obtener  tan 
feliz  resultado  fué  incuestionablemente  el  doctor  Torres,  que 
introdujo  la  anarquía,  con  la  mayor  habilidad  entre  las  fuerzas 


HISTORIA    DE    LOS    SOBEBÍ^ADOKES    t»E    LAS    PBOVIltÜIAS     ARSBXTi:íAS    2o5 

de  la  pseudo  federación  de  la  época  de  Rosas,  resucitada  por 
sus  antigTios  ser-vidores  y  sostenedores  de  lúgubres  recuerdos, 
a  los  que,  como  incalificable  anacronismo  político,  se  aliaron 
los  mismos  que,  no  bacía  mucbo,  maldecían  la  Dictadura  y 
sus  secuaces. 

El  24  de  julio,  el  gobierno  delegado  puso  en  posesión  del 
mando  de  la  provincia  al  doctor  Pastor  Obligado,  quien  formó 
su  ministerio  con  el  mismo  personal. 

1853.  —  D.  Nicolás  Anchorena,  electo  gobernador  pro\TSO- 
rio  el  9  de  julio,  a  consecuencia  del  fallecimiento  del  caie  lo 
era,  general  Pinto,  pero  presentó  su  renuncia  indeclinable  del 
cargo  fundándose  en  su  salud  v  en  no  considerarse  con  las  apti- 
tudes necesarias,  para  desempeñarlo. 

Acostumbrados  los  habitantes  de  la  provincia  de  Buenos 
Aires  y  aun  de  las  demás  de  la  República,  por  más  de  20  años, 
a  oir  sonar  ciertos  nombres,  como  sinónimo  de  federal,  y  otros, 
sinónimos  del  partido  contrario,  no  habían  de  aceptar,  como 
no  aceptaron  satisfactoriamente,  la  elección  de  gobernador  en 
las  personas  de  individuos  que  habían  oido  salvajear  y  anate- 
matizar durante  tan  largo  lapso  de  tiempo,  sin  dejar  de  sentirse 
heridos  en  lo  que  ellos  consideraban  ser  su  opinión  política,  como 
única  tendiente  a  su  tranquilidad  y  felicidad.  Las  masas  isrno- 
rantes,  para  quienes  la  denominación  de  federal  equivalía  a 
perfecto  en  el  sentido  del  bien  y  el  de  unitario  en  el  sentido  dia- 
metralmente  contrario,  eran  susceptibles  de  ser  extraviadas  por 
los  caudillos  de  la  santa  federación,  y  la  reelección  del  mismo, 
cuvo  nombre  sólo  dio  pretexto  a  la  revolución  de  diciembre  de 
1852,  o  el  de  cualquier  otro  igualmente  antipático,  habría  oca- 
sionado nuevos  trastornos  del  orden  público. 

Fué,  pues,  en  atención  a  esas  consideraciones  que  los  Re- 
presentantes se  fijaron  con  insistencia,  en  el  señor  Anchorena, 
cuyo  nombre,  opinión  social  y  antecedentes  eran  una  positiva 
garantía  de  tranquilidad  y  orden  para  esa  clase  laboriosa  de  la 
campaña.  Comprendiendo  Anchorena  que,  a  su  repugnancia  de 
aceptar  el  cargo  de  gobernador,  se  agregaba  la  circunstancia  de 
ser  cuestión  de  nombre  propio,  indicó  al  doctor  Obligado,  como 
la  persona  que  reunía  las  mismas  condiciones  que  se  creían  en- 
contrar en  él,  sobre  todo,  una,  la  de  llevar  un  nombre  sonoro  y 
por  consiguiente  simpático  para  los  habitantes  de  la  campaña. 
Aunque  éste  carecía  de  un  requisito  legal,  cual  era  la  edad  de 
35  años  que  señala  la  ley  de  23  de  diciembre  de  1823,  fué  elegido 
en  virtud  de  tales  méritos,  en  lugar  de  Anchorena. 

Falleció  éste  eu  Buenos  Aires  el  24  de  mayo  de  1856.  Por 


2IO  ANTONIO   ZINNT 

más  de  medio  siglo,  Aoieliorena  hizo  una  figura  conspicua,  como 
ciudadano  y  como  hombre  de  Estado,  en  la  escena  de  la  vida  pú- 
blica. Sus  activos  hábitos  de  negocio,  su  recto  juicio  y  acredi- 
tado patriotismo,  agregado  a  su  inmensa  fortuna  —  dejó  cien- 
to setenta  millones  de  pesos  papel  —  le  dieron  en  todo  tiem- 
po poder  y  preponderancia  en  los  consejos  públicos,  que  no  po- 
dían dejar  de  despertar  la  envidia  de  sus  rivales  y  las  pasiones 
más  bajas  de  naturalezas  inferiores,'  sin  embargo  nadie  se 
atrevió  jamás  a  poner  en  duda  la  independencia  de  su  carác- 
ter, la  pureza  de  sus  móviles,  la  integridad  de  sus  tratos,  ni  la 
exactitud  de  su  palabra ;  y  pocos,  muy  pocos  han  tenido  menos 
causa  para  temer  el  fallo  del  historiador  imparcial. 


GOBERNADORES     CONSTITUCIONALES    DEL 
ESTADO   DE  BUENOS  AIRES 


GOBEENADORBS  CONSTITUCIONALES  DEL  ESTADO 
DE  BUENOS  AIRES 

1853.  —  I)r.  Pastor  Ohligado'  nombrado  gobernador  pro- 
visorio el  24  de  julio  de  1853,  hasta  el  12  de  octubre,  que  fué 
nuevamente  electo  don  Nicolás  Anohorena,  y  no  habiendo 
éste  admitido,  lo  fué  e^l  misimo  Obligado,  quien  se  recibió  del 
cargo  en  propiedad  el  día  13  del  citado  mes  de  octubre. 

Eli  ministerio  del  gobernador  iprovisorio'  Obligado  fué  or- 
ganizado con  los  doctores  Lorenzo  Torres,  gobierno  y  relacio- 
nes exteriores  y  Francisco  de  lais  Carreras,  hacienda,  y  briga- 
dier general  José  María  Paz,  guerra  y  marina ;  hasta  el  13  de 
octubre,  que,  nombrado  en  propiedad  el  doctor  Obligado»  pre- 
sentaron éstos  sus  renuaicias,  reemplazándolos  el  doctor  Ire- 
neo  Pórtela,  don  Juan  Bautista  Peña  y  coronel  Manuel  de 
Escalada. 

Con  motivo  de  haber  cesado  la  guerra,  desde  el  14  de  ju. 
lio,  eil  go'bemador  Obligado  expidió,  al  día  (siguiente  de  su 
elevación,  un  decreto  prohibiendo  el  uso  de  las  divisas  con  que 
se  distinguían  los  sitiados  de  los  sitiadores ;  y  por  otro  de  fe- 
cha 27  dispuso  que  los  cuerpos  que  fo.rmaban  el  ejército  de  la 
capital,  durante  lois  siete  meses  y  siete  días  de  la  heroica  lu- 
cha, llevasen  en  sus  banderas,  en  letras  de  oro  y  orlada  de 
laurel'  la  inscripción  siguiente :  Coriihatió  con  gloria  en  de- 
fensa de  Buenos  Aires  —  Años  1852  y  1853. 

Dispuso  asimismo  (11  de  agosto)  que  los  presos  Silve. 
rio  Eadía,  Manuetl  TroncQso,  Antonio  Reyes,  Fermín  Suárez, 
Estanislao  Porto,  Leandro  Alem,  Manuel  Leiva,  Ciríaco  Cui- 
tiño  y  Torcuato  Canales  fuesen  juzgados,  acortando  los  tfér- 
minos  y  pudiendo  actuar  en  todas  las  horas  del  día  y  de  la 
noche,  y  aun  ¡en  los  días  festivos,  por  actos,  de  que  eran  acu\- 
sadois  por  la  opinión  pública^  cometidos  en  octubre  de  1840  y 
en  abril  de  1842,  y  por  los  que  fueron,  algunos  de  los  cita- 
dos presos,  ajusticiados. 

Esitabíeció  (21  de  septiembre  de  1853)  una  aduana  de  de- 


214 


ANTOXIO   ZIX>T 


pósito  y  despacho  en  la  ciudad  de  San  Nicolás  de  los  Arro- 
yos, la  que  había  de  empezar  a  funcionar  el  15  de  octubre, 
desde  cuj-a  fecha  existe  dicha  aduana.  __^ 

Durante  la  administración  del  gobernador  Obligado,  se 
dictaron  las  leyes  que  le  autorizaban  a  conceder  el  privilegio 
para  la  construcción  del  ferrocarril  del  Oeste  y  para  contra- 
tar el  alumbrado  de  la  capital  por  medio  del  gas  hidrógeno. 

Creó  (19  de  marzo  de  1854)  el  Partido  de  Zarate,  forma- 
do de  una  parte  del  territorio  del  de  la  Exaltación  de  la  Cruz, 
en  el  área  de  terreno  que  se  encien-a  en  el  espacio  que  tiene 
por  límites  al  norte  y  nordeste  al  Río  Paraná;  al  este  de  la  Ca- 
ñada de  la  Cruz,  desde  su  unión  con  el  arroyo  de  la  Pesque- 
ría, al  sur  y  sudeste  el  mismo  arroyo  de  la  Pesquería,  desde  el 
punto  que  atra^ñesa  el  camino  del  Chiquero;  -al  noroeste  y 
oeste  el  Río  de  Areco ;  y  al  sudoeste  una  recta  que-  partiendo 
del  referido  punto  en  que  atraviesa  el  camino  del  Chiquero 
al  mencionado  arroyo  de  la  Pesquería,  vaya  a  unirse  a  la  Ca- 
ñada del  Bagual,  por  la  estancia  de  Gelves  y  siga  su  curso 
hasta  encontrar  el  Río  de  Areco  en  el  punto  llamado  Flamen, 
co.  El  primer  juez  de  paz  del  nuevo  Partido  de  Zarate  fué 
don  Gregorio  Quimo. 

Habiendo  tenido  que  salir  a  visitar  los  departamentos 
deil  norte  y  centro  de  la  campaña,  en  cumplimiento  de  la  ley 
de  23  de  diciembre  de  1823,  delegó  (el  19  de  marzo)  en  sus 
ministros  de  hacienda  y  de  guerra  y  marina,  y  acompañándo- 
le en  la  visita  el  de  gobierno  y  relaciones  exteriores  doctor 
Pórtela. 

1854.  —  2).  Juan  Bautista  Peña  y  Coronel  Manuel  Escala- 
da,  ministros,  en  ejercicio  del  gobierno  delegado  durante  la 
ausencia  del  gobernador  propietario  Obligado  en  su  visita  a 
los  departamentos  de  campaña,  desde  el  19  de  marzo  hasta  el 
8  de  mayo. 

El  gobierno  delegado  se  rió  en  la  dolorosa  necesidad  de 
ordenar  la  deportación  de  algunos  ciudadanos,  el  arresto  y  de- 
tención de  otros  y  el  apercibimiento  de  varios,  por  haber  es. 
tado  maquinando  contra  el  orden  legal  de  cosas  establecido 
en  la  provincia,  como  también  el  cese  de  algunos  empleados 
civiles  y  leelesiásticos  por  su  oomportación  inconveniente  para 
la  paz  y  tranquilidad. 

Decretó  la  promulgación  de  la  Constitución  del  Estado 
de  Buenos  Aires  para  el  día  18  de  abril,  debiendo  los  em- 
pleados prestar  juramento  el  18  de  mayo  y  designando  ©1  día 


HISTOEIA    DE    LOS    GOBEEN ADORES    DE    LAS    PEOVINCIAS     AEGEIíTTNAS    215 

23  del  mismo  mes  para  jurarla  solemnemente  el  'pueblo  en  la 
capital  y  en  los  partidos  de  la  campaña. 

Creó  (6  de  mayo)  la  asociación  denominada  "Amigos  de 
la  Historia  Natural  del  Plata"'  bajo  la  protección  del  gobier- 
no y  bajo  la  especial  de  dicha  asociación  y  de  la  comisión  di- 
rectiva, presidida  por  el  Rector  de  la  Universidad  y  nom. 
brando,  miembro  nato  de  ella,  al  eneargadoi  del  Museo  y 
miembros  fundadores  los  cuatro  señores  doctor  Francisco  J. 
Muñiz,  doctor  Teodoro  Alvarez,  don  Mianuel  Ricardo  Tre* 
lies  y  don  Manuel  J.  Guerrico. 

1854.  —  Di'.  Pastor  Obligado,  gobernador  propietario,  des- 
de el  8  de  mayo  que  reasumió  el  mando  gubernativo  del  Es  tado, 
después  de  su  visita  a  los  departamentos  del  norte  y  centro  de 
la  campaña,  hasta  el  27  de  mayo  que  fué  nombrado  Primer 
Gobernador  Constitucional  del  Eistado.  cuyo  cargo  ejerció 
desde  el  día  siguiente  de  su  elección  hasta  el  5  de  mayo  de 
1857,  continuando  con  el  mis'mo  ministierio,  con  excepción  del 
coronel  Escalada,  ique,  habiendo  dimitido  el  cargo,  fué  reem- 
plazado por  el  coronel  Bartolomé  Mitre,  y  sucesivamente  don 
Norberto  de  la  Riestra  en  lugar  de  Peña,  doctor  V.  Alsina 
en  lugar  de  Pórtela,  doctor  Dalmacio  Vélez  Sársfield  (f  30  de 
marzo  de  1875)  en  lugar  de  Alsina,  después  de  haber  sido 
nombrados,  excusándose,  los  doctores  Francisco  de  las  Ca, 
rreras,  Carlos  Tejedor,  Manuel  María  Escalada  y  don  Domin- 
go Olivera. 

La  Legislatura  dictó  una  ley  (17  de  junio  de  1854)  auto- 
rizando al  P.  E.  para  que,  de  las  rentáis  generales  del  Estado, 
pudiese  invertir  hasta  un  millón  doscientos  mil  pesos  moneda 
corriente,  en  la  construcción  de  ^n  muelle  ipara  el  embarque 
y  desembarque  de  pasajeros  y  equipajes,  sin  cobrar  derecho 
alguno. 

Otra  (28  de  junio)  prohibiendo  el  juego  de  lotería  pú- 
blica de  cartones. 

Otra  (5  de  julio)  autorizando  al  P.  E.  para  que  pudiese 
invertir  hasta  la  cantidad  de  $  12.784.472  en  la  construcción 
de  la  aduana  que  actualmente  existe. 

Otra  (11  de  octubre)  estableciendo  una  Municipalidad 
para  la  ciudad  de  Buenos  Aires,  en  los  límites  de  sus  once 
Parroquias,  entonces  compuesta  de  21  municipales  y  un  vice. 
presidente,  siendo  el  ministffo  de  gobierno  el  Presidente  nato 
de  la  corporación. 

Con  motivo  de  haber  sido  invadido  el  territorio  del  Esta- 
do por  los  rebeldes  que,  después  de  »u  idi«olución  el  14  de  ju- 


2l6  AITTO:^0   ZnfNT 

lio  de  1853,  delante  de  lacjudad  de  Baienos  Aires  que  sitia- 
ban, fueron  a  asilarse  en  el  Rosario,  el  gobernador  Obligado 
declaró  (9  de  noviembre)  en  estado  de  sitio  (que  duró  hasta 
el  20),  todo  el  territorio  del  Estado,  nombrando  (10  de  no- 
viembre) general  en  jefejiel  ejército  en  campaña  al  general 
Manuel  Hornos,  y  jefe  del  Estado  Mayor  del  mismoi  al  en- 
tonces coronel  Bartolomé  Mitre. 

La  invasión,  desde  mucho  'tiempo  anunciada,  tuvo  lugar 
al  fin,  compuesta  de  unos  600  hombres  ail  mando  del  general 
Jerónimo  Costa  y  de  los  coroneles  Lagos,  Cayetano  Laprida., 
Baldomcro  Lámela,  J.  F.  Olmos,  etc.,  que  fueron  completa- 
mente derrotados  el  8  de  noviembre  de  1854  en  los  campos 
del  Tala. 

Por  este  triunfo  la  Legislatura  dictó  una  ley  (11  de  no- 
viembre) concediendo  por  premio,  dos  pagas  a  todos  los  je. 
fes,  oficiales  y  soldados  de  linea  y  milicianos,  que  se  hallaron 
en  la  acción  del  Tala;  pasando  el  referido  premio  a  las  A'Íu- 
das  €  hijos  de  los  que  habían  muerto  en  el  campo  de  batalla  y 
acordando  (20  de  noviembre)  al  general  en  jefe  del  ejército 
de  operaciones'  don  Manuel  Hornos,  una  espada  de  honor  con 
la  inscripción  siguiente:  "La  Legislatura  de  Buenos  Aires 
al  vencedor  del  Tala",  costeada  de  los  fondos  del  tesoro  pú- 
blico. 

Después  de  esa  invasión,  se  celebró  el  20  y  se  ratificó  el 
27  de  diciembre  por  el  gobierno  de  Buenos  Aires  un  tratado 
entre  éste  y  el  Presidente  de  la  Oonfederación  Argentina,  re- 
presentados por  el  doctor  Ireneo  Pórtela,  don  José  María  Cú- 
lien  y  don  Daniel  Gowland,  comprometiéndose  a  mantenerse 
en  paz  y  buena  armonía  y  disponer  lo  conveniente  a  fiji  de 
evitar  nuevas  invasiones  en  el  territorio  del  Estado  de  Bue- 
nos Aires. 

Teniendo  que  salir  a  campana,  por  asuntos  del  servicio, 
el  gobernador  Obligado  delegó  el  mandO'  eji  el  Presidente  de 
la  Cámara  de  Senadores,  durante  su  ausencia,  desde  el  28  de 
diciembre  de  1854  hasta  el  17  de  enero  de  1855,  en  qu-e  lo  re- 
asumiera. 

1855.  —  D.  Felipe  LlavaUoh  Presidente  de  la.  Cámara  de 
Senadores,  en  ejercicio  del  P.  E.  durante  la  ausencia  del  go- 
bernador Obligado  en  la  campaña,  desde  el  28  de  diciembre 
de  1854  hasta  el  17  de  enero  de  1855. 

El  delegado,  por  un  decreto  de  fecha  4  de  enero,  dispu. 
so  la  concesión  de  un  diploma  de  honor,  por  el  que  constase 
haber  pertenecido  ad  ejército  de  operaciones  al  mando  del  ge* 


inSTOEIA  DE  LOS  GOBERNADOUES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  217 

tieral  Hornos,  exceptuando'  a  los  ofuardias  nacionales  que  for- 
maron parte  de  dicho  ejército,  por  el  espacio  de  'un  año,  de 
rodo  servicio  personal  de  armas. 

1855.  — j  Dr.  Pastor  OtUgado,  propietario,  desde  el  17  de 
enero  que-  después  de  su  visita  a  la  campaña,  reasumiera  el 
mando  gubernativo  del  Estado,  hasta  el  17  de  febrero  de 
1856,  que  debiendo  sallir  al  sur  de  la  misma,  con  consentí, 
miento  de  la  Legislatura,  delegó  en  el  Presidente  del  Senado. 

Por  ley  de  25  de  enero  de  1855,  el  P.  E.  fué  autorizado^ 
para  ratificar  el  tratado  celebrado  con  el  Presidente  de  la  Con- 
federación Argentina  el  8  del  mismo  mes,  cerno  consecuencia 
de  lo  lestipulado  en  el  del  20  de  diciembre  del  año  anterior, 
entre  el  eotnisionado  del  gobierno  del  Estado  de  Buenos  Ai" 
res,  don  Juan  Bautista  Peña,  ministro  de  hacienda,  y  los  del 
referido  Presidente-  doctor  Santiago  Derqui,  ministro  del  in. 
terior,  y  docttor  Juan  del  Campillo,  ministro  de  hacienda  de 
la  Confederación. 

El  gobernador  Obligado  nombró  (23  de  febrero),  para 
la  dirección  de  la  enseñanza  primaria  el  primer  Consejo  de 
Instrucción  Pública,  compuesto  de  10  ciudadanos,  bajo  la  pre- 
sidencia del  Rector  de  la  Universidad. 

Disipuso  (10  íde  marzo)  la  traslación  del  pueblo  de  'J'a- 
palqué  a  las  puntas  del  arroyo  del  mismo  noimbre. 

Acordó  (4  de  mayo)  la  suspensión  de  toda  publicación 
oficiall  por  la  imprenta  de  "La  Tribuna"  y  toda  impresión 
de  cuenta  del  gobierno. 

Sintiendo  la  necesidad  de  ser  aconsejado  e  ilustrado  en 
distintas  materias,  el  gobierno  de  Obligado  estableció  (26  de 
julio)  un  Consejo  Consultivo,  cuyos  miembros  necesarios  ha. 
bían  de  ser  el  obispo  diocesano,  los  presidentes  del  tribunal  su- 
perior ;de  justicia,  del  Senado  eclesiástico,  del  Banco,  del  De- 
partamento Topográfico,  del  Consejo  de  Obras  Públicas,  de 
la  Facultad  de  Medicina,  de  la  comisión  administrativa  del 
Hospital  del  Consejo  de  Higiene,  y  de  la  Cámara  sindical  de 
la  Bolsa;  los  jefes  del  Departamento  de  Policía,  del  de  Escue. 
las  y  de  la  Mesa  de  Estadística ;  el  Colector  General,  el  Admi- 
nistrador de  Correos,  el  Prior  del  Consulado,  el  Director  de 
la  Biblioteca'  el  Defensor  general  de  Pcbresi  y  Menores,  el  se- 
cretario de  la  Curia  Eclesiástica,  el  Inspector  general  de  Ar. 
mas,  &\  capitán  del  Puerto,  el  comandantie  del  Parque,  el  Au- 
ditor de  Guerra,  el  Fiscal  y  el  Asesor  de  gobierno,  y  además 
muchos  otros  ciudadanos. 

Ordenó  (11  de  octubre)  el  levantamiento  del  censo  de  la 


2i8  AXTO>-io  ZI^■^"T  ^ 

eindad,  fijando  el  día  17  de  octubre  para  la  operación;  fué 
autorizado  (31  de  octubre  "i  para  conceder  terrenos  en  propie- 
dad perpetua  en  los  distritos  de  Bahía  Blanca  y  Patagones  a 
los  indi^^duos  o  familias  nacionales  o  extranjeras  que  preten- 
diesen poblarlas,  hasta  cien  leínias  cuadradas  en  ambos  dis- 
tritos; decretó  (22  de  no^'ierabre)  la  instalación  de  las  mu- 
nicipalidades en  los  partidos  de  la  campaña,  fijándola  pa- 
ra el  domingo  27  de  enero  de  1856,  y  no  pudo  efectuarse  en 
af|uella  fecha-  por  haber  coincidido  con  la  invasión  de  don 
Jerónimo  Cesta  y  demás  compañeros,  del  modo  como  se  Ta  a 
referir. 

Después  de  mucha  viisríTancia  de  nuestros  vapores  y  otros 
buoue.s  que  cruzaban  el  río.  por  las  noticias  que  se  tenían  de 
una  invasión  que,  desde  Montevideo  se  -nreparaba  con  destino 
a  Buenos  Aires,  el  12  de  enero  de  1856  se  embarcó  una  en 
aquel  puerto,  ccimpuesta  de  unos  200  hombres,  ne^os  y  vas. 
eos  esnañoles,  enganchados  allí,  al  mando  del  greneral  Jeró- 
nimo Coíta  y  de  los  coroneles  "Ramón  Bustos,  Juan  Francisco 
Olmos  y  León  Benítez.  de  los  indi^nduos  Jor^e  "Willis.  inglés. 
Bernardo  Echeoraray,  N.  García,  ex  juez  de  paz  de  la  Lobe- 
ría. Benjamín  Pérez,  oriental,  ex  ayudante  de  Oribe,  por  va- 
rios años,  etc. 

Costa  y  «US  compañeros  crtnsigTiieron  pasar  sin  ser  vistos, 
llegando  el  27  de  enero  a  Zarate,  efectuando  su  desembargue 
y  tomando  e<l  pueblo  por  sorpresa.  El  jefe  de  la  exnedición 
denuso  y  arrestó  al  juez  de  naz  don  Grreírorio  J.  de  Quirno'-  y 
nombró  en  su  lugar  a  don  Constancio  Silvano. 

Por  una  extraña  coincidencia,  muy  luego  dio  con  una 
gran  provisión  de  caballos,  de  aue  se  apoderó,  .nenetrando  au- 
dazmente en  el  interior  del  Estado.  Pasó  por  la  Exaltación  de 
la  Cruz,  de  donde  procedió  a  Lujan,  de  que  tomó  tranquila 
posesión.  La  fuerza  que  traía  se  componía  como  de  200  hom- 
bres, parte  neeros  y  parte  blancos  españoles,  enganchados  en 
Montevideo;  sin  que  se  le  hubiese  ineoi'porado  un  solo  veci. 
no  de  la  campaña.  Al  tener  noticia  de  que  el  coronel  Emilio 
Conesa  se  aproximaba  con  su  fuerza.  Costa  salió,  tomando  la 
dirección  al  sur.  Fué  alcanziado  en  VUlamayor.  partido  de 
Matanza-  donde,  el  31  de  enero,  quedó  completamente  aniqui- 
lado, y  muertes,  de  uno  ii  otro  modo,  el  general  Jerónimo 
Costa,  jefe  de  la  fuerza  invasora,  los  coroneles  Ramón  Bus- 
tos y  León  Benítez,  el  comandante  Jorge  Willis,  el  ex  juez 
de  paz  N.  García  y  el  joven  oriental  Benjamín  P'érez.  Se  sal- 


HISTOEIA    DE    LOS    GOBEKNADORES    DE    LAS    PRO\T[NCIAS     AEGENTiríAS    219 

vó  el  coronel  Juan  FrancisciO'  Olmos,  merced  a  sus  anteceden. 
t€is  liberales. 

El  gobierno  del  doctor  Obligado  se  vio  en  la  dolorosa  ne- 
cesidad, a  tan  violentos  extremos,  cansado  de  las  repetidas  in- 
vasiones que  mantenían  en  continna  alarma  a  los  pacíficos 
habitantes  de  la  campaña»  desde  1854,  Cuando'  la  disolución 
del  ejército  sitiador,  el  14  de  julio  de  1853,  los  jefes  rebeldes 
se  asilaron  en  el  Rosario,  de  donde  efectuaron  una  invasión 
el  4  de  noviembre  y  fueron  coonpletamente  dernotados  el  8  del 
mismo  mes  de  1854.  Postariormente,  contando  con  el  apoyo  y 
protección  de  las  autoridades  de  la  provincia  de  Santa  Fe  y 
del  mismo  presidente  de  la  Oonf ©de ración,  general  Urquiza, 
repitieron  una  nueva  invasión  todos  los  jefes  que  estuvieron 
en  el  sitio,  al  mando  del  general  José  María  Flores,  quien 
fué  derrotado  el  25  de  enero  en  la  Laguna  de  Ciardoso,  poír 
una  fuerza  del  coronel  Wenceslao  Paunero,  al  mando  del  ma- 
yor Antonio  Llórente.  Este,  en  él  calor  de  la  persecución,  ul- 
trapasó la  línea  divisoria  del  Arroyo  del  Medio,  penetrando 
en  territorio  santafecino. 

Esto  dio  pretexto  al  gobernador  de  la  vecina  provincia, 
don  José  María  Cúllen,  a  ponerse  a  la  cabeza  de  las  fuerzas 
del  Departamento  de  San  Jerónimo,  con  las  que  marchó  has- 
ta el  Rosario,  con  el  objeto  de  "vengar  el  ultraje  inferido  al 
honor  de  la  Confederación  y  a  su  gobierno",  habiendo  antes 
deelarádose  impotente  para  impedir  las  invasiones  que  daban 
lugar,  no  isólo  a  esos  ultrajes^  sino  tombién  a  colocar  al  go. 
bierno  del  Estado  de  Buenos  Aires  en  la  necesidad  de  con- 
servar oontinuamente  fija^  su  atención  sobre  el  norte  del  Es- 
tado con  un  ejército  de  observación  que  ocasionaba  gastos  y 
distraía  a  los  vecinos  de  sus  ¡pacíficas  tareas. 

1856.  —  D.  Felipe  Llavallol,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  P.  E.,  durante  la  ausencia  del  gobernador  Obli. 
gado  en  la  campaña  (del  sur,  desde  el  18  de  febrero^,  en  que 
aquél  prestara  juramento  de  desempeñar  el  cargo,  hasta  el  13 
de  abril,  qué  el  propietario  reasumiera  el  mando  del  Estado. 

El  gobierno  delegado  de  Llavallol  decretó  (10  de  marzo) 
el  restablecimiento  de  la  Academiza  de  Medicina.  Por  otro  de- 
creto, (17  de  marzo)'" declaró  libre  y  sin  limitación  el  ejerci- 
cio de  ensayador  de  metales  preciosos  u  otros,  sujetándose  a 
llenar  ciertas  disposiciones. 

1856.  —  Br.  Pastor  OUigado,  propietario,  desde  el  13  de 
abril  de  1856  hasta  el  5  de  miayo  d©  1857,  que  le  sucedió  el 
doctor  V,  Alsina.. 


220  ANTOXIO    ZINNY 

El  cargo  de  jefe  del  Departamento  de  Escuelas  que  de«. 
empeñaba  el  Rector  de  la  Universidad,  fué  confiado  (7  de  ju- 
nio de  1856)  al  señor  don  Domingo  F.  Sarmiento. 

Aprobó  el  Reglamento  (17  de  julio),  presentado  por  el 
arzobispo  Escalada,  para  las  relaciones  entre  las  municipali- 
dades y  los  curas  de  campaña  en  la  parte  relativa  al  culto. 

Promulgó  (4  de  agosto)  el  arancel  de  derechos  parro- 
quiales- sancionado  por  la  Legislatura. 

Dio  forma  (5  de  agoisto)  al  cuerpo  médico  del  ejército', 
fijando  su  número  y  atribuciones  designadas  en  el  Reglamen. 
to  de  22   de  septiembre  de  1814. 

Erigió  (3  de  diciembre)  el  pueblo  de  Belgrano  en  parti- 
do judicial  de  campaña,  bajo  el  mismo  nombre,  asignándose- 
le los  límit;es  que  actualmente  tiene. 

Aprobó  (18  de  diciembre)  el  planioi  de  la  traza  del.  pue- 
blo General  Sun  Martín,  presentado  por  varios  vecinos  de 
Santos  Lugares,  declarando  pertenecer  al  pueblo  los  edificios 
conocidos  con  los  nombres  de  Casas  de  Rosas  y  Crujía. 

Dispuso  lo  conveniente  (12  de  febrero),  para  recibir, 
cual  corresponde,  las  cenizas  de  don  Bernardino  Rivadavia, 
cumpliendo  así  con  el  deber  de  tributar  a  su  memoria  lies  ho. 
ñores  debidos  al  fundador  de  todas  las  instituciones  que  basta 
entonces  y  aun  hoy  goza  el  Estado  o  Provincia  de  Buentois  Ai- 
res. 

Decretó  (3  de  marzo  de  1857),  los  honores  que  correg- 
pondía  tributarse  al  brigadier  general  Guillermo  Brown>  cu- 
yo fallecimiento  tuvo  lugar  en  dicha  fecha. 

El  período  constitucional  de  difícil  cuanto  acertado  gO'. 
bierno  del  dootor  Obligado  terminó  el  5  de  mayo,  sucedién.- 
dolé  Alsina. 

El  doctor  Obligado  desempeñó  después  importantes  car- 
gos en  las  administraciones  subsiguientes  a  la  suya,  hasta  que, 
gravemente  enfermo,  fué  a  buscar  su  mejoría  en  Córdoba, 
donde,  en  vez  de  eso,  encontró  la  muerte,  en  marzo  de  1870. 
Sus  restos,  trasladados  a  Buenos.  Aires,  fueron  recibidos  con 
honor  y  respeto  por  el  gobierno  del  señor  Castro  y  por  el 
pueblo»  de  que  había   sido  primer  gobernador  constitucioinal. 

1857.  —  Dr.  Valentín  Alsina,  2."  gobernador  constitu- 
cional del  Estado,  electo  el  3  y  puesto  en  posesión  del  cargo 
el  5  de  mayo,  hasta  el  4  de  noviembre  que,  con  motivo  de  su 
salida  a  campaña  por  objetos  del  servicio  público,  quedó  en. 
cargado  del  Poder  Ejecutivo  el  Presidente  del  Senado. 

El  gobernador  Alsina  organizó  su  ministerio  con  los  se- 


lUSTCnrA    5K    I.3S    GOSST.-TADOEES    DK    LAS    rr.OVINCIAS     AnQSNTiríAí'    22  1 

ñores  doctor  José  Barros  Pazos  (f  24  de  noviembre  de  1877), 
gobierno  y  relaciones  exteriores;  don  Norberto  de  la  Riestra, 
hacienda,  y  general  Matías  Zapiola  (f  27  de  junio  de  187'±), 
guerra  y  marina.  Por  renuncia  del  primero»  fué  nombrado  el 
coronel  Bartoilomé  Mitre,  basta  el  10  de  mayo  de  1859,  que 
pasó  a  desempeñar  el  de  guerra  y  marina,  por  haberlo  dimi. 
tido  Zaipiola,  y  en  lugar  de  Mitre  entró  el  doctoo'  Dalmacio 
Vélez  Sársñeld. 

Nombrado  el  coronel  Bartolomé  Mitre  (27  de  mayo  de 
1859)  general  en  jefe  del  ejército  de  operaciones  contra  el  de 
la  Confederación,  al  mando  del  general  Urquiza,  fué  reem- 
plazado por  el  doctor  Pastor  Obligado,  y  habiendo  tenido  éste 
que  salir  a  campaña  quedó  encargado  interinamente  el  coman- 
üante  general  de  marina  y  capitán  del  puerto,  coronel  Juan 
Andrés  Gelly  y  Obes,  hasta  el  26  de  octubre  (.1859)  que  éste  y 
aquél  volvieron  al  ejercicio  de  sus  respectivas  funciones. 

1857.  —  D.  Felipe  LlavaLlol,  Presidente  del  Senado,  en  ejer- 
cicio del  Poder  Ejecutivo,  en  ausencia  del  gobernador  V.  Alsi- 
ua,  que  salió  a  campaña  por  objetos  del  servicio  público,  desde 
el  4  de  noviembre  hasta  el  21  de  diciembre  de  1857. 

1857.  —  JDr.  Valentín  Alsina,  propietario,  desde  el  21  de 
diciembre  de  1859  que  reasumió  el  mando  del  Estado,  después 
de  isu  visita  a  la  campaña,  hasta  el  12  de  noviembre  de  1858, 
que  tuvo  que  salir  de  la  capital,  acompañándole  el  ministro  de 
guerra  y  marina  coronel  Bartolomé  Mitre,  quedando  nuevamente 
encai"gado  del  Poder  Ejecutivo  el  Presidente  del  Senado. 

1858.  —  D.  Felipe  Llavallol,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  durante  la  ausencia  del  goberna- 
dor Alsina,  que  había  salido  a  la  campaña,  desde  el  12  de  no- 
viembre hasta  el  27  de  diciembre. 

1858.  —  Dr.  Valentín  Alsina,  propietario,  desde  el  27  de 
diciembre  de  1858,  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  des- 
pués de  un  viaje  a  la  campaña,  acompañado  del  ministro  de 
guerra  y  marina,  hasta  el  8  de  noviembre  de  1859,  que  se  vio 
obligado  a  presentar  su  renuncia  que  le  fué  admitida,  quedando 
en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  el  Presidente  del  Senado,  el 
mismo  día,  con  arreglo  a  la  Constitución. 

Los  amigos  del  doctor  Alsina,  los  mismos  que,  con  el  ma- 
yor entusiasmo,  trabajaron  para  colocarle  en  la  primera  magis- 
tratura de  la  provincia  de  su  nacimiento,  de  la  que  había  sido 
alejado  por  la  Dictadura  de  Rosas,  fueron  los  que  le  aconsejaron 
su  descenso,  que  él  llevó  a  cabo  con  toda  resignación,  pero  tam- 
bién con  un  nuevo  desengaño  que  le  abatió  no  poco. 


222  AJÍTOIflO   ZINNY 

La  batalla  de  Cepeda,  perdida  por  el  ejército  del  Estado  de 
Buenos  Aires,  al  mando  del  coronel  Bartolomé  Mitre,  puso  al 
doctor  Alsina  en  el  caso  de  elevar,  como  elevó,  su  renuncia, 
el  8  de  noviembre  de  1859,  a  fin  de  dar  lugar  al  famoso  Pacto 
de  Unión,  celebrado  3  días  después,  como  se  verá  en  su  lugar 
correspondiente. 

Falleció  el  6  de  septiembre  de  1869,  siendo  senador  al  Con- 
greso, a  cuya  inhumación  asistieron  todos  los  miembros  del  go- 
bierno del  señor  Castro,  los  de  la  Asamblea  Legislativa,  los  del 
Superior  Tribunal  de  Justicia,  los  jefes  superiores  de  las  ofici- 
nas de  la  provincia,  la  Municipalidad  y  un  crecidísimo  número 
del  pueblo.  La  Asamblea  Legislativa  dictó  una  ley,  el  26  de 
septiembre  del  mismo  año,  disponiendo  la  erección  de  un  monu- 
mento, en  el  Cementerio  del  Norte  y  en  el  recinto  reservado  a 
los  hombres  ilustres,  consagrado  a  su  memoria  y  grabadas  en 
él  estas  palabras : 

''Al  ciudadano  Valentín  Alsina  —  modelo  de  virtud  cívi- 
ca —  la  provincia  de  Buenos  Aires  consagra  este  recuerdo. ' ' 

1859.  —  D.  Felipe  Llavállol,  Presidente  del  Senado  en 
ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  por  renuncia  del  doctor  Alsina, 
el  8  de  noyiembre,  a  consecuencia  de  la  batalla  de  Cepeda,  que 
tuvo  lugar  el  23  de  octubre  ganada  por  el  ejército  de  la  Confe- 
deración, al  mando  de  su  Presidente  el  general  Urquiza,  sobre 
el  del  Estado  de  Buenos  Aires,  a  Iels  órdenes  del  coronel  Bar- 
tolomé Mitre. 

Bajo  la  mediación  del  gobierno  del  Paraguay,  representa- 
do por  el  ministro  mediador,  brigadier  general  Francisco  Solano 
López,  se  ajustó  un  Pacto  de  Unión  con  el  Presidente  de  la  Con- 
federación, representado  por  los  brigadieres  generales  Tomás 
Guido,  Juan  Esteban  Pedernera,  gobernador  de  San  Luis,  y 
doctor  Daniel  Aráoz,  y  el  gobierno  de  Buenos  Aires,  represen- 
tado por  el  doctor  Carlos  Tejedor  y  don  Juan  Bautista  Peña, 
quienes  convinieron  en  la  reincorporación  de  Buenos  Aires, 
declarándose  parte  integrante  de  la  Confederación  Argentina, 
por  la  jura  de  la  Constitución  Nacional,  previa  aceptación  de 
Buenos  Aires,  después  de  su  examen  por  una  convención  pro- 
vincial. En  cuanto  a  los  generales,  jefes  y  oficiales  del  ejército 
de  Buenos  Aires,  que  desde  la  revolución  de  1.°  de  diciembre 
de  1852  habían  sido  dados  de  baja,  quedaron,  por  el  Pacto  de 
Unión,  restablecidos  en  su  antigüedad,  rango  y  goce  de  sus 
sueldos. 

Este  convenio  de  Paz  se  celebró  en  San  José  de  Flores  a  11 
de  noviembre  de  1859,  desde  cuya  fecha  quedaron  rehabilitados, 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBN ADOBES    DE    LAS    PROVI>*CIAS     ARGE::íTINAS    22^ 

para  residir  en  Buenos  Aires,  los  ciudadanos  y  jefes  militares 
que  se  hallaban  alejados  de  la  provincia  por  sus  opiniones  po- 
líticas, cuyo  triunfo  no  pudieron  conseguir  a  pesar  de  todos  sus 
esfuerzos,  sin  exceptuar  los  medios  que  algunos  de  ellos  habían 
empleado  con  el  objeto  de  restablecer  en  el  poder  al  mismo 
Eosas.  A  la  in^átación  hecha  en  ese  mismo  sentido,  Rosas  tuvo 
el  buen  tino  de  no  aceptar,  contestando  que  su  carrera  pública 
había  terminado  para  siempre  en  los  campos  de  Caseros,  el  3 
de  febrero  de  1852. 

La  terminación  de  la  guerra,  en  que  se  hallaba  el  Estado 
de  Buenos  Aires  con  el  general  Urquiza  desde  la  revolución  del 
11  de  septiembre  de  1852,  por  medio  del  Conv'cnio  de  Paz,  ce- 
lebrado el  11  de  noviembre,  fué  solemnizada  el  domingo  20  del 
mismo  mes,  con  un  Tedeum,  en  acción  de  gracias  al  Todopodero- 
so, en  la  Catedral,  a  cuyo  acto  asistió  el  gobierno  con  todas  las 
corporaciones  y  empleados  civiles  y  militares;  formando  el 
ejército  de  la  capital  de  gran  parada  en  la  plaza  de  la  Victoria 
el  mismo  día  y  a  la  misma  hora  de  las  doce,  en  que  se  celebra- 
ra aquel  acto. 

El  gobierno  provisorio  del  señor  Llavallol  cumrilió  reli- 
giosamente lo  estinulado  en  el  Pacto  del  11  de  noviembre,  pero 
ese  cumplimiento  del  deber  no  satisfizo  a  algunos.  El  gobierno 
provisorio  no  podía  hacer  otra  cosa :  el  ejército  de  la  Confedera- 
ción se  hallaba  triunfante  a  las  puertas  de  la  ciudad,  y  engro- 
saban sus  filas  todos  los  elementos  dispersos  de  siete  años  de 
lucha.  Ese  ejército  no  tardó  en  abandonar  el  suelo  del  Estado, 
y  esos  elementos,  amparados  por  el  Pacto,  se  aquietaron  poco  a 
poco,  sin  derramamiento  de  sangre. 

.  El  í?obemador  Llavallol  concluvó  su  misión  el  3  de  ma- 
yo de  1860,  sin  dejar  consumado  el  Pacto  de  Unión,  por  cier- 
tas resistencias  que  lo  entorpecían.  A  su  sucesor  cupo  la  suer- 
te de  llevarlo  a  cabo. 

Tuvo  ñor  ministros  a.  los  señores  doctor  Carlos  Teiedor, 
don  Juan  Bautista  Peña  y  coronel  Juan  Andrés  Gelly  y  Obes ; 
éste,  por  la  no  aceptación  del  coronel  Emilio  Conesa,  que  ha- 
bía sido  nombrado. 

1860.  —  General  Bartolomé  Mitre,  3er.  gobernador  cons- 
titucional, electo  el  2  y  puesto  en  posesión  del  mando  del  Es+ado 
el  3  de  mayo  de  1860,  renunciándolo  el  10  de  octubre  de  1862. 

El  gobernador  Mitre  organizó  su  ministerio  como  sigue: 
don  Domingo  Faustino  Sarmiento,  gobierno,  en  reemplazo  del 
doctor  Valentín  Alsina,  que  se  había  excusado ;  doctor  Rufino, 
de  Blizalde,  hacienda,  en  lugar  de  don  Norberto  de  la  Ries- 


224 


ANTONIO    ZINNT 


tra,  que  también  se  había  excusado,  y  coronel  Juan  Andrés 
Grelly  y  Obes,  guerra  y  marina.  El  doctor  Eduardo  Costa  fué 
nombrado  fiscal  general  de  gobierno.  Por  renuncia  del  prime- 
ro fué  nombrado  el  doctor  Pastor  Obligado  (6  de  febrero  de 
1861)  hasta  el  26  de  marzo  que,  tanto  éste  como  el  doctor 
Elizalde,  presentaron  a  su  vez  sus  renuncias  respectivamente, 
por  haber  sido  electos  diputados  al  congreso  nacional  en  el  Pa- 
raná, y  al  que  no  se  incorporaron  a  causa  de  su  rechazo.^  En  su 
consecuencia,  el  doctor  Elizalde  fué  reemplazado  por  Don  Nor- 
berto  de  la  Eiestra  y  el  doctor  Obligado  quedó  nuevamente  nom- 
brado (25  de  abril  de  1861),  cuyos  ministerios  habían  quedado 
interinamente  a  cargo  del  coronel  Gelly  y  Obes. 

El  doctor  Obligado  renunció  el  ministerio,  sucediéndole  el 
doctor  Eduardo  Costa  (4  de  febrero  de  1862). 

Lo  que  deploraba  el  ex  gobernador  Llavallol  llegó  a  ver- 
pe  realizado  a  los  pocos  días  de  la  elevación  del  nuevo  gobernó - 
dor,  y  era  la  conclusión  de  los  trabajos  de  la  Convención  del 
Estado,  que  importaban  la  unión  del  pueblo  de  las  antiguas 
Provincias  Unidas  del  Río  de  la  Plata. 

Por  el  resultado  feliz  de  esos  trabajos,  el  gobernador  Mi- 
tre expidió  (12  de  mayo)  un  decreto  disponiendo  tuviese  lu- 
gar un  solemne  Tedeum  en  acción  de  gracias  al  Todopoderoso, 
el  día  13,  en  la  Catedral,  hasta  donde  había  sido  acompañada 
la  Convención  desde  la  casa  de  gobierno,  doijde  fué  recibida  por 
los  empleados  civiles  y  militares. 

Con  el  patriótico  sentimiento  de  recompensar  a  los  servi- 
dores de  la  patria  por  sus  heroicos  sacrificios,  en  el  aniversario 
del  25  de  Mayo,  el  gobernador  Mitre  expidió  un  decreto  (23  de 
mayo)  acordando  tres  premios  de  10.000  pesos  cada  uno,  al  mi- 
litar que  prestó  mejores  ser-vncios  en  la  reconquista  y  defensa 
de  esta  ciudad,  contra  las  armas  británicas ;  al  que  prestó  me- 
jores servicios  en  la  guerra  de  la  Independencia  y  al  que  los 
prestó  en  las  guerras  de  la  libertad  y  que  se  encontrasen  en  si- 
tuación más  desfavorable. 

El  6  de  junio  se  celebró,  en  la  ciudad  del  Paraná  entre 
los  comisionados  doctor  Dalmacio  Vélez  Sársfield,  por  parte 
del  gobierno  de  Buenos  Aires,  y  el  coronel  doctor  Benjamín 
Victorica  y  doctor  Daniel  Aráoz,  por  el  de  la  Confederación, 
un  convenio  complementario  y  explicativo  del  de  11  de  no- 
viembre de  1859. 

Terminadas  las  reformas  sancionadas,  el  25  de  septiem- 
bre, por  la  Convención  Nacional  en  la  ciudad  de  Santa  Fe,  la 
Con.stitución  fué  jurada  por  el  pueblo  el  día  21  de  octubre  de 


lliSTOIÍIA    DE    LOS    GOBEIIXADOEES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    225 

1860,  en  todo  el  territorio  de  la  provincia,  y  en  la  capital;  ese 
acto  tuvo  lugar  en  la  plaza  de  la  Victoria,  con  formación  de 
tropas,  repique  general  de  campanas,  salvas  de  artillería,  mú- 
sicas y  distribución  de  medallas  conmemorativas  del  día.  Y  acto 
continuo  se  entonó  en  la  Catedral  un  solemne  Tedémvo,  en  acción 
de  gracias  al  Todopodei-oso  por  la  feliz  unión  del  pueblo  ar- 
gentino, con  asistencia  del  gobierno,  acompañado  de  las  corpo- 
raciones, empleados,  convencionales  y  cuerpo  coxtsular. 

El  5  de  noviembre  solicitó  y  obtuvo  licencia  para  ausen- 
tarse de  la  provincia,  con  el  objeto  de  asistir  a  una  conferen- 
cia a  que  fuera  invitado  por  el  Presidente  de  la  República,  doc- 
tor Santiago  Derqui.  Después  de  haber  delegado  el  mando 
gubernativo  en  el  Presidente  del  Senado,  con  arreglo  a  la  Cons- 
titución, se  embarcó  el  8  de  noviembre  en  el  vapor  de  guerra 
.  Guardia  Nacional,  emprendiendo  su  viaje  con  destino  a  la  Con- 
cepción del  Uruguay,  acompañado  del  ministro  de  la  guerra, 
coronel  Juan  Andrés  Gelly  y  Obes,  coroneles  E.  Conesa,  J.  M. 
Albariño,  I.  Chenaut  y  W.  Paunero,  los  edecanes,  coroneles 
Dionisio  Quesada  y  Juan  Peña  y  otros.  El  10  llegó  a  la  Con- 
cepción del  Uruguay,  donde  fué  recibido  con  todos  los  hono- 
res debidos  a  su  rango  de  gobernador  de  Buenos  Aires  y  Bri- 
gadier de  la  Nación  (elevado  en  octubre  por  el  gobierno  na- 
cional), siguiendo  viaje  para  San  José,  morada  del  general  Ur- 
quiza,  donde  ya  se  hallaba  esperándole  el  Presidente  Derqui. 

En  San  José,  fué  espléndidamente  obsequiado  por  el  ge- 
neral Urquiza,  a  quién  regaló  un  bastón  de  carey,  con  puño 
de  topacio  engarzado  en  una  gran  chapa  de  oro,  atravesado 
de  una  faja  de  esmalte  azul  con  este  lema  de  letras  blancas : 
Gobernador  del  Estado  de  Buenos  Aeres.  Al  dárselo,  el  gene- 
ral Mitre  dijo,  más  o  menos  las  palabras  que  siguen:  "Gracias 
a  vuestro  patriotismo  y  magnanimidad,  la  provincia  de  Buenos 
Aires  es  parte  integrante  de  la  República,  su  gobernador  no 
poseerá  más  este  bastón,  que  señala  la  época'  de  la  segrega- 
ción. —  Os  toca  conservar  esta  prenda  de  seguridad,  como 
una  conquista  que  habéis  hecho." 

El  general  Urquiza,  en  las  funciones  cívicas,  usaba  siem- 
pre ese  bastón,  alhaja  histórica  que  le  honraba  tanto  como  la 
espada  de  Caseros  y  la  pluma  con  que  firmó  la  Constitución  de 
Mayo,  que  la  Provincia  (antes  Estado)  de  Buenos  Aires  aca- 
baba de  jurar  (el  21  de  octubre).  (1). 


(1)  Posteriormente,  en  1867,  el  señor  don  Juan  Martín  de  las  Heras, 
hijo  mayor  del  ilustre  general  de  este  nombre,  hizo  presente  a  su  vez,  de 
otro  bastón,   de  carey  también,    al   general  Mitre,    siendo  presidente   de  Is 


^>6  ANTONIO   ZINNY 

Terminada  la  conferencia,  a  que  había  sido  invitado,  en 
la  que  se  arreglaron  varios  asuntos  de  interés  nacional,  incluso 
el  relativo  a  la  cuestión  San  Juan,  a  cuyo  gobernador  Virasoro 
se  envió  una  nota  colectiva  firmada  por  Uerqui,  Mitre  y  Ur- 
quiza,  aconsejándole  que  renunciase  el  puesto  que  ocupaba 
contra  el  torrente  de  la  voluntad  de  la  provincia^  se  embarcaron 
perqui  y  Mitre  en  el  mismo  vapor,  con  destino  a  la  ciudad  de 
Paraná,  adonde  llegaron  el  13  cié  noviembre.  En  este  punto,  la 
persona  de  Mitre  despertó  universal  simpatía.  Sus  gloriosos  an- 
tecedentes, su  juventud,  la  especie  de  aureola  con  que  le  rodea 
su  siempre  merecido  prestigio,  en  el  apogeo  como  en  el  infor- 
tunio, «ual  publicista,  guerrero,  orador,  poeta,  historiador,  hábil 
político;  su  fisonomía  suave  y  melancólica,  que  parece  conser- 
var un  dulce  reüejo  de  los  padecimientos  de  la  proscripción; 
su  porte  noble  y  digno,  su  circunspecta  franqueza,  su  discurso 
táeii  y  elevado  y  hasta  ese  recuerdo  vivo  de  la  guerra  civil  que 
el  acaso  hizo  llevase  en  la  frente,  tal  vez  a  fin  de  señalarla  a  las 
multitudes,  como  un  predestinado  a  realizar  las  grandes  cosas, 
todo  contribuye  a  que  este  personaje  notable  sea  acatado,  desper- 
tando el  más  sincero  entusiasmo  dondequiera  que  se  presentase. 

El  mismo  día  de  su  llegada  al  Paraná,  una  comisión  del 
Club  Socialista  fué  a  entregarle  el  diploma,  de  socio  honora- 
rio, que,  por  aclamación  le  acordara  el  Club,  yendo  a  firmar 
posesión  de  su  nombramiento  la  misma  noche. 

El  3  de  diciembre  regresó  a  esta  ciudad,  y  el  7  partió 
para  la  Villa  de  Lujan,  con  el  objeto  de  asistir  a  la  bendición 
de  la  bandera  del  regimiento  de  guardia  nacional  de  caballe- 
ría al  mando  del  teniente  coronel  Antonio  Llórente,  como  pa- 
drino que  era,  con  cuyo  motivo  pronunció,  como  acostumOra, 
una  brillante  proclama,  al  pie  de  la  estatua  del  general  Bel- 
grano.  .^,, 

Eegresó  a  la  capital  en  la  tarde  del  9  y  al  día  siguiente 
reasumió  el  mando  gubernativo  de  la  provincia. 

1860.  —  D.  Manuel  Ocampo,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  P.  E.,  durante  la  ausencia  del  gobernador  Mitre, 
desde  el  5  de  noviembre  hasta  el  10  de  diciembre. 

Durante  el  gobierno  delegado  de  Ocampo,  el  ministro  de 
gobierno,  don  D.  F.  Sarmiento,  autorizado  al  efecto  por  el  go- 
bernador propietario,  nombró  (4  de  noviembre)  comisiones 
para  la  construcción  de  puentes,  en  el  arroyo  de  Balta  2,  en 


república,  en  cumplimiento  de  una  cláusula  testamentarla  de  su  señor  pa- 
dre, quien  lo  había  usado  durante  fué  gobernador  de  Buenos  Aires.  Con 
igual  disposición  testamentaria,  el  referido  señor  L,as  Heras  remitió  al  ge- 
neral Paunero  la  banda  que  bu  padre  ocupara  en  igual  época. 


li 


lilSTOKIA    DS    LOS    GOBEBXADORES    DE    LAS    PEO^IXCIAS     AEGENTINAS     22/ 

el  Kío  Lujan  1,  en  el  Salto  1,  en  la  Cañada  de  la  Cruz  1,  en 
el  Río  de  Arrecifes  y  en  el  Tala  2,  en  San  Andrés  de  Giles  1, 
en  la  Cañada  del  Carmen  de  Areco  2  y   en  el  Río  de  Matanza. 

Dictó  (6  de  noviembre)  una  resolución  sobre  comisarios 
inspectores  de  revista  para  los  cuatro  departamentos,  Norte, 
Centro,  Sur  y  la  Costa;  ordenó  (5  de  diciembre)  la  erección 
de  una  escuela  en  Juuín,  que,  desgraciadamente  fué  de  poca 
o  ninguna  utilidad  a  pesar  de  haberse  invertido  en  su  cons- 
trucción y  reconstrucción  muchos  miles  de  pesos  j  y  mandó 
poner  a  disposición  del  juzgado  de  paz  de  Barracas  al  Norte 
una  bomba  para  incendios,  autorizando  la  organización  de  una 
compañía  de  bomberos. 

1860.  —  Brigadier  General  Bartolomé  Mitre,  propietario 
desde  el  10  de  diciembre  de  1880,  que  reasumió  el  mando,  has- 
ta el  6  'de  julio  'de  1861,  que,  debiendo  m^a-rchar  a.  campaña 
a  ponerse  al  frente  del  ejército,  quedó  en  ejercicio  del  P.  E. 
el  Presidente  del  Senado. 

IIa:biendo  experimentado  la  ciudad  de  Mendoza  la  espan- 
tosa catástriofe  de  un  terremioto,  el  20  de  marzo  de  1861,  em 
que  muchos  quedaron  neducidos  a  la  orf-andad  y  a  la  miseria, 
el  gobierno  del  general  ¡Mitre,  reconociéndose  en  el  deber  de 
auxiliar  a  aquellos  desgraciados  iuermjanos,  laicoindó  (l.o  de 
abril  de  1861)  se  levantase  una  subscripción  'popiüar  en^cabe- 
zándola  con  la  suma  de  200.000  pasos;  se  dirigiese  una  ■circu- 
lar con  el  mismo  objeto  a  Las  ^autoridades  cáviiea  y  militanes 
de  la  proviQíeia  y  se  pasase  una  nota  a  las  Cámara^í  Legislati- 
"as  invitándolas  a  decretar  un  a^uxilio  en  favor  de  aquellas 
desigracdadas  familias.  El  pueblo  de  Buenos  Aires  respondió 
dignaQuente  al  Ilaanamiento  que  se  hieera  a  sius  íUantrópicoB 
sentimáentos . 

Después  de  cerca  de  20  laños  de  reposar  en  tierra  extraña 
los  restos  del  generad  Juan  Lavalle,  llegaron  al  fin  a  la  tierra 
de  su  nacimiento,  donde  afctualmente  yacen  en  un  monumento 
mandado  levantar  ¡al  efecto;  y  hiabíendo  el  pueblo  de  Buenos 
Aires  levantado  una  suscripción  para  la  triaslación  de  aquellos 
restos  al  seno  de  la  patria,  y  autorizado  el  gobierno,  por  una 
ley  especial,  para  disiponer  de  una  siuma  del  tesoro  público  con- 
igual  fin  decretó  (31  de  diciembre  de  1860),  honores  fúne- 
bres con  arreglo  a,  la  cateigoría  y  al  mérito  de  tan  ilustre 
finado». 

A  consecuencia  de  deplorables  acontecimientos  de  que  fué 
teatro  la  provincia  de  San  Juan,  donde,  después  de  la  revo- 
lución que  allí  tuvo  lugar,  sie  comeftieron  en  ella  todo  género 


2  ¿8  ANTONIO   ZINNY 

de  crueldades  por  la  iuter vención  del  gobierno  nacional,  la 
que,  desspués  de  siaonifioar  &  más  de  400  víctimas  en  la  Kincio- 
nada  del  Poeito,  distante  5  leguas  de  aquella  ciudad,  el  11 
de  enero  de  1861,  por  orden  del  coronel  Juan  Saa,  consumó 
su  atentado  fiiüilando  cruelmente  al  resp0díM>lie  gobemadjor 
doctor  Antonio  Alberastain,  cuaiadio  se  bailaba  rendido  y  pri- 
sionero. En  'USO  de  los  dereckos  de  provincia  confederada,  el 
gobierno  de  Buenos  Aires  se  idirigió  al  de  la  nación  en  de- 
manda del  condigno  caáitigo  de  los  delincuentes.  Hubo  mu- 
■clias  promesas,  pero  nada  se  cumplió,  infiriendo  'así  un  desai- 
re a.  la  principal  provincia  de  la  Confederación,  No  fué  esto 
todo:  los  diputados  eleeíios  por  parte  de  Buenos  Aires  para 
integrar  el  Congreso  federal  sufrieron  un  nuevo  desaire  con 
su  rechazo.  El  gobierno,  no  obstante,  empleó  los  medios  opor- 
tunos a  fin  di3  p'romover  la  renovación  de  los  obstáculos  que 
retardaban  la  definitiva  inciorporaedón  de  lía,  piiiovincia  de  Bue- 
nos Aires  al  resto  de  la  República;  nada  se  consiguió,  sino  la 
seguridad  de  una  próxima  invasión  del  ejército  de  la  Confe- 
deración al  miando  del  capitán  general  ürquiza. 

En  consecuencia,  el  gobierno  de  Mitre  declaró  (l.o  de 
julio  de  1861)  en  estado  de  sitio  el  territorio  de  la  provincia, 
movilizando  las  milicias  y  saliendo  el  gobernador  a  campa- 
ña a  tomar  el  mando  inmediíato  del  ejército;  y  para  robusii-C- 
cer  la  base  ae  operaciones  de  éste,  disipuso  (4  de  juilio)  la 
formación  de  una  linea  de  fortificaición  al  exterior  de  la  ciu- 
dad, guarnecida  de  tropas  al  miando  de  la  Inspección  general 
de  armas,  de  que  fué  encargado  interinamente  el  general  Juan 
Madariaga,  en  auisencia  tíel  propáetiaxio  coronel  Weníceskio 
Paunero,  que  también  marchó  a  caraqpajQa,  para  desempeñar 
las  funciones  de  jefe  de  Estado  miayor  general  del  ejérciito. 

Hechas  todos  los  preparativos  necesarios,  el  gobernador 
Mitre  salió  (6  de  judio)  a  campaña,  estableciéndose  en  Rojas. 

A  los  pocos  idías,  los  ministros  plenipatenciairios  Lefébre 
de  Becour,  de  Francia;  Eduairdo  Thornton,  de  la  Gnan  Bre- 
taña, y  Buenaventura  Seoane,  de  la  República  del  Perú,  ini- 
ciaron (15  de  julio)  su  mediación  ofiíciosa,  tanto  al  gobierno 
de  Buenos  Aires  como  al  de  la  Confederación,  y  después  de 
vtarias  conferencias,  no  quedó  oitro  arbitrio  que  declarar  rota 
la  negociación,  dejando  a  la  fatalidiad  de  las  anuas  la  resolu- 
ción de  la  cuestión. 

El  gobernador  general  en  jefe,  el  l.o  de  agosto,  esltaibleció 
su  cuartel  general  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  y  el  man- 
do de  las  armas  y  de  la  defensa  de  la  capital  fué  (8  de  setiem- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  229 

bre)  encomenidadio  el  ministro'  de  gueiTa  y  nüarina  leoTonel 
Juan  Andrés  Gelly  y  Obes;  declarándose  (9  de  septiembre)  la 
provincia  en  asamblea. 

Las  esfuerzos  de  Buenos  Aires  en  obisequio  de  lai  paíz,  qu€| 
no  piudo  conseguirse  sin  el  estrépito  de  las  armias,  fueron  co- 
ronados, con  gloria  em  los  campos  de  Pavón,  el  17  da  setiem- 
bire  de  1861.  Esite  triunfo  operó  un  cambio  nadical  en  toda  la 
JR-epública;  y  si  los  efecit'cs  no  se  hicieron  sentir  inmediata- 
mente, se  consiguió  eneaminaT  el  país  a  una  verdadera  orga- 
nización nacional  que,  aunque  con  tropiezos  que  son  naturales 
por  la  falta  de  conveniente  preparación,  va  cimentándose  poco 
a  poco. 

El  servicio  de  la  línea  de  fortiíiciación  de  la  ciudad  cesó 
deside  el  día  15  de  Oictubre,  trasladándfose  al  Parque  lais  piezas 
de  artillería  que  se  hallaban  situiadas  en  la  mdsmia,  cesando  al 
mismo  tiempo  todo  aparato  bélico  con  excepción  de  los  ejer- 
cicios doctrinales,  por  batallones,  que  cíontinuaron  allgún  tiem- 
después,  pero  sólo  en  los  días-  de  fiesta.  ' 

1861.  —  T).  Mmiuel  Ocampo,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  P.  E.,  desde  el  6  de  julio  de  1861  hastia,  el  17  de 
enero  de  1862,  que  duró  Qa  aoisencia  del  gobernador  Mitre  eni 
campaña  al  frente  del  ejército  de  la  provincia,  contra  el  de 
la  Confederación  al  mando  del  capitán  general  Urquiza,  que 
fué  vencido  el  17  de  septiembre  de  1861,  en  la  batalla  de  Pavón. 

El  gobierno  delegado,  cuya  adma  era  el  ministro  de  gue- 
rra y  marina,  coronel  Gelly  y  Obes,  secundó  ai  gobernador 
propieliairio  general  en  jefe  del  ejército,  en  todo  lo  necasaTio 
para  el  mayor  éxito  de  la  segiiridaid  y  defensa  de  la  capital. 

Por  ley  5  de  septiembre  de  1861,  las  Lomas  de  Zamora 
fueron  erigidas  en  partido  judicial  de  campaña,  cuyo  primer 
juez  die  paz  fué  don  Francisco  Pórtela,  desde  enero  de  1862. 

1862.  —  Brigadier  Bartolomé  Mitre,  ipropietairdo  desde  el 
27  de  enero  que  reasumió  el  mando  de  la  provincia,  después 
de  la  campaña  contra  el  ejército  de  la  Confedemcáóin,  venici- 
do  en  Pavón  el  17  de  setiembre  de  1861. 

Por  ley  de  11  de  marzo  de  1862,  el  gobernador  Mitre  que- 
dó aoitorizado  para  aceptar  y  ejercer  los  poderes  delegados 
de  las  demás  provincias,  a  efedto  de  convooiar  e  instalar  el 
Congreso  Nacional  a  la  mayor  brevedad  posible,  en  el  punto 
que  él  designase ;  afutorizánJole  al  mismo  tiempo  para  proveer 
a  los  gastos  nacionales  forzosamente  necesairiios  hasta  la  iinsta- 
laición  de  los  Poderes  públicos  de  la  Nación. 

Las  pirovincdas  de  Córdoba,  Santiago  del  Estero,  San  Luis 


230  ANTO^'IO   ZINNY 

TuQTiináii,  Santa  Fe,  San  Juan,  Catiam.a'r'Cia,  M-endoza,  Jujuy 
y  Buenos  Aires  delegaron  en  el  gobernado.r  Mitre,  en  su  con 
secuencia,  resohdó  (22  de  abnil)  que  la  autoridad  delegad? 
por  los  Pueblos  fuera  ejercida  bajo  la  denominacióoi  de  gober- 
nador de  Buenos  Aires,  encargado  del  Poder  Ejecutivo  NaciO' 
nal,  autorizando  sus  actos  los  niinistros  del  gobierno  dé  Bue- 
nos Aires,  hasta  la  reunión  y  mueva  dispoBieión  del  Congre- 
so; y  declaró  cesantes  los  agentes  diplomáticos  acreditados  por 
el  caduco  gobierno  nacional  de  hecüo  y  de  dereclio.  ■ 

El  día  13  de  julio  tuvo  lugar  la  inauguración  de  la  esta- 
tua del  fundador  de  tres  Repúblicas,  vencedor  de  Chacabuco 
y  Maipú,  general  José  de  San  Martm,  en  la  plaza  del  Ketiro, 
para  cuyo  acto  acordó  lo  conveniente  a  fin  de  darle  toda  la 
solemnidad  que  correspondía. 

Nacionalizó  (3  de  octubre)  la  oficina  de  Correos  de  la  Pro- 
vincia de  Buenos  Aires,  nombrando  a  don  Gervasio  Posadas, 
su  primer  administrador  y  director. 

Acordó  (±0  de  octubre)  que  ningún  propietario  podría  cer- 
car sus  terrenos  de  estancia,  sin  previo  permiso  de  la  Munici- 
palidad del  partido  respectivo  y  bajo  ciertas  formalidades  que 
en  el  decreto  de  aquella  fecha  se  determinají: — Dispuso  igual- 
mente se  hiciese  el  índice  y  proyecto  de  la  división  de  todos  los 
documentos  existentes  en  el  Archivo  General  de  Buenos  Aires, 
que  por  su  naturaleza  debieron  corresponder  al  Archivo  nacio- 
nal, comisionando  al  efecto  al  archivo  general  de  la  provincia, 
don  Manuel  Ricardo  Trelles. 

Habiendo  sido  electo  Presidente  de  la  República,  el  briga- 
dier general  B.  Mitre,  presentó,  el  10  de  octubre,  su  dimisión 
del  cargo  de  gobernador,  entrando  en  ejercicio  del  P.  E,  el  Pre- 
sidente del  Senado  al  siguiente  día. 

1862.  —  D.  Vicente  Cazón,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  P.  E.,  por  renuncia  del  brigadier  general  Mitre, 
electo  Presidente  de  la  República,  desde  el  11  de  octubre,  que 
tomó  posesión  del  cargo,  hasta  el  15  del  mismo  mes,  que  lo 
transmitió  a  don  Mariano  Saavedra. 

La  única  función  gubernativa  que  ejerciera  el  señor  Ca- 
zón fué  la  de  poner  en  posesión  del  mando  de  la  provincia  al 
electo,  en  reemplazo  del  renunciante. 

1862.  —  Don  Mariano  Saavedra,  electo  gobernador  por  el 
término  que  faltaba  al  general  Mitre  para  integrar  el  período 
coinstitucional,  desde  el  15  de  octubre  de  1862  hasta  el  2  de 
mayo  de  1863,  que  fué  electo  4.o  gobernador  constitucional, 
habiendo  ejercido  el  cargo  hasta  el  3  de  mayo  de  1866. 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  23 1 

Acompañáronle  como  ministros,  los  señores  don  Mariano 
Acoista  y  don  Luis  Domínguez. 

Una  de  ias  primeras  disposiciones  del  gobernador  Saave- 
dra  fué  (18  de  octubre  de  1662)  la  creación  de  una  Inspec- 
ción general  cíe  milicias  provinciales,  nombrando  para  desem- 
peñaría al  cüiuanaante  de  (iuarclia  iMacional  doii  Martm  de 
uaiiiza,  con  los  lionores  que  corresponden  a  un  comandante 
general  de  armas. 

Fué  autorizado  (24  de  octubre)  para  invertir  hasta  cua- 
tro millones  de  pesos  con  destino  a  la  prolongación  del  ferroca- 
rril del  Oeste  basta  la  Villa  de  Mercedes,  e  invertir  (25  de 
septiembre  de  1864)  basta  25,0ÜÜ.UUU  para  su  prolongación 
hasta  el  pueblo  de  (Jhiviicoy;  organizando  su  dirección  por  de- 
creto de  26  de  diciembre  (1862). 

Solicitada  por  el  juez  de  paz  de  San  Nicolás  de  los  Arro- 
yos la  creación  de  otro  juzgado  para  la  campaña,  con  residen- 
cia en  aquella  ciudad,  el  gobernador  Saavedra  acordó  (12  de 
enero  de  1863)  la  creación  de  los  dos  juzgados  de  paz,  uno 
para  la  ciudad  y  suburbios,  y  otro  para  la  campaña;  ambos 
con  residencia  en  la  ciudad. 

Por  ley  de  20  de  mayo  el  Directorio  del  Banco  fué  auto- 
rizado para  establecer  en  la  ciudad  de  San  Nicolás,  Villa  (con 
el  nombre  de  ciudad,  desde  el  3  de  marzo  de  186o),  de  Merce- 
des y  pueblo  de  Dolores,  sucursales  del  Banco  principal  de  la 
provincia,  para  depósito  y  descuento,  etc.  (La  de  Mercedes  em- 
pezó a  funcionar  el  8  de  abril  de  1864). 

Por  otra  de  fecha  8  de  junio,  fué  autorizado  para  reco- 
nocer como  costo  efectivo  de  las  obras,  materiales  y  terrenos 
expropiados  del  ferrocarril  del  Sud,  la  suma  de  651,o00  libras 
esterlinas. 

Concedió  (10  de  junio)  a  la  compañía  del  ferrocarril  del 
Norte,  representada  por  don  José  Rodney  Croskey,  el  derecho 
de  hacer  un  ramal  que  ligase  la  última  estación  de  San  Fer- 
nando, con  la  embocadura  del  Tigre. 

Decretó  (31  de  julio)  la  fundación  del  pueblo  de  Saladillo, 
y  (7  de  septiembre)  la  del  pueblo  de  Tapalqué,  en  los  campos 
de  propiedad  pública,  marcados  con  el  nombre  de  Juárez,  en 
el  plano  levantado  por  el  Departamento  Topográfico.  La  del 
pueblo  General  Lavalle,  en  el  Partido  de  Ajó,  fué  decretada  el 
1.°  de  febrero  de  1864,  el  12  la  del  Nueve  de  Julio,  en  el  paraje 
denominado  Tres  Lagunas;  la  del  pueblo  de  la  Mar  Chiquita, 
en  los  terrenos  "Laguna  de  los  Padres"  (25  de  septiembre)  ; 
la  del  pueblo  de  los  Tres  Arroyos,  en  el  partido  de  Lobería,  y 


2  32  AIs'TOXIO    ZIXTsT^ 

el  del  Chañar,  en  el  de  Junín  (8  de  abril  de  1865),  a  éste  se 
le  dio  (19  de  junio  de  1865)  la  denominaeión  de  "Pueblo 
Lincoln". 

Declaró  (lii  de  enero  de  1865)  válidas  las  ventas  de  las 
tierras  de  don  Juan  Manuel  de  Eosas. 

Reglamentó  (24  de  febrero  de  1863)  la  ley  que  estableció 
la  división  de  los  ocho  Partidos  de  la  campaña  al  interior  del 
Salado,  a  saber:  l.o  Rivadavia,  situado  en  el  Rincón,  llamado 
Cíe  Nario,  entre  los  ríos  de  la  Plata  y  Samborombón;  2,o  B>íed- 
ma,  situado  en  el  Rmcón  de  Biedma  entre  los  ríos  Salado,  de 
la  Plata  y  Samborombón,  3. o  General  Las  Heras,  situado  en 
el  espacio  que  resulta  de  la  nueva  división  de  los  Partidos  de 
la  Matanza,  Morón,  Villa  de  Lujan,  Navarro,  Lobos  y*  Cañue- 
las; 4.0  Suipacha,  situado  en  el  espacio  que  resulta  de  la  nue- 
va división  de  los  Partidos  de  la  ciudad  de  Mercedes,  Giles, 
Carmen  de  Areco,  Chivilcoy  y  Navarro ;  5. o  y  6. o  Moreno  y 
Merlo,  donde  están  situados  estos  pueblos;  7. o  Chacabuco,  lin- 
dando con  el  Salado,  en  el  espacio  que  deja  la  nueva  divi- 
sión de  los  partidos  Chivilcoy,  Carmen  de  Areco,  Salto,  Ro- 
jas y  Junín;  8.o  Ramallo,  situado  entre  el  Río  Paraná  y  el 
Arroyo  Ramallo,  estableciendo  al  mismo  tiempo  y  en  la  mis- 
ma fecha  los  límites  de  los  45  partidos  en  que  quedó  dividida 
la  provincia,  al  interior  del  Río  Salado,  a  saber:  San  José  de 
Flores,  Barracas  al  Sur,  Lomas  de  Zamora,  San  Vicente,  Quil- 
mas, Ensenada,  Magdalena,  Rivadavia,  Biedma,  Chascomús, 
Ranchos,  Monte,  Cañuelas,  Lobos,  General  Las  Heras,  Nava- 
rro, Mercedes,  Suipacha,  Chivilcoy,  Chacabuco,  Junín,  Rojas, 
Pergamino,  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  Ramallo,  San  Pedro, 
Arrecifes,  Salto,  Carmen  de  Areco,  San  Antonio  de  Areco,  Ba- 
radero.  Zarate,  Exaltación  de  la  Cruz,  Giles,  Villa  de  Lujan, 
Pilar,  Moreno,  Conchas,  San  Fernando,  San  Isidro,  Belgrano, 
San  Martín,  Morón,  Merlo  y  Matanza. 

Fijó  (31  de  agosto  de  1865)  los  límites  de  los  27  Partidos 
al  exterior  del  Río  Salado,  y  designó  los  nombres  de  los  10  nue- 
vamente creados,  a  saber:  Castelli,  situado  en  el  Rincón  de 
López,  entre  los  ríos  de  la  Plata  y  Salado ;  Tuj^u,  situado  en  el 
espacio  que  resulta  de  la  nueva  división  de  los  partidos  de  la 
Mar  Chiquita,  Monsalvo  y  Ajó;  Ayaeucho,  situado  en  el  es- 
pacio de  la  nueva  división  de  los  partidos  de  la  Mar  Chi- 
quita, Vecino  y  Tandil;  Balcarce,  (don  Antonio),  situado 
sobre  la  costa  del  mar,  en  el  espacio  que  resulta  de  la  nue- 
va división  de  los  Partidos  de  la  ]\Iar  Chiquita,  Tandil  y  Lo- 
bería; Necochea,  situado  sobre  la  misma  costa  del  Mar,  eom- 


lUSTOEIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  233 

prendido  entre  los  Ríos  Quequén  Grande  y  Chico  y  el  arroyo 
Cristiano  Muerto;  Tres  Arroyos  situado  también  sobre  dicha 
costa  del  Mar,  comprendido  entre  los  arroyos  Cristiano  Muerto 
y  Süíice  Grande :  Arenales,  situado  en  el  espacio  que  resulta 
de  la  nueva  di-^dsión  de  los  Partidos  del  Vecino,  Pila  y  Tan- 
dil; Rauch,  situado  en  el  espacio  que  resulta  de  la  nueva  di- 
visión de  los  Partidos  del  Tandil,  Pila,  Las  Flores  y  Azul; 
Nueve  de  Julio,  situado  en  el  espacio  que  deja  la  nueva  di- 
visión de  los  Partidos  25  de  Mayo  y  Bragado,  donde  se  halla 
situado  el  pueblo  Nueve  de  Julio. 

Dispuso  (5  de  agosto)  la  formación  de  un  pTieblo  en  el 
Partido  de  Chalcahuco,  baj'o  la  denominaciión  de  \Guard!ia 
Nacional,  y  por  ley  de  26  de  octubre  de  1865  el  P.  E.  quedó 
autorizado  para  distribuir  gratuitamente  a  los  Guardias  Na- 
c^^nales  mo\*ilizados  de  la  campaña  de  Buenos  Aires-  15.000 
hectáreas,  que  habían  de  formar  el  ejido  de  ese  pueblo  decre- 
tado, en  el  Partido  de  Linooln  —  e  igualmente  (13  de  di- 
ciembre de  1865)  la  formación  del  pueblo  decretado  en  los 
Tres  Arroyos,  Partido  de  la  Lobería,  lo  fuera  sobre  el  de  Pi. 
Ilahuinco  Grande,  y  por  nueva  disposición  (9  de  enero  de 
1866)  quedó  esto  sin  efecto  y  restablecido  el  decreto  de  8  de 
abril  de  1865. 

El  señor  Saavedra  terminó  el  período  de  su  gobierna  el 
3  de  mayo  de  1866,  sin  haber  tenido  ocasión  de  delegar  el 
mando  de  la  provincia,  pues  no.  practicó  \dsita  alguna  a  lo« 
departamentos  de  la  camjpaña. 

Sucedióle  el  doctor  A.  Alsina. 

1866.  —  Coronel  doctor  Adolfo  Alsina,  5.°  gobernador 
oonstitucional  electo  el  2  y  recibido  el  3  de  mayo,  habiendo 
ejercido  el  cargo  hasta  el  9  de  octubre  de  1868-  que  lo  renun- 
ciara, por  haber  sido  electo  Vicepresidente  de  la  República. 

Compartieron  las  tareas  administrativas  con  el  doctor  Al- 
sina, en  calidad  de  ministros,  los  doctores  Nicolás  Avellaneda, 
de  gobierno,  y  Mariano  Várela,  de  hacienda,  hasta  el  mes  de 
julio  de  1868,  que  con  motivo  de  la  cuestión  electoral  para  la 
presidencia  y  vicepresidencia  de  la  República,  en  que  figura- 
ba la  candidatura  del  general  Urquiza-  apoyada  y  sostenida  por 
el  gobernador  Alsina,  cuya  candidatura  estaba  igualmente  en 
juego  por  una  y  otra  fracción  política,  prefirieron  aquellos 
abandonar  al  amigo,  a  quien  consideraban  prevaricador,  des- 
de que  se  aliaba  con  Urquiza,  presentando  sus  renuncias,  que 
fueron  luego  aceptadas.  El  gobernador  Alsina,  que  estaba  se- 
guro de  salir  electo  Vicepresidente  de  la  República,  continuó 


ANTONIO    ZINNY 


SU  gobierno  con  Ioís  doetores  José  Miguel  Núñez,  oficial  mayor 
primero  y  ministro  de  gobierno  después  y  Dardo  Rocha,  ofi- 
cial mayor  del  Ministerio  de  Hacienda  hasta  el  fin. 

Una  de  las  primeras  disposiciones  del  gobernador  Alsima 
foé  (11  de  junio'  de  1866)  la  separación  de  las  dobles  funcio* 
nes  de  juez  de  paz  y  comandante  de  caanipaña,  reunidas  en  una 
sola  persona. 

El  gobernador  Alsina  tnvo  la  gloria  de  fijar  el  valor  del 
paipel  moneda  al  tipo  de  25  pesos  por  un  peso  fuerte. 

Debiendo  salir  con  destino  a  la  camnaña  del  Sur,  a  obje- 
to del  servicio  público,  delegó  el  miando  de  la  provincia,  el  14 
de  marzo  de  1867,  en  el  Presidente  del  Senado,  como  lo  dispo- 
nía la  constitución. 

1867.  —  Don  Emilio  Castro,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  P.  E.>  durante  la  ausencia  del  gobernador  pro- 
pietario Alsina.  desde  el  14  de  marzo  hasta  el  22  de  abril. 

Durante  el  corto  gobierno  delegado  de  Castro,  se  estable- 
cieron nuevas  escuelas  en  la  campaña,  nroveyéndolas  de  todo 
lo  necesario,  y  se  resolvió  en  un  expediente  sobre  las  salinas, 
que  se  encontrasen  en  los  terrenos  del  partido  de  Patagones  y 
en  los  de  Bahía  Blanca. 

1867.  —  Coronel  doctor  Aslolfo  Alsina',  propietario,  desde 
el  22  de  abril,  que  asiTmió  el  mando,  desipués  de  practicar  una 
visita  a  la  campaña  del  Sur. 

Promulgó  (29  de  julio  de  1867)  la  ley  que  declara  ser 
suficiente  título  la  posesión  por  40  años,  sin  interrupción,  para 
los  terrenos  del  m.unicipio  de  la  ciudad  y  "de  los  ejidos  de  los 
pueblos  de  campaña. 

Por  ley  de  30  de  octubre,  el  Partido  de  Necochea  fué  di.' 
vidido  en  dos,  denominando  al  nuevo.  Partido  de  Juárez;  y  por 
otra  del  31  se  demarcó  nuevos  límites  al  municip'o  de  la  ciu- 
dad de  Buenos  Aires,  como  sigue : 

Por  el  norte,  el  Arroyo  Maldonado,  desde  su  embocadura 
en  el  Río  de  la  Plata,  hasta  tocar  el  límite  Este  del  terreno 
conocido  en  el  plano  de  Sourdeax,  con  el  nombre  de  Calderón ; 
—  al  oeste»  una  línea  que,  limitando'  los  terrenos  conocidos  con 
los  nombres  Marcos  y  Lumib,  termine  en  el  ángulo  sudeste  de 
este  último  terreno ;  y  desde  aquí  por  una  línea  quie  termine 
en  el  ángulo  sudoeste  del  terreno  designado  con  el  notobre  de 
Arroyo;  y  desde  este  punto  hacia  el  este  hasta  tocar  el  ángulo 
noroeste  del  terreno  Albín;  desde  aquí,  en  dirección  al  Suir, 
ipor  las  calles  que  limita  las  propiedades  Passo,  Bejarano, 
Boy  y  Pereira,  hasta  la  intercepción  con  la  calle  de  la  Arena; 


KISTOKLV    DE    LOS    GOBEBNAD02ES    DE    LAS    PR0\T:XCIAS     AEGENTIKAS     23.5 

y  desde  este  punto,  una  recta  hasta  el  Puente  Alsina;  —  al 
sur,  el  Riachuelo  de  Barracas,  hasta  su  confluencia  con  el  Pla- 
ta, y  al  este,  el  litoral  del  Plata -hasta  la  boca  de  Maldonado. 

Por  un  decreto  de  25  de  noviembre,  dispuso  la  formación 
de  un  nuevo  pueblo,  bajo  la  denominación  de  Olavarría,  en  el 
paraje  conocido  con  el  nombre  de  Puntas  del  Arroyo  Tapal- 
qué,^  partido  del  Azul;  y  por  otro  de  17  de  enero  de  1868'  la 
de  otro  en  la  horqueta  que  forman  el  Río  Quequén  Salado  con 
el  Arroyo  Dulce,  bajo  la  denominación  de  Brandzen. 

Acordó  (12  de  marzo)  que  para  los  días  25  de  mayoi  y  9 
de  julio  había  de  verificarse  un  certamen  literario,  premián- 
dose el  trabajo  más  notable  con  una  medalla  de  oro  y  los  otros 
dos  que  más  se  le  aproximasen  con  una  de  plata.  Solo  uno  pre- 
sentó un  trabajo  histórico,  que  fué  don  Rómulo  Avendaño,  sus- 
cripto Mulendür — Novanoo,  cuya  Memoria  fué  publicada  por 
cuenta  del  Estado  y  sii  autor  distinguido  con  un  testimonio^  de 
honor:  —  dispuso.  (2  de  abril)  el  estableciimiento  de  4  escue- 
las superiores,  en  Mercedes,  Chivilcoy,  Chascomús  y  San  Nico- 
lás de  los  Arroyos ;  y  la  construcción  de  edificios  para  escuelas 
en  los  pueblos  del  Azul,  Dolores,  Saladillo,  Ranchos  y  Las 
Flores:  —  autorizó  (10  de  agosto)  la  fundación  de  4  escue- 
las vecinales  en  el  Partido  del  Vecino:  —  dispuso  (3  de 
abril)  que  el  Partido  conocido  por  de  Arenales,  se  denomina- 
se  en  lo  sucesivo  Ayomuclio. 

Durante  la  administración  Alsina.  —  1867-68  —  la  pro- 
vincia experimentó  una  terrible  epidemiia  de  cólera  morbus, 
cu3'o  número  de  víctimas  se  calculó  en  más  de  30.000  perso- 
nas, en  la  sola  provincia  de  Buenos  Aires. 

El  doctor  Alsina,  con  igual  título  al  de  cualquier  otro 
ciudadano,  aspiraba  a  la  presidencia  de  la  República,  del  mis- 
mo modo  como  había  aspirado  a  la  gobernación  de  la  Provin- 
cia. Contrariado  en  esa  as;piración,  dedicó  su  atención  a  la 
vieepresidencia,  ya  fuera  con  el  señor  Sarmiento  o  ya  con 
el  capitán  general  Urquiza,  candidatos  ambos  a  la  presiden- 
cia y  antípodas  en  política.  La  alianza  de  Alsina  con  el  últi- 
mo fué  condenada,  entre  muchos  otros  redactores  de  la  pren- 
sa, por  el  director  del  Boletín  Oficial  de  la  Prvincia,  doctor 
Eduardo  Wilde,  acusando  al  gobernador  de  traidor  a  su  fe 
y  a  sus  principios.  Tratóse  entonces  de  decretar  la  destitu- 
ción del  director  de  dicho  periódico.  Los  ministros  don  Nico- 
lás Avellaneda  y  don  Mariano  Várela,  amigos  y  compañeros 
del  gobernador,  desde  el  principio  de  su  administración,  se 
opusieron  a  esa  medida.  El  gobernador  insistió  llevando  a  ca- 


236  A>'TOXTo  zix::íy 

bo  SU  resolución,  pero  mediando  previamente  la  separación 
de  los  referidos  ministros,  cuyos  puestos  ocuparon  el  oficia] 
mayor  del  ministerio  de  gobierno,  don  José  IMiguel  Núñez. 
como  tal  primero,  y  como  ministro  después  hasta  que  renun- 
ciara Alsina,  para  recibirse  de  la  vicepresidencia  de  la  Re- 
pública, y  el  de  igual  clase  del  ministerio  de  hacienda,  don 
Dardo  Rocha. 

Por  ley  de  1.°  de  julio,  el  gobierno  de  Alsina  fué  auto- 
rizado para  invertir  hasta  cuatro  millones  y  medio  en  la  cons- 
trucción de  un  edificio  para  el  Banco  de  la  Provincia, 

Por  otra  de  fecha  3  de  agosto  se  sustituyó  la  pena  capi- 
tal por  la  de  20  años  de  presidio,  como  TnáxÍTrmTn. 

Habiendo  resultado  electo  vicepresidente  de  la  República, 
el  doctor  Alsina  elevó  su  renuncia  del  cargo  de  gobernador 
el  9  de  octubre,  la  que  le  fué  admitida  el  mismo  día. 

El  doctor  A.  Alsina,  coronel  de  la  nación  y  ministro  de 
guerra  y  marina  nació  el  14  de  enero  de  1820,  y  murió  a  las 
siete  de  la  tarde  del  29  de  diciembre  de  1877,  a  los  48  años 
de  edad.  Su  cadáver  fué  depositado  a  las  seis  de  la  tarde  del 
30  en  una  capilla  ardiente  en  la  iglesia  metropolitana.  Du- 
rante los  días  30  y  31  se  mantuvo  la  bandera  a  media  asta  en 
todas  las  reparticiones  provinciales  y  nacionales,  habiendo 
permanecido  cerradas  las  oficinas  de  la  provincia.  Le  fueron 
decretados  honores  fúnebres  por  los  gobiernos  nacional  y  pro- 
vincial. Murió  dejando,  como  idea,  la  grande  obra  de  la  con- 
ciliación política,  a  que  concurrió  lealment«  con  todo  su  po- 
der y  con  verdadera  elevación  moral,  y,  como  trabajo,  la  obra 
de  seguridad  de  las  fronteras  terrestres,  que  inició  con  fe  ba- 
jo un  nuevo  plan  y  que  continuó  con  perseverancia  hasta  los 
últimos  instantes  de  su  vida.  En  honor  suyo  se  dio  el  nombre 
de  calle  Alsina  a  la  que  fué  de  Potosí,  por  haber  sido  la  de 
su  residencia. 

1868.  —  D.  Emilio  Castro,  Presidente  del  Senado,  en 
ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  por  renuncia  del  doctor  A.  Al- 
sina, desde  el  10  de  octubre  de  1868  hasta  el  3  de  mayo  de 
1869,  que  fué  electo  sexto  gobernador  constitucional,  en  cuyo 
período  expiró  en  igual  fecha  de  1872. 

Xo  pudo  organizar  su  ministerio  hasta  el  21  de  octubre, 
en  que  fueron  nombrados  el  doctor  Juan  S.  Fernández,  de 
gobierno,  y  don  Pedro  Agote,  de  hacienda,  el  primero  hasta 
mayo  de  1869,  en  que  se  excusó  y  fué  reemplazado  por  el  doc- 
tor Antonio  E.  Malaver,  y  éste  y  el  segundo  hasta  el  fin  del 
período  constitucional  de  Castro. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADOSES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS     237 

A  la  administración  Castro  la  provincia  y  el  país 
deben : — 

El  establecimiento  de  Tramways,  en  las  calles  de  la  ciu- 
dad (Ley  de  24  de  agosto  de  1868)  : — 

El  transporte,  por  el  ferrocarril  del  Oeste,  de  las  ba- 
suras de  la  ciudad.   (Ley  de  18  de  noviembre  de  id.)  : — 

El  ramal  del  ferrocarril  del  Oeste  hasta  el  pueblo  de  Lo- 
bos.  (Ley  de  id.  id.)  : — 

La  asignación  de  cien  pesos  fuertes  para  ayudar  a  la  ex- 
pedición que  se  preparaba  en  Europa  a  las  regiones  polares 
del  Norte,  en  atención  a  sus  resultados  provechosos  para  la 
Geografía  y  otras  ciencias. 

El  gobierno  de  San  Juan,  por  medio  de  un  exhorto,  re- 
quirió (24  de  mayo  de  1869)  la  extradición  del  gobernador 
don  Manuel  José  ¿avalla  y  de  sus  ministros  don  Isidoro  Alba- 
rracín  y  don  José  Eugenio  Doncel,  que  habían  sido  acusados 
"por  violaciones  a  la  constitución  y  otras  leyes  del  Estado; 
malversación  de  fondos  públicos,  ataque,  a  la  propiedad  y  ac- 
tos de  mala  conducta"  (misdemeanourj,  y  el  de  Buenos  Aires 
(Castro-Malaver),  previo  dictamen  de  su  asesor,  abundando 
en  consideraciones  de  mucho  peso  y  de  profundo  alcance  polí- 
tico, se  negó  a  dar  cumplimiento  al  referido  exhorto. 

Previo  acuerdo  celebrado  con  el  arzobispo,  el  gobierno  de 
Alsina  había  sometido  a  la  Legislatura  un  proyecto  de  decre- 
to estableciendo  (7  de  octubre  de  1868)  una  nueva  división 
del  territorio  del  municipio  de  esta  ciudad  en  13  juzgados  de 
paz  y  parroquias,  en  el  de  Castro  quedó  aprobado  aquel  pro- 
yecto, convertido  en  ley,  promulgada  en  28  de  junio  de  1869. 

Mientras  se  sancionaba  la  Ley  de  Educación  Común,  reor- 
ganizó (10  de  julio)  el  Consejo  de  Instrucción  Pública,  desig- 
nando sus  atribuciones. 

Por  ley  de  20  de  julio,  sobre  la  base  del  Fortín  Esperan- 
za situado  entre  los  límites  de  los  Partidos  del  Saladillo  y 
Tapalqué,  se  creó  un  nuevo  Partido,  bajo  la  denominación  de 
General  Alvear.'* 

El  primer  censo  de  la  República  Argentina,  ordenado  por 
el  gobierno  nacional,  mereció  la  más  decidida  cooperación  por 
parte  del  gobierno  de  Castro,  mandando  (19  de  agosto)  a  los 
empleados  de  su  dependencia  secundasen  a  los  comisarios  na- 
cionales respectivos. 

El  doctor  Valentín  Alsina,  segundo  gobernador  constitu- 
cional del  Estado,  cuyo  fallecimiento  tuvo  lugar  el  6  de  sep- 
tiembre de  1869,  mereció  que  el  gobierno  de  Castro  le  tribu- 


23»  AKTOXIO   ZINNY 

tase  los  honores  que  correspondían  a  tan  insigne  ciudadano; 
y  la  Legislatura  dictó  una  ley  (26  de  septiembre),  disponien- 
do la  erección  de  un  monumento  a  su  memoria,  en  el  cemen- 
terio del  Norte. 

Por  una  ley  de  16  de  diciembre  de  1869  se  acordó,  a  la 
Guardia  Nacional .  que  hizo  la  campaña  del  Paraguay,  una 
medalla,  llevando  en  el  anverso,  el  Escudo  de  la  Provincia 
en  el  centro,  y  en  la  circunferencia  esta  inscripción :  Guardm 
Nacional  de  Buenos  Aires,  en  el  reverso;  en  el  centro,  estas 
palabras :  Al  valor  y  la  constancia,  la  Provincia  agradecida; 
y  en  la  circunferencia  éstas :  Campaña  del  Paraguay,  1865  a 
1869.  Para  los  jefesf-  de  oro  y  de  plata  para  los  demás.  Y  al 
recibir  las  medallas,  se  dispuso  se  entregase  a  los  Guardias  Na- 
cionales un  boleto  en  que  constara  ser  ellos  acreedores  a  tierras 
en  el  pueblo  Guardia  Nacional,  en  el  Partido  de  Chacabuco. 

El  gobierno  del  señor  Castro  tuvo  la  feliz  inspiración  de 
negar  (7  de  mayo  de  1870)  el  establecimiento  de  una  plaza  de 
toros  en  San  Fernando,  como  habían  sido  ya  rechazadas  ante- 
riormente otras  soiicitudes,  de  acuerdo  con  la  ley  de  5  de  agosto 
de  1856,  que  prohibe  las  corridas  de  toros  en  la  provincia. 

Se  dictó  una  ley  (9  de  junio  de  1870)  creando  30.000.000 
de  fondos  públicos,  que  deberían  ser  negociados  dentro  o  fue- 
ra de  la  República,  para  la  construcción  de  puentes. 

Otra  ley  (22  de  septiembre)  suprimió  las  loterías  y  las 
rifas  periódicas,  prohibiendo  igualmente  la  venta  de  billetes, 
loterías,  rifas  extranjeras  o  de  otras  provincias. 

Y  otra  ley  (17  de  octubre)  autorizó  al  Poder  Ejecutivo 
para  invertir  125.000  pesos  moneda  corriente,  en  la  adquisi- 
ción de  monedas  y  medallas,  ofrecidas  en  venta  por  don  Juan 
Cruz  Várela. 

El  gobernador  Castro  acordó  (28  de  octubre)  la  autori- 
zación solicitada  para  la  erección  de  un  templo  en  los  terre- 
nos del  Colegio  del  Salvador,  en  Buenos  Aires. 

Ordenó  (12  de  marzo  de  1871)  la  construcción  de  una 
vía  férrea  a  vapor  ligando  la  ciudad  con  el  nuevo  Cemente- 
rio de  la  Chacarita,  con  un  presupuesto  de  dos  millones  dos- 
cientos veinte  mil  pesos  moneda  corriente. 

Con  motivo  de  la  epidemia  de  fiebre  amarilla  que  diez- 
maba la  población  de  ,esta  ciudad,  el  Poder  Ejecutivo  fué  au- 
torizado a  gastar  hasta  diez  millones  de  pesos  en  necesidades 
de  la  misma,  tales  como  médicos,  boticas,  alojamientos,  etc. 

Todos  los  establecimientos  públicos  fueron  mandados  ce- 
rrar durante  la  aciaga  época  de  la  epidemia  de  la  fiebre  ama- 


HTSTOEIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS     239 

rilla,  permaneciendo  en  este  estado  hasta  el  15  de  junio  de 
1871,  en  que  quedó  casi  extinguida,  pero  no  del  todo. 

La  Legislatura  aprobó  el  decreto  del  gobierno,  de  fecha 
20  de  marzo,  que  ordenaba  la  creación  de  dos  Asilos  de  Huérfa- 
nos, uno  para  varones  y  otro  para  niñas. 

La  misma  acordó  (24  de  noviembre)  autorizar  al  Poder 
Ejecutivo  para  poner  a  disposición  del  gobierno  de  Salta  la 
suma  de  diez  mil  pesos  fuertes,  para  los  pobres  y  huérfanos, 
víctimas  de  los  temblores  ocurridos  en  el  pueblo  de  Oran. 

La  m'isma  sancionó  la  ley  con  igual  fecha  que  la  ante- 
rior, fundando  el  Banco  Hipotecario,  que  actualmente  existe, 
situado  en  la  calle  San  Martín. 

El  gobierno  de  Castro  aprobó  (27  de  diciembre)  la  tra- 
za del  pueblo  que  don  José  Vicente  Salas  trató  de  fundar  en  el 
Partido  de  Las  Heras. 

En  el  interés  de  completar  la  colección  de  manuscritos 
de  la  Biblioteca  Pública  y  de  la  formación  de  un  cartulario 
de  Celebridades  Argentinas,  nombró  (24  de  febrero  de  1872) 
una  comisión  compuesta  de  los  señores :  doctor  Juan  María 
Gutiérrez  (finado),  brigadier  general  Bartolomé  Mitre  y  doc- 
tor Vicente  G.  Quesada. 

La  Administración  Castro  fué  una  de  las  más  progresis- 
tas que  tuviera  la  provincia  de  Buenos  Aires,  j  en  la  que  se 
realizaron  o  proyectaron  empresas  que  hoy  patentizan  sus  be- 
neficios ;  tales  son :  el  Asilo  de  Huérfanos,  la  Penitenciaría,  el 
Banco  de  la  Provincia  y  el  Hipotecario,  las  líneas  de  tramways 
que  cruzan  la  ciudad  en  todas  direcciones ;  subvenciones  para 
la  erección  o  refacción  de  templos ;  ídem  para  el  planteamiento 
de  un  taller  de  filatura  de  seda,  cuyo  fruto  ostenta  la  casa  de 
gobierno  nacional  en  los  días  de  gran  solemnidad ;  ídem  a  nu- 
merosas escuelas  particulares,  y  creación  de  escuelas  comunes 
en  la  ciudad  y  campaña,  a  saber :  2  Jardines  de  Infantes  (Kin- 
dergartrn) ,  en  la  ciudad,  1  en  Balcarce,  1  en  Carmen  de  Areco, 

1  en  Chascomús,  1  en  la  Exaltación  de  la  Cruz,  1  en  General 
Rodríguez,  3  en  Las  Heras,  2  en  Moreno,  1  en  la  Magdalena. 

2  en  el  Pilar,  1  en  Punta  Chica,  2  en  Eamallo,  1  en  San  Anto- 
nio de  Areco,  1  en  San  Martín,  2  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos 
y  1  en  Zarate. 

Después  de  haber  ejercido  el  mando  de  la  provincia  du- 
rante 3  años,  5  meses  y  7  días,  lo  transmitió,  con  arreglo  a  la 
constitución,  el  3  de  mayo  de  1872,  a  su  sucesor  don  Maria- 
no Acosta. 

1872.  —  D.  Mariano  Acosta,  séptimo  gobernador  consti- 


240  ANTONIO    ZINNY 

tucional,  desde  el  3  de  mayo  de  1872  hasta  el  10  de^  septiembre 
de  1874,  que  renunció  el  cargo  por  haber  sido  electo  vicepre- 
sidente de  la  Bepública. 

Organizó  su  ministerio  con.  los  ciudadanos  doctor  Fede- 
rico Pinedo,  gobierno,  y  don  Francisco  B.  Madero,  y  sucesi- 
vamente, por  renuncia  de  éste,  primero,  y  de  aquél,  más  tar- 
de, los  doctores  Amancio  Aleorta,  Carlos  Saavedra  Zavaleta  y 
Leopoldo  Basavilbaso. 

Al  gobernador  Aeosta  cupo  el  deber  de  promulgar  (14 
de  junio  de  1872)  la  ley  en  que  se  autorizaba  al  Poder  Eje- 
cutivo a  invertir  hasta  la  suma  de  2.000  pesos  fuertes  en  la 
erección  de  un  nionumento  a  la  memoria  del  general  Grego- 
rio A.  de  La  Madrid:  —  reglamentó  (3  de  enero)  la  manera 
de  expedir  certificados  de  liberación  para  la  transmisión  de 
los  bienes  raíces:  —  declaró  (18  de  enero  de  1873)  que  todos 
los  habitantes  de  la  provincia  pueden  transitar  su  territorio 
sin  necesidad  de  licencia  ni  pase  de  las  respectivas  autorida- 
des: —  dispuso  (29  de  enero)  la  delincación  de  los  caminos 
que  conducen  de  la  ciudad  a  los  pueblos  de  Belgrano,  San  Isi- 
dro y  San  Fernando;  así  como  el  levantamiento  de  planos  de 
los  caminos  generales  que  salen  de  la  misma  en  dirección  al 
sur  y  oeste  de  la  provincia:  —  aprobó  (8  de  ahril)  la  forma- 
ción de  un  Instituto  Comercial  e  Industrial,  bajo  la  vigilancia 
de  la  comisión  parroquial  que  había  sido  del  antiguo  Colegio 
Modelo  de  la  Catedral  al  Sur.  El  mismo  existe  actualmente 
bajo  otra  forma. 

Con  el  fin  de  introducir  reformas  en  la  Biblioteca  Públi- 
ca, comisionó  (18  de  febrero)  a  un  funcionario  inteligente 
en  la  materia  (doctor  Quesada),  para  que  hiciese  un  estudio 
de  las  de  Europa. 

A  fueí  de  imparcialidad  en  la  cuestión  electoral  que  du- 
rante su  administración  se  debatía  en  todos  los  terrenos,  se- 
paró a  algunos  funcionarios  públicos  por  el  hecho  de  haberse 
manifestado  afiliados  en  los  círculos  políticos,  que  a  la  sazón 
se  disputaban  el  predominio  en  la  referida  cuestión.  Esto,  en 
cuanto  a  la  forma,  y  por  lo  que  toca  a  la  realidad,  los  hechos 
no  respondieron  a  ese  deseo:  —  aprobó  (8  de  diciembre)  los 
estudios  y  presupuestos  para  la  construcción  del  canal  de  San 
Fernando,  que  hoy  es  un  hecho:  —  fué  autorizado  (Ley  de 
3  de  septiembre)  para  la  construcción  de  una  cárcel  y  casa  de 
Justicia  en  Dolores:  —  cúpole  la  gloria  de  inaugurar  con  to- 
da solemnidad  (24  de  septiembre)  la  estatua  del  general  Bel- 
grano, en  la  plaza  25  de  Mayo,  donde  se  halla:  —  promulgó  ,^M^^ 


lilSTCRIA    Bií    LOS    C0:;iEaKACCr.Ii:3    de    las    PEOVIXCIAg     ARGENTINAS     24 1 

(16  de  diciembre)  la  constitución  de  la  provincia,  que  fué  ju- 
rada el  25  de  diciembre  de  1873,  y  es  la  que  actualmente  ri- 
ge :  —  fomentó  el  establecimiento  de  Bibliotecas  populares  en 
toda  la  provincia,  contribuyendo  con  cantidades  de  dinero 
para  sostén  y  progTeso :  —  reglamentó  la  manera  de  subven- 
cionar escuelas  particulares,  viniendo  de  este  modo  a  aumentar 
el  número  de  las  costeadas  por  el  tesoro  público,  generalizando 
así  la  instrucción.  La  administración  Acosta  fué  la  que  más  se 
distinguiera  sobre  este  punto. 

Fué  autorizado  (9  de  abril)  para  la  construcción  del  fe- 
rrocarril y  de  un  caño  de  desagüe  en  la  Ensenada:  —  decla- 
ró (2  de  octubre)  al  pueblo  de  Las  Heras  cabeza  de  Parti- 
do: —  prohibió  (18  de  junio)  la  introducción  de  ganado  sin 
guías,  imponiendo  penas  a  los  infractores:  —  aprobó  (18  de 
abril)  la  traza  del  pueblo  que  se  proyectaba  formar  en  Ka- 
mallo  y  que  hoy  es  un  hecho,  como  también  (4  de  septiembre) 
la  del  pueblo  AUiúrante  Brown,  iniciado  y  elevado  a  la  altu- 
ra a  que  ha  llegado  por  el  señor  don  Esteban  Adrogué.  Fué 
(14  de  abril  de  1874)  declarado  cabeza  de  Partido. 

Fué  autorizado  (19  de  septiembre)  para  la  creación  de  un 
nuevo  Partido  entre  Quilmes  y  Lomas  de  Zamora,  como  igual- 
mente (18  de  octubre)  para  la  construcción  de  un  monumen- 
to, en  el  Cementerio  del  Norte,  dedicado  a  la  memoria  del  ge- 
neral Emilio  Conesa,  invirtiendo  hasta  50.000  pesos. 

Decretó  (27  de  agosto)  la  construcción  de  un  Colegio  en 
San  Nicolás  de  los  Arroyos,  el  que  actualmente  es  un  hecho :  — 
acordó  (27  de  octubre)  la  cantidad  de  250.000  pesos  a  la  So- 
ciedad de  Damas  de  Misericordia,  para  la  construcción  de  un 
Asilo  de  Desvalidos,  e  igual  cantidad  (4  de  noviembre)  a  las 
de  Misericordia  para  la  construcción  de  otro  Asilo  de  Indi- 
gentes: —  autorizó  el  establecimiento  y  explotación  de  una 
línea  telegráfica,  de  esta  ciudad  al  pueblo  de  Ensienada :  — 
aprobó  (13  de  enero  de  1874)  la  traza  proyectada  para  un 
pueblo  en  el  Partido  de  Balcarce:  —  prestó  (28  de  abril  de 
1874)  su  acuerdo  para  la  fundación  de  un  templo  dedicado  a 
nuestra  Señora  de  las  Victorias. 

Finalmente  la  administración  Acosta,  a  la  vez  que  acor- 
dara subvenciones  a  las  escuelas  particulares,  a  las  publica- 
ciones científicas,  etc.,  todas  las  asociaciones  religiosas  encon- 
traron en  el  gobernador  una  decidida  protección,  contribu- 
buyendo  con  fuertes  cantidades,  siempre  dentro  del  presupues- 
to, para  la  construcción  y  refacción  de  asilos,  templos,  escue- 


242  ANTONIO    ZINNT 

las,  etc.,  hasta  para  la  tribu  del  cacique  Coliqueo,  para  la  mi- 
sión a  los  indios,  etc. 

Y  además,  se  crearon  escuelas  en  la  ciudad,  entre  ellas  2 
en  las  cárceles  públicas  y  una  para  sordo-mudos,  que  aun 
funciona,  2  Normales  de  Preceptores  y  Preceptoras,  1  de  Mú- 
sica y  Declamación,  y  en  los  pueblos  de  campaña  Alvear,  Ba- 
radero,  hasta  7,  Carmen  de  Areco,  Chascomús,  Lomas  de  Za- 
mora, Barracas  al  Sur,  Almagro,  Marcos  Paz,  Quilmes,  Rauch, 
San  Isidro,  San  Fernando,  Tapalqué,  Tandil,  25  de 
Mayo,  etcétera. 

El  10  de  septiembre  de  1874  elevó  ¡su  renuncia  de  gober- 
nador de  la  provincia  para  ir  a  ocupar  la  vicepresidencia  de  la 
República,  para  la  que  resultó  electo,  sucediéndole  el  coronel 
Alvaro  Barros,  a  quien  legalmente  correspondía  como  Pre- 
sidente del  Senado. 

1874.  —  Coronel  Alvaro  Barros,  Presidente  del  Senado, 
en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  desde  el  12  de  septiembre  de 
1874,  en  que  renunció  el  señor  Acosta,  por  haber  resulta- 
do electo  vicepresidente  de  la  República,  hasta  el  1.°  de  ma- 
yo de  1875. 

A  los  pocos  días  de  haber  el  coronel  Barros  empuñado 
el  bastón  de  gobernador  de  la  provincia,  el  24  de  septiembre, 
estalló  una  revolución  del  partido  nacionalista  que  puso  en 
alarma  a  los  prohombres  del  partido  contrario.  Así  fué  que 
pusieron  en  juego  toda  la  energía  que  las  circunstancias  recla- 
maban para  vencer,  sin  consideración  de  ningún  género. 

Cúpole,  pues,  la  ingrata  tarea  de  librar  orden  de  prisión 
contra  los  individuos  más  conspicuos  del  partido  nacionalis- 
ta, para  quienes  no  hubo  escondite  en  donde  pudieran  dejar 
de  ser  descubiertos,  merced  a  la  policía  secreta,  en  que  esta- 
ban afiliados  no  sólo  individuos  de  baja  condición  social,  sino 
también  otros  que  tenían  fácil  ingreso  en  la  alta  y  culta  so- 
ciedad, y  aun  mujeres.  Con  tan  degradantes  elementos  se  con- 
siguió la  prisión  de  todos  los  que  no  se  incorporaron  al  ejérci- 
to revolucionario,  que  tenía  su  cuartel  general  en  la  campaña 
del  sur  de  la  provincia,  o  de  los  que  no  lograron  huir  a  Monte- 
video, como  lo  hicieron  muchos. 

Destituyó  a  todos  los  empleados  que  no  inspiraran  con- 
fianza a  los  situacionistas ;  y  declaró  en  asamblea  la  guardia 
nacional  movilizándose  en  toda  la  provincia. 

En  una  palabra,  no  hubo  medio  que  dejara  de  emplearse, 
a  fin  de  que  la  revolución  fuese  vencida,  y  lo  estaba  ya  desde 
el  mi&mo  momento  en  que  estalló,  por  falta  de  dirección  y  peor 


HISTOEIA    DE    LOS    GOBEEríADOEES    JIE    LAS    PBOVIKCIAS     AEGBNTINAS      243 

manejo,  hasta  que  el  general  Bartolomé  Mitre,  el  26  de  octubre, 
declarándose  jefe  de  los  ejércitos  de  la  Revolución  Argentina, 
se  puso  en  marcha  proclamando  a  sus  compañeros  de  armas, 
por  quienes  fué  llamado,  para  protestar  contra  los  que  "se 
iiabían  apoderado  de  los  destinos  públicos  por  el  fraude  y  la 
violencia"  (palabras  de  la  proclama). 

Con  el  general  Mitre  a  la  cabeza,  el  ejército  de  la  revo- 
lución, evitando  siempre  un  encuentro  en  que  hubiese  derrama- 
miento de  sangre,  marchó  en  busca  de  alguno  de  los  jefes  del 
gobierno  que  le  inspirase  más  confianza  para  capitular  con 
alguna  ventaja.  Para  el  efecto,  envió  un  comisionado  cerca  del 
gobierno  nacional,  con  instrucciones  en  ese  sentido,  continuan- 
do entretanto  su  marcha  hasta  La  Verde,  estancia  de  Ünzué, 
donde  un  suceso  inesperado  hizo  variar  el  primitivo  plan  del 
general  Mitre.  El  infortunado  coronel  F.  Borges,  con  el  entu- 
siasmo que  le  caracterizaba  y  del  que  fué  víctima,  se  arrojó 
imprudentemente  sobre  una  fuerza  de  800  hombres  que,  al 
mando  del  teniente  coronel  J.  I.  Arias,  se  defendió  heroica- 
mente tras  los  parapetos  de  la  azotea  de  aquella  casa,  que  era 
una  especie  de  fortaleza,  casi  inexpugnable,  dando  así  al  co- 
mandante Arias  un  triunfo  que  él  no  esperaba. 

Después  de  este  suceso,  llevado  a  cabo  contra  la  voluntad 
y  resolución  del  general  Mitre  de  evitar  todo  encuentro  que 
diera  por  resultado  el  derramamiento  de  sangre,  el  ejérci- 
to continuó  su  marcha  hasta  Junín,  donde  se  sometió  el  1.°  de 
diciembre,  bajo  una  capitulación  que  no  parece  habersie  te- 
nido en  cuenta. 

El  gobierno  de  la  provincia  cumplió  con  su  deber  al  coope- 
rar con  todo  su  esfuerzo  al  sometimiento  de  la  rebelión,  secun- 
dando eficazmente  a  la  autoridad  nacional  y  los  que  aparecie- 
ron vencidos  en  las  elecciones  de  febrero  de  1874  usaron  de  su 
derecho  al  protestar,  como  lo  hicieron,  con  las  armas,  sólo 
cuando  no  pudieron  conseguirlo  por  otros  medios. 

Vencida  la  revolución  de  septiembre,  que,  como  hemos 
dicho,  no  fué  máa  que  una  protesta  viva  de  la  mayoría  del 
pueblo  de  Buenos  Aires  contra  la  legalidad  de  las  elecciones 
de  febrero,  en  lugar  de  dar  a  los  jefes  militares  de  aquélla 
un  fuerte  apretón  de  mano,  al  verlos  rendidos,  fueron  pre- 
sos, sometidos  a  un  consejo  de  guerra,  juzgados  como  rebeldes, 
sentenciados  y  perdonados  o  indultados. 

Tenemos  la  desgracia  de  olvidar  muy  pronto  los  hechos 
pasados  que  nos  suministra  nuestra  propia  historia.  Vamos, 
pues,  a  recordar  los   principales,   porque     son    pertinentes  y 


344  ANTONIO   2INNT 

porque  conviene  que    sirvan    de    lección    moralizadora  en  lo 
sucesivo. 

En  1827,  unas  elecciones  en  que  hubo  fraude  y  que  pro- 
dujeron la  caída  de  Rivadavia  y  la  elevación  de  Borrego,  tra- 
jeron la  malhadada  revolución  de  1.°  de  diciembre  de  1828 
encabezada  por  el  general  Lavalle,  quien,  al  frente  del  ejér- 
cito nacional  que  acababa  de  regresar  a  la  patria  coronado 
con  el  laurel  de  la  victoria,  alcanzada  en  Ituzamgó,  derrocó  al 
jefe  legal  de  la  provincia,  que  lo  era  al  mismo  tiempo  de  la 
nación,  ocupó  su  lugar  y  lo  mandó  fusilar,  por  el  sólo  hecho  de 
defender  la  legalidad  de  su  gobierno,  sometiéndose  Lavalle 
al  fallo  de  la  historia.  Esta  responde  consignando  en  sus  pá- 
ginas el  subsiguiente  gobierno  de  liosas  en  Buenos  Aires  y 
de  los  demás  caudillos  irresponsables  en  las  otras  provincias 
de  la  República. 

El  general  José  María  Paz,  el  jefe  más  severo  de  la  dis- 
ciplina militar  de  la  República,  ex  general  en  jefe  interino  de! 
ejército  nacional  en  la  Banda  Oriental,  con  una  división  del 
mismo,  marchó  a  Córdoba,  y,  derrocando  al  gobernador  legal 
Bustos,  ocupó  su  lugar  estableciéndose  en  seguida  un  Supremo 
Poder  Militar,  de  que  fué  investido  por  nueve  provincias,  en 
contraposición  del  poder  nacional  existente  en  Buenos  Aires. 
Esto  venía  a  constituir  dos  gobiernos  argentinos  con  dos  ejérci- 
tos nacionales.  Las  consecuencias  de  ese  paso  político  las  verá 
el  lector  en  su  lugar  correspondiente.  —  Córdoba. 

En  1833,  otras  elecciones  acusadas  de  fraude  escandaloso, 
produjeron  la  revolución  de  octubre,  y  con  ésta  la  caída  del 
gobernador  Balcarce  y  el  triunfo  de  los  Restauradores  y  de  la 
Dictadura,  cuyo  poder  pesó  como  una  bomba  enrojecida  sobre 
el  pueblo  de  Buenos  Aires  y  el  de  la  República,  hasta  el  ventu- 
roso día  3  de  febrero  de  1852. 

Los  fraudes  electorales,  que  tuvieron  lugar  después  de  la 
caída  de  Rosas,  son  más  frescos  y  no  deben  haberse  olvidad'^ 
tan  pronto  que  necesite  recordarlo;  basta  tener  presente  que 
son  juegos  muy  peligrosos,  pues,  si  por  el  momento  dan  el  fruto 
que  se  desea,  tarde  o  temprano,  éste  produce  indigestiones  o 
consunciones  políticas,  semejantes  a  las  enfermedades  heredi- 
tarias, que  no  siempre  son  trasmitidas  a  los  descendientes  in- 
mediatos, sino  que  suelen  a  veces  saltar  por  sobre  dos  o  más 
generaciones. 

Vencida  la  revolución,  según  se  acaba  de  referir,  el  gober- 
nador Barros  entró  en  ejercicio  de  sus  interrumpidas  funciones 
normalizando  la  administración. 


HISTORIA    BE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVIlSrCIAS     AEGENTINAS       245 

Cúpole  la  gloria  de  ser  quien  diera  cumplimiejito  a  la  ley 
de  27  de  septiembre  de  1869,  celebrando  la  inauguración  del 
Mausoleo  levantado  a  la  memoria  del  doctor  Valentín  Alsina, 
que  tuvo  lugar  el  5  de  abril  de  1875,  con  toda  la  solemnidad 
que  correspondía  a  tan  eminente  ciudadano. 

Aprobó  (1.°  de  abril  de  1875)  las  trazas  de  los  nuevos 
pueblos  denominados  San  Lorenzo  uno,  en  el  Partido  de  Merlo, 
y  Maipú,  el  otro,  en  el  de  Monsalvo. 

El  1.°  de  mayo  presentó  su  mensaje  a  la  Legislatura  dan- 
do cuenta  de  su  corta  administración,  poniendo  en  seguida  en 
posesión  del  mando  de  la  provincia  a  don  Carlos  Casares,  electo 
gobernador  constitucional,  y  decretando  el  reconocimiento  del 
doctor  Luis  Sáenz  Peña,  electo  vicegobernador. 

1875.  —  D.  Carlos  Casares,  octavo  gobernador  constitucio- 
nal, desde  el  1.°  de  mayo  de  1875  hasta  igual  día  de  1878. 

Organizó  su  ministerio  con  los  doctores  Aristóbulo  del 
Valle,  de  gobierno,  y  don  Kufino  Várela,  de  hacienda,  y  por 
renuncia  del  primero  y  nombramiento  del  segundo  de  comisa- 
rio de  la  República  Argentina  en  la  Exposición  de  París,  lla- 
mó, para  compartir  con  él  su  gobierno  al  doctor  Vicente  G. 
Quesada,  y  don  Alberto  Muñiz,  interino  de  hacienda,  hasta  que 
fué  nombrado  para  el  mismo  ministerio  el  doctor  Bonifacio 
Lastra  hasta  terminar  su  período  el  señor  Casares.  El  doctor 
Quesada  no  acompañó  a  éste  hasta  el  fin,  sino  que,  habiendo 
dimitido  el  ministerio  de  gobierno,  fué  llamado  en  su  lugar  el 
doctor  Carlos  Pellegrini. 

A  la  administración  Casares  la  provincia  debe : 

Prohibición  a  los  escribanos  de  cobrar  otros  derechos  so- 
bre terrenos  fiscales  que  los  establecidos  en  el  arancel  de  9  de 
febrero  de  1863.  (Decreto  19  de  mayo  de  1875)  :  — 

Resolución  para  la  formación  del  nuevo  pueblo  denomi- 
nado San  Jua7i,  en  la  Estación  Altamirano,  sobre  la  línea  fé- 
rrea que  va  a  Chascomús.  (Decreto  29  de  mayo)  :  — 

Nombramiento  de  una  comisión  encargada  de  elegir  los 
terrenos  más  apropiados  para  el  establecimiento  de  escuelas 
graduadas  en  las  parroquias  de  la  ciudad.  (Decreto  9  de  ju- 
nio). Esto  no  produjo  resultado  alguno:  — 

Aprobación  de  un  proyecto  (que  ya  no  lo  es)  de  redes 
telegráficas  entre  el  Departamento  de  Policía  y  las  comisa- 
rías, cárceles,  etc.   (Decreto  14  de  junio)  : — 

Aprobación  de  los  procederes  del  comisionado  doctor  Vi- 
cente G.  Quesada  por  sus  servicios  en  favor  de  los  intereses 
del  país,  durante  su  visita  a  los  Archivos  y  Bibliotecas  en  Espa- 


246  AXTO>"IO    ZIXXT 

ña;  y  autorización  al  mismo  para  que  procediese  a  la  impre- 
sión de  la  obra  sobre  la  Patagonia  y  tierras  australes,  en  núme- 
ro de  mil  ejemplares,  poniendo  a  su  disposición  el  número  de 
300  ejemplares  de  dicha  obra.  (Decreto  26  de  junio)  :  — 

Creación  de  un  cementerio  general  y  pro-^dsoriamente  el 
de  la  Chacarita.  (Decreto  26  de  julio)  :  — 

Construcción  de  nuevo  andén  en  los  ferrocarriles  de  la 
provincia.   (Decreto  28  de  julio):  — 

Construcción  de  un  edificio  para  cárcel  en  la  ciudad  de 
Mercedes,  invirtiendo  la  suma  de  un  millón  de  pesos.  (Decre- 
to 29  de  julio)  :  — 

Construcción  de  una  casa  de  Justicia,  Municipalidad  y 
Policía  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos.  (Decreto  de  29  de 
julio)  :  ~ 

Nuevo  empadronamiento  en  toda  la  provincia.  (Decreto 
9  de  agosto)  :  — 

Aprobación  de  la  traza  de  un  nuevo  pueblo  en  el  Par- 
tido de  Merlo,  sobre  la  línea  del  Ferrocarril  a  Lobos,  en 
terreno  de  propiedad  de  don  Emilio  Castro.  (Decreto  6  de 
septiembre)  :  — 

ídem  del  denominado  Yalentin  Alsina,  en  el  Partido  de 
Barracas  al  Sur.  (Decreto  id.)  :  — 

ídem  de  la  creación  de  otro  en  Suipacha,  Partido  adscri- 
to a  Mercedes.  (Decreto  24  de  septiembre)  :  — 

Promulgación  de  la  Ley  de  Educación  Común  de  la  pro- 
vincia de  Buenos  Aires.  (26  de  septiembre)  :  — 

Subscripción  a  260  ejemplares  de  la  Recopilación  de  Leyes 
y  Decretos  publicados  por  el  doctor  Aurelio  Pra'do  y  Rojas 
(ya  finado),  desde  1810  hasta  1874  inclusive  (L.  21  de  oc- 
tubre) :  — 

Creación  de  un  nuevo  Partido  entre  los  de  Ranchos  y  En- 
senada (L.  id.)  :  — 

Construcción  de  varias  (12)  líneas  telegráficas,  con  auto- 
rización de  invertir  hasta  siete  millones  y  medio  de  pesos  mo- 
neda corriente.  (L.  27  de  diciembre)  :  — 

Autorización  para  la  formación  de  un  nuevo  pueblo  en 
el  Partido  de  Balcarce.  (Decreto  22  de  junio  de  1876)  :  — 

Aprobación  para  la  del  pueblo  Brandzen.  (Decreto  id.)  :  — 

Formación  del  pueblo  General  Conesa  ©n  los  terrenos 
reservados  para  ese  objeto  en  el  Partido  del  Tordillo.  (De- 
creto 14  de  octubre) : — 

Autorización  a  los  jueces  de  paz  de  la  campaña  para  hacer 


UISTORIA    DE    LOS    G0BEB:XAD0RES    DE    LAS    PEO^^JíCIAS     AEGENTINAS      247 

obligatoria  la  destrucción    de    la    langosta.     (Decreto    17    de 
octubre)  :  — 

Promulgación  de  la  ley  electoral.  (23  de  octubre). 

ídem  de  la  Ley  orgánica  de  las  municipalidades.  (4  de 
noviembre). 

ídem  de  la  Ley  de  tierras.  (15  de  noviembre)  :  — 

Reglamentación  de  la  misma  Ley,  sobre  la  venta  de  tie- 
rra pública  al  interior  y  exterior  de  la  línea  de  fronteras.  (De- 
creto 16  de  diciembre)  :  — 

Aprobó  la  ubicación  de  las  8  secciones  de  terrenos  de  pro- 
piedad pública  en  Tres  Arroyos  y  Bahía  Blanca  que  debían 
venderse  con  arreglo  a  la  ley  de  15  de  noviembre  y  decreto  de 
16  de  diciembre  de  1876,  y  la  compensación  de  $  25.000  men- 
suales a  los  agrimensores  durante  la  operación  de  la  mensura 
que  áehe  terminar  en  3  y  4  meses,  según  el  caso.  (Decreto  24 
de  enero  de  1877)  :  — 

Un  aviso  publicado  imprudentemente  en  los  diarios  del 
21  ds  abril  por  la  familia  de  llosas  invitaba  a  un  funeral  re- 
";ado  en  favor  de  don  Juan  Manuel,  el  cual  debía  celebrarse  en 
la  iglesia  del  Colegio  el  24.  Al  día  siguiente  apareció  otro  con- 
cebido en  los  términos  siguientes: 

"Al  Pueblo  de  Buenos  Aiees  se  le  invita  a  asistir  el  mar- 
tes 24  del  corriente  (abril)  a  los  funerales  que  por  el  eterno 
descanso  del  ilustre  brigadier  general  don  Juan  Manuel  de 
Rosas,  se  celebrará  en  la  iglesia  del  Colegio : 

"Creemos  inútil  recomendar  la  asistencia  al  puehlo  pa- 
triótico de  Buenos  Aires. 

''Varios  amigos  del  ilustre  brigadier.'' 

Es  sabido  que  Rosas  prohibió,  no  por  decreto,  sino  por 
medio  de  la  policía,  la  más  mínima  manifestación  de  dolor 
por  la  pérdida  de  un  deudo  que  h^^biese  sido  inmolado  por 
algún  unitario.  La  viuda  no  podía  llorar  la  muerte  de  su  es- 
poso, la  madre,  la  de  un  hijo,  la  hermana,  la  de  un  hermano,  el 
hijo  o  hija,  la  de  un  padre :  era  prohibido  llevar  luto  con  mo- 
tivo de  una  tal  pérdida,  acompañar  el  cadáver  dé  un  deudo 
querido  que  hubiera  sido  sacrificado  como  enemigo  de  la  tira- 
nía; no  podía  ser  sepultado  sino  arrojado  al  osario,  y  mucho 
menos  era  permitido  el  mandar  celebrar  exequias  fúnebres  por 
xa  víctima.  Lejos  de  tan  na.tural  manifestación  de  dolor,  exigía 
que  los  miembros  de  la  familia  de  la  víctima  considerasen 
aquellos  actos  de  barbarie  como  justos. 

Fué,  pues,  un  paso  imprudente  de  parte  de  la  familia 
de  Rosas  en  invitar  públicamente  a  un  funeral,  en  presencia 


248  ANTONIO   ZINNT 

de  los  hijos  de  tantas  víctimas  sacrificadas  por  la  tiranía.  Esa 
imprudencia  dio  motivo  a  que  se  constituyese  una  gran  comi- 
sión, compuesta  de  ciudadanos  notables  en  todo  sentido  entre 
los  cuales  figuraban  militares  de  la  más  alta  graduación,  aba 
gados  distinguidos,  comerciantes  acaudalados,  clérigos,  redac- 
tores de  diarios,  etc.,  etc.  e  invitase  al  pueblo  de  Buenos  x\ires 
para  concurrir  el  mismo  día  24,  a  la  catedral,  al  funeral  que 
había  de  celebrarse,  como  se  celebró,  por  las  víctimas  de  la  ti- 
ranía. Inútil  es  decir  que  todo  el  pueblo  de  Buenos  Aires  con- 
currió a  tan  solemne  acto,  confundiéndose  los  hombres  de  todos 
los  partidos,  sin  exceptuar  los  del  mismo  Rosas. 

El  gobierno,  f^n  vista  de  que  tan  respetable  y  numerosa 
reunión  de  ciudadanos  de  todas  las  opiniones  hubiese  pro- 
movido aquella  demostración  en  honra  de  las  víctimas  de  la 
tiranía,  se  asoció  a  ella,  así  como  el  de  la  nación,  ordenando 
que  en  todos  los  establecimientos  piíblieos  se  mantuviese  a 
miedia  asta  la  bandera  nacional,  hubiese  formación  de  tropas, 
etc.,  en  razón  de  que  entre  las  víctimas  inmoladas  por  la  ti- 
ranía estaban  comprendidos  multitud  de  hombres  eminentes, 
a  quienes,  por  sus  grados  militares  o  empleos  cívicos  corres- 
pondía hacérseles  honras  fúnebres  con  arreglo  a  las  ordenan- 
zas militares  vigentes. 

De  este  incidente  nació  la  conciliación  de  los  partidos, 
en  la  que  tuvo  no  poca  participación  el  gobernador  Casares 
y  sus  ministros. 

Bedujo  (27  de  abril)  las  subscripciones  oficiales  a  diez 
ejemplares  y  reglamentó  la  distribución  de  las  publicaciones 
también  oficiales,  a  las  que  deben  tener  derecho,  por  un  ejem- 
plar, el  gobernador,  el  vicegobernador,  los  ministros  de  go- 
bierno, los  oficiales  mayores  de  los  ministerios  y  los  jefes  de 
las  diversas  reparticiones  administrativas  de  la  provincia, 
todos  los  jueces  suneriores  e  inferiores  de  la  misma,  el  presi- 
dente de  la  República,  los  ministros  del  Poder  Ejecutivo  na- 
cional, la  corte  suprema,  los  secretarios  del  congreso,  los  go- 
bernadores de  las  provincias,  la  Biblioteca  Nacional  y  las  Po- 
pulares de  la  provincia  y  de  toda  la  República,  las  municipa- 
lidades de  la  ciudad  y  campaña. 

Aprobó  (10  de  julio)  la  operación  de  la  mensura  y  traza 
de  ejido  del  pueblo  de  la  Magdalena,  autorizando  a  la  muni- 
cipalidad respectiva  para  practicar  en  cada  caso  de  escritura- 
ción las  investigaciones  necesarias,  a  fin  de  establecer  la  verda- 
dera superficie  que  se  adquiriesie ;  e  igualmente  el  plano  y  pro- 
yecto de  la  traza  del  pueblo  de  Merlo,  (14  de  septiembre). 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGENTINAS    249 

Promulgó  (16  de  octubre)  la  ley  en  que  se  autorizaba 
al  Poder  Ejecutivo  la  designación  de  un  paraje  en  el  Paseo 
de  Julio  para  colocar  la  estatua  de  José  Mazzini,  ofrecida  por 
la  colonia  italiana  al  municipio  de  Buenos  Aires;  —  la  de  17 
del  mismo  mes  creando  al  "Monte  de  Piedad  en  la  provincia 
de  Buenos  Aires",  para  préstamos  sobre  prendas;  —  la  del 
26,  creando  el  nuevo  Partido  de  Bolívar,  designándole  por 
límites,  al  N.  E.  el  Partido  de  Veinticinco  de  Mayo,  al 
S.  E,  el  de  Alvear,  al  S.  O.  la  Pampa  y  al  N.  O.  el  Partido  de 
Nueve  de  Julio,  y  por  cabeza  del  nuevo  Partido  el  pueblo  de 
San  Carlos,  ubicado  en  el  lugar  del  fuerte  del  mismo  nombre ; — 
la  del  10  de  noviembre  para  la  fundación  de  una  colonia  ruso- 
alemana  en  el  pueblo  de  Oiavarría  y  en  el  Arroyo  Nievas ;  —  la 
'^ei  13  de  febrero  de  1878  autorizando  ai  Poder  Ejecutivo  para 
invertir  la  suma  de  $  50.000,  a  fin  de  que  la  provincia  concu- 
rriese a  solemnizar  el  centenario  del  general  San  Martín;  se 
asoció  a  las  solemnidades  públicas  que  se  celebraron  el  25  del 
mismo  mes  de  febrero  en  honor  de  aquel  gran  capitán,  decla- 
rando feriado  el  citado  día  para  toda  la  provincia  y  ordenando 
la  asistencia  de  todos  los  empleados  de  la  provincia  a  las  cere- 
monias decretadas  por  el  gobierno  nacional;  el  mantener  izada 
la  bandera  nacional  en  todos  los  edificios  públicos  de  la  pro- 
vincia iluminándose  su  frente  por  la  noche  durante  los  días 
23,  24  y  25  del  referido  mes  de  febrero.  Y  en  el  día  siguiente, 
el  gobernador  Casares,  acompañado  de  sus  ministros  los  doc- 
tores C.  Pellegrini  y  B.  Lastra,  pasó  a  saludar  a  los  guerreros 
de  la  independencia  y  a  distribuir  a  los  sargentos,  cabos  y  sol- 
dados los  fondos  destinados  a  ese  objeto. 

Un  suceso  lamentable  coincidió  con  la  grandiosa  apoteo- 
sis del  primer  centenario  del  ilustre  general  José  de  San  Mar- 
tín, y  fué  el  fallecimiento  de  su  biógrafo  el  eminente  literato 
argentino  Juan  María  Gutiérrez,  quien,  después  de  haber 
presenciado  con  entusiasmo  aquel  sublime  acto,  se  retiró  a  su 
casa  como  a  las  nueve  de  aquella  misma  noche,  pero  para 
quien  no  amaneció  el  26,  día  en  que  el  gobierno  decretó  hono- 
res fúnebres,  a  que  asistió  el  gobernador  Casares  con  sus  mi- 
nistros Pellegrini  y  Lastra  y  todos  los  empleados  superiores  de 
las  diversas  reparticiones  de  la  administración. 

Las  últimas  disposiciones  del  gobierno  de  Casares  fueron, 
un  decreto  (29  de  abril  de  1878)  prohibiendo  al  Ferrocarril 
del  Oeste  el  tránsito  de  sus  trenes  a  vapor  por  las  calles  del 
municipio  desde  la  Estación  del  Parque  hasta  la  del  Once  de 
Seiytiembre  y  acordando  el  término  de  un  año,  para  el  cum- 


250  ANTONIO   ZINNY 

plimiento  de  esta  disposición,  que  no  pudo  llevarse  a  cabo,  se- 
gún lo  declarara  el  Directorio  respectivo  en  un  extenso  mani- 
fiesto pasado  al  Poder  Ejecutivo;  y  otro,  el  de  30  del  mismo 
mes  declarando  cabeza  de  Partido  al  pueblo  Necochea  el  te- 
rreno designado  en  la  margen  derecha  del  Río  Quequén  Grande 
sobre  su  embocadura  en  el  mar. 

El  gobernador  Casares  bajó  de  su  alto  puesto  transmitien- 
do el  bastón  del  mando  legalmente  a  su  sucesor  el  doctor  Te- 
jedor, como  resultado  de  la  conciliación  de  los  partidos,  a  que 
aquél  había  contribuido  con  patriotismo. 

1878,  —  Dr.  Carlos  B.  Tejedor,  noveno  gobernador  cons- 
titucional y  doctor  José  María  Moreno,  vicegobernador,  elec- 
tos, respectivamente,  en  consecuencia  de  la  conciliación  de  los 
partidos  políticos  y  puesto  el  primero  en  posesión  del  mando 
el  1.°  de  Mayo. 

El  gobernador  Tejedor  organizó  su  ministerio  con  los  se- 
ñores Santiago  Alcorta,  gobierno,  y  Francisco  L.  Balbín,  ha- 
cienda, hasta  la  fecha  de  la  publicación  de  esta  Historia. 


PROVINCIA  DE  SANTA  FE 
(1810=1878) 


PROVINCIA  DE  SANTA  FE   (1810-1878) 
Acta  de  la  fundación  de  la  ciudad  de  Santa  Fe  (1) 

Yo  Juan  de  garat,  Capitán  y  Justicia  Mayor  en  esta 
conquista  y  población  de  el  Paraná  y  Río  de  la  Plata  —  Di- 
go que  en  lel  nombre  de  la  Santísima  Trinidad  y  de  la  Vir- 
gen Santa  María  y  de  la  Universidad  de  todos  lOvS  Santos  y  en 
nombre  de  la  Real  Magestad  de  "El  Rey  don  Felipe  nues- 
tro señor  y  del  m^y  Ilustre  señor  Juan  Ortiz  de  Zarate  Go- 
bernador y  Capitán  General  y  Alguacil  Mayor  de  todas  las 
Provincias  de  dicho  río  de  la  Plata  y  por  virtud  de  los  po- 
deres que  para  ello  tengo,  fundo  y  asiento  y  nombro  esta  Ciu- 
dad de  Santa  Fe  len  esta  Provincia  de  Calchines  y  Mocore- 
taes  por  parecerme  que  en  ella  hay  las  partes  y  las  cosas 
que  con-\áenen  para  la  perpetuación  de  dicha  Ciudad,  de  agua 
y  leña  y  pastos  que  quiera,  y  casas  y  tierras  y  estancias  para 
los  vecinos  y  moradores  de  ella  y  repartirles  como  su  Mages- 
tad lo  manda  y  asiéntola  y  puéblola  con  aditamiento  que  to- 
das las  veces  que  parecieise  o  se  hallase  otro  asiento  más  con- 
veniente y  provechoso  para  la  perpetuidad  lo  pueda  hacer 
con  acuerdo  y  parecer  d©  el  Cabildo  y  Justicia  que  en  esta 
Ciudad  hubiese  como  pareciese  que  al  servicio  de  Dios  y  de 
su  Magestad  más  convenga  y  porque  su  Magestad  manda  a 
los  Gobernadores  y  Capitanes  que  asisi  poblasen  y  fundasen 
nuevos  pueblos  o  Ciudades  y  les  da  Doder  y  comisión  para 
que  puedan  nombrar  en  su  R«fil  nombre  alcaldes  y  Reüdo- 
res  para  que  teñirán  en  justicia  y  buen  Gobierno  y  Policía 
tales  Ciudades  o  Pueblos  —  assi  yo  en  nombre  de  su  Mages- 
tad V  de  p-l  dicho  señor  Gobernador  nombro  y  señalo  por 
Alcaldes  a  Juan  de  Espinosa  y  a  Hordaño  de  Arbillo,  y  por 
Riexidores  a  Benito  de  Morales  y  a  Bernardo  de  Zalas  y  a 
Matheo  Gil,  y  a  Diego  Ramírez  y  a  Lázaro  de  Vinialbo  y  a 
Juan   de  Santa    Cruz;  y  anssi  en   nombre  de  su   Magestad  y 


( 1 )      Esta    Acta    es    de    la    fundación    de    la    antigua    ciudad,    que    hoy 
tiene  el  nombre  de  Callastá,  a  16  leguas  al  norte  de  la  de  Santa  Fe. 


254  AÍTTO-VIO   ZIRNY 

del  dicho  señor  Gobernador  le^  doy  poder  y  facultad  para 
que  ussen  y  exerssan  los  dichos  oficios  de  Alcaldes  y  Rexido- 
res  en  aquellas  canssas  y  cossas  conbenientes  y  a  ellos  tocan- 
tes conforme  las  ordenanzas  que  su  Magestad  tiene  hechas 
para  la  Ciudad  y  Pueblos  de  las  Indias  para  que  ussen  assi 
de  Alcaldes  ordinarios  como  de  la  hermandad  en  todos  los 
negocios  a  ellos  tocantes  y  no  obstante  que  su  Magestad  por 
sus  Reales  Pro\'isiones  manda  que  sean  cada  año  elejidos.  Y 
assi  cumpliendo  yo  sus  Reales  Mandamientos  por  tales  los 
nombro  y  señalo  —  pero  pareciéndome  que  la  elección  que 
sea  de  acostumbrar  hacer  sea  un  día  señalado  como  es  usso 
y  costumbre  en  todas  las  Ciudades  y  Reinos  de  su  Magestad 
Digo  que  les  doy  poder  y  facultad  en  nombre  de  su  Mages- 
tad para  que  exerssan  y  usSen  los  dichos  oficios  y  cargos  des- 
de el  día  de  la  fecha  de  ésta  hasta  el  día  del  año  nuevo  que 
venga  que  'es  el  principio  del  año  que  Reyna  de  mil  y  qui- 
nientos y  setenta  y  cinco;  y  assi  mando  y  por  ordenanza  que 
aquel  día  antes  de  mlssa  todos  los  años  tengan  de  costumbre 
de  juntarse  en  su  Cabildo  los  Alcaldes  y  Rexidores  con  El 
Escribano  de  Cabildo  y  hacer  su  nombramiento  y  elección 
como  Dios  mexor  les  diere  a  entender  a  la  manera  y  forma 
que  se  acostumbre  en  todos  los  R^ynos  del  Perú  —  Otro  ssi 
mando  a  los  Alcaldes  y  Rexidores  vayan  conmigo  y  en  ■el 
conmedio  de  la  Plaza  de  esta  Ciudad  me  ayuden  a  alzar  y 
enarbolar  un  Palo  Para  Rayo,  para  allí  en  nombre  de  su  Ma- 
gestad y  de  El  señor  Gobernador  Juan  Ortiz  de  Zarate  se 
pueda  ejecutar  la  justicia  en  los  delincuentes  conforme  a  las 
Leyes  y  Uordenanzas  Reales  —  Otro  ssi  nombro  y  señalo  por 
Jurisdicción  d*e  »sta  Ciudad  por  la  parte  del  camino  del  Pa- 
raguay hasta  el  Cabo  de  los  Anegaderos  chicos  y  por  el  río 
avaxo  camino  de  Buenos  Aires  veinti  cinco  leguas  más  avaxo 
de  Santi  Espíritus  y  a.^ia  las  partes  de  El  Tueumán  cinquen- 
ta  leguas  a  la  tierra  adentro  desde  las  Barrancas  de  este  Río 
y  de  la  otra  parte  del  Paraná  otras  cinquenta  —  Otro  ssí 
mando  que  el  asiento  y  repartimiento  de  los  Solares  Cassas 
de  los  vecinos  de  es-  "  Ciudad  se  edifiquen,  y  assienten  y  se 
guarden  conforme  a  as  trazas  que  tengo  señaladas  en  un 
pei^amino  que  es  fecho  en  este  assiento  y  Ciudad  de  Santa 
Pe  oy  Domingo  a  quince  de  Novienibre  de  mil  y  quinientos 
y  setenta  y  tres  años  —  Otro  ssi  en  la  tierra  de  esta  ciudad 
tengo  señalado  dos  solares  para  Iglesia  Mayor  la  cual  nombro 
la  adbocación  de  todos  los  Sancttos  —  Testigos  que  a  todo 
Lo  dicho  fueron  presentes  Francisco  de  Zierra  ]^Iaestre  de 
campo  de  esta  conquista  y  Antonio  Thomas  y Sánchez, 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS   255 

fecha,  día,  mes  y  año  —  Juan  de  Garay  —  por  testigo  Fran- 
cisco de  Zierra  —  por  testigo  Antonio  Thomas  —  Por  testi- 
go (ininteligible)  feáucliez  —  Por  mandato  del  señor  Capi- 
tán —  Pedro  de  Espíndola  Escribano  nombrado  por  la  jus- 
ticia —  Es  copia  —  Manuel  I.  Pujato  Sub-Secretario. 

(Memoria  del  Ministerio  del  Interior,  año  1884). 

Por  la  precedente  Acia  los  límites  de  Santa  Fe  son:  al 
norte  por  la  parte  del  camino  del  Paraguay  y  hasta  el  cabo 
de  los  Anegadizos  Chicqs  (1)  y  río  abajo  camino  de  Buenos 
Aires  25  leguas  abajo  de  Santi  Espíritu  (hoy  Rincón  de  Ga- 
boto).  Este  límite  se  extiende  de  este  lado  del  Paraná.  Al 
oeste  de  la  proA'incia  de  Córdoba,  la  que  no  se  nombra  en  el 
acta  de  fundación,  porque  al  mismo  tiempo  que  Garay  pobla- 
ba Santa  Fe,  Cabrera  estaba  poblando  la  ciudad  de  Córdoba, 
sin  que  uno  ni  otro  de  los  pobladores  supiese  de  la  población; 
así  es  que  Garay  iseñalaba  aquel  rumbo  de  Tucumán  por  ser 
la  parte  que  sabía  hallarse  poblada.  Al  este  50  leguas  a  la 
banda  oriental  del  Río  Paraná.  Este  límite  fué  desmembrado 
a  la  provincia  de  Santa  Fe,  en  1814,  por  el  Director  Posadas, 
para  establecer  en  aquel  territorio,  lo  que  hoy  es  provincia 
de  Entre  Ríos.  Sobre  esta  desmembración  hubo  una  formal 
protesta  por  parte  de  la  provincia  de  Santa  Fe. 


ACTA  DE  LA  FUNDACIÓN  Y  MENSURA  DE  S.  FE  (2) 

En  la  Ciudad  de  Santafee  de  la  Bera  Crus  en  veynte 
días  del  mes  de  Fevrero  de  mili  yceip  sientos  y  sinquenta  y 
tres  años  (20  de  febrero  de  1653)  Yo  el  Capitán  Alonsso 
Fernándes  Montiel  Besino  y  alcalde  hordinario  en  ella  por 
sfa  magestad  «n  conformidad  del  decreto  del  Cavildo  Justi- 


(1)  El  Cabo  de  los  Anegadizos  Chicos  se  halla  al  norte  del  antiguo 
pueblo  de  San  Gerónimo  (llamado  también  pueblo  del  Rey),  a  la  distancia 
de  80  leguas  de  la  ciudad  de  Santa  Fe,  y  como  a  64  de  la  antigua  ciudad, 
donde   se  firmó  el  acta  de  fundación. 

Por  lo  demás  y  por  mayor  ilustración  sobre  los  límites  naturales  y 
constituciones  de  Santa  Fe,  puede  consultarse  los  importantes  informes 
pasados  separada  y  conjuntamente  con  la  comisión  que  la  componían  los  se- 
ñores don  Domingo  Crespo,  don  Urbano  de  Iriondo,  don  Aureliano  Argento 
y  don  Pedro  Rueda,  en  la  Memoria  del  Ministerio  del  Interior,  ya  citada. 

(2)  La  transcribimos  literalmente  y  sin  variar  en  nada  su  original 
ortografía  de  El  Tienum  de  Santa  Fe  del  13  de  marzo  de  1S66. 

Al  publicar  este  curioso  documento  que  el  presidente  del  Departamento 
Topográfico  facilitó  a  la  redacción  de  aquel  periódico,  lo  hizo  ésta  sin  al- 
terar en  nada  ni  los  más  vulgares  errores  y  vicios  de  redacción,  a  fin  de 
conservarlo  y  presentarlo  en  toda  su  original  pureza. 


256  ANTO^'IO   ZINNT  ' 

cia  y  Regimiento  de  ella  y  comission  a  my  dada  en  virtud  de 
la  que  el  señor  gobernador  desta  provinssia  dio  a  dicho  Ca- 
\dldo  para  la  repartission  de  tierras  y  chacras  para  lavran- 
ssas  que  uno  y  otro  están  en  los  autos  antesedentes  hisise  me- 
dission  de  las  tierras  señaladas  para  chácaras  por  querda.s 
teniendo  cada  una  sien  baras  caistellanas  con  asistencia  de 
los  capitanes  Diego  Thomas  de  santuchos  antonio  alvarez  de 
la  yega  antonio  de  bera  música  el  cappitan  Matheo  de  lenci- 
nas  antonio  Zuareis  de  altamirano  y  alonsso  Ramires  y  Juan 
dominges  pereyro  personas  nombradas  por  el  dicho  Cavildo 
para  dicho  efecto  y  en  presencia  de  otros  muchos  Beisinos  y 
moradores  que  se  hallaron  por  su  derecho  a  dichas  medicio- 
nes como  fueron  cappitan  Miguel  Encinas;  y  abiendose  me- 
dido por  cuerdas  el  dicho  pago  de  arriba  desde  el  mojón 
vezino  )se  hallaron  si^ento  y  be'ynte  y  nuebe  cuerdas  y  media 
de  a  sien  varas  castellanas  y  porque  no  se  a  hallado  padrón 
que  de  la  lus  nesesaria  para  haser  el  presente  aprovechán- 
dome de  los  autos  fechos  por  el  Cappitan  diego  Thomas  de 
santuchos  con  comission  que  tuvo  el  Cavildo  desta  dicha  ciu- 
dad y  conferido  que  muchais  chácaras  que  en  dichos  autos  se 
mencionan  no  son  las  cuerdas  enteras  sino  divididas  por  da- 
tas y  bentas  de  sus  dueños  y  que  my  comisiion  disse  señale 
a  quatro  y  a  dos  cuerdas  según  la  calidad  de  lois  Lavradores' 
hisse  la  repartission  y  señalamiento  de  las  chácaras  del  di- 
cho pago  de  arriva  en  la  forma  siguiente- 

Pago  de  arriva 

"  Primeramente  medj'  y  señale  desde  el  dicho  Mojón  ve- 
sino  al  ejido  quatro  cuerdas  a  los  herederos  del  señor  ade- 
lantado don  Juan  alonisiso  de  Vera  que  según  las  diligencias 
sitadas  párese  las  tenian  en  la  Ciudad  Bieja. 

"  Luego  se  siguen  dos  cu'erdas  de  los  herederos  de  Juan 
Ruis  de  atencio  y  otra  cuerda  de  los  herederos  de  ambrocio 
ximenez  que  unas  y  otras  son  tres  cuerdas. 

"  Luego  ise  )sigue  antonio  de  vargas  con  tres  cuerdas. 

"  Luego  se  sigue  alonsso  fernaíides  montyel  el  mosso  con 
dos  cuerdas. 

"Luego  se  sigue  el  cappitan  geronimo  rryberola  con  qua- 
tro cuerdas. 

"  Sigues'e  luego  Cosma  sanehez  con  una  cuerda. 

"  Luego  se  sigue  el  cappitan  Motheo  de  lencinas  con  qua- 
tro cuerdas  el  capitán  miguel  de  lencinas  con  dos  cuerdas. 

"  Luego  se  sigue  feliciano  Rodrigues  con  dos  cuerdas. 


HISTORIA  DB  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  257 

"  Los  herederos  de  Juan  dias  con  dos  cuerdas. 

"  Luego  se  sigue  los  herederos  de  diego  López  con  dos 
cuerdas. 

"  Luego  se  sigue  un  fulano  ortis  con  una  cuerda. 

"  Luego  se  siguen  los  herederos  de  diego  suares  con  tres 
cuerdas. 

"  Luego   se  sigue  el   cappitan   Cosmte  de  ahila  con  tres 
cuerdas. 

"  Luego  se  siguen  los  herederos  de  diego  de  balensuela 
con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  Licenciado  antonio  santuchos  con  dos 
cuerdas. 

Luego  |se  sigue  Juan  de  arse  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  alonso  ramires  con  tres  cuerdas 

Luego  se  sigue   Cosme  sanches  con  dos  cuerdas. 

Luego   sigue  gaspar   fernandez   con  dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  domingo  hernandez  con 
dos  cuerdas. 

Luego  tse  siguen  los  herederos  del  gobernador  hernando 
arias  de  Saavedra  con  quatro  cuerdas. 

Luego  se  sigue  antonio  de  bera  muxica  con  sinco  cuerdas 
con  una  que  se  le  agregó  de  alonsso  de  león. 

Luego  se  sigue  Juana  dias  galindo  con  quatro  cuierdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  diego  de  la  calsada  con 
una  cuerda. 

Luego  se  ¡sigue  Visente  moreyra  con  una  cuerda. 

Luego  se  sigue  Pedro  alvares  salguero  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  agustín  alvares  con  quer- 
da  y  media. 

Luego  se  sigue  Juan  alvares  holguin  con  cuerda  y  media. 

Luego  se  siguen  domingo  martin  y  donato  de  orona  con 
tres  cuerdafe. 

Luego  se  sigue  don  diego  de  azevedo  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  francisco  de  aparicio  con  dos  cuerdas. 

Luego  isie  sigue  el  maestro  de  campo  Juan  arias  de  saa- 
bedra  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  Colegio  de  la  Compañía  de  Jesús  con 
diez  y  ocho  querdas  y  media. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  bartolomé  sanches  con 
dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  don  francisco  martel  de 
gueman  con  quatro  cuerdas. 

Luego  se  sigue  Pedro  Medina  con  dois  cuerdas. 


o^S  Aieroino  zixxy 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  luis  de  aguilera  con  dos 
cuerdas. 

Luego  se  sigue  doñamaría  altamirano  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  don  Juan  de  la  Cruz  con  dos  cuerdas. 

Luego  sigue  francisco  hernandes  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  lasaro  antonio  de  gue- 
man  con  dos  cuerdas. 

Luego  tí?  siguen  los  herederos  de  Juan  sanches  con  dos 
cuerdas. 

Luego  se  sigue  Juan  de  Espinosa. 

Luego  se  siguen  los  herederos  del  capitán  Juan  Osuna 
con  quatro  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  del  P°.  graviel  sanches  con 
quatro  cuerdas. 

Con  que  quedan  ajustadas  las  dichas  siento  y  beyntie  y 
nuebe  cuerdas  y  media  del  pago  de  arriva  y  costa  de  las  La- 
gunas del  Saladillo. 

Pago  de  a  Bajo 

Iten  se  midieron  las  tierras  de  la  costa  del  salado  gran- 
de d'esde  su  primer  mojón  vasino  exido  hasta  la  Crus  sitada 
del  eappitan  !Miguel  de  santuchos  y  se  hallarun  siento  y  dies 
y  ocho  cuerdas  de  a  sien  harás  castellanas  cada  una  cuerda 
sin  cañadas  el  uno  ny  otro  pago  y  se  rrepartierun  según  los 
autos  obrados  por  el  eappitan  diego  Thoma^  de  santuchos  en 
la  forma  siguiente: 

Primeramente  desde  el  mojón  vezino  al  ejido  di  y  seña- 
le el  convento  del  señor  santo  domingo  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  general  don  crisptoval  de  garay  con 
quatro  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  jMiguel  Rodríguez  con 
querda  y  media. 

Luego  se  sigue  antonio  Zuareg  altamirano  con  quatro 
cuerdas. 

Luego  siguen  los  herederos  de  Juan  de  Arze  con  dos 
cuerdas.  • 

Luego  se  sigue  doña  maría  cortes  de  santuchos  con  dos 
cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  francisco  martines  con 
querda  y  media. 

Lu'ego  se  sigue  el  eappitan  Alonsso  fernandes  montiel  con 
cuatro  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  eappitan  Juan  gomes  Resio  con  qua- 
tro cuerdas. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     AEGENTIIíAS    259 

Luego  i^e  sigue  Roque  de  mendieta  zarate  con  tres 
cuerdas.  ' 

Luego  se  sigue  el  cappitan  hernando  montiel  con'  tres 
cuerdas.  -       "    ^  'v^ií-  ¡ 

Luego  se  siguen  los  herederos  del  cappitan  miguel  de 
Santuchos  con  siete  cuerdas  y  medias. 

Luego  s&  sigue  el  cappitan  Bernave  Sanches  con  tres 
cuerdas. 

Luego  se  isigue  Juan  hernandes  Romo  con  tres  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  general  diego  de  bega  y  frías  con  cua- 
tro cuerdas. 

LuSego  se  sigue  Josef  negrete  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  bcisualdo  con  dos 
cuerdas. 

Luego  se  sigue  antonio  altareis  de  la  bega  con  quatro 
cuerdas. 

Luego  |se  sigue  Juan  gonsales  dle-  atayo  con  tres  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  cappi'tan  crisptoval  de  Santuchos  con 
tres  querdas. 

Luego  se  sigue  Juan  cardoso  el  mosSo  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  andróes  belasques  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  don  diego  de  acebedo  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  Juan  domingues  pereyro  con  dos  cuerdas. 

Luego  si?  sigue  doña  francisca  nabarro  digo  crisptoval 
Ximene  'su  hijo  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  doña  francisca  nabarro  con  tres  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  padres  de  nuestra  señora  de  las  mer- 
cedes con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  cappitan  Lasare  del  peso  con  quatro 
cuerdap. 

Luego  se  sigue  doña  geronima  arias  de  montiel  con  dos 
cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herfederols  del  cappitan  Juan  de  osu- 
na con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  alvaro  de  andrada  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  Juan  de  vega  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  grabilel  de  monson  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  isigue  Juan  gomes  de  salinas  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  crisptoval  de  arevalo 
con  dos  cuerdas. 

Lutego  se  sigue  catalina  muños  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  siguen  los  herederos  de  Juan  de  Contreras  y 
diego  de  sepeda  con  dos  cuerdas,  declarase  que  las  dos  cuer- 
das que  lestán  aquí  nombradas  para  Los  herederos  de  Juan 
de  Contreras  y  diego  de  sepeda  son  de  catalina  muños  y  los 


26o  ANTONIO   ZINNY 

señalados  a  la  sisussodicho  sonde  dichos  eredero®  de  Juan  de 
contreras. 

Luego  se  ^igue  Alonsso  Ramires  con  cuerda  y  media. 

Luego  se  sigue  doña  Leonor  de  herrera  con  una  cuerda. 

Luego  se  sigue  doña  Polonia  de  la  Rosisa  con  cuerda  y 
media. 

Luego  se  tsigu'e'  Ignacio  bautista  alcalde  de  la  santa  her- 
mandad con  quatro  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  Licenciado  francisco  holguin  con  cua- 
tro cuerdas. 

Luego  se  sigue  Ignacio  holguin  con  dos  cuerdas. 

Luego  se  sigue  el  cappitan  diego  Thomas  de  Santuchos 
con  quatro  cuíerdas  que  son  las  últimas  al  dicho  lindero  de 
la  Crus  con  que  quedan  ajustadas  las  siento  y  dies  y  ocho 
cuerdas  de  tierra  del  pago  de  abajo. 

Y  en  la  forma  referida  se  hisso  la  partission  de  ambos 
pagos  de  que  mande  haser  y  hisse  'este  padrón  que  mando 
se  arrime  a  los  demás  autos  xie  la  trasmuta  y  lo  firme  con  di- 
chos diputados  y  señalados  por  dicho  cavildo  para  las  di- 
chas medissiones  y  testigos  siéndolo  Juan  de  arse  el  cappi- 
tan miguel  de  lencinas  y  felieiano  Rodrigues  vesinos  y  mo- 
radores desta  dicha  ciudad  y  ba  en  papel  común  por  no 
haberllo  siellado  y  estar  mandado  se  usee  del  por  el  Señor  Li- 
senciado  don  Andrés  garavito  de  león  de  havito  de  santiago 
del  consejo  de  su  magestad  su  oj^dor  en  la  Real  audiensia  de 
la  plata  y  Bicitador  general  destas  pro^'inciasi  y  passo  ante 
my  por  defecto  de  eserivano  público  ny  Real  —  Alonsso  fer- 
nandes  montiel  —  diego  Thomas  de  santuchos  —  Mateo  de 
lencinas  —  Antonio  Zuares  altamirano  —  Alonso  Ramires 
gaiete  —  Juan  domingues  pereyra  —  testigo  Juan  de  arze  — 
testigo  Miguel  de  lencinas  —  testigo  felieiano  Rodrigues. 

Yo  el  cappitan  crisptoval  domingues  de  sanabria  vesi- 
no  y  alcalde  hordinario  desta  ciudad  de  santa  fee  de  la  Be- 
ra  Crus  provincia  del  Río  de  la  plata  por  isu  magestad  man- 
de sacar  el  traslado  de  susso  que  queda  el  original  en  los 
demás  papeles  de  la  dicha  ciudad  ba  sierto  y  berdadero  co- 
rrejido  y  conssertado  y  en  fee  dello  lo  autoripso  y  firmo  an- 
te my  y  testigos  que  lo  fueron  Thomas  gaioso  y  pedro  peres 
de  catetro  y  andres  de  al  vares  del  castillo  vesinos  desta  dicha 
ciudad  de  santa  &€  que  asy  mismo  firmaron  por  falta  de 
ascrivano  Público  nj''  Real  y  es  fecho  en  eista  dicha  ciudad  en 
beinte  y  un  días  del  mes  de  abril  de  mil  y  seissientos  y  se- 
senta y  dos  años  y  ba  en  paplel  común  por  no  aberllo  sellado 
—  Crisptoval  Dominges  de  sanabria  —  testigo  pedro  peres  de 


HISTOBIA  UE  LOS  GOBEBNADOÉES  DE  LAS  PROVINCIAS  AEQENTINAS  261 

Castro  —  tetstigo  Andrés  alvares  de  Castillo  —  testigo  tho- 
mas  gayoso. 

"  Santa  Fe  (1)  debe  su  fundación  a  la  necesidad  di?  ase- 
gurar el  tránsiito,  comunicación  y  comercio  del  Paraguay,  con 
el  Perú  y  Chile.  Era  materialmente  imposible  transitar  por 
el  dilatadísimo  territorio  que  separan  las  aguáis  del  Paraná 
de  la  provincia  del  Tucumán,  mucho  más  cuando  estaba  po- 
blado de  innumerables  tribus  salvajes.  Con  este  objeto  vino 
del  Paraguay  don  Juan  de  Garay  a  conquistar  la  provincia 
de  los  indios  CalcMnes  y  Colastine®.  El  día  30  dte  setiembre 
de  1573  tomó  puerto  y  la  docilidad  de  estos  indio®,  como  la 
de  sus  vecinos  los  Mocoretaes  y  Pairindie,  le  facilitaron  la 
empresa,  de  modo  que  el  I.**  de  noviembre  eligió  ya  el  sitio 
donde  debiera  construir  la  ciudad.  Enarboló  en  Cayastá  la 
bandera  española  y  la  Santa  Cruz,  y  autorizó  la  ciudad  con 
el  nombre  de  Santa  Fe  de  la  Vera  Cruz,  poniéndola  bajo  el 
amparo  del  Máximo  doctor  San  Gerónimo.  Trazó  en  un  per- 
gamino el  plano  de  la  ciudad  y  el  15  del  mismo  levantó  el 
acta  de  su  fundación,  cuya  copia  encabeza  este  expediente. 
Esa  ítcta  ííeñala  un  territorio  para  la  provincia,  y  es  ei  títu- 
lo de  su  propiedad.  Mantiene  su  posesión  civil;  y  su  posesión 
natural  la  ha  extendido  a  veces  hasta  los  mismos  términos  en 
ei  acta  señalados;  a  veces  se  ha  limitado  en  los  suburbios  de 
esta  ciudad.  Cincuenta  y  dos  años  qstuvieron  los  españoles 
gozando  de  todo  el  territorio  conservado  a  los  indios  y  en 
paz  con  ellos.  Pero  en  este  tiempo  los  Calchaquís  unidos  con 
ios  Mogomas,  Naticas,  Callages  y  Abipones  destruyeron  la 
ciudad  de  la  Concepción  de  Buena  Esperanza,  fundada  por 
ios  españoles  sobre  ei  iííío  Bermejo,  y  vinieron  sobre  Santa 
¥e,  a  la  que  hostilizaron  tanto  y  tan  atrozmente,  que  don 
Mendo  de  la  Cueva  y  Benavídez,  gobernador  y  capitán  gene- 
ral de  la  provincia  de  Buenos  Aires  determinó  mandar  una 
expedición  en  su  socorro,  que  logró  ahuyentarlos  y  les  hizo 
30U  prisioneros.  Pero  luego  que  se  retiraron  a  Buenos  Aires 
las  fuerzas  auxiliares,  volvieron  los  indios  con  tal  furia  que 
obligaron  al  vecindario  a  trasladar  la  ciudad  al  lugar  donde 
hoy  ,se  halla.  Esto  sucedió  el  año  de  1652,  en  que  siei  dio  prin- 
cipio a  la  obra,  y  hubiera  sido  imposible  llevarla  a  cabo,  si 
el  maestro  de  campo  don  Juan  Arias  de  Saavedra  no  hubiese 
logrado  triunfar  sobre  los  indios  en  1657 ;  y  obligado  a  hacer 


{1>     Informe    de    don    Urbano    de    Iriondo,    publicado    en    la    Memoria 
antes  citada. 


262  AVrOJTIO   ZIJríTT 

las  paces  a  los  Calcliaqníes,  con  que  se  logró  dar  fin  a  la 
traslación  de  la  ciudad  en  1660,  en  que  contaba  87  años  de 
su  primera  población,  de  los  que  36  había  pasado  en  conti- 
nua guerra, 

"  La  paz  con  ios  indios  y  la  protección  del  rey  de  Espa- 
ña que,  por  real  cédula  del  31  de  octubre  de '1662  declaró 
al  de  esta  ciudad  puerto  único  y  preciso  de  las  embarcacio- 
nes que  navegasen  el  Paraná;  los  vecinos  de  esta  ciudad  res- 
tablecieron sus  perdidas  comodidades  y  haciendas.  Los  indios 
eran  fieles  a  sus  promesas,  y  progresaba  el  país  notablemen- 
te. El  progreso  hubiese  sido  más  rápido;  pero  encargado  por 
el  gobernador  y  capitán  general  de  Buenos  Aires  don  José 
de  Garro,  el  maestre  de  campo  don  Antonio  de  Vera  y  Mu- 
jica,  comandante  de  estas  milicias,  de  hacer  desalojar  de  los 
portugueses  las  islas  de  San  Gabriel,  tuvo  que  movilizar  las 
milicias  con  las  que  acampó  en  la  Banda  Oriental  en  el  pa- 
raje que  diesde  entonces  se  llamó  el  Real  de  Vera,  donde  re- 
unió el  ejército  español,  con  el  que  asaltó  y  concluyó  con 
los  portugueses  al  mando  del  general  don  Manuel  Antonio 
de  Lobo  el  7  de  agosto  de  1680.  Después  de  este  triunfo  re- 
gresó el  señor  Vera  jMujica  a  e?sta  ciudad,  que  se  hallaba  li- 
bre de  la  persecución  de  los  indios.  Entonces  sie  le  encomen- 
dó a  este  señor  la  conquista  del  Chaco  por  el  Tucumán,  cuya 
empresa  no  tuvo  efecto  por  las  emulaciones  del  gobierno  de 
aquella  provincia.  Pero  era  tai  la  tranquilidad  de  íSanta  í'e, 
que,  según  una  memoria  escrita  el  año  de  1780,  había  más 
die  30  leguas  al  norte  de  esta  ciudad  pobladas  de  pingües 
estancias,  de  las  que  sacaban  haciendas  a  miliares  para  las 
poblaciones  del  interior,  Corrientes  y  el  Paraguay;  y  aun 
se  conocen  las  propiedades  pai-ticuiai-es  a  esa  altura.  Pero  el 
indio  Notivirí  (a  quien  el  padre  Lozano  llama  famoso),  cau- 
dillo de  numerosa  parcialidad  de  la  nación  Mocoví,  que  ha- 
bitaba la  parte  del  Chaco  que  linda  con  las  fronteras  de  Sal- 
ta y  Jujuy,  cuyo  atrevimiento  había  llegado  hasta  atacar  la 
misma  ciudad  de  Salta,  poderosamente  perseguido  por  los  es- 
pañoles, abandonó  aquellas  comarcas  y  persuadió  a  los  Aguí- 
lotes  de  las  ventajas  de  esta  transmigración,  y  con  ella  se  vi- 
no al  país  de  los  Abipones,  fronterizos  de  esta  ciudad,  tra- 
yendo consigo  gran  numero  de  caballos  de  las  estancias  de 
los  españoles.  Unidos  éstos,  y  aprovechándose  de  la  distancia 
en  que  se  hallaban  los  tercios  de  Santa  Fe  y  Corrientes,  que 
al  mando  de  don  Francisco  de  Vera  Mujica,  hijo  del  referi- 
do don  Antonio,  fueron  en  una  exp'edición  general,  destina- 
dos a  seguir  el  río  Caimán  hasta  la  asolada  ciudad  de  la  Con- 


HlSlOSIA  DE  LOS    GOBEENADOBES   DE   LAS   PBOVIXCIAS  ABOENÜTÑAS  26.^ 

cepción  de  Buena  Esperanza,  principiaron  sus  hostilidades, 
y  en  1711  hicieron  gran  mortandad  de  estancieros  y  poblado- 
res de  la  campaña.  Los  santafesinos  con  sus  fieles  valientes 
aliados  los  Calchaquís  defendieron  la  ciudad  hasta  que  el  4 
de  marzo  de  1718,  5ü  santaíesinos  pelearon  en  el  Culuiú,  14 
leguas  de  esta  ciudad,  a  300  indios  de  los  que  sólo  dos  esca- 
paron. Pero  en  el  mismo  año,  hubo  una  peste  general  en  la 
provincia  que  casi  concln}''ó  con  los  Calchaquís  y  diezmó  nues- 
tros soldados.  Con  esta  calamidad  empezaron  los  indios  nue- 
vamente suis  hostilidades  y  redujeron  esta  población  a  los  lí- 
mites de  esta  ciudad,  que  fué  preciso  guardar  con  paredes 
y  fosos.  í  , ;  i  ,=^ 

"  El  gobernador  y  capitán  general  de  Buenos  Aires  don 
Bruno  Mauricio  de  Zabala,  con  largueza  a  este  vecindario, 
mandó  tropas  auxiliares,  armas  y  municiones;  y  en  1726  vi- 
no en  persona  a  prestarle  su  amparo.  En  el  paso  de  Santo 
Tomé,  antes  de  pisar  S.  E.  eista  orilla,  fué  acometida  por  los 
indios  su  comitiva,  la  que,  ayudada  por  la  gente  del  fuerte 
que  allí  existía  y  de  varios  santafesinos  que  a  nado  pasaron 
en  su  auxilio,  mantuvieron  un  largo  combate,  hasta  que  los 
indios  fueron  derrotados  dejando  muchos  cadáveres  como  los 
había  de  los  nuestros. 

"  Entre  las  medidas  tomadas  por  el  señor  Zabala,  la 
más  acertada  fué  la  del  nombramiento  de  teniente  goberna- 
dor que  hizo  en  la  persona  ded  ilustre  santafesiuo  don  i^'ran- 
cisco  Javier  de  Echagüe  y  Audia.  Nunca  los  indios  tuvieron 
un  enemigo  más  constante  ni  más  valiente.  Introdujo  en  ellos 
ei  terror  y  después  de  haberlos  quebrado  con  su  valor,  man- 
dó a  uno  de  los  muchos  prisioneros  que  tenia  en  esta  ciudad 
atendidos  generosamente,  a  proponerles  paces,  las  que  queda- 
ron concluidas  en  1742,  comprometiéndose  los  indios  a  redu- 
cirse en  los  pueblos  que  les  establecieron.  No  pudo  ei  magná- 
nimo señor  Echagüe  cumplir  con  lo  que  había  prometiao  a 
los  indios,  porque  le  tomó  la  muerte;  pero  su  digno  sucesor 
don  Francisco  de  Vera  Mujiea  cumplió  íielmente  con  cuanto 
aquél  les  había  prometido,  estableciendo  ei  pueblo  de  tóan 
X' rancisco  Javier  en  ii-±ó,  dunae  noy  se  conserva  aestinauo 
uesde  entonces  a  lojs  indios  iViocovis:  en  1/4/    el  aei  itey   o 

K^ílU    Ociuu.j.iia.u,    11    oo    ic¿u..<.o    W.O    Coló,    cxi.nu.au.,    jjaia     LUS>    -¿l-UlUOiltíS, 

que  en  el  año  de  1824  fueron  trasladados  ai  bauce,  donue  re- 
í-iden;  y  después  el  de  ¡San  Tedro,  terreno  de  projjieuau  uet 
finado  señor  Candioti,  a  8  leguas  de  esta  ciudad.  íno  queda- 
ron más  indios  sin  reducirse,  que  partidas  sueltas  por  los 
montes  de  Ispín,  las  que  a  fines  del  siglo  pasado  el  teniente 


264  AXTONIO    ZIXNY 

gobernador  don  Prudencio  María  de  Gastañadny,  redujo  a 
un  pueblo  pacífico  con  el  nombre  de  Ispín.  La  provincia  po- 
seía otra  vez  todo  su  territorio:  quedó  asiegurado  el  tránsito 
para  el  interior  por  el  camino  de  los  Súnchales  y  Mar  Chi- 
quita, y  tanto  por  qste,  como  por  el  del  Quebracho  Herrado, 
se  viajaba  sin  el  menor  peligro,  hallándose  nuestra  campaña 
poblada  de  inmensas  haciendas ..." 


TENIENTES  GOBERNADORES 


TENIENTES  GOBERNADORES 

Dependientes  del  gohierno  intendencia  de  Buenos  Aires 

1810.  —  D.  Prudencio  María  de  Gastañaduy,  teniente  co- 
ronel retirado,  teniente  gobernador,  desde  el  año  de  1792  has- 
ta el  25  de  junio  de  1810,  que  fué  depuesto  por  la  Junta  y 
sustituido  por  el  alcalde  de  primer  voto  Larrechea,  hasta  que 
se  presentase  el  coronel  Manuel  Ruíz,  a  quien  se  había  con- 
ferido el  mando. 

A  pesar  de  haber  reconocido  la  autoridad  de  la  Junta  de 
Buenos  Aires,  el  4  de  junio,  mandando  tirar  un  cañonazo 
en  la  plaza  y  repicar  las  campanas,  se  le  ordenó  hiciese  entre- 
ga del  mando,  como  lo  hizo,  al  citado  Larrechea,  quien,  no 
considerándose  con  las  aptitudes  necesarias  j)ara  el  desempe- 
ño de  tan  difícil  cargo,  en  aquellas  circunstancias,  pidió  ser 
relevado,  continuando,  entre  tanto,  el  mismo  Gastañaduy, 
hasta  el  3  de  agosto.  Al  poco  tiempo,  se  retiró  éste  con  su  fa- 
milia para  Buenos  Aires. 

1810.  —  D.  Pedro  Tomks  de  Larrechea,  sautafesino,  alcal- 
de de  primer  voto,  teniente  gobernador  interino.  Se  recibió  el 
25  de  junio,  pero  desconfiando  de  su  poca  práctica,  pidió  (11 
de  julio)  ser  relevado. 

1810.  —  D.  Melchor  E chagüe,  santafesino,  comandante  de 
armas  y  teniente  gobernador. 

Fué  nombrado  interinamente  el  14  de  julio,  mientras  se 
presentaba  el  que  seguía  provisto  para  servir  aquel  gobier- 
no, de  que  se  recibió  el  3  de  agosto,  hasta  el  18  del  mismo  mes, 

1810.  —  Coronel  Manuel  Ruiz,  español,  jefe  del  regimien- 
to de  negros  de  Buenos  Aires,  teniente  gobernador,  desde  el 
18  de  agosto. 

El  Cabildo,  el  cura  y  varios  vecinos  de  Santa  Fe  pedían 
que  don  Francisco  Antonio  Candioti  fuese  colocado  en  el  em- 
pleo de  teniente  gobernador,  pero  la  Junta  de  Buenos  Aires 
les  contestó  no  poder  complacerlos  por  haber  sido  ya  nom- 
brado Ruiz,  quien  tomó  posesión  del  gobierno  en  dicha  fecha 
de  18  de  agosto. 


a:s^toxio  zircNT 


Desde  el  5  de  septiembre,  la  comandancia  de  Entre  Eíos, 
que  desempeñaba  don  José  de  Urquiza,  quedó  dependiendo  de 
la  tenencia  del  gobierno  de  Santa  Fe. 

Cuando  el  general  Belgrano  pasó  por  Santa  Fe,  en  2  de 
octubre  de  1810,.  con  destino  a  la  expedición  contra  el  gober- 
nador del  Paraguay,  don  Bernardo  de  Velazco,  sacó  de  aque- 
lla ciudad  las  dos  compañías  de  100  Blandengues  santafesi- 
nos,  que  mandaba  el  teniente  (hecho  capitán)  Francisco  An- 
tonio Aldao  y  guarnecían  la  frontera,  quedando  ésta  abando- 
nada y  sólo  defendida  por  los  vecinos. 

De  las  referidas  compañías  de  Blandengues,  llevados  por 
Belgrano,  cuyo  ejército  fué  derrotado  por  los  paraguayos, 
no  volvió  más  que  el  sargento  ya  alférez  don  Estanislao  Ló- 
pez (de  16  años  de  edad,  después  gobernador  vitalicio  de  la 
provincia  (1),  quien,  habiendo  caído  prisionero  en  aquella 
desgraciada  campaña,  fué  embarcado  y  llevado  con  destino  a 
Montevideo,  donde  dominaban  los  realistas,  y  una  noche,  sin 
ser  sentido,  se  arrojó  al  agua  llegando  a  nado  al  campo  del 
general  Roudeau. 

Ruiz  gobernó  hasta  agosto  de  1812,  permaneciendo  des- 
pués en  la  ciudad  de  Santa  Fe,  donde  murió  en  la  pobreza. 

1812.  —  Coronel  Juan  Antonio  Pereira,  porteño,  nombra- 
do el  29  de  enero. 

Ejerció  el  gobierno  desde  agosto  de  1812  hasta  el  1°  de 
noviembre  del  mismo  año. 

En  el  interés  de  defender  la  ciudad  de  Santa  Fe,  contra 
la  escuadra  española,  que  acababa  de  invadir  la  ciudad  de 
Corrientes  y  se  hallaba  en  la  boca  del  río  Paraná  con  tropa 
de  desembarco,  el  gobernador  Pereira  reunió  un  considerable 


(1)  El  sargento  Estanislao  López  de  16  años  de  edad,  acababa  de 
abandonar  la  guardia  de  un  pueblo  de  Misiones,  donde  estaba  de  destaca- 
mento para  ir  a  solicitar  del  general  Belgrano  le  permitiese  marchar  con 
la  di\isión  del  general  Machain,  que  fué  la  primera  que  pisó  el  territorio 
paraguayo,  el  19   de  diciembre  de  1810. 

Los  100  Blandengues  santafesinos  sobresalieron  por  su  denuedo  y  en- 
tusiasmo en  aquella  azarosa  campaña. 

En  el  Campichuelo,  en  el  paso  del  Tebicuarí,  en  el  Arroyo  de  Ibáñez, 
en  todas  partes,  donde  hubo  peligros,  se  encontraron  firmes  y  serenos  en 
sus  puestos. 

Como  se  sabe,  uno  de  los  errores  más  funestos  de  la  derrota  que  su- 
frieron las  fuerzas  expedicionarias  fué  la  distracción  hecha  por  el  ma- 
yor general  del  ejército,  de  la  caballería  y  algunos  infantes,  en  persecu- 
ción de  los  dispersos,  que  corrían   a  asilarse  en  la  capilla   de   Paraguarí. 

Esta  fuerza,  cortada  por  el  enemigo,  tuvo  que  defenderse  durante 
cuatro  horas,  diezmada  por  las  balas,  acometida  por  un  número  inmen- 
samente superior  de  contrarios,  y  haciendo  esfuerzos  inauditos  por  abrir- 
se paso  a  través  de  una  muralla  de  cañones  y  bayonetas,  cayendo  hechos 
pedazos  como  don  Manuel  Espíndola,  o  exhaustos  de  debilidad  por  el 
cansancio  y  la  sangre  derramada,  com.o  el  impetuoso  joven  don  Estanis- 
lao López,  tan  célebre  después  en  la  historia  de  las  guerras  ci%iles  de  la 
República. 


HISTORIA   DE   LOS    GOBEKNADOKES   DE   LAS   PKO^^NCIAS   AKGEXTINAS   269 

número  de  indios  armados,  a  quienes  hizo  entender  que,  co-  . 
mo  ciudadanos,  estaban  en  el  deber  de  coadyuvar  a  la  común 
defensa  de  la  patria  contra  sus  enemigos  los  españoles. 

Luego  que  se  retiró  la  escuadra  española,  los  indios  acau- 
dillados por  el  cacique  Manuel  Alaiquín,  y  orgullosos  con  su 
título  de  ciudadanos,  para  las  cargas  de  tales  y  no  para  sus 
goces,  empezaron  por  saquear  una  carreta  cargada  de  efectos, 
que  iba  con  destino  a  Santiago,  y  continuaron  robando  las  ha- 
ciendas de  las  estancias  del  norte,  que  llevaban  a  vender  al 

Paraguay.  ,       -i  t_      j 

Por  esta  época  hizo  su  aparición  el  después  celebre  don 
Mariano  Vera, 'quien,  sin  ser  militar,  reunió  con  permiso  del 
gobierno,  200  hombres  armados  y  bien  provistos  de  todo  lo 
necesario  v  emprendió  una  expedición  contra  los  indios,  en 
enero  de  1813,  la  cual  fué  completamente  derrotada,  con  pér- 
dida de  algunas  vidas,  de  toda  la  caballada  y  de  cuanto 
llevaban. 

Con  este  triunfo,  los  indios  cobraron  nuevo  brío,  enseño- 
reándose de  toda  la  campaña ;  continuando  sus  asaltos  a  las  es- 
tancias, llevándose  las  haciendas,  saqueando  las  casas  y  desnu- 
dando a  cuantos  tomaban,  aunque  sin  matar  a  nadie. 

1812.  —  Coronel  Antonio  Luis  Beruti,  porteño,  nombrado 
el  18  de  noviembre  de  1812  en  relevo  del  coronel  J.  A.  Pe- 
reira,  hasta  junio  de  1813. 

El  3  de  febrero  (1813),  tuvo  lugar  un  hecho  de  armas  en 
San  Lorenzo,  del  que  fué  testigo  y  casi  teatro  el  convento  de 
San  Carlos. 

En  aquel  día,  el  bizarro  Regimiento  de  Granaderos  a  ca- 
ballo al  mando  del  coronel  José  de  San  Martín,  saliendo  del 
convento,  entre  cuyos  muros  se  hallaba  oculto,  cayó  de  sor- 
presa sobre  los  españoles,  que,  en  número  de  250  y  con  2  pie- 
zas de  artillería,  habían  bajado  a  tierra.  Quedaron  en  el  campo 
50  muertos,  14  prisioneros  y  las  dos  piezas  de  artillería.  Los 
demás  fueron  derrumbados  a  balazos,  barranca  abajo. 

La  patria  perdió  en  aquel  lance  brillante  15  de  sus  defen- 
sores, que  murieron,  y  un  oficial  prisionero,  a  saber :  2  porte- 
ños, 2  correntinos,  3  púntanos,  2  riojanos,  2  cordobeses,  1  san- 
tiagüeño,  1  montevideano,  1  chileno  y  1  francés. 

1813.  —  Coronel  Luciano  Montes  de  Oca,  porteño,  nom- 
brado el  4  de  junio,  hasta  febrero  de  1814  que,  por  orden  del 
Director  Posadas,  pasó  al  ejército  auxiliar  del  Perú  a  objeto 
del  servicio  nacional. 

AI  poco  tiempo  del  gobierno  de  éste,  llegó  a  la  ciudad  de 
Santa  Fe  de  comandante  de  armas  el  coronel  de  ingenieros 


270  AiíToino  ziNirr 

don  Eduardo  Kaillitz,  barón  de  Holmberg,  quien  levantó  una 
batería  en  la  Chacarita,  en  frente  del  punto  donde  se  reúne 
el  río  con  el  arroyo  que  cae  al  de  la  Laguna  Grande,  con  el  fin 
de  e\atar  el  desembarque  de  tropas  realistas. 

Más  tarde,  cuando  empezaron  a  aparecer  en  Entre  Ríos 
las  montoneras  del  general  Artigas,  encabezadas  por  don  Jo- 
sé Ensebio  Hereñú.  el  coronel  Holmberg  fué  mandado  por  el 
gobierno  de  Santa  Fe,  para  destruirlas,  como  se  dirá  en  su  lu- 
gar correspondiente. 

1814.  —  Coro  fiel  Ignacio  Alvarez  y  Thomas,  peruano,  nom- 
brado el  23  de  febrero,  en  relevo  del  coronel  Montes  de  Oca. 

El  gobierno  de  Alvarez  fué  de  corta  duración,  pero  el 
suficiente  tiempo  para  poder  quebrar  la  maléfica  influencia 
del  Protector  Artigas,  con  su  sistema  federal  de  las  montone- 
ras que  empezaban  a  levantarse,  encabezadas  por  don  José 
Ensebio  Hereñú,  en  Entre  Ríos,  primero,  y  en  Santa  Fe,  des- 
pués, según  se  verá  más  adelante. 

El  gobernador  Alvarez  adquirió  algunas  relaciones  en 
Santa  Fe,  que  después  fueron  de  mucha  utilidad  a  la  causa 
del  Directorio.    Sucedióle  el  coronel  Díaz  Yélez. 

El  general  Alvarez  y  Thomas  falleció  en  Buenos  Aires,  el 
20  de  julio  de  1857,  a  la  edad  de  70  años  y  5  meses.  (1). 

1814.  —  General  Eustoquio  Díaz  Yélez,  nombrado  por  el 
Director  Posadas,  en  abril  de  1814,  hasta  el  24  de  marzo  de 
1815,  que  fué  derrocado  por  una  fuerza  de  Artigas  al  mando 
de  Hereñú,  con  quien  ajustó  la, entrega  de  cuanto  estaba  a  su 
cargo,  embarcándose  con  destino  a  Buenos  Aires  la  misma  tarde 
del  expresado  día  24  de  marzo  de  1815,  con  los  oficiales  y  sol- 
dados que  quisieron. 

Retirado  Díaz  Yélez,  la  provincia  de  Santa  Fe  se  declaró 
independiente  de  su  antigua  metrópoli,  Buenos  Aires,  y  de  la 
obediencia  del  Directorio  y  sometida  al  Protectorado  de  Artigas. 

Al  espacio  de  tiempo  transcurrido  desde  la  deposición  del 
teniente  gobernador  Díaz  Yélez,  24  de  marzo  de  1815,  hasta  la 
destrucción  del  general  Ramírez  en  San  Francisco,  provincia 
de  Córdoba,  el  10  de  julio  de  1821,  los  santafesinos  lo  denomi- 
naron la  Guerra  de  los  siete  años. 

1815.  —  Z>.  Francisco  Antonio  Candioti,  santafesino, 
nombrado  gobernador  interino,  el  24  de  marzo,  por  el  Cabil- 
do, hasta  la  reunión  del  pueblo  para  elegir  gobernador  en  pro- 
piedad. 


(1)     Véase    Bosquejo    biográfico   del    general    don   Ignacio    Alvarez    y 
Thomas,  etc.,  por  el  autor  de   la  presente  Historia. 


HISTOKIA    DÉ    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROTIKCLiS    ARGENTINAS    27 1 

Proclamado  el  Protectorado  de  Artigas,  se  enarboló,  cou 
toda  solemnidad,  en  medio  de  la  plaza,  la  bandera  de  la  Li- 
bertad, compuesta  de  una  faja  blanca  en  el  centro,  dos  celes- 
tes a  los  lados,  horizontales  las  tres,  y  una  encarnada  que  la 
cruzaba  en  bandas. 

Desde  entonces  data  la  guerra  de  Santa  Fe  con  Buenos 
Aires,  que  sólo  terminó  con  el  tratado  del  Pilar,  el  23  de  fe- 
brero de  1820;  y  a  pesar  del  referido  tratado,  se  incendió  de 
auevo  la  guerra,  que  duró  hasta  septiembre  del  mismo  año  20. 

El  l'ó  de  abril  de  1815,  llegó  a  la  ciudad  de  Santa  Fe  el 
Protector  Artigas,  con  una  escolta  de  25  hombres,  y  a  los  tres 
días,  el  16,  mandó  avanzar  a  Hereñú  hasta  San  Nicolás  de  los 
Arroyos,  para  que  batiese  la  fuerza  de  Buenos  Aires,  lo  que  no 
pudo  conseguir,  por  ser  superior  a  la  que  él  traía. 

Hereñú  se  retiró  entonces  al  Paraná,  quedando  en  el  Ro- 
sario 60  hombres  de  la  tropa  de  Artigas,  al  mando  del  capi- 
tán Ensebio  Góngora  (muerto  en  la  acción  de  Cay  asta  el  25  de 
marzo  de  1840,  siendo  coronel). 

Artigas  se  retiró  a  los  pocos  días,  llevándose  consigo  a  su 
hermano  don  Manuel  Artigas  con  su  tropa. 

Electo  Candioti,  el  25  de  abril,  por  el  pueblo,  convocado 
al  efecto,  nombró  en  seguida  comandante  del  Rosario  a  don 
Tiburcio  Benegas,  a  quien  consiguió  sorprender  el  citado  Gón- 
gora, quien  se  posesionó  del  pueblo,  sacando  contribuciones  y 
saqueando  algunas  casas,  escudado  por  el  Protector. 

Góngora  pasó  luego  a  San  Nicolás,  de  donde  no  volvió  a 
Santa  Fe  hasta  el  año  de  1840  en  la  expedición  de  Vera, 
Francisco  Reinafé,  etc.,  donde  sucumbieron  todos. 

Hallándose  Candioti  gravemente  enfermo  de  hidropesía, 
y  a  los  72  años  de  edad,  delegó  el  mando  en  Larrechea,  alcal- 
de de  primer  voto. 

Entre  tanto,  el  Director  Alvarez,  que,  durante  su  gobier- 
no de  Santa  Fe,  contrajo  algunas  relaciones  de  influencia,  se 
dirigió  al  Cabildo,  prometiendo  que  si  se  separaba  del  Protec- 
torado de  Artigas  y  permitía  tener  en  aquella  ciudad  tropa  para 
impedir  las  que  éste  quisiera  hacer  pasar,  con  el  objeto  de 
hostilizar  a  Buenos  Aires,  reconocería  la  independencia  de  la 
provincia  y  ai  gobierno  que  ésta  eligiese ;  protegiéndole  al  mis- 
mo tiempo  contra  los  indios,  a  fin  de  asegurar  su  campaña. 

La  propuesta  fué  aceptada,  y  hecho  el  acuerdo  entre  el 
Cabildo  de  Santa  Fe  y  el  Director  del  Estado;  y  cuando  éste 
avisó  al  gobernador  Candioti 'el  envío  de  tropas  que  iba  a  ha- 
cer a  Santa  Fe,  Candioti  contestó,  el  28  de  julio,  en  términos 
fuertes,  oponiéndose  a  aquella  medida,  de  cuyos  funestos  re- 
sultados aseguraba  no  poder  responder. 


272  A>*TOXIO    ZIXXY  # 

El  gobernador  Candioti  murió  el  27  de  agosto  de  1815, 
y  al  sepultarlo  al  día  siguiente,  en  la  iglesia  de  Santo  Domin- 
go, el  general  Viamonte,  que  había,  dos  días  antes,  desembar- 
cado con  1,500  hombres,  le  hizo  con  sus  tropas  todos  los  honores 
militares  correspondientes  a  su  rango. 

1615.  —  B.  Pedro  Tomás  de  Larrecliea,  santaiesino,  de- 
legado de  Candioti,  desde  junio,  hasta  el  27  de  agosto,  que  con 
la  muerte  de  éste  cesó  la  delegación,  recayendo  el  mando  en  el 
Cabildo,  hasta  la  elección  de  nuevo  gobernador. 

Esta  tuvo  lugar  de  un  modo  tumultuoso,  agolpándose  el 
pueblo  al  Cabildo  y  proclamando  a  Larrechea  unos,  y  el  al- 
guacil ]\ianuel  Troncoso  y  otros  a  Tarragona. 

El  general  Viamonte  tuvo  que  intervenir  con  la  tropa, 
para  contener  al  pueblo,  haciéndolo  retirar  de  la  plaza,  des- 
pués de  haber  desarmado  y  arrestado  a  Troncoso,  que  fué  des- 
pués ascendido  a  teniente  coronel  y  nombrado  comandante 
general  de  armas. 

1815.  —  D.  Juan  Francisco  Tarragona,  Eantaiesino,  elec- 
to el  28  de  agosto  de  1815,  por  una  junta  de  electores,  en  cuyo 
número  se  hallaba  el  ilustrado  patriota  santafesino  fray  Hila- 
rio Torres,  que  en  los  sucesos  políticos  de  Buenos  Aires  había 
figurado  desde  el  principio  de  la  revolución  del  25  de 
mayo  de  1810. 

Luego  que  Tarragona  estuvo  en  el  ejercicio  de  sus  fun- 
ciones, se  mandó  quitar  la  bandera  santafesina  y  enarbolar 
la  nacional.  Los  miembros  del  Cabildo  y  empleados  de  la  ad- 
ministración de  Candioti  fueron  depuestos,  restableciéndose  los 
que  habían  estado  antes. 

Desde  esta  época  empezó  a  figurar  el  después  célebre  don 
Estanislao  López,  sargento  de  Blandengues  de  Santa  Fe,  hasta 
el  20  de  agosto  de  1812  que  fué  ascendido  a  alférez  y  nombrado, 
por  el  general  Viamonte,  teniente  de  una  compaíjía  de  drago- 
nes al  mando  del  capitán  Mateo  Fontuso. 

Esta  compañía  fué  apostada  en  Añapiré,  para  asegurar  la 
frontera  de  las  depredaciones  de  los  indios,  así  como  se  apostó 
otra  al  mando  del  capitán  Bartolomé  Mondragón,  en  otro  punto 
de  la  frontera. 

Hallándose  en  la  ciudad  de  Santa  Fe  el  capitán  Fontuso, 
su  segundo  el  teniente  Estanislao  López  aprovechó  de  esa  au- 
sencia sublevándose  con  la  compañía  el  3  de  marzo  de  1816. 

Esta  sublevación  de  López  coincidió  con  la  desaparición, 
de  la  ciudad,  de  don  Mariano  Vera,  don  Cosme  Maeiel  y  don 
Javier  Avalos,  pasando  el  primero  a  unirse  a  los  sublevados  y 


HISTOBIA  DE  LOS   GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  273 

ponerse  a  la  cabeza  de  ellos,  y  los  dos  últimos  dirigiéndose  al 
Rincón  de  San  José,  donde  con  unos  cuantos  rinconeros,  sor- 
prendieron una  cañonera  y  el  falucho  "Fama",  que  allí  esta- 
ban, quedando  Maciel  de  comandante  de  ambos  buques. 

Cuatro  días  después,  el  7  de  marzo,  se  sublevó  la  otra  com- 
pañía de  dragones  encabezada  por  el  sargento  Marcelino  Ave- 
llaneda, yéndose  a  los  Calchines,  donde  Vera  se  hallaba  con 
200  hombres  de  tropa,  al  mando  del  coronel  José  Francisco 
Rodríguez,  que  había  sido  enviado  desde  Entre  Ríos  por  el 
general  Artigas. 

El  destacamento  de  la  Estanzuela  de  Santo  Domingo  bajo 
el  comandante  Sáenz,  fué  asaltado  en  la  madrugada  del  23 
de  marzo,  teniendo  que  fugar  el  comandante  solo,  herido  en  la 
cara,  a  la  ciudad,  y  pereciendo  casi  toda  la  tropa,  que  se  com- 
ponía de  150  hombres. 

El  general  Viamonte  quedó  reducido  a  la  defensa  de  la 
ciudad,  esperando  el  auxilio  que  había  pedido  a  Buenos  Aires 
y  que  se  hallaba  ya  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos. 

Los  citados  coroneles  J.  F.  Rodríguez,  y  Vera,  de  acuerdo 
con  el  comandante  Juan  Manuel  Santa  Cruz,  que  mandaba 
las  milicias  y  que  se  hallaba  en  la  ciudad,  entraron  en  ésta  en 
la  madrugada  del  31  de  marzo  (1816),  sin  ser  sentidos  por 
Viamonte,  que  quedó  solo  en  sus  baterías. 

El  gobernador  Tarragona  y  varios  de  sus  empleados  sa- 
lieron casi  desnudos,  y,  embarcándose  en  lanchones,  fugaron 
para  el  Paraná  por  el  Arroyo  Negro,  siguiendo  hacia  abajo. 

Derrotado  Viamonte,  capituló  con  Vera,  al  ponerse  el  sol 
del  mismo  día  31,  permitiéndosele  retirarse  a  Buenos  Aires 
con  sus  oficiales  y  demás  personas  que  quisieron  seguirle,  des- 
pués de  entregar  todo  el  armamento  y  municiones  que  tenía. 

Al  tiempo  de  salir  de  la  Aduana  para  embarcarse  Via- 
monte, después  de  concluida  la  capitulación,  se  notó  que  casi 
todos  los  fusiles  entregados  estaban  rotos  y  que  muchos  ha- 
bían sido  arrojados  al  pozo,  por  lo  que  Vera  anuló  la  capitu- 
lación, poniéndolo  preso  con  sus  oficiales  en  el  Cabildo. 

La  fuerza  que  de  San  Nicolás  había  salido  en  auxilio  de 
Viamonte,  al  mando  del  general  Eustoquio  Díaz  Vélez  y  su 
segundo  el  coronel  Manuel  Dorrego,  ocupó  la  ciudad  del  Ro- 
sario, a  fines  de  julio,  sin  oposición  alguna. 

La  escuadra  de  Buenos  Aires,  compuesta  de  los  bergan- 
tines "Belén"  y  "Aranzazú",  dos  cañoneras  y  3  ó  4  falu- 
chos, al  mando  del  general  Matías  Irigoyen,  se  hallaba  ya  en 
la  boca  del  río,  desde  principios  de  julio. 


274 


AXTCífio  ziys^ 


Un  piquete  de  "irnos  25  hombres,  encabezados  por  don 
Fructuoso  Salva  y  sus  hermanos  que  estaban  de  guardia  en 
el  Arroyo  Negro,  el  9  de  agosto,  logró  tomar  prisioneros  al 
referido  general  Irigoyen,  al  teniente  gobernador  Tarragona, 
don  Jorge  Zemborain  y  otros  que  subían  el  río  Paraná,  en  un 
lanchón;  así  cgmo  se  apoderó  de  todas  las  municiones  y  balas 
de  cañón  que  había  en  el  mismo  lanchón. 

Los  prisioneros  fueron  conducidos  al  campamento  de  An- 
dino, donde  se  hallaba  el  intruso  gobernador  Vera,  a  quien 
fueron  entregados. 

Al  día  siguiente,  10  de  agosto,  tomaron  otro  lanchón,  en 
que  iba  un  joven  oficial  (con  la  divisa  de  los  gauchos  santa- 
fesinos,  que  consistía  en  una  pluma  de  avestruz  puesta  en  el 
sombrero),  mandado  por  las  familias  de  Tarragona  y  Zembo- 
rain, que  estaban  embarcadas  en  la  escuadra,  con  el  objeto  de 
averiguar  la  llegada  de  éstos  y  del  general  Irigoyen  a  la  ciu- 
dad. Este  oficial  santafesino  fué  también  remitido  al  campa- 
mento de  Vera. 

La  escuadrilla,  compuesta  de  dos  lanchas  cañoneras,  dos 
faluchos  y  dos  falúas,  que  se  dirigía  hacia  el  paso  de  Santo 
Tomé,  para  facilitar  el  pasaje  del  ejército  de  Díaz  Vélez,  que- 
dó varada  en  el  arroyo,  de  modo  que  los  buques  no  lo  podían 
subir  ni  bajar. 

Entonces  el  gobernador  intruso  Vera,  mandó  desde  la 
bajada  de  Andino  la  compañía  de  dragones  a  las  órdenes  del 
ya  capitán  Estanislao  López,  quien,  en  canoa,  pasó  el  río  ti- 
rando su  caballo,  y  siguiéndole  la  demás  gente  del  mismo  mo- 
do, a  nado,  con  sus  caballos,  y  armados  unos,  a  pie  otros,  y 
muchos  sin  arma  alguna. 

En  vista  de  esto,  toda  la  gente  que  estaba  en  los  buques, 
se  tiró  a  la  isla  al  lado  opuesto,  fugando  algunos  en  las  fa- 
lúas aguas  abajo,  y  teniendo,  asimismo,  que  arrojarse  a  la 
isla,  para  huir  por  tierra  a  la  boca  del  río,  donde  se  hallaban 
los  buques  principales. 

El  resultado  fué  que  algunos  fueron  alcanzados  por  la 
gente  de  López  y  tomados  prisioneros,  entre  éstos  algunos  ofi- 
ciales y  los  comandantes  de  los  buques. 

En  las  cañoneras  y  faluchos  no  hubo  sino  dos  muertos  y  un 
solo  herido,  que  lo  era  el  comandante  de  las  primeras,  el  cual 
murió  en  la  tarde  del  mismo  día. 

Los  buques,  como  a  las  doce  del  día,  fueron  todos  saquea- 
dos por  los  santafesiuos,  quienes  encontraron  en  ellos,  a  más 
del  armamento  que  se  componía  de  unos  300  fusiles,  lanzas, 


HISTORIA  DE  LOS   QOBEBN ADOBES  DB¡  tlAB  PEOYINCIAS  ABQEJTTIÑAS  275 

muchas  municiones  y  16  cañones,  ropa,  fuentes  de  plata  y 
onzas  de  oro. 

Sacado  el  armamento  por  orden  del  gobernador  Vera, 
éste  mandó  echar  a  pique  los  buques  grandes  en  los  reman- 
sos del  río. 

El  ejército  de  tierra,  al  mando  de  Díaz  Vélez,  después  de 
mucho  trabajo  y  de  alguna  pérdida,  tomó  posesión  de  la  ciu- 
dad de  Santa  Fe  en  la  mañana  del  4  de  agosto   (1816). 

Sin  em.bargo,  estrechado  Díaz  Vélez  en  la  ciudad,  hasta 
el  extremo  de  quedar  reducido  a  la  plaza  y  la  aduana,  sin  ca- 
ballos en  que  hacer  montar  su  gente,  sin  vacas  que  comer,  hizo 
pasar  su  eiército  en  la  noche  del  30  de  agosto  a  la  isla,  y  siguió 
marchando  la  madrugada  del  día  siguiente,  31,  a  la  par  de  los 
buques  que  subían  aguas  arriba,  desde  el  frente  de  la  fábrica  de 
Tarragona  (actualmente  el  Hospital). 

Esa  misma  mañana  del  31,  el  capitán  Juan  José  Obando, 
que  había  sido  apostado  con  su  fuerza  y  los  indios  del  caci- 
que Alaiquín,  para  observar  los  movimientos  del  ejército  de 
Díaz  Vélez  y  hostilizarle  cuanto  fuese  Dosible,  dio  cuenta  a 
Vera  de  haber  sido  evacuada  la  ciudad,  la  cual  fué  en  el  acto 
ocupada  por  los  santafesinos. 

De  los  100  hombres,  casi  todos  nesrros,  que  Díaz  Vélez  dejó 
de  frnardia  en  algunas  casas,  no  escapó  ninguno:  el  que  no 
quedó  muerto,  fué  hecho  prisionero. 

El  sanueo  nue  el  ejército  había  hecho  en  los  28  días  de 
onupacióti  ñp  la  ciudad  y  que  no  pudo  llevar,  a  causa  de  su  sa- 
lida prpfinitñda,  fué  encontrado  en  la  aduana,  casa  de  don 
Manuel  Maciel  y  de  Coll. 

Los  prisioneros,  gobernador  Tarragona,  Zemborain  (és- 
tos con  una  eadena\  el  comandante  Rosales  y  demás  oficiales 
oue  estaban  en  la  Estanzuela  de  San  Francisco,  fueron  man- 
dados llevar  por  Vera  y  poner  arrestados  en  la  aduana.  El 
general  Irigoyen  con  los  soldados  que  lo  custodiaban"  fué  hecho 
llevar,  con  las  familias  que  aun  quedaban,  al  campamento. 

Los  presos,  entre  éstos  el  gobernador  Tarragona  v  Zem- 
borain. fueron  destinados  a  tapar  las  zanjas  de  las  calles  que 
Díaz  Vélez  había  mandado  abrir  a  una  cuadra  de  la  plaza  al 
norte  hasta  enfrente  de  la  aduana. 

El  héroe  de  esta  campaña  fué  don  Estanislao  López, 
quien,  en  recompensa  de  su  valor  y  energía,  obtuvo  del  go- 
bierno el  grado  de  teniente  coronel  y  el  nombramiento  de  co- 
mandante general  de  armas. 

Desde  esta  época  data  la  poderosa  influencia  de  López  en 


27"^ 


ANTONIO    ZINNY 


Santa  Fe,  la  cual  fué  extendiendo  él  mismo  en  el  resto  de  la 
República,  de  que,  merced  a  Rosas,  llegó  a  ser  el  arbitro,  has- 
ta su  muerte. 

Era  ministro  tesorero  de  la  caja  de  Santa  Fe  don  José 
Ignacio  de  Eehagüe,  nombrado  el  7  de  diciembre  de  1815. 

1816.  —  D.  Mariano  Vera,  gobernador  intruso,  elevado 
por  medio  de  una  revolución  contra  Tarragona  y  el  gene- 
ral Viamonte. 

En  abril,  el  gobierno  de  Buenos  Aires  que  en  San  Nico- 
lás de  los  Arroyos  mantenía  un  ejército  de  observación  sobre 
Santa  Fe,  en  ^dsta  de  que  Artigas  tenía  fuerzas  destinadas  en 
protección  del  gobernador  Vera,  bajo  las  órdenes  del  coronel 
José  Francisco  Rodríguez,  mandó  al  deán  Funes,  cordobés,  en 
comisión  cerca  de  aquel  gobierno. 

El  gobernador  Vera  aceptó  el  comisionado  Funes,  pero 
poniendo  por  condición,  que,  "para  tratar  de  paz  era  indis- 
pensable que  concurriesen  a  ello  dos  diputados  del  general 
Artigas,  y  que,  mientras  tanto,  se  retirase  el  comisionado  a  San 
Nicolás  de  los  Arrojaos". 

El  gobernador  de  Córdoba,  don  José  Javier  Díaz,  que 
también  obedecía  al  Protectorado  de  Artigas,  envió,  por  su 
parte,  un  comisionado  cerca  de  éste,  en  la  persona  de  don  Jo.sé 
Isasa,  —  el  mismo  que  algunos  años  después  fué  ministro  del 
general  Paz  y  cuyo  nombramiento  éste  deploró  tanto  —  ha- 
ciéndole algunas  consultas  y  ofreciéndole  un  contingente,  si 
fuese  necesario  reforzar  a  Santa  Fe  contra  Buenos  Aires, 

El  5  de  mayo  (1816)  llegó  a  la  ciudad  de  Santa  Fe,  des- 
de el  Paraná  y  comisionado  por  Artigas,  don  Ramón  Toribio 
Fernández,  llevando  consigo  una  fuerte  "escolta  al  mando  del 
entonces  capitán  (después  gobernador  de  Entre  Ríos)  Vicente 
Zapata.  El  objeto  de  la  comisión  era  pedir  al  gobernador  Vera 
sacase  una  fuerte  contribución;  llevarse  el  obús  y  demás  pie- 
zas de  artillería  y  armamento  tomado  al  general  Viamonte; 
todo  en  auxilio  del  general  Artigas,  a  lo  que  Vera  se  negó 
hasta  el  fin. 

Fernández  entonces  recurrió  a  otro  medio.  En  una  de 
las  conferencias  celebradas  en  casa  de  su  secretario  don  Mi- 
guel Redruello,  en  la  noche  del  9  de  mayo  (1816)  el  goberna- 
dor Vera  insistía  en  su  negativa  de  ceder  a  la  exigencia  del 
comisionado  de  Artigas,  quien  inmediatamente  mandó  prender 
al  gobernador,  remitiéndolo  preso  al  Paraná,  en  una  canoa  lle- 
vada con  ese  objeto  y  colocada  en  el  río  frente  a  la  casa  de 
Redruello,  calle  de  la  Merced.  Llegado  que  hubo  al  Paraná, 
Hereñú  mandó  le  remachasen  una  barra  de  grillos  y  le  metie- 
sen en  un  calabozo. 


HISTOBIA   DE   LOS   GOBEaíN ADOBES   DE   LAS   PEO VIIí COAS   ABGENTIWAS   2^7 

En  la  mañana  del  10  de  mayo,  Fernández  convocó  al 
pueblo,  por  bando,  para  que  eligiese  nuevo  gobernador,  pero 
éste  se  sublevó,  armado  hasta  con  un  cañón,  e  intimó  a  aquél 
hiciera  inmediatamente  regresar  al  gobernador  Vera. 

En  efecto,  a  las  cuatro  de  la  tarde  del  11,  llegó  en  una 
canoa  el  gobernador  Vera,  puesto  en  libertad  por  Hereñú  a 
indicación  de  Fernández  que  no  pudo  menos  que  dar  cum- 
plimiento al  deseo  manifestado  por  el  pueblo  amotinado.  Ve- 
ra fué  recibido  por  la  mayor  parte  de  vecinos  de  Santa  Fe, 
de  uno  y  otro  sexo,  en  la  Chacarita,  desde  donde  fué  hecho 
subir  en  un  coche  llevado  por  don  Manuel  Andino,  hasta  la 
plaza,  en  medio  de  vivas  y  aclamaciones. 

Vera  gobernó  hasta  el  15  de  julio  de  1818,  retirándose  en 
seguida  a  Buenos  Aires. 

En  esta  ciudad,  Vera  fué  invitado  por  el  Directorio,  en 
noviembre  de  1818,  para  que  se  hiciese  cargo  del  ejército  de 
Balcarce,  con  el  objeto  de  dominar  la  provincia  de  Santa  Fe; 
pero  Vera  contestó  que  jamás  tomaría  las  armas  contra  «u 
patria;  que  él  peleaba  por  la  libertad  (no  siendo  ella  atacada 
por  nadie). 

El  coronel  Mariano  Vera  murió  en  la  acción  de  Cayastá, 
en  la  misma  provincia,  el  26  de  marzo  de  1840. 

1818.  —  El  Cabildo  desde  el  15  de  julio,  hasta  el  22  «Ul 
misino  mes  que  López  »e  nombró  gobernador  por  gí  solo. 


GOBERNADORES  DE  PROVINCIA 


GOBERNADORES  DE  PROVINCIA 

1818.  —  Comandante  de  armas  don  Estanislao  López 
Fonseca,  primer  gobernador,  desde  el  23  de  julio  de  1818,  en 
que  por  gí  mismo  se  dijo  ser  el  gobernador  interino  de  la  pro- 
vincia, halsta  el  15  de  julio  de  1838,  en  qu!e;  dejó  de  existir, 
salvo  lias  diferentes  delegaciones  que  se  notarán  más  adelante. 

Luego  que  López  se  hizo  gobernador,  entabló  relaciones 
con  el  general  Artigas  y  con  el  gobernador  del  Paraná,  don 
José  Francisco  Rodríguez, 

Al  poco  tiiempo  marchó  a  la  campaña  de  Buenos  Aires, 
de  acuerdo  con  Artigas,  dejando  de  delegado  a  don  Luis 
Aldao. 

1818.  —  D.  Luis  Aldao,  delegado  de  López  en  agolsto, 
durante  la  ausencia  de  éste,  que,  de  acuerdo  con  Artigas, 
marchó  a  la  campaña  de  Buenos  Aires,  siorprendiendo  las 
milicias  que  se  estaban  reuniendo  y  organizando  en  el  Per- 
gamino, las  cuales  fugaron.  Sin  lembargo,  tomó  como  40  ofi- 
ciales prisioneros  que  remitió  a  Santa  Fe,  los  que  fueron 
puestos  prejsos  en  la  Aduana. 

Desde  ésta  época  López  aparece  más  como  jefe  de  bando- 
leros y  salteadores,  que  como  gobernador  de  una  provincia. 

Después  de  sus  hazañas  en  el  norte  d!e  la  provincia  de 
Buenos  Aires,  siguió  con  sus  Blandengues  y  demás  gente  que 
le  acompañaba,  los  caminos  del  interior,  cuya  policía  hacía, 
arreando  tropas  de  carrietas  cargadas  de  efectos,  arrias  de 
raulas  y  hasta  pasajeros  y  cuanto  encontraba  lo  remitía  a  la 
ciudad  de  Santa  Fe.  En  una  de  las  carretas  que  tomó,  iba 
una  banda  de  música  con  dobles  instrumentos,  que  el  go- 
bierno de  Buenos  Airtts  remitía  al  de  Tucumán.  Entre  los 
pasajeros  que  tomó  en  el  camino  y  mandó  a  Santa  Fe,  se  ha- 
llaba el  canónigo  doctor  Pedro  Ignacio  de  Castro  Barros,  el 
doctor  Juan  Facundo  Zuviría  y  el  doctor  Mariano  Serrano. 
Se  apoderó  igualmente  de  lals  personas  del  brigadier  general 
Marcos  Balcarce,  que  pasaba  a  Chile,  y  de  un  oficial  Portal, 
jujeño,  quienes  fueron  remitidos  presos  a  la  Aduana.  Todos 


2^2  ANTONIO   ZINIÍT 

loa  demás  quedaron  en  libertad  con  las  carretas,  y  cuanto  és- 
tas ll'evaban.  Los  músicos,  con  sus  instrumentas),  quedaron  pa- 
ra el  Servicio  de  la  provincia,  siendo  la  primera  música  mi- 
litar que  tuviera  Santa  Fe. 

El  mismo  coronel  Juan  Bautista  Bustos  (después  gober- 
nador de  Córdoba)  que  de  Tucumán  venía  con  400  hombres, 
fué  atacado  por  López,  en  lel  Fraile  Muerto,  derrotando  com- 
pletamente la  caballería  y  salvando  Bustos  con  la  infantería 
en  la  plaza  de  dicho  jmeblecito,  que  continuó  sitiando,  hasta 
que,  con  la  noticia  que  tuvo  de  la  marcha  de  Balcarce,  en  no- 
viiembre,  con  su  ejército  como  de  4.000  hombres  sobre  Santa 
Fe,  su  puso  López  en  retirada  para  aquella  ciudad  por  el 
paso  de  AgTiirre. 

Venciendo  dificultades,  Balcarce  consiguió  al  fin  mar- 
char sin  oposición,  estableciendo  su  cuartel  general  ien  los 
galpones  de  la  Chacarita,  y  López  el  suyo  en  "Don  Melchor". 

1818.  —  General  Juan  Ramón  Balcarce,  gobernador  mi- 
litar, dcisde  finip)s  de  noviembre  hasta  el  7  de  diciembre,  que 
desocupó  la  ciudad,  a  causa  de  haber  perdido  casi  toda  su 
caballería  en  el  ataque  llevado  por  el  coronel  K.  Hortiguera 
sobre  una  fuerza  de  López,  len  las  inmediaciones  del  Arroyo 
de  Aguiar,  hallándose  en  consecuencia  casi  a  pie,  sin  tener 
que  comer,  y  muy  expuesto  a  verse  sitiado  por  el  referido 
López. 

Balcarce  se  retiró,  pues,  y,  al  pasar  por  Coronda,  man- 
dó le  siguiesen  todas  las  familias  que  allí  se  hallaban,  hasta 
el  Eosario.  donde  hizo  alto  su  tejército,  y  a  orinci'pios  de  ene- 
ro de  1819  se  retiró  al  Arroyo  del  Medio,  sustituyéndole  el 
general  J.  J.  Viamonte. 

Este  hizo  contramarchar  el  ejército  hacia  el  Rosario,  don- 
de estableció  su  campamento,  hasta  marzo  del  mismo  año 
1819,  que,  habiendo  sido  completamente  derrotada  su  caba- 
llería al  mando  del  coronel  R.  Hortáguera,  en  el  Carcarañá, 
celebró  Viamonte  un  armisticio  con  López,  viéndose  éste  obli- 
gado a  retirarse  a  San  Nicolás  de  loe  Arroyos. 

La  conducta  de  Viamonte  mereció  la  aprobación  del  go- 
bierno de  Buenos  Aires,  quedando  en  paz  ambas  provincias, 
miediante  aquel  arreglo  celebrado  en  el  Rosario. 

1819.  —  General  Estanislao  López,  deside  el  5  de  julio 
que  reasumió  el  mando,  hasta  febrero  del  año  siguiente  (1820) 
que,  en  unión  con  los  genlerales  Alvear,  Carreras  y  Ramí- 
rez, emprendió  sus  campañajsi  contra  la  provincia  de  Buenos 
Aires,  la  que  llegó  a  dominar,  hasta  que,  desengañado  de  las 


IfMTdKIA   DE   LOS    6K)BEEÍíAD0EEfl   DE   LAS   PROnNeíA»   AMIEKTINAS    3«3 

falsas  promesas  del  primero,  síe  retiró  al  Arroyo  del  Medio, 
donde  licenció  las  milicias  que  había  traído. 

Después  de  las  célebres  campañas  del  gobernador  Lór)ez 
en  la  provincia  de  Buenos  Aires,  que  a  continuación  se  in- 
dican :  1.°,  en  1p  Cañada  d*^  Ce-neda  el  1.*'  de  febrero  de  1820, 
ffanada  por  las  fuerzas  de  Ramírez  y  López  al  mando  d'e  é.ste 
sobre  el  de  Buenos  Aires,  a  la-?  órdenes  del  director  Rondeau, 
ouyo  triunfo  abriera  las  puertas  de  esta  ciudad  a  lo<3  santa- 
fesinos  y  entrerrianos,  hasta  la  misma  plaza  de  la  Victoria; 
2.',  en  la  Cañada  de  la  Cruz,  el  28  de  ,iunio  del  citado  año, 
mhve  el  ejército  del  ge-neral  Soler;  3.*',  en  el  Arroyo  de  Pa- 
vón, el  12  de  Asrosto,  manada  por  el  coroniel  Dorre??o  «obre 
los  santafesiinos,  que  fueron  derrotados  y  persteg-uidos  hasta 
el  Carcarañá;  y  4.°,  en  el  Gamonal  (nacientes  de  Pavón)  el  2 
de  setiembre,  <»n  oue  el  eiército  de  Dorreisro  fué  comnletamente 
derrotado  por  los  santafesinos,  ouedó  terminada  definitivamen- 
te la  guerra  entre  Santa  Fe  y  Bulemos  Aires,  a  que  contribu- 
yó no  poco  él  entonces  comandante  don  Juan  M.  Rosas. 

Hecha  así  la  naz.  las  relaciones  entre  Lónez  y  Rodrí- 
guez, gobernador  de  Bu'enos  Aires,  se  estrecharon  cada  vez 
msfi,  eonserv'ando  ambo<í  una  perfecta  armonía,  y  combinan- 
do las  medidas  míís  eficaces  para  conseguir  la  total  destruc- 
ción del  supremo  Ramírez. 

1821.  —  Dr.  Francisco  Joaquín  NiTdison,  ministro  gene- 
ral, delegado  de  López  durante  la  campaña  de  é.Tte.  en  com- 
binación con  las  fuerzas  de  Buenos  Aires  y  de  Córdoba,  con- 
tra el  general  Francisco  Ramírez,  desde  mayo  hasta  julio  de 
1821,  terminando  con  la  total  destrucción  y  muerte  del  su- 
premo. 

1821.  —  General  Estanislao  López,  propietario,  dasde 
julio  que  reayíumió  el  mando,  después  de  la  campaña  contra 
el  genleiral  entrerriano  Francisco  Ramírez,  hasta  marzo  de 
1823,  que,  con  motivó  de  emprender  la  campaña  sobre  los 
indios,  en  combinación  con  el  gobernador  de  Buenos  Aires. 
Rodríguez,  delegó  en  el  comandante  J.  L.  Orrego. 

1823.  —  Comandante  Juan  Luis  Orrego,  .sustituto,  du- 
rante la  ausencia  del  propietario  López  que  se  hallaba  en 
campaña  desde  marzo,  formando  el  ejército  con  que  debía 
marchar  para  el  sur,  según  el  plan  acordado  entre  éste  y  el 
gobemiador  de  Buenos  Aires,  general  Martín  Rodríguez. 

Lópíez  fué,  al  iniciar  la  campaña,  sorprendido  y  comple 
tamente   derrotado   por  los  indios  ranqueles,   pero  consiguió 
después,   el   17   de  mayo,   escarmentarlos  en  sus  mismas   co- 
marcas, matando  más  de  200  bárbaros  y  haciéndoles  un  con- 
siderable número  de  prisionieros. 


284  AXTOXIO  zi:xxT 

A  mediados  de  junio  regresó  el  gobernador  López  a  la 
capital  de  su  provincia,  a  fin  de  cortar  las  desavenencias  con 
Entre  Ríos  que  se  habían  aumentado  en  su  ausencia. 

El  comandante  Orrego  fué  después  muerto  por  los  in- 
dios, que  le  cortaron  la  cabeza,  llevándosela  como  trofeo. 

1823.  —  General  Estanislao  López,  propietario,  desde  ju- 
nio que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después  de  su  expe- 
dición contra  los  indios  ranqueles,  en  combinación  con  el  go- 
bernador de  Buenos  Aires,  general  M.  Rodríguez. 

Los  representantes  nombrados  para  el  Cuerpo  Nacional, 
por  lo  que  a  la  sazón  se  conocía  con  la  denominación  de  Ca- 
rrera del  Paraguay,  eran  como  sigue : 

Santa  Fe        Don  José  Amenábar 
Entre  Ríos        „     Lucio  Mansilla 

„     Evaristo  Carriego 
Corrientes  „     Pedro  Díaz  Colodrero 

„     Francisco  Acosta 
Misiones  „     Manuel  Pinto 

Habiéndose  nombrado  un  representante  por  cada  15.000 
almas,  correspondía  a  la  Carrera  del  Paraguay  6  diputados, 
calculándose  el  número  de  almas  en  90.000  y  fracciones  de 
8.000  que  no  tenían  representación  en  aquel  cuerpo. 

1825.  —  Teniente  coronel  Dr.  Pascual  Echagüe,  delega- 
do de  López  durante  la  ausencia  de  este  en  la  campaña. 

1825.  —  General  E.  López,  propietario,  hasta  1826  que 
sale  nuevamente  a  campaña,  delegando  en  el  mismo  Echagüe. 

1826.  —  Coronel  Dr.  Pascual  Echagüe.  secretario  de  Ló- 
pez, su  delegado,  por  haber  salido  el  propietario  a  campaña. 

1826.  —  General  E.  López,  reelecto  en  enero,  durante 
su  ausencia  en  la  campaña. 

El  general  López  fué  en  agosto  de  1828,  comisionado  por 
el  gobierno  general,  cuyo  jefe  era  el  coronel  Dorrego,  para 
hacerse  cargo  de  las  fuerzas  nacionales  que  a  la  sazón  se  ha- 
llaban en  los  pueblos  de  ^Misiones. 

En  efecto,  pasó  el  Uruguay,  y  cuando  llegó  a  aquel  des- 
tino, el  general  Fructuoso  Rivera  se  negó  a  entregarle  el 
mando  de  aquéllas. 

Después  de  varios  altercados  y  contestaciones,  López, 
con  su  gente  y  con  la  que  pudo  sacar  a  Rivera,  repasó  el 
Uruguay  retirándose  a  Santa  Fe. 

Don  Julián  de  Gregorio  Espinosa  y  don  Francisco  Le- 
coq   fueron   entonces  (agosto)    comisionados  por  el   goberna- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBTT ADORES    DE    LAS    PROVINCIAS    AEGENTINAS      285 

dor  Borrego,  para  que  se  viesen  con  Rivera  y  procuraran 
conciliario  con  López, 

1828.  —  Coronel  Br.  Pascual  Echagüe,  delegado  de  Ló- 
pez durante  la  ausencia  de  éste  en  las  Misiones,  en  des- 
empeño de  una  comisión  del  gobierno  nacional,  hasta  setiem- 
bre, que  el  propietario  reasumió  el  mando  gubernativo. 

1828,  —  General  Estanislao  López,  propietario,  desde  se- 
tiembre que  reasumió  el  mando,  después  de  haber  desempe- 
ñado una  misión  del  gobierno  de  Buenos  Aires  encargado 
del  Poder  Ejecutivo  Nacional,  coronel  Dorrego,  cerca  del  ge- 
neral Rivera  que  se  hallaba  en  las  Misiones,  hasta  diciembre 
que  delegó  en  el  coronel  Echagüe,  con  motivo  de  la  revolución 
del  1.°  de  dicho  mes,  encabezada  por  el  general  Lavalle. 

1828.  —  Coronel  Dr.  Pascual  Echagüe,  delegado  du- 
rante la  ausencia  de  Ijópez  en  el  Rosario,  cuando  la  revolu- 
ción del  1.°  de  diciembre  en  Buenos  Aires  encabezada  por 
el  general  Lavalle,  y  la  proyectada  pasada  del  general  J.  M. 
Paz  con  su  gente  a  la  provincia  de  Córdoba,  que  entonces  no 
se  efectuara. 

En  enero  cesó  Echagüe,  y  quedaron  encargados  del  go- 
bierno Larrechea  y  el  comandante  J,  P.  López, 

1829.  —  Brigadier  E.  López,  propietario,  reasumió  el 
mando  gubernativo  en  enero,  para  delegarlo  nuevamente  en 
Larrechea  y  su  hermano  el  comandante  Juan  P.  López,  con 
el  objeto  de  emprender  la  campaña  en  auxilio  de  Rosas  y 
contra  el  general  Lavalle. 

1829.  —  D.  Pedro  Tomás  de  Larrechea,  encargado  del 
gobierno  en  lo  civil,  y  el  comandante  Juan  Pablo  López  en 
lo  militar,  en  enero,  por  ausencia  de  López  en  la  campaña  de 
Buenos  Aires,  en  unión  con  Rosas,  contra  el  general  Lava- 
lle, a  causa  de  la  revolución  del  1."  de  diciembre  de  1828  y 
fusilamiento  del  gobernador  Dorrego;  hasta  mayo  que  el  pro- 
pietario reasumió  el  mando  gubernativo. 

1829.  —  Brigadier  Estanislao  López,  propietario  desde 
mayo  que  reasumió  el  mando,  después  de  su  campaña  en  la 
provincia  de  Buenos  Aires,  en  apoyo  de  Rosas  y  contra  La- 
valle,  que  terminó  con  la  convención  (o  capitulación)  del  24 
de  junio,  en  consecuencia  de  la  acción  del  Puente  de  Már- 
quez en  los  campos  de  Alvarez  (26  de  abril),  en  que  éste  fué 
vencido  por  aquéllos. 

Después  de  esta  acción,  López  dejó  a  Rosas  sitiando  al 
general  Lavalle  y  se  retiró  a  Santa  Fe,  reasumiendo  el  man- 
do gubernativo  que  siguió  ejerciendo  hasta  el  2  de  febrero 
de  1831,  cuando  lo  delegó  en  Larrechea,  para  entrar  en  cam- 


2Sé  '  ANTONIO    ZTNWT 

paña  contra  el  general  Paz,  que  marchaba  sobre  Santa  Fe, 
Sin  embargo,  luego  que  tuvo  conocimiento  de  un  movimiento 
que  acababa  de  verificarse  en  el  Paraná  en  la  madrugada  del 
10  de  diciembre  de  1830,  López  marchó  con  la  mayor  rapidez 
y  se  situó  en  su  campamento  del  Monte  de  los  Padres,  a  finj 
de  adoptar  todas  las  medidas  relativas  a  asegurar  la  reac- 
ción llevada  a  cabo  con  feliz  éxito  por  el  coronel  Pedro  Es- 
pino contra  López  Jordán,  El  11  salió  hasta  la  boca  del  río 
con  una  compañía  de  carabineros,  para  mandarlos  desde  allí 
al  Paraná,  y,  al  llegar  a  aquel  punto,  recibió  comunicaciones 
que  le  instruían  de  la  contra  revolución,  regresando  luego  a 
Santa  Fe, 

1831,  —  D.  Pedro  Tomás  de  Larrechea,  delegado,  por 
ausencia  del  general  López  en  la  campaña  contra  el  general 
Paz,  desde  el  2  de  febrero,  hasta  la  disolución  del  ejército  de 
éste  e  instalación  de  nuevo  gobierno  en  Córdoba,  (F.  Pro- 
vincia de  Córdoba). 

Su  secretario,  aunque  interino,  fué  don  Juan  M.  Maciel, 

El  gobernador  propietario,  López,  llegó  a  la  ciudad  de 
Santa  Fe  el  5  de  octubre,  de  regreso  de  Córdoba,  y  fué  reci- 
bido con  el  mayor  entusiasmo,  el  10  por  la  mañana,  en  que 
hizo  su  entrada,  en  coche,  acompañado  de  varios  jefes  milita- 
res. Salieron  a  su  encuentro  las  autoridades  civiles,  milita- 
res y  eclesiásticas  y  los  ciudadanos,  y  al  pasar  por  las  calles 
de  la  ciudad,  llovían  sobre  él  flores,  hojas  de  laurel,  etc;  las 
campanas  repicaban,  el  cañón  tronaba,  y  era  saludado  como 
tel  Libertador,  el  ángel  tutelar  de  la  'patria,  el  salvador  de  la 
Mepública.  Hubo  bailes  y  otras  diversiones;  celebróse  un  Te 
JJeum  en  la  Matriz. 

1831.  —  General  E.  López,  propietario,  desde  el  10  de 
octubre,  que  reasumió  el  mando. 

Terminada  la  campaña  de  Córdoba  con  la  instalación 
del  gobernador  José  Vicente  lieinafé,  cuya  elección  produjo 
una  seria  reyerta,  entre  López  y  Quiroga  y  que  tuvo  tras- 
cendencia, según  se  verá  más  adelante;  con  el  regreso  y  res- 
tablecimiento del  de  Santiago,  Ibarra,  y  retirada  del  ejército 
de  Buenos  Aires,  al  mando  del  general  Juan  Ramón  Balear- 
ce,  y  su  segundo  el  general  Enrique  Martínez,  reasumió  el 
mando  gubernativo,  cuyas  funciones  continuó  desempeñando, 
hasta  el  21  de  noviembre  de  1833,  que  marchó  nuevamente  a 
campaña  contra  los  indios  del  Chaco  primero,  y  contra  los 
del  desierto  después,  como  general  en  jefe  (en  aparieneia), 
siéndolo  en  realidad  Rosas,    que  no  quería    cargar  solo  wn 


toSTOEIA   DE   LOS    QOBEBNADOBES   DE   LAS   PBOVlNCTAS   ARGENTINAS    287 

las  responsabilidades,  sino  compartirlas  con  el  mayor  núme- 
ro posible. 

Sin  embargo,  en  diciembre  de  1831,  se  ausentó  nueva- 
mente de  la  provincia,  con  destino  a  Entre  Ríos,  para  tratar 
de  reconciliar  a  los  querellantes  Barrenechea  y  Espino  y  arre- 
glar la  disputa  que  a  la  sazón  existía  entre  ellos. 

Aquí  empieza  la  farsa  federal.  El  gobernador  López  avi- 
só (12  de  mayo  de  1832)  a  la  Legislatura  haber  llegado  el 
término  de  su  gobierno  y  IfL  necesidad  de  proceder  al  nom- 
bramiento de  nuevo  gobernador.  La  Legislatura  resolvió  (17 
de  mayo)  el  nombramiento  de  López  para  el  corriente  bie- 
nio y  fijar  éste,  día  y  hora  para  recibirle  el  juramento.  Ló- 
pez presentó  su  renuncia  del  cargo,  el  21,  y  la  Legislatura  no 
hizo  lugar  a  ella.  Entonces  López  contestó  "resignándose  a 
consagrar  su  pequeña  capacidad  al  gobierno  de  la  provincia, 
por  el  corriente  bienio",  protestando  de  la  manera  más  so- 
lemne no  seguir  en  el  mando  un  solo  día,  después  de  concluí- 
do  el  referido  período. 

Y  sin  embargo,  a  pesar  de  sus  solemnes  protestas,  con- 
tinuó ejerciendo  el  mando  gubernativo  de  la  provincia,  des- 
de el  1.**  de  julio  de  1832,  que  se  recibió,  hasta  la  fecha  de 
su  muerte. 

En  vista  dé  las  contestaciones,  dadas  por  algunos  go- 
biernos del  interior,  a  la  invitación  que  a  nombre  de  los  go- 
biernos de  la  liga,  les  dirigiera,  en  9  de  marzo  de  1832,  la 
comisión  representativa,  compuesta  de  don  Domingo  Cullen, 
presidente,  don  José  Elias  GaUsteo,  por  Entre  Ríos,  don  Ma- 
nuel Leiva,  por  Corrientes,  don  Manuel  Corvalán,  por  Men- 
doza, don  Urbano  de  Iriondo,  por  Tucumán,  y  don  José 
Francisco  Benítez,  secretario,  se  dirigió  ésta  al  gobernador 
López  manifestando  al  mismo  tiempo  que  el  diputado  de 
Córdoba,  presbítero  doctor  Juan  Bautista  Marín,  no  volvió 
de  su  provincia,  adonde  había  regresado  por  el  término  de 
dos  meses,  ni  fué  reemplazado;  el  de  Santa  Fe  fué  separado 
de  la  comisión  por  orden  del  mismo  gobernador;  el  de  En- 
tre Ríos,  Galisteo,  recibió  orden  de  su  gobierno ;  el  de  Men- 
doza, Corvalán,  manifestó  la  urgencia  que  tenía  de  retirarse; 
convencida,  pues,  la  Comisión  de  no  quedarle  cosa  alguna 
más  que  practicar  a  beneficio  de  la  causa  pública,  declaró 
concluida  su  existencia  con  fecha  13  de  julio  (1832), 

El  gobernador  López,  en  atención  al  silencio  de  algunas 
provincias  a  la  invitación  de  9  de  marzo  y  al  modo  como  se 
expidieron  las  otras  —  Santiago,  Tucumán,  San  Luis  y  La 
Kioja  —  manifestó  que  nada  más  restaba  sino  que  la  Comi- 


288  Airroino  ziwirr 

sión  declarase,  como  ya  lo  había  hecho,  terminados  sus 
trabajos. 

1833.  —  D.  Domingo  Ciillen,  (de  origen  inglés,  natural 
de  Lanzarote  en  las  islas  Canarias),  ministro  secretario  de 
López,  su  delegado,  desde  el  21  de  no"sáembre,  hasta  el  20  de 
diciembre,  por  ausencia  del  mismo  como  propietario  en  la 
campaña  sobre  los  indios  del  Chaco.  Fué  su  ministro  secre- 
tario don  Juan  José  Morcillo. 

El  10  de  diciembre  salió  el  general  López  con  una  fuer- 
za de  1.500  hombres.  A  esta  fuerza  se  reunieron  algunas  tro- 
pas de  Córdoba  y  San  Luis  para  obrar  bajo  sus  órdenes.  El 
gobierno  de  Corrientes  también  concurrió  a  esa  empresa  con 
auxilio  de  caballos,  en  lugar  de  un  contingente  de  tropas  que 
había  ofrecido  y  con  el  que  dejó  de  contribuir,  por  las  me- 
didas alarmantes  que  adoptaba  el  Dictador  del  Paraguay,  res- 
pecto de  aquella  pro\incia. 

1833,  —  General  E.  López,  propietario,  desde  el  20  de 
diciembre  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después  de  su 
campaña  sobre  los  indios  del  Chaco,  hasta  julio. 

En  1835  fué  investido,  a  imitación  del  de  Buenos  Aires, 
con  FACULTADES  ExTEAORDiNARiAs,  como  si  las  neccsiutara, 
cuando  ya  las  tenía  y  siempre  las  tuvo,  sin  que  nadie  se  las 
diera,  desde  el  año  de  1818,  en  que  se  nombró  gobernador  él 
mismo,  hasta  que  dejó  de  serlo  sólo  con  su  muerte. 

A  los  pocos  días  (26  de  diciembre  de  1834)  de  haber  sa- 
lido el  general  Quiroga  de  Buenos  Aires,  como  mediador  cer- 
ca de  los  gobernadores  Heredia,  de  Tucumán,  y  La  Torre,  de 
Salta,  el  de  Santa  Fe,  López,  prevenía  al  coronel  Francisco 
Reinafé,  comandante  de  la  jurisdicción  inmediata  a  Barran- 
ca Yaco,  lugar  del  fin  trágico  del  jefe  riojano,  avisándole,  1." 
la  fecha  de  la  salida  de  éste  de  Buenos  Aires  (18  de  diciem- 
bre) ;  2.^  el  número  de  individuos  que  le  acompañaban;  3.°  la 
clase  de  vehículo  en  que  viajaba;  4.°  la  seguridad  de  que  a 
su  \Tielta  había  de  servirse  de  la  posta;  5.°  la  travesía  de  Ba- 
rranca Yaco,  que  había  de  seguir  Quiroga;  6.°  la  recomenda- 
ción de  oficiales  de  confianza,  que  resultaron  complicados  en 
el  asesinato  del  general  Quiroga  y  comitiva;  7.°  y  último,  la 
frase  muy  significativa  empleada  por  López,  en  carta  de  fe- 
cha 26  de  julio  de  1831,  dirigida  desde  Córdoba  a  su  amigo 
Rosas,  con  motivo  de  la  elección  de  gobernador  de  dicha  pro- 
vincia y  cuyo  tenor  es  como  sigue:  "Esto  indica  que  el  ge- 
neral Quiroga  aspira  a  levantar  su  persona  sobre  todos  los 
poderes  de  la  nación,  y  eso  no  le  ha  de  ser  muy  fácil  conse- 
guirlo; PARA  VERLO  ESTÁ  EL  TIEMPO ".  He  ahí  la  senteucia  de 
muerte  del  caudillo  de  los  Llanos,  decretada  por  López  y  «je- 
cuíada  por  los  Reinafé. 


HISTOKIA   DE  LOS    GOBEBNADORES  DE   LAS   PKOVlNCLá.S  ABGENTTSrAS    289 

1835.  —  Z>.  Domingo  CuJlen,  delegado  de  López,  desde 
el  12  de  marzo  hasta  diciembre,  por  la  necesidad  en  que  éste 
se  hallaba  de  retirarse  por  algún  tiempo  de  los  negocios  pú- 
blicos, para  restablecer  su  salud. 

1835.  —  Brigadier  Estanislao  López,  propietario,  desde 
diciembre,  que  reasumió  el  mando,  hasta  julio  de  1836,  que 
lo  delegó  nuevamente  en  su  ministro  don  Domingo  Cullen. 

Los  gobernadores  Rosas  y  López,  de  acuerdo  ambos,  arri- 
baron a  un  perfecto  esclarecimiento  del  origen,  de  los  auto- 
res y  conductores  del  folleto  titulado  Federación  —  Consti- 
tución —  Nacionalización,  escrito  e  impreso  en  Monteiddeo, 
aunque  sin  indicación  de  imprenta,  con  el  fin  de  hacer  creer 
que  lo  fué  en  Buenos  Aires,  burlando  la  vigilancia  de  sus 
autoridades. 

Esa  producción,  que  Rosas  llamaba  incendiaria,  fué  re- 
mitida desde  Monte^ádeo  en  octubre  de  1835,  por  el  canóni- 
go don  Pedro  Pablo  Vidal,  dirigiéndola  cerrada  y  rotulada 
a  los  gobernadores  de  las  provincias  del  interior  y  a  otros 
funcionarios  públicos  de  ellas,  por  intermedio  de  un  sujeto 
conocido  en  el  Rosario,  a  íin  de  que  la  enviase  así  al  maes- 
tro de  posta  de  los  Cerrillos,  don  Juan  Alvarez,  en  el  cami- 
no que  debían  llevar  los  correos  al  interior.  Este  vecino  del 
Rosario,  ignorando  el  contenido  de  los  paquetes,  los  envió  a 
dicha  posta;  allí  fueron  entregados  al  correo  don  Francisco 
Rodríguez  por  el  referido  Alvarez;  exigiendo  de  éste  un  cer- 
tificado, por  estar  dichos  paquetes  fuera  del  marchamo  de 
la  administración  de  correos.  Así  marcharon  a  las  provincias 
del  interior,  cuyos  gobernadores  los  devolvieron  (de  miedo 
federal)  a  los  de  Buenos  Aires  y  Santa  Fe,  llegando  algunos 
de  esos  paquetes  aun  sin  haber  sido  abiertos.  Tal  era  el  te- 
rror que  los  dos  jefes  de  la  pseudo  Federación  infundían  has- 
ta a  los  mismos  gobernadores. 

Tanto  los  paquetes  como  el  certificado  quedaron  depo- 
sitados en  la  imprenta  de  la  Gaceta,  para  que  los  viesen  to- 
dos los  que  quisieran.  Los  referidos  paquetes  estaban  todas 
con  sobre  de  una  misma  letra,  la  cual  era  bien  conocida. 

El  contenido  del  citado  folleto  coincidía  con  algunas 
frases  del  Moderador,  periódico  de  Montevideo,  redactado  por 
el  doctor  Ángel  Navarro  (catamarqueño)  con  la  colaboración 
del  doctor  Julián  Segundo  de  Agüero,  don  Francisco  Pico, 
don  Valentín  Alsina  y  don  Manuel  Bonifacio  Gallardo,  pi- 
diendo una  amnistía  que  concentrara  los  partidos,  y  matara 
para  siempre  el  germen  de  la  discordia. 


ago  ANTONIO   ZIÑNY  "í 

1836.  —  Z>.  Domingo  Cuiten,  ministro  general  de  López, 
delegado,  en  julio,  por  ausencia  del  propietario  que  tuvo  que 
salir  a  asaltar  una  toldería  de  indios,  que  se  aproximaba  a  la 
ciudad  de  Santa  Fe. 

Habiendo  llovido  desde  que  salió  basta  su  regreso,  con- 
trajo un  fuerte  resfriado  que  dio  origen  a  una  tisis  pulmo- 
nar, de  que  jamás  pudo  mejorar,  a  pesar  de  haber  sido  asisti- 
do  por  un  médico  hábil  como  el  doctor  Leppar,  mandado  por 
el  gobernador  Rosas,  a  fines  de  diciembre.  Por  consejo  del 
citado  facultativo,  López  se  trasladó  con  su  familia  a  Bue- 
nos Aires,  el  10  de  enero  del  año  siguiente,  1837,  para  curar- 
se, regresando  a  los  tres  meses  en  el  mismo  mal  estado 
de  salud. 

1836.  —  General  Estanislao  López,  propietario,  desde 
agosto  que  reasumió  el  mando,  de  regreso  de  la  campaña  con- 
tra los  indios,  hasta  enero  de  1837,  que  debiendo  ausentarse 
de  la  provincia  con  destino  a  Buenos  Aires,  por  consejo  del 
médico  Leppar,  delegó  nuevamente  en  su  secretario  gene- 
ral Cullen. 

1837.  —  D.  D.  Cullen,  ministro  de  López,  su  delegado, 
desde  enero  hasta  mediados  de  abril,  que  duró  la  ausencia 
del  gobernador  propietario  López  en  su  viaje  a  Buenos  Ai- 
res, adonde  llegó  el  13  de  enero,  y  de  donde  salió  de  regre- 
so a  su  provincia,  el  5  de  abril;  y  como  la  enfermedad  de 
éste  no  presentase  mejoría  alguna,  continuó  Cullen  desempe- 
ñando el  gobierno  hasta  mayo  de  1838,  que,  con  motivo  del 
bloqueo  francés,  fué  comisionado  cerca  del  gobierno  de  Bue- 
nos Aires,  como  se  verá  más  adelante. 

1838.  —  Brigadier  Estanislao  López,  propietario,  desde 
mayo  que  reasumió  el  mando  hasta  su  fallecimiento. 

De  regreso  de  Buenos  Aires,  a  cuya  ciudad  llegó  el  13 
de  enero  de  1837,  habiendo  sido  espléndidamente  recibido  con 
formación  de  tropas,  embanderamiento  de  calles,  músicas, 
etc.,  en  medio  de  una  concurrencia  de  más  de  25.000  almas, 
y  en  la  cual  permaneció  hasta  el  5  de  abril  del  mismo  año, 
que  efectuó  su  salida  con  iguales  demostraciones  de  entusias- 
mo y  afecto  federal,  el  gobernador  López  no  pudo  desde  lue- 
go tomar  posesión  del  mando  a  causa  del  mal  estado  de 
su  salud. 

El  objeto  de  su  viaje  a  Buenos  Aires  había  sido  el  de 
someterse  a  un  sistema  de  curación  formal,  y  lejos  de  conse- 
guirlo, se  agravó  más  bien  su  enfermedad. 

Puesto  el  bloqueo  a  todos  los  puertos  del  litoral  del  Pía- 


HISTOEIA  DE  LOS   GOBEBNADOEES  DE  LAS  PE0VINCL4.S  ARGENTOTTAS   291 

ta,  el  23  de  marzo  de  1838,  por  la  escuadra  francesa  al  man- 
do del  almirante  Le  Blane,  y  cortado  por  consiguiente  el  co- 
mercio con  los  pueblos  del  interior  por  los  ríos  Paraná  y 
Uruguay,  López,  aunque  muy  enfermo,  reasumió  el  gobierno 
y  comisionó  a  su  ministro  secretario  Cullen,  a  que,  trasladán- 
dose a  Buenos  Aires,  tratase  con  el  gobernador  Eosas  de  un 
arreglo  con  el  almirante  francés,  previniéndole  que,  si  Eo- 
sas se  resistía  a  ese  arreglo,  pasase  inmediatamente  a  la  es- 
cuadra bloqueadora  y  llevando  credenciales  al  efecto,  se  en- 
tendiese directamente  con  el  jefe  de  ella,  para  facilitar  el  co- 
mercio de  los  pueblos  que  estaban  en  paz  con  la  Francia. 

Esta  comisión  costó  cara  a  Cúllen,  a  quien  Eosas  nun- 
ca perdonó,  por  haberla  considerado,  de  buena  o  mala  fe, 
como  iniciada  por  el  mismo  comisionado  y  no  como  una  ema- 
nación de  López. 

Ese  paso  era  en  verdad  atrevido  y  de  muy  serias  con- 
secuencias para  la  política  de  Eosas,  quien  debía  ver  en  él 
una  ruptura  del  tratado  del  litoral  y  con  ella  la  inevitable 
caída  de  la  Dictadura. 

Eosas  prescindió  de  López,  cuyo  fin  veía  próximo,  y  juró 
vengarse,  como  se  vengó  de  Cullen  cuando  aquél  des- 
apareciera. 

Durante  esta  comisión  de  Cullen,  la  enfermedad  de  Ló- 
pez se  agravó,  de  manera  que  tuvo  que  renunciar  el  gobier- 
no y  murió  en  la  tarde  del  15  de  junio  de  1838. 

Hasta  entonces,  Eosas  y  López  dominaban  las  provincias 
a  su  voluntad ;  con  la  muerte  de  éste,  sólo  quedaba  una  volun- 
tad en  toda  la  Eepública  —  la  de  Eosas. 

A  nombre  de  la  provincia  de  Buenos  Aires  y  costeado 
por  su  tesoro  y  con  el  asentimiento  del  gobierno  de  Santa  Fe, 
se  colocó  un  monumento  de  mármol  sobre  el  sepulcro  en  qué 
descansan  los  restos  del  general.  López.  El  nombre  de  éste 
había  de  inscribirse  en  la  pirámide  de  la  plaza  de  la  Victo- 
ria en  cada  una  de  las  fiestas  cívicas  de  Buenos  Aires. 

He  aquí  la  inscripción  que  se  gravó  en  la  lápida  del  se- 
pulcro acordado  a  la  memoria  del  general  Estanislao  López: 

''1846  —  Octubre  22  — 

EL  EXCMO.  SEÑOE  BEIGADIEE  DE  LA  NACIÓN 
DON  ESTANISLAO  LÓPEZ 

Como  gobernador  y  capitán  general  de  la  provincia  de 


292  ANToxio  zíNirr 

Santa  Fe,  esclarecido  guerrero  de  la  libertad,  héroe  glorioso 
de  la  Confederación;  y  vencedor  en  memorables  batallas,  le 
rindió  servicios  eminentes  —  con  sus  fieles  amigos  y  compa- 
ñeros los  generales  Echagüe  y  Rosas  libertó  la  Repúbñca  de 
la  anarquía  —  Por  el  honroso  tratado  de  paz  del  22  de  no- 
viembre de  1820,  celebrado  en  la  estancia  de  Benegas,  a  la 
margen  occidental  del  Arroyo  del  Medio  —  Comandó  en  jefe 
el  ejército  nacional  confederado,  salvó  a  las  provincias  de  la 
impía  traición  de  los  Salvajes  Unitarios,  y  sostuvo  el  pro- 
nunciamiento de  ellas  por  el  sistema  de  gobierno  federal  — 
Ni  su  gloria  militar,  ni  su  elevada  posición,  pudieron  cam- 
biar jamás  su  sencillez  republicana  —  Nació  el  22  de  noviem- 
bre de  1786  —  Murió,  el  15  de  junio  de  1838. 

Descansa  del  Empíreo  en  las  mansiones. 
En  el  seno  de  Dios ;  hombre  querido ! — 
La  Libertad  te  debe  sus  blasones, 
Y  los  tiranos  su  postrer  gemido  — 
Eosas,  el  compañero  de  tu  gloria, 
Consagra  esta  inscripción  a  tu  memoria." 

La  carrera  pública  de  López,  desde  el  punto  de  vista  de 
la  política  que  abrazara,  le  dio  un  nombre  asaz  conspicuo  en 
los  anales  de  la  República,  como  una  de  las  principales  co- 
lumnas de  la  causa  pseudo  federal,  en  sociedad  y  apoyo  de 
su  amigo  Rosas.  También  fué  un  hombre  afortunado,  y  esta 
sola  circunstancia,  ya  sea  en  la  ^'ida  pública  o  ya  en  la  pri- 
vada, tiene  siempre  un  efecto  talismánico,  haciéndole  digno 
del  elogio,  que  no  faltó  quien  le  hiciera  —  de  que  fué  un 
hombre  decididamente  hábil. 

Cuatro  días  después  de  la  muerte  del  general  López,  su 
esposa  doña  Josefa  Rodríguez  de  López,  dirigió  a  Rosas  una 
carta  en  que  daba  los  detalles  de  los  últimos  momentos  del 
finado,  y  Rosas,  en  su  contestación,  le  decía  que  el  general 
López  había  sido  su  fiel  amigo  y  compañero  en  las  épocas  más 
críticas;  que,  mientras  sus  amigos  particulares  elogiaban  sus 
cualidades  personales,  la  República  deploraría  la  pérdida  de 
un  ilustre  patriota,  el  valiente  defensor  de  sus  leyes  y  uno 
de  los  más  renombrados  fundadores  del  pacto  de  alianza  que 
arrancara  a  la  nación  de  las  ruinas  de  la  discordia  civil. 

El  capitán  Eliott,  comandante  del  buque  de  S.  M.  B.  Fly, 
a  su  regreso,  en  abril  de  1837,  de  Santa  Fe,  adonde  había  ido 
expresamente  para  visitar  a  López,  se  expresó,  respecto  de 


HISTOEIA  DE  LOS  GOBEBN ADOBES  DE  LAS  PEOVINCIAS  AEGENTINAS  293 

?te,  en  los  términos  siguientes :  ' '  Sentiría  abandonar  la  Amé- 
;ca  del  Sur  sin  ver  a  un  hombre  tan  notable,  cuya  aparien- 
:a  y  lenguaje  denotaban  al  patriota  y  al  hombre  de  juicio." 
Vamos  a  enumerar  los  principales  hechos  que  distinguie- 
m  al  general  Estanislao  López,  desde  el  primer  día  que  sen- 
)  plaza  como  voluntario  para  combatir  por  la  independencia 
acional.  É.MÚÉiM 

Acababa  de  darse  el  grito  de  libertad  en  Buenos  Aires 
i  25  de  mayo  de  1810,  cuando  repercutiendo  su  eco  en  los 
orazones  de  los  patriotas  santafesinos,  fueron  éstos  los  pri- 
leros  que  secundando  a  sus  hermanos  de  Buenos  Aires,  se 
listaron  voluntariamente  en  número  de  100  para  engrosar  la 
olumna  que  a  la  orden  del  general  Belgrano,  debía  dar  liber- 
ad ai  Paraguay.  Entre  éstos,  se  hallaba  en  primera  línea  el 
oven  López,  el  cual  en  clase  de  cabo  fué  en  el  contingente 
e  Santa  i'e,  haciendo  parte  de  la  expedición  libertadora. 

Vencido  Belgrano  en  la  desgraciada  jornada  de  Tacuarí 
9  de  marzo  de  Ibll),  el  cabo  López  cayó  prisionero,  fué  lle- 
ado  a  Montevideo  y  puesto  preso  a  bordo  de  la  fragata  de 
uerra  española  "Flora"  fondeada  a  la  sazón  en  la  baiiía  de 
áoutevideo.  El  general  Rondeau,  al  mando  del  ejército  argen- 
ino,  sitiaba  la  plaza  en  que  estaban  encerrados  los  españoles. 
JiUtouces  el  cabo  López  concibió  el  atrevido  proyecto  de  fu- 
farse de  la  fragata  "Flora"  e  incori^orarse  al  ejército  sitiador 
ie  ios  patriotas;  y  para  ponerlo  en  práctica,  aprovechando  de 
ma  noche  tenebrosa  y  de  borrasca  y  burlando  la  vigilancia 
iel  centinela  de  proa,  se  apoderó  de  una  boya  y,  arrojándose 
il  mar,  logró  ganar  la  plaza  del  campo  sitiador  a  las  inmedia- 
dones  del  Arroyo  Seco,  teniendo  para  esto  que  nadar  más  de 
nedia  legua.  Este  heciio  de  extraordinario  arrojo  le  valió  el 
^•rado  de  alférez  que  le  confirió  inmediatamente  el  general 
■í  ondean.  i 

Hendido  Montevideo  a  las  armas  de  la  patria  (20  de  ju- 
nio de  1814),  lel  alférez  López  regresó  a  su  suelo  natal.  Desde 
entonces  siguió  una  serie  no  interrumpida  de  combates  y  vic- 
corias,  unas  veces  en  defensa  de  la  independencia  nacional, 
otras,  en  defensa  de  lo  que  él  consideraba  los  derechos  de  su 
provincia  natal,  y  otras  contra  los  bárbaros  del  desierto  que 
amenazaban  la  ciudad  de  Santa  Fe  y  a  los  cuales  redujo  a  la 
más  completa  impotencia. 

En  la  campaña  contra  el  imperio  del  Brasil,  López  man- 
daba una  columna  del  ejército  nacional  y  recibió  el  encargo  de 
invadir    las    Misiones    brasileras,    cumpliendo    valerosamente 


294  ÁlTTONio  ziKirr 

esta  orden,  sin  que  hubiese  peligro  al  cual  no  se  arrojara  para 
conseguir  el  desalojo  del  ejército  imperial  de  la  parte  que 
ocupaba.  Este  triunfo,  unido  a  la  victoria  del  ejército  nacio- 
nal en  el  Río  Grande,  dio  por  resultado  la  libertad  al  Estado 
Oriental  del  Uruguay. 

El  lector  conoce  ya  todos  los  demás  hechos  que  dieron  al 
general  López  la  importancia  que  tiene  en  la  historia. 

A  los  20  años,  la  Legislatura  sancionó  (12  de  diciembre 
de  1857)  una  ley  disponiendo  la  erección  de  una  estatua,  al 
general  López,  en  la  plaza  principal  de  la  capital  de  Santa 
Pe,  sobre  una  columna  de  mármol,  llevando  grabada  de  alto 
relieve,  en  sus  cuatro  frentes,  las  inscripciones  siguientes:  1.° 
La  estampa  de  este  decreto:  —  2.°  El  pueblo  santafesino  al 
promotor  de  su  independencia  local:  —  3.°  Todo  el  sentido 
textual  del  artículo  4.*  del  Tratado  cuadrilátero  de  4  de  enero 
de  1831 :  —  4.'*  La  época  de  su  natalicio  y  el  día  en  que 
falleció. 

Abierta  en  todos  los  departamentos  de  la  provincia  una 
suscripción  espontánea  al  objeto  de  recoletar  fondos  para  sa- 
tisfacer a  los  gastos  de  este  monumento,  el  Poder  Ejecutivo, 
ejercido  a  la  sazón  por  su  hermano  el  general  Juan  Pablo  Ló- 
pez y  el  ministro  de  éste  doctor  Juan  Francisco  Seguí,  debía 
satisfacer,  del  tesoro  público,  el  déficit  que  resultara  al  lleno 
del  presupuesto. 

1838,  —  D.  José  Elias  GaUsteo,  vice  presidente  de  la  Le- 
gislatura, nombrado  gobernador  interino,  el  15  de  junio,  a 
causa  del  estado  grave  de  enfermedad  y  peligro  inminente  de 
muerte  de  López,  y  en  ausencia  de  don  Domingo  Cullen,  que 
había  sido  nombrado  en  carácter  de  gobernador  provisorio  y 
que  se  hallaba  a  la  sazón  ausente  en  Buenos  Aires,  en  comi- 
sión de  López,  cerca  de  llosas,  como  encargado  de  las  relacio- 
nes exteriores  de  la  República. 

El  general  López  dejó  de  existir  en  la  tarde  del  mismo 
día  15  de  junio. 

El  señor  Galisteo  comunicó  este  acontecimiento  al  gober- 
nador de  Buenos  Aires,  quien,  con  fecha  30  del  mismo  mes 
(junio),  le  dirigió  una  carta  de  pésame,  expidiendo  el  mismo 
día  un  decreto,  por  el  que,  "deseando  presentar  una  prueba 
señalada  de  sus  sentimientos  de  gratitud  y  de  respeto  hacia  el 
esclarecido  ciudadano  a  quien  la  República  y  su  santa  causa 
federal  deben  tan  eminentes  y  distinguidos  servicios,  ordenaba 
se  celebrasen  exequias  religiosas  en  la  catedral  de  Buenos 
Aires,  con  asistencia  del  gobierno,  de  las  autoridades  civiles  y 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEEN ADOBES  DE  LAS  PEOVINCLa.S  AEGENTINAS  295 

militares  y  de  la  de  los  ciudadanos  invitados  por  la  autoridad. ' ' 

1838.  —  D.  Domingo  Ciillen,  nombrado  interino  el  15  de 
junio,  fecha  de  la  muerte  de  López,  pero  no  se  recibió,  por 
hallarse  ausente  en  Buenos  Aires,  sino  en  julio. 

Cuando  Cullen  regresó  de  Buenos  Aires  dio  cuenta  verbal- 
mente  del  resultado  de  la  comisión,  que  le  había  encomendado 
el  finado  gobernador  López,  a  la  Cámara  de  Representantes, 
manifestando  muchas  propuestas  y  ofertas  ventajosas  para  la 
provincia  de  Santa  Fe,  que  se  le  habían  hecho  en  Buenos  Ai- 
res; mas  no  por  Rosas,  puesto  que  no  pudo  conseguir  una 
transacción  con  los  franceses;  viniendo  a  quedar  en  nada  su 
comisión  cerca  de  Rosas  y  regresando  a  Santa  Fe  a  los  pocos 
días  de  haber  recibido  la  noticia  de  la  muerte  de  López,  que  le 
fué  comunicada  por  el  gobernador  interino  Galisteo. 

En  vista  del  resultado  obtenido  por  Cúllen  y  del  deseo 
manifestado  por  los  jefes  y  oficiales  veteranos  y  de  milicias, 
la  Cámara  de  Representantes  le  nombró  gobernador  de  la  pro- 
vincia, en  cuyo  carácter  fué  reconocido  por  todas  las  provin- 
cias, menos  por  la  de  Buenos  Aires  y  Entre  Ríos,  cuyos  go- 
bernadores, Rosas  y  Echagüe,  trabajaban  por  su  deposieioi"!, 
y  Cullen  por  sostenerse  en  el  gobierno,  hasta  que,  con  el  deseo 
de  evitar  una  guerra  en  la  provincia  de  su  adopción,  se  vio 
obligado  a  renunciar,  como  renunció,  el  15  de  setiembre,  per- 
maneciendo no  obstante  en  Santa  Fe. 

Viendo  Cullen  que  el  general  Juan  Pablo  López  (a)  Mas- 
carilla, hermano  del  finado  gobernador,  se  aproximaba  sobre 
la  ciudad  de  Santa  Fe,  y  que  el  gobernador  Echagüe,  de  En- 
tre Ríos,  se  preparaba  a  invadir,  sin  poderlo  resistir,  e  impli- 
cado por  otra  parte,  en  los  sucesos  políticos  de  la  época,  fugó 
el  29  de  setiembre  a  Córdoba,  de  donde  pasó  a  Santiago  del 
Estero,  en  donde  permaneció  asilado  en  casa  de  su  compadre 
y  amigo  el  gobernador  Ibarra. 

Este,  a  instancias  e  instigaciones  de  Rosas,  le  remitió  pre- 
so con  una  barra  de  grillos  y  una  fuerte  escolta,  hasta  el  Arro- 
yo del  Medio,  donde  fué  recibido  por  el  coronel  Pedro  Ramos, 
edecán  del  gobernador  Rosas,  quien,  de  orden  de  éste  le  fusiló 
allí  el  22  de  junio  de  1839,  previos  los  auxilios  espirituales 
que  le  fueron  suministrados  por  el  clérigo  Lara,  llevado  al 
efecto  desde  San  Nicolás  de  los  Arroyos. 

El  crimen  de  Cullen  a  los  ojos  de  Rosas,  no  fué  otro  que 
el  secreto  de  que  aquél  era  poseedor  acerca  de  la  muerte  de 
Quiroga,  en  1835,  la  cual,  a  la  vez  que  se  realizaba  el  deseo 
del  Dictador,  se  quitaba  del  medio  a  un  formidable  enemigo, 
que  no  habría  descansado  hasta  ver,  o  el  país  constituido,  o  la 


2g6  ANTONIO   ZINNY 

total  caída  de  éste  que  a  ello  se  oponía,  como  ya  lo  había  ma- 
nifestado en  sn  carta  en  contestación  a  otra  del  caudillo  rioja- 
no  un  año  antes  de  su  trágico  fin. 

El  mismo  Ibarra  no  habría  traicionado  su  amistad  para 
con  Cullen  a  no  haberse  empleado  la  intriga,  con  la  mayor 
perfidia,  por  Rosas,  interesado  en  la  total  desaparición  del  se- 
cretario de  E.  López,  y  por  Gondra,  consejero  del  gobernador 
de  Santiago  y  confidente  del  Dictador,  según  se  verá  por  la 
siguiente : 

Caria  inédita  de  Rosas  a  Iharra,  en  1839,  pidiendo  la  en- 
trega de  Cnllen,  hien  asegurado,  con  dos  barras  de  grillos  y 
con  la  suficiente  custodia 

:::;'.■■.'.■■.  '.  '.  '.  \ '.  *._". ".  'dy 

más  pérfido  y  espantoso,  puesto  que  apesar  del  asilo  y  protec- 
ción que  le  ha  dispensado,  ha  transado  y  llevado  a  eiecución 
las  rebeliones  que  han  tenido  lugar  en  Córdoba.  Santa  Pe.  etc., 
las  maniobras  de  Catamarca,  la  idea  de  Pedro  N.  Rodríeruez 
allí  con  pa-saporte  de  usted,  la  política  de  los  nuevos  gobier- 
nos dp  Tucumán  y  Salta,  y  todo  lo  demás  fu7ie?to  al  sosiego 
y  crédito  del  país  que  ha  tenido  lugar,  sin  que  basten  a  con- 
tenerlo, ni  los  ciempiés  que  se  le  han  opuesto,  ni  los  triunfos 
aue  se  han  .sucedido,  ni  el  punto  de  vista  en  que  a  usted  lo 
ha  colocado.  Los  documentos  fehacientes  que  com-nrncbnn  todo 
esto  están  también  en  mi  poder,  y  de  ello  no  debe  usted  dudar 
ni  un  solo  momento  desde  aue  yo  se  lo  asecuro.  Y  crea  usted 
que  esto  lo  sabía  yo  aún  antes  de  la  rebelión  que  tuvo  lugar 
en  alí?unos  miserables  a  quienes  locró  también  eneañar  en  la 
provincia  de  Córdoba,  y  que  no  habría  sucedido  así,  si  nuestro 
compaííero  don  Manuel  López  se  hubiese  penetrado  de  este 
enorme  atentado,  y  ahorcado  a  unos  <?uantos  unitarios  de  co- 
pete, como  el  tal  Rodríguez,  que  llevaban  adelante  las  manio- 
bras de  Cüllen.  Así  es  que  en  carta  fecha  24  de  febrero  y  2 
de  marzo,  le  dije:  "No  ha  debido  usted  extrañar  mi  silencio 
en  una  época  en  que  no  puedo  dar  abasto  en  el  despacho,  ni 
aún  a  los  asuntos  más  vitales ;  y  mucho  más  cuando  mi  corazón 
dolorido  desde  la  irreparable  pérdida  de  mi  amante  compañe- 
ra, me  tiene  tan  justamente  atormentado.  El  motivo  que  ha 
tenido  lugar  en  el  punto  que  me  expresa,  según  me  comunica 
iLsted  en  sus  dos  últimas,  es  obra  de  las  maniobras  de  Cüllen  a 
consecuencia  del  bloqueo  del  puerto  del  Paraná,  y  de  la  dis- 
po.sición  que  dice  tiene  el  cabecilla  Rivera  a  invadir  al  Entre 


(1)     Faltan   algunas  palabras  por  haberse   extraviado  el  original. 


HISTOKIA   DE   LOS   GOBEBN ADOBES   DE   lAS  PEOnXCIAS  AEGEJÍTINAS    297 

Kíos.  Por  el  presente  correo  escribo  sobre  el  tal  malvado  Cu- 
Uen  al  compañero  Ibarra,  que  sin  duda  aun  no  lo  conoce,  ni  el 
mal  que  causa  a  la  tranquilidad  de  la  Kepública  su  conserva- 
ción en  Santiago  a  su  lado.  Sobre  dicho  motín  ya  digo  a  usted 
de  oficio,  que  además  de  haber  marchado  de  ésta  un  escuadrón 
de  línea  a  incorporarse  al  amigo  don  Juan  Pablo  López,  le 
remito  a  usted  en  toda  precaución  adjunto  un  oficio,  para  que, 
si  fuese  necesario,  baje  a  incorporársele  el  cuerpo  de  auxilia- 
res que  está  en  San  Luis.  El  compañero  Ibarra  parece  que 
no  está  dispuesto  a  entregar  al  traidor  gallego  facineroso 
Culleu;  j)ues  ha  escrito  al  señor  López,  actual  gobernador  de 
Santa  Fe,  que  sin  desconocer  las  razones  en  que  fundamos 
nuestro  reclamo,  se  ve  en  la  necesidad  de  salvarlo,  mantenién- 
dolo a  su  lado  en  estado  de  completa  nulidad.  Si  esto  es  así, 
y  el  señor  Ibarra  después  de  recibir  mi  correspondencia  insiste 
en  lo  mismo,  la  permanencia  del  tal  CüUen  allí,  en  el  estado 
actual  de  aquellos  pueblos  con  las  nuevas  administraciones, 
los  envolverá  sin  duda  ninguna  y  pronto,  en  la  anarquía  más 
asoladora  y  espantosa,  derramándose  en  porciones  la  sangre 
de  sus  hijos." 

"Usted  funda  su  recomendación  en  que  Cullen  fué  com- 
pañero y  colaborador  del  gran  Lói)ez,  y  depositario  de  sus 
confianzas,  en  lo  que  padece  mucha  equivocación,  por  no  es- 
tar en  ciertas  interioridades  reservadas  que  no  se  trascendían 
en  el  público.  Usted  sabe  que  el  señor  López  no  era  hom- 
bre de  papeles,  y  que  no  tenía  en  Santa  Fe,  fuera  del  señor 
E chagüe,  hombre  de  bufete  de  quien  pudiese  confiarse  para 
el  despacho  de  su  ministerio.  Esto  le  obligó  a  llamar  a  Cu- 
llen, porque  sin  embargo  de  que  le  conocía,  y  de  que  sabía 
que  era  mirado  en  Montevideo  y  aquí  por  un  cachafás,  sin 
crédito  ni  reputación  que  le  diese  alguna  respetabilidad,  con- 
fiaba en  que  su  vigilancia  y  la  mía,  y  sobre  todo,  el  temor  que 
nuestros  respetos  le  infundirían,  serían  un  freno  que  lo  con- 
tuviese de  cometer  cualquiera  felonía.  Apercibido  yo  de  to- 
das estas  razones,  iprocuraba  darle  toda  la  importancia  posi- 
ble, haciendo  figurar  en  esto  los  justos  respetos  a  que  de  mi 
parte  era  acreedor  el  señor  López;  pero  nunca  perdía  de  vis- 
ta sus  pasos,  y  cuando  no  eran  en  la  dirección  que  debían 
llevar,  le  salía  al  encuentro. 

"Entre  tanto,  este  hombre  funesto  no  cesaba  de  hacernos 
la  guerra,  y  traicionar  al  señor  López,  al  señor  Echagüe  y  a 
mí,  en  cuanto  podía.  Para  calmar  las  disensiones  ocurridas  en 
el  Entre  Kíos  el  año  31,  le  propuso  un  plan  de  asesinato  al 
señor  Rojas,  enviado  de  este  gobierno  cerca  del  de  Santa  Fe, 


298  A^'TO^'IO    ZINNT 

cuyo  plan  fué  repulsado  con  asco  y  una  seria  increpación  por 
dicho  señor. 

"Cuando  dicho  comisionado  estaba  en  Santa  Fe,  trabajaba 
incesantemente  en  crear  prevenciones  contra  él,  lo  que  cono- 
cido por  el  señor  López,  fué  motivo  para  que  algún  tiempo 
tuviese  algo  alejado  de  sí  al  tal  Cullen. 

"Cuando  se  celebró  allí  el  tratado  de  4  de  enero  de  di- 
cho año,  la  copia  que  mandó  ratificada  para  este  gobierno,  ve- 
nía exacta:  y  las  otras  dos,  en  que  este  gobierno  debía  poner 
su  ratificación,  venían  variadas  en  el  contexto  de  algunos  ar- 
tículos sobre  puntos  sustanciales  que  habían  sido  discutidos 
con  especialidad;  y  sin  embargo  de  que  esta  variedad  fué  sal- 
vada por  explicaciones  puestas  en  los  dos  ejemplares,  al  tiempo 
de  extender  la  ratificación,  siempre  hubo  algún  encuentro  en- 
tre los  dos  gobiernos  delegados  de  esta  y  aquella  provincia, 
que  yo  procuré  deshacer. 

"Cuando  don  Pedro  Ferré,  gobernador  de  Corrientes  en- 
tonces, pasó  a  este  gobierno  con  fecha  22  de  junio  del  año  32, 
el  célebre  oficio  de  torpes  insultos  y  desvergüenzas,  que  no  fué 
contestado,  y  se  publicó  en  un  cuaderno  con  varias  impugna- 
ciones publicadas  en  los  periódicos  de  esta  ciudad,  y  con  los 
documentos  concernientes  al  caso,  el  bribón  Cúllen,  tan  lejos 
de  acomodarse  a  la  conducta  que  observó  el  señor  López,  por 
necesaria  consecuencia  de  nuestra  amistad,  se  estrechó  más  en 
relaciones  íntimas  con  Ferré. 

"Cuando  en  tiempo  del  gobierno  de  don  Juan  Ramón 
Balearse  los  unitarios  se  quisieron  alzar  con  la  patria,  persi- 
guiéndome a  mí  y  a  todo  el  que  era  verdaderamente  federal, 
bajó  a  ésta,  estando  yo  en  la  expedición  al  desierto,  paró  en 
casa  del  ex  canónigo  don  Pedro  Pablo  Vidal,  uno  de  los  más 
revoltosos  unitarios,  ridiculizó  cuanto  pudo  mi  empresa,  lison- 
jeó con  esperanzas  a  los  sublevados  aspirantes,  les  sacó  por 
este  medio  cuanto  les  quiso  pedir,  y  se  fué  después  festejando 
las  desgracias  del  país. 

"Cuando  se  estaba  tramando  el  espantoso  asesinato  del 
señor  Quiroga,  el  señor  Pancho  Eeinafé  bajaba  a  cada  paso  a 
Santa  Fe,  y  se  le  hacía  creer  al  señor  López  que  venía  a  ha- 
blar sobre  una  tropa  de  ganado  que  el  gobierno  de  Santa  T'e 
le  había  encargado  comprase  a  una  señora  de  Córdoba,  y  a 
la  sombra  de  estos  "siajes  los  Reinafé  hacían  correr  después 
por  todas  partes  en  las  provincias,  que  aquel  asesinato  había 
de  quedar  callado,  porque  había  sido  hecho  por  inteligencia 
con  el  señor  López.  Así  fué  que,  avisado  este  señor  por  mí  de 


HISTOEIA   DE   LOS    GOBEENADORES   DE   LAS   PROVIXCIAS  ARGENTINAS    299 

ia  VOZ  que  se  procuraba  hacer  correr  por  todas  partes,  y  que 
\ambién  corría  eu  esta  capital,  dando  por  fundamento  los  ex- 
presados viajes  de  Francisco  Reinafé,  me  contestó  que  los  via- 
jes habían  sido  ciertos,  que  él  los  extrañaba  por  inútiles  y  sin 
objeto,  que  los  reclamase  y  que  por  mi  aviso  venía  a  conocer 
el  íin  maligno  con  que  se  habían  hecho.  Yo,  al  momento,  me 
apercibí  de  que  en  esta  parte  nuestro  compañero  el  señor  Ló- 
pez había  sido  traicionado  por  Culien;  pero  me  callé  porque 
así  convenía  en  aquella  ocasión,  y  afiancé  mi  juicio,  primero, 
cuando  vi  que  habiéndose  usted  entonces  expedido  tan  digna- 
mente en  términos  que  le  hará  a  usted  y  al  señor  Gondra  eter- 
no honor,  Culien  le  hizo  firmar  al  señor  López  la  carta  de  re- 
probación que  a  usted  escribió,  llamándole  al  mismo  tiempo  a 
la  unión  con  los  Reinafé,  carta  sobre  la  que  llamé  la  atención, 
del  señor  López  tan  luego  como  llegó  a  mis  manos.  Segundo, 
cuando  leí  la  nota  que  el  mismo  Cuilen  hizo  también  firmar 
al  señor  López,  avisando  a  Reinafé  el  recibo  del  oficio  con  que 
Je  remitía  el  sumario  falso  que  formaron.  Tercero,  cuando  ha- 
biendo el  tal  unitario  Pedro  N.  Rodríguez  sido  colocado  áe 
gobernador  por  los  Reinafé  y  demás  unitarios  de  Córdoba, 
Culien  hizo  firmar  al  señor  López  una  carta  para  mí  en  que 
lo  elogiaba  como  el  más  aparente,  y  que  habiéndole  yo  con- 
testado en  el  sentido  absolutamente  disconforme,  convino  con- 
migo el  señor  López,  como  en  todo  lo  anterior  indicado,  sin 
duda  porque  se  penetró  de  los  manejos  de  Cúllen.  Cuarto, 
porque  cuando  se  escapó  el  Pancho  Reinafé,  se  vino  sin  dete- 
nerse un  instante  al  Rosario,  en. donde  encontró  ya  preparado 
el  lanchen  que  salió  conduciéndolo  a  la  Banda  Oriental.  Y 
cuando  siendo  tan  fácil  descubrir  quién  habría  preparado  di- 
cho lanchen,  y  habiendo  yo  pedido  esta  indagación  al  señor 
López,  nada  se  hizo,  ni  se  me  habló  después  de  este  asunto. 
Todo  a  consecuencia  de  las  asquerosas,  feroces  maniobras  de 
Culien. 

"Cuando  el  ex  canónigo  Vidal  emigró  de  aquí  a  Monte- 
ddeo,  conserA^ó  con  él,  como  siempre,  la  más  estrecha  amistad 
y  relación,  y  por  el  Rosario  introdujo  aquél  a  todas  las  pro- 
vincias el  impreso  incendiario  que  usted  recordará.  Como  me 
fuese  remitido  por  todos  los  gobiernos  sin  dejarlo  correr,  y 
varios  de  ellos  me  hubiesen  noticiado  con  datos  ciertos  por 
dónde  y  cómo  había  sido  introducido,  no  le  quedó  más  arbi- 
trio que  el  esclarecer  el  hecho  y  publicarlo,  haciendo  ver  que 
castigaba  al  agente  de  esta  introducción,  pero  de  un  modo  que 
no  pasó  de  puro  aparato.  Entre  tanto,  prohibida  en  todas  las 


300  jiínoyT.0  zixxr 

provincias  toda  ciase  de  comunicación  con  dicho  Vidal,  él  si- 
¿ruió  sus  relaciones  con  él  como  siempre. 

"Cuando  estuvo  el  mismo  inmundo  Cullen  la  última  ve2 
-ín  esta  ciudad,  su  conducta  fué  la  más  insolente,  atrevida  y 
duárquiea.  Se  puso  en  relaciones  por  escrito  con  los  agentes 
franceses,  después  de  declarado  el  bloqueo  y  a  ocultas  de  este 
¿obierno,  contra  cuya  marcha  política  echaba  pestes,  diciendo 
jí  los  unitarios,  a  cuyo  bando  han  pertenecido  siempre  tcdos 
sus  amigos,  que  ya  el  señor  López  estaba  aburrido  hasta  lo 
sumo  conmigo,  y  que  él  arreglaría  pronto  todas  estas  cosas, 
y  entre  tanto  que  no  perdía  oportunidad  de  cometer  ésta  y 
otras  maldades  para  anarquizar  el  país,  no  cesó  un  solo  mo- 
mento desde  que  nuestro  compañero  el  señor  Echagüe  fué  en- 
cargado de  mandar  la  provincia  de  Entre  Kíos,  de  calentarle 
la  cabeza  al  señor  López  contra  aquél  benemérito  argentino, 
fraguando  chismes  y  cuentos,  y  haciendo  que  el  señor  López 
se  expresase  contra  él  con  dicterios  los  más  irritantes,  así  fué 
que  por  más  que  trabajé  siempre  en  reconciliarlos,  y  por  más 
que  el  señor  Echagüe  se  prestó  siempre  deferente  a  cortar 
estas  desavenencias  y  disgustos,  porque  respetaba  mucho  al 
señor  López,  y  se  complacía  de  su  amistad,  jamás  pude  arri- 
bar al  logro  de  tan  importante  objeto,  porque  el  tal  hombre 
malvado  Cullen  estaba  atizando  a  todas  horas  y  en  todos  mo- 
mentos el  fuego  de  la  discordia  entre  ambas  personas. 

"He  hecho  a  usted  esta  narración  para  que  se  persuada 
de  que  el  salvaje  unitario  Cullen  jamás  fué  amigo  de  nuestro 
ilustre  finado  compañero  el  señor  López  ni  menos  su  compa- 
ñero y  colaborador.  Fué  siempre  un  logista,  anarquista  bribón, 
unitario  y  ambicioso  por  todos  costados  que  andaba  siempre 
estudiando  como  traicionarnos,  y  como  anarquizar  la  Repú- 
blica; pero  que  teníamos  que  tolerarlo  en  el  puesto  que  ocu- 
paba por  las  razones  que  he  indicado  a  usted,  más  sin  perderlo 
de  ^■ista  para  atajarle  en  todas  sus  intrigas  y  maquinaciones. 

"El  tal  Manuel  Leiva  es  otro  malvado  unitario.  A  este 
lo  pilló  el  señor  López  ahora  años  en  una  revolución  que  le 
quiso  hacer  en  Santa  Fe,  y  por  esto  se  veía  de  ambulante  ocio- 
so en  aquella  ciudad ;  pero  por  la  misma  escasez  de  hombres 
io  llamó  después  para  oficial  del  ministerio,  y  cuando  dicho 
señor  vino  a  curarse  a  esta  ciudad,  lo  trajo  consigo  como  ama- 
nuense, sin  embargo  de  que  conocía  lo  malo  que  era.  Bajo  de 
este  concepto,  preguntándole  yo  al  señor  López,  ¿por  qué 
traía  aquel  hombre  sabiendo  lo  que  eraT  me  contestó:  lo  traigo 
¡conmigo  a  ver  si  de  este  modo  lo  hacemos  bueno.    Me  callé, 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEBN ADOBES  DE  LAS  PKOYIIÍCIAS  ARGENTINAS  3O1 

por  no  perjudicar  más  su  importante  salud,  ya  muy  agravada 
entonces. 

"No  me  estiendo  más  porque  ya  va  demasiado  larga  esta 
carta,  y  creo  haber  dicho  a  usted  lo  bastante  para  que  se  pe- 
netre de  la  delicadeza  y  grave  trascendencia  de  este  negocix): 
pues  no  puedo  ni  por  iin  solo  instante  creer  que  usted  quiera 
comprometer  su  honor  y  huen  nomhre  tan  justamente  mereci- 
do, ni  menos  exponer  el  crédito  de  la  causa  federal,  y  la  unión 
y  tranquilidad  de  las  provincias,  por  salvar  a  un\malvado, 
desde  que  sepa  lo  que  es  y  se  penetre,  com.o  dehe  penetrarse, 
de  los  gravísimos  males  que  causará  a  la  RepúMica  si  no  le  re- 
mite inmediatamente  hi&n  asegurado  con  dos  barras  de  grillos, 
y  con  la  suficiente  custodia,  al  gobierno  encargado  de  las  rela- 
ciones exteriores,  o  al  de  Santa  Fe. 

''Reitero  a  usted  mis  íntimas  expresiones  de  afecto;  y 
deseando  su  mejor  salud  y  acierto,  cuando  más  le  es  necesario 
en  la  marcha  de  su  administración,  quedo  suyo  fino  atento 
amigo. 


■  Firmado. 


Juan  M.  de  Rosas.'' 


Ibarra,  en  nota  de  4  de  junio,  contestaba  a  Rosas  dicién- 
dole  que  le  remitía  bien  asegurado  con  grillos  y  con  una  cus- 
todia de  25  hombres  a  don  Domingo  Cullen,  y  que  el  único 
a  quien  éste  pudo  seducir  en  Santiago,  que  era  Bonifacio  Al- 
bornoz, había  sufrido  la  última  pena  de  la  ley. 

El  8  de  junio  (1839)  entró  en  la  provincia  de  Córdoba, 
cuyo  gobernador  M.  López  lo  comunicaba  a  Rosas  en  nota  de 
igual  fecha. 

El  entonces  teniente  coronel  Juan  Pablo  López,  desde  el 
Rosario  a  18  de  setiembre  de  1838,  se  dirigió  a  sus  conciuda- 
danos manifestándoles  haber  vuelto  a  la  provincia  con  la  de- 
terminación de  sostener  sus  derechjos  hollados  por  un  aventu- 
rero extranjero  (refiriéndose  a  Cullen),  quien,  a  la  muerte 
del  gobernador  E.  López,  su  hermano,  se  imaginó  tener  dere- 
cho de  asumir  autoridad  sobre  ellos.  Que  Cullen  quería  ven- 
der la  provincia  a  los  implacables  enemigos  de  la  federación, 
y  entre  otras  víctimas  destinadas  al  sacrificio  era  él  (López), 
que,  por  cierto,  habría  llevado  a  cabo,  si  no  se  hubiera  esca- 
pado de  sus  garras  y  refugiádose  bajo  la  protección  del  dis- 
tinguido don  Juan  M.  Rosas,  firme  amigo  de  los  santafecinos. 

Cuando  López  se  dirigió  a  sus  conciudadanos  en  el  sentido 
que  acaba  de  verse,  ya  había  preparado  el  camino  que  condu- 


302  A^'TOIao  ziiíny 

jera  al  resultado  deseado  por  él,  de  acuerdo  con  Rosas.  Así, 
el  mismo  día  (18  de  setiembre),  algunos  vecinos  de  Santa  Fe 
elevaron  una  petición  a  la  Cámara  de  Representantes,  expo- 
niendo que,  por  un  largo  período,  la  iDrovincia  había  gozado 
de  la  paz  bajo  el  paternal  gobierno  del  general  E.  López,  pero 
que,  a  la  sazón,  un  español  europeo,  un  extranjero  advenedizo, 
aprovechando  de  las  consideraciones  que  el  finado  López  le 
dispensara,  asumía  la  autoridad  sobre  los  santafesinos  y  man- 
tenía secreta  inteligencia  con  los  enemigos,  por  lo  cual,  pe- 
dían su  separación. 

En  consecuencia,  la  Cámara  dictó  una  ley  deponiendo  a 
Cullen  y  nombrando  en  su  lugar  al  teniente  coronel  Juan 
Pablo  López,  quien  hizo  el  papel  de  renunciar  el  cargo,  pero 
tuvo  que  aceptarle,  expidiendo  en  seguida  una  proclama,  en 
que,  aludiendo  a  la  conducta  de  CuUen,  que  decía  estar  en 
comunicación  con  los  revolucionarios  del  1.°  de  diciembre, 
que  habían  sido  descubiertas  sus  intrigas  y  que  las  provincias 
de  Buenos  Aires,  Entre  Ríos  y  Santa  Fe,  —  o  más  bien  di- 
cho Rosas,  —  estaban  resueltas  y  habían  conseguido  derro- 
carle, venía  a  revelar  el  secreto  que  le  había  confiado  Rosas, 
cual  era  hacer  aparecer  la  expresión  del  pueblo  santafesino 
en  la  caída  de  Cullen  y  no  su  única  y  regalada  voluntad  de 
que  ella  tuviese  lugar. 

El  mismo  día  (18  de  septiembre)  en  que  eso  tenía  lugar, 
el  general  Echagüe,  de  acuerdo  con  Rosas,  dirigía  una  circu- 
lar a  algunas  pro%'incias,  pidiendo  a  los  gobernadores  respec- 
tivos hiciesen  todo  esfuerzo  para  prender  a  CúUen  y  remitirlo 
a  Santa  Fe  para  ser  juzgado. 

Como  López  hiciera  saber  a  Rosas  que  Cullen  "se  había 
salvado  de  la  venganza  de  las  leyes  ofendidas,  con  la  fuga", 
Rosas  le  contestó  que,  de  conformidad  a  su  pedido,  iba  a  di- 
rigir circulares  a  los  gobiernos  de  provincia  para  que  trataran 
de  prenderlo,  haciendo  al  mismo  tiempo  a  Cullen  los  cargos 
siguientes : 

"Que  el  foragido  inmundo  unitario  reo  de  lesa  América, 
don  Domingo  Cullen  procuró  suscitar  una  enemistad  funesta 
contra  Ibarra  y  ministro  Gondra.  Que  patrocinó  a  los  asesi- 
nos de  Barranca  Yaco,  procurando  obtener  su  impunidad.  Que 
intentó  salvar  a  los  Reinafé,  proponiendo  quedase  en  un  mis- 
terio ese  atentado,  promovido  por  él  mismo.  Que  no  pudiendo 
conseguir  su  intento,  se  esforzó  en  detener  su  castigo  promo- 
viendo demoras,  suscitando  disconformidad  y  desacuerdos  en- 
tre López  y  Rosas,  Que  contrastado  en  estas  maquinaciones, 


HISTORIA   DE  LOS    GOBEENADOEES   DE   LAS   PROVIIÍCIAS   AEGEüíXINAS    303 

pugnó  aún  por  entorpecer  y  enredar  ese  negocio,  alegando 
pretextos  fútiles  para  evitar  el  juicio  legal  de  los  Reinafé.  Que 
conferenció  y  acordó  en  Santa  Fe  con  don  Francisco  Reinafé, 
y  que  Cullen  persuadió  a  López  que  los  reiterados  viajes  de 
aquél  y  sus  conferencias  tenían  por  objeto  asuntos  de  su  par- 
ticular interés  y  del  servicio,  mientras  que  por  otra  parte  los 
Reinafé,  de  acuerdo  con  Cullen,  hicieron  correr  en  las  pro- 
vincias que  aquel  asesinato  había  sido  hecho  de  inteligencia 
con  López.  Que  no  pudiendo  salvar  a  los  Reinafé,  Cullen  pi- 
dió el  reconocimiento,  en  clase  de  gobernador  provisorio  de 
Córdoba,  de  don  Pedro  Nolasco  Rodríguez,  con  quien  tenía 
correspondencia  y  se  entendía.  Que  clasificado  debidamente  el 
referido  RodríguJez  por  Rosas,  insistió  Cullen  todavía,  con  el 
objeto  de  promover  desiacuerdo  entre  Rosas  y  López,  empe- 
ñando a  éste  eai  sostener  a  Rodríguez,  Que  puso  en  juego  re- 
sortes que  fueron  destruidos  por  Rosas,  insinuando  éste  há- 
bilmente a  su  amigo  López  la  perfidia  de  Cullen.  Que  prote- 
gió, combinó  y  llevó  a  efecto  la  fuga  de  Francisco  Reinafé,  por 
el  partido  del  Rosario.  Que  todavía,  después  de  esto  se  atre- 
vió a  proponer  sin  embargo  el  reconocimiento  de  Rodríguez; 
hasta  que  en  fuerza  de  la  sabia  política  de  Rosáis,  que  hiciera 
impresión  en  López,  abandonó  Cullen  el  campo.  Que  procuró 
enemistar  a  López  con  el  Restaurador,  a  aquél  con  Echagüe  y 
a  éste  con  Rosas.  Que  tendió  la' red  a  Quiroga  con  el  propó- 
sito de  enemistarle  con  Rosas,  como  la  había  tendido  a  López. 
Que  arrojó  la  idea  de  la  suspirada  constitución  nacional  mu- 
cho antes  de  la  verdadera  oportunidad.  Que  traicionó  a  Ló- 
pez. Que  en  distintas  ocaisionies  se  esforzó  en  hacer  prevalecer 
contra  Echagüe  calumnias  y  diatribas,  con  tendencia  a  des- 
acreditarlo y  fomentar  la  dis!cordia  entre  los  campeones  de  la 
Confederación.  Que  dirigió  sus  tiros  contra  Urquiza.  Que  fué 
el  principal  instrumeoito  en  la  conspiración  contra  la  indepen- 
dencia de  la  Confederación  y  del  Continente  americano,  anun- 
ciada desde  Londres  por  don  Manuel  Moreno  en  1833.  Que  en 
conformidad  a  ese  plan  atentó  contra  la  vida  del  Restaurador 
y  que  existían  datos  para  creer  que  envenenó  lenta  y  gradual- 
mente a  López.  Que  concibió  y  propuso  la  felonía  de  hacer  pe- 
dazos y  qulemar  el  tratado  con  la  Gran  Bretaña.  Que  ligado 
con  el  general  Berón  de  Astrada,  conspiró  contra  la  indepen- 
dencia de  la  Confederación  en  combinación  con  los  francesies 
y  Rivera.  Que  se  mancomunó  con  Pedro  Nolasco  Rodríguez, 
Oroño  y  Salas  para  anarquizar  la  provincia  de  Córdoba.  Que 
fué  públicamente  acusado  por  Ibarra  de  haber  fraguado  en 
Santiago  una  rebelión  en  combinación  con  los  franceses  y  con 


3h  ANTONIO   ZINNY 

Eivera  por  medio  de   Juan  Pablo   Duboué  y  Bonifacio  Al- 
bornoz". -: 

1838.  —  D.  José  Elias  Galisteo,  ministro  general  de  Cu- 
llen,  nombrado  interino  el  16  de  setiembre,  por  renuncia 
de  éste. 

Galisteo  no  pudo  evitar  la  guerra,  decretada  ya  por  el 
gobernador  dfe  Entre  Kíos^  don  Pasieual  Ecliagüe,  que  quería 
colocar  a  su  hermano  don  Jolsé  María,  y  por  Rosas,  interesado 
ein  colocar  al  general  Juan  Pablo  López,  con  quien  se  había 
entendido  y  a  quien  dio  dinero  y  armamento,  a  fin  de  que  nD 
hubiese  gobernador  de  pro^dncia  hechura  de  otro  sino  de  él, 
y  a  su  entero  ser^dcio  y  ciega  obediencia. 

Los  comandantes  Pedro  Rodríguez  del  Fresno,  Santiago 
Oroño  y  el  mayor  José  Manuel  Echagüe,  que  eran  afectos  a 
Cüll/en,  tu\'ieran  un  fuerte  choque  con  el  coronel  J.  P.  Ló- 
pez, el  2  de  octubre  en  El  Tala,  en  el  que  éste  triunfó,  ha- 
biendo muerto  don  J.  M.  Echagüe,  y  fugado  Oroño  y  Rodrí- 
guez del  Fresno. 

Luego  que  López  entró  len  la  capital,  puso  preso  al  gober- 
nador Galisteo,  y  lo  mandó  a  Buenos  Aire®,  a  disposición  de 
Rosas,  en  cumplimiento  de  las  instrucciones  dadas  por  éste 
a  aquél.  ■,      .•  ií<-! 

La  tropa,  que  López  llevó  de  Buenoi'5  Aires,  Tíegresó  en 
seguida,  arreando  cuantos  cabal'lois  y  ganado  pudo,  por  ser 
de  los  que  los  isiantafesinois  habían  llevado  de  esta  ciudad  el 
año  1820.  -  -í^íS!] 

El  general  Echagüe,  a  su  viez,  queriendo  hacer  ver  que 
él  no  valía  menos  que  López,  ni  el  que  lo  mandaba,  entró  en 
la  ciudad  de  Santa  Fe  a  la  cabeza  de  unos  700  hombres,  prac- 
ticó un  paseo  militar  al  rededor  de  la  plaza  como  en  triunfo, 
y  luego  mandó  acampar  en  ios  Seihos,  donde  permanecieron 
unos  cuantos  díasi,  carneando  cuantos  novillois,  vacas  lecheras 
y  bueyes  gordos  había  en  las  chaerais  y  estancias  inmediatas. 

Antes  de  retirarse  a  Entre  Ríos,  Echagüe  hizo  pasar  al 
Paraná  la  artilería,  armamentos,  municiones,  vestuarios  y  has- 
ta géneros  em  pieza,  que  el  finado  gobernador  Estanislao  Ló- 
pez tenía  depositado  en  la  Aduana,  donde  había  establecido 
su  parque. 

La  musa  de  la  poie^ía  no  quedó  ociosa  con  respecto  a  los 
acontecimientos  políticos  de  Santa  Fe,  pues  aparecieron  va- 
rias y,  entre  ellaisi,  las  siguientes: 


HISTOBIA   DE  LOS   GOBEBNADOEES   DE  LAS   PROVINCIAS  ARGENTINAS    305 


jJESPEÍ>ii)A   DEL   BATALLÓN   CfviCO  DE   ENTRE  RÍOS  AL  BELLO   SEXO 

DE    SANTA    FE  '' 

Adiós.  .  .   quG  nos  separamos.  .  . 
Adiós. . .   pnes,  que  ya  nos  vamos, 
Adióa...  ninfas  cariñosas; 
Adiós...   jóvenes  virtuosas, 
Adiós . . .   qne  el  destino  atroz 
Nos  separa  muy  veloz, 
De  tan  pre'ciosas  deidades; 
Adiós...  hermosas  beldades. . . 
Adiós .  .  .   queridas ! .  . .    Adiós ! .  . . 

1838.  —  Coronel  Juan  Pablo  López,  (hermano  del  finado 
don  Estanislao),  colocado  en  el  frobiierno  el  14  de  octubre,  por 
una  revolución  que  el  Dictador  KosaSi  preparó  al  ex  goberna- 
dor Domingo  Cúllen, 

A  la  nulidad  de  este  personaje  (López),  se  agrega,  no 
pólo  los  males  que  ocasionó  al  país,  cuamdo  lestaba  en  su  m.ano 
el  evitarloR,  cooperando  a  la  desaparición  de  la  tiranía,  sino 
que  también  su  infausta  administración  debe  ser  recordada 
con  más  o  menas  horror,  ñor  los  Creíanos,  los  Comas,  los  Sa- 
ñudo, los  Iturraspe,  los  Freiré,  los  Galisteo,  los  Rodríguez  del 
Fresmo,  loisi  Oroño,  los  Correa,  los  Bayo,  los  Centeno,  etc.,  etc., 
engrillados  y  encarcelados  unos,  sacrificados  otros  y  proscri- 
tois  los  demás. 

Al  despedirse  López  de  Buenos  Aires,  en  24  de  setiem- 
bre, lo  hizo  por  medio  de  un  aviso  que  fué  inserto  en  la  sec- 
ción correisnondiente,  sin  merecer  una  palabra  de  parte  de 
Rosa;?,  a  quien  también  sirviera. 

El  coronel  Mariano  Vera  (ex  gobernador  de  Santa  Fe) 
que  se  hallaba  en  Corrientes,  fué  invitado  por  el  general  La- 
valle  para  operar  una  invasión  a  Santa  Fe  por  el  Chaco,  dotn- 
de  aquél  reunió  algunas  partidas  de  indiois  que  llevó  coutsigo. 
Estos  se  sublevaron,  luego  que  vieron  las  tropas  de  López 
ePíTca  del  Arroyo  de  Ca^^astá,  el  26  de  marzo  de  1840,  lo  que 
dio  a  López  un  triunfo  seguro  con  la  completa  derrota  de  Vera 
y  muerte  de  éste  y  de  isu  escribiente  o  secretario  don  José 
Pino  y  de  los  tenienteis  coroneles  Euisebio  Góngora  y  Francisco 
Aguilar,  el  mayor  Mariano  Bermúdez,  los  capitanes  Mariano 
Bizarro,  N.  Alvarado  y  Cayetano  Basaldúa  (fusilado  en  el  ac- 
to). El  coronel  Francisco  Reinafé,  cordobés,  hermano  de  los 


3o6  ANTONIO   ZINNT 

que  fueron  fusilados  en  la  plaza  de  la  VJetocria  el  25  dle  octu- 
bre de  1837,  como  complicados  en  el  asesinato  del"  general 
Quiroga,  se  ahogó  en  el  arroj^o. 

Por  elsta  importante  jornada  en  favor  d©  la  federación  de 
Rosas,  decretó  éste,  para  el  ya  general  J.  P.  López  el  uso  de 
una  medalla  de  oro  pendiente  al  cuelloi,  en  'eí  pecho,  de  una 
cinta  punzó,  con  las  armas  de  la  Confederación,  orladas  y  la 
inscripción  siguiente:  '/La  Provincia  de  Buenos  Aires  al  pa- 
triotismo y  al  valor"  —  En  el  reverso,  entré-  trofeos  bélicos: 
—  ''¡Viva  la  Federación!  —  El  gobierno  de  BuenOiS  Aires 
reconocido  a  la  virtud  marcial".  Los  jefes  y  oficialeisi  otra  de 
honor,  de  plata,  y  los  individuóte  de  tropa,  de  metal,  con  igua- 
ks  inseripcionesi  en  la  misma  forma,  pendiente  de  una  cinta 
punzó  al  lado  izquierdo  del  pecho :  costeadas  por  el  tesoro  de 
la  provincia  de  Buenos!  Aires. 

1840.  —  Coronel  Joaé  Bntnón  Méndez,  delegado,  en  se- 
tiembre, duramte  la  ansiencia  del  propietario  López,  como  ge- 
neral en  jefe  del  ejército  aliado  de  operaciones  contra  el  ge- 
neral Lavalle,  quien,  después  de  haber  derrotado  a  Echafirüe 
en  Entre  Ríols',  invadió  la  provincia  de  Buenos  Aires  por  San 
Pedro,  torneado  por  López  a  la  fuerza,  desde  donde  éste  se 
puso  en  comunicación  con  Rosas. 

Hje  aquí  uno  de  los  momentos  ein  que  Lónez  pudo  pres- 
tar un  verdadero  servicio  a  la  libertad  de  la  República  y  no 
sólo  dejó  de  hacerilo,  sino  que  contribuyó  más  bien  al  afianza- 
miento de  la  tiranía  con  más  sangriento  encarnizamiento. 

La  intriga  y  la  mala  fe  estaban  a  la  sazón  en  su  apog'eo, 
y  fueron  puestalsi  en  juego  por  Rosas  y  López,  haciendo  una 
víctima  inocente  en  la  per^sona  del  joven  santafesino  Viana, 
conductor  de  una  correspondencia,  'en  que  se  fingía  un  plan 
de  ataque  a  Lavalle,  de  acuerdo  con  López. 

Ocupada  la  ciudad  de  Santa  Fe,  de  orden  del  general 
Lavalle,  por  don  Pedro  Rodríguez  del  Fresno,  fueron  presos 
por  éste  el  gobernador  delegado  Méndez,  el  jefe  de  los  cívicos 
coronel  Eugenio  Garzón  y  los  oficiales  orientales  que  síe  ha- 
llaban fortificados  en  la  ciudad  y  que  se  habían  rendido. 

\  Estoisi  eran  en  niimero  de  9,  el  general  Garzón,  el  coronel 
Antonio  Acuña,  lel  teniente  coronel  (después  general)  Andrés 
Gómez,  el  capitán  Juan  Acuña,  hijo  del  segundo,  y  otros. 

Atacada  la  ciudad  por  el  ejército  libertador,  siendo  jefe 
de  la  plaza  el  general  Garzón,  y  reducido  a  la  Aduana,  único 
punto  de  defensa  que  lie  quedaba,  se  presentó  un  parlamento 
de  Rodríguez  del  Fresno  intimándole  rendición,  que  no  fué 
contestado.  Con  este  motivo,  en  reunión  de  jefes  y  oficiaJlles, 


HISTOEIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  307 

se  resolvió  enviar  una  comisión  compuesta  del  coronel  Acuña, 
STi  hijo  el  capitán  y  el  teniente  coronel  Gómez,  quienes  pasa- 
ron, a  tratar  con  el  jefe  de  los  contrarios,  que  ya  se  hallaba 
en  polsesión  de  la  plaza.  Este,  que  a  la  sazón  se  hallaba  muy 
alterado  por  habérselte  desbandado  su  1;roj)a  en  el  saqueo  de 
la  ciudad,  donde  no  se  oía  más  que  el  ruido  de  las  puertas  y 
ventanas,  que,  por  todas  partes,  derribaban  jgus  soldados,  oyó 
a  Acuña  y  le  dio,  por  única  contestación  que,  en  el  perentorio 
término  de  un  cuarto  de  hora,  depusiesen  las  armáis  y  se  en- 
tregasen a  discreción.  Acuña  paáó  a  dar  cuenta  de  esto  a 
Garzón  y  volvió  por  segnuda  vez  a  la  plaza  con  algunas  obser- 
vaciones. Habló  otra  vez  con  Rodríguez  del  Fresno,  quien  le 
dijo :  * '  Coronel  Acuña,  en  prueba  de  mi  amistad  para  con  el 
general  Garzón,  le  concedo  a  él  3^  a  isus  oficiales  el  que  salgan 
con  los  honores  de  la  guerra". 

Al  ponerse  el  sol,  salieron  todos  de  la  Aduana  con  sus 
armas  y  como  a  las  ocho  de  la  noche  se  les  presentó  en  su  alo- 
jamiento el  general  Tomás  Triarte  a  notificar  a  Garzón  y  de- 
más corapañeros  que  eran  prisioneros  a  discreción,  pues  que 
el  jefe  (Rodríguez  del  Fresno),  que  había  entrado  en  la  pla- 
za, no  tenía  facultades  para  hacerles  ninguna  concesión.  Gar- 
zón contestó  a  esto,  diciendo:  "El  coronel  Acuña,  jefe  del  Es- 
tado mayor  de  la  plaza,  arregló  una  capitulación  con  el  que 
la  ocupó,  y  si  éste  se  excedió  en  sus  facultades,  concediéndo- 
les lo  que  no  podía  cumplir,  suya  era  la  responsabilidad,  pues 
yo  ni  mis  oficiales  podemos  ser  la  víctima  de  la  indisciplina 
de   usted. ' ' 

Es  indudable  que,  en  la  mañana  de  ese  día  (29  de  sep- 
tiembre) los  jefes  reunidos  se  dirigieron  al  general  Lavalle  so- 
licitando se  mandase  ejecutar  a  los  jefes  prisioneros,  el  cual 
contestó :  ' '  ¿  Por  qué  no  los  han  muerto  ustedes  cuando  los 
tomaron  en  Santa  Fe  ? "  ¡  ¡  ¡  Aun  tengo  sobre  mi  corazón  la 
muerte  de  Dorregoü" 

Garzón  y  sus  compañeros  continuaron  algunas  semanas  en 
su  prisión  completamente  incomunicados. 

El  día  después  de  la  toma  de  la  ciudad,  los  jefes  del  pri- 
mer ejército  libertador,  reunidos  en  el  vivac  del  coronel  V^e- 
ga,  acordaron  nombrar  una  comisión  con  objeto  de  pedir  al 
general  en  jefe  que  los  prisioneros  general  Garzón,  goberna- 
dor Méndez  y  demás  jefes  y  oficiales  fuesen  conducidos  al  cam- 
po del  ejército,  e  inmediatamente  fusilados. 

En  efecto,  la  comisión,  presidida  por  el  coronel  Vega,  se 
presentó  al  general  Lavalle  ante  quien  reclamó  la  ejecución  de 


3o8  AIíTONIO   ZIXXY 

los  prisioneros.  El  general  en  jefe  oyó  con  inquietud  tal  so- 
licitud, y  cediendo  a  la  fuerza  irresistible  de  la  necesidad, 
pronunció  el  fallo  fatal :  —  "Sí,  señores,  los  prisioneros  serán 
fusilados ' '. 

Inmediatamente  se  libró  orden  para  que  la  Legión  Ava- 
les condujese  al  cuartel  general  al  gobernador  Méndez,  a  Gar- 
zón y  demás  jefes  y  oficiales.  En  seguida,  el  general  Lavalle, 
que  se  hallaba  en  su  pequeña  tienda  de  campaña,  liizo  llamar 
al  coronel  Juan  Elias,  a  quien  dijo:  "Amigo  mío,  luego  que 
lleguen  los  prisioneros,  hágalos  usted  colocar  cerca  de  aquí 
y  que  se  les  mantenga  con  seguridad.  Estoy  un  poco  enfer- 
mo :  dé  usted  orden  de  que  no  entre  nadie  a  molestarme,  pues 
quiero  descansar". 

Vna  hora  después  llegó  la  Legión  Avaios  con  los  prisio- 
neros, a  quienes  el  coronel  Elias  hizo  situar  a  corta  distancia 
del  cuartel  general,  en  medio  de  un  círculo  de  centinelas. 

Llamado  de  nuevo  el  coronel  Elias,  por  el  general  en  je- 
fe, que  se  hallaba  sentado  en  su  cama,  y  después  de  algunos 
instantes  de  mucho  silencio,  lo  rompió  éste  diciendo :  ' '  Que- 
rido amigo,  por  una  ligereza,  tal  vez  vituperable,  prometí  ha- 
cer fusilar  a  los  prisioneros.  He  reflexionado  con  juicio  sobre 
este  negocio,  y,  por  más  que  conozco  la  justicia  con  que  se 
me  ha  exigido  este  sacrificio,  no  puedo  resolverme  a  él.  Yo 
no  he  nacido  para  ser  un  tirano,  y  no  me  avergüenzo  de  decir 
a  usted  que,  si,  cediendo  a  las  exigencias  de  la  actualidad  y  aún 
de  la  necesidad,  inmolase  a  esos  desgraciados,  mañana  llora- 
ría como  una  vieja.  Algo  más  ¿por  qué  hemos  de  mancharnos 
con  los  mismos  crímenes  del  tirano  ? .  .  .  No,  amigo  mío.  Nos- 
otros debemos  ser  terribles,  formidables  sobre  el  campo  de  ba- 
talla y  allí  es  donde  debemos  mostrar  a  nuestros  enemigos 
nuestra  superioridad  y  ascendiente :  pero  después  del  calor 
del  combate  debemos  ser  sensibles,  humanos  y  generosos.  El 
general  Garzón  y  sus  compañeros  de  infortunio,  son  hijos  del 
pueblo  oriental,  pertenecen  a  las  familias  más  distinguidas 
del  suelo  que  sirve  de  asilo  a  nuestras  familias  y  amigos.  Si 
los  sacrificásemos,  cargarían  ellos  con  el  anatema  de  toda  una 
nación  y  serían  el  blanco  de  su  odio.  El  mismo  presidente  Ri- 
vera, enemigo  de  estos  desgraciados,  desde  el  momento  que 
supiera  que  habían  sido  inmolados  obedeciendo  a  las  duras 
leyes  de  la  represalia,  nos  calumniaría  y  diría  que  eran  vícti- 
mas inocentes  de  un  odio  oculto  hacia  su  país.  Vaya  usted 
amigo  mío,  diga  al  general  Garzón  que  ni  él,  ni  sus  compañe- 
ros tienen  nada  que  temer  por  su  suerte,  pues  se  hallan  coló- 


HISTORIA  DE   LOS    GOBEENADOBES   DE   LAS   PROVINCIAS   ARGENTINAS   309 

cados  bajo  la  salvaguardia  del  ejército  libertador;  que  serán 
conducidos  a  Santa  Fe,  mientras  se  prepara  el  buque  que  de- 
be llevarlos  a  Corrientes,  y  que  cuenten  con  que  haré  cuanto 
esté  en  mis  manos  para  hacerles  olvidar  que  se  hallan  pri- 
sioneros. ' ' 

Con  tan  placentera  nueva,  el  coronel  Elias  corrió  al  sitio 
donde  se  hallaban  los  prisioneros  esperando  tranquilos  la  suer- 
te que  les  estaba  reservada.  Los  abrazó  (eran  sus  antiguos 
amigos)  diciéndoles:  "Señores,  me  cabe  la  satisfacción  de  ser 
el  portador  de  una  nueva  demasiado  grata,  pues  vengo  a  anun- 
ciarles que  nada  debe  inquietarlos  por  su  suerte.  El  general 
en  jefe  me  envía  a  decir  a  ustedes  que  serán  conducidos  a 
Santa  Fe  mientras  se  prepara  el  buque  que  debe  llevarlos  a 
Corrientes,  y  que  cuenten  con  que  él  hará  cuanto  esté  en  su 
mano  para  hacerles  olvidar  que  se  hallan  prisioneros.  No  quie- 
ro ocultar  a  ustedes  que  fueron  conducidos  aquí  para  ser  fu- 
silados, porque  así  lo  reclamaba  el  ejército.  Las  crueldades 
del  tirano  exigían  la  represalia,  pero  el  general  Lavalle  so- 
breponiéndose a  toda  consideración,  ha  obedecido  la  voz  de 
la  humanidad  y  no  ha  querido  imitar  a  su  enemigo.  A  él  solo 
son  ustedes  deudores  de  la  vida." 

Inmediatamente  el  coronel  Méndez,  con  su  Legión,  fué  en- 
cargado de  llevarlos  a  Santa  Fe,  con  la  orden  expresa  de  tra- 
tarlos con  la  consideración  y  respeto  que  su  desgracia  exigía. 
El  general  en  jefe  escribió  con  el  mismo  objeto  al  comandante 
general  Rodríguez  del  Fresno,  pudiéndose  asegurar  que  ja- 
más prisioneros  fueron  tratados  con  más  generosidad  (1). 

1840.  —  Don  Pedro  Rodríguez  del  Fresno,  (santafesino), 
gobernador  accidental  y  comandante  general  de  la  ciudad  des- 
de el  29  de  septiembre  hasta  el  16  de  noviembre,  que  duró  la 
ocupación  de  la  ciudad  de  Santa  Fe  por  el  ejército  del  gene- 
ral Lavalle,  bajo  cuya  protección  gobernó  aquél. 

Sobre  el  ataque  y  toma  de  la  ciudad,  preferimos  transcri- 
bir la  relación  que  el  mismo  coronel  Rodríguez  del  Fresno  hi- 
ciera, y  es  como  sigue: 

"El  ejército  libertador  al  mando  de  don  Juan  Lavalle 
pasó  el  río  Salado  en  persecución  de  las  fuerzas  enemigas,  y 
tuvo  una  pequeña  escaramuza,  el  26  de  septiembre  de  1840,  en 
el  campo  de  la  chacra  de  García.   Dispersos  los  enemigos,  con- 


(1)  Extracto  del  "Episodio  de  la  guerra  ci\il",  por  el  coronel  don 
Juan  Elias,  publicado  en  La  Revista  del  Paraná,  dirigida  por  el  doctor 
don  Vicente   G.   Quesada.  ,  .  j 


3IO 


ANTONIO   ZINNX 


tinuó  el  ejército  liasta  la  chacra  de  Andino,  donde  acampa- 
mos, hasta  el  día  siguiente,  que,  impuesto  el  general  Lavalle 
por  algunos  vecinos  que  la  capital  de  Santa  Fe  estaba  forti- 
ficada y  trataban  de  defenderse,  me  llamó  y  me  despachó  con 
la  Legión  Méndez  para  que  insinuase  el  ataque,  arrollando 
unas  guerrillas  que  estaban  tendidas  a  una  legua  de  la  capi- 
tal, al  mando  del  coronel  Palao.  Siendo  la  hora  avanzada  y 
no  pudiendo  continuar  por  serme  desconocidas  las  fortifica- 
ciones que  había  en  la  capital,  me  retiré  a  hacer  noche  sobre 
la  costa  de  la  Laguna. 

"Al  día  siguiente,  emprendí  nuevamente  la  marcha  so- 
bre la  capital  y  encontré  en  las  orillas  de  la  ciudad  un  pique- 
te de  infantería  de  línea,  una  pieza  de  artillería,  y  alguna  ca- 
ballería, que  no  me  resolví  a  atacar  por  la  desventaja  del  ar- 
ma. Mandé  entonces  al  teniente  Zarco  a  decir  al  general,  que 
estaba  a  dos  leguas  de  distancia,  que  me  mandase  una  o  dos 
compañías  de  infantería  y  dos  piezas  de  artillería.  Me  contes- 
tó que  mandaba  el  batallón  décimo,  cuatro  piezas  de  artille- 
ría, al  mando  del  comandante  Manterola  y  algunos  tiradores 
de  caballería,  toda  esta  fuerza  a  las  órdenes  del  general  Triar- 
te. Esta  tropa  se  presentó  allí  sin  aparecer  el  general  que  in- 
dicaba, y  por  los  otros  jefes  supe  que  quedaba  a  retaguardia 
con  una  pequeña  partida. 

''Acordamos,  entre  el  coronel  don  Pedro  José  Díaz,  el 
comandante  Manterola  y  yo,  dar  principio  al  ataque,  dispo- 
niendo que  algunos  cuerpos  atacasen  por  distintos  puntos  las 
fortificaciones  que  estaban  fuera  de  la  plaza.  Logramos  con 
éxito  hacer  desalojar  los  puntos  más  avanzados,  hasta  que,  lle- 
gada la  noche  fué  preciso  retirarnos,  suspendiendo  el  ataque 
para  renovarlo  al  sigviiente  día. 

"Reunida  toda  la  fuerza  en  la  quinta  del  señor  don  José 
E chagüe,  a  diez  cuadras  de  la  plaza,  acampamos  y  allí  encon- 
tramos al  general  Iriarte,  Se  convino  que  el  batallón  al  man- 
do del  coronel  Díaz  marchase  por  la  costa  del  río,  dándole  al 
efecto  un  práctico  que  le  condujese;  la  caballería  debía  ata- 
car por  las  calles  que  seguían  al  norte  y  conducen  a  la  plaza. 
Yo  tomé  todos  los  tiradores  santafesinos,  una  compañía  de 
infantería  y  una  pieza  de  artillería  a  las  inmediatas  órdenes 
del  comandante  Manterola,  dando  vuelta  por  el  poniente  para 
tomar  el  sur  de  la  plaza.  Me  acerqué  en  esta  marcha  a  la  for- 
taleza llamada  la  Aduana,  hice  tirar  dos  tiros  de  cañón  a  bala 
rasa  a  una  gente  que  se  presentó  sobre  una  azotea  de  la  for- 
taleza; continué  hasta  tomar  la  calle  que  conduce  a  la  plaza 
por  el  sur,  y  a  la  distancia  de  cuatro  cuadras  de  una  trinchera 


HISTORIA   DE   LOS    GOBEBNABOEES   DE   LAS   PROrtNClAS   ABGETÍTINAS   3II 

que  tenían  sobre  la  plaza,  rompió  el  fuego  nuestra  pieza  so- 
bre ella.  Tomé  entonces  algunos  tiradores  y  una  mitad  de  in- 
fantería con  el  objeto  de  posesionarme  de  la  torre  de  San  Fran- 
cisco, para  dominar  el  fuego  que  desde  el  Cabildo  podría  ha- 
cer el  enemigo.  En  San  Francisco  se  rindió  la  pequeña  tropa 
enemiga  que  estaba  allí  situada,  y  quedé  dueño  del  convento, 
poniendo  algunos  tiradores  en  la  torre  para  que  hiciesen  fue- 
go sobre  el  Cabildo. 

"Dueño  de  este  punto,  pasé  por  un  costado  de  la  plaza 
como  a  una  cuadra  de  ésta,  a  verme  con  el  coronel  Díaz,  con 
el  objeto  de  indicarle  que  era  preciso  tomar  el  convento  de 
la  Merced,  situado  en  la  misma  plaza  principal.  Esto  se  ejecutó 
echando  abajo  una  puerta  y  rompiendo  una  pared  del  lado 
de  atrás  del  convento,  para  entrar  sin  ser  atacado  por  los  ene- 
migos que  nos  hicieron  algunos  tiros  y  prendiímos  dos  hombres ; 
una  vez  dentro,  colocamos  el  batallón  en  la  misma  iglesia,  cu- 
ya puerta  principal  da  a  la  plaza.  Allí  permaneció  hasta  que 
llegó  la  hora  del  ataque  general,  que  debía  tener  lugar  media 
hora  después,  tiempo  indispensable  para  prevenir  a  los  jefes 
de  la  señal  de  ataque  para  marchar  todos  sobre  la  plaza  prin- 
cipal. Previne  que  los  repiques  en  el  templo  de  San  Francisco 
sería  la  señal  del  ataque  general.  Un  cuarto  de  hora  antes, 
estando  yo  en  San  Francisco,  fui  prevenido  por  un  oficial  del 
batallón  de  Díaz,  que  había  puesto  una  pieza  de  cañón  apun- 
tando sobre  la  misma  puerta  de  la  iglesia  de  la  Merced  y  a 
muy  corta  distancia  de  ésta.  Entonces  volví  a  verme  con  el 
coronel  Díaz  y  le  indiqué  que  pusiera  sobre  el  coro,  en  las 
ventanas  que  miraban  a  la  plaza,  seis  tiradores,  para  que  an- 
tes de  abrir  la  puerta,  una  vez  hecha  la  señal,  hiciese  fuego 
sobre  los  artilleros,  sobre  los  cuales  la  puntería  debía  ser  cer- 
tera por  la  posición  que  éstos  ocupaban,  y  la  que  no  les  per- 
mitía defender  sin  utilizar  la  pieza. 

"Salí  de  aquí  y  fui  a  San  Francisco  para  dar  la  señal 
del  ataque,  y  dada,  fué  atacada  la  plaza,  en  la  que  los  enemi- 
gos hicieron  muy  poca  resistencia,  rindiéndose  a  discreción. 
Las  fuerzas  de  la  plaza  estaban  a  las  inmediatas  órdenes  del 
general  Garzón,  quien  se  retiró  en  el  acto,  con  mucha  calma, 
a  la  fortaleza  o  Aduana,  distante  tres  cuadras  de  la  plaza,  don- 
de se  encontraba  el  coronel  Méndez,  gobernador  interino. 

"Allí  aseguraron  las  puertas  con  el  objeto  de  retirarse. 
Acordé  con  el  coronel  Díaz,  en  el  acto  que  supe  esto,  que 
marchase  con  su  batallón  y  dos  piezas  de  artillería  e  intimase 
rendición.  Situada  esta  fuerza  a  una  cuadra  de  la  plaza,  man- 
dó el  coronel  Díaz  al  teniente  don  Rufino  Acárela,  como  parla- 


3l2  ANTONIO   ZINNY 

mentario,  a  intimar  rendición,  la  que  se  efectuó,  garantién- 
doles la  vida. 

"La  noche  del  día  de  la  toma  de  la  ciudad  se  presentó 
en  la  capital,  de  que  éramos  ya  dueños,  el  general  Iriarte,  a 
quien  vi  recién  después  de  la  conferencia,  en  la  quinta  de 
Echagüe. 

"Pasaron  los  prisioneros  —  general  Garzón,  coronel  Mén- 
dez, Acuña  y  algunos  otros,  cuyos  nombres  no  recuerdo,  a 
una  casa  particular  que  les  concedió  el  coronel  Díaz,  por  sú- 
plica de  Garzón.  Habiéndome  dicho  esto  y  estando  el  gene- 
ral Iriarte,  le  manifesté  que  convenía  que  esos  prisioneros 
pasasen  al  Cabildo  con  su  competente  custodia  para  su  se- 
guridad, y  se  resolvió  mandar  al  comandante  Manterola  para 
que  lo  ejecutase.  Garzón  suplicó  que  deseaba  permanecer  esa 
noche  en  la  casa  en  que  estaba,  que  más  bien  se  le  doblase  la 
guardia.  No  se  aceptó  y  pasé  yo  y  el  general  Iriarte  a  la 
casa  donde  estaba  Garzón,  y  allí  le  expresamos  que  debía  pa- 
sar al  Cabildo,  tranquilizándole  y  dándole  seguridad  por  su 
vida.  ' 

"Me  retiré  a  mi  casa  después  de  asegurar  los  prisione- 
ros, donde  me  encontré  con  el  ayudante  del  general  Lavalle, 
don  Pedro  Lacasa,  quien  me  entregó  una  carta  del  mismo 
general,  en  la  que  me  decía  que  hiciese  lo  posible  por  pasar 
al  día  siguiente  a  su  campo,  que  tenía  mucho  que  hablar  con- 
migo. Efectivamente,  al  día  siguiente  me  puse  en  marcha  y 
lo  encontré  en  la  loma  de  la  chacra  de  Andino,  sentado  sobre 
su  montura.  Lo  saludé,  y  la  primera  pregunta  que  hizo  fué, 
si  quedaban  los  prisioneros  asegurados. 

— "Le  contesté  que  sí. 

— "¿Están  todavía  con  mucho  cogote?  —  me  dijo. 

— "No  les  falta,  le  contesté. 

"Hablaremos  después,  me  dijo  el  general,  por  ahora  se 
irá  usted  a  la  capital,  ordenará  al  mayor  de  plaza  o  al  jeí'e 
encargado  de  la  custodia  de  los  prisioneros,  que  los  entregue 
al  comandante  Avalos,  quien  llevará  mis  instrucciones  sobre 
la  manera  de  traerlos.  Aquí  les  bajaré  el  cogote". 

"Llegó,  efectivamente,  el  comandante  Avalos  con  su  es 
cuadren,  a  quién  el  mayor  de  plaza  entregó  los  prisioneros. 
Me  aseguran  que  fueron  atados,  pero  yo  no  lo  he  presenciado 
por  no  estar  en  esos  momentos  en  la  plaza. 

"Sabedora  mi  hermana  doña  Joaquina  Rodríguez  de 
Cúllen,  que  conducían  los  prisioneros  al  ejército  y  temerosa 
de  que  fuesen  ejecutados,  se  dirigió  al  general  Lavalle,  escri- 
biéndole que   pedía  por  la  vida  del  general  Garzón,  a  quien 


HISTOBIA  DE  LOS  60BEBN ADORES  DE  LAS  PEOVINCIAS  ARGENTINAS  313 

debía  grandes  servicios  durante  la  larga  persecución  de  Ro- 
sas contra  su  marido  don  Domingo  Cullen,  a  quien  fusiló, 
embargándole  todos  sus  bienes.  El  general  Lavalle,  en  aten- 
ción a  los  hechos  que  refería  la  suplicante,  accedió  a  su  peti- 
ción, pero  una  vez  concedida  la  vida  a  Garzón,  los  otros  fue- 
ron favorecidos  con  la  misma  gracia. 

"Entonces  devolvió  los  prisioneros  con  una  partida  a  las 
órdenes  de  uno  de  sus  ayudantes,  quien  me  entregó  una  car- 
ta del  mismo  general,  en  la  que  me  decía,  que  era  yo  quien 
debía  juzgarlos  como  santafesino  y  jefe  de  la  ciudad,  puesto 
que  conocía  los  males  que  habían  hecho  con  su  resistencia. 
Inmediatamente  los  hice  pasar  al  mismo  calabozo  en  que  ha 
bían  estado,  donde  permanecieron  perfectamente  bien  atendi- 
dos, hasta  la  evacuación  de  la  capital  por  nuestras  fuerza», 
llevándolos  entonces  en  mi  división.  Los  llevé  para  entregar- 
los al  general  en  jefe. 

"Efectivamente,  así  lo  hice,  presentando  yo  mismo  el 
prisionero  general  Garzón  al  general  en  jefe,  quien  estaba 
dentro  de  su  tienda  sentado  sobre  su  montura  con  un  asado 
ensartado  en  un  palo  delante  de  él,  del  que  comía. 

" — General,  le  dije,  aquí  tiene  V.  E.  al  general  Garzón. 

"El  general  lo  hizo  pasar  adelante,  y  le  dijo: 

" — Aceptará  usted,  general,  esta  pobre  mesa?  haciéndo- 
le un  ademán  amistoso. 

— "Con  mucho  gusto,  general,  contestó  Garzón.  Hemos 
venido  escasos  de  comida  en  la  marcha. 

"Entonces  me  despedí,  y  fui  a  hacer  acampar  mi  divi- 
sión en  el  lugar  que  el  general  en  jefe  me  había  señalado. 

"Tal  es  el  conocimiento  personal  de  los  sucesos  de  que 
he  sido  testigo,  respecto  al  ataque  y  toma  de  Santa  Fe,  en 
1840  y  los  incidentes  con  los  prisioneros.  —  Paraná  1861." 

Pedro  Rodríguez  del  Fresno. 

1840.  —  General  Juan  La>valle,  dictador  militar  por  la 
fuerza  de  las  armas,  de  septiembre  a  noviembre  16,  en  que, 
viendo  que  no  era  posible  sostenerse  en  presencia  del  ejérci- 
to del  general  Oribe,  cuyas  partidas  recorrían  las  costas  del 
Salado,  sacó  de  la  ciudad  de  Santa  Fe  toda  la  gente  que  pu- 
do, de  grado  o  por  fuerza,  emprendiendo  en  seguida  su  mar- 
cha hacia  Córdoba  por  el  Paso  de  Aguirre  —  siguiendo  el 
mismo  camino  que  había  llevado  E.  López  en  su  retirada  del 
Fraile  Muerto  a  Santa  Fe  —  habiendo  antes  puesto  en  li- 
bertad y  restablecido  en  el  gobierno  al  coronel  Méndez  el 
16  de  noviembre. 


314  ANTONIO   ZINNT 

1840.  —  Coronel  José  Ramón  Méndez,  delegado  de  Ló- 
pez, restablecido  por  el  general  Lavalle  al  abandonar  la  ciu- 
dad de  Santa  Fe  y  emprender  su  marcha  para  Córdoba,  en 
16  de  no\iembre. 

El  día  después  de  la  toma  de  Sanfa  Fe,  los  jefes  del  pri- 
mer ejército  libertador  acordaron  nombrar  una  comisión  en- 
cargada de  pedir  al  general  Lavalle  que  el  gobernador  Mén- 
dez, el  general  Garzón  y  todos  los  jefes  y  oficiales  tomados 
prisioneros  fuesen  conducidos  al  campo  del  ejército  e  inme- 
diatamente fusilados;  fundando  esta  solicitud  en  el  derecho 
de  represalias. 

Se  libró  orden,  como  ya  se  ha  dicho,  para  que  la  Legión 
Avalos  condujese  al  cuartel  a  dichos  prisioneros. 

Sin  embargo,  lejos  de  llevarse  a  cabo  lo  que  los  jefes 
pedían,  el  gobernador  Méndez  y  demás  prisioneros  fueron, 
por  orden  del  mismo  general  Lavalle,  llevados  a  Santa  Fe 
y  tratados  con  la  consideración  y  respeto  que  su  desgracia 
exigía. 

1840.  —  General  J.  P.  López,  propietario. 

Después  de  la  batalla  de  Quebracho  Herrado  o  Quebra- 
chito,  en  la  provincia  de  Córdoba,  perdida  por  el  ejército  del 
general  Lavalle,  el  28  de  noviembre,  Oribe  unido  a  López,  si- 
guió al  jefe  del  ejército  libertador,  hasta  que  éste  entró  en 
la  ciudad  de  Córdoba,  de  donde  fué  obligado  a  salir  a  la  fuer- 
za,  dejándole  tomar  el  camino  para  La  Rio  ja. 

En  las  inmediaciones  de  la  jurisdicción  de  Córdoba,  Ló- 
pez se  separó  de  Oribe,  regresando  a  Santa  Fe  sin  toda  la 
gente  que  había  llevado,  porque  el  coronel  Jacinto  Andrada 
no  quiso  seguirlo  y  quedándole  solamente  algunos  oficiales 
y  tropa. 

López,  disgustado  con  Rosas,  convino  en  celebrar  un  tra- 
tado con  el  general  J.  M.  Paz,  gobernador  de  Entre  Ríos,  (en 
febrero  de  1842),  y  con  el  general  Ferré,  gobernador  de  Co- 
rrientes, que  a  la  sazón  se  hallaba  en  el  Paraná,  para  arre- 
glar y  continuar  la  guerra  contra  Rosas,  comisionando  al  efec- 
to a  don  Urbano  de  Iriondo,  cerca  de  los  citados  gobernado- 
res, el  26  (febrero  de  1842). 

Nada  pudo  conseguir  Iriondo,  porque  Ferré  y  Paz  es- 
taban en  desinteligencia,  de  que  resultó  que  éste  se  embarca- 
se en  un  lanchón  (abril  de  1842),  yéndose  a  Corrientes,  de 
donde  pasó  a  las  Misiones  brasileras,  y  aquél  se  retirara  con 
su  ejército  a  su  provincia. 

Luego  comisionó  López  a  don  Domingo  Crespo  cerca  del 


HISTORIA   DE  LOS   QOBEBNADOBES   DE   LAS   PBOVlNCIAS  ABGENTINAS   315 

general  Fructuoso  Eivera,  para  hacer  algún  arreglo,  en  el 
sentido  de  llevar  la  guerra  a  Buenos  Aires  contra  Rosas,  lo 
que  tampoco  tuvo  efecto,  a  causa  de  que  ya  pisaban  la  pro- 
vincia de  Santa  Fe,  marchando  sobre  la  capital,  Oribe,  con 
su  ejército,  por  el  camino  de  Córdoba,  y  Echagüe,  con  una 
fuerte  división,  por  el  de  Buenos  Aires. 

Fué  entonces  cuando  López  se  pronunció  abiertamente 
(abril  de  1842)  contra  Rosas,  a  quien,  después  de  tanto  sal- 
vajear  a  sus  ex  enemigos  políticos,  calificó  a  su  antiguo  amigo 
de  traidor  impío,  hárharo,  feroz,  y  de  amhicioso  y  de  salvaje 
unitario,  y  no  considerándose  con  fuerzas  suficientes  para  dar 
una  batalla,  se  dispuso  a  seguir  la  guerra  de  recursos,  hacien- 
do de  su  ejército  dos  divisiones,  una  a  su  inmediato  mando,  y 
la  otra  al  del  coronel  Santiago  Oroño. 

Este  fué  derrotado  en  el  Paso  de  Aguirre  por  una  fuer- 
za de  Oribe  al  mando  del  coronel  Jacinto  Andrada,  disparan- 
do con  su  gente  dispersa,  hasta  el  Paso  del  Rubio,  en;  Co- 
rrientes. 

En  vista  de  eso,  López  fugó  para  el  mismo  punto  el  17 
de  abril  de  1842. 

Andrada,  triunfante,  degolló  a  cuantos  encontró,  disper- 
sos u  ocultos  por  los  montes,  y  Oribe  entró,  el  18,  en  la  ciu- 
dad de  Santa  Fe. 

1842.  —  Brigadier  Manuel  Oribe,  dictador  militar,  por  la 
fuerza  de  las  armas,  el  18  de  abril,  en  cuyo  día  nombró  go- 
bernador provisorio  al  general  Echagüe,  pasando  en  seguida 
a  Entre  Ríos,  con  el  objeto  de  emprender  una  nueva  campa- 
ña contra  el  general  Fructuoso  Rivera. 

1842.  -^-  General  Dr.  Pascual  Echagüe,  nombrado  provi- 
sorio por  el  general  Oribe,  el  18  de  abril,  y  electo  en  propie- 
dad el  10  de  julio  de  1842,  hasta  el  7  de  julio  de  1845,  que 
tuvo  que  huir  desnudo  y  despavorido,  guareciéndose  en  las 
islas,  a  consecuencia  de  la  entrada,  por  sorpresa,  del  gober- 
nador derrocado  y  titulado  legal,  Juan  Pablo  López,  en  la 
ciudad  de  Santa  Fe. 

Oribe  y  Santa  Coloma  se  ocuparon  entonces  en  decapitar 
a  cuantos  se  consideraban  enemigos.  Igual  martirio  sufrieron 
varios  vecinos  del  Rosario,  Coronda  y  campaña,  que  se  pre- 
sentaron rendidos  o  que  fueron  encontrados  ocultos. 

Al  emprender  Oribe  su  marcha  a  Entre  Ríos,  contra  Ri- 
vera, dejó  en  Santa  Fe  a  Santa  Coloma,  cuyos  hechos  se  con- 
servaron en  la  memoria  de  los  santafesinos,  hasta  el  3  de  fe- 
brero de  1852,  después  del  triunfo  de  Caseros,  cuando  Santa 
Coloma  fué  sacado  del  templo  de  Balvanera  o  Salinas  y  man- 


3l6  AlTTOIíIO  ZINNT 

dado  decapitar  por  el  doctor  Juan  Francisco  Seguí,  santafe- 
cino,  en  venganza  de  los  hechos  que  se  le  atribuían,  como  per- 
petrados por  él  sobre  sus  comprovincianos. 

El  gobernador  Echagüe  publicó,  en  1843,  un  indulto  a 
todos  los  enemigos  de  Santa  Fe,  y  aun  envió  comisionados,  pa- 
ra que  los  persuadiesen  a  volver  a  sus  casas. 

Muchos  se  acogieron  al  indulto  y  fueron  respetados  en  sus 
vidas  y  propiedades. 

1845.  —  General  Juan  Pallo  López,  titulado  gobernador 
legal;  quien  entró  en  la  ciudad,  por  sorpresa,  el  6  de  julio  de 
1845,  tomando,  acto  continuo,  posesión  del  mando  gubernativo, 
hasta  el  12  de  agosto  que  fué  derrotada  su  vanguardia,  com- 
puesta de  800  hombres,  y  ocupada  la  capital  por  las  fuerzas 
del  general  Echagüe. 

Antes  de  fugar,  López  encargó  de  la  mayoría  de  la  plaza 
de  la  ciudad  a  don  Estanislao  Zeballos. 

De  acuerdo  con  el  general  Paz,  que  se  hallaba  en  Corrien- 
tes, como  Director  de  la  guerra,  López  pasó  el  Chaco  y  sor- 
prendió a  la  división  de  Santa  Coloma,  que  estaba  en  la  chacra 
de  Andino,  de  la  cual  muy  raro  fué  el  que  escapara  vivo. 

Como  hombre  público,  el  general  López  era  una  completa 
nulidad.  No  se  le  conoce  una  sola  medida  política  ni  un  sólo 
acto  administrativo  que  merezca  siquiera  mención.  No  le  debe 
el  país  un  sólo  servicio  que  le  haga  digno  de  consideración  de 
ninguna  de  las  fracciones  políticas,  en  que  la  República  estuvo 
dividida  durante  tantos  años,  si  se  exceptúa  el  sitio  de  Monte- 
video y  la  campaña  de  Caseros,  de  que  López  formó  parte, 
como  uno  de  los  muchos  beneméritos  argentinos. 

1845.  —  D.  Estanislao  Zehallos,  encargado  de  la  mayoría 
de  la  plaza  de  la  ciudad  de  Santa  Fe,  nombrado,  en  agosto  por 
el  general  J.  P.  López,  cuando  éste  emprendió  la  fuga,  al  tener 
noticia  de  la  derrota  de  su  vanguardia;  hasta  el  12  del  mismo 
mes,  en  que  fué  restablecido  Echagüe. 

1845.  —  General  Pascual  Echagüe,  propietario,  restable- 
cido el  12  de  agosto,  a  consecuencia  de  la  derrota  y  fuga  del 
general  J.  P.  López,  perseguido  por  todos  lados  por  las  fuer- 
zas del  gobierno,  hasta  tener  que  abandonar  parte  de  la  arti- 
llería y  del  depósito  de  efectos  para  vestuario,  que  él  había 
adquirido. 

El  gobernador  Echagüe,  después  de  esa  sorpresa  de  Ló- 
pez que  le  arrebató  el  gobierno,  de  que  quedó  privado  duran- 
te 36  días,  continuó  ejerciendo  el  mando  gubernativo  tranqui- 
lamente, hasta  el  15  de  octubre  de  1851,  que  lo  delegara  en 
Iriondo,  para  salir  a  campaña  contra  el  general  Urquiza. 


HISTORIA  DE   LOS    GOBERN ADOBES   DE   LAS  PROVINCIAS   ARGENTINAS   317 

1851,  —  Don  Urbano  de  Iriondo,  Juez  de  Primera  Instan- 
cia, delegado  de  Echagüe,  con  las  facultades  extraordinarias, 
en  lo  civil,  y  el  jefe  de  Estado  mayor  Coronel  Manuel  Febre, 
encargado  interinamente  de  la  inspección  general,  por  ser  de 
la  entera  confianza  de  E chagüe,  quedó  nombrado  para  despa- 
char en  lo  militar,  el  15  de  octubre  de  1856,  por  ausencia  del 
propietario  en  revistar  los  cñerpos  del  ejército,  situados  en 
varios  puntos  de  la  provincia  a  consecuencia  del  pronuncia- 
miento del  general  ürquiza,  el  1.°  de  mayo,  contra  Rosas. 

En  la  noche  del  9  de  diciembre  (1851)  estalló  en  el  Ro- 
sario una  sublevación  en  la  división  del  coronel  Serrano,  de 
que  un  sargento  de  la  del  coronel  Santa  Coloma  dio  aviso  a 
éste,  a  quien  se  trataba  de  matar,  lo  mismo  que  a  aquél  y  al 
capitán  Arnold.  Con  tal  aviso,  Santa  Coloma  en  el  acto  formó 
cuadro  de  su  división,  y  al  rato  de  haberlo  hecho,  le  encar- 
garon los  sublevados,  a  quien  recibió  con  tres  tiros  de  arti- 
llería y  haciéndoles  fuego  de  tercerola  y  fusil  hasta  repulsar- 
los completamente  quedando  algunos  muertos  en  el  campo  y 
muchos  heridos. 

La  sublevación  se  inició  por  unos  gritos  del  alférez  Pa- 
checo, a  lo  que  se  le  contestó  con  un  tiro  de  bala  que  dio  con 
él  en  tierra,  ultimándolo  con  su  espada  el  alférez  Federico 
González.  Serrano  y  éste  se  escaparon  del  campo,  como  pudie- 
ron, yendo  al  cuadro  de  Santa  Coloma. 

Los  sublevados,  viendo  la  resistencia  de  la  división  de 
éste,  y  con  las  caballadas  de  que  se  habían  antes  apoderado,  se 
pusieron  en  fuga  hacia  el  Diamante,  por  las  Islas,  quedando 
con  50  hombres  del  regimiento  núm.  2  en  el  escuadrón  del  ca- 
pitán Arnold. 

En  la  madrugada  del  10  los  sublevados  fueron  perseguidos 
por  tres  escuadrones  montados,  en  los  únicos  caballos  que  pu- 
dieron encontrarse,  al  mando  de  Arnold,  quien  los  acuchilló 
completamente  obligándoles  a  dejar  en  su  fuga  la  mayor  parte 
de  las  caballadas  y  cuanto  llevaban,  pero  fueron  a  engrosar 
las  filas  del  ejército  libertador  del  general  Urquiza. 

Así,  la  provincia  de  Santa  Fe,  lejos  de  contribuir  al  de- 
rrocamiento de  la  Dictadura,  más  bien  puso  obstáculos  que 
fueron  vencidos  sin  dificultad  alguna,  porque  la  época  del  rei- 
nado del  terror  en  la  República  Argentina  tocaba  ya  inevita- 
blemente a  su  fin. 

El  ejército  de  Entre  Ríos  empezó  a  pasar  el  Paraná,  por 
el  Diamante  (Punta  Gorda),  el  23  de  diciembre,  y  al  día  si- 
guiente 24,  la  provincia  se  pronunció  contra  Echagüe  y  a  fa- 
vor del  general  Urquiza,  dando  vivas  a  éste  y  mueras  a  Rosas, 


3i8  axto:n^io  zistt 

con  ffran  sorpresa  de  muchos  que  creían  ya  en  la  inmortalidad 
de   Eosas. 

En  el  momento  en  que  Eehagüe  rió  que  el  ejército  liber- 
tador se  aproximaba  a  Coronda  y  que  tuvo  noticia  de  la  in- 
surrección de  la  ciudad  de  Santa  Fe.  marchó  con  su  ejército, 
que  se  componía  de  unos  700  hombres,  en  dirección  a  la  Cruz 
Alta,  con  el  objeto  de  sesruir  por  los  campos  hast?  la  provin- 
cia de  Buenos  Aires,  adonde  lle^ó  con  unos  doscientos  hom- 
bres, aue  fueron  incorporados  al  ejército  de  Rosas. 

Echa^üe  sacó  de  Santa  Fe,  y  llevó  consieo.  todos  los  pa- 
■pplp«5  oue  tenía  en  su  desnacho  d*»  o-obierno.  a  excención  di»  cua- 
tro libros  en  blanco,  siendo  lo  líníco  que  encontró  el  deleorado 
Triondo  V  pa'50  a  su  sucesor  Crespo. 

18nl.  —  7)  Tiomhtrio  Crrsno.  nombrado  interino  el  2.5  de 
diciembre  de  18-^1  y  reconocido  como  tal. 

Lue<?o  que  Crespo  se  recibió  del  crobierno.  empezaron  a 
presentársele  todos  los  oue.  saliendo  de  su  primera  sornresa. 
abandonaban  al  señor  Echaoriie.  los  cuales  eran  destinados  a 
sus  respectivos  puestos:  y  al  ocurrir  a  la  Tesorería  se  encon- 
tró con  que  sólo  había  en  caja  catorce  reales. 

Crespo  tuvo.  pues,  que  tocar  otros  arbitrios,  para  poder 
llenar  esa  necesidad. 

Orcranizada  la  Junta  de  Representantes,  se  nombró  go- 
bernador propietario  al  mismo  Crespo  en  diciembre  de  1851. 

Al  poco  tiempo  de  ser  éste  nombrado  en  propiedad,  el  ge- 
neral Juan  Pablo  López,  a  su  resrreso  de  la  campaña  que  ter- 
minó en  Caseros,  hizo  una  revolución,  el  5  de  julio,  en  el  Ro- 
sario, invocando  el  nombre  del  general  ürquiza.  Tomó  presos 
al  juez  de  paz  don  Marcelino  Bayo  (después  gobernador)  y 
al  comandante  de  campana  general  Santiasro  Oroño.  empren- 
diendo en  seguida  su  marcha  sobre  la  capital  y  llevando  con- 
sigo a  los  presos. 

Con  la  falsa  noticia  de  haber  sido  derrotada  la  fuerza  que 
el  gobernador  Crespo  mandó  sobre  López  ;\'  con  la  de  que  éste 
marchaba  triunfante  sobre  la  capital,  Crespo  presentó  su  re- 
nuncia ante  la  Sala  de  Representantes.  Dicha  renuncia  quedó 
en  la  nada  por  la  sublevación  de  la  fuerza  de  López,  el  11  del 
mismo  mes,  y  por  la  fuga  de  éste  casi  solo  a  la  provin- 
cia de  Córdoba. 

López  y  su  sobrino  el  teniente  coronel  Luis  Hernández, 
cómplice  suyo  en  la  citada  revolución,  fueron  tomados  y  pues- 
tos en  la  cárcel  engrillados  en  la  capital  de  Entre  Ríos,  has- 
ta marzo  de  1854,  en  que  aquél  consiguió  hacer  su  evasión. 


HISTORIA   DE   LOS    GOBERNADORES   DE   LAS   PROVINCIAS   ARGENTINAS   319 

El  doctor  Juan  Francisco  Seguí,  abogado  de  López,  hizo 
ima  brillante  defensa;  y  atendiendo  a  los  (titulados)  méritos 
y  servicios  del  acusado,  fué  éste  elevado  el  8  de  enero  de  1855, 
al  rango  de  brigadier  general  de  los  ejércitos  de  la  Confede- 
ración, con  la  antigüedad  de  1.*  de  enero. 

Invitado  Crespo  a  la  reunión  de  gobernadores  en  la  ciu- 
dad de  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  delegó  el  mandó  guberna- 
tivo en.  Leiva. 

1852.  —  Dr.  Manuel  Leiva,  ministro  general,  delegado, 
durante  la  ausencia  del  propietario  Crespo  al  acuerdo  de  go- 
gemadores  reunidos  en  San  Nicolás  de  los  Arroyos  el  31   de' 
mayo,  por  invitación  del  general  Urquiza,  vencedor  de  Eosas 
en  Caseros. 

Eeasumió  el  mando  en  junio,  habiendo  la  Legislatura  de- 
clarado como  ley  de  la  provincia  el  acuerdo  de  San  Nicolás  de 
los  Arroyos. 

1852.  —  D.  Domingo  Crespo,  propietario,  desde  junio,  que 
reas.rimió  el  mando,  después  del  acuerdo  de  Ss,'^  Nicolás  de  los 
Arroyos,  a  que  asistió  con  los  gobernadores  do  algunas  pro- 
vincias hasta  el  1.°  de  diciembre  de  1854.  Tuvo  por  ministro 
general  al  doctor  l^tanuel  Leiva. 

El  general  Juan  Pablo  López  (a)  Mascarilla,  con  una 
fuerza  que  tenía  reunida  en  las  Saladas,  i)romovió  una  rcA^o- 
lución,  denoniendo  y  aprisionando  al  comandante  militar  del 
Rosario,  don  Marcelino  Bayo  y  al  general  en  jefe  de  las  fuer- 
zas de  la  provincia,  don  Santiasro  Orofío.  Al  nonerse  en  marcha 
López  para  Santa  Fe  a  derrocar  al  gobernador  Crespo,  lle- 
vando consigo  a  los  referidos  Bayo  y  Oroño  presos,  se  sublevó 
el  comandante  Lenzina  con  la  mayor  parte  de  la  fuerza  de 
López,  habiendo  sido  Lenzina  seguido  del  comandante  Juan 
Pío  González  y  el  mayor  Ángel  Caballero,  con  los  oficiales 
a  sus  órdenes.  López  quedó  en  campaña  con  sólo  50  indivi- 
duos de  tropa. 

El  coronel  Luis  Hernández,  que,  secundando  las  dispo- 
siciones de  López,  había  dirigido  el  movimiento  anárquico,  es- 
cribió en  el  acto  al  general  Urquiza  manifestándole  la  conve- 
niencia de  que  el  gobernador  Crespo  renunciase,  en  vista  del 
espíritu  de  las  tropas,  y  encargándose  el  mismo  Hernández  de 
dirigir  el  asunto,  a  fin  de  evitar  la  efusión  de  sangre. 

La  conducta  de  López  y  Hernández  fué  desaprobada  por 
el  general  Urquiza,  repuestas  las  autoridades  derrocadas,  y 
perseguidos  aquéllos  por  el  general  Oroño  a  la  cabeza  de  600 
hombres  de  caballería.   Hernández  fué  alcanzado  por  el  eo- 


320 


ANTONIO   ZINNY 


mandante  Juan  Pío  Rodríguez  en  Monje,  en  donde  quedó 
completamente  derrotado  escapando  con  tres  hombres  en  di- 
rección al  oeste;  y  López,  huyendo  en  la  misma  dirección,  dejó 
en  poder  del  mayor  Zelada  un  carro,  en  el  que  llevaba  algunos 
caudales,  pertenecientes  al  erario  de  la  provincia. 

1852.  —  Dr.  Manuel  Leiva,  delegado  de  Crespo,  durante 
la  ausencia  de  éste  en  julio  con  motivo  de  un  movimiento  que 
tuvo  lugar  el  día  5,  en  el  departamento  del  Rosario,  por  el 
que  fueron  depuestas  y  presas  sus  autoridades,  don  Marceli- 
no Bayo,  comandante  del  punto  y  don  Santiago  Oroño,  coman- 
dante general,  y  con  la  intención  de  pedir  la  renuncia  del  go- 
bernador Crespo. 

Los  jefes  del  movimiento  eran  los  comandantes  Luis  Her- 
nández y  Juan  A.  Fernández,  quienes  pusieron  a  la  cabeza 
del  departamento  del  Rosario  al  general  Juan  Pablo  López.  El 
11  de  julio  todo  quedó  terminado  con  la  sublevación  de  la 
gente  que  tenía  éste  reunida,  en  circunstancias  que  se  ponía 
en  marcha  con  dirección  a  Santa  Fe,  desde  las  Saladas,  en 
donde  se  encontraba. 

Después  de  sus  servicios  prestados  al  país,  como  ministro 
del  gobierno  de  Santa  Fe,  primero,  y  del  de  Entre  Ríos,  más 
tarde,  el  doctor  Leiva  falleció  en  la  ciudad  del  Paraná,  en  los 
últimos  días  de  agosto  de  1879,  a  la  avanzada  edad  de  más 
de  80  años. 

1854.  —  D.  D.  Crespo,  propietario  hasta  el  20  de  noviem- 
bre, que,  durante  su  ausencia  a  la  ciudad  del  Rosario  a  asun- 
tos de  importancia  y  urgentes  del  servicio  público,  delegó  el 
mando  en  don  Ricardo  Aldao,  reasumiéndolo  el  28  del  mis- 
mo mes  y  continuando  en  él  hasta  el  1.°  de  enero  de  1855, 

1854.  —  Comandmite  Ricardo  Aldao,  delegado,  desde  el 
20  de  noviembre  de  1854,  en  que  el  propietario  Cresp'o  se  au- 
sentó a  la  ciudad  de  Rosario,  con  motivo  del  entredicho,  en 
que  a  la  sazón  se  hallaba  el  Estado  de  Buenos  Aires  con  la 
Confederación  de  las  13  provincias. 

Nombrado'  don  José  María  Cullen  gobernador  propieta- 
rio el  1.°  de  diciembre  y  hallándose  éste  ausente  en  la  ciudad 
de  Buenos  Aires,  comisionado  por  el  gobierno  de  la  Confe- 
deración, para  la  ratificación  del  tratado  de  paz,  acordado 
entre  ambos  gobiernos  —  el  del  Estado  de  Buenos  Aires  y  el 
de  la  Confederación  —  fué  designado  don  Domingo  Crespo, 
para  desempeñar  el  cargo  interinamente,  durante  la  ausencia 
de  aquél,  y  no  aceptando  éste,  fué  sustituido  desde  el  1.°  de 
enero  de  1855,  por  el  mismo  don  Ricardo  Aldao,  quien  continuó 
en  el  gobierno,  hasta  el  13  de  febrero. 


HISTOBLái  DE  LOS   GOBEEN ADOBES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS    321 

1855.  —  D.  José  María  Cúllen,  electo  en  propiedad  el  1.° 
de  diciembre  de  1854,  y  durante  su  ausencia  en  Buenos  Ai- 
res, adonde  había  sido  comisionado  por  el  gobierno  de  la  Con- 
federación, para  la  conclusión  y  ratificación  del  tratado  de 
paz,  acordado  el  20  de  diciembre,  entre  el  Estado  de  Buenos 
Aires  y  la  Confederación,  fué  nombrado  don  Domingo  Cres- 
po, quien  no  quiso  aceptar;  siendo  entonces  sustituido  por  don 
Ricardo  Aldao,  que  se  hallaba  ya  en  ejercicio  de  las  funcio- 
nes del  ejecutivo,  desde  el  20  hasta  el  28  de  noviembre,  en 
calidad  de  delegado  de  Crespo,  y  en  la  de  interino  desde  el 
1.''  de  enero  hasta  el  13  de  febrero  en  que  Cullen  tomó  posC' 
sión  del  mando  gubernativo  de  la  provincia. 

Fueron  sus  ministros  sucesivamente  los  doctores  Juan 
Francisco  Seguí  y  Severo  González. 

1855.  —  Dr.  Juan  Francisco  Seguí,  delegado  de  Cullen 
cuyo  ministro  era,  desde  principios  hasta  mediados  de  noviem- 
bre, durante  cnjo  tiempo  permaneció  el  propietario  en  la  ciu- 
dad del  Rosario,  en  obsequio  "de  los  intereses  de  la  localidad, 
contribuyendo  a  la  realización  de  obras  de  pública  convenien- 
cia. Entre  éstas,  la  construcción  del  templo,  a  que  se  suscri- 
bió con  30  onzas  de  oro,  y  el  general  Urquiza  con  igual  canti- 
dad; la  mensura  del  departamento,  proyectada  por  los  inge- 
nieros Bustinza  y  Blj'th.  Según  el  plano  presentado  por  és- 
tos, deberían  demarcarse  los  límites  del  territorio,  su  natu- 
raleza física,  calidad  de  pastos  y  número  de  haciendas,  conte- 
niendo también  una  reseña  de  todas  las  lagunas  y  arroyos, 
sus  nacientes  y  desagüe,  las  propiedades  que  atraviesan  y  las 
tierras  que  bañan,  y  además  el  deslinde  de  la  jurisdicción  de 
los  distritos  y  de  toda  clase  de  establecimientos. 

1855.  —  D.  José  María  Cullen,  propietario,  desde  media- 
dos de  noviembre,  que  reasumió  el  mando,  hasta  el  25  de  ene- 
ro de  1856  que  lo  delegó  en  su  ministro  doctor  Severo  Gon- 
zález, por  haber  tenido  que  "ponerse  en  campaña  para  revin- 
dicar  el  honor  nacional  y  el  de  la  provincia  de  Santa  Fe,  ul- 
trajado por  las  fuerza§  de  Buenos  Aires  lanzadas  sobre  el  te- 
rritorio del  Rosario." 

El  señor  Cullen,  después  de  haberse  declarado  impotente 
para  impedir  las  repetidas  invasiones  desde  el  Rosario,  como 
la  del  general  José  María  Flores,  aniquilada  en  la  misma  fe- 
cha de  la  delegación  (25  de  enero),  en  la  Laguna  de  Cardo- 
so  por  una  fuerza  del  coronel  W.  Paunero,  hizo  un  tour  de 
forcé  para  "revindiear  el  honor  nacional  y  el  de  la  provincia 
de  su  mando".  (Véase  Provincia  de  Buenos  Aires,  pág.  274). 

Los  emigrados  de  Buenos  Aires,  asilados  en  el  Rosario, 


322  ANTOmO   ZINNY 

habían  invadido  el  territorio  del  Estado,  pero  fueron  comple- 
tamente deshechos  por  una  fuerza  porteña  persiguiéndolos  has- 
ta el  Arroyo  del  Sauce. 

Comunicado  este  inaudito  atentado  por  el  jefe  político 
del  Rosario,  don  Nicasio  Oroño,  al  gobernador  Cullen,  ordenó 
éste  al  comandante  de  San  Gerónimo,  don  Silvestre  Febre, 
que  reuniese  todas  las  fuerzas  de  su  mando  con  la  mayor  acti- 
vidad y  sin  pérdida  de  momento,  para  marchar  a  vengar  el 
ultraje,  que  no  evitó  por  impotencia. 

Como  el  objeto  de  las  fuerzas  porteñas  no,  era  otro  que 
el  de  perseguir  a  los  invasores  hasta  obligarlos  a  internarse  en 
el  territorio  santafesino,  contramarcharon  inmediatamente  des- 
ocupando la  provincia. 

Este  acto  fué  interpretado  por  el  general  Santiago  Oro- 
ño,  como  un  triunfo,  sintiendo  empero  se  hubiesen  ido  los 
agresores  sin  haberlos  hecho  salir  por  la  fuerza. 

Después  de  esta  insigne  victoria  sans  coup  férir,  regresó 
el  gobernador  Cullen  a  la  capital  el  29  a  la  noche,  reasumien- 
do el  mando  al  día  siguiente. 

Con  motivo  de  las  frecuentes  demostraciones  hostiles  pa- 
ra con  Buenos  Aires,  don  Juan  Manuel  Rosas,  en  una  conver- 
sación que  sobre  la  situación  del  Río  de  la  Plata  tuvo  con 
una  persona  de  su  relación  que  le  había  visitado  en  Southamp- 
ton,  en  1854,  decía: 

"Buenos  Aires  debe  declararse  independiente,  tiene  todos 
los  elementos  que  pueden  constituir  una  nación;  población  nu- 
merosa con  proporciones  de  un  rápido  acrecentamiento;  con 
fuerzas  y  rentas  que  seguirán  el  mismo  desarrollo,  una  vez  que 
se  sacuda  de  la  remora  y  fastidiosa  complicación  en  que  la 
tienen  envuelta  las  provincias,  siempre  descontentas  por  en- 
vidia, y  tan  orgullosas  como  pobres,  eternamente  inquietas,  sin 
más  cuestión  que  las  agite,  sino  en  su  odio  impotente  contra 
Buenos  Aires  y  la  de  disputarse  el  puesto  de  gobernador  de  la 
provincia.  Este  codiciado  empleo  dará  mil  pesos  de  rentas  al 
que  lo  disfrute,  el  cual  regularmente  acaba  por  ser  acusado  de 
haber  robado  los  cuatro  reales  de  la  renta  de  la  provincia. 

"Buenos  Aires  debe  tomar  por  límites  al  sur  el  Estre- 
cho de  Magallanes  y  al  oeste  de  la  línea  que  protegen  los  fuer- 
tes; por  el  norte  podría  llegar  sucesivamente  hasta  el  Chaco, 
Santa  Coloma  y  González,  habían  adelantado  mucho  eso.  Esta 
extensión  de  territorio  es  más  que  suficiente  para  las  necesida- 
des de  una  respetable  nación  en  Europa  y  en  América." 

1856.  —  Dr.  Severo  González,  ministro  general  interino, 
delegado  de  Cullen,  desde  el  25  de  enero,  que  éste  tuvo  que 


HISTORIA   DE   LOS    GOBEHNADORES   DE   LAS   PROVINCIAS  ABGEÍTTIXAS   323 

ponerse  en  campaña  para  rechazar  las  fuerzas  de  Buenos  Aires, 
que  en  el  calor  de  la  persecución  a  los  invasores  del  Rosario, 
habían  penetrado  en  esta  provincia. 

El  30  del  mismo  mes  reasumió  el  mando  el  gobernador 
Cullen,  de  regreso  de  su  gran  campaña,  en  la  que  no  tuvo  el 
gusto  de  sentir  un  sólo  tiro,  ni  poner  en  juego  todas  las  fa- 
cultades que  el  ministro  del  interior,  doctor  S.  Derqui,  le  con- 
firiera para  imponer  el  castigo  a  los  audaces  agresores;  no  los 
de  Santa  Fe  sino  los  de  Buenos  Aires. 

1856.  —  D.  José  María  Cullen,  propietario  desde  el  30  de 
enero  que  reasumió  el  mando,  de  regreso  de  su  campaña,  sans 
coup  férir,  contra  una  fuerza  porteña,  hasta  el  14  de  abril 
que  se  ausentase  de  \a/„  capital  a  objetos  del  ser%'icio  público, 
delegando  nuevamente  en  su  ministro  general  interino  doctor 
Severo  González. 

El  doctor  Juan  F.  Seguí  fué  su  ministro  general. 
1856.  —  Dr.  Severo  González,  ministro  general  interino, 
delegado  de  Cúllen,  durante  la  ausencia  de  éste  de  la  capital, 
desde  el  14  de  abril. 

Apenas  regresara  el  señor  Ctillen  a  la  capital,  expidió  un 
decreto  (24  de  abril  de  1856)  instituyendo  una  comisión  en 
la  ciudad  del  Rosario,  presidida  por  el  jefe  político  del  de- 
partamento, para  recibir,  hospedar  y  proporcionar  a  los  inmi- 
grantes el  más  pronto  y  útil  acomodo,  según  la  profesión,  arte 
o  industria  de  cada  uno.  La  comisión  era  compuesta  de  los  se- 
ñores siguientes,  presidente,  el  jeíe  político  don  Jacinto  Cor- 
valán;  vocales,  don  Marcelino  Bayo,  don  Pedro  Ramírez,  don 
Federico  Ortiz,  don  Tomás  A.  Peñaloza,  don  Caj^etano  Carbo- 
nel  y  don  Ezequiel  N.  Paz. 

1856.  —  D.  José  M.  Cullen,  propietario,  desde  fines  de 
abril  hasta  el  18  de  julio  de  1856,  en  que  estalló  un  movimiento 
revolucionario,  que  puso  a  Cullen  en  la  necesidad  de  presentar 
su  renuncia,  la  que  no  fué  considerada  legítima  por  el  gobier- 
no de  la  Confederación  a  causa  de  haber  sido  ella  elevada  a  la 
Legislatura  provincial  en  medio  de  una  asonada. 

El  día  siguiente,  19,  se  reunieron  los  principales  ciuda- 
danos en  asamblea  popular,  con  el  objeto  de  considerar  la  di- 
misión de  don  J.  M.  Cúllen  del  cargo  de  gobernador  de  la  pro- 
vincia, y  habiendo  rehusado  la  maj'oría  de  diputados  consti- 
tuirse en  sesión,  encontraron  acertado  el  proceder  de  Cúllen 
en  dar  su  dimisión,  eligieron  y  proclamaron  gobernador  pro- 
visorio al  brigadier  general  Juan  Pablo  López,  por  todo  el 
tiempo  que  transcurriera,  hasta  la  promulgación  de  la  consti- 


ANTONIO    ZINNY 


tución  provincial  y  nombramiento  del  que  debía  desempeñar 
aquel  cargo  en  propiedad. 

El  mismo  día  19,  López,  proclamado  gobernador  proviso- 
rio, dirigió  una  proclama  al  pueblo,  manifestando  el  senti- 
miento que  le  animara  al  colocarse  al  frente  de  los  destinos 
del  pueblo  santafesino  y  exponiendo  cuál  sería  la  marcha  de 
su  gobierno. 

El  gobierno  nacional  de  la  Confederación  asumió  la  po- 
sición que  la  constitución  le  asignaba,  enviando  en  comisión 
al  ministro  de  la  guerra,  general  J.  M.  Galán,  a  efecto  de  que, 
representando  su  autoridad,  tomase  las  medidas  necesarias  pa- 
ra terminar  la  situación  anormal  en  que  se  encontraba  la 
provincia. 

El  general  Galán,  encontrando  en  López  buena  disposi- 
ción para  llevar  adelante  la  misión  que  le  fuera  encomenda- 
da, delegó  en  él  la  misma  autoridad  de  que  iba  investido,  a  fin 
de  que  se  pusiese  en  ejercicio  de  ella  hasta  el  restablecimiento 
de  los  poderes  públicos  que  constituían  el  gobierno. 

Con  tal  motivo,  dejó  en  sus  manos  la  renuncia  que  el 
gobernador  Cullen  le  entregara,  para  ponerla  en  las  de  la  Le- 
gislatura, dándole  el  recurso  correspondiente  en  debida  opor- 
tunidad. 

El  nuevo  comisionado  nacional  y  gobernador  López  mani- 
festó al  gobierno  nacional  las  serias  dificultades  que  encon- 
traba, puesto  que  faltaba  el  poder  legislativo  de  la  j)rovincia, 
por  el  hecho  de  no  quererse  reunir  los  ciudadanos  que  lo  for- 
maban, fundándose  en  la  falta  de  garantías  para  sus  deli- 
beraciones. 

Entonces  el  ministro  del  interior  doctor  Derqui  se  trasla- 
dó a  la  ciudad  de  Santa  Fe,  plenamente  autorizado  por  el  pre- 
sidente de  la  Confederación,  con  el  objeto  de  tomar  las  dis- 
posiciones necesarias,  para  remover  las  dificultades  que  Ló- 
pez indicaba. 

En  esa  virtud  facultó  especialmente  al  general  López, 
para  que,  a  nombre  del  gobierno  nacional,  convocase  la  pro- 
vincia para  el  2  de  agosto,  al  objeto  de  nombrar  representan- 
tes a  una  nueva  Legislatura,  que  debería  instalarse  con  el  ca- 
rácter de  constituyente  y  que  había  de  ejercer  sus  funciones 
hasta  la  época  en  que  debía  renovarse  la  anterior. 

1856.  —  Brigadier  General  Juan  P.  López,  elegido  provi- 
sorio por  el  pueblo  el  18  de  julio  y  posesionándose  el  siguien- 
te día  19. 

A  los  primeros  anuncios  de  una  revolución,  el  gobernador 
Cullen  se  ausentó  de  la  provincia  sin  delegar  la  autoridad  que 
él  investía  y  dejando  en  manos  del  presidente  de  la  Legisla- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEEN ADORES  DE  LAS  PROTIKCIAS  ARGENTIN'AS  ^25 

tura  una  nota  que  se  suponía  ser  su  renuncia.  Con  este  moti- 
vo procuró  reunirse  dicha  corporación  sin  haberse  podido  con- 
seguir que  los  miembros  que  la  componían  concurriesen  a  sesión 
en  simple  mayoría  siquiera,  para  tomar  en  consideración  la 
nota  mencionada,  cuya  circunstancia  prolongaba  el  estado  de 
acefalía,  en  que  quedaba  la  provincia. 

En  este  estado  de  cosas,  el  vecindario  de  la  capital  y  de 
las  poblaciones  más  inmediatas  levantó  un  acta  declarando 
renunciados  los  poderes  de  los  representantes,  por  el  no  uso 
de  sus  facultades  en  los  momentos  del  conflicto,  y  nombrando 
entre  tanto  gobernador  provisorio  de  la  provincia  al  mismo 
general  J.  P.  López. 

El  gobierno  nacional,  por  conducto  de  sus  comisionados, 
el  general  Galán  primero  y  el  doctor  Derqui  en  seguida,  con 
conocimiento  de  los  hechos,  habían  delegado  la  autoridad  que 
investían  en  el  mismo  general  López,  quien  acreditó  aparen- 
temente la  mayor  adhesión  a  las  instituciones  y  el  mayor  res- 
peto entonces  a  la  autoridad  nacional. 

1856.  —  Dr.  José  de  Amenáhar,  delegado  de  López,  hasta 
el  26  de  octubre  que  fué,  por  medio  de  una  revolución,  derro- 
cado 3"  arrestado,  pero  puesto  en  libertad  y  restablecido  al  si- 
guiente día. 

1856.  —  Coronel  Mariano  Rodríguez,  elevado  al  mando 
gubernativo  interino  por  medio  de  una  revolución  encabeza- 
da por  él  mismo,  el  26  de  octubre  de  1856,  sorprendiendo  al 
gobernador  delegado  Amenábar,  al  ministro  don  J.  F.  Seguí, 
al  jefe  de  policía  Basualdo  y  al  coronel  Ramírez,  jefe  de  la 
guardia  nacional  de  caballería. 

Perturbado  así  el  orden  público,  el  gobierno  nacional  de 
la  Confederación  comisionó  omnímodamente  al  ministro  del 
interior  doctor  S.  Derqui,  quien  consiguió  restablecer  las  au- 
toridades legales  depuestas  por  el  motín  militar,  mandando 
inmediatamente  poner  en  libertad  las  personas  que  habían 
aprisionado  los  revolucionarios. 

El  gobierno  interino  creado  por  la  revolución  y  los  auto- 
res principales  de  ésta  evacuaron  la  ciudad  en  la  madrugada 
del  27  de  octubre  fugando  para  distintos  puntos. 

1856.  —  Dr.  Santiago  Derqui,  ministro  del  interior,  en 
comisión  del  gobierno  nacional  de  la  Confederación,  en  ejer- 
cicio del  P.  E.  de  la  provincia,  a  consecuencia  de  una  revolu- 
ción encabezada  por  el  coronel  Mariano  Rodríguez,  en  26  de 
octubre,  hasta  el  establecimiento  del  gobernador  delegado. 

1857.  — -  Brigadier  Juan  Pablo  López,  propietario,  desde 
enero  que  reasumió  el  mando  hasta  el  29  de  mayo  que  se  au- 


326  AIÍTOIíIO   ZIIÍNY 

sentó   con   destino    al  Kosario,    delegando    en    el    canónigo 
Amenábar. 

1857.  —  Canóniqo  Dr.  José  de  Amenáhar,  delegado  de 
López,  que  salió  el  29  de  mayo  de  1857  para  el  Rosario. 

1857.  —  Brigadier  Juan  Pallo  López,  provisorio  desde 
junio  que  reasumió  el  mando  de  la  pro\áncia,  hasta  que,  te- 
niendo que  salir  a  campaña,  en  comisión  del  gobierno  de  la 
Confederación,  para  la  organización  de  los  cantones  militares 
de  las  líneas  fronterizas,  lo  delegó,  el  19  de  noviembre  de  1858, 
en  el  coronel  Fraga. 

El  general  López  tuvo  por  base  de  su  gobierno  el  despil- 
farro y  la  persecución  tenaz  y  sistematizada  a  sus  opositores 
políticos ;  no  reconocía  más  ley  para  dirigir  su  gobierno  que  su 
voluntad :  autorizaba  el  pillaje  y  la  depravación  en  la  provin- 
cia de  Buenos  Aires :  hizo  un  gobierno  opresor. 

1858.  —  Coronel  Rosendo  María  Fraga,  ^ácepresidente 
1.°  de  la  legislatura,  por  impedimento  del  presidente  doctor 
Amenábar,  delegado  del  general  J.  P.  López,  que  salió  a  campa- 
ña, de  acuerdo  con  el  gobierno  de  la  Confederación,  para  la  or- 
ganización de  los  cantones  militares  de  las  líneas  fronterizas 
desde  el  19  de  noviembre  de  1858,  hasta  el  30  de  agosto  de  1850, 
que  fué  nombrado  en  propiedad,  prestando  juramento  como  tal, 
el  4  de  septiembre  y  continuando  en  desempeño  del  mando 
gubernativo,  hasta  el  7  de  febrero  de  1860  que  con  motivo  de 
la  visita  general  de  los  departamentos,  delegó  en  el  canónigo 
Amenábar. 

El  gobernador  Fraga  fué  acompañado  en  sus  tareas  ad- 
ministrativas, en  calidad  de  ministro  general  por  don  Carlos 
B.  Seguí,  y  sucesivamente  por  don  Urbano  de  Iriondo  y  bri- 
gadier general  Pedro  Ferré. 

1860.  —  Canónigo  Dr.  José  de  Amenábar,  delegado  de  Fra- 
ga, durante  la  ausencia  de  éste  a  la  visita  general  de  los  depar- 
tamentos, desde  el  7  de  febrero  hasta  el  1.°  de  marzo  de  1860, 
en  que  reasumió  el  mando  el  propietario. 

1860.  —  Coronel  Rosendo  María  Fraga,  propietario,  desde 
el  1.°  de  mayo,  en  que,  después  de  su  visita  a  los  departamentos, 
reasumió  el  mando,  hasta  el  8  del  mismo,  que  marchó  de  nuevo 
a  los  departamentos  del  sur. 

1860.  —  Canónigo  Dr.  José  de  Amenábar,  delegado  de 
Fraga,  desde  el  8  de  mayo,  que  éste  salió  a  campaña,  revolu- 
cionada por  el  general  J.  P.  López,  terminada  aquélla  con  el 
arresto  de  éste  el  7  de  junio  del  mismo  año  1860,  hasta  el  30  del 
mismo  mes  de  junio,  en  que  el  propietario  reasumió  el  mando. 


HISTOKIA  DE  LOS  GOBERXADOBES  DE  LAS  PROTIXCTAS  ABGENTIXAS  32? 

El  general  Juan  Pablo  López,  pretendiendo  el  misijio  pues- 
to que,  en  menoscabo  de  la  constitución  ejerció  por  tres  años, 
volvió  a  valerse  del  mismo  medio  de  que  se  valió  antes  para  su- 
bir al  gobierno;  pero  sus  proyectos  y  pretensiones  quedaron 
burladas,  mediante  la  actividad  y  celo  del  gobernador  Fraga, 
que  salvó  la  provincia  de  su  mando  de  un  escándalo  más. 
Esta  fué  la  última  intentona  de  López,  con  la  que  acabó  de 
hundirse  para  siempre.  Estuvo  en  su  mano  el  coadyuvar  a  la 
libertad  de  su  provincia  y  de  la  República,  y  tuvo  la  desgracia 
de  recibir  inspiraciones  para  obrar  en  sentido  contrario. 

El  año  1860  fué  fecundo  en  revoluciones;  principió  con  la 
gran  revolución  de  Córdoba,  pero  fué  vencida  y  anonadada,  y 
los  autores  de  ella  encontraron  apoyo  en  la  autoridad  nacional, 
porque  eran  amigos  del  presidente  de  la  república.  A  ésta 
le  siguió  la  de  La  Rio  ja,  que  logró  sobreponerse  a  las  autori- 
dades legales;  luego  la  de  Santa  Fe  en  el  Rosario,  que  fué  so- 
focada al  nacer,  la  de  San  Luis  que  tuvo  el  mismo  fin,  y  por 
último,  la  de  Santiago  del  Estero,  que  echó  por  tierra  las  ins- 
tituciones en  el  mismo  día  en  que  se  alcanzaba  un  triunfo 
brillante  en  el  sentido  de  darles  bases  sólidas  e  inconmovibles, 
el  mismo  día  en  que  los  patriotas  de  la  convención  de  Santa 
Fe  aceptaban  sin  discusión  las  reformas  presentadas  por  Bue- 
nos Aires,  para  acelerar  la  unión,  a  que  ésta  contribuyó  con 
todo  su  poder.  A  tan  patriótico  fin  concurrieron  muy  eficaz- 
mente los  doctores  Dalmacio  Vélez  Sársfield,  Salvador  María 
del  Carril,  Benjamín  Victorica  y  el  doctor  Juan  Francisco  Se- 
guí. Los  demás  miembros  de  la  Convención  se  plegaron  al  voto 
de  la  mayoría. 

Terminados  los  trabajos  de  la  convención,  a  fines  de  se- 
tiembre, pasaron  los  convencionales  de  Buenos  Aires  y  mu- 
chos liberales  de  las  provincias  a  la  ciudad  del  Paraná,  adonde 
llegaron  el  27 ;  habiendo  sido  recibidos  con  entusiasmo  por 
una  comisión  del  Club  Socialista  Argentino  y  por  lo  más  res- 
petable y  distinguido  de  aquella  ciudad.  En  el  club,  tomaron 
la  palabra  los  señores:  Sarmiento,  Seguí,  Victorica,  Carril  y 
el  doctor  Gutiérrez,  y  en  medio  de  los  aplausos  y  vivas  a  la 
unión  y  al  pueblo  de  Buenos  Aires,  la  alegría  general  fué 
amargada  por  la  noche.  Mientras  el  pueblo  daba  una  serenata 
al  general  Pedernera,  el  coronel  Baldomcro  Lámela,  puñal  en 
mano,  gritó  varias  veces :  ' '  ¡  mueran  los  asesinos  de  Villamayor ! 
i  muera  Obligado  !  ¡  muera  Vélez  Sársfield ! "  El  pueblo,  con  su 
buen  sentido  respondió  a  esos  gritos  salvajes  con  silbidos  y 
gritos  de  reprobación,  y  la  policía  cumplió  con  su  deber  arres- 
tando a  los  perturbadores. 


328  ANToxio  ziyyr  "> 

El  1.°  de  octubre  regresaron  a  Buenos  Aires  los  conven- 
cionales por  esta  provincia,  para  proceder  cuanto  antes  a  la 
jura  de  la  constitución,  que,  según  el  convenio  de  6  de  junio, 
debía  tener  lugar  a  los  15  días  de  terminadas  las  sesiones  de 
la  Convención. 

1S60.  —  Coronel  Eosendo  M.  Fraga,  propietario,  desde  el 
39  de  junio,  que  regresó  de  la  campaña,  la  cual  quedó  paci- 
ficada con  el  arresto  del  general  Juan  Pablo  López  y  demás 
perturbadores  del  orden,  reasumiendo  el  mandato  gubernativo, 
en  que  continuó,  hasta  que,  combatido  por  la  prensa  liberal 
del  Rosario  y  del  Paraná,  elevó  su  renuncia  el  5  de  no^"iembre, 
declarando  no  poder  continuar  un  momento  más  en  el  mando 
de  la  provincia",  por  bailarse  afectado  de  una  enfermedad  per- 
manente. 

Con  este  motivo  el  presidente  de  la  legislatura,  don  Esta- 
nislao López,  convocó  a  la  Asamblea  para  tomar  en  consi- 
deración aquella  renuncia,  y  no  estando  en  las  atribuciones 
del  citado  presidente  la  citación  de  los  miembros  de  la  sala  en 
receso,  se  negaron  algunos  a  asistir,  tanto  más  cuanto  que  la 
asamblea  legislativa  estaba  convocada  por  el  poder  ejecutivo 
para   el  20  del  mismo  mes. 

Sin  embargo,  se  aceptó  el  9  de  diciembre,  sucediéndole  don 
Pascual  Rosas  por  el  tiempo  que  faltaba,  para  cumplir  el 
trienio  por  que  fué  nombrado  el  coronel  Fraga,  febrero  de 
1861. 

Inmediatamente  salió  de  Santa  Fe,  pasando  al  Paraná, 
de  donde  se  dirigió  a  Buenos  Aires  fijando  en  esta  ciudad  su 
residencia  definitiva,  responsabilizándose  con  una  garantía 
espontánea  para  contestar  a  los  cargos  que  se  le  hicieran,  res- 
pecto de  los  actos  de  su  administración. 

Las  papeles  más  interesantes  de  los  archivos  públicos  de 
Santa  Fe  fueron,  según  un  periódico  del  Rosario  redactado 
por  el  doctor  Evaristo  Carriego  {El  Progreso,  de  28  de  diciem- 
bre de  1860),  substraídos  por  las  dos  últimas  administracio- 
nes —  general  J.  P.  López  y  coronel  Fraga.  —  Entre  ellos  la 
interesante  correspondencia  mantenida  entre  los  generales  José 
Artigas  y  Estanislao  López,  depositada  en  dichos  archivos, 
existía  en  poder  de  un  particular. 

Las  gobiernos  subsiguientes  dispusieron  la  organización  de 
los  papeles  subsistentes,  catalogados  y  con  índice. 

El  coronel  Fraga  falleció  el  1.°  de  septiembre  de  1871  en 
Buenos  Aires,  en  donde  había  nacido  el  1.°  de  marzo  de  1815, 

1860.  —  D.  Pascual  Rosas,  electo  en  propiedad  el  9  de  di- 
ciembre de  1860,  en  que  sucedió  a  Fraga,  hasta  el  4  de  di- 
ciembre del  siguiente  año,  que,  a  consecuencia  de  la  batalla 


HISTOBIA  DE   LO»    GOEI35NADOBES   DE   LAS   PEOVINOIAS   ARQEIT'nTTAS   329 

de  Pavón,  ganada  el  17  de  septiembre  por  el  ejército  de  Bue- 
nos Aires  al  mando  de  su  gobernador  don  B.  Mitre,  sobre  el 
de  la  Confederación,  al  de  don  J,  J,  de  Urquiza,  dejó  delegado 
a  don  Mariano  Comas  en  la  capital  y  los  departamentos  de  San 
José  j  San  Jerónimo. 

En  la  misma  fecha  (4  de  diciembre  de  1861),  por  las  cau- 
sas que  se  acaban  de  indicar,  el  gobernador  Eosas  fué  substi- 
tituído  por  don  Tomás  Cüllen  en  calidad  de  jefe  político. 

El  gobernador  Eosas  tuvo  por  ministro  al  doctor  Simón 
de  Iriondo. 

1861.  —  Don  Mariano  Comas,  delegado  de  don  Pascual  Eo- 
sas, quien  fué  derrotado  con  ciento  y  tantos  hombres  de  los 
emigrados  de  Buenos  Aires,  en  la  Cañada  de  Gómez,  el  22  de 
noviembre  de  1861,  fugando  en  seguida  ai  Chaco. 

Comas  manifestó  el  2  de  diciembre,  al  general  V.  Flores 
que  la  ciudad  de  Santa  Fe  no  oponía  resistencia  alguna  a  las 
fuerzas  de  Buenos  Aires  y  que  se  limitaba  a  conservar  el  orden 
en  la  población.  El  general  Flores  no  reconoció  la  delegación 
hecha  por  don  Pascual  Eosas,  porque  emanaba  de  un  enemi- 
go en  armas  y  porque  después  de  haber  comprometido  a  su 
provincia  en  una  guerra  desastrosa,  hizo  abandono  de  su  go- 
bierno buscando  en  los  salvajes  del  desierto  el  apoyo  que  sus 
conciudadanos  le  negaron,,  con  objeto  de  hacer  contra  ellos 
una  guerra  de  bandalaje,  como  la  que  hizo  hasta  entonces. 

Flores  nombró,  por  consiguiente,  el  4  de  diciembre  a  don 
Tomás  Cuilen,  en  clase  de  jefe  político  de  la  capital  y  los  de- 
partamentos de  San  José  y  San  Jerónimo. 

1861.  —  Don  Tomás  Callen,  nombrado  el  4  de  diciem- 
bre de  1861,  jefe  político,  por  el  brigadier  general  Venancio 
Flores,  jefe  del  tercer  cuerpo  del  ejército  de  Buenos  Aires, 
triunfante  en  Pavón  de  acuerdo  con  el  general  Mitre  a  causa 
de  la  acefalía  de  las  autoridades  legales  en  la  capital  de  los  de- 
partamentos de  San  José  y  San  Jerónimo,  abandonados  con  la 
fuga  de  don  Pascual  Eosas;  hasta  el  26  del  mismo  mes  que, 
por  no  tener  Cüllen  la  edad  requerida  para  ocupar  el  puesto 
de  gobernador,  fué  nombrado  provisorio  de  don  D.  Crespo,  re- 
cibiéndose el  31. 

Fué  secretario  de  la  jefatura  política  el  licenciado  Quin- 
tín Valle. 

1861.  —  Brigadier  general  don  Bartolomé  Mitre,  goberna- 
dor de  Buenos  Aires  y  general  en  jefe  de  su  ejército,  victorioso 
en  la  batalla  de  Pavón,  quien,  por  haber  caducado  de  hecho 
y  derecho  los  poderes  públicos  que  regían  la  provincia  y  en 
virtud  del  derecho  que  aquella  victoria  le  acordaba,  ejerció  la 


330  ANTONIO    ZINNY 

autoridad  militar  de  la  provincia,  nombráíido  gobernador  pro- 
visorio el  26  de  diciembre  a  don  Domingo  Crespo,  quien  se 
recibió  del  cargo  el  31  del  mismo  mes  con  toda  solemnidad 
y  con  los  honores  debidos  que  le  fueron  rendidos  por  un  ba- 
tallón del  ejército  de  Buenos  Aires,  de  gran  parada,  con  su 
música  y  bandera. 

Su  secretario  en  campaña  fué  el  doctor  José  María  Gu« 
tiérrez. 

1861.  —  D.  Domingo  Crespo,  nombrado  gobernador  pro- 
visorio ei  l:ü  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  31  de  diciembre 
de  1861,  por  el  brigadier  general  B.  Mitre,  gobernador  de  Bue- 
nos Aires  y  general  en  jefe  de  su  ejército,  triunfante  en  Pavón. 

En  virtud  de  una  ley  de  fecha  19  de  febrero  de  1862,  que 
declaró  caducos  de  hecho  y  de  derecho  los  poderes  públicos 
de  la  provincia,  que  existían  el  11  de  octubre  de  1861,  fué  nom- 
brado en  propiedad  un  gobernador  propietario,  el  21  de  fe- 
brero, en  la  persona  de  don  Patricio  Callen,  por  el  término  de 
tres  años,  recibiéndose  éste  el  23  hasta  cuya  fecha  ejerció  Cres- 
po el  mando  gubernativo  provisorio. 

El  mismo  día  de  su  recepción,  el  señor  Crespo  nombró 
ministros  al  doctor  Joaquín  Granel  y  licenciado  Quintín  Valle 
y  cuatro  días  después  al  coronel  Luis  Lamas,  jefe  político  del 
Rosario,  quedando  reconocidas  todas  las  autoridades  que  exis- 
tían en  aquel  departamento,  cuyos  empleos  han  sido  creados 
por  las  leyes  de  la  provincia. 

1862.  —  Patricio  Ctillen,  gobernador  constitucional,  elec- 
to en  propiedad  por  la  asamblea  legislativa  el  21  de  febrero 
de  1862  y  recibido  el  23  del  mismo  mes  y  año,  hasta  el  5  de 
abril,  que,  debiendo  ausentarse  de  la  capital  por  asuntos  del 
servicio  público,  delegó  el  mando  gubernativo  en  don  José 
María  Echagüe. 

Su  ministro  secretario  general  fué  el  doctor  Joaquín  Gra- 
nel, sucediéndole  el  doctor  José  María  Zuviría. 

1862.  —  D.  José  María  Echagüe,  teniente  coronel  delega- 
do de  D.  P.  Uullen,  durante  la  ausencia  de  éste  de  la  capital, 
desde  el  5  hasta  el  19  de  abril,  en  que  el  propietario  reasumió 
el  mando  gubernativo. 

1862.  —  D.  Patricio  Callen,  propietario  desde  el  19  de 
abril  de  1862  que,  después  de  su  ausencia  de  la  capital,  reasu- 
miera el  mando  gubernativo.  ^ 

Continuó  en  ejercicio  de  sus  funciones  hasta  el  4  de  di- 
ciembre que,  teniendo  que  salir  a  una  expedición  contra  los 
indios  del  Chaco,  delegó  el  mando  en  su  ministro  general  el 
doctor  Zuviría. 


HISTOEIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  33 1 

De  regreso  de  su  expedición,  el  2  de  enero  de  1863,  reasu- 
mió el  mando  para  delegarlo  nuevamente  el  mismo  día  en  la 
persona  de  don  José  María  Echagüe. 

Durante  su  gobierno,  tuvo  lugar  (9  de  no\dembre  de  1862) 
la  solemne  instalación  del  colegio  de  la  Inmaculada  Concepción, 
establecido  por  los  padres  de  la  Compañía  de  Jesiis:  don  Joa- 
quín Suárez,  superior  general,  don  Pedro  Viña,  rector  del 
colegio,  don  José  Eepetti,  don  Mariano  Kueda  y  don  Anto- 
nio Garcez. 

Dictóse  una  ley  (11  de  noviembre)  declarando  nulas  y  sin 
ningún  valor  legal  todas  las  enajenaciones  de  las  tierras  de 
propiedad  pública  verificadas  en  subasta  pública  desde  1855 
hasta  aquella  fecha. 

Celebróse  (2  de  diciembre)  un  contrato  de  colonización 
agrícola  con  los  señores  Werner  y  Cía.,  en  representación  de 
una  sociedad  protectora  de  los  emigrantes  de  Francfort  sobre 
el  Main,  Alemania. 

1862.  —  Doctor  José  María  Zuviría.  ministro  general  de- 
legado de  Cullen,  durante  la  ausencia  de  éste  en  una  expedi- 
ción contra  los  indios  del  Chaco,  desde  el  4  de  diciembre  de 
1862  hasta  el  2  de  enero  de  1863. 

Declarada  la  necesidad  de  reformar  la  constitución  pro- 
vincial, promulgada  el  30  de  agosto  de  1856,  el  gobernador 
delegado  Zuviría  promulgó  (6  de  diciembre)  la  ley  convocando 
una  convención  ad  Tioc,  que  se  instaló  40  días  después,  la  cual 
sancionó  el  12  de  febrero  de  1863,  la  nueva  constitución  que 
hoy  rige  en  la  provincia,  y  que  fué  promulgada  el  25  del  mis- 
mo mes  por  el  gobernador  propietario  Cullen. 

Solicitado  por  el  gobierno  nacional  un  informe  acerca 
de  los  "límites  originarios  de  la  provincia  de  Santa  Fe;  lí- 
mites de  sus  antiguas  posesiones;  límites  de  su  actual  pose- 
sión; y  enajenaciones  de  tierras  hechas  después  de  la  jura  de 
la  constitución  nacional,  por  los  gobiernos  de  la  provincia  en 
los  territorios  vecinos  a  la  frontera  o  en  la  frontera  misma", 
el  delegado  Zuviría  nombró  en  comisión  (9  de  diciembre)  a 
don  Domingo  Crespo  para  que  informara  sobre  los  límites  ori- 
ginarios; al  doctor  Aureliano  Argento,  sobre  los  de  antigua 
posesión;  a  don  Urbano  de  Iriondo,  sobre  los  de  posesión  ac- 
tual, y  al  doctor  Pedro  Rueda  sobre  los  demás,  asociando 
(22  de  diciembre)  a  dicha  comisión  el  brigadier  general  Pe- 
dro Ferré. 

Promulgó  (30  de  diciembre)  una  ley  estableciendo  una  ofi- 
cina de  topografía  y  estadística  para  levantar  el  censo  en  toda 
la  provincia,  etc. 


332 


ANTONIO    ZINNY 


1863,  —  Don  Patricio  Cüllen,  propietario.  De  regreso  de 
su  expedición  contra  los  indios  del  Chaco,  reasumió  el  mando 
gubernatiyo  el  2  de  enero  de  1863  y  el  mismo  día  salió  de  la 
provincia  dejando  de  delegado  a  don  José  María  Echagüe. 

TuA'o  por  ministro  general  al  doctor  Jerónimo  L.  del  Barco, 
desde  junio. 

1863.  —  Don  José  María  Echagüe,  delegado  de  CuUen,  du- 
rante la  ausencia  de  éste  por  asuntos  urgentes  del  servicio  pú- 
blico, desde  el  2  de  enero  hasta  el  15  del  mismo  mes  en  que  el 
propietario  reasumió  el  mando. 

1863.  , —  Don  Patricio  Cullen,  propietario  detsde  el  15  de 
«ñero  que  reasumió  el  mando,  hasta  12  de  febrero  de  1864. 
que  lo  delegó  en  don  Nicasio  Oroño. 

El  doctor  Joaquín  Granel  desempeñó  la,?  funciones  de  mi- 
nistro general  interino. 

No  pudiendo  el  gobernador  Cullen,  por  causáis  de  enfer- 
medad, trasladarse  a  la  ciudad  del  Eosario  y  asistir  a  la  so- 
lemne inauguración  del  ferrocarril  Central  Argentino,  para 
la  que  fué  invitado  por  el  presidente  de  la  república,  comi- 
sionó a  su  ministro  general  el  doctor  J.  M.  Zuviría,  para  que 
lo  representase,  asistiendo  en  su  nombre  a  aquel  acto,  que  tu- 
vo lugar  el  20  de  abril  de  1863,  habiendo  declarado  días  de 
fiesta  icívica  en  toda  la  provincia,  los  días  17  a  21  de  dicho 
mes. 

1864.  —  Don  Nicasio  Oroño,  delegado  de  Cullen  desde  el 
12  de  febrero  hasta  el  31  de  mayo,  en  que  el  propietario  re- 
asumió el  mando  gubernativo. 

El  doctor  Joaquín  Granel  le  acompañó  como  ministro  se- 
cretario general  de  gobierno. 

En  el  corto  tiempo  que  lel  señor  Oroño  ejerció  el  gobierno 
delegado,  se  introdujeron  mejoras  cuyos  beneficios  se  van  pal- 
pando hasta  el  presente. 

Mientras  la  capital  de  la  provincia,  a  pesar  de  lais  repe- 
tidas convocaciones  del  gobierno  para  que  el  pueblo  practi- 
case sus  elecciones,  carecía  de  la  institución  municipal,  San 
Lorenzo,  Villa  Constitución  y  San  Jerónimo  entraron  en  el 
goce  de  ese  beneficio  durante  el  gobierno  de  Oroño. 

En  el  año  1862,  el  poder  ejecutivo  había  declarado  no 
dejar  la  más  pequeña  deuda:  habiendo  cumplido  todas  sus 
obligaciones  y  pagado  el  servicio  todo  de  su  administración. 
La  renta,  en  1863,  había  duplicado  e  iba  en  aumento,  habién- 
dose cerrado  el  año  económico  con  un  sobrante  de  776  pesos 
73  y  medio"  centavos.  El  gobierno  cumplió  rteligiosamente  has- 
ta el  último  de  sus  compromisos,  habiendo   pagado  todo  «1 


HISTOIUA   DE   LOS    GOBERNADORES   DE    LAS   PR0\-1NCIAS   AEGEXTIXAS   J33 

servicio  administrativo,  hecho  mejoras  importantes  y  atendido 
a  necesidades  extraordinarias  de  la  provincia,  sin  recurrir  a 
nuevos  impuestois,  debido  sólo  a  la  regularidad  de  la  recau- 
dación y  a  la  moralidad  de  los  empleados. 

La  instrucción  pública  recibió  impulso  con  la  creación  de 
escuelas  y  colegios. 

Además  de  las  mejoras  materiales,  iniciadas  unas  y  lle- 
vadas a  cabo  otras,  en  la  administración  Oroño,  la  provincia 
de  Santa  Fe  jamás  gozó  de  mayor  libertad. 

1864.  —  Don  Patricio  CuUeti,  propietario  desde  el  31  de 
mayo  hasta  el  15  de  junio,  en  que  hallándose  imposibilitado 
para  continuar  personalmente  en  el  ejercicio  del  poder  eje- 
cutivo, y  teniendo  que  ausentarse  de  la  capital  por  motivos 
de  enfermedad,  delegó  el  (ejercicio  del  mando  gubernativo  en 
el  presidente  de  la  legislatura  don  José  María  Echagüe. 

1864.  —  D.  José  María  Echagüe,  nombrado  delegado  des- 
de lei  15  de  junio,  hasta  principios  de  julio,  por  enfermedad 
del  propietario  P.  Cullen. 

Fué  su  ministro  general  el  ciudadano  don  Tomás  Puig. 

1864.  —  Don  Patricio  Cullen,  propietario  desde  julio  que 
reasumió  el  mando  haista  el  22  de  febrero  de  1865  qule  lo  trans- 
mitiera a  su  sucesor  D.  N.  Oroño. 

1865.  —  Don  Nicasio  Oroño,  electo  en  propiedad  el  8  de 
febrero  y  puesto  en  posieisión  del  cargo  el  22  del  mismo  mes, 
haista  el  9  de  enero  de  1868,  que,  habiéndose  ausentado  sin 
previa  licencia  de  la  legislatura,  como  lo  dispone  la  constitu- 
ción, asumió  el  poder  lejecutivo  el  doctor  J.  B.  Grana,  presi- 
dente de  aquel  cuerpo.  Tuvo  por  ministros  a  los  señores  Juan 
del  Campillo,  Emiliano  García  y  Tesandro  Santa  Ana. 

Habiendo  estallado  en  Córdoba  el  16  de  agosto  de  1867 
una  revolución  encabezada  por  el  inspector  de  guardias  na- 
cionales de  aquella  provincia  don  Simón  Luengo,  >el  goberna- 
dor Oroño  marchó,  para  contribuir  a  isofocarlo,  a  la  cabeza 
de  2.800  hombres. 

La  actitud  hostil  y  rebelde  feíjercida  por  el  mayor  Nico- 
lás Denis,  con  una  fuerza  como  de  500  hombres  de  caballería 
de  la  frontera  norte  de  la  provincia,  colocó  al  gobernador 
Oroño  en  el  caso  de  requerir,  como  nequirió  la  intervención 
nacional,  el  22  de  diciembre  de  1867. 

Dos  días  despuéís,  el  24  de  diciembre,  estalló  en  el  Rosa- 
rio una  revolución,  dieclarándose  entonces  Oroño,  el  6  de  fe- 
brero de  1868,  en  ejercicio  de  mando  desde  aquella  ciudad, 
donde,  en  esta  última  fecha,  fué  trasladada  la  residencia  de 
las  autoridades  pro\inciales  hasta  el  27  de  enero  de  1868  que 


334  ATíTOKIO   ZINNY 

a  la  aproximación  de  las  fuerzas  nacionales  al  mando  del 
ministro  de  la  guerra,  general  Julián  Martínez,  los  revolu- 
cionarios abandonaron  las  inmediaciones  del  Rotsario. 

Este  restableció  en  sus  respectivos  puestos  todas  las  auto- 
ridadegi  que  funcionaban  antes  del  mo\dmiento  sedicioso  del 
24  de  diciembre,  encabezado  por  el  coronel  Patricio  Rodrí- 
guez, Sin  lembargo,  la  rebelión  no  fué  dominada  en  toda  la 
pro^^ncia,  sino  el  14  de  febrero  de  1868,  en  que  el  goberna- 
dor Oroño  quedó  repuesto  en  el  libre  ejercicio  de  su  autoridad 
constitucional  len  toda  ella. 

Entretanto,  los  doctorejs  José  Benito  Grana  y  Simón  de 
Iriondo,  que  encabezaban  la  resistencia  a  la  autoridad  del 
gobernador  Oroño,  en  la  ciudad  de  Santa  Fe,  protestaron  su 
obediencia  al  gobierno  general,  representado  por  su  comisio- 
nado nacional  el  doctor  Eduardo  Costa,  y  aceptaron  su  cesa- 
ción del  gobierno  de  hecho,  que  el  primero  de  ellos  había 
asumido  por  la  ausencia  de .  Oroño,  a  cuyo  gobierno  siei  some- 
tieron. Mientras  Oroño  disponía  lo  conveniente,  quedó  encar- 
gado de  la  conservación  del  orden  público  en  aquella  ciudad 
y  departamentos  adyacentes,  el  respetable  ciudadano  don  Do- 
mingo Crespo,  desde  el  12  de  febrero,  en  que  se  sometieron 
Grana  e  Iriondo, 

El  gobernador  Oroño  fué  uno  de  los  más  progresistas  que 
tuviera  la  provincia.  Dictó  disposiciones  benéficas  en  el  sen- 
tido de  poblar  y  colonizar  el  territorio  del  Chaco,  estable- 
ciendo fortines  de  4  en  4  llsguas,  y  por  una  ley,  de  fecha  24 
de  agosto  de  1866,  el  poder  ejecutivo  de  la  provincia  quedaba 
autorizado  para  conceder  terrenos  en  propiedad  perpetua  en 
lois  cantones  de  Súnchales,  Cayastacito,  etc.  El  antiguo  cami- 
no de  los  Súnchales,  de  Santa  Fe  a  Santiago  del  Estero,  dis- 
tante como  25  leguas  d'e  uno  a  otro  punto,  siendo  las  vías  rec- 
tas entre  las  capitales  de  las  dos  provincias,  fué  por  los  es- 
forzados empeños  de  Oroño  y  del  gobierno  de  Santiago,  reha- 
bilitado para  su  segura  y  fácil  comunicación.  Al  arrancar  de 
Santa  Fe,  este  camino  toma  la  dineeción  noroeste  y  va  a  bus- 
car la  proximidad  de  las  lagunas,  esteros  y  bañados  de  los 
Porongos  y  por  tanto  se  acerca  a  los  territorios  del  Chaco, 
en  posesión  de  los  indios  para  enderezarse  a  Santiago.  Con 
\m  guerras  civiles  se  despobló  toda  esta  línea,  y  quedó  aban- 
donado el  camino  de  los  Súnchales,  así  como  los  hermosos 
campos  que  atraviesa.  H05''  es  otra  cosa. 

En  el  gobierno  de  Oroño  ise  dictó  la  ley  de  matrimonio 
civil  para  la  provincia,  la  cual  encontró  mucha  oposición,  y 
muy  principalmente  entre  las  damas  cordob^tsas,  protestando 


HISTORIA   DE   LOS    GOBERNADORES   DE  LAS   PROVINCIAS   ARGENTINAS  333 

que,  como  verdaderas  católicas  no  admitirían  jamás  otras  doc- 
trinas Bobre  el  matrimonio  que  las  enseñadas  por  la  iglesia 
católica,  apostólica,  romana,  etc.  Las  señoras  y  señoritas  cor- 
dobesas tanto  se  escandalizaron  die  aquella  ley  que  publicaron 
en  la  prensa  de  aquella  provincia  una  Manifestación  dirigida 
al  helio  sexo  de  la  República  sobre  el  matrimonio  civil. 

Era  este  un  paso  demasiado  agigantado  para  la  provincia 
de  Santa  Fe. 

El  gobiea-nador  Oroño  terminó  su  período  legal  el  23  de 
febrero  de  1868,  isucediéndole  Don  Camilo  Aldao.  Tuvo  por 
ministro  general  al  doctor  Juan  del  Campillo  y  en  seguida  al 
doctor  Emiliano  García. 

1866.  —  D.  Tiburcio  Aldao,  presidente  de  la  municipali- 
dad, delegado  de  Oroño,  durante  la  ausencia  da  éste  a  Coron- 
da,  adonde  fué  con  el  objeto  de  inaugurar  los  trabajos  del 
edificio  para  la  jefatura  política,  pasando  en  seguida  a  Ro- 
sario a  asuntols  de  .servicio  público,  desde  el  15  die  enero  hasta 
eii  12  de  marzo  de  1866,  que  el  propietario  reasumió  el  mando 
gubernativo. 

La  2,^  vez,  durante  la  ausencia  del  mismo  propietario  a 
dicho  punto,  para  la  inauguración  d^eil  edificio  ya  terminado, 
con  destino  a  juzgado  de  paz  y  municipalidad,  desde  el  12 
de  octubre  de  1866. 

La  3.''  vez,  19  de  enero  de  1867,  durante  la  ausencia  del 
propietario  Oroño  de  la  capital. 

La  4.^  vez,  |eai  11  de  julio  hasta  el  1.°  de  septiembre  de 
1867,  durante  la  ausencia  del  propietario  Oroño  en  Córdoba, 
adonde  marchó  al  frente  de  una  fuerza,  con  el  objeto  de  so- 
focar una  revolución,  que  había  estallado  en  aquella  ciudad, 
lencabezada  por  el  inspector  general  de  guardias  nacionales 
don  Simón  Luengo;  hasta  el  2  de  septiembre  del  mismo  año, 
en  que  el  propietario  realsuraió  el  mando  gubernativo  de  la 
provincia. 

1867.  —  Don  José  María  Cullen,  delegado  de  Oroño,  des- 
de el  26  de  diciembre,  en  que  se  ausentó  el  propietario  de  la 
capital,  a  consecuencia  de  la  rievolución  del  24,  ha^ta  el  6  de 
febrero  de  1868,  que  éste  decretó  asiento  del  gobierno  la  ciu- 
dad del  Rosario,  donde  ejerció  las  funciones  gubernativas,  aun 
ant(e«  de  la  fecha  en  que  lo  decretara. 

Los  coroneles  José  Rodríguez  y  Nicolás  Déniz,  conjun- 
tamente, y  el  doctor  Simón  de  Iriondo,  por  separado,  en  un 
manifiesto  dirigido  por  ellds  al  público,  fechado  en  Santa  Fe 
a  27  de  diciembre  (1867)  declararon  que  sus  trabajos  electo- 
rales,  con  feliz   éxito,  aisustaron  al  gobernador  Oroño,  coló- 


336  AlíTONJO    ZIJíNT 

candóle  en  el  camino  de  la  \áolencia  como  único  medio  de 
contrarrestarlo. 

La  persecución  se  hizo  entonces  tiránica,  huyendo  los 
ciudadanos  a  los  campos  de  los  establecimientos  de  Eodríguez 
y  Déniz,  quienes  los  protegieron  proporcionándoles  reses  y 
caballos.  En  vista  de  esto,  el  gobernador  Oroño  organizó  tro- 
pas, que  al  mando  de  Avalos,  fuese  a  batirlos.  Aquellos  le 
amenazaron  y  éste  huyó  hasta  la  fortaleza,  en  donde  fué  si- 
tiado el  gobernador.  El  pueblo  de  Santa  Fe  fué  entonces  a 
incorporarse  a  las  filas  de  los  rebeldes,  aunque  no  se  consi- 
deraban tales  los  coroneles  Rodríguez  y  Déniz,  y  en  obse- 
quio de  la  tranquilidad  pública  y  en  el  deseo  de  evitar  los  ma- 
les que  a  la  ciudad  acarrearía  el  asalto  que  éstos  preparaban, 
aceptaron  la  mediación  de  algunos  ciudadanos,  dando  por  re- 
sultado un  convenio  que  salvaba  la  dignidad  del  gobierno  y  la 
de  ellos  y  garantía  la  libertad  del  sufragio  con  la  delegación 
del  mando  en  la  persona  de  don  José  María  CuUen,  que,  bajo 
su  fe  de  caballero,  nunca  desmentida,  prometió  al  pueblo. 

Los  señores  Eodríguez  y  Déniz  aseguraban,  bajo  su  firma, 
haber  hecho  un  perfecto  uso  de  su  derecho,  al  tomar  las  armas 
en  su  sostén,  como  ciudadanos,  desde  que  el  gobernante  les 
coartaba  ese  derecho. 

En  ese  caso  los  revolucionarios  de  24  de  septiembre  de 
1874,  tuvieron  más  que  derecho,  cuando,  después  de  solicitar 
justicia  que  les  fué  negada,  protestaron  con  las  armas  en  la 
mano  c  ntra  el  fraude  y  la  falsificación  más  escandalosa  de 
que  se  tenga  memoria  en  los  anales  electorales  de  la  Repú- 
blica. 

Para  complemento  de  desgracia,  el  cólera  se  había  des- 
arrollado de  una  manera  terrible.  La  ciudad  de  Santa  Fe, 
cuya  población  no  alcanzaba  a  la  sazón  a  6.000  almas,  perdía 
diariamente  de  20  a  30  personas. 

1868.  —  Doctor  José  Benito  Grana,  presidente  de  la  cá- 
mara de  justicia,  quien  en  ausencia  de  Oroño,  sin  previa  li- 
cencia de  la  legislatura,  como  lo  dispone  la  constitución,  asu- 
mió el  poder  ejecutivo  el  9  de  enero,  acompañado  del  doctor 
Simón  de  Iriondo,  en  calidad  de  ministro. 

Este  fué  un  pretexto  para  legalizar  el  triunfo  de  la  revo- 
lución del  24  de  diciembre  de  1867,  en  el  Rosario,  manifesta- 
do por  la  resistencia  armada  al  desembarco  del  gobernador 
Oroño  y  de  la  fuerza  nacional. 

La  autoridad  del  doctor  Grana  fué  considerada  ilegíti- 
ma por  el  comisionado  nacional,  doctor  Francisco  Pico. 

Los  doctores  Grana  y  S.  Iriondo,  que  se  encontraban  a 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEBN ADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ABGENTINAS  337 

la  cabeza  de  la  resistencia  de  la  autoridad  del  gobernador  Oro- 
ño  en  la  ciudad  de  Santa  Fe  y  departamentos  adyacentes,  al 
fin  se  sometieron,  el  12  de  febrero,  reconociendo  al  goberna- 
dor constitucional  por  la  interposición  del  nuevo  comisionado 
nacional,  doctor  Eduardo  Costa;  quedando,  entretanto,  en- 
cargado del  orden  público  don  Domingo  Crespo,  en  los  pun- 
tos donde  alcanzaba  la  autoridad  de  Grana,  desde  la  citada 
fecha  12  de  febrero  hasta  nueva  disposición  del  gobernador 
propietario. 

El  ministro  en  comisión  del  gobierno  nacional,  doctor 
Eduardo  Costa,  acordó  con  los  sediciosos  la  anulación  de  todo 
lo  practicado  durante  el  gobierno  del  doctor  Grana,  inclusive 
las  elecciones  de  electores  y  el  nombramiento  de  gobernador, 
ei  8  de  febrero,  en  la  persona  de  don  Mariano  Cabal. 

El  doctor  Grana  no  llegó  a  vivir  hasta  el  fin  del  año,  pues 
bajó  a  la  tumba  en  la  madrugada  del  10  de  diciembre,  y  'el 
día  23  tuvieron  lugar  en  la  iglesia  matriz  de  la  capital  de  San- 
ta Fe  los  funerales  acordados  por  el  gobierno  del  doctor  Irion- 
do,  delegado  de  Cabal,  a  cuyo  acto  'concurneron  los  empleados 
de  la  administración. 

1868.  —  Domingo  Crespo,  encargado  de  la  conservación 
del  orden  público,  el  12  de  febrero  de  1868,  por  la  acefaiía 
en  que  venía  a  quedar  la  ciudad  de  Santa  Fe  y  los  departa- 
mentos adyacentes  de  San  Jerónimo  y  San  José,  con  el  some- 
timiento del  gobernador  de  hecho,  doctor  Grana,  a  la  auto- 
ridad legítima  de  Oroño. 

Este  encargado  del  mando  que  don  D.  Crespo  ejerció 
desde  el  12  de  febrero,  le  fué  conferido  por  el  comisionado 
nacional,  doctor  E.  Costa,  hasta  tanto  dispusiera  lo  conve- 
niente el  gobernador  constitucional  Oroño. 

1868.  —  D.  Camilo  Aldao,  nombrado  provisorio  el  23  de 
febrero,  día  en  que,  por  haber  terminado  Oroño  su  período 
legal,  se  recibió  previo  juramento  que  prestó  ante  la  legisla- 
tura, y,  como  ésta  careciese  de  quorum  legal,  prestó  nuevo 
juramento,  una  vez  llenado  este  requisito  exigido  por  el  co- 
misionado nacional,  doctor  E.  Costa,  el  27  de  febrero,  desde 
cuya  fecha  quedó  reconocido  por  las  autoridades  nacionales 
y  provinciales,  como  tal  gobernador  de  la  provincia. 

Sin  embargo,  el  comisionado  nacional  Costa,  en  vista  de 
que  el  gobernador  interino  C.  Aldao,  nombrado  al  solo  objeto 
de  mandar  practicar  y  presidir  las  elecciones,  se  perpetuaba 
en  una  interinidad  que  no  estaba  prevista  por  la  constitución 
y  el  pueblo  se  veía  defraudado  en  uno  de  sus  más  legítimos  y 
valiosos  derechos,  negándose  bajo  pretextos  inadmisibles  a  ha- 


338  ANTONIO   ZINNY 

cer  la  convocatoria,  el  7  de  marzo  expidió  un  decreto  convo- 
cando al  pueblo  de  la  provincia  el  22  del  mismo  a  elegir  los 
electores  que  había  de  nombrar  el  gobernador  propietario,  re- 
tirándose de  la  provincia  el  28  del  citado  mes. 

El  gobernador  Aldao  continuó  en  el  ejercicio  de  sus  fun- 
ciones, como  interino,  hasta  el  7  de  abril,  en  que,  reunida  la 
junta  electoral,  nombró  gobernador  constitucional  a  don  Ma- 
riano Cabal,  por  el  término  de  tres  años,  cesando,  por  consi- 
guiente, la  interinidad. 

Tuvo  por  ministro  al  doctor  Pedro  Rueda  y  doctor  Emi- 
liano García. 

1868.  —  D.  Mariano  Caljal,  nombrado  en  propiedad  el  7 
de  abril  por  el  término  de  tres  años,  y  puesto  en  posesión  del 
cargo  el  mismo  día,  habiendo  nombrado  ministro  general  al 
doctor  Simón  de  Iriondo. 

El  señor  Cabal  había  ^ido  electo  el  8  de  febrero,  pero  es- 
ta elección  y  la  de  electores  fueron  anuladas  como  inconstitu- 
cionales, por  el  estado  de  asamblea  en  que  se  encontraba  la 
provincia,  hasta  que  tuvo  lugar  el  sometimiento  de  las  fuer- 
zas de  la  provincia  a  la  autoridad  nacional,  representada  por 
el  ministro  en  comisión,  doctor  Eduardo  Costa. 

El  19  de  julio  delegó  el  mando  en  don  Pascual  Rosas, 
jefe  político  del  Rosario,  por  haberse  ausentado  de  la  capital, 
acompañado  del  ministró  Iriondo,  hasta  el  5  de  agosto,  que 
lo  reasumiera. 

El  gobernador  Cabal  había  salido  con  el  objeto  de  conse- 
guir armas  y  el  cambio  de  los  jefes  de  la  frontera,  según  se 
aseguraba. 

1868.  —  Don  Pascual  Rosas,  delegado  de  Cabal,  durante 
la  ausencia  de  éste,  desde  el  19  de  julio,  en  que,  con  la  autori- 
zación de  la  legislatura,  salió  de  la  provincia  con  su  ministro 
general  el  doctor  Simón  de  Iriondo,  por  asuntos  de  interés 
público,  hasta  el  5  de  agosto. 

1868.  —  Don  Mariano  Calal,  gobernador  constitucional 
desde  el  5  de  agosto,  que  reasumió  el  mando,  hasta  septiem- 
bre, que  se  ausentó  para  Buenos  Aires,  de  donde  regresó  el 
10  de  diciembre,  partiendo  en  seguida  para  el  Rosario. 

1868.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  ministro  general,  dele- 
gado de  Cabal,  durante  la  ausencia  de  éste,  desde  septiembre 
de  1868  hasta  el  16  de  febrero  de  1869. 

1871.  —  Don  Mariano  Cabal,  propietario,  desde  el  11  de 
febrero  de  1869,  que  reasumió  el  mando,  hasta  el  25  de  di- 
ciembre, que  volvió  a  ausentarse,  delegando  en  su  ministro. 

1869.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  delegado  de   Cabal, 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEENADOEES  DE  LAS  PR0\1XCIAS  ABGENTINAS  339 

desde  el  25  de  diciembre  hasta  el  2  de  marzo  de  1870,  que 
duró  la  ausencia  del  propietario  Cabal  a  la  visita  de  campa- 
ña, etc. 

1870,  —  Don  Mariano  Cabal,  propietario,  desde  el  2  de 
marzo,  que  reasumió  el  mando. 

1870.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  ministro  general,  dele- 
gado de  Cabal,  que  salió  a  campaña,  desde  el  28  de  diciem- 
bre, hasta  el  11  de  febrero  de  1871. 

1871.  —  Don  Mariano  Cahal,  propietario,  desde  el  11  de 
febrero,  en  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  hasta  el  7  de 
abril,  en  que  terminó  su  período  legal,  sucediéndole  el  doctor 
Iriondo. 

Como  se  acaba  de  ver,  el  señor  Cabal  fué  el  gobernador 
más  andariego  que  se  conoce. 

1871.  —  Doctor  SimÓ7i  de  Iriondo,  propietario,  desde  el 
7  de  abril  hasta  el  12  de  octubre,  que,  ausentándose  con  per- 
miso para  la  ciudad  de  Córdoba,  delegó  desde  el  Rosario,  fen 
el  jefe  político  de  este  departamento,  don  Servando  Bayo. 

1871.  —  Don  Servando  Bayo,  jefe  político  del  departa- 
mento del  Rosario,  delegado  de  Iriondo,  desde  el  12  de  octu- 
bre, en  que  éste  se  ausentó  a  la  ciudad  de  Córdoba,  con  el  ob- 
jeto de  asistir  a  la  apertura  de  la  Exposición  Nacional,  hasta 
el  5  de  diciembre. 

1871.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  propietario,  desde  el 
5  de  diciembre,  en  que,  habiendo  cesado  las  causas  que  moti- 
varon su  ausencia  de  la  provincia,  reasumió  el  mando  guber- 
nativo, que  ejerció  hasta  que,  debiendo  ausentarse  nuevamen- 
te de  la  capital,  lo  delegó  el  27  de  enero  de  1872,  en  su  minis- 
tro general  de  gobierno,  doctor  Argento. 

1872,  —  Doctor  Aureliano  Argento,  ministro  general  de- 
legado de  Iriondo  desde  el  27  de  enero,  en  que  éste  se  ausentó, 
hasta  el  24  de  febrero,  que  cesó  la  delegación,  por  haber  re- 
asumido el  mando  gubernativo  el  propietario. 

1872.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  propietario,  desde  el 
24  de  febrero,  en  que,  después  de  su  visita  a  la  campaña,  re- 
asumió el  mando,  hasta  el  14  de  mayo. 

Con  motivo  de  la  rebelión  de  Entre  Ríos  tuvo  que  ausen- 
tarse de  la  capital  y  puso  en  posesión  del  mando  al  vicego- 
bernador Comas,  el  30  del  mismo  mes  de  1873,  reasumiéndo- 
lo el  8  de  junio. 

1872.  —  Don  Mariano  Comas,  vicegobernador,  nombrado 
el  7  de  abril  de  1871  y  puesto  en  ejercicio  del  poder  ejecutivo 
el  14  de  mayo  de  1872,  con  motivo  de  la  visita  del  gobernador 
Iriondo  a  la  campaña. 


340  ANTONIO    ZINNY 

El  30  de  marzo,  de  1873,  el  señor  Comas  ejerció  por  se- 
gunda vez  el  poder  ejecutivo,  por  ausencia  del  gobernador  en 
servicio  nacional,  con  motivo  de  la  rebelión  en  Entre  Ríos, 
hasta  el  8  de  junio. 

1873.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  gobernador  propieta- 
rio, desde  el  8  de  junio  que  reasumió  el  mando  de  la  provin- 
cia hasta  el  7  de  abril  de  1874,  que  terminó  su  período  legal, 
sucediéndole  Bayo. 

El  doctor  Pedro  L.  Funes  fué  su  ministro  general  has- 
ta el  24  de  enero  de  1874,  que  renunció  el  cargo. 

1874.  —  Don  Servando  Bayo,  gobernador  y  D.  Juan  M. 
Zavalla,  vicegobernador,  puesto  el  primero  en  posesión  del 
mando  de  la  provincia  el  7  de  abril  de  1874,  en  que  sucedió 
al  doctor  Iriondo,  hasta  el  7  de  octubre  de  1875,  que,  tenien- 
do que  desempeñar  una  comisión,  se  ausentó  de  la  capital  en- 
trando en  ejercicio  el  segundo. 

Tuvo  por  ministros  al  doctor  Melquíades  Salva  y  el  doc- 
tor Manuel  D.  Pizarro,  hasta  junio  de  1875,  que  entró  a  des- 
empeñar el  cargo  el  doctor  Aureliano  Argento,  a  quien  suce- 
dió como  ministro  general  el  doctor  Pedro  L.  Funes,  desde  el 
30  de  octubre  de  1877. 

1874.  —  Don  Juan  Manuel  Zavalla,  vicegobernador,  en 
ejercicio  del  poder  ejecutivo,  en  ausencia  del  gobernador  Ba- 
yo en  comisión,  desde  octubre  de  1874  hasta  el  19  de  marzo 
de  1875. 

El  ciudadano  don  Melquíades  Salva  fué  su  ministro  ge- 
neral. 

1875.  —  Don  Servando  Bayo,  propietario,  desde  el  19  de 
marzo  que,  de  regreso  de  la  comisión  que  le  había  sido  con- 
ferida por  decreto  de  7  de  octubre  de  1874,  reasumió  el  man- 
do, hasta  el  7  de  marzo  de  1876,  que,  en  su  ausencia,  entró 
el  vicegobernador. 

1876.  —  Don  Juan  M.  Zavalla,  vicegobernador,  desde  el 
7  de  marzo  de  1876,  en  que,  por  ausencia  del  gobernador  Ba- 
yo de  la  capital,  entró  en  ejercicio  del  poder  ejecutivo  de  la 
provincia,  hasta  el  3  de  abril  del  mismo  año. 

1876.  —  Don  Servando  Bayo,  gobernador,  desde  el  3  de 
abril  de  1876,  que  reasumió  el  mando,  hasta  el  7  de  abril  de 
1877,  que  delegó  en  el  vicegobernador, 

1877.  —  Don  Juan  M.  Zavalla,  vicegobernador  en  ejer- 
cicio del  poder  ejecutivo,  desde  abril,  en  ausencia  de  Bayo 
de  la  capital,  hasta  julio. 

1877.  —  Don  Servando  Bayo,  gobernador  constitucional 
desde  julio,  que  reasumió  el  mando,  hasta  el  7  de  abril  de 


HISTOEIA   DE  LOS   QOBEBN ADOBES   DE   LAS   PROVINCIAS   AEGENTIPTAS    34 1 

1878,  que  terminó  su  período  legal,  sucediéndole     el  doctor 
Iriondo. 

1878.  —  Doctor  Simón  de  Iriondo,  gobernador  propieta- 
rio y  don  Manuel  E  chagüe,  vicegobernador  desde  el  7  de 
abril,  que  aquél  tomó  posesión  del  mando  por  el  período  CDns- 
titucional,  sucediendo  a  Bayo,  a  quien  había  precedido. 

Organizó  su  ministerio  con  los  señores  don  Pedro  C.  ilei- 
na,  gobierno,  y  don  Wenceslao  Escalante,  hacienda,  justicia, 
culto  e  instrucción  pública. 

Hasta  la  fecha  (septiembre  de  1879),  en  que  va  a  la  pren- 
sa la  presente  Historia,  el  doctor  Iriondo  sigue  en  el  gobier- 
no de  la  provincia. 


PROVINCIA  DE  ENTRE  RÍOS 

(1819=  1878) 


FUNDACIÓN  DE  LOS  PUEBLOS  DE  ENTRE  RÍOS 

El  territorio  de  Entre  Ríos,  dividido  casi  a  su  mitad  por 
el  río  Gualeguay,  perteneció:  la  costa  del  Paraná  a  la  juris- 
dicción de  Santa  Fe  y  la  del  Uruguay  a  Buenos  Aires. 

Habiendo  acaecido  un  motín  en  los  partidos  de  Entre 
Ríos,  en  1772,  el  virrey  de  Buenos  Aires,  don  Juan  José  de 
Vértiz,  dispuso  que  el  ayudante  mayor  del  regimiento  de  dra- 
gones de  Almansa,  don  Tomás  de  Rocamora,  pasase  a  averi- 
guar el  suceso  y  proceder  al  arresto  de  los  reos,  encargándo- 
se al  mismo  tiempo  la  formación  de  algún  plan  oportuno  pa- 
ra asegurar  la  paz  entre  los  moradores  de  la  comarca. 

La  primera  diligencia  del  comisionado  fué  formar  pa- 
drones de  las  familias  o  habitantes  dispersos  en  los  cinco  par- 
tidos denominados  por  los  ríos  de  su  inmediación  Gualeguay 
Grande,  Gualeguay chú,  Arroyo  de  la  China,  Paraná  y  No- 
goyá,  sobre  los  cuales  pasó  el  10  y  11  de  agosto  del  mismo 
año  (1772)  los  informes  respectivos,  que  se  extraviaron  en 
las  oficinas  del  gobierno  de  Buenos  Aires.  Sin  embargo,  por 
la  contestación  del  virrey,  de  fecha  4  de  noviembre  del  cita- 
do año,  consta  el  recibo  de  dichos  documentos  y  su  resolución 
adoptada,  la   cual  se  reducía  en  los  términos  siguientes : 

Comisionábase  al  expresado  Rocamora  la  plantificación 
de  las  poblaciones,  despachando  a  sus  órdenes  agrimensor  que 
las  delinease,  con  copias  de  un  modelo  seguido  en  la  erección 
de  otros  pueblos  nuevos,  y  disponía  al  mismo  tiempo  que  los 
comisionados  de  justicia  del  Paraná  y  Nogoyá  debían  estarle 
subordinados,  con  independencia  de  los  jueces  de  la  ciudad  de 
Santa  Fe. 

En  cumplimiento  del  expresado  encargo,  el  comisionado 
Rocamora  pasó  al  virrey  su  segundo  informe  en  18  de  febre- 
ro de  1773,  acompañando  el  plano  del  terreno  elegido  para  la 
fundación  del  primer  pueblo  o  villa,  en  el  partido  de  Guale- 
guay Grande,  que  mereció  la  aprobación  del  virrey  (8  de 
marzo),  y  se  denominó  San  Antonio  de  Gualeguay,  con  150 
vecinos  y  con  sus  autoridades,  que  consistían  en  alcalde,  re- 
gidores, escribano  y  comandante  de  milicias. 

Trasladóse  en  seguida  al   partido  denominado  del  Uru- 


346  ÁIfTO>"TO    ZINXT 

guay  o  Arroyo  de  la  China,  y  fundó  un  nuevo  pueblo  bajo 
la  denominación  de  Nuestra  Señora  de  la  Concepción  de\ 
Uruguay,  habiendo  repartido  133  sitios,  sobre  lo  cual  pasó 
su  tercer  informe  en  25  de  junio  de  1783,  con  la  aprobación 
del  virrey,  que  le  fué  concedida  en  12  de  julio. 

Después  de  adoptar  algunas  providencias  para  el  ade- 
lanto del  establecimiento  de  la  población  de  la  Concepción  del 
Uruguay,  el  comisionado  Kocamora  pasó  al  partido  de  Gua- 
leguaychú,  donde  en  20  de  octubre  del  mismo  año  (1783), 
fundó  el  tercer  pueblo  o  villa  con  el  nombre  de  San  José  de 
Guale guaychú,  habiendo  repartido  85  sitios  para  casas  a  los 
pobladores  que  había  reunido. 

Con  el  cambio  de  virrey,  que  se  efectuó  en  febrero  de 
1784,  sustituyendo  a  Vértiz  el  marqués  de  Loreto,  se  suspen- 
dió la  erección  de  las  villas  proyectadas  en  los  departamentos 
de  Paraná  y  Nogoyá,  en  -virtud  de  haber  éste  conferido  comi- 
sión a  Rocamora  para  traslarse  a  Montevideo,  dejando  el 
mando  militar  del  partido  de  Gualeguaychú  a  don  Francisco 
Ormaechea.  Este  no  adelantó  nada  en  el  ejercicio  de  sus  co- 
misiones, por  lo  cual  el  mismo  marqués  de  Loreto  dispuso,  en 
13  de  diciembre  de  1785,  regresase  a  Entre  Eíos,  ejercien- 
do el  mando  de  sus  partidos  el  ajTidante  mayor  don  Tomás 
de  Rocamora. 

El  3  de  abril  de  1785,  pasó  éste  un  informe  al  virrey  ma- 
nifestando "que  la  nueva  villa  de  la  Concepción  del  Uruguay, 
antes  Arroyo  de  la  China,  no  había  padecido  notable  deca- 
dencia; que  la  de  San  José  de  Gualeguaychú,  que  empezaba  a 
cuajar  a  su  salida,  no  había  adelantado  un  paso;  pero  que  la 
de  Gualeguay,  que  era  antes  la  más  adelantada,  había  pade- 
cido total  atraso,  pues  se  habían  \Tielto  varios  de  los  pobla- 
dores con  abandono  de  sus  casas  a  sus  antiguos  albergues  en 
el  campo,  a  vivir  una  vida  diversa  de  la  que  proporciona  la 
sociedad,  a  que  aun  no  habían  tomado  gusto". 

En  el  mismo  informe  añadía  que  en  el  partido  del  Para- 
ná, donde  se  hallaba,  se  hacía  muy  necesario  el  pronto  arre- 
glo del  pueblo  y  la  organización  proyectada  para  la  adminis- 
tración de  justicia,  que  no  podía  expedirse  por  un  juez  pe- 
dáneo que  quería  depender  de  los  de  la  ciudad  de  Santa  Fe. 
Que  aun  más  urgentes  eran  iguales  arreglos  en  el  partido  de 
Nogoyá,  por  cuanto  en  las  costas  del  norte,  arroyo  arriba, 
no  se  había  conocido  la  justicia,  que  eran  un  asilo  de  fora- 
gidos,  que  se  emboscaban  y  burlaban  toda  vigilancia,  abrigan- 
do contrabandistas  y  otros  malévolos,  de  cuyos  frecuentes  ho- 
micidios y  otros  sucesos  se  hizo  una  pintura  muy  viva  y  efi- 


HISTORIA   DE   LOS    GOBEBNADOBES   DE   LAS   PHOVINCIAS   ARGENTINA^    347 

caz  para  excitar  al  gobierno  a  poner  el  más  pronto  remedio, 
lo  que  se  conseguiría  con  los  propuestos  establecimientos.  Que 
el  estado  de  la  iglesia  de  estos  pueblos  era  miserable ;  que 
los  desórdenes  eran  inevitables  por  defecto  de  no  haber  cár- 
cel segura,  y  proponía  que  los  medios  de  ocurrir  a  éstas  y 
otras  urgencias  que,  los  impuestos  municipales  que  la  ciudad 
de  Santa  Pe  tenía  establecidos  en  la  ciudad  de  Paraná  y 
Nogoyá,  se  extendiesen  a  todos  los  cinco  partidos  de  Entre 
Eíos  en  general,  para  que  su  producto  cediese  en  cada  una 
a  beneficio  de  sus  respectivas  obras  y  obligaciones  comunes; 
que  la  madera,  leña  y  efectos  del  país  pagasen  impuesto  de 
extracción;  que  se  arreglasen  aranceles,  se  uniformasen  los 
pesos  y  medidas,  se  facilitase  el  camino  a  los  pobladores  para 
aplicarse  al  cultivo  de  tierras  y  cría  de  ganados,  cuyo  logro, 
aunque  difícil,  no  era  imposible  si  se  sostenía  con  tesón. 

Ninguna  providencia  tomó  el  virrey  para  el  adelanto  de 
las  fundadas  villas  y  formación  de  las  proyectadas,  Conti- 
nuando Rocamora  en  inacción  y  con  limitadas  facultades  bas- 
ta abril  de  1786,  en  que,  con  motivo  del  suicidio  de  un  reo, 
el  comandante  Rocamora  fué  relevado  por  el  teniente  coronel 
don  Juan  Francisco  Somalo,  quien  se  recibió  del  mando  dé 
los  partidos  de  Entre  Ríos  el  20  de  mayo  del  mismo  año,  en 
la  villa  de  Gualeguay.    (1) 


En  virtud  de  la  ley  cTe  21  de  abril  de  1873,  que  disponía 
la  recopilación  de  las  lej^es  y  decretos  dictados  en  la  provin- 
cia desde  el  10  de  septiembre  de  1814  basta  el  31  de  diciem- 
bre de  1872,  el  gobierno  del  doctor  Leónidas  Echagüe  nombró 
en  30  de  julio  del  mismo  año,  una  comisión  con  tal  encargo. 

Esta  comisión,  al  presentar,  en  2  de  octubre  de  1873,  los 
materiales  para  el  primer  tomo  de  la  recopilación,  compren- 
diendo el  período  desde  el  año  1821  inclusive,  dijo  que,  "a 
pesar  de  la  más  prolija  inspección  practicada  en  los  archivos 
general  y  particulares  de  algunas  oficinas,  no  había  podido 
encontrar  documento  alguno  que  importe  una  disposición  y 
que  se  refiriese  a  la  época  anterior  al  mencionado  año  21 : 
que  continuaría  sus  investigaciones  para  llenar  su  come- 
tido, etc. 

Tenemos  noticia  de  que  el  señor  don  Olegario  Andrade 


(1)     Véase  La  Ee-vista  del  Paraná,  de  la  que   hemos  tomado  los  da- 
tos  relativos  a  las  fundaciones  de  los  pueblos   de  Entre   Ríos. 


348  ANTONIO    ZINNT 

posee  los  papeles  de  Ramírez  y  de  los  caudillos  o  gobernado- 
res, recogidos  en  el  propósito  de  escribir  su  historia. 

Consecuente  con  el  plan  que  nos  hemos  trazado  de  pre- 
sentar los  nombres  de  los  jefes  de  las  pro\áncias,  cualquiera 
que  haya  sido  la  denominación  bajo  la  cual  eran  conocidos, 
desde  1810,  con  su  historia  respectiva,  damos  principio  por 
los  comandantes  de  los  Partidos  de  Entre  Ríos,  cuyo  poder 
y  autoridad  equivalían  a  los  de  los  gobernadores  o  tenientes 
gobernadores,  como   el  lector  tendrá   ocasión  de  reconocer. 

La  Banda  Oriental,  Entre  Ríos  y  Corrientes  formaban 
una  de  las  Provincias  Unidas  con  la  denominación  de  Fro- 
vincia  Oriental  del  Rio  de  la  Plata,  regida  por  un  goberna- 
dor intendente,  hasta  que,  por  decreto  de  10  de  septiembre 
de  1814,  expedido  por  el  Director  Posadas,  se  formó  la  Pro- 
vincia de  Entre  Ríos,  teniendo  por  límites,  al  norte,  la  línea 
que,  entre  los  Ríos  Paraná  y  Uruguay,  forma  el  Río  de  Co- 
rrientes, en  su  confluencia  con  aquél,  hasta  la  del  Arroyo 
Aguarachí,  y  este  mismo  Arroyo  con  el  de  Curuzú  Cuatiá, 
hasta  su  confluencia  con  el  Miriñay,  en  las  inmediaciones  del 
Uruguay;  al  este,  el  Uruguay,  y  al  sur  y  oeste,  el  Paraná,  y 
por  capital  de  esta  Provincia  Villa  de  la  Concepción  del  Uru- 
guay, quedando,  por  consiguiente,  separado  este  territorio 
(Entre  Ríos  y  Corrientes),  de  la  intendencia  de  Buenos  Ai- 
res, de  que,  hasta  el  año  1814,  dependía. 

En  1819,  las  villas,  denominadas  Bajada  del  Paraná  y 
Uruguay,  fueron  elevadas  al  rango  de  villas,  capitales  de  la 
provincia  de  Entre  Ríos,  y  el  26  de  agosto  de  1826,  en  ciu- 
dades. 


COMANDANTES  DE  LOS  PARTIDOS  DE  ENTRE  RÍOS 

1810.  ~  D.  José  de  Ur quiza  (1),  (padre  del  después  ge- 
neral y  gobernador  J.  J.  de  Urquiza),  comandante  del  Par- 
tido de  la  Concepción  del  Uruguay,  desde  1804  y  de  los  Par- 
tidos de  Entre  Ríos  y  bajo  la  dependencia  de  la  tenencia  de 
gobierno  de  Santa  Fe,  de  orden  de  la  Junta  de  Buenos  Ai- 
res, desde  el  5  de  septiembre  de  1810. 

Continuó  sirviendo  el  mismo  empleo  hasta  el  4  de  octu- 
bre, que,  a  su  solicitud,  fué  exonerado  de  la  comandancia  por 
el  general  Belgrano;  trasmitiéndola,  el  19,  a  su  sucesor. 

La  Junta  fué  (8  de  julio)  reconocida  y  felicitada  por  el 
Cabildo  de  la  Concepción  del  Uruguay  (2),  ofreciendo  man- 
dar su  diputado  y  dictando  las  disposiciones  convenientes  pa- 
ra solemnizar  su  reconocimiento. 

El  comandante  Urquiza  había  adoptado  todas  las  medi- 
das recomendadas  por  la  Junta,  mandando  recoger  armas  y 
desertores  en  el  Partido,  impidiendo  toda  correspondencia  en- 
tre el  Paraguay  y  Montevideo,  etc.;  pero  cuando  se  le  comu- 
nicó (5  de  septiembre),  por  la  Junta,  que  la  Comandancia 
de  Entre  Ríos  dependía  de  la  Tenencia  de  gobierno  de  San- 


(1)  El  5  de  mayo  de  1860,  el  gobernador  Justo  José  de  Urquiza, 
dispuso  la  traslación  de  los  restos  de  sus  padres,  don  José  de  Urquiza  y 
doña  Cándida  García  de  Urquiza,  y  de  sus  hermanos  don  Juan  José  y 
doña  Ana  de  Urquiza,  desde  Buenos  Aires,  y  los  del  otro  hermano,  el 
gobernador  Cipriano  de  U.,  que  habían  sido  trasladados  de  la  ciudad  de 
Nogoyá,  donde  pereció,  víctima  de  la  guerra  civil,  y  quedaron  deposita- 
dos en  el  edificio  de  la  comandancia  del  puerto,  en  una  urna  cineraria,  que 
fué   incorporada   a   la   comitiva  fúnebre   hasla   el    Uruguay. 

(2)  El  pueblo  de  la  Concepción  del  Uruguay,  centro  de  la  adminis- 
tración política,  comercial  y  administrativa  de  esa  parte  de  Entre  Ríos, 
cuyas  relaciones  abrazaban  todo  el  Alto  Uruguay,  hasta  las  provincias 
de  Corrientes  y  Misiones,  fué  fundado,  como  ya  se  dijo,  por  el  comandan- 
te Tomás  de  Rocamora  en  17S3.  Por  decreto  de  10  de  septiembre  de  1814, 
expedido  por  el  director  Posadas,  la  Villa  Concepción  fué  declarada  ca- 
pital de  la  provincia,  hasta  el  año  1821  que  el  gobernador  Mansilla  tras- 
ladó la  capital  a  la  ciudad  del  Paraná.  En  1826,  a  moción  del  diputado 
al  congreso  provincial  del  Paraná,  don  Justo  José  de  Urquiza,  fué  ele- 
vada por  la  sala  al  rango  de  ciudad  y  cuando,  en  1841,  fué  el  general 
Urquiza  elevado  al  gobierno  de  la  pro\incia,  la  Concepción  volvió  a  ser 
la  capital,  por  ser  el  lugar  donde  naciera  el  después  libertador  de  la  ti- 
ranía. Su  padre,  comandante  del  partido  en  1804,  era  un  vecino  y  rico 
propietario,  establecido  a  tres  leguas  al  norte  de  la  ciudad  de  la  Concep- 
ción, sobre  la  margen  izquierda  del  arroyo  que  lleva  hoy  su  nombre,  a 
inmediaciones  del  paso  del  camino  a  Colón,  donde  aun  se  descubre  sin 
trabajo,  entre  las  plantas  silvestres,  los  cimientos  de  piedra  de  una  vasta 
capilla  y  población. 


35°  ATTTOlsriO   ZINNY 

ta  Fe,  presentó  (13  de  id.),  la  renuncia  del  empleo,  a  causa 
de  sus  dolencias,  continuando,  empero,  prestando  servicio 
aun  después  de  haber  sido  aceptada  por  la  Junta  (el  4  de  oc- 
tubre) y  dando  cumplimiento  a  órdenes  recibidas  anterior- 
mente de  la  misma  Junta. 

1810.  —  Dr.  José  Miguel  Díaz  Vélez,  comandante,  desde 
el  19  de  octubre,  que  fué  exonerado  de  la  Codnandancia  don 
José  Urquiza,  a  su  solicitud. 

En  la  misma  fecha  fué  comisionado  por  el  general  Bel- 
grano  para  disciplinar  las  milicias  de  la  Concepción  del  Uru- 
guay, y  extirpar  la  mala  semilla  del  enemigo,  remitiendo  todo 
europeo  sospechoso  a  disposición  del  teniente  gobernador  de 
Santa  Fe. 

1814.  —  Coronel  Hilarión  de  la  Quintana,  nombrado  en 
enero  comandante  general,  hasta  agosto,  que  le  sucedió  el  en- 
tonces coronel  B.  J,  Pico,  como  gobernador  intendente  in- 
terino. 

1814.  —  Coronel  Blas  José  Pico,  nombrado  gobernador 
intendente  interino  por  el  Director  Posadas,  en  agosto  de 
1814,  hasta  el  4  de  noviembre,  que  fué  nombrado  el  coronel 
J.  J.  Viamonte,  teniendo  por  asesor  y  secretario  al  doctor  Ber- 
nardo Vélez,  que  había  sido  nombrado  desde  el  28  de  se- 
tiembre. 

Cuando  el  teniente  coronel  José  Melián,  comisionado  por 
el  Director  Posadas  (24  de  agosto)  para  hacerse  cargo  de  la 
comandancia  general  de  las  milicias  de  Entre  Ríos,  con  la  or- 
den de  formar  allí  cuatro  regimientos,  en  la  Concepción  del 
Uruguay,  el  gobernador  Pico  le  informó  de  la  imposibilidad 
de  llevar  a  cabo  su  pensamiento,  por  el  estado  de  insubordi- 
nación en  que  se  encontraban  los  paisanos,  sostenidos  por  las 
montoneras  del  general  Artigas,  que  frecuentemente  amaga- 
ban atacar  aquel  pueblo. 

Melián  hizo  sus  ensayos,  pero  sin  buen  resultado.  En 
Gualeguaychú  no  fué  más  feliz,  y  en  Gualeguay,  Nogoyá  y 
Bajada  del  Paraná  encontró  Melián  una  acalorada  oposición 
a  todo  cuanto  emanaba  del  gobierno  central.  Al  regresar  al 
Uruguay,  desde  donde  dio  cuenta  al  gobierno  que  su  per- 
manencia en  Entre  Ríos  era  infructuosa,  se  encontró  con  el 
coronel  Viamonte,  que  iba  a  relevar  al  gobernador  Pico. 

1814.  —  Coronel  Juan  José  Viamonte,  gobernador  inten- 
dente, nombrado  el  4  de  noviembre  por  el  Director  Posadas, 
en  reemplazo  del  coronel  B.  J.  Pico. 

Derrotado  completamente  por  Artigas  el  coronel  Manuel 
Dorrego,  en  la  acción  de  Arerunguá,  en  la  Banda  Oriental, 


HISTOBL..  CE   LOS   GOBKENADOEIS   DE   LAS   PROTTÍTCIAS   iiBSÍEIírTIKrAiS   3  51 

con  toda  la  división  que  había  sacado  de  Montevideo,  el  go- 
bernador Viamonte  mandó  al  teniente  coronel  Melián  pasase 
inmediatamente  el  Uruguay,  con  300  hombres,  para  prote- 
ger a  los  dispersos,  lo  que  éste  ejecutó,  situándose  en  Pay- 
sandú,  en  donde  recibió  al  comando  de  granaderos  a  caballo 
don  José  Matías  Zapiola,  con  algunos  oficiales  y  parte  de  su 
tropa,  a  los  que  proporcionó  embarcaciones  para  que  se  tras- 
ladasen al  Arroyo  de  la  China,  de  donde  pasaron  a  Buenos 
Aires. 

Las  divisiones  de  Otorgues  y  de  Blas  Basualdo  se  diri- 
gían rápidamente  a  atacar  la  Villa  del  Uruguay,  con  cuyo 
motivo  el  gobernador  Viamonte  ordenó  a  Melián  repasase  el 
río  y,  sin  pérdida  de  momento,  fuese  en  protección  del  pue- 
blo, y  con  el  auxilio  de  unos  100  dragones  que,  con  los  coro- 
neles Valdenegro  y  Hortiguera,  acababan  de  llegar  de  Bue- 
nos Aires,  salieron  a  campaña  al  encuentro  de  los  artiguistas, 
a  los  que,  después  de  sostener  el  fuego  por  más  de  una  hora, 
consiguieron  alcanzar  y  deshacer  completamente  en  el  Rincón. 

1815.  —  Coronel  José  Eusehio  Eereñil,  caudillo,  como 
uno  de  tantos  que  dominaban  las  diferentes  regiones  de  la 
provincia. 

Triunfante  Artigas  de  los  repetidos  ejércitos  mandados 
por  el  gobierno  de  Buenos  Aires  a  la  Banda  Oriental  empezó 
a  suscitar  su  sistema  federal  sui  generis  en  Entre  Ríos,  pro- 
tegiendo las  montoneras  que  encabezada  don  J.  Ensebio 
Hereñú. 

El  gobierno  de  Santa  Fe,  de  que  a  la  sazón  dependía  el 
Entre  Ríos,  despachó  al  coronel  Federico  Holmberg  (barón 
Kailitz)  con  una  división  compuesta  de  la  compañía  de  Blan- 
dengues de  aquella  ciudad  al  mando  de  su  capitán  Pedro 
Pablo  Morcillo  y  alguna  tropa  más  de  Buenos  Aires,  para 
destruir  aquellas  montonera.s. 

Los  entrerrianos  mandados  por  Hereñú  y  protegidos  por 
el  general  Artigas,  derrotaron  a  Holmberg  completamente, 
cerca  de  la  Villa  de  Paraná,  tomando  prisionero  a  éste  y  ma- 
tándole algunos  hombres,  entre  éstos  al  capitán  Morcillo. 

Desde  entonces,  Hereñú  quedó  en  posesión  del  Paraná, 
bajo  el  protectorado  de  Artigas,  declarándose  independiente, 
hasta  diciembre  de  1817,  que  se  sublevó  contra  el  Protector, 
sometiéndose  al  Directorio.  Su  ejemplo  fué  imitado  por  sus 
subordinados  don  Evaristo  Carriego,  su  segundo,  el  coman- 
dante Gervasio  Correa,  en  Gualeguay;  don  Gregorio  Sama- 
niego,  en  Gualeguaychú,  en  cuya  protección  marchó  de  Bue- 


352  ANTONIO   ZINNY 

nos  Aires  una  expedición  al  mando  del  coronel  Luciano  Mon- 
tes de  Oca. 

1817.  —  Coronel  José  Francisco  Rodríguez,  bajo  el  pro- 
tectorado de  los  generales  Artigas  y  Ramírez,  el  cual  desde  la 
derrota  del  general  Marcos  Balcarce  en  el  Saucesito,  el  18  de 
marzo  de  1818,  quedó  dueño  absoluto  de  Entre  Ríos. 

1818.  —  General  Francisco  Ramírez,  (uno  de  los  que,  el 
11  de  febrero  de  1811,  en  medio  de  las  bayonetas,  dieron  el 
grito  de  libertad  en  la  Banda  Oriental  y  el  Entre  Ríos,  ocu- 
pado por  el  ejército  español  al  mando  de  Michelena),  Supre- 
mo entrerriano  hasta  el  10  de  julio  de  1821,  en  que,  después 
de  mantener  en  jaque  todo  el  litoral,  ya  federado  con  el  ge- 
neral Artigas,  a  quien  concluyó  por  derrotar  y  ahuyentar  para 
siempre,  ya  con  el  gobernador  Estanislao  López,  de  Santa  Pe, 
o  ya,  en  fin,  por  sí  solo,  fué  derrotado  por  fuerzas  del  general 
Francisco  Bedoya,  gobernador  sustituto  de  Córdoba,  al  mando 
del  teniente  de  dragones,  santafesino,  José  Maldonado.  Que- 
riendo salvar  a  su  Delfina,  Ramírez  quedó  muerto  de  un  pis- 
toletazo en  San  Francisco,  a  inmediaciones  del  Río  Seco,  ju- 
risdicción de  Córdoba.  Su  cabeza  envuelta  en  un  cuero  de 
carnero,  fué  remitida,  de  regalo,  a  su  antiguo  amigo  y  aliado, 
en  sus  anárquicas  proezas  contra  Buenos  Aires,  el  general 
E.  López,  quien  la  envió  al  Cabildo  de  Santa  Fe,  con  orden 
de  que  se  la  hiciese  embalsamar,  y,  en  una  jaula  de  hierro, 
la  mandase  colocar  en  la  iglesia  matriz.  El  cura  de  ésta,  don 
Gregorio  Aguiar,  no  quiso  consentir  en  tan  salvaje  desacato. 
El  Cabildo  se  limitó,  pues,  a  hacer  embalsamar  y  colocar  dicha 
cabeza  en  una  jaula  de  hierro,  como  lo  ordenara  López,  guar- 
dándole en  la  casa  de  gobierno,  hasta  que,  al  regresar  éste  a 
la  ciudad,  y  a  invitación  del  gobernador  de  Buenos  Aires, 
don  Martín  Rodríguez,  la  mandó  enterrar  en  el  Cementerio 
de  la  Merced. 

La  moharra  de  la  lanza  del  general  Ramírez  se  conservó  ■ 
en  Santa  Fe,  hasta  septiembre  de  1866,  que  el  gobernador  de 
aquella  provincia  don  Nicasio  Oroño  hizo  presente  de  ella  al 
de  Entre  Ríos,  don  José  M.  Domínguez,  por  conducto  del 
doctor  Ruiz  Moreno,  y  se  conserva  en  esta  provincia  como 
un  valioso  recuerdo,  por  haber  pertenecido  a  uno  de  sus 
' '  ilustres ,  guerreros ' '. 

Ramírez  no  era  general  y  su  generalato  debe  su  origen 
a  un  principio  popular,  pues,  desde  el  primer  jefe  que  tu- 
vo la  provincia,  todos  eran  apellidados  generales.  Las  deno- 
minaciones de  gobernador  o  general  en  aquella  época,  eran 
sinónimos;  fué  así  como  don  Ricardo   López  Jordán  que  le 


HISTOBIA   DE  LOS   GOBEEN ADOBES   DE   LAS   PROVINCIAS   AEGENTINA3   353 

sucedió  y  don  Lucio  Mansilla,  que  sucedió  a  éste,  fueron  tra- 
tados promiscuamente  de  generales  como  sinónimo  de  go- 
bernador. 

A  esto  se  agrega  que,  como  en  España,  el  grado  militar 
de  capitán  general  de  provincia,  era  entonces,  y  hasta  la  épo- 
ca constitucional  después  de  la  caída  de  Rosas,  inseparable 
del  generalato. 

1821.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  (antiguo  hacen- 
dado y  uno  de  los  que,  el  11  de  febrero  de  1811,  dieron  el 
grito  de  libertad  en  Entre  Ríos),  supremo  delegado  de  su 
hermano  materno  el  general  F.  Ramírez,  durante  la  ausencia 
de  éste  en  su  última  campaña,  que  terminó  con  su  muerte. 

Batido  López  Jordán,  en  el  Arroyo  Gená,  departamento 
del  Uruguay,  por  don  Jttsé  Ensebio  Hereñú,  se  vio  obligado 
a  abandonar  el  puesto,  pasando  a  la  Banda  Oriental,  junta- 
mente con  el  coronel  Gregorio  Piris,  don  Juan  José  Oba,ndo 
(que  de  Buenos  Aires  había  ido  a  hacer  la  guerra  al  gober- 
nador López,  de  Santa  Fe)  y  algunos  amigos. 

4 


GOBERNADORES  Y  CAPITANES  GENERALES 


GOBERNADORES  Y  CAPITANES  GENERALES 


1821.  —  General  Lucio  Mansüla,  porteño,  comandante 
de  un  regimiento  de  infantería,  como  de  700  hombres,  en  la 
ciudad  del  Paraná,  con  el  que  se  sublevó  el  23  de  septiembre 
contra  don  R.  López  Jordán,  reasumiendo  en  su  persona  el 
mando  político  y  militar,  del  departamento  del  Paraná  y 
provisorio  de  Entre  Ríos,  con  el  título  de  general  en  jefe 
libertador  y  gobernador  provisorio,  desde  el  28  de  septiem- 
bre, basta  el  16  de  diciembre  que  fué  electo  en  propiedad. 

El  general  Mansilla,  como  jefe  del  ejército  libertador  de 
las  provincias  de  Entre  Ríos  y  Corrientes,  y  como  goberna- 
dor de  la  primera,  introdujo  la  armonía  entre  los  habitantes 
de  Entre  Ríos  y  las  demás  provincias,  cuyos  lazos  de  amis- 
íad  y  buena  fe  habían  estado  disueltos  durante  el  malhada- 
do protectorado  del  general  José  Gervasio  Artigas  y  de  la 
jefatura  suprema  del  general   Francisco  Ramírez. 

Bajo  su  gobierno  se  instaló  en  la  ciudad  del  Paraná,  de- 
clarada capital  de  la  provincia  y  residencia  de  su  gobierno, 
el  6  de  diciembre  de  1821,  el  primer  Congreso  provincial  de 
Entre  Ríos,  cuyo  primer  acto  fué  nombrarle  gobernador  pro- 
pietario por  dos  años,  recibiéndose  solemnemente  del  cargo  e\ 
13  del  mismo  mes.  Dictó  y  sancionó  la  primera  constitución 
de  la  profánela  (siendo  también  la  primera  de  las  demás  pro- 
vincias de  la  República),  que  fué  jurada  ei  16  de  junio  dé 
i822.  JJispuso  que  no  se  enarbolase  en  la  provincia  otro  pa 
bellón  que  el  nacional,  aboliendo  por  consiguiente  el  provin- 
cial, considerado  como  insignia  de  partido  de  caudillos  par- 
ticulares. Declaró  que  el  sello  de  la  provincia  sería  un  es- 
cudo ovalado  y  formado  con  un  cordón  por  el  canto,  y  dos 
ramos  de  laurel  por  dentro.  El  óvalo  dividido  horizontalmen- 
te  en  dos  cuarteles  irregulares  con  dos  manos  entrelazadas. 
En  el  superior,  de  menor  extensión,  con  una  estrella  de  plata 
en  campo  grana,  con  esta  inscripción  distribuida  proporcio- 


35$  ANTONIO   ZINKT 

nalmente  por  la  parte  de  arriba :  Peovincia  de  Entre  Ríos. — 
Eu  el  inferior  de  mayor  extensión,  con  un  sol  de  oro  en 
compo  verde.  Por  encima  de  él,  esta  inscripción,  distribuida 
del  mismo  modo:  Unión,  Lieeetad  y  Fuerza. 

Por  ley  de  la  Asamblea  General  Constituyente,  fecha  25 
de  junio  de  1813,  el  pueblo  de  la  Bajada  del  Paraná,  capital 
de  la  Provincia,  cuando  se  sancionó  la  primera  Constitución, 
a  que  se  liace  referencia,  había  sido  elevado  al  rango  de  Vi- 
lla bajo  la  advocación  de  nuestra  Señora  del  Rosario,  crean- 
do un  Cabildo  que  se  había  de  componer  de  un  alcalde  or- 
dinario, un  regidor  decano,  un  alguacil  mayor,  un  regidor 
defensor  de  pobres  y  otro  de  menores  y  un  síndico  persone- 
ro  de  la  Villa  (1). 

La  Concepción  del  Uruguay  volvió  más  tarde  a  ser  ca- 
pital de  la  provincia,  conservándose,  aunque  con  algunas  al- 
ternativas, hasta  el  día,  en  la  misma  ciudad. 

En  1822,  el  gobernador  Mansilla  se  ausentó  con  el  objeto 
de  recorrer  la  provincia  y  conferenciar  con  el  general  López, 
gobernador  de  Santa  Fe,  delegando  el  mando  en  el  coronel 
León  Solas. 

Después  de  una  madura  reflexión  sobre  los  motivos  y 
fundamentos  en  que  se  estribaba  la  exacción  de  los  diezmos, 
como  también  sobre  el  modo  poco  exacto  como  se  cobraban, 
el  gobernador  Mansilla  no  trepidó  en  calificar  lo  uno  y  lo 
otro  de  injusticia,  y  de  injusticia  que  recaía  sobre  la  clase 
útil  y  noble  del  Estado,  cual  lo  es  la  de  hacendados  y  labra- 
dores. En  su  consecuencia,  el  20  de  enero  de  1823,  declaró 
abolidos  los  diezmos  en  la  provincia  de  Entre  Ríos;  y  para 
los  que  quisieran  desplegar  su  celo  religioso  destinando  al 
culto  una  oblación  de  cualquier  género,  el  gobierno  nombró 
una  comisión,  compuesta  del  comandante  y  juez  de  cada  de- 
partamento, encargada  de  admitir  aquellas  oblaciones  desti- 
nando su  producto  única  y  exclusivamente  a  la  fábrica  del 
templo  de  la  respectiva  villa,  o  curato  cabecera. 

El  12  de  marzo  de  1823  solicitó  y  obtuvo  permiso  del 
congreso  entrerriano  para  ausentarse  de  la  provincia  por  po- 
cos días,  a  fin  de  tratar  con  el  gobierno  de  Buenos  Aires  asun- 
tos de  importancia,  relativos  a  la  provincia  oriental,  nom- 
brándose durante  su  ausencia  al  ya  citado  coronel  Solas. 

Una  vez  que  hubo  llenado  el  objeto  que  lo  llevara  a  Bue- 
nos Aires,  el  general  Mansilla  salió  de   esta  ciudad  el  5  de 


(1)  Tanto  el  Paraná  como  la  Concepción  del  Uruguay,  conservaron 
la  denominación  de  villas,  hasta  el  año  de  1826  que  fueron  elevadas  a,l 
rango  de  ciudades,  por  moción  del  entonces  diputado  don  J.  J.  de  Urquizsi. 


HISTORIA   DE   LOS    GOBERNADORES   DE   LAS   PEOViríCIAS   ARGENTINAS  359 

abril  de  1823  con  destino  a  su  provincia,  por  tierra.  A  los 
cuatro  días,  es  decir,  el  8,  regresó  repentinamente,  cuya  no- 
vedad puso  en  expectación  una  parte  del  pueblo.  El  motivo 
de  su  regreso  a  Buenos  Aires  fué  este:  el  gobernador  sos- 
tituto  de  Santa  Fe,  don  Juan  Luis  Orrego,  estaba  en  desacuer- 
do con  el  de  Entre  Ríos,  sobre  la  prestación  del  auxilio  pe- 
dido por  los  montevideanos.  Llegó  a  tal  extremo  la  desinte- 
ligencia entre  Mansilla  y  Orrego,  que  éste  concibió  la  nece- 
sidad de  que  se  hiciese  una  revolución  en  Entre  Ríos,  para 
derribar  a  aquél  de  su  puesto.  Aprovechándose  de  su  ausen- 
cia, mientras  se  hallaba  en  Buenos  Aires,  se  dieron  los  pri- 
meros pasos  de  un  trastorno  político.  El  doctor  Seguí,  mi- 
nistro secretario  del  gobierno  de  Santa  Fe,  escribió  al  go- 
bernador Solas,  sustituto  de  Mansilla,  haciéndole  presente  que 
deseaba  tener  una  entrevista  con  él.  Solas  contestó  en  térmi- 
nos que  hizo  concebir  a  Seguí  no  haber  riesgo  alguno  en  la 
entrevista.  En  su  consecuencia,  pasaron  el  Paraná  don  Juan 
Vázquez  Feijóo,  secretario  de  la  comisión  de  Montevideo,  y 
un  tal  Ballejas,  los  mismos  que  fueron  apresados  por  el  sus- 
tituto de  Mansilla.  Este  regresaba  a  su  provincia,  cuando  en 
las  inmediaciones  de  San  Nicolás  de  los  Arroyos  tuvo  carta 
de  la  Bajada  en  que  se  le  avisaba  de  lo  ocurrido  y  de  que 
cruzaban  tres  lanchones,  con  el  objeto  de  apoderarse  de  su 
persona.  Con  este  aviso  y  otro  más  que  recibiera,  regresó  a 
Buenos  Aires,  haciendo  el  mismo  día  8  su  viaje  por  agua  a 
Entre  Ríos. 

Notando  desafección  en  algunos  díscolos  y  retrógrados 
de  la  provincia  para  con  su  persona,  por  la  circunstancia  de 
no  ser  oriundo  de  Entre  Ríos,  Mansilla  presentó,  el  26  de 
abril  de  1823,  su  dimisión  del  cargo,  que  no  le  fué  admitida, 
reconociendo  así  los  servicios  que  a  la  provincia  había 
prestado. 

En  el  gobierno  de  Mansilla  se  prohibió  el  tráfico  de  es- 
clavos (11  de  marzo  de  1822)  ;  se  reglamentó  la  libertad  de 
imprenta  (8  de  marzo)  ;  se  declaró  el  pabellón  que  debía  usar- 
se en  la  provincia,  siendo  el  nacional  con  los  colores  azul  y 
blanco,  y  designó  el  sello  provincial  (12  de  marzo).  Fué  Man- 
silla condecorado  con  una  medalla  de  premio  acordada  por  el 
Congreso  de  Entre  Ríos  en  la  mañana  del  16  de  junio  (1822), 
día  en  que  tuvo  lugar  la  jura  del  Estatuto  Pro\dsorio  Cons- 
titucional y  entrega  de  la  referida  medalla  al  gobernador. 

El  general  Mansilla  terminó  el  período  de  su  feliz  go- 
bierno el  10  de  febrero  de  1824,  y,  aunque  fué  reelecto  al  si- 
guiente día,  renunció  el  cargo,  para  no  dejar  el  funesto  pre- 


35o  A^'TO^"IO   ZIIS'NT 

cedente  —  que  por  desgracia  no  se  aprovechó  —  de  que  un 
gobernante  se  perpetuase  en  el  mando,  como  sucedió  con  todos 
los  posteriores  gobernadores  de  la  santa  causa  de  la  federa- 
ción: López,  el  de  Santa  Fe  y  el  de  Córdoba,  Echagiie,  Ur- 
quiza,  Gutiérrez,  Benavídez,  Aldao,  Lucero,  Saravia,  Iturbe, 
etc.,  que  sólo  dejaron  de  serlo  con  su  muerte  o  derrocados 
con  el  estrépito  de  las  armas.  Admitida  que  le  fué  su  dimi- 
sión indeclinable,  le  sucedió  legalmente,  el  12,  el  coronel  Juan 
León  Solas. 

El  general  Mansilla  tuvo  por  secretarios  de  su  gobierno 
al  doctor  P.  J.  Agrelo,  primero,  al  general  Nicolás  de  Ve- 
dia  en  seguida  y  a  don  Domingo  de  Oro  algún  tiempo. 

Cuatro  días  después,  el  Congreso  entrerriano  declaró  al 
general  Mansilla  benemérito  en  grado  heroico,  acordándole 
6.000  pesos  y  una  suerte  de  estancia  en  premio  de  sus  bue- 
nos ser\ácios;  y  el  21  de  febrero  (1824)  el  general  fué  nom- 
brado en  comisión  para  negociar  un  empréstito  en  Buenos 
Aires,  por  considerársele  el  más  apto  por  sus  luces,  su  ex- 
pedición en  los  negocios  más  graves,  que  la  experiencia  de 
dos  años  de  administración  le  hicieron  adquirir;  por  su  celo, 
BU  desinterés  y  sus  relaciones,  con  la  propensión  de  beneficiar 
la  provincia  de  su  adopción  y  el  más  digno  de  ser  preferido 
a  otro  alguna. 

En  octubre  del  mismo  año  fueron  nombrados  diputados 
al  Congreso  general  constituyente  el  expresado  general  Man- 
silla y  el  teniente  coronel  Evaristo  Carriego,  comandante  ge- 
neral del  departamento  del  Uruguay. 

Finalmente,  el  general  Mansilla,  que  había  sido  además 
uno  de  los  guerreros  de  la  independencia,  falleció  en  la  ciu- 
dad de  su  nacimiento  —  Buenos  Aires  —  de  la  fiebre  ama- 
rilla, el  11  de  abril  de  1871. 

1822.  —  Coronel  Juan  León  Solas,  sustituto,  durante  la 
ausencia  del  propietario  Mansilla  en  recorrer  la  provincia  y 
entender  personalmente  en  diferentes  arreglos  de  ella,  en  el 
sentido  de  la  reforma,  iniciada  el  23  de  septiembre  de  1821, 
fecha  de  su  feliz  pronunciamiento. 

Habiendo  Mansilla  solicitado  y  obtenido  permiso  para 
pasar  a  Buenos  Aires,  con  el  objeto  de  tratar  con  el  gobierno 
general  asuntos  relativos  al  estado  de  los  negocios  con  el 
barón  de  la  Laguna,  general  Federico  Lecor,  y  sobre  un  em- 
préstito de  18.000  pesos,  quedó  encargado  interinamente  del 
gobierno  Solas,  desde  el  15  de  marzo  hasta  mediados  de  abril 
de  1823.  Y  por  último  el  12  de  febrero  de  1824  sucedió  en 
propiedad   al   general   Mansilla,   quien  había  reasumido,   sin 


HISTOBIA  DE  LOá  CODEEN ADOKES  DE  LAS  rEONIXCIAS  AaCENTINAS  301 

querer  este  permanecer  un  sólo  día  más  en  el  gobierno  aun- 
que fué  reelecto;  hasta  el  21  de  noviembre  (1824)  que  soli- 
citó y  obtuvo  permiso  el  gobernador  Solas  para  ausentarse, 
con  destino  a  San  Nicolás  de  los  Arroyos,  a  fin  de  celebrar 
una  conferencia  con  los  diputados  al  Congreso  Nacional,  antes 
de  la  instalación  de  éste,  delegando  el  mando  en  el  coronel  P. 
Barrenechea. 

El  gobernador  Solas  eligió  para  su  secretario  de  gobier- 
no en  los  tres  departamentos,  al  sargento  mayor  Domingo  de 
Oro,  y  en  su  administración  se  prohibió  para  siempre,  en 
Entre  Ríos,  el  establecimiento  de  conventos  o  casas  monás- 
ticas de  cualquier  género  que  fueran  (17  de  enero  de  1825). 
Oro  presentó  y  le  fué  aceptada  la  renuncia  de  su  cargo  el  27 
de  mayo  del  mismo  año  reemplazándole  el  oficial  1.°  don 
Manuel  de  Biedma. 

182-4.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  delegado  de  Solas 
durante  la  ausencia  de  éste  a  San  Nicolás  de  los  Arroyos, 
desde  el  21  de  noviembre,  hasta  el  6  de  diciembre. 

1824.  —  Coronel  León  Solas,  propietario,  desde  el  6  de 
diciembre  de  1824,  que,  después  de  su  regreso  de  San  Nico- 
lás de  los  Arroyos,  reasumió  el  mando,  hasta  el  15  de  diciem- 
bre del  siguiente  año  que  fué  electo  el  general  López  Jordán. 

Anulada  la  elección  de  éste,  fué  reelecto  el  21  del  mis- 
mo mes,  después  de  haber  sido  hostilizado  por  una  fuerza 
armada,  que  se  había  situado  en  el  Arroyo  de  la  China 
(Concepción  del  Uruguay)  y  que  la  encabezaba  don  Mateo 
García  Zúñiga,  el  mismo  Jordán  y  Contreras. 

1825.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  electo  el  15  de 
diciembre  de  1825,  y  anulada  su  elección  en  atención  a  las 
circunstancias  que  la  hacían  inconveniente. 

Este  protestó,  el  20  de  febrero  (1826),  alegando  por  ra- 
zón el  haber,  el  coronel  Solas,  cometido  actos  violentos  y  tu- 
multuarios, en  el  Paraná,  capital  de  la  provincia,  desde  el  15 
hasta  el  18  de  diciembre,  para  hacerse  reelegir  gobernador 
por  la  fuerza.  En  consecuencia  de  este  nombramiento  que 
anulaba  su  elección,  López  Jordán  se  puso  en  armas  descono- 
ciendo su  autoridad,  hasta  que  por  la  intervención  (primera) 
nacional,  encomendada  al  coronel  Manuel  de  Escalada,  se 
acordó  el  restablecimiento  de  Solas,  con  la  condición  de  que, 
reconocida  su  autoridad,  había  de  renunciar  el  mando,  como 
lo  efectuó  el  3  de  abril  (1826),  depositándolo  en  el  Congreso 
de  la  provincia.  Reunido  éste  el  día  4,  procedió  a  la  elección 
de  gobernador  provisorio,  recayendo  ésta  en  el  comandante 
del  departamento  del  Paraná,  teniente  coronel  Vicente  Zapata. 


362  AXToÑio  ziyy^ 

1826.  —  Teniente  Coronel  Vicente  Zapata,  desde  el  4  de 
abril  de  1826,  que,  por  renuncia  del  coronel  Solas,  fué  nom- 
brado promisorio,  hasta  el  24  de  enero  de  1827,  que,  a  su  vez, 
presentó  su  renuncia,  la  cual  no  fué  aceptada  sino  el  27,  que 
la  reiterara.  Eligió  por  secretario  interino  en  todos  los  ramos 
de  gobierno  al  doctor  Francisco  Dionisio  Alvarez. 

Continuó  empero  ejerciendo  el  mando  gubernativo  bas- 
ta el  1."  de  marzo,  que  le  sucedió  el  coronel  Mateo  García 
Zúñiga. 

Al  coronel  Zapata  cabe  la  gloria  de  haber  iniciado  una 
reunión  de  gobernadores:  de  Corrientes,  Banda  Oriental,  Mi- 
siones y  el  de  Entre  Ríos,  en  el  Arroyo  de  la  China,  a  fines 
de  octubre  de  1826,  con  el  objeto  de  conferenciar  sobre  la 
remisión  de  tropas  de  caballería,  para  engrosar  el  ejército 
nacional  y  para  allanar  algunas  dificultades  que  se  presen- 
taban habiendo  obtenido  el  mejor  resultado,  para  el  buen  éxi- 
to de  la  guerra. 

Durante  una  corta  ausencia  de  algunos  días,  en  enero  de 
1827,  quedó  de  gobernador  delegado  el  coronel  R.  López 
Jordán. 

Al  comunicar  el  Congreso  pro^-iucial  al  gobernador  Za- 
rista haber  sido  electo  García  Zúñiga,  quien  debía  tomar  po- 
F:esión  del  mando  el  1.°  de  marzo,  se  le  ordenaba,  con  fecha 
27  de  febrero,  depositase  el  bastón  en  manos  de  su  presiden- 
ta don  José  Miguel  Eomero  y  se  desprendiese  de  la  autoridad 
que  se  le  había  confiado  y  que  con  dignidad  y  delicadeza  ha- 
bía desempeñado.  Zapata  contestó  que,  desde  el  recibimiento 
de  su  gobierno,  se  le  hizo  entender  que  el  bastón  que  usó  su 
antecesor  no  pertenecía  al  gobierno  de  la  provincia,  sino  a 
un  sujeto  particular.  En  vista  de  esto,  y  siendo  de  forzosa 
necesidad  que  el  gobernador  saliente  se  presentase  en  la  sala 
de  sesiones  con  el  bastón  que  la  Representación  había  puesto 
en  sus  manos,  como  el  símbolo  de  la  autoridad  que  ejercía  y 
que  debía  pasar  al  electo  en  el  acto  de  recibirse  del  mando, 
se  previno  a  Zapata  solicitase  del  poder  donde  se  hallaba  el 
espresado  bastón,  bajo  la  promesa  de  que  en  caso  de  perte- 
necer a  una  propiedad  particular,  sería  abonado  su  valor  por 
el  erario  público. 

1827.  —  General  Bicardo  López  Jordán,  delegado  de  Za- 
pata, durante  una  corta  ausencia  de  éste  en  los  primeros  días 
de  enero. 

El  Congreso  de  Entre  Ríos  había  dictado  una  ley,  el  19 
de  diciembre  de  1826,  autorizando  la  circulación  de  la  mo- 
neda papel  del  Banco  Nacional,  y  el  gobernador  delegado  Ló- 


HISTOEIA  DE  LOS   GOBERNADORES   DE  LAS  PROVIIfCIAS  ABGENTIIÍAS  363 

pez  Jordán  llamó  la  atención  de  aquel  cuerpo  sobre  el  des- 
contento y  alarma  general  que  se  había  observado  en  el  vecin- 
dario, al  extremo  de  hacer  temer  una  insurrección  si  no  se 
suspendía  el  cumplimiento  de  aquella  ley  hasta  mejor  opor- 
tunidad. En  su  consecuencia,  el  Congreso  de  la  provincia  la 
derogó  el  13  de  enero  prohibiendo  la  circulación  del  referido 
papel  moneda, 

1827.  —  Coronel  Mateo  García  Zúñiga,  desde  el  2  de 
marzo,  en  que  tomó  posesión  del  mando  gubernativo  en  pro- 
piedad, hasta  el  2  de  agosto,  que,  ausentándose  a  la  ciudad 
del  Uruguay,  delegó  en  el  general  López  Jordán.  Tuvo  por 
secretario  de  gobierno  al  teniente  coronel  José  M.  Echeandia. 

Los  alborotos  del  Paraná  terminaron  momentáneamente, 
luego  que  tomó  posesión  del  gobierno  don  Mateo  García,  quien 
puso  arrestados  al  coronel  Solas  y  al  comandante  Barrene- 
chea,  porque  se  consideraban  los  autores  de  los  movimientos. 

También  mandó  poner  una  barra  de  grillos  a  un  esfraila- 
do. Palacios,  por  los  mismos  motivos  y  porque  atacaba  con  anó- 
nimos al  gobernador  de  Santa  Fe,  López. 

García  gozaba  de  la  opinión  general  de  la  provincia. 

Este  promulgó  (4  de  marzo  de  1827)  una  ley  por  la  cual 
la  provincia  de  Entre  Ríos  no  aceptaba  la  constitución  sancio- 
nada por  el  Congreso  Nacional  el  24  de  diciembre  de  1826,  y 
declaraba  suspensos  los  poderes  de  sus  diputados  en  el  Con- 
greso, luego  que  se  les  comunicara  esta  resolución. 

'  Sin  embargo,  la  Legislatura  declaraba  hallarse  dispuesta 
a  sostener  a  todo  trance  la  guerra  con  el  emperador  del  Bra- 
sil, ofreciendo  a  las  demás  de  la  República  su  amistad  y  ac- 
tiva cooperación  en  favor  de  su  independencia  y  común  li- 
bertad. 

Durante  la  auseficia  de  García  Zúñiga  en  el  interior  de 
la  provincia,  desde  el  14  hasta  el  30  de  junio  (1827),  quedó 
de  delegado  el  coronel  R.  López  Jordán  y  en  el  despacho  el 
mismo  secretario  Echeandia;  y  segunda  vez,  desde  el  2  hasta 
el  20  de  agosto,  que  tuvo  que  partir  para  la  ciudad  del  Uru- 
guay en  servicio  público. 

1827.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  delegado  de  Gar- 
cía Zúñiga,  la  primera  vez  del  14  al  30  de  junio,  y  la  segunda 
del  2  al  20  de  agosto,  que  duró  la  ausencia  de  éste  en  la  ciudad 
del  Uruguay,  en  servicio  público, 

1827.  —  Coronel  Mateo  Garda,  propietario,  desde  el  20 
de  agosto,  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  hasta  el  15 
de  septiembre  que  estalló  un  movimiento  revolucionario,  enca- 
bezado por  el  capitán  Tomás  Cóseres  (cuya  cabeza  fué  pues- 


3^4  AXTO:XI0   ZIXXY 

ta  a  talla  y  ejecutado  después),  contra  el  gobernador  García, 
el  cual  quedó  sofocado;  pero  el  27  estalló  otro,  acaudillado 
por  el  coronel  Blas  Martínez,  que  obligó  a  García  a  dejar  el 
mando,  teniendo  que  ceder  a  la  fuerza,  y  embarcándose  para 
Santa  Fe  el  11  de  octubre. 

1827.  —  Coronel  Vicente  Zapata,  elegido  provisoriamen- 
te por  la  Legislatura,  el  27  de  septiembre,  en  consecuencia  de 
la  revolución  encabezada  por  el  coronel  Blas  Martínez. 

El  general  Fructuoso  Eivera,  que  se  hallaba  en  Santa  Fe, 
invitado  por  el  gobernador  E.  López,  se  embarcó  a  las  doce 
de  la  noche  del  propio  día  27  de  septiembre,  en  que  estalló 
aquel  molimiento,  y  obtuvo  conciliación  de  los  ánimos  y  obe- 
diencia al  nuevo  gobernador  Zapata. 

Este  ejerció  el  mando  gubernativo  hasta  el  16  de  diciem- 
bre de  1827,  que  lo  entregó  en  manos  del  presidente  de  la  Le- 
gislatura, siendo  en  seguida  depositado  en  manos  del  coronel 
León  Solas. 

Al  gobernador  Zapata,  cupo  el  haber  ratificado  (15  de 
octubre)  un  tratado  de  perpetua  alianza  ofensiva  y  defensiva, 
celebrado  entre  la  pro^^ncia  de  Corrientes,  representada  por 
el  oficial  mayor  de  su  secretaría  don  Juan  Mateo  Arrióla, 
y  la  de  Entre  Ríos,  por  su  ministro  secretario  don  José  Ma- 
ría Echeandia. 

1827.  —  Coronel  León  Solas,  electo  en  propiedad  por  dos 
años  el  16  de  diciembre;  suspendido  en  24  de  junio  del  año 
siguiente,  y  sustituido  interinamente  por  el  coronel  Zapata. 

Acompañóle  como  ministro  secretario  don  Celedonio  J. 
del  Castillo. 

El  2-í  de  junio  de  1828  se  declaró  una  conspiración  con- 
tra el  gobierno,  encabezada  por  el  comandante  del  Parque 
Juan  de  Santa  María  —  el  mismo  que  había  formado  otras 
análogas  en  Tueumán  —  y  sostenida  por  el  comandante  del 
2.°  departamento  capitán  Tomás  Cóseres,  quienes  se  apode- 
raron de  la  persona  del  gobernador  Solas,  encarcelándolo  y 
desobedeciendo  todas  las  autoridades. 

La  perturbación  del  orden  hizo  que  las  familias  y  el  co- 
mercio huj^eran  de  la  ciudad  de  Nogoyá,  donde  estaba  acam- 
pado el  coronel  Solas  con  un  ejército  de  más  de  1.500  hombres. 

El  gobernador  Solas  fué  acusado  de  intruso  en  el  ejer- 
cicio de  la  autoridad  y  de  malversación  de  los  fondos  del 
Estado , 

1828.  —  Teniente  Coronel  Juan  Sarita  María,  comandan- 
te de  la  fortaleza  de  la  capital,  dictador  rcA-olucionario,  des- 
de el  24  de  junio,  que  se  sublevó  contra  la  autoridad  del  go- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEENADOEES  DE  LAS  PEOVINCIAS  AEGENTINAS  365 

bernador  Solas,  a  quien  puso  en  arresto,  así  como  al  teniente 
coronel  Blas  Martínez  y  cuatro  oficiales  más.  El  mismo  día 
comunicó  a  la  Comisión  Permanente  del  Congreso  provincial 
haber  encargado  del  mando  de  la  fuerza  al  coronel  P.  Ba- 
rrenecbea,  reservándose  Santa  María  lo  político  hasta  la  reso- 
lución legislativa. 

Este  último,  en  unión  con  el  teniente  coronel  Tomás  Có- 
seres  y  capitanes  José  María  del  Castillo  e  Ildefonso  Burgos, 
acusaban  al  gobernador  Solas  de  intruso,  pidiendo  se  decla- 
rase nulo  su  nombramiento  por  ilegal;  y  el  congreso  en  mé- 
rito de  tal  acusación,  acordó  haber  lugar  a  la  formación  de 
causa  que  esclareciese  la  conducta  del  gobernador  Solas,  nom- 
brando interinamente^  al  coronel  V.  Zapata. 

1828.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  gobernador  militar 
del  Paraná,  puesto  por  el  comandante  Juan  Santa  María,  a 
consecuencia  de  una  revolución  que  éste  hiciera  el  14  de  ju- 
nio, procediendo  en  seguida  a  la  prisión  del  gobernador  So- 
las, hasta  el  29  de  junio,  en  que,  nombrado  interino  el  coro- 
nel V.  Zapata,  tomó  posesión  del  cargo,  cesando  aquél  en 
consecuencia. 

1828.  —  Coronel  Vicente  Zapata,  nombrado  provisorio, 
entrando  en  ejercicio,  desde  el  29  de  junio,  mientras  durase 
la  causa  del  propietario  Solas,  que  fué  preso,  como  también 
los  coroneles  Pedro  Barrenechea,  Blas  Martínez  y  varios  otros. 

El  gobernador  Zapata  se  recibió  del  mando  provisorio  de 
la  provincia,  en  virtud  de  elección  del  congreso  entrerriano, 
mas  estaba  inerme  y  sólo  era  gobernador  nominal.  Don  Juan 
Santa  María  mandado  con  las  mismas  armas  con  que  había 
derribado  a  Solas ;  cometía  tropelías  y  excesos  de  todo  género ; 
tiranizaba  hasta  al  mismo  gobernador  y  le  dirigía  órdenes  por 
escrito,  para  que  ejecutase  sus  caprichos. 

Al  fin  se  vio  Zapata  en  la  necesidad  de  redimir  la  auto- 
ridad que  se  le  había  confiado.  Bajo  un  pretexto,  salió  a  la 
campaña,  acompañado  de  Barrenechea,  con  el  objeto  de  exci- 
tarlo a  su  favor. 

Entretanto,  en  la  noche  del  20  de  junio  de  1828,  fué  sor- 
prendido el  comandante  Santa  María  y  encadenado.  En  el  mis- 
mo acto.  Solas,  que  permanecía  rigurosamente  preso,  fué  puesto 
en  libertad  y  proclamado  gobernador  por  una  parte  de  la 
tropa,  que  acababa  de  ejecutar  el  movimiento. 

En  la  mañana  siguiente,  21  de  junio,  se  reunió  el  con- 
greso provincial,  intimó  a  Solas  que  cesase  en  el  ejercicio  de 
la  autoridad  y  se  mantuviese  arrestado  en  su  casa;  así  lo  cum- 


366  ANTONIO   ZINNY 

plió  quedando  el  presidente  del  congreso  entrerriano  don  José 
Miguel  Eomero,  a  la  cabeza  de  la  autoridad  en  la  ciudad. 

El  comandante  Tomás  Cóseres,  que  había  concurrido  a 
dirigir  al  Congreso  la  representación  en  que  se  pedía  el  en- 
juiciamiento del  general  Solas,  y  que  algunos  días  después 
saliera  a  la  campaña,  según  queda  dicho,  entró  en  la  ciudad 
con    su   gente. 

El  23  de  junio,  por  la  mañana,  entró  igualmente  el  co- 
ronel Zapata,  se  hizo  cargo  del  gobierno  y  dobló  las  prisio- 
nes a  Santa  María.  Solas  fugó  entonces  a  Nogoyá,  en  donde 
había  quedado  Barrenechea,  y  dirigió  una  carta  amistosa  a 
Zapata,  protestándole  que  sólo  el  temor  le  había  separado  de 
la  ciudad,  pero  que  esperaría  en  aquel  punto  las  resultas  del 
juicio  decretado  por  el  Congreso.  Al  mismo  tiempo,  varios  ve- 
cinos de  Nogoyá  dirigieron  a  este  cuerpo  una  representación 
garantiendo  la  persona  del  coronel  Solas,  y  solicitando  se  les 
permitiese  permanecer  entre  ellos. 

En  la  tarde  del  24  de  junio,  el  comandante  Cóseres  se 
acampó  cerca  de  la  ciudad,  y  desde  su  campamento  solicitó 
también  del  Congreso  se  sobreseyese  en  la  causa  de  Solas. 

Ocupábase  de  esto  la  Sala  y  anunciábase  en  la  ciudad, 
por  bando,  que  el  orden  se  hallaba  consolidado,  cuando  entró 
la  división  de  Cóseres,  y  puso  en  prisión  al  gobernador  Zapata. 

El  Congreso,  desde  luego,  decretó  el  sobreseimiento  en  la 
causa  de  Solas,  y  su  reposición  en  todos  sus  derechos. 

En  el  Paraná  gobernaba  provisoriamente  el  coroniel  Pe- 
dro Barrenechea,  puesto  por  Santa  María. 

Ei  gobierno  de  Zapata,  desde  el  24  de  junio  hasta  igual 
día  de  julio,  fué  considerado  intruso  por  su  sucesor  el  pro- 
pietario Solas. 

Tuvo  por  secretario  de  gobierno,  hacienda  y  guerra  al  se- 
ñor don  Manuel  Leiva,  y  habiendo  tenido  urgente  necesidad 
de  salir  de  la  ciudad  en  comisión  de  Zapata  ocupó  el  cargo 
interinamente  don  Casiano  Calderón,  durante  la  ausencia 
de   aquél. 

El  mismo  día  (24  de  julio)  en  que  el  Congreso  de  la  pro- 
vincia declaró  nula  la  acusación  hecha  contra  don  Juan  León 
Solas,  el  comandante  Tomás  Cóseres  dirigió  un  movimiento 
revolucionario  contra  Zapata,  a  quien  puso  en  arresto,  comu- 
nicando este  acto  en  seguida  a  la  Cámara.  Esta,  en  vez  de 
condenar  tal  procedimiento  lo  aprobó  autorizando  a  Cóseres 
plenamente  para  tomar  cuantas  medidas  consideraba  necesa- 
rias al  objeto  del  sosiego  público. 

1828.  —  Coronel  León  8olas,  propietario,  restablecido  el 


HISTOBIA  DE   LOS   GOBEBNADOBES   DE   LAS   PEOYINCLiS  ABGEIÍTINAS    367 

24  de  julio  por  el  Congreso  de  la  Pro%'incia,  el  cual  declaró 
nula  la  acusación  hecha  contra  su  conducta,  buena  opinión  y 
fama,  pero,  como  se  hallase  en  Nogoyá,  cuando  recibió  la  reso- 
lución legislativa,  no  tomó  posesión  del  cargo  sino  el  29. 

Los  tumultuosos  del  24  de  junio  fueron  sometidos  a  un 
consejo  de  guerra  y  ejemplarmente  castigados. 

Con  excepción  de  las  disposiciones  de  efecto  transitorio, 
las  únicas  de  interés  general,  dictadas  en  la  Administración 
Solas,  hasta  el  23  de  octubre,  fueron:  el  establecimiento  de 
derechos  de  tránsito  a  los  frutos  y  mercaderías  de  Misiones 
y  Corrientes  a  la  provincia  oriental  y  el  nombramiento  del 
doctor  Juan  Francisco  Seguí,  para  representar  la  pro^úncia 
en  la  Convención  Nacional.  Y  habiéndose  ausentado  silencio- 
samente de  la  capital,  con  destino  a  Gualeguaj^chú,  el  gober- 
nador Solas,  quedó,  en  aquella  fecha  (23  de  octubre)  de  dele- 
gado el  coronel  P.  Barrenechea,  como  comandante  general  del 
departamento  1.°  general,  de  conformidad  al  decreto  legisla- 
tivo de  17  de  diciembre  de  1826. 

1828.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  delegado  de  Solas, 
durante  la  ausencia  silenciosa  de  éste  en  dirección  a  Guale- 
guaj'chú,  desde  el  23  de  octubre  hasta  el  12  de  diciembre. 

La  ley  de  17  de  diciembre  de  1826  disponía  que  en  los 
casos  de  ausencia  del  gobernador  fuera  de  la  capital,  era  auto- 
rizado en  lo  político  el  comandante  general  del  departamento 
del  Paraná,  quedando  de  gobernador  delegado  con  todas  las 
atribuciones  del  propietario,  asociándose  al  secretario  del  í>o- 
bierno,  o  en  su  defecto  al  del  1er.  departamento  principal, 
con  la  obligación  de  dar  cuenta  de  todas  sus  operaciones 
a    su    regreso. 

Reconvenido  el  delegado  Barrenechea  por  su  omisión  en 
dar  cumplimiento  a  las  disposiciones  expedidas  por  la  Repre- 
sentación pro^^ncial,  se  limitó  a  pasar  la  resolución  de  ésta  al 
gobernador  propietario,  por  no  haberle  dejado  instrucción 
alguna  al  ausentarse.  La  citada  ley  de  1826,  habiendo  sido 
observada  posteriormente  por  el  gobierno  propietario,  fué  de- 
rogada por  otra  de  2  de  septiembre  de  1829,  debiendo  éste,  en 
caso  de  ausencia  de  la  capital,  delegar  el  mando  en  el  coman- 
dante general  del  departamento  del  Paraná  y  sólo  entender  en 
lo  político  y  para  el  despacho  diario;  y  en  los  casos  de  salir 
fuera,  de  la  pro^dueia,  o  de  guerra,  serían  más  extensivas  sus 
facultades,  según  lo  exigieran  las  circunstancias. 

1828.  —  Coronel  Juan  León  Solas,  propietario,  desde  el 
12  de  diciembre  que  entró  nuevamente  en  ejercicio  del  man- 
do de  regreso  del  interior  de  la  provincia  y  sin  expedir  un 


368  ANTONIO    ZINN-r 

decreto  nombrando  delegado,  como  lo  dispone  la  ley.  ^  Tenien- 
do que  salir  nuevamente  a  los  pueblos  de  la  provincia,  el  20 
de  octubre  de  1829,  el  gobernador  Solas  delegó  el  mando  en 
el  coronel  Barrenechea,  para  los  asuntos  civiles,  de  acuerdo  con 
la  ley  de, 2  de  septiembre  del  mismo  año  (1829). 

Durante  su  visita.  Solas  ordenó  al  delega'do  con  fecba  24 
de  octubre,  que  la  Villa  de  Mantanza  se  denominase  en  lo  su- 
cesivo ' '  Victoria ' '. 

El  4  de  diciembre  reasumió  el  mando,  que  continuó  ejer- 
ciendo hasta  el  15  de  diciembre  que  cumplió  el  bienio  por  el 
que  había  sido  nombrado. 

1829.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  delegado  de  Solas, 
desde  el  20  de  octubre  hasta  el  4  de  diciembre. 

1829.  —  Sargento  Maiior  Pedro  Pahlo  Seguí,  nombrado 
en  propiedad  el  15  de  diciembre,  aceptando  el  cargo  el  16 
y  renunciándolo  el  19.  En  consecuencia,  fué  nombrado  el  co- 
ronel Solas  por  el  bienio  de  1830  y  1831. 

1829.  —  General  León  Solas,  por  renuncia  de  Seguí,  pre- 
sentada y  aceptada  el  19  de  diciembre.  Continuó  ejerciendo 
el  gobierno  hasta  que  fué  reelecto  para  el  bienio  de  1830  y  1831. 

El  1.°  de  noviembre  de  1830  fué  depuesto  por  los  prin- 
cipales jefes  de  la  provincia,  a  saber:  Ricardo  López  Jordán, 
Pedro  Espino.  Felipe  Rodríguez  (a)  Felipülo,  Eduardo  Vi- 
llagra,  Justo  José  de  Urquiza,  Miguel  Acevedo  y  Pedro  Al- 
zamendi. 

En  consecuencia,  el  gobernador  Solas  se  vio  obligado  a 
abandonar  la  provincia  emigrando  a  Santa  Fe,  adonde  llegó 
el  16  de  noviembre  acompañado  de  Taborda  y  de  unos  100 
entrerrianos. 

1830.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  nombrado  proviso- 
rio el  19  de  noviembre,  por  hallarse  en  acefalía  la  provincia ; 
y,  desconocida  su  autoridad,  fué  derrocado  a  los  3  días  y  obliga- 
do a  renunciar,  ocupando  su  lugar  el  general  López  Jordán. 

Luego  que  el  gobernador  de  Santa  Fe,  E.  López,  tuvo 
conocimiento  del  cambio  de  gobierno  pidió  (19  de  no\áembre) 
a  los  jefes  que  encabezaron  el  movimiento  manifestasen  si  áste 
era  dirigido  en  sostén  de  la  causa  de  los  denominados  unita- 
rios o  simplemente  tenía  por  objeto  el  cambio  de  persona, 
pero  siguiendo  el  sistema  de  pseudo  federación.  A  la  contes- 
tación (21  de  noviembre)  de  los  expresados  jefes  sobre  que 
el  movimiento  era  puramente  provincial  contra  la  adminis- 
tración del  exgobernador  Solas  y  al  comunicar  Barrenechea 
su  nombramiento,  asegurando  su  amistad  al  de  Santa  Fe,  éste 
se  tranquilizó  felicitando  a  la  provincia   de  Entre  Ríos  por 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADOBES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  369 

tan  acertado  nombramiento;  así  como  por  el  restablecimiento 
de  la  tranquilidad. 

1830.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  nombrado  el  22 
de  noviembre  y  derrocado  a  su  vez  el  10  de  diciembre  por  el  co- 
ronel Pedro  Espino,  su  mismo  delegado,  persiguiéndole  hasta 
su  completa  derrota,  y,  obligado  a  abandonar  el  territorio  de 
la  provincia,  se  refugió  en  Paysandú,  Banda  Oriental,  jun- 
tamente con  el  coronel  Anacleto  Medina  y  alguna  tropa. 

López  Jordán,  que  había  elegido  para  secretario  al  Co- 
mandante Justo  José  de  Urquiza,  participó  al  gobernador 
de  Santa  Fe  su  elevación  al  mando,  manifestando  su  confian- 
za de  que  éste  evitaría  que  el  ex  gobernador  Solas,  con  sus 
secuaces,  asilados  en  aquella  ciudad,  volviesen  a  perturbar  el 
orden  establecido  a  la  sazón  en  la  provincia.  Sin  embargo,  don 
Estanislao  López  dirigió  un  oficio  al  congreso  de  Entre  Ríos,  a 
quien  manifestaba  ser  un  motivo  de  escándalo  la  insurrección 
de  los  jefes  antes  mencionados  contra  su  legítimo  gobierno. 
Tanto  más  alarmado  se  hallaba  Lójdcz  cuanto  que  la  provincia 
aliada  de  Entre  Ríos  había  sido  hollada  por  los  revolucionarios 
del  1.°  de  diciembre  (1828),  cosa  que  no  consentirían  jamás 
las  provincÍEis  litorales.  El  general  López  agregaba  que,  como 
la  alianza  que  existía  entre  ambas  provincias  le  daba  derecho  a 
intervenir  en  los  últimos  acontecimientos,  proponía  la  desocu- 
pación/ del  departamento  de  la  capital  del  Paraná  por  los  jefes 
y  fuerzas  venidas  del  Uruguay;  la  libertad  de  todos  los  presos 
políticos  y  el  nombramiento  del  gobierno  provisorio  de  la  con- 
fianza del  pueblo  entrerriano  y  de  la  de  los  gobiernos  aliados. 
A  esto,  el  congreso  de  Entre  Ríos,  por  medio  de  su  presiden- 
te don  Toribio  Ortiz,  declaró  que  era  su  firme  resolución  de- 
fender el  sistema  federal  y  solicitaba  el  restablecimiento  del 
orden,  de  comunicación  y  armonía,  en  que  hasta  entonces  habían 
marchado  ambas  provincias. 

El  movimiento  estalló  sin  combinación  alguna,  y  su  go- 
bierno mixto  no  sistemaba  los  hombres  ni  las  cosas;  sin  di- 
rección, porque  no  había  quien  fuera  capaz  de  llevar  el  timón, 
y  sin  recursos,  porque  la  plata  empezaba  a  disgustar  a  la  tropa, 
por  ser  moneda  falsa,  cuya  circulación  impidió  el  goberna- 
dor de  Córdoba,  general  Paz,  mandándola  recoger  y  remitir 
a  Montevideo,  en  chiguas  de  cerda. 

La  gente  con  que  López  Jordán  salió  del  Paraná  le  aban- 
donó; entonces  sólo  trató  de  escapar,  efectuándolo  acompaña- 
do de  cuatro  hombres. 

1830.  —  Coronel  Pedro  Espino,  delegado  de  López  Jor- 
dán, en  ausencia  de  éste,  el  10  de  diciembre,  habiendo  decía- 


370  ANTONIO    ZINNT 

rado  en  esta  misma  fecha  que  el  gobernador  legal  era  Barre- 
nechea,  cuya  renuncia  fué  impuesta,  y  que  el  nombramiento 
de  López  Jordán  había  sido  hecho  sin  plena  libertad  y  sí  en 
medio  de  las  bayonetas  y  del  imperio  de  la  espada. 

La  Legislatura,  el  mismo  día  10,  derogó  aquel  nombra- 
miento, haciéndolo  nuevamente  en  la  persona  de  Barreneehea. 

1830.  —  Coronel  Pedro  Barreneehea,  restablecido  el  11 
de  diciembre,  a  consecuencia  de  una  reacción  operada  el  día 
antes  por  el  coronel  Pedro  Espino,  a  quien  López  Jordán  ha- 
bía dejado  de  delegado  en  el  mando  gubernativo. 

El  7  de  enero  de  1831,  el  gobernador  Barreneehea  pasó 
a  Santa  Fe,  acompañado  de  varios  personajes  de  considera- 
ción de  la  misma  provincia  de  Entre  Ríos,  y  escoltado  por 
el  batallón  de  pardos,  conocido  con  el  distinguido  nombre 
de  Veteranos  del  Orden,  precedidos  de  la  música  del  Paraná. 
No  nombró  delegado,  por  haber  sido  su  ausencia  de  cor- 
ta duración. 

El  3  de  marzo  tuvo  que  salir  nuevamente  a  campaña  con- 
tra el  general  Lavalle  y  don  Ricardo  López  Jordán,  delegan- 
do el  mando  gubernativo  en  el  teniente  coronel  J.  I.  de  Vera. 

1831.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  nombrado  go- 
bernador, el  24  de  febrero,  por  Velazco,  hermano  del  coronel 
que  servía  con  Espino,  quien  cayó  en  poder  del  entonces  ca- 
pitán Crispín  Velázquez. 

López  Jordán  fué  completamente  derrotado  por  el  coro- 
nel P.  Barreneehea,  el  13  de  marzo,  cerca  de  Nogoyá,  fugando 
aquél  en  la  acción  con  sólo  un  negro  y  pasando  a  la  Banda 
Oriental  en  una  canoa.  Seis  días  antes  había  sido  derrotado 
en  la  Laguna  de  los  Troncos,  por  el  Cié. 

1831.  —  Teniente  coronel  José  Ignacio  de  Vera,  delegado 
de  Barreneehea,  durante  la  ausencia  de  éste  en  campaña  con- 
tra el  general  Lavalle  y  López  Jordán,  desde  el  3  híista  el 
7   de   marzo. 

1831.  —  Coronel  P.  Barreneehea,  propietario,  después  de 
su  campaña  contra  el  general  Lavalle  y  don  Ricardo  López 
Jordán,  que  terminó  el  7  de  marzo  con  la  derrota  de  éste  en 
la  Laguna  de  los  Troncos,  por  el  Cié,  y  con  la  fuga  del  mis- 
mo después  de  su  segunda  derrota  el  13  de  marzo  cerca 
de  Nogoyá. 

1831.  —  Coronel  Pedro  Espino,  inspector  general  de  ar- 
mas de  la  provincia,  nombrado  interino  el  11  de  julio,  por 
enfermedad   del   propietario   Barreneehea. 

La  misma  Legislatura  que  había  elegido  al  coronel  Espi- 
no le  destituyó  el  13  de  diciembre,  declarando  el  nombramien- 


HI8T0BIA  DE  LOS  GOBEEN ADOBES  DE  LAS  PROVINCIAS  AEGENTINAS  371 

to  del  11  de  julio,  hecho  en  su  persona  como  ilegal  y  nulo: 
1.°  por  haber  sido  arrancado  y  dictado  por  la  fuerza;  2."  por 
haber  sido  nombrado  antes  del  fenecimiento  del  bienio  cons- 
titucional, cuando  se  hallaba  en  el  mando  el  coronel  Pedro 
Barrenechea,  sin  ningún  impedimento  legal;  d°  por  no  tener 
la  edad  de  35  años  que  previene    el    Estatuto,  y  4.°  porque 

NO   SABÍA  ESCEIBIE. 

La  verdad  es  que  Espino  no  era  querido  del  pueblo,  ni 
tenía  en  él  confianza  el  general  E.  López,  gobernador  de  San- 
ta Fe,  quien,  de  acuerdo  con  algunos  vecinos  del  Paraná,  le 
hicieron  revolución,  viéndose  entonces  obligado  a  pasar,  casi 
solo,  el  Uruguay. 

El  mismo  día  en  que  Espino  tomó  posesión  del  mando 
expidió  un  decreto  nombrando  ministro  de  gobierno  a  don 
Toribio  Ortiz,  en  lugar  de  don  Calixto  Vera,  que  fué  destituido 
saliendo  desterrado  con  destino  a  Buenos  Aires. 

1831.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  elegido  de  nuevo  a 
consecuencia  de  la  deposición  del  coronel  Espino,  en  que  aquél 
tuvo  parte,  protegido  por  el  gobernador  de  Santa  Fe,  B.  Ló- 
pez, con  una  fuerza  que  éste  mandó  a  las  órdenes  del  coronel 
José  Manuel  Méndez. 

La  elección  de  Barrenechea  no  figura  en  el  Registro  Ofi- 
cial de  Entre  Ríos,  lo  que  hace  sea  ella  considerada  como  nula. 

1831.  —  D.  Toribio  Ortiz,  delegado  de  Espino,  desde  el 
29  de  noviembre,  que  había  salido  a  campaña,  y  nombrado  pro- 
visorio el  13  de  diciembre  a  consecuencia  de  la  deposición  de 
Espino,  cuya  autoridad  fué  desconocida  por  la  Legislatura. 

Ejerció  el  mando  gubernativo  hasta  el  1.°  de  marzo  de 
1832  que  le  sucedió  don  Pascual  Echagüe. 

1832.  —  General  Dr.  Pascual  Echagüe,  (santafesino), 
nombrado  en  propiedad  el  22  de  febrero  y  recibido  el  1."  de 
marzo,  previa  licencia  de  su  jefe  el  general  E.  López,  gober- 
nador de  Santa  Fe. 

Los  frecuentes  cambios  de  gobierno,  con  perturbación  del 
orden  público,  ya  por  una  causa,  ya  por  otra,  pero  siempre 
con  perjuicio  de  la  comunidad,  dieron  motivo  a  que  se  con- 
firiese a  Echagüe  el  título  de  Restaurador  del  Sosiego  Pú- 
blico, hasta  que,  derrotado  en  Caaguazú,  el  28  de  noviembre 
de  1841,  se  trasladó  a  Buenos  Aires,  cuyo  gobernador,  Rosa«, 
conociendo  el  carácter  sumiso  de  aquél,  condición  que  a  la 
sazón  se  exigía  para  ser  gobernador  federal,  le  destinó  al  go- 
bierno de  la  provincia,  cuando  tuvo  lugar  el  pronunciamiento 
del  general  Juan  Pablo  López  (a)  Mascarilla,  contra  Rosana. 
(Véase  Provincia  ¿e  Santa  Fe,  pág.  394). 


$72  ANTOMO   ZINIÍV 

Don  Celedonio  J.  del  Castillo  formó  parte  del  gobierno 
de  Echagiie,  como  secretario  interino,  sucediéndole  don  Tori- 
bio  Ortiz  hasta  el  30  de  diciembre  de  1835,  que  por  renuncia 
de  éste  fué  nombrado  en  su  lugar  el  coronel  Evaristo  Carrie- 
go, hasta  octubre  de  1836,  y  Castillo  por  segunda  vez  desde 
enero  hasta  noviembre  de  1837,  y  desde  esta  fecha  el  oficial 
1.°  don  Cayetano  Eomero. 

1833.  —  Don  Toribio  Ortiz,  ministro  general,  delegado  de 
Eehagüe,  durante  la  visita  de  éste,  a  los  pueblos  de  la  pro\'in- 
cia,  desde  el  2  de  marzo  hasta  fines  de  junio,  en  que  el  pro- 
pietario reasumió  el  mando. 

1833.  • — ^  General  Pascual  Eehagüe,  propietario,  desde  fi- 
nes de  junio  que  regresó  de  su  visita  a  los  pueblos  de  la 
pro\dneia,  hasta  el  23  de  octubre,  que  vohió  a  salir,  dejando 
de  delegado  al  comandante  general  Pedro  Barrenechea,  de 
acuerdo  con  la  ley. 

La  única  disposición  de  interés  general  dictada,  duran- 
tete  los  citados  meses  de  la  administración  de  Eehagüe,  fué 
una  ley,  promulgada  el  26  de  julio,  autorizando  al  gobierno 
para  la  venta  de  la  casa  del  Estado  que  a  la  sazón  ocupaba 
y  el  cuartel  contiguo,  como  asimismo  la  casa  de  la  Plaza  nue- 
va, que  fué  del  finado  Carabajal.  Con  el  producido  de  la  ven- 
ta de  dichos  edificios  había  de  construirse  una  casa  decente  y 
cómoda  para  el  despacho  de  gobierno  y  para  la  tesorería  ge- 
neral, teniendo  su  frente  a  la  plaza  mayor  en  la  ciudad  del 
Paraná. 

1833.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  delegado  de  Eeha- 
güe, durante  la  ausencia  de  éste  en  campaña,  desde  el  23  de 
octubre  hasta  fines  de  noviembre,  autorizado  pa^^a  dar  pase  a 
las  leyes  dictadas  por  el  cuerpo  legislativo  y  para  objecionar 
las  que  no  les  pareciesen  convenientes. 

Durante  el  gobierno  delegado  de  Barrenechea,  se  verificó 
(27  de  octubre)  la  reforma  de  Alarios  artículos  del  Estatuto 
Provisorio. 

1833.  —  General  P.  Eehagüe,  propietario,  desde  fines  dé 
noviembre  que  regresó  de  la  campaña,  hasta  el  15  de  diciem- 
bre, que  fué  reelecto  por  otro  bienio. 

Sin  ausentarse  Eehagüe  de  la  capital  ni  nombrar  dele- 
gado, aparecía  como  tal  el  coronel  Barrenechea,  el  mismo  que 
promulgó  la  ley  de  18  de  enero  de  1834,  acordando  a  Eeha- 
güe el  grado  de  coronel  mayor.  También  se  le  acordó  (8  de  fe- 
brero) el  uso  de  una  medalla  de  oro  en  forma  díptica  de  dos 
pulgadas  de  longitud,  teniendo  por  geroglífico  una  paloma  con 
las  alas  extendidas  y  un  ramo  de  olivo  en  el  pico,  y  a  los 


HISTORIA  DE   LOS    GOBERNADORES   DE   LAS   PBOVLNOIAS    ARGENTINAS   3  73 

pies  de  ella  esta  inscripción  horizontal:  Al  pacificador  de  la 
Provincia  —  Su  Representación.  En  el  reverso  de  la  medalla 
y  a  espaldas  de  la  paloma,  dos  palmas  cruzadas  y  bajo  de  és- 
tas la  inscripción:  Al  gobernador  Echagüe^  su  descendencia 
varonil  inalienahle.  La  medalla  había  de  ir  sostenida  por  un 
lazo  de  brillantes. 

Con  el  fin  de  evitar  las  tropelías  que  en  el  puerto  de 
Buenos  Aires  se  habían  cometido  con  varios  buques  de  la  pro- 
vincia de  Entre  Ríos,  cubiertos  con  el  pabellón  azul  y  blan- 
co, que  era  el  de  la  Nación,  el  gobernador  Echagüe  sometió 
a  la  Legislatura  y  obtuvo  la  sanción  de  una  ley  reformando 
el  Estatuto  Provisorio  constitucional  de  12  de  marzo  de  1822, 
sobre  que,  habiendo  cada  provincia  adoptado  un,  pabellón  par- 
ticular, la  bandera  azul  y  blanca  que  hasta  entonces  (diciem- 
bre de  1833),  ha  cubierto  la  provincia  no  se  usaría  en  lo  su- 
cesivo en  las  fortalezas,  puertos,  ni  buques  de  su  dependen- 
cia, ni  menos  en  su  ejército :  que  sólo  se  había  de  usar  de  un 
pabellón  tricolor  con  tres  fajas  horizontales,  debiendo  ser 
blanca  la  del  centro,  azul  y  colorada  la  de  los  lados,  ponién- 
dose en  la  parte  superior  la  azul  hasta  la  mitad  de  la  bande- 
ra y  el  mismo  escudo  en  el  centro. 

Todos  saben  que,  a  pesar  do  que  cada  provincia  tenía  un 
pabellón  distinto,  la  de  Buenos  Aires  adoptó  el  nacional,  que 
es  el  azul  y  blanco. 

Con  motivo  de  la  invasión  del  territorio  de  Corrientes 
por  fuerzas  paraguayas,  se  celebró  un  acuerdo,  el  20  de  fe- 
brero (1834),  entre  los  gobernadores  de  las  provincias  lito- 
rales del  río  Paraná,  a  saber:  por  la  de  Santa  Fe,  el  minis- 
tro de  gobierno  don  Domingo  Cúllen,  por  el  gobierno  de  En- 
tre Eíos,  el  de  igual  clase  don  Toribio  Ortiz,  y  por  el  de  Co- 
rrientes, el  sargento  mayor  don  Mateo  Arrióla,  con  el  objeto 
de  cooperar  en  defensa  del  territorio  invadido  con  los  recursos 
y  elementos  necesarios.  El  comisionado  de  Entre  Ríos  ofrecía 
a  nombre  de  su  gobierno  cooperar  con  600  hombres  con  la  bre- 
vedad posible.  Este  acuerdo  se  celebró  en  la  ciudad  del  Rosa- 
rio del  Paraná,  capital  de  Entre  Ríos,  y  fué  aprobado  por  don 
Estanislao  López,  gobernador  de  Santa  Fe,  pero  no  consta  su 
ratificación  por  el  de  Entre  Ríos. 

Creóse  (6  de  marzo)  el  empleo  de  juez  o  jefe  de  policía 
para  las  ciudades  del  Paraná  y  Uruguay,  suprimiéndose  los 
de  defensores  de  menores  a  sueldo;  así  como  el  establecimiento 
de  una  escuela  de  primeras  letras  en  el  pueblo  de  San  José 
de  Feliciano  y  otra  en  Villaguay  (19  de  septiembre)  :  —  Igual- 
mente   (20  de  julio  de  1835)   un  pueblo  en  el  litoral  del  río 


374  AííTOXIO    ZIXNY 

Paraná  en  el  lugar  denominado  Cábayú  Cuatiá  'Grande,  con  el 
título  de  Villa  de  Nuestra  Señora  de  la  Paz,  con  una  área 
de  una  legua  cuadrada:. —  reformóse  (3  de  agosto)  el  regla- 
mento general  de  diezmos :  —  reglamentó  las  horas  del  des- 
pacho ordinario  en  las  oficinas  de  la  administración,  debien- 
do ser  de  siete  a  doce  desde  el  1."  de  noviembre  hasta  el  31 
de  marzo,  y  de  ocho  de  la  mañana  a  la  una  de  la  tarde  en  los 
demás  meses:  —  dispuso  (17  de  febrero  1836)  que  los  jefes 
y  oficiales,  etc.,  en  servicio  activo  usasen  bigote :  —  fundóse  en 
el  paraje  conocido  con  el  nombre  de  Punta  Gorda  un  pueblo 
con  la  denominación  de  Diamante  (1.°  de  mayo),  bajo  la  pro- 
tección de  San  Fi'ancisco  Javier,  comprendiendo  el  área  de 
su  planta  10  leguas  cuadradas  sobre  la  ribera  del  río  Paraná. 

El  gobernador  Echagiie  prohibió  (3  de  marzo)  a  los  ha- 
bitantes de  la  provincia  toda  comunicación  con  el  canónigo 
doctor  Pedro  Pablo  Vidal. 

Habiendo  aparecido  un  folleto  titulado  Federación,  Cons- 
titución, Nacionalización,  publicado  en  Monte^ideo  por  el 
expresado  canónigo,  y  cuya  circulación  quedaba  encomendada 
a  los  ciudadanos  adictos  a  la  causa  no  pseudo  federal,  al  ge- 
neral don  Enrique  Martínez,  emigrado  en  la  provincia  de 
Entre  Eíos,  le  fué  intimada  por  don  Cipriano  José  de  Urquiza, 
jefe  de  policía  de  la  Concepción  del  Uruguay,  de  orden  del 
gobernador  Echagiie,  que  en  el  término  de  24  horas  debería 
salir  del  territorio  de  Entre  Ríos,  por  haber  infringido  el 
derecho  de  asilo  distribuyendo  aquel  folleto  y  otros  papeles 
calificados  de  incendiarios,  tendientes  a  perturbar  el  orden 
público  y  comprometer  la  provincia  con  los  demás  gobiernos 
confederados. 

La  provincia,  por  medio  de  una  ley  de  su  Legislatura 
de  fecha  16  de  marzo  (1836),  adoptó  las  palabras  "Federa- 
ción, Libertad  y  Fuerza"  para  su  escudo. 

Designó  (21  de  julio  de  1836)  el  lema  de  Viva  la  Fede- 
ración, con  que  debían  encabezar  los  documentos  oficiales,  lu- 
gar en  que  debía  inscribirse  la  fecha  y  las  épocas  de  la  li- 
bertad (desde  el  año  1810),  de  la  federación  entrerriana  (des- 
de 1814),  de  la  independencia  (desde  1816),  y  de  la  Confe- 
deración Argentina  (desde  1830)  :  —  fué  autorizado  (27  de 
julio)  para  la  construcción  de  un  templo  en  la  capital  del 
Paraná;  como  igualmente  (21  de  febrero  de  1837),  para  con- 
ferir grados  militares  inclusive  el  de  coronel  mayor,  reserván- 
dose la  Legislatura  la  facultad  de  acordar  el  grado  último  de 
brigadier,  que  le  fué  conferido  el  27  del  mismo  mes  de  febrero. 

El  12  de  agosto  de  1836,  el  gobernador  Bchagüe  había 


-HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  375 

prohibido  se  proporcionase  a  los  rebeldes  de  la  Banda  Orien- 
tal armas,  municiones,  ni  caballos,  ni  otra  cualquiera  clase  de 
cooperación,  so  pena  de  ser  el  contraventor  separado  para 
siempre  de  la  sociedad  entrerriana  y  considerado  como  trai- 
dor a  la  República,  perturbador  del  orden  público  y  castigado 
hasta  con  la  última  pena;  y  el  28  de  mayo  del  siguiente  año 
lo  declaró  en  toda  su  fuerza  y  vigor,  adoptando  medidas  para 
evitar  se  comunicase  a  la  provincia  la  anarquía  promovida  en 
aquel  Estado  por  los  generales  Rivera  y  Lavalle :  —  nombró 
(desde  Gualeguay  a  6  de  julio)  coronel  mayor  de  los  ejércitos 
de  la  provincia  al  coronel  J.  J.  de  Urquiza.  Debe  advertirse 
que  las  disposiciones  del  gobernador  B chagüe  no  siempre  eran 
fechadas  en  la  ciudad  del  Paraná,  capital  de  la  provincia, 
pues  también  lo  eran  a  veces  en  otros  pueblos  o  ciudades  co- 
mo Victoria,  Uruguay,  Gualeguay,  como  en  el  presente  caso, 
Santa  Rosa  de  Villaguay,  Alcáraz,  etc.,  pero  sin  firma  de 
secretario. 

Fué  (12  de  agosto  de  1836)  plenamente  autorizado  con 
todas  las  facultades  ordinarias  y  extraordinarias  para  tomar 
las  medidas  conducentes  a  evitar  y  contrarrestar  cualquiera 
tentativa  de  los  revolucionarios  de  la  Banda  Oriental,  de  acuer- 
do con  las  que  el  gobierno  general  (Rosas)  juzgara  convenien- 
te ejecutar,  e  igualmente  (2  de  diciembre  de  1837),  hacer  ve- 
nir de  Europa  algunos  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús 
para  maestros.  En  la  misma  fecha,  la  Legislatura  concedió 
a  Echagüe  el  título  de  Ilustre  Restaurador  del  Sosiego  Pú- 
blico por  los  servicios  que  había  prestado  a  la  provincia  des- 
de que  fué  elevado  a  la  primera  magistratura  de  ella. 

El  15  de  diciembre  de  1837  fué  el  general  Echagüe  reelec- 
to por  otros  cuatro  años,  cuyo  período  llegó  a  terminar,  en  igual 
fecha  de  1841,  sucediéndole  el  general  Urquiza. 

1834.  —  Coronel  Pedro  Barrenechea,  delegado  de  Echa- 
güe, en  enero,  para  autorizar  el  grada  de  coronel  mayor  con- 
ferido entonces  a  Echagüe,  continuando  éste  en  sus  funciones 
como  propietario  y  aquél  como  delegado  en  esos  y  otros  casos. 

1836.  —  Coronel  Evaristo  Carriego,  ministro  secretario, 
delegado  de  Echagüe,  desde  el  17  de  marzo  hasta  mediados 
de    mayo. 

Al  delegado  Carriego  cupo  el  promulgar  la  ley  (29  de 
marzo)  designando  el  paraje  denominado  El  Molino,  a  tres 
cuadras  de  la  plaza  principal  del  Paraná,  para  la  formación 
de  otra  con  el  nombre  de  Echagüe  y  una  calle  que,  partiendo 
de  ésta,  llegase  hasta  el  puerto  con  el  nombre  de  Alameda  de 
la  Federación. 


376  ANTONIO   ZINNY 

Promulgó  (5  de  abril)  la  reforma  del  Estatuto  Provincial 
en  la  parte  relativa  a  la  organización  de  los  Tribunales  de  Jus- 
ticia, suprimiéndose  además  las  comandancias  generales  de 
departamentos  y  conservando  solamente  un  comandante  gene- 
ral en  la  frontera  del  Uruguay,  cuyo  nombramiento  había  de 
hacerse  por  el  gobierno,  en  vez  de  serlo  por  el  Congreso  como 
antes:  —  dictó  (14  de  abril)  un  reglamento  para  los  estable- 
cimientos mercantiles  existentes  o  que  en  adelante  se  levanta- 
sen en  la  provincia. 

1836.  —  Coronel  Vicente  Zapata,  delegado  de  Echagüe, 
durante  la  ausencia  de  éste  a  fines  de  abril,  con  el  objeto  de 
conferenciar  con  el  gobernador  Rosas  en  Buenos  Aires,  adon- 
de llegó  el  1.°  de  mayo. 

1836.  —  General  Pascual  Echagüe,  propietario  desde  ma- 
yo, que  reasumió  el  mando,  después  de  su  visita  a  Buenos 
Aires,  a  donde  había  ido,  con  el  objeto  de  celebrar  una  con- 
ferencia con  el  gobernador  Rosas. 

1838,  —  Coronel  Vicente  Zapata,  delegado  de  Echagüe, 
que  se  hallaba  en  el  Uruguay,  y  otros  pueblos  de  la  provincia 
y  aquél  en  el  Paraná,  dictando  ambos  disposiciones  guberna- 
tivas, alternativamente,  desde  noviembre,  pudiendo  decirse 
que  la  provincia  de  Entre  Ríos  tenía  dos  gobernadores. 

1839.  —  General  Pascual  Echagüe,  propietario  hasta  el 
9  de  marzo  que  salió  a  campaña,  delegando  en  Zapata. 

1839.  —  Coronel  Vicente  Zapata,  delegado  de  Echagüe, 
desde  marzo  hasta  el  8  de  septiembre,  que,  teniendo  que  salir 
a  campaña,  la  Sala  autorizó  al  ministro  tesorero  general  de 
hacienda,  doctor  Vicente  del  Castillo,  para  entender  con  los 
gobiernos  amigos  en  asuntos  de  la  guerra. 

Después  de  los  desembarcos  efectuados  en  el  arroyo  de 
Ñancay,  puerto  de  Landa  y  Gualeguaychú,  y  acordadas  las 
operaciones  militares  entre  el  general  Lavalle  y  el  jefe  de  la 
estación  naval  en  las  aguas  del  Uruguay,  La  Lande  Calan, 
hallándose  la  Legión  perfectamente  montada  ya,  se  le  comu- 
nicó la  orden  general,  por  la  que  se  prescribía  a  los  Legiona- 
rios, el  orden,  el  silencio,  la  obediencia  y  el  respeto  absoluto 
que  debían  guardar  para  con  las  personas  y  propiedades  de 
los  habitantes. 

También  se  hizo  circular  una  proclama  enérgica,  cuyo 
objeto  era  el  de  anunciar  al  pueblo  entrerriano  el  arribo  de 
los  libertadores,  e  invitarlos  a  tomar  las  armas  para  combatir 
contra  la  tiranía  de  Rosas,  romper  las  cadenas  de  la  esclavi- 
tud que  tenían  atadas  las  manos  de  sus  hijos  y  restablecer 
en  el  pueblo  argentino  el  imperio  de  la  ley. 


HISTORIA  DE    LOS    GOBERNADORES   DE   lAS   PROVINCIAS    ARGENTINAS  377 

El  gobierno  de  la  provincia,  desde  la  priinera  noticia  de 
la  presencia  de  los  libertadores,  había  ordenado  la  concentra- 
ción de  todas  las  fuerzas  en  la  Villa  de  Nogoyá,  descuidando 
la  guarda  de  las  costas  del  Uruguay,  y  el  hacer  alejar  las  ca- 
balladas, y  a  esta  torpe  conducta  debió  la  Legión  la  ocupación 
pacífica  de  los  diferentes  puntos  en  que  había  tocado. 

El  jefe  y  oficiales  de  la  escuadrilla  francesa  partieron 
el  mismo  día  (20  de  septiembre  de  1839)  para  sus  buques  con 
el  objeto  de  ir  a  ocupar  los  puntos  que  se  había  acordado 
guardar,  para  impedir  la  comunicación  del  ejército  del  gene- 
ral Echagüe,  que  se  hallaba  en  el  Estado  Oriental,  con  En- 
tre Ríos. 

En  fin,  la  Legión  se  puso  en  movimiento  haciendo  marchas 
forzadas  hacia  el  interior  del  país.  Los  habitantes  suministra- 
ron cuantos  auxilios  se  les  pidió,  los  que  fueron  pagados  en  el 
duplo  de  su  valor. 

Amaneció  el  día  22  de  septiembre  y  repentinamente  se 
presenta  a  la  vista  de  los  433  legionarios  el  ejército  enemigo, 
Zapata.  Este  avanzó  para  combatir  con  ese  puñado  de  valien- 
tes; la  legión  marchó  a  recibir  el  ataque  con  impetuoso  cora- 
je, y  el  enemigo,  deshecho,  lleno  de  espanto,  huj^e  en  disper- 
sión para  ocultar  su  miedo  en  los  bosques,  perdiendo  en  esta 
batalla  del  Yerna  más  de  100  hombres,  entre  muertos,  heridos 
y  prisioneros;  mientras  que  la  legión  sólo  tuvo  que  deplorar 
la  muerte  de  un  oficial  y  4  soldados. 

Después  de  la  batalla,  se  dio  la  orden  general  siguiente : 

'^  Cuartel  general  sohre  el  campo  de  iatalla  del  Yeriiá,  sep^ 

tiemhre  22  de  1819. 

* '  Orden  general.  —  i  Soldados !  Vuestra  conducta  en  la 
batalla  ha  excedido  a  mis  esperanzas,  y  os  habéis  excedido  a 
vosotros  mismos.  —  Hebéis  acreditado  que  sois  los  buenos  hi- 
jos de  la  patria,  los  firmes  apoyos  de  la  libertad.  —  Recibid 
por  mi  órgano  el  testimonio  de  la  gratitud  nacional." 

"Lavalle." 


1839.  —  Dr.  Vicente  del  Castillo,  delegado  de  Zapata,  des- 
de el  8  de  septiembre  hasta  el  31  de  octubre,  que  duró  la  au- 
sencia del  coronel  Zapata  en  campaña. 

1839.  —  Coronel  V.  Zapata,  delegado  de  Echagüe,  desde 
el  31  de  octubre  que  regresó  de  la  campaña,  hasta  el  4  de 
septiembre  de  1840,  que,  por  autorización  de  Echagüe,  general 
en  jefe  del  ejército  de  operaciones  de  la  Confederación  Ar- 


378  ANTONIO   ZINNY 

gcníina,  nombró  gobernador  interino  al  jefe  político  de  la  ciu- 
dad del  Uruguay  don  Cipriano  José  de  Urquiza. 

Durante  esta  campaña  de  Echagüe  tuvo  lugar  la  derrota 
de  éste  en  Cagancba,  entre'los  arroyos  de  la  Virgen  y  Cagan- 
cba,  a  4  leguas  de  San  José  y  17  de  Montevideo,  el  20  de  di- 
ciembre de  1839. 

En  la  retirada  de  la  división  al  mando  del  general  Ur- 
quiza, el  1.°  de  enera  de  1840,  habiéndose  éste  arrojado  al 
Uruguay  para  pasar  a  la  provincia  de  Entre  Eíos,  el  tenien- 
te don  Miguel  Jerónimo  González,  al  ver  a  su  jefe  en  inmi- 
nente peligro,  en  medio  de  las  aguas,  por  haber  perdido  su 
caballo,  voló  con  sus  compañeros  a  salvar  a  su  general  o  pe- 
recer con  él;  vence  la  distancia  que  los  separaba  y  con  riesgo 
de  su  vida,  presenta  su  caballo  a  Urquiza,  le  ayuda  a  luchar 
contra  las  olas  del  caudaloso  río,  hasta  pisar  la  costa  entre- 
rriana,  y  consigue  de  este  modo  salvar  la  existencia  del  futuro 
vencedor  de  Eosas  en  Caseros.  Por  tan  señalado  servicio,  la 
Legislatura  dictó  una  ley  nueve  años  después  (17  de  marzo  de 
1849)  adjudicando  al  referidt)'  González  una  medalla  de  oro 
del  peso  de  una  onza,  figura  ovalada,  con  las  inscripciones  si- 
guientes: En  el  anverso  —  "La  Provincia  de  Entre  Ríos  a  la 
fidelidad  j  al  heroísmo".  —  En  el  reverso:  —  "¡Viva  la  Con- 
federación Argentina !  —  ;  Mueran  los  salvajes  unitarios ! " ; 
acordándosele  igualmente  una  pensión  "^dtalicia  de  600  pesos 
anuales  desde  la  fecha  de  la  referida  sanción. 

1840.  —  D.  Cipriano  José  de  Urquiza,  jefe  político  de 
la  ciudad  del  Uruguay,  gobernador  interino,  nombrado  por 
el  delegado  Zapata,  el  4  de  septiembre,  en  virtud  de  autori- 
zación del  propietario  Echagüe,  Eestaurador  del  Sosiego  Pú- 
blico, hasta  el  9  de  diciembre  que  reasumió  éste  el  mando 
gubernativo. 

1840.  —  General  P.  Echagüe,  propietario,  desde  el  9  de 
diciembre,  que  regresó  de  campaña  cuando  reasumió  el  man- 
do gubernativo,  ejerciéndolo  simultáneamente  con  su  delega- 
do Zapata,  hasta  el  15  de  ¿)ctubre  de  1841,  que  fué  nombrado 
el  general  Urquiza. 

Al  descender  Echagüe  del  gobierno,  que  ejerció  como  pro- 
pietario por  el  período  de  9  años,  desde  el  1.°  de  marzo  de 
1832,  hasta  el  15  de  octubre  de  1841,  la  Sala  de  representan- 
tes de  Entre  Eíos  confirió  a  su  hijo  mayor  don  Leónidas,  el 
empleo  de  capitán  de  artillería,  y  Echagüe  solicitó  que,  en  vez 
de  ese  empleo  le  acordase  la  gracia  de  que  su  hijo  fuese  edu- 
cado a  expensas  del  erario  de  la  provincia,  cuya  gracia  le  fué 
concedida.    Sin  embargo,  habiéndole  sido  acordada  la  misma 


HISTORIA  DE   LOS   QOBEBXADORES   DE   LAS   PROVINCIAS   ARGENTINAS  379 

gracia  por  el  gobierno  general,  E  chagüe  renunció  la  conferida 
por  la  Sala.  Esta  asignó  también  al  Restanrador  del  Sosiego 
Público  200  pesos  mensuales  por  todo  sueldo,  mientras  resi- 
diera en  cualquier  punto  de  la  República  Argentina. 

1840.  —  Coronel  Vicente  Zapata,  delegado,  durante  la 
ausencia  del  propietario  Eebagüe  en  campaña  contra  el  gene- 
ral Lavalle  que  invadió  la  provincia  de  Entre  Ríos. 

En  conmemoración  de  la  Convención  de  paz,  celebrada 
entre  el  gobierno  francés  y  el  de  la  Confederación  Argentina 
(Tratado  MacJcau),  el  gobernador  propietario  Ecbagüe  expi- 
dió un  decreto  estableciendo  tres  días  festivos  en  cada  año  con 
la  denominación  de  Carnestolendas  de  octubre,  (día  29  de  oc- 
tubre de  1840,  fecha  de  la  referida  Convención). 

1841.  —  General  Justo  José  de  ürquiza,  nombrado  en 
propiedad  el  15  de  diciembre,  y  desde  el  Arroyo  Grande,  don- 
de se  hallaba,  contestó,  con  fecha  29,  aceptando  el  cargo,  y, 
no  pudiendo  apersonarse  en  la  capital,  a  prestar  el  juramen- 
to de  ley,  en  razón  de  hallarse  a  la  cabeza  del  ejército  y  es- 
tar la  provincia  amagada  por  las  fuerzas  de  los  generales  Paz 
y  Rivera,  la  Sala  de  Representantes  le  exoneró  de  concurrir 
nombrando  una  comisión  de  su  seno  a  recibirle,  en  presencia 
de  la  división  de  su  mando,  el  expresado  juramento.  A  los 
pocos  días  (24  de  diciembre)  la  Legislatura  dictó  una  ley  in- 
vistiendo al  general  Urquiza  del  uso  de  las  facultades  extra- 
ordinarias durante  la  guerra  civil. 

1841.  —  Coronel  Vicente  Zapata,  nombrado  por  la  Le- 
gislatura, el  31  de  diciembre,  provisorio  a  causa  de  haber  ca- 
ducado Echagüe  como  propietario  y  Zapata  como  su  delega- 
do, en  aquella  fecha,  hasta  el  3  de  enero  de  1842,  que  el 
propietario  Urquiza  desde  Puntas,  delegó  el  mando  guberna- 
tivo en  él,  por  tener  que  atender  a  la  defensa  de  la  provincia 
contra  los  denominados  unitarios.  Zapata  nombró  a  don  Ci- 
priano J.  de  Urquiza,  ministro  general  del  gobierno  delegado. 

Después  de  la  batalla  de  Caaguazú,  ganada  por  el  gene- 
ral Paz,  el  28  de  no\dembre  de  1841,  el  presidente  de  la  Re- 
pública Oriental  del  Uruguay,  general  F.  Rivera,  pasó  el 
Uruguay  del  15  al  20  de  enero  de  1842,  con  un  ejército  de 
3.000  hombres  de  las  tres  armas;  y  obrando  río  abajo  por  la 
costa  con  la  actividad  de  un  rayo,  logró  en  8  días  hacer  eva- 
cuar la  provincia  a  las  fuerzas  del  general  Urquiza,  que, 
con  un  resto  de  600  personas,  entre  familias  y  tropa,  pasó  a 
la  costa  occidental  del  Paraná  por  la  isla  de  Pavón,  dejando 
en  poder  del  vencedor  muchos  prisioneros  y  pasados,  todos 
sus  bagajes  y  como  7.000  caballos. 


38o  ANTOXIO    ZINNY 

El  28  de  enero  de  1842,  el  delegado  Zapata  tuvo,  pues, 
que  abandonar  su  puesto,  emprendiendo  la  fuga  y  dejando  la 
provincia  en  acefalía. 

1842.  —  Sargeíito  Mayor  Pedro  Pablo  Seguí,  electo  pro- 
\ásorio,  el  29  de  enero,  por  la  Legislatura,  por  la  fuga  del 
delegado  Zapata  el  día  antes,  a  consecuencia  de  la  batalla  de 
Caaguazú  (28  de  noviembre  de  1841),  ganada  por  el  gene- 
ral   Paz. 

Una  división  al  mando  del  general  Vicente  Ramírez  ocu- 
pó la  capital,  después  de  haber  aniquilado  pequeñas  monto- 
neras que  quisieron  impedirle  el  paso. 

El  general  Paz  hizo  su  entrada  en  el  Paraná  el  4  de  fe- 
brero. Dos  días  antes  el  gobernador  Seguí  había  sido  autori- 
zado por  la  Legislatura  para  declarar  la  guerra  al  goberna- 
dor de  Buenos  Aires,  Rosas,  hasta  hacerlo  descender  del  usur- 
pado mando  (lo  que  no  era  cierto)  y  de  su  influencia  en  los 
negocios  públicos;  y  el  11  fué  investido  con  las  facultades  ex- 
traordinarias para  llevar  adelante  la  guerra  que  se  acababa 
de  declarar  contra  el  mandón  de  Buenos  Aires. 

El  ministro  que  Seguí  nombró  fué  el  doctor  Florencio 
Antonio  del  Rivero,  y  el  lema  adoptado  por  el  gobierno  pro- 
visorio fué  el  de :  ¡Patria,  Libertad,  Constitución! 

Autorizado  por  la  ley  de  la  provincia  de  fecha  20  de  fe- 
brero, el  gobernador  Seguí  decretó  la  admisión  de  toda  ban- 
dera extranjera  en  los  puertos  de  la  provincia  en  los  ríos  Pa- 
raná y  Uruguay,  y  los  buques  y  mercancías  extranjeras  serían 
en  todo  como  nacionales. 

Seguí  ejerció  el  mando  provisorio  hasta  el  12  de  marzo 
que  presentó  y  fué  aceptada  su  renuncia,  en  razón  de  que  las 
circunstancias  en  que  se  hallaba  la  provincia  demandaban 
fuese  presidida  por  un  jefe  militar,  que,  adoptando  medidas 
rigurosas,  pusiese  en  perfecta  seguridad  la  libertad  que  había 
recobrado.  En  su  consecuencia,  la  Representación  de  la  pro- 
vincia, nombró  el  mismo  día,  al  general  Paz,  gobernador  de 
la  provincia  por  el  tiempo  designado  en  el  Estatuto  reformado, 
contándose  'desde  el  12  de  enero. 

1842.  —  Brigadier  general  José  María  Paz,  nombrado  por 
la  Legislatura  el  12  de  marzo,  pero  disponiéndose  ilegalmente 
que  su  gobierno  empezase  a  contar  desde  el  1."  de  enero. 

Nombró  de  ministros  a  los  doctores  Antonio  Florencio  del 
Rivero  y  Santiago  Derqui,  y  ejerció  el  Poder  Ejecutivo  de  la 
provincia  hasta  el  27  de  marzo,  que  lo  delegó  en  Seguí. 

El  día  antes  de  la  reacción  que  se  operó  en  la  ciudad  del 
Paraná,  la  que  dio  por  resiütado  la  prisión  del  gobernador 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEEN ADOBES  DE  LAS  PEOVINCIAS  ARGENTINAS  38 1 

delegado  Seguí  y  de  sus  oficiales  —  2  de  abril  —  el  propieta- 
rio Paz  fué  derrotado  vergonzosamente  en  Montiel  y  encabe- 
zadas por  el  entonces  coronel  Crispín  Velázquez. 

Esta  derrota  y  la  desavenencia  entre  Ferré  y  Paz,  obli- 
garon a  las  tropas  correntinas  a  desocupar  el  territorio  y  a 
Paz  a  abandonar  la  provincia,  que  quedó  en  acefalía,  hasta  el 
4  del  mismo  mes  (abril)  en  que  la  Sala  de  Representantes  asu- 
mió el  mando  de  ella. 

En  las  conferencias  que  tuvieron  lugar  en  el  Paraná  /en- 
tre los  cuatro  gobernadores "  J.  P.  López,  de  Santa  Fe,  Seguí 
y  Paz  de  Entre  Ríois,  y  Ferré  de  Corrientas,  le/n  todas  ponía 
éste  nuevos  obstáculos,  porque  había  prometido  a  sus  corren- 
tinos  que  ño  habían  de  pasar  de  aJlí.  El  hecho  fué  que  la 
anarquía  que  existía  entre  aquéllos  era  tan  grande  que  cada 
uno  tiró  en  perjuicio  de  todos.  Mientras  ellos  se  entretenían, 
perdiendo  un  tiempo  precioso  en  disputas  sobre  si  eran  galgas 
o  podiencos,  el  Joho,  sediento  de  sangre,  se  precipitó  sobre  la 
presa  y  la  acabó  de  desgarrar  en  la  batalla  del  Arro.vo  Gran- 
de (6  de  diciembre),  para  pasar  en  seguida  a  continuar  la 
guerra  de  exterminio  frente  a  la  heroica  ciudad  de  Monte- 
video. 

La  única  disposáción  que  el  gobernador  Paz  llegó  a  dic- 
tar, durante  su  corta  admimistración,  fué  un  decreto,  de  fe- 
cha 26  de  marzo,  suspendiendo  las  comandancias  militares  de 
los  (departamentos  .de  la  provincia,  pero  que  no  pudo  tener 
efecto. 

1842.  —  Sargento  Mayor  Pedro  P.  Seguí,  delegado  de 
Paz,  desde  el  27  de  marzo  hasta  el  3  de  abril,  en  que,  una 
fuerza  compuesta  die  paisanos  avan2Ó  la  plaza  del  Paraná  y 
en  el  momento  se  unió  a  ellos  la  guarnición  aprehendiendo 
y  encarcelando  al  gobernador  Seguí  y  a  sus  oficiales. 

Después  de  la  batalla  de  Caaguazú,  que,  como  sic  sabe, 
tuvo  lugar  el  28  de  noviembre  de  1841,  el  general  Paz  nom- 
bró al  capitán  Tomás  Vázquez,  cordobés,  que  en  la  Punilla 
(Córdoba)  se  había  sublevado  en  1830,  juntamente  con  el 
vecindario  de  aquel  punto,  contra  el  comandante  antirosista 
don  Luis  Navarro,  con  el  encargo  de  formar  una  nueva  es- 
colta de  todos  losi  provincianos  prisioneros  que  se  habían  to- 
mado en  la  batalla.  Cuando  «mpezó  a  formar  la  expresada  es- 
colta, comisionó  al  soldado  Cosme  Peñaflor,  para  que  invita- 
se a  la  tropa  a  sublevarse  contra  el  general  Paz,  habiéndolo 
conseguido.  Preparada  en  parte  la  sublevación,  el  día  2  de 
abril  (1842),  entre  nueve  y  diez  de  la  noche  y  en  momentos 
que  todo  el  ejército  liberal  marchaba  con  destino  al  Cié,  a  las 


382  AXTOXIO    ZIÍTNY 

/ 

voces  qíle  diera  de  " ¡Viva  nuestro  ilustre  Restaurador  de  las 
leyes!  —  '¡Mueran  etc.!"  dio  viMta  la  escolta  de  su  mando, 
siendo  cargada  por  el  coronel  Indalecio  Chenaut,  con  el  cua- 
dro de  oficiales  que  tenía  bajo  su  mando,  pero  fué  éste  recha- 
zado, consiguiendo  hacer  un  tiro  da  pistola  que  hiriera  a  Che- 
naut en  el  brazo.  En  seguida,  se  fué  al  Paraná,  cuyas  fuer- 
zas, habían  proelama,do  la  pseudo  federación. 

Por  esos  y  otros  análogos  servicios,  el  capitán  Vázquez 
fué  declarado  benemérito  de  la  patria  en  grado  hiaróico  y  as- 
cendido a  mayor  con  el  goce  de  400  pepos  mensuales,  man- 
dando se  le  entregase  6.000  pesos,  una  medalla  de  oro,  un 
vestuario  de  oficial,  un  documento  por  500  cabezas  de  ganado 
vacuno,  otro  por  1.000  lanares  y  otro  por  3  leguas  de  tierra. 

1842,  —  La  Sala  de  Representantes,  presidida  por  el  doc- 
tor Francisco  Dionisio  Alvarez,  cura  vicario  del  Paraná,  que, 
en  vista  de  la  acefalía  en  que  se  hallaba  la  capital  y  gran 
parte  de  la  pro^-incia,  con  la  fuga  de  las  autoridades,  deno- 
minadas Unitarias,  y  con  la  deposición  y  prisión  del  delegado 
Seguí,  asumió  interinamente  el  mando  gubernativo,  el  4  de 
abril,  hasta  el  7  del  mismo  mes,  que  el  general  Urquiza  quedó, 
de  derecho,  restablecido  en  el  poder. 

El  Presidente  de  la  Sala,  doctor  Alvarez,  continuó  ejer- 
ciendo el  P.  E.  en  el  Paraná,  hasta  el  16  de  abril,  que  el  pro- 
pietario Urquiza,  desde  su  campamento  en  el  Tonelero,  co- 
municara el  nombramiento  de  su  hermano  don  C.  J.  de  Ur- 
quiza, como  gobernador  delegado. 

La  primera  resolución  de  la  Sala,  espedida  el  mismo  día 
4,  fué  la  de  decretar  que  los  desterrados  por  la  anterior  ad- 
ministración pudiesen  restituirse  al  seno  de  sus  familias. 

Lo  más  original  que  sucedía,  durante  el  corto  tiempo  de 
esta  anómala  administración,  era  que  las  resoluciones  de  la 
Legislatura  iban  firmadas  por  el  doctor  Alvarez  y  el  doctor 
Manuel  Yictorio  de  Andrade,  como  presidente  y  secretario, 
quienes  las  comunicaban  al  P.  E.  que  se  componía  de  las 
mismas  personas,  mandándolas  publicar  con  el  correspondien- 
te cúmplase. 

El  presbítero  doctor  Alvarez,  cura  ^-icario  de  la  parro- 
quia del  Paraná,  delegado  eclesiástico  y  presidente  del  Con- 
greso de  la  profánela,  ex  encargado  de  los  negocios  de  la.  pro- 
vincia de  Entre  Ríos,  falleció  el  17  de  julio  de  1848.  A  los  4 
meses  justos,  se  le  hicieron  solemnes  exequias  en  su  parro- 
quia por  orden  del  entonces  gobernador  delegado  Crespo,  au- 
torizado al  efecto  por  el  propietario  Urquiza,  mandándose 
colocar  una  hermosa  lápida  de  mármol,   en  la  fosa  elegida 


HISTORIA   DE   LOS    GOBEBNADOKES   DE   LAS   PR0V1N0IA8   ARGENTINAS    383 

para  el  finado,  con  la  inscripción  que  el  gobierno  dispusiera 
y  que  fuera  costeada  por  el  tesoro  de  la  provincia. 

1842.  —  D.  Cipriano  José  de  TI r quiza,  ministro  y  hermano 
del  general,  nombrado  por  la  Comisión  permanente  goberna- 
dor delegado,  el  16  de  abril,  y,  aunque  el  18  de  septiembre 
elevara  su  renuncia,  no  le  fué  ésta'  aceptada,  continuando 
por  consiguiente  en  el  cargo  hasta  después  de  la  batalla  del 
Arroyo  Grande  (6  de  diciembre)  y  del  restablecimiento  del 
gobernador  de  Corrientes,  don  Pedro  D.  Cabral. 

1843.  —  General  Justo  J.  de  Vrquiza,  propietario,  desde 
febrero  que  reasumió  el  mando  gubernativo  hasta  jiilio  que 
marchó  a  la  campaña  de  la  Banda  Oriental,  delegando  por 
segunda  vez  en  su  hermano  don  Cipriano. 

Los  ejércitos  contendientes  en  la  batalla  del  Arroyo  Gran- 
de se  componían,  por  una  parte,  de  unos  9.000  hombres  al 
mando  de  Oribe  y  sus  jefes  de  división  eran  Urquiza  con  las 
fuerzas  de  los  coronel  Granada,  Barcena,  Gon^iález,  Flores 
y  Laprida  bajo  sus  órdenes  Pacheco  e  Ignacio  Oribe,  con  las 
del  general  Servando  Gómez  y  de  los  coroneles  Ramos,  Ma- 
za, Costa,  Rincón  y  Domínguez;  y  por  la  otra,  como  8.000 
hombres  y  16  piezas  de  artillería  al  mando  de  Rivera,  secun- 
dado por  los  generales  Avalos,  Aguiar,  Galván  y  Ramírez  y 
los  coroneles  Luna,  Chilabert,  Mendoza,  Hornos,  Lavandera, 
Blanco,  Henestrosa,  etc.  La  pérdida  del  ejército  de  Rivera 
fué  como  de  2.400  muertos,  entre  los  cuales  el  general  Avalos 
y  los  coroneles  Báez,  Henestrosa  y  Mendoza  y  el  secretario  del 
general  J.  P.  López,  Morillo  y  más  de  60  jefes  y  oficiales, 
sin  contar  los  que  cayeron  después  en  la  persecución. 

Se  refería  que  tan  grande  fué  el  apuro  de  Rivera  que  se 
sacó  y  tiró  al  suelo  su  chaqueta  bordada,  sombrero,  chaleco  y 
espada,  dejando  también  en  poder  del  enemigo  el  material  de 
su  ejército,  su  artillería  y  1.500  prisioneros. 

Fué  una  batalla  muy  reñida. 

El  9  de  febrero  de  1843,  los  gobiernos  de  Entre  Ríos  y 
Corrientes  celebraron  un  tratado,  cuyos  artículos  principales 
tendían  a  fijar  los  límites  de  una  y  otra  pro\^ncia,  hasta  que 
hubiese  un  nuevo  arreglo,  en  los  ríos  Guayquiraró  y  Moco- 
retá,  tirando  una  línea,  desde  las  puntas  del  1.°  hasta  las  del 
2.°,  —  2.°  la  entrega  del  gobierno  de  Corrientes  al  de  Entre 
Ríos  de  300.000  cabezas  de  ganado  vacuno  de  marca  y  20.000 
yeguarizos;  —  3.°  la  renuncia,  por  parte  de  éste,  de  los  de- 
rechos que  tenía  a  los  60.000  pesos  plata,  80.000  reses  vacu- 
nas y  50.000  yeguarizas,  que  por  el  tratado  de  1839  se  com- 
prometió a  entregar  la  provincia  de  Corrientes  a  la  de  Entre 


384  ANXpXIO   ZIÍíNT 

RÍOS;  —  4.°  el  territorio  ele  Misiones  liabí?.  de  tener  en  el 
Congreso  de  Corrientes  dos  diputados  \;  había  de  seguir  al 
cargo  del  gobierno  de  dicha  provincia,  hasta  que,  reunida  la 
Representación  nacional  de  la  Confederación,  se  discutieran 
los  derechos  que  tuviesen  los  misioneros  a  su  existencia  como 
provincia,  o  antes  si  tu\'iese  la  población  suficiente. 

1843.  —  D.  Cipriano  J.  de  TI r quiza,  delegado  de  su  her- 
mano el  general,  desde  julio  de  1843  hasta  26  de  enero  de 
1844  que  fuá  asesinado  en  su  residencia  de  Nogoyá,  en  cuya 
plaza  fueron  ejecutados,  el  26  de  agosto  del  mismo  año,  los 
principales  asesinos  José  Antúnez,  Quintín  Niz  y  José  Martínez. 

El  19  de  diciembre  de  1849,  la  representación  de  la  pro- 
vincia mandó  erigir  un  monumento  fúnebre  en  que  fueron 
depositados  los  restos  del  ex  gobernador  delegado,  con  la  ins- 
cripción siguiente:  "La  Honorable  Sala  de  la  provincia  de 
Entre  Ríos  a  la  memoria  del  digno  y  malogrado  Excmo.  se- 
ñor Gobernador  Delegado  don  Cipriano  J.  Urquiza". 

Y  el  5  de  mayo  de  1860,  sus  restos  fueron,  por  disposi- 
ción de  su  hermano  el  gobernador  constitucional  J.  J.  de  Ur- 
quiza, conducidos  a  la  iglesia  parroquial  de  la  reinstalada 
capital,  Concepción  del  Uruguay,  donde  quedaron  conserva- 
dos, después  de  las  exequias  fúnebres  consagradas  a  su 
memoria. 

En  uno  y  otro  acto  se  le  hicieron  los  honores  militares 
designados  por  la  ordenanza  militar  del  ejército  a  los  capi- 
tanes generales  con  mando,  llevando  los  empleados  civiles  y 
militares  luto  en  el  brazo  en  los  días  4  y  5  del  expresado  mes 
de  mayo  (1860). 

1844.  —  D.  Antonio  Crespo,  electo  provisorio  el  30  de 
enero  de  1844,  a  consecuencia  de  la  muerte  de  don  Cipriano 
J.  de  Urquiza  y  durante  la  ausencia  del  propietario  el  gene- 
ral en  la  campaña  contra  el  ejército  de  Corrientes,  al  mando 
de  los  generales  Paz,  Madariaga  y  F.  Rivera. 

El  16  de  diciembre  de  1845,  el  general  Urquiza  fué  reelec- 
to por  otros  cuatro  años,  pero  continuando  Crespo  como  de- 
legado, nombrado  nuevamente  por  aquél,  desde  su  cuartel  ge- 
neral en  Cala  a  24  de  marzo  de  1846,  mientras  lo  exigieran 
las  atenciones  del  propietario  en  campaña. 

Otra  vez,  durante  la  ausencia  del  mismo  propietario,  en 
1846,  para  su  misión  de  paz  en  las  conferencias  de  Alcáraz 
con  el  gobernador  Joaquín  Madariaga,  de  Corrientes,  con  el 
objeto  de  conseguir  la  incorporación  de  esta  provincia  a  la 
Confederación. 

Otra  vez,  cuando  el  general  Urquiza  emprendió  su  úl- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  385 

tima  campaña  en  Corrientes  contra  los  generales  Joaquín  y 
Juan  Madariaga,  terminando  con  la  completa  derrota  de  és- 
tos en  el  Potrero  de  Vences,  el  27  de  noviembre  de  1847. 

Crespo  continuó  en  el  mismo  cargo  aún  mucho  después 
del  regreso  del  propietario  Urquiza  a  la  provincia  de  Entre 
Eíos,  dictando  éste  disposiciones  desde  su  cuartel  general  en 
Cala,  Gualeguaychú,  etc.  y  la  mayor  parte  de  las  del  dele- 
gado como  de  las  del  propietario;  sin  firma  de  ministro,  has- 
ta el  27  de  julio  de  1848,  que  fué  nombrado  en  dicho  carác- 
ter el  coronel  José  Miguel  Galán. 

El  13  de  diciembre  de  1853,  fué  reelecto  por  otros  4  años, 
a  contar  desde  el  1.°  de  enero  de  1854,  gobernando  simultá- 
neamente con  Crespo,  como  delegado  éste  y  como  propieta- 
rio aquél,  hasta  el  24  de  marzo  del  último  año  citado,  en  que, 
federalizada  la  provincia,  cesó  el  gobierno  provincial,  para 
dar  nacimiento  al  nacional  de  la  Confederación  con  la  prime- 
ra Presidencia  de  la  misma,  de  que  fué  investido  el  gene- 
ral Urquiza, 

Puede,  pues,  decjrse  que  en  la  provincia  de  Entre  Ríos 
existían  dos  gobernadores,  con  el  título  de  propietario  uno, 
y  con  el  de  delegado  otro :  cuando  no  era  Zapata,  lo  era  Crespo. 

Es  indudable  que  Urquiza  no  estaba  del  todo  de  acuer- 
do con  la  política  de  Rosas,  desde  la  pasada  de  la  escuadra 
anglo-francesa  con  el  convoy,  después  del  combate  de  Obli- 
gado, y  temeroso  de  verse  descubierto  en  su  plan  de  desligar- 
se del  Dictador  por  la  imprudencia  de  los  emigrados  argen- 
tinos, quiso  adormecer  la  vigilancia  de  Rosas  remitiéndole 
dos  comunicaciones  que  le  fueron  dirigidas  desde  Montevideo 
y  rotuladas  al  comandante  militar  de  Gualeguaychú,  coronel 
Rosendo  M.  Fraga,  pretendiendo  hacerlas  pasar  como  apó- 
crifas. 

El  partido  antirosista,  con  sus  pasos  desacertados,  se 
derrotaba  por  sí  solo  cimentando  cada  vez  más  el  poder  que 
trataba  de  derrocar. 

Poseemos  copia  autorizada  de  una  correspondencia  entre 
Urquiza  y  Rosas,  que  pone  de  manifiesto  la  desinteligencia 
entre  el  primero  y  Echagüe,  por  quien  era  vigilado. 

En  el  Rosario  se  decía  públicamente  que  Urquiza  había 
dado  vuelta  al  poncho;  que  todos  los  entrerrianos  eran  anti- 
rosistas;  que  nadie  podía  salir  de  aquella  ciudad  con  direc- 
ción a  Entre  Ríos ;  que,  para  poderlo  conseguir,  era  necesario 
sacar  pasaporte  para  Santa  Fe;  que  los  buques  llegados  de 
Montevideo  a  dicho  punto  fueron  en  el  acto  embargados  por 
orden  del    gobierno  e  igualmente    el  cargamento    que  condu- 


3S6  ANTONIO   ZINNT 

cían;  que  en  Entre  Ríos,  se  cargaba  la  divisa  celeste,  porque 
eran  antirosistas  y  que  no  se  debía  tocar  en  esa  provincia; 
que  en  Buenos  Aires  se  gritó  públicamente  en  una  retreta 
¡Muera  el  traidor  Vr quiza!,  etc. 

Si  éste  no  se  pronunció  entonces  (1846)  contra  Eosas,  la 
culpa  fuá  de  los  señores  Madariaga,  que  no  tuvieron  la  pa- 
ciencia de  esperar  la  oportunidad  de  dar  el  golpe  seguro  y 
no  cometer  el  error  de  precipitarse,  eom_o  se  había  hecho  an- 
tes con  pequeñas  partidas  de  50  y  100  hombres,  para  caer 
víctimas  de  su  imprudencia. 

Urquiza,  como  experimentado  en  la  política  de  aquella 
época,  interiorizado  en  el  manejo  de  la  intriga  que  a  la  sazón 
estaba  en  práctica  y  aleccionado  en  los  medios  que  había  de 
emplear  para  triunfar,  contrarios  en  un  todo  a  los  que  los 
antirosistas  acostumbraban  emplear,  con  perjuicio  de  la  cau- 
sa y  con  la  ruina  de  sus  personas,  prefirió  aparentar  "que 
era  uno  de  los  muy  leales  amigos  de  Rosas,  cuya  conducta 
estaba  dispuesto  a  conservar    -fielmente  en    cualquier  época". 

Rosas  no  fué  engañado  con  tales  promesas  dé  fidelidad, 
pero  sí  aparentó,  a  su  vez,  confiar  en  la  buena  fe  de  Urqui- 
za, porque  en  aquellas  circunstancias,  no  le  convenía  romper 
con  el  hombre  más  importante  que  le  secundaba  y  también 
el  único  capaz  de  dar  con  él  en  tierra. 

Urquiza  no  desconocía  eso;  así  fué  que  tuvo  que  dar  aún 
pruebas  muy  positivas  de  su  adhesión  a  la  santa  causa  de  la 
federación  y  de  su  lealtad  al  primer  ciudadano  de  la  Confe- 
deración Argentina  y  defensor  de  la  independencia  america- 
na, que  nadie  atacaba. 

Por  otra  parte,  la  empresa  de  derrocar  a  Rosas  era  de 
tal  magnitud,  que  sólo  un  prestigioso  gobernador  de  provin- 
cia, con  un  poderoso  ejército  a  sus  órdenes  podía  acometer, 
y  no  había  otro  dentro  de  toda  la  República,  ni  fuera  de  ella, 
sino  el  general  Urquiza,  y  a  ello  se  encaminaba,  cuando  el 
tratado  de  Alcáraz,  como  nadie  ignora.  Su  plan  fué  bien  me- 
ditado y  oportunamente  desarrollado  y  mejor  realizado;  por 
eso  también  tuvo  el  feliz  éxito  que  todos  conocen,  el  memo- 
rable día  3  de  febrero  de  1852,  algo  tarde  en  verdad,  pero  la 
culpa  fué  de  los  que  habiendo  podido  prestar  eficaz  coopera- 
ción y  evitar  el  sacrificio  de  nuevas  víctimas,  contribuyeron 
a  que  se  malograra  una  bella  oportunidad,  prolongando  la 
época  de  la  Dictadura  y  produciendo  sin  necesidad  un  Vences. 

Aunque  Rosas  nada  ignoraba,  ni  le  convenía  romper  con 
un  jefe  de  la  importancia  de  Urquiza,  para  disimular  mejor 
tiuvo  és.te  la  energía  de  manifestarse  resentido,  por  la  ingra- 


HISTORIA   DE   LOS    GOBERNADORES   DE   LAS   PROVINCIAS    ARGENTINAS    387 

titud  con  que  sus  innegables  servicios  a  la  pseudo  federación 
eran  mirados. 

Por  medio  del  mayor  don  Juan  Castro,  enviado  cerca 
de  Rosas,  en  junio  de  1846,  el  general  Urquiza  expuso  sus 
quejas,  manifestando  que  por  parte  de  Santa  Fe  se  hacían 
tentativas  contra  la  provincia  de  Entre  Ríos  para  desmorali- 
zarla, principalmente  en  el  departamento  de  la  Bajada,  que 
muy  frecuentemente  desde  Santa  Fe  se  hacían  depredaciones 
a  los  vecinos  de  Entre  Ríos,  de  ganados,  caballos  y  otros  ar- 
tículos y  en  especial  por  el  comandante  de  Coronda;  que  esta 
conducta  databa  de  mucho  tiempo  atrás,  considerando  com- 
plicado en  ella  al  gobernador  Echagüe;  que  estas  tentativas 
eran  infructuosas,  porque  afortunadamente  el  general  Ur- 
quiza  las  había  cruzado  y  podía  cruzarlas,  pero  que  sin  em- 
bargo, quería  ponerlo  en  noticia  de  Rosas. 

El  hecho  es  que  en  Santa  Fe  se  decía  que  el  general  Ur- 
quiza  se  había  vuelto  en  contra  porque  los  franceses  lo  ha- 
habían  comprado. 

El  Dictador  Rosas,  al  mismo  tiempo  que  pedía  a  Echa- 
güe informase  y  diese  las  explicaciones  conducentes  a  valo- 
rar los  sucesos  de  que  se  quejaba  el  general  Ur quiza,  le  in- 
citaba a  que  se  colocase  en  actitud  hostil  y  aún  puesto  en 
alarma  a  Oribe,  como  que  aparecía  indudable  que  Urquiza  se 
proponía  ya  a  pronunciarse  contra  Rosas,  y  viéndose  descu- 
bierto, lo  postergó  hasta  mejor  ocasión. 

El  alférez  don  Juan  Bautista  Carvallo,  de  la  escolta  del 
general  Urquiza  en  el  cuartel  general  en  Cala  a  31  de  octu- 
bre de  1846,  ante  don  Alejandro  Azula,  declaró  entre  otras 
cosas,  lo  que  sigue:  que  fué  preso  en  Coronda  por  el  coman- 
dante del  pueblo,  don  Silverio  Bravo ;  que  allí  fué  interrogado 
por  el  coronel  don  Manuel  Febre  (edecán  de  Echagüe),  ame- 
nazándolo, a  fin  de  que  declarase  si  era  mandado  por  Urquiza 
a  seducir  algunos  oficiales  y  tropa  y  concluyó  diciéndole,  que 
ya  era  tiempo  que  se  desengañasen  los  entrerrianos  de  que 
el  pago  que  daba  Urquiza  a  los  buenos  patriotas  federales 
era  cortarles  la  cabeza;  que  el  30  de  septiembre  (1846)  fué 
puesto  en  libertad  por  el  gobernador  Echagüe,  y  llamado  a 
su  presencia,  le  dijo  éste  que  sentía  el  haberlo  tenido  preso  a 
causa  de  un  mal  informe,  pero  que  contase  con  su  amistad, 
pues  que  sabía  era  un  decidido  patriota  federal,  y  que  por 
lo  mismo  no  quería  pasase  a  Entre  Ríos  porque  iba  a  perder- 
se, pues  que  el  ingrato  Urquiza  había  traicionado  la  causa 
nacional  y  se  había  vendido  a  los  franceses,  asegurándole  que 
tenía  documentos    que  lo  justificaban,  y  concluyó    por  decir- 


388  A5TK)írio  2xysr 

le :  * '  Yo  sé  que  usted  salvó  a  Urquiza  en  la  batalla  de  Ca-  I 
gancha,  y  con  lo  que  le  lia  de  corresponder  es  con  cortarle 
la  cabeza,  si  usted  se  le  presenta.  Aliora  lo  creo  a  usted  un 
verdadero  amigo  mío,  y  por  lo  mismo  voy  a  tenerlo  a  mi  la- 
do"; que  habiendo  estado  de  visita  en  casa  de  don  José  Ma- 
ría Echagüe  se  encontraban  allí  el  comandante  don  Silverio 
Bravo  y  el  mayor  don  Nicolás  Garmendia,  le  preguntó  el  pri- 
mero si  siempre  querían  los  entrerrianos  a  su  hermano  don 
Pascual,  a  lo  que  el  declarante  contestó  afirmativamente,  pues 
que  clamaban  por  él;  que  entonces  dijo  don  José  María:  "pa- 
ra voltear  a  Urquiza  no  necesitamos  más  soldados  que  los 
mismos  entrerrianos'*',  agregando  que  había  en  Entre  Ríos 
mejores  hombres  para  gobernar,  indicando  al  coronel  Galar- 
za;  que  en  seguida  le  dijo  que  si  se  atrevía  a  pasar  a  ver  a 
sus  cuñados  los  capitanes  Mendieta  y  a  algunos  otros  ami- 
gos para  imponerles  de  que  Urquiza  había  desertado  de  la 
causa  americana  y  ver  del  pensar  que  ellos  se  hallaban;  y  ha- 
biéndole contestado  el  declarante  afirmativamente,  le  dijo  que 
el  mayor  Báez  también  lo  creía  amigo,  pues  que  siempre  ha- 
bía trabajado  por  su  hermano  el  general;  por  último  le  ase- 
guró que  lo  iba  a  consultar  con  el  gobernador  (Echagüe), 
a  ñn  de  mandarlo,  dándole  algún  dinero;  que  don  José  Ma- 
ría dijo,  por  conclusión  acordando  Garmendia  y  Bravo,  que 
Urquiza  estaba  colgado  y  que  pronto  vendría  abajo,  pues  del 
Estado  Oriental  iban  a  pasar  fuerzas  a  batirlo,  porque  era 
un  traidor  que  se  había  vendido  a  los  franceses,  y  repitió 
que  creía  no  fuesen  necesarias  más  tropas  para  hacerlo  des- 
aparecer que  las  mismas  entrerrianas,  porque  todos  lo  detes- 
taban y  clamaban  por  su  hermano  don  Pascual;  que  varias 
noches  en  la  retreta  se  gritó;  ¡Muera  el  salvaje  Urquiza  y 
los  salvajes  entrerrianos!;  pero  que  don  José  María  Echagüe 
dijo  que  lo  gritasen  ¡Mueran  los  salvajes  entrerrianos!  sino, 
¡Muera  t  raidor  salvaje  unitario  Justo  José  de  Urquiza!; 
que  se  decía  con  generalidad  que  invadía  por  el  Chaco  el  ge- 
neral Urquiza  con  el  ejército  correntino,  llevando  en  su  com- 
pañía al  salvaje  (general)  Juan  Pablo  López,  cuya  noticia 
alarmó  sobre  manera  a  aquella  población  y  a  la  que  debió 
dar  un  crédito  el  general  Echagüe,  porque  puso  en  asamblea 
toda  la  provincia. 

Estos  hechos  que  acabamos  de  referir  no  son  conocidos 
siuo  por  los  que  tuvieron  parte  en  eUos,  pues  salen  a  Iilz  por 
primera  vez. 

El  general  Urquiza,    descubierto  en    sus  tentativas  tira- 


histSbia  de  los  gobebítadoees  de  las  peovincias  aboentinas  389 

nicidas,  no  le  quedó  más  remedio  que  continuar  sosteniendo 
la  pseudo  federación  de  Rosas  y  cooperando  a  la  tiranía  en 
todo  sentido,  hasta  el  1."  de  mayo  de  1851,  que,  preparado 
para  arrostrar  la  nueva  situación  en  que  se  colocara,  tuvo 
la  feliz  inspiración  de  pronunciarse  contra  el  Dictador  de  la 
República. 

Habiendo  hecho  la  acertada  elección  de  secretario  en  la 
persona  del  ilustrado  santafesino  doctor  Juan  Francisco  Se- 
guí, empezó  por  declarar  que  la  provincia  reasumía  su  so- 
beranía como  Estado  federal,  aboliendo  el  lema  de  *' ¡Mueran 
los  salvajes  unitarios!"  y  sustituyéndolo  por  el  de  " ¡Mueran 
los  enemigos  de  la  Organización  Nacional!" 

Este  fué  el  primer  golpe  de  muerte  dado  contra  la  ti- 
ranía, que  Rosas,  sin  hacerse  ilusión,  consideró  el  mejor  di- 
rigido para  producir  su  caída. 

Otro  golpe,  asestado  con  más  tino  aún,  que  marcaba  la 
iniciación  de  la  nueva  era  política  de  la  Confederación,  fué 
el  decreto,  de  redacción  del  referido  Seguí,  expedido  en  la 
misma  fecha  del  pronunciamiento  (1.^  de  mayo),  "declarando 
eolen-^nemcnte  a  la  faz  de  la  República,  de  la  América  y  del 
mundo,  que,  en  vista  de  que  la  actual  situación  física  en  que 
se  hallaba  el  Excmo.  señor  gobernador  y  capitán  general  de 
Buenos  Aires,  brigadier  don  Juan  Manuel  de  Rosas,  no  le 
permitía  por  más  tiempo  continuar  al  frente  de  los  negocios 
públicos,  dirigiendo  las  relaciones  exteriores  y  los  asuntos  ge- 
nerales de  paz  y  guerra  de  la  Confederación  Argentina;  que 
con  repetidas  instancias  había  pedido  a  la  honorable  Legis- 
latura de  aquella  provincia  (Buenos  Aires)  se  le  exonerase 
del  mando  supremo  de  ella  comunicando  a  los  gobiernos  con- 
federados su  invariable  resolución  de  llevar  a  cabo  la  formal 
renuncia  de  los  altos  poderes  delegados  en  su  persona  por 
todas  y  cada  una  de  las  provincias  que  integran  la  Repúbli- 
ca; que,  reiterar  al  general  Rosas  las  anteriores  insinuacio- 
nes, para  que  permaneciese  en  el  lugar  que  ocupaba  era  fal- 
tar a  la  consideración  dehida  a  su  salud,  y  cooperar  también 
a  la  ruina  total  de  los  intereses  nacionales  que  él  mismo  con- 
fesaba no  poder  atender  con  la  actividad  que  ellos  demandan; 
que  era  tener  una  triste  idea  de  la  ilustrada,  heroica  y  céle- 
bre Confederación  Argentina,  el  suponerla  incapaz,  sin  el 
general  Rosas  a  su  cabeza,  de  sostener  sus  principios  orgá- 
nicos, crear  y  fomentar  instituciones  tutelares,  mejorando  su 
actualidad  y  aproximando  su  porvenir  glorioso,  reservado 
en  premio  a  las  bien  acreditadas  virtudes  de  sus  hijos;  y  en 
vista  de  otras   no  menos    graves    consideraciones,  era  la  vo- 


390  ANTOÍíIO    ZINNY 

LUNTAD  del  pueblo  entrerriano  reasumir  el  ejercicio  de  las 
facultades  inherentes  a  su  territorial  soberanía,  delegadas  en 
la  persona  del  Excmo.  señor  gobernador  y  capitán  general  de 
Buenos  Aires,  para  el  cultivo  de  las  relaciones  exteriores  y 
dirección  de  los  negocios  de  paz  y  guerra  de  la  Confederación 
Argentina,  en  virtud  del  tratado  cuadrilátero  de  las  provin- 
cias litorales,  fecha  4  de  enero  de  1831 ;  y  que  una  vez  ma- 
nifestada así  la  libre  voluntad  de  la  provincia  de  Entre  Ríos, 
quedaba  éste  en  aptitud  de  entenderse  directamente  con  los 
demás  gobiernos  del  mundo,  hasta  tanto  que,  congregada  la 
Asamblea  nacional  de  las  demás  provincias  hermanas,  fuese 
definitivamente  constituida  la  República". 

He  ahí  lo  que  nadie  se  habría  atrevido  a  decir  a  Rosas 
en  la  República,  sino  con  las  armas  en  la  mano  y  contando, 
como  contaba  entonces  el  general  Urquiza,  con  las  simpa- 
tías de  los  hombres  liberales  del  país,  con  la  opinión  firme  y 
decidida  de  la  provincia  de  Entre  Ríos  y  con  la  cooperación 
de  la  de  Corrientes,  de  la  República  Oriental  del  Uruguay  y 
del  imperio  del  Brasil. 

En  seguida  anunció  (25  de  mayo)  a  los  pueblos  de  la 
República  que  iba  a  emprender  la  campaña  contra  Rosas, 
celebrando  al  efecto,  el  29  de  mayo,  un  Convenio  entre  el 
Brasil,  la  República  Oriental  del  Uruguay  y  Entre  Ríos,  pa- 
ra una  alianza  ofensiva  y  defensiva,  que  fué  ratificado  por 
el  general  Urquiza  el  23  de  julio.  Mandó  (16  de  julio)  erigir 
una  columna  en  honor  del  general  San  Martín,  en  el  centro 
de  la  plaza  principal  de  la  capital  de  la  provincia,  inscri- 
biéndose en  ella  los  nombres  de  todas  las  victorias  con  que 
afianzó  la  independencia  de  su  patria.  Declaró  (17  de  julio) 
libres  del  servicio  activo  en  la  milicia  a  los  subditos  españo- 
les; así  como  el  uso  de  los  colores  verde  y  azul  (6  de  noviem- 
bre). Erigió  en  ciudades  todas  las  villas  de  la  provincia  y  en 
villas  a  todos  los  pueblos  de  la  misma  (8  de  noviembre).  Ajus- 
tó una  convención  para  establecer  el  modo  de  satisfacer  los 
deberes  de  la  Alianza  celebrada  por  Entre  Ríos  y  Corrientes 
con  el  Brasil  y  la  República  Oriental  del  Uruguay  (21  de 
noviembre) . 

Concedió  (8  de  octubre)  una  capitulación  al  general  Ori- 
be, reconociendo  sus  servicios  como  hechos  a  la  nación  orien- 
tal del  Uruguay;  declarando  que  la  resistencia  hecha  a  la 
intervención  anglo-francesa  fué  con  la  idea  de  defender  la 
independencia  de  aquella  República,  y  que  eran  legales  todos 
los  actos  gubernativos  y  judiciales  ejercidos  en  el  territorio 
que  habían  ocupado  las  armas  del  expresado  Oribe  etc.,  etc. 


HISTORIA   DE   LOS   QOBEBNADOBES   DE   LAS   PROVINCIAS  ARGENTINAS   39 1 

Libre  ya  la  República  Oriental  de  su  encarnizado  ene- 
migo, —  el  general  Oribe  que  allí  representaba  el  sistema  y 
los  hechos  de  su  comitente  Rosas  —  el  general  Urquiza  repa- 
só el  Uruguay,  y  con  la  velocidad  del  rayo  y  sin  encontrar 
notable  resistencia  en  su  tránsito  Hesde  el  Paraná,  el  1.°  de 
febrero  de  1852,  a  la  cabeza  del  ejército  aliado  libertador, 
acampó  sobre  el  arroyo  del  Durazno.  El  día  2  a  las  cuatro 
de  la  mañana  marchó  y  acampó  frente  al  arroyo  de  Morón, 
a  la  parte  opuesta  del  cual  se  hallaba  el  campamento  enemi- 
go. Durante  el  día  la  vanguardia  tiroteó  al  enemigo,  y  el 
ejército  se  preparó  al  combate.  Al  rayar  la  aurora  del  3, 
marchó  en  busca  del  enemigo  que  lo  esperaba  en  el  campo 
de  Caseros,  ocupando  j)osiciones  dominantes.  Al  nacer  el  sol, 
el  general  Urquiza  proclamó  al  ejército,  concluyendo  con  es- 
tas palabras: 

"Ya  estáis  cerca  de  Buenos  Aires,  y  al  frente  de  vues- 
tros enemigos,  donde  combatiréis  por  la  libertad  y  la  gloria. 

"Soldados:  si  el  tirano  y  sus  esclavos  os  esperan,  en- 
señad al  mundo  que  sois  invencibles,  y  si  la  victoria  por  un 
momento  es  ingrata  con  algunos  de  vosotros,  buscad  a  vues- 
tro general  en  el  campo  de  batalla,  porque  el  campo  de  ba- 
talla es  el  punto  de  reunión  de  los  soldados  del  ejército  alia- 
do, donde  debemos  todos  vencer  o  morir!  Este  es  el  deber 
que  os  impone,  a  nombre  de  la  patria,  vuestro  general  y 
amigo," 

Justo  J.  de  Urquiza. 

A  las  pocas  horas  de  combate,  el  ejército  de  Rosas  se  pro- 
nunció en  completa  y  vergonzosa  derrota  y  la  victoria  co- 
ronó de  gloria  al  general  Urquiza  y  al  grande  ejército  alia- 
do de  su  mando.  La  tiranía  quedó  sepultada  y  la  libertad  na- 
ció para  el  pueblo  argentino. 

Apenas  llegó  a  Entre  Ríos  la  noticia  de  tan  fausto  acon- 
tecimiento, cuando  el  gobernador  delegado  Crespo  declaró  fes- 
tivos tres  días  dedicados  a  festejar  aquel  triunfo,  y  la  Repre- 
sentación de  la  provincia  reconoció  que  el  general  Urquiza  y 
los  esforzados  campeones  que  le  acompañaron  en  la  gloriosa 
jornada  del  día  3  de  febrero,  habían  merecido  bien  de  la  pa- 
tria, acordándole  un  voto  de  gracias  por  tan  señalada  victo- 
ria y  en  su  persona  al  ejército  vencedor  en  Caseros. 

En  diciembre  de  1853,  el  general  Urquiza  fué,  como  ya 
se  ha  dicho,  reelecto  por  los  cuatro  años  que  designa  la  ley, 
a  contar  desde  el  l.*^  de  enero  del  siguiente  año,  debiendo 


392  ANTONIO   ZINNY 

apersonarse  en  la  capital  a  prestar  el  juramento,  y  habiendo 
manifestado  su  imposibilidad  de  presentarse  para  llenar  ese 
requisito  legal,  la  Representación  provincial  nombró  una  co- 
misión de  su  seno,  a  fin  de  que,  trasladándose  al  cuartel  ge- 
neral de  San  José,  residencia  de  Urquiza,  le  tomase,  como  ío 
hizo,  el  juramento  de  ley.  En  seguida  nombró  ministro  secre- 
tario de  frobierno  al  general  José  Miguel  Galán,  continuando 
siempre  Crespo  como  gobernador  delegado,  hasta  que,  nom- 
brado el  general  Urquiza  presidente  de  la  Confederación  (5 
de  marzo  de  1854)  y  federalizada  la  provincia  (22  de  mar- 
zo) en  toda  su  extensión,  cesó  el  gobierno  provincial  en  el 
ejercicio  de  sus  funciones. 

1849.  —  General  José  Miguel  Galán,  ministro  general  de 
fobierno.  delegado  del  de'es^ado  Crespo,  durante  la  ansencin 
do  éste  de  la  capital,  desde  el  29  de  mayo  hasta  el  26  de  jn- 
nio,  en  que  reasumió  Crespo. 

El  brigadier  general  Galán  dejó  de  existir  en  noviembre 
do  186],  siendo  representante  por  el  departamento  del  V?.- 
raná  en  la  Cámara  legislativa  de  la  provincia.  Sus  exequias 
fúnebres  fueron  celebradas  el  4  de  diciembre  del  mismo  año, 
en  la  ií^lesia  parroquijid  de  la  Concepción  áeX  Uruguay,  con 
asistencia  del  entonces  srobernador  de  la,  nrovin'pia,  preneral 
Urdinarrain,  y  de  todos  los  empleados  civiles  y  militares. 

1849.  —  D.  Antonio  Crespo,  delegado  de  Urquiza,  desde 
el  26  de  junio  de  1849,  que,  después  de  una  corta  ausencia 
de  la  capital,  reasumió  el  mando,  en  el  que  continuó  duran- 
te las  caranañas  libertadoras  contra  los  generales  Oribe  y 
Rosas,  la  primera  que  terminó  el  8  de  octubre  de  1851  en  el 
Cerrito,  República  Oriental,  y  la  segunda,  el  3  de  febrero 
de  1852,  en  Caseros,  provincia  de  Buenos  Aires. 

Y  por  última  vez,  durante  la  ausencia  del  general  Ur- 
quiza en  su  campaña  contra  la  provincia  de  Buenos  Aires,  a 
consecuencia  de  la  revolución  del  11  de  septiembre  de  1852, 
continuando  siempre  dictando  disposiciones  ambos  goberna- 
dores —  Urquiza  y  Crespo  —  hasta  el  24  de  marzo  de  1854 
en  que  cesó  el  gobierno  provincial  por  haber  sido  federali- 
zada la  provincia. 

Esta  continuó  federalizada  hasta  que,  de  conformidad  con 
la  constitución,  se  reinstaló  el  4  de  abril  de  1860  en  su  rango 
de  capital  de  la  provincia  de  Entre  Ríos,  la  ciudad  de  la  Con- 
cepción del  Uruguay,  como  lo  dispuso  el  Director  Posadas  en 
decreto  de  10  de  septiembre  de  1814,  fecha  de  la  erección  en 
provincias  independientes,  de  los  territorios  de  Entre  Ríos  y 
Corrientes. 


HISTORIA  DE  LOS  GO6EBN ADOBES  DE  LAS  tBOVÍNOIAS  AEGENTÍfTAS  393 

El  señor  Crespo,  jefe  de  una  distinguida  familia,  falle- 
ció en  la  ciudad  del  Paraná  en  agosto  de  1879,  a  la  edad  de 
más  de  90  años. 

1854.  —  Dr.  Salvador  María  del  Carril,  vicepresidente 
de  la  Confederación  Argentina  en  ejercicio  del  Poder  Ejecu- 
tivo nacional  y  del  territorio  de  toda  la  provincia  federali- 
zada,  sujeta  a  la  jurisdicción  inmediata  de  las  autoridades 
nacionales,  en  todos  los  ramos  de  su  administración,  desde  el 
22  de  marzo  hasta  el  24  de  agosto,  que  el  general  Urquiza  re- 
asumió la  presidencia  de  la  Confederación,  en  que  continuó 
hasta  el  8  de  enero  de  1855  que  se  ausentó  de  la  capital  p,ara 
el  interior  del  territorio  federaHzado.  Desde  la  citada  fecha, 
el  vicepresidente  Carril  entró  a  ejercer  el  poder  ejecutivo 
hasta  el  24  de  maj^o.  Por  la  4.^  vez,  del  23  de  agosto  al  31 
de  octubre  del  mismo  año;  5.*  vez  del  29  de  no^dembre  ^1  23 
de  febrero  de  1856;  6.*  vez,  del  18  de  marzo  al  17  de  mayo; 
7.^  vez,  del  14  de  octubre  de  1856  al  13  de  abril  de  1857 ;  8.^ 
vez,  del  6  de  octubre  de  1857  al  16  de  mayo  de  1858 ;  9.*  vez, 
del  4  de  octubre  de  1858  al  14  de  julio  de^l859 ;  10.^  y  última 
vez,  del  30  de  septiembre  de  1859  al  29  de  febrero  de  1860, 
que  el  general  Urquiza  entró  en  ejercicio  del  poder  ejecutivo 
de  la  Confederación,  en  que  continuó  hasta  el  25  de  abril,  que, 
desfederalizada  la  pro\'incia,  y  reinstalada  en  su  rango  de 
capital  de  la  misma  la  ciudad  de  la  Concepción  del  Uruguay  (4 
de  abril  de  1860),  de  acuerdo  con  el  decreto  del  Director  de 
las  Provincias  Unidas  del  Kío^  de  la  Plata,  fecha  10  de  sep- 
tiembre de  1814,  fué  nombrado  el  mismo  general  gobernador 
de  la  provincia,  de  cuyo  cargo  tomó  posesión  el  1.°  de  mayo 
prestando  juramento  ante  la  Convención  Constituyente  de 
la  misma. 

Sancionada  la  Constitución  de  la  provincia  el  15  de  fe- 
brero y  aprobada  el  29  del  mismo  mes  del  año  1860,  fué  pro- 
mulgada y  jurada  solemnemente  en  toda  la  provincia  el 
10  de  abril. 


II 


GOBERNADORES    CONSTITUCIONALES 


GOBERNADORES  CONSTITUCIONALES 


1860.  —  General  Justo  José  de  Urquiza,  nombrado  gober- 
nador constitucional  el  25  de  abril,  tomando  posesión  del  car- 
go el  1.°  de  marzo  de  1860,  hasta  el  5  de  julio  del  mismo  año, 
que  solicitó  y  obtuvo  licencia  de  la  Legislatura  para  pasar  a 
Buenos  Aires,  adonde  había  sido  imdtado,  juntamente  con  el 
Presidente  de  la  Confederación,  doctor  S.  Dergui^  por  el  go- 
bernador de  dicha  provincia,  general  Bartolomé  Mitre,  con  el 
objeto  de  solemnizar  las  fiestas  Julias. 

Fueron  sus  ministros  sucesivamente  el  doctor  Luis  José 
de  la  Peña,  el  coronel  Ricardo  López  Jordán,  don  Manuel 
Leiva  y  don  José  Blaría  Domínguez. 

Una  de  las  primeras  disposiciones  del  goberuador  Ur- 
quiza fué  (1.°  de  mayo  de  1860)  decretar  honores  fúnebres  a 
su  hermano  don  Cipriano  J.,  que  fué  asesinado  el  26  de  ene- 
ro de  1844,  siendo  gobernador  interino  de  la  provincia. 

In^dtado  por  el  gobernador  de  Buenos  Aires,  generá^TBar- 
tolomé  Mitre,  solicitó  y  obtuvo  licencia  el  gobernador  Urqui- 
za para  ausentarse  de  su  provincia  y  asistir  a  la  función  del 
9  de  julio  (1860)  en  esta  ciudad,  delegando  el  mando  en  el 
Presidente  de  la  Cámara  de  Diputados,  general  Manuel  A. 
Urdinarrain. 

1860.  —  General  Manuel  A.  Urdinarrain,  presidente  de 
la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  de  la  Pro- 
vincia, de  acuerdo  con  la  Constitución,  durante  la  ausencia 
del  general  Urquiza,  en  la  ciudad  de  Buenos  Aires,  acompa- 
ñado del  Presidente  Derqui  desde  el  5  hasta  el  27  de  julio, 
en  que  éste  reasumiera  el  mando  gubernativo. 

1860.  —  Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza,  gobernador 
constitucional,  desde  el  27  de  julio,  que,  después  de  su  regre- 
so de  la  ciudad  de  Buenos  Aires,  a  cuyas  fiestas  Julias  había 
asistido  por  invitación  del  gobernador  de  Buenos  Aires,  gene- 
ral Bartolomé  Mitre,  hasta  el  25  de  junio  de  1861,  que, 
habiendo   obtenido   licencia   para  salir   de   la   provincia,   con 


398  ANTONIO    ZINXY 

el  objeto  de  ponerse  al  frente  del  ejército  de  la  Confedera- 
ción contra  el  de  la  proA^ncia  de  Buenos  Aires,  quedó  en  pose- 
sión del  cargo  el  presidente  de  la  Legislatura,  como  lo  dispo- 
ne la  Constitución. 

1861.  —  General  Manuel  Antonio  TJrdinarrain,  presidente 
de  la  Legislatura,  durante  la  ausencia  del  gobernador  L^rqui- 
za  en  campaña  contra  la  provincia  de  Buenos  Aires,  desde 
el  25  de  junio,  hasta  el  2  de  diciembre,  en  que  reasumiera 
éste  el  mando  gubernativo. 

Al  gobernador  TJrdinarrain  cupo  la  gloria  de  promulgar 
(1.°  de  diciembre)  la  lev,  por  la  cual  la  provincia  reasumiera 
la  soberanía  en  toda  su  plenitud,  hasta  la  reorganización  de 
la  Nación  bajo  la  Constitución  federal  jurada;  declarándose 
en  paz  con  todas  las  pro^áncias. 

El  general  Urdinarrain  dejó  de  existir  el  25  de  julio 
de  1869. 

1861.  —  Capitán  General  J.  J.  de  TJrquiza,  gobernador 
constitucional,  desde  el  2  de  diciembre  de  1861,  que,  después 
de  su  derrota  en  Pavón,  reasumió  el  mando  gubernativo  has- 
ta el  22  de  mayo  del  año  siguiente,  en  que,  teniendo  que  au- 
sentarse del  territorio  de  la  capital,  quedó  en  posesión  del 
mando  de  la  provincia  don  Juan  Barañao. 

1863.  —  D.  Juan  Barañao,  presidente  de  la  Comisión  per- 
manente, en  defecto  del  de  la  Legislatura  que  se  hallaba  au- 
sente y  en  ausencia  del  gobernador  Urquiza,  desde  ol  22  de 
mayo,  hasta  el  11  de  junio,  en  que  éste  reasumiera  si  mando. 

1863.  —  Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza,  propietario, 
desde  el  11  de  junio,  en  que  reasumió  el  mando  gubernativo, 
hasta  que,  con  motivo  de  la  rebelión  del  coronel  Berón  en  La 
Paz,  tuvo  que  ausentarse  nuevamente,  el  20  de  diciembre,  de- 
jando interinamente  en  el  cargo  al  presidente  de  la  Legis- 
latura. 

La  salida  del  gobernador  Urquiza,  el  21  de  junio  con 
las  fuerzas  que  habían  mandado  reunir  en  Nogoyá  y  Villa- 
guay,  fué  a  consecuencia  de  que  el  coronel  Berón  había  fusi- 
lado por  su  orden  al  sargento  mayor,  Birrinchín,  subleván- 
dose a  la  vez  contra  el  gobierno  nacional. 

Al  llegar  el  general  Urquiza  a  las  inmeTliaciones  de  la 
Paz,  el  coronel  Berón  y  el  alcalde  Aháso,  que  eran  los  com- 
plicados en  el  asesinato  de  Birrinchín,  se  le  presentaron,  con 
lo  que  quedó  terminado  aquel  motín. 

Tanto  Berón  como  Alviso  fueron  remitidos  al  Paraná 
para  ser  juzgados  por  el  juez  competente. 


mSTOlilA  DE   LOS    GOBERNADORES   DE   lAS   PROVINCIAS    ARGENTINAS     399 

1 

El  general  Urquiza  permaneció  en  la  Paz  hasta  dejar 
completamente  tranquilo  aquel  departamento, 

1863.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  presidente  de  la 
Cámara  Legislativa,  nombrado  interino,  durante  una  breve 
ausencia  del  propietario  Urquiza,  con  el  objeto  de  someter 
a  la  obediencia  al  rebelde  coronel  Berón,  desde  el  20  de  di- 
ciembre de  1863,  hasta  el  2  de  enero  del  año  siguiente. 

Acompañaron  al  gobernador  López  Jordán,  los  mismos 
ministros  del  propietario,  don  Manuel  Leiva  y  don  José  Ma- 
ría Domínguez. 

1864.  —  Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza,  propietario 
desde  el  2  de  enero  que  regresó,  después  de  haber  llenado  satis- 
factoriamente el  objeto  que  motivó  su  ausencia,  hasta  el  1."  de 
mQ,jo  que  terminara  su  período  constitucional,  sucediéndole 
Domínguez. 

Tuvo  por  ministros  a  este  último  y  a  don  Manuel  Leiva. 

Dos  días  antes  (28  de  abril)  de  trasmitir  el  mando  gu- 
bernativo a  su  sucesor,  la  Legislatura  de  la  provincia  sancio- 
nó una  ley  declarando  haber,  el  capitán  general  Urquiza,  pri- 
mer gobernador  constitucional  de  la  provincia,  merecido  bien 
de  la  patria  y  acordándole  un  voto  de  gracias;  tratamiento  de 
Excelencia,  durante  su  vida,  dado  por  todas  las  autoridades 
de  la  provincia  en  los  actos  oficiales;  erección,  en  la  Plaza 
nueva,  al  norte  de  la  principal,  de  una  columna  sobre  la  que 
se  había  de  colocar  una  estatua  del  general,  grabándose  a  su 
pie :  Discite  a  me  virtutem  bellique  lahorem,  y  en  el  zócalo  de 
la  columna  la  presente  ley;  y  denominándose  "Plaza  General 
Urquiza"  desde  el  día  en  que  se  colocase  la  estatua  en  la 
plaza  nueva.  Sin  embargo,  esta  ley  fué  derogada  por  otra  de 
18  de  enero  de  1875. 

1864.  —  D.  José  M.  Domínguez,  2."  gobernador  constitu- 
cional, electo  el  24  de  abril  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el 
1.°  de  mayo  de  1864,  hasta  principios  de  agosto  de  1866,  que, 
teniendo  que  ausentarse  a  Gualeguay  a  la  inauguración  del 
ferrocarril  "Primer  Entre  Riano",  quedó  en  ejercicio  del 
P.  E.  de  la  provincia  don  J.  Barañao.  Fueron  sus  ministros 
el  doctor  Nicanor  Molinas  y  don  José  J.  Sagastume. 

Uno  de  los  primeros  actos  del  gobernador  Domínguez  fué 
promulgar  (2  de  mayo)  la  ley  de  28  de  abril  sobre  la  erec- 
ción de  una  estatua  al  general  Urquiza. 

Otro  fué  promulgar,  en  la  misma  fecha,  la  ley  creando 
una  inspección  y  comandancia  general  de  milicias  de  la  pro- 
vincia y  nombrar  al  general  Urquiza  jefe  de  ella,  con  la  dota- 
ción de  un  edecán,    un  oficial   secretario  y   un  ordenanza;  y 


400  ANTONIO   ZINIíY 

cuando  éste  marelió  a  campaña,  con  motivo  de  la  guerra  del 
Paraguay,  le  reemplazó  interinamente  el  brigadier  general 
Manuel  A.  Urdinarrain. 

1866.  —  D.  Juan  Barañao,  presidente  de  la  Comisión  per- 
manente, en  ejercicio  del  P.  E.  de  la  provincia,  en  ausencia 
del  propietario  Domínguez,  que  pasó  a  Gualeguay  a  la  inau- 
guración del  ferrocarril  "Primer  Entre  Riano",  desde  me- 
diados de  julio,  hasta  principios  de  agosto. 

1866.  —  D.  José  María  Domínguez,  propietario,  desde 
agosto  que,  de  regreso  de  la  inauguración  del  ferrocarril 
"Primer  Entre-Riano",  en  Gualeguay  hasta  el  14  de  junio 
de  1867,  durante  cuya  ausencia,  quedó  en  ejercicio  del  P.  E. 
el  presidente  de  la  Comisión  permanente. 

El  gobernador  de  Santa  Fe,  N.  Oroño,  en  el  interés  de 
que  desapareciese  todo  cuanto  pudiera  recordar  las  antiguas 
discusiones  entre  aquella  provincia  y  la  de  Entre  Ríos,  co- 
misionó, en  septiembre  de  1866,  al  doctor  Martín  Ruiz  More- 
no, para  que  pusiese  en  manos  del  gobernador  Domínguez, 
acompañada  de  una  nota,  la  moharra  de  la  lanza  del  general 
Francisco  Ramírez,  como  "un  valioso  recuerdo  que  debe  ser 
conservado  en  Entre  Ríos,  por  haber  pertenecido  a  uno  de 
sus  ilustres  guerreros". 

1867.  —  D.  Juan  Barañao,  presidente  de  la  Comisión  per- 
mane"  en  ausencia  del  de  la  Cámara  Legislativa  y  en  la 
del  ^.Cc.  nador  propietario  Domínguez,  desde  el  14  de  junio, 
hasta  el  "9  de  agosto,  que  éste  reasumió  el  mando  guber- 
nativo. .:.;/ 

1867.  —  D.  José  María  Domínguez,  propietario,  desde  el 
19  de  agosto  que,  después  de  la  ausencia  de  35  días  de  la  ca- 
pital, reasumió  el  mando,  hasta  el  1.^  de  mayo  de  1868,  que 
terminó  su  período  constitucional,  sucediéndole  el  capitán  ge- 
neral Urquiza. 

1868.  —  Capitán  General  J .  J .  de  Urquiza,  gobernador 
constitucional,  electo  el  24  de  abril  y  puesto  en  posesión  del 
cargo  en  propiedad  el  1.°  de  mayo,  hasta  el  20  de  octubre, 
que,  teniendo  que  ausentarse  de  la  capital  por  asuntos  del 
servicio  público,  delegó  el  mando  gubernativo  en  el  residente 
de  la  Legislatura.' 

Fueron  sus  ministros  el  doctor  Nicanor  Molinas  y  don  Jo- 
sé J.  Sagastume,  y  por  renuncia  del  primero  (mayo  1869), 
don  José  Romualdo  Baltoré. 

1868.  —  D.  Fidel  Sagastume,  presidente  de  la  Legislatu- 
ra, delegado  del  propietario  Urquiza,  durante  la  ausencia  de 


HISTORIA  DE  LOS   GOBEEN ADORES   DE  LAS  PR0VINC5IAS   ARGENTINAS   4OI 

éste  por  asuntos  del   servicio  público,  desde  el  20  hasta  el  26 
de  octubre,  que  reasumió  éste  el  mando  gubernativo. 

1868.  — ^  Capitán  General  J.  J.  de  TJrquiza,  propietario, 
desde  el  26  de  octubre,  que,  después  de  su  ausencia  de  la  ca- 
pital por  asuntos  del  ser\dcio  público,  reasumió  el  mando, 
hasta  el  2  de  abril  de  1869  que  vuelve  a  ausentarse  de  la  mis- 
ma, delegando  el  mando  gubernativo  en  don  Juan  Barañao. 

1869.  —  D.  Juan  Barañao,  vice  presidente  1.**  de  la  Le- 
gislatura, delegado  del  general  Urquiza,  durante  la  ausencia 
de  éste,  desde  el  2  de  abril  hasta  el  13  del  mismo  mes,  que  éste 
reasumió  el  mando  gubernativo. 

1869.  —  Capitán  General  J.  J.  de  Ur quiza,, x>TO]^ieta.vio, 
desde  el  13  de  abril,  que,  después  de  la  ausencia  de  11  días  de 
la  capital,  reasumió  el  mando  gubernativo,  hasta  11  de  abril 
de  1870^  que  fué  alevosamente  asesinado  en  su  palacio  de  San 
José,  en  la  Concepción  del  Uruguay,  capital  de  la  provincia, 
por  una  partida  que  capitaneaba  don  Simón  Luengo,  a  los 
gritos  de  ¡Viva  el  general  López  Jordán! 

Sobre  la  persona  del  general  Urquiza,  pueden  consultarse, 
además  de  los  diarios  y  periódicos  de  la  época,  los  opúsculos 
siguientes : 

1.^  Algún  tiempo  cerca  de  Urquiza  en  la  campaña  orien- 
tal —  Imprenta  oriental  (de  Oribe)  —  1851.  —  (No  tiene  el 
año,  pero  se  sabe  que  fué  después  de  la  revolución  del  1.°  de 
mayo  de  1851),  (pág.  14  en  8.°). 

2.°  Misterios  de  San  José,  escenas  de  la  vida  del  general 
Justo  J.  de  Urquiza,  explicadas  y  comentadas  por  Juan  Co- 
ronado. —  Buenos  Aires:  Imprenta  de  la  Sociedad  Tipográ- 
fica —  1866.  —  (2  tomos  con  págs.  112  y  128  —  en  8.°). 

d°.  Antecedentes  para  el  proceso  del  tirano  de  Entre  Ríos 
Justo  José  de  Urquiza  —  Colección  de  artículos  puMicados  en 
''El  PueNo".  —  Buenos  Aires:  Imprenta  Kepiiblicana  —  1867 
—  Por  don  Evaristo  Carriego.  (Fueron  acusados  por  el  gene- 
ral Urquiza  y  defendidos  por  el  doctor  (finado)  Manuel  G. 
Argerich)   (pág.  115  en  8.**). 

4."  La  Candidatura  Urquiza  ante  la  historia  de  sus  pro- 
pios hechos.  —  Contraveneno  político  —  Por  "Un  verdadero 
argentino"  (Don  Juan  Coronado).  —  Buenos  Aires:  Imprenta 
Eepublicana  —  1867  —  (págs.  29  en  12.°). 

5.**  Candidatura  para  la  futura  Presidencia  de  la  Repú- 
blica Argentina,  por  Torihio  Aráuz  —  Uruguay,  Mayo  30  de 
1868.  —  Imprenta  de  la  Prensa  Entre-Riana  (pág.  27  en  S.'^). 

6."  Candidaturas  presidenciales  —  Los  únicos  candidatos 
convenientes   y  necesarios  para  la  República  Argentina,  por 


402  ANTONIO   ZINNY 

"Un  ciudadano  argentino"  (Doctor  Martín  Avelino  Pinero, 
canónigo  dignidad).  —  Buenos  Aires:  Imprenta  del  Plata  — 
1868  —  (pág.  47  en  4.°). 

7.^  Manifiesto  del  general  TJrquiza.  Publicado  en  La  Na- 
ción Argentina  del  27  de  mayo  de  1868,  bajo  el  epígrafe  Vna 
gran  traición. 

8."  Cartas  cambiadas  entre  el  general  Mitre  y  el  general 
TJrquiza,  publicadas  en  el  precitado  diario  del  28  del  mismo 
mes  y  año. 

9.^  Justo  José  de  TJrquiza  —  Su  carrera  militar  y  su  go- 
bierno —  Su  carácter  y  sus  riquezas  —  La  Gaceta  de  Comaya- 
gua  (Honduras)  del  21  de  julio  de  1870. 

1870.  —  D.  Fidel  Sagastume,  presidente  de  la  Cámara 
Legislativa,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  por  muerte  vio- 
lenta del  gobernador  Urquiza  y,  con  arreglo  al  artículo  38 
de  la  constitución,  desde  el  12  hasta  el  14  de  abril,  y,  desde 
esta  fecha,  delegado  del  gobernador  provisorio  López  Jordán, 
en  ausencia  de  éste  que  marchó  a  campaña  con  el  objeto  de 
ponerse  a  la  cabeza  de  las  fuerzas  de  la  provincia  contra  el 
comisionado  nacional,  que  se  hallaba  con  tropas  de  desembarco 
en  la  embocadura  del  río  Gualeguayehú,  por  orden  del  Presi- 
dente de  la  República  que  había  declarado,  el  2  del  mismo  mes, 
la  provincia  en  estado  de  sitio.  El  21  de  mayo  fué  conducido 
preso  al  vapor  de  guerra  argentino  Espora,  comandante  Obli- 
gado, por  orden  del  coronel  Francisco  Elias, 

Después  de  haber  estado  48  horas  en  el  expresado  vapor, 
se  le  trasladó  al  transporte  de  guerra  Venecia,  comandante 
Rodríguez,  que  lo  condujo  a  Buenos  Aires,  donde,  bajo  pro- 
mesa de  su  palabra  de  honor,  permaneció  hasta  segunda  or- 
den. La  causa  de  su  detención  fué  el  haberse  negado  a  firmar 
la  nota  de  intervención  que  el  doctor  Diógenes  Urquiza,  hijo 
del  general  occiso,  le  remitiera  desde  a  bordo  de  la  cañonera 
francesa  Decidée,  y  en  la  suposición  de  que  tuviese  alguna 
participación  en  el  asesinato  del  gobernador  de  la  provincia, 
sobre  cuyo  hecho  probó  haber  sido  completamente  inocente. 

1870.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  nombrado  inte- 
rinamente por  la  Legislatura,  el  14  de  abril,  en  virtud  de 
presión  que  sobre  ella  ejerciera  una  fuerza  revolucionaria, 
encabezada  por  el  mismo. 

Este  nombramiento  fué  desconocido  por  el  gobierno  na- 
cional, quien  lo  calificara  de  ilegal,  a  causa  de  haberse  veri- 
ficado bajo  el  estupor  producido  en  los  espíritus  con  el  ase- 
sinato del   general  Urquiza,  por    la  Legislatura,   visiblemente 


HISTORIA  DE  LOS   GOBEBWADOEES   DE   LAS   PROVINCIAS.  ARGENTINAS  403 

y  en  favor  de  quien  se  presentara  aceptando  sobre  sí  la  res- 
ponsabilidad del  asesinato  del  referido  general. 

El  gobierno  nacional  se  había  limitado  al  desconocimien- 
to de  López  Jordán,  como  gobernador  de  Entre  Ríos,  hasta 
el  25  de  abril,  qne,  en  vista  de  que  éste  se  lanzara  abierta- 
mente en  la  rebelión,  llamando  a  la  guerra,  contra  la  autori- 
dad nacional,  a  los  habitantes  de  la  provincia,  para  oponerse 
a  ella  con  las  armas,  declaró  reos  de  rebelión  contra  la  na- 
ción, a  los  que  obedecían  al  gobernador  López  Jordán  ponien- 
do un  fuerte  ejército  en  la  provincia  y  ordenando  la  moviliza- 
ción de  la  guardia  nacional  de  las  de  Santa  Fe  y  Co- 
rrientes. 

Luego  que  se  recibió  del  mando  gubernativo,  el  general 
López  Jordán  comunicó  su  nombramiento  al  gobierno  nacio- 
nal, cuya  autoridad  acataba,  prometiendo  que  las  relaciones 
de  ambos  gobiernos  serían  mantenidas  con  toda  cordialidad 
en  la  esfera  que  marca  la  constitución,  que  según  declaraba, 
sería  su  única  guía.  Obligado  a  defender  la  provincia,  que 
había  puesto  en  pie  de  guerra  un  ejército  de  naturales  de 
la  misma  provincia  y  cuyo  número  no  bajaría  de  diez  a  once 
mil  hombres,  tuvo  que  salir  a  campaña,  delegando  el  mando 
gubernativo  en  el  Presidente  de  la  Legislatura,  F.  Sagastume. 

La  guerra  de  Entre  Ríos  quedó  terminada  con  la  batalla 
de  Ñaembé,  el  26  de  enero  de  1871,  ganada  por  el  ejército  eo- 
rrentino  al  mando  de  su  gobernador  don  Santiago  Baibiene. 
El  general  López  Jordán  había  invadido  la  provincia  de  Co- 
rrientes en  protección  del  gobernador  derrocado,  don  Evaristo 
López,  y  deshecho  completamente  su  ejército,  quedando  en  po- 
der de  Baibiene  toda  su  artillería,  que  constaba  de  8  piezas,  más 
de  20  carros  de  bagajes  y  municiones,  más  de  400  prisioneros, 
7  banderas,  todos  sus  fusiles,  como  300  hombres  muertos  en 
el  campo  de  batalla,  entre  éstos  el  coronel  Simón  Luengo,  que 
el  lector  verá  figurar  en  nuestra  Historia  de  los  Gobernadores 
de  Córdoba.  En  la  tenaz  persecución,  que  hasta  la  costa  del 
Río  Corrientes  se  hizo  a  las  fuerzas  de  López  Jordán,  queda- 
ron muertos  quinientos  individuos  más,  elevándose  así  la  ci- 
fra de  los  muertos  a  800.  Entre  los  jefes  y  oficiales  tomados 
prisioneros  en  el  campo  de  batalla  se  hallaban  el  teniente  co- 
ronel don  Juan  Bautista  Leguizamón,  los  mayores  don  Basi- 
lio Gaicano,  don  Mateo  Mena  Barreto  y  don  Joaquín  María 
Rodríguez,  un  capitán  y  11  tenientes  y  alféreces. 

El  general  López  Jordán  consiguió  salvarse  entonces;  pe- 
ro después  de  dos  invasiones  a  la  provincia,  en  mayo  de  1873 
y  en  no\^embre  de  1876  y  de  otras  tantas  derrotas,  la  pri- 


404  ANTONIO   ZINNY 

mera  en  el  arroyo  Don  Gonzalo,  el  9  de  diciembre  de  1873  y 
la  segunda  en  Alcaracito,  el  7  de  diciembre  de  1876,  en  que 
fué  vencido  por  el  general  Juan  Ayala,  cúpole  la  desgracia 
de  ser  tomado  a  los  dos  o  tres  días  de  un  modo  tan  triste 
como  casual,  en  la  provincia  de  Corrientes,  por  un  alcalde 
Zarate  y  sometido  a  la  justicia  ordinaria.  Sufrió  una  larga 
prisión  primero  en  la  ciudad  del  Paraná  y  en  seguida  en 
la  del  Kosario,  iiasta  el  12  de  agosto  de  187^  que,  auxiliado 
de  su  esposa,  operó  su  evasión,  disfrazado  de  mujer,  embar- 
cándose en  un  buque  con  destino  a  Montevideo,  y  trasladán- 
dose de  allí  al  Brasil,  en  donde  actualmente  se  encuentra, 
según  se  creía. 

1870.  —  Brigadier  General  Emilio  Mitre,  general  en  jefe 
del  ejército  de  observación  primero,  y  de  todas  las  fuerzas 
puestas  en  campaña,  desde  el  17  de  abril  hasta  el  20  de  ju- 
nio, que  fué  exonerado  de  las  «-tenciones  civiles  que  sobre  él 
pesaban,  a  fin  de  que  pudiese  contraerse  exclusivamente  a  las 
operaciones  militares. 

El  23  de  julio  fué  reemplazado  por  el  brigadier  general 
Juan  Andrés  Gelly  y  Obes,  ordenándose  la  clausura  de  todos 
los  puertos  de  la  provincia  desde  la  misma  fecha;  habiendo 
sido  autorizado  el  gobierno  nacional  para  intervenir,  abriendo 
un  crédito  suplementario  por  dos  millones  de  pesos  fuertes 
para  atender  a  los  gastos  que  se  hicieran  en  sofocar  la  rebe- 
lión, que  amenazaba  la  paz  general  y  declarando  en  estado  de 
sitio  las  provincias  de  Corrientes  y  Santa  Fe. 

El  22  de  diciembre  se  nombró  al  general  José  María 
Arredondo  en  reemplazo  de  Gelly  y  Obes,  con  aumento  de 
fuerzas,  concurriendo  al  efecto  las  provincias  de  Buenos  Ai- 
res, Córdoba  y  Santiago  del  Estero  con  un  batallón  de  300 
plazas  y  un  regimiento  de  caballería  de  400,  cada  uno. 

El  gobierno  y  la  cámara  rechazaron  en  términos  come- 
didos, y  de  acuerdo  con  la  constitución  provincial,  la  inter- 
vención nacional  no  solicitada,  por  no  considerarse  necesaria, 
puesto  que  los  poderes  públicos  de  la  provincia  estaban  fun- 
cionando con  regularidad. 

1870.  —  D.  Apolinario  Benítez,  nombrado  provisorio,  el 
20  de  junio,  por  el  gobierno  nacional,  con  el  objeto  de  des- 
cargar al  general  E.  Mitre  de  las  atenciones  civiles  que  pe- 
saban sobre  él  y  a  fin  de  que  pudiese  contraer  exclusivamen- 
te su  atención  a  las  operaciones  militares,  como  general  en 
jefe  del  ejército  nacional  en  la  provincia  de  Entre  Ríos. 

1871.  —  Dr.  Francisco  Pico,  interventor  nacional,  nom- 
brado el  13  de  marzo  de  1871,  cuando  ya  estaba  terminada 


histOeia  de  los  gobernacores   de  las   provincias   argentinas  405 

definitivamente  la  guerra  en  Entre  Ríos,  pero  no  entró  en 
ejercicio  de  sus  funciones  sino  el  1."  de  abril,  decretando  la 
convocatoria  al  pueblo  a  elecciones  de  diputados  a  la  Legisla- 
tura y  de  electores  para  gobernador  propietario;  levanta- 
miento del  estado  de  sitio  en  que  se  hallaba  la  provincia. 

El  11  de  mayo,  el  Comisionado  nacional  Pico  declaró 
instalada  la  Legislatura  por  el  período  constitucional,  a  con- 
tar desde  el  1.°  de  mayo,  en  que  empezó  sus  servicios  pre- 
paratorios. 

Terminó  su  misión  el  14  de  mayo,  en  que  puso  eu  pose- 
sión del  mando  gubernativo  de  la  provincia  al  gobernador 
constitucional,  electo  el  día  antes,  don  Emilio  Duportal. 

1871.  —  D.  Emilio  Duportal,  gobernador  constitucional, 
nombrado  por  la  Legislatura  el  13  de  mayo  y  puesto  en  pose- 
sión del  cargo  al  día  siguiente,  hasta  el  2  de  agosto,  que  ha- 
biendo obtenido  licencia  para  ausentarse  de  la  provincia,  de 
legó  el  mando  en  el  presidente  de  la  Legislatura. 

El  señor  Duportal  no  volvió  a  ocupar  su  puesto  de  go- 
bernador, sino  que  lo  renunció  el  29  del  citado  agosto. 

El  gobernador  Duportal  había  nombrado  ministros  se- 
cretarios a  los  doctores  Leónidas  Bchagüe  y  Félix  Amadeo 
Benítez,  los  cuales  continuaron  con  el  delegado  Espíndola. 

1871.  —  Don  Juan  A.  Espíndola,  presidente  de  la  Cáma- 
ra Legislativa,  delegado  de  Duportal,  en  ausencia  de  este, 
desde  el  2  de  agosto,  hasta  el  31  del  mismo  mes,  que,  habiendo 
sido  aceptada  la  renuncia  que  del  cargo  hiciese  éste  fué  nom- 
brado el  doctor  L.  Echagüe. 

1871.  —  Doctor  Leónidas  Echagüe,  electo  en  propiedad 
el  29  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  31  de  agosto,  hasta 
el  18  de  junio  de  1872,  en  que,  teniendo  urgente  necesidad  de 
ausentarse  del  territorio  de  la  provincia,  delegó  en  el  presi- 
dente de  la  Comisión  Permanente. 

El  oficial  mayor  don  José  Lino  Churruarin  fué  nombra- 
do ministro  interino  de  gobierno,  hasta  el  14  de  septiembre 
(1871)  que  entraron  a  desempeñar  el  cargo  de  ministros 
secretarios,  el  doctor  Ángel  M.  Donado  y  don  Secundiiio  Za- 
mora, el  doctor  Juan  B.  Ferreyra  y  doctor  Ramón  Febre. 

1872.  —  D.  Salvador  Ezpeleta,  presidente  de  la  Comisión 
permanente,  delegado  de  Echagüe,  en  ausencia  del  Presi- 
dente de  la  Legislatura,  desde  el  18  de  junio  hasta  el  8  de 
julio,  que  reasumió  el  mando  gubernativo  de  la  provincia  el 
propietario,  después  de  20  días  de  ausencia  de  la  capital. 

1872.  —  Dr.  Leónidas  Echagüe,  propietario  desde  el  8  dé 
julio,  en  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después  de  una 


4o6  ANTOXIO   ZINJíY 

ausencia  de  20  días,  hasta  el  28  de  septiembre  que,  con  mo- 
tivo de  la  visita  de  ley  a  los  departamentos  de  la  provincia, 
delegó  en  el  presidente  de  la  Comisión  Permanente. 

1872.  —  D.  Salvador  Ezpeleta,  presidente  de  la  comisión 
permanente,  en  ejercicio  de  las  funciones  anexas  al  Poder 
Ejecutivo,  en  ausencia  del  presidente  de  la  Cámara  Legisla- 
tiva, durante  la  ausencia  del  propietario  Ecliagüe,  en  la  visi- 
ta de  los  departamentos  de  la  provincia,  de  acuerdo  con  la 
ley,  desde  el  28  de  septiembre  hasta  el  15  de  octubre,  en  que 
éste  reasumiera  el  mando  gubernativo. 

1872.  —  Dr.  Leónidas  Ecliagüe,  propietario,  desde,  el  15 
de  octubre  que  regresó  de  su  visita  a  los  departamentos  de 
Villaguay,  Concordia  y  Colón,  hasta  el  15  de  junio  de  1874 
que  tuvo  que  ausentarse  de  nuevo  del  territorio  de  la  pro- 
vincia en  diligencia  urgente  de  interés  público  a  la  ciudad  de 
Buenos  Aires,  dejando  en  ejercicio  del  poder  ejecutivo  al 
presidente  de  la  Legislatura. 

1874,  —  D.  Salvador  Ezpeleta,  presidente  de  la  Cámara 
Legislativa,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  de  la  provincia, 
en  ausencia  del  gobernador  propietario,  desde  el  15  de  julio 
hasta  el  7  de  julio  que  renunció  el  mando. 

1874.  —  Dr.  Leónidas  E chagüe,  propietario,  desde  el  7  de 
julio  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después  de  su  au- 
sencia de  22  días  de  la  capital,  hasta  el  20  de  agosto  que  se 
ausentó  de  nuevo,  con  el  objeto  de  practicar  la  visita  a  los 
departamentos,  para  que  estaba  autorizado  por  la  ley,  dele- 
gando entretanto  en  el  presidente  de  la  Legislatura. 

1874.  —  D.  Salvador  Ezpeleta,  presidente  de  la  Legisla- 
tura, en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  en  ausencia  del  go- 
bernador propietario,  desde  el  20  de  agosto,  hasta  el  15  de 
diciembre,  que  reasumió  el  mando  el  propietario. 

1874.  —  Dr.  Leoriidas  E chagüe,  propietario,  desde  el  15 
de  diciembre  que  regresó  de  su  visita  a  los  departamentos, 
hasta  el  23  del  mismo  mes  que  delegó  nuevamente  el  mismo, 
a  causa  de  haber  tenido  que  pasar  hasta  la  ciudad  de  Gua-. 
leguaychú  por  asuntos  del  servicio. 

1874.  —  D.  Salvador  Ezpeleta,  presidente  de  la  Legislatu- 
ra, en  ejercicio  del  P.  E.  durante  la  ausencia  del  goberna- 
dor propietario  Echagüe,  a  la  ciudad  de  Gualeguaychú  por 
asuntos  del  servicio,  desde  el  23  de  diciembre  hasta  el  31 
del  mismo  mes. 

1874.  —  Dr.  Leónidas  Echagüe,  propietario,  desde  el  31 
de  diciembre  que  reasumió  el  mando  gubernativo  después  cíe 
haber  llenado  su  comisión  a  la  ciudad  de  Gualeguaychú,  hasta 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEBNADOKES    DE    lAS    PROVINCIAS     ARGENTIÍÍAS  4C  ^ 

el  17  de  abril  de  1875,  que  se  ausentó  nuevamente  a  la  capi- 
tal, para  acompañar  al  presidente  de  la  república,  con  el 
objeto  de  asistir  a  la  inauguración  del  Ferrocarril  de  Fe- 
deración a  Monte  Caseros. 

1875.  —  Dr.  José  R.  Baltoré,  presidente  de  la  Cámara 
Legislativa,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  en  ausencia  del 
gobernador  Echagüe,  desde  el  17  de  abril  hasta  el  25  del 
mismo  mes. 

1875.  —  Dr.  Leónidas  Echagüe,  propietario,  desde  el  25 
de  abril  que  regresó  a  la  inauguración  del  Ferrocarril  de 
Federación  a  Monte  Caseros,  basta  el  1.°  de  mayo,  que  ter- 
minó su  período  constitucional,  sucediéndole  el  doctor  Febre. 

El  27  de  enero  de  1870,  la  Legislatura  había  dictado  una 
ley  acordando  un  premio  de  200  onzas  de  oro  a  la  persona 
que  redactase  la  mejor  biografía  del  general  Francisco  Kamí- 
rez,  el  Supremo  Entrerriano,  la  que  quedó  derogada  por  otra 
de  19  de  enero  de  1875. 

Por  ley  de  18  de  abril  de  1869  se  había  dispuesto  man- 
dar colocar,  en  el  recinto  de  la  cámara  legislativa,  el  retrato 
del  general  Urquiza  y  por  otra  de  2  de  abril  de  1864  se  man- 
daba erigir  una  eolunma  para  que  fuese  colocada  una  estatua 
del  mismo  general:  ambas  quedaron  derogadas  por  otra  de 
18  de  enero  de  1875. 

1875.  —  Br.  Ramón  Fehre,  electo  en  propiedad  y  puesto 
en  posesión  del  mando  de  la  provincia  el  1."  de  mayo,  habien- 
do organizado  su  ministerio  con  los  señores  doctor  Juan  B. 
Ferreira  y  don  Manuel  de  Tezanos  Pinto,  hasta  el  15  de  febre- 
ro de  1878  que,  habiendo  estos  renunciado,  quedaron  encar- 
gados de  las  carteras  los  oficiales  mayores  don  Joaquín  Auli 
y  don  Pedro  M.  Espinosa.  Sin  embargo  el  13  de  septiem- 
bre del  mismo  año  entró  a  desempeñar  el  ministerio  de  gobier- 
no el  camarista  doctor  José  Romualdo  Bartolo,  continuando 
'  el  oficial  mayor  Auli  con  la  cartera  de  hacienda. 

El  10  de  diciembre  de  1878  se  ausentó  de  la  provincia 
para  pasar  hasta  Buenos  Aires  y  durante  su  ausencia  quedó 
encargado  del  P.  E.  el  presidente  de  la  cámara  legislativa. 

El  24  de  noviembre  de  1876,  el  gobernador  Febre  descu- 
brió el  sangriento  plan  que  el  general  López  Jordán  y  sus 
agentes  debían  poner  en  ejecución  en  la  capital  de  la  provincia 
a  las  diez  de  la  noche  del  citado  mes,  con  el  designio  de  cam- 
biar la  situación  de  Entre  Ríos.  El  golpe  quedó  neutralizado 
con  la  prisión  de  cuatro  individuos. 

No  obstante  esto,  el  general  López  Jordán  se  introdujo 
en  la  provincia  el  25  con  cuarenta  y  tantos  hombres,  pero  fué 


4oS  AKTOXIO    ZINNT 

batido  f  •■."  35  guardias  nacionales  del  comisario  Franco  j  obli- 
gado a  a  'garse  en  los  montes  del  Pospos,  dejando  dos  muer- 
tos en  el  ^arnpo  de  acción. 

El  mismo  día  25  fué  sitiada  la  plaza  de  Gualeguaj^  por 
otra  fuerza  de  trescientos  y  tantos  individuos  pasados  del  Es- 
tado Oriental,  unidos  a  otros  que  habitaban  las  islas  de  Gua- 
leguaj'chú.  Las  autoridades  de  la-  ciudad  se  sostuvieron  has- 
ta el  28  en  que  llegó  el  coronel  José  Francisco  Antelo  con 
una  columna  de  800  guardias  nacionales,  cuya  presencia  puso 
en  fuga  a  los  sitiadores,  que  repasaron  el  río  Gualeguay  y 
fueron  a  asilarse  en  las  impenetrables  islas  de  ese  depar- 
tamento. 

Por  la  frontera  de  Corrientes  habían  invadido  i  provin- 
cia 200  hombres  más,  los  que  fueron  perseguidos  y  obligados 
por  el  coronel  Guarumba  a  repasarla, 

A  pesar  de  las  repetidas  tentativas  de  revuelta  el  doctor 
Febre  pudo  trasmitir  tranquilamente  el  bastón  de  gobierno 
a  su  sucesor, 

1878.  —  D.  Mateo  Parera,  presidente  de  la  Legislatura, 
en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  de  la  provincia,  en  ausencia 
del  gobernador  Febre  que  había  pasado  a  Buenos  Aires,  des- 
de el  10  hasta  fines  de  diciembre  de  1878, 

1878.  —  Dr.  Ramón  Febre,  propietario,  desde  fines  de 
diciembre  que  reasumió  el  mando,  de  regreso  de  Buenos  Ai- 
res adonde  le  llevaron  asuntos  particulares,  (habiendo  sido 
recibido  y  conducido  en  la  mañana  del  11  de  enero  de  1879, 
hasta  su  casa  por  el  general  Eoca). 

El  primero  de  mayo  de  1879  trasmitió  tranquilamente  el 
bastón  de  mando  a  su  sucesor  el  coronel  José  Francisco  Antelo. 

1879.  —  Coronel  José  Francisco  Antelo,  electo  en  pro- 
piedad y  puesto  en  posesión  del  mando  el  1.°  de  mayo,  acom- 
pañándose de  los  doctores  José  Romualdo  Baltoré  j  Tibur- 
cio  Alvarez  Prado,  en  el  carácter  de  ministros. 


PROVINCIA    DE    CORRIENTES 

(1810  -  1878) 


FUNDACIÓN  DE  CORRIENTE^ 


El  día  3  de  abril  de  1588,  Domingo  de  la  Resurrección  de 
Lázaro,  estando  aquellos  territorios  ocupados  por  dagalastes, 
ebirayas,  yaunetes,  prentones,  tapes,  charrúas,  mocovíes,  abipo- 
nes, vuelas,  ometes,  maures,  cherenos,  chaguayasques  y  otros 
infiinitos  de  las  naciones  guaraní  y  guaicurú,  en  una  y  otra 
costa  del  gran  río  Paraná,  aportó,  desde  la  ciudad  de  Asun- 
ción del  Paraguay,  capital  entonces  de  la  provincia,  en  las 
inmediaciones  de  la  costa,  abajo,  a  distancia  como  cuarto  de 
legua,  en  el  paraje  nombrado  de  Arazatí,  el  adelantado,  li- 
cenciado don  Juan  Torres  de  Vera  y  Aragón,  gobernador  y 
capitán  general  de  las  Provincias  del  Río  de  la  Plata,  con  28 
hombres,  según  unos  (1)  y  sesenta  y  tantos  según  otros. 

Inmediatamente  de  su  desembarco  en  el  puerto  de  Ara- 
zatí, subió  la  barranca,  que  hoy  se  llama  la  calle  Ancha  de  la 
Columna,  y  eligió  el  paraje  para  la  planteación  de  la  ciudad. 
Formó  un  fuerte  de  palos  y  ramas  e  hizo  construir  las  habi- 
taciones que  provisoriamente  los  cobijase.  Cortaron  en  el  bos- 
que un  urunday  y  formaron  toscamente  una  Cruz  que  coloca- 
ron a  cierta  distancia  de  la  entrada  de  la  palizada.  La  Cruz 
como  se  sabe,  era  el  signo  de  posesión  que  tomaban  en  nombre 
del  monarca  español  (a  la  sazón  Felipe  II). 

La  Cruz  había  quedado  en  su  mismo  lugar,  con  un  peque- 
ño oratorio,  que   con  el  tiempo  se  fué  cayendo  en  ruinas. 

En  1730  se  construyó  la  actual  Iglesia  de  la  Cruz,  adonde 
se  llevó  con  gran  pompa  el  madero,  testigo  auténtico  del  mi- 
lagro obrado  para  con  los  primeros  conquistadores.  El  palo 
era  de  urundaj'';  se  le  sacó  todo  lo  que  estaba  carcomido  por 
los  años  y  los  fieles  se  repartieron  el  polvo  y  las  astillas.  El 
interior  estaba  perfectamente  sano  y  forma  la  Cruz  actual  que 
se  clavara  en  el  altar  mayor  de  la  Capilla. 


(1)     Según   el   padre   Guevara,   el    número    de   pobladores  era    do    80, 
otros  lo  señalan  en  28  y  otros  en  sesenta  y  tantos. 


412  AXTOXIO    ZINXT 

En  esta  ceremonia  que  había  atraído  un  gran  número  ds 
devotos  de  Entre  Ríos,  del  Paraguay  y  de  Santa  Fe,  el  reve- 
rendo padre  fray  Nicolás  Zambrana,  de  la  orden  de  predica- 
dores, pronunció  el  panegírico  en  que  relataba  los  hechos  y 
la  historia  de  la  propagación  de  la  fe  en  aquellas  comarcas. 

Durante  la  procesión,  se  cantó,  compuesta  por  el  mismo 
padre,  la  leyenda  siguiente : 


CORO 


Pues  nos  diste  esta  señal 
De  paz,  defensa  y  honor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


Cuando  los  conquistadores 
Se  vieron  atribulados 
De  ejército  infiel  cercados 
Los  sacaste  vencedores, 
Dándoles  un  celestial 
Esfuerzo  y  marcial  ardor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


II 

Veinte  y  ocho  sólo  fueron 
En  número  los  soldados 
Y  aunque  de  seis  mil  sitiados, 
Ocho  días  resistieron. 
Sin  hambre,  sed,  ni  señal 
De  cansancio  ni  dolor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


III 

Esta  resistencia  hizo 
Creer  a  los  combatientes. 


HISTOEIA   DE   LOS    GOSEBN ADOBES   DE   LAS   PROVINCIAS   ARGENTINAS  41 

Que  nuestros  padres  valientes 
Tenían  algún  hechizo; 
Que  este  hecho  sin  igual 
No  era  efecto  del  valor, 
Por  la  Santa'  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


lY 

Luego  se  determinaron 
A  quemar  al  hechicero, 
Y  para  hacerlo,  primero 
Mucha  leña  amontonaron, 
Quiso  su  encono  brutal 
Dar  muestras  del  gran  furor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


La  leña  ardió  presurosa 
Y  cuanto  más  la  aumentaban 
A  la  Santa  Cruz  miraban 
Más  reluciente  y  hermosa, 
Pero  el  indio  irracional, 
No  así  aplacó  su  rencor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


VI 

Por  ocho  veces  volvieron 
A  practicar  nuevas  pruebas, 
Haciendo  fogatas  nuevas 
Y  el  mismo  milagro  vieron, 
Al  cabo  un  lance  fatal 
Llenó  a  todos  de  pavor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbrenos  de  todo  mal. 


414  ANTONIO   ZINNY 


VII 


Porque  a  los  que  atizaban 
El  fuego  un  rayo  mató 

Y  a  los  demás  los  dejó 
Tales  que  a  liuir  no  atinaron, 

Y  en  una  angustia  mortal 
Cercados  de  resplandor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


VIII 

El  bautismo  a  grandes  voces 
Con  ansias  y  con  gemidos 
Pidieron  arrepentidos 
De  haber  sido  tan  feroces, 
Cobrando  un  amor  filial 
A  su  insigne  bienliechor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Librarlos  de  todo  mal. 

IX 

Desde  entonces  se  quedó 
La  tierra  pacificada. 
La  nueva  ciudad  fundada, 
Y  todo  a  vos  se  debió. 
Sois,  i  oh  Cruz  !  su  principal 
Caudillo  y  conquistador, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


X 

Sois  de  esta  noble  ciudad 
Protectora,  honor  y  gloria, 
Paz,  salud,  luz  y  victoria. 
Defensa  y  felicidad, 
Su  escudo  y  antemural, 
Su  esfuerzo,  brillo  j  valor. 


HISTOEIA  DE  LOS  GOBERNADOKES  DE  LAS  PROVINCIAS  AEGENTINAS  4I5 

Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal. 


XI 

De  maravillas  que  asombran 
Obra  en  vos,  ¡  Dios  !  copia  santa, 
Que  con  razón  la  Cruz  Santa 
De  milagros  te  nombró 
Si  a  tu  impulso  celestial 
Cede  el  mal,  cede  el  dolor, 
Por  la  Santa  Cruz,  Señor, 
Líbranos  de  todo  mal  (1). 

La  Capilla  levantada  entonces  por  los  españoles,  exiáte 
hasta  el  día,  con  la  denominación  de  la  Cruz  Milagrosa,  aun- 
que reedificada  en  1808,  y  lleva  el  nombre  de  Iglesia  de 
la  Cruz. 

La  población  que  fundaron  a  los  27"  43'  latitud  la  de- 
nominaron San  Juan  de  Vera  de  las  Siete  Corrientes,  esta- 
blecida bajo  el  patronato  tutelar  de  San  Juan  Bautista.  Dié- 
ronle  el  nombre  de  Vera,  en  honor  del  fundador,  y  de  las 
Siete  Corrientes,  por  las  siete  rapidísimas  corrientes  que  for- 
ma el  río  Paraná,  frente  a  la  ciudad. 

Los  indios  sometidos  fundaron,  en  1615,  el  pueblo  de  la 
Pura  y  Limpia  Concepción  de  Itatí,  bajo  la  dirección  del  re- 
verendo padre  fray  Luis  Bolaños,  compañero  de  San  Fran- 
cisco Solano. 

Erigióse  Cabildo  en  sujetos  españoles  hijosdalgos,  cuyos 
primeros  vocales  de  justicia  y  regimiento  fueron  Francisco 
García  de  Acuña,  Diego  Ponce  de  León,  Juan  de  Rosas,  Mar- 
tín Alonso  de  Velazco,  Héctor  Rodríguez,  Alonso  González, 
Esteban  de  Vallejo,  Francisco  de  León,  Diego  Nantera,  Fran- 
cisco Rodríguez  Cabrera  y  Pedro  López  de  Enciso.  Se  nom- 
bró escribano,  para  autorización  de  instrumentos  públicos  y 
reparto  de  tierras  y  solares,  en  la  persona  de  Nicolás  de  Vi- 
llanueva,  con  el  título  de  escribano  público  de  Cabildo  y  go- 
bernación. 

Desde  1588  se  veneró  el  Milagro  de  la  Cruz,  todos  los  años, 
el  día  3  de  abril,  hasta  1805,  que  el  obispo  don  Benito  Lúe  y 


(1)  Véase  El  Comercio,  ele  Corrientes,  de  1.°  de  mayo  de  1856;  co- 
mo igualmente  La  Revista  del  Para7iá  en  que,  además  de  la  historia  de 
la  fundación,   se  registra  el  padrón  de  repartición  de  tierras. 


4l6  ANTOI^O    ZINNY 

Riega,  en  la  visita  a  la  diócesis,  transfirió  el  día  3  de  mayo, 
fiesta  de  la  invención  de  la  Santa  Cruz  en  Jerusalén,  en  que 
se  celebra  hasta  la  fecha,  para  evitar  que  se  reuniesen  las 
ceremonias  religiosas  de  la  Semana  Santa  con  la  festividad 
de  la  Cruz.  Esta  figura  en  las  armas  de  la  provincia. 

COMANDANTES  DE  ARMAS 

1810.  —  D.  Pedro  Fondevilla,  comandante  de  armas,  has- 
ta agosto,  que  se  comunicó  al  Cabildo  la  resolución  de  la  Jun- 
ta de  Buenos  Aires  de  que  se  presentase  en  la  capital,  que- 
dando en  su  lugar  de  comandante  don  Elias  Galván. 


TENIENTES  GOBERNADORES 

1810.  —  Coronel  Elias  Galván,  correntino,  nombrado  te- 
niente gobernador  y  subdelegado  de  Real  Hacienda  interino, 
en  julio,  por  la  Junta  Gubernativa  de  Buenos  Aires,  de  cuya 
jurisdicción  dependía,  y  recibido  el  8  de  octubre  de  la  tenen- 
cia de  gobierno,  pero  sin  las  formalidades  debidas  a  su  cate- 
goría, por  haberse  presentado  a  la  sazón,  frente  a  la  ciudad 
de  Corrientes,  una  escuadrilla  paraguaya  compuesta  de  5  em- 
barcaciones con  tropa  y  una  expedición  por  tierra. 

El  17  de  abril  de  1811,  se  ausentó  el  teniente  gobernador 
Galván,  por  haber  quedado  la  ciudad  de  Corrientes  bajo  la 
dominación  de  los  españoles,  hasta  el  16  de  mayo,  en  que  el 
comandante  Blas  de  Rojas  se  declaró  por  la  Junta  de  Buenos 
Aires,  desarmando  más  de  100  europeos,  a  quienes  pren- 
dió y  puso  embarcados,  con  lo  que  quedó  reconquistada  la 
ciudad. 

1811.  —  D.  Ángel  Fernández  Blanco,  desde  el  17  de  abril 
en  que  desapareció  Galván,  a  consecuencia  de  la  ocupación 
de  la  ciudad  de  Corrientes  por  los  europeos,  a  cuj'o  servicio 
aparentaba  estar,  firmando  cuanto  se  le  presentaba  en  contra 
de  la  Junta  de  Buenos  Aires,  hasta  el  16  de  maj'o,  en  que  se 
pronunciara  a  favor  de  la  misma  el  comandante  Rojas. 

1811.  —  D.  Joaquín  Legal  y  Córdoba,  paraguayo,  quien, 
nombrado  interinamente  por  los  europeos,  se  pronunció  a  fa- 
vor de  la  Junta  de  Buenos  Aires. 

Solo  gobernó  algunos  meses. 

1811.  —  D.  Carlos  Casal,  porteño:  gobernó  el  resto  del 
año  1811  y  principios  de  1812. 


1 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERXADORES    DE    LAS    PBOnXClAS     ARGENTIJÍ AS  4  i  7 

1812.  —  Coronel  Ensebio  Valdenegro,  oriental,  enviado 
desde  Buenos  Aires  con  el  objeto  de  restablecer  la  tranquili- 
dad perturbada  con  los  frecuentes  cambios  de  gobierno. 

Fué  nombrado  por  el  gobierno  de  Buenos  Aires,  habiendo 
ejercido  la  tenencia  de  gobierno,  hasta  el  3  de  agosto  que  le 
sucedió  el  coronel  Luzuriaga. 

1812.  —  Coronel  Toribio  Luzuriaga,  peruano, ' durante  cu- 
yo gobierno  fué  edificado  el  Cabildo,  que  actualmente  existe, 
a  expensas  del  vecindario. 

1813.  —  Coronel  José  León  Domínguez,  mendocino,  te- 
niente gobernador,  nombrado  el  5  de  julio,  hasta  el  año  de 
1814,  que  fué  derrocado  por  el  aoronel  Juan  Bautista  Méndez, 
que  mandaba  la  fuerza  veterana  de  la  capital  de  Corrientes, 
de  acuerdo  con  el  general  Artigas. 

Vencedores  los  revolucionarios,  Domínguez  se  embarcó 
para  Buenos  Aires,  a  cuyo  gobierno  obedecía.  Méndez  depen- 
día de  Artigas,  por  cuya  federación  se  habían  ya  pronunciado 
en  el  mismo  año  1814  Entre  Ríos  y  Santa  Fe. 

1814.  —  Coronel  Juan  Bautista  Méndez,  correntino. 
Posesionado   éste   del   gobierno   con   el  derrocamiento   de 

su  antesesor  Domínguez,  proclamó  el  Protectorado  de  Arti- 
gas, negándose,  de  acuerdo  con  éste  y  con  su  círculo,  a  acep- 
tar la  alianza  y  fraternidad  de  Buenos  Aires. 

Al  pronunciarse  Perugorria  contra  Artigas,  abandonó 
Méndez  la  capital,  refugiándose  a  la  sombra  del  Protector. 

1814.  —  Coronel  Genaro  Perugorria,  correntino,  enviado 
por  Artigas,  con  una  pequeña  escolta  y  con  sus  poderes,  para 
representarle.  • 

Estaba  de  acuerdo  con  el  gobierno  de  Buenos  Aires  y 
aparecía  como  agente  del  protector  Artigas,  por  cuya  orden 
instaló  el  primer  congreso  provincial  presidiéndolo  él  mismo. 

Declarado  el  general  Artigas  por  el  Director  Posadas, 
traidor  a  la  patria  y  fuera  de  la  ley,  y  ofreciendo  un  premio 
de  6.000  pesos  al  que  lo  presentare  vivo  o  muerto,  él  y  el  gober- 
nador Perugorria,  invocando  los  derechos  del  pueblo,  cuyos 
intereses  eran  distribuidos,  sus  familias  arruinadas,  sus  cam- 
pos talados  por  los  secuaces  de  Artigas  —  Cano  y  Antonizo 
—  reunió  fuerzas,  de  acuerdo  con  don  Juan  Ángel  Fernández 
Blanco;  disolvió  el  Congreso  y  marchó  a  campaña  contra  los 
tenientes  del  Protector. 

En  los  campos  de  Colodrero,  en  la  Costa  del  río  Batel, 
tuvo  lugar  un  encarnizado  combate  con  una  fuerza  al  mando 
de  don  Blas  Basualdo,  superior  en  número,  en  el  cual  Peru- 
gorria fué  derrotado,    como  era  consiguiente,  tomado  en  el 


4lS  AKTOXIO    ZIXXT 

campo  de  batalla,  remitido  a  Artigas  y  ejecutado  por  orden  de 
éste. 

1814.  —  D.  Juan  Ángel  Fernández  Blanco,  correntino. 

Por  decreto  del  director  Posadas,  de  fecha  10  de  septiem- 
bre de  181-1,  el  territorio  de  Corrientes  fué  separado  de  la  in- 
tendencia de  Buenos  Aires,  de  quien  hasta  entonces  había  de- 
pendido, y  creada  la  provincia  de  Corrientes  con  un  gober- 
nador intendente,  teniendo  por  límites  al  norte  y  al  oeste 
el  río  Paraná  hasta  la  línea  divisoria  de  los  dominios  portu- 
gueses; al  este,^el  río  Uruguay,  y  al  sur  la  misma  linea,  que, 
entre  los  ríos  Paraná  y  Uruguay,  forma  el  río  de  Corrientes 
en  su  confluencia  con  aquél,  hasta  la  del  Arroyo  Aguarachí, 
y  este  mismo  arroyo  con  el  de  Curuzú  Cuatiá,  hasta  su  con- 
fluencia con  el  Miriñay,  en  las  inmediaciones  del  Uruguay; 
y  por  capital  de  \e.  provincia  la  ciudad  de  Corrientes,  pero 
en  tiempo  de  guerra  y  siempre  que  lo  exigiese  la  necesidad, 
el  gobernador  intendente  había  de  residir  en  el  pueblo  de 
la  Candelaria. 

1811:.  —  Coronel  Eusehio  Valdenegro,  nombrado  por  el 
director  Posadas,  el  4  de  noviembre,  debiendo  ponerle  en  po- 
sesión de  la  intendencia  el  Cabildo  de  la  ciudad  de  Corrientes. 

1815.  —  Teniente  Coronel  José  Silva,  correntino. 

Después  del  triunfo  de  don  Blas  Basualdo,  en  los  cam- 
pos de  Colodrero,  en  la  costa  del  río  Batel,  marchó  éste  a  la 
capital,  en  la  que  entró  sin  resistencia  alguna. 

Tomó  y  fusiló  a  Añasco,  y  por  su  sola  orden  nombró  a 
Silva  gobernador,  cuyo  nombramiento  mereció  la  confirmación 
del  general  Artigas. 

Tuvo  lugar  un  pronunciamiento  encabezado  por  los  her- 
manos Escobar,  a  favor  del  gobierno  de  Buenos  Aires,  de 
acuerdo  con  don  Gabriel  Casco.  Este  los  traicionó  protegien- 
do a  los  jefes  artiguistas  del  departamento  de  San  Luis,  inuti- 
lizando así  el  movimiento  y  restableciendo  a  Silva  en  el  go- 
bierno. 

1815.  —  D.  Francisco  de  Paula  Araujo,  correntino. 

1816.  —  D.  Juan  Bautista  Méndez. 

Los  correntinos,  que  no  podían  soportar  el  pesado  yugo 
que  los  oprimía  con  los  régulos  y  procónsules  del  Protector,  y 
con  especialidad  los  Escobar  y  los  Araujo,  que  trabajaban 
sin  cesar  por  los  principios  que  sostenía  Buenos  Aires,  tra- 
taron de  deponer  a  Méndez  j  pero  fueron  descubiertos  en  sus 
tentativas  y  enviados  al  general  Artigas,  quien  restableció  a 
Méndez  en  el  gobierno,  operándose  entonces  la  alianza  del  ge- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBERNADOKES    DE    LAS    PBO\^NCIAS     ABGEIÍTINAS  4 IQ 

/ 

neral  Francisco  Ramírez,  gobernador  de  Entre  Ríos,  con  el 
Protector. 

En  consecuencia  de  disposiciones  de  éste,  Méndez  orde- 
nó un  enrolamiento  general  en  la  capital  de  Corrientes  e  hizo 
marchar  la  fuerza  a  campaña,  al  mando  del  coronel  José  Fran- 
cisco Vedoj^a,  por  quien  fué  luego  depuesto. 

1816.  —  General  Andrés  Tacuari  o  Andresito  Artigas,  in- 
dio misionero  correntino,  natural  de  Santo  Tomé,  comúnmen- 
te conocido  por  Andresito. 

1817.  —  El  Cabildo,  investido  con  la  primera  magistra- 
tura de  la  provincia  por  el  coronel  J.  F.  Vedoya,  después  de 
la  deposición  y  prisión  del  coronel  Méndez. 

1818.  —  Coronel  José  Francisco  Vedoya,  correntino. 
Puesto  en  campaña,  enviado  por  Méndez  al  mando  de  la 

fuerza  levantada  en  la  capital,  Vedoya  se  pronunció  contra 
aquél,  despachando  inmediatamente  al  teniente  Bernardino 
González,  cerca  del  gobierno  de  Buenos  Aires. 

Aclamado  coronel  por  su  fuerza  al  hacer  el  pronuncia- 
miento, Vedoya  eontramarchó  sobre  la  capital :  depuso  a  Mén- 
dez, encerrándolo  en  un  calabozo,  e  invistió  al  Cabildo  con 
la  primera  magistratura.  En  seguida  nombró  un  congreso  de 
diputados  de  todos  los  departamentos  de  la  provincia,  por  el 
cual  Vedoya  fué  elegido  gobernador,  estableciendo  desde  lue- 
go relación  directa  con  Buenos  Aires. 

1818.  —  General  Andrés  Tacuari  o  Aridresito  Artigas, 
(natural  de  Santo  Tomé). 

El  general  Andresito  invadió  la  provincia  de  Corrientes 
con  2.000  indios,  sorprendiendo  la  población  que  emigró  pa- 
ra Buenos  Aires  por  las  arbitrariedades  que  temían  de  los 
indios. 

Pronunciado  Vedoya  que  mandaba  las  tropas  de  Corrien- 
tes, a  favor  de  Buenos  Aires,  uniéndosele  el  Cabildo  y  xpji- 
chos  de  los  vecinos  principales,  el  general  Andresito  (hijo 
adoptivo  de  Artigas),  recibió  orden  del  protector  para  mar- 
char sobre  la  ciudad  topaando  posesión  de  ella,  lo  que  realizó 
con  sus  indios.  Estos  hicieron  su  entrada  tranquilamente  y 
con  el  mayor  orden  hasta  la  plaza,  de  donde  fueron  en  se- 
guida dirigidos  a  su  cuarteles  y  el  general  con  su  oficiales 
pasaron  a  oir  misa  a  la  iglesia  de  San  Francisco. 

Como  una  hora  después,  Andresito,  acompañado  de  sus 
oficiales,  de  su  secretario  Mejías  (peruano),  del  gobernador 
Méndez  con  su  séquito,  y  precedido  de  una  banda  de  músi- 
ca, se  dirigió  a  hacer  una  visita  a  la  familia  de  Cartwright, 
la  cual  duró  como  tres  horas.     De  allí  pasó  a  bordo  de  la 


420  ANTONIO    ZIlíNY 

capitana,  que  estaba  fondeada  frente  a  la  aduana,  con  el 
objeto  de  ver  al  almirante  Pedro  Campbell. 

A  la  noche  siguiente  en  que  se  posesionó  de  la  ciudad, 
todos  los  miembros  del  Cabildo,  incluso  el  alcalde  de  primer 
voto,  Cabral,  fueron  llevados  con  grillos  a  bordo  de  la  capi- 
tana, pero  debido  a  la  intercesión  del  respetable  vecino  inglés 
Mr.  Postletliwaites,  padre  de  la  señora  de  Cartwright,  consi- 
guieron el  ser  puestos  en  libertad. 

Andresito  estableció  su  cuartel  general  en  la  casa  del  co- 
ronel Vedoya,  y  después  de  levantar  una  contribución  con  que 
poder  vestir  a  su  gente,  que  estaba  andrajosa  y  alguna  de 
ella  con  chiripá  solamente,  y  de  equiparla  con  decencia,  dio 
dos  o  tres  funciones,  a  que  invitó  a  todos  los  vecinos  princi- 
pales. Estas  funciones  consistían  en  una  especie  de  comedias 
o  dramas,  representados  por  los  indios  que  habían  sido  ense- 
ñados por  los  jesuítas.  Los  correntinos  no  quisieron  asistir, 
poroue  miraron  la  cosa  con  desprecio,  pero  Andresito,  acon- 
sejado o  inducido  por  su  secretario  Mejías,  tomó  su  ven- 
ganzgr. 

A  la  mañana  siguiente  de  una  de  esas  funciones,  día 
de  un  sol  abrasador,  mandó  tocar  llamada  a  son  de  caja,  y 
todos  los  vecinos  de  más  importancia  de  la  ciudad,  con  excep- 
ción de  don  Isidoro  Martínez,  Duran  y  Postlethwaites,  fue- 
ron conducidos  a  la  plaza,  donde  se  les  mandó  arrancar  el 
pasto  que  en  ella  había,  nivelarla  y  asearla  de  un  extremo 
a  otro,  hasta  dejarla  como  nunca  se.  vio  antes  ni  después. 

Durante  los  siete  meses  (desde  octubre  de  1818  hasta 
abril  de  1819)  que  Andresito  estuvo  en  posesión  de  la  ciu- 
dad, no  hubo  más  que  un  robo  hecho  a  un  tendero,  cuyo 
perpetrador,  a  la  simple  demanda  del  interesado  interpues- 
ta ante  el  general  Andresito,  fué  públicamente  azotado  en 
la  plaza. 

Andresito  castigaba  por  lo  general,  no  a  los  soldados 
sino  a  los  oficiales,  porque  decía  que  si  éstos  cumplían  su 
deber,  aquéllos  habían  de  hacer  lo  mismo. 

Andresito  no  cargaba  espada,  por  haber  perdido  la  suya 
en  una  acción  que  tuvo  con  los  portugueses,  en  octubre  de 
1816,  y  había  determinado  no  volver  a  cargar  otra,  hasta  no 
ganarla  con  honor.  No  obstante,  siempre  que  se  enfadaba,  sus 
oficiales  al  instante  desenvainaban  la  suya  presentándosela,  o 
se  preparaban  a  hacer  uso  de  ellas  a  la  vo»  ^e  mando  de 
su  jefe. 

Como  un  año  después,  Andresito  3^  sus  indios  fueron  de- 
rrotados en  Itacuruby  por  los  portugueses,  tomados  prisione- 


líISTOEIA    ri!C    LO?,    GOBERXACOKES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGEXTJNAS  42 1 

ros  :>-  conáucidos  a  Río  de  Janeiro,  donde  éstos  quedaron  muy 
luego  en  libertad  j  aquél  permaneció  prisionero  hasta  que 
murió  al  poco  tiempo. 

Con  su  derrota,  la  tribu  de  los  guaraníes  quedó  casi  ani- 
quilada: era  una  raza  inofensiva,  amable  y  muy  bien  dispues- 
ta. Los  más  sabían  leer,  escribir  y  tocar  algún  instrumento; 
muchos  de  ellos  hasta  dos  o  tres. 

Andresito  era  casado  con  una  mujer  muy  hacendosa,  ama- 
ble y  algo  bonita.  Era  hombre  de  buen  corazón  y  de  mejor 
instrucción  que  lo  que  podía  esperarse,  habiendo  sido  educa- 
do en  Montevideo.  Cúpole  la  desgracia  de  tener  a  su  lado  un 
hombre  muy  perverso,  en  la  persona  de  su  secretario  Me- 
jías,  a  quien  se  deben  todos  los  males  que  hizo  Andresito, 
siempre  en  estado  de  beodez,  e  inducido  por  aquél.  El  fin 
de  Mejías  fué  morir -asesinado  en  una  celada  en  que  se  le 
hizo  caer. 

1818.  —  Coronel  Juan  Bautista  Métidez. 

Apoyado  en  el  poder  del  general  Andresito  Artigas,  consi- 
guió Méndez  salir  de  la  prisión  en  que  lo  había  encerrado 
el  coronel  Vedo^-a,  y  restablecido  en  el  mando. 

Asegurado  éste  en  su  puesto,  Andresito  regresó  a  sus 
chozas  o  campamento,  quedando  desde  entonces  afianzada  la 
alianza  del  triunvirato  federal  de  la  época:  Ramírez- Artigas- 
Méndez. 

1819.  —  El  CaMldo. 

1819.  —  D.  Pedro  Campbell,  (inglés),  almirante  de  la 
escuadra  artiguista. 

Este  individuo,  con  otro  inglés,  Juan  Tomás  Asdet,  s« 
distinguieron  uno  y  otro  en  sus  hechos  nefandos,  siendo  tan 
feroces  como  los  mismos  indios,  y  por  algún  tiempo  el  azote 
de  Corrientes,  donde  no  había  la  más  mínima  seguridad. 

Sólo  citaremos  algunos  actos  salvajes  de  estos  individuos, 
como  una  prueba  de  su  ferocidad. 

Los  Escobar,  don  José  Luis  y  don  Domingo,  fueron  sor- 
prendidos y  derrotados  por  Asdet,  en  un  encuentro  que  tuvo 
lugar  cerca  de  Goya,  el  5  de  mayo  de  1819,  quedando  ambos 
muertos  y  recibiendo  don  Domingo  27  lanzazos  antes  que 
rendirse.  Las  cabezas  de  éstos,  conducidas  a  la  capital,  fueron 
puestas  en  exhibición  en  la  plaza  pública. 

Los  hermanos  de  esas  desgraciadas  víctimas,  don  Miguel 
y  don  Ángel  Escobar,  lograron  fugar  al  Paraguay,  con  la  es- 
peranza de  obtener  protección  del  dictador  Francia,  pero  éste 
los  mandó  fusilar,  al  poco  tiempo. 

Campbell  huyó  al  Paraguay  al  mismo  tiempo  que  Arti- 


422  AXToxio  zm^rt 

gas,  j  aunque  se  le  hizo  saber  que  debía  considerarse  prisio- 
nero, se  le  permitió  ejercer  su  oficio  de  curtidor  en  Ñeembu- 
cú,  donde  vivió  tranquilo.  De  cuando  en  cuando  armaba  ca- 
morras con  los  paraguaj'os,  por  quienes  tenía  antipatía,  co- 
mo se  verá  por  el  acto  que  se  va  a  referir. 

En  una  ocasión,  siendo  almirante  de  la  escuadra  de  Ar- 
tigas y  comandante  de  marina,  capturó  un  buque  paraguayo, 
cuya  tripulación  hizo  desembarcar  en  Goya,,  ordenando  fue- 
sen todos  llevados  a  un  lugar  designado  para  su  ejecución  y 
en  vez  de  decapitarlos,  como  se  creía,  mandó  se  les  cortase 
las  trenzas  por  mano  de  verdugo  con  un  hacha  bien  afilada. 
En  ese  estado  los  envió  al  Paraguay. 

1820.  —  General  Francisco  Ramírez,  entrerriano,  jefe 
supremo  del  Entre  Eíos  y  Corrientes,  nombrado  por  sí  mismo, 
después  de  la  destrucción  y  expatriación  de  su  amigo  y  alia- 
do Artigas. 

1820.  —  General  Ricardo  López  Jordán,  supremo  delega- 
do de  Ramírez,  hasta  que,  con  la  derrota  y  muerte  de  éste, 
en  julio  de  1821,  en  los  campos  de  Córdoba,  según  se  verá  en 
nuestra  Historia  de  ¡os  Gobernadores  de  Entre  Ríos,  se  au- 
sentó de  la  provincia,  delegando  a  su  vez  en  Carriego. 

1821.  —  Comandante  Evaristo  Carriego,  correntino,  co- 
mandante de  armas  de  la  provincia,  delegado  de  López  Jordán. 

Fué  depuesto  por  la  influencia  de  don  Juan  Ángel  Fer- 
nández Blanco  y  don  Nicolás  Atienza. 

1821.  —  Coronel  Nicolás  Ramón  de  Atienza,  correntino, 
nombrado  pro^^lSorio  por  el  pueblo. 

Fué  elevado  al  mando  el  12  de  octubre  de  1821,  día  me- 
morable para  la  provincia  de  Corrientes,  porque,  desde  esa 
fecha  data  su  verdadera  independencia,  librándose  de  la  anar- 
quía, que  desde  la  emancipación  la  dominaba,  y  recuperando 
sus  derechos  políticos  de  manos  de  los  caudillos  que  la  usur- 
paron. 

A  la  libertad  de  la  provincia  contribuyeron  los  generales 
Mansilla  y  E.  López,  gobernadores  de  Entre  Ríos  y  Santa 
Fe,  pronunciándose  el  primero  en  la  Villa  del  Paraná  el  23 
de  septiembre,  contra  López  Jordán,  delegado  de  su  herma- 
no materno  el  general  Ramírez,  quien  terminó  su  borrascosa 
vida  el  10  de  julio,  en  San  Francisco,  a  inmediaciones  del 
Río  Seco,  provincia  de  Córdoba,  por  la  vanguardia  del  ge- 
neral Bedoya,  gobernador  delegado  de  Córdoba,  al  mando  del 
teniente  de  dragones  santafesino,  José  Maldonado. 

El  coronel  Atienza  obtuvo  el  mando    interino,  hasta  tan- 


HIBTOBIA    DE    LOS    60BEENAD0KES    PE    LAS    PnoVIXCIAS     ARGENTINAS  423 

to  que,  reunidos  los    diputados,  procediesen  a  la    elección  de 
gobernador. 

1S21.  —  Comandante  Juan  José  F.  Blanco,  eorrentino, 
nombrado  interino  hasta  el  año  1822  que  fué  reelecto  en  pro- 
piedad, sucediéndole  en  1824,  el  general  Ferré. 

1824.  —  General  Pedro  Ferré,  (promovido  a  brigadier 
el  31  de  maro  de  1855),  eorrentino,  electo  y  reelecto  en  pro- 
piedad, gobernador  intendente  y  capitán  general,  el  27  de 
diciembre  de  1S24,  iiasía  el  25  de  diciembre  de  1828  que  di- 
KÚtió  el  gobierno. 

Durante  el  gobierno  del  general  Ferré  se  dio  principio,  en. 
enero  de  1825,  a  la  publicación  del  Registro  Oficial  de  la  pro- 
vincia y  los  estados  de  las  entradas  y  salidas  del  tesoro  j  a 
la  fundación  de  algunas  villas,  etc. 

Trató  de  establecer  un  periódico,  pero  no  pudo  conse- 
guirlo sino  en  el  período  de  su  segundo  gobierno,  como  se  ve- 
rá más  adelante. 

En  vista  de  los  inconvenientes  que  el  gobierno  tocaba  con 
frecuencia  para  la  publicación  de  las  disposiciones  oficiales 
por  medio  de  los  bandos  acostumbrados,  el  gobernador  Ferré 
expidió  (13  de  febrero  de  1825)  un  decreto  ordenando  que 
esa  publicación  se  había  de  hacer  en  lo  sucesivo  por  medio  dei 
ayudante  de  plaza  y  escribano,  acompañados  de  un  tambor, 
tocando  éste  una  corta  llamada  en  las  esquinas  donde  hubiera 
de  fijarse  el  edicto  o  bando,  y  procediendo  en  seguida  a 
fijarlo. 

El  25  de  abril  (1825)  el  gobernador  Ferré  tuvo  que  salir 
a  caiiipaña  a  objeto  de  interés  público,  y  durante  su  ausen- 
cia delegó  el  gobierno  en  el  inspector  general  de  armas  coro- 
nel Blanco. 

1825.  —  Coronel  Juan  José  Blanco,  inspector  general  de 
,  armas,  delegado  de  Ferré,  desde  el  25  de  abril,  durante  la 
;  ausencia  de  éste  en  campaña  a  objetos  de  interés  público. 

No  existe  constancia  de  la  fecha  del  regreso  del  propie- 
tario, sin  embargo,  creemos  que  fué  a  principios  de  junio. 

1825.  — -  General  P.  Ferré,  propietario,  desde  junio,  que 
reasumió  el  gobierno,  hasta  el  22  de  octubre  que,  a  consecuen- 
cia de  un  movimiento  subversivo  ejecutado  por  dos  compañías 
del  escuadrón  de  dragones,  tuvo  que  salir  de  la  capital,  a  fin 
de  impedir  ios  males  que  aquel  suceso  pudiera  originar  contra 
'  el  orden  y  la  tranquilidad    pública.   Durante  su  ausencia  ds- 
'  legó  el  mando  militar  en  el  mayor  de  la  plaza  y  el  político  en 
'  el  alcalde  mayor. 

1825.  —  D.  Juan  Felipe  Gramajo,  mayor   de  plaza  y  don 


4«4  ANTONIO    ZINNT 

Tomás  Sáenz  de  Cavia,  alcalde  mayor,  delegados  de  Ferré, 
con  el  mando  de  la  ciudad,  en  lo  militar  el  primero  y  en  lo 
político  el  segundo,  con  sólo  la  facultad  de  resolver  y  deter- 
minar los  asuntos  de  despacho  diario  y  de  reglamento,  desde 
el  22  de  octubre,  hasta  principios  de  noviembre. 

1825.  —  General  P.  Ferré,  propietario,  desde  principio  de 
noviembre,  que  reasumió  el  mando,  hasta  mediados  de  octu- 
bre de  1826  que  delegó  nuevamente  en  el  referido  Gramajo, 
por  haber  tenido  que  salir  a  campaña,  a  causa  de  la  guerra 
con  el  Brasil,  habiendo  establecido  su  cuartel  general  en  Cu- 
ruzú  Cuatiá. 

La  facultad  del  delegado  quedaba  limitada  al  despacho 
de  los  asuntos  diarios  y  de  reglamento. 

La  emisión  del  papel  moneda  corriente  tuvo  su  origen 
en  una  ley  de  la  provincia  de  fecha  13  de  mayo  de  1826. 

En  este  mismo  año  se  levantó  el  plano  para  la  dejinea- 
ción  de  las  calles  de  la  capital  por  don  Narciso  Parchappe. 

En  vista  de  la  capitalización  de  Buenos  Aires  y  la  muer- 
te violenta  de  la  provincia,  con  la  ley  fundamental  de  23  de 
enero  de  1825,  sancionada  por  el  congreso  general  constitu- 
yente, que  garantía  a  todos  el  derecho  de  gobernarse  por  sus 
propias  instituciones,  la  Junta  de  la  provincia,  autorizó  al 
Poder  Ejecutivo  para  consultar  al  pueblo  sobre  la  forma  de 
gobierno  que  Corrientes  había  de  adoptar.  En  su  consecuen- 
cia, el  8  de  diciembre  de  1826,  los  jefes  y  oficiales,  en  núme- 
ro de  32,  reunidos  en  el  campamento  de  las  tropas  de  la  pro- 
vincia, sobre  el  Arroyo  Grande,  dieron  todos  su  voto  por  la 
forma  de  gobierno  federal.  Los  pueblos  de  San  Roque,  Goya 
y  San  José  de  las  Saladas,  lo  efectuaron  el  día  9,  votando  111 
por  la  federación  y  1  por  el  sistema  de  unidad ;  y  en  la  ca- 
pital de  Corrientes  tuvo  lugar  el  mismo  procedimiento,  el 
día  12,  y  dio  por  resultado  66  votos  por  la  federación  y  nin- 
guno por  la  unidad. 

Al  año  siguiente,  la  Legislatura,  presidida  por  el  doctor 
Juan  Francisco  Cabral,  dictó  (2  de  julio),  una  ley  que  fué 
promulgada  el  día  3  por  el  gobernador  Ferré,  declarando  que 
la  provincia,  que  estaba  fuera  del  pacto  general  de  asocia- 
ción, y  separa,da  enteramente  del  congreso  titulado  nacional, 
no  reconoce  ni  reconocerá  obligación  alguna  de  las  que  de 
cualquier  modo  quisiera  contraer  con  otros  Estados,  o  acaso 
tuviese  contraídas  aquel  gobierno  bajo  el  carácter  nacional. 

El  9  de  octubre  de  1827  se  sometieron  al  gobierno  de  Co- 
rrientes los  pueblos  de  San  Miguel  y  Nuestra  Señora  de  Lo- 
reto,  que  hasta  entonces  formaban  parte  de  lo  que  se  conocía 


HISTOBIA  DE  LOS  GOBEKN ADOBES  DE  LAS  PEOVINOIAS  ABGENTINAS  425 

con  el  nombre  de  provincia  de  Misiones,  a  pesar  del  ya  ci- 
tado decreto  del  director  Posadas,  de  fecha  10  de  septiembre 
de  1814.  '.      ' 

Aunque  la  denominada  provincia  de  Misiones  tuvo  re- 
presentación en  el  Congreso  Nacional,  permanece  subsistente 
la  protesta  del  gobierno  de  Corrientes,  manifestada  por  reso- 
lución legislativa  de  1."  de  abril  de  1828. 

El  día  4  de  mayo  de  1828,  el  gobernador  Ferré  concu- 
rrió con  todas  las  corporaciones  y  el  pueblo  al  lugar,  en  que, 
los  fundadores  de  la  ciudad,  erigieron  el  primer  santuario  y 
depósito  del  simulacro  de  la  Santísima  Cruz,  a  cuya  conme- 
moración hizo  en  dicho  día  solemne  colocación  de  una  Co- 
lumna. 

La  arquitectura  de  ésta  es  regular  y  de  un  orden  com 
puesto;  su  altura  de  9  varas,  desde  la  base  hasta  la  cúspide, 
que  remonta  en  un  globo.  Tiene  dos  planchas  grabadas  y  em- 
butidas en  la  misma :  la  primera  que  mira  al  oriente,  tiene  por 
trofeo  una  Cruz  en  campo  de  fuego,  rodeado  de  nubes  y  or- 
lada con  el  siguiente  mote:  "Dexiera  Domhii  fecit  virtutem. 
Salm.  117  vers.  16".  —  Al  pie  de  la  Cruz  se  halla  la  inscrip- 
ción siguiente:  —  "El  Pueblo  correntino  erige  este  monumen- 
to en  testimonio  de  su  gratitud  al  soberano  autor  de  los  por- 
tentos, por  los  QUE  su  diestra  omnipotente  se  dignó  obrar  a 
favor  de  sus  padres  en  el  memorable  día  3  de  abril  de  1588." 

La  segunda  plancha,  que  mira  al  occidente,  tiene  por  tro- 
feos parte  del  cuerpo  de  un  monstruo,  armas  y  otras  insignias 
militares,  con  la  inscripción  siguiente:  —  "El  mismo  pueblo 
correntino,  en  homenaje  de  su  augusto  respeto,  a  la  memoria 
de  sus  veintiocho  ilustres  progenitores  en  el  día  3  de  abril 
de  1828." 

La  Columna  está  circunvalada  de  una  balaustrada  en  el 
centro  mismo  de  la  primera  capilla,  que  los  descubridores  eri- 
gieron a  la  Santísima  Cruz,  sita  en  el  monte  de  Arazatí.  Des- 
de la  iglesia  actual  de  la  Cruz  hasta  la  Columna,  se  abrió  un 
camino  de  20  varas  de  ancho,  siguiendo  rumbo  recto  hasta  el 
río  Paraná,  que  tendrá  1.700  varas  de  largo;  quedando  la  Co 
lumna  en  medio  de  una  plaza  de  100  varas  de  diámetro. 

A  los  cinco  días  de  bajar  del  gobierno  (30  de  diciembre 
de  1828)  el  ex  gobernador  Ferré  fué  sometido  a  juicio  de  resi. 
deneia,  observándose  la  práctica  prescrita  y  teniendo  presen- 
te la  Constitución  del  Estado.  La  duración  del  juicio  había 
de  ser  por  el  tiempo  de  dos  meses. 

1826.  —  D.  Juan  Felipe  Gramajo,  correntino,  teniente 
coronel  mayor  de  plaza,  delegado  de  Ferré,  durante  la  a,usen- 


426  ANTOmO    ZINNY 

cia  de  éste,  desde  mediados  de  octubre,  primero,  en  su  cuartel 
general  de  Curuzú  Cuatiá  y  en  seguida  en  el  Arroyo  de  la 
China  (Concepción  del  Uruguay),  donde  se  reunieron  los  go 
bernadores  Zapata,  de  Entre  Ríos;  Ferré,  de  Corrientes;  Ron 
deau,  de  la  Banda  Oriental  y  Aguirre  de  Misiones,  con  el  ob 
jeto  de  conferenciar  sobre  remisión  de  tropas  de  caballería 
para  engrosar  el  ejército  nacional  y  para  allanar  o  transar  al- 
gunas dificultades  que  se  presentaban.  La  expresada  reunión 
tuvo  el  mejor  resultado,  habiendo  cabido  el  mérito  de  la  ini- 
ciativa, en  tan'  importante  negocio,  a  la  provincia  de  Entre 
Ríos. 

Durante  el  gobierno  delegado  de  Grama  jo,  la  provincia 
fué  invadida  (5  de  noviembre)  por  los  brasileños.  En  su  con- 
secuencia, tanto  el  delegado  como  el  propietario,  que  se  halla- 
ba en  campaña  a  la  cabeza  de  una  columna  compuesta  de  12 
escuadrones  de  milicia  activa,  adoptaban  al  efecto  enérgicas 
providencias  contra  los  invasores. 

1828.  — •  D.  Pedro  Dionisio  Cahral,  correntino,  nombrado 
en  propiedad  el  18  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  25  de 
diciembre  de  1828,  hasta  el  18  del  mismo  mes  del  año  1830,  y 
tuvo  por  ministro  a  don  Ensebio  Antonio  Villagra. 

A  principios  dp  mayo  de  1830,  el  gobernador  Cabral  tuvo 
que  ausentarse  de  la  capital  a  la  Villa  de  San  Roque,  delegan- 
do el  gobierno  en  el  teniente  coronel.  Juan  Felipe  Gramajo, 
hasta  principios  de  julio  que  ló  reasumiera. 

A  pesar  del,  delegado,  que  existía  en  la  capital,  desde  la 
Villa  de  San  Roque,  el  gobernador  Cabral  ratificó,  en  17  de 
m^ayo  de  1830,  el  tratado  celebrado  el  3  del  mismo  mes  y  año 
en  el  Paraná,  capital  de  Entre  Ríos,  entre  el  coronel  Pedro  Ba- 
rreneehea,  por  parte  de  Entre  Ríos,  y  el  general  Pedro  Ferré, 
por  la  de  Corrientes,  en  consecuencia  de  los  celebrados  el  23  de 
febrero,  en  la  ciudad  de  Santa  Pe,  y  el  23  de  marzo,  en  la  de 
Buenos  Aires,  con  el  objeto  de  formar  una  liga  ofensiva  y  de- 
fensiva entre  las  cuatro  provincias  litorales, 

1830.  —  Teniente  Coronel  Juan  Felipe  Gramajo,  juez  de 
policía,  delegado,  durante  la  ausencia  del  propietario  Cabral 
en  San  Roque,  desde  principios  de  mayo  hasta  el  18  de  di- 
ciembre de  1830. 

1830.  —  General  Pedro  Ferré,  electo  en  propiedad,  desde 
el  18  de  diciembre  de  1830,  en  que  tomó  posesión  del  mando 
de  la  provincia,  hasta  el  19  de  diciembre  de  1833,  que,  a  pesar 
de  haber  sido  reelecto  por  cuatro  veces,  dimitió  el  cargo  otras 
tantas.  Fué  su  ministro  el  antes  citado  Villagra. 

El  16  de  mayo  de  1831,  fué  necesaria  la  presencia  del  go- 


Historia  de  los  gobern adobes  de  las  provincias   argentinas  427 

berhador  Ferré  en  campaña,  por  cuyo  motivo  delegó  el  man- 
do en  el  teniente  coronel  juez  de  policía,  don  Juan  Felipe 
Gramajo. 

En  septiembre  del  mismo  año  fué  igualmente  necesaria 
su  presencia  en  campaña  y  delegó,  en  el  mismo,  el  mando  de 
la  capital,  para  los  asuntos  diarios  y  de  reglamento. 

Por  tercera  vez,  su  presencia  fué  urgentemente  reclama- 
da por  asuntos  de  interés  general  del  país,  en  las  provincias 
de  Santa  Fe  y  Entre  Eíos,  desde  el  1.°  de  febrero  hasta  el  20 
de  marzo  de  1832,  durante  cuya  ausencia  quedó  delegado  el 
mando  de  la  provincia,  en  toda  la  plenitud  y  extensión,  en  el 
propio  Gramajo. 

El  general  Ferré,  como  primer  negociador,  adhirió  y  acep- 
tó el  tratado  de  alianza  ofensiva  y  defensiva  celebrado  entre 
las  provincias  litorales,  en  la  ciudad  de  Santa  Fe,  el  4  de  ene- 
ro de  1831,  y  a  pesar  de  haberse  suscitado,  en  1832,  diferencia 
de  opiniones  sobre  principios  y  derechos  nacionales,  entre  la 
provincia  de  Corrientes  y  la  de  Buenos  Aires,  continuó  con 
ésta  como  con  todas  las  demás  sus  fraternales  relaciones. 

Hallándose  indispuesto  al  extremo  de  no  serle  posible  con- 
tinuar desempeñando  los  negocios  públicos  de  su  cargo  con  la 
contracción  que  éste  demandaba,  el  general  Ferré,  el  27  de 
abril  de  1833,  delegó  el  gobierno  en  el  teniente  coronel  Manuel 
Antonio  Ferré,  hasta  que,  restablecido,  lo  reasumió  el  2  de 
julio  del  mismo  año. 

En  octubre  de  1833,  el  gobernador  Ferré  reclamó  el  cum- 
plimiento del  tratado  de  4  de  enero  de  1831,  sobre  la  necesi- 
dad de  hacer  efectiva  la  alianza  ofensiva  y  defensiva  a  que  se 
ligaron  las  cuatro  provincias  litorales. 

Fundábase  el  gobernador  Ferré  en  que,  después  de  haber 
ocupado  el  territorio  de  los  pueblos  orientales  del  Paraná,  que 
abandonaron  las  fuerzas  paraguaj^as,  sucedió  que,  el  21  de  sep- 
tiembre (1833),  abordaron  en  las  costas  de  Corrientes  unas 
cuantas  canoas,  sorprendiendo  y  llevando  por  la  fuerza  cuatro 
mujeres  que  lavaban  ropas  en  la  ribera,  siendo  víctimas  al- 
gunas de  ellas.  Posteriormente  sobrevino  otro  incidente  que  fijó 
la  atención  del  gobierno  de  Corrientes  sobre  miras  subversivas, 
que  dejaban  ver  la  intención  que  abrigara  el  dictador  del  Pa- 
raguay. El  20  de  octubre  (1833)  18  o  20  canoas  sorprendieron 
un  pequeño  piquete  compuesto  de  18  hombres  sobre  la  mis- 
ma costa,  y  a  la  distancia  de  ocho  o  nueve  leguas  de  la  capital. 

Este  último  acontecimiento  tuvo  lugar  después  que  los 
indios  guayanás  y  algunos  del  pueblo  de  Trinidad,  que  se  ha- 
llaban bajo  la  obediencia  del  Paraguay,  pasaron  a  este  lado 


42S  ANTONIO    ZINNT 

en  número  de  ciento  y  tantas  familias,  que  desde  entonces  que- 
daron bajo  la  protección  del  gobierno  de  Corrientes. 

Este  supo  también  que  el  dictador  Francia  había  sacado 
al  general  José  Artigas  del  luear  de  su  confinación,  trasla- 
dándolo a  uno  de  los  pueblos  misioneros,  con  el  especial  encar- 
go de  arreglar  y  disciplinar  los  indios  capaces  de  hacer  el  ser- 
vicio de  campaña  en  hostilidad  de  la  provincia  de  Corrientes, 
y,  con  tal  designio,  fijó  su  residencia  en  Itapuá,  etc.,  etc. 

El  motivo  de  las  ocurrencias  que,  desde  antes,  se  obser- 
varon entre  la  provincia  de  Corrientes  y  la  del  Paraguay,  se- 
gún los  mejores  datos,  arranca  del  derecho  antiguo  o  de  las 
disposiciones  regias  que,  a  los  gobernadores  del  Paraguay, 
unían  la  intendencia  de  quince  pueblos  de  Misiones  y  el  de- 
partamento de  Candelaria,  sito  al  sur  de  las  márgenes  del  Pa- 
raná, con  sus  pueblos  adherentes,  Santa  Ana,  Loreto,  San  Ig- 
nacio, Corpus,  etc.,  que  estuvieron  sujetos  al  gobierno  civil  y 
eclesiástico  del  Paraguay.  Los  sucesos  de  la  guerra  ocurrida  en 
tie'mpo  del  general  Artigas,  y  seguidamente  la  del  emperador 
del  Brasil,  causaron  la  ruina  de  esos  pueblos ;  pero  el  Dictador 
del  Paraguay  fundó  luego  una  guardia  al  sur  del  Paraná,  en 
los  límites  que  dividían  la  antigua  provincia  de  Misiones  con 
la  de  Corrientes,  cuya  línea  divisoria  es  conocida  por  Tran- 
quera de  Loreto  y  Paso  de  San  Ignacio.  Dentro  de  estos  lími- 
tes estaban  las  estancias  pertenecientes  a  los  pueblos  del  norte 
del  Paraná,  Itapuá,  Trinidad,  San  Cosme,  Jesús  y  varios  otros. 
Tales  fueron  los  motivos  para  las  anteriores  desavenencias  en- 
tre las  dos  provincias ;  pero  con  respecto  a  las  últimas  hostili- 
dades por  el  dictador  Francia  y  que  llamaban  tanto  la  aten- 
ción a  la  fecha  de  esta  noticia,  la  verdadera  causa,  según  pa- 
rece, fué  una  invasión  obrada  por  una  fuerza  correntiha  so- 
bre el  Fuerte  de  Itabaité  y  haber  impedido  el  comercio  que 
de  San  Borja  se  dirigía  al  pueblo  de  Itapuá. 

Entre  otros  cargos  dirigidos  a  Ferré,  se  le  hacía  el  de 
haber  siempre  mirado  con  odio  la  causa  pseudo  federal,  ma- 
nifestando (Ferré)  un  disgusto  el  más  explícito  por  los  triun- 
fos de  Quiroga  y  manteniéndose  en  relación  con  el  general 
Paz,  hasta  que  se  convenció  que  éste  no  podía  vencer.  Se  ex- 
trañaba que  el  general  Ferré,  que  no  prestó  ni  un  sólo  servi- 
cio a  la  causa  de  la  independencia,  hablase  de  22  años  de  una 
revolución  que  no  conoció,  ni  quiso,  porque  siempre  fué  ene- 
migo de  la  libertad :  que,  educado  en  una  escuela  la  menos  a 
propósito  para  adoptar  principios  liberales.  Ferré  se  acostum- 
bró a  mirar  siempre  con  odio  la  introducción  de  todo  lo  que, 


mSTOEIA    DE    LOS    GOBEENADOBES    DE    LAS    PBOVINCIAS     ARGENTIIíAS  429 

en  algún  sentido,  pudiera,  a  su  juicio,  mejorar  la  industria 
de  su  país,  etc.,  etc. 

La  diferencia  de  opiniones  sobre  principios  nacionales, 
entre  las  provincias  de  Corrientes  y  la  de  Buenos  Aires,  a  que 
se  acaba  de  hacer  referencia,  surgió  con  motivo  de  una  carta 
del  diputado  de  Corrientes  don  Manuel  Leiva,  en  la  Comisión 
representativa  de  los  gobiernos  de  la  liga  litoral,  denunciada- 
por  el  general  Quiroga,  como  ofensiva  a  Buenos  Aires,  a  quien 
se  hacía  aparecer  absorbiendo  las  rentas  nacionales,  como  pa- 
trimonio suyo,  sin  que  las  provincias  que  componen  la  Repúbli- 
ca Argentina  tuviesen  conocimiento  de  ellas,  ni  de  su  inver- 
sión en  22  años  de  emancipación  de  ¡a  antigua  metrópoli. 

El  gobernador  Ferré  trataba  de  demostrar  que  la  opinión 
de  su  diputado  Leiva,  respecto  a  las  rentas  nacionales,  era 
exacta,  y  que  en  nada  se  había  desviado. 

Con  motivo  de  esta  cuestión,  el  gobernador  Ferré  dirigió 
(13  de  abril  de  1832),  una  circular  a  los  gobiernos  de  las  pro- 
vincias del  interior,  cuj^o  espíritu  y  tendencias  pueden  sinte- 
tizarse en  las  siguientes  palabras  de  la  misma: 

"No  ignora  usted  que  pasó  el  tiempo  en  que  los  desenga- 
ños venian  a  perder  su  influencia,  estrellándose  contra  los  de- 
seos desarreglados  de  un  porvenir  maravilloso. . .  Basta  ya  de 
alucinarnos,  pues  el  estado  de  aislamiento,  en  que  se  pretende 
sumir  a  los  puehlos,  sólo  puede  producir  ventajas  a  la  provin- 
cia que,  en  cierto  modo,  se  ha  hecho  arbitraria  del  tesoro  na- 
cional, contra  el  voto  público  de  aquéllos"  (los  gobiernos  lito- 
rales y  demás  aliados). 

Esa  circular  y  la  contestación  de  Ferré  a  Rosas,  provoca- 
ron largas  y  profundas  reflexiones  de  la  prensa  de  la  época. 


Habiendo  algunos  puesto  en  duda  la  nacionalidad  del  ge- 
neral Ferré,  creyéndosele  español,  se  averiguó  y  resultó  ser 
correntino.  En  el  último  tercio  del  siglo  pasado,  vino  de  Ca- 
taluña a  Buenos  Aires  don  Juan  de  Alsina,  con  su  esposa  y 
ocho  hijos,  todos  solteros,  4  varones  y  4  mujeres:  todos  casa- 
ron en  América. 

Una  de  estas  hijas,  doña  Juana  Francisca,  madre  de  don 
Pedro  Ferré,  casó  en  Buenos  Aires  y  tuvo  en  esta  ciudad  su 
primer  hijo,  hermano  mayor  de  don  Pedro.  Después^  doña 
Juana  Francisca,  con  una  hermana  y  dos  hermanos,  fué  a  Co- 
rrientes, donde  todos  ellos  se  avecindaron,  quedando  ios  otros 
cuatro  en  Buenos  Aires. 

Entonces  nació  en  Corrientes  don  Pedro. 


430  ANTONIO    ZINNT 

De  acuerdo  y  con  consentimiento  del  obispo  y  vicario 
apostólico  de  la  diócesis,  fueron  erigidos  en  curatos  indepen- 
dientes las  antiguas  viceparroquias  de  San  Antonio  de  Mbu- 
rueuyá,  Concepción  de  Yaguareté  Cora,  Nuestra  Señora  del 
Curuzú  Cuatiá  y  Santa  Rita  de  la  Esquina. 

Logró  Ferré  Ver  concluidas,  durante  su  administración, 
las  obras  de  los  cuarteles  y  casas  de  seguridad,  como  las  de 
Yaguareté  Cora  y  San  Luis  del  Palmar,  así  como  la  del  nue- 
vo mercado  y  la  casa  de  los  Representantes  de  la  provincia. 

Regularizó  la  administración  del  departamento  de  policía 
y  la  administración  de  correos. 

Continuó  empleando  con  feliz  éxito  las  medidas  de  paz 
y  conciliación  con  los  indígenas  de  las  tribus  inmediatas  del 
Chaco,  pasando  éstos  casi  diariamente  a  la  capital  a  hacer  sus 
cambios,  y  guardando  mucho  -orden. 

A  pesar  de  haber  sido  investido  con  las  facultades  ex- 
traordinarias, el  gobernador  Ferré  no,  se  vio  en  la  necesidad 
de  hacer  uso  de  ellas,  sino  para  castigar  y  escarmentar  a  los 
famosos  criminales  que  atentaban  contra  la  propiedad  y  la  vi- 
da de  los  habitantes. 

Además,  a  la  administración  Ferré,  hasta  1833,  la  pro- 
vincia de  Corrientes  es  deudora  de  las  mejoras  que  a  continua- 
ción se  expresan: 

Ocupación  del  territorio  de  las  Misiones  orientales  del 
Paraná,  abandonadas  por  las  fuerzas  paraguayas,  como  parte 
integrante  de  la  República  Argentina. 

Establecimientos  de  educación  primaria  en  toda  la 
campaña. 

Establecimiento  de  una  Sociedad  Inspectora,  compues- 
ta de  beneméritas  y  dignas  patriotas,  para  la  educación  de 
las   niñas.  » 

Reedificación  del  templo  de  la  Villa  de  Goya,  trasladado 
de  su  antiguo  local,  cuyo  piso  menos  firme,  había  falseado  los ' 
cimientos  del  que  se  había  fabricado  en  1827. 

Terminación  del  de  Caacaty. 
Nueva  construcción  del  de  San  Antonio  de  Mburueuyá. 

Reedificación  de  la  iglesia  del  pueblo  del  Sauce. 

Próxima  terminación  de  la  del  nuevo  pueblo  de  Payubre. 

Casas  de  aduana  y  resguardo,  edificadas  nuevamente  en 
Bella  Vista. 

Terminado  el  período  de  su  feliz  administración  a  ente- 
ra satisfacción  de  sus  conciudadanos,  el  gobernador  Ferré  tras- 
mitió el  bastón  del  mando,  con  toda  tranquilidad,  el  25  de  di- 
ciembre de  1833,  a  su  sucesor  el  coronel  Atienza. 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  43  í 

Al  bajar  del  gobierno,  la  Sala  de  representantes  de  la 
provincia,  condecoró  a  Ferré  con  el  grado  de  Brigadier,  asig- 
nándole al  mismo  tiempo  una  pensión  anual  de  1.500  pesos. 

1831.  —  Tenienie  Coronel  Juan  Felipe  Gramajo,  juez  de 
policía,  delegado  de  Ferré,  el  sólo  día  16  de  mayo,  que  éste 
tuvo  que  salir  a  campaña  con  urgencia. 

En  6  de  septiembre,  del  mismo  año,  quedó  nuevamente  de 
delegado  del  mando  de  la  capital,  para  el  despacho  de  los 
asuntos  diarios  y  de  reglamento,  reservándose  el  propietario 
el  derecho  de  dictar,  como  en  efecto  dictara,  disposiciones  re- 
ferentes al  resto  de  la  provincia  y  de  interés  general  y 
permanente. 

Fué,  pues,  durante  esta  segunda  delegación  que,  hallán- 
dose en  Bella  Vista,  en  20  de  septiembre,  expidió  un  decreto 
habilitando  dicho  puerto  en  los  mismos  términos  que  lo  esta- 
ban la  Villa  de  Goya  y  la  Esquina. 

Por  tercera  vez,  quedó  de  delegado,  durante  la  ausencia 
de  Ferré  en  las  provincias  de  Entre  Kíos  y  Santa  Fe,  por 
asuntos  de  interés  general,  desdé  el  1.°  de  febrero  hasta  el 
20  de  marzo  de  1832. 

1833.  —  Teniente  Coro7iel  Manuel  Antonio  Ferré,  delega- 
do, durante  la  enfermedad  del  propietario  general  Ferré,  que 
se  halló  imposibilitado  de  prestar  la  debida  contracción  que 
demandaba  el  cargo  desde  el  27  de  abril  hasta  el  2  de  ju- 
lio de  1833. 

1833.  —  Coronel  Rafael  León  de  Atienza,  correntino,  elec- 
to en  propiedad  el  19,  y  puesto  en  posesión  del  mando  el  25 
de  diciembre  de  1833,  en  cuya  fecha  entró  a  ejercer  el  cargo 
hasta  el  6  de  diciembre  de  1836  y  habiendo  sido  reelecto,  con- 
tinuó hasta  el  19  de  mayo  de  1837  que,  por  enfermedad,  dele- 
gó el  mando  en  el  teniente  coronel  juez  de  policía  Gramajo. 

El  progreso  material  de  la  provincia,  durante  la  admi- 
nistración del  gobernador  Atienza,  no  presenta  nada  de  no- 
table, sobre  que  se  pueda  llamar  la  atención;  pero  sí  en  cuan- 
to a  los  principios  políticos  que  la  distinguen,  sobre  todo  en 
una  época  en  que  el  furor  de  la  federación  no  había  llegado 
aún  a  su  sangriento  apogeo. 

Cábele  al  gobernador  Atienza  la  triste  gloria  de  incitar  a 
la  efervescencia  popular  en  sus  proclamas  al  ejército,  a  quien 
advierte  que  "la  Facción  militar  es  la  más  inicua  que  alum- 
bra el  Sol  sobre  la  Tierra,  y  que  era  preciso  exterminarla  to- 
talmente, para  que  haya  paz,  orden,  sosiego  y  prosperidad." 

Fué  nombrado  nuevamente  el  7  de  febrero  de  1837,  con- 
firiéndosele al  mismo  tiempo  el  grado  de  coronel  mayor,  para 


432  ANTOXIO    ZIKNT 

que  continuase  en  el  mando  hasta  la  reforma  de  la  constitución. 
Cesó  con  su  muerte,  que  tuvo  lugar  el  2  de  diciembre  del 
mismo  año,  y  durante  sus  ausencias  en  las  visitas  de  los  depar- 
tamentos de  campaña  y  su  enfermedad,  quedó  desempeñando 
las  funciones  de  delegado  el  señor  Gramajo. 
El  ministro  de  Atienza  fué  Villagra. 

1836.  —  D.  Juan  Felipe  Gramajo,  correntino,  tenientg 
coronel,  juez,  de  policía,  delegado  de  Atienza,  la  primera  ve/, 
durante  la  visita  de  éste  a  los  departamentos  de  campanil, 
desde  el  26  de  marzo  hasta  el  4  de  mayo  de  1836,  la  segunda 
por  la  misma  causa,  desde  el  23  de  septiembre  hasta  el  28  de 
octubre  del  citado  año  (1836),  y  la  tercera  durante  la  perma- 
nencia del  propietario  Atienza  en  la  frontera  del  Uruguay  y 
durante  su  enfermedad,  continuando  después  del  fallecimiento 
de  éste,  hasta  el  14  de  diciembre,  que  fué  nombrado  el  coronel 
Berón  de  Astrada. 

1837.  —  Coronel  Jenaro  Berón  de  Astrada,  (correntino), 
nombrado  interino  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el  14  de  di- 
ciembre, hasta  el  15  de  enero  de  1838,  que  fué  electo  en  pro- 
piedad, habiendo  desempeñado  el  gobierno  de  la  provincia 
hasta  el  31  de  marzo  de  1839,  con  don  Pedro  Díaz  Colodrero, 
de  ministro. 

De  todos  los  gobernadores  de  provincia,  fué  el  primero 
que  levantara  el  grito  de  libertad  contra  el  dictador  Rosas, 
pronunciándose  el  20  de  enero  de  1839,  en  Avalos,  donde  tenía 
reunido  su  ejército,  que  no  bajaba  de  5.000  hombres. 

El  28  del  mismo  mes  lanzó  un  bando  de  guerra  contra 
Buenos  Aires,  declarando  que  la  provincia  de  Corrientes  se 
emancipaba,  desde  ese  momento,  de  todo  vínculo  a  la  influen- 
cia del  Dictador,  y  revocando  la  aprobación  dada  a  la  con- 
ducta de  éste,  referente  a  la  cuestión  francesa,  que  atrajo  sobre 
todo  el  litoral  argentino  el  vigoroso  bloqueo  por  la  escuadra 
de  aquella  nación,  desligándose  por  este  acto,  de  la  política 
que  seguía  Rosas  relativamente  a  la  Francia.  Con  igual  fe- 
cha, dirigió  el  gobernador  Berón  de  Astrada  un  extenso  ma- 
nifiesto a  los  pueblos' argentinos,  invitándoles  a  emanciparse 
de  los  lazos  que  oprim^ían  servilmente  sus  libertades,  y  expli- 
cando los  motivos  que  habían  inducido  a  la  provincia  de  su 
mando  al  dar  este  importante  paso. 

En  marcha  sobre  el  ejército  entrerriano  que  mandaba  el 
general  Pascual  Echagüe,  el  de  Corrientes  fué"  (31  de  mar- 
zo), sorprendido  en  Pago  Largo,  por  la  vanguardia  de  aquél, 
al  mando  del  general  Justo  José  de  Urquiza  y  completamente 
derrotado,  dejando  en  el  campo  de  batalla  y  durante  la  per- 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  433 

secución  1.960  muertos,  entre  ellos  su  jefe  el  gobernador  Be- 
rón  de  Astrada  y  84  jefes  y  oficiales.  Además,  cayeron  en 
poder  del  enemigo  como  1.300  prisioneros,  de  los  que  Urquiza 
mandó  degollar  más  de  800  y  quedando  vivos  sólo  450;  500 
fusiles,  1.500  lanzas,  360  tercerolas  y  otros  tantos  sables,  6  ca- 
rros de  municiones,  4.000  caballos,  un  estandarte  y  el  arcbivo 
de  campaña  del  desgraciado  gobernador  Berón  de  Astrada. 

Tuvo  éste  por  ministro  general  de  su  gobierno  a  don  Pe- 
dro Díaz  Colodrero. 

En  reparación  (tardía)  de  tan  sensible  cuanto  prematura 
e  irreparable  pérdida  como  la  de  aquel  patriota,  el  general 
Urquiza  propuso,  en  1857,  al  gobierno  nacional  del  Paraná, 
y  fué  acordada,  cual  era  de  esperarse,  una  pensión  mensual  a 
las  hermanas  del  finado  gobernador. 

1838.  —  Teniente  Coronel  Juan  Felipe  Gramajo,  juez  de 
policía,  delegado  de  Berón  de  Astrada  durante  la  visita  ordi- 
naria a  los  departamentos  de  campaña,  desde  el  19  de  mayo 
hasta  el  2  de  junio,  la  primera  vez,  y  la  segunda  desde  el  14  de 
septiembre  de  1838  hasta  el  2  de  abril  de  1839,  que,  por  el  fa- 
llecimiento de  Berón  de  Astrada,  fué  nombrado  el  gene- 
ral Ferré. 

El  teniente  coronel  Gramajo,  patriota  de  1810,  ocupó  por 
el  largo  espacio  de  más  de  14  años  el  puesto  de  jefe  de  poli- 
cía, el  de  contador  y  vista  interventor,  el  de  representante,  la 
presidencia  de  la  Cámara  de  Justicia,  diferentes  ramos  de  la 
magistratura  judicial  y  repetidas  ocasiones  y  en  diferentes 
épocas,  como  se  acaba  de  ver,  fué  delegado  en  su  persona  el 
mando!  gubernativo  de  la  provincia.  Falleció  en  Corrientes, 
ciudad  de  su  nacimiento,  el  26  de  febrero  de  1856. 

El  entonces  gobernador  doctor  Pujol,  reconocido  al  mé- 
rito de  tan  antiguo  patriota,  dispuso  se  le  hiciesen  los  hono- 
res fúnebres  con  el  rango  y  pompa  consiguientes  a  su  gra- 
duación. 

1839.  —  General  Pedro  Ferré,  electo  gobernador  proviso- 
rio y  puesto  en  posesión  del  mando  de  la  pro\áncia  el  2  de 
abril,  hasta  el  5,  que,  siendo  su  presencia  urgentemente  recla- 
mada en  la  campaña  por  el  imperio  de  las  circunstancias,  dele- 
gó en  el  coronel  M.  A.  Ferré  el  mando  de  la  provincia  para 
todos  los  asuntos  diarios  y   de  reglamento. 

El  desarrollo  que  tuvieron  los  sucesos  posteriores  a  la  bata- 
lla de  Pago  Largo  no  dieron  entonces  lugar  a  la  delegación. 

Al  general  Ferré  cupo  la  desgracia  de  promulgar  (10  de 
abril)  una  ley  que  puede  decirse  arrant^ida  por  la  fuerza, 
declarando  al  ex  gobernador  Berón  de  Astrala  (cuando  ya  no 


434 


ANTONIO    ZINNY 


existía)  decaído  de  los  honores  con  que  el  congreso  provincial 
había  condecorado  su  persona  a  su  ingreso  al  mando;  y  nulos 
todos  los  actos  ejecutados  por  su  administración,  con  respecto 
a  la  guerra  que  había  emprendido  contra  la  provincia  de  Entre 
Ríos ;  y  muy  especialmente  el  -pacto  de  alianza  que  había  cele- 
brado Berón  con  el  general  Rivera. 

Sin  embargo,  se  salvó  Ferré  de  poner  su  nombre  al  pie  de 
la  humillante  convención  a  que  más  adelante  se  hace  refe- 
rencia, celebrada  en  Curuzú  Cuatiá  a  20  de  abril  (1839)  entre 
el  general  E  chagüe  y  el  congreso  de  la  provincia,  y  ratifica- 
da por  aquél  en  la  costa  del  Mocoretá  en  la  misma  fecha,  y  por 
éste,  seis  días  después.    • 

La  última  disposición  firmada  por  el  gobernador  provi- 
sorio general  Ferré  fué  un  decreto,  de  fecha  9  de  mayo,  po- 
niendo en  posesión  del  mando  de  la  provincia  a  su  hermano 
el  coronel,  que  desde  antes  de  esa  fecha  figuraba  como 
gobernador  delegado.  Estas  son  irregularidades  disculpa- 
bles para  la  época. 

1839.  —  General  Pascual  Echagüe,  uno  de  los  generales 
del  ejército  sostenedor  de  la  independencia  de  la  Confedera- 
ción, dictador  militar,  desde  la  fecha  de  la  victoria  de  Pago 
Largo,  alcanzada  por  aquel  ejército,  el  31  de  marzo  de  1839, 
hasta  el  8  de  mayo. 

Esta  victoria  costó  a  la  provincia  de  Corrientes,  por  tra- 
tado estipulado  en  Curuzú  Cuatiá  el  20  de  abril  de  1839,  con 
el  vencedor,  una  contribución  de  60.000  pesos  fuertes,  80.000 
cabezas  de  ganado  vacuno,  y  50.000  yeguas,  como  indemniza- 
ción de  los  gastos  de  la  guerra.  Este  tratado  fué  modificado  en 
Villa  Nueva  a  9  de  febrero  de  1843. 

El  general  triunfante  se  hizo  dueño  de  todas  las  propie- 
dades correntinas:  dividió  su  territorio.  Celebró  tratados  con 
el  cuerpo  representativo;  exigió  de  pronto  caudales  que  no 
existían,  ni  podían  existir  en  las  cajas  del  Estaao,  porque  el 
comercio,  aliento  vital  de  la  sociedad,  estaba  paralizado  y  ago- 
nizante ;  para  salir  de  tal  conflicto,  fué  necesario  imponer  con- 
tribuciones hasta  en  la  clase  menesterosa. 

Los  horrores  cometidos  en  Corrientes  por  el  vencedor,  no 
presentan  ejemplo  en  la  historia,  la  pluma  se  resiste  al  decir 
que,  prisioneros  rendidos  eran  degollados  por  antojo,  y  pací- 
ficos labradores  quemados  vivos  por  entretenimiento. 

Corrientes  recordaba  el  día  31  de  marzo  de  1839  como  el 
destinado  para  el  colmo  de  sus  desgracias. 

La  historia  de  los  escándalos  y  de  los  crímenes  data  desde 
esa  época  funesta,  como  la  de  la  desmoralización  general. 


I 


UISTOKIA   DE    LOS    GOBEaBNADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS    ARGENTINAS  435 

Al  fin,  el  pueblo  correntino  rompió  las  cadenas  que  lo  li- 
gaban por  medio  de  un  movimiento  que  efectuó  el  6  de  octu- 
bre, en  que,  de  un  sólo  golpe  y  en  todos  los  puntos  de  la  pro- 
vincia, fueron  derrocadas  las  débiles  autoridades  puestas  en 
vigilancia  sobre  él. 

En  esas  mismas  circunstancias,  una  columna  de  argen- 
tinos al  mando  del  general  Lavalle,  que,  rompiendo  las  aguas 
del  Uruguay  había  desembarcado  en  Nancay,  Puerto  de 'Lau- 
da y  Gualeguaychú,  vence  y  triunfa  de  los  agentes  del  Dic- 
tador. El  gobernador  delegado  de  Entre  Ríos,  coronel  Zapa- 
ta, es  completamente  derrotado,  el  22  de  septiembre,  en  el  Ye- 
rna, por  el   general  Lavalle. 

Este,  después  del  triunfo  del  Yeruá,  marcha  a  la  frontera 
de  Corrientes  y  ofrece  sus  servicios  al  gobierno,  surgido  de  la 
revolución  del  6  de  octubre,  para  restablecer  a  la  provincia  en 
el  goce  de  sus  derechos  y  vengar  los  agravios  del  Pago  Largo. 

1839.  —  D.  Manuel  Antonio  Ferré,  correntino,  desde  el 
8  de  mayo  que  sucedió  a  Echagüe,  hasta  el  16  del  mismo  mes 
que  delegó  el  mando  gubernativo  en  Cabral. 

1839.  —  D.  Pedro  Dionisio  Cahral,  correntino,  delegado 
de  Ferré,  desde  el  16  hasta  el  22  de  mayo,  en  que,  por  renun- 
cia de  Ferré,  fué  nombrado  el  mismo  Cabral  interino  y  el  co- 
ronel Romero  en  propiedad. 

1839.  —  Coronel  José  Antonio  Romero,  correntino,  nom- 
brado en  propiedad,  desde  el  22  de  mayo,  en  que  fué  electo 
pero  no  tomó  posesión  del  mando  gubernativo  sino  el  6  de  ju- 
lio, hasta  el  23  del  mismo  mes  que  el  estado  de  conmoción  de 
la  campaña  hizo  urgentemente  necesaria  su  salida,  dejando  de 
delegado  a  don  J.  M.  Vedoya. 

Su  ministro  secretario  fué  don  Justo  Díaz  de  Vivar. 

1839.  —  Z>.  Jumi  Manuel  Vedoya,  delegado  de  Romero, 
desde  el  23  de  julio,  hasta  el  6  de  octubre  que,  habiendo  sido 
la  Legislatura  convocada  extraordinariamente  y  destituido  a 
éste,  a  petición  del  pueblo,  fué  nombrado  el  general  Ferré,  a 
quien  Vedoya  puso  en  posesión  del  gobierno. 

1839.  —  General  Pedro  Ferré,  nombrado  provisorio  des- 
de el  6  de  octubre,  en  que  tomó  posesión  del  mando  guberna- 
tivo, en  consecuencia  de  la  destitución  de  su  predecesor  el  co- 
ronel Romero,  y  electo  en  propiedad  el  25  de  noviembre  de 
1839,  con  facultades  extraordinarias,  para  salvar  la  provincia, 
cuando  ella  sola  hacía  frente  a  todo  el  poder  de  Rosas. 

Ejerció  el  poder  hasta  el  14  de  diciembre  de  1842,  en  que 
fué  derrocado  a  consecuencia  de  la  batalla  del  Arroyo  Gran- 


436  ANTOínO    ZINNY 

de,  que  tuvo  lugar  el  6  de  dicho  mes  dando  el  triunfo  a  las 
armas  federales. 

La  Legislatura  sancionó,  el  10  de  octubre  (1839),  una  ley 
por  la  que  se  anulaban  todas  las  leyes  y  providencias  dadas 
anteriormente  por  condescender  con  el  poder  del  vencedor  del 
Pago  Largo,  que  las  exigía. 

El  12  de  octubre  (1839),  el  gobernador  Ferré  consideró 
necesaria  su  presencia  en  la  campaña,  delegando  el  mando  en 
el  coronel  Ferré. 

Desde  la  Villa  de  Goya,  San  Eoque,  etc.,  el  gobernador 
propietario  dictaba  disposiciones  con  prescindencia  del  dele- 
gado; entre  otras  un  decreto  (31  de  octubre)  ordenando  al 
ejército  de  la  provincia  el  uso  de  la  divisa  bicolor  con  que  se 
presentara  en  Corrientes  la  Legión  Argentina  Libertadora  y 
derogando  por  consiguiente  el  de  22  de  febrero  de  1837,  que 
obligaba  el  uso  de  la  divisa  punzó  con  la  inscripción  Fede- 
ración o  Muerte. 

Otro,  dividiendo  el  despacho  de  gobierno  en  dos  mesas, 
una  para  el  ramo  de  hacienda  y  relaciones  exteriores,  y  otra 
para  el  de  guerra  y  gobierno,  y  nombrando  para  desempeñar 
ambos  ramos  a  don  Manuel  Leiva. 

El  1.°  de  enero  de  1840,  el  gobernador  Ferré,  desde  Vi- 
lla de  San  Roque,  declaró  la  guerra  al  dictador  Rosas  y  sólo 
a  éste,  pero  de  ningún  modo  a  los  demás  pueblos  y  ciudadanos 
de  la  república,  organizando  un  ejército  que  fué  confiado  al 
general  Lavalle,  y  del  que  sólo  regresaron  algunos  restos  un 
año  después,  a  través  del  Chaco,  al  mando  del  coronel  Salas. 

Vamos  a  dar  una  relación  de  los  sucesos  que  tuvieron  lu- 
gar durante  la  administración  Ferré  hasta  diciembre  de  1840, 
habiendo  sido  sus  ministros  el  antes  citado  Leyva  o  Leiva  y 
don  José  Manuel  Isasa. 

En  el  corto  período  de  4  meses,  después  del  pronuncia- 
miento del  6  de  octubre  de  1839,  se  organizó  un  ejército  fuer- 
te en  su  número  que  garantía  los  derechos  de  la  provincia  y 
daba  todas  las  probabilidades  de  triunfar  de  los  enemigos,  como 
lo  aseguró  su  general  en  jefe,  Lavalle,  con  motivo  de  la  inva- 
sión del  gobernador  de  Santa  Fe,  don  Juan  Pablo  López,  que 
huyó  aterrado  de  su  actitud  guerrera. 

A  pesar  de  una  seca  extraordinaria  que  en  lo  más  fuer- 
te de  los  calores  dificultaba  aglomerar  los  elementos  de  mo- 
vilidad para  la  tropa;  de  lo  completamente  destruidas  que  es- 
taban las  caballadas  reunidas  en  el  ejército,  por  las  marchas 
y  contramarchas,  que  se  habían  hecho  durante  la  invasión  del 
expresado  gobernador  López;  a  pesar  de  todo  eso,  nada  faltó 


-HISTOBIA    DE    LOS    GOBKRNADOBES    DE    lAS    PBOVINCIAS    ABGENTINAS  437 

para  equipar  4.000  soldados  que  era  el  total  del  ejército  li- 
bertador, abriendo  su  campaña  sobre  Entre  Ríos  el  27  de  fe- 
brero de  1840,  y  llevando  todos  los  elementos  necesarios  para 
terminarla  con  suceso.  Responden  de  esta  verdad  sus  triunfos 
hasta  los  suburbios  de  la  capital  de  Entre  Ríos. 

Cuando  el  ejército  libertador  estaba  para  marchar  al  te- 
rritorio enemigo  (1),  el  general  Lavalle  meditó  y  comunicó  al 
gobernador  Ferré,  con  grandes  recomendaciones,  una  empresa 
que  debía  mandar  y  dirigir  por  el  Chaco  sobre  Santa  Fe,  el 
coronel  Mariano  Vera,  interesándose  en  que  se  le  auxiliase 
con  una  fuerza  de  indios,  que  debería  incorporarse  a  la  del 
ejército  que  el  gobierno  de  Corrientes  pondría  a  las  órdenes 
del  citado  coronel  Vera.  El  gobernador  Ferré  proporcionó  al 
jefe  empresario  los  elementos  que  pudo,  autorizándolo  para 
verificarla  y  para  que  buscase  hombres,  que  voluntariamente 
quisieran  seguirlo,  habiéndose  negado,  desde  el  principio  a 
librar  órdenes  para  engrosar  la  expedición  con  los  hijos  de 
la  provincia.  Organizada  así  la  fuerza,  pasó  el  Paraná  y  con- 
tinuó sus  operaciones  que  dieron  un  lamentable  resultado  — 
el  completo  descalabro  de  la  empresa  y  la  desgraciada  muer- 
te de  su  jefe.  ii^si^i 

Como  toda  la  fuerza  que  estaba  a  las  órdenes  del  gene- 
ral Lavalle  debía  marchar  al  territorio  enemigo.  Ferré  organizó 
una  división  al  mando  del  general  Vicente  Ramírez,  compuesta 
de  600  hombres,  para  que  guarneciese  la  frontera  de  Corrien- 
tes por  la  parte  del  Guayquiraró,  que  estaba  desamparado. 
Esta  fuerza  fué  puesta  también  a  las  órdenes  del  general  Lava- 
lle, quien  no  la  consideró  necesaria,  pero  se  conservó  llenando 
su  primer  objeto  con  el  nombre  de  cuerpo  de  reserva. 

Sin  embargo,  los  recursos  de  la  provincia,  por  más  garan- 
tías que  ofrecieran  los  esfuerzos  de  sus  compatriotas,  no  eran 
suficientes  para  tan  ardua  y  difícil  empresa,  aún  con  los  legio- 
narios de  Martín  García,  que  generosamente  prometieron  el 
sacrificio  de  su  sangre.  Así,  para  asegurar  el  término  de  una 
lucha,  de  que  dependía  la  suerte  de  la  república,  el  gobernador 
Ferré  buscó  cooperación  y  auxilios  fuera  de  la  provincia.  En- 
contró lo  uno  y  lo  otro  en  los  agentes  de  la  Francia,  quienes 
levantaron  inmediatamente  el  bloqueo  de  los  puertos  de  la 


(1)  Al  marchar  de  Corrientes  el  primer  ejército  libertador,  el  pene- 
ral  Lavalle  dio  la  siguiente  "Orden  general :  El  general  en  jefe  del  ejér- 
cito libertador,  a  nombre  del  gobierno  legal  de  la  provincia  de  Buenos 
Aires,  que  suceda  al  del  tirano  Rosas,  acuerda  a  todos  los  individuos  que 
asistieron  a  la  victoria  del  Yerúa  (22  de  septiembre  de  1839),  como  una 
recompensa  nacional  el  distintivo  de  un  lazo  de  los  colores  nacionales, 
que  deben  llevar  en  el  antebrazo  izquierdo.  —  Lavalle." 


438  AXTOXIO    ZI>*XY 

provincia,  dieron  protección  al  comercio  y  auxiliaron  genero- 
samente al  ejército  libertador. 

El  gobierno  oriental  ofreció  sus  recursos  y  sus  soldados, 
para  secundar  la  guerra  que  Corrientes  había  declarado  al  Dic- 
tador de  Buenos  Aires  y  sus  sostenedores,  con  fecha  1."  de 
enero  de   1840. 

Con  los  auxilios  de  la  Francia  y  la  protección  de  su  escua- 
dra, que  surcaba  el  Paraná,  el  ejército  libertador  marchó  sobre 
Entre  Ríos,  sin  haber  aún  recibido  los  que  había  de  franquear 
el  Estado  Oriental  del  Uruguay. 

Con  anticipación,  el  gobernador  Ferré  había  buscado  la 
amistad  de  los  republicanos  ríograndenses,  quienes  hicieron  el 
ofrecimiento  de  algunos  elementos  de  guerra,  cuyo  recibo  se 
frustró  por  un  acto  impolítico  del  general  Lavalle,  que  Ferré 
tuvo  que  prudenciar,  a  fin  de  que  no  tuviese  los  resultados  fu- 
nestos que  pudo  haber  ocasionado  en  aquellas  circunstancias. 

Luego  que  se  vio  desembarazado.  Ferré  dirigió  sus  comu- 
nicaciones a  los  gobiernos  áel  interior  de  la  República,  por  la 
vía  del  Chaco,  excitándolos  a  seguir  la  marcha  y  la  políti- 
ca que  Corrientes  sostenía;  instruyéndose  de  ella  y  de  su  po- 
sición militar. 

El  Presidente  del  Estado  Oriental,  general  Rivera,  man- 
dó un  enriado  suficientemente  autorizado,  para  acordar  el 
modo  cómo  debía  hacerse  la  guerra,  prometiendo  secundar  la 
empresa  marchando  en  persona  a  la  cabeza  de  su  ejército,  so- 
correr y  completar  el  equipo  del  ejército  libertador  y  hacer 
todos  los  gastos  que  demandase  la  guerra. 

Por  esa  negociación,  dos  o  tres  mil  soldados  que  acaba- 
ban de  triunfar  en  Cagancha,  sobre  Echagüe,  y  grandes  re- 
cursos que  necesariamente  debían  negociarse  del  extranjero, 
porque  eran  indispensables  y  se  carecía  de  ellos,  iban  a  au- 
mentar el  poder  del  ejército  libertador.  Y  no  obstante,  el  ge- 
neral Lavalle,  influenciado  por  algunos  genios  imprevisores, 
inquietos  y  aspirantes,  que  nunca  faltaron  durante  aquella 
desgraciada  época  de  luto  y  de  sangre,  desaprobó  la  negocia- 
ción clasificándola  de  contraria  al  honor  nacional.  El  general 
Lavalle  confiaba  demasiado  en  su  patriotismo,  y  no  medía  la 
magnitud  de  la  empresa  de  derrocar  la  tiranía,  error  que  costó 
el  afianzamiento  de  ésta  por  otros  once  años  más,  con  su  largo 
séquito  de  víctimas  y  de  desgracias. 

Más  que  honor  nacional,  fué  una  cuestión  de  competen- 
cia entre  los  generales  Lavalle  y  Rivera,  a  que  se  agregó  la 
llegada  del  general  Paz  al  ejército,  llamado  por  el  gobernador 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERXADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  439 

Ferré,  desde  la  Colonia,  donde  se  hallaba,  después  de  su  eva- 
sión del  poder  de  Eosas. 

La  conducta  del  general  Lavalle,  en  esta  emergencia,  liizo 
cambiar  enteramente  la  política  del  gobierno  oriental,  cuya 
cooperación  habría  dado  a  la  cruzada  libertadora  un  resultado 
bien   distinto  del  que  desgraciadamente  se  experimentara. 

Esperando  el  pue])lo  correntino  recibir  el  premio  de  tan- 
tos sacrificios,  vidas  y  sangre,  en  la  noche  del  3  de  agosto  de 
1840,  se  presentó  al  gobernador  Ferré  en  la  capital  dé  Co- 
rrientes, el  general  Vicente  Ramírez,  enviado  por  el  general 
Lavalle.  Conducía  comunicaciones  de  éste,  en  que,  dando  par- 
te de  la  acción  del  16  de  julio  en  las  puntas  del  Sauce  Grande 
y  ponderando  la  heroicidad  que  en  ésta,  como  en  las  anteriores 
del  paso  de  la  Laguna  y  la  de  Don  Cristóbal,  habían  desple- 
gado los  soldados  de  la  provincia,  pedía  nuevos  auxilios,  que 
el  general  Ramírez  debía  conducir  por  el  Mocoretá ;  m.as  éste 
■^^  Tü'smo  tiempo  informó  al  g3bernadr>r  "R^erré  qu"  el  «r^'^eral 
Lavalle,  bajo  un  plan  premeditado  había  hecho  sacrificar  las 
víctimas  que  perecieron  en  el  Sauce,  y  que  luego,  suponién- 
dose derrotado,  dejó  al  enemigo  dueño  del  campo  y  de  toda  la 
pro^áncia  de  Entre  Ríos,  que,  con  poca  excepción,  reposaba 
bajo  la  garantía  del  ejército,  después  de  haberse  adherido  a 
los  libertadores,  y  se  había  lanzado  con  el  mismo  ejército  a 
este  lado  del  Paraná. 

En  vista  de  esto,  el  gobernador  Ferré  expidió  una  pro- 
clama el  4  de  agosto  (1840),  declarando  al  general  Lavalle 
desertor  de  la  provincia. 

En  ese  mismo  día  (4  de  agosto)  el  gobernador  Ferré  prin- 
cipió a  tomar  medidas  de  defensa  y  de  seguridad,  pues  era 
de  esperarse  que  EchagüS,  dueño  de  la  provincia  que  mandaba, 
invadiese  a  Corrientes,  foco  del  poder  de  los  libertadores. 

Con  el  fin  de  dar  impulso  a  las  órdenes  libradas  para  la 
reunión  de  las  milicias  y  reanimar  a  los  habitantes  de  la  cam- 
paña. Ferré  marchó  en  persona  el  6  del  mismo  agosto  y  dis- 
puso que  el  general  Paz,  que  acababa  de  llegar  a  la  provincia 
con  algunos  jefes  y  oficiales  del  ejército  libertador,  tomase  la 
dirección  que  llevaba  el  mismo  Ferré.  El  9  se  incorporó  éste  a 
Paz,  quien  puso  en  sus  manos  una  comunicación  del  general 
Lavalle,  en  que,  deplorando  la  situación  del  ejército,  abasaba 
a  Ferré  su  pasaje  a  este  lado  del  Paraná,  porque  su  posición, 
su  conciencia,  su  honor  y  las  luces  de  sus  compatriotas,  que 
lo  rodeaban,  así  se  lo  habían  aconsejado  para  salvar  el  ejército 
y  la  revolución;  asegurando  que  Echagüe  se  hallaba  en  la 
absoluta  imposibilidad  de  invadir  a  Corrientes  en  mucho  tiempo. 


440  ANTONIO    ZINNY 

Dos  días  antes  (7  de  agosto)  de  incorporarse  Ferré  a 
Paz,  había  recibido  aviso  de  la  invasión  de  Bailón  Cabral  por 
el  Guayquiraró  y  en  seguida  la  del  indio  Tacuabé  por  q1 
Mocoretá. 

El  10  (agosto)  hizo  el  nombramiento  del  general  Paz  ele- 
vado después  a  brigadier  de  la  pro^dncia,  encargándole  del 
mando  del  ejército  que  iba  a  formarse,  siendo  éste  el  plantel  del 
ejército  y  su  primer  soldado,  pues  aún  no  habían  concurrido 
los  contingentes  de  los  departamentos. 

Cabral  no  pasó  del  Sauce,  y  Tacuabé  (muerto  después  en 
Caaguazú)  que,  más  atrevido,  avanzó  hasta  la  Cruz,  fué  com- 
pletamente deshecho  y  arrojado  en  dispersión  fuera  del  terri- 
torio, con  gran  pérdida  de  los  que  lo  habían  acompañado. 

Habiendo  recibido  comunicaciones  del  gobierno  de  Tucu- 
mán  instruyendo  de  la  sanción  de  7  de  abril  (1840),  en  que  se 
separaba  de  la  política  del  gobernador  de  Buenos  Aires,  reti- 
rándole la  autorización  para  entretener  las  relaciones  exterio- 
res y  uniformando  su  pronunciamiento  al  de  Corrientes,  el  go- 
bernador Ferré  mandó  una  persona  de  confianza  por  la  vía 
del  Chaco  hasta  Salta,  con  correspondencia  para  su  gobierno, 
cuyo  pronunciamiento  por  la  misma  causa  de  la  libertad  era 
ya  conocido,  para  el  de  Tacumán  y  demás  provincias  de  la 
Eepública. 

En  el  mismo  año  1840,  el  congreso  general  de  la  provincia 
sancionó  (16  de  diciembre)  una  ley  constitucional  disponien- 
do que  la  provincia  de  Corrientes  no  podría  ser  el  patrimonio 
de  ninguna  persona  o  familia ;  ni  gobernada  por  ninguna  per- 
sona o  corporación  con  "facultades  extraordinarias  y  suma 
del  poder  público". 

Otra  (17  de  diciembre)  asignando  al  general  en  jefe,  don 
Juan  Lavalle,  jefes  y  oficiales  del  ejército  libertador  100  le- 
guas cuadradas  del  territorio  en  la  parte  austral  del  río  Ber- 
mejo, en  10  leguas  de  frente  y  10  le  fondo,  desde  dos  leguas 
de  sn  confluencia  con  el  río  Paraguay. 

Ese  territorio  había  de  ser  distriibuído  por  el  general  en 
jefe  del  expresado  ejército  a  los  jefes  y  oficiales  que  se  hubie- 
sen distinguido  por  sus  servicios  en  la  lucha  contra  el  tirano 
de  la  República;  reservándose  el  general  Lavalle  para  su  pro- 
piedad 10  leguas  a  su  elección. 

Igual  área  de  terreno  sobre  el  mismo  frente  y  fondo,  a  me- 
dir, desde  el  límite  de  la  donación,  fué  asignada  al  gobernador 
Ferré,  general  Lavalle,  jefes  y  oficiales  que  hubiesen  merecido 
distinción  por  su  valor  y  servicio  en  aque^lla  guerra;  asignán- 
dose en  propiedad,  al  gobernador  Ferré,  10  leguas  cuadradas 


I 


HISTORIA     DE   LOg    GOBERNADOÉES    DB    LAS    PROVIIÍCJXAS    ABQENTINAS  44 1 

de  dicho  territorio,  a  su  elección ;  igual  área  al  general  en  jefe 
del  ejército  de  reserva  brigadier  don  José  María  Paz. 

Y  otra  (17  de  diciembre)  sobre  que  las  causas  civiles  y  cri- 
minales habían  de  ser  juzgadas  por  el  poder  judiciario,  etc. 

En  1841,  el  gobernador  Ferré  ratificó  (23  de  agosto)  el 
tratado  de  amistad,  comercio  y  navegación,  celebrado  con  el 
gobierno  de  la  República  del  Paraguay,  en  la  capital  de  la 
Asunción,  el  31  de  julio  (1841),  así  como  el  tratado  provisorio 
sobre  límites. 

Cuando  E chagüe  invadió  la  provincia  (en  septiembre)  el 
congreso  de  Corrientes  dictó  una  ley  (1.°  de  octubre)  sujetando 
al  enrolamiento  en  los  cuerpos  cívicos  de  la  misma  los  extran- 
jeros residentes  en  su  territorio,  durante  la  invasión  del  ene- 
migo, que  no  respetaba  las  fortunas  ni  las  vidas  de  los  pacíficos 
habitantes;  y  hasta  las  matronas  correntinas  dirigieron  una 
exhortación  al  Batallón  Cívico  del  Orden  que  marchó  el  15  a 
engrosar  las  filas  del  ejército  de  reserva,  aJ  mando  de  don 
Miguel  Virasoro,  a  que  vengasen  la  sangre  de  sus  hermanos  de- 
rramada en  Pago  Largo  (31  de  marzo  de  1839),  después  de  ren- 
didas por  los  generales  E chagüe,  Urquiza  y  Servando  Gómez. 

Con  el  objeto  de  derrocar  al  dictador  Rosas,  se  ajustó  en  la 
Villa  de  Saladas  a  ^  de  noviembre  entre  el  gobernador  de  San- 
ta Fe,  general  Juan  Pablo  López,  representado  por  el  co- 
ronel José  Ramón  Ruiz  Moreno,  su  enviado  extraordinario,  y 
el  doctor  Santiago  Derqui,  comisionado  especial  del  de  la  pro- 
vincia de  Corrientes. 

En  1841,  el  gobernador  Ferré  organizó  un  nuevo  ejército 
que  puso  bajo  la  dirección  del  general  José  María  Paz,  con  el 
que  éste  invadió  la  provincia  de  Entre  Ríos,  después  de  haber 
alcanzado  una  insigne  victoria  en  Caaguazú  el  28  de  noviem- 
bre, sobre  el  del  general  Echagüe,  que  fué  completamente  de- 
rrotado, con  pérdida  de  muchos  hombres  muertos,  más  de  700 
prisioneros,  más  de  40  jefes  y  oficiales  y  el  ministro  de  Echa- 
güe, Benítez,  con  su  archivo,  etc.  Ese  mismo  ejército,  victo- 
rioso entonces,  puesto  después  a  las  órdenes  del  general  Fruc- 
tuoso Rivera,  fué  a  su  vez  derrotado  en  el  Arroyo  Grande,  el 
6  de  diciembre  de  1842. 

Apenas  llegó  a  Corrientes  la  noticia  de  tan  doloroso  desas- 
tre. Ferré  sacó  hacia  las  Lomas  el  batallón  Guardia  Republi- 
cana, hasta  que  en  la  mañana  del  14  de  diciembre,  consiguió 
embarcarse,  acompañado  de  don  Fermín  Pampin,  doctor  Juan 
José  Alsina,  comandante  Miguel  Virasoro,  Santiago  Méndez 
Joaquín  y  Nepomuceno  Goitía. 

Después  de  una  larga  serie  de  infortunios  y  de  sucesos  los 


442  A:!íTO>ao  zi>->-y 

más  desgraciados,  sin  que  se  hubiesen  podido  epatar  por  el  ge- 
nio más  previsor,  pues  no  estaban  en  las  cosas  sino  en  los 
hombres,  ios  que,  fatigados  o  corrompidos  no  cumplían  con  su 
deber.  Por  otra  parte,  la  falta  de  elementos  por  la  pobreza  de 
las  provincias,  sobre  todo  la  imposibilidad  de  poder  crear  in- 
fantería hizo  que  el  ejército  libertador  no  hubiese  podido  ven- 
cer a  los  del  dictador  al  mando  de  Oribe,  Pacheco,  Aldao,  etc. 
Los  individuos  pertenecientes  a  la  provincia  de  Corrientes,  que, 
después  de  la  batalla  dei  Rodeo  del  Aledio,  lograron  pasar  la 
Cordillera  de  los  Andes,  desde  Valparaíso  se  dirigieron,  con 
fecha  30  de  noviembre  (1841),  al  gobernador  Ferré,  ofrecien- 
do prestar  de  nuevo  sus  servicios  a  su  patria  contra  la  tiranía, 
si  se  les  proporcionaba  los  medios  para  trasladarse  a  su  pro- 
vincia natal.  Al  efecto,  comisionaron  al  coronel  Baltar,  para 
que  informase  a  Ferré  de  todo  cuanto  había  sucedido.  El  nú- 
mero de  los  indi^-iduos,  a  que  se  hace .  referencia,  eran  62,  a 
saber:  coronel  José  Domingo  Avalos,  capitán  Ramón  Fernán- 
dez; tenientes:  Juan  Xúñez,  Daniel  López  y  José  Bernardo 
Acuña ;  alféreces :  Carmen  Barrios,  Cosme  Damián  Encina, 
Paulino  Duarte,  Manuel  Benítez,  Juan  Antonio  Alfonso  y  Ci- 
rilo Núñez ;  7  sargentos,  8  cabos  y  36  soldados. 

1839.  —  Coronel  Manuel  Antonio  Ferré,  delegado  del  ge- 
neral Ferré,  su  hermano,  la  primera  vez  desde  el  12  de  octubre 
(1839),  durante  la  permanencia  del  propietario  en  campaña, 
ocupado  en  la  organización  del  ejército  libertador,  contra  la 
dictadura  de  Rosas;  la  segunda  en  mayo  de  1840,  durante  la 
visita  del  propietario  a  los  departamentos  de  campaña,  como 
lo  establece  la  carta  constitucional;  la  tercera,  desde  junio 
hasta  septiembre  de  1841,  en  la  ausencia  del  propietario  de  la 
capital  para  la  organización  del  ejército  que  puso  al  mando 
del  general  J.  M.  Paz,  y  la  cuarta  desde  el  26  de  febrero  hasta 
el  31  de  marzo  de  1842,  mientras  se  organizaban  los  ejércitos 
destinados  a  libertar  el  país  de  la  tiranía,  que,  lejos  de  propen- 
der a  su  desaparición,  la  afianzaban  cada  vez  más,  no  por 
falta  de  patriotismo  y  valor,  que  sobraban,  sino  siempre  por 
falta  de  armonía  y  unidad  de  acción,  y  por  la  anarquía  y  espí- 
ritu de  emulación  que  existía  en  los  mismos  jefes  entre  sí. 

1842.  —  D.  Pedro  Dionisio  Cabral,  electa  el  14  de  diciem- 
bre, en  consecuencia  del  triunfo  del  Arroyo  Grande  para  las 
armas  federales,  y  rivaiidada  su  autoridad  por  la  Legislatura 
el  15  de  marzo,  hasta  el  11  de  abril  de  1843,  que  huyó  abando- 
nando su  puesto,  por  temor  de  un  amago  de  reacción,  como  en 
efecto  tuvo  lugar  dos  días  después  (13  de  abril),  encabezado 


KISTOEIA    r,E    LOS    GOBEBA" ADOBES    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGEílTINAS /^  ¿ 

por  el  coronel  José  Antonio  Virasoro  (asesinado  en  1859,  es- 
tando de  gobernador  de  San  Juan). 

Una  de  las  primeras  disposiciones  del  gobernador  Cabral 
fué  expedir  un  decreto  declarando  reos  de  alta  traición  a  la 
patria  y,  como  tales,  fuera  de  la  ley  al  general  Ferré,  etc. 

El  tratado  estipulado,  el  20  de  abril  de  1839,  en  consecuen- 
cia del  sangriento  triunfo  de  Pago  Largo,  por  las  armas  pseu- 
do-federales  (31  de  marzo  del  citado  año),  fué  (9  de  febrero 
de  1843)  modificando  así:  el  gobierno  de  Corrientes  había  de 
entregar  al  de  Entre  Ríos  300.000  cabezas  de  ganado  vacuno 
de  marca  y  20.000  yeguarizos,  renunciando  este  último  a  los 
30.000  pesos  plata,  80.000  reses  vacunas  y  50.000  yeguarizos 
que  por  dicho  tratado  se  comprometió  entregar.  Se  convino 
igualmente  que  los  límites  de  ambas  provincias  serían  hasta  un 
nuevo  arreglo,  los  ríos  Guayquiraró  y  Mocoretá,  tirando  una 
línea  desde  las  puntas  del  1.°  hasta  las  del  2.",  y  que  el  territo- 
rio de  Misiones  había  de  tener  en  el  Congreso  de  Corrientes 
dos  diputados  y  seguir  a  cargo  del  gobierno  de  la  provincia, 
hasta  que,  reunida  la  Representación  nacional  de  la  Confede- 
ración, se  discutieran  los  derechos  que  los  misioneros  tuvie- 
sen, o  antes  si  su  población  fuese  suficiente  para  su  existencia, 
como  provincia. 

He  aquí  cómo  el  obispo  diocesano  doctor  don  Mariano  Me- 
drano  felicitó  al  gobernador  Cabral,  al  tener  noticia  de  su 
elevación : 

¡VIVA  LA  CONFEDERACIÓN  ARGENTINA! 

El  Obispo  Diocesano 

Buenos  Aires,  febrero  14  de  1843.  Año   34  de  la  Libertad,   28  de   la  Inde- 
pendencia y  14  de  la  Confederación   Argentina. 

Al  Excmo.  Señor  Gobernador  y  Capitán  General  de  la  Provin- 
cia de  Corrientes,  don  Pedro  Dionisio  Cabral. 

"Bxemo.  señor, 

"Cuando  en  el  retiro  de  nuestra  habitación  lamentábamos 
el  triste  estado  de  esa  provincia,  a  que  la  había  reducido  el 
refractario  y  desnaturalizado  jefe  (Ferré)  que  había  usurpado 
el  gobierno,  tuvimos  el  mayor  contento  al  saber  que,  por  una 
aclamación  general  había  sido  V.  E.  elegido  para  ocupar  legí- 
timamente la  primera  magistratura;  y  esto  de  un  modo  ines- 
perado por  el  tiempo  y  por  las  circunstancias :  todo  manifiesta 


444  ANTOIÍIO   ZINNY 

haber  sido  esta  obra  privativa  del  cielo;  y  es  por  esto  que  nos 
apresuramos  a  felicitar  a  V.  E.  por  tan  feliz  acontecimiento; 
pues  que  con  este  próspero  acaso,  la  justa  causa  de  la  Confede- 
ración Argentina  rabrá  concluido  con  mayor  brevedad  lo  que 
tanto  ha  deseado,  volviendo  sus  hijos  a  ocupar  sus  hogares  y 
bendecir  a  Dios  de  haberlos  librado  de  derramar  su  sangre  a 
que  estaban  dispuestos  para  poner  a  su  patria  en  la  libertad 
que  con  tan  justos  derechos  reclama. 

"Nosotros  no  dejaremos  de  importunar  al  cielo  con  nues- 
tros votos  a  favor  de  V.  E.  lo  mismo  que  de  toda  esa  provin- 
cia a  quien  siempre  hemos  mirado  con  particular  predilección. 

"Dios  guarde  a  V.  E.  muchos  años. 

Mariano,  Obispo." 

Por  la  lectura  del  documento  que  antecede,  se  verá  que  el 
Prelado  de  Buenos  Aires,  separándose  de  la  dedicación  religio- 
sa y  de  la  abnegación  del  mundo,  tan  propios  de  su  carácter  y 
de  su  misión,  sacrificaba  sus  más  sagradas  obligaciones. 

Por  ley  de  17  de  marzo  de  1843,  don  Pedro  D.  Cabral  fué 
investido  con  las  facultades  extraordinarias,  para  que  pudiese 
arrancar  de  raíz  todo  germen  de  la  influencia  del  partido  li- 
beral y  estrechar  los  vínculos  de  fraternidad  con  todas  las  pro- 
vincias de  la  Confederación.  Y  el  20  el  gobernador  Cabral,  de 
acuerdo  con  la  referida  ley,  expidió  un  decreto  declarando  al 
general  Ferré,  a  su  partido  y  a  todos  los  que  fugaron  de  la 
provincia,  traidores  y  como  tales  fuera  de  la  ley,  y  mandando 
confiscar  sus  propiedades,  para  compensar  algún  tanto  la  enor- 
me deuda  en  que  habían  recargado  al  país. 

Consecuente  con  el  sistema  político  de  la  época,  el  goberna- 
dor Cabral,  todo  lo  federalizaha:  a  los  escuadrones  de  Lomas 
dio  la  denominación  de  Restauradores  de  la  Federación,  al 
cuerpo  de  vigilantes,  Columna  Federal  y  al  Batallón  Guardia 
Kepublicana,  Guardia  Cívica  Federal;  expidió  un  decreto  (4 
de  enero  de  1843)  mandando  usar  la  divisa  colorada  con  lema 
federal,  que  había  sido  abolida  por  Ferré  en  31  de  octubre 
de  1839;  otro  (8  de  enero)  mandando  embargar  los  bienes  de 
los  individuos  que  salieron  de  la  provincia,  sin  especial  per- 
miso del  gobierno. 

El  pronunciamiento  de  Corrientes  por  la  federación  no  es- 
taba afianzado,  a  pesar  del  triunfo  del  Arroyo  Grande,  por  lo 
que  el  general  Oribe  despachó  una  columna  de  3.000  hombres 
a  las  órdenes  del  general  Urquiza,  para  operar  de  acuerdo  con 
el  gobernador  Cabral  y  prestarle  la  protección  que  fuese  nece- 


HISTOBIA    DE    LOS    G0BEK::íAD0EE3    DE    LAS    PEOVINCL^S     ARGENTINAS  445 

Baria.  Urquiza  fijó  su  cuartel  general  en  Villanueva  el  8  de 
enero,  cuya  nueva  fué  federalmente  recibida  en  la  capital,  ador- 
nada de  banderas  federales,  músicas  por  los  calles,  salvas,  re- 
piques, vivas  a  la  Confederación,  al  Restaurador  de  las  leyes, 
a  Oribe,  a  Urquiza,  al  gobernador  Cabral  y  a  todos  los  pseudo 
federales;  y  anatemas  de  muerte  a  los  generales  Rivera  y  Paz 
y  a  todos  los  antirosistas. 

El  14  de  enero  (1843)  salió  de  la  capital  el  gobernador  Ca- 
bral a  muy  corta  distancia  de  la  campaña,  con  dirección  al 
cuartel  general  de  Urquiza,  para  celebrar  con  éste  una  entre- 
vista, arengar  a  los  escuadrones  Restauradores  de  la  Federa- 
ción y  disolverlos;  y,  habiendo  regresado  el  20,  reasumió  el 
mando.  El  mismo  día  nombró  a  don  Justo  Díaz  de  Vivar  mi- 
nistro de  guerra  y  relaciones  exteriores  y  a  don  Teodoro  Gauna 
de  gobierno  y  hacienda. 

El  gobernador  Cabral,  al  sólo  amago  de  la  reacción  que 
tuvo  lugar  el  13  de  abril,  fugó  dos  días  antes,  dejando  la  ciudad 
en  acefalía  de  gobierno.  En  su  consecuencia,  fué  nombrado  don 
Juan  Baltasar  Acosta. 

1843.  —  D.  Justo  Díaz  de  Vivar,  correntino,  ministro,  de- 
legado de  Cabral,  desde  el  14  hasta  el  20  de  enero,  qua  auró  la 
e ucencia  de  éste  en  la  campaña. 

1843.  —  D.  Juan  Baltasar  Acosta,  electo  gobernador  pro- 
viacrio,  por  la  fuga  de  Cabral  dejando  el  gobierno  en  acefalía, 
desde  el  13  de  abril  hasta  el  1.°  de  agosto,  que  fué  derrocado 
por  el  coronel  Joaquín  Madariaga,  quien  clasificó  de  ilegal  la 
elección  de  Acosta. 

Al  fugar  Cabral,  el  congreso  de  la  provincia  creyó  que  el 
gobernador  Acosta  podría,  si  no  contener  el  furor  de  los  ene- 
migos, al  menos  los  desafueros  consiguientes  a  un  pueblo  acé- 
falo. Su  elección,  pues,  de  gobernador,  fué  oportuna  en  aque- 
llos momentos.  La  elevada  misión  del  coronel  Joaquín  Mada- 
riaga era  salvar  la  patria ;  la  del  gobernador  Acosta  custodiarla 
momentáneamente.  Con  la  repulsa  de  Madariaga  a  la  proclama 
de  Acosta  de  13  de  abril  quedó  terminado  su  gobierno. 

Hé  aquí  la  lista  de  los  individuos  que  pasaron  el  Uru- 
guay el  10  de  marzo  de  1843,  con  el  objeto  de  convulsionar 
algunos  departamentos  fronterizos  de  la  provincia,  como  lo 
verificaron : 

Mayor  Andrés  Ricarde 

Capitán  Manuel  A.  Acosta 

Soldados  Silvestre  Ricarde 

„  "  Sinforoso   Caballero 

"  Pascual  Bermúdez 


446 


ANTONIO   ZINNY 


Lista  nominal  de  los  jefes,  oficiales  y  tropa,  que  el  31  de 
marzo  Se  1843,  se  lanzaron  del  Estado  brasileño  limítrofe, 
a  libertar  su  patria  de  los  degüellos  que  en  esta  se  practica- 
ban, bajo  la  influencia  del  tirano  de  la  república. 

Comandante  en  jefe  de  la  división,  teniente  coronel  Joa- 
quín Madariaga. 


Tenientes  coroneles 


Mayor  . 

Capitán  Comandante 

de  Guías 
Capitanes 


Juan  Madariaga  (1) 
Bernardino  López 
Martín  Tejerina 
Plácido  López 


Juan  Gregorio  Acuña 

Zenón  Pérez 

Juan  José  Méndez 

Antonio  Madariaga 

Mercedes  Careaga 

Victoriano  Alemí 

Cecilio  Carreras 

José  Valle  jos 
Tenientes  Manuel  Vallejos 

,,  Juan  Pedro  Báez 

„  José  León  López 

„  '       Justo  Segovia 

„  Agustín  Maidana 

„  Marcelino  Bejarano 

„  Isidro  Eíos 

Alféreces  Juan  Chamorro 

„  Valentín  Romero 

„  Juan  Montenegro         (Falleció  de 

enfermedad)   y  12  sargentos,  1  sargento  trompa,  2  trompas, 

9  cabos  y  57  soldados. 

Lista  de  los  individuos,  a  quienes  el  mal  tiempo,  que 
reinó  en  el  Uruguay  el  31  de  marzo  de  1843,  impidió  venir 
con  los  que  ese  día  pasaron  a  libertar  su  patria;  pero  que 

10  efectuaron  el  2  de  abril  del  mismo  año  cuando  se  serenó 
aquel  río: 


Alférez 

Cabo 

Soldados 


Manuel  Eojas 
Teodoro  Portillo 
Sinforiano  López 


( i  >  Llegó  a  ser  general  y  después  de  varios  servicios  que  prestara 
a  la  causa  de  la  libertad  contra  el  despotismo,  fijó  su  residencia  en  Bue- 
nos Aires,  habiendo  fallecido  repentinamente  en  el  pueblo  de  San  Justo 
en  la  noche  del   19   al   20   de  junio   de  1879. 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEEXADORES  DE  LAS  PE0\7XCIAS  AKGSXTIXAS  447 

SoiMadofí  Juan  Frías 

„  Juan  Rojas 

„  Jacinto  Benítez. 

Después  de  ía  batalla  de  Vences,  el  pueblo  situado  en  la 
Barra  de  Tatay,  sobre  el  Uruguay,  (*\iyo  nombre  era,  como  lo 
es  lioy,  Paso  de  los  Libres,  en  conmemoración  de  los  108  pa- 
triotas liberales  que  acompañaron  a  los  Madariaga,  fué  por 
un  decreto  de  don  Benjamín  Virasoro,  fecha  27  de  enero  de 
1848,  cambiado  por  el  de  Restauración,  con  prohibición  de 
poblarse  en  todo  aquel  distrito  ninguno  de  los  referidos  108 
patriotas,  y  con  la  orden  de  fijarse  un  poste  infame  en  el  pun- 
to por  donde  éstos  pasaron,  con  la  inscripción  siguiente:  En 
1843  Joaquín  Madariaga,  caudillo  de  ladrones,  traicionó  a  la 
patria  y  la  hundió  en  todos  los  horrores  de  la  anarquía. 

Por  ley  de  12  de  septiembre  (1843)  el  Poder  Ejecutivo 
había  sido  autorizado  para  la  erección  de  un  pueblo  en  el 
Rincón  de  San  Jorge  a  inmediación  de  la  confluencia  del  Arro- 
yo Yata}-  y  el  Uruguay,  con  la  denominación  de  Paso  de  los 
Lihres,  alusiva  al  que  en  su  cercanía  ejecutaron  por  dicho  río 
los  lio  criadores  de  la  pro"vdncia.  Posteriormente  y  con  fines 
políticos  tuvo  alternativamente  el  nombre  de  Restauración  y 
aquél,  el  cual  se  conserva  hasta  la  fecha. 

1843  —  Coronel  Joaquín  Madariaga,  titulado  gobernador 
libertador  de  Corrientes  desde  el  1.°  de  agosto. 

Como  general  en  jefe  del  ejército,  Madariaga  declaró  ile- 
gal la  elección  de  Aeosta,  liecha  por  solo  4  representantes,  sin 
misión  alguna  y  decretó  una  nueva  elección  en  toda  la  pro- 
vincia para  un  congreso  general  extraordinario,  con  poderes 
para  elegir  gobernador. 

Reunido  el  referido  congreso,  el  31  de  agosto,  le  nombró 
gobernador  provisorio,  con  la  facultad  de  hacer  la  paz  y  la 
guerra,  mientras  durara  la  que  a  la  sazón  existía  contra  el  ti- 
rano (Je  la  República  Argentina. 

El  21  de  septiembre  fué  nombrado  en  propiedad  y  reci- 
bido del  cargo  en  tal  carácter  el  24  del  mismo  mes,  hasta  el 
27  de  noviembre  de  1847,  que  fué  derrotado  a  la  cabeza  de 
su  ejército  en  el  Potrero  o  Rincón  de  Vences  por  el  general 
Urquiza. 

Derrocado  Madariaga  en  virtud  de  aquella  batalla,  se 
reijistaló  el  12  de  diciembre,  el  congreso  general  de  1843, 
quien  eligió  nuevo  gobernador  titulado  federal: 

El  congreso  general  extraordinario,  a  nombre  de  la  pro- 
vincia de  Corrientes  que  representaba,  deseando  mostrar  su 


448  ANTONIO   ZlNNt 

gratitud  a  los  libertadores  que  supieron  concebir  en  un  país 
extraño  la  idea  de  libertar  su  patria  de  los  tiranos  que  la  opri- 
mían, y  lanzarse  denodadamente  al  Uruguay,  a  efectuar  tan 
sagrada  misión,  sancionó  (19  de  septiembre)  una  ley  (pro- 
mulgada el  24)  disponiendo  que,  todos  los  que  acompañaron 
al  general  en  jefe  a  pasar  el  Uruguay,  llevarían  una  medalla 
pendiente  de  una  cinta  azul  y  blanca,  al  lado  izquierdo  del 
pecho  con  la  inscripción,  por  el  anverso  —  "Lilíertó  la  patria 
30  de  agosto  de  1843",  y  por  el  reverso  —  "Provincia  de  Co- 
rrientes"; los  soldados  hasta  sargento  inclusive,  de  metal  or- 
dinario; los  oficiales  subalternos,  de  plata;  los  jefes,  de  oro; 
la  del  general  en  jefe,  del  mismo  metal,  orlada  en  brillantes; 
ascenso  a  un  grado  efectivo  más  del  que  tuvieron  en  el  ejér- 
cito el  6  de  diciembre  de  1842,  y  además  un  premio  en  dinero 
a  cada  uno  de  los  libertadores. 

La  provincia  de  Corrientes  fué  la  única,  que,  durante  la 
ominosa  Dictadura,  depuso  la  expresión  de  su  profundo  dolor 
sobre  los  manes  del  general  Lavalle.  El  gobernador  Madaria- 
ga,  encargado  de  la  obligación  de  dar  cumplimiento  a  una  ley 
sancionada,  el  14  de  septiembre  de  1843,  por  los  Representan- 
tes de  la  provincia,  e  iniciado  por  los  jefes  del  ejército,  de 
conformidad  con  el  sentimiento  del  pueblo  correntino,  mandó 
celebrar  en  toda  la  provincia,  el  10  de  octubre  una  misa  so- 
lemne de  honras  por  el  descanso  eterno  del  finado  general, 
con  asistencia  de  las  autoridades  civiles  }'■  militares,  y  con  el 
deber  de  llevar  luto  por  ocho  días,  y  rindiéndole  los  honores 
debidos  a  su  rango  de  brigadier  general. 

El  cura  de  la  matriz,  don  Juan  Antonio  Acevedo,  pro- 
nunció una  oración  fúnebre  que  conmovió  al  auditorio,  prin- 
cipalmente cuando  recordó  el  infortunado  fin  del  general  en 
el  último  pueblo  de  la  República  Argentina. 

Los  ministros  del  gobernador  Madariaga  fueron  don  José 
Inocencio  Márquez  y  don  Gregorio  Valdés. 

1843.  —  Z>.  J.  Baltasar  Acosta,  presidente  del  congreso 
general  extraordinario,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  en  ca- 
lidad de  delegado  de  Madariaga,  por  ausencia  de  éste  en  su 
cuartel  general  en  Villanueva,  desde  el  27-  de  octubre  y  ha- 
biendo tenido  que  salir  el  propietario  de  la  provincia  sobre 
Entre  Ríos,  fué  nombrado,  el  13  de  diciembre,  por  la  Legisla- 
tura gobernador  provisorio.  Tuvo  por  ministro  general  a  don 
Gregorio  Valdés,  así  como  don  Juan  Pujol  más  tarde,  hasta 
el  23  de  febrero  (1844),  que,  siendo  necesarios  sus  servicios  a 
la  inmediación  del  general  en  jefe  libertador  en  campaña,  go- 
bernador Madariaga,  fué  nombrado     secretario     sustituto  de 


HISTORIA  DE  IOS  GOBEEN ADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  449 

guerra  y  relaciones  exteriores,  el  asesor  general  y  auditor  de 
guerra  don  Juan  José  Alsina. 

Con  motivo  de  la  renuncia  que  del  cargo  de  secretario  de 
guerra  y  relaciones  exteriores  presentara  don  Juan  Pujol  y 
consultando  la  economía  necesaria  en  las  críticas  circunstan- 
cias por  que  a  la  sazón  pasaba  la  provincia,  el  gobernador  Acos- 
ta  expidió  un  decreto  (31  de  mayo  de  1844)  derogando  el  de 
25  de  octubre  del  año  anterior,  que  creaba  dos  secretarios  para 
el  despacho  y  un  asesor  de  gobierno  y  auditor  general  de  gue- 
rra, y  nombrando  uno  solo  en  la  persona  de  don  Gregorio 
Valdés. 

1844.  —  General  Joaquín  Madariaga,  propietario,  desde 
julio  hasta  el  7  de  junio  del  siguiente  año,  que,  con  motivo  de 
su  salida  a  campaña  delegó  de  nuevo  en  sus  dos  ministros  Val- 
dés y  Márquez. 

A  pesar  de  su  regreso  de  Villanueva,  en  mayo,  no  reasu- 
mió el  mando  sino  en  julio,  a  causa  de  haberse  hallado  enfer- 
mo, razón  por  la  cual,  antes  de  retirarse  a  la  capital,  con  el 
objeto  de  restablecer  su  salud,  nombró  general  en  jefe  del 
ejército  libertador  a  su  hermano  don  Juan. 

El  ejército  correntino  que,  al  mando  de  éste  invadió  la 
vecina  provincia,  fué,  el  17  de  enero,  batido  por  el  general  Eu- 
genio Garzón,  en  las  Puntas  del  Palmar,  a  inmediaciones  del 
Arroyo  Grande  en  la  Concepción.  El  de  Madariaga  se  compo- 
nía de  unos  2.000  hombres,  dividido  en  14  escuadrones  y  el  de 
Garzón,  de  1.300.  Tanto  uno  como  otro  se  disputaban  el  triun- 
fo, pues,  al  siguiente  día,  18,  una  división  del  ejército  liberta- 
dor recorrió  el  campo  de  batalla,  sembrando  de  cadáveres,  en 
su  mayor  parte  del  enemigo,  la  victoria  no  fué  completa  para 
los  eorrentinos  como  la  de  Caaguazú,  a  causa  de  la  noche  y  la 
falta  de  infantería  que  lo  impidiera. 

Un  mes  después,  el  18  de  febrero  (1845),  todos  los  em- 
pleados de  la  provincia  fueron  obligados  a  llevar  en  el  sombre- 
ro la  divisa  de  guerra  del  ejército. 

1845.  —  D.  Gregorio  Valdés  y  D.  José  I.  Márquez,  minis- 
tros de  Madariaga,  delegados  durante  la  ausencia  en  campaña 
del  propietario,  desde  el  7  de  junio  hasta  el  5  de  julio. 

Fué  durante  el  gobierno  delegado  que  se  confirió  (4  de 
jii.lio)  el  empleo  de  coronel  mayor  de  los  ejércitos  de  la  patria 
al  coronel  Joaquín  Madariaga. 

1845.  —  General  Joaquín  Madariaga,  propietario,  desde 
el  5  de  julio  que  reasumió  el  mando,  hasta  fines  del  mismo 
año,  que  lo  delegó  en  don  Juan  Baltasar  Acosta,  por  haber 
salido  a  campaña  con  el  objeto  de  cooperar  con  el  director  de 


45  o  ANTONIO    ZINNT 

la  guerra,  general  Paz,  a  la  organización  del  gran  Ejército 
Aliado  Pacificador,  con  arreglo  a  las  estipulaciones  del  trata- 
do de  alianza  ofensiva  y  defensiva,  celebrado  en  la  Asunción 
del  Paraguay,  el  11  de  noviembre,  contra  el  gobernador  Rosas 
y  sus  sostenedores. 

Este  ejército  se  componía  de  dos  cuerpos :  el  1.**  a  las  in- 
mediatas órdenes  del  director  de  la  guerra,  era  el  de  la  pro- 
vincia y  demás  tropas  de  la  Unión  Argentina,  y  el  2.**  com- 
puesto de  una  columna  paraguaya,  a  las  órdenes  del  general 
Francisco  Solano  López.  Don  Juan  Madariaga  fué  nombrado, 
por  el  gobernador,  su  hermano,  general  de  vanguardia. 

El  bloqueo  que  hacía  al  puerto  de  Montevideo  la  fuerza 
naval  argentina  dejó  de  existir  desde  fines  de  julio,  y  fué  pues- 
to por  los  gobiernos  aliados  de  Inglaterra  y  Francia,  repre- 
sentados por  Guillermo  Gore  y  barón  Deffaudis,  el  18  de  sep- 
tiembre, sobre  los  puertos  de  la  provincia  de  Buenos  Aires. 
Esta  medida  facilitó  la  navegación  de  los  ríos  Paraná  y  Uru- 
guay, principalmente  éste,  y  puso  en  comunicación  directa  al 
comercio  extranjero  con  los  puertos  de  Corrientes  y  Paraguay, 
aunque  no  sin  vencer  algunas  dificultades. 

Durante  el  año  de  1846,  el  gobernador  Madariaga  tuvo 
que  ausentarse  de  la  capital,  con  alguna  frecuencia,  por  lo  que 
ejerció  el  gobierno  delegado  don  J.  B.  Acosta. 

1846.  —  D.  Juan  Baltasar  Acosta,  delegado  de  Madariaga, 
desde  el  1.**  hasta  el  29  de  agosto,  habiendo  ejercido  el  mismo 
cargo  en  otras  ocasiones  durante  este  año. 

En  una  de  ellas,  el  4  de  abril,  de  acuerdo  con  Madariaga, 
decretó  la  suspensión  del  general  Paz  en  el  mando  del  ejército 
de  la  provincia,  como  director  de  la  guerra,  quedando  dicho 
ejército  a  las  inmediatas  órdenes  del  gobernador  propietario. 

Este  era  un  nuevo  desacierto  agregado  al  largo  catálogo 
de  ellos,  que,  desde  el  principio  de  la  guerra,  fué  la  máxima 
constante  de  los  titulares  unitarios:  derrotábanse  por  sí  solos, 
facilitando  el  triunfo  al  enemigo  que  lo  aprovechaba  con  de- 
capitación de  ellos,  sin  ofrecerle  la  menor  resistencia. 

Verdad  es  que  el  general  Paz,  con  más  de  12.000  hombres 
se  retiró,  huyendo  precipitadamente  del  ejército  de  Urquiza, 
en  Laguna  Limpia,  el  4  de  febrero  de  1846,  cayendo  prisione- 
ro, único,  el  general  Juan  Madariaga,  hermano  del  gobernador. 

Este  general,  al  caer  del  caballo  y  poniéndose  de  rodillas, 
decía  a  los  soldados:  ''No  me  maten  que  soy  el  general  Ma- 
dariaga", en  momentos  que  llegaba  el  coronel  José  Antonio 
Virasoro,  que  le  ordenó  que  se  quitase  la  espada  y  se  pusiese 
en  pie,  para  llevarlo  a  presentar  al  general  Urquiza.  Pero  no 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  45 1   / 

quiso  levantarse  sin  que.  antes  le  prometiese  Virasoro,  que  le 
salvaría  la  vida.  Urquiza  le  recibió  con  amabilidad  y  lo  trató 
bien.  Hubo  ofrecimientos  nada  nobles,  cuya  relación  no  son 
de  interés  para  la  historia. 

Este  contl-aste  de  familia  dio  origen  al  ruidoso  tratado  de 
Alcaraz,  el  cual  fracasó  por  impriT^'^^ia  de  los  señores  Ma- 
dariaga,  quienes,  a  juzgfir  por  su  cól-respondencia  con  el  gene- 
ral Urquiza,  publicada  en  la  Gaceta  Mercantil,  no  juzgaban 
limpio  para  con  el  general  Paz. 

La  destitución  de  éste  hizo  cumplir  un  deber  fraternal,  a 
costa  de  cerca  de  seis  años  más  de  tiranía  y  de  una  sangrienta 
batalla,  con  pérdida  de  numerosas  y  preciosas  \ddas,  dinero  y 
un   tiempo  valioso;  cuando  es   evidente  que     podía     haberse 

evitado.  '■'■^'"l'i^^'iM 

Al  coronel  José  Antonio  Virasoro,  según  queda  dicho,  de- 
bió su  existencia  el  general  Juan  Madariaga ;  pues  cuando  éste 
ca5'ó  prisionero  en  la  Laguna  Limpia,  aquél,  olvidando  los  an- 
tiguos rencores,  le  tendía  el  brazo  para  salvarle,  en  los  momen- 
tos en  que  los  vencedores  iban  a  lancearle. 

En  contraposición,  A'^irasoro,  a  su  vez  hubo  de  ser  asesi- 
nado por  un  tal  Villalba,  que  había  sido  bien  pagado  y  man- 
dado al  efecto  por  un  ingrato. 

El  Tratado  de  Alcaraz  incorporaba  la  provincia  de  Co- 
rrientes a  las  demás  de  la  Confederación,  bajo  las  condiciones 
del  pacto  de  4  de  enero  de  1831,  y  las  estipulaciones  de  aquél, 
sostenidas  con  regularidad,  eran  demasiado  nocivas  al  siste- 
ma arbitrario  del  gobernador  de  Buenos  Aires.  El  pacto  de 
Alcaraz  no  contenía  cláusulas  humillantes,  abnegación  de  de- 
rechos, ni  compromisos  odiosos  contra  la  seguridad  de  los  ar- 
gentinos que  se  asilasen  en  Corrientes  —  era,  en  una  palabra, 
la  expresión  de  la  conveniencia  de  dos  pueblos  con  relación  al 
estado  político  de  la  Eepública;  —  resultado  de  los  esfuer- 
zos de  dos  gobiernos  en  obsequio  de  la  paz  y  la  armonía.  Ro- 
sas no  quiso  prestar  su  asentimiento  a  aquel  honroso  Tratado, 
y  pasando  por  sobre  las  consideraciones  debidas  al  general 
Urquiza,  gobernador  de  Entre  Ríos,  manifestó  su  desag'rado  y 
propuso  nuevas  bases  para  ajustar  otro,  que,  a  su  vez,  era 
el  que  convenía  acordar. 

He  aquí  los  detalles  de  lo  ocurrido  en  abril  de  1846. 

El  general  Paz  tuvo  aviso  secreto  de  ciertas  negociaciones 
que  se  seguían  entre  el  general  Urquiza  y  el  gobernador  Ma- 
dariaga, y  temeroso  de  que  produjesen  un  arreglo  amigable, 
trató  de  emplear  los  medios  de  que  no  llegaran  a  dar  seme- 
jante resultado. 


452 


AXTOÍTIO    ZIXXY 


Al  efecto,  escribió  a  los  miembros  más  influyentes  del  con- 
greso provincial,  j,  sin  ninguna  dificultad  consiguió  atraérse- 
los a  su  favor.  El  congreso  resoMó,  pues,  deponer  a  Madaria- 
ga  y  nombrar  en  su  lugar  un  gobernador  que  fuese  más  sim- 
pático a  la  causa  que  sostenía  el  general  Paz;  pero,  antes  de 
promulgarse  su  decreto,  solicitó  de  éste  un  destacamento  de 
tropa  para  sostener  su  autoridad.  Paz  inmediatamente  atendió 
a  su  pedido,  pero  antes  de  que  la  tropa  llegara,  Madariaga,  sa- 
bedor de  lo  que  sucedía,  le  ganó  la  delantera.  En  consecuen- 
cia, el  2  de  abril,  se  apoderó  éste  de  todos  los  miembros  refrac- 
tarios y  del  ministro  Márquez,  que  estaba  ligado  con  ellos,  y 
los  mandó  presos  a  un  pueblo  inmediato. 

En  seguida,  la  ciudad  fué  puesta  bajo  la  ley  marcial,  y 
el  gobernador  Madariaga  salió  de  la  ciudad  con  el  objeto  de 
atacar  la  columna  que  mandaba  el  general  Avalos,  enviado  por 
Paz,  en  protección  del  congreso;  pero  la  tropa,  compuesta  de 
correntinos  en  su  mayor  parte,  una  fracción  se  pasó  a  Mada- 
riaga y  la  otra  se  dispersó  sin  disparar  un  tiro.  En  la  confu- 
sión que  subsiguió,  los  miembros  del  congreso  recobraron  su 
libertad,  fugando  al  Paraguay. 

Después  de  esto,  el  gobernador  Madariaga  regresó  a  la 
ciudad  para  restablecer  el  orden,  lo  cual,  una  vez  efectuado  y 
nombrado  a  don  Baltasar  Acosta  delegado,  vohió  a  salir  para 
reorganizar  las  fuerzas  de  la  provincia. 

El  primer  acto  del  gobernador  delegado  fué  expedir  un 
decreto  destituyendo  a  Paz  del  mando  del  ejército  y  de  la  di- 
rección de  la  guerra. 

El  general  Paz  se  hallaba  en  Villanueva  con  paraguayos 
casi  exclusivamente,  pues  los  correntinos  fueron  a  engrosar 
las  filas  de  Madariaga.  El  comisionado  paraguayo  en  Corrien- 
tes manifestó  su  creencia  de  que  tan  luego  como  su  gobierno 
tuviera  conocimiento  de  estas  ocurrencias,  mandaría  retirar 
sus  tropas. 

Diez  meses  llevaba  de  tregua  Corrientes,  desde  el  conve- 
nio de  Alcaraz  (agosto  de  1846),  cuando  el  general  Urquiza 
denunció  la  guerra  en  junio  de  1847.  Cinco  mil  guerreros  se 
reunieron  a  su  primer  magistrado,  al  jefe  de  Ñanduy,  el  ven- 
cedor de  la  Laguna  Brava  (6  de  mayo  de  1843),  con  108  hom- 
bres contra  4.000,  al  mando  del  general  rosista  Bartolomé  Ra- 
mírez, y  la  población  toda  se  puso  en  movimiento  como  im- 
pulsada por  una  excitación  eléctrica.  Todos  respiraban  guerra, 
y  al  estruendo  marcial  de  una  canción  guerrera,  del  canto  de 
los  libres  contra  los  sostenedores  de  la  Dictadura,  repetido  de 


HISTORIA  DE  LOS  G0BEBNAD0EE8  DE  LAS  PBOVINCIAS  ABGENTINAS  453 

boca  en  boca,  todos  gritaban :  ;  *  *  A  la  lid,  argentinos,  guerra  y 
muerte  al  cobarde  tirano"!... 

Después  de  delegar  el  mando  en  don  Gregorio  Valdés,  el 
general  Madariaga,  el  14  de  noviembre  (1847),  desde  su  cuar- 
tel general  en  marcha  por  la  costa  de  Santa  Lucía,  mandó  se  re- 
conociese como  primer  edecán  al  coronel  José  Ignacio  Serrano, 
como  ayudantes  al  teniente  coronel  Castor  de  León,  al  mayor 
Antonio  Pére2,  al  capitán  Juan  Vicente  Pampín  y  a  los  al- 
féreces Tomás  Acuña  y  Saturno  Pucheta. 

El  gobernador  delegado,  a  su  vez  resuelto  a  la  última  de- 
fensa, el  18  de  noviembre  nombró  al  teniente  coronel  Plácido 
López,  comandante  en  jefe  de  toda  la  fuerza  de  la  capital  y 
departamento  de  Lomas :  declaró  todas  las  fuerzas  en  asamblea 
y  en  vigor  la  ley  marcial.  El  25,  ambos  ejércitos  se  hallaban 
ya  uno  al  frente  del  otro,  y  el  27  tuvo  lugar  la  batalla  en  el 
Kincón  de  Vences,  que  fué  desgraciada  para  Corrientes,  por 
cuyo  desastre  todos  los  enemigos  de  la  pseudo-federación  aban- 
donaron la  provincia,  y  la  capital  fué  ocupada,  el  28,  por  don 
Miguel  Virasoro. 

1847.  —  D.  Gregorio  Valdés,  ministro,  delegado,  durante 
la  ausencia  del  propietario  Madariaga,  en  campaña  desde  agos- 
to, contra  el  ejército  del  general  Urquiza,  que  había  invadido 
la  provincia  a  la  cabeza  de  un  fuerte  ejército,  aunque  inferior 
su  número  al  correntino. 

Derrotado  Madariaga,  su  delegado  emprendió  la  fuga  el 
28  de  noviembre,  es  decir,  el  día  después  de  la  batalla  de 
Vences. 

1847.  —  Coronel  Miguel  Virasoro,  nombrado  provisoria- 
mente por  la  Representación  permanente,  el  28  de  noviembre 
(hasta  el  14  de  diciembre),  en  consecuencia  de  la  fuga  del  de- 
legado Valdés  y  del  propietario  Madariaga,  que  fué  derrotado 
el  día  antes  (27),  en  el  Potrero  de  Vences,  punto  bien  fortifi- 
cado y  distante  50  leguas  de  la  capital,  con  pérdida  de  todo  su 
ejército,  que  se  componía  de  unos  4.000  hombres  y  12  pie- 
zas de  artillería,  bajo  las  órdenes  del  coronel  Carlos  Paz,  que 
fué  tomado  durante  la  persecución,  después  de  la  acción,  así 
como  los  coroneles  Manuel  Saavedra,  Cesáreo  Montenegro,  y 
Castor  de  León  y  fusilados  los  cuatro  en  el  acto.  Sin  incluir 
éstos,  el  número  de  jefes,  oficiales  e  individuos  de  tropa,  toma- 
dos prisioneros  el  día  de  la  batalla,  se  componía  de  5  de  los 
primeros,  71  de  los  segundos  y  1.240  de  los  últimos. 

El  fusilamiento  de  los  cuatro  jefes  mencionados  tuvo  lu- 
gar un  mes  después  de  la  batalla  de  Vences,  por  orden  escrita 
del  gobernador  Miguel  Virasoro,  quien  había  desparramado 
partidas  en  todas  direcciones,  en  persecución  de  los  derrotados. 


454  ANTONIO   ZINNY 

Hallábase  el  general  Urquiza  en  las  fronteras  de  Entre 
Eíos  cuando  recibió  un  chasque  (Bautista  Maidana,  natural 
del  departamento  de  Mercedes  (Corrientes),  del  coronel  M. 
Saavedra,  pidiendo  indulto  para  él  y  sus  tres  compañeros. 
Después  de  la  derrota  de  Vences,  Saavedra  se  había  refugiado 
en  los  bosques  de  ^a  provincia.  El  general  Urquiza  contestó  sa- 
tisfactoriamente por  medio  de  don  Vicente  Montero,  que  le 
acompañaba,  y  cuando  esperaba  ver  llegar  al  coronel  Saave- 
dra, recibió  la  noticia  de  que  el  comandante  José  Escobar,  (a) 
Gali-Escohar,  lo  había  hecho  fusilar  por  orden  escrita  del  go- 
bernador provisorio  Virasoro.  Escobar  tuvo  que  presentar  en- 
tonces dicha  orden,  para  librarse  del  castigo  a  que  iba  a  ser 
sometido.  Lo  mismo  sucedió  con  el  coronel  Carlos  Paz. 

Saavedra  había  pertenecido  al  primer  ejército  libertador 
y  mandó  el  Escuadrón  Yeruá  en  la  batalla  del  Quebracho  y  la 
izquierda  en  Famaillá.  Después  de  estos  sucesos  desgraciados, 
acompañó  al  general  Lavalle ;  y  a  la  cabeza  del  Escuadrón  Li- 
iertad,  compuesto  del  sur  y  norte  de  Buenos  Aires,  se  halló 
en  la  batalla  de  Ingavi  (23  de  diciembre  de  1841). 

El  general  Urquiza,  en  su  parte,  fechado  en  su  cuartel 
general  en  Avalos  a  23  de  diciembre  de  1847  y  publicado  en 
la  Gaceta  Mercantil,  decía :  ' '  En  la  activa  persecución  que,  por 
diferentes  cuerpos  y  partidas  del  ejército,  se  les  hizo  a  los 
salvajes  unitarios,  derrotados  en  la  memorable  jornada  del  Po- 
trero de  Vences,  se  les  tomaron  como  900  prisioneros  a  más  de 
los  que  expresaba  mi  segundo  parte,  entre  ellos  los  traidores 
salvajes  unitarios  titulados  coroneles:  comandante  general  de 
artillería  Carlos  Paz,  jefe  de  división  Manuel  Saavedra,  jefes 
de  partidas  en  los  Montes  de  Payubre,  Cesáreo  Montenegro  y 
el  titulado  teniente  coronel  Castor  de  León ;  estos  cuatro  fue- 
íron  inmediatamente  fusilados"     (1). 

El  coronel  don  Pedro  J.  Martínez  publicó  una  carta  (2) 
relativa  a  los  hechos  subsiguientes  a  la  referida  batalla. 

En  ella,  empieza  por  decir  que  en  Vences  no  se  fusiló  un 
solo  jefe  u  oficial  del  ejército  correntino,  después  de  la  bata- 
lla; que  todos  los  prisioneros  en  número  de  más  de  4.000,  fue- 
ron respetados,  y  algunos,  a  despecho  de  exigencias  de  jefes 
que  pedían  se  les  fusilase,  y  al  mismo  coronel  Martínez,  por 
haber  evitado  la  víspera  de  la  acción,  hallándose  de  servicio 


(1)  Véase  además  el  último  artículo  escrito  por  el  doctor  Florencio 
Várela  para  el  número  725  del  Comercio  del  Plata,  de  Montevideo,  del  20 
de  marzo  de  1848. 

(2)  Véase  La  Tribuna,  de  Buenos  Aires,  núm.  5634,  fecha  24  de  ju- 
lio de   1869. 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEÍÍN^ADORES    DE    LAS    PROVINCIAS     ABGEXTINAS    455 

eutre  líneas,  que  se  pasaran  al  general  Urquiza  su  batallón  y 
parte  del  Republicano,  y  por  ser  entrerriano  al  servicio  de 
sus  enemigos.  Que  a  la  par  de  él  se  salvaron  los  coroneles 
Francisco  Olmos,  José  Luis  Avalos  y  Eusebio  Palma,  coman- 
dantes Pedro  Mansilla,  Ignacio  Benavídez,  Ramón  Sánchez  y 
Pimental,  capitanes  Virasoro,  Antonio  Soto,  ayudante  Maria- 
no Piedrabuena,  tenientes  Manuel  Gil,  Wenceslao  Martínez, 
alféreces  Ciríaco  Torres  y  Agustín  Maidana,  etc.,  etc.,  y  agrega : 

"El  coronel  (Carlos)  Paz  no  murió  atado  a  un  árbol,  ni 
lanceado,  como  se  íisegura;  murió  en  la  persecución  después  de 
la  batalla,  y  bien  distante  del  campo  en  que  se  peleó. 

''El  coronel  Saavedra  fué  muerto  por  el  mismo  oficial 
que  conducía  el  indulto  del  general,  por  enemistad  personal 
eutre  ambos:  me  consta  que  al  recibir  el  señor  general  Ur- 
quiza esa  noticia,  se  irritó  sobremanera,  pues  estimaba  al 
infortunado  Saavedra  y  porque  había  autorizado  a  todos  sus 
jefes  para  indultar  a  los  enemigos  y  no  para  quitarles  la  vida; 
7  creo  que  el  oficial  que  eso  hizo  se  llamaba  Gali,  de  la  escolta 
del  gobernador  entonces  de  Corrientes. 

"El  eom-andante  Castor  de  León  tampoco  fué  lanceado 
ni  atado  a  un  árbol,  como  se  dice;  fué  muerto  por  sus  mismos 
soldados  cuando  él  se  dirigía  para  la  frontera  brasileña,  seis 
o  siete  días  después'  de  Vences 

1847,  —  Coronel  Benjamín  Virasoro,  correntino,  nombra- 
do en  propiedad,  el  14  de  diciembre  por  el  congreso  general 
de  1843,  reinstalado  el  12  del  expresado  mes,  a  consecuencia 
del  triunfo  obtenido  el  27  del  mes  anterior,  en  el  Rincón  de 
Vences,  por  el  ejército  titulado  federal,  al  mando  del  general 
Urquiza. 

Este  nombramiento,  hecho  en  la  persona  de  Virasoro,  fué 
a  causa  de  haber  fallecido  el  que  se  consideraba  gobernador 
federal  legal,  don  Pedro  Dionisio  Cabral,  que  había  sido  de- 
rrocado, en  abril  de  1843,  por  el  coronel  José  Antonio  Virasoro, 
hermano  del  titulado  federal  don  Benjamín. 

Uno  de  los  primeros  actos  gubernativos  de  éste  fué  de- 
clarar, en  8  de  enero  de  1848,  reos  de  alta  traición  a  la  patria 
y  fuera  de  la  ley  a  los  generales  Joaquín  y  Juan  Madariaga  y 
a  don  Gregorio  Valdés. 

Al  despedirse  del  gobernador  Virasoro  y  del  pueblo  co- 
rrentino, el  general  Urquiza,  en  prueba  de  su  cariño  hacia  la 
provincia,  ordenó,  desde  su  cuartel  general  en  el  Paso  de  Bor- 
da, Río  Corrientes,  se  entregasen  al  ex  unitario  coronel  Miguel 
Virasoro,  49  jefes  y  oficiales  y  1.915  individuos  de  tropa,  in- 


456  ANTOKIO  ZINNT 

cluso  el  Batallón  Unión  con  su  banda  de  música,  que  habían 
sido  tomados  prisioneros  en  la  jornada  de  Vences;  como  tam- 
bién 6  piezas  de  artillería  completa  con  300  tiros  a  bala  y  me- 
tralla, 300  fusiles  j  30.000  cartuchos,  de  los  que  fueron  igual- 
mente tomados  en  la  expresada  jornada,  para  el  citado  coro- 
nel M.  Virasoro,  a  nombre  del  dictador  Eosas  y  del  general 
en  jefe  Urquiza,  pusiese  dichos  prisioneros,  armamento  y  mu- 
niciones a  disposición  del  gobernador  de  Corrientes;  reserván- 
dose Urquiza  un  número  de  jefes  (Paz,  Saavedra,  Montene- 
gro y  León),  oficiales  y  tropa,  prisioneros  y  algunos  pertre- 
chos de  guerra,  tomados  en  la  acción  de  Vences,  a  fin  de  ofre- 
cerlos al  gobierno  general  de  la  Confederación  (Kosas),  como 
trofeos  de  aquella  victoria. 

Por  tan  importante  servicio,  el  congreso  general  de  la  pro- 
vincia acordó  al  general  Urquiza  una  espada  de  honor  con  esta 
inscripción  en  su  hoja:  '^ Corrientes  agradecida  al  Héroe  Ven- 
cedor en  Vences". 

La  provincia  de  Corrientes  contaba  a  la  sazón,  en  sostén 
de  la  titulada  Federación,  11  coroneles,  45  jefes,  463  oficiales 
y  6.963  soldados,  que  el  gobernador  Virasoro  puso  a  disposi- 
ción del  encargado  de  las  relaciones  exteriores  de  la  República. 

A  los  cuatro  días  de  entrar  Virasoro  en  ejercicio  del  man- 
do gubernativo,  la  representación  provincial  le  confirió  el  em- 
pleo de  coronel  mayor  de  los  ejércitos  de  la  patria. 

El  gobernador  Virasoro  fué  derrocado  el  3  de  julio  de 
1852,  en  la  persona  de  su  delegado  el  teniente  coronel  Domin- 
go Latorre,  con  gran  satisfacción  y  júbilo  de  una  numerosa 
parte  del  pueblo  correntino,  a  causa  de  las  arbitrariedades  que 
se  decía  haber  practicado  durante  su  gobierno  federal. 

El  gobernador  B.  Virasoro  tuvo  por  ministro  al  antes  ci- 
tado Gauna. 

1848,  —  Teniente  Coronel  Domingo  Latorre,  correntino, 
nombrado  delegado  el  24  de  marzo,  durante  la  ausencia  del 
propietario  Virasoro  en  la  campaña,  con  el  objeto  de  organi- 
zar las  milicias,  hasta  que  éste  regresó  el  1.°  de  mayo,  reasu- 
miendo el  mando  gubernativo  el  mismo  día. 

1848.  —  General  Benjamín  Virasoro,  propietario,  desde  el 
'i.°  de  mayo,  en  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después 
de  organizar  las  milicias 'de  la  campaña,  hasta  el  5  de  sep- 
tifrabre  que  salió  de  nuevo,  por  temor  de  invasión  por  el  lado 
del  Uruguay. 

Durante  su  ausencia,  en  esta  ocasión,  quedó  de  delegado 
su  hermano  don  Miguel;  la  segunda  vez,  desde  el  27  de  agos- 
to de  1859,  que  el  propietario  salió  a  visitar  los  departamentos 


niSTOEIA    DÉ    LOS    GÓBEENADOBES    DE    LAS    PEOVINCIAS     ARGENTINAS    45'/ 

de  campaña,  y  por  tercera  vez,  en  1850,  que  volvió  a  salir 
con  el  mismo  objeto,  quedando  siempre  de  delegado  su  referi- 
do hermano. 

El  3  de  marzo  de  1851  se  ausentó  de  nuevo,  con  el  objeto 
de  marchar,  como  mayor  general,  en  la  cruzada  libertadora 
contra  Oribe  y  llosas,  la  cual  terminó  con  la  caída  del  prime- 
ro el  8  de  octubre  del  mismo  año,  y  con  la  del  segundo  en  Ca- 
seros, el  3  de  febrero  de  1852. 

El  9  de  julio  de  1848,  el  gobernador  B.  Virasoro  dio  cum- 
plimiento al  decreto  de  la  Legislatura  de  20  de  diciembre  de 
1847,  colocando  en  la  Sala  de  Sesiones,  con  toda  solemnidad, 
el  retrato  del  gobernador  de  Buenos  Aires,  don  J.  M.  Rosas, 
encargado  de  las  relaciones  exteriores,  paz  y  guerra  de  la  Con- 
federación. 

En  el  mismo  año,  envió  la  espada  de  honor  decretada  por 
la  Legislatura,  para  ser  presentada  en  nombre  de  la  provin- 
cia, como  un  testimonio  de  aprecio  y  gratitud,  al  gobernador 
de  Entre  Ríos,  general  en  jefe  del  ejército  de  operaciones  de 
la  Confederación  Argentina,  con  ocasión  de  la  jornada  de 
Vences,  que  dio  por  resultado  la  anonadación  del  poder  de  los 
antirosistas  de  la  provincia  y  su  reincorporación  al  seno  de 
la  Confederación. 

El  gobierno  del  Paraguay,  cuya  conducta  no  era  nada  pa- 
cífica con  el  de  la  provincia  de  Corrientes,  obligó,  con  fuerza 
armada  en  1846  y  1849,  a  desalojar  la  isla  argentina  de  Apipé, 
a  un  considerable  número  de  vecinos  pacíficos,  que  allí  se  ocu- 
paban en  el  corte  de  maderas;  incendiando  las  ya  beneficiadas 
y  causando  un  quebranto  considerable  a  los  infelices  que  se 
ocupaban  en  aquellas  labores,  sin  que  por  parte  del  gobierno 
de  Corrientes  hubiese  precedido  un  motivo  que  pudiera  provo- 
car tales  actos. 

Posteriormente,  los  paraguayos  se  apoderaron  de  Santo 
Tomé,  hasta  que  una  fuerte  columna  de  las  tres  armas,  al  man- 
do del  general  Garzón,  enviado  por  el  general  Urquiza,  cuyo 
auxilio  fué  solicitado  por  el  gobernador  Virasoro,  los  hizo  re- 
tirar a  la  Tranquera  de  San  Miguel. 

Las  mejoras  materiales  llevadas  a  cabo  por  la  adminis- 
tración Virasoro,  son: 

Construcción  de  una  iglesia  enteramente  nueva,  en  el  pue- 
blo de  la  Esquina. 

La  de  otra  en  el  de  Curuzú-Cuatiá,  formada  de  un  edifi- 
cio particular,  comprado  por  el  Estado  para  el  efecto. 

Refacción  de  las  de  Bella  Vista,  San  Roque,  Saladas,  Caá- 


438  ANTONIO    ^INXY 

eaty,  Yaguareté-corá,  Mercedes,  San  Antonio  y  Capilla  del 
Señor. 

Construcción  de  un  cuartel  nuevo  en  San  Miguel  y  repa- 
ración de  análogos  edificios  en  otros  pueblos  de  la  campaña. 

Construcción  de  una  casa  en  la  Villa  de  Goya,  sobre  la 
ribera,  para  la  capitanía  del  puerto. 

La  capital  también  experimentó  algunas  mejoras  en  ma- 
teria de  edificios  públicos,  entre  ellos  la  columna  de  la  Cruz, 
que  fué  refaccionada  a  la  moderna,  cercada  con  un  enrejado 
de  hierro,  delineándose  en  su  local  una  plaza,  habiéndose  abier- 
to, desde  el  puerto  que  le  corresponde,  una  calle  ancha  que 
sigue  a  la  parte  del  este,  destinada  para  el  recreo  público. 

Al  gobernador  Virasoro  la  provincia  de  Corrientes  es 
deudora  del  beneficio  de  un  establecimiento  de  instrucción  pú- 
blica que,  con  la  denominación  de  Colegio  Argentino,  llenó  su 
misión  de  un  modo  satisfactorio,  prestando  servicio  a  la  juven- 
tud correntina,  hasta  la  fundación  del  actual  Colegio  nacional. 
La  dirección  del  espresado  Colegio  Argentino  estuvo  a  nues- 
tro cargo  durante  dos  años,  hasta  la  malhadada  invasión  pa- 
raguaya, el  13  de  abril  de  1865,  habiendo  continuado  dos  me- 
ses y  3dio  después,  en  lucha  con  la  Junta  Gubernativa,  que 
no  S-:  í  'evió  a  mandarlo  cerrar,  pero  si  a  colocarnos  en  el  caso 
de  prc::3ntar  nuestra  renuncia  y  abandonar  la  ciudad,  para 
salvar  i.  estra  vida,  que  estaba  en  peligro,  según  consta  por 
documeL      que  obra  en  nuestro  poder. 

1848.  —  Coronel  Miguel  Virasoro,  nombrado  delegado  el 
5  de  septiembre,  por  haber  tenido  que  salir  el  propietario  a 
campaña,  temiendo  que  la  provincia  fuese  invadida  por  el  lado 
del  Uruguay. 

El  mismo  Virasoro  quedó  de  delegado  segunda  vez,  du- 
rante la  ausencia  del  propietario  en  visitar  los  departamentos 
de  la  campaña,  desde  el  27  de  agosto  de  1849,  y  por  la  misma 
causa  la  tercera  vez  en  1850. 

Durante  el  gobierno  delegado  de  don  Miguel  Virasoro, 
en  1849,  se  mandaron  quemar  todos  los  documentos  emanados 
de  los  gobiernos  titulados  unitarios,  cuyo  acto  viene  a  obscu- 
recer la  verdadera  historia  documentada  de  aquella  época. 

1851.  —  Teniente  Coronel  Domingo  Latorre,  provisorio 
desde  el  3  de  marzo  de  1851,  durante  la  ausencia  del  propieta- 
rio B.  Virasoro,  como  mayor  general  en  la  cruzada  libertadora 
contra  Oribe  y  Rosas,  que  terminó  con  el  derrocamiento  de 
ambos  dictadores,  en  8  de  octubre  del  mismo  año,  en  la  Banda 
Oriental,  el  primero,  y  en  3  de  febrero  de  1852,  en  Caseros, 
«01  la  provincia  de  Buenos  Aires,  el  segundo. 


inSTOBIA  DE  LOS  GOBEBNADOEES  DE  LAS  PE0VINCIA8  ARGENTINAS  459 

Latorre  continuó  en,  el  gobierno  hasta  el  3  de  julio  de 
1852,  cuando,  nombrado  en  propiedad  por  haber  sido  depues- 
to  el  propietario  B.  Virasoro,  ausente  en  la  campaña  liberta- 
dora contra  la  tiranía,  dimitió  el  cargo,  hasta  segunda  vez, 
admitiéndosele  la  renuncia  el  5  de  julio,  en  cuya  fecha  fué 
nombrado  en  su  lugar  don  Luis  Molina  en  propiedad,  e  in- 
terino don  M.  A.  Ferré,  hasta  que  ocurriera  el  propietario  a 
tomar  posesión  del  cargo. 

1852.  —  D.  Manuel  A^itonio  Ferré,  nombrado  provisoria- 
mente el  5  de  julio,  hasta  que  don  Luis  Molina  que  había  si- 
do nombrado  en  propiedad  tomase  posesión  del  mando  guber- 
nativo. ! 

Ferré  ejerció  el  Poder  Ejecutivo  hasta  el  11  de  julio,  es 
decir,  6  días;  sin  embargo,  habiendo  renunciado  don  Luis  Mo- 
lina, continuó  aquél  en  la  misma  calidad  de  provisorio,  hasta 
el  25  de  agosto  que  le  sucedió  el  doctor  Pujol. 

1852.  —  D.  Luis  Molina,  nombrado  en  propiedad  el  5  de 
julio,  pero  hallándose  ausente  de  Corrientes,  envió  su  dimi- 
sión del  cargo,  fundada  en  poderosas  razones,  y  aceptada  és- 
ta el  10,  continuó  en  el  mando  el  referido  Ferré,  en  calidad 
de  proAdsorio,  desde  el  día  siguiente,  11,  hasta  que  le  sucedió 
el  doctor  Pujol,  el  25  de  agosto. 


GOBERNADORES    CONSTITUCIONALES 


GOBERNADORES  CONSTITUCIONALES 


1852.  —  Dr.  Juan  Pujol,  correntino,  electo  en  propiedad 
el  25  de  agosto  de  1852,  desde  cuyo  día  entró  en  posesión 
del  cargo,  hasta  el  26  de  diciembre  de  1856,  que  fué  nombra- 
do Primer  gobernador  constitucional  por  tres  años;  termina- 
do su  período  el  26  de  diciembre  de  1859,  sucediéndole  el  ca- 
nónigo Rolón. 

Gobernó,  pues,  seis  años  y  cuatro  meses,  habiendo  tenido 
por  ministros  a  don  Gregorio  Valdés,  don  "Wenceslao  Díaz 
Colodrero  y  don  Tiburcio  B.  Fonseca. 

Bajo  su  administración,  venciendo  numerosas  dificulta- 
des, nacidas  de  la  militarización  de  la  provincia  por  los  dos 
bandos  que  estaban  en  continua  lucha,  se  dio  forma  regular 
a  la  organización  interna;  se  generalizó  la  enseñanza  prima- 
ria; se  fomentó  la  colonización;  se  formó  el  catastro  de  la 
provincia;  se  liquidó  la  deuda  pública  existente  desde  1839; 
se  manumitieron  todos  los  esclavos  residentes  en  la  provincia ; 
se  organizaron  los  correos;  se  creó  la  municipalidad,  la  con- 
tribución directa,  etc.,  etc. 

El  gobernador  Pujol,  al  tener  noticia  de  la  invasión,  a 
que  más  adelante  se  hace  referencia,  dispuso  el  acantonamien- 
to, en  la  frontera  de  Mocoretá,  de  una  columna  suficiente  a 
someter,  a  la  autoridad  pública,  al  general  Juan  Madariaga, 
jefe  de  la  proyectada  expedición,  ya  fuese  que  se  presentase 
en  el  territorio  de  la  provincia  o  que  intentara  hacer  con 
fuerza  correntina  una  guerra  a  la  de  Entre  Ríos,  con  quien 
Corrientes  estaba  en  paz. 

He  aquí  una  breve  relación  de  la  citada  invasión. 

Una  columna  compuesta  de  correntines  y  entrerrianos,  en 
dos  secciones,  una  al  mando  inmediato  de  Madariaga,  y  otra 
a  la  del  coronel  Manuel  Hornos,  zarpó  de  Buenos  Aires  el  10 
de  noviembre  de  1852.  La  primera  atacó  el  día  21,  la  ciudad 
del  Uruguay,  donde  fué  batida,  huyendo  su  jefe  cobardemen- 


464  AN-TOXIO    ZIXXT 

te,  presenciando  el  combate,  desde  el  vapor,  sin  participar  de 
sus  peligros  y  dejando  ahogar  a  más  de  50  de  sus  compatrio- 
tas que  intentaban,  a  nado,  asilarse  en  los  buques  de  su  trans- 
porte. ]\ruehos  lograron  tomar  la  costa  oriental  e  islas  inme- 
diatas. De  éstos,  106  lograron  pasar  a  Paysandú ;  otros  a  Mer- 
cedes y  Fray  Bento.  El  gobernador  Pujol  inmediatamente 
despachó  oficiales  munidos  de  los  medios  de  vestirlos  y  con- 
ducirlos a  su  pro^dncia. 

La  segunda,  habiendo  desembarcado  en  Gualeguaychú,  y 
en  la  imposibilidad  de  reunirse  a  la  primera,  cuyos  restos  iban 
en  fuga  para  Buenos  Aires,  continuó  sus  marchas  hasta  la 
frontera  de  Corrientes,  donde  se  sometió  a  la  autoridad  res- 
pectiva. Disuelta  esta  columna,  los  correntinos  que  habían  si- 
do llevados  con  engaño,  fueron  mandados  al  seno  de  sus  fami- 
lias. 

Los  entrerrianos,  con  exceDción  de  17  hombres,  regresa- 
ron voluntariamente  a  Entre  Ríos,  bajo  la  generosa  garantía 
de  su  gobierno,  y  el  coronel  Hornos  salió  del  territorio  de  la 
pro^dncia  al  del  Estado  Oriental.  Con  esto,  el  orden  quedó 
restablecido  en  la  provincia,  pero  deiando  el  amarsro  recuer- 
do de  la  sangre  correntina  hecha  verter  por  un  jefe,  cuya  rec- 
titud y  amor  a  la  justicia  y  al  orden  le  dirisrieron  en  conso- 
nancia con  estos  antecedentes,  a  proponer  la  sentencia  de 
muerte  contra  un  areneral  que  prestar^í  verdaderos  sf^T-^ncios 
a  la  causa  del  orden  y  la  reorsranización  nacional.  Felizmen- 
te esa  sentencia  no  se  llevó  a  ejecución,  merced  al  decidido  es- 
fuerzo de  un  benemérito  ciudadano  que  operó  su  evasión. 

La  jura  de  la  constitución  de  la  -nro-vincia  tuvo  lu?ar  el 
14  de  diciembre  de  1856.  con  toda  solemnidad  presidiendo  el 
acto  el  gobernador  Pujol,  quien  fué  nombrado,  como  ya  se  di- 
jo más  arriba,  priíeer  gobernador  constitucional  por  3  años. 

El  gobei-nador  Pujol  tuvo  que  delegar  el  mando  siete  ve- 
ces, durante  su  gobierno :  la  1.^  desde  el  14  de  octubre  de  1852 
hasta  el  10  de  enero  de  1853.  que  se  ausentó  de  la  capital,  con 
el  objeto  de  \ñsitar  algunos  pueblos  de  la  campaña  para  co- 
nocer sus  necesidades  y  proveer  a  ellas.  La  2.^,  desde  el  1."  de 
marzo  de  1853.  hasta  el  16  de  abril  del  mismo  año,  por  haber 
salido  a  restablecer  el  orden  que  había  sido  perturbado  en  el 
departamento  de  Pay-ÜDre.  La  3.^,  desde  el  31  de  mayo  ha.sta 
el  17  de  septiembre,  con  motivo  de  la  rebelión  del  coronel  Jo- 
sé Berón.  La  4.%  desde  el  10  de  junio  de  1854  hasta  el  18  de 
enero  de  1855,  con  el  objeto  de  practicar  su  visita  a  los  de- 
partamentos de  la  campaña,  como  lo  dispone  la  constitución. 
La  5.*,  desde  el  6  de  marzo  hasta  el  10  de  abril  del  último 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  465 

año  nombrado,  con  motivo  de  la  rebelión  del  general  Nicanor 
Oáceres.  La  6.%  desde  el  22  de  diciembre  de  lbo5  hasta  el  31 
ue  enero  ae  Itíob,  con  el  objeto  de  visitar  algunos  pueblos  de 
la  campana.  La  1.^  y  última  vez,  üesüe  el  '¿O  tie  noviembre 
de  Itioi  basta  el  9  de  diciembre  del  mismo  año,  por  tener  que 
salir  a  su  visita  constitucional,  desde  el  16  de  octubre  basta 
el  17  de  diciembre  de  1858. 

1852.  —  !>.  Juan  Baltasar  Acosta,  delegado  de  Pujol,  que 
salió  a  visitar  algunos  pueblos  de  la  campana,  cuyas  exigen- 
cias deseaba  proveer,  desde  el  14  de  octubre  de  1852  hasta 
el  10  de  enero  de  1853, 

'  El  honorable  ciudadano  Acosta  desempeñó  en  varias  oca- 
siones el  gobierno  delegado  de  la  provincia,  a  satisfacción  de 
los  propietarios,  cuya  confianza  les  mereciera,  granjeándose 
al  mismo  tiempo  ei  aprecio  de  sus  conciudadanos. 

Ocupó  diversos  puestos,  y  llamado  a  desempeñar  el  car- 
go de  senador  al  Congreso  Nacional,  tuvo  que  hacer  renuncia 
de  él,  a  causa  de  una  grave  enfermedad  de  que  sucumbió  en 
mayo  de  1856. 

1853.  —  D.  Gregorio  Valdés,  correntino,  secretario  gene- 
ral, delegado  de  Pujol,  desde  el  1.°  de  marzo  hasta  el  16  de 
abril,  que  duró  la  ausencia  del  propietario  en  su  salida  a  cam- 
paña, con  el  objeto  de  restablecer  el  orden  que  había  sido  al- 
terado en  el  departamento  de  Pay-Ubre   (hoy  Mercedes). 

Y  por  segunda  vez,  desde  el  31  de  mayo  hasta  el  17  de 
septiembre,  en  consecuencia  de  la  rebelión  del  coronel  José 
Berón,  que  hizo  necesaria  la  j)resencia  del  gobernador  pro- 
pietario en  el  teatro  de  los  sucesos. 

1854.  —  D.  Manuel  Antonio  Ferré,  delegado  de  Pujol 
desde  el  10  de  junio  de  este  año  (1854),  hasta  el  18  de  enero 
de  1855,  que  duró  la  ausencia  del  propietario  en  su  visita 
constitucional  a  los  departamentos  de  campaña. 

Y  por  segunda  vez,  desde  el  6  de  marzo  hasta  el  10  de 
abril  de  1855,  con  motivo  de  la  salida  del  propietario  Pujol 
nuevamente  a  campaña,  a  consecuencia  de  la  rebelión  del  ge- 
neral Nicanor  Cáceres,  quien,  derrotado  y  perseguido,  se  re- 
fugió en  la  provincia  vecina  de  Entre  Ríos,  sometiéndose  a 
las  autoridades  nacionales  de  la  Confederación,  que  allí  resi- 
dían a  la  sazón. 

El  gobernador  Pujol,  desde  Goya  y  la  Esquina,  durante 
la  delegación  de  Ferré,  dictaba  disposiciones  gubernativas  a 
la  par  del  que  ejercía  el  Poder  Ejecutivo  en  la  capital. 

1855.  —  D.  Pedro  Díaz  Colodrero,  correntino,  delegado 
de  Pujol,  durante  la  ausencia  de  éste  a  la  campaña,  con  el 


466  ANTONIO   ZINXY 

objeto  de  visitar  algunos  pueblos,  desde  el  2  de  diciembre  de 
1855  hasta  el  31  de  enero  de  1856,  en  que  reasumió  el  mando. 

1857.  —  Canónigo  Doctor  José  María  Bolón,  correntino, 
presidente  de  la  Legislatura,  delegado  de  Pujol,  desde  el  20 
de  noviembre,  basta  el  9  de  diciembre,  con  motivo  de  la  visita 
de  éste  a  algunos  departamentos  de  la  campaña,  como  lo  dis- 
jione  la  constitución. 

Y  por  segunda  vez,  con  motivo  de  la  nueva  salida  del 
propietario  a  otros  departamentos  que  no  habían  sido  visita- 
dos, la  cual  duró,  desde  el  16  de  octubre  hasta  el  17  de  diciem- 
bre de  1858,  en  que  reasumió  el  mando,  continuando  en  él 
hasta  terminar  su  período  legal. 

Electo  2°  gobernador  constitucional,  fué  puesto  en  pose- 
sión del  cargo  el  25  de  diciembre  de  1859,  hasta  el  8  de  di- 
ciembre de  1861  que  lo  dimitió,  a  consecuencia  de  una  revo- 
lución encabezada  por  jefes  militares  nacionalistas,  quienes 
pedían  su  descenso  del  mando  y  a  la  cual  él  no  pudo  do- 
minar. 

Preñrió  dejar  de  ser  gobernador  antes  que  ver  derramar 
la  sangre  de  sus  compatriotas  por  causa  suya.  Sin  embargo, 
tan  noble  cuanto  humanitario  sentimiento  fué  desmentido  por 
los  hechos  j  puesto  que,  al  mes  de  bajar  del  gobierno,  por  no 
ver  derramar  sangre,  se  le  sorprendió,  con  otros,  conspirando 
en  favor  del  general  Urquiza,  cujo  poder  había  caducado  con 
la  batalla  de  Pavón,  el  17  de  septiembre  de  1861,  y,  aprehen- 
dido por  el  gobierno  provisorio  de  Ruda,  fué  embarcado  en 
el  vapor  Buenos  Aires,  con  orden  de  salir  de  la  provincia, 
dejando  empero  a  su  elección  el  lugar  de  la  República  adonde 
quisiera  ser  conducido.  El  eligió  el  Paraguay,  donde  terminó 
sus  días. 

Fueron  sus  ministros  don  Luciano  Torrent,  don  José  Luis 
Garrido  y  don  José  J.  Rolón. 

1860.  —  D.  Antonio  Díaz  de  Vivar,  correntino,  presiden- 
te de  la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  proviso- 
riamente, desde  el  3  de  septiembre  hasta  el  7  de  noviembre, 
que  duró  la  ausencia  del  propietario  Rolón  fuera  de  la  pro- 
vincia, pasando  hasta  el  Paraná,  cerca  del  gobierno  general 
de  la  Confederación. 

1861.  —  D.  Manuel  José  Ruda,  correntino,  presidente  de 
la  Legislatura,  quien,  de  acuerdo  con  lo  que  dispone  la  cons- 
titución, se  recibió  del  Poder  Ejecutivo  el  mismo  día  8  de 
diciembre,  en  que  el  doctor  Rolón  presentó  su  renuncia  del 
cargo  de  gobernador,  que  le  fué  impuesta  por  los  jefes  mi- 
litares que  se  habían  rebelado  contra  su  autoridad. 


iriSTOEIA    DE    X.OS    GOBERXAEOEES    DE    LAS    PROVIKCIAS     AKGEXTIXAS    407 

Ruda  fué  gobernador  un  solo  día  (el  8)  en  que  renunció 
el  cargo,  y  parte  de  aquel  (el  9),  en  que  puso  en  posesión  dei 
mando  gubernativo  a  su  sucesor  Pampin. 

1861.  —  D.  José  Fampm,  correutmo,  vicepresidente  1." 
de  la  Legislatura,  electo  provisorio  el  9  de  diciembre  de  1861, 
en  que  fué  puesto  en  posesión  del  mando,  y  en  propiedad  e! 
10  de  febrero  de  1862,  por  el  tiempo  que  al  doctor  Kolón  fal- 
taba para  cumplir  su  período  constitucional  —  el  26  de  di- 
ciembre de  1862  —  hasta  cuya  fecha  ejerció  el  gobierno  de  la 
provincia.  i 

Como  al  mes  después  de  la  elevación  de  Pampin  al  man- 
do provisorio,  se  produjo  la  alarma  en  la  frontera,  a  conse- 
cuencia de  la  aglomeración  de  armamento  en  los  puntos  limí- 
trofes de  Entre  Ríos  y  la  reunión  de  fuerzas  por  el  genera! 
Urquiza  en  el  Arroyo  Grande,  con  el  intenta)  de  repeler  las 
justas  exigencias  del  general  B.  Mitre,  en  la  reorganización 
de  la  República  y  de  la  nacionalidad  argentina. 

Para  garantir,  pues,  la  seguridad  de  la  provincia  y  el 
triunfo  de  la  revolución,  el  gobernador  Pampin,  el  16  de  ene- 
ro de  1862,  tuvo  que  declarar,  como  declaró,  en  estado  de  si- 
tio, todo  el  territorio  de  la  provincia,  el  uso  del  pasaporte,  la 
movilización  de  las  milicias  y  organización  del  ejército. 

En  9  de  mayo  de  1862,  el  gobernador  Pampin  salió  a  vi- 
sitar los  pueblos  de  Mercedes  y  Curuzú-Cuatiá,  llevando  con- 
sigo al  general  Cáceres,  a  quien  colocó  sobre  aquellos  pueblos, 
teatro  de  las  hazañas  de  éste,  cuyo  proceder  harto  conocido 
hizo  temblar  a  los  habitantes  de  esos  lugares. 

Tuvo  por  ministros  al  doctor  Juan  Ensebio  Torreut,  do 
"Wenceslao  D.  Colodrero  y  don  Pedro  Igarzabal,  y  durante  su 
visita  a  la  campaña,  le  acompañó  como  secretario  don  J.  Ben- 
jamín de  la  Vega. 

L'na  d,í  las  primeras  disposiciones  del  gobernador  Pam- 
pin (17  de  diciembre  de  1861)  fué  declarar  caducos  de  hecho 
y  de  derecho  los  poderes  públicos  de  la  nación,  que  habían 
sido  abandonados  por  el  doctor  Santiago  Derqui,  ex  presidente 
de  la  República,  y  del  general  Juan  Esteban  Pedernera,  ex 
vicepresidente  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  nacional,  que- 
dando la  provincia  en  plena  posesión  de  su  soberanía  y  en  paz 
con  la  de  Buenos  Aires,  como  lo  había  estado  con  todas  las 
demás  de  la  República. 

1862.  —  D.  Pedro  Igarzabal,  presidente  de  la  Legislatura, 
delegado  de  Pampin,  desde  el  6  de  mayo,  que  el  propietario 
salió  a  la  visita  de  los  departamentos  de  campaña,  como  lo 
dispone  la  constitución  provincial. 


46¿!  •  ANTONIO   ZINNY  ^ 

1862,  —  D.  Manuel  Ignacio  Lagraña,  correntino,  Ser,  go- 
bernador constitucional,  desde  el  25  de  diciembre  de  1862,  en 
que  tomó  posesión  del  cargo,  hasta  igual  fecha  de  1865,  en  que 
terminó  su  período  legal,  pero  con  alguna  interrupción,  como 
se  verá  más  adelante. 

Los  ministros  que  tuvo  fueron  el  doctor  Juan  José  Carne- 
lino  y  don  Antonino  Segovia. 

1864.  —  D.  José  Banión  Vidal,  correntino,  presidente  de 
la  Legislatura,  delegado  de  Lagraña,  durante  la  ausencia  de 
éste  a  Bella  Vista,  desde  el  25  de  agosto  hasta  el  3  de  sep- 
tiembre, en  que  reasumió  el  mando  gubernativo. 

1864.  —  D.  Manuel  I.  Lagraña,  propietario  desde  el  3  de 
septiembre  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  después  de 
una  ausencia  de  8  días  en  Bella  Vista,  hasta  el  13  de  abril 
(jueves  santo)  de  1865,  que  se  vio  obligado  a  abandonar  la 
capital,  a  consecuencia  de  una  invasión  paraguaya  y  ocupa- 
ción de  Corrientes,  por  sorpresa  y  sin  declaración  de  guerra, 
después  del  apresamiento,  de  un  modo  pirático,  de  los  va- 
pores argentinos  Gualeguay  y  25  de  Mayo. 

La  ciudad  quedó  en  acefalía  de  gobierno  durante  el  día 
13  con  su  noche  hasta  las  seis  de  la  mañana  siguiente,  que 
tomaron  posesión  de  ella  las  fuerzas  paraguayas  al  mando 
del  general  Robles. 

1865.  —  General  Wenceslao  Rohles,  (paraguayo),  gober- 
nador militar,  bajo  las  órdenes  del  Presidente  del  Paraguay, 
mariscal  Francisco  Solano  López,  en  la  capital,  desde  el  14  de 
abril,  (viernes  santo)  que  fué  ocupada  la  ciudad,  hasta  el  19 
del  mismo  mes,  en  que,  reunido  el  Consejo  municipal,  presi- 
dido por  don  José  Antonio  de  los  Santos,  se  nombró  una  Jun- 
ta Gubernativa,  compuesta  de  los  triunviros  don  Teodoro  Gau- 
na,  don  Sinforoso  Cáceres  y  don  Víctor  Silvero. 

El  desgraciado  general  W.  Robles,  2.°  jefe  del  tirano  Ló- 
pez, fué  injustamente  fusilado  en  medio  del  cuadro  de  todo 
el  ejército  paraguayo  por  traidor,  y  su  traición  consistía  en 
no  haber  permitido  el  saqueo  de  tres  días  que  estaba  preserip- 
to  a  la  ciudad  de  Corrientes  y  por  no  haber  entregado  sin  leer, 
una  correspondencia  que  se  le  había  dirigido  por  los  fieles 
al  gobernador  legal. 

1865.  —  Junta  Gubernativa,  compuesta  del  triumdrato 
Víctor  Silvero,  Sinforoso  Cáceres  y  Teodoro  Gauna  (corren- 
tinos),  en  la  capital  y  parte  de  la  campaña,  hasta  donde  do- 
minaija  el  ejército  invasor  paraguayo,  desde  el  19  de  abril, 
en  que  fué  nombrado  aparentemente  por  el  Concejo  municipal; 
presidido  por  don  José  Antonio  de  los  Santos  y  en  realidad 


IIÍSTORIA    ÜE    LOS    GOBEI??CADOEES    CE    LAS    PEOVIXCIAS     ARGENTINAS    469 

por  el  presidente  López,  del  Paraguay,  hasta  el  22  de  oc- 
tubre, que  fué  desocupado  el  territorio  del  Estado  de  Co- 
rrientes. 

El  25  de  mayo,  después  de  un  reñido  combate  entre  la 
fuerza  que  guarnecía  la  ciudad  de  Corrientes,  en  protección 
de  la  Junta,  y  otra  argentina  y  brasileña  al  mando  del  ge- 
neral Wenceslao  Paunero,  en  La  Batería,  donde  éste  operó 
su  desembarco,  ocupando  la  plaza,  el  triunvirato,  acompaña- 
do del  ministro  paraguayo  José  Berges  —  quien,  al  ver  la 
actitud  bélica  de  las  fuerzas  libertadoras,  dijo:  "todo  se  per- 
derá menos  el  honor"  —  se  hizo  humo,  hasta  el  27  de  mayo, 
que,  reembarcando  sus  fuerzas,  retrocedió  aguas  abajo,  hasta 
la  Esquina,  punto  limítrofe  con  la  pro\ancia  de  Entre  Ríos. 

Entonces,  reapareció  el  gobierno  del  triunvirato  ejercien- 
do medidas  de  rigor  sobre  los  habitantes  que  manifestaron  su 
simpatía  por  los  aliados,  entre  ellos  se  hallaba  el  autor  de  es- 
ta Historia.  Aim  con  los  pacíficos  indios  que  se.  proveían  de 
víveres  tranquilamente  en  el  mercado  de  Corrientes,  según 
era  su  costumbre,  se  ejerció  una  horrible  matanza  en  las  ca- 
lles de  la  ciudad. 

1865.  —  General  Wenceslao  Paunero,  gobernador  militar, 
quien,  a  consecuencia  de  la  ocupación  de  la  capital  por  el 
ejército  aliado,  el  25  de  mayo,  ejerció  el  poder  hasta  que  eva- 
cuó la  ciudad  reembarcando  su  fuerza  durante  la  noche  del 
26  al  27,  en  dirección  a  la  Esquina. 

1865.  —  D.  Manuel  I.  Lagraña,  propietario,  ambulante 
durante  la  ocupación  paraguaya  hasta  el  22  de  octubre,  que, 
evacuada  la  provincia,  entró  en  la  capital  y  continuó  ejercien- 
do el  mando  gubernativo  hasta  el  25  de  diciembre  en  que  ex- 
piró el  período  legal  de  su  gobierno. 

1865.  —  D.  Evaristo  López,  (correntino)  gobernador,  y 
D.  Juan  Vicente  Pampin,  vicegobernador,  electos  el  25  de 
diciembre,  pero  hallándose  ausente  en  esa  fecha  y  por  renun- 
cia de  éste,  devuelta  por  los  términos  inconvenientes  en  que 
estaba  concebida,  fué  nombrado  el  doctor  Vidal,  el  10  de  ene- 
ro de  1866. 

1865.  —  Dr.  José  Ramón  Vidal,  presidente  de  la  Legis- 
latura y  vicegobernador  de  la  provincia,  nombrado  el  10  de 
enero  de  1866,  por  renuncia  de  don  J.  Y.  Pampin,  en  au- 
sencia del  gobernador  electo  don  Evaristo  López,  se  recibió 
del  mando  gubernatÍA^o  el  26  de  diciembre,  desempeñando  el 
cargo  hasta  el  10  de  enero  de  1866. 

1866,  —  D.  Evaristo  López,  4.°  gobernador  constitucio- 
nal, electo  el  25  de  diciembre  de  1865,  y  hallándose  a  la  sazón 


470  AXTONIO    ZIXNY 

ausente  de  la  capital  no  se  recibió  sino  el  1.°  de  enero  si- 
guiente. 

Fueron  sus  ministros  los  ciudadanos  Wenceslao  Díaz  Co- 
lodrero  y  Pedro  C.  Reina. 

A  los  tres  días  de  su  elevación,  López  tuvo  que  ausentar- 
se por  motivo  del  servicio  público,  hasta  el  18  de  enero  que 
reasumiera  el  mando.  Durante  su  ausencia  ejerció  el  Poder 
Ejecutivo  el  vicegobernador  J.  E.  Vidal. 

Pocos  meses  después  estalló  una  revolución. 

En  la  noche  del  14  de  septiembre,  el  doctor  don  Félix 
Amadeo  Benítez,  con  12  hombres,  se  posesionó  del  Cabildo, 
Policía  y  Cuartel,  obligando  al  primer  magistrado  de  la  pro- 
vincia a  salir  huyendo  en  las  altas  horas  de  esa  noche,  en  ro- 
pas menores.  Dirigióse  al  departamento  de  las  Lomas,  donde 
consiguió  que  30  hombres  de  caballería  se  lanzasen  sobre  los 
revolucionarios,  en  su  apoyo,  los  cuales  fueron  derrotados,  de- 
jando caballos  y  recados.  Por  la  tarde,  con  más  elementos, 
el  gobernador  López,  por  intermedio  del  vicegobernador  Vi- 
dal, inició  negociaciones  entrando  en  transacción  con  los  re- 
volucionarios. 

Esa  descabellada  revolución,  que  solo  duró  12  horas,  le- 
jos de  debilitar  la  autoridad  de  López,  no  hizo  sino  fortale- 
cerla y  dar  pie  para  que  él  tomara,  como  tomó,  enérgicas  me- 
didas contra  los  que  ninguna  parte  tuvieran  en  el  motín,  en- 
carcelando a  unos  y  desterrando  a  otros. 

Terminada  la  célebre  asonada  del  doctor  Benítez,  embar- 
cándose éste  con  don  Eudoro  Díaz  de  Vivar,  los  capitanes 
Acuña  y  Malvido,  el  alférez  Sebastián  Casares  y  otros,  el  go- 
bernador López  hizo  su  entrada  triunfal  a  las  4  de  la  tarde 
del  15  (septiembre),  acompañado  de  180  hombres  y  con  mu- 
cho pueblo,  ocupando  la  plaza.  El  traje  del  gobernador,  al 
entrar  en  la  ciudad,  fué  saco  negro,  sombrero  de  paja,  panta- 
lón colorado,  bota  granadera  y  unas  espuelas  de  plata,  como 
de  Seis  libras.  El  ministro,  doctor  Colodrero  arengó  al  pue- 
blo y  con  esto  y  una  serenata  terminó  la  revolución. 

El  gobernador  López,  durante  su  administración,  no  se 
halló  al  frente  del  Poder  Ejecutivo  por  más  de  ocho  meses, 
en  diferentes  ocasiones,  a  saber:  la  1.'"*,  desde  el  13  hasta  el 
18  de  enero  de  1866,  según  queda  dicho  más  arriba ;  la  2.^, 
desde  el  27  de  abril  hasta  el  9  de  mayo;  la  3.^,  desde  el  2  has- 
ta el  16  de  octubre;  la  4.^,  desde  el  23  de  no\dembre  hasta  el 
31  de  enero  de  1867 ;  la  5.%  desde  el  30  de  marzo  de  1867  has- 
ta junio,  por  temor  del  cólera,  de  que  habían  aparecido  al- 
gunos casos  en  la  capital,  y  la  6.°-  y  última,  desde  el  24  de 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEK>rADORE.S    DE    LAS    PROVINCIAS     ARGEA^TIXAS     47 1 

septiembre  hasta  el  3  de  diciembre,  que  pasó  a  Goya  para 
asistir  a  la  función  de  la  Patrona  de  aquella  ciudad. 

Los  ministros  de  López  fueron  los  doctores  Desiderio  Ro- 
sas y  Wenceslao  Díaz  Colodrero. 

1866.  —  Dr.  José  Ramón  Vidal,  vicegobernador,  en  ejer- 
cicio del  Poder  Ejecutivo,  la  1.^  vez,  desde  el  13  hasta  eí  IS 
de  enero,  que  se  ausentó  López  por  motivos  del  servicio  pú- 
blico. 

La  2.*  vez  y  con  el  mismo  motivo,  desde  el  27  de  abril 
hasta  el  9  de  mayo. 

La  3.^  vez  y  con  igual  motivo,  desde  el  2  hasta  el  16  de 
octubre. 

La  4.^*  vez,  desde  el  23  de  noviembre  de  1866  hasta  el  31 
de  enero  de  1867. 

La  5.^  vez,  desde  el  30  de  marzo  de  1867  hasta  junio,  que 
el  gobernador  López  se  ausentó  para  Goya,  por  haber  apare- 
cido en  la  capital  algunos  casos  de  cólera. 

La  6.^  vez,  desde  el  23  de  septiembre  del  mismo  año 
(1867),  que  se  ausentó  López  a  la  ciudad  de  Goya,  acompa- 
ñado de  su  familia  y  de  la  banda  de  música,  con  el  objeto  de 
asistir  a  la  función  de  la  Patrona  de  aquella  ciudad,  hasta 
el  3  de  diciembre  que  regresara,  reasumiendo  el  mando  gu- 
bernativo. 

1867.  —  D.  Evaristo  López,  propietario,  desde  el  3  de 
diciembre  que  reasumió  el  mando,  hasta  el  27  de  mayo  de 
1868,  que  se  vio  obligado  a  renunciar,  a  consecuencia  de  una 
revolución. 

Esta  estalló  en  la  noche  del  14  de  septiembre,  dando  por 
resultado  la  prisión  del  gobernador  y  su  renuncia  forzada. 

Las  fuerzas  del  gobierno  revolucionario  a  las  órdenes  del 
coronel  Ocampo  se  presentaron  en  Mercedes  contra  las  del 
general  Nicanor  Cáceres,  en  sostén  del  gobernador  legal  Ló- 
pez. Tuvo  lugar  un  combate,  en  que  fué  derrotado  Ocampo 
(|ue  huyó  a  los  montes  de  Pay-Ubre,  donde  fué  activamente 
T^erseguido.  El  resultado  de  este  encuentro  fué  el  que  el  ge- 
neral Cáceres  dominara  algunos  departamentos  de  la  pro- 
vincia, dirigiendo  su  marcha  sobre  la  capital.  La  conducta  de 
Cáceres  no  mereció  la  aprobación  del  gobierno  nacional,  por 
cuanto,  siendo  un  jefe  de  la  nación  al  mando  de  fuerzas  de 
ia  misma,  las  había  empleado  en  fomentar  la  guerra  civil  en 
la  provincia  cuj^o  orden  le  fuera  encomendado. 

El  gobernador  E.  López,  cuando  se  vio  libre,  acompaña- 
do de  su  secretario  don  José  Hernández,  reclamó  su  derecho 
al  gobierno  de  la  provincia  y  sustituyó  a  Cáceres,  declarando 


472  ANTOIÍIO    ZINNY 

rebelde,  traidor  a  la  nación  y  desertor  del  ejército,  poniéndose 
él  a  la  cabeza  de  las  fuerzas  de  la  provincia  en  sostén  de  su 
autoridad   usurpada. 

El  gobierno  de  López  durante  los  dos  años  y  medio  que 
estuvo  en  posesión  de  él,  dejó  como  un  recuerdo  imperecedero, 
la  constancia  de  su  olvido,  abandono,  esterilidad  absoluta  del 
servicio  público,  a  fin  de  hacer  resaltar  más  la  de  su  sucesor 
constitucional  Guastavino.  Prescindimos  de  la  administración 
provisoria  de  Escobar  y  Torrent,  impuesta  por  las  circunstan- 
cias políticas,  que  hicieron  necesaria  su  consagración  al  resta- 
blecimiento del  orden  en  la  provincia  y  prepararla  para 
rechazar  la  invasión  de  Entre  Eíos  en  apoyo  de  López. 

1868.  —  D.  Francisco  M.  Escotar,  (correntino),  presi- 
dente de  la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  en 
27  de  mayo,  en  virtud  de  la  renuncia  forzada  de  don  Evaristo 
López  y  hallarse  vacante  el  cargo  de  vicegobernador. 

Acompañáronle  como  ministros  el  doctor  Juan  Lagraña  y 
don  Gregorio  Pampin. 

El  gobernador  Escobar  no  fué  reconocido  por  el  general 
Cáceres,  quien  se  puso  en  armas  contra  su  autoridad,  soste- 
nida por  las  fuerzas  del  coronel  Ocampo  que  fué  derrotado. 

No  ha^biendo  querido  la  Legislatura  aceptar  la  renuncia 
de  López,  el  gobernador  Escobar  expidió  un  decreto  destitu- 
yendo en  masa  los  miembros  de  aquella  corporación  y  restitu- 
yéndose a  sí  mismo  como  presidente  de  ella,  en  cuyo  carácter 
ejercía  la  autoridad  que  investía. 

No  obstante.  Escobar  continuó  como  gobernador  consti- 
tucional. 

1868.  —  D.  Victorio  Torrent,  (correntino),  presidente  de 
la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  de  la  provin- 
cia, hasta  el  25  de  diciembre,  que  electos  los  señores  doctor  Jo- 
sé Miguel  Guastavino,  para  gobernador,  y  coronel  Santiago 
Baibiene,  para  vicegobernador,  fué  puesto  en  posesión  del 
cargo  el  primero. 

Los  señores  doctor  José  Luis  Cabral  y  don  Juan  V.  Pam- 
pin. acompañaron  al  gobernador  Torrent,  en  calidad  de  mi- 
nistros secretarios. 

1868.  —  Br.  José  Miguel  Guastavino,  (correntino),  electo 
gobernador,  y  el  coronel  Santiago  Baibiene,  vicegobernador  el 
25  d^  diciembre  de  1868,  y  en  ejercicio,  desde  esta  fecha,  el 
1.",  hasta  el  12  de  febrero  de  1869,  que  se  ausentó  del  terri- 
torio de  la  provincia  por  asuntos  de  grave  interés  público. 

Su  ministro  fué  el  doctor  Juan  José   Cameliuo  y  suce- 


HISTORIA    DE    LOS    GOBEENABOEES    DE    LAS    PEOVIXCIAS     AIÍGENTINAS    473 

sivamente  el  doctor  José  Luis  Cabral  y  don  Doroteo   Gonzá- 
lez Vidal. 

1869.  —  Coronel  Santiago  Baihiene,  (correntino),  vice- 
gobernador en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  el  12  de  febrero 
en  ausencia  del  gobernador  Guastavino,  hasta  el  27  del  mis- 
mo mes  que  éste  reasumió  el  mando. 

Fueron  sus  ministros  el  doctor  Lisandro  Segovia  y  don 
Valentín  Virasoro. 

1869.  — :  Dr.  José  Miguel  Guastavino,  gobernador  propie- 
tario, desde  el  27  de  febrero  que,  después  de  una  corta  ausen- 
cia del  territorio  de  la  provincia  por  asuntos  de  grave 
interés  público,  reasumió  el  mando  gubernativo,  hasta  que,  no 
encontrando  el  apoyo  necesario  en  la  Legislatura,  para  "res- 
taurar el  templo  de  la  moral  pública,  curando  la  llaga  que 
arrebataba  las  fuerzas  del  pueblo,  su  prosperidad  y  vida",  pre- 
sentó, el  30  de  septiembre,  su  renuncia,  que  no  fué  admitida 
hasta  el  13  de  octubre  después  de  haber  expedido  3  días  antes 
un  decreto  poniendo  en  posesión  del  Poder  Ejecutivo  al  vicego- 
hernador  Baibiene  en  vista  de  la  marcada  oposición  que  le  hacía 
la  Cámara  de  Representantes  de  la  pro\4ncia. 

Compartieron,  con  el  gobernador  Guastavino,  las  tareas 
administrativas,  en  calidad  de  ministros,  los  señores  docto- 
res Juan  José  Camelino,  José  Luis  Cabral,  y  don  Doroteo 
González  Videla. 

El  gobernador  Guastavino,  con  la  acertada  elección  del 
doctor  Camelino  para  ministro,  fué  de  constante  y  activa  la- 
bor administrativa  en  todos  los  ramos,  habiendo  prestado  su 
atención  preferente  al  de  instrucción  pública,  que  se  hallaba 
en  un  estado  de  dolorosa  decadencia  desde  el  gobierno  de  don 
Evaristo  López,  —  1866  hasta  27  de  mayo  de  1868  —  ya  crean- 
do nuevas  escuelas  o  ya  comisiones  inspectoras  de  escuelas  y 
solares  en  varios  puntos  de  la  campaña. 

1869,  —  Coronel  Santiago  Baihiene,  vicegobernador,  en 
ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  de  la  provincia,  desde  el  11  de 
octubre,  en  que,  después  de  haber  reasumido  el  cargo  el  gober- 
nador Guastavino  y  antes  de  obtener  resolución  de  la  Legisla- 
tura, expidió  un  decreto  poniendo  en  posesión  del  mismo  al' 
vicegobernador,  quien  continuó  ejerciéndolo  hasta  concluir  el 
período  del  renunciante,  como  lo  dispone  la  constitución. 

Organizó  su  ministerio  con  los  señores  doctor  Lisandro 
Segovia  y  don  Juan  V.  Pampin. 

Con  motivo  de  tener  que  salir  a  campaña  hasta  Curuzú 
Cuatiá,  donde  existía  la  anarquía,  el  gobernador  Baibiene  dele- 
gó el  mando  en  el  presidente  de  la  Legislatura,  con  arreglo 
a  la  eonstitueion. 


474  ANTONIO    ZINNY 

1869.  —  D.  Pedro  Igarzáhal,  (correntino),  presidente  de 
la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  desde  el  21 
de  noviembre  hasta  el  8  de  enero  de  1870,  por  ausencia  del 
vicegobernador  Baibiene  en  campaña,  con  el  objeto  de  efectuar 
la  visita  a  los  departamentos  de  la  frontera  sur,  restablecer 
la  concordia  en  los  ánimos  y  el  respeto  a  la  autoridad  en  Cu- 
ruzú-Cuatiá,  víctima,  desde  muchos  años  atrás,  del  más  com- 
pleto desgobierno. 

Acompañáronle  los  mismos  ministros  Segovia  y  Pampin. 

1870.  —  Coronel  Santiago  Baibiene,  vicegobernador,  en 
ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  desde  el  8  de  enero,  en  que  lo 
reasumió,  de  regreso  de  su  visita  a  algunos  departamentos  de 
'a  campaña,  hasta  el  27  de  abril,  que,  con  motivo  del  asesi- 
nato del  general  Urquiza,  gobernador  de  Entre  Ríos,  vencedor 
de  la  tiranía  de  Caseros,  ex  presidente  de  la  confederación, 
salió  a  campaña  a  la  cabeza  de  dos  batallones  de  línea  que  es- 
taban en  Corrientes,  reasumiendo  nuevamente,  el  21  de  junio, 
el  mando  gubernativo. 

Fueron  sus  ministros  el  doctor  Juan  Lagraña,  don  Juan 
E.  Martínez,  don  Valentín  Virasoro  y  don  Juan  V.  Pampin. 

El  29  de  agosto,  salió  Baibiene  nuevamente  de  la  capital 
a  objeto  del  servicio  público,  habiendo  quedado  en  ejercicio 
del  Poder  Ejecutivo,  las  dos  veces  que  se  ausentara,  el  Pre- 
sidente de  la  Legislatura  don  Pedro  Igarzábal. 

A  principios  de  1871  reasumió  el  mando  hasta  el  13  de 
febrero  que  salió  a  campaña  contra  el  general  López  Jordán, 
que  había  invadido  la  provincia  y  que  fué  completamente  de- 
rrotado en  Ñaembé,  habiendo  regresado  victorioso  el  10  de 
junio,  en  que  reasumiera  nuevamente  el  mando. 

1870.  —  D.  Pedro  Igarzáhal,  Presidente  de  la  Legislatu- 
ra, en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  desde  el  27  de  abril  que 
el  vicegobernador  Baibiene  salió  a  campaña  con  motivo  del 
asesinato  del  general  Urquiza,  hasta  el  21  de  junio;  y  por 
segunda  vez,  desde  el  29  de  agosto  de  1870  hasta  principios  de 
1871.   El  señor  Igarzábal  falleció  el  11  de  febrero  de  1871. 

1871.  —  Z>.  Gregorio  Cehallos,  (correntino),  vicepresiden- 
te 2.°  de  la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  por 
fallecimiento  de  don  Pedro  Igarzábal,  vicepresidente  1.°,  des- 
de el  27  de  abril  que  el  vicegobernador  Baibiene  marchó  a  cam- 
paña contra  las  fuerzas  iuA^asoras  al  mando  del  general  Ricardo 
López  Jordán,  que  fué  completamente  derrotado  (el  26  de 
enero  de  1871)  en  Ñaembé,  hasta  el  10  de  junio  que  reasumió  el 
mando  gubernativo  el  referido  Baibiene. 

1871.  —  Coronel  SanUago  Baibiene,  vicegobernador,  des- 


insToiíiA  nr:  los  goberxadorks   de  las   provincias    akgentinas  475 

de  el  10  de  junio,  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  des- 
pués de  haber  contribuido  a  la  completa  derrota  del  general 
R.  López  Jordán  (26  de  enero)  en  Ñaembé,  hasta  el  7  de  oc- 
tubre que  se  ausentó  de  nuevo. 

1871.  —  D.  Filemón  Díaz  de  Vivar,  (correntino),  presi- 
dente de  la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  des- 
de el  7  de  octubre  en  que  salió  a  campaña  el  vicegobernador 
Baibiene,  hasta  el  25  del  mismo  mes  en  que  éste  reasumió  el 
mando   gubernativo. 

1871.  —  Coronel  Santiago  Baibiene,  vicegobernador,  des- 
de el  25  de  octubre,  en  que,  después  de  una  ausencia  de  18 
días,  reasumió  el  mando  gubernativo,  hasta  el  25  de  diciembre, 
que,  expiriando  el  período  legal  de  su  gobierno  lo  trasmitió  al 
electo  doctor  Agustín  P.  Justo. 

1871.  —  Dr.  Agustín  Pedro  Justo,  electo  gobernador,  en 
ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  y  coronel  Manuel  de  Jesús  Cal- 
vo, vicegobernador,  desde  el  25  de  diciembre  de  1871  hasta 
el  9  de  enero  de  1872,  habiendo  organizado  su  ministerio  con 
los  ciudadanos  doctor  Juan  Lagraña,  gobierno,  y  don  Valen- 
tín Virasoro,  hacienda. 

En  la  madrugada  del  citado  9  de  enero,  el  coronel  Desi- 
derio Sosa,  traicionando  al  gobierno,  redujo  a  prisión  al  go- 
l^sernador  Justo,  a  su  ministro  Lagraña  y  a  don  Budoro  Díaz 
de    Vivar. 

La  revolución  de  Corrientes  coincidió  con  la  invasión  de 
López  Jordán  en  Entre  Ríos. 

Desde  el  día  7,  el  gobernador  Justo  tuvo  conocimiento  de 
haber  estallado  una  revolución  en  el  departamento  de  Curuzú- 
Cuatiá,  encabezada  por  el  coronel  don  Valerio  Insarrualde ;  en 
su  consecuencia,  en  la  misma  fecha  expidió  un  decreto  movili- 
zando la  guardia  nacional  de  la  provincia  y  nombrando  al  coro- 
nel Santiago  Baibiene,  comandante  en  jefe  de  las  milicias  reuni- 
das al  sur  del  río  Corrientes,  y  al  vicegobernador,  coronel 
Calvo,  comandante  en  jefe  de  las  milicias  movilizadas  al  norte. 

Estando  el  doctor  Justo  preso  en  la  comandancia  de  ar- 
mas, se  le  permitió  alejarse  hasta  cierta  distancia,  vigilado  por 
ana  guardia.  Tenía  ya  hablado  un  bote;  como  empezaba  a  obs- 
curecer, pudo  saltar  a  él  sin  ser  notado,  el  día  12,  empezando 
a  vogar  con  presteza. 

Dióse  entonces  la  voz  de  alarma  y  salieron  a  darle  caza  los 
botes  de  la  capitanía. 

El  gobernador  Justo  tuvo  que  remar  con  sus  propias  ma- 
nos, para  poderse  escapar.  En  seguida,  los  botes  de  la  capita- 
nía emprendieron  un  registro  sobre  los  buques  que  se  hallaban 


475 


ANTOXIO    ZIÍTNY 


en  el  puerto.  No  liabiéudolo  encontrado  en  los  buques  reco- 
rridos, se  dirigieron  a  la  cañonera  italiana  Confianza,  donde 
ee  hallaba  el  gobernador,  acompañado  de  su  ministro  don  Va- 
lentín Virasoro,  don  Filemón  D.  de  Vivar,  presidente  de  la  Le- 
gislatura y  10  oficiales  de  la  guardia  nacional,  pero  el  capitán 
contestó  a  los  perseguidores  que  les  liaría  fuego  si  intentaban 
penetrar  en  el  buque,  con  lo  que  emprendieron  éstos  su  retirada. 
El  25  se  trasbordó  al  trasporte  de  guerra  brasileño  Inhauma  y 
el  27  llegó  al  Rosario,  habiendo  pedido  la  intervención  nacio- 
nal, para  e^•itar  la  efusión  de  sangre. 

El  1."  de  febrero  se  presentó  en  Buenos  Aires,  solicitando 
de  nuevo  la  intervención  nacional,  que  le  fué  negada  por  "al- 
tas razones  de  conveniencia  pública".  La  falta  de  una  ley  que 
autorice  la  movilización  de  las  milicias  sin  dar  lugar  a  recri- 
minaciones y  conflicto  de  atribuciones,  y  consideraciones  deri- 
vadas de  circunstancias  locales,  aconsejaron  al  Poder  Ejecutivo 
dejar  librada  a  su  propia  acción  las  disensiones  de  Corrientes, 
producidas  por  elecciones  de  dudosa  legitimidad,  para  no  com- 
prometer las  rentas  y  la  paz  de  la  Nación  (1). 

Estas  doctrinas,  cuan  bellas  son  en  teoría,  estaban  en 
abierta  oposición  con  la  práctica;  pues,  elecciones  de  dudosa 
legitimidad  hubo  no  pocas,  si  no  todas,  desde  1810  hasta  la  fe- 
cha, sin  exceptuar  la  época  de  Rosas.  Este  había  juzgado  con- 
veniente exonerar  al  pueblo  de  la  carga  de  emitir  su  propio 
voto  sobre  los  candidatos  que  no  fuesen  la  expresión  de  su  vo- 
luntad. Era,  pues,  un  medio  cómodo  y  económico  de  practicar 
elecciones. 

En  la  época  del  Dictador,  como  en  todas  las  épocas,  para 
llenar  las  formas  legales,  basta  que  el  pueblo  haga  ostentación 
del  ejercicio  de  su  derecho  concurriendo  el  día  señalado  por 
la  ley  o  por  el  gobierno  a  depositar  cada  ciudadano  su  voto; 
si  el  resultado  de  la  votación  no  es  la  expresión  de  la  oligar- 
quía o  el  desiderátum  del  leader  de  la  fracción  política  que 
contara  con  el  apoyo  oficial,  no  hay  necesidad  de  tener  en  cuen- 
ta el  voto  del  ciudadano. 

El  hecho  fué  que  las  altas  razones  de  cowo'eriiencia  públi- 
ca prolongaron  la  guerra  ei^ál  en  Corrientes,  con  todo  su 
séquito  de  desastres.  Después  de  varios  encuentros,  en  San 
Gerónimo,  en  que  100  muertos  entre  las  fuerzas  de  la  revo- 
lución, fuerte  de  3000  hombres,  y  la  del  gobernador  legal,  de 
4000,  al  mando  del  coronel  Santiago  Baibiene,  la  rebelión  ob- 
tuvo un  triunfo  decisivo.  El  4  de  marzo   (1872),  en  los  cam- 


I 


(1)     VéaEe   el   mensaje   del   presidente   de   la  república,   presentado   al 
condeso  en  mayo    de   1872. 


IIISTOKIA    DE    LOS    G0BEt;:7AD0EES    DE    LA3    PROVINCIAS     ASGEÍÍTINAS    477 

pos  de  Aeosta,  a  inedia  legua  del  Empedrado,  en  la  Cabana 
del  Tabaco,  tuvo  íugar  uua  sangrienta  batalla,  dispersándose 
la  caballería  del  ejército  legal  y  triunfando  la  infantería;  pe- 
ro, falto  de  municiones,  fué  obligado  Baibiene  a  capitular. 
Este  desgraciado  suceso  costó  al  ejército  de  Baibiene  la  pérdi- 
dida  de  más  de  150  hombres  muertos,  como  400  heridos,  entre 
éstos,  el  doctor  Juan  Lagraña,  (habiendo  muerto  ds  las  heri- 
das el  12  del  mismo  mes),  y  entre  aquéllos  los  12  jefes  si- 
guientes: José  Vicente  Gómez,  uno  de  los  héroes  de  la  de- 
fensa de  Curuzú-Cuatiá ;  Caro  Martínez,  Ángel  Martínez,  Ce- 
ledonio Ojeda,  Marcos  Núñez,  Jua,n  y  Sinforoso  Valenzuela, 
hermanos,  José  Carreras,  Pedro  Igarzabal,  hijo  del  mártir,  (en 
San  Gerónimo),  Zenón  Correa,  Manuel  José  Silva,  Ángel  Nie- 
11a  y  N.  Borda;  y  de  los  de  la  revolución,  el  mayor  Suárez  y 
los  capitanes  Avalos  y  Aguirre. 

El  combate  empezó  a  las  dos  y  terminó  a  la^  cuatro  de  la 
tarde,  con  la  rendieión  del  coronel  Baibiene  y  toda  su  infan- 
tería y  los  principales  jefes  de  caballería. 

El  coronel  Desiderio  Sosa,  jefe  de  la  revolución,  dio  li- 
bertad a  todos  los  prisioneros,  conducta  que  no  mereció  la  apro- 
bación de  los  otros  jefes.  Baibiene,  por  disposición  de  Sosa, 
tuvo  que  ausentarse  de  la  provincia  por  algún  tiempo. 

A  los  cinco  días  después  del  combate,  que  no  se  evitó  por 
las  altas  razones  de  conveniencia  púMica,  llegaron  a  Corrien- 
tes, comisionados  por  el  gobierno  nacional,  los  señores  doctor 
Santiago  Cortinez,  entonces  contador  mayor  de  la  Nación  y 
actual  presidente  de  la  Contaduría  y  el  coronel  (hoy  general 
y  ministro  de  la  guerra),  Julio  Roca,  en  oportunidad  para  in- 
formar al  gobierno  nacional  del  desenlace  de  los  sucesos. 

Por  una  triste  coincidencia,  en  la  misma  fecha  de  la  lle- 
gada de  la  comisión  nacional  a  Cbrrientes  (9  de  marzo)  el 
juez  de  paz  del  departamento  de  Curuzú-Cuatiá,  daba  un 
edicto  imponiendo  el  uso  del  célebre  Cintillo  colorado,  en  es- 
tos términos : 

^'El  Juez  de  Paz  del  Departamento. 

"Por  el  presente  edicto  se  ordena  a  todo  ciudadano  ar- 
gentino, residente  en  esta  villa  y  su  departamento,  sin  excep- 
ción de  categoría,  se  coloque  el  Cintillo  puni;ó,  previniendo 
que  desde  mañana,  10  del  corriente,  a  todo  a  aquel  que  se  tome 
sin  él,  será  conducido  a  disposición  del  jefe  militar.  Cruetes, 
marzo  9  de  1872. 

Josa  Fraxctsco  Maciel.  ' ' 
Juez  de  Paz. 


47  >  ANTONIO    ZIXXY 

-A  pesar  de  todo,  el  doctor  Justo  sostuvo  su  derecho  al 
gobierno  de  Corrientes,  pero  sin  resultado  práctico. 

En  el  Congreso,  el  doctor  Justo  no  fué  más  feliz.  En  la  se- 
sión del  17  de  agosto  (1872),  en  que  fué  interpelado  el  minis- 
tro de  guerra  y  marina,  el  senador  por  Corrientes,  doctor  To- 
rrent,  haciendo  una  reseña  de  los  ser^^cios  del  coronel  Bai- 
biene,  que,  con  las  armas,  defendió  el  gobierno  legal  del  doctor 
Justo  hasta  caer  vencido,  trató  de  probar  que  Baibiene  fué 
víctima  de  una  hostilidad  directa  y  premeditada  de  parte  del 
gobierno  nacional,  a  quien  hizo  cargos  de  haber  a^-udado  a  la 
revolución  de  Corrientes. 

1872.  —  Voronel  Desiderio  Sosa,  dictador  revolucionario, 
en  la  capital,  desde  el  9  de  enero,  que  derrocó  al  gobernador 
legal,  doctor  Justo,  apoderándose  de  su  persona  y  de  las  de 
sus  ministros,  hasta  mediados  del  mismo  mes,  que  declinó 
el  mando  dictatorial  en  un  triunvirato,  pero  permaneciendo 
dueño  de  la  situación. 

Después  de  la  batalla  del  Tabaco,  de  que  se  habla  más 
arriba,  el  coronel  Sosa,  que  había  puesto  en  juego  todos  sus 
elementos  en  favor  de  la  candidatura  del  doctor  Justo,  con 
quien  fué  tan  inconsecuente,  intentó  hacer  una  contrarrevolu- 
ción, lo  que  solo  sirvió  para  afianzar  la  situación. 

1872.  —  La  Junta  Gubernativa  o  Triunvirato,  compuesto 
de  los  señores  Gregorio  Pampix,  Tomas  Vedoya  y  E^^iilio 
Díaz,  desde  enero  hasta  marzo,  que  los  jefes  de  la  revolución 
dispusieron  exonerar  a  los  das  últimos,  quedando  en  conse- 
cuencia al  frente  del  gobierno  provisorio  el  primero,  en  la  ca- 
pital. 

1872.  —  Coronel  Manuel  de  Jesús  Calvo,  vicegobernador 
de  la  provincia,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo  en  campaña. 
a  consecuencia  de  la  revolución  del  9  de  enero  y  prisión  del 
gobernador  Justo,  desde  el  11  del  mismo  mes  hasta  fines  de 
febrero,  que,  libre  éste,  reasumió  el  gobierno  legal  en  la  ciudad 
de  Goya. 

El  vicegobernador  Calvo,  durante  su  ambulante  adminis- 
tración, hacía  refrendar  sus  disposiciones  oficiales  por  don 
Saturnino  Flores,  elevado  a  la  categoría  de  oficial  mayor  de 
la  secretaría,  mientras  la  capital  se  conservara  en  poder  de 
la  sedición. 

1872.  —  Dr.  Agustín  P.  Justo,  gobernador  legal  en  cam- 
paña, desde  el  20  o  21  de  febrero,  que  reasumió  el  mando  has- 
ta el  4  de  marzo,  que,  derrotado  su  ejército  a  las  órdenes  del 
coronel  Baibiene,  en  la  batalla  del  Tabaco,  cerca  del  Empedra- 
do, tuvo  que  abandonar  la  provincia. 


ANTOXIO    ZINIíT  479 

1872.  —  D.  Gregorio  Panipín,  nombrado  por  los  jefes  de 
la  revolución  gobernador  provisorio,  en  la  capital,  habiendo 
tenido  por  ministros  secretarios  a  los  doctores  Mariano  Cas- 
tellano, Genaro  Figueroa,  y  por  renuncia  de  éste,  al  doctor 
Fidel  Sáen^  de  Cavia,  desde  marzo  hasta  el  9  de  mayo,  que  le 
sucedió  Gelabert. 

1872.  —  D.  Miguel  Victoria  Gelabert  y  D.  Wenceslao  F. 
Cahral,  gobernador  y  vicegobernador,  electos  el  8  de  mayo 
y  puesto  en  posesión  del  Poder  Ejecutivo  el  primero  el  9  del 
mismo  mes,  hasta  el  25  de  septiembre,  que,  habiéndose  ausen- 
tado de  la  capital  a  objeto  de  asistir  a  la  fiesta  de  Caacatí  y 
practicar  una  breve  visita  a  algunos  otros  departamentos  de 
la  campaña,  quedó  en  posesión  del  mando  el  segundo. 

El  gobernador  Gelabert  tuvo  por  ministros  secretarios  su- 
cesivamente, a  los  señores  doctor  Mariano  Castellanos,  y  du- 
rante la  enfermedad  de  éste,  el  fiscal  doctor  Emilio  Díaz,  doc- 
tor Manuel  Derqui,  doctor  José  Benjamín  de  la  Vega,  don  Ma- 
nuel Fernández,  don  José  María  Cabral  Alpoin  y  Meló  y  don 
Ángel  Fernández  Blanco. 

1872.  —  D.  Wenceslao  F.  Cahral,  vicegobernador,  en  ejer- 
cicio del  Poder  Ejecutivo,  en  ausencia  del  gobernador  Gelabert 
en  la  campaña,  desde  el  25  de  septiembre  hasta  mediados  de 
octubre. 

Apenas  dejara  la  silla  del  gobierno,  el  señor  Cabral  salió 
de  la  capital  con  el  objeto  de  visitar  su  establecimiento  de  Yu- 
querí,  donde  tuvo  la  desgracia  de  ser  asesinado  el  30  de  enero 
de  1873,  dándose  por  motivo  opiniones  políticas. 

1872.  —  D.  Miguel  Y.  Gelal)ert,  gobernador  propietario 
desde  mediados  de  octubre,  que  reasumió  el  mando,  hasta  el  14 
de  julio  de  1873,  que,  previa  licencia  de  la  Legislatura,  se  au- 
sentó de  la  capital  por  tres  meses  y  medio. 

1873.  —  D.  Tomás  Vedoya,  presidente  de  la  Legislatura, 
en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  por  niuerte  del  vicegoberna- 
dor Cabral  y  en  ausencia  de  Gelabert,  desde  el  14  de  julio  has- 
ta el  31  de  octubre. 

1873.  —  D.  M.  V.  Gelabert,  propietario,  desde  el  31  de 
octubre,  que  reasumió  el  mando  gubernativo,  hasta  el  25  de 
diciembre  de  1874,  que  terminó  su  período  legal,  entrando  a 
ejercer  el  Poder  Ejecutivo  el  presidente  de  la  Legislatura. 

1874.  —  D.  Antonio  Cabral,  presidente  de  la  Legislatura, 
en  posesión  del  mando  gubernativo,  desde  el  25  de  septiembre 
de  1874,  por  haber  terminado  el  período  constitucional  y  no 
haberse  podido  efectuar  la  elección  de  electores  a  causa  de  la 
revolución  del  24  de  septiembre,  habiendo  continuado  al  fren- 


480  AXTONIO    ZINXY 

te  dei  Poder  Ejecutivo  hasta  el  28  de  febrero  de  1875,  que  le 
sucedió  don  Juan  V.  Pampíu. 

Asoció  a  su  gobierno  en  calidad  de  ministro  al  doctor  Ma- 
riano Castellanos. 

1875,  —  D.  Juan  Vicente  Par.xpin,  (correntino),  y  doc- 
tor José  Luis  jMadarliga,  (correntino),  vicegobernador,  electos 
el  28  de  febrero  de  1875. 

El  primero  ejerció  el  Poder  Ejecutivo  de  la  provincia  des- 
de aquella  fecha  hasta  su  fallecimiento,  que  acaeció  el  9  de  mar- 
zo de  1876,  y  por  ausencia  del  vicegobernador  Madariaga,  del 
presidente  y  vicepresidente  primero  de  la  Legislatura,  entró 
a  ejercer  el  mando  gubernativo  el  vicepresidente  segundo  de 
la  misma,  don  Benito  Villegas,  desde  dicha  fecha,  9  de  marzo. 

El  señor  Pampín  organizó  su  ministerio  con  los  señores 
doctor  Juan  1*1.  Rivera,  gobierno,  y  doctor  Genaro  Figueroa, 
hacienda  e  instrucción  pública,  y  por  renuncia  de  éstos  el  doc- 
tor José  L.  Cabral,  en  reemplazo  del  primero,  y  a  don  Nica- 
nor G.  de  Cossio,  en  lugar  del  segundo. 

1876.  —  Z>.  Benito  Villegas,  (correntino),  vicepresidente 
segundo  de  la  Cámara  Legislativa,  en  ejercicio  del  Poder  Eje- 
cutivo, por  muerte  del  gobernador  J.  V.  Pampín  y  en  ausencia 
del  vicegobernador  Madariaga  y  del  presidente  primero,  desde 
el  9  hasta  el  23  de  marzo  de  1876,  que  lo  asumió  el  "vicegober- 
nador. 

Los  señores  Cabral  y  Cossio,  ministros  del  ñnado  gober- 
nador Pampín,  continuaron  en  sus  respectivos  departamentos, 
con  el  gobernador  Villegas  y  su  sucesor  Madariaga.  ^^ 

1876.  —  Dr.  José  Luis  Madariaga,  (correntino),  vicego- 
bernador, en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  desdi;  el  23  de  mar- 
zo de  1876  hasta  el  25  de  diciembre  de  1377,  que  transmitió 
el  mando  gubernativo  al  doctor  Manuel  Derqui,  su  ex  ministro 
general,  electo  juntamente  con  el  doctor  Felipe  Cabral,  para 
gobernadores,  j  don  Wenceslao  Fernández  y  doctor  Juan  Es- 
tévan  Martínez,  para  el  cargo  de  vicegobernadores. 

Los  doctores  Derqui  y  Cabral,  electos  por  dos  fracciones 
políticas,  en  que  estaba  dividida  la  provincia,  prestaron  jura- 
mento de  gobernadores,  ante  sus  respectivas  juntas  electorales 
el  25  de  diciembre  de  1877 ;  pero  el  gobernador  saliente  Ma- 
dariaga hizo  la  transmisión  del  Poder  Ejecutivo  en  el  primero, 
que  era  el  candidato  oficial,  desconociendo  la  legalidad  del 
segundo  y  del  doctor  Martínez. 

Esta  conducta  del  ex  gobernador  Madariaga  dio  motivo 
de  protesta  de  parte  de  Cabral  y  Martínez  con  amenazas  de 
perturbación  del  orden,  en  toda  la  provincia. 


HISTOP.IA    DE    LOS    GOBEKNADOSES    DE    LAS    PROVIXCIAS     ARGEríTINAS    481 

La  elección  de  Derqui,  protestada  por  medio  de  las  ar- 
mas  por  considerarla  ilegal,  fué  visiblemente  impopular. 

Derqui  solicitó  la  intervención  nacional.  Acordada  ésta, 
fueron  comisionados  los  ministros  doctor  José  María  Gutié- 
rrez, de  justicia,  culto  e  instrucción  pública,  y  doctor  Victo- 
rino de  la  Plaza,  de  hacienda,  en  carácter  de  mediadores  ofi- 
ciosos, cerca  de  ambos  partidos  disidentes. 

Todos  los  esfuerzos  de  los  ministros  mediadores  fueron  in- 
fructuosos, pues  la  revolución  estalló  el  2  de  febrero  de  1878, 
embarcándose  en  seguida  el  ministro  Gutiérrez  para  Buenos 
Aires  y  permaneciendo  el  otro  ministro  mediador,  hasta  nue- 
va orden  del  presidente  Avellaneda. 

Mediante  ciertas  promesas  de  éste,  comunicadas  a  los 
revolucionarios,  por  conducto  del  ministro  de  la  Plaza,  se  ob- 
tuvo el  aparente  desarme  de  éstos. 

Sin  embargo,  libre  la  provincia  de  la  intervención  nacio- 
nal, se  produjo  un  fuerte  choque,  en  Ifran,  el  18  de  febrero 
de  1878,  entre  las  fuerzas  de  la  revolución,  al  mando  de  los 
coroneles  Marcos  Azcona  (jefe  de  ella),  Eustaquio  Acuña  y 
Reguera,  y  las  del  gobierno  titulado  legal  del  doctor  Derqui, 
a  las  órdenes  de  los  coroneles  Luciano  Cáceres  y  Onofre  Agui- 
rre,  el  cual  fué  adverso  a  la  de  éstos,  que  fueron  muertos  en 
la  persecución. 

Los  otros  ministros  del  gobernador  Madariaga,  en  reem- 
plazo de  don  J.  L.  Cabral  y  N.  G.  de  Cossio,  que  habían  re- 
nunciado, fueron  el  doctor  Severo  Fernández  y  don  Sebas- 
tián Alegre.  El  doctor  Derqui,  que  fué  el  último  ministro 
nombrado,  renunció  el  cargo  el  12  de  noviembre  de  1877,  es 
decir,  poco  más  de  un  mes  de  la  elección  de  gobernador. 

1877.  —  Dr.  Manuel  Derqui,  puesto  en  posesión  del  man- 
do de  la  proA'incia,  el  25  de  diciembre,  por  su  predecesor  el 
doctor  Madariaga,  contra  la  voluntad  de  la  mayoría  del  pueblo 
correntino  que  protestó,  por  la  vía  pacífica,  primero,  y  con  las 
armas  después,  hasta  el  22  de  febrero  de  1878,  que  puso  a 
disposición  de  uno  de  los  dos  Comisionados  nacionales  doctor 
Victorio  de  la  Plaza,  (el  otro,  que  lo  era  el  doctor  José  M. 
Gutiérrez, _se  había  ya  retirado)  que  había  quedado  solo,  toda 
la  guardia  nacional  mo\'ilizada  por  Derqui,  para  sofocar  la 
rebelión  o  protesta  armada  contra  su  elección. 

Retirado  el  comisionado,  por  orden  del  gobierno  nacional, 
el  gobernador  Derqui  se  vio  estrechado  cada  día  más  por  los 
revolucionarios,  hasta  que,  perseguido  en  su  último  atrinchera- 
miento, dentro  de  la  capital,  no  pudo  menos  que  comprender 
que  su  elección  no  había  sido  la  expresión  dol  pueblo  correnti- 


4S2  AXTON"IO    ZiXXY 

no,  desde  que  no  encontraba  en  la  provincia  quien  defendiera 
su  gobierno.  Sus  defensores,  los  coroneles  Luciano  Cáceres  y 
Onofre  Aguirre,  habían  sucumbido  en  la  persecución  que  se 
les  hiciera  'después  de  su  derrota,  el  18  de  febrero,  en  la  cita- 
da batalla  de  Ifran. 

Su  ministerio  fué  compuesto  sucesivamente  de  los  docto- 
res Fidel  Sáenz  Cavia  y  Desiderio  Eosas. 

El  doctor  Derqui  dirigió,  el  18  de  mayo  de  1878,  a  los 
gobernadores  de  las  provincias  una  circular  anunciándoles 
qse  "graves  asuntos  de  interés  público  le  obligaban  a  trasla- 
darse a  Buenos  Aires  por  pocos  días,  quedando  en  ejercicio 
del  Poder  Ejecutivo,  durante  su  ausencia  el  vicepresidente  de 
la  Legislatura". 

En  efecto,  el  día  antes  expidió  un  decreto  en  el  sentido 
arriba  expresado. 

1878.  —  Br.  Victorino  de  la  Plaza,  ministro  interventor 
nacional,  quien,  en  vista  de  que  el  desarme  de  las  fuerzas  re- 
volucionarias no  se  verificaba  con  lealtad,  no  haciendo  entre- 
ga de  un  solo  remington  de  los  muchos  que  tenían,  segim  se 
decía,  el  17  de  marzo,  en  su  carácter  expidió  un  decreto  de- 
clarando rebeldes  a  todos  los  que  se  mantuvieran  en  armas  y 
otro  nombrando  jefe  político  y  militar  de  Bella  Vista  y  San 
Roque,  viniendo  así  a  ejercer  autoridad  de  carácter  provin- 
cial, con  absoluta  prescindencia  de  la  autoridad  local, 

Al  fin  fué  mandado  retirar  el  doctor  Plaza,  dejando, a 
la  provincia  en  completa  libertad  para  dirimir  la  cuestión, 
que  terminó  con  la  definitiva  caída  del  doctor  Derqui,  a  quien 
se  trataba  de  afirmar  en  el  gobierno,  a  pesar  de  todas  las  re- 
sistencias ;  pero  prevaleció  el  buen  sentido. 

1878.  —  D.  Augusto  Díaz  Colodrero,  vicepresidente  1.** 
de  la  Legislatura,  en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  por  au- 
Kencia  del  vicegobernador  (don  "Wenceslao  Fernández,  que  tu- 
vo el  buen  tino  de  alejarse  del  incendio)  y  del  presidente  de 
la  Cámara  de  diputados,  desde  el  17  de  mayo  que  el  doctor 
Derqui  expidió  su  decreto,  manifestando  el  deber  en  que  se 
hallaba  de  ausentarse  de  la  provincia  por  unos  días. 

El  doctor  Desiderio  Rosas  continuó  en  el  cargo  de  minis- 
tro con  el  señor  Colodrero. 

1878.  —  D.  Manuel  Antonio  Ferré,  presidente  de  la  Le- 
gislatura, en  ejercicio  del  Poder  Ejecutivo,  hasta  el  15  de 
octubre,  que  entró  en  posesión  del  mando  el  vicegobernador 
doctor  Juan  Esteban  Martínez. 

1878.  —  D  Juan  Esteban  Martínez,  vicegobernador,  elec- 
to dos  veces  por  el  colegio  electoral,  y  puesto,  la  segunda  vez, 


HISTORIA  DE  LOS  GOBEBNADOKES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  483 

en  posesión  del  mando  de  la  provincia  el  15  de  octubre,  por  ha- 
llarse ausente  en  Buenos  Aires  el  doctor  Felipe  J.  Cabral, 
gobernador  electo  en  la  misma  fecha. 

1878.  —  Dr.  Felipe  J.  Cabral,  gobernador  constitucional, 
nombrado  el  15  de  octubre  y  puesto  en  posesión  del  cargo  el 
8  de  noviembre,  habiendo  nombrado  ministros  a  los  señores 
doctor  Manuel  J.  Mansilla,  gobierno,  y  don  Valentín  Viraso- 
ro,  hacienda  e  instrucción  pública. 

Hasta  la  fecha  de  la  publicación  de  la  presente  Historia, 
octubre  de  1879,  el  doctor  Cabral  continúa  en  el  gobierno  de 
la  provincia  de  Corrientes. 


ÍNDICE 

Págs. 


Antonio  Zincy 


PROVINCIA   DE    BUENOS   AIRES    (1810-1878) 

La  Junta. 

1810 — Junta  Guibernativa S 

ISlí — Don   Diccningo   Math&u 11 

1811 — Coronel    Dr.    Feliciano    A.    Chliclana,    dton    Manuel    do 

Sarratea  y  Dr.  Juan  José  Paso 19. 

Gobernadores  intendentes  de  Buenos  Aires. 

1S12 — ^Coronel  Miguel  de  Azcuénaga 17 

1813 — Brigadier  Antonio  González  Balcaxco 18 

1815 — ^El  Cabiildo 18 

1815— iManuel  Luis  de  Oliden 19 

1818— ^Marcelo  Díaz  de  la  Peña 19 

1818 — Brigadier  José  Rondeaai 19 

1818 — General  Juan  Ramón  Ballcarcc 20 

1818 — CoTonel  Pedro  Ibáñez 20- 

1818— General  Eustoquio  Díaz  Vélez 20 

1820 — Teniente  Coronel  Miguel  de  Irigoyen 21 

1820— El  Cabildo 22 

1820 — Teniente  Coronel  Miguel  de  Irigoyen 22 

1820— Juan  Pedro  Aguirre 22 

Gobernadores  de  Provincia. 

1820 — .Maniuel  de  Sarratea 25 

1S20 — General  Hilarión  de  la  Quinitana 25 

1820— Maniiel  de  Sarratea 28 

1820' — General  Juan  Ramón  Balcarce 27 

1820 — Teniente  Coironel  Miguel  de  Irigoyen 28 

1820— Manuel  de  Sarratea 2S 

1820— Ildefonso  Mejía 3S 

1820 — El  Cabildo  brigadier  de  los  tercios  cívicos   ....  35 

1820 — BrigaJd'ier  generai  Miguel  Estanislao  Soler   ....  35 

1820 — ^Coronel  Manuel  Dorrego 37 

1820 — 'El  Cabildo  brigadier  de  los  tercios  cívicos   ....  37 

1820 — General  Marcos  Balcarce 37 

1820 — General  Carlos  de  Alvear 38 

1820 — Coronel  Manuel  DocTego 38 

1820 — General  Marcos  Balcarce 3& 


4Sü 


A^ÍTOXIO    ZINNY 


1S29 — Brigadier  Martín  Rodríguez ^.      .      .  40 

1820 — El  Cabildo   brigadier,  etc 40 

lS2n' — Brigadier  Martín  Rodríguez 42 

1820' — General   Maincos  Balearte 43 

1821 — Brigadier  Majfcín  Rodríguez 43 

1831 — General   Juan  José  Viamonte 44 

1821 — Brigaidáer  IMartín  Rbidríguez 44 

1&21 — Bernardino  Ri'vadavia 45 

1S21 — Brigadier  Í.Iartín  Rodríguez 45 

1822 — Bernardino  Rivadavia 49 

18?2— Biigadier  Martín  Rodr'íguez 50 

1823 — Bernardino  R!ivadavia  y  Manuel   José   García    ...  58 

1823— Brigiadier  Martín  Rodríguez 62 

1823 — Bernardino   Rivadavia   y   Mainuel  José  García    ...  63 

1S24 — General  Juan  Gregorio  de  las  Heras 64 

1324 — Dr.  Manuel  José  García  y  General  Francisco  de  la  Cruz  65 

]825 — General  Juan  Gregorio  de  Las  Heras 65 

1826 — Bernarídino  Rivadavia 70 

1827— Dr.  Viicente  Lói^ez 74 

1827 — Coronel  Manuel  Dorrego 75 

1828 — Generia!!  Tomáis  Guido 79 

1828 — General  Juan  Lavalle 80 

1828— General   Guillermo  Brown    . 82 

1829— Generail  Juan  Lavalle 87 

1829 — Brigadier  Martín  Rodríguez 87 

1829— General  Juan  Lavalle 89 

1829 — General   Juan  José  Viamonte 106 

1829— CoíTonel  Juan  Manuel  Rosas 108 

1830 — Tiomás  M.  de  Anchorena,  Juan  Ramón  Balcarce  y  Ma- 
nuel Jo&'é  García 109 

1830— Coronel  Jwan  Manuel  Rosas 110 

1830 — General  Juan  Riamón  BiaÜcarce 110 

1831 — General  Juan  Manuel  Rosas íll 

1831 — Tomás   M.   de  Anchorena,   Marcos   Balcarce  y  Manuel 

José  Garicía 111 

1831 — Bri'giaidlier  Juan  Manuel  Rosas 113 

1832 — General  J-uan  R'.  Balcarce 113 

1832 — Brigadier  Juan  M..  Rosas 113 

1832 — Brigadier  Genes'al  Juan  R.  Biailicarce 113 

1833 — General  Juan  José  Viamonte 116 

1831— Dr.  Manuel  V.  Maza 116 

1833 — Brigadier  Juan  M.  Rosas 117 

1838— Dr.   Manuel  V.  Mazia 136 

1838— Brigadier  General  Jiuan  M.  Rosas' 137 

1840- Dr.  Felipe  Arana 143 

1842 — Brigadier  Juan  M.  Rosas 158 

1852 — Jiuan  Manuel  de  Rosas 191 

1832 — Dr.  Manuel  Insiarte  y  Dr.  Felipe  Arana 192 

1852 — General  Justo  José  de  Uiríquiza 193 

1852— ^General  Manuel  Guillermo  Pinito 198 

1852— Dr.  Vicente  López 196 

1852— General  Maniiel  Gui/Uermo  Pinto 197 


inSTOEIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVIXCIAS  ARGENTINAS 

Págs, 

1852 — Dr.  Viceate  López 198 

1852 — ^General   Manuel  Guillermo   Piuto 193 

1852 — General  Justo  José  de  Urqu:za 199 

1852 — ^Dr.  Vicente  López 199 

1852— General  Justo  José  de  Urquiza .  201 

1852 — General  José  Miguel  Galán 202 

1852 — General  José  María  Piran 20S 

1852 — General  Maniueí  Guillermo  Pinto 203 

1852 — Dr.   Valentín  Alsina 203 

1852 — Brigadier  General  Manuel  Guillermo  Piuto   ....  204 
1853 — Dr.  Lorenzo  Torres,   Dr.  Francisco   de  las  Carreras   y 

General  José  María  Paz 208 

1853 — Nicolás  Anchorena 209 

Gobernadores  constitucionales   del  estado  de  Buenos  Aires. 

1853— Dr.  Pastor   Obligado 213 

1854 — Juan  Bautista  Peña  y  Coronel  Miamiel  Escalada    .  214 

1854 — Dr.   Pastor  Obligado 215 

1855 — ^Felipe  Llavarilol 216 

1855 — Dr.  Pastor  Obligado 217 

1856 — Felipe  Llavallol   ...            219 

1856— Dr.  Pastor  Obligado' 219 

1857— Dr.  Valentín  Al'sina 220 

1857— Felipe  Llavallol 221 

1857— ^Dr.  Valentín  Alsina 221 

1858— Felipe  Llavallol 221 

1858— Dr.  Valentín  Alsina 221 

1859— Felipe  Llavallol 222 

1860 — General  Bartolomé  Mitre 223 

1S60— Manuel  Ocampo 226 

1860— Br'igiaidier  General  Bartolomé   Mitre   .      .^:      ...  227 

1861— Manuel  Ocampo 229 

1SG2 — BrigS'dier  General  BarCclomé  Mitre r:29 

1862— Vicente  Cazón 230 

1862 — Maniano  Saave-dra 230 

1866— Coronel   Dr.  Adolfo  Alsina 233 

1867— Emilio  Castro 234 

1867— Coronel  Dr.   Adolfo  Alsina 234 

1868— Emilio  Castro 23? 

1872 — Mariano  Acosta 239 

1874 — Coronel  Alvaro   Barros 242 

1875— €iarlos  Casares 245 

1878— Dr.  Carlos  B.  Tejedor 250 


ANTONIO   ZINNT 


Págs. 


PROVINCIA    DE    SANTA    FE    (1810-1878) 

Acta  de  la  funidación  de  'la  ciudad  de  Santa  Fs   .     .  253 

Acta  de  la  fundación  y  mensura  de  Santa  Fe  .      .      .  255 

Tenientes  gobernadores.   (Dei>enáientes  del  gobierno  intenden- 
cia de  Buenos  Aires). 

1810 — Prudeacio  Ma.ría  de  Castañaduy 267 

1810 — Pedro  Tomás  de  Larrechea 267 

1810 — :\Ielclior  Ecliagüe 267 

1810 — Coronel  Manuel  Ruiz 267 

1812 — Coronel  Jiuan  Antonio  Pereira 268 

1812 — Coronel  Antonio  Luis  Beruti 269 

1813— Coronel  Luciano  Montes   de  Oca 269 

1S14 — Coronel   Ignacio  Alvarez  y  Tilomas 270 

1814 — G-enenal  Eustaquio  Díaz  Vélez 270 

1815 — Francisco  Antonio  Candioti 270 

1815 — Pedro  Tomás  de  Larrechea 272 

1815 — Juan  Francisco  Tarragona 272 

1816— Mariano  Vera    .'..,..- 276 

1818— El  Cabildo • 277 


Gobernadores  de  Provincia. 

1818 — Comand'anite  de  armas  don  Estanislao  López  Fonseca  .  281 

1818— Luis  Aldao 281 

1818 — General  Juan  Ramón  Balcarce 282 

1819— General   Estanislao  Lói>ez 282 

1821 — Dr.  Francisco  Joaquín  Ñiklison 283 

1821 — General  Estanislao  López 283 

1823— Comandante  Juan  Luis  Orrsgo 283 

1823 — General   Estanislao   López 284 

1825 — Teniente  Coronel  Dr.  Pascual  Ecliagüe 284 

1825— General  E.  López 284 

1825 — Coronel  Dr.  Pasciial  Ecliagüe 285 

1826 — General  E.  López 284 

1825 — ^Coronel   Dr.   Pascual  Echagüe 284 

1828— General  Estanislao  López 285 

1828 — Coronel  Dr.   Pascual   Ecliagüe 285 

1829— Brigadier  E.  López 285 

1829 — Pedro  Tomás  de  Larrechea 285 

1829— Brigadier  Estanislao  López 285 

1831 — Pedro  Tomás  de  Lan-echea 286 

1831— General  E.  López 286 

1833- Domingo  Oullen , 288 

1833 — General  E.  López 288 

1835— Domingo  Oullen 289 

1836 — General   Estanislao  Lói>ez 290 

1836— Domingo  Cullen 290 

1836— Brigadier  Estanislao  López 290 


ItlSTOIilA    DE    LOS    GOBERNADOSES    DE    LAS    PEOVINOIAS     AEGENTIXAS  48(^ 

Págs. 

1837 — Domingo  Cullen 290 

1838 — Brigadier  Estanislao  López 290 

1838 — José    Elias    Galisteo 234 

1838 — Domingo  Cullen 295 

1838 — José  Elias  Galisteo 304 

1838 — Coronel  Juan  Pablo  López 305 

1840 — Coronel  José  Ramón  Méndez SOS 

1840 — Pedro   Rodríguez   del   Fresno 309 

1840 — General  Juan  Lavalle 313 

1840 — ^Coronel   Jasé  Ramón  Méndez 314 

1840 — ^General  J.  P.  López 314 

1842 — 'Brigadier  Manuel  Oribe 315 

1842 — General   Dr.   Pagc'ual  Echagüe 315 

1845 — General  Juan  Pablo  López 316 

1845 — ^Estanislao  Zeballos 316 

1845 — Gener'al  Dr.  Fascug.l  Elchagüe 316 

1851 — Urbano  de  Iriondo 317 

1851 — Domingo  Crespo 318 

1852 — ^Dr.    Manuel  Leiva 819 

1852 — Domingo  Crespo 319 

1852— Dr.  Manuel  Leiva 320 

1854 — ^Domingo  Cresipo 320 

1854 — ^Oomandanlte  Ricardo  Aldao  .      .      ._ 320 

1855 — José  María  Cullen " 321 

1855 — Dr.  Juan  Francisco  Seguí 321 

1855 — José  María  Cullen 321 

1856— Dr.  Seve'ro  González 322 

1856— José  María  Cullen 323 

1856— Dr.   Severo  González 323 

1856 — José  María  Cullen 823 

1856 — Brigadier'  General  Juan  P.  López 324 

1856— Dr.  José  de  Amenábar 325 

1856— Coronel  Mariano  Rodríguez 325 

1856— Dr.   Santiago  Derqui 325 

1857 — Brigadier  Juan  Pablo  López 325 

1857 — ^Canónigo  Dr.   José  de  Amenábar 326 

1857 — Brigadier  Juan  Pablo  López 328 

1858 — Coronel  Rofsendo  María  Fraga 326 

1858 — Canónigo   Dr.   José   de  Amenábar 32(5 

1860 — ^Ccironel  Rosendo  María  Fraga 326 

1860 — ^Canónigo  Di\  José  de  Amenábar    ........  326 

1S60 — ^Coronel  Rosendo  María  Fraga 328 

1860— Pascual  Rosas 328 

1861-^Mari,ano  Comas 329 

1861— Tomás   Cullen 329 

1861 — Brigadier   General   Bartolomé   Mitre 329 

ISCl — Domingo  Crespo 330 

IS 6 2— Patricio  Cullen 330 

1862— José  María  Ecuxagüe 330 

1862— Patricio    Cullen 330 

1863 — Dr.  José  María  Zuviría 331 

1863— Patricio  Cullen ; 332 


490 


AXTONIO    ZIKNY 


Págs. 

1863 — José  María  Echagüe 332 

] 863— Patricio  OuTleu 332 

1864— Nicasto  Oroño ■-....  332 

1864— Patricio  Cullen 333 

1864— José  María  Bcliagüe 333 

1864— Patricio  Oivllen 333 

1865— Nicasio   Oroño 333 

1866— Tiburcio  Aldao 335 

1867 — José  María  CuUeu 335 

1868— Dr.   José  Benito  Grana 336 

1868— Domingo  Crespo 337 

1868— Camilo  Aldao 337 

1868— Mariano  Cabal 338 

1868— Pascual  Rosas 338 

1868— Dr.  Simón  de  Iriondo 338 

1869— Mariano  Cabal 338 

1869— Dr.  Simón  de  Iriondo 33S 

1870— Ma>r;iano  Cabal 339 

1870— Dr.  Simón  de  Iriondo 339 

1871— Mariano  Cabal -    .  339 

1871— Dr.  Simón  de  Iriond'o 339 

1871— Servando  Bayo 339 

1871— Dr.    Simón  de   Iriondo .  339 

1872— Dr.  Aureliano  Rcauito 339 

1872— Dr.  Simón  de  Iriondo 339 

1872 — Mariano  Comas 339 

1873— Dr.  Simón  ide  Iriondo 340 

1874 — Servando  Bayo 340 

1874— Juan  Manuel  Zavalla 340 

1875 — Servando  Bayo 340 

1876— Juan  Manuel  Zavalla 340 

1876— Servando  Bayo 340 

1877— Juan  Manuel  Zavalla 340 

1877— Seitvando  Bayo 340 

1878 — Dr.  Simón  de  Iriondo .  341 


PROVINCIA    DE    ENTRE    RÍOS    (1810-1878) 


Fundación   de  los   pueblos  de   Entre   Ríos 


345 


Comandantes  dé  los  partidos  de  Entre   Ríos. 

1810— ^José  de  Urquiza 349 

1810— Dr.  José  Miguel  Díaz  Vé'lez 350 

1814 — Coronel  Hilarión  de  la  Quintana 350 

1814 — Coronel  Blas  José  Pico 350 

1814 — Coronel  Juan  José  Viamonte 350 

1815 — Coronel  José  Ensebio  Hereñú 351 

1817 — Coronel  José  Francisco  Rodríguez 352 

1818 — General  Francisco  Ramírez 352 

1821 — General  Ricardo  López  Jordán 353 


HISTORIA    DE    LOS    GOHERXADORES     DE    LAS    FROVTXCIAS     AEGEWnNAy  491 

Págs. 
Gobernadores  y  Capitanes  Generales, 

1821 — General  Ducio  Mansilla 357 

1822 — Coronel  Juan   León   Solas 360 

1824 — ^Coronel  Pedro  Barrenecliea [  331 

1824 — Coronel  León  Solas 361 

1825 — General  Rlicardo  Lóipez  Jordán 361 

1826 — Teniente  Coronel  Vicente  Zapata 362 

1827 — General  Ricando  López  Jordán 332 

1827— Coronel  Mateo  García  Zúñiga 363 

1827— ^General  Ricardo  López  Jordán 363' 

1827 — Coronel  Mateo  García 363 

1827 — Coronel   Vicente  Zapata 364 

1827 — Coronel  Leen  Solas 364 

1828 — Teniente  Coronel  Juan  Santa   María 364 

1828— Coronel  Pedro  Barrenechea 365 

1828 — ^Ooronel  Vicente  Zapata 365 

]828 — Coronel   León   Solas 366 

1828 — Coronel  Pedro  Barrenecliea 367 

1828 — Coronel  Juan  León  Solas 367 

1829 — Coronel  Pedro  Barrenechea 368 

1829 — Sargento  Mayor  Pedro   Pablo  Seguí 368 

1829— General  León  Solas 368 

1830 — Cor'onel  Pedro  Barrenechea 368 

1830 — ^General  Ricardo  López  Jordán 369 

1830 — Coronel   Pedro   Espino 369 

1830 — Coronel  Pedro  Barrenechea 370 

1831 — General  Riieardo  López  Jordán 370 

1831 — Teniente  Coronel  José  Ignacio  de  Vera 370 

1831 — Coronel  Pedro  Barrenechea 370 

1831— Coronel  Pedro  Estpino- 370 

1831^ — Coronel  Pedro  Barrenechea 371 

1831— Toribio  Orlíiz 371 

1832 — General  Dr.  Pajsouall   Echagüe 371 

1833— Toribilo  Ortiz 372 

1833 — General  Pascual  Echagüe 372 

1833 — Coronel  Pedro  Barrenechea 372 

1833— Oeneral  Dr.  Pa'siciual  Echagüe 372 

1834 — Coronel  Pedro  Barrenechea 375 

1836— Coronel  Evaristo  Carriego 375 

1836— ^Coronel  Vicente  Za^pata 376 

,1836 — General   Pasicual   Echagüe 376 

1838 — Corionel  Vicente  Zapata 376 

1839 — Geneilal  Pascual  Echagüe 376 

1839 — ^Coronel  Vicente  Zapata 376 

1839— Dr.  Viteente  del  Castillo 377 

1839— Coronel  Vicente  Zapata 377 

1840 — ^Cipriano  José  de  Urquiza 378 

1840 — ^General   Pascual   Echagüe 378 

1840— Coronel  Vicente  Zapata .      .  379 

1841 — General  Justo  José  de  Urquiza   , 379 

1841— Coronel  Vicente  Zapata 379 


492  AJSfToxio  ZIN^"^ 

Págs. 

1841— Sargento  Mayor  Pedro  Paüolo  Seguí 380 

1842— Brigadier  General  José  liaría  Paz 380 

1842 — ^Sargenfco   Mayor  Pedro  Pablo  Seguí 381 

1S42 — La  Sala  de  los  Representantes 382 

1842 — Ciipriano  Joisé   de   Uro.uiza 383 

1843 — General  Justo  Jasé  de  Urquisa 383 

184o — Ciprikno  José  de  Urquiza '.      .      .  384 

1844 — Antonio  Crespo 384 

1849 — Generaü  José  Miguel  Galán 392 

1849— Antonio  Crespo 392 

1854— Br.  Salvadoír  Mearía  del  Carril 383 

Gobernadores  constitucionales. 

1860 — iGeneral  Juslto  José  de  Urquiza 397 

1860-^General  Manuel  A.  Urdinarrain 387 

1860— Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza 397 

18G1— General  Manuel  A.  Urdinarrain 398 

1861 — ^Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza 398 

1863— Juan  Barañao 398 

1863— Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza 398 

1863 — General  R'icardo  López  Jordán 399 

1864— Capitán  General  J.  J.  de  Urquiza 399 

1864 — José  M.  Domínguez 899 

1866 — Juan  Barañao 400 

3  866— José   M.   Domíngnjez 400 

1867— Juan  Barañao 400 

1867 — José  María  Domínguez 400 

1868 — Caipitán  General  J.  J.  de  Urquiza    .      .      .'    .      .      .      .  400 

1868^Fidel  Sagastume 400 

1868 — Capitán  GeneraJl  J.  J.  de  Urquiza 401 

1869— Juan  Barañao 401 

1869— Capitán  Generai  J.  J.  de  Urqaiiza 401 

1870— Fidel  Sagastume 403 

1870 — General  Ricardo  Lóipez  Jordán   ........  402 

1870 — Brigadier  General   Emilio   Mitre 404 

1870 — ^Apolinario  Benítez 404 

1871— Dr.  Francisco  Pícc 404 

1871— Emilio  Buportal 405 

1871— Juan  A.  Espíndola 405 

1871 — Dr.   Leioniídals  Bchagüe 405 

1872— Salvador  Bzpeléta 405 

1872 — Dr.  Leónidas  Ecliagüe 405 

1872— Salvador  Ezpeleta 406 

1872 — ^Dr.  Leónidas  Bchagüe 406 

1874— Salvador  Ezipeleta   ..." 406 

1874 — Dr.   Leónidas    Echagüe 406 

1874— Salvador  Ezpeleta 40G 

1874— Dr.  Leónidas  Bcihagüe 408 

1874 — Salvador  Ezpeíeta 406 

1874 — Dr,  Leónidas'  Echagüe 407 

1875— Dr.  José  B.  Baltoré 407 

1875 — Dr.   Leónidas   EcMgüe 407 


HISTORIA  DE  LOS  GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS  ARGENTINAS  493 

Págs. 

1875 — Dr.  Ramón  Febre 407 

1878 — Mateo  Parera 408 

1878 — Dr.  Ramón  Febre 408 

1879 — Coronel  José  Francisco  Antelo 408 

PROVINCIA  DE  CORRIENTES   (1810-1878) 

Fundación  de  Corrientes 411 

Comandantes  de  Armas. 

1810— Pedro  Fandevilla 416 

Tenientes  Gobernadores. 

1810— Coronel  Elias  Galván 416 

1811 — Ángel  Fernández  Blanco 416 

1811 — Joaquín  Legal  y  Córdoba 416 

1811— Carlo;s  Casal 416 

1812 — ^Coronel  Ensebio  Baldentgro 417 

•1812 — Coronel   Toribio  Luzuriaga 417 

1813 — Coronel  Joisé  León  Domínguez 417 

1814 — Coronel  Juan  Bautista  Méndez 417 

1814 — Coronel  Genaro  Perugorria 417 

1814 — Juan  Ángel  Fernández  Blanco 41S 

1814 — Coronel  Ensebio  Baldenegro 418 

1815 — Teniente  Coronel   Silva 418 

1815 — Francisco  de  Paula  Araujo 418 

1816— Juan   Bautisita    Méndez 418 

1816 — ^Gereral   Anuiréis   Tacuarí  o   Andresito  Artigas    .      .      .  419 

1817— El  Ga.bildo .  419 

1818 — Coronel  José  Francisco  Vedoya "   .     .  419 

1818 — General  Andrés  Tacuarí  o  Andresito  Artigas  ....  419 

1818 — Coronel  Juan  Bautista  Méndez 421 

1819— El  Cabiildo 421 

1819— Pedro  Campell 421 

1820 — General  Pranciisico  Ramírez 422 

1820 — General  Ricardo  López  Jordán 422 

1821 — Comandante  Evaristo  Carriego 422 

1821— Coronel  Nicolás  R.  de  Atiensa "...  422 

1821 — ^Comandante  Juan  José  S.  Blanco 423 

1821— Genenal  Pedro  Ferré 423 

1825 — Coronel   Juan  José  Blanco 423 

1825— G^eneral  Pedro  Ferré 423 

1825— Juan  Felipe  Gramajo 423 

1825 — General  Pedro  Ferré 424 

1826 — Juan  Felipe  Gramajo 425 

1828 — Pedro  Dionisio  Cabral 426 

,1830 — Teniente   Coronel   Juan   F.   Gnaniajo 426 

1830— General  Pedro  Ferré 426 

1831 — Teniente  Coronel   Juan   F.   Gramajo 431 

1833 — Teniente   Coronel  Manuel   A.   Ferré 431 


494  ANTONIO    ZINKY  "^ 

Págs. 


1833 — Coronel  Rafael  León   de  Atienza 431 

1836 — Juan  F.  Grama  jo 432 

1837 — Coronel  Jenaro  Berón  de  Astrada 432 

183S— Teniente   Coronel   Juan   F.   Gramajo 433 

1839— General  Pedro  Ferré 433 

1839 — General   Pascual   Bchagüe 434 

1839— Manuel   Antonio  Ferré 435 

1839— Pedro  Dionisio  Cabral 435 

1839 — Coronel  José  Antonio  Romero 435 

1839 — Juan  Manuel  Vedoya 435 

1839 — General  Pedro  Ferré 435 

1839 — Coronel  Manuel  Antonio  Ferré 442 

1843 — Pedro  Dionisio  Cabral 442 

1843 — Justo  Díaz   de  Vivar ....  445 

1843 — Juan  Baltasar  Adosta 445 

1843 — Coronel  Joaquín  Madariaga 447 

1843 — Juan  Baltasar  Acosta 448 

1844 — General  Joaquín  Madariaga 449 

1845 — Gregorio   Valdés   y   José   I.   Márquez 449 

1845 — Gen  t ral    Joaquín    Madariaga 449 

1846 — Juan   Baltasar  Acosta 450 

1847 — Gregorio  Valdés 453 

1847 — Coronel    Miguel    Virasoro 453 

1847 — Coronel  Benjamín  Virasoro 455 

1848 — Teniente   Coronel   Domingo  Latorre 456 

1848 — General  Benjamín  Virasoro 456 

1848 — Coronel   :Miguel    Virasoro 458 

1851 — Teniente   Coronel   Domingo    Latorre 458 

1852— ^Manuel  Antonio  Ferré 459 

1852— Luis  Molina 459 

Gobernadores  constitucionales. 

1852 — Dr.  Juan  Pujol 433 

1852 — Juan   Baltasar   Acosta 465 

1853 — Gregorio  Valdés 465 

1854 — Manuel  Antonio   Ferré 465 

1855 — Pedro   Díaz  Colodrero 465 

1857 — Canónigo  Dr.   José   María  Rolón 466 

1860— Antonio  Díaz  de  Vivar 466 

1861— Manuel  José  Ruda, 46n 

1861 — José   Pamipín 467 

1862— Pedro  Igarzábal 467 

1862 — Manuel  Ignacio  Lagraña 46S 

1864— José  Ramón  Vidal 468 

1864 — Manuel   I.    Lagraña 468 

1865 — General  Wenceslao  Robles 468 

1865— Junta  Gubernativa 46S 

1865 — General  "Wenceslao  Paunero 469 

1865— Manuel   I.   Lagraña 469 

1865— Evaristo    López 469 

1865— Dr.   José  Ramón  Vidal 469 


HISTORIA      DE    LOS    GOBERNADORES    DE    LAS    PROVIlSrcIAS     ARGENTINAS  495 

Págs. 

1866 — Evaristo  López 46¡) 

1866 — Dr.    José   Ramón  Vidal 471 

1867 — ^Evaristo  Lóipez 471 

1868 — Francisco   M.    Escobar 472 

1868 — Victorio  Torrent 472 

1868 — Dr.    José    Miguel    Guastavino 472 

1869 — ^Coronel   Santiago  Baibiene 473 

1869— Dr.    José    Miguel    Guastavino 473 

1869 — Coronel  Santiago  Baibiene 473 

1869 — Pedro  Igarzábal 474 

1870 — ^Coronel  Santiago  Baibiene 474 

1870 — ^Pedro    Tgárz-abal 474 

1871— Gregorio  Ceballos 474 

1871 — ^Coronel   Santiago  Baibiene 474 

1871 — Filemón  Díaz   de  Virar 475 

1871 — ^Coronel    Samtiago    Baibiene    .       .              475 

1871 — ^Dr.  Agustín  Pedro  Justo 475 

1872 — Coronel   Desiderio  Sosa 478 

1872 — La,  Junta  Gubernativa  o  Triunvirato 478 

1872 — Coronel   Manuel  de   Jesús    Calvo 478 

1872— Dr.  Agustín  P.  Justo 478 

1872 — Gregorio  Pampín 479 

1872 — Miguel  Victorio  Gelabert  y  Wenceslao  F.  Oabral    .      .  479 

1872— Wenceslao  Ca.bral 479 

1872— Miguel  V.  Gelabert 479 

1873— Tomás  Vedoya 479 

1873— 'M.  V.   Gelabert 479 

1874— Antonio  Cabral 479 

1875 — Juan  Vicente  Pamipín 480 

1876— Benito  Villegas 480 

1876 — ^Dr.   José  Luis   Madariaga 480 

1877— ^Dr.  Manuel  Derqui 481 

1878— Dr.  Victorino  de  la  Plaza 482 

1878 — Augusto  Díaz  Colodrero 482 

1878 — Manuel   Amtonio  Ferré 482 

1878— Juan  Esteban  Martínez ....  482 

1878— Dr.  Felipe  J.  Oabral 483 


TALLERES    GRÁFICOS     ARGENTINOS 
L    J.  ROSSO  Y  Cía.  -  BELGRANO    475 


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