UBRARY
IRVINE,
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES
DE LAS Provincias ARGENTINAS
ANTONIO ZINNY
Nació en Gibraltar el 9 de Octubre de 1821 y vino a Bueno» Airea
en 1842, vinculándose al periodismo y la enseñanza durante el gro-
bierno de Rosas.
En 1855, fué nombrado catedrático de la Universidad de Buenos
Xires; en 1857 fundó el~Colegio de Mayo, en Buenos Aires, y en 1863
el grobierno de Corrientes le confió la dirección del Colegio Argentino.
En 1866, el gobierno de Buenos Airea le comisionó para ordenar el
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores; en 1S69, fué nombra-
do Comisario del Censo; en 1871, la Municipalidad le encargó la reorde-
nación de su Archivo. Sin apartarse nunca de las tareas educacio-
nales, fué varias veces Inspector General de Escuelas, desde 1870 has-
ta 1883, fecha en que fué jubilado por el gobierno provincial de Bue-
los Aires.
Completamente asimilado a su patria de adopción, Zinny &« inte-
resó muy pronto por las investigaciones históricas, reuniendo datos
y ordenando sucesos hasta entonces dispersos' y confusos; su labor,
aunque imperfecta, representa la más valiosa fuente de informacio-
nes publicada en la Argentina hasta su época. Hoy mismo es imposi-
ble es'cribir sobre historia nacional sin consultar sus' obras.
Publicó sucesivamente un índice metódico de la prensa de Buenos
Aires y del interior, en dos volúmenes titulados "Efemeridografla
Metropolitana" y "Efemeridografía Argiroparquiótlca" (1868); índi-
ces metódicos y analíticos de la "Gaceta de Buenos Airee" (1875) y
de la "Gaceta Mercantil" (1875); "Bibliografía histórica de las Pro-
vincias Unidas' del Río de la Plata" (1875); "Historia de los Goberna-
dores" (3 volúmenes, 1879-1880-1882); "Historia de la prensa periódica
del Uruguay" (1883); "Historia de los gobernantes del Paraguay"
(1887); etc. Son numerosas- sus publicaciones monográficas, biográfi-
cas y bibliográficas.
Su obra principal, la "Historia de los Gobernadores", constituyó
durante mucho tiempo una rareza bibliográfica; en 1920 ha sido
reimpresa por "La Cultura Arsentína", en cuatro volúmenes, mejorán-
do«e la distribución de los materiales de la edición primitiva.
L.A CULTURA ARGENTINA"
ANTONIO ZINNY
de las Pili iíi
Volumen I!.
Buenos Aires ■ Santa Fe • Entre Ríos
Corrientes
ADMINISTRACIÓN GENERAL
€Vao«iro» — Avenida de Mayo 638 — Buenos Airee
I g a o
PROVINCIA DE BUEiNOS AIRES
(1810=1878)
LA JUNTA
1810, — Junta gubernativa, compuesta de seis vocéales,
do3 voojaleis secretarios y un paiesiidente, que lo fuó el eutoa-
ces .coiiiiaiidaj;.te Coni,elio Saavedna,, deeidla el 25 de inayo; vo-
cales : eioirioiiel Miguel Azeuénagia, doctor Manuel Albei'di, has-
ta enero de 1811 que fué reemplazado por don Nicolás R. Pe-
ña; Juan Lari'ieía, español; doictor Juan José Oastelli, .hasta
agosto que salió para el Perú en representación de la junta;
don Domingo Matheu, español; licenciado Manuel Beigrano,
hastia el 26 de septiembre que sialió de igeneiral miaindando la
expedición ai Paraguay; -vooal secretario, doctor Joan José
Paso ; Mairiano Moi-eno, hasta el 24 de diciembre que fué nom-
brado ministro plenipiotenci,a(rio oerca del Bilaisil y la Gnan
Bretaña, y i'eemplazjado en la misma fecha por don Hipólito
Viey tes .
El 18 de diciembre la junta fué aumentada aen los doce
vocales que «iguen: doctor Gregorio Funes, Maimel Felipe de
Molina, doctor J. García de Cossio, doctor Manuel Ignalcio
Molina, don José Antonio Olmois, Juan Ignacio G-orriti, Fran-
cisco de GurraTchlag'a, Juan F'ianciseo Tariegona, doctor José
Julián Pérez, Maireelino PoMet, Franciisco Ortiz de Ocam/po.
Una de iafe primeras idiisposieiones (28 de m^ayo de 1810)
'dle la junta, fué diseernirae los miiisanos honores y tratamiento
que a los virreyes, recibiéndolos en su persona el pregidente
do elLa, y por disposición de 10 dle diciieimbre queidlanon éstos
suprimidos .
La junta conñó (15 de junio) al coronel Pedro Andrés
G-ai'cía lai inspección de todc^s los fuertes de la froiate.ra e in-
foirmar sobre síu estado, medios de su mejora, etc. ; habilitó el
río Negro como puerto menor (21 de julio) ; la'Cioirdó (3 de
agosto) la d'elineiaición de Ijas calles de Sian José de Flores; la
reglamentación y propagación de la vacuna (4 de agosto) ; el
levantamiento de un censo de toilos los habitantes de la ciu-
dad, dando a los alcialdes de barrio las iiistiniecáiones que habían
de observaír (7 de agosto) ; dictó disposiiciones poliidales (9 de
10 ANTONIO ZlNIíY
agosto) isobre veredas, ealles, miatanzia idle perros, etc. ; la fnn-
diación (19 áe agosto) de ima escuela de miatemátiaas, biajo la
dirección del teniente coronel Felipe Sentenach; la creación
(13 de septieíTübire) de la Bibliotecia/ Pública 'die Buenos Aires,
nombrando por biblioteciaa'ias al doctor Satuiroiino Seguróla y*
Fray Cayetano José Rodríguez, y par priotect/or ide lellia 3¿\ se-
(cretari'O de gobierno, doiotor Mairianio Morieno; dispoiso (10 de
octubre) que tedios los emipleados liabían ide fornMir parte del
Montepío del ministerio; ba.bilitóse (15 de octubre) el puerto
de la Ensenada de Biarragán, disponiendo mejoras en el piue-
blo; tmtóise (23 de octubne) de la canalización idel río Tercero;
dictóse (2 de noviembre) nma disposicdón sobre textos y oasaia
adecuadas para escuelas gratuitas; ordenó (17 de noviembre)
la formación de bosques en los alrededores de la capital y de
todas las poblaciones úe. la juiisdicción ; resolvió (22 de no*-
viembre) aprobar lo propueisto por el Cabildo para mejoraír las
esauelais de p'rimepas letias, que estaban a cargo de lois p.aidreg
provinciaáes de órdenes reiigiosajs, estable ciendio las jubiüjaicio-
nes de los maestros, eon el mismo tiiemjpo y <xm. los) mismos
luonores y privilegios que disfrutaban los maestros die faeultja-
d'es mayores. ' '
Apa'-obóse (24 de enero de 1811) la ica¡n]aliziacáón del Ria-
chíuielo y se dictó (20 de abril) un reglamento sobne libertad
de impirenta,.
El coronel Saavedra presidió la junta basta el 26 de agos-
to de 1811, en que se dirigió a las provincias del interior,
quedando de presidente de Ija misfmia su vocal doai Domingo
JMiatheu,
Saavedra ereyó de buema fe que su pa'esencáia en el Alto
Perú piodría repaff-ar los quiebrantos de la jornada del Desa-
guadero, que tuvo lugar el 20 de junio de 1811. Con esta idea
no vaciló un momento en realizar su salida,
Lois jefes de las tropas, no pocos de los veeinos de Buenos
Aires y hiasta el mismo Cabildo, le pidieron desistiese de esa
idea, pues era exponer a un vuelco al gobierno de la capital.
Mas él, firme en su propósito, emprendió su marcha, sin pre-
ver que se tnatiaba nada menos que de su separación y de su
disstierxo .
En efecto, a los ocbo días del arribo de Saavedra a Saltia,
se le hizo isaber su sepai'acióín del gobieaTio y de la piresildeneia
de la junta, ordenándosele entregara el lomndo de lais tropias
que pudiese haber reunido, del Desaguadero, al general Juan
Martín de Pueyra^dón, quien acababa de llegar de Potosí, «on-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVIKCIAS ARGENTINAS II
ducienda los caudales que había salvado de los enemigos de
aquiella villa, y se conservaise en Salta a araxiliair a, dicho ge-
neral .
Como éste era un ineTO p;retexto para su. detenieión, y en
nada menos pensaba Saavedra que en regresar a Buenos Aires,
pidió y obtuvo piermiso pana t^rasladarse a Tuciumán o Mendo-
aa, con el retiro de 45 pesos anuales, que se le asignaron.
Desde entonces era* un crimen manifestarse am,igo de
^aiavedra; leran mjal vistos por el gobie-rno 'Ciuiantos ind'ividuoa
tenían emipleos de las que && suponían ser partidario^, de Saa-
v#dina, y fueron desipo jados de ellos.
Saavedira había eaí'do realniísnts en deisgriaicáai, con razón
o sin ella; no había suceso, ni accidente algo desgraciado, que
no se le atribuyese, como autOT de la revolución de 5 y 6 de
abril de 1811J y en comprobación de ello, el doctor Monteagu-
do dijo en La Gaceta, de enero de 1812, que Mr. Flemming,
comandante del navio de guerra de S . M , B . , quie laicabiaba 'de
llegar dle Lima, aseguií'ab'a haber visito y tenida en sius inainos
lais camunicacionies de Saavedria con la pK-inoesia Cairlotia, hecho
que fué desmentido por el embajadio.r inglés- en el Janeiro,
lord Strangford, ouj^o Oiñcio fué publidadO', a sii peidido, en
La Gaceta de 22 de enero de 1813.
Seigún el general Saiaivedra, l¡ots que miantuvieron oomuni-
eaeiones con la pirincesa Carlota Joaquina 'de Boribón, iníanta
de Españla y mujer de don Juan V. rey de Portuigal, y que la
Uamairon ,en 18U8 y 1809, fuieron don Hipólito Vieytes, don
Manuel Belgtr,aiio, idon Nicolás Eodríguez Peña, don Juan José
Castelli y otros.
El general Saavedra, natural de Potosí, murió repenti-
namente en Buenos Aires el 20 de marzo de 1829, a los 68 años
de edad.
1811. — Do7i Domingo Matheu-, presidiente de la junta, en
misencia del coronel Saavedira, apaa-'entemente comisionado al
mando de las tropaa del Alto Perú, y en realidad, sep arlado del
(gobierno y d'e La presideniciai, desde lel 26 dle agosito hlaBta el
23 de sieptiembre 'que se operó otiio nrovimiento en la ciudad,
variando La forma de gobiierno lestablecidla el 25 'de mayo de
1810.
IaP'S diputados de los pueblos, que íonnabaní ^nairite de la
junta, fueron mandadois salir ^dJQ la capital despuési del motín
de patricios del 7 de diciembre.
Lo única que sie dispuso duiriante lia piresideucia de Ma-
theu fué suprimir (1.* d« septiembre ) el tributo que pagaban
12 ANTONIO ZINNY
los indios a la KSOiroma. de España, quedando extinguido piana
siempue ; y la creaicáón del primer triunvirato, (el, 23 del miis-
ttno mes.
Maitheu entró a formar parte de la juntta guibemativa,
como único elemento que in&pinaba conñanza a los espaüoLes
libe/rales que tomaron participación en lia reA^olución de 1810.
L)a expedición auxiliar, compuesta de 500 hombres que die
Buen 0^3 Aires sialió con destino al Peirú, fué costeíada de su
propio peciulio. Fnié MJaitheu quien equipó 1|a flotilla qule, bur-
lando a lois españoles que bloqueaban esta 'Ciudad, piasó a Ha
Banda Oriental y consiguió prestar impoa'tantes siean^cios a loa
defensores de la independencia. El liabía presidido, como pri-
'irueír director, La construcción de la fábirica de fusiles, en lo
que actua'Jjuente m conoce eon el nomba-e dte Parquee de Arti-
llería. En aquellos difíciles momentos, cuando la junta se ha-
llaba apuradla, por falta de reours/os y cion un crédito dudoso,
la sola firma de ]\íatheu bastaba para; quie se le diese cuanto
se pidiera, sin liiudtaeión alguna. Servicios ea^aai éstos que
Matheu prestaba con el úzáco interés de propendeír a la liber-
tad e independencia de la patria de sus hijos, y de la suya
adoptiva, y sin ostentación y aun dejándose airrebatar méritos
en servicio de ésta, suyos exciusiviamente, por individuos más
audaces y menos escrupulosos. Y, sin embargo, su modo de vivir
y el de su familia, entonces y después, fué siempre un modelo
de modestia digno de imitación.
1811. — Coronel doctor Felician<o A. Chidama, don Ma-
nuel de Sarratea y doctor Juan José Fasso, triunvirato ejecuti-
vo, y seeretatrios sin voto, doctor José Fabián Pérez, de go-
bierno, hasta el 16 de noviembre que renunció, reeanplazándo!]^
don Bernardino Rivaidavia, de guerra; doctor Vicente López,
de hacienda, hasta el 16 dte noviembre, que renunció con siuí-
jeción a lo que dispusiera la junta conseffvaidora, y reslponislai-
blea de sius actos ante ella.
El doctor Nicolás H&iTeria entró a desempieñar las funciioi-
nes de seioretario de guerra y hacienda el 1°. de diciembre.
Este triunvirato entró en sus funciones ejecutivas el 23 de
Bieptiembre, dictando (4 ide octubre) penas paira los robos.
Expidió un decffieto (26 de octuba-e) sobíe la libeii-tad 'de
imprenta, disponiendo al mismo tiempo la cpaación de una
junta de nueve individuos con el título de Protectora de la
libertad, de la imprenta; y otro (23 de noviembre) siobre sleh
guridad individual, tal cual se halla consignada en las actua-
les constituciones nacional y provincial.
A propiues-ta del Cabildo, el triunvinaíto creó (13 de enero
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOEES DE LAS PEOVINCIAS AEGENTINA3 1 3
(de 1812) un gabe^nadloír irutendlente icon iconocáiinientoi 'eai las
iCTi'atiio ciaiusas: pcücía, hacienda, justicia y gnieTTa, en que an-
tes entendían los virreyes, con la extensión y la forma que
desaguan las leyes y o^rdenanzas de intendentes; y para servir
tan importante cargo, fíué nombrado el coironel Migiuel Azcué-
naga, con dos asesones de su gobierno, doctoneis Miguel Carbay-
Uo y Grregoirio Tagle.
GOBERNADORES INTENDENTES
DE BUENOS "AIRES
GOBERNADORES INTENDENTES DE BUENOS AIRES
1812. — CorO'nel Miguel de Azcuénaga,, iprinietr gobeiiT/ai-
á<yr inten'dente, propiuleisto por el Cabildo, en vista de lo peli-
grosio de la sitiuacióii y ílle la necesidad' de crear un gobieumo
tierritorial, y coustitnído por el gobierno nacional em la ipersio-
n)3í de diebo leoTonel, con los asesoires dictareis don Migmel Caa*-
bíallo y don Gregorio T!a,gle y con eonocimiiento 'die las oviaitro
c)a!iisa;s: policía, iguerra, juisiticia y hacienda.
El 13 de lenero j^ié recibido y puesto en poisesión del clar-
go provisoriamente por el Oabildo, con toidiag lafe formalidades
diel caso, ejerciéndolo blalsitia el 10 de febrero de 1813, len que
le sucedió lel brigadier Bialeance.
A piesar idie coiTesiponder al gobica'naidoír intendente 'el co-
nocimiento de Tjas cuatro eauslaK, lais atribuciones de éste eiran
flbsoirbidas por lel gobierno de las Provinlcáiaisi Unidla® o por el
Oajbildo, según se verá por lo qule isdgue .
El igobiermo superior dispusio (31 d'e enero de 1812) que
ningún libramieaito de la intendencia se llevas© a letfecto, sin
pa'evia apirobajción de aquél.
El mismo suprimió (ídem) la contaduría de la provincia,
ordenando al gobernador intendente circulase esa resolución:
dictó (11 de mia'rzo) um reglamento policáal que, pioír la natu-
raleza de sus disposicianes y efectos incumbía direcrt-amente a
la policía de la ciudad; declaró (14 de agosto) al pueblo de
lois Quilmes libre a todia e'liase de pieirsonas, siu territorio pcir de
propiedad del estado, 'deiioigándose y suiprimiéndose todos lots
derecbos y pri^^legios que gozabian los pocos indios que exis-
tían en dicha población, disponiendio se comniniciase esta resolu-
ción Sil gobernaidoír intendente pariai que lía hiciera cumipllr;
ajprobó (20 de aigosto) el estiablecimietníto de dos esouelja's de
primeras letras, la solicitud deil Oaibildo, que lasi costeaba, a
más de las cinco que éste pagaba, unía en el barrio 'de la Resi-
dencia y la otria en el dle los Coa-rales dte'li IMisereiie; dispusio
qula el gobeirnador intendente (Azcuénaga) ciomiunicase a li
l8 AfTTONIO ZINNY
cám'ana de apelacionles -aiia reisolucdóím (1." idle .septiembre) so-
bre orderL'aii2ías 'd)e los alcaldes de baiiTio, 'Suibsfcituyéndolois p'or
ppiiisanos; y, de aicucrdo don el Cabildo, dletterminó (22 de sepi-
tiembre) levantar el plaíio topográfico del territorio de esta pro-
vincia; dictó un Reglamento provisional de policía, creando
un intendente ^enenal id(e altla pioiT^icía de la inmiediiaitai depen-
diettiicia del gobierno superior y suspendiiendoi la referida ciafu-
sia que había ejercido el gobemaidior intendente idle la capitíal.
Se circuló, por orden del gobierno, (13 de enero de 1813)
una Instrvcción pairia los laloaldles de barrio.
Lola !Siecret/arios del gobierno intendemicüa fuenon su'cesii-
vamente dbn Francisco dfe Paula, Siau-vidiet (basta el 31 de
dctubre de 1812) y doctor Berraairdo Véiljez, que oonltiinuó oon
Balcarce .
El birigadier general Azciiénaga f^alleoió eni Biulenois Aiiies
el 19 de diciembn'e de 1833, la los 79 años de ¡edad.
1813. — Brigadier Antonio González Balmrce (en lulgiaii^
de Azicuétoiaiga, asoiendido a, consejero d!e estado), de^dte el 14
de febrero de 1813 haisttia el 16 de abril de 1815, que el Oabildlo
©sumió ]ia 'autotridad, titulándose gobiernador interino».
Al gobierno intendencia cotto el deber de mandiar publi-
car y icircmJiar el Tfimno Nacional (cuyo akitorr fué el docitoiy
Vicente Lónlsz y Planes) decretaidio pinr la Asiafmblea.
El 22 de 'Oictubre die 1813 fuié creadla la p)airroiq'niia. de Ban
Pedro Te'lmo, sirviendo ail efecto la Is-leisíai d'e la. Eesiidlem'cdia,
para p1 dpsemr>eTio de las funciones niarroquiíailps.
El brie-adier general A. G. Balcarce falleció en Buenos
Aires el 5 de aiwsto de 1819, ¡a los 45 años de edad.
1815. — El Cabildo, presidido por don Frlanciicteo Antonio
¡dio Esiciabld'a, desde el IR die labril, aule asumió el miando^, titu-
llandose gobernador rNTERiNO, con la, lextenpjíón ide facultades
(inherentes la este icargo, ,a excepción de la eomairidlanciía. de lar-
tmiais. au'e quedó en'cwmjendadla lail brigadier Miguel Estanis-
lao Soler.
Este ci^tmbio fué operado la cionseeinieineia ide la revoluición
dle Fontezuelas. que tuvo lusiar en ewa fechai, sobre' que el Ca-
bildo dio un manifiesta, el 30 del mismo mes, justificianda
ia.quiPl movimiento y consiiguáentie idlerrotciamiento del directorio
de Alvear.
Aunnue el Cabildo aplarecía oomo goberníador interino, el
que obtenía el gobierno intendencia de la provincia era el
briígaidier Soler, por el heicho de iser lel eomia,ndante general díe
armas. El director Alvarez, previa consultia de la junta de
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 1 9
observación, oTdenó la subirogación de Soler, mandando baicer
la eleccicn p'Oipii'lairmentie, en la misma formia qoie para el nom-
bramiento 'die director del estado y fijiandJo el idüa 17 de mayo
pana, la celebración de aqnel aicto.
1815. — Don Manuel Luis de Oliden, elec/to gobernador
intendente, de la provincia, dediegiado de correos, .etc., en 19
de maj^, por el pieríodo de tres años, teffiímnajido eía 8 de jii-
nio dte 1818.
El 30 de ao:osto de 1815 lel gobiemoí intendencia circidó a
los alcaldes 'de hermandad de la aaimpaña nn bando sobre ptf-
liieía ; ipa'ohibió (20 de marzo de 1816) la matamza de viaicag
en todo el territorio de la provincia y (23 de julio) la venta
dte bebidas al menudeo en lois aílmacenes dle 'comestibles ; nombró
(22 de agosto) al miaestro mayor de plaiteros don Jierónimo
Martínez, para trabajar y labrar exclusivamente las medallas,
bajo pena pecuniaria por cada medalla labrada sin orden del
gobierno intendencia. Esta disposición fué (19 de septiembre)
dero'gada por el directoir Pue^irredon .
El señor O^liden cei?ó en junio de 1818, suciediéndole el
briisadier i^eneral Rond'Ciau, y venicidog los cuaitro meses piajra
poder labrir juicio dte residencia eomtra el ex gobernador in-
tendent.e Oliden, el gobierno, a soKoütmd de éste, die-clarn no
haber motÍA^o piarra tliJ juieio y haiber sido bu'enios sus servicios
durante el tiempo que tuvo a su oaroro 'aiquiel emípleo, y confi-
riéndole los honores de gobernjadior inteind'ente honorario de
provincial (12 de junio de 1818) .
1818. — Bon Marcelo Biaz de la Peña, gobernador in^^en-
d'ente honoii3trio de provincia, nombrado el 2 de jujnio, en mé-
rito d'p líos serAn'cios! míe habíni -presitado a la patria.
1818. — Brigadier José Rondeau, diesdb el 8 de junio has-
ta el 30 de julio, que le sucedió el general J. R. Balcarce.
La única disipofflición dictadla por el birisradier Rondciilit
como gobernador intendente de la provincia fué (julio) un
bando sobre policfR, mian'dlando cumnlir lo? artí<!ulos conteni-
dos en la Insirucción circular de 13 'de enero de 1813 v pro-
metiendo aplicia/r irremisiblemientie laig penáis que en eUsi se
expresan, en vista del total descuido y abanidloinio en su ob-
servancia. I' • '
El T3Uieblo esttfaiba a'eosrtumbirado a mirar con 1|ai miayor in-
diferenciía; las disposiciones qute dictaba la autoridad, sin cui-
darse, en lo más mínimo de cumpliríais, isáno cuando se em/-
ípleaban medidlas coericativias. Si los encairgados de llevar a las
vías dte ejecución aquísUas idisítoisácioneis eran severas, o poco
20 ANTOIÍIO ZIIÍNT
coaideacendientes con los mfi'act.ores, entonces eTj gtoiberniainte
e/i^a ciailificado de déspota y tirlamo . No estabia lel ipmeblo' hiabí-
tuíaido a obedecer y la resipeitiar la autoridad sino oliiiando esta
se hacía sentir con más c menofe TÍgioir, y lo que en im emplea-
do, de cualquier categoría, era el cumplimiento de un deber,
en desempeño de sus funciones, se atribuía a arbitrariedad por
los que querían hacer su voluntad.
1818. — General Juan Ramón Balear ce, gobernador inten-
dente y comandante general de cam/paña, desde el 30 de julio
hasta noviembre, que tuvo qne ausentarse a aquélla, snbstitu-
yéndiole interinamente el coronel P. Ibáñez.
En cumplimiento de orden del director Pueyrredón, el
gobernlaidior BaiHeiarce mstudó piiblicatr ipor blaindo lo dispoieSto
pcir aquél, en virtud' de .aaitoniziaicjón del congr'aso, isiobre 'con-
cesión de táernais en la, nueva, líinleai de frontera, hasta la lalgoina
de Ka;quellinincail, donde debía construirse el foileirite do S.
]\Iaii'tín, paria, gíaiiianti'r la seguaidiad de la campaiña por ese
lado .
Fué iguia.lmente comisiotti'ado por el referido .diirectior, pa-
ra levantaír nn empréstito, y, UiSiando die todo e\ lleno de sus
faiciütad'es y procediendo con I'rI aetiiñdad y celo qiuie doTiiiva-
daba la gravedad' dte la airgemci,a, expedir lais órdenes conve-
nientes,'para quíe lois prestiamistiai'? enterasien, en la tesioirería del
tirábimal del coinsulaidlo, Ini cantidad que éste les haibíia desig!-
nado.
1818. — Coronel Pedro Ihnñez, gobe.mador interino, por
eaisleniciía del propietlairio B'aldarce. duríintia los primeiros días
d'e noviembre hasta el 14 del p,ro.pio mes. en iqiuie, agraváuldiose
la enfermedad d-e que adolecía, fué substituido por el general
Díaz Vélez, en la misma calidad de dnterino.
1818. — General Eustaquio Díaz Vélez, gobernador inte-
a'ino, deisde el 14 de no-s'ile'mbT'e, por enfeirmieidlad delj coronel
Ibáñez y en lamisencila idel pTopietarioi Balcla>rc.e, haist^al el 9 dle
febr>ero de 1820, qnie rienuiriició el cargo, sncedñéndole don M.
die Tri'gon^en, en el gobierno d'e la pirovineia e intendleiuicia de
policía, de que Díaz Vélez fué exoneirado, d*asde el 10 de mar-
zo ide 1819, en que el congreso naciomal resolvió sepianaír l'a in-
tendencia de policía del gobierno de la provincia, nombrándo-
se provisionalmlente en la daroital nn jliez de la miistma;.
A fines de 1819, la iconsítitución fué isiolenmemente juradla
y piuesta en plantía, en las provincíias q^ue habían conicuirrido,
al congreso general. Ella habría subsistido por algún tiempo,
fii las dos provincias db S-antia Fia y Entre Bíos, en las qne
I
HISTORIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PEOTIXCIAS AEGENTUSTAS 21
e'lj general Ai-tigas babía hecluo sentir su ¡mialéfioa influencdía
apoyada en sus recursos y, a más, ein los de kiá ardienteis com-
biniaciones, talentos notorios, carácter lemipresario, pasiones fo-
gosias y demás oualidjadeis extraoridtiniarias, qoie reunía 'Un ex-
tranjero ilustre y desgraciado, no hubiesen apelado a las vías
de lieclio, invadido a la de Buenos Aires, disuelto el gobier-
no geuei"íii y dejado el estado en aicefalía, camo el medio má^
Ofpiortuno para Uevar a ejieicución suá planeis ulteriores, quie no
erian, por cierto, los de la tan. decantada federación, poír más
que se vociferase lo contrario.
El desventurado idon José ^liguel C'arrqiia, quíe es a quien
nos reíerimos, fué, el que tuvo la prineápai parte y toda la
idíirección en aquella empresa. No puidaendo saear partidlo en
fa^'or de sus clesigniois, de la univemal susipdeaeia aie Artigas,
quien en todo hombre de tailenito qreía vea.', y cíom, luzótn, lUn
enemigio mortiail de sus torpiezas y política antásociial, (Jarrera
tuvo ha, isanguiar luabiliidad, deisipués áe hab^er ©stucijiiado lei ca-
rácter del caudillo Kamirez, de inspirarle sentimientos de ele-
vación, y hacer que && sublevare contra lel seudo pirotectoa', idie
quien era favorecido. El éxito no pudo ser mas lelLz para él,
como toaos saben, artigas iué derrotado por una ele sus crea-
turas, y deside «ntoncies^ toda la iinñuencia de que él había go-
zado pasó a sni vencedor.
Carrera llevó adelante sus planes, a^poyado en la fuerza
moral y física con que, día sus resultáis, contó desde luieigo el
supremo ide Entre Ríos.
Estos elemeníoe, y los de Santa Fe, que obuaron en eom-
ibinación, echan on por tiietrra el gobierno directarial y produ-
jieron la diso^i^ueión del estado. iSmguna de lais demás provin-
loias, que estriban sometidias de hecho y de derecho a la autori-
dad del poder central establacido en Buenos Aires, hizo valer
pretensiones algunas. En aquellos terribles momentos, el Ca-
bildo gobernador de Buenos AirciS emancipó oticiosamente a
los pueblos, indicándoles que quedaban con toda libertad para
consultar por sí mismos a su seguridad y a la defensa y con-
servación de sus derechos.
El general Díaz Velez falleció en Buenos Aires el pri-
mero de labril idie 1856.
1820. — Teniente coronel Miguel de Irigoyen, goberna-
dor de la provincia e iritendente de p'olieía, desde el 9 ha»stai
el 11 de febrero, que el Cabildo asumió el mando.
No tuvo, pue®, ocasión de dictar diaposicáón alguna, en
®u Qortío 'gobierno de dos días.
22 ' ANTONIO ZINNT
1820. -— El CaJbüdo, ,preisiiid'iidlo por d'oliii Eistebam Homaro,
titulado gobernaidior de la iproviucia de Buienos Aires, un (lia.,
el 11 de febrero, en que declaró haber asumido el mando
universal de la ciudad y pro\^inoia; que ciuiidaría de mantemei'
el ordem en todios los xaimos de la lajdministraicáón espidiendo,
al efecto, todtas las órdenes que, sisgún laisi dieiicadais circiums-
tiamicias de entonces, eondujeisen al mayor bieoí, felicidad y traiii-
quilidad de la provincia., ínt^erin que, en unión con lae demás,
se estableciesen las mejores bases ide laisoicáacióin,, icionfo'rme a Biu
deciididia y mianif estad'a intención : la federación.
1820. — Teniente coronel Miguel de Irigoyen, goberna-
dor político, en coimisáón, y ©I bidgadier general Miguel Esta-
nislao Soler, nombrados por el Cabildo, dando .al primero por
asesor al doctor Juan José Passo, con facultad de nombrar a su
arbitrio el sieeretairio que le pa,reeiiesie, expidióuido'Sie por nuedio
de éste en el despaieho de los respiectivoisi depairtamentos dís
gobierno y hacienda de la provincia, y al segundo el cargo de
comandante general de las fuer^ía» de mjaír y tierra ide la piro)'
vincúa, con el departamento ide guerra, y faicultaides de piropo-
ner todais las refoirmas qiu'e .creyera loonvieniietnitas, al Ayunta-
miento, diel miismo modio que los oficiales gemietrales y cabos
sujbialternois, reservándose empiero la Munic^p'aJidad regliaimen-
taír el sistema de administración pública de la iprovincia; y
aciardando lal miis/mo tiiempo la elecciión ide docie electores, paira
el nombramiento de gobernador propieitiarioi .
1820. — Don Juan Pedro Agiárre, lailcialde dte pa'imier voto,
goberniaidior interino, entretianto se posesionaba del gobiieimo el
electo igobernador provisorio dion Manrael de Sarraitea.
Desempañó el oango desde el 16 hastia el 18 de febrero, es
decir, dos días.
GOBERNADORES DE PROVINCIA
GOBERNADORES DE PROVINCIA
1820. — Don Manuel de S arratea, palmer gobemadoT y
eaipitán general de la pro^-incáa, nonibriado por la junta elec-
toral el 16 de febrero con calidad de provisorio y basba que
pudiera reunirse el voto de la campaña, y puesto en posesión
del cargo el 18, por bailarse auseait-e die la ciudad, cua/ndo tu-
vo lugar 9u elacción.
El 22 de febrero, el gobamador Saniaitea salió a ki cam-
paña, con el objeto de confeiisncáar con los jefes del ejército
federal, y quedó desempeñando interinamente sus funciones,
por elección de la junta de represenitáiníLes, el jefe interino del
estado mayor, general Quin tanta.
El objeto ele ia saiiüa clei gobernador Sarratea fué el con-
cluir, como len electo concluyo el '¿'ó aei mismo mes, en ei Fi-
lar, una convenc-ion entre el, como gobernador de Buenos
Aires, don iiistanislao Liópez, gobernador de ia provincia de
Santa i^'e, y don iirancisco üamirez, de la de Entre Kios, con
ei un de poner termino a la guerra suscitada entre dicbas
provincias, proveer a la seguriuad de elias y concentrar sus
fuerzas y recursos en un gobierno íederai,
1820. — (jrenerat Huanón de la Quintana, jefe interino
del estado mayor, gobernador interino, electo por ia junta de
representantes el 22 de lebrero, durante la ausencia del pro-
visorio Sarratea, que salió a campaña, para eonierenciar con
los jefes federales, López y Ramírez, con quienes concluyó el
célebre tratado del Paiar, el 23 del mismo mes.
Aprobado y ratificado, a las dos de la tarde del 24 de
febrero el referido tratado, por la junta de representantes
electores, señores T. M. de Ancborena, Antonio José de Es-
calada, Manuel Luis de Oliden, J. J. C. de Ancborena, Vi-.
cente López, Victorio García de Zúñiga, Sebastián de Lezica
y Manuel Obligado, el gobernador Quintana, el mismo día, lo
mandó publicar por bando, con toda solemnidad y dispuso que
se iluminasen las calles de la ciudad, por tres nocnes sucesivas
26 ANTOIiflO ZINNT
de los días 24, 25 y 26 de febrero, cantándose 'en acción de
gracias al Todopoderoso un solemne tedeum el domingo 27,
en la Catedral, con asistencia de las corporaciones de la pro-
vincia.
El 25 de febrero entraron los generales del ejército fede-
ral, López T Ramírez, con el gobernador Sarratea, y el 26 entró
el ejército exterior hasta la plaza de la Victoria, donde fué
recibido por el expresado gobernador quien, después de man-
dar retirar el citado ejército, que fué proclamado de un modo
enérgico y militar por su jefe, el general Soler, marchando en
¡seguida a sus cuarteles, pasó acompañado de éste, a la sala
capitular, en donde eran esperados por el alcalde de segundo
voto, presidente del Cabildo.
La paz fué celebrada con salvas, tres noches de ilumina-
ción y músicas. Por enfermedad del gobernador e imposibi-
lidad de concurrir en muchos de los capitulares, la misa de
gracias no se verificó lel día designado por el gobernador Quin-
tana, sino el 2 de marzo.
Los amigos de la seudo federación acogieron a los signata-
rios del tratado del Pilar como a héroes, modelo de los lioiDihres
libres, y los contrarios clamaban y lloraban el vilipendio de la
provincia.
A pesar de hallarse, de regreso en la capital el gobernador
Sarratea desde el 25 de febrero, no tomó posesión del cargo sino
' el I.'' de marzo, en cuyo día cesó Quintana.
1820. — Don Manuel de Sarratea, provisorio, después de
haber celebrado la paz con los jefes federales, conduciendo un
tratado en la Capilla del Pilar.
El 6 de marzo, el pueblo reunido en Cabildo abierto, en la
j)laza de la Victoria, manifestó no ser el gobernador Sarratea de
su confianza, porque, fuera de otras causas, acababa de entregar
armamento y vestuarios al ejército federal, siendo su adminis-
tración provisoria y sin autoridad para negocio de tanta impor-
tancia. En consecuencia, pedía su ceste en el momento, nombrán-
dose sujeto de toda confianza pública, que llevase la administra-
ción con el puLso que las circunstancias requerían.
Justificado el hecho de haber el gobernador Sarratea man-
dado entregar armamento y municiones al ejército federal, el
Cabildo y todos los ciudadanos presentes resolvieron unánime-
mente la separación de Sarratea y proceder, acto continuo, a
elegir en su lugar otro gobernador y capitán general, no por la
junta de representantes, que se hallaba incompleta, sino por
HTSÍÓRIA DE LOS GOBERIÍAÓOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 27
votos individuales de touos los ciudadanos. Efectuado esto, a las
cuatro de la tarde, se dio por terminada la votación, resultando
electo por gran mayoría de votos el general J. R. Balcarce, go-
bernador y capitán general de la provincia.
La única disposición que le fuera dado dictar a Sarratea,
durante este corto tiempo de su administración, fué la organi-
zación del ministerio provincial, adaptada a la nueva forma de
gobierno, introduciendo una economía compatible con las rentas
de la provincia.
El despacho de los departamentos de gobierno y hacienda
quedó desde el 1.° de marzo, a cargo de un solo secretario con
cuatro oficiales, para el de gobierno, y con tres para el de ha-
cienda, declarando cesantes todos los demás oficiales que servían
en dichos departamentos.
1820. — General Juan Ramón Balcarce, electo len Cabildo
abierto el 6, de marzo, hasta el 11 del mismo mes, que fué derro-
cado a su vez y repuesto Sarratea.
A los pocos minutos de tomar posesión del cargo, anunció a
los gobernadores de Santa Fe y Entre Ríos, López y Ramírez,
hallarse completamente autorizado para hacer cumplir y guar-
dar el tenor liberal del tratado de paz firmado por los tres go-
bernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos..
Ramírez calificó el movimiento de tumultuario y parto de
la facción de los tiranos, e impartió órdenes a jefes de la depen-
dencia del gobierno, para que se reuniesen a su ejército, con
el fin de sofocar el acto que el pueblo de Buenos Aires acababa
de practicar con la mayor dignidad.
, En consecuencia, el gobernador Balcarce ofició a Ramí-
rez intimándole suspendiese todo procedimiento hostil y ha-
ciéndole responsable, ante la patria, en caso contrario, de cuan-
tos desastres siguiesen.
El ejército federal, desatendiendo la intimación, avanzó
sobre la ciudad y sie situó frente a la Chacarita de los Colegia-
les, donde se le reunieron muchas partidas de los fugados de la
capital, haciendo sus correrías, por medio de piquetes destaca-
dos de aquél, hasta el interior de las calles principales.
En vista de esto, el gobernador Balcarce determinó salir
al frente del cuerpo de Aguerridos, a cumplir su palabra
empeñada, e invitó al pueblo a reuníraele el día 10, en la plaza,
de la Victoria, donde iba a formar las tropas, para partir.
Durante su ausencia, dejó encargado, para la defensa interior,
al general Matías Irigoyen, y para el gobierno político al tenien-
28 ANTONIO ZINIÍY
ta coronel Miguel Irigoj'eu, como delegado, erigiendo al mismo
tiempo un tribunal de vigilancia para toda clase de persona», sin
excepción de fueros, compuesto de los señores coronel Juan
Ramón Rojas, doctor Vicente López, don Manuel Bonifacio Ga-
llardo y, asGSor sin voto, el doctor IMiguel Villegas.
Esta disposición, dictada por Balearce, no llegó a ponerse
en ejecución, pues, a pesar da todas las medidas que adoptara,
las tropas del ejército federal, llevando divisa con el lema de
¡Viva la patria y la federación!, y las del general Soler, que
se habían incorporado a las de López y Ramírez, entraron en
la plaza de la Victoria el día 11. El general Alvear, que tam-
bién se hallaba allí, estuvo a riesgo de perder la vida, a no
há.berse interpuesto algunos amigos del orden que consiguieron
salvarle, no con dificultad y aun con peligTO.
Ese fué un momento de confusión y desorden. Los parti-
darios de Balearce y de Pueyrredón corrían mucho riesgo,
pues los contrarios gritaban en la plaza: ahora va a correr
sangre, ahora la van a. pagar todos los picaros partidarios de
Pueyrredón, todos, todos, si, todos. Felizmente no pasó de
amenazas, al menos en el recinto' de la plaza; no así en otros
puntos de la ciudad, no distante de allí, donde hubo algunas
víctimas sacrificadas al furor de la malhadada y cara fe-
deración.
Las tiendas y casas de trato y las de familia permanecie-
ron cerradas, desde la mañana del 11, y a pesar de habersia
dictado órdenes rigurosas para que, a la señal de tres caño-
nazos de la fortaleza, se presentasen en la plaza de la Victoria
y calles circunvecinas, todos los ciudadanos capaces de tomar
armas, a caballo o a pie, ninguno se presentó sino cuando entró
el ejército federal.
1820. — Teniente coronel Miguel Irigoyen, gobernador
político, delegado de Balearce, nombrado para el caso que éste
hubiese salido a campaña contra el ejército federal ; paro como
éste no diese lugar a la proyectada salida del gobernador Bal-
caree, por haber aquél extendido sus partidas en todas direc
ciones, el nombramiento de Irigoyen, hecho el 9 de marzo,
quedó sin efecto. Y en vez de obrar en la ofensiva, Balearce
no tuvo tiempo de hacerlo ni en la defensiva.
1820. — Don Manuel de 8 arratea, rerpuesto a las tres y
media de la mañana del 11 al 12 de marzo, hasta el 2 de mayo,
que la junta de repre.sentantes acordó su cese, tanto a \drtud
de sus repetidas renuncias, fundadas en el quebrantamiento
de su salud, cuanto por otras consideraciones de conveniencia
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 29
pública, y el nombramiento de gobernador interino en la per-
sona de don Ildefonso Ramos Mejía, como presidenta de la
junta de representantes.
He aquí una relación de los sucesos ocurridos desde el
6 hasta el 18 de marzo.
Estando reunidos los miembros del Cabildo en su sala
capitular (6 de marzo) se recibió una representación en tres
distintos pliegos, fechados en la plaza de la Victoria a 6 de
marzo y suscriptos por 165 individuos, manifestando que el
señor Sarratea no era de su confianza, y además acababa de
entregar armamento y vestuario al ejército federal y pidien- ■
do su cese inmediatamentie.
El pueblo se agrupó, en seguida, en la sala capitular,
dióse lectura de la repn?sentaoión, y desDués de algunas li-
geras discusiones, el general Soler, que allí se hallaba con el
jiefe del estado mayor. Quintana, pidiendo la palabra, exhibió
dos órdenes libradas por Sarratea, con fecha 4 de febrero una,
dirigida al comandante de la sala de armas, para entregar a
don Francisco Martínez 800 fusiles de buena calidad y servi-
cio y 800 sables de las mismas condiciones, y la otra para el
comandante del Parque para entregar, también al referido
Martínez, 25 quintales de pólvora de fusil y 25 quintales de
plomo en balas, con calidad de dar Martínez en oportunidad
directamente cuenta de su inversión; exponiendo que, aunque
por su parte había, contradicho y resistido el cumplimiento de
estas ordenéis, no lo había podido lograr y se habían verificado
las entregas, lo que hacía presente al Ayuntamiento y al
pueblo, allí reunidos, para evitar toda responsabilidad en esta
materia, que: la consideraba de suma gravedad.
Justificado así el hecho y por hallarse incompleta la jun-
ta, se resolvió unánimemente la separación de Sarratea, y se
leligió por votos individuales de todos los ciudadanos, que de-
bían prestarlos por su propia voz, ante el A^iintamiento, al
general Juaii Ramón Balcarcf. quien se recibió el mismo día 6,
publicándose por bando y circulándose.
En este estado, el Ajointamiento, no dejando prever el
término fatal 'que llegaría a tener el mo\'¿imiento popular
del 5 y 6 de marzo, consideró conveniente mantenerse reuni-
dos en la sala capitular, con el fin de remediar algunos males
consiguientes a tal situación. Con este motÍA''o, se observó que,
como a las diez de la noche, se rompió un fuego no interrum-
pido de fusilería en la fortaleza y plaza de la Victoria, Se-
renado algún tanto lel movimiento y tomádose conocimiento
30
ANTONIO ZINNY
de la ocurrencia, resultó que la tropa de Aguerridos, Cazado-
res, Argentinos y de otros cuerpos, que guarnecían la forta-
leza, sie habían sublevado, marchando para afuera de la ciu-
dad. El Cabildo determinó entonces hacer comparecer al ma-
yor de la plaza, quien instruyó haber quedado la fortaleza con
parte de la guardia ordinaria cívica, el primer tercio y algu-
nos Argentinos, habiéndose evadido el general Juan Ramón
Balcarce con los de su comitiva por el foso del sur. Sucesiva-
mente, sie tuvo avisos de haber partido el cuerpo de Aguerri-
dos, que se hallaba en su cuartel, los dragones de la plaza,
que lo estaban en el suyo, abandonando la custodia de los
presos, que en él había, y haber hecho lo mismo los del piquete.
El Cabildo entonces acordó haber llegado el caso de tomar
por sí las providencias conducentes a conser^^ar algún orden
y precaver la perpetración de excesos, consiguientes a la falta
de autoridad superior. En consecuencia, hizo comparecer al
coronel comandante del primer tercio cívico de infantería, don
Luciano Montes de Oca, por conducto del sargento mavor don
Esteban Bonorino, e impuesto, por dicho coronel, que se ha-
llaban bajo su mando como 200 hombres de su cuerDO, se le
impartieron .órdenes para que pusiese la tropa necesaria a dis-
posición del Avuntamiento, con el fin de cubrir los puntos
abandonados más precisos, encargándole estrechamente evitara
todo rompimiento de fuego, disimulando cualquiera salida de
tropa que se notara, para impedir choques que causasen de-
sastres.
Disnuso también pasase a la fortaletza el regidor don Ra-
món Villanueva, acompañado del mayor de plaza y avudante
de ella, Monterola, con el fin de arreglar la guardia de la
fortaleza y recoger las llaves de las habitaciones, que se en-
contraron abiertas, determinándose el que, sobre todo, se diese
parte al gobernador Sarratea, haciéndole presente, al mismo
tiempo, que el Aj^untamiento no tenía en aquellos momentos
más tropas para la conservación del orden público, que el
corto número de infantería cívica ya expresado ; y que, sin
embargo, tomaba todas las medidas posibles para no abando-
nar la suerte del pueblo a sus propias manos, mientras que
Sarratea, como gobernador de la provincia, informado de tan
inesperada ocurrencia, viniera rápidamente a tomar el mando
a lo que, por su parte, interesaba el Ayuntamiento anticipara,
si le parecía conveniente, alguna- tropa para cubrir las prime-
ras atenciones de la guarnición, etc., hasta que el referido
gobernador se presentara en esta ciiidad a ejercer su mando
HISTORIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PEOVI^^CIAS ARGENTINAS 3 1
y prestar los servicios que el público y su empleo le demanda-
ban, cuyo parte se le dirigía a las tres y m-edia de la ma-
ñana del día 12.
Al amanecer de este día, se recibió un oficio del general
Francisco Ramírez, que abasaba al Ayuntamiento haberse pre-
sentado varios cuerpos de tropas, substraídos a la obediencia
del general Balcarce, y que se hallaba a las orillas de la ciu-
dad, esperando solamente, para entrar, que el Ayuntamiento
le instruyese lo conveniente del estado del pueblo y de sus
determinacioups en el crso. Y teniendo en consirloT.ar'ión que
por el parte dirigido, horas antes, al gobernador Sarratea, ya
quedaría informado dicho ireneral Ramírez de todo, el Cabildo
ordenó se archivara el oficio, y de palabra se contestase al
conductor don Lucio Mansilla, con lo cual y con la entrada de
las tropas en la plaza, concluyó el acuerdo del Cabildo.
El 14, el general Ramírez diria-ió al gobernador de la
provincia un oficio, que fué comunicado oriarinal al Cabildo,
en que aquél nedía los auxilios de armas, vestuarios y muni-
ciones convenidos en el cél'pbre tratado del Pilar y aue se
duplicase su número por el nuevo servicio del ejército federal,
a saber: 500 fusiles, 500 sables, 25 nuintales de pólvora, etc., y
que se repetiría sesrún las necesidades de aquel ei'ército, por
el interés de 'esta ciudad y de las demás provincias de la Fe-
deración. Pedía, además, un vestuario y una corta gratifica-
ción para la tropa, al arbitrio del gobernador.
Sobre este asunto de tanta gravedad y tan humillante
para la provincia de Buenos Aires, se convocó a la iunta de
representantes y al gobernador, juntamente con el Cabildo, y
así reunidos acordaron que, para que evacuase la pro^^ncia
cuanto antes, se diese a Ramírez inmediatamente los vestua-
rios y auxilios de dinero que pedía, dejando a la prudencia
del gobernador el determinar la cantidad, en vista del notorio
decadente estado del erario público -, y en cuanto a las armas
y municiones, que se le entrearasen en Santa Fe o Paraná,
después de haber evacuado dicho ejército, el territorio de la
provincia remitiéndolo por este gobierno a flote o por tierra.
Como el cuartel e'en°ral de Ramírez era un asilo para los
desertores, desde soldado hasta general inclusive, se resolvió
pedir a Ramírez no continuase abrigándolos, en obsequio de
la armonía que debía existir entre los federales.
El 18 de marzo, el gobernador Sarratea dirigió circulares
a los Cabildos de las provincias, transcriptas a los gobernado-
32 ANTONIO ZINNY
res intendentes de las mismas y a vsus tenientes, para la reor-
ganización de las autoridades nacionales, que quedaron disuel-
tas, desde el 11 de febrero, en que el Cabildo asumió el mando
de la provincia de Buenos Aires.
Sarratea revocó (20 de marzo) la donación de tierras,
en- el Rincón del Toro, hecha al general Eustoquio Díaz Vélez,
con perjuicio de un considerable número de familias que, de
tiempo anterior, se hallaban pobladas en el expresado Rincón;
dictó (22 de marzo) los trámites requeridos para la concesión
de pasaportes; expidió (1.° de abril) un bando sobre policía
municipal, con arreglo a las difíciles y peligrosas circunstan-
cias de la época; suspendió (18 de abril) el cobro de diezmo;?,
en los campos de Marihuencul, hasta la resolución de la legis-
latura de la provincia; suprimió (20 de abril) las comandan-
cias militares de la Ensenada, San Fernando, San Pedro, Ba-
radero, San Nicolás de los Arroyos, Pilar, Arrecifes y Cañada
de la Cniz, que quedaron a cargo de sus inmediatos jueces
territoriales.
El 1.° dé mayo se reunió la junta de repretsentantes, para
acordar los graves negocios indicados en los tratados de paz,
celebrados por la administración Sarratea, con los gobernado-
res de Santa Fi?i y Entre Ríos. El primer paso dado por dicha
corporación fué admitir el cese en la administración del go-
bernador Sarratea, confiriendo el mando de la provincia in-
terinamente, lel 2 de mayo, en la persona de don I. Ramos
Mejía.
Don Manuel de Sarratea falleció en Limoges, Francia,
el 21 de septiembre de 1849, siendo ministro argentino cerca
de aquella corte.
Sarratea cursó sus estudios con mucho provecho en el
colegio de Vergara, en España. Después de una larga residen-
cia en Madrid, regresó a su patria, Buenos Aires, a cuya
emancipación política contribuyó poderosamente. Fué nom-
brado sucesivamente miembro del P. E. en 1811, comandante,
con el título de general, en representación del gobierno, del
ejército sitiador de Montevideo, ocupada por los españoles;
comisionado del gobierno en 1814 ; gobernador de Buenos Aires
en 1820 ; ministro plenipotenciario en Inglaterra en 1825 ; en-
viado extraordinario en Río Janeiro en 1838; enviado extra-
ordinario y ministro plenipotenciario del gobierno de Buenos
Aires cerca del de Franela desde 1841 hasta su fallecimiento
en Limoges, a su regreso de un viaje a los Pirineos.
Sus restos fueron conducidos a París por su secretario
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOEES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 33
y amigo, actualmente ministro pl'enipotenciario en aquella
corte, don Mariano Balearee, y depositados en la bóveda de la
iglesia de St. Philippe-du-Roule, hasta el 12 de julio de 1850,
que, llegaron al puerto de Buenos Aires, donde se desembar-
caron el 16 en un bote de guerra nacional, acompañados del
coronel José María Pinedo y del teniente (hoy coronel) Al-
varo Alzogaray. En tierra fueron recibidos por el doctor Mi-
guel García, presidente de la junta de representantes, y de
los edecanes, de todo uniforme, general Felipe Heredia, co-
roneles Antonio Toll y llamón Rodríguez, mayor Victoriano
Aguilar y capitán del puerto Pedro Ximeno y los parientes
del finado. El ataúd que los conducía fué colocado en un co-
che fúnebre y conducido a la Recoleta, seguido de dos ca-
rruajes, i
1820. — Don Ildefonso Mejía, presidente de la junta de
representantes, en lejercicio del P. E., por deposición de Sa-
rratea, desde el 2 de mayo hasíía el 7 de junio, que fué nom-
brado gobernador y capitán general en propiedad, por
ocho meses.
Para obviar embarazos a la penosa administración del go-
bernador, la Junta nombró un consejo cerca de su persona,
con voto consultivo, en los casos que quisiera oir su dictamen,
cuando lo creyese conveniente, y resolutivo en los que más
adelante se indican. Componíase el expresado consejo de los
señores doctores Juan José Paso, Tomás Manuel Anchorena y
Mariano Andrade, con dos suplentes, para los casos de en-
fermedad, ausienoia u otro impedimento legal, que lo eran el
brigadier Miguel Azcuénaga y don Manuel Hermenegildo
Aguirre La j arrota.
El gobernador Ramos Mejía no había de entremieterse en
ejercer jurisdicción alguna civil o criminal de oficio, ni a pe-
tición de parte, ni alterar el sistema de administración de
justicia, según las leyes; pero sí podía capturar o mantener
detenido, con la seguridad competente, en cualquier punto
de la provincia, a toda persona que de otro modo la conside-
rase sospechosa al orden y tranquilidad del país:.
No podía imponer pechos, ni contribuciones, ni aumentos
de derechos de ninguna clase, directa ni indirectamente; pero
sí empréstitos que nunca pasasen de 200.000 pesos.
No podía crear más papel que el que ise le había asignado,
ni nuevos empleos, ni proveer grados de coronel mayor, bri-
gadier, ni menos prebendas eclesiásticas, ni aumentar sueldos;
pero sí podía reformar los lempleos.
34 AXTOXIO ZINNT
No podía celebrar tratados de paz, ni de alianza, ni enta-
blar negociaciones al intento con ningún gobierno, ni declarar
la guerra, etcétera.
Con todas esas restricciones y otras que omitimos, el go-
bernador Ramos Mejía inició sus tareas administrativas con-
sultando a la junta de representantes si se podría permitir a
los individuos del extinguido congreso continuar su arresto
(que, para complacer a López y Ramírez, había sido ordenado
por Sarratea) en sus casas, o en la ciudad, hasta la conclusión
de la causa. La junta resolvió fuesen puestos en libertad, sin
* el menor gravamen los de las provincias libres, y guardasen
arraigo dentro de la provincia, los de Buenos Aires.
Ordenó (5 de mayo) la presentación de los créditos re-
conocidos contra el estado; promulgo (13 de mayo) la ley sus-
penaiendo el pago de aigunos créditos contra «I estado.
Jbue nombrado (ib ae mayo) por la junta de represen-
tantes el doctor j\iatias ir'atrun, diputado a !Sau Lorenzo, en
representación de ±iuenos Aires, en cumplimiento del pacto
ceieDraao con las provincias de ¡Santa i^'e y Entre Rios, el 23
de leorero en la capilla del Pilar.
Mandó tomar razón en la contaduría de los créditos con-
tra la provincia (23 de mayo).
fc>e suprimió {'¿i de mayo) el derecho de alcabala en la
venta y reventa de esclavos.
Arbitráronse (2< de mayo) recursos para el pago de deu-
das, contraídas a nombre de todas las provincias, en las an-
teriores administraciones.
Li goüernaaor liamos Mejía no llegó a terminar el pe-
ríodo por que nabia sido nombrado, pues el 20 de junio pre-
sento su aimision, ia que lue aceptada por la junta de re-
presentantes, debiendo depositar ei bastón en el Cabildo.
Los jetes y oficiales de milicias de campaña desde el
campamento deL ejército liberal al frente del Lujan, a 16 de
jumo, habían dirigido al Cabildo de aquella villa una repre-
sentación, en que declaraban que la voluntad general de la
campaña era que se repusiese al general Soler en el mando
de capitán general de las armas, de que había sido despojado
por el gobierno, y se tuviese y reconociese a dicho Soler por
gobernador de la provincia. Agregaban que no reconocerían
por jefes de los departamentos de campaña sino a los que el
brigadier Soler nombrase; qu§ no obedecerían más órdenes
que las de éste, jurando y protestando salvar el país de los
HISTORIA DE LOS GOBEKXADOKES DE LAS PROVIXCTAS ARGENTINAS 35
riesgos que les amenazaba la fuerza armada que lejí Tos bandos
del gobierno se les anunciaba, mantener la alianza con las
provincias vecinas, todo con el sacrificio de sus vidas, si fuera
necesario, y siempre a la cabeza de ellos a su gobernador y
capitán general Soler.
En vista de 'esta representación, el Cabildo de Lujan
mandó reconocer al brigadier Soler por gobernador y capitán
general de. la provincia y lo comunicó a éste, para su conoci-
miento y efectos consiguientes. Soler contestó que, hallándose
existente en sus funciones la junta de representantes, deseaba
obtener la resolución de ésta sobre el reconocimiento de gober-
nador, decretado en su persona.
Entonces Soler remitió copia de la referida representa-
ción al Cabildo de Buenos Aires, mandando al mismo tiempo
una diputación cerca de la junta de reprasentantes, compuesta
del auditor de su ejército, doctor Bernardo Pereda Saravia y
del regidor de la villa de Lujan, don Santos Quevedo.
El general Soler creyó conveniente dirigir el oficio, a que
se acaba de hacer referencia, al Cabildo de Buenos Aires, a
fin de que éste coadyuvase a la transacción del asunto que
motivaba el envío de la comisión. El Cabildo le contestó haber
acordado con la junta de representantes franquearle la en-
trada en la ciudad, previa separación del gobernador Ramos
Mejía y disolución de la referida junta, con el fin de evitar los
males y desórdenes que amenazaban al pueblo.
En efecto, el mismo dia 20, el Cabildo brigadier, etcétera,
aceptó, como se había acordado, la renuncia de Ramos Mejía,
quedando, acto continuo, disuelta la junta de representantes,
lo que el referido Cabildo mandó publicar por bando.
1820. — El Cabildo brigadier de los tercios cívicos, go-
bernador y capitán general interino de la provincia, presidido
por don Juan Norberto Dolz, alcalde de primer voto, desde el
20 de junio que el ex gobernador Ramos Mejía depositó el
bastón e nmanos de aquél, hasta el 23 del mismo mes, que el
general Soler nombrado por el Cabildo de Lujan gobernador
de la provincia, y aceptado por la junta dei representantes,
entró en la ciudad y tomó posesión del cargo, prestando ju-
ramento ante el Cabildo.
1820. — Brigadier general Miguel Estanislao Soler, pues-
to en posesión del mando gubernativo de la provincia el 23 de
junio, prestando juramento ante el Cabildo, por haber queda-
do disuelta, desde el 20, la junta de representantes.
36 A!TOO^^o zirrsr
Al día siguiente d« su recibimiento el gobernador Soler
nombró al coronel Borrego comandante militar interino de la
ciudad y regresó con todos los empleados de la administración
a Lujan, adonde trasladó el asiento de gobierno, previniendo
al reierido Dorrego le dirigiese diariamente un posta, por cuyo
conducto se le habían de remitir las solicitudes particulares
que exigiesen su resolución, devohiéndolas despachadas.
Invadida la provincia por las tropas de Santa Fe, al man-
do de su gobernador López, en unión con las de los generales
Alvear y (Jarrera, so pretexto de la restitución del partido de
Pueyrredón al gobierno, lo que era incierto, el coronel Dorre-
go, en ejercicio de las facultades de que había sido investido
por el got>crnador de la provincia, dictó medidas de deiensa
ordenanüo ia asistencia de todos ios ciudadanos de la ciudad
a ejercicios doctrinales durante dos horas diarias, debiendo
conservarse cerraaas todas las casas de la capital y suburbios,
cuya apertura se üabia de anunciar por un tiro de cañón de
la lortdleza, actual casa de gobierno nacional.
Derrotado el general Soler en la Cañada de la Cruz, mar-
chó el '¿i) de jumo en retirada, con ios restos de caballería que
se puao reunir y con la j.nj.anteria, artillería y parque, al i^ueu-
te ae ^uarquez, como punto mas cercano a los auxilios que po-
dría proporcionarle ia ciudad.
Desüe el iruente de ^Márquez, el gobernador Soler presentó
su diniision del mando, la cual fue admitida el oO de junio,
reasumienao ei Caoiido el mando político y nombranao co-
manuaute militar al general Cláreos Üaicarce.
La única disposición de la administración del general So-
ler fue una (24 de junio) sobre coniinación de los diputados
del disueito congreso, debiendo presentarse éstos en el cuartel
general de ijUjan en ei termino ae tto ñoras, con apercibimiento
que, de no hacerlo, se procedería contra sus personas y bienes,
aplicándoseles las penas correspondientes a su inobediencia.
Ai mismo tiempo y con la propia fecha, mandó suspender el
pago de los diezmos de la campaña correspondientes al año
de 1819, y proceder al castigo de los que perturbaran el orden,
procurando por todos los medios hacer odiosa la administra-
ción de su gobierno y sembrando la discordia.
Ei brigadier general Soler nació el 7 de ma^-o de 17S3 en
Buenos Aires, en donde falleció el 23 de septiembre de 1849.
Fué gobernador intendente de la provincia de Montevideo, en
1814; general en jefe de las fuerzas de Buenos Aires, en 1814;
mayor general del ejército de los Andes, en 1816, 1817 y 1818;
• HISTORIA DE LOS GOBERNaDOEES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 37
gobernador j capitán general de la proA'incia de Buenos Aires,
en 1820; comisionado especial cérea de los generales de las
fuerzas portuguesas y brasileñas, en 1823 ; inspector y coman-
dante general de armas, en 1824; jefa de estado mayor del
ejército republicano que com-batió con el imperio del Brasil,
en 1825, 1826 y 1827, y ministro plenipotenciario cerca del
gobierno de Bolivia, en 1828. Esta misión no tuvo efecto a con-
secuencia de la revolución de 1.° de diciembra
1820. — Coronel Manuel Borrego, comandante militar in-
terino de la ciudad, nombrado el 24 de junio por el gobernador
Soler, que estableció su despacho en Lujan, en donde estaba
acampado el ejército.
En 'ejercicio de las facultades con que se hallaba investido
por el gobernador de la provincia y en vista de las difíciles
circunstancias de la ciudad, a consecuencia de una invasión de
tropas de Santa Fe, en unión con las de los generales Alvear,
Carrera y Ramfrez, el coronel Dorrego dictó medidais de de-
fensa, el 26 de junio, ordenando la asistencia de todos los
ciudadanos a ejercicios doctrinales durante dos horas diarias,
debiendo mantener cerradas todas las casas de abasto de la
ciudad y suburbios, cuya apertura había de anunciarse por
un tiro de cañón de la fortaleza.
El coronel Dorrego, a más del cargo de la comandancia
de las arm.as, revestía facultades para despachar asuntos ur-
gentes qua no fueran de la mayor gravedad o de alto gobierno.
Estos, así como los de hacienda, quedaban reservados al go-
bernador Soler, para cuya expedición se estableció, como que*
da referido, un posta diario hasta el cuartel general.
1820. — El Cabildo brigadier de los tercios cívicos, por
renuncia del general Soler, ^reasumió la autoridad gubernati-
va, nombrando al general Marcos Balcarce comandante mili-
tar, el 30 de junio, para no dejar el pueblo acéfalo y precaver
los desórdenes y tristes resultados que sufriría en aquellas crí-
ticas circunstancias.
El Cabildo en vano invitaba al pueblo, hasta por tercera
y cuarta vez, a tomar las armas para su defensa contra los
invasores de Santa Fe, pues pocos ciudadanos acudían a su
llamado.
1820. — General Marcos Balca.rce, comandante militar,
nombrado el 30 de junio por el Cabildo, a consecuencia de la
renuncia del general Soler, hasta el 4 de julio que fué nom-
brado el coronel Dorrego gobernador y comandante gene-
ral de armas.
38 Alvi'oxio ZIN^'^
1820. ■ — General Carlos de Alvear, electo el 1.° de julio
g:obernador v capitán general de la provincia, por los repre-
sentantes de la campaña, reunidos en la villa de Lujan, por
los partid»->s del Pergamino, San Nicolás, Arrecifes, Baradero,
Areco (San Antonio y Fortín), Exaltación de la Cruz. Lujan
y Salto, en virtud de convocatoria hecha por el general del
ejército federal don E. López, bajo cuya protección se halla-
ban aquellos pueblos. El gobierno de Alvear, además de haber
sido efímero, no fué reconocido por la capital.
El general Alvear, por su parte, desconoció la autoridad
y derecho del Cabildo de Buenos Aires para desaprobar su
nombramiento de gobernador por los representantes de la
campaña, cuyo protector se declaraba ser.
El general Alvear falleció en Nueva York, siendo minis-
tro argentino en los Estados Unidos, el 2 de noviembre de
1852, a la edad de 59 años.
1820. — Coronel Manuel Borrego, nombrado por la junta
de representantes, el 4 de julio, gobernador y comandante ge-
neral interino de armas.
A los dos días de estar en posesión del mando de la pro-
vincia (6 de julio) dirigió al gobernador de Santa Fe, don
Estanislao López Fonseca, una protesta contra los desórdenes
que sus virtuosas tropas federales competían, como lo habían
hecho, matando y saqueando por los pueblos de Morón, San
Isidro. San Fernando y Conchas, y responsabilizándolo (a Ló-
pez) de las ulterioridades.
Entre las medidas dictadas por el gobernador Dorrego
para repeler la agresión del enemigo, nombró al brigadier Mar-
tín Rodríornez general de las fuerzas de la campaña, y, en vista
de la indiferencia de los ciudadanos en tomar las armas, ordenó
que todo ciudadano se había de presentar en la fortaleza en el
término de 24 horas, al teniente coronel don Miguel Marín,
bajo pena de multas pecuniarias o arbitrarias, según los casos.
Dirigió un oficio circular a los Cabildos y gobiernos de
las provincias del interior, instruyéndoles de los acontecimien-
tos ocurridos con el gobernador López, de Santa Fe, arrancado
y dirigido por sus asociados, los generales Alvear y Carrera, e
invitándolos a promover la pronta y libre elección de repre-
sentantes para el congreso general. Entretanto, el país se ha-
llaba sin un centro de unión; presentaba el cuadro más me-
lancólico e inutilizaba las sanas intenciones de los verdaderos
amantes de la libertad y el orden.
Animado de los mismos sentimientos generosos que mo-
HISÍOBIA DE tos GÓBEÉNADOBeS DE LAS PKOVINCIAS ARGENTINAS 39
vieron al Cabildo a levantar la proscripción de los oficiales
que siguieron ai general Alvear, que ya antes lo había repre-
sentaao el ex gobernador liamos iViejia, Dorrego mandó sobre-
seer en aquella causa, quedando en libertad todos los expre-
sados oíiciales, y ordenando se presentasen a incorporars-e en
las filas de los defensores de la ciudad.
Habiendo salido a campaña el gobernador Dorrego el 18
de julio, la junta electoral dispuso que, en su ausencia, le
substituyera el general iVlarcoa Balcaroe.
üintretantu, el gobernador Dorrego, una vez en campaña
obtuvo sobre el enemigo invasor, el 2 ae septiembre un triunfo
en el arroyo de Favon. La noticia de este triunio fué comuni-
cada de oricio, desde Areco, por 'el entonces coronel don i3ias
José i'ico.
Este hecho de armas de la destrucción del ejéroito federal
en la provincia da Buenos Aires, coincidió con la derrota de
Carrera en Jocolí, y de Corro a inmediaciones de Mendoza.
1820. — General Marcos Balcarce, nombrado substituto
por la junta electoral, en ausencia de Dorrego, que salió a cam-
paña el 18 de julio contra el ejército invasor de López, Al-
vear y Carrera.
El gobernador substituto, Balcarce, dictó medidas de rigor
que las críticas circunstancias autorizaban para la defensa de
la patria amgida: entre otras, ia de ordenar a ios inválidos
presentarse en el cuartel de marina, detrás de San Francisco,
para tomar las armas en el servicio de la guarnición, a los que
fuesen hábiles para ello, so pena de suspendérseles su sueldo.
Durante el corto período de la administración de Bal-
carce, no sólo cooperó eficazmente a la defensa de la provin-
cia, sino que preparó el camino para el nuevo orden regu-
lar de cosas.
Las elecciones para representantes por la ciudad de Bue-
nos Aires tuvieron lugar el 31 de agosto, y su instalación el
8 de septiembre, en número legalmente suficiente de las dos
terceras partes de representantes de la ciudad y campaña. En
su consecuencia, se pasó ai gobernador interino en campaña,
Dorrego, el aviso correspondiente para que, en su virtud, pres-
tase el juramento de ia ley, según la fórmula que se le acom-
pañó, ante el juez territorial, tomándolo al ejército de su car-
go en la forma acostumbrada.
El gobernador substituto Balcarce fué invitado para
prestar igualmente juramento el día 12, apersonándose, en la
40 A^^TO^vIO zinny
sala de sesiones, eu unión con las corporaciones civiles y ecle-
siásticas; debiendo prestarlo, como lo hicieron, ante dicho go-
bernador en la fortaleza, los jeíes militares y políticos de la
provincia.
La misma junta procedió en seguida (26 de septiembre)
a la 'elección de gobernador interino, la que recayó en la per-
sona del general Martín Rodríguez ; y para que su autoridad
fuese acatada y sus mandatos obedecidos, ella decretó severos
castigos contra los perturbadores del orden, promotores de la
insurrección, etcétera.
1820. — Brig.adier Martín Bodriguez, electo gobernador
interino por la junta de representantes, y puesto en posesión
del cargo el 28 de septiembre, hasta la noche del 1.° al 2 de
octubre, que fué derrocado por una revolución que le obligó a
abandonar la ciudad, saliendo a la campaña en busca de apoyo
para sostener la autoridad, a que cooperó el comandante del
quinto regimiento de campaña, coronel don Juan Manuel
de Rosas.
1820. — El Cabildo brigadier, etc., reasumió el gobierno
de la provincia el 2 de octubre, revocando el noiabramieitto del
general M. Rodríguez, a petición del pueblo y con reconoci-
miento del mismo Cabildo, considerándosele prófugo y tituiáu-
dosele ex gobernador.
■ En la noche, del 1.° al 2 de octubre se sublevó una parte
del pueblo, acaudillado por el capitán Genaro González Salo-
món y el tambor mayor licenciado Felipe Gutiérrez, auxiliados
con la fuerza cívica de la guarnición, y permaneció toda esa
noche y hasta la mañana del 2, reunida en la plaza de la
Victoria, reclamando contra la elección de Rodríguez por per-
tenecer éste notoriamente a la fracción del congreso y directo-
rio, y pidiendo, en su consecuencia, que el Cabildo reasumiese
el mando provisoriamente, hasta el nombramiento de un
nuevo gobernador.
Encontrando justo el reclamo, el Cabildo reasumió el go-
bierno de la provincia y convocó a todos los vecinos de la
ciudad a cabildo abierto, en la iglesia de San Ignacio, para
las nueve de la mañana del 3.
Con el fin de mantener el orden público y la ciudad «n
estado de defensa contra cualquier ataque, el Cabildo nombró,
para comandante de armas y del cuerpo de cazadores, al gene-
ral Hilarión de la Quintana, para jefe de la brigada cívica, al
coronel Manuel Pagóla y otros comandantes, todos a petición
del mismo pueblo reunido en la plaza de la Victoria.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE I^VS PROVINCIAS ARGENTINAS 4 1
Ordenó igualmente el Cabildo que los vecinos iluminasen
la ciudad por dos noches consecutivas, para la conservación
del orden.
Entretanto, el general Rodríguez, gobernador legal de la
provincia, desda el puente de Barracas, a 4 de octubre, se diri-
gió a la junta de representantes, recordando la promesa hecha
por él, al tomar posesión del mando gubernativo, y declarando
hallarse) en el caso de proteger a los que, por los acontecimien-
tos tumultuarios' de la noche del 1.° de octubre habían sido
puestos en seguridad, desde que las leyes no los condenaban
ni eran sus infractores, y por consiguiente no debían ser pri-
vados de la libertad. Declaró igualmente que él no era prófu-
go ni ex gobernador, sino que había salido para evitar las
consecuencias de un tumulto, sin dejar, por eso, de ser gober-
nador y concluyó protestando a la junta estar dispuesto a
contener toda innovación y reforma que emanaran de conduc-
tos que él no reconocía, bajo las más serias responsabilidades
que instantáneamente le hacía.
En la misma noche del 4 fueron citados por el Cabildo
los siete representantes, únicos que se pudieron hallar en sus
casas, a saber: los señores don Manuel Pinto, don Francisco
Antonio de Escalada, don Félix Alzaga, don Severo Pinero,
don Ildefonso Kamos Mejía, don Santiago Rivadavia y don
Victorio García de Zúñiga.
Puesta de manifiesto la crítica situación en que se halla-
ba la ciudad, por cuyas calles se estaban batiendo en guerri-
llas unos cuerpos con otros de la guarnición, el Cabildo, por
conducto del alcalde de primer voto, hizo presente la conve-
niencia de que la junta interpusiese su autoridad y mediación
entre el general Rodríguez que, con algunas divisiones, se
hallaba al sur de la ciudad, y los jefes en oposición que ocu-
paban la plaza de la Victoria.
Allanadas todas las dificultades entre los siete miembros
de^ la junta y el comandante de armas don Hilarión de la
Quintana, el coronel Manuel Pagóla y demás jefes que habían
sido llamados a la sala capitular, se convino que la junta dic-
tase cuantas providjencias juzgara convenientes al restableci-
miento de la paz y tranquilidad. Para ese fin, la junta se
retiró a la una de la noche del 4 al convento de monjas capu-
chinas (San Juan), cuyo local ofrecía la quietud y libertad
que las extraordinarias circunstancias requerían, y después de
un maduro examen quedaron acordadas a las siete de la ma-
ñana del 5 las resoluciones siguientes :
42 Antonio Zinní
1." Ratificiaieión del nombriamieiito heelio lanlteTiormente
leai Xa. persona del geneiral HqdrígiUiez, debiéndosele obedecer y
reoojioeer comio tal.
2° Amnistía general sobre tiodos los siueesiQS ocuirridos,
desde la nocJie -del 1.° de octubre basta el día de la feícdna.
3.° El ser puesto en libertad inmediatamente el coronel
Giregorio A . de La Madrid y demás oficáiales y ciudadanois pre-
sos, ya sea por oiiden diel icomiandante de armas, Quüitana, o
ya por la del general Rodríguez.
Y obtenida la oonitestiación de éste, el ,0oronel Quintana
áabía de d'isponer se retiriaisen ide la plaza, azoteas y puntos
Pivanzjados todas las tropas a suis respectivos colárteles.
El general Bodrígiuez entró en ki ^ciudad el dia 5, y ai día
siguiente dio un bando sobre los autores de la conspiración,
inüuitaudo ide la últnna pena /a lois individuos del segundo
t^rtíio cí\ico, pior baber procedido de un efecto de su natural
sencillez e irrefliexión ; peiro mandó perseguir ai Pagóla, don
Joisé Bacres, N. Rodríguez, don Juan Balagué, ciapitán Uenaro-
González balomóu y el tambor mayor Felipe Gkitiára'ez. Esitos
dos últimos continuaron en el tumulto basta la tarde del 5, loa
cuales fueron tomados, juzgados isumairi'aaneeite y ejecutados
en la pliaza de 25 de Mayo, a las diez de Ija mañana idel 14
del mismo mes (octubre).
El entonces cioronel don Juan Manuel de Rosas cooperó
al restablecimiento de la autoridad legal, retirándose en segui-
da la sn estancia y licenciando la fuerza que traía.
1820. — Brigadier Martin Rodríguez, repoiesto el 5 die
ototubre debido a ],a gran ¡energía que suipo despUagtaír, aconise-
jado por el entonces coronel Juan Manuel de Rosas.
La aratoridad de Rodríguez fué irmiediataimente reeonotci-'
da por lais .de los pneblos de la can^paña,
Hiabiendo manif estado a la junta de representantes siu
deseo ide que se crease un consejo 'ai qniiien debiera loonsultar
las disposieioncts que adoptase, coimpuesío de tneis personalsi,
ajquella corpoiraoion aeoirdó accedeír, nombrándose en conse-
ouencia a los doctores don Manuel Antonio de Oastro, don Jo-
sé jVIiguel Díaz Vélez y general don Mancos B(al¡eareie, y que-
dando establecido dicho consejo .desde el 19 die oiotiubrie.
Al día siguiente de quedar instalado el iconsejo de gobier-
no. Rodríguez anunció su sialiidia a campaña, con el objeto de
organizar lel ejército qme debía esciarmentafr a los partidariids
de la anarquía y tomaír otras varias medidas concieimientes al
mejor servicio, dejando por esa ausencia de siubstitnto, pairia el
dospacho público, al geneiiail don Marcos Bialcarce, icion todo el
HISTOKIA DE LOS GOBEBÍÍADOEES DE LAS i'UOVINCIAS AEGENTI?rAS 43
llielnio de laJs facailtadeis ordinarias que competían a Rodrígmez
y reservándose las piarticulares y extriaordimari^ que La junta
le liabía looncedido .
El día 21 mariclió a eamp'afía cou el lacuerdb <d'e lia junta,
en quien encontró la más declidida cooperiacíón piara él lo"srrt>
ñe sus loabla? intencionéis, en bien de la trianquilid'ad y orden
©n aquellas críticias circunstamicia'S.
1820. — General Marcos Balcarce, gobemaldor sul>s.tituto
durante la auteenciía de Rodrísuiez, desde el 21 dte octubre ide
1820 hasta el 31 die enero de 1821.
El g:obefrnnidoir Bialearee, (apenas instaHiado en su puesto,
dictó impoirttiantes diisposieioneg arre2"la<cDa^s a las cifrcuaistaniciíais,
enfire otras la orfraniziaición de las fuerz.aisi de línea, que fué
encomlí^indaidia al coronel don Blias Joisé Pico.
El rteiorimiento Fijo quedó borrado de lia lista del ejército,
í'ecV>noieiéndose en lo sucesivo con la denominación de 1." de
infantería de línea; y los tres teroiois cívicos «on la de Legión
Patricia.
El pago de diezmos que había sido abolido pioír el gobiermo
d)3 SoleT, quiedó lainregliaidlo de un m;odo conyenieaite y equi-
tativo .
En suma, el gobernador Balearse fué, en la capital, el
más enítn^tiatsta, ,patriótico y progrestista cooperadoír de la ad-
ministración de Rodríguez, quien a su vez cosechaba benefi-
cios para Ha paz y futura tranquilidiad de lai provincia.
El 'genieiral M. Balcia'rce íallecáó en Buenos Aires el 4 'die
diciembre de 1832.
1821. — Brigadier May-tín Rodríguez, recibido el 31 de
enero, después idle su regreso de la campaña, desde el 21 die
octubre del año anterior, duralnte 'ciuyo tiempo empleó su ceüo,
sus esfuerzos y trabajos por el bien y seguridad de la pro-
vincia. ' I ' ' r^'-"^-^^'^ii
El gobiernad'Or Ródiríguez, durante «su lausencda de la m.-
pital, estableció su cuartel general en el arroyo de Ram'aillo,
deside donde entabló amistosa correspondeíncáa con el^ gobema.-
dor lijápez, de Santa Fe, eelebrando un tratado de paz, el 24
de no\'iembre, en la esltancia de don Tiburcio Benegais, a laá
márgenes d'el lairroyo d^el Medio, el cual ñié mandado publicar,
C'on tolda solemnidad, por el gobernador substituto BaOicarce,
el 27 idel m;ismo mes.
El 31 de m'airzq, Rodrígulez fué nonubiriado por la jun-
ta de repiresentantes, gobernadoír y capitán general en piropie-
dad y recibido en tal caráicter el 3 de abril, por el término de
tres años.
44 ANTONIO ZINNY
La eeremiotnia 'd'el re 01131111,1611110 del eroberiiiadoír Rodinsriiez
finé miiy tneíante, 'porqme 'deisfpíiiés del boírttapieoiso laüo 20, había
^1^l9lto la oalroia y senemidad y aiiímli''a03'a má,s feliceis díaisí. Por
eso, también, el laicit'o íiié míiiy is'olleiin(n;e, lal iciiiail iconicinniiieron,
adO'mpiampJiiido al piirb?<riiador elpcto en woípiedlaid, ioám las
eorpoiraeio'ues, maigistr'siclb'S y jefes militares a Ola ¡sala de se-
siones d'e lia .iuratia, donde pir1?tetó ante su pireisidlemte, don Ma-
rniiel Pinito, el junameoito de estilo.
lo nuieva invasión a la provincia, por Eiamírez, puiso al
^obemadoír Rodirísniez en eíl forzoso loaiso da s'atlir a 'campa€-a,
dejiñiiido de siubsititiuto 'al «'leneral Viaimonte, efpieitmándhío el
16 d'e imaiyo, es dte'ciir, dlois díag deispiiés de quedar Viamonttei en
pios'esióoi dlel {miando giiibermativo .
1821. — General Juan José Viamonte, substituto de Eo-
dirífinuiez duramte la ausiencrai die éste en campañla cotatoa Ea-
míiH&z, desde el 14 d'e miayo hasta orne:, 'Coii C/a 'Ciasi seguridad
de la próxima destruceión del caudillo *entrerriano, que era
■pep''ep;íuiido ipor tedias piairtieis, éem lia !f5tubstliituieá6n> «1 ^ jdle
junio. ' ' " !''''■' ^^'' ^
J821. — BtMindier Martin Rodríguez, propiietatilib díesde
el 6 d.l? junio que, de^ipuiós de su 'Ciampaña. icon'tnai Eamírez,
Tei38umió el íiiiando' gubernativo, hastai el 14 de aíí'osto que
Fialió iruiiierviamente ide la clapital ^a objetos de mieior servicio,
delegHiudo cü pioder lejecuitivo en suls máinistirois Eivadaviay
García .
El gobierno de Eodríguez derogó (3 de agosto) el decre-
to de 17 de labril de 1817 que pirohibía lel enlace di© los esipa-
ñolesf eunoipeos icon las hijas del ipiaís..
Estabilieció (7 die lais^osto), bajo la pireistidonieia del minis-
tro (Eivadavial) ide gobierno, una junta compueistia d|s 6 ha-
cendados y 6 comerciantes, cuyas atribuciones eran promo-
ver y elevar al conocimiento del gobierno cuanto pudiera
©orntiribuir al p(ro<?reso del comer'cio le indkiisitrila y <a¡ lia miejo-
Ta d'e la aigricuiltura.
Decretó (9 de agosto) la eneiecaón ^de la Universidad die
Buenas Aires.
Ordenó (24 de agosto) la publicaeiión del Registro Ofi-
cial para la inlslerción die todas líiisi lieyes, decretos, óirdenes de
un efecto (general, o que demlaindalsen una eomuniciaición cir-
loular, teniéndosie por ofiicialmente publiicladio y iconilunicado to-
do lo inserto en el Registro y qoiedando isiuiprimiidiai, desidle
esta fecha (24 de agosto), las puibliicacioncs de bandos y iciir-
oulares .
HISTORIA DE LOS GOBERNADOBES DE LAS TEOYINCIAS AEGENTINAS 4i
Autorizó (16 die agosto) la iaip-eTit!iiir:a de ia Bolsa mercUn-
til en la misina caisa qiuie ociuip'aiba y lauín oeapia el tribuaiai
del consulado.
Acordó (28 de agosto), el establecimiento de un Archivo
General, en el que se habían de reunir todos los distintos archi-
vos de la capital, incluso el del Cabildo, y había de situarse en
parte del edificio que ocupaba el tribunal de cuentas, que es
donde actualmente se halla. El establecimiento y arreglo de di-
cho archivo quedaba encargado a una comisión compuesta de don
Francisco Sauvidex, don Jerónimo Lasala y don Mariano Vega,
Organizó (28 dte agosto) la Adminülración de Correos,
servida provisionalmentie por una comisáón pTiesidiida por diotn
Manuel Joaquín de Alibamacín, oon lais funcioniesi de adminis-
trador; acordó (31 de laigosto) fuesenj admitidlos a méa'i'to, en
las ofiíC'inas dte oontadiuiría, tesorería y recaudación, jóvenes de
21 años de leidad cumplidos; prohibió (11 de septiembre) el
©mbairgo de carreídllas ipara la policía., como antes se praic-
tieiabia.
El trihunal miliiar, creado en 2 de octubre de 1817, que-
dó abolido, (13 die septiembre) .
Dispiusio (21 de septiiembiile) que, a;d'emás de las horas de
eositumbre, la Bilxlioteca Pública había de eistar «abierta desde
las seis de lai tarde hastia las nueve dIe la noche, decidienda al
mismo tiemipo que e'li reiíiiiato del benemérito dignidad doctor'
Luis José Chorroairín fuieise eolooado en la pa-imerla sala de la
misma; ofreció (23 de septiembre) diaír en merced los terre-
!nlos quie ise siolicitasen y auxiliar a todoisi los pobladoa'ies con
los útiles neicesiarios en el territorio de Patagones, proveyén-
dolo ide ain ingeniero, paira dirigir la reediiñcaeión de íl^a foir-
talezla y demás obras que fueran necesariats ; el envío de un
buque de guerra sobre aquella costa, a disposición del co-
mainidaaite políticiOi y militar.
1821. — Don Bernardino Rivadavia, minájsitro de gobier-
no, y idon Manuel José Garcíai, die hacienda, delegaidos del go-
bern'ador Eodrígiiez, idluinantie la auisenclia de éstie de la lOapitad
'a objeto de mejor servicio, desde el 14 hastia el 21 de agosto,
1821. — Brigadier Martín Rodríguez, iproipiíeltiairio, desde
lei 21 de agosto que, despoiéis' de una ausenciLa ide siete días, re-
asoiimió el mando hastiar el 18 dl3 mjarzo de 1822, qrae, dte acuer-
dio con sius tr'es ministriois, determinó salir a inisipecieioniaír per-
eonalmenitie los regimientos de oampaña, recorrer las fronte-
ras y proveer la todos lois medios ide su. slaiguridad, oonno taim.-
biéin a observar el estado de Ha. po3|icíia fuera de la capit'al, diei-
46 AKTOXiO ZIKXY
legando el poder ejeentivo pro^dsionaLmente en sus ministros,
K.ivad^^'ia, Cruz y G'arcía.
Durante e&e tiempo de su administna^adón, EodJrígfUiez de-
cretó (10 de noviembre) la temiin'a'ción del teflnplo Catedral
de Buenos Aires, conforme al plan presentiado por el depar-
tamento de ingenieros y aprobado por el gobierno, nombrandD
para administrar la obra a djon Franoisco Enriqqie Peña;
aprobó (6 de noviembre) lia condueta del comandante die la
fragata Heroína, co!ix)nel David Je^t, con motivo del levan-
taimiento y iconjui-ación en dicba fraga.ta y presa Carlota;
pa'opnso (27 de septiembre) y fué sancionado (13 de no^-iem-
bre) un proyecto de ley d^ oh'ido por opiniones políticas, de-
biendo tomarse nuevamente en consideratL-dón ai. eumplii'se cua-
tro meses. Sólo se difería la facultad dte regresar ¡al territoño
de la provincia, basta la sanción deñnitiva de dicha ley de
olvido, a las nueve personas siguientes : generales Alvear y
Soler, coronel Dorrego, M. Sarratea, Agrelo, Pagóla, Bares,
Manued Rodríguez y Juan Balagué.
Comisionó (16 de noviembre) al coronel Eduardo Holm-
berg, para el reconocimiento y examen de los fortines del
Salto, Rojas y Pergamino, purociediendo inmediatamente a su
construcción; suprimióse (19 de noviemjbre) la caja n^acional
de fondos d-e Sud Américu, establecida por decreto de 12 de
noviembre de 1818; decliairó (22 de noviembne) que la calle en
que estaba situada la casa del finado general Antonio G. Bal-
caree llevase el nombre de este jefe, c-omo lo babía solicitlado
siu esposa, doña Dominga Bucbardo, quien presentó una me-
moaia y un plan de defensa de la ciudad de Buenos Aii'^s,
formack) por el expresado genenal en el año de 1815, de sru
propio puño y letra, que fueron pasados al director de laj
Biblioteca Pública para ser depositados en la colección autó-
grafa mandiada establecer, y que se sigue basta la fecha.
Prohibió (28 de noviembre) el ingi'eso a la provincia de
ningún ecdesiástico seglar o regular, sin previa autorización
del gobierno; dispuso (1.° de diciembre) que el cabildo de lot
capital había de poner a disposición del ministro de hacienda
ia recaudación de todas sus rentas, sin excepción alguna, des-
de el 1° de enero de 1822; rechazó (2 de diciembre) del país
a los individuos que en la península española se hubiiesen
distinguido contra los derechos de sus x>iicbtlps, entre ellos a
don José María Ballesteros, que fué uno de los aK2tores que
más se distinguieron en la criminal escena de Cádiz, en marzo
de 1820; estableció la salida y entrada de un correo mensual
HISTORIA DE 1.03 GOBEBNADOSES DE LAS PP.OVIXCIAS ABGENTlNAS 47
desde la caipital a todas lais jurisdiecionas de carapiaim; de-
cretó (13 de diciem/bre) .el estable cinniento de dos cementerios
públicos al oeste .de la ciudad, destinájidose, pai-'a iino, el sátáo
y edificio que servia antes de hospicio .de misionierois frianois-
canos, y el otro había de ser comprado en el sitio que el mi-
nistro de igobiermo había de elegir y que había de Uamiairse de
Miserere; ordenó (13 de .dicáembre) la publieación del perió-
dico denominado Registro Estadístico, desde el mes de enero
de 1822, nombrándose pai^a su iredacción .ai doctoir Vicente
López y Planes; dio un decreto (ll de diedembre) sobre loa
edÁficios y calles de las ciudades y pueblos, disipioniendo que
las esquinas de las cuadras sean ochavadas .por etl corte de un
triángulo isósceles; dio (19 de diciembre) el reglamento que
debería observar el capellán del cementerio de Miserere (Re-
coleta) ; promulgó (id.) la ley por la que quedaba aboüda
toda especie de alcabala en la pTOvinoia de Bue-nios Aires,
promulgó (23 de diciembre) la ley, por la quis quedaban su-
primidos los CahUdús, baista el establecimiento .d!e las muni-
cipalidades, administrándO'Se la justicia ordinaria por cinco-
jueces .de primera instancia, dos en la capitial y tres en la
lOampaña, y en cada parroquia un juez de paz; y quedando la
policía a cargo de .mi jefe (habiendo sido él primero don Joa-
quín 'de Achával), en lugar de un juez regidor, y de seis co-
misarnos para la ciapital y oicho pana la campaña. Las parro-
quias de la capital eran entonces siete, a saber: Oatedral, So-
corro, San Nicolás, Piedad, Monsemitat, Conciepeión y San
Telmo.
La dirección ide los establecimientos de educación pri-
maria que había estado la cargo .del Cabildo, ya suprimido,
quedó 'al de un inspector de educación que lo fué el primero
el doctor Saturnino Seguróla. (28 de diciembre).
La campaña fué dividida en tires departamentos. El pri-
mero era desde el lío de Matainza al sur y comprendía: Quil-
mes, Ensenada, Magdalena, San Vicente, Cañuelas, Monte,
Ranchos y Chascomús. El segundo, entre los ríos .de Matanza
y Arecio, y comprendía Morón, Lobos, Pilar, Villa día L^uján,
Navarro, Guardia de Lujan (hoy Merciedes), Capaila 'del Se-
ñor, San Antonio de Areco y el fortín de este nombre. El
tercero, desde el lío de Areco hastai el arroyo del Medio, y
comprendía San Pedro, Baradero, Arrecifes, Salto, Pergami-
no, Rojas y San Nicolás. Flores, S.an Isidro, San Femando
y Conchas fueron agrieg;a,dos a la ciudad.
Los juzgados de primera instancia en la ciudad, compren-
48 ANTONIO ZINNY
dían: el pi'imero, las parroquias de la Catedral, San Nicolás,
Socorro, y las agregadas de San Isidro, San Fernaaiido y Con-
chas ; y el seguaido, las ds San Te-lmo, Concepción, Monserrat,
Piedad y la agregada de San José de Flores. En la campaña,
el punto de residencia del iprimer departamento era el parti-
do de San Vicente; el del segundo la villa de Lujan, y el del
tercero San Kicolás de los Arroyois (28 de diciembre).
Por la supresión de los cabiiLdos, se crieó el emipleo de de-
fensor general de pobres y menores y procurador general de
la provincia (idem), .cuyo primer funcionario fué el doctor
José Cayetano Pico.
Por decreto de 4 de enero de 1822, quedó prohibido en to-
do .el territorio, de la provincia liacer corrida de toros, sin
ipermis6 especial del jefe de policía, con absoJüta proliibición
de (hacerlas, sin que los toros fuesen previaimente descorna-
dos.
En la misma fecha se prohibió la inJiumación de cadá-
veres lefn el cementeria de la Caiedrak
La cámara de justicia fué trasladada (5 .de enero) a las
casas consistoriales, donde lactuallmente se halla.
Dictó (7 de enero) un reglaimento para los ichangadores
(cargadores) y carretillas del tráfico y para las carretillas
de abasto; declaró (23 de enero) extinguido el ramo titulado
de Mojón, que se recaudaba para el Cabildo; ratificó (8 de
febrero) un tratado de paz (Celebrado eoitre las provincias de
Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, representa-
das por el general ministro de la guerra don Franciscoi de la
Cruz; el seicretario de gobierno', doctor Juan Francisco Se-
guí; el presidente del congreso provincial entrerriano, don
Casiano Calderón y el cura de la.s Ensenadas de Corrientes,
doctor J'inan Nepo^muceno de Goytía. Por .el artículo 15 de este
tra.tado se estipuló que el territorio^ de Misiones quedaba li-
bre para formarse su gobierno y para reclamar la protección
de cualquiera provincia de las contra.tanttes.
Diictó (8 de febrero) el arreglo de la Uíiiversidad de Bue-
nos Aires, divididla en seisi departamentos, a saber: 1.° de-
partamento de primeras letrais; 2° de estudios preparatorios;
3." de ciencias exactas; 4.° de medicina; 5.° de jurispruden-
cia; y 6.° de ciencias sagradas; prohibió (9 de febrero) la
institución de des o más curas en un curato; expidió (28 de
febrero) un decreto .sobre reforma en la tílase milita/r, expre-
sándose en una lista nominal los generales y ofi'oiales que en-
traban len ella, y cuyo número era: 3 brigadieres, 8 generales,
HISTORIA DE IOS GOBEENADOEES DE LAS PEOVIXCIAS ARGENTINAS 49
8 coroneles, 27 tenientes coroneleis, 28 mayores, 75 capitanes,
18 ayudantes mayores, 19 .tenientes primeros, 27 ,tenientes
seglujndcts y 40 subtenientes.
El general Marcos balcarce, incluido en la reforma, expuso
que SU( empleo correspondía a la nación, y dejaba su dere-
clio a sailvo, hasta que, reunida en /Congreso', decidiese ella si
estaba en las facultades del gobernador de la provincia 'in-
cluirlo entre los que abraza el decreto de éste. En \ártud
de esa exposición el gobernador Rodríguez suspendió el de-
creto de 28 de febrerc, con respecto -al general Balcarce e
igualmente los eíeotos de las leyes de retliro y premio, pasan-
do el ais'Uíiito a la junta, para su decisión.
1822. — Don Bernardino Rivadavia, aniínistro de gobier-
no ; don Francisco d¡e la Cruz, ministro de guerra y Don Ma.
nuel José García, ministro de hacienda, en ejercicio del po"
der ejecutivo por ,de'^egacióu |dal gobernador Rodrígniez, que
salió la la campaña a objetos del servicio público, y icnya au-
seincia duró desde el 28 de marzo hasta el ,2 de abril, en que
reasumió ©1 mando.
Las disposiciones gubemativais leran lexpedidas por cada
uno de los (ministros, en sus departamentos respectivos.
El de guerra suprimió (20 de marzo) todaiS las coman-
dancias militares en los puntos de la campaña, exceptuán-
dose los de las fronteras, dotnde habíai de residir un coman-
dante militar.
El de gobierno di'sipuso (22 de marzo) que la vacuna fue-
se administrada en toda la campaña en les meses de abril y
mayo, en otoño ; y de octubre y noviembre, en primavera.
Dispuso igualmente el segundoi (25 de marzo) la adju-
dicación de iseis premios : tres que habían de ser repartidos
el 24 .de mayo, y los restantes el 8 de julio, coiDsisitentes en
igual número de medallas de oro de valor de 200 pesos cada
una, distribuidos : dos por la sala de doctores de la Universi-
dad, dos por la Academia de Medicina, y dos por la Sociedad
Literaria de Buenos Aires.
El de hacienda dispuso (26 de marzoi) la formación de
una comisión de visita de las casas hospitalarias que admi^
nistraban los religiosos hetJilemitas.
El gobierno delegado autorizó (28 de marzo) al minis-
terio de relaciones exteriores confiriese, como confirió, al co-
ronel Félix Alzaga, la comisión y poderes para liquidar y
obtener el pago de la deuda de los gobiernos de Chile y Perú,
resultante de los suplementos hechos para la libertad de am.
50 ANTONIO ziiíirsr
bos países por el gobierno de las Pro^ducias Unidas dei Río
de la Plata.
Habiendo el virrey del Perú, don Joisé Laserna, expedido
en 11 de enero de 1822, en el Cuzco, luoi decreto en que apro"
baba el incendio efectuado por orden del ooronel Carratalá,
en el pueblo de Cangallo, ordenando al mismo tiempo que, pa-
ra borrar hasta de la memoria de lo® hombres la de aquei
ipueblo infeuiz, madie podría reedificar en el lugar en que
existió y mudándose el jiombre de todo el partido a que per-
tonecía, el gobierno delegado, en opcsieión a esas bárbaras
ideas y deseando etternizar la memoria de todoi un pueblo,
víctima de la libertad, acordó (28 de marzo) que una de las
calles de la capital, de las asignadas para llevar los nombres
que inmortalizan las víctimas del país, se deno^minaría Calle
de Cangallo. Esto dio tema al poeta don Juan Cruz Várela,
quien consignó en su Colección de poesías patrióticas de que
se hablará más adelante, una bella composición con el enea,
bezamiento 'siguiente: "Al incendio del pueblo de Cangallo
ipor el general español Carraitalá, y aprobado por el virrey
Laserna en decreto de 11 de enero de 1822".
1822. — Brigadier Martín Rodríguez, propietario desde
el 2 de abril, que reasumió el mando gubernativo, después
de una ausencia de 15 días, hasta el 14 de febrero de 1823,
que salió nuevamente a campaña, iail mando de la expedición
al sur de ella.
Esta campaña del general Rodríguez duró desde el 6 de
marzo hasta el 5 de agosto, cuyas operaciones fueron como
sigue :
El 14 de febrero partió Rodríguez de la capital, acompa-
ñado del inspector gemeral Rondeau, y el 20 tenía reunida,
en Lobos, una parte jprincipal de la fuerza disponible.
A fines del misimo mes se traisladó a la Guardia del Mon-
te, formando un campamento co^n todo el ejército, en las ribe-
ras de sus lagunas.
Acampado allí el ejército, y habiendo recibido auxilios
que aiin faltaban, se principió a metodizar el orden de la mar-
cha señalándose los jefes de las respectivas divisiones. Publi*
cose al mismo tiempo un edicto para cortar o impedir la de-
serción de los cuerpos de imilicias, estiableciéndose la pena
de muerte para el desertor, aprehendido que fuese; la sepa-
ración de cada soldado de su división respectiva, sin previo
permiso, era un crimen. Cualquier soldado, que se encontrase
a cierto número de cuadras, fuera de la línea, debía sufrir
la misima pena.
SISTORIA DE LOS GOBERNADOÉES DE LAS PBOVINCIAS AfeGENTINAS 5I
El 6 de marzo se dio orden para que se pusiera en mo.
vimiento cada división particularmente, con dirección al río
Salado, a acam;piarse en su ribera austral a fin de romper das-
de allí, la carápaña; fué nombrado general en jefe del ejér-
cito el inspector general, brigadier don José E/ondeau, quien
partió ©1 mismo día, dirigiendo las columnas liasta la ribera,
donde acamparon.
El 8, el gobernador y el ministro de la ^erra, general
Cruz, partieron a reunirse con el general del ejército, acam-
pando en la estancia de don Juan Manuel Rosas, sobre la
costa boreal del mismo río, trasladándose, el 9, a la cabeza del
ejército, en la costa opuesta.
La mala calidad de las aguas obligó a variar de posición
a, algunas divisiones, a la laguna nombrada de Salas, ocho
millas al S. S. E. » ,
La fuerza de que ^ ccmponía el ejército era como sigue:
Regimiento de húsares áe Buenos Aires ... 294
Id. blandengues de la frontera 330
Caballería patricia 220
Escuadrón de colorados 216
Voluntarios de campaña 168
Número 2 de id 170
Número 2 de id. 170
Número 3 de id 207
Número 5 de id 163
Total cahaílería 1.768
Batallón de cazadores (infantería) 575
ArtiRlería (7 piezas) 80
Total 2.423
CabaUos 8.000
Carretas 259
La división acantonada en la guardia de Kaquelhuineul,
al mando del teniente eoro'nel Cajaraville, compuesta de 200
blandengues y de 150 milicianos del número 1.° de campaña,
se reunió al ejército en el Chapaleofú. En este caso el ejérci-
to constaba de 2.773 plazas.
52 AXTOXIO ziyyiY
El ejército se puso en rao-vimiento el 10 de marzo, a re.
unirse con la vanguardia y mejorar de aguada, y estando
acampado sobre la cosía occidental de Chapaieofú, resonó por
to-do ei campo la vo-z de : revolución de la capital, cuya noticia
se acababa de recibir por un expreso del gobierno delegado.
La sorpresa e indignación se maniiestaba en todos los sem-
blantes; jefes y oficiales acudieron, en el acto, al cuartel ge-
neral a indagar Los detalles de la asonada y el nombre de los
conspiradores. Al ¿¿uformarse de lois últimos, se manifestó ei
desprecio con el deseo de uu escarmiento im¿)one^ire a. sus
autores. Una proclama del gobernador Kjodriguez a todo' el
ejercito anunciando su partida y la del nunibcro Cruz a la
capital, calmai'on algún tanto los .deseos del escarmiemto, pero
con el pesar de no ver realizada la empresa con la prontitud
y el éxito que ella exigía.
El general en jete quedaba con toda la plenitud del man-
do hasta el regreso del gobernador Rodríguez, debiendo seguir
las operaciones hasta la sierra. Todo estaba pronto para con-
tinuar la marcha ai día siguiente, 25, cuando a las ocho de
la noche recibió el general Kondeau aviso verbal dei goberna-
dor Rodríguez de haber recibido comunicaciones del gobierno
delegado; que por ellas se prevenía ser innecesario integrar el
gobierno para cortar los resultados de la revolución; que ésta
se hallaba disuelta por la parte activa que el pueblo había to-
mado en defensa de sus derechos, a más de la prisión que se
había hecho de una parte de los conjurados.
El gobernador y el ministro regi'esaron al campamento
en la misnia noche del 24, entre los vivas y músicas que los
oficiales del ejército habían dispuesto.
Establecida y asegurada cuanto era posible la nueva fron-
tera, ei gubernador liüdrigiiez se puso en marcha, el 24 de
julio, por ei camino conocido de Chapaieofú con 350 cazado-
res y 40 artilleros, arribando, el 2 de agosto, a la Guardia dei
Monte, y el día 5 a la capital ; pero no tomó posesión del man-
do gubernativo sino el 11, en cuyo día cesó por consiguiente',
el gobierno delegado.
Durante la administración de Rodríguez, desde el 2 de
abril de 1822 hasta el 14 de febrero de 1823, se dictaron las
disposiciones siguientes :
Arreglo en la mediciyia (9 de abril), hasta tanto que el
establecimiento respectivo se hallase en estado de correspon-
der a los fines de su institución, mediante un código dictado
por personas competentes.
HISTORIA DE LOS GOBERíÑTADOKES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 53
Creó (20 de abril), de conformidad a un proyecto de ley,
presentado a la junta el 1.° de diciembre de 1821, por el que
sólo debía tener la provincia dos regimientos de caballería,
como parte del 'ejército permanente de ella, uno de caballería
con la antigua denominación de hlandengues de la frontera,
cuya residencia sería provisionalmente en la Guardia del
Mont'p; promulgó (8 de mayo) la ley del olvido, que disponía
que "la<¿ causáis suscitadas por opinionies políticas, anteriores
a aquella fecha no embarazaran a ningún individuo el pleno
goce de la seguridad que la ley concede, ein la provincia de
Buenos Aires, a las personas y a las propiedades". Es*ta ley
de olvido fué (18 de mayo) extendida, comprendiéndose en
ella a todo-s los que hubieran sido juzgados y sentenciados por
delitos políticos o causas ds opinión, sin exceptiuar ;al padre
fray Francisco Castañeda. El gobiem'o, al promulgar c-sta
extensión de la ley de olvido, acordó (20 de mayo) que el ci-
tado religioso, hasta la sanción de la ley sobre la libertad de
la prensa, continuairía bajo la proihibición de .escribir, a que
había sido sujetado por resolución legislatva de 15 de sep-
tiembre de 1821.
Dicitó (21 id'e m-aVo) ei! ceremonial ique hiabía de observar-
se (y que se observa hasta, la fecha) en las funciones clásicas
del país, desde el 25 de miayo de 1822; expidió (23 de mayo)
un decreto disponiendo la traducción del mensaje del presi-
dente de loisi Estados Unidos y el interesante relato del secre-
tario de estado al congreso de la misma república, sobre ¡el
recoivocifív'po'ito dr 1^ hi.drvcvcñpncia de ^a, n.a'^ión ararentina
por los Estados Unidos de Norte América ; disponiendo .al
mismo tiempo que ambos documentos se publicasen, como lo
fueron, T)or plíeao adkioncd al número 16 del Registro Gfi.
cial de la provincia.
Acordó (5 de jninio) qTi>e todo examen de individuos, üer
tenc^ientps a la Universidad fuese núhlíco.
Mandó (1.° de julio) se publicase el decreto del gobierno
del Perú por el cual se declaraba la bandera y eistandarte de
aquell estado, 'a saber: "La bandera nacional del Perú se oom-
pondrá de una faja blanca transversal entre dos encarnadas
de la misma anchura, con un sol también encarnado sobre la
franja blanca; la insignia, de preferencia;, será toda encama-
da, con un sol blanco em' el cen'tro ; y el estandarte será igual
en todo a la bandera, con la diferencia de las armas pro-^nsio-
nales del estado, que llevará bordadas siobre él centro de la
faja blanca.
"La bandera de los buques mercantes será igual a la na-
54 ANTONIO ZINNT
eional, con la difecreneia de no llevar el sol encarnado en la
faja del medio".
Instirn.ído él gobierno del objetioi y iseirvticio del Santuario
"ilamiado de Lnjám, que no rendía servicio alguno y que no
tenía más objeto que el culto de una imagen, dispuso (1.° de
julio) qrae todos los bienes pertenecientes al miencionado San-
Uiario y ou'e no fuesen de uní' servicdiO' piriviaitivo del culto,
quedaban bajo las inmediatais ordenéis del ministro de hacien-
da, quien había de empilear en fondos públicos el valor de los
expresados bienes, que fuera más útil vender que administrar.
Desde el 1." de julio, el edificio llamado de la Recoleta
quedó destinado a cementerio público, o cementerio del norte.
Sobre lois escritos que se presentasen a los funcionarios
públicos, se acordó no proveer sin instruirse previamente de
que el tenor no infamaba, ni faltaba a la consideración debida
a la autoridad y a las personas ; debiendo ser roto e inutilizado
por mandato del funcionario público, a quien se presentase
todo escrito, en cuyo tenor se advirtiese uno de los expresa-
dos vicios. !
Mandó cesar (1.° de julio) la Hermandad llamada de la
Caridad en la .administro ción de todas l'oisi bienes que tuVo a
su cargo, quedalndo el Hospi'tal de Mujeres y el Colegio d©
Huérfanas bajo las inmediatas órdenes del ministro de go-
bierno, y el templo de San Miguel debía entregarse al cargo
y cuidado del cura de la parroquia respedíiva.
El coronel Celestino Vidal, del batallón 2.° de cazadores,
había sido (1822) invitado para una conjuración que debía
estallar muy pronto, se ladhiriese o no a edlla ; el coronel avisó
privadamente y len el seinlo de la amistad al gobernador Ro-
dríguez, a quien hasta entonces le ligaban antiguos vínculois
de amistad. Este avisa a sus ministros lo que ocurría, y al día
siguiente se le exige una revelación, por escrito, al gobierno,
obligándole nombrase al ciudadano que lo había invitado a la
conjuración ; él se niega obstinadamente, asegurando al go-
bierno que le era más fácil ¡subir al cadalso que cometer la
acción infame que se le exigía. Es'ta resistencia tuvo por pre-
mio 73 días de prisión y la pérdida de su carrera. Efl doroiniel
Vidal, por este proceder, libró al pueblo de Buenos Aires de
los horrores de la anarquía y supo sacrificarse por no com-
prometer a ciudadano alguno.
Con motivo de >este suceso, se extendió por el g'obierno el
acta siguiente:
"Sala del despacho del gobierno de Buenos Aires, a 26 de
agosto de 1822, — Habiéndose presentado al 20 del que corre.
inSTORIA DE LOS GOBEBXADOBES DE LAS PBOVIJrCLA.S ABGEIíTINAS 55
a la una y inedia del día, el coronel comandante de cazadores
úo'ü, Celestino Vidal en el mismo despacho del gobierno donde
se hallaban el ministro del departamento de gobierno y rei¿
clones exteriores (üivadaviaj y ei ae guerra y marina (Cruz)
y habiendo pedido el expresado coronel Viaal laudiencia sepa-
rada a la misma persona del gobernador, ambos salieron a, la
galería, de donde regresaron a los pocos momentos, dicienao
el gobernador a los ministros que escucna,sen ia revelación im-
portante que en cumpiimienito de su deber y su honor, y
sobre todo por la isalucl de la patria, quena hacer al gobierno
el precitaido coronel Vidal. Acto continuo expusa dicno coix,
nel que nauía siuo invituao para una revolución que itrastor-
nase el orden actual del país, y que para ello debía tener una,
coníereincia/ con el principal director de la revolución, pues
aun ignoraba ed. pian bajo «i cual estuviese concebida, iilnton-
ces el goDierno le manuesco que üebia presentarse a aicha con-
ferencia, para de ella deducir lo que era tan importante saber
para aplicar los medios de contenerla. En consecuencia, y
según se había convenido, fué llamado a la fortaleza ei expre-
sado coronel Victal, el 22 del propio mes j y habiéndose aperso-
nado eíectivamente en el despacuo de goDiern-o, exigió aed go-
bernador y del ministro de la guerra y marina la garantía,
bajo palabra ae nunur, ue que nu se aeseubriria su numore, ni
causaría perjuicio a particular alguno de la manifestación que
iba a hacer, según se le fué lacorüado del modo que lo exigió
en la piimera conferencia. Emtonces, a presencia de las mis-
mas personas, el gobernador y el ministro de guerra y marina,
expuso el expresado coronel Vidal: que se le había invitado
para nacer una revolución, ia cual estaba pendiente de sólo su
división, que ya se habían anticipado las demás medidas, tales
como el disponer y convenir con varios capitanes de la legión
patria, y también con la caballería patricia; que presentando
él la fuerza de su batallón no había cosa alguna que cruzase
ia revolución, La cual debía ejecutarse cuanto antes, poniendo
de gobernador al brigadier reformado don Cornelio fciaavedra,
para conteintar a ios patricios con quienes se decía que tenía
X>artido, y de ministros : de gobierno, al doctor don Pedro
Medrano, y de la guerra, al coronel mayor don Juan llamón
Balcarce; pero que no se había dicho que estos individuos
eran, o no, sabedores deíl proyecto ; que sie contaba con la ma-
yor parte de la tropa y oüciales del número 1, por cuanto lejL
señuelo de los que componían este cuerpo era de los soldados
que en el año 20 habían preso (a su coronel ; que no querrían
hablar al coroneil (Antonio) Ramírez, porque no era hombre
con quien se contaba para batirse; y que el principal direetor
56 AXTOXIO ZI?ÍXT
con quien liabía tenido la conferencia, era el doctor don Gre-
g-orio Tagle ; concluyendo con- qua unjo de los primeros pasos,
lieclia, la revolución, era. el de restituir al cabildo extinguido;
y por último manifestó el mismo coronel Vidal, que el expre-
?ado don Gregorio Tagle le^ había asegurado que en el momen-
to que le avisase estar listo su batallón, tendría la cantidad
de doce mil pesos a su disposición, para gratiñcar la tropa.
Luego que se retiró el expresado coronel, el gobierno se reunió
en acuerdo con los tres ministros; y, después de varias obser.
vaeiones sobre la gravedad del asunto, resolvió que no estaba
en sus facultades el acordar, ni menos continuar la garantía
que había concedido, debiendo por lo tanto denunciar a la
sala de representantes la revelación que se le había hecho. A
este oficio, el día 23, fué llamado por el gob¿ernO' el expresado
coronel Vidal, y hallándose presentes en la sala del despacho
ios ministros de los tres departamentos, se le hizo saber el
acuerdo del gobierno y la necesidad de que presentase un parte
circunstanciado del relato que había hecho el día anterior;
mas excusándose a dar ese paso, exponiendo que él no quería
aparecer como un denunciante, bajo la promeisa que le había
hecho el mismo gobierno; se le hicieron por el gobernador y
por los ministros, a su vez, las reÜexiones más ciaras sobre el
honor que resultaba a su persona y al ejército entero de l-a
revelación que había ejecutado; se apuró el convencimiento
para mostrarle que el interés del país era preferible a toda
otra relación privada, fuesen cuales fuesen sus respetos; y, en
suma, que él no podía negarsie a ello sjin traicionar la con-
fianza que el gobierno había deipositado en sus manos, dándole
el mando del cuerpo más inerte de la guarnieáón. Pero como
el expresado coronel insistiese en la negativa a dar el parte
se le dijo, por último, que toda excusa, a más de hacerle poco
iiOíLor, sería infructuosa, pues el gobierno estaba decidido a
manifestarle a la sala de representantes, con cuyo motivo a
tendría que prestar su deolaración. Habiéndose verificado esto
mismo en el mismo día, fué encargado, el 2-i, el auditor gene-
ral de guerra de levantar el sumario informativo que corres-
pondía en este caso; mas negándose a darla, diciendo que él
no había dicho semejante cosa al gobierno y que éste se había
equivocado en la relación que él había hecho, con noticia tan
extraña fueron citados los tres ministras a las siete de la noche
del mismo día a casa del gobernador donde, hallándose el ex-
presado coronel Vidal, se le hicieron los cargos más fuertes
sobre su negativa v las observaciones convenientes sobre cuan-
HISTORIA DB LOS GOEEENADOEKS DE lAS PBOVINCIAS ARGENTINAS 57
to perjudicaba con ella a su mismo honor e intereses; más,
apuirándose todas las reflexioneisi .para su convencimiento, ase-
guró que no declaraba más que lo que había dicho, exclamando
cuan ignominioso le era aquel paso, a que lo había comprome-
tido el gobierno, por lo que tal vez antes de ocho días se oiría
decir que él había aparecido asesinado en las calles; y última,
mente, esforzándose más y más las razones, para tiraer en el
último término, dejando de todo extendida una acta en aque-
lla misma hora, dicho coronel contestó que su cabeza no estaba
entonces para nada, que se retiraría a pensarlo y que contes-
taría. Todo lo que ha dispuesto el gobierno se redacte en ésta,
que servirá de acta legalmente extendida y autorizada en el
día de la fecha. — Martín Rodríguez. — Bernardino Rivada-
via. — FraneisóO' de la Cruz. — Manuel Gartia".
El gobierno de Rodríguez mandó suprimir el hospital,
llamado de Santa Catalin'a, cuyos enfermos debían ser y fueron
trasladados al llamado militar o de la Rosidemeia. Ordenó el
establecimiento de dos mercados, para los frutos de la cam.
paña, y especialmente las pieles, uno al Oeste y otro al Sur de
la ciudad; y de aciiterdo con lo dispuesto en el decreto de 25
de marzo, dictó (16 de abril) el reglamento de la Universidad
de Buenas Aires para la adjudicación de, premio® el 24 de
mayo y 8 de" julio; encargó (9 de julio) al ministro de gobier-
no la colección de todas las producciones poéticas, dignas de
la luz pública, compuestas en la capital y en todas las provin-
cias argentinas, desde ei 25 de mayo de 1810 hasta la fecha de
esta dispoisición, de la cual había de hacerse, comoi se hi^o, lUna
impresión ^
Promulgó (3 de julio) la ley militar, que había de ser
revisada cada año; resolvió (6 de diciembre) que los alumnos
de toda clase de esiciuelas, >o> de estudios, que se encontrasen en
las /horas' destinadas a ellos per las calles, quintas, cafés y de-
más lugares .públicos, fuesen conducidos a la cárcel de deudores
y detenidos en ella por el térmico de 24 horasi; promulgó (24
de diciembre) la ley sobre reforma del clero, cuyo fuero per.
sonal quedó abolido, como también los diezmos, las icasas de
regulares bethlemitas y las menores de las demás órdenes exis-
tentes en la ,provincia. Fijó el número' de religiosos sacerdo-
tes, en las casas de regulares en 30, como máximum, y en 16
como mínimum, suprimiendo aquellas cuyo número bajase de
éste, y disponiendo lo mismo respecto del m;onaisterio de Santa
Catalina; y todas las propiedades, muebles e inmuebles, perte-
necientes .a las casas suprimidas fueron declaradas propieda.
58 ANTONIO ZINNY
des del estado; creó (2 de enero de 1823) el establecimiettito de
una sociedad de damas, bajo la denominación de Sociedad de
Beneficenoia, a cuya dirección e inspección quedaban las es-
cuelas de niñas, casa de expijsitos, casa de partos públicos y
ocultos, hospit-ai de mujeres, colegio de huérfanas y todo eista-
blecimiento público con tendencia al bien de los individuos de
au sexoj expidió (id.) un decreto, costeando en Iq& colegios de
Buenos Aires la educación, vestuario y mantenimiento de seis
jóvenes de icada provincia j dos de éstos con destino al colegio
y estudios eclesiásticos y los demás a ios de las ciencias risicas
y morales, y decretó (7 de enero) la construcción de templos
en la campaña y la erección de unO' en el nuevo pueblo del
Püar.
1823. — Don Bernardino Rivadavia y don Manuel José
Garda, m^inisitros, en ejercicio de las funciones del poder eje-
cutivo por delegación del propietario Rodríguez, que marcñó
a la expedición del sur ; el primero en cuanto a las de gobier-
no, relaciones exteriores y guerra, y el isegundo en cuanto a
las de hacienda, desde el 14 de febrero hasta el 11 de agosto,
en que Eodríguez reasumió el mando gubernativo.
En la noche del 15 de marzo se recibió en Buenos Aires
la primera noticia pasada por el comandante militar de San
Nicolás de los Arroyos, don Cipriano Ceballos, de una conspi-
ración dispuesta en esta ciudad, para derrocar al gobierno de
esta provincia y de la de Sainta Fe, y descubierta por el do
la última. Al mediodía del 19 se recibió una delación de que
se seducía gente para conspirar en el mes de abril siguiente.
A las diez de la noche del 19 se recibió el primer parte oficial
del comandante militar de ]\Iorón, don José María Casado, co-
municando que en las inmediaciones de las Cañuelas reunía
gente don Hilarión Caistroi, para efectuar esa misma nocthe
una revolución en Buenos Aires.
El gobierno delegado se reunió en la fortaleza (actual
casa de gobierno' nacional) a las once de la noche» juntoi 'Con
el inspector general don Ignacio Alvarez y Thomás, haciendo
citar a esa hora a los generales don Juan José Viamonte y
don Juan Gregorio de las Heras, y ordenándose al batallón
oiúmero 1 de fusileros (al mando del coronel Benito Martínez)
que, dejando solo la guardia de prevención en su cuartel del
Ketiro, se trasladase a la FoTittaleza. Todo el ejército de la
capital se puso en movimiento', situándose en puntos conve-
nientes para la defensa. A las tres de la mañana penetrarom
en la plaza de la Victoria, por tres puntos, las reuniones
HISTORIA DE LOS GOBEKNADORES DE LAS PROVINCIAS AKGENTITí^AS 59
de complotadoís, baja una gr-itai extrao^rdmaria de ¡viva la
reUgión y la patria! y guiados por los caudillos don Benito
Peralta, don* Hilarión Castlro, don Rufino Bauza, don José
María Guerrero, don Pedro José Viera- don Antonio G-on.
zález y otros. Su primera diligencia fué forzar la guardia
de la cárcel, poner en libeirtad a varios reos, principalmente
a don José María Uñen, y apoderarse de la /campana de la
casa de justicia, para llamar al pueblo.
Luiego que se sintió lai alarmia, en el puieblo, conicurrie-
ron a la Fortaleza muchos jefes retirados y otras personas
respetables a ofiredeíT lal gobierno suis servicios y alisitiaTse en
leí Cuerpo del Orden, ibasta los extranjerois. A lo^s ocho m¿-
njutos de un tiroteo vioHentO' de piaiíte m parte, fueron cotm-
pleitamentte' bstídos los revoltO'So(s!, dejiando va.riols miite-rtoS,
heridois y prisáorueiros. Estos fuenon sometidos a juicio y com-
(dlenaidios lalgun'olS, absueiltos y pUiestos en libeirtad otrois, y p'a-
lEladoiS po-r las armas dtan Jasé Ma^ría Urien, oficial retirado-,
y don Benito Pertaltlai, oficial reformiaido dieil cuerpo de artí.-
Uiería, el 9 de abril de 1823, en la plaza 25 de MmfO.
A la enerigía desiplieigtada por* el gobieimoi, se debió el res-
ta.blecimiento del orden y de la tranquiliidadl; sepiaró d'e lia
cámiaira die jusiticiía a los doctoréis) Gazcón y ValLe, reempla-
zándolos por los doctores Cosisio y Villegas; sepa,ró igual-
mente de sus pueisitoisi alguntois cunas, tales como dbn Vicente
Arraga\ y don Fria(n,ci,sco Argerdch, mandando p'render a unos
y saliir de la provincia a otros, por su conduicta subvereiva
y ofreciendo 2.000 pesos por la persona del doctor Tagle y
200 poír cada una de 'lias demás y con el ejemplar eastiígo de
los pirincipales oableicilliaisi. P'atra mlayoir giarantía y con el ob-
jeto dIe iconsiervar el orden, salió el coronel Borrego con una
fulerzía de 200 hombres de caballciría, paira situarse en la
campaña.
Las señoras nombradas (18 de febrero), para la for-
mación de la primera Sociedad de Benefifíencii, fueron-, do-
ña Mertceides Lasala, dloñía Miairía Cabrera, doña Isabel Ca-
eamayoir dte Lúea, dtoña Joaquina Izqíuiemdo, doña Flo-ra Az-
cuénaga, doña Cipriana Viana y Boneo, doña Manuela Agui-
rre, doña Josefai Gabriela Ramois, doña Isabell Agüero, doña
Estanislada Tartas de Wright, idoña María dle losi Santos
Riera del Saír, doña María Sánchez de Mamdeville y doña
Bernardina Chavainría de Viamonte, bajo la preisidlencia db
la primera. Por 'renuncia de_ la 5.a y lia. y por ausiemicia de
la lOa,, fueron nombradas doña María del Rosario Azcuéna-
6o , Antonio Zinny
gia, idoña Jiisltia Foguet de Sámehez y doña Esitanislada Ooissio
de Gutiérrez. Estia sociedad tuvo como una de '9uis laíribueio-
nes el ladjudieiar y repartir cuatro ipremios el 26 ide .miayo de
todos los añcjs, a la moral, ,a la 'indnfetria y doisi a la aiplilcia-
ción. El- primieiro de 200 ipesoiS en dinero, se había de ladjudi-
c'aír a la niaijer que onás se hubiesie distinguido por tsta mo-
nalidad y poT la pa-ácitioa idle las ' virttuideis propias del sexo- y
de !S)u ©sitado. El seigutndo, de 100 pesos en dinero se había
de ladjudái'íair la la que más se hubieseí efelmeraldb enj el tes;ón
dte adquirir, con hüni'adez y p'or medio id'e un trabajo in-
dtuatrjoso, los medios d;e su isubsistiencia, o la) de sus p.adrei.s o
ihijos. L:oí3 ortros doi3, de 50 pesos caldca, unio, deslinaldbs en
especies o útiles, a 'elección de la Sociedad de Beneficencia,
•a las das niña.s que más isia huibiesen distiitoguido por su ta-
■lento y lapliciación.
En mar'zo fué presentiad'o por los señoneisi Vaíl'entín Gó-
mez:, Joisié Ma.rxa Roj'al^! y Frianieasco deOl Saír, y laipirobadiO' por
el igíobiemo, el 16 díe abril, leil reglamenta piara la expresadla
soieieidad, el mismo que isigaiió irig*iendo hasta la fecha; así co-
mo fué .aip.robiado por el gobieamio otiro reiglamiento diettado
por loe clitsd'oisi señoi'eis, piara la ladjuidicactión de losi pnemioe
dei&rlet,adosi el 1.° de miarzo, fijando el procedimiento que se
hiabía de seguia* y siguió halsita la feícha y aiun las 'arengas
que, all lua-cer la entrega del premio, había d!e pronuneiair Üla
presidenta.
Las f-ia.sa'S del hospicio /de Morcedario®, denominaidbs San
Eaimicn dei lais Conchas, y del convento de San Pedlro, fuie¡non
(24 de febrero) d'eisttiiniados a hosipioioa, ipara- la educación, de
lois minos de los pueblos y tc'rritorio de la ciaimpaña, en las
primeras letiras, bajo la dürección de la sociedad Lancias-
teríana.
El 5 de marzo Sie dleeretó «1 estableciimientoi ;d)e nin-ai caja
de ahorros, y lel 24 de abril qiuiedó inisitaPlada y nombrada, la
eoimisión dirciCtiva^ disponiendo sor el objeto de idieha insti-
tución el recibir en depósito las iSiuímals deiside dos reales pa,ria(
arriba, que leoonomizairan los individuaos iiDdustriosoisi qiue no
tuviieisen modo de adelantaír iSiuis lahoaTos con seguMclad.
El gobeTnador delegado (Eiviadavia) lencargó (5 de abril)
al prelado dio^cieisiano obligase a todos loi3 indiividuos del cie-
no 'a( asistir a una confer'eneia seraianal, conitraíída a 1í)s pnn-
tos siguientes: 1.**, moral y rúbirica; 2.°, oratoria "sagrada
práctica; 3.°, histcaúa eciliesiiástica y disciplina, y 4.*, 'derieicho
público 0clliesiátsítico. Y en 19 de labril, el pirovisior gobernador
HISTOKIA DE LOS GOBERNADOEES DE LAS PBOVIJN'CLi^.S ARGENTINAS 6 1
del obispado', doctor Maráiaoio Zavíiieta, piríeseiitó el reglamen-
to paira fes referidais confeireecias, el cual fué (24 ide labril)
apirobaido por el gobierno delegado. Este ipresentó el 5 de
mayio, isiu mensajie la la) sala de i'epresentiantes, haciendo una
lisoinjeiria pintura diefl. estado die progrieso de la provincia,
principalmente respecto de la multiiíplicatción de lOiS estableci-
mientos de primera educación, en la ciudad y campaña, a fin
de combatir la ignorancia, como el pirimer eneoniígo de los pue-
blos, que dleisanoraliizia y embrutece.
Eiatificó (10 de junio), 'Un tratado de laliainzai defensiva,
entre la república de Colombia y &l lestlado d>e Binemos Aires,
en 'sostén de sn.! independencia; suprimió (27 de junio) las
postas mili'tiares, substituyendo las dependáenteisi de la ad!m¿-
nistración de corneos; indultó (9 de julio), de la pena de
muerte, a todos los quie en rebeldíia babían sido condenados
la ella, pioír 'aiuitorcís o (cómplices de la asonada de la noclie del
19 de marzo, y restituíido-s a la libertad y aíl pleno goioe de
los derechos de ciiidaidanos, el 25 de mayo de 1824 todos los
que fueron euicausiados como cómplices o aiutoires d^ la citada
asonada; ratificó (23 de julio) una convención prehiminar
acordada lentre el gobierno de Buenos Aineis *y los comisiona-
dos de S. M. C; fué autorizado (id) por la legislabura de
Buenos Aires pa/ra negociar en favor de Es)paña, lamcnaiza-
\3tia. una guierra por el rey ide Francia, Luis XVII, la suma
de veinte millones de pesois, entre todos los estados aimericia-
nos, reconoicidos independienteis. En virtud de eisiai aiutori-
zación legislativa, lel gobierno delegado (Rivaidavia) nombró
(id) ministro plenipotenciario cerca de la república de Chile,
Perú y Colombia a /don Félix Alzaga; cerca del jiefe de las
fuerzas españoláis que ocupaban pa,rte del teírritorio del Pe-
rú, al genenal don Juan Gregorio de las Heras; cerca de ila/s
provincias de la carrera del Pairaguay, al doctor Juan G-ar-
cía de Cossio; piara la línea de ocupación por esíta parte del
Perú, con residencia en ©1 territorio de la provincia de Sal-
ta, al general don Juan AntO'náo Alvarez de Arenales, y cer-
ca de lais provincias interdoires, esencialmente cerca de los go-
biernos de la carrera de Cuyo, a.l doctor Diego Estanislao Za-
Valeta.
Decretó (7 de agosto) el establecimiento de una escuela
de agricultura práctica y un jardín de aclimatación, en ]|a
qiuinta denominaidla dle la Recoleta; y habiendo regresado de
la campaña el gobernador propietario Rodríguez, cesó el go-
bierno delegado el 11 de agosto, día en que aiquél entró de
nuevo en ejercicio de stiis funciones gubernativas.
o:* ANTOJÍIO ZINNY
1823 — Brigadier Mariin Rodríguez, proipietario, desde
el 11 de agosto de 1823, que reasimiió el miaado .grabem'aítivo,
después de su lexpedicdón al sur oontria los bárbaros, looii ell,
objeto de extender la frontera, basta el 16 de novienibr,e, que,
con motivo de un contraste expeiiianeatado por las fuerzas
diel gobeiinaidor López, de Santa Fe, despoiés de baber sido
atacados y derrotados aquéllos, en el puesto del difunto Gó-
mez, el 15 de noviembre, volvió a salir Rociirígniez, con di-
rección a Lobos, acompañado de 14 artilUeros y del coniuu-
dante de colorados (Kosais), con 60 hombres; pero no dejó
delegado por haber regresado al día siguiente.
Con el objeto de lijar de un modo permanente la nueva
línea de fronteras, principiada en el laño de 1823, el goberna-
dor Rodríguez salió el 5 de enero del año siguienlte (182-1),
a la cabeza de la expedición, que se dirigió al sur de la
provincia, y de acuerdo con la junta de representates, de-
legó el mando gubernativo ¡en los ministros Rivadavia y
García.
En vista de la neciesidad de poai'er en acción todos los
i'eeursos que el país posee y en el deseo de hacer valer lo
posible las minas situadas en las provincias Unidas, el go-
bernador Rodríguez 'expidió un decreto (24 de novieimbre)
autorizando al ministro Rivadavia, para que promoviese la
formaición de una sociedad en Inglaterra, destinada a explo-
tar las minas de oro y plata que existen len la república.
Con el fin de poblar la ciudad que, con el nombne. del ge-
neral Belgrano, debió erigirse, el gobernador Rodríguez au-
torizó (24 de noviembre) al miniístro Rivadavia paxa nego-
ciar 20Ü familias europeas, así como el envío de mil o más
familias morales o industriosas, para las nuevas poblaciones
que se proyeotaiba levantar en el territorio de la provincia.
Instruidos de los progresos qne la Biblioteca pública ha-
cía y de la influencia real que aquel establecimiento tenía
en la ilustración del país, el gobernador Rodríguez encairgó
(31 de diciembre) al bibliotecario propusiera oportunamente
todas las medidas conducentes a acelerar el del museo del
país, especialmente -en todos los ramos de historia natural,
química, arte y oficios j encargando a la academia de medi-
cina y ciencias exactas la formación de una colección demos-
trativa de la geología del país y oitira de las aves del mismo.
Y por lo que respecta a conchas, el ministro Rivadavia que-
dó encargado de librar las órdenes e instrucciones necesa,-
rias al comandante de Patagones, para lai formación de una
colección de las mismas.
HISTORIA DE LOS GOBEErTADORES DE LAS PEOVIJíCIAS ARGENTINAS 63
Ei 5 dte enero de 1824, i&l gobernador Bodríguez delegó el
mando gubernativo en ios ministros Kivaaavia y üarcia, du-
rante su ausencia a la campaña.
1824 — JJ. Jiernardmo nivadavia y D. Manuel José García,
ministros de Rodríguez, delegados, jjor lo que respecta a los
ramos de relaciones exteriores, gobierno, guerra y marina el
primero, y por lo que respecta a, la hacienda, lel segundo,
desde el ó de enero que ©i propietario salió a iai cabeza de
la expedición al sur ae la provincia, para njar de un modo
permanente la nueva línea de fronteras.
El general Rodríguez llegó al término que la ley fijó a la
duración de su gobierno, acontecimiento muy lionoroso para
él, porque era en su género, hasta entonces el primer ejem-
plo que la historia debe registrar con interés.
Una de las primeras disposiciones del gobierno delega-
do (Rivadavia) íué di\ádir (7 de enero de 1824), el juzga-
do de paz de la parroquia de la catedral len dos, al sur y
Ti'orte üe la calle de la Plata (hoy Rivadarsda) . lil mismo
(Rivadavia) dictó (enero) un reglamento para la escuela de
partos.
Los ciudadanos norteamericanos merecieron tal consideH
racióii por las relaciones da amistad >e identidad de princi-
pios, que el mismo delegado decretó (24 de febrero) a su fa-
vor, no necesitar de más pasaporte para salir del territorio,
que el del plenipotenciario de su nación, Rodney.
Mandó reconocer (6 de abril) al primer cónsiul general
de S. M. B. en el estado de Buenos Aires, Wodbiime Parish, y
en correspondencia nooiibró (7 (fe abril j por primer cónsiufL
general del mismo estado, icn el Reino Uiddo de la Gran Bre-
taña le Irlanda a don Juan Hullet, quedando éste autoriza-
do para nombrar vicecónsules en las ciudades de dicho Reino.
Acordó (10 de abril) al mismo tiempo que los comiandan-
teis de los paqueteas ingleses (que luefroin primeros) el poder
desembarcar con la correspondencia que condujesen, sin
esperar las visitas de ordenanza de puerto.
La junta de representantes nombró el 2 de labril al ge^
nerail don Gregorio de las lleras gobernador y capitán ge-
neral de la provincia, y al día sigmeniie, 3, el gobiierno de-
legado, para facilitar la instrucción que correapondía al
gobernador nuevamente electo, acordó que cada jefe de ofi-
cina formaría una exposición comprendiendo las bases bajo
las cuales estaba organizada la misma, y el método por me-
por que se observaba en el servicio, etc., etc.
Y el 9 de mayo, etl gobierno delegado, en ausencia del
64 AHTONIO ZINNY
propietario, que se hallaba en campaña, puso en posesión del
mando de la provincia al electo Las Heras.
El brigadier general Martín Rodríguez íailleeió en Mon-
tevideo el 5 de marzo de 1845. Hallándose la «escuadra ar-
gentina, len actitud liostil, ;al frente de Montevideo, el be-
nemérito almiraute (iuiliermo Brown, exponiéndose a in-
currir en la ira del dictador Rosas, en homenaje de resínelo,
de dolor y de consideración por su antiguo compañero da
glorias y de trabajos, mandó poner a media aista Ite pabello-
nes de los buques de su mando, como tributo a la memoria
de aquel insigne ciudadano argentino. Esta demostración,
completamente inusitada en aquella época para los denomi-
nados unitarios, no mereció la desapi^obación de Rosas, quien
se hizo, el desentendido. El gobierno de la Repübüca Orien-
tal del UiTiguay maindó se hiciesen al ilustre patricio ios
honores debidos a su alto rango m.ilitar, con formación de
tropas en la plaza de la Constitución, llevando sus banderas
enlutadas, y con (asistencia del mismo gobierno y de lo más
selecto de la ciase civil y militar, acompañando el féretro,
que fué llevado a pulso por los coroneles José Garibaldi, Co-
rrea, Uupont, Tnieoaut y Uraonez y ei comanaaute iviariano
Echenagucía, hasta la iglesia Matriz, donde se hicieron sus
exequias ed día 6.
1624. — breneral Juan Gregorio de las Heras, electo por la
Junta de Representantes el 2 de abril, y hallándose ausente de
la provincia en aquella fecha, fué puesto en potsesión del
mando gubernativo, por el gobierno delegado de Rodríguez,
el Ü ae lua^ o, pur tres anos.
El 22 de diciembre delegó el gobierno en stis dos üíi-
nistros, García y Cruz, con eii objeto de revistar las fron-
teras y toda la campaña, regresando ejl 11 de enero y reasu-
miendo el mando de la provincia el 13 de dicho mes del si-
guiente año.
Uesde el 23 de enero de 1825, en que el congretso eonnrió
al gobierno de la provincia el ejercicio de las atribuciones
del F. E. nacional, desempeñó Las Heras unas y otras íaetd-
tades, hasta 7 de marzo de 1826, en que cesaron las autorida-
des provinciales, quedando la provincia de Buenos Aires
bajo la juiíádicción del presidente de la república, que lo era»
don Bemardino Rivadavia, quien había tomado posesión de
la presidencia el 8 de febrero anterior.
Eliminada la provincia, desde el 7 de marzo de 1826, la
junta de representantes se reinstaló el 1.° de agosto del si-
guiente añoj abriendo la primera sesión con una brillante
nrSTOKIA DE LOS GOBEP.N'ADOP.ES M LAS PEOVlNCrAS ARGENTINAS 6$
alodición del presidente de la cor]>oración j el 12 del misma
raes se hizo la elección de gobernador de la provincia, qwe
recayó en la persona del' coronel Borrego.
La nómina de los diputados al ccin'írreso nacional, 'elec-
tos en Buenos Aires en el gobierno de Las Heras, era como
sigue : don Mariano Andrade, Julián Segundo de Agüero,
Valentín Gómez, Diegoi E. Zavaleta, Manuel Joisé García,
Francisco Cruz, Juan José Paseo, Nioolás Aincliorena y Ma-
nuel Antonio' Caistro.
1824. — Dr. Manuel José García y general Francisco de
la Cniz> encargados por el gobierno, durante la autsencia del
gobernador Las Heras en revistar las fronteras y toda la
campaña, desde el 22 de diciembre de 1824 hasta el 13 de
enero ' de 1825, que el propietario reasumió el mando de la
provincia.
La-s únicag disposiciones diotadas por el gobierno dele-
írado (Gñircía) fueron, algunos nombramientos y el deslinde
de la .iurisdicción d^ la Guardia de: Lujáfiv a quie más adelan-
te se hace referencia.
El brigadier general Francáscoi Fernández d^ la Cruz
falleció en Buenos Aires lel 23* de aibril ide 1835, a los 54 años
de edad.
1825. — General Juan Gregorio de las Heras, gobemal
dor propietario, desde el 13 de enero de 1825, que reasumió
el mando de la provincia!, después , de uma corta -ausencia de
21 días, de la capital, en revisar las fronteras y toda la
■campaña hasta el 7 de mairzo de 1826 que, federalizada la
capital, quedó bajo la exclusiva autoridad del presidente de
la república.
Al mes de recibirse del mando, el gobernador Las Heras
decretó (10 de junio) honores fúnebres al señor César Au-
gusto Rodney, primer ministro plenipotenciario de los Esta-
dos Utnidos, a cuyo aotlo concurrió, la plana mayor del ejér
cito, los jefes de todos los departamentos y lote ministros
del poder ejecutivo; — 'estableció (25 de septiembre) una co.
mi'aióth topográ«fica compuesta, provisionalmente do] 'editor
del registro estadísticoi, don Vicente López, del prefec-
to de ciencias exactlas y del catedrático' de flsico-mateimá'
ticas, con 2 oñciales auxiliares, la cual fué encargada de
reunir los datos para la formación del plano topográfico de
la prcviiacia, así como de Ja superintendencia de todas las
mensuras de terrenos; — acordó (16 de octubre) invitar a
los gobiemois de las provincias a que enviasen de cada una,
06 A>'TOXIO ZIÍíIÍY
Tino O anas jóveii'es de veinte años cumplidos, con destino
a las oficinas públicas de la ciudad de Bu^eníos! Aires, los
cuales habían de ser educados con preferencia en las ofi-
cinas de contaduría, tesorería y recandación» y en todas
las secretarías: — nombró (22 de septiembre )_ en calidad de
ministro plenipotfeniciaráo icerca del g'obiemo de la Repú-
blica de Cotlombia al g'eneral don Carlos de Airear, que se
bal'^aba desempeñando el -mismo car^o cerca dé los Estados
Unidos, y por secretario de la legación al mayor de artille-
ría don Tomás Triarte. IsriMl nombramiento hizo en la per-
sona del ^neral don Ignacio Alvarez y Thomas cerca del
gobierno del Perú (18 de octubre).
En el deber de preparar una instmiceión que colocase
al cuerpo nacional en estado de formar un completo juicio
de las relaciones exteriores, acordó (28 de octubre) la orga-
nización de los d6cumentos relativos a dicho ramo, forman-
río dos coleccione^:, o series, una desde el 11 de febrero de
1820 en que sucedió la disolución del gobierno: y la otra
desde la segunda época que fija el párrafo anterior, hasta
la fecha de este decreto, en que el gobierno de Buenos Ai-
res dirigió las relaciones exteriores.
El 21 de octubre ordeñó que por el ministerio de rela-
ciones exteriores se formase una razón del voto dado por
c-ada gobierno de provincia, sobre el lugar donde debía ins.
talarse el cuerpo nacional, euyo' resultado fué como sigue :
Por Buenos Aires 12, a saber: Paraná, San Juan, Men-
doza. Salta, Rioja, Buenos Aires. Misiones. Corrientes, Tu-
cumán, Santiago, Catamarca y Córdoba. Por Tucumá^n 1,
a saber: San Luis.
Santa Fe no comunicó su voto, sino posteriormente, dán-
dolo por Buenos Aires.
Por deci^to de 8 de noviembre- el gobernador Las He.
ras dispuso que, en los pueblos de campaña en que hubiese
escuelas dotadas por los fondas ¡públicos se estableciese una
junta inspectora de la escuela compuesta del juez de paz
del distrito y dos vecinos responsables del lugar, nombrados
roí* el gobierno y cuya duración en el gobierno debería ser
la de tres años. Las funciones de estas juntas eran las mis-
mas, poco más o menos, que las de los actuales co<nsejos
escolares.
Por una ley de 15 de noviembre se dispuso que la pro-
vincia de Buenos Aires se había de regir del mfsmo modo y
bajo las mismas form^as que a la sa^ón se regía, hasta la
HISTORIA DE LOS GOBEETíADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 67
promulgación de la constitución que diese el congreso na-
cional, resem'ándoise empero el idereehio de aceptar o deshe.
eliar ipor su parte la que éste presentara.
El gobierno de Las lleras dictó (enero de 1825) el
Formulario a que debíian arreglarse los jueces de paz de la
campaña, para extender lals diligencias, en uso de su ju-
risdicción:— estableció (12 de euiero) los límitea de la Guar-
dia de Lujan, comprendidos eniíre el arroyoi llamado de
Balta la Ballena con sus nacientes hasta la laguna del Du-
razno; y por la parte de la Villa de Lujan, siguiendo por
ios mo^jones de Robred'o y Rodríguez y terrenos áe Noriega,
basta encontrarse con los de San Andrés de Giles; exteaidién.
dose por la parte de Areco y la del sur, hasta los puntos que
reconocía entonces por límites naturalos: — dictó (19 de ene-
ro, adicionado el 26 de julio) un Rer/lamento, con el fin de
regularizar las operaciones de la comisión de inmigración,
nombrada por decreto de 13 de abril de 1824, y con el fin
de fijar las bases de los contratos y las condiciones con que
debían ser auxiliadas, así como las ventajas a que habían
de tener derecho los colonos, que fueran conducidos con el
objeto de establecerse en esta provincia.
Las operaciones de la expresada comisión eran: 1.* Pror
porcionar empleos o trabiajos a los extranjeros que vinieram
al país sin destino, o que se hallasen en él sin colocación.
2." Hacer venir de Europa labradores y artesanos de toda
©lase. 3." Introducir agricultores por contrates de arrenda-
miento cotti los propietaric-(s y .artistas del ¡país. Y 4." hacer
conocer a las clases industriallesi de Europa las ventajas que
promete este país para los inmigrantes y ofrecerles los ser.
vicios de la comisión a su llegada a Buenos Aires.
En celebridad de la instalación del congreiso general
constátuyente que t,uvo kigar el 16 de diciembre de 1824,
siendo el primer ■acontecimiento importante que señalaba el
período tan deseado de la reorganizaeión nacional y sobre to-
do por el triunfo decisivo de los ejércitos de la indepen-
dencia habían reportado^ en la camipaña del Perú, el 9 de di-
ciembre de 1824, en la jornada de Ayacucho, decretó (7 de
febrero) un solemne Tedeum ■en la. iglesia catedral con
asistencia de todas las corporaciones civiles, militare® y ecle-
siásticas; declarando días de fiestas cívicas el 13, 14 y 15
del mismo' mes y dejando a todos los ciudadanos en li-
bertad de demostrar, en esos días, sus sentimientos patrió-
ticos sin más límites que los que establece la dignidad de
lin pueblo civilizado.
68 ANTOÍriO yiNNV
Comisionó (25 de febrero) al canónigo jubilado don
Bai'^lomé Muñoz para la recopilación de todas las leyes y
resoluciones generales que se hubiesen expedidc, desde el 25
de mayo de 1810 basta la época en que se estableció eil
Registro Oficial, siendo la misma que otro publicó como su-
ya, con omisión de todas las del ano de 1810, parte de las de
1819. toidio el (año 1820 y parte del 1821, ñor disposición de
Rosas, en cuya época se llevó a cabo dicha publicación,
cofntinu'3ld)a hg.sta 1840: — ^aipirobó (27 de abril) la tra^a, qrae
el ingeniero de provincia propuso del plano topográfico de
la parte exterior de la ciudad: — declaró (29 de abril), sin
efietcto, la reisoluieión del 6 de febrero de 1822, sobre el te-
rritorio del partido de la Matanza, quedando restablecido
bajo la? mism.os límites que lanlties tenía): — decretó (13 de
jiunio) un moniutmento sepiií^iciral en honoT" del general Do-
minono Frenicb: — promuloró (12 de julio), la ley de lai pro-
vincia aceptando la fundamental aceptada por ^el congreso
en 23 óe lemero v afutoriizandr» 'al gobieimo p'aíria desempeñar
ol P. E. nacional: — decretó (28 de jiiliio) la erección die nm
monumento al doctor Antonio Sáieniz, por iios distinguidoi^s
sieirvieáois rendidos la :sIuj platria /en la época de lia emialneipación
nolítiiC'a y por el eielo infaitigable quie desiplegó eonstantemien-
te como rector 'de la uinliversid'ad de Buenos Aires, así .ootao
por seír uno de los siamait arios deil acta de lia inidepemden'cial
de las Provincias' ünidais del Río Ide la Plata.
Dispuso (16 de septiembre) qule ein todotsi los piuebFois
de icamp.añ'a se regeirvasen dos soi^-ares con frente a la ipliiba
principal destinados a la construcción de edificios públicos
de escJiílela, cíalsa áe justicia y templo, diisposición que se
sisruió observamido bastia lel dial: — promulgó (23 de sieptiem-
bre) la ley autorizando al gobierno pairai procedler en el te-
rritorio de la pro^nncia a la ejecución del tratado celebrado
el 2 de febtrero, entre el igob'ieirno de lias Provincias' UnidpB
ddl Río de la Plata y el de S. M. B. ; e igiiaiLraentie (12 de
octubre) la ley sobre la libertad de cultos en el tlerráitorio
de la provinciia.
Para leO esitablecimiento de la línea die frontera, nombró
(31 de octubire) ulna oomisiónj icompuestiai idel 'coronel de 'co-
aiaoerois don Juian Lavalle, del ingeniero dora Felipe Senillosia
y del haciendado coronel don Juan Manuel Rosas, (no bajo
la dirección de éste, como dice Angielis, Síino bajo la del pri-
mero) con el objeto de que saliesen a hacer los reconoci-
mientos más prolijos de los puntos por donde h]a!bía de co-
laSTORIA DE LOS OOBEBNADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 69
rner la íláne/a ée frorutera, laipoyada en lo:s Fluiertes Federa-
ción (hiOy Junín), Círaíz de Ghierna o 25 de Mayo, Laguna
Blanca y de la fortaleza Protectoina Argentina, len Bahía
(Blanca.
EiSta eoímisión empiezo siu^ trabajos el 10 de diciiembre
(de 1825 y regresó a Buieaias Aires el 25 de enero del siguien-
te -año.
El plamo presentado por la comisión fué a,prob)ado por
•el gobierno de la presidencia de Rivadavia, el 27 de septiem-
bre de 1826.
El igobernadoír Las Heras icomo encairgado del podeí
ejecutivo nacioniall desde el 23 de enero de 1825, dictó va-
rias idisposioioneis que formiain üia baste de la organización na-
cional, tal cual sie siguiera después por su siucesor Rivada-
via. Y si éste, a jusito título merece recordarse con vene-
iiiación por haber sido el iiniciador de la mayor partie de las
instituciones que el país Oístent'a, seii'ía una inj.usticia no re-
cordar con igual venenaición y respeto al doctor Manuel Jo-
sé Grarcía, ministro en la aidministraeión Rodríg^iez prime-
ro, y ministro y compañero en lia de Las Henas, hasta que
éate dejó de gobernar, por los progresos y mejoras que in-
trodujiera; y al proclamar a don Bernardino Rivadlaivia
presidente de la república de las ProvinciaiS Unidas idel Río
de la Plata el gobernaidor Las Heras, etuiciairgado del P. E.
nacional, deciliaró que el expresado piresidente encontraría
vencidas las primeras dificiultades, y p'reparados los ele-
mjentos para la ongauiziaouón y defensia del territorio, debido
a la eficaz cooperación que habían prestado los gobiernos
de las provincias y demás autoriidades de la república; que
el piresidente lencontraríia siempre las (mismias diisiposieiiomeai
en todas las provincias de la República, y que la de Buenos
Airea sería, sin duda, la primera en dar ejemplos de obedien-
cia y de urna consagraeión generosa a la canoiSia naciioniail.
Finalmente, lai gobeirnadior Las Heras y a sus minisitros
García y Cruz, ¡cupo el honor de celebrar el pirimer tratado
que Tinía a la América con la Esipaña; en la época de suj
mando tuvo lugar la primera reunión naicioinal; bajo su
manido empezó la primera guierra que iba a decidir de la
exisitencia nacional, en que estaban comprometidos üps inte-
reses y el honor de la República. Cada\ uno de estos hechos
basita por sí solo a dignificar a un gobieirno.
Eli igabierno de Las Herais y con él, el de la provinic'ia,
ciesó el 7 de marzo de 1826, a consieeuencia de una ley del
70 ATTTOmo 2IXNT
congreso, qoie declairó la candad de Buenos Akes 'Ciaípital
del estado, la ciual, con el territorio conipremidido entre el
puerto de 3as -Conc-hais j el de la Ensenada, y entone el Río
de la Plata y el de las Concbas basta el ipiuente ide MárqiuieiZ,
y idesde éste tinando nrua. línea paralela al Río de la Plata
baa'a dar con el de Santiago, -quedó bajo la inmediata y ex-
olaisíiva dirección idie la leg'iislajtuira nacionall y del presidente
de la repúbüiica. Y mientriais del resto del territorao se or-
igaaiiziaba por ley (especial la nueva provincdia ide Buenos Ai-
res, ésta también quedó bajo la dirección de lai3 autoridades.
El genea'al Las Heras (a los foicbo días de cesar en el
ejercicio de sus funciones (15 de miairzo de 1826), orieyó de
su deber publicar, como publiicó, una breve exposáición, paira
dar la sus conciudadanos satisfaicciión soloimne de los graves
motivos que le impulsaron a la mortificante deitlerminigleión
de separarse de la yjrovincia de su nacimiento-. Y después
de las muicbas dificultades .con qiue tuvo quie •kicbar para sos-
tener las instituciones d-e la provinaia, por cuya consteirvialción
y l|a de los -deirecbos de sus conipiatriotas reclamó poír todos
los medios legales, sin que fuese «¡tendido y sí olvidados sus
esfuerzos, se veía obligado la retiranse a la República de
Chile, don-de terminó sus días el 6 de febreroi de 1868 a la
ediad de 86 años,
1826 — Don Bemardino Uivadavia, desde el 7 de ni/arzo
1826 en que cesaíron las autoridades provinciales, quedando
üia provincia de Buenos Aires bajo la jurisdicción del pre-
sidente de la rep'iíblieía-,, hasta el 7 de julio de 1827 que le
sucedió el doctor Vicente Iiópez en la misma cailiegoría de
presidente de la república intenin-o.
El 7 de marzo de 1826, el presidente Rivadavia deicüiaró
cegante en el ejefneicio de sus funciones al gobieirno -de Bue-
nos Aires y todas las corporaeiomeisi, tribunales y jefes de las
oficinas, etc., fueron pues-tos a disposición de los ministerioa
a que correspondían.
Encomendada la demarcación de lia capital la, la ooimi-
si'ón topográfioa, ©on arreglo a la ley de 4 de marzo, el p^rie-
sidente Rivadavia ordenó (16 de marzo) que el territorio
de la nueva provinciía fuese diviidjidio en dosi depairtamentos,
uno lal siur y otro al norte.
Por ley del congreso promiulgada el 21 de abril, se de-
claró que la nueva provincia sieiría representada en aquel ouei>
po por 10 -de los representantes nomb-rados por la provin-
cia de Buenas Aires, y los 8 restiarnte» habían de representar
HISTOSIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PBOVINCIAS ARGENTINAS 7 1
lia 'Capital y sai territorio: — ^^oa'denó (26 de abril) lel esta-
bleciimiento de lesouelas de niñas, eu todos los pueblos de la
camipaña, bajo el mianio sistema qiov que se iregían las de ni-
ños en la oapital. Alientiraa esto tenía lugaa-, se ordenó el de
las mismas en San Nicolás de los Arroyots, Chiasoomús y San
José de Flores: — dispuso (8 de mayo) el esíablecimieaito de
un nuevo mercado de frutos de consumo interior en la plaza
de las Artes, a.ctual mercado del Plata: — Promulgó (12 de ju-
nio) la ley mandando erigir en la plaza de la Victoria, un
monumento que, subrogando ail que la la sazón existía, perpe-
tuase la memoria del glorioso día 25 de mayo de 1810 y la
de los ciudadanos beneméritos, que, por haber preparado, de-
bían considerarse autores de la revolución que dio principio
a la libertad e independencia de las Provincias Unidas dell Río
de la Plata. Dicho monumento había de oonsistir en una mag-
nífica fueate de bronce, que representase constantemeulte a la
posteridad el manantial de prosperidades y de glorias que
nos abrió el denodado patrotismo de aquelllos ciudadanos ilus-
tres. En su base se había de grabar la inscripción siguiente:
''La República Argentina, a los autores de la revolución en
el memorable 25 de mayo de 1810".
En lugar de la comisión topográfica que existía, hasta
la fecha, en la capital, ordenó (26 de junio) un departamen-
to de topografía y estadística, nombrando primer jefe de él
al doctor don Vicente López, primer ingeniero, a don Felipe
Senililosa, segundo, a don Avelino Díaz, y secretario a don
Agustín Ibáñez: — regló (27 de junio) la ejecución de la ley
del congreso de 18 de mayo sobre tierras ^en enfitéusás, orga-
nizando el jurado establecido por dicha ley y (28 de junio)
la tasación de tierras concedidas ya en enfitéusis, 'ein la pro-
vincia de Buenos Aires y estableciendo (30 de junio) el Gran
Libro de propiedad pública, a cargo del escribano mayor de
la presidencia nacional: — ^ordenó (26 de septiembre) la for-
mación de un pueblo en la Chacarita de los Colegiales, con
la denominación de Chorroarín
En el gobierno del general Las Henas fué nombrada co-
mo queda dicho, la comisión compuesta del coronel de cora-
ceros, don Juan Lavalle, del ingeniero don Felipe Senillosa y
del hacendado coronel don Juan Manuel Rosas, bajo la di-
rección del primero y no de éste que se la apropió para el
establecindento de la nueva línea de frontera, cuyo plano
fué (27 de septiembre) (aprobado por el presidente Rivada-
viaj en su consecuencia, ésitie ordenó el establecimiento de 3
72 A>'TOXIO ZIX>"T
fuertes principales : el 1° en la laguna de Curalaiquen, el 2.°
en ia cíe la Lruz ae üueria y el '6.-' en la del potrero.
Dispuso (23 de diciembre) el establecimiento de una es-
cuela de niñas en la Villa de Lujan y otra en San Antonio
de Jüreco, bajo la ciepenaencia üe ia íSocieüad de iseuencencia :
— -ordenó (3 de enero de 1827) la continuación de la obra del
canal de ¡San Fernando basta su terminación, nombrándose
adminiscrador de aiclia obra a don Jiariano Díaz ; — decretó
{4: de enero) se diese más extensión al cementerio del JSor-
te y jardín de a^iunatación en la plazuela de ia Recoleta : —
prohibió úb de íebreroj el internarse en el territorio de los
indios, sin permiso del gobierno, bajo penas según &l caso :
dio (l-l de marzoj nueva íorma a la adminisiración de la ca-
ja ae aiiorros, acoraanao el premio a ios que dejaron en eiia
sus depósitos por tres años y nombrándose los patrones, di-
rectores y secretario contador de ella: — mandó (2tí de marzo)
se llevase por el departamentto topogrático y estadístico, un
depósito histórico y reglamentario de los pueblos del territo-
rio de la repúbdica, en un libro separado que había de regis-
trar. — 1.", todos los datos auténticos que se conservasen so-
lare el origen de los pueblos existentes en el territorio de la
Repiiblica ; 2.°, todas las actas de erección de los pueblos que
se estableciesen en adelaoite, y 3.° todas las disposiciones ge-
nerales y especiales que se hubiesen expedido, o que se expi-
diesen en adelante, sobre ia traza y distribución de tierras en
todos y cada uno de los pueblos.
Promulgó la ley del congreso (19 de marzo) acordando a
los vencedores de Ituzaingó un escudo de honor llevando gra-
bad^ en su circunier encía ia inscripción siguiente : — La Re-
pública a los vencedores en Ituzaingó. En la parte interior —
20 de febrero de 1827, — y en el centro algunos trofeos milita-
res: para el general en jefe, brigadier don Carlos de Alvear
y demás oficiales generales, de oro {el del primero orlado cor
una ijaima y un laurel J ; los jefes y oficiales, de plata, y des-
de la ciase de sargentos abajo, de la'ión. Y el presidente, en
reconocimiento del aprecio y gratitud debido a aquellos ven-
cedores, acordó a todos los indi^•iduos del ejército de opera-
ciones en el territorio del Brasil, que se hallaron en la bata-
lla de Ituzaingó, el uso de un distintivo de un cordón de ho-
nor pendiente del hombro izquierdo y enlazado en el ojal
de la casaca del costado derecho, con Irs distinciones si-
guientes :
El general en jefe, de oro, encadenado con borlas y cabe-
tes del mismo metal.
HTSTOP.IA D3 LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 73
Los generales, el mismo cordón y cabetes sin borlas.
Los .jefes, cordón de plata, con borfas y cabetes del mis-
mo míe tal.
La oficialidad, el mismo cordón y cabetes sin borlas.
Los sargentos y cabos, cordón de seda blanco, y la tropa
cordón de lana celeste.
Además, a todos los individuos de tropa se les había de
abonar un año del tiempo de su empeño.
El coronel Federico Brandzen y el comandante Manuel
Besares, que murieron gloriosamente en el campo de batalla,
pasarán siempre revista de presente.
Por un decreto de 9 de mavo, el presidente Rivadavia or-
denó el estabkcimien>to de calles de circunvalación y de sali-
da ; la primera con el ancho de 30 varas, que había, de ser la
calle del Cailao desde la Plata (hay Eivadavia) hasta él ba-
jo de la Recoleta, y la prolongación da la de Entre Ríos,
desde la mi«ma calle de la Plata hasta el camino que conduce
al Paseo Chico. De la calle de la Plata al norte se mandó
abrir 4 calles de 30 varas de ancho cada una, que, desde la
calle de la circunvalación, condujesen a los distintos puntos
de la campaña: la 1.^ en direieció'n de la calle de Corrientes,
la 2.* en la de Córdoba, la S."" 'cn la de Santa Fe y la 4.^ en
la que quedaba a 13 cuadras de distancia de la de la Plata,
que, no teniendo aún nombre, se denominó calle del Juncal.
De la oaUíe de la Plata al Sur, y partiendo de la misma) calle
de circunvalación, se mandó abrir otras 5 calles con lel mismo
objeí;o y extensión que las expresadas en el párrafo anterior,
a saber: la 1.^ en dirección de la calle de Belgrano, la 2.'' eni
la de la Lidependencia, la d.^ en la de San Juan, la 4.^ en la
de Patagones y la 5.^ en la que quedaba a 19 cuadras de dis-
'^ancia de la de la Plata, la cual, no teniendo nombre, se le
llamó calle de Ituzaingó.
Convencido de que sus servicios no podían ser de utili-
dad alguna, según lo declarara, el presidente Rivadavia, re-
signó el mando el 27 de juni'o y, aceptada su dimisión, con
la resolución de que continuase hasta la elección de muievo
presidente, ésta tuvo lugar el 5 de julio, recayendo en la per-
sona del doctor Vicente López, por la calidad de provisorio,
hasta la reunión de una convención nacional, con cuya insta-
lación, oficialmente conocida, había de quedar disuelto el
congreso.
Promulgada la ley nombrando presidente provisorio, el
señor Rivadavia puso en posesión del cargo el 7 de julio al
electo doctor López.
74 AXTOTCIO ZIXNT
Rivadavia entró con decisión en la nueva carrera que le
marcaba el vo^to púMico, y si no le fué dado supera-r las difi-
cultades inmensas que se presientaron a cada paso, cúpo/le
la satisfacción de haber llenado su deber con dignáldád. Cer-
cado, fein cesar, de obstáculos y de contjradiccioneis de todo gé-
nero, dio a la patria días de gloria, que ésta recuerda con o<r-
gnllo, sosteniendo, sobre todo, hasta el último punto, la honra
y dignidad de la nación y de la provincia. No ge hizo en-
tonces justicia a la nobl'eza y sinceridad de sus sentimientos;
se la hizo la posteridad; se la hace la historia.
Don Bernardino Rivadavia murió en el Brasil el 2 de
septiembre de 1845.
1827. r— Doctor Vicente López, presidente de la repú-
blica, interino, con mando sobre la ex provincia de Buenos
Aires eliminada como tal y considerada como capital desde
el 7 idel marzo" de 1826.
Bl doctor López ejerció eil peder ijit^rinalmente desde el
7 de julio hasta el 12 de agosto, que le sucedió el coronel Bo-
rrego, como gobernador y capitán general de la provincia y
encargado del P. E. nacional.
El presidente López, apenas entró en ^el ejercicio de siii(s
funciones, hizo algunos cambios en el personal de la admi-
nistración ; 'entre otros, el de jefe de policía en la persona de
don Juan del Pino, en substátución del coronel Hipólito Vi-
déla ; relevó del mando' del ejército de loperaeiones sobre el te-
rritorio del Brasil al general Alvear, substituyéndole con el
general Joian Antonio Laivalleja, y ¡encargando del mando del
expresado ejército interinamente hasta el arribo del nombrado,
al jefe de estado mayor, general José María Paz.
Noimlbró (14 de julio) loomandante general de las mili-
cias de caballería, existentes en el territcirdo de la provincia
de Buenos Aires, al coronel de milicias don Juan Manuel
Rosas. El noimbramientio de iCSte persionaje en aquellas circuns-
tancias, probó vser muy impolítico, puesto que, desde ese mo-
mento), los destinos de la proa'itocia, y aiun de la república,
quedaran en sus manos.
La caída de Rivadavia tenía un siígnificado polítioo tmuy
pronunciado y los hombre® de luces y de experiencia no su.
pieron ponería a la altura de la sdtuiacióin, ihiabiendo contri-
buido todos, tirios y troyanos, al nuevo orden de cosas, que
trajo en pos de sí, como una consecaiencia lógica e inevitable,
la cadena de males que el país desgraciadamente experimen-
tara. ' ,
HISTORIA DE LOS GOBEBXADOBES DE LAS PROVINCIAS AEaEíTTINAS 75
El 1.° de agoáto se reinstaló la legislatura celebrando la
junta de representantes su primera sesión y el día 12 tuvo
iug'ar la elección de gobernador, resniltando cor 31 votes el co-
ronel Borrego, quien fué puesto en posesión del cargo, por
el presidente Lópe& al día siguiente.
1827. — Coronel Manuel Do^rego, electo por la juntia
de representantes, el 12 de agofsto, y recibido dei cargo ai día
siguiente. ";' ,. -.,^,^'.]/^:^
Durante el gobierno de Borrego fueron sucesivamente sus
minisiítpos secretarios de estado los señores don Manuel ^lore.
no, don Juan R. Balearce, don José Rondeau, don Tomás
Guido, don José María Rojas y don Vicente López.
El 18 de agosto, día en que el congreso celebró su última
sesión., iresolvió éste recomendar a la legislatura de Buenos
Aires y a su gobierno, mientras pudiera obtenerse una delibe-
ración de lais demás provincial*, la dirección de Ja guerra y
áe las relaciones exteriores; la saijisfiaeeión y pago de la gue
rra, crédito y obligaciones' etc., la entrega por el presidente
del congreso de su archivo, por inventario, ai de la junta de
la provincia, quedando disuelto el copigresoí y gobierno
na<?ionales.
Una de las primeras disposiciones gubernativas de Bo-
rrego fué la de encargar al coronel don Juan Manuel Rosas
la celebración de la paz con los indios y autorizándole a ir
preparando lo necesario a la extensión de las fronteras del
sur y fomento del puerto de Bahía Blanca, etc., etc.
Todas las provincias, inclusa la oriental, delegaron en el
gobierno de Buenos Aires Las facultades relativas a la direc-
ción de la guerra y al entretenimiento de las relaciones ex-
teriores hasta la reunión de la convención, y contribuyeron al
sostén de la guerra con el Brasil remitiendo contingentes y
aun recursos, al>gunas, cosa que no p*udo conseguir el gobier
no de la presidencia (^ la república, a no ser la promesa y
muy pocos hechos. Jja que más eontiribuyera fué la de Men-
doza, que es la que más simpatía tenía por la persona de Borre-
go. Bicha provincia relmitió el 25 de octubre en la troipa de don
Ignacio Albino Gutiérrez, dos cajones ,de fusiles, veinte ba-
Tril&s de pólvora de cañó*R y ochenta cuñ«ites de fusil.
La provincia Oriental, por medio de un colegio electoral,
dictó una ley garantizando, en la parte que proporcionalmente
76 AXTOXIO ZINXT
le correspondía, con todas las rentas j propiedades públicas,
el pago de capital e intereses de los seis millones en fondos
públicos, creaacs por la de Buenas Aires, en 17 cié septiembre
de 1827, con el objeto de concurrir a los gastos de la guerra
con el ianperio del Brasil; y aun eligi,ó diputados a la con-
vención nacionaJ. en las ,p€rsonas del doctor José Ugartecilie
y don Alejandro Chucarro.
Las demás provincias reconocieron, por medio de sus le.
giskturas respectivas, la deuda contraída .por el gobierno de
Buenos Aii^es, afianzando sus terrenos y demás bienes de pro-
piedad pública.
En la administración del coironel Dorrego se proyectó el
establecimiento de una línea de .telégrafos, bajo los auspicios
del gobierno, desde Buenos Aires hasta la boca del ¡Salado,
pasando por la Ensenada de Barragán y la Punta del Indio.
Tamibién surgió, durante la misma administración, una
porción de periodiquines, fendientes a anarquizar la provin-
. cía, colocando al gobierno en el caso de reglamentar la li.
bertad de imprenta, por medio de una ley, que es la que ha re-
gido y siguió rigiendo hasta la actualidad.
Dnrante esta administración se celebró la Conveiición
preliimymr de la paz entre el gobierno de las P'rovincias Unidas
del Río de la Plata y el emperador del Brasil, en Río de Ja-
neiro a 27 de agosto, ra.tificado en Buenos Aires a 29 de sep.
tiembre de 1828, y circulada inmediatamente por el gober-
nador Borrego a todas las pro^ánoias, las cuales recibieron la
noticia con muestras de alegría.
Hecha la paz con el Brasil, se dio la Oirden de que el ejér-
cito se retirase, liquidándoseles y ajoistándoseies de remate has-
ta fin del año 1828. Ya habían llegado algunas divisiones
cuando a los dos o tres día^ de su arribo, estalló, el 1." de
diciembre del citado año, una revolución encabezada por el
general don Juan Lavalle.
Las tropas tomaron posesión de la ciudad, menos la
Fortaleza, estacionando una parte en ia .plaza de la Victoria
y la otra en el Retiro, como cuerpo de preserva.
El gobernador Dorrego salió dd. Fuerte por la mañana
muy temprano del mismo día, 1.° ,de diciembre, dejando en-
cargado del mando al miniáiro de gobierno, general (iuido, y
tomando la dirección de la campaña con ánimo de reunir gen-
te y sostener su autoridad legal. Pero no se le dio tiempo;
pues, el general Lavalle ^alió a la caimpaña el día 6 por la tar.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PB0\T:NCIAS ARGENTINAS 77
de, a la cabeza de una fuerza como de 600 hombres, acompaña-
do del brigadier general Martín Rodríguez y de los coroneles
Rauch y La Madrid, con dirección a la Guardia del Monte,
donde se creía liaUarse Dorrego • iCon parte de isus fuerzas.
El 9 de diciembre tuvo lugar tuna batalla al oiestie de la Lagu-
na de Navarro, donde fueron derrotadas las fuerzas de Do-
rrego y de Rosas. Este emprendió la fuga hasta Santa Fe,
y aquél tuvo la desgracia die caer prisionero, y eil sábado 23
de diciembre, ooimo la lais 3 dte la tarde fué pasado por las
armas al frente de las fuerzíais, por orden del igeneinal LavaBie,
a corta distancia del 'pueiblo de Navarro.
Después que algunos individuos (Rosas en/ta-c ellos) lo-
gnaron engañair ly isorp^rieindeír' lel coriaizón de Dorrego, caisii
todcis los hombres de bien que antes lo habíaai ayudado y aieon-
sejado, se le retirairo>n die Siu lado. Per somas bien intenciona-
das le aconsejaron tratase de conjurar la reaicición qiuie se veía
venir sobre siu administración'. La ley die imiprenttai ide 8 de
imayo !le hizo perdeír en lia opinión públáica. D'orrego iconfesó
a un áinigo y pariente no haber sido obra siuyia ese proyecto
de ley y que a ninguinia de cuantas medidas se le hahíw obli-
gado, cedió con más repug[na.ncia. Se le aconsejó promoviesie
la coirreeeión de la ley de elecciones para poiderse poner de
un modo legal en el centro de todos los paírtidoisi. Do-rrego hizo
ver los pcliigros que había que correr si no hacía gnaiduailmentle
la resoLución de sacudir de su siuboirdinación a ciertas in-
fluencias individuales (Rosas), por apoyarse tan sólo en los
princiipios y el valimiento idie las raiaisais. Los malos conseje-
a-os y falsas aomigos de Dorrego fueron la causa p'rinieli,pal y,
quizá, la única de su mala administración.
Pueyrredón y Rivadavia en viamo intentairom qoiererse ¡po-
¡ner en el ci8nt,r'o ide todos los partidos, é\ primero con la po-
lítica de ocupar a todos los hombires ¿ndisítiintamente, y el se-
gundo por la ley del olvido. No era éste el aneddo natural y
legal die verificarlo, ni el de poner a las miaisas en posesión
'del derecho más saigffado que les corresponde. Eíyos se reser-
varon mezquinamente toda la funesta influencia que, hasta
el día 'de hoy, ejerce el poder ejecutivo en la forana ción del
legislativo; y he ahí la causa principal de vers-e edificiada so-
bre cimientos de aireña, tanto la esitiabilidad de los gobiermoisi,
coano la de los principios.
La derrota del coronel Dorrego en la acción de la Lagii-
na de Navarro, el 9 do diciembre, era inevitiable, sá se tenía
en ctuenta la fuerza a que aquél tenía que hacer frente, anan-
78 AXTOXIO ZIXXY
dada por jefes y oficiales esperimentaidos y de nombradÍ3(,
tales camo el general M.artín Rodrígiiiez, los entonces corone-
les La Madrid, Pederuera, Rojas, Anaeleto Medina, Bogado,
Juan Apóstol Martínez, A. Vega, Olavarría, Rauch, Olazá-
bal; los entonces comandantes Olmos, Quesada, Balbastro; los
entonces m^ayores ]\íéndez, Smith, Correa, Ella, Mnñiz, Cal-
íaerón, los entonces capitanea Saavedit:., Estrada, Paredes,
Cossio, Córdoba, Xúñez, Gómez, ]\Iéndez, Patricio Maciel (el
genio de ¡a guerra, según Lavalle), etc.
El mismo día que la Gaceta publicada el célebre parte
del general Lavalle anunciando al gobierno delegado el lúgu-
bre suceso de Navarro, don Luis Dorrego hacía en el referido
diario, la invitación siguiente :
"El abajo firmado, hermano del finado don Manuel Bo-
rrego, síuplica «a sUiS amigos se dignen asistir el vicirnes 19 del
coiTiente a la iglesia de San Francisco, de ocho y media a
Erdeve de la m.añana, aeompañándolo a honraír lia memoria de
su dicho hermamo y a TOfgar a Dios por el descanso de su al-
ma, en los funerales que le consagra a su efecto ; slrvi?ndo
este .aviso de bastante inviíiación a todos, pues a ninguno lo
hace en particular.
"Buenos Aires, diciembre 16 de 1828,
"Luis Dorrego."
Los restes del coronel Don'ego fueron exhumados, el 1-i
de diciembre de 1829, en presencia de la comisióm enviada
por el gobierno al pueblo die San I^orenzo de Navarro, y com-
puesta del camarista doctor Mig-uel de Villegias, acompañado
del juez de paz sustituto) don Pedro Trejo, del cura don Juan
José Castañer, de don Indalecio Palma y don Manuel López,
del cirujano doctor Cosme Argerich y del escribano mayor
de gobierno don José Ramón de Ba&avilbaso. Se enconitró
el cadáver entero, a excepción de 'la cabeza, que estaba sepa-
rada del cuerpo en parte, y dividida en ^-tirios pedamos, tíon
un golpe de fusiil, al parecer el bdo izquierdo del pecho. Las
ropas exteriores consistían en una sabanilla de algodón color
oscuro, corbata de seda ne^'a, una chaqueta de lanilla escio-
cesa, ptantalón de paño azul, botas inertes y un ipañuelo de
seda amarillo, con qué se le cubnierooi los ojos para ser fusi-
lado. El 21 de diciembre salió de^. Fuerte, a las cinco de
la tarde, el carro conduciendo la urna, el cual iba arrastrado
por ciudadanos y seguido de medio pueblo de Buenos Aires,
que llenaba un lespacio com.o de 20 cuadras, y la oíra mitad
HfSTOBIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVIXCIAS ARGENTINAS 79
ocupaba las azotaas, balcones y ventanas. Todas las tropas
de línea y milicia cívica marchaban también enlutadas al son
de músic'ais fúnebres, haáta el cemeaiiterio, donde el goberna-
dor Ros'as pironunció la sentida y oportuna alooución sti-
gaiiiente :
"Dorrego! víctimia, ilustre de lais disensiones 'civiles: des-
cansa en paz. . . La "patrliía, el honor y la religión hata, sido sa-
tisifechas hoy, tribiitamdo loíg últiinios honoa'esi al primer ma'-
gisirado de la República, sentenciado lal morir' en ell silenjeio
áe 'lias leyes. Da: manchai más neigra en lal historia de los ar-
gentinos ha isido ya lavada con las lágrimas de un jvueblo ju,si-
to, ¡aigradecidio y sens^ible. Vuesítra tumba:, irodeaida en este
momento de los R. R. de ki provincia, de lal magi.stnatiiira,
de los venerables sacerdotes, de los guerreros de la Indepen-
den-eia y de vuestros .compatriotas ddlieintes, forma el monu-
mento glorioso qiue el gobierno de B,Uienois Aires osi ha eon-
salgrado ante el mundo civilizado... raionmnento qu'e adver-
tirá baste, 'las últimias generaciones que el pmeiblo porteño no
ha siido cómplice en vuestro iní ortumio . . . Allá, lante el Eter-
oío Arbitro del miundo, donde la jusiticia domina, vuestras ac-
ciones han sido ya .iuzgadas; lo serán también las de vuestros
.•jefes; y la inoeencia'' y el crimen no se rara 'confundidos...
¡Desoa'nsa en paz e/nitre les justos...! ^j^idiiós' — ^Adiós para
siempre ' '.
Las tropa.9 regresaron a sus coiairteles a laisi nueve de lai
noche.
1828 — General Tomás GvAdo, ministro deljegado de Do-
riego, e^. 1 ° de uic'embre, oujndo tuvo lu'g-ar ama revolución
encabezada por el ejército que regresó de la Baaiida Oriient)al
al mando del generall Lavalle.
Al salir Dorrego por la puerta del socorro de la Fortale-
za, a las cuatro y media de la mañana del 1° de diciembre de-
jó emicargiado del mando al general Guido. E^ste asoció ai su
teolega J. R. Balcarce en el gobierno delegado. Después de
ailgunaa confereneias entre el general Enrique Martínez, por
parte del gobiei^nio delegado, y el general que encabezó la re-
volución, se convino que aiquél entregaría el Fuerte luego que
fuese elegido uin gobierno provis'orio. En su consecuencia, se
reunió una asamblea de ciud'adianos en el tem^plo de San Fran-
cisco, (San Roque), presidida por el doctor Juliáui Segundo
de Agüero', la ciual nombró al generaíi Laivalle, gobernador in-
terino de la piroviincia. Habiéndose hecho saber esta resolu-
ción al gobierno delegado, desocupó el Fuerte el regimiento
8o AXTOXIO ZIXXT
del coronel ]\L3n'i'ano B. Kolón, los ministros y jefes que se
hallaban adentro.
Este gobierno dd'egado sóLo diiTÓ algunas lioras.
A las leineo de la tarde se- recibió en la Fortaleza una nota
del general Lfavalle la-eoanpañando el acta de la asamblea popu-
lar reunida en San Eoque y fiíimada por su presidente don
Julián Segundo de Agüero. Se propuso que los que estuTie-
Een pior quie el generai La.valle fuese gobernador interino le-
vantasen lel sombrero en la mamo derecha y el pu-^blo todo
lo levantó en el a<5to (aclamándolo : se propoiso ''gual sigüo por
el general Alveafr primero y por el doctor Y. ]»Spi9z en s-^gui-
da, y no se notó que ciudadano alguno lo hiciera : por consi-
^iente fué electo unánimemente el .general Lavalle per t!al
gobernador provisorio de Buenos Aires.
Keuuidos los coroneles que existían en la Fortaleza, los
ministros de Dorrego les pusieron de manifiesto aquel docu-
mento y consultaron su opinión. La de aquellos jefes fué pro-
nunciada por el reconocimiento del nuevo gobierno provisorio,
y acto continuo se pasó al general Lavalle una nota manifes-
tando que, hallándose impuestos del acta de la asamblea de
San Eoque, celebrada el día 1.° y 'acompañada en copia lega-
lizada por el expresado general, por la que reáultaba electo
el mismo jefe gobernador provisorio' de la provincia; y que
sin embargo de que la autoridad conferida al señor Lavalle no
eímanaba de la representación reconocida como legal por núes,
tras institucionales provinciales, los ministros Guido y B^al-
carce, deseando remover todo conflicto para el pueblo, reco-
nocían y mandaban reconocer en la Fortaleza al referido ge-
neral Lavalle por gobernador provisorio de la provincia, que.
dando aquélla a las órdenes del inspector general deside ese
momento'.
El brigadier general T. (Tuido falleció en Buenos Aires
el 14 de septiembre de 1866, a la edad de 88 años.
1828. — General Juan Lavalle, electo populainmente go-
bernador interino el 1.° de dic^mbre, en consecuencia de una
revolución, que estalló en la madrugada del mismo día, enca-
bezada por el mismo general, la cual produjo no sólo el de-
rrocamiento del .gobernador Dorrego, sino también el fusila,
miento de éste a corta distancia del pueblo de Navarro, el día
- 13 de diciembre, después de una acción en que, como era de
esperarse, dado el número y condiciones de los coonbatientes
de una y otra parte, fué completamente den'otado él y su jefe
Rosas, quieu lo abandonó emprendiendo la fuga a Santa Fe.
laSTOEIA DE LOS GOBERNADORES BE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 8 1
Habiendo) huido' 'el coronell Dori-eg'o del FueTte, por la
puerta del socorro, como a las cuatro y media de la mañana,
con dirección a la campaña' para totmar las medidas condu-
centes al restablecimiento' de su autoridad, ei general Lavalle,
dejandc; de deieg'ado al general Brown, salió en su persecu-
ción el día 6, y sorprendiendo a Dorrego y Rosas, el 9, consi-
guió derrotarlois com;^letamente, (antes que tuviesen tiempo de
aumentar su fuerza, eomo ellos lo pretendían.
Esta primera campaña del general Lavalle, en la, gue-
rra civil, no pudoi ser más breve ; cual otra Judioi César (quien,
en 3 días, batió y destronó al rey de Ponto, Farnaces, escri-
biiendo al Senado romano estas célebres palabras: veni, vidi,
vinci; así aquél también, en 3 días, batió y venció a Doirrego,
pero el parte que pasara ai gobierno delegado fué bien dife-
rente. Basta saber que el ooronel DoTrego fué fusilado al
frente del ejército vencedor poír orden del general Lavalle.
Dorrego fué capturado por el teniente coronel de Húsares don
Bernardino Escribano', en las inmediaciones de Areeoí, y, por
orden del gobiernoi delegado, condacido ^al cuartel general del
general Lavalle, donde dos horas devspués fné 'anunciado el fin
que le 'cupiera en los término® siíguientes:
Navarro, Diciembre 13 de 1828.
''Señor Ministro:
"Participo al gobierno delegado que el coronel don Ma-
nuel Dorrego acaba de ser fusilado, por mi orden, al frente
de los regimientos que componen 'CSta divísrón.
"La historia, señor Ministro, juzgará imparcialmente si
el coronel Dorrego ha debido o no' morir; y si al sacrificarlo
a la tranquilidad de un pueblo' enlutado por él, puedo haber
esitado poseído de otro sentimiento que el del bien público.
"Quiera persuadirse 'el pueblo de B'uenos Aires que la
m.uerte del coronel Dorrego es el sacrificio mayor que puedo
hacer en su C'bsequio'.
"Saludo al señor m'i.niis1:ro, con tod'a atiención.
Jíian Lavalle' \
^'Exmo. señor Ilinistro de gobierno do\ctor don José Miguel
Díaz Vélez.''
Este y los que isiguen fueron los ministros secretarios
del general Lavalle en su orden sucesávo ; los generales Carlos
82 AXTOXIO ZINNY
M. Alvear y José María 'Paz y el doctor Salvador María del
Carril. ■■ -^y 'VÍ-^i'^^i
El general E. López, golí'ernadoír de Santa Fe, pa^ (9
de diciembre) una cirouilar a los de las demás jprovinieias, ha.
ciéndoües ¡saber el movimifintoi del día 1.°, y acompañando
copia iqne, con fecha 2, le .había^ despachado 'el coronel Borre-
go desde Cañuelas. Los de Santa Fe y Córdoba ;ae pusieron
desdé luego en movimiento, aquél para imp'edir ¡el pasO' al ge-
neral Paz y éste para salirle al encuentro, en iciaso buTlase. co'-
mo, en ¡efecto, burló la ,vigilancia de los isantafecjno'S. El de
Entre Ríos contestó que se pondría inmediatamente en ca.
mino con fuerza considerablle. Eli general Qui^roga, invitado
po<r López, «a instigación de Rosas, no quisoí quedar atrás; di'
rigióse, pues, al general Lavalle, titulándole gobernador in-
truso y declarándole lia gu'erra, ¡para vengar la muerte del
coronel Dorrego.
Rosas, -entretanto, no estuvo un sólo momento ocioso,
poniendo en movimiento a todos los caudillos a nombre de la
Ilitulada federación, que tantos raudales de sangre costara, a
la República. El comandante santtaf eeino Echaigüe, con 300
hombres, y acompañado del general RosaiS y de los coroneles
A. Pinedo e Izquierdo, se situó en las inmediaciones del Ro-
sario, interceptando con su fuerza la correspondencia del in-
terior y apoderándose de los correos.
En un encuentro que el coronel Videila tuvo con líos santa-
fecinos en el Arroyo del Tala, éstos fueron derrotados.
1828. — General Guillermo Brawn, delegado de Lavailc;
durante el tiempo que éste permaneció en la campaña, contra
el ex gobernador Dorrego, deisde 'el 6 de diciembre de 1828,
hasta el 4 de mayo de 1829, en que presentó su renuncia, su-
cediéndole provisoriamente 'el ministro doctor Carriíl.
, Habiendo cesado de hecho' la comandancia (general de mi-
licias de campaña que desemtpieñaba don Juan Manuel Rosas,
el gobierno delegado dispuso (19 de diciembre) se hiciese sa-
ber len la orden del ejército y a los jefes de los cuerpos de
milicias de la provincia, a fin de que no diesen cumplimiento
a orden alguna que aquél impartiese.
El generall dom José María Paz, que, al mando de una
división, de acuerdo con el general Lavalle había marahado al
interior, con el objeto de secundar en las provincias la nueva
política iniciada en Buenos Aires, ofició, desde 'el Paso de
Pachi, en Santa Lucía, a 16 de diciembre, dando cuenta al
gobierno delegado haber trasmitido a la división de su inan*
HISTORIA DE LOS GOBERX ADORES DE LAS PROVINCIAS AP.GEXTI" AG 83
do los boletjjies que detallaban 'los sucesos ocurridos, después
de'l cambio que 'tíuvo .lugar el día 1.° de diciembre, aseguran-
do haber sidoi recibido con placer y aún con entusiasmo. El
general Paz terminaba su comunicación "felicitando al go-
bierno y ,a la provincia de Buenos Aires por unas aeoñlieci.
mientois que, al paso que aseguraban sii tranquilidad interior,
prometían el restablecimiento de lesas instituciones de que tan
justamente era idólatra."
E,l general Soler que se hallaba en Córdoba, de tránsito a
Bolivia, en carácter de ministro plenipotenciario cerca del
gobierno de aquella República, recibió orden del gobierno de-
legado de suspender su viaje.
Entre tanto, Kosas, dándose los aires de amigo de Bo-
rrego, con cuya política aparentaba simpatizar como horrori-
zado del modo como éste terminó su existencia, aprovechó las
circunstancias que Le favorecían, para hacerse, desde entonces,
el hombre indispensable. En el sur de la provincia, Rosas con-
taba con los jefes don Manuel Mesa y don Luis Molina, que
reunían gente por su orden, desconociendo la autoridad del
nuevo gobierno y llegando su osadía hasta mandar a los co-
misionados de; éste, los señores Anchorena, Díaz Vélez y Gelly,
se retirasen, a la mayor brevedad, al interior del Salado, bajo
amenazas. Esos jefes tuvieron un choque con un piquete al
mando del mayor Lima, a quien derrotaron obligándole a ca-
pitular. Se estipuló que Lima, con todos los que le acompaña-
ban, tenía el paso libre para retirarse. Poco después, parte de
la división del coronel Isidro Suárez derrotó completamente,
en las Palmitas a Molina y Mesa, cayendo éste prisionero, el
titulado ministro de la guerra don Manuel Céspedes y otros.
En este hecho de armas se distinguieron los coroneles Maria-
no Acha y Mariano García, el teniente coronel Pringles, el
mayor Melián y el ciudadano don Zenón Videla. Mesa, 2."
comandante de la partida de Molina, fué sentenciado y pa-
sado por las armas el 11 de febrero de 1829.
El gobernador Brown suspendió (22 de diciembre de
1828) los efectos de la ley de 30 de abril, hasta la reunión de
la nueva Legislatura, declarando en todo su vigor la de 5
de mayo de 1826, en contraposición de lo dispuesto por el
finado gobernador Dorrego.
Constituyó (22 de enero de 1829) responsables de la tran-
quilidad pública a los comandantes de milicias en campaña,
en sus respectivos distritos.
Dispuso (13 de febrero) que el Fuerte denominado Fe-
¿4 AM0:<10 ZI-NSX
de/ación, tomaría el nombre de Junín, para perpetuar la me-
moria de la acción del 7 de febrero, contra los anarquistas
de don Manuel Mesa, que tuvo lugar en la dirección de aquel
Fuerte, ganada por la división al mando del coronel don Isi-
dro Suárez, quien tuvo una parte tan decisiva en la jornada
de Junín, que preparó la entera libertad del Perú, en el
año 1824.
El triunfo alcanzado por el coronel Suárez en las Pal-
mitas, el 7 de febrero de 1629 tenia una doble importancia;
pues no sólo se derrotaba a un enemigo que, con las armas
en la mano combatía contra ia autoriuad., sino también aes-
truia ia reunión ae müiviuuos, capitaneados por Moiina, los
cuales, asociaaos a los ináios barbaros, clesoiaDan la campaña
con roüús, muertes y violencias de todo genero : con las armas
en la mano atacó y tomo el i" uerte de la liaguna Blanca, ro-
bando cuanto allí ñabia, perteneciente al iiistaüo. El coronel
Suárez consiguió apoderarse de esos malliecñores, los que, re-
mitidos a la capital, iueron, 3 de ellos, ■ejecutados en la pla-
za de Marte (Ketiro) y los demás destinados a la, Isla de
Martín García.
Avisado el gobierno, (24 de febrero), de la existencia de
una conspiración, mandó prender a los siguientes : ciudada-
nos, don Tomas Anchorena, don Juan José Ancüorena, don
Victorio García Zúñiga, don Epitacio del Campo, don Manuel
Hermenegildo Aguirre Lajarrota, don Francisco Agustín y
don Clemente ^VrlgilL, doctor Manuel Vicente de Maza, don
José Bares y don José Chavarría; militares: generales Juan
Eamón Balcarce y Enrique Martínez, coronel Tomás de Iriarte
y teniente coronel Juan José Martínez Fontes.
Otras personas fueron igualmente presas: las relaciones
y el carácter que algunos de esos presos revestían catisó una
extraordinaria sensación en Buenos Aires.
Sentenciados a destierro, unos lo fueron con destino a
Montevideo, otros a la Colonia del Sacramento y los demás
a Bahía Blanca. Los de este último punto, confinados en él,
desde el 15 de marzo, fueron puestos en libertad, en setiem-
bre (1829) por el comandante de Bahía Blanca, don Narciso
del Valle, en cumplimiento de orden del ministro de la gue-
rra, regresando a Buenos Aires, en el bergantín nacional
Río Bamba, los expresados Maza, Martínez Fontes, García Zú-
ñiga, los dos Wright, Bares y Chavarría.
Los señores don Tomás y don Juan José Anchorena lie-
IlISTOBIA DE LOS GOBERXADOEES DE LAS PEOVIXCIAS AEGEIÍTINAS 85
garon a fiues de abril conducidos en el bergantín de guerra
General Eondeau, procedente de Patagones, y acompañados
del comandante de aquel establecimiento don Ramón Ro-
dríguez.
¡ Derogó (27 de febrero) el decreto de 8 de agosto de 1828,
expedido por Dorrego, que permitió traficar por el puerto de
Benavídez, cuando ei gobierno no estaba autorizado para la
habilitación de puerto alguno, cuya resolución debía emanar
del cuerpo legisiaiivo de la provincia: y decretó (12 de mar-
zo) la íormacion de un batallón de voluntarios con la deno-
minación de Bataüón del Comercio Extranjero, al mando de
don Ramón Larrea, con objeto de guardar el orden y tran-
quilidad pública. Ese nombre fué después variado, dándosele
ei de Batallón de los Amigos del Orden.
Con la salida a campaña del general José María Paz, jefe
del ejército de la capital y encargado provisoriamente del
ministerio de la guerra, desde el 2 de enero, el gobierno dele-
gado nombró (14 de marzo) comandante general de armas de
toda la provincia al brigadier general Martín Rodríguez.
El general Paz hizo su despedida pública del pueblo de
Buenos Aires el 16 de marzo, (1829), día en que partió para
el ejército.
Con el fin de aumentar la fuerza de línea, para guardar
el cordón de la frontera de la provincia, el gobierno delegado
decretó (18 de marzo) se levantase un cuerpo de caballería
de línea con el título de Granaderos de la Guardia, al mando
del mayor don Juan Esteban Rodríguez.
Ordenó (14-) se depositase en la Biblioteca Pública, uno
de los escritos autógrafos del doctor Juan Madero, por los im-
portantes servicios que prestó a la patria y por el celo infa-
tigable que había manifestado en la propagación de la vacu-
na de cuyo establecimiento en esta capital fué el primer admi-
nistrador, j
Declaró (24 de marzo) abolidos los regimientos de milicia
activa y pasiva ; encargando al coronel Manuel Rojas de la for-
mación de un cuerpo con la denominación de Cuerpo de la
Guardia Patricia, y dando al regimiento de milicia pasiva el
nombre de Cuerpo de Reserva de la Guardia Patricia, al man-
do del general Benito Martínez.
Poco después de la acción de las Palmitas, en que fué
completamente aniquilada la montonera, acaudillada por don
Luis Molina, y en que se distinguieron los coroneles Mariano
86 ' ANTO>'IO ZINÍÍY
Aclia y Mariano Guerra y en primera línea el coronel Isidro
Suárez, Que mandaba la división, en el rincón de Santa Fe,
la división de las cañoneras y el bergantín goleta Sarandí, ai
mando del capitán Pedro Martínez, sostuvieron un fuego de
mosquetería y artillería contra los santafecinos, con alguna
pérdida de parte a parte. Esto dio lugar a una corresponden-
cia oficial entre el gobernador López y el coronel Leonardo
Rosales, jefe de la escuadra bloqueadora. Aquél observaba a
éste que Buenos Aires no poseía autoridad alguna sobre la
República; que, al contrario, las provincias desaprobaban los
últimos acontecimientos y se preparaban a la venganza; que
el mismo Rosales no pertenecía ni a Buenos Aires, ni a Santa
Fe, sino a la nación; y que, por consecuencia, las órdenes de
aquella provincia isola no pudieron autorizarlo a atacar con su
división una nació'n extranjera, mucho menos una provincia
de la Repúbliba. La respuesta de Rosales fué evasiva, protes-
tando que él no iba para, atacar, sino paira, proteger' etl. comer-
cio de las provincias vecinas, inclusive Santa Fe, y que no
rompería el fuego sdn ser atascado.
Después del contraste del Puentei de Márquez, que (tuvo
lugar '6,1 26 de abril, (cuatro días desípués que la de San Roque
en Córdoba, ganada por el generatl Faz sobre Quiroga,), eai
que el general Lavalle se vio privado de su caballada, astuta-
mente arrebatada por los indicas que se hallaban bajo las ór-
denes de Rosas, aquéil repasó dicho Puente y se situó 'en los
Tapiales de Altolaguirre; Rosas se retiró al Pino, estancia de
Pinero, y López a la Villa de Lujan.
El general Lavalle cometió una larga serie de impruden-
cias,- desde el 1.° de diciembre de 1828, que fué la primera, y
el fusilamiento de Dorrego, la segunda.
La tercera fué su excesiva confianza en presentarse casi
solo en el campamento de su mortal enemigo, quien mositró
más habilidad en atenderle hasta conseguir hacer la paz, co-
mo se hizo, el 24 de junio lestipulándose que los dos jefeisi con-
tendientes depondrían el mando de sus tropas respectivas en
la persona del general Viamonte, 'en cailidad de gobernador
provisorio ; que el pueblo procedería a la eleicción de sus re-
presentantes ; que, reunida y abierta la nueva Legislatura, se
procedería al nombramiento del gobernador propietario ; que
habría olvido completo de todo lo pasado y que ambois jefes
apoyarían con su fuerza y su influjo a la autoridad que
se creasie.
Finalmen'te, el general Brown, oomfesando con ingenui-
dad su insuficiencia para dirigir la marcha de la administra-
HISTORIA DE LOS GOBEBNADORES Dfí LAS PEOVINCiAS AUGENTINAS 87
ción, en t-an extraordinarias circunstancias, rogó encarecida-
mente se le acepta:se 'la dimisión, que de gubernador delegado
hacía, el 3 de mayo, la que le fué admitidái, reemplazándole em
el mismo cargo, al día siguiente, €l general Martín Kodrígaiez.
1829 — General Juan LavaUe, goberniador proviisorio, des-
de el 4 de mayo, que, en consecuencia de la renuncia del ge-
neral Brown, reasumió el mando de la provilicia, basta el
7 del mismo mes que, con motivo de haber tenida que salir a
campaña, tomó posesión del cargo, como delegado, el briga-
dier general Martín Rodríguez.
El mismo día (4 de mayo) el gobermador LavaUe estable-
ció un consejo de gobierno, compuesto de ios generales Juan
Martín de Pueyrredón, Francisco de la Cruz, Juan José Via-
monte y Tomás Guido; doctores Manuel Antonio Castro, Dro-
go E. Zavaleta, Mamuel B. Gallardo y Doimingo Guzmán, don
Valentín San Martín, Félix Akaga y Bernardo Ocampo, bajo
la presidencia del brigadier Miguel E. Soler,
En la misma fecha Uegó a Buenos Aires el tenietnte co-
ronel Juan Manuel Yupes, en la clase de parlamento, condu-
ciendo una comuniea,ción del gobemador B. López, desde su
cuartel general sobre el Río de Las Coinchas, proponiendo en-
trar en negociacibnes de paz, bajo el carácter de jefe de'I
ejército de la ünióii, icouio él mismo se tiíiuiliaba. El ministi'ío
Díaz Vélez contestó, de orden del gobernador Lavalle, que no
podía, ni quería oir proposiciones de paz, mientras el gober-
nador de Santa Fe pisara con fuerza armada el territorio de
la provincia de Buenos Aires, y que desconocía en López
cualquier carácter inaicional, porque era éste un embarazo pa-
ra escuchar su proposición.
Desagradados eon da marcha del gobierno del general
Lavalle, los señores Bernardino Rivadavia y Julián Segundo
-de Agüero, prefirieron deisertar de su país en tan difíciles
circunstancias, embarcándose, en los primeros días de mayo,
con destino a París.
1829 — Brigadier Mariín Rodríguez, igohemjacUo'r delega-
do por renuncia del general Brown y en ausencia del gober-
nador Lavaílle, nombrado por decreto deil 4 de mayo del mil-
nistro de gobierno y relaciones exteriores, doctor Salvador
María del Carril, desde el 7 de mayo, en que aquél tomó po-
sesión del cargo, hasta el 26 de junio, en que, habiendo ter-
minado la guerra y regresado el gobernador provisorio Lava-
lle, reasumió éste el mando.
En tre las disposiciones dictadas por el gobernador déle-
gado Rodríguez, una fué la de ordenar se cercasen con un fo-
8S ANTONIO ZINNY
SO los cuarteles más poblados de la ciudad. Segúu el pian, la
línea de circmivaiación, que debía encerrar lia ciudad, había
de pasar por la calle de Europa, de una parte, y por la del
Paraguay, de otra ; yendo a jungarse con las calles de Solís y
Monieviaeo repieganclose sobre las de Tacuari, Chile, Lorea
y Potosí (hoy Alsina) al sur; Oerrito y Corrientes al norte.
Las calles de la Keconquista (hoy Defensa), Florida (hoy
Perú), y Plata (hoy Rivadavia) habían de quedar abiertas,
para servir de comunicación con el campo.
Después del combate del 16 de mayo en el puente de Ba-
rracas, toda la ciudad se puso en alaa-ma, declarándose ésta
y sus suburbios en asamblea, a consecuencia de los Siucesos
extraordinarios, que en esos días tenían iugair. Contribuyó a
aumentar el confli'cto uin 'aiientado cometido en la noche del
21 del mismo mes, en nuestras valizas, por las fuerzas naiva-
■ les francesas. Las fiestas mayas quedaron suspendidas, siendo
la primera y única vez que tal cosa sucediera, y no podía ser
de otro modo, desde que toda la provincia era un campo de
batalla y muy principalmente los suburbios de la ciudad, que
estaba rodeada de cantones y en lucha diaria con los mon-
toneros. . ...ji
Con motivo de haberse aproximado al pueblo un grupo
de montoneros por el norte, después del combate del 16 de
mayo en el puente de Barracas, se alarmó la población cerrán-
dose todas las casas particulares, y de inegocio y permanecien-
do así, poco má,s o menos, desde el 20 hasta -el 25 de mayo. El
gobierno, por su parte, declaró, el día 22, en estado de asam-
blea la población de la, ciudad y sus suburbios, ordenando la
ciausura de los tribunales, ti'endas, talleres, el Banco., letc,
etc.; sólo las pulperías y almacenes de abasto podían abrirse
de ocho a diez de la mañana y de cinco a seis de la tarde. Esta
disposición estuvo 'en vigor hasta el 4 de junio, cuando cesa-
ron los motivos que habían impedido al gobierno el dictarla.
El día 5 de junio por la tarde, el gobernador Lavalle, que
había venido a la ciudad, con el objeto de dar sus instruccio-
nes al ministro Carril, regresó a su campamento, en los Ta-
piales, volviendo el 11 con un fuerte destacamento del ejérci-
to y de la fuerza que había saüdo al mando del jefe de Es-
tado mayor, coronel Blas Pico, con una grajn cantidad de ga-
nado. El día 15 volvió a salir al campo enemigo, acompañado
de los señores Félix Aizaga, Mariano Sarratea y Juan A. Gelly.
Las cosas seguían en ese estado de completo desquicio,
hasta que, a las seis de la tarde del 23 de junio, llegó un ofi-
cial con una orden del general Lavalle, previniendo al go-
HISTOKIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PP.0'\1>'CIAS ARGENTINAS »9
bienio delegado se suspendiesem las hostilidades y se retira-
sen las tropavs y los ciudadanos de los acantonamientos; ha-
biendo practicado lo mitemo Rosas, quien hizo retirar la gen'te
de afuera., que se hallaba a las inmediaciones de la ciudad.
Al día siíí'uiente ''2-1 de junio), el general Lavalle comu-
nicaba de oficio, desde su cuartel general en la estaincia de
Miller, felicitando al gobierno delegado y ad pueblo de Bue-
nos Aires por el plau^iblo acontecimiento de haber sido fi'^-
mada la paz, poniendo término a üa desgra'ciada guerra, ci^ál
que había experimentado la provincia.
Esta paz sólo era una treo-ua: mientras uno de los con-
tendientes — el general Lavalle — lera guiado de un senti-
miento de verdadera paz v de orden, el otro — Rosas — obra-
ba con refinada astucia, poniendo' en juesro toda la perspica-
cia .de que era capaz, para llegar a su objeto, aue era prepa-
rar el camino para aT^odr-rarse del gobierno, única aspiración
que a la sazón le ddmina-ba.
Terminada así la guerra, y de regreso a la capital el ge.
neral Lavalle. el gobernadoír delegado cesó el 26 de junio, rea-
sumiendo el mandiO aquél.
1829. — General Juan LavaUe> gobernador provisoiño', des-
de 26 de .iunio-, que rea^sumió el mandoi gubernativo, después
de haber hecho la paz 'con Rosáis, hasta el 26 de agosto, ,que,
en virtud de la convención celebrada entre ambos, fué nom-
brado gobernador provisorio el general Viamont^.
La convención, a oue se hace referencia, fué firmada y
ratificada en las Cañuelas, esitancia de Miller. a 24 de junio,
y los artícnln-«i adicionales a dwha convención, a la margen
derecha del Río de Barracas a 24 de agosto, entre el gober-
nador T^avalle y el comaaidante general de campaña don Juan
Manuel Rosas.
Esa convención celebrada entre lo's dos hambres odmiria-
hles — Lavalle y Rosas — seírún unos, había de producir mu-
chos bienes, y según otros, muchos males. El hecho fué que
Rosas quedó triunfante y que el sreneral Lavalle se colocó, y
crtloíó a isu partido y a todo el país, en una situación muy em-
barazosa. Para obtener un resultado semeiante, más habría va-
lido no haber derrocado a Dorr^sro sncrifi-cíudolo en seguida.
Las primeras dis.nosiciones del gobernador Liavallle, al re«--
snmnr el mando, fweron mandar pouer en libertad a tddos los
presC'S políticos, y practicar elecciones de representlantes.
No teniendo el general Lavalle investidura nacional, man-
dó raconoeier un cónsul general d'el imperio ' del Brasil en las
QO AXTOXIO ZIX^-'S■
Provincias Unidas del Río de ]a Plata, cuando ni gobernadoi
propietario era de la qne mandaba.
' Emlt retanto, ¿cómo conciliar el recono'cnimiento de un cón-
sul en las Provincias Unidas> en presencia de im general en
jefe de las ProvÍ7KÍas federadas o de la Unión, como se titu.
laba el g-obeiTiador de Santa Fe, López? Necesario es convienir
en que se incurría en los mismos ^errores que se censuraban en
lois contrarios, lo que equivaile \z¡ detcir que ese, a la paír de
otros, eran más bien errores de la época.
Por fin, en cumplimiento de lo estipulado en la conven-
ción de junio y artículos adicicnales de 24 de agostio, puso en
posesión del mando de la provincia, dos días después de esta
última fecha, al general Juan José Viamonte.
El ex gobernadttr Lavalle, e*! que probó ser capaz de to-
dos los sacrificios, cuando se trataba de la patria, el que aca-
baba de hacer la paz antes que pasar por el dolor de ver de-
vastar el suelo por sus propios hijos- solicitó, el 15 de septiem"
bre, una licencia de un año para pasar a cualquier punto de
uF -amiar, (a fin de qu!e su ausencia dejase expedito al nuevo
gobierno para edificar lo que habían destruido la sublevación
en masa de los indios hárharos y de l-a midtititd desenfrenada.
Al mismo tiempo que Lavalle salía del país para el exte-
rior, Rosas recibía aumento de poder e importancia eobre el
de comandante general de campaña, que equivalía a goberna-
dor de ésta, con el nombramiento, decretado a su favor, para
la direcoión de la población y distribución de tierras en la
nueva línea de fronteras en el Arroyo^ Azul.
Desde entonces, Rosas quedó dueño absoluto de la sitúa,
ción, costando el transcurso de muchos años y raoidales de
sangre para podársela arrancar.
El general Lavalle no pasó a iiltra>Jiar sino >a Üa Colonia
del Sacramento, desde donde, en octubre de 1830, insurreccio-
nó la provincia de Entre Ríos, de acuerdo con el general Ri-
cardo López Jordán, quien llegó a ser electo gobernador de
aque'lla provincáa ^el 23 de noviembre. Habiendo essfca abortado
por una reacción llevada a cabo el 10 de diciembre por el co-
ronel Pedro Espino y Barrenechea, el general Lavalle se vio
obligado a abandonar el territorio entreTriano regresando a la
Banda Oriental. (Por una rara coincidencia, el deíspués gene,
ral Justo José 'die Urquiza, figui'a1](;i. en. esta enipre?a como se-
cretario de López Jordán, padre, en 1830, y un hijo de éste,
con el mistmo nombre y apellido, figuraba, en 1870, como ge-
neral y amigo del mismo LTi-quiza, cuyo puestoi *de gobernador
usurpó privándosele de la vida). ^
HISTORIA DE LOS GOBEBNADORES DE LAS PBOVIXCIAS ARGEN'Ti:jíA3 9 1
En enero de 1831' el general Lavalle^hizo una nueva ten-
tativa sobre la provincia de Entre Ríos, de acuerdo por se.
grinda vez, con López Jordán, Hereñú, coronel Felipe Rodrí^
guez (a) Felipillo, Crispín Velázquez y oíros, en la cual tam-
poco fué feliz. Vencido López Jordán en la^ márgenes del Cíe,
el 7 de marzo, sin esperar la incorporación ,del general La-
valle que, con los coroneles Aniceto Vega, José Olavarría, Jo.
sé María Vilela. Thompson, Méndez, Martiniano Chilavert,
Anaeleto ^ledina y José j\Iaría Piráxi, había atravesado^ el Uru-
guay con el objeto de ponerse al frente ;de las fuerzas de la
revolución, volvieron todos al Estado Oriental.
En septiembre .de 1839, se lanzó de nuevo, ¡sin eneóntraír
obsitáculos, sobre Entre Ríos, donde, el 22, obtuvo una victo-
ria a la que, por conveniencia política se dio el nombre de
'batalla del Yeruá, sobre él coronel Vicente Zapata» goberna-
dor de aquella provincia. Las fuerzas de- ambos combütient'es
no .pasaban de 1.000 hombres. Parecía lo snás natural hacer
un desembarco en la campaña del sur de Buenos Aires, con
cuyos hacendados se había ya puesto en comunicación; en \ez
de ir a tentar fortuna en Entre Ríos, donde era loxij dudosa
obtejier un éxito definitivo y donde, si había un amigo, había
veinte que no lo eran laún len el corazón de |S!U mismo ejército,
como el coronel Chilavert y otros.
Es verdad que en el Arroyo de don Cristóbal, con uni ejér.
cito como de 4.900 hombres y 4 piezas de artilliería obtuvo, el
10 de abril de 1840, en la misma proivineia un espléndidoi triun-
fo (aunque puesto en duda) y reclamado por el contrario,
compoiesto de 5.300 hombres de las tres armas y una batería
de campaña sobre el enemigo» al mando de los generales Pas-
cual Echagüe, Lavalleja, Ramírez, E. Garzón y Servando Gó-
miez, para que éste a su vez, eclipsara aquella victoria de La.
valle con otra de mayor trascendencia, el 16 de julio siguiente,
en la sangrienta batalla del Sauce Grande.
En esta acción, que dio por resultado la pérdida del ¡pres-
tigio del general Lavalle en aquella provincia, hubo 46 muer-
tos del ejército de éste, 33 prisioneros y 43 pasados.
Los cadáveres de ambos ejércitos quedaron insepultos y
diseminadas en el campo de batalla' hasta que, por decreto de
26 de iebrero de 1841, el general Echagüe, gobernador de la
provincia de Entre Ríos, mandó fuesen trasladados los de las
tropas enemigas al cementerio público del Difamante y los de
los defensores de la pseiido Federación al del Paraná, colocán-
dose en la fachada del norte de éste la inscripción siguiente:
02 AXTOXIO ZIXNY
"Monumento de gratitud que la proviucia de Entre Eíos de.
dioa a los valientes defeni?ores del .bcnor e inidependeneia na-
cional, que sellaron con su sangre en la jomada del Sauce
Grande a 16 de julio de 1840. — Dencansen en paz."
El 18 de mayo del mismo año (1841) se dio cumplimien-
to a esta disposición, con respecto a los últimos, los cuales fue-
ron trasladados con gran ceremonia, asistiendo todas las auto-
ridades y vecinos del Paraná.
Cuando el general Lavalle co-mprendió, aunque ailgo tar-
de, que Buenos Aires era donde su presencia podría y debía
dar el resultado deseado y no Entre Eíos. vadeó, (23 de ju-
lio) el Paraná y, forzando la batería del Rosario, pasó (24)
bajo un sostenido fuego de cañón, que ocasionó algunas pérdi-
das de ambas partes. El 5 de agosto desembaroó con sai ejér-
cito en San Pedro, sin el meoior obstáculo. Después de aoucbi-
llaír en la oañjada de la Paja, una fuerza de Eosas qoie se com-
ponía de unos 2.000 hombres, al mando del coronel Vicente
González (a) Carancho del Monte, con solo la vanguardia del
ejército libertador bajo las órdenes del coronel Vega, el ge-
neral Lavaille conitinuó su marcba, sitiuándose, el 23 de agos-
to, em Merlo. Aquí supo que las fuerzas ds Rosas enan infi-
nitamente superioii'es en niímero a las suyas por lo que se de-
cidió a emprender la oportuna retirada., oomo^ lo efectuó en
los primeros días del mes de septiembre.
San Pedro, que había quedado a caaigo del comandante
Juan Oamelino, fué beroicaanente defendida conjtra la fuerza
del general Juan Pablo López, con solo 200 hombres que aquél
distribuyó en todas las casas de azoteía, mandados por ciuda-
daíEucis. Los acantonamientos estaban respectivamente bajo las
órdenes de don Silvieü^io Morad es, actual (1879) juez de paz de
la Exaltación de la Cruz, ddl eaitonces capitán Juan Miyeres
(Myers) que se había pasado de San Nicolás con 8 o 10 hom-
bres de la fuerza del coronel Juan Antonio Garretón, del ac-
tiuiai vecino del mismo pueblo doctm- Norberto Dá\'ila, etc. De-
rrotados y muertos los individuos que componían un piquete
de tropa eJiemiga., que, al mando de su ciaipitán Rodríguez, tu-
vo la asudacia de tentar su entrada en la plaza, simulaaido una
señal de rendición o ele ipiatsados por medio de un pañuelo blan-
co atado en la punta de su espada, contramar&hó la fuerza
de López. Libre el piuebüjO, el comandante Camelino, aieon-rpa-
ñado del doctor Sialvador ]María del Carril y de los jóvenes
que voluntariamente quisieron segiTÍrle, recounendó sai cuidado
al juez de paz dcni Benito Urraco, abandonándolo el 14 de
S!3,ptiembre (1840).
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PEOVIXCIAS AKGENTINAS 93
En efi&cto, difícil le baibría sido veneier las nmnerosas
fuerzas que de todas paKtes se 'dirigíafli sob^ne Lavalle : PlaiCiheco,
Vicente González, Jiuian Pablo López, Echaigüe* Oirib3, etc.,
todos con fuerzas, más o menos, trataban de inoorporarse
uflias a otras para formiaír un euerpio de ejército resipetaible
'Con que idaír a La^^^iallje un golpe decisivo. »
Cuando lel general Lawalle efectuó siu netiriaida, muchos,
que no quisieroin sieguirle, se p-resentaiTon, cioano pasiaidos, al
coronel Vicente González (a) Carancho del Monte, iquien, no
sabiendo qué hacer oon ellos, consultó a Kosas al respecto, y
éste le contestó que esos hombres se pasaban de buena fe, y
que aún era conveniente considerarlos asi, mientras se viera
que no se volvían- al ejército enemiga, advirtiéndose que Id
gente pobre que por bien, o a la fuerza habría reunido Lava-
lie, se le iban escapando. ''No así — ^agrega Riosas de isiu puño
y letra — que debe hacerse respecto de los i'icos y de los que
se titulaban decentes, porque de esos, ninguno es bueno, en
cuya virtud "deben ser pasados por las armas o díegoU-ados'
" inmediatamente todos los que aparezcan de esa clase de
" salvajes."
So'br© esta retirada del general Lavalle, que si no fuera
justificada, como lo es, dia-das las cárciunstancáas que la moti-
\iairon, vendría a aumentar un leslahón mási a la largia cademia
de errores que sus partidarios han juzgado conveniente ca-
llar, pero de que la bistoTÍa severa le aicusa y a cuyo fallo se
había ya sometido el infortunado geneinal, el doctor Flortemcio
Vareki, cuyo piaitriotiismo jamás fué ipuesto en diuda, le dirigió
la importante carta, que sigiue:
"Señor general don Juan Lavalle.
Montevideo, 4 de ocitubre ide 1840.
' ' Quisierai que volaste esita carta, mi queridoi general : ¡ oja-
lá no Ülegue demasiado tarde!
"Nuestra causa se halla en momentos demasiado CTÍti-
cos. Usted, general, ha contribuido mucho a este estado: UiS-
tied solo debe reparar lo hecho, con decisión, con una eeleriidiad
proporcionada a la urgenciai de las circunstancdag.
"Engañarán a usted los que no le digam abiertamente
que su retirada de Buenos Aires a Santa Fe ha sido un golpe
de muerte paria, la revolución; no hay una persona, una sola,
genei'al, inclusos sus hermanos de usiíed y aún su senstaitisiima
94 AZíToxio ziyyr
señora, que no hayan condenado abiertaiaente ése funestísimo
movimiento; y sus cartas de usted, lejos de satisfiacer a ni5í-
die, le han jierjudieado aún más. Lo pcior es, general, que
la esperanza de usted de que el resultado le justáfique, no ha
de realizarse jama.?. ¡.Qué puede usted bu^iax, ni hallar en
Santa Fe, que justifique el abandono de Buencs Aires?
''Entretíanto generad, Rosas ha tenidb un triunfo seña-
lado con SQ ausenc-ia de usted de la <:apiti2il; los pueblos de
la caiapaña que se habían prenunciado por ed ejército y que
se ven abandonados antes de un mes, han alzado un clamor de
nialdiedón contra usted, y de aimarga desesperación: loa pue-
blos han quedado desiertos, y Rosas tala la moradas de los
que mostraron simpatías por los libertadores.
''No comprendo, general, cómo se justificará usted aho-
ra, ni nunca : — La falta de pastos, cuando Rosas tiene pas-
tos, cuando los tiene Prudencio y todos; la falta de simpatías
cuando €n un mes había usted reunido más de 800 hombres, y
repartido todas las armas que mandamos (1) ; la aproximación
de L.ópez, <?uando hasBaba que ustad se interpusiera entre él y
Rosas; nada de eso, nada, general, puede justificar el abando-
no de un teatro, que usted consideraba, con razón, el teatro
de los recursos, como el foco de la reTolueióu, como el único
donde era preciso operar.
"Si no podía usted mantenerse delante de Rosas ¿no era
preferible, general, marchar al sur, a esa campaña que ahora
un año puso en pie 3.000 combatientes 7 El buque que manda-
mos al Salado, nos trajo las mejores noticias de allí, ¿cómo
vacilar entre el Sur y Santa Fe ? ¿ Cómo decidirse por esta úl-
tima?
"Veo, general, que usted se irritará por estas reconven-
ciones; que tal vez se burlará de ellas, porque no soy militlar,
sino doctor, palabra de escarnio en los campamentos ; pero,
general, eso no hará que yo deje de cumplir el deber de ha-
blar a usted la verdad, ni variará la realidad de las cosas. Ese
ha sido, general, el defecto capital de usted, no pedir consejo.
(1) I>¡ce El Orden, de Buenos Aires, del que temamos ese beüo
documento histórico : "Cuando en la efusión de la amistad, Varíla hah.a-
ba de los errores que dieron por resultado la pérdida del ejército rberfañor,
^e lamentaba siempre de cue consideraciones de lealtad sellaron sus labios,
para explicar los hechos 5- hacer por lo menos, la defensa de la Comis%o>i
Argentina, que desde Montevideo impulsaba la revolución contra la tira-
nía ; Comisión de que él era el alm.a y en cuyo nombre escribía la calurosa
carta que otros, y no él, han arrancado del sigilo inviolable en que la guar-
dó toda su vida. Ese documento y muchos otros justificarían ante el poís
que aquellos hombres que consagraron todos sus esfuerzos al derrocaxr'ion-
to de la tiranía y sobre quienes pesaba una responsabilidad que aceptaban,
sin reserva, a pesar do que no era exclUBivamente suya.
HISTOBIA DE LOS GOBEENADOEKS DE LAS PEOTIXCIAS AEGEN^TINAS 95
ni oirlo de nadie, decidir por sí solo ; y por desgracia no siem-
pre decildb Tusted lo mejor. Usted es miliiitiaa"^ bTiten militar, ex-
celente militar, bajo muchísimos respectos, pero uo bajo todos;
y sobre todo, general, no es usted tan político como militar (1).
Por desgracia la guerra actual es más política, más de revo-
lución que militar y de estrategia. La última evacuación de
Buenos Aires no es ciertamente operación miltar; su impor-
tancia política es inmensa, domina todo.
"Basta, general, de reproches, hijos de mi amor a mi pa-
trt'iai, 'd!e mi leiadtlaid para con uslted, mi amigo; vamos a los ob-
jetos gravísimos que nos cercan.
"B|aaidín, coano ¡usted sabe, fué reemipla.aaid'o por el vi.cew
almirante Mackau, que llegó hace ahora 10 días. Mackau pasa
entre sus compatriotas, especialmente entre los militares, por
más diplomático que marino; ignoro si con razón. Dos días
después de su llegada, bajó a tierra y se conservó en ella, has-
ta ayer. En todos esos días se ha ocupado en oir los informes
de Dupotet, del señor Martigny, del gobierno, de los argenti-
nos, de infinidad de personas, pero, hasta anteanoche, no había
pronunciado una sola palabra, no había dejado traslucir a
ria/die, ni aun a M*r. Martigny, una soonbra siiquáiera de sus in-
tenciones, o designios en la cuestión. La gran duda — impe-
netrable como grande — era si -emprendería de pronto las ope-
raciones militares o propondría simultáneamente un arreglo
piaicífiíco. Eíst'a 'posición •re'C/ibió aryíer una varliíaciión. A medio-
día llegó un buque inglés de Buenos Aires, con proposiciones,
o al menos con incitaciones para tratar hechas al señor Mac-
kau'. Las recibáó la las 3 de la tarde, y no hubló palabra de
ellas en todo ese día, ni en toda esa noche.
"Nosotros, enitiretanit.o, hi^bíigmos Jéfado ^odoe los pfisos
imaginables, desde que el almirante vino a tierra, para que
dijera lo que podíamos escribir a usted y para que nOs pro-
porcionase un buque que acompañase al nuestro hasta ésa. Le
habíamos hecho saber por una nota nuestra al señor Martigny
las últimas demandas de usted. Ni una palabra teníamos de
respuesta. Desesperado de esto, me fui solo a verlo yo mism.o,
antes de ayer, y, en una larga conferencia, le pinté, con la
fuerza que pude, la situación de ese ejército, abandonado de
la escuadra, sus necesidades, los compromisos de la Francia;
le pedí que — puesto que aún no había resuelto nada, y
(1) La copia dPl Constitucional de Montovirleo del 4 de octubre de
1856, agrega aquí: "Y Rosas es bastante bien en ambas cosas. Esa es una
agregación hecha, sin duda, ror el mismo Rosas. Es una infame mentira".
(Redacción del Orden), ya citada.
g6 AXTOXio zix:nt
no podía por lo tanto combinarse operación de g-uerra — man-
dase al menos reoeupar el Paraná por una flotilla, y nos die-
ra prontamente un buque, para comunicarnos con usted y re-
mitirle algunos artículos de urgente necesidad. El hombre ma-
nifestó un interés vivísimo — que no me pareció afectado —
por nuestra causa, me protestó sus simDatías por ella, me pro-
metió ha/eer «iiarito su deber le permitiera y darme respuest-a
sobre mi petición del buque.
"Al día sisruiente — anteaver — recibió las pror)osicio-
nes. y esa noclie. desryués de Iwhrrlas hído. me mandó avisp.r
por medio del lealísimo Mr. Martigny, que tendríamos el bu-
que pedido.
"Este es, general, el primer acto, el primero de todo'^.
en que ha ma.nifestado alguna intención el almirante Mackau
respecto de nosotros, pues, aunque, desde su llegada, está ha-
ciendo aprestos militares, nada había manifest-ado respecto al
ejército libertador.
"Nadie conoce, hasta este momento, ni aun Mr. Martigny..
el tenor de las proposiciones recibidas ni su sentido ; el almi-
rante, ayer por la mañana, escribió una nota oficial al señor
Martismy, diciéndole casi literalmente: "Habiendo recibido
nuevamente comunicación de proposiciones para un arreglo
con el gobierno de Buenos Aires, que, creo de mi deher no re-
chazar, y que pueden dar entrada a una negociación máx o
menos próxima, doy a usted este aA^iso,, para que lo comunique
al gobierno de Montevideo." Al mismo tiempo encargó que
nos avisaran el hecho a nosotros.
"Muchos de nue<5tros amio-os han creado que la fra=e sub-
ravad'a, que es tal3iducción literal, importa uua indictación de
que el almirante cree admisible las rironosiciones de Rn^í^s.
Yo no he podido minaGrlo aisí; sano únicamente que cree no
poder rehusar a tomarlas en consideración, a entrar en una
negociación que se le propone.
"Hoy tengo ya algunos motivos de creer más y más esto
mismo, y de persuadirme a que el nropio almirante cree in-
verificable un arreglo. Sé, de un modo que creo cierto, que las
pronosiciones ni son de Rosas ni contienen cosa alsruna de-
terminada; sino que son únicamente ofertas de ]\ront°video,
invitíando a una negociación, y asegurando que tendrá buen
éxito. Por el mismo conducto, se me asegura que la dificnlípd
insuperable, para negociar, vendrá precisamente de que Ro-
sas no consentirá en las exigencias relativas a ese ejército. Aun-
que tengo esto por cierto, no puedo responder de que no rae
KISTOKIA BE LOS GOBEKNADOKES DE LAS PROVIKCIAS AKGEXTINaS Q?
engaño y deseo que usted no lo tome como base fija de su
conducto. Los hechos son: que, después de las proposiciones,
se nos ha concedido el buque, y que los aprestos militares no
se suspenden hasta este miomento. Nosoti'oisi piensaimos dar al-
gún paso en protección de nuestros derechos e intereses : aún
no sé a cuál nos decidiremos.
"Debo agregarle que, cuando el almirante llegó, mani-
festó que la presencia de usted sobre Buenos Aires le hacía
gran impresión: habló muchas veces de lo ventajoso de esa
posición; pero dos días después recibimos la noticia de la re-
tirada qoie ííjaiusó un vuelco eompléto en sus ideas; prime-
ro, por la universal desaprobación que oía, y segundo, porque
Dupotet tuvo ahí un hecho gra^ásimo con que apoyar los in-
formes que contra usted había dado.
"Otra cosa, mucho más grave, ha tenido también, y con
razón, una pésima influencia. Usted había escrito el 21 al se-
ñor Martigny pidiéndole la (cooperación armada del almiran.
te Baudín: el 4 despachó usted a .su hermano, con ese solo ob-
jeto; y el 7, tres días después, abandona usted la pirovincia, y
.se va a Santa Fe, ^in aguardar respuesta a una misión tan
grave, eomo la que traía Pepe. Convenga usted, general, sin
irriitarse, en que esa conducta es inconcebible en un jefe co:-
mo usted, y que eú 'Ciapaz de desalientaff" ¡a s^M mejores amigos.
Por supuesto que éste es uno de los reproches que sie nos ha-
ce, y a que no es fácil que respondamos satisfactoriamente,
porque también es inútil responder cosas vacías de sentido y
de verdad.
"Pero toído osto, general, tiene remedio, si usted quiere
Te-mediarlo; y, para quererlo, es necesario que usted cambis
iU'tichas de sus ideas.
'^JLio primero, que se persuada usted a que necesita coiu
sejO" que lo tome ¡siempre de sus jefes militares y iciudadanoi,
notables de ese ejército. Usted ha dicho maichas veces: "lu
responsabilidad es mía sola, no quiei^o guiarme sino por mi/''
error es este que puede perder la revolución. La responsa-
.Jiiidad es de todos, general, y, aun cuando tuera ae ua-
ted solo, si la revolución se perdiera por no seguilr uisted buen
camino, todos perderíamos, como usted, y cargaríamos todos
con las nualdáciones de la p/altria ; porquie^ todos — al memos
los que piensan como yo : — se dejarán cortar el .pescuezo, an-
tes que echar a usted, públicamente' la culpa de nada, míen,
tras la lucha existe, y es menester que todos combatan, y que
todos S'ufrasmos. Aconséjese, general, y siga los consejos; vas-
98 AXTOXIO ZINNY
ted "coinoce poco ese país, y se forma ideas exageradas del po-
dler de Rosas y diel modo de combatirle.
"Lo segundo, cuando usted haya adoptadoi una idea, un
plan, ejecútelo y no lo deje ail día siguiente por otro, ni por
accidentes. Todos- pero principalmente los marinos franceses,
que han tratado a usted de cerca, le acusan de no tener la
menor consistencia en sus ideas: de adoptar hoy un plan y
olvidarlo mañana. Yo solo veo que estío es cierto en muchos
casos. Después de ansiar pieses enteres por pasar a Buenos
Aires, lo hizo usted como con abandono de Corrientes, y al ca-
bo de un mes apenas, le abandona usted' por Santa Fe. Llega
usted a Lujan: determina usted una operación que su carta de
usted llama decisiva, y la suspende usted porque llega noticia
de que venía Bandín. Manda usted a Pepe a proponer com.
binaciones militares de inmensa importancia, y 3 días despiiés
fíbaudona usted la posición que le hacía formidable, y que de-
bía servir de base a las propuestas operaciones. Manda usted
hombres al sur (1), pide un buque con aromas en el Salado,
y se va usted sin saber de ;aquellos hombres, sin comuoiicar con
ese buque que allí estuvo perdiendo tiempoi y dinero. Conven-
ga usted en que esta inconsecuencia debe ,dar fumestos resul-
tados ; nada peor que empezar ^o que no ha de llevarse a cabo.
Des.pués de eso, los que haai de coo|perar con usted ir^celjaai de
esa misma inconsecuencia.
"Bor último, general; el remedio que yo veo la todo, es
que usted inmediatamente, con una celeridad de aquellas que
sorprende y desconcierta, de las que tienen los militares, reasu.
ma la posición que perdió, marche hasta encima de Buenos
Aires, tenga en jiaque a Rosas, apoye al sur, le subleve y no
se aleje del teatro en que se puede combatir.
"Yo no dudo, por supuesto^ de jque en el momentio mis-
mo en que el almirante vea que no puede arniíbar a nada, co-
imo lo vea:'á pronto, ha ;de combinarse con usted para emplear
su fuerza: entonces será una inmensa ventaja que esté usted
cerca y pronto para entenderse y para o'brar.
(1) Los desgraciados coroneles Vicente Valdez y Villalba, fueron de-
rrotados el 30 de septiembre, cerca de la Cabeza del Buey, por La Pampa.
De los 180 hombres de que se componía la fuerza que aquellos llevaban,
quedaron muertos más de 80, incluyendo los jefes y oficiales, y 74 prisio-
neros, mucha caballada y una gran cantidad de correspondencia del ge-
neral La valle, que cayó en poder del comandante José María Plaza (san-
tiagueño). Este, luego que supo que Valdez se hallaba entre los prisione-
ros, se acercó al grupo de ésos y preguntó: "¿Cuál de ustedes es Valdez?",
a lo que éste contestó: "Yo soy el desgraciado Valdez". Inmediatamente
fué mandado decapitar por Plaza, de su propia orden. Este acto mereció
la aprobación de Rosas. (Dato comunicado a nosotros por el mismo Plaza,
yue ya no existe). (Nota del auior).
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOKES DE LAS PROVINCIAS AEQEXTIXAS 99
"En fin, ens recursos de usted, chicos o grandes, ha de
hallarlos en Buenos Aires ¿y laq-uí ; y de ningún modo en San-
ta Fe, ni en Córdoba, sepulcro de nuestros ejércitos y donde
el nombre porteño es detestado.
"He eonciuído, general; sé que antes de llegar usted aquí,
se habrá arnebataido diez veces contra mí y nualtratiado mi nom-
bre con insultos; lo mismo es: no por eso dejaré de querer isu
gloria, ni de hablarle de la ¡verdad» en nombre de la patria.
Sé que no me contestará usted nada: no importa: eso no ha
de librar a usted de mis cartas ; yo cumplo un deber hablán-
dole a usted así; usted faltará a uno de los suyos irritándose
o burlándose de mí.
"Excuso decirle sino que los íntimos y poquísimos ami-
gos que usted conoce, tendrán noticia de esta carta. ,En pú-
blico, sus operaciones de usted, su carácterj su persona, no
tienen defensor más celoso que yo.
"He visto varias veces a su señora, está afligida, pero se
pondrá contenta el día en que sepa que está usted sobre Bue.
nos Aires, y qu-e abandona el errado sistema (otro consejo)
de no abarrar gente por fuerza .para que luego la agarre
Eosas.
"Adiós, general, etc.
''Florencio Várela."
La carta que antecede consigna cuanto podría ideeárse taia-
to sobre el personaje a quien va dirigida como sobre el suce-
so que la motivara.
El 6 de septiembre- el general Lavalle levantjó su campa-
mento de las inmediaciones de Morón y continuó su marcha
sobre el general Juan Pablo López, gobernador de Santa Fe,
y, venciendo los obstáculos que ee le presentaran, se situó a
dos leguas de aquella ciudad. Esta, después de una reñida lu.
cha de una y otra parte, fué tomada el 25 de septiembre por
el general Tomás Iriaite, cayendo prisionero el general Gar-
zón, que mandaba la guarnición de 700 infantes que la cuísto-
diaban, con todos sus jefes y oficiales y 300 soldados.
La satisfacción, que «sta fácil victoria ocasionara al ge-
neral Lavalle, fué de corta duración; pues- al mismo tiempo
que recibía comunicaciones del general La Madrid participán-
dole la noticia de/1 pronuniciia.miento de la provincia de Córdo"
ba, en favor de la causa de la libertad, recibía otra fatal para
el ejército libertadoír, cual era la de haber sido celebrada ,una
convención de paz entre el gobierno de Buenos Aires y el íjJ.-
lOO AITTDMO ZINXT
mirante Maekau, con <:-.iiya cooperación contaba para el buen
éxito de la revolución.
La estrella del general Lavalle, tan brillante duirante ¡sus
campañas en la guerra de la independencia, dejó de acompa-
ñarle en la guerra civil, y a pesar de los contrastes que, con
dcanasáada frecuencia, iban sucediéndose, no por esO' se des.
animaba- sino que seguía siempre impertérrito' en su gigantes-
ca empresa, hasta vencer o morir en la demanda.
En el Quebracho Herrado o Quebrachito, jurisdicción de
Córdoba, el 28 de novietobre (1840), tuvo lugar una batalla,
en que el ejército libertador fué completamente batido por el
de la federación al mando del general Oribe.
El ejército del general Lavalle se componía de 4.200 hom-
bres, según el estado presentado con toda exactitud por el co-
ronel prisionero don Pedro José Díaz. En esta batalla, el ge.
neral Lavalle perdió 2 coroneles, 2 tenientes coroneles, 2 ma*
yores, 6 capitanes, 3 ayudantes» 5 .tenientes Iros., 4 idem 2dos.,
12 subtejiientes, 26 oficiales sin clase, y como 500 hambres de
tropa, todos los que fueron hechos prisioneros. Además, en el
campo de batalla quedaron como 1.500 hombres, y en poder
del enemigo 4 piezlas de anídllería de a 4, 2 obuses, 22.500 car-
tuchos a bala, 400 fusiles, 1.370 langas» 2 banderas, una im-
prenta, 3.000 caballos, sus cajas de igu-erra, todos los olbjetos
de artillería, parque, vestuarios, provisiones y artículos de
guerra, toda su correspondencia oficial y privada, las familias
con cuanto contenían un «innúmero de carreta^.
Los prisioneros, remitidos a Buenos Aires, fueron coloca^
dos, unos en Santos Lugares, otros en el cuartC'l del Retiro, y
fusilados parcialmente muchos de ellos, para conservar quizá
la moral leaeral, L-omo decía Barreiro, ei delegado de Aríiga--,
en Monte\'ideo.
Los revstoá dispersos del ejército libertador entraron en la
provincia de Córdoba por las fronteras del Tío. En los ¡pri-
meros días de diciembre, Lavalle llegó a Córdoba, sobre cuya
cúud'aidl niai-chaba ya Oribe.
Cuando la baitalla del Quebraoho Herrado, La Madrid se
hallaba a cort^ distancia de donde tuvo lugar la acción, donde
se le reunió LaY|?.,lle, pero al aproximai-se el ejército de Oribe,
se retiraron ambos precipitadamente 'en dirección a Córdoba.
El cuartel general de Oribe se estableció en la "villa de los
Ra^nchos (b leguas de Córdoba), como iguaLmentte los eomi-
sáotnodos argentino y frainieés, geneilal ]\Ua,nsiilila y Zvl. Halay.
Este tuvo una entre\'ista con Lavalle, quien pidió algún tiem-
po para contestar las proposiciones que se le ofrecían. Mansi-
HTSTOKIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGEÍfTIlSrAS lOI
lia. y H'alay (regresajron a Buenas Aires el 26 de diciembre
(1840) sin obtener conté staioión ^guna de Lavalle, a pesar de
haber idlemoradlo ,sfii p'artida má=! díais 'dle los necesarios. Entre-
tanto, el ejéreilto d'e Oribe entró en¡ liai icia.piítail de Córdobaí el
19 del mismo mes, poniéndose desde liieg'o en comunicación
con Aldao y con el gobernador CaiMerón, de San Luis.
Das dos b'a.niderais tomadais en la balfaílla del Quíebraicho He-
rrado llegaron a Buenos Aires 'el 20 de diciembre (1840), co-
mo también la divisa que el general Lavadle llevaba len el siotm-
brero. Um/a de ellia« era aziul y blameai, bedlia dle laínilla ordi-
naria ; la otra azul-celeste y bl'anca, de seda íhia, con un sol
ricamen'be bordado en ciada lado, siendo ila misma que en
]\Iiontevideo se 'conocía cion el nombre de "BiamidCra de Mayo".
I*a idivisa lera ancihia y del mismio teoilotr y m'aiterial que la
última bandera mencionada, y tenía la inscripción —
"Ejercita? de Y.alientes" — ^bordadla de oro, en el centix).
El carruaje del general y otros 4, tomados en la referida
batadJla, llegia.ron la "líe, ciudad! 4 días desipués (24 de dicdeon-
bre), ji" fuerian deposiít'ados en el piatio del Fueilte.
Uin nuevo desastre vino a aumentar el catálogo de las
(Tcsigraieias que ipeatseguían al general Lavalle. En Albiga.sta,
río que divide las pro^áncias de Tucumán y Santiago, por su
límite sur con Illa de CatamArca, tuvo el general LavaUe la
infausta noticia de la sorpresa de la división Vilela y su
coimjpletia dlerrcitia* era San Clai^la ('Siam Chirlos), el 8 de eaiero
de 1841, por el general Ángel Pacheco. En este, como en mu-
chos otros contrastes que tuvo 'el ejército libertador, la per-
fidia y la traiiciión tuvieron la princip^al ipia'rte. Allí donide no
.c!onseguía ventajáis el enemigo, se las proporcionaba la de-
fección o la traición, allanándole el camino para aisiegurár-
selas.
En Machigasta, una columna d© 400 hombres al mando
diel genqr'al Marilami/) Acliia', qu¡6 'desde Tucumán iba buscando
Ln. ineoiTponaieión de Lavalle, fuié, em- la niadrugadiai del 20 de
marzo 1841, envuelta en el ejército de Aldao y completa-
mente degech'a'. Dieside e'^e momenitloi, la 'comiini caca nn oon el
general La Madrid quedó com'pletamente interceptada, pues
la provincia de Oatamarca, intermedia entre La Rioja y Tu-
ciumán, estaba odupada por el enemigo.
Después de cibco meses de permanencia en Fama,tina.,
departamento de La Riojia, rompió sai marcha con el objeto
de oiperar su incorpoii^ción con Ija Madrid en Tuicuraán; lo
que no pudo conseguir, por haber ya éste ocupado la capital
dJe Oatamarca, nu¡evo desacierto que de®baralt!abia todo el
I02 ANTONIO ZIKXT
plan de campaña quie, en tan difíciles circunstanciáis, se ha-
bía trazado el general Lavalle, como ímico' que le quedaba que
practicar.'
Todo le era adverso al pobre general Lavalle. Contando
éste, como eria, ailiituTal, con el apoyo y coopisiración del re-
fractario a la federación de Rosas, jefe supremo de la coali-
ción diel norte, sjeneral Tomás: Birizíuieila, gobernador de La
Rio ja, se encontró oon un estóládo, quien, lejos de obrar, en
ese sí^tido', contribuyó a lia destirulcición del ejéreátoi liberta-
dor, al triunfo del ejército enemigo y consiguiente afianza-
m'iento de la tiranía, a la degollaicdón de mil rio janes y a su
propia ruina. Derrotado éste en Tuscún, provincia de La
Rioja, el 11 de juoiio de 1841, con la pérdida de más de 100
hombres muertos, entre oficialeís y soldados de su escolta y
de M' del genenal LaMsdlie, no habiendo e&eapado más oficial
que el capitán Gregorio Sandoval, fué herido en la acción de
Sañogasta, el 20 del mismo mes y hecho prisionero por Ger-
mán Yilla.fañe. asistente dal general Benavídes, mui-ienido de
resuMas de su herida, según unos, y ultimado por didho asis-
tente, según otros.
Por último la batalla de Faimallá en el Monte Grande,
campos del Río Colorado, en la provincia de Tucumán, a
cuaitro líegniials de la capital, ganiaida por Oribe, el 19 de sap-
tiemibre de 1841, fué el término de la largla cnla.nto desgracia-
da campaña del general Lavalle.
Entre los prisioneros hechos en esta acción se hallaba 'el
coronel Facundo Borda, que fué ejecutado, en el acto, junta-
mente con otros jefes y oficialea Los generales Lavalle y
Juan Esteban Pedernera y don M^arco M. Avellaneda Consi-
guieron salvarse por medio de la fuga. Durante ésta, se isíus-
citó una acalorada disputa entre los fugitivos, hasta que una
parte de ellos encabezados por el traidor, capitán Gregorio
Sandoval, dominando a los demás y matando a dos tenientes
coroneles, un mayor y 16 soldados, hizo prisioneros al doctor
Marca Avellaneda, delegado de La Madrid, en el gobierno
de Tucumnn : al coronel José María Videla; tenientes corone-
les Gabriel Suárez y Lucio Casas ; capitanes Leonardo Son-
sa y José Espejo, etc., y, desde la pos'ta de Alemania dirigió,
el 26 de septiembre, unía nota al general Oribe, ipddiiendo in-
dulto y cfreeiiendo entire!?aT sus prisionerog y íJometerse
juntamente con sus compañeros a las órdenes de Oribe. Esos
desgraciados fueron todos sacrificados inmediatamente en el
modo ordinari'o de la época.
Desde su cuartel general a las inmediaiciones de Monte-
HISTORIA DE LOS GOBERJíADOEES DE LAS PKOVINCIAS ARGEirTTIíASl 03
ros Cpro'V'incia de Tuciimán), a 8 de septiembre de 1841, es
dseir, 11 día antes de su desgraciada derrota en el Moníte
Grande, dirigía aü gobernador de Salta una carta concebida
en los términos siguientes:
'•'Haga usted prender a todos los canallas pertenecien-
te® al primer 'ejército 'libertador, sean o no ciudadanos, que
han fugado cobardemente para esa provincia, y para justi-
ñclaír ¡su vileza ban ido espareiemdo noitieias aterrantes. Esita
es una clase de canalla que Vive ha sido funesta muchas veces
en todo el curso de esta guerra. Trátelos corno a bandidos,
haciéndolos poner en lai cárcel pública, cualquiera que sea
su inmeirecida categoría. Encargue lo mismo al gobernador
die Jujuy, pior si aciatso se le asciurren la usted algunos.
"Muy smyo.
''Juan Lavalle."
El general Lavalle, después de su derrota, tomó la direc-
ción de Salta, siempre perseguido de cerca por el coronel Ja-
cinto Andrada, hasta que llegó a Jujuy, acampando a las
nueve de la noche lai la orilla dle la. icjiaiid'ad. Al momiento llegó
el después coronel Pedro La Casa, ayudante del general, en
busca de vitares, a una pulpería, cuya dueña, al informarse
de la llegada de Lavalle dijo a La Casa que el doctor Bedoya
se había marchado ese día (8 de octubre de 1841) para Boli-
via, dejándole las llaves de su casa, que estaba casi frente por
frente a la pulpería; que dijese al general que, si quería des-
cansar esa noche con alguna comodidad, ponía la casa a su
disposición. Lavalle aiceptó la ho:spit'aliid(ad, que debía p-agar
con la vida, y se trasladó a la habitación con una escolta y
los oficiales que le segían, dejando en los suburbios como 200
hombres, que era toda la fuerza que le quedaba.
Una vez en la casa, fué colocada la escolta en el corra-
lón, acomodándose los demás en las piezas donde pasaron la
noche. A las siete de la mañana del siguiente día 9, venía en-
trando una partida de 9 hombres alzados al mando del tenien-
te coronel Fortunato Blanco, por la calle del Comercio, con
el objeto de prender al doctor Bedoya, ignorando se hubiese
éste marchaidiO' plaira, Bolivia, y viendo un hombre en la veredia
con pantalón celeste, la partida atropello la puerta, en el mo-
mento que la cerraban, y los soldados descargaron tres tiros,
de cuatro armas de fuego, únicas que llevaban.
Bl que cerraba la puerta era el mismo general Lavalle que
ro4 ANTONIO ZINNT
había ocuTrido la la aíaTiiia dald'a poa- el oficial que estiaba afue-
ra en los momentos en que llegaba la partida. Uno de los pro-
yectiles, pasando el tablero de la puerta, fué directamente a
herir al general en la garganta, quedando muerto en el sitio.
La bala había perforado el esófago.
La partida, al sentir 'el movimiento de gente, voces, ruido
de !arma.=i, corusirguiente a nn siueesio sicímejante, se retiró ¡sin
saber lo que había hecho.
La precedente relación es conforme al parte pasado por
el coronel Andrada, con fecha 13 de octubre.
La muerte incidental del general Lavalle se produjo del
modo siguiente:
En el ejército del general Oribe iba arrestado, por cau-
sas leves, un oficial, natural de la eiudad de Juiur. que, al
ñicercarsie' a Ha pro-^iimeiía, se ofreoió -a ¡sialirle ladelaailtie a La-
valle, si se le permitía ir a reunir gente en Jujuy. Concedido el
penniso, salió del ejército con 4 hombres, que llevaban dos ter-
cerola'^ y dos lanza,s.
Al llegar a \a¡? orillas del pueblo, se encontró con otro
oficial de la localidad también, pero que andaba con 5 hom-
bre*?, sin prestar obediencia a ninguna autoridad. Reunidos
p/^iibo"? oficiales, cuyai fuerza total se redneígi a 9 hom.bres, qne
llevaban cuatro carabinas, se pusieron de acuerdo, ol uno, na-
ra ir a prender al jefe político, que ya iba en camino de Hu-
mahu'^ca, y el otro, r>ara prender al doctor Bedoya, quo tam-
bién iba camino de Bolivia, circu.nstancia que ambos ofiniales
iein.orabi?n'. La p'a.nt.'i'df'i que 'dlebíai prender la. Bedioya fué, por
eoní=ifmierite, la que dio muerte al g'i'neral Lavalle.
El comandante Blanco, a que m-ás arriba se hace referen-
cia, con la pretensión de dar a ese desgraciado suceso, ente-
ramente casual, la imnortancia de una frran victoria, que. aun-
quie lo erai, tiio se diebía lai periicia militlaír ni nad^u que se le pa-
rezca, pasó un parte, en el nue no tiene más de verdad qup el
heeho de haber sido nn pardo porteño, de nombre José Bracho,
cuyo tiro hiriera de muerte al general Lavalle.
En atención a este servicio de José Bracho, se le declaró
''benemérito de la piaitria en grado hciroico, dligno diel más dis-
tinguido aprecio de todos los federales, teniente de caballería
de línea, desde la fecha en que fué muerto el general Lavalle
(9 de octubre de 1841), con goce de 300 pesos mensnales, in-
clusive la ayuda de costas y acreedor a una boleta por tres le-
gua'^ cuadradas de terreno, 600 cabezas de ganado vacuno
y 1.000 Ignaros".
HISTORIA DE LOS GOBERN-ADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS I05
Su tercerola fué remitida al encargado del Museo, dán-
dose orden al edecán don Antonino Keyes, para que se entrega-
se al teniente don José Braeho un vestuario completo de ofi-
cial, una medalla de plata y 2.000 pesos moneda corriente.
Al mes justo, — el 9 de noviembre — llegó a Buenos Ai-
res la noticia de ia confirmación de la muerte del general, traí-
da por el mayor Pablo Alemán (hijo del general), la cual fué
celebrada con una salva de 21 cañonazos en el Fuerte y en
cada uno de los buques de la escuadra nacional, repiques en
todas las iglesias de la ciudad, cohetes, bandas de música re-
eorriiendo las leaillles, etmblainderamiienío de toilias las cjasias del
municipio e iluminación por la noche.
Tal demostración significa que la importancia de la per-
sona del general Lavalle era muy grande.
En la contestación que Rosas dio a Oribe, cuando éste le
pasó (23 de octubre de 1841) los partes y demás documentos
relativos a los triunfos que se acababan de obtener en el Mon-
te Grande y Rodeo del Medio y sobre la confirmación de la
muerte del genenall Lavalle, pedía a Oribe le remitiese uma re-
lación nominal de "los que tuvieron la gloria de matar al ge-
neral Lavalle enenvigo de Dios y de los hombres^' para acor-
darles los valiosos premios de honor, a que eran acreedores.
El cura del Beneficio de Tumbaya (Jujuy) don José An-
tonio Duran de Rojas, a pedido del coronel Domingo Arenaos,
sobre si le constaba que el cadáver depositado en la iglesia de
aquella vicepiarroquia era el del general Lav/alle y sobre ouan-
to supiese y hubiese oído decir a ios enemigos, con referencia
al suceso del día 9, a la mañana, en la capital de Jujuj^, pasó
un informe certificando que habiendo llegado los enemigos el
día 10 de octubre a las cuatro de la tarde, en la que, habien-
do llegado a su casa el general Pedernera, le pidió permiso pa-
ra depositar en la iglesia el cuerpo de un compañero; y que
preguntó él (Rojas) cuál era, Lavalle — le dijeron los solda-
'ídos — que orla el muie.iitio. Que irumediaílaimente corrió a la igle-
sia para cerciorarse del caso y lo encontró en la puerta de la
sacristía atravesado sobre un caballo, puesto sobre unos ca-
jones vacíos, que sería sin duda para que no se les cajéese por
el camino; que al instante trataron de sepultarlo metiéndolo
en la iglesia; que estos infelices estuvieron en ésta, como dos
horais, y habiéndoselas laieercaido una pequeña parltidb, salieir'on
precipitadamente en fuga, llevándose siempre el cadáver; que
eso era lo que certificaba en obsequio de la verdad y de la
Io6 ANTONIO ZINNY
justicia "y para gloria del señor Preside7ite Rosas lo firmaba
el día 15 de octubre de 1841".
Con la batalla del Monte Grande, Famaillá o Río Colo-
rado, a la que se siguió otra, el 24 de septiembre en el E-odeo
ddl Medio, en que fué iguahiuente derrotado el general La Ma-
drid quedando triunfante la Federación Unitaria, en toda su
esencia, y con la muerte casual del general Lavalle, se resta-
bíeció la comunicación con las provincias, interrumpida des-
de el principio de aquella desgraciada campaña, desde agoisí-
to de 1840.
El general Oribe, que había salido de Buenos Aires el 30
de septiembre de 1839, con el objeto de emprender la campaña
sobre el generial Jjavalle, lle\lainida sanguiiníarias ins.tru0ciones,
dadas por Rosas, que él cumplió al pie de la letra, quizá con
usura, abandonó las provincias, después de baber obtenido in-
numerables laureles teñidos en raudales de generosa sangre
argentina, para continuar adquirietndo otros nuevos teñidos
del mismo coLot en-ei Anroyo G-iianidle (6 de diciembre de 1842),
basta ir a sentar sus reales frente a la heroica ciudad de Mon-
tevideo por cerca de 9 años.
En el gobierno del general Mitre (en diciembre de 1860)
lois reistois del iganeral Eavalüe fuerion. traisMidlos! a la tiea'/ria
de su nacimiento, donde hoy yacen, en un monumento man-
dado levantar al efecto, inmediato al del desgraciado coronel
Dorrego, fusilado por su orden.
Ib29. — General Juan José Viamonte, nombrado proviso-
rio en la convención celebrada el 24 de agosto, entre el ge-
neral Lavalle y el comiaiuldante igeneiiail de la daimpaña coronel
Juan Manuel Rosas, y puesto en posesión del cargo el 26.
Este empezó a hacerse espectable con su primer triunfo,
obtenido sobre el general Lavalle, y sin ser el gobernador de
la provincia ejercía tal influencia que no se dictaba disposi-
ción alguna que pudiera contrariarle. Lo más original es que
hastia se pi-esicindía del gobernad'or Viaiaonte, en lasuntos que
eran de su exclusiva incumbencia, como se verá en lo que va-
mos a referir. Los comisionados de la provincia de Córdoba,
don José M. Vedoya, don José Joaquín de la Torre y don Mar-
tín García Zúñiga, se dirigieron de oficio al comandante gene-
ral Rosas pidiéndole les señalase día y punto, para presentar
sus credenciales y manifestarle extensamente los deseos de su
gobi6mo' por la más estrecha y loordial amisitad', partii con la
provincia de Buenos Aires, Rosas tuvo el buen sentido de li-
mitarse a acusar recibo y dejar los objetos de la comisión al
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PfiOVlXCIAS ARGENTINAS lO
conocimieuto del gobierno, como "única y sola autoridad que
había de presidir la provincia de Buenos Aires y dar direc-
ción a sus negocios", reiuitiéndoies al mismo tiempo un ejom-
plar de la célebre convención de 24 de junio.
üm embargo, Kosas dio cumpümienio inmediatamente ai
decreto del igobienntOi, prioMbiendO' el uiso de idlivisias o disitáliti-
vos de partido, mandándolo circular en el ejército de la
campaña.
Con el objeto de robustecer la acción de la autoridad, el
gobernador V lamonte, cuyo ministerio quedó compuesto con
ios señores general T. Guido, doctor Manuel J. Garcia y coro-
11-1 Manuel Esiciakda, cleereió el 7 de septieuibre, con arreglo
a la convención de 24 de ag'osto, la formación ae un tíenado
consultivo, compuesto de 24 ciudadanos, entrando el presiden-
te de la Cámara, <ei del Senado eclesiástico, el general más an-
tiguo, -el gobernador del obispado, el prior del consulado, los
generales Cruz, Soler, J. K. Balcarce, M, Irigoyen, los docto-
réis, V. López, J. J. Piaisso, P. Medrano, F. Anana, F. Anciio-
rena, etc., etc.
De acuerdo con la referida convención, el gobernador Via-
monte decretó una nueva línea de frontera en el Arroyo Azul
y campos fronterizos de la pertenencia del Estado, acordando
gilaicias a los que se pobl|airatru en ellas, bajo ciert^aiS obligafcio-
nes que les imponía, encomendando al comandante general
de campaña, Kosas, a quien correspondía, la clasificación da
lOiS i^obiadores, la elección del punto para las poblaciones y
la distribución de tierras.
La comandancia general de campaña, que era un verda-
diero gobiernio siobiie lotro gobierno, erai 'lia encargada de recibir
las solicitudes, registrando los nombres de los pobladores, con
la sola obligación de pasar la correspondiente noticia al de-
partamento de gobierno, a fin de extenderse a los pobladores
el debido título en forma,
Al gobennaJdor Vdamontie oupo el idiecretaa" se tribfutase a
las cenizas del desgraciado gobernador Borrego los honores
que no le fueron dados en los infaustos días de su violenta
muerte, en la esperanza de que, restituida la calma de los ciu-
dadanos, la pompa fúnebre no sería seguida de otros senti-
mientos que los de la religión y del dolor.
El geaienal Viaiiionite, cuyo gobieriiio .había sido ereadlo por
&l iconvemiio del 24 ide agosto, resiignó al miaoidQ el 1." d© di-
ciembre, pero continuó ejerciéndolo hasta el 8, que le sucedió
el coronel Juan Manuel Rosas, electo por la Sala de ReiDresen-
lO'í A>'TOXIO ZINNY
tantes, reunido al solo efecto de proceder al nombramiento da
nuevo gobernador.
1829. — Coronel Juan Manuel Rosas, electo en propiedad
el 6 y puesto en posesión del sargo el 8 de diciembre, con las
facultades extraordinarias que juzgase njecesarias, debiendo
dar cuenta, del uso que de esta especial autorización hubiese
hecho, a la primera Legislatura.
Fueron sus ministros los señores general Guido, doctor
M. J. García, J. M. Eojas, y habiendo renunciado los dos pri-
meros, a consecuencia de los sucesos á& Córdoba, fueron reetni-
plazados por los señores Anchorena y Balcarce.
El período del gobierno de Rosas debía fenecer a los 3
años, con arreglo a la ley de 23 de diciembre de 1823.
Á los pocos días de su elevación al gobierno, la Junta de
Eepresentautes dictó (17, de diciembre) una ley declarando
libelos infamatorios y ofensivos de la moral y decencia pú-
blica todos los papeles dados a luz por las imprentas de la
ciudad de Buenos Aireis, desde el 1." de dScáembre de 1828,
hasta la convención de 24 de junio de 1829, que contuviesen
expasesiones iaifaariiantes, etc., a las persoinlas del finado gober-
nador Dorrego, del comandante general de campaña, coronel
Rosas, de los gobernadores de las provincias, etc. El decano de
la Cámara de justicia, doctor Miguel Villegas, el fiscal del Es-
tado doctor Pedro J. Agrelo, el doctor Saturnimo Segiurolia y
tres ciudadanos más que el P. E. nombró -en las personas de
los generales Miguel Azcuénaiga y Manud Guillermo Pinto y
doctor José ügaiteche, habían de formar la comisión encarga-
da de clasificaír y formar mna icoleocáón dte los expresados pa-
peles. Por otra ley, de igual fecha, se aprobaba la conducta
política de Rosas, como comandante general de campaña, des-
de el citado 1.° de diciembre hasta el día (8), en que tomó
posesión del gobierno; declarábasele Restaurador de las leyes
e instituciones de la provincia de Buenos Aires; conferíasele
el grado de Brigadier de la misma, provincia., y hacía que se
le reconociese bajo este carácter en toda la República; conde-
eorábasele con un sable de oro, adornado con los símbolos de
la ley, la justicia y el valor, y una medalla del mismo metal,
■en figura oval, guarnecida de brillantes, y pendiente de una
guirnalda entretejida de laurel y oliva; que en su anverso
presentase el emblema de gratitud con el siguiente mote : Bue-
nos Aires al Restaurador de sus leyes, y en el reverso, el busito
de Cincinato, con los instrumentos agrícolas y trofeos de la
guerra, y el lema siguiente: Cultivó su campo y defendió la
HISTOEIA DE LOS GOEEEIfADOEES DE LAS PBOVIKCLá>S ABGENTIITAS I09
patria, üeielaró beaieméiitcs a todbs los que la'eompañaron a
Eosas en esta provincia como en la de Santa Fe, con el uso
de una medalla de oro, los jefes, y de plata, los demás oficiales
de capitán abajo, etc.
Todo este cúmulo de distinciones quedó en la nada, por-
que Rosas tuvo el buen sentido de manifestar a la Liegislatura
se limitase a deiilai^atr si su conductrai había. O' no merecido la
aprobación de los Representantes, dejando a un lado títulos
y rangos; exponiendo Rosas, al mismo tiempo, que los servi-
cios prestados por él, hoiSta entonces, no le daban derecho a
rzmuneraeiones que no fuesen comunes con todos los que con-
currieron al mismo resultado; que todas esas condecoraciones,
si bien mostraban la liheralidad de los Representantes, "son
uln paso peliígrofio a la libertad del pueblo", y un mo-
tivo quizá de justa zozobra, a los que no descendían a su con-
ciencia; porque "no es la primera vez en la historia, que la
pirodigiaiidaidJ die los honores ha empujado a los hombres pú-
blicos hasta e'l alsiento de los tiranos".
He ahí una lección, dada por el mismo Rosas, que los
ciudadanos no quisieron aprovechar, sino que se dejaron llevar
de su demesurado en'irLisiasmo, creyendo que jugf;ibun carna-
val, disfrazados die g'obeimlantes! y gobernados, hasta que,
cuando juzgaron que ya era oportuno echar a un lado el dis-
fraz y asumir el papel que a uno y otros correspondía, se aper-
cibió el pueblo que se había ligado fuertemiente por sus pro-
pias manos, sin poderse desasir.
Continuó Rosas en el ejercicio del P. E. hasta el 25 de
marzo de 1830, que, con el objeto de proveer al mejor arreglo
y organización de la campaña, delegó el mando gubernativo
en los ministros durante su ausencia.
1830. — D. Tomás M. de Ancliorena, D. Juan Ramón Bal-
caree y D. Manuel José García, ministros encargados del P. E.
por delegación del propietario Rosas» desde el 2-5 de marzo, con
las atribuciones ordinarias de gobierno y relaciones exteriores
el primero; las de guerra el S'egundo y las de hacienda el ter-
cedo, y las extraordinarias los tres ministros reunidos, reser-
vávudose el gobernador propietario hacer uso de las facultades
ordinarias y extraordinarias durante la delegación.
Había, pues, dos gobiernos; uno en la capital, ejercido
por los ministros del P. E. con las atribuciiones de tal y el otra
por el gobernador propietario en campaña, con su secretario,
el doctor Maza, y ambos dictando disposiciones administrati-
vamente ; cuando lo natural y legal era que las funciones eje-
no A?no^^o ztsy^
cutivas fueran desempeñadas por un solo gobierno. Sin em-
bargo, las facultades extraordinarias autorizaban, basta cierto
punto, esas y mucbas otras irregularidades.
La ausencia de Rosas era, no sólo de la capit-al, sino aun
de la provincia, pues se dirigió al Eosario con el objeto de lle-
var a cabo su pensamiento de una alianza ofensiva y defensi-
va entre las provincias litorales, contra el poder del general
Paz, que acababa de ser nombrado, jefe supremo militar de
las demás provincias. El plan de Rosas se postergó, a conse-
cuencia de la revolución de Entre Ríos, encabezada por el co-
ronel R. López Jordán, y por la amenaza de invasión de la
provincia de Santa Fe por el ejército de Córdoba, Este se
deshizo de un modo triste, como se verá en su lugar corres-
pondiente, debido a las intrigas hábilmente manejadas por Ló-
pez y Rosas. A pesar de todo, el cuadrilátero político proyec-
tado por Rosas, al fin se llevó a efecto el 4 d^e enero de 1831.
Corrientes se negó a entrar en la alianza, pero se adhirió
más tarde.
Durante la administración del gobierno delegado, se cele-
bró, entre éste y el de la provincia de Corrientes, representados
por don Tomás Manuel de Anchorena, el primero, y por el ge-
neral P. Ferré, el segundo, un tratado, cuyo objeto era formar
una liga ofensiva y defensiva entre las cuatro provincias lito-
rales, invitando a las demás a entirar en la liga, siempre que su
Toto fuese por el shfema federal, palabra fascinadora para las
masas del pueblo ignorante, que jamás llegó a ser un hecho.
El Fuerte de la Federación, cuyo nombre había sido sus-
tituido, por decreto del 13 de julio de 1829, por el de Junín,
fué anulada esa disposición por el gobierno delegado, el 9 de
julio de 1P30. y restablecido el primer nombre que se dio a
dicho Fuerte desde su fundación. Desde 1854 es conocido con
la denr-minación de Junín que había sido dada por el gobiedno
del general Lavalle.
Habiendo regresado de la campaña el gobernador propie-
tario, cesó la delegación el 10 de julio de 1830.
1830. — Coronel Juan Manuel Bosas, propietario desde el
10 de julio, que reasumió el mando gubernativo en la capital,
hasta el 1." de septiembre que lo delegó en el general J. R, Bal-
caree» por haber tenido que salir a la camipaña a continuar
la organización y arreglo de ella. Xo salió sino el 18
de dicho mes.
1830. — General Juan Ramón Balcarce¡ ministro de gue-
rra y marina, delegado de Ro.sas, durante la* ausencia de éste
HISTORIA DE LOS GOBERNADOBES DE JAS PBOVINCIAS ARGENTINAS
en la campaña, desde el 18 de septiembre, que empezó a ejer-
cer el Poder Ejecutivo (aunque nombrado por decreto de 1.°
de dicho mes) hasta el 15 de febrero de 1831, que, debiendo
salir a campaña Balcarce, reasumió el onando de la provin-
cia el propietario.
1831. — Oerieral Juan Manuel Rosas, propietario, desde
el 15 de febrero que cesó el delegado Balcarce, por tener que
salir a campaña al mando del ejército de operaciones, hasta
el 23 de marzo que resolvió salir él también, con su secretario
el doctor Maza, para que autorizase sus disposiciones, y du-
rante su ausencia de la capital, el gobierno de la provincia, en
todos sus ramos y con toda la plenitud y extensión de facul-
tades acordadas por ley del 2 de agosto de 1830, quedó dele-
gado en los tres ministros Anchorena, M. Balcarce y García;
pudiendo, empero, ej. propietario hacer uso de las mismas
facultades.
1831. — D. Tomás M. Anchorena, D. Marcos Balcarce y
D. Manuel J. García, ministros en ejercicio del P. E. por de-
legación del propietario con facultades ordinarias, respecto a
gobierno y relaciones exteriores, el primero, respecto a guerra,
el segundo, y respecto a hacienda, el tercero, y las extraordi-
narias los tres ministros reunidos, reservándose el gobernador
Kosas hacer uso de las mismas facultades, desde el 23 de mar-
zo hasta el 6 de diciembre, que éste, de regreso de la campa-
ña, reasumió el mando.
1831. — Brigadier Juan M. Rosas, propietario, desde el
6 de diciembre, que, después de una ausencia de la capital de
8 meses y 13 días, reasumió el mando de la provincia, ejer-
ciéndolo hasta el 6 de febrero de 1832, que, no pudiendo con-
traerse al despacho de los negocios públicos por hallarse gra.
vemente enfermo, delegó el gobierno en sus ministros J. R.
Balcarce y García, con solo las facultades ordinarias, reserván-
dose él las extraordinarias.
Restableicido de la indisposición que le impulsó a delegar
el gobierno, Rosas lo reasumió el 7 de marzo cesando en conse-
cuencia los efectos del decreto del 6 de febrero, ]Dor el que
quedaban encargados del mando sus ministros.
El ejército de reserva al mando del general Juan Ramón
Balcarce, que debía efectuar su entrada en Buenos Aires, de
regreso de su campaña del interior de la República, habiendo
salido de la ciudadde Córdoba el 5 de agosto, (1831), después
de haber sido proclamado por el general en jefe del ejército
112 ANTTOXIO ZIXXY
confederado, don Estanislao López, fué esipléndidamente reci-
bido el día 20.
El inspector general de armas don Lucio Mansilla, acom-
pañado de los generales Tomás Guido, Nicolás Vedia y Gui-
llermo Brown, coroneles Prudencio Rosas y Manuel Olazábai
y Ángel Salvadores, tenientes coroneles Hernández, Montes de
Oca y Pineao, y oíros jeies y oticiaies de mar y tierra, a la
cabeza de los regimientos, al mando de los coroneles Celestino
Vidal, í'éiix Aizaga y Agustín Pinedo, recibió al ejercito con
ios UéDiüos honores miiiüares, formados en batalla los cuerpos
de la guarnición en la calle de la Plata (Kivadavia), con ga-
jos de olivo, pendientes de sus armas.
±Jl ejércii-o de resen^a se bailaba en jíiserere, formado en
batalla y encabezado por el general J. R. Balcarce y su jefe
de Estado mayor general Enrique Martínez.
Las fuerzas marcharon en 'el orden siguiente : — Bata-
llón de artillería volante, coronel graduado J. M. Torres; Ba-
tallón de Cazadores dei Rio de la Fiat a, coronel Félix Olazá-
bai; Uuerpo de Patricios, teniente coronel Joaquín M. Ramiro,
Cuerpo de Defensores de Buenos Aires, teniente coronel Juan
José Olleros; Batallón Guardia Argentina, coronel Mariano
Benito Ivolón; primer escuadrón del regimiento núm. 2 d€ cam-
paña, coronel gradnado Antonio Ramírez.
Este ejército regresaba a Buenos AireS' después de haber
afianzado la paz en Córdoba, asiento del supremo poder mi-
litar de las 9 provincias: Mendoza, San Luis, San Juan, Sal-
ta, Tucumán, Santiago, Catamarca, Rioja y la misma Córdo-
ba. La mayor parte de los generales, jefes y oficiales que en
él militaron, contribuyendo al anonadamiento de sus pasados
y futuros compañeros de gloria e infortunios, habrán deplo.
rado más de una vez aquella victoriosa campaña que los unía
al carro de la esclavitud, que ellos mismos arrastraron y cuya
carga pesó sobre ellos a la par que sobre los demás habitantes
de ambas márgenes del Plata,
E'l 30 de septiembre (1830) el gobernador R-osas recibió fe.
licitaciones en Pavón, con motivo de la recepción de los des-
pachos de Brigadier General, de que fué portador el edecán
don Bernardo Castañón.
Por ley de 25 de enero de 1830, Rosas había sido honrado
con aquella distinción y se había negado a admitirla antes ba-
jo el fundamento de que "■ese elevado rango antecedía a los
sños que contaba la carrera de su vida; que precedía a la po-
sesión de los conocimientos de un puesto consagrado a los hom-
líl'STOEIA DE LOS G03EENADOBES DE LAS PP.OVT^TCIAS ABGENTINAS II3
bras felices y eminentes de la milicia; que su profesión era la
del arado; la agricultura y pastoreo eran la suma de su poco
saber ipráetico". El 12 de octubre, desde Pavón, contestó al
presidente de la Legislatura aceptando los referidos despa-
•chos. Cuatro días después, (16 de oictubre. de 1831), a las
cuatro de la tarde eran fusilados, por su orden en San Nico-
lás de los Arroyos, los j-efes que habían pertenecido al ejército
del general José María Paz, preso en Santa Fe, y cuyos nom-
bres son ios siguientes: coronel Luis Videla, gobernador de
ban Luis; tenientes coroneles Luis (Jarboneil, Ángel Altamira,
Luis iVlontenegro y su hijo de 14 años de edad, Pedro Campe-
ro, y J. Tarragona; los mayores Pedro Cuevas, Pedro Cuello
y José Cuadras. Estos jefes aprisionados después del conve-
nio celebrado, el 31 de mayo (1831), entre el gobernador de
Córdoba, don Mariano í'ragueiro, y el coronel Pascual Echa-
güe, jeíe de división del ejercito auxiliar coniederado» habían
quedado en el Cabildo de aquella ciudad en simple arresto,
pero ai regreso del ejército para Buenos Aires, fueron condu-
cidos a retaguardia hasta San Nicolás de los Arroyos, por re-
solución de los gobernadores López y Rosas, tomada en el Ko-
sario, después ae una conferencia enere amóos. La orden üe
Rosas contenía estas palabras terminantes: ''Los ejecutará
y. S. a Las dos horas de leérseles ésta, y no se admite otra con-
testación que el aviso de haber cum^pLido con ella." Los jefes
Cuadras y Tarragona, que habían sido conducidos por tierra
por el coronel José Hernández, edecán de Rosas, pues los de-
más lo habían sido por agua, fuerc/U separados de sus compa-
ñeros y llevados al siguiente día (17) de ejecutados aquéllos
por el mismo Hernández, para serlo, como lo fueron, en el Sal-
to, habiendo servido sus cadáveres de alimento de las gallinas
y de los pájaros.
1832. — ■ General Juan R. Balcarce, ministro de guerra y
marina, y doctor Manuel José García, ministro de hacienda y
relaciones exteriores, en quienes quedaron delegadas las fa-
cultades ordinarias, durante la enfermedad del propietario
Rosas, desde el 6 de febrero hasta el 7 de marzo, que éste
reasumió el mando de la provincia.
1832. — Brigadier Juan M. Bosas, propietario, desde el 7
de marzo que, restablecido de la enfermedad que le alejó, por
un mes, de los negocios públicos, reasumió el mando que había
delegado en sus ministros, hasta el 17 de diciembre que le suce-
dió el general J. R. Balcarce.
1832. — Brigadier General Juan R. Balcarce, nombrado
1Í4 » ANTONIO ZINKl'
en propiedad el 17 de diciembre, por tres años, pero no cum-
i>lió su período, a c>ausa de la revolución de los Retauradore?
que tuvo lugar el 11 de octubre de 1833, y habiendo dejad(i
a la Junta de Representantes la libertad de deliberar sobre
su continuación en el mando, se le exoneró del cargo de gober-
nador el 3 de noviembre, que le sucedió el general Viamonte,
poniéndole en posesión del gobierno al dia siguiente.
El general Balcaree integró su gobierno con los señores
Vietorio García de Zúñiga, para el ministerio de gobierno, doc-
tor Manuel V. de Maza, para el de hacienda, y general don
José M. Rojas, para el de guerra, y por renuncia del primero j
penúltimo los doctores Gregorio Tagle y Francisco José d^
Ugarteche. -^ i.:;;q5Ííí^
Con motivo de la suspensión de algunos periódicos el 11
de octubre de 1833, se desarrollaron los sucesos que vamos a
narrar, dando por resultado la revolución de los restauradores.
La fuerza exterior, desde el día 11, iba aumentando cada
hora, mientras que la del gobierno permanecía siempre la
misma. Las privaciones de la clase pobre crecían por la falta
de carne que, traída del Estado Oriental, se compraba a pre-
cio alto.
El 20 de octubre se mandó apostar una guardia de marina
en las azoteas inmediatas a la capitanía del Puerto. Se arregló
desde el Fuerte hasta la iglesia del Colegio un juego de seña-
les (telégrafo) para dar aviso del movimiento de la fuerza
exterior por medio de un vijía estacionado en la torre.
Desde el 26 del mismo mes hasta el 4 de noviembre, lar
calles eran recorridas por partidas que recogían a todos lo&
que se encontrasen, para el servicio de las armas. El 27 hubo
rumores de paz : el general Gervasio Espinosa llegó a la plaza,
habiendo venido por agua. El 28 continuaron los mismos ru-
mores con la presencia de dicho general y de don Eustoquio
Díaz Vélez en la plaza, con una misión a este efecto. El 31
a la oración, la ciudad estaba en una gran confusión, a con-
secuencia de una proclama del gobernador Balcaree, que ma-
nifestaba temor de un ataque aquella noche. El 1.° de noviem-
bre, el gobernador, a caballo, acompañado de sus .edecanes y de
una fuerte esicolta, recorrió las calles hasta el Retiro. A la una
del mismo día, dos cañonazos del Fuerte anunciaron hallarse
la ciudad en asamblea; las cajas batían a las armas y se apos-
taban soldados en las torres de las iglesias, azoteas, etc. Un
piquete de marineros americanos armados fué hecho desem-
barcar del buque de los Estados Unidos Lexhujton, y se esta-
cionó en casa del comodoro Woolse}'', donde flam^eaba la ban-
HISTORIA DE LOS GOBER^^\DORES DE LAS PROVIJirciAS ARGETíTI?fAS II5
^era de su nación. Entretanto, partidas de nno y otro bando
tendían sns guerrillas en los arrabales de la ciudad. Por la
tarde y durante todo el día, los negocios estaban enteramente
suspendidos; las tiendas cerradas, no viéndose por las calles
máis que gente armada. El 2, los cañones, colocados en las
bocacalles de la plaza de la Victoria, tenían sus punterías
hacia las calles que conducen a ella, tendiéndose guerrillas por
todos los puntos que rodeaban la ciudad, y oyéndose un continuo
fuego de fusil. El 3, se sacaron los cañones de la plaza. El 4
se elige al genenal Viamonte, gobernador y caipitán general
de la provincia. El 5, el general Pinedo y el coronel Prudencio
Rosas entran en la ciudad con una escolta, y se hace retirar los
soldados de las azoteas, etc. El 6, a pesar de haberse hecho la
paz, sigue la alarma y agitación- debido prinieipalmente a la
mala inteligencia ocurrida por la mañana, entre una partida
de las tropas del general Agustín Pinedo, jefe de la revo-
Vifiión, y otras de los de adentro, con la pérdida de algunas
/ida«. Por la noche la policía ordena a los vecinos iluminen
' ' frente de sus respectivas casas. El 7, el ejército restaurador,
?1 marido del general Pinedo, que se componía de unos 6.000
hombres de caballería y 1.000 de infantería, haice su entrada en
la capital. Los jefes de Estado mayor eran numerosos: entre
ellos figuraban el general Rolón ; los tenientes coroneles Manuel
Pueyrredón, Agustín "Wright, Maza, etc. y entre los jefes de
caballería, Miñana, Céspedes, Mansilla, Capde\ála, Quesada,
Benavente, Cuitiño, etc.
Desde la mañana del 7, muy temprano, la ciudad estaba
en movimiento, las tiendas cerradas, etc. ; y los ministros y
cónsules extranjeros habían mandado flamear sus banderas en
sus respectivas casas. Hubo salva y repiques de campanas de
todas las iglesias, para anunciar la presencia del gobernador,
general Viamonte, en la Victoria- acompañado de los generales
Guido, Mansilla, Vedia, Galván (Inspector general), etc., etc.;
con el objeto de recibir las tropas de la campaña, que eran
saludadas, por los numerosos espectadores, con entusiastas
vivas, arrojándoles flores las señoras desde las azoteas de la
calle de la Plata (Rivadavia). La caballería marchaba a reta-
guardia de la infantería, y los cabaldos iban adornados, unos
con óampanillas, rosas y otras flores, otros con cintas, etc.. coló,
radas, llevando la inscripción ¡Vnva la Federación! ¡Vivan
los Restauradores! etc., y varios de aquellos nobles animales
llevaban sobre la frente pedazos de espejo. Los soldados de
caballería iban armados de carabina, sable, pistola y lanza,
Il6 AXTOXIO ZI>'ríY
con una banderita al extremo de ésta con sns grandes lazos y
boleadoras, y muchos de ellos con flores en las carabinas. Los
vestidos eran de todas clases y colores : unos llevaban gorro
colorado, otros, sombrero de copa alta. La tropa veterana era
otra cosa.
En conmemoración de la victoria de los Restauradores,
origen de la más tenebrosa tiranía que este país experimen-
tara, en el puente de Barracas, se hizo levantar un poste con
esta inscripción: "El Puente de la Restauración de las
Leyes".
El general J. R. Balcarce murió en Concepción del "Uru-
guay, en la estancia del Chañar, perteneciente a su yerno el
coronel Juan H. Coe. el 12 de noviembre de 1836, a los 66 años
de edad, y sus restos fueron trasladados al cementerio de la
Recoleta, en Buenos Aires.
1833. — General Juan José Viamonte, electo en propiedad
el 3 de de no\áembre, por haber sido esonerado del cargo el bri-
gadier J. R. Balearce, por el termino de tres años, y puesto
en posesión del gobierne el día 4 del mismo 'mes.
El gobernador Viamonts no llegó hasta el fin de su período,
pues se vio obligado a renunciar, a causa de las impertinentes
y continuas exigencias de Rosas, cuya voluntad imponía a
todos dentro y fuera de la provincia. Al fin le fué aceptada
su dimisión, sucediéndole, el 1.° de octubre, el doctor Maza.
Viamonte tuvo por ministros-secretarios a los señores
general Tomás Guido para relaciones exteriores, guerra j ñia-
rina, y doctor Manuel José García, gobierno y haciendíi, ha-
biendo quedado suprimido el de gracia y justicia, todo' por
razón de econoTnía.
1834. — Dr. Manuel Y. Maza, Presidente de la Junta de
Representantes, puesto en posesión del cargo de gobernador
interino, el 1.° de octubre, por el general Viamonte, que había
presentado su renuncia, el 27 de junio, sin haberse conseguido
aceptase ninguno de los cinco ciudadanos electos, a saber : pri-
mero, el general Rosas, quien renunció el cargo hasta cuatro
veces. Entonces se eligió, en agosto, al doctor Tomás 3.1a-
nuel de Anchorena- el 31 ; a don Juan Nepcmuceno Terrero,
el 22 de septiembre ; al general Ángel Pacheco, el 25 ; hasta que
al fin resolvió la Junta de Representantes que el Presidente
de ella se recibiese del cargo de gobernador interino, que des-
empeñó hasta el 13 de abril de 1835.
L"''na de las primeras disposiciones del gobernador Maza, y
a título de reformas económicas no siendo ese el motivo prin-
KISTOEIA DE LOS CüBElíNADOEES DE LAS PROVINCIAS ^RGEXTIIíAS II 7
cipai, sino la voluntad de Rosas, fué el dar de baja, por no
simpatizar ya con la política de éste, a los ibrigiadieres generales
J. K, Balcarce y B. Martínez, los generales N. de Vedia, Benito
Martínez, F. Olazábal, Gregorio Espinosa, T. Iriarte y Elias
Galván ; 5 coroneles, 5 tenientes coroneles, 9 sargentos maj^ores
y 4 capitanes. La plana a2ia;^or activa quedó reducida ai per-
sonal de 11 coroneles, 18 tenientes coroneles, 2ti sargentos ma-
yores, 39 capitanes y ü7 de ayudantes abajo.
Con motivo de la guerra en el interior, prineipialmente en-
tre los gobernadores de Tucumán y Salta, Heredia y La Torre,
el goDierno de Maza comisiono ai general C¿uiroga, que salió
de Buenos Aires el 18 de diciembre de 1834, anucipando un
aviso a los gobiernos disidentes, en el que se les anunciaba el
objeto de la mareiía del comisionado. Ouando Quiroga llegó,
no al teatro de los sucesos, sino hacia Santia^'o del Estero, supo
el trágico desenlace de la luolia con el triuinío de Heredia
Bobre su contrario La Torre, que, derrotado y hecho prisio-
nero, fué asesinado, como se verá detalladamente en su lugar
corresipondiente : tóaiía.
Quiroga, a su vez, viniendo de regreso de Santiago, fué
asesinado y saqueado en el paraje de Barranca Yaco entre el
Ojo da Agua y Smsacate, jurisdicción de Córdoba y como a 18
leguas de la capital, el 16 de febrero de 1835. Desde el mo-
mento que se tuvo noticia de este lúgubre suceso, todos, por-
teños y provincianos, daban, como autor del suceso, al gober-
nador de Córdoba, José Vicente Keinafé, en complicidad con
sus tres hermanos. Esta afirmación tenía en su favor el rumor
-que, pocos días después de la salida de Quiroga de Buenos
Aires, se haibía difundidoi de haber sido éste fusilado por el
citado gobernador. Agrégase a esto, el haber sido encontrados
- los papeles de Quiroga y su secretario Ortiz, asesinado también,
en poder de don Guillermo Reinafé, el 19 de octubre (1835).
Después del asesinato del célebre caudillo riojano, el go-
bernador Maza presentó su renuncia y fué electo el general
Rosas, el 7 de marzo, pero no tomó posesión del icargo hasta
el 13 de abril.
1835. — Brigadier Juan M. Eosas, nombrado el 7 de mar-
zo, por el término de cinco años, depositándose en su persona
itoda la suma del poder ptihUco de la provincia, sin más res-
tricciones que las siguientes :
"Que había de conservar, defender y proteger la religión
católica, apostólica, romana".
"Que había de defender y sostener la causa nacional Je
Il8 ANTONIO ZINNY
la Federación (en el nombre) que han proclamado todos los
pueblos de la Eepública.
"El ejercicio de este poder extraordinario había de durar
por todo el tiempo que a juicio del gobernador electo fuese
necesario. ' '
Kosas no quiso aceptar sin que se explorase pre^damente Ib,
opinión de todos los ciudadanos habitantes de la ciutdad, expre-
sando su conformidad o disconformidad respecto de dicha ley
de 7 de marzo. En su consecuencia, la Junta de Representan-
tes sancionó una ley, con fecha 23 del mismo mes, señalando
los días 26, 27 y 28 para explorar dicha opinión.
Solo así fué como tomó posesión del cargo de gobernador
de la provincia el 13 de abril, con la aquiescencia de todos los
habitantes (9.320) para el ejercicio de las facultados extraor-
dinarias, de cuyo uso no estaba obligado a dar cuenta.
Sin embargo, no faltó quien se opusiese a las tales facul-
tades que se dieron a Rosas. En la Cámara, se las negaron
don Francisco Agustín Wright, don Ignacio Martínez, don
Ireneo Pórtela, general Matías Irigoyen, don José María Fon-
seca, don Diego Alcorta y don Ramón Olavarrieta. En los
comicios don Juan José Bosch, don Jacinto Rodríguez Peña,
don Juan Escobar, general Gervasio Espinosa y .di coronel
Aguirre (a) Cañita. Y fuera de una y otros, le fueron nega-
das también por uno u otros individuos allegados a la familia
del Dictador y por el general Tomás Guido, quien tuvo el su-
ficiente valor cívico de dirigir por escrito al mismo Rosas su
voto negativo.
He aquí ia ¡proclarai'a del gobernador Rostáis, ©xpedidaí en
el laicto de recibir el mando de la iprovimoia, ell 13 de abril
(1835). Es una pieza oñcial de stunna impoirtancia, para la
liiatoráa de sni Dictadura, en la ctual, a la vez que se pinta, w\a¡
los más negros eiolories, el estaido del piaís, se \p'Osn¡e de miamiifies-
to el proigriaima 'de gobierno, bajo el sistema federal de pialabra
y de hecho esencialmente unitario, que había de seguir, y,
que fué puesto en práctica desde (aquella fecha hasta el ven-
turoso día 3 de febrero de 1852.
Solo transcribimos la parte de ella que haice al caso ;
"Mis amados compatriotas:
"Guando me he resuelto a hacer el terrible sacriíiciio da
subir a la silla de gobierno, en las cirouostaniciiías laeiagiais en
que se halla nuestra infortunada patria j cuando para sacarla
niSTOBIA DE LOS G03EBXAD0KES DE LaS PROVINCIAS ARGENTINAS II9
lael profundo abismo de males len que la lloramos sumengida,
he admitido su investidura, un poder sin límites, que a
pesar de toda su odiosidad, lo he considerado absolutamente
NECESARIO para tamaña empresa; no creáis que haya librado
mis esperanzas a mi limitada capacidad, a mis débiles fuerzas,
ni a esa extensión de poder que me da la ley, (apoj'ada en.
vuestro voto» casi unánime en la ciudad y campaña. No: mis
eSiperanzias han sido libradas ai una e^ipecial protección del
Cielo, y, después (de ésta, ^i vuestras virtudes y patrioftisimo .
"Ningnno de vosotros desconoce el cúmulo de males qne
agobia a nuestra amada patria y su verdadero origen. Ningu-
no igniora que una faocáón nunnerosa de hombres leorrompddos,
haciendo alarde de su inupiedad y de su. infidelidald y ponién-
dose em guerra abierta con la religión, la honestidad y lia toe-
na fe, ha introducido por todas partes el desorden y la inmo-
ralidad; ha desvirtuado las leyes y héeholas insuñcientes para
uíuestno bienestar; ha^eneralizado los crímenes y garantido
su imipunidad; ha devorado la haeie"nda pública y destnuído
las fortunas prarticulares ; ha hecho desiapiareieer la confianza
nece&ariíai en las relaiciones isiociales y obstroiído los medios
honestos de adquisición; en una palabra, ha disuelto la socie-
da;d y pa-esentado en triunfo la alevorsía y perfidiía.
"La EXPERIENCIA de todos los siglos nos enseña que el re-
medio de estos males no puede sujetarse a formas, y que
su obligación dele ser pronta y expedita y tan acomodada a las
circunstancias del momento
''ííabitantes todos de la ciudad y campaña,: ki Divina
Providencial nos ha puiesto en esta terrible sitiuia'ción para pro-
bar nuestra virtud y constancia: resolvámonos, pues, a com-
batir con denuedo a esos malvados que han puesto en confu-
sión nuestra tierra : persigamos de muerte al impío, al sacri-
lego, al ladrón, al homioida, y sobire todo, al pérfido y traidor
quie tenga la osadía de burlarse de nueisitira fe.
"Que de esta raza de món^ruos no quede uno entre nos-
otros, y que su, persecución sea tan tenaz y vigorosa que sirva
de terror y espanto a los demás que puedan venir en adelaiv-
te. Xo os arredile ninguna clase de peligros, ni el temor de
errar en los medios que adoptemos para perseguirlos. La cau-
sa qu€ vamos a sostener es la causa de la relágión, d!e la jus-
ticia, de la hiimaniidad y d^el orden público : es lia caois^a reco-
I20 AXToxio ZI^r^'T
mendaaa por el Todopoderoso: él dirigirá nuestros pasos, y
con su especial protección nuestro triunfo será seguro.
"Abril 13 de 1835.
"Juan ]\Ianuel de Eosas."
Al signiente. día, 14, éste dispuso que, en considepaieión
a que el pueblo debía dedicarse a laB funcdoneis estableeidiaía
por la iglesia (La Semana Santa), desde el 25 podrían los
buenos ciudadanos seguir demostrando de todas ánodos el re-
gocijo que habían probado les animaha.
El misiino día se anunció en venta el Himno de los Res-
tauradores dediciado a Eosas ecnupuesto por Eiviera Indiaarte,
música de don Esteban Massini, y adornado con el retrato, y
también éste por separado, así como la ovación a Eosas en el
'acto die recibir el mando de gabernadar, con la vistia de la
pikiza de la Victoaiia.
Desda el dí'a de la instialaición de Rosas, comiO gobernador
de la provincia, prinicipiaron las demostraciones de regocijo
y adhesión a su persona y al sistema pseudo federal, primero
en la capital, en seguida en los pueblos de campaña y después
en las demás provincias.
Las guardias de bonor dadas a Rasag, para celebrar su
elección al mando supremo de la provincia, fueron: la 1.*
compuesta de unes 200 ciudadanos de la Sociedad Popidar
Eestanradora y mandada por el general Mariano Benito Eo-
lón. La 2a. que tuvo lugar el 20 de abril, se componía de 60
jefes y oficiaJes, que /aicompañaron a Eo:s¡as en la última expe«
dición contra los indios del sur, entre los caíales se contaban
los coroneles Eamón Rodríguez, Mianuel Corvalán y Pedro
Eiamos, al mando del general Ange-l Pacheco. Esta guardia iba
acompañada de 75 miembros de la Sociedad Popular Res-
tauradora. La 3a. dada el 22 (de abril), era mandada por el
inspector genenal de armas, A. Pinedo, fonmada de jefesr y
oficii3(les dd ejército de la provincia. Los generales y coroneles
figuraban en ella como capitaiaes, tenientes, sargentos, etc. ; el
coronel Joaquín Maríia Eamiro hacia de taanbor m.ayor.
El carro triunfal tirado por miembros de l-a Sociedad
Popular Resiü'uradora la acompañó haista el Fiuerte, leon él
retrato de Rosas al frente.
Por la noche hubo en el Puierte, un baile dado poír el go-
bernador a aquellos jefes y oficiales y sus esposas, hijas, etc. ;
con exclusión de las señoras denominadas lunitañas. Las seño-
HTSTOniA DB LOS COBERI-ÍADOBES DE LA.S PROVINCIAS ARGENTINAS 121
rm, qae asistieron, llevaban la divisa federal al ladJo izq.uierdo
de ia caibe23a.
La 4-a.. del día 25, era miamdada por el oficial mayor dle
relaciones exteriores don Mianuel de Irigoyen, y su comp'añía
de 120 empleados de la lista civil y 'de 50 Qniemibros de Iii
Sociedad Papular Restauradora.
Lvi 5a. diada por el eomemcio, el 5 ide mayo, c^ompuestia de
mioa 500 imdividnos, sin inclnir los miembros de la referida
Sociedad, en su mayor paiiite, enaj mandada (por el ¡prior 'diel
cíonsulado (Tribunal de ComeT'cio) d'on Joaquín Rszával. Esta
guardia de honor rompió la marcha desde el cuartel de Patri-
cios, en .perfecto orden y disciplina militar, hasta el Fuerte,
doQide, después de ios laiscutóus ue icLiqufc'Uüi, íué presentada
al gobernador, en una magnífiíca cartera, la suma de 30.000
pesiO'S, como p'arte de la ;siusiciri|pción ipara las viudas e hijos de
ios que perecieron en la expieidlcióm contra los indiiosi.
Las inoripiciones que aipiairecieron clon tal oícasión fueron
las' siguientes:
''Bajo la protección de nuestro benéfico Magistrado, pro-
gresaron el Comeroio, la Agricultura y las Artes".
"El Comercio, de la Provincia, a su ilustre Protector. —
Resiauió las leyes. — Venció las tribus salvajes, y se inmor-
talizó".
"El Comercio Marítimo del Pueblo Porteño, a su, digno
Bestaurador" .
Todas las parroqui'as idie la ciudad y caimipiaña (siemipre
con el retrato de Rosáis) dedicaron funoionies federales /aJ
liestanaradoír díe lais Leyes. La de la Merced fué grandiosa:
sobrepiaísió a todas en lujo y miaignificeneia; hubo máscara.s,
c)ar.ner.>ais, juegos de sortija, fuegos artificiales, bailes, esipec-
táciulos de teatro. En éstos, se cantó, coimpuesto por don Jo>sé
Rivera Indarte con la música de don Esitéban Massini, el
siguiente :
HIMNO DE LOS RESTAURADORES
CORO
Alza ¡oh Patria! tu frente abatida,
De esperanza la aurora lució;
Tu Adalid valeroso ha jurado
Restaurarte a tu antiguo esplendor.
ANTO>"IO ZIKNY
¡ Oh gran Rosas ! Tu pueblo quisiera
Mil laureles poner la tus pies;
Más el gozo no pfuede avienirese
con el luto y tristieza que ves,
¡Ag-uilaír y Lai Tora-e no existen!
Viüilafañe el invicto, murió...- ■
Y a tu vida tal vez laimena^za
De un malvado el cucliillo feroz.
CORO, etc.
De discordiía la llama espiantosa
Al país amenaza abrasar,
Y al audaz demaigiogo se miira
La orgiülosa cefrviz kvaaitiar.
¿No los ves cómo quedos conspiran?
¿, Cucál aguzan su oculto puüal?
¿Cuál meditan la ruina y escarnio
Del intrépido y buen federal?
CORO, etc.
Esa horda de infames ¿ qué quiere ?
Sangre y luto, pretende ¡ qué horror !
Em]iiañar nuestnas nobles hazarlas,
Y cubrirnos de eterno baldón
¡Ah! icobai''dles, temblajd: es en ''ano
Agotéis vuestra saiñía y Teoicor,
Que el gran llosas preside a su pueblo,
Y el destino obedece a su vo,-í.
CORO, etc.
¡Asesinos de Ortiz y Quiroga!
De los hombreis vergüenza y horror,
A la tumba bajad pa-esurosos,
Die los libres temed el furor.
Esos mismos que en Márquez vencieron
En San Luis, Tucumán y Chacón,
Con la sangre traidora lian jurado
De venganza inscribir el padrón.
HISitOPlA I>e LOS GOBEKA'ADOEES EE LAS PR0VIÍÍCIA3 AEGEA'TINAS X23
";el poder la Gkan Suma revisres..
A lia patria *A debes salivar;
i Que a tu vista respire el honrado,
Y al pi&rverso se mire temblar I
La ignorancia persiigne inflexible,
Al talento procura animar;
¡Y o]ialá, que tu nombre en ki historia
Una página oeoipie immiortaL!
En la parroquia de la Concepción, siu cura el doetior don
Juan León Farragut. terminó su panegírico a Rosas con la
décima siguiente :
CURO, ete.
"El cura de esta Parroquia
Con toda su cleireoía,
En ser federal porfíai
Y en ello tiene su giloria:
Hoy renueva la m.emoriia,
Y en presencia del Señor
Da im testimonio de laimor,
Pidiéndole con fe vivía
Le conceda larga vida
Al Señor Gobernador".
En las de Saai Miguiel y San Nicolás, Concepción y Mon-
serrat, etc., las condeconaic iones de l'ois frentes de las casas,
;,aieron esfpléndidas, sobresaliendo en .gusto y lujo la casa del
(doctor DaSLmacio Vélez Sarsfield, en lia icalle tdl9 la Plata (Ri-
vadaváa), desde el número 138 hastia el 144.
No quedó rincón de la provincia en dónde dejara de ha-
l>ev demostnaiciones de jubillo ipor lel advenimiemto de RosaiS
al mando de ella, hasti». en la Sierra de Gruiaonmí.
La que tuvo lugar en el cantón de Tapalqué, en los días
26 y 27 (de junio, fué presidida por el imayo^r Bernardo Chava-
rría icon .aisistencia de los vecinas, tropas e indi)0=s amigos. El
diacTirso del ciacique Cachul fué como signe :
* ' Juan Manuel es mi amigo, nunca me ha engañado.
Yo y todos mis indios imorirán por él. Si no hoilbiera sido por
Jua.n Manuel, no viviríamos, como vivimos en fraternidad con
124 AXTOÍÍIO ZINKY
ios lerisitiíanois y entre ellos anientras viva Juiain Maaiueil, todos
seremos felices y pasaremos iina vida tranquila al lado de
nnest.nas esposas e hijos. Llps palia.liT-aa de Ju'an Maraniel son
lo mismo que 'llais pialabr;as de Diios: todos loig qrae están aquí
pueden atestiguaír que lo que Juan Mamuel nos ba idieho y
aconsejado, lia salido exacto".
Todos los d'emás ciaciques liablai'on del mismo modo. Los
de los indios Boragas, que se hallaron presente en la fiesta
federal de la Sierra de Guaminí y Fuerte Mayo, pirest-anon
juramento en los términos siguientes: — "Sobre nosotros está
el Sol, que presencia nuestras acciones; aquí está la Tierira,
que oye nuestinaa palahriais;,- y juriamos por piarte nuestra, 'die
nuestros hijosi y de nuestrais lesposas que siemipilei serelmlos
amigo de los -erisitianos y moriremos laintes de ¡ser inkleles a
nuestro padre Rosas".
El 31 de julio se celebró, en lel teatro, una funición de
afitc'iioinjadlos en honor de Rosas. Lfiats piezas elegidlasi fueron la
tragedia de "Bruto, o Roma Libre" y el saínete "Médico •
Poeta". Los papeles de la tragedia ifueron distribuidos. leoan'O
BÍgne :
Bruto . icforonel Mamu'el Pueyjrredión,.
CoUatino " Ramón Bustos.
Valerio don Pedro Romero (comisianio
de policía).
Tito " Juan Manuel Larrazábal
Tiberio " José María Aldlao.
Mamilio ' " Juan Rafael Victoria.
Tribuno .......... " Juan Moreno (desipiué® je-
fe de policía).
Senadores " Pedro Ximeno, (después
leiapitán del PuJerto)
" Fernando M. Coirdero,
(médico de policía)
" Ángel Herrero (después
tcomisiario idel Mercado
Central y únieio)
" N. Robles, etc., etc.
En el saínete, don Antonio Gómez de Castro, hizo el papel
de médico.
Los señores Fernando Oyuela y don Juan Manilla canta-
ron un dúo, etc ; y el joven Matías Amury, en el papel de jPo-
ma Argentina, recitó una Oda compuesta por don José Rivera
Indarte .
HISTORIA DE I.OS GOSERiN'ADOBES DE LAS PKOVIIS'CIAS ARGENTINAS 125
El pToduicitcy de lesía función — que subió a 5,400 ipesoS' —
fué destinado a la obra y reparación de la catedral.
Las pfriniera.s víctimas de la icélebre ley 'de 7 de marzo
fueron el coronel Paulino Kojas, el teniente coronel Miranda y el
is;arí}iento Gratizia, que fueron fusiülados en l'ais iplaiza 'dlel Retiro
el 29 de mayo (1835), como agentes principales en un complot
ée asesinar la Eosas, según la Gaceta.
Antes de esta ejecución, Rosas había iniciado el primer
período de su gobierno dictatorial — 1835 a 1840 — separan-
do dJe £iu,9 desiíinos ^a todos los em,pIeadois, por unitarios unos,
(por nio merecier su leonfianza lOitiros y boairando tde la lista mili-
taT 155 jefeis y oficiales, injeluiyendo un médico, uto cirujiaaio,
asipirantes y pilotines.
En abril (1836) se izó por primera vez en el Fuerte, una
nueva bandera con las inscripciones siguientes: ^' ¡Federación
o muerte! — ¡Vivan los Federales! — ¡Mueran los unitarios!"
y adormad'a con üos gciriro,s de lot libert.ad.
• Mandó cambiar el traje de las Niñas Huérfanas, dispo-
niendo que ''el Vesitido hiabía de ser para el vorano, dientro de
casa, de listado, que no tuviese nada de celeste ni verde, y de
zaraiza, en invierno, con las mismia.s calidades, debiendo uisaT.'
el blanco en los días de función : esclavina punzó, pañuelo de
una tercia varní, en el invierno de lanilla punzó, y en el ve-
vamo, ide espumilla del mismo color, llevando un msoílo también
punzó al lado izquierdo de la cabeza en todo tiempo".
Ordenó qu« las notas oficiales y todas las solicitudes de
interés (particular llevasen el encabezamiento al frente de
¡Viva la Federación!, y en seguida año tal de la Lihertad, tan-
tos de la Independencia y tantos de la Confederación Argen-
tina, el uso de la cinta punzó a los preceptores, empleados y ni-
ños de las escuelas públicas y particulares.
Decretó que quedase abolida para ,sn,empire la pena de
pérdida y confiscación general de bienels 'en todos los casos,
sin excepción alguna, no pudiendo aplicarse para eastiigo de
ninguna clase de delito.
Dispuso que en todas lais escuelas públicas del Estado y
particulares de ambos sexos se adoptase la formia bastardilla
española.
Que todo ciudadano que tuviese que prestar juramento,
para servir bien y leailmente el empleo, cargo o destiniO' que se
le confiriese, había de jturar lal mismo tiempio, ser constante-
mente adicto y fiel a la causa népional de la Federación, \y
126 a:ítoxio zinxy
que no dejaría de sostenerla y defenderl-a en. iodás tiempos f
circunstancias, por cuantos medios estuviesen a sus alcancen
Que las notas oficiales fuesen dirigidas en medio pliego y
con oblea punzó, fundándose en que, al paso que. era gravoso
al erario, embarazaba también considerablemente las oficinas
y aumentaba otro tanto los volúmenes en los archivos.
Mandó cerrar toda comunicación con la provincia de Cór-
doba, no pudiendo ^alir de Buenos Aires para aquélla, pero,
sí entrar, desde el 31 de julio hast^i eO. 1." de octubre de 1835.
Decretó (14 de octaibre de 1835) la venta pública de las
tierras de temporalidades y fincáis del Estado, que se pudi''
sen enajenar.
Por ley de 22 de marzo de 1836, se acordó por primer^
vez, a la población de 3aliía Blanca su coneurrencia a la re
presentación de la prc^-ineia por medio de un diputado, fr-'
mando entonces la XIV sección de catepaña.
Por decreto de 14 del mismo mes quedó prohibida toe.
clase de bandolas en 'las ,plazas de la Victoria y 25 de IMtiyo.
Por otro de ^7 de enero del mismo año se había prohibi-
do toda comunicación con el canónigo de la catedral de Bue.
r=os Aires, residente en Montea-ideo, doctor Pedro Pablo Vi'
dal, por haber s^do quien remitiera al Rosario de Santa Fi
y haber hecho introducir en varios pueblos de la Confederación
el folleto anónimo, titulado Federación, CoU'Stiiución y Nacio-
r.alización, con el objeto de con^TJJlsionar la República, encen-
diendo en ella la guerra ci\'il. (V. Provincia de Santa Fe).
Para obtener el grado de doctor era requisito indispen.
sable acreditar previamente, ante el gobierno haber sido sií
miso y obediente a sus superiores en la Univei^sidad, durante
el curso de sus estudios, y haber sido y ser notoriamente adíe-
lo a la causa nacional 'de la pseudo Federación.
Mandó levantar (20 de mayo) un censo en la ciudad \'
campaña, debiendo practicarse, como en efecto se practicaba,
igual operación todos los años, excepto el de 1837.
DisoMó el Banco Nacional (30 de mayo)^ por haber ter.
minado la carta de su institución y estar la moneda corrien-
te exclusivamente garantida por el gobierno, quien era deudor
de ella al público: — Varió (30 de mayo) los nomlbres d?
las calles de la Biblioteca, por el de Calle del Bestaurad-or Fo-
sas (hoy Moreno) ; la de la Flot-ida, por d d'e Calle del Perú;
ésta, por el de Calle de Representantes, y la de la Plata, por el
de Calle de la Federación, (hoy Eivadavia).
HISTOBIA DE LOS GOBEENADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 127
■■ ;í
En abril de 1849, algunas de esas calles sufrieron varia-
óióní en sus nambres, como sigue :
Calle del Kestauradoír Rosas, sustituida con la inscrip.
ción siguiente "1612 — Calle San Francisco' \ Esta variación,
en que estaba inscripto el año de 1612, fué con el objeto de
recordar la época de la fundación del ponvento. (Hoy se de-
nomina "Moreno").
La plaza denominada antes "del .Restaurador Rosas", re-
cibió también variación, sustituyéndose por Plaza "General
San Martín", con la inscripción isiguiente: "Desde 12 de di-
ciembre de 1816 — Habita el 12 de febrero^ de 1817 — Jornada
DE LOS Andes — Plaza "General San Martin". Procuran,
dose perpetuar en esta (inscripción uno de los hechos gloriosos
y uno de los muchos servicios imiportantes que aquel general
rindió a la causa de la independencia de su piatria. .(Hoy se
denomina " Monserrat") .
La calle de la Caltedral fué variada con la iniscripción si'
guíente: — "Primera fundación — 1668 — Segunda funda-
ción 1753 — ^Santa Iglesia Catedral — Calle "San Martin".
Esta inscriipcíón tenía por (objeto recordar lia época de la
erección del templo de la iglesia catedral, y la segunda funda-
ción, que tuvo lugar el año de 1753, a consecuencia del des-
])lome lacaecido a las siete de la mañana del 24 de mayo de
1752. — Y se dio el nuevo nombre en conmemoración, home-
naje y reconocimiento a nuestiro glorioso patrón San Martín.
La calle, que cantes se decía de la Universidad, se deno-
minó "Santa Rosa", colocándose la inscripción siguiente: —
"1816 — Septiembre 14 — Calle SxVnta Rosa", teniendo pot
objeto recordar que el 14 de septiembre de 1816 fué sanciona-
da Ja ley que declaró a aquella santia por patrona de la Amé.
rica. (Hoy Bolívar).
La Calle del 25 de Mayo fué variada del modo siguien-
te: — "1810 — Mayo 25 — Calle Mayo"; en el interés de que
siempre se recordase el glorioso 25 de mayo de 1810.
En la calle antes citada "del Restaurador Rosas", des-
de la Plaza "General San Martín" al oeste- tse varió aquella
denominación, sustituyéndola por la de "General López",
con la inscripción siguiente: — "1829 — Ahril 26 — Calle
General López", queriendo con esa fecha perpetuar uno de
los imuchos hechos del general Estanislao López, que en tal
día derrotara a los del movimiento revolucionario del 1,° de
diciembre de 1828. (Hoy es "Moreno" continuación).
En la Calle de Potosí hasta encontrar la de Buen Orden,
t^8
AííTOXIO ZIIÍNT
se varió, denotaiimáiidola Calle Santa Clara, con la intecrip-
cíóji: — *'1806 — 12 de agosto — Calle Santa Clara'^ te-
niendo por objeto 'recordar que en esa feclia fué cuando la
heroica ciudad de Buenos Aires» se ireconquistó, por sus fieles
hijos, del poder británico. Es de advertir que desde las cuatro
esquinas de la calle del Buen Orden hacia el oes¡te, continuó
denominándose "Calle Potosí", en toda su prolongación de
este a oeste. (Hoy Alsina).
La calle Reconquista fué igualmente variada con la
dencmmacion ae Oaiie ".La Defensa", con la inscripción: —
"1807 — Calle La Defensa'', por ser esa calle en donde pnn-
cipai'men'íie se hizo la heroica defensa de esta ciudad en el año
de 18U7, en que fué invadida por un ejército aguerrido y va-
liente de 12.000 ingleses, compuesto todo él de tropa de línea.
A la calle ique sq denominaba de la Faz se le hizo da va-
riación de Calle La Ueconquista, con esta inscripción : — " 1806
— Calle La Reconquista''; por recordar la calle principal de
la entrada triuníante de nuestras (tropas de milicias, contra las
armas del poder británico en su primera invasión a esta
ciudad.
La de Belgrano> desde donde cruza la del Buen Orden,
en dirección al oeste, se varió en "Calle Monse,rrat", con esta
inscripción: — "17ti9 — Calle Monserrat'', en recuerdo de
aquel tempuo; advirtiéndose que dicha calle, desde las cuatro
esquinas de la del Buen Urden, hacia el este, .continuo dieno-
mmándose Galle Beigrano como io es ahora eji toda su prolon*
gaeión de este a oeste. ,
A la calle antes Venezuela, de este a oeste, hasta la
del Buen Orden, se le colocó la inscripción: — "1725 — Calle
Santo Domingo", para recordar el año de la fundación de este
convento. Desde la boca eadle de la del Buen Orden al este
continuó denominándose Calle Venezueia, como ahora se de-
nomina toda ella.
La calle Cangallo conservó este nombre desde, las cua-
tro esquinas de las Artes al oestei; y desde ésta para el eslíe
se denominó Calle La Merced, llevando esta inscripción: —
"1768 — Calífi La Merced", para recordar la fundación de
este tempJo, (Hoy es Cangallo en , toda su prolongaición de es.
te a oeste).
El jefe de ipolicía, don Juan Moreno, a quien Eosas enco-
mendó la variación, a que se acaba de hacer referencia, no
pudo hallar datos ciertos de la época de la fundación de los
HISTORIA DE LOS GOEEP.rfADOEES DE LAS PBOVIXCIAS ARGENTINAS 1 29
templos' pues la que da del de Monserrat nO' es la de su erec-
ción, siuo la de la fundación del curato.
He aquí una lista de todos lois gobiernos proañnciales que,
liasta julio de 1836, manifestaron completa conformidad de
principios pclíticos, en el sentido de la pseudo^feder ación:
Buenos Aires — Don Juan Manuel de Rosas, encargado
de las relaciones exteriores de la República; gobernador, In.
vestido con el título' de Restaurador de las Leyes. MiNiSTEr
RIO: — Relaciones Exteriores, doctor Felipe Arana. — Go-
bierno: — ,Don Agustín Garrigós, encargado de la cartera. —
Guerra y ^Iarina: General Agustín Pinedo» encargado de la
cartera. — • Hacienda: Don José María Rojas.
Santa Fe: — Don Estanislao López, gobernador, y dan
Domingo Cúllen, ministro general.
Entre Ríos : — Don Pascual! Eeiliagüe, gobernador, y don
Evaristo Carriego, ministro general.
Corrientes: — Don Rafael Altsienza, gobernador, y don
Eu'sebio A. Villagra' ministro general.
CÓRDOBA: — Don Manuel López, gobeimador, y don Ca-
lixto María González, ministro general.
San Luis: — Don José Gregorio. Calderón, gobernador,
y don Romualdo Arez y Madez, ministro general.
Mendoza : — Don Pedro Molina, gobernador, y don Juan
de Rosas, ministro general.
San Juan : — Don Nazario Benavídez, gobernador, y don
Aman RaAvson, ministro general.
RiojA: — Don Jacinto Rincón, gobernador, y don Fran-
cisco Ersilvengoa, ministro general.
Catamarca: — Don Fernando Villafañe, gobernador, y
don Napoleón B. Bonetti, ministro general.
Santiago del Estero : — Don Felipe Ibarra, gobernador,
y don AdeodatO' de Gongra» ministro general,
TucuMÁN : — Don Alejandro Heredia, gobernador, y don
Juan Bautista Paz, ministcro general.
Salta: — Don Felipe Heredia, gobernador, y don Tori-
bio Tedín, ministro general.
JujUY: — Don Pablo Alemán, gobernador, y don Bruno
Oro, ministro general.
La función del patrón San Martíni, celebrada el 11 de
noviembre ide 1836, en el templo de la Catedral, cuya obra in-
terior «acababa de terminarse por la empeñosa asiiiduidad y
celo del canónigo doctor Saturnino Seguróla, fué muy nota-
ble. Asistió a ella la comitiva de los jefes y oficiales del ejér-
130 ANTONIO ZINNY
cito expedicionario del Sur, presidida por el que a la sazón
desempeñaba las funciones de mayor general de laquel ejér.
cito : Pacheco. Este llevaba en sus manos la bandera que
flameó en Choele ClioeL en Bialdiitas ;y en el afamado cerro
de Payen j los dos jefes de mayor graduación, colccado'S a de-
recha e izquierda del referido mayor general, llevaban, el uno,
la coraza del célebre cacique Chocorí y la. espada de honor,
acordada al general en jefe por |la reipresentaición provincial,
y el otro conducía la medalla .decretada también por la sala
al mismo general, y el arco, las flechas y la lanza del cacique
del Chaco que remitió, al general en jefe de dicho ejército ex-
pedicionario del Sur, su amigo |y compañexoi el brigadier don
Estanislao López.
Ostentábanse a la ocasión las banderas 'tiomadas a ylos 'es-
pañoles por los ejércitos de esta República en Chile, Alto y
Bajo Perú' durante la guerra de la independencia.
{Las dimensiones exactas de la catedral son como sigue :
— Largo de la iglesia, desde la puerta principal hasta el p.1.
tar mayor; 300 pies españoles, o sea 100 varas Burgos, o
sea 86 metros. — Ancho de la vnisma: 150 pies españoles o
sea 50 varas Burgos, o sea 43 metros. ■ — Alto de la cúpula,
desde el pavimento hasta el pie de la Linterna: 132 pies es-
pañoles, o sea 44 varas Burgos. — Alto de la Linterna: 18
pies, o sea 6 varas; lo cual agregado a los 132 pies, hace el alto
total de la cúpula 150 pies, o sea 50 varas, o sea 43 metros.
Los artistas fuer07i don Juan Mariana* Pizarro, los dos
hermanos Guerra, Justo y el maestro' Pedro, quienes ejecuta-
ron los adornos y pinturas de las imágenes y altares y el do-
rado de las columnas. Los señores Mitchell y Fulton dihuja-
ron y ejecutaron la obra de carpinteria. ]!^ír. J . J . Fay pintó
los confesionarios, las puertas de entrada, etc. Don Santos
Sartorio fué el arquitecto principal de toda la obra.
Ordenó (26 de agosto) la entrega del Colegio (San Igna-
cio) a los seis jesuítas que ¡acababan de llegar de Europa, pa-
ra que vivieran en él, isegún las reglas de sui instituto, asig-
nándoseles poco después la cantidad de 450 pesos mensuales
y facultándolos para abrir aullas públicas.
Acordó (17 de septiembre) uma medalla de pro y otra de
plata a los encargados por el gobierno de la asistencia, en la
Isla de Martín García, de los canarios infectados de una fie-
bre contagiosa- de la que murió uno de les empleados al efec-
to, con la inscripción siguiente: "Salvó a sus semejantes con
riesgo de sk. vida", en el anversOj y en el reverso "1836 — •
iriSTOElA CE LOS GOBEENADOEES DE LAS PROVINCIAS AKGENTINAB I31
Canarios a punto de jyerecer"; y al capellán José Aeosta, que
murió del contagio, la misma inscripción so'bre la lápida de
su sepulcro, variando las palabras con riesgo por las de a costa.
Incitó al obispo diocesano a que Ids predicadores, al fin
de cada sermón o plática, exíliortasen al pueblo a mantenerse
firme en la defensa del sistema pseudo-federal (7 de diciem-
bre), y ellos, de su cuenta a.crregaban laudatorias en honor del
Ilustre Bestaíirador> con el fin de congraciarse su beneplácito'.
Ordenó (13 de febrero de 1837) se cerrase toda comuni.
cación entre la' República Argentina y las del Perú y Bolv
vía, lio pudiendo nadie pasar del territorio argenítáno al boli-
viano, por el heelio de haber, el general Santa Cruz, reunido
ambas Repúblicas en una sola (bajo la denominación de Con-
fedcración Perú.Boliviana) , y por los preparativos de guerra
y acantonamientos de tropa sobre la línea divisoria de esta
República y la de Bolivia. Y el 19 de mayo declaró La guerra
f)l gobierno del general Santa .Cruz, per haber violado el te-
rritorio de la Confederación, permitiendo penetrar en él par-
tidas de tropa de Bolivia al mando de jefes bolivianos, desti-
nadas a despojar por la fuerza a ciudadanos argentinos, ds
cantidadcis de diinero, y por el hecho de haber ocupado el Pe-
rú con un ejército boliviano, abusando así de la liber*Vad e in-
dependencia de los Estados americanos- de que el .gobernador
Prosas se había constituido defensor. Los efectos de esa dispo-
sición cesaron, con la tertminaeión de la guerra, por decreto
de 23 die marzo de 1839,
Sobre el general José María Paz, que había estado' preso
en la Villa de Lujan, los gobernadores de las pro"\ánciais pe-
dían su ejecución, pero Rosas, con la mira de »salvarle y de
atraerle quizá a su política, trató de calmar el entusiasmo fe-
deral, persuadiendo al gobemad-or López, de Santa Fe, le
mantuviese solo en arresto y después le envialse a la Villa de
Lujá.n. Alojado en la casa del Cabildo, se le pennitió vivir
con su esposa y fué atendido con la mayor consideración po-
sible- de conformidad a su situación, mandándoisele libros poT
orden de Rosas, pagándosele el consumo de vino y acordándo-
sele el sueldo íritegro de general. Puesto ©n libertad, el 20 de
abril de 1839, Rosas le dio el rango de general en el ejército
de Buenos Aires, de donde fugó a principios de jnilio del mis-
mo año (1839), dejando una carta para el ministro Arana,
mianifestándole su gratitud y lasegurándole que nunca tomaría
las armas contra el gobierno argentino.
El general Juan Thoimond O'Brien, participador en la
guerra de la independencia, había sido comisionado por el
132 AXTOXIO ZIXNY
presidente de Bolivia, /general Santa Cruz, para que trataí-e
de foTmar un tratado de comercio con la República Argenti.
na. El .objeto de este tratado era ofrecer a las diferentes pro-
vincias, libre acceso a sus ganados, millas y producciones na-
turales del país, /recibiendo en calmbio pesos de Potosí. Lcis
gobernadores de las ^provincias del interior accedieron gusto-
sos a la propuesta de O'Brien, manifestándose complacidos
de la acertada elección becllia en la persona de éste. Por to.
das las ciudades, por donde pasaba, desde Lima basta Bue-
nos Aires, los gobernadores respectivos, sus antiguos compa-
ñeros de la guerra de la independencia, le recibían con toda
clase de obsequios, iparticularmente el de <Salta,. F. Heredia,
que le dio un banquete' baile y una revisl'na de tropas.
A su llegada a Buenos Aires, O'Brien fué recibido' con
toda atención por los ministros de Rosas, a cuya considera-
ción sometió el tratado convenido con las demás provincias y
a quienes más inmediatamente interesaba.
Rosas, desechó aquel tratado, porque había ya declarado
la guerra al general Santa Cruz, casa que O'Brien iglioraba.
Habiendo así fallado la negociación, ,0 'Brien, cuyo fin al
vijsitar a Buenos Aires no era otro, resolvió abanidonar el país.
Para el efecto, ocurrió a la policía en solicitud de su pasa,
porte, y a la tarde del mismo día 'tíuvo la visita del jefe deí]
departamento Vietoriica, acompañado del coronel Pereyra. Es.
toS' que iban armados, le dijeron que Rosas deseaba hablar
con él. O'Brien los siguió, y en vez de conducirle a casa de
Rosas' lo llevaron a la Cuno,, donde fué encerrado, metidoi en
una icclda, de la que no salió sino a los seis meses y 25 díals.
El ministro ingl/ás, señor Mandeville, a pesar de sus lesfuer-
zos, no pudo conseguir isu soltura.
Rosas se oponía a ponerle en libertad, alegando, por úni-
ca excusa, que la detención de O'Brien sólo era por precaución
porque había oído decir y creía que el objeto' de su venida a
Buenos Aires 'era ©1 de hacer una revolución, trayendo para
efectuarla quince mil onzas. O'Brien no llevaiba encima niáa
que 5.000 libras esterllnafe en letras sobre Londres.
El fin de O'Brien estaba ya resuelto por Rosas, a quien
el doctor ü\Iaza no pudo hacer desisVilijr, a pesar de todos los
'argumentos que empleara, hasta que éste refirió el hecho a
la esposa de Rosas, doña Encarnación, quien inmediatamen.
te fué a arrodillarse a los pies deil gobernador intercediendo
por el preso. A esta intercesión debió O 'Brien sólo la demora
que sirvió -para isu salvación.
A mediados de diciembre de 1837, llegó de París /Una
rOSTOKIA DE LOS GOEEEX ADORES DE LAS PF.0VI^'CIA3 ARGEXTIXJiS 1 33
carta del general San Martín a los ministros de Rosas, en que
se recapacitaban los iservicios prestados poír O'Brien, a quien
halDÍan sido confiadas las banderas que ostenta la catedral de
Buenos Aires, habiendo estado encerrado durante once días
en una casuclia en ila Oordillera de los Andes, durante una
tormenta de nieve- sirviéndole esas mismas banderas de úni-
cas cobijas, de noche, banderas que le costaron mucho sacrifi-
cio para ganarlas y mucho para conservarlas; en suma, San
Martín terminaba diciendo que sus muchos años de experien-
cia le habilitaban a poder asegurar que O'Brien era hoimbre
incapaz de intriga o de deshonra.
. Esta carta del general San Martín tampoco le valió para
ponseguir su libertad, si bien eis o;)osible que haya servido para
salvarle la vida. Fué un despacho del lord PaUmerston, mi.
nistro de relaciones exteriores ide la Gran Bretaña, insistien-
do sohre ¡su inmediata libei^tad, la que hizo se le abriesen las
puertas de su prisión en la mañana del 25 de diciembre de
1837. El jefe de poilicía, Victorica, le entregó la orden de su
soltura, con la condición (de que había de dar una fianza de
60.000 duros, y que al salir para Inglaterra no había de to-
car en ^lontevideo' ni en Río Janeiro.
Exoneró (5 de octubre de 1837) del servicio militar a
los ciudadanos que en el año de 1820, pertenecieron a la Divi-
sión de Coloirados que él (Rosas) mandaba, acordándoles una
medalla de plata, para losi jefes y oficial e!s, y de latón, para
los demás, con la anacronística inscripción: ''¡Viva la 'fede.
ración! — Provincia de Buenos Aires", con las larmas de la
Confederación orladas; y en el reverso — "A los Restaura-
dores de las leyes en 1820".
Los primeros restauradores no fueron lois que en 1820
contribuyeron al restablecimiento de la lauitloridad legal del
gobernador Martín Rodríguez, sino los que, a las órdenes del
comandante Francisco Sayos, triunfaron, con heroica intrepi-
dez- de los perturbadores de la pública tranquilidad en la jor-
nada del 7 de no\'iembre de 1816, en lais inmediaciones de
Córdoba. {Véase esta provincia). Y en demostración de reco.
nocimiento de los pueblos de la Unión Argentina, el Direc-
tor Pueyrredón les acordó el uso de un escudo en paño celes-
te con letras de oro, llevando la inscripción siguiente : Honor
A LOS Restauradores del orden.
Sin embargo, de eso, Rosas encontró más conveniente in-
currir, a sabiendas, en el anacronñsmo de títularse el primer
restaurador, de que tanto hizo alarde durante todo su igobier,
no, en la seguridad de que naidie se habría de atrever a ree
ANTONIO ZINNY
tificarlo. Sus enemigos políticos se limitaron a disminuir la
importancia de la restauración del orden legal en 1820, pero
ninguno manifestó tener en cuenta el anacronismo que por
primera vez se hace conocer.
Gomo gobernador de Buenos Aires, encargado de las re-
laciones exteriores de la República y pcir especial autoriza-
ción de los igobiemos de la Confederación Argentina, sometió
a juicio' a los cuatro hermanos Reinafé» por lia cireuns/tilincia
de ihaber sido uno' de eUos gobernaldor de una provincia fe.
deral, formalidad de que hizo completa prescindencia, más
adelante, para con los gobernadores Orillen, de Santa 'Fe;
Brizuela, de La Rioja; Cubas, de Catamarca; Avellaneda, de
Tueumán, etc., quienes fueron bárbaraanente isacrificados sin
la más mínima consideración. Y el 9 de octubre oirdenó la eje-
cución de fa sentencia de muerte ¡en las personas de lois refe-
ridos Reinafé, Santos Pérez> etc., aiutores, ejecutor'as y cómpli-
ces de la mortandad perpetrada el 16 de febrero de 1835, en
el general Juan Facundo Quiroga, general y doctor José San.
tos Ortiz y otros, en Barranca-iYaco, la cual tuvo lugar el 25
de octubre de 1837, en la plaza de la Victoria, la de unos), y
en la de Marte (Retiro, ihoy General San Mariín), la de los
demás.
La señora doña Encarnación Ezcurra de Rosas, esposa
del Restaurador de las Leyes, falleció en la noche del 19 al
20 de octubre de 1838,^ y su cadáver, colocado dentro de un
lataúd de pino forrado de raso' blanco, con almohada y col-
chón también de raso del ¡mismo color, con un segundo de
plomo' y un tercero de caoba cubierto dé terciopelo negro,
fué conducido en procesión a laiSi 8 de la ¡noche del 21 a la
Iglesia de San Francisco. Las tropas, formiadals a la izquier-
da de la línea de procesión, que se extendía desde la caisa de
Rosas, actual casa de gobierno provincial, hasta la iglesia,
llevaban candiles los (soldados y hachones los oficiales. La lí-
nea de la derecha de la procesión se componía de ciudadanos-
todos descubiertos, llevando un hachón cada uno. El ataúd
era cargado allíernativamente por varios caballeros, e iba
precedido del obispo de la diócesis, doctor Medrano, y del de
Aulón, doctor Escalada, los dignatarios de la iglesia y clero,
inclusios los frailes franciscanos y ¿lominicos, cantando la ora-
ción de los muertos. El duelo lo encabezaban les ministros de
relaciones exteriores y de hacienda, doctores Arana e Insiarte,
y a uno y o-tro costado el ministro plenipotenciario de S. ISi.
B., señor Mandeville; el encargado de negocios del Brasil, se-
ñor Lisboa; el cónsul general de Cerdeña, barón 'Picolet el'Her-
HISTORIA DE LOS GOBEEKTáDOEES DE lAS PEOTI^•CIAS AKGE^-Tí:':AS 1 35
miillon, y Mr. Slade, cónsul de Jos Estados ,Unidos ; éste y el
inglés, de 'todo uniforme. Los generales Pinedo, Guido, Vi.
dal y Rolón y todo el Estado' mayor del ejército iban de traje
de parada, y los generales Soler y La Madrid en el de ciuda*
daño. Terminada la ceremonia fúnebre, ©1 aitaúd fué deposi-
tado len la bóveda bajo el altar mayor.
La concurrencia a este acto ¡se callculó en número de
25.000 personas y el de los que llevaban hachones pasaba de
1.000.
El día del entierro, fueron izadas a media asta las ban-
deras de lo'S agentes extranjeros en esta ciudad, y como se.
nal de respeto a la memoria de la finada' los teatros no fun-
cionaron en las noches del 20, ^1 y 22.
Al día siguiente del faileeimiento de esa señora los jue-
ces de P'az de la ciudad, por sí y a nombre de los ciudadanos
de siU'S respectivos distritos, presentaron nna petición a la Sa-
la de Representantes, solicitando se tributasen a la esposa del
gobernador los honores designados a los ca,pitanes generales.
La Junta, notando que el gran ciudadano, columna del
orden y de las libertades^ consagraba a los negocios públicos
aun aquellas horas destinadas al descanso y que durante to-
da la noche, en que se hallaba ,en su despacho, nadie g-uarda-
ba isu persona, resolvió dirigirse al Restaurador, a fin de que
éste tu\deise a su inmediación una guardia' en preeaaición de
un fatal suceso, cuyas funestas consecuencias serían de inmen-
sa trascendencia a toda la República en general.
El gobernador Rosa®, al agradecer a los Represenfí^anteía
la demostración del interés que los animaba por la conserva-
ción de ;su existencia, defi^rió a aquella insinuación, disponien-
do qne en la easa de su morada hubiese una guardia de 6
hombres, que él consideró suficiente, para llenar" el objeto qne
aquéllos tuvieron en vista al dictar su resolución.
En el mismo año .;(1838) mandó eesar (17 de abril) la
Casa de Expósitos y suspender (27 idem) los sueldos de los
preceptores de las escuelas públicas de varones y niñas en to"
da la provincia, y de los profesores de la Universidad, du-
rante el bloqueo. Cesó áste, pero aquella disposición continuó
en vigor, hasta después de la caída de la Restauración pseu-
do.f^^eral.
Con motivo de dar cuimplimiento a una ley, dispomiendo
honras fúnebres a la señora doña Encarnación Ezcurra de
Rosas» el gobernador fué impedido de reglamentar el ceremo-
nial que había de obsen^arse; en su consecuencia, el doctor
136 ANTONIO ZINNY
Maza, Presidente de la Sala, ejerció el P. ü. el 15 de noviem-
bre, de iconfoirmidad a la ley respectiva, qne más adelante se
cita, 1^1 ,, ./.j
1838 — Dr. Manuel V. de Maza, Presidente^ de la Sala de
Representantes, en ejereicio del Poder Ejecutivo, ¡por impe-
dimento del gobernador Rosáis, el 15 de noviembre, de confor.
midad a la ley de 23 de noviembre de 1837.
El doctor .Maza ejerció el Poder Ejecutivo, al solo efecto
de decreitar los regios honores fúnebres destinados a la espo-
sa del gobernador Roisas- iguales o superiores a lois de un ca-
pitán general. El funeral se celebró en el templo de San Fran-
cisco el 20 de noviembre, con asistencia del gobierno enicabe.
zando el duelo, en seguida la Comisión d'ei la Sala de Repre-
sentantes y la familia de Rosáis, la Cámara de Jusitdcia y to-
d'os los demás empleadosi de la Administración y los ciudada-
nos invitados; el general Manuel Oribe, ex Presidente de la
R. O. del U. con* sus ex ministros; el cuerpo diplomático ex.
tranjero, los cónsules, etc., etc., con formación de tropas des-
de la casa mortuoria hasta el templo, por lasi calles del Res-
taurador (Moreno), Uniíversidad (Bolívar) y Potosí (Alsi-
na) ; salva fúnebre y el disparo de un cañonazo, desde las
doce del día de la víspera, icada media hora, y tres descargas
durante el oficio fúnebre. El ejército en campaña había de
rendir los honores correspon dientes, en sus respectivas can.
tones. ! ' i '
La escuadra brasileña, surta en valizas exteriores, con-
servó la bandera a media .asta -el día de los funerales, con-
testando a todas las manifestaciones de duelo, que hizo la air-
tillería de la plaza, y rindieiiido así Jos mismos honores que
en el imperio se tributan a una princesa heredera de la co.
roña.
Los gobiernos de las provincias manifestaron su acerbo do-
lor por id funesto acontecimiento de haber fallecido la He-
roína DE LA Federación, la gran ciudadana. . . la sieñora ex-
traordinaria, a quien la muerte dehia ciertamente haher re>s.
petado, que liahia liecho grandes e imfportantes servicios al
país y a la santa causa de la Fed¡eración, siendo' el terror de
los pérfidos salvajes unitarips; etc., etc.. etc.
El doctor Maza, secretario del gobernador en campaña,
ex ministro de Gracia y Justicia, camarista, juez especial co-
misionado para el proceso de Barran/ca Yacoi, pnesidente de la
cámara de Justicia y de la Junta de Representantes, etc.,
muere asesinado en el miymo recinto de la Legislatura por el
á
laSTOIflA DK LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGEXTiyvs 137
eapiítlán Gaetán y Moreira (a) el zurdo, ja, Tos siete meses y do-
ce días de firmar aquellos decretos.
1838 — Brigadier General Juan M. Rosáis, pro.pietario,
impedido el 15 de noviembre, con motivo de las disposiciones
que' para el funeral de su esposa, habían de dictarse, en cum-
plimiento de la ¿ey sancionada al efecto ; reasumiendo el go-
bierno al siguiente día, 16.
En ejercicioi del P. E. o sin es'tar ¡en él, Rosas fué el úni-
C-. rcandatnrio real y iDositivaanente que doiminara la provin-
cia de Buenos Aires y aun de ila Confederación, d'esde el 24
de iuni(Y de 18í:9 basta el 3 de febrero de 1852. Por más que
se vea a otros fig-urar con el títu)lo de gobernadores lo eran sólo
en el nombre.
El año de 1839 recuerda actos dolorosos, como resulta-
do de la honda división política que existía entre los rosistas
y sus contrarios. Todos los heroicos esfuerzois ;de éstos fracasa,
ron ante el gran jDoder de Rosas, no> sólo en la: provincia sino
también en casi toda Ja República. Dentro de la provincia,
sus tentativas fueron desgraciadas cuando la conspiración
encabezada por el teniente coronel Ramón Maza y otros, de
que- más adelante se hablará, y cuando la revolución del Sur.
Y fuera de ella, no lo fueron menos en Pago Largo y eji el
Arroyo Bacacuá. Rosas fenía adema» espías, bien remunera"
des, entre sus enemigois políticos^ los cuales pasaban por muy
unitarios. En carta de 9 |de' junio de 1839, tomada a conse-
cuencia 'de la derrota de Echagüe en Cagancha (29 de di-
ciembre de 1839) Rosas decía a éste lo ¡siguiente: "El sujeto
con quien la he mandado (refiriénldose la una carta) es un
unitario espía nuestro de confianza y persona de respeto para
los unitarios, por lo que ni han de soñar que va en esta comí,
sión y otras importantes; y como es hombre muy capaz de lle-
narlas, no 'sería extraño que algo consigamos. En es/íie sentido
y en el de dividirlos, y tenerlos en desconfianza ;a oinois de
otros, en confusión y desorden, tengo en Montevideo otro su-
jeto, de quienes tampoco han ¡de desconfiar. Quizá también
se realice una empresa algo arriesgada, que teneometadé a
otro, y que ayer se presentó en la escuadra francesa, /Como
fugado de ésta. Si la consigue' puedci ser que se presente a
usted, según el ipunto en que se halle."
Don Domingo Cúllen, ex gobernador de Santa Pe, man-
dado derrocar por el mismo Rosas, hallándose asilado en
Santiiiago del Estero, en casa de su amigo el gobernador Iba.
rra, fué remitido por és>tle, con una barra d'e grülos, a las
138 a:í^toxio zi'syr
repetidas instancias de Eosas. Este había comisionado desde
Bnenos Aires a su edecán, el coronel Pedro Ramas, para que,
acompañado de nn piquete de tiradores ^ del clérigo de San.
Nicolás de los ArrorcS' Ramón González Lara, esperase la
llegada de Cúllen en el Arro'vo del M'edio y allí lo fusilase
inmediatamente, dándose cutmpli'miento a esa orden el 22 de
junio.
A los cinco días, en la noche del 27 de junio fué asesinado,
en él mismo recinto de la cámara de Representantes, su pre-
sidente el doctor Manuel Vicenite Maza- a quien se suponía,
no sin fundamento, complicado en una conspiración proyec-
tada contra la vida del gobernador Rosas; y antes de amane-
cer la mañana del día siguiente, 28, su hijo el comandante Ra.
món Maza era fusijlado en la cárcel de esta ciudad, como jefe
de aquella conspiración. En ésta figuraban t-am^bién don Enri-
que Lafuente, ^ den Carlos Tejedor, don Jacintoi Rodríguez
Peña, don Santiago Albarracín y don Rafael Jorge Corvalán,
hijo del general.
Rosas, al obrar así creyó ejercer un acto de justicia, a la
vez que de clemencia, ahorrando la sangre de muches, caso de
abrirse un proceso. Prefirió, pues, sacrificar a dos amigos ín-
timos antes que iniciar el tal proceso'ique indudablemente ha-
bría causado muchas más víctimas.
Además de los arriba nombrados- conspiraban también
contra Rosas el misan o- doctor Maza, que era el jefe del club
cen-tral y al que no todos tenían acceso, les clérigos don Va.
lentín San ^Martín y don Valentín Gómez, don Gervasio Ro-
sas- hermano del gobernador, don Juan B. Peña y muchos per-
sonajes notables del partido denominado Lomos Negros, que
eran antidecembristas y que formaron causa con los decem-
bristas o antiguos unitarios. Hasta había señoras iniciadas en
lo que ya no era secreto. Faltóles el general Lavable y todo se
desconcertó, descubriéndose la conspiración por denuncia he.
cha por el coronel Nicolás M. Fontes, mayores Nicolás M. Fon-
tes, Nicolás Medina y Paulino Medina, quienes, "por su ser-
vicio de importancia rendidlo a la causa de la libertad y lionor
del continente americano", fueron recompensados con la can-
tidad de 15.000 pesos cada mnioi de la Tesorería de la pro.
vincia.
El doctor Maza pudo huir de Buenos Aires, para lo cual
Rosas le dio tiempo de sobra y aún empleó los medios para ha-
cérselo entender, por cpnducto deil cónsul americano Mr. Al-
fredo M. Slade y por otras personas bien intencionadas, To-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 139
dos los indicios ile man ifesí aban de un modo evidente que su
vida corría peligro con la efervescencia popular, de que Ro.
sas, según decía, no ipodía responder, ni evitar. Rosas tenía
en su poder, desde el 23 de junio, víspera de la prisión del
coronel Maza, las cartas que el doctor Valentín Alsina y el
comité argentino de Montevideo^ enviaban ail dcotor Maza, por
cGuductio de un diplomático^ extranjero- de la intimidad del
gobernador. Maza, por su amor paternal, desoyó el sano con-
sejo, negándose a aceptar la invitación que se le hacía de em-
barcarse en uno de los buques de la estación norteamericana
en el Río' de la Plata y trasladarse adonde él quisiera. Su con-
testación fué: "No; SI loi bago, einpeoro la situación de mi
" hijo, cuando mi obligación es hacer cuanto pueda por siai-
* ' vardo : si me buscan, aquí estoy ; isi me mattan, me matarán
" en mi puesto." En efecto, fué muerto en su puesto, entre
seis y siéíe de la tarde (27 de junio), y su hijo', el coronel
fuisilaidoi en la cárcel a las tres de la mañana del 28. Llevaba
éste levita negra, chaleco punzó y pantalón azul con vivo tam-
bién punzó.
Mientras tenía litigar el aisesinatc oñcial del doctor Maza
en eil recinto de la Legislátuira, en el esterior, frente a la ca-
sa de Rosas, actualmente casa de gobierno provincial, había
un piquete como de 50 soldados de caballería, sentados o ten-
didos sobre la vereda, obstruyendo el paso a Icis poquísimos
transeúntes que a la sazón se veía por las calles y principal,
mente por aquélla.
Nacido en Buenos Aires en el año de 1779, don Manuel
V. Maza cursó sus estudios en la Universidad de Santiago de
Chile, habiéndose recibido de abogado en edad muy juvenil.
Ardiente patriota de 1810, fué castigado en Lima con una du-
ra prisión, de orden del virrey, debido a su entusiasmo por
la naciente libertad. Inclinado por carácter al retiro del tu.
multo social, la vida del doctor Maza fué por' muchos años si-
lenciosa. Siin embargo ejerció varios empleos municipalets, has.
ta el año de 1815, qute fue encargado de las célebres causas
revolucionarias de aquella época y miembro de la comisión de
administración de justicia, que formó el importante Regla'
mentó que lleva este nombre.
Dos o tres años después ¡conoció al entonces joven Rosas,
po'r ^quien tomó paternal cariño, haciendo po-r él cuanto po-
dría haber hecho un padre bueno y sensibíle ; ora disculpándo-
le sus errores juveniles, ora defendiéndole como abogado y
amigo en una causa que sus padres le habían promovido; ya
140 ANTONIO ZINNY
enseñándole cuanto pudiera iserle ;de oitildad, ya dirigiendo
sus pasos y moderando isiu ambición, 'manifestada ya em 1820,
en que Rosas apareció sdbve la escena pública). Al doctor Maza
se atribuye la célebre despedida de Rosas a la ciudad de Bue-
nos Aires, después que ésta ca^^ó en poder del gobernador Mar.
tín Rodríguez, en octubre del referido año, documento suma-
menite bien escrito y que tal vez fué la principal base de la
innegable populaiidad de Rosas, cuyo íntimo confidente fuera
desde entonces.
En 1827 fué nombrado representante del pueblo, y por
la sala de diputados, presidente de este cuerpo, y como amigo,
que era de Rosas, sufrió persecuciones en los conflictos civiles
del año de 1829.
En la expedición que en 1831 contra Córdoba, ocupada
por el general José María Paz, acompañó Maza a Rosas, en
clase de secretario, trabajando laboriosamente a su lado día
y nocbe, y casi pereció en el Río Cuarto a mano de los indios
de Yanquetruz, en el desempeño de una importante comisión
que Rosas le había encomendado.
' En 1832, fué nombrado ministro de gracia y justicia,
(único que ejerciera tal empleo), ligando su nombre a la re-
sistencia que hizo el gobierno argentino sobre la usurpación
de las Islas Malvinas o Falkland.-
Sirvió algún tiempo de ministro del gobernador J. R.
Balcarce, a quien, como se habrá visto, sucedió el general Via-
monte, a consecuencia de la revolución de los Restauradores,
el 11 de octubre de 1833; y cuando éste renunció y no había
quien quisiera aceptar tan tremendo y pesado cargo en aque-
llas difíciles circunstancias, el doctor Maza, con patriótica re-
solución, admitió el nombramiento de gobernador provisorio
con aplauso de los ciudadanos de corazón sano.
Pocos días antes de entrar Rosas a ocupar el mando su-
premo, que no dejó sino derrqcado (3 de febrero de 1852),
el gobernador Maza recibió una insinuación (mandato) de
aquél, para que pusiese preso con una barra de grillos a su hi-
jo político el doctor Valentín Alsina; pero Maza se limitó con
dar a éste pasaporte, para que saliese del país.
Uno de los primeros actos de Rosas, al entrar a ejercer el
mando, tres días después de aquella especie de orden fué man-
dar salir fuera de la República, a la hija del doctor Maza y
esposa de Alsina,
Continuando Maza en la presidencia de la Sala de Repre-
sentantes, fué nombrado presidente del tribunal de justicia;
IIISTPRIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PROVIKCIAS ARGEÍÍTINAS I4I
juez comisionado para algunas causas arduas, criminales y
civiles; juez especial de la causa seguida contra los Reinafé,
de cuyo plan de enjuiciamiento, ni de la acusación él no había
sido autor.
El doctor Maza fué quizá el único amigo desinteresado
de Rosas.
Pocos meses después de esa lúgubre acontecimiento, con
el que la población de Buenos Aires quedó consternada, esta-
lló, en la noche del 28 al 29 de octubre, en Dolores y Monsal-
vo una revolución encabezada por don Pedro Castelli, hijo del
revolucionario de 181U, Fernando Otamendi, Francisco Kamos
Mejía, Manuel Pico, y todos los ciudadanos más conspicuos de
la campaña del sur, hasta el mismo hermano del gobernador
Rosas, don Gervasio. Esta revolución, que tenía por objeto
derrocar a Rosas, terminó con una acción que tuvo lugar el
7 de noviembre en la Laguna de Chascomús, de la que resultó
que los revolucionarios fuesen vencidos y tomados prisioneros
los más, entre ellos Castelli, que fué en el acto decapitado y su
cabeza remitida por el coronel Prudencio Rosas al juez de paz de
Dolores, en cuya plaza quedó expuesta a la espectación pública.
Fuera de la provincia, Rosas obtenía nuevos triunfos que
afianzaban su poder cada vez más.
En Pago Largo, provincia de Corrientes, tuvo lugar una
sangrienta batalla, que fué ganada, el 31 de marzo, por los
generales Urquiza, Echagüe y Servando Gómez, sobre el ejér-
cito correntino al mando de su gobernador Genaro Berón de
Astriada, que murió en la acción juntamente con 1.960 hombres
más, inclusos 84 jefes y oficiales, con la pérdida, además, de
450 hombres prisioneros, 500 fusiles, 1.500 lanzas, 360 terce-
rolas y otros tantos sables, 6 carros de municiones, 4.000 caba-
llos, un estandarte y su archivo de campaña.
En el arroyo Bacacuá, cerca de Curuzú Cuatiá, en la mis-
ma provincia, tuvo lugar otro hecho de armas, el 29 de no-
viembre, entre una fuerza del general Juan Pablo López (a)
Mascarilla, a las órdenes del entonces teniente coronel Jacin-
to Andrada, sobre una- división al mando del genio de la guerra
(según el general La valle) coronel Patricio Maciel, quien fué
derrotado, tomado prisionero y al día siguiente 30, fusilado
juntamente con el alférez Ramón Espíndola, por orden del
citado López, que tenía por máxima no dar cuartel.
La revolución de Dolores, por ley de 9 de noviembre, fué
declarada crimen ele alta traición contra el Estado y de ¿nfide'
lidad a la sagrada causa de la Litertad y de la independencia
142 AXTOXIO ZIXXT
americana y los que la promovieron y encabezaron fuera de la
ley, j acordando a los individuos del ejército de línea y milicia,
en premio de sus servicios, una donación de tierras de propie-
dad pública, al terminar la guerra, en la forma siguiente :
A los generales 6 leguas
A los coroneles 5 "
A los tenientes coronelas 4 "
A los sargentos mayores . 2 "
A los capitanes 1 "
A los oficiales, de capitán abajo. ... O 3 ¡4 "
A los sargentos O lj2 "
A los cabos y soldados O 1)4
Los empleados civiles se hallaban incluidos en la misma
donación, en proporción al grado militar a que correspondían
sus sueldos en la lista civil.
Además de la citada ley, en la misma fecha, la Junta de
Eepresentantes sancionó otra, declarando que "sus personas
y propiedades estaban a disposición del Ilustre Restaurador
de las Leyes, para el sostén de éstas, de la independencia na-
cional y de la santa causa de la libertad del Continente Ame-
ricano".
La vasta extensión de territorio, desde el Salado hasta el
Río Quequén y exterior de las sierras del Tandil y Tapaiqué,
fué (25 ae diciembre), dividida en 14 secciones con un juzgado
de paz, 6 alcaldes y 12 tenientes en cada una.
i' ijado ed día 5 de marzo de 1840, para la elección de go-
bernador en reemplazo de liosas, cuyo período terminaba el 7,
la Junta de Representantes reeiigió al mismo Rosas, quien ele-
vo, el 14, su dimisión, suplicando se le concediese el descanso
que exigían sus doloridas circunstancias domésticas, y "con
intenso anhelo, muy encarecida y humildemente ruega se elija
sin pérdida de momento la persona que había de suoederle en
él mando de la provincia, creando los recursos con que debía
contar la Administración subsiguiente." La Junta le contestó
que, si los Representantes se prestasen a admitir su dimisión,
cargarían con una ilimitada responsabilidad, rogándole por lo
tanto terminara la obra empezada, en la seguridad de que la
Representación sería infatigable en facilitar recursos que alla-
nasen los obstáculos que pudieran oponerse a la marcha de su
gobierno. Rosas reiteró (10 de abril) su dimisión, ofreciéndose,
por respeto a los honorables Representantes y a sus conciuda-
danos, a continuar en el gobierno un semestre más, a contar des-
de el 13 de abril. La Junta aceptó el ofrecimiento que hacía Ro-
i'ISTOEIA DE LCS GOEEKN ADOBES DE LAS rROYINCrAS 4.EGENa'I?rAS Í43
sas, pero sin variar por eso la ley de 5 de marzo del mismo año
(1840), declarando ai mismo tiempo que el gobernador Rosas,
en el uso que hiciera de la suma del poder con que fué inves-
tido por la ley de 7 de marzo de 1835, había llenado los desig-
nios que tuvo la provincia al sancionarla. Con tal declaración,
acordándole un voto de gracias, que era cuanto Rosas deseaba,
éste Se manifestó muy satisfecho y continuó en el gobierno, has-
ta el 16 de agosto que lo delegara en el ministro Arana, con el
objeto de ocuparse preferentemente de los asuntos del ejército
y de la camjjaña invadida por el ejército libertador, reserván-
dose empero expedirse en lo concerniente a la cuestión pen-
diente con el gobierno de Francia, y sin perjuicio de expedir
por sí solo cualquiera providencia y disposición, cuando lo cre-
yera conveniente, sobre cualquier asunto de los comprendidos
en los diversos ramos de la administración.
1840. — Dr. Felipe Arana, ministro de relaciones exterio-
res, delegado de Rosas, desde el 16 de agosto de 1840 hasta el
4 de julio de 1842, por tener el propietario que ocuparse pre-
ferentemente de la campaña y del ejército, reservándose expe-
dirse en lo concerniente a la cuestión pendiente con el gobier-
no francés, y sin perjuicio de expedir por sí solo cualquiera pro-
videncia y disposición, cuando lo creyera conveniente, sobre
cualquier asunto de los comprendidos en los diversos ramos de
la Administración. :
Después de la batalla del Sauce Grande, en la provincia
de Entre Ríos, ganada por el general Echagüe, el 16 de julio,
sobre el ejército libertador al mando del general Lavalle, in-
vadió éste en agosto, la provincia de Buenos Aires, llegando
hasta Merlo, de donde retrocedió precipitadamente, en septiem-
bre, a Santa Fe, debido a una estratagema de Rosas, que se
hallaba en el partido de Morón, desde el momento que Lavalle
pisó el territorio de la provincia.
Con motivo de la aproximación del general Lavalle a
esta ciudad (Buenos Aires), y temiendo que ella pudiese ser
tomada, el inspector y comandante general de armas trazó un
plan de defensa, cuyo original poseemos y que ahora sale a luz
por primera vez.
Plan de defensa de la ciudad de Buenos Aires en 1840-
otmenazada de un ataque de las fuerzas al mando del general
Lavalle .
"Convencida está el inisipeetor y coimiandante genenal áe
armiais interino ^de que los denom.inados unitarios j^amás llega-
rán a dominar este ipaís: igual convencimiento tiene de que
144
ANTONIO ZINWY
el valiente y viintuoso ejército qíue hoy sositiemie la loausa oaaita
de lia libertad e independ'cinicia ■ amieiriicama, a las órdenes inme-
diatas del jefe invicto (Caseros?), del ilustre Restaurador de
las Leyes, exte.rim'inará Las fuerzas traidoa'ia,s; qiuie piisan el sue-
lo de los libres, dirigidas pior el general Liavalle, .antes que
ileguien a obtener el tiriunfo idie ¡ponense a lia viistiai ide est.a ca-
piial ; y mucho más iperáuaidido sie halllia de isius (piéirfidas intri-
gas, ni k cooperación de las fuerzas extranjenas les presenitai-
i-á op'Ota'unidad alguna paula burlar la vigilanieiía del mencio-
nado virtuoso .ejército federal, y iconsegiiir pior mleidio de un
ataque inesperado o soirpresa, apoderarse de la ciudad. Sin
embargo, para precaverse de todo acontecimiento funesto y
ponerse la salvo de los reveses! dte lai fortuina, que en la iguerria
nio puede sujetarse la .un cáknalo fijo, ha qujeriidlo bosquejar el
sigTiiente pilan de diefensa, piara eü remoto caso de UtOj ataqaiia
a esta capital, cuyas amias hoy comianda:
1." Se formará un recinto de puestb® fortificados par
ra defender la ciudad, que nio se extienda (a más de .dos cuia,-
dras .de la pl.azia¡ ide la Victoria, a los miiiubos norte, sur y oesfte.
Este irecinto se defendiera con tres divisiones de .infanitería len
el orden sigiuiente :
2° Lia primera división, que se denomiinlará d'el norte, se
v."0<mpiondrá del primer batallón de Cívicos, de la fuerza de la
Guardia del Principal, que es lel batallón Guardm Argentina,
el cuarto Vigilantes ide Policía y 50 isierenios . Esta divisiión se-
rá miandadja por el .general Soler, tenieindo a sus órdlenesi lal
gemaral C. Vidal.
3." La segunda, compuesta de 100 serenos, 60 tenientes
alcaldes y 40 hombres del tercer batallón eulbrirá la sección
del -oeste, mandada por el geneiral Guido, teniendo la sus órde-
nes lal general EiSp'injosia.
4.° La tercera, para la sección sur, se compondrá de 50
tenientes laEcialdes, 30 sierenos y 60 cívicos del 3er. batallón, y
será mandada por él generial Ruiz íluidobro, temiendo a sus
ordenes al general G. Ftasz.
■ 5." La sección .del norte, comprende desde el baluarte
nordeste de la Po.rt;aleza, siguiendo la cosita del irío haeiía el
norte hasta la calle Cangallo, hasta llegar a la esquina que hace
cruz con la de Maipú, donde se doblará al sur, hasta dar con la
calle de la Federación (Bivadavia) , que pertenece a la sección
del oeste. El jefe de esta sección cubrirá con preferencia sobre
el frente de la Alameda {Paseo de Julio) la azotea de la capita-
nía d-el puerto, con un piquete fuerte de 40 hombres, la calle
lílSTOEIA DE ros GOBEBNADOEES CE LAS PBOVIlsrciAS ARGENTINAS 1 45
25 de Mayo, las azoteas números 11, 21, 28, 36, 38, 47 y 74 ; en
la calle de la Paz (Reconquista) los números 18, 15, 34, 35, 60,
51 y el templo de la Merced ; en la calle de la Catedral {San
Martín), los números 18 y templo, 15, 46, 25, 64, 78 y el café de
Catalanes (que ya no existe) ; en la calle del Perú (Florida),
los numeras 17, 24, 60, 41, 51' 64, 72 y 57, y por último en la
caJle Maipú los números 15, 28, 17, 38, 48, 66 y 55. De las calles
perpendiculares a las que acabamos de mencionar, se ocuparán
tan sólo los centros de cada una de las cuadras comprendidas,
en el recinto señalado, por estar ya tomadas sus esquinas. Se
ejecutará esto en el orden siguiente : en la calle de la Piedad
los números 19, 32, 43, 76, 81, 100, 121 y 146 : en la calle de
Cangallo los números 26 y templo de la Merced, 62, 33, 100, 75,
136 y 99.
6.° La sección del oeste comprende, desde la plaza de la
Victoria dos cuadras al oeste por la calle de la Federación, y
tomando al sur, por la calle de Chacabuco, se doblará al e'=te
por la del Eestaurador (hoy Moreno)' hj?.sta llegar a la de Uní.
versiidad (Bolívar), quie comprende a la sección del sur. El jefe
de esta sección ocupará con preferencia las azoteas numera-
da-v del modo siguiente : en la calle de la Federación los nú-
meros 55, 24, 69, 40, 79, 50, 128 y 70; en la calle de la Victo-
ria los números 89, 15, 118. 29, 132, 47, 136 y 53 ; en la calle
de Potosí (hoy Alsina) los números 85 y bóveda de San Igna-
eio, 93 y su frente, 105, 68, 109 y su frente; en la calle del
Restaurador los números 92 y Biblioteca, 102 y su frente, 126,
103 y la esquina del Mercado que no tiene azotea. En las ca-
lles perpendiculares a las que acabamos/ de nombrar, sólo se
tomarán los centros por las razones dadas en el párrafo an-
terior, y esto se hará en el orden siguientie : en la calle de Re-
presentantes (Perú), los números 17 y su frente, 51, 64, 93 y
bóveda del Consulado (Tribunal de Comercio) ; en la de Cha-
cabuco los números 26, 23, 54, 59 y el Mercado.
1° La sección del sur comprende desde la esquina de la
Victoria, tomando por la calle de la Universidad hacia el sur,
hasta la esquina que encuentra con la calle del Restaurador;
y desde allí, tirando al este, hasta la costa del río, que también
se contará hacia el norte, hasta el baluarte sudeste de la For-
taleza. El jefe de esta sección cuidará iparticularmente de
ocupar los puntos siguiente.? : en la 'calle de la Universidad los
nú-meros 22, 37, café, 38- 69, 80, 77 y 104 ; en la de la Recon-
quista (Defensa) los númeiros 27, 44, 45, San Francisco, 65 y
su frente, 91, 56, 111, 77, 127 y San Domingo; en la de Bal-
146 ANTONIO ZTNNY
canee, los números 6, 11, 15, 16, S'aní Fnamcisco y su frente, 46
y 47 ; en la de Potosí que ya es perpendicular a las anteriores
se ocuiparán los números 13 y capilla de San Roque- 30 y 55 ;
en la) del Restaurador, el Depósito, Univeinstiidíad y 55; en lia
costa del irío se busicará el puntio m¡ás lai ippopósiijto ptara la de^
fensa.
8.° Si la raerza destinada la lal defensa deH recinto seña-
lado Si9 lajumentase, se ensancihiairá el cuadriO', hastia dJoinde' lo
permita' la fuerza de cadla una. die laisi Sieeieáonesi.
9.° Lois medios de inte'liígencia para todo lo concerniente
al servieio ide día -o de noiclie, ya sea entire los genleraíles de sec-
ción, ya entre 'cada uno de elloiS y el comlacad('a.nte de las armiES',
se arreglará según las circunstancias.
10. A media euiadra a vianigiiiardia 'del úiltimo punto- de
cada aeiceión se levatntará una ib'airriciadia, eon carros, cocihes,
f «nidos o cualquiera otra clase de cisftoa'ibo, y media cuiadra a
retiagiiairdia del mismo puesto sa bará una eortaduna, ide m'a-
nera que el ciuadnado qoiedle cerrado e imipenetrable piara um
g'olpe brusco de eaballeiríia.
11. La reserva del ejércitoi, comipuesta de los restos de
loí3 culeirpos de serenos, 3er. biaitallón de Cívicos, tendentes al-
ciaiMes y dois piezas de lairtillería volante sie situlairán en la R-e-
eoba vieja al manido inime'diiato del eicmiandante general de ar-
mas o del general que nombrare. Esta fuerza cubrirá la cate
dral, Eecobia y bocaicialles de la's plazas de la Victoria y 25 de
Mayo, p'aira oicnrrir al punto qne se bailiase en ipeligro. El ge-
neral líierediíai esitairá em. la resei^'vfa.
12. En lia Fortaleza se cubrirán los baluartes eioni) 30 hom-
bres cada uno y su tartilleiría estia^á enfilada a la Alaanedla-, 25
de Mayo, Federación, Victoria y Bialcarce. Esta fuerza se sa
Ciará de los serenos, tienienteg lalcaldes y 3eíi\ batallón dte Pa-
tirieiofe, ia)ciu(airftelados en la Fortaleza.
13. Los jefes y oficiiíales «lubalterinos de la plana miayor
aietiva e inactiva, qoie hicieron servicio y se pireisentasien, se
disitribuirán prioporcionalmentle entre lais tresi secciones, para
destinarlos a las lazoteas, lalsí icomo los Ideeididos federales ca-
paces de m,andiar y entusiasmar a la dlefenisa.
14. El hospital, piarque, mlaestranza y piroveed'uir'ía se
esítiabtece'rán en la Fortaleza. El sistemia.de provisionesi paira
cada sección, tamto en víveres como en combustiblefe, para con-
servaír la iluminación dle nioclhe hasta dos C"a!aidras d.e k> línea
exterior de los últimos paaiapietos de cniadro, se laaTleglará pior
el comandante generall de arm;as.
HISTOfilA DE LOS GOBEBNADOBES DE I AS PROVINCIAS ARGENTINAS 14?
15. LiOis generales de secición serán pTovisitos de autoñ-
23aioión ^ificiente para ipToporeionarse todos los mieidliios de se-
guridad y subsistencia de la fuerza confiada a su mando,"
OBSERVACIONES
"Una vez sabido el ataque, las fuerzsaí? td-estiinadas a cubrii'
I01S tres reicintog, así como la reserva, oiouipiairán &ui3 ipiueetoG,
teniéndiose preisente que siendo lesticis tres recintos la fortifieii-
eión con que debe defenderse la plaza, el jefe de las crmas
riesolverá la oportunidad d'e la conoentaiaeión ide los cuierpos
Guardia Argentma, con urna piezia de iaTtillería vdllante de a
ocho, el 1.° de campaña acuartelado en el mismo punto del
Retiro y el 4.° batallón de Patricios en ídem; .el bataRlón Be
bajados en isu cuartel al oestie, 'Cialle d!e Cuyo, y el biatalióni
Restauradores al siinr, en la calle de la Reconqoíásta. Es|toa
cuerpioB, para hacer su conicentmción, lo verificiairán del modo
signiente: el general Rolótii, jefe id'e los treei cueiip'os, en el
Retiro, mandará en dirección a la plaza de la Victoria el 4."
de Patricios y el 1° de campaña cocí la pieza de .aTtilleríiai, y
puestos a las órdenes del general Soler, dispondrá éste qu.'e; e3
1.° de campaña sigia. 'a ponerse a las órdenes del geneTial Gruido,
distribuyendo el 4." batallón en los puntos que debe ocupar en
su. sección, lo mismo que el de la Ou-ardia Argentina.
**Lgs Retajados, mandando 50 hombrea al Fiarque, se di-
rigirá el resto hacia la plaza, a recibir órdenes deH general
Guido, quien distribuirá dicha fuerza en los piuntoiS' dfe sia
recinto.
"El batallón Restauradores se moverá, como los 'anterio-
res en direicición la la plasa de la Victoiria y el general Huádo-
bro los distribuirá efn los puntos de siu steiijción.
"La retirada de la G'uardia Argentina, Rebajados y Res
tatiradores, si fueren ataci'ados, la harán en cueripo, lalejándose
del enemigo lo más que les sea posible, soistenidos por igu'eTTÍ-
Uas de 25 hombres y iprocunando dercraniarlos po.r las tres ca-
lles que tiene cada uno, en dirección al centro, icon el objeito
de q,uia la fuerza iprincipal pueda cómodamente síubir a las al-
turas, sostenida pior las guerrilliais, las que a la Ye:z soeiíenidas
por áquéliJa' al tiempo de su ciolociación. PaTa este objeto, es
conveniente que en el momeü'to de darse la orden de retiradia
por el jefe de las anmiais, los genenattes de sacicáón se| lavancen
sobre los cueirpos que deben ireconcientrayse y ordomar perao-
nalmeote la 'retirada, teniendo presedite que al honor de las
148 ANTONIO ZINNY
armas de la Confederación ,eisit.á libinaidio el 'deber de repeler al
enemigo, disputándoLe con ¡pirefereneia e'l terreno qne invaide,
"Los generales Soler, Guido y Hoiidobro cuidlairán cada
.uno len su caso de hacer .abrir con antAcip ación las puertas da
las icasias de las azoteas ; con rekición 'a la fuerza que venga en
aietirad'a y que deberá ocupar la mayor extiensión del recinto,
ap'ostanido oficiales al efecto, y comunicando al jieíe que se
retira, el número de hombres, pioco más o menos, que, a su
juicio, debe dejiaír en icada azotea.
"El jefe de las armas considera más oportiumo su re-
Bádencia, en caso de aitaque, fuera de los recintos designados
y es por esto que ha foranaido eisit.e plan de defiensa, distaúbu'-
yendo las localidades al mando de los generales que le ha ca^
bido .el honor de mandar interinamente ; y aipoya estia idea en
el antecedente de que, sie-ndo de suma ventaja,, en el caso que
el enemigo invasor tome altumais pana baitdr los recintos f orti-
ficiados, ©i privarleis de víveres de subsistencia, lo mismo que
de La inteligencia entne sí: importa mucho mover y dirigir a
la defensa la poblaición quie queda fuena de la línea tnazadia.
JUs igualmente de mucha importanoia el defender el Parque a
todo trance, para cuyo efeeto, lai más de los 100 trabajadores
y 50 liebajaaos, que al eíecto están destinados, se reiorzará
este punió con alagunas de los heles y decididos federales qua
se reúnan .al jete ae las ■armas. Al eieigir este piunio se na te-
nido presente, "a mas úe su importancia, lo conveniente quie él
feeia pira remitir a la plazia la provisión de carnes y artículos
üie guerra inaispensaiDies y que por su localidad están la .gran
tüst-ancia.
"JNo eis menos importante estaír fue.ra 'del reeánto para
disponer que el escuadión de policía y las fuerzas de caballe'-
Ti¿k que mandan ios decididos federales de La ¡Sociedad Fopiúr
l^f, y qute se consideran hoy, como en número de üOO hom-
bres, hosidicen ,al enemigx>, si hubiese tenido la fortuna de pe-
netrar hasta ios fuegos de los recintos do la plaza, privándole
toda iciafee de recursos, así como empeñándose ein faoilitarlos
a los recintos foiitiheados.
"Del presente plan se siaiearán 3 ejemplares que, firmados
' por el inspector y comiandante general de armas, se diistribiii-
rán entre los 3 comandantes en jefe de aección, genarales So
iír, Guido y Huidobro.
"Buenos Aires, septiembre 4 de 1840, año 31 de la Li-
bertad, 25 de la Independencia y 11 de la Coníederaciói?
Argentina.
Lucio Mansiua/'
HISTOBIA DK LO» COBERNADOBEg DE LAS PBOVINOIAS AR«ENHNAS 14^
Fuerzas disponibles para la sección del oeste al primer
toque de alarma.
100 serenos — 60 tenientes alcaldes — 40 hombres dé.
Ser. batallón de Cívicos.
Fuerza adicional para cubrir la sección.
350 hombres del batallón Rebajados — 700 id. — Escua-
drón del núm. 1." al mando del coronel Sánchez.
'^ Orden general del día 5 de septiembre.
Se reconocerán por ayudantes comandantes del inspector
y comandante general de arma)S a los generales Miguel Soler,
Tomás Guido y José Ruíz Huidobroi; y las órdenes que ésitos
dieren por escrito o de palabra o por el órgano' de sus ayu'
dantes serán obedecidas, como emanadas de lo acordado y dis-
puesto por el inspector general, para la defensa, seguridad y
provisión del ejército de ila guarnición.
MANSnjLA. "
Exasperado Roisas de ver que sus enemigos eran incan-
sables en tentar todos los medios posibles para derroearle. re-
currió a las vías de hecho, por medio de una Sociedad deno
minada Popular Restauradora o MasJiorca (o Mazorca), que
ejerció toda elase de venganzas hasta el degüello de pacífieos
vecinos. Cuando esa Sociedad tuvo la seguridad de que el ejér-
cito libertador había operado su inesperada cuanto impolítica
retirada de la provincia, puso en juego todo' su furor acusan-
do a los pseudo^unitarios de itjodas las desgracias que había ex-
perionentado el país, isin exceptuar el asesinato de Quiroga y
de su comitiva. Las cárceles se llenaron de presos, y aunque
puestos en libertad, sólo fué para ser después decapitadoia por
los secuaces de la tiranía.
PoT un decreto de 16 de septiembre (1840), expedida por
el gobernador delegado Arana, con expresa autorización del
propietario Rosas, se disponía la confiscación de todos los bie-
nes muebles e inmuebles, derechos, acciones de cualquiera cla-
se que fuesen, en la ciudad y campaña, que perteneciesen a los
salvajes unitarios, es decir, a los enemigos políticos de llosas,
que abandonando sus intereses, emigraban con razón oi sin
ella. Sin embargo, este decretio tuvo su ejecución en el si-
guiente mes OCTUBRE {mes de Rosas), época de ho'rror, en
I50 AiíTONio zI^"^íY
que no había una sola persona- sin excluir la de los diptemá-
ticos extranjeros, cuya vidíi estuviese segura; época que re-
cuerda la acumulación de delitos, fusilamientos en la cárcel,
cuarteles y pontones» plaza del H-etiro y Santos Lugares ; aten-
tados contra la religión, contra la cosa pública; violación del
domicilio, arrestos ilegales, violencias injustificadas; denega
ción de justicia; ateníadois contra la propiedad, contra la in-
tegiñdad de las personas; contra el honor de éstas; en una
palabra, época de coirrupción social hasta la extravagam:ia
del crimen.
El desgraciado vecino, a cuya puerta fuera a goüpiear aque-
lla especie de tribunal de la inquisición, conocido con el nom
bre de Sociedad Popular Restauradora, o aquel a quien, por
haberse negado a facilitar una cantidad de dinero prestado,
o que, habiéndola prestado, se hubiera atrevido a pedir su de
volueión, fuese calificado de salvaje unitario por algún miem-
bro de la mazorca, ya podía encomendar su ailma a Dios, por-
que era candidaito seguro de'l violín que se le había de tccar,
o lo que era lo mismo', .del degüello.
Después de esas escenas de horror del mes de octubre, que
los pseudo federales denominaron mes de Rosas» (hasta el 29
de marzo de 1843, que éste lo prohibió), en conmemoración
de los años de 1820 y 1833, en que Rosas contribuyó al resta-
blecimiento del gobernador Martón Rodríguez y al de los Res.
tauradoreS' y que sin pensarlo, conmemoraba una lúgubre épo-
ca de sangre, los franceses hicieron la paz con Rosas, firman-
do una convención que se conoce tcon ed nomíbre de Tratado
Mackau.
El mismo día, 31 de octubre, de la iratificación del referi-
do Tratado, el gobernador delegado Arana expidió un decreto
imponiendo penas severas a todo individuo que alterase el so-
siego público, y la pena de muerte al simple robo y heri-
das leves.
La Junta de Representantes, por su parte, que no se can-
saba de prodigar honores al Restaurador, acordó a Rosas un
voltio de gracias por el celo, patriotismo, sabiduría y energía'
con que sostuvo la caiisa de la Libertad e Independencia do la
Confederación Argentina y de la América, en el hecho de la
celebración de la citada convención de paz con el almirante
Mackau, iporque se conseguía que el gobierno francés retirase
su apoyo a los enetaiigos de la Dictadura y 'afianzaba a Rosas
en el poder.
Por la victoria del Sauce Grande, ¡al gobernador Rosas,
iriSTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 15I
a pesar de su delegado, expidió (17 de diciembre) lun decreto
concediendo al general vencedor, E chagüe, una espada guarne
cida de oro, con las aa-mas de la patria orladas, graibadas den-
tro de un círculo de abrillantes' en el lado extcrioir de la ,giiarni-
ción. con la inscripción siguiente: — ¡Viva la Confederación
Argentina! — Ilustre defensor de la libertad^ y lionor de la
Confederación Argentina, y del Continente Americano. En el
lado interior, entre palmas de relieve : ¡Mueran los salvajes
unitarios! — Sauce Grande, jidio 16 de 1840 — El gobierno
de la Confederación Argentina al patriotismo y al valor.
A los generales una espada tataibién guarnecida de oro,
pero ain el círculoi de 'brillantes, y en lugar de las palabras
Ilustre defen'Sor de la precedente inscripción, esta ofra: —
¡Denodado, ardiente defensor en los campos del Sauce Gran
de, de la lihertad y lionor de la Confederación Argentina y de
la América! ¡ • ' ■i'v*!^;
El uso de una medalla de oro, para los jefes, y de plata,
para los oficiales, pendiente en el ipeoho en el costado izquierdo,
con cinta punzó y la inscripción: — En el anverso, ¡Yiva
etc.! — Valiente defensor en los campos del ^auce Grande, de
la lihertad, de la Confederación Argentina y de la independen,
da del Continente Ar,iericano. En el ireveríso, las larmais de la
patria entre geroglíficos militares, igiial inscripción que la- de-
signada para el lado exterior de la espada.
Para los individuos de tropa- el uso de una medalla de
metal, con esta sola diferencia en la inscripción: Combatió por
la lihertad y Jionor aonericano, en el valiente ejército vencedor
en los campos del Sauce Grande.
Y además, de las hiaciendas tomadas o embargadas a los
paeudos-unitarios, se concedió:
Al general en jefe . . .
A los generales
coroneles
tenientes coroníeles
¡mayores
capitanes
tenientes
alféreces
sargentos
cabos
soldados
vacuno
Id. lanar
Cabezas
Cabezas
3.000
3.000
2.500
2.500
1.500
1.500
1.000
1.000
500
600
400
500
300
400
200
300
100
200
80 •
180
50
150
152 ANTONIO ZIIÍNY
A los vencedores en la acción de Cayastá, eu la provincia
de Santa Fe. que tuvo lugar el 26 de marzo, el gobernador Ro-
sas había acordado (2 de abril) al general en jefe, gobernador
de Santa Fe, don Juan Pablo López, el liso de una medalla de
oro pendiente al cuello, en el pecho, de una cinta punzó, con
las armas de la Confederación Argentina orladas, y la inscrip-
ción signiente: — En el anverso, ¡Mueran los unitarios! - —
La provincia de Buenos Aires al vairiotismo y al valor. — En
el reverso, entre trofeos bélicos, ¡Viva la Federación! —
El gobierno de Buenos Aires reconocido a la virtud marcial.
A los jefes, oficiales e individuos de tropa, que acompa-
ñaron a López en aquella jornada, se acordó una medalla de
honoT' los primeros de plata, y los segundos de metal, con
iguales inscripciones en la misma forma, pendiente de una
cinta punzó al lado izquierdo del pecho.
A los vencedores en el Quebraichito' contra el general La-
valle, el 28 de noviembre, se concedió (17 de diciembre) al
general en jefe, don Manuiel Oribe, presidente legal de la Re-
pública Oriental de<l Urugniay, una medalla de oro orlada de
brillantes, con una cinta blanca y punzó y la inscripción si-
guiente: — En el anverso, entre palmas de relieve, ¡Viva
la Confederación Argentina! — Ilustre defensor de la libera
tad y honor de la Confederación Argentina y de la indepen-
dencia del Continente Americano. — En el reverso, las armas
de la patria orladas, ¡Mueran los salvajes umitarios! — Que
hrachito, Noviembre 28 de 1840 — El Gobierno de la Con.
federación al patriotismo y al valor, (Nunca se dio).
Al segundo general, don Ángel Pacheco, luna medaUa tam-
bién de oro, con una cinta punzó y la inscripción siguiente : En
el anverso, ¡Viva, etc.! — Acreditó en los desiertos del Que
bracJiito la dignidad y honor de los argentinos y sostuvo con
heroico ardor marcial la Independencia Americana. — En
el reverso, igual a la precedente. (Id.).
A los jefes una cmedalla .de oro y a los oficiales de plata,
con cinta punzó, y la inscripción algo, diferente ; y a los indi.
viducs de tropa el uso de una medalla de metíil. (Id.).
Y además se acordó: ~ ~
Ganado vacuno Id. lanar
Cabe23ag Cabezag
Al gieneral «n jefe .... 3^.000 3.000
*' segundo general .... 2.500 2.500
A loa coroneles 1.500 1.500
HISTOEIA DE LOS GOBERIÍ ADOBES DE LAS PECVINCrAS ARGENTINAS 1 53
A los tenientes coroneles . 1.000 1.000
" " mayores 500 600
" " capitanes 400 500
" " tenientes 300 400
" " alféreces 200 300
" " sargentos 100 200
" " caobos 80 180
" " sotlidados ...... 50 150
En celebridad de la paz beicha con el gobierno francés y
de ias victorias eonseguddets sobre los piseriido-xmíitarios, lel go-
bernador llosas expidió, en la misma fecba (17 de diciembre),
\m decreto disponiendo &e soliemnizasen esos hecbos, siin de-
sijgnar día, con Tedeum, salvas, repiqu'es en todas las igle
sias, emban'deramiiento de la ciiudiad, ilmninacáones y forma-
ción de tropeas.
Por 'liey de 12 de noviembre de 1840 se había creado la
clase de Gran Mariscal, con el tratamiento de Excelencia, ele
vando a ese grado lai brigadier llosas, "por los heroicos servi-
icios que laeababa de prestar al país y la la causa general de la
Independencia Americana, terminando la Administración que
presidía las diferem'cias existentes entPe la Francia y la Cíon-
feídleír ación.
Rosas contestó pidiendo se le eximiese de aceptar tan ho-
norífiiciai 'Condecoración, pues se oontentaba loon el títado, que
ya tenía, de Ilustre Eestaurad&r de las Leyes.
La Junta de Representantes, no sólo se negó >a, admitir la
ipemineia de ese título, sino quie fué más lejos, dictando (18
de idiciearubre) otra ley y agregando los de Héroe del Desierto,
Defensor heroica de la Independencia Americ^csirm, "en honor
de los eminentes y singulares servicios que en todo tiempio hi-
cáer'a a la paitria", y el saludo oficial de toda comunicaieáón
que se le dirigiera^ debía ser "Dios guarde la importante vi-
da de V. E."
Roaalg insitió (27 de febrero ide 1841) eini no querer acep-
tar, no -sólo esos títulos sino también el de Gran Mariscal, por
estar excluidas esas distinciones en la República por la ley
de 5 de marzo de 1813, que desigria lel grado de Brigadier'
como el último en el ejército.
Al reiterar Rosas sius súplieíaisi (2 die di'cáembire de 1840),
para que se le concediese el repioso que exigíiatn sais infortunios
domésticos, pedía se le permitiese preparar el descanso, de su
fatígoista vida y " conteynplar desde el apacible hogar de stü
154 ANTONIO ZINNY
familia la ohra gloriosa de la sabiduría inmortal, ardiente,
heroico patriotismo de los honorables Representantes."
A los vencedores eu Sanéala o San Carlos, en La prorin-
cia de Córdoba, soiipresa qae tuvo Ingaír el 18 de ene.ro de
1841, el gobieíoiodor Rosas coaicodáó (28 d© febrero) al gene-
ral Ángel Pacheco, 2° gener'al (ele Oribe) del ejérieito 'die ope-
raciones, comandante en jefe de la división de vanguardia de
aquella storpresa, am ipremio que conjáístía en una esipa'dla guar-
necida de orio, con Ins 'airmas de la patria. 'Oiiiada?, grabadas
dentro de un círculo de brillantes; a los jefes una medalla de
oro y a los oficiales, de plata, con una cinta pranzó, y a loa
individuos de tropa de metal. (No se dio).
Y además,
Ganado vacuno Id. lanar
Cabezas Cabezas
Al general en jefe 2.000 2.200
A los coroneles 1.300 1.300
" " tenientes eoromeles . 800 800
'' "' miayores 400 500
" " (capitanes 300 400
" " tenientes 250 300
'' " alféreces 200 250
" " sargentos 100 200
" " cabos 80 ISO
" " soldlados 50 150
Sobire el suiceso de l'a célebre cajai infernal, aciaeeidlo en la
nocbe del 26 de marzo de 1841, el lecor nos permitirá lo pre-
cedamos y rodeemos de algunos detalletsl que siervirán de ilus-
tración soba'e la miateria.
Además del Ensayo Histórica sobre la vida de Rosas, dado
a luiz ;en la Imprenta del Estado por don Pedro de Angelia, en
el año de 1830, existe otrio, dado per l*a misma imprenta, titu-
lado Rasgos de la vida pública de S. E. el sieñor brigadier ge-
neral don Juan Manuel de Rosas, ilustre restmirador de lai
leyes, héroe del desierto, defensor heroico de la independencia
americano, gobernador y capitán general de la provincia de
Buenos Aires — Trasraitidos a la posteridaé por decreto cíe la
honorable sala de representaoites de la provin^iü. Buenos Ai-
res. 1842. (Pág. XXXV— 222— I. en 4°).
Ilustrados con el retrato del Restaurador. Precedidos de
una Introducción Histórica por el doctor Eduardo Lahitte.
Lo demás de la obra consta de documentos oficiales, diesid..
I!
niSTOKIA DE LOS GOEEE^^ ADORES DE LAS rKOVINCIAS AEGENTINAS I55
el 18 de dieiembre de 1829 baista el 4 de novieariibre de 1841,
reliativas todos a la ,pf8rsoua d'e Rois'ats, laieordándoíle premios,
distinciones, etc., en remiuneraición de sus seryi'c-ios. Esta obra
ea-a más conocida con ^el título d'e Moyuímento de Qlorm.
Existe otra eidición ihecha len Nueva York, poí" la Impren-
ta Española, en el laña de 1844 (pá'g. XXXV — ^224 — VI en
4°), sin el retrato; pero cion l*a adición de diot?) dieerietos de
fecha 29 d'e marzoi dfe 1843, pirohibiéndose llamar mes de Ro-
sas al de octubre y los títulos de Nuestro Ilustre Restatirador
de las leyes ete.
Esta última fué di.sitribuíid'a en su mayor parte en el es-
traii'jero, y los restantes se remitieron a Buenos Airesi por el
ministro argentino cerca de los Esta'dos Unidos general Al-
veav, todos los que quedaron dep'o.sii¡ad.'os en casa del niimisíio
de rekícdwnes exteriores, doctor Arana, hastia el 7 dte miayoi d,e
1847, que Rosas ordlenó le fuesen enviadotel todos a su casa.
El doctor Arana aió cuimipiimiento 'a la or/d)en, reünititendo 2187
ejomplares imp.resos em Buenois Aires y 34 de los mandadlos
de los Estadcts UnidoíS, lots que fueron distribuidos a diferentes
p.etrsoniaís de Buenos Aires y del iresto da la República y d'e
Chile.
El Monnme7ito de Gloria debió apiarecer iiustraido C'Cn tres
láminas, que hemos visto, representanido las diversas posicio-
nes de la célebre caja infernal que, desde Montevideo, había
sido misteriosamente mandada ^a Rosas, falisifi'eáindose ol efecto
lia firma y el s>2llo del eónsiul general de Portugal en la Repú-
blica Oriental del Urugüaiy, don Leonardo de Souaai Acevedo
Leite, muerto en Montevideo con el títiiilo de harón de Soma,
íntimo ¡amigo dtel Diietador.
Esa caja fué recibida en la rada de Buenos Airea poí
MJr. Basan, ajnjidante de órdenes o secretario del almiraaite
francés Dupotet, por cuiyo conducto llegó a manos de Rostes.
En la ciarta dirigida a Basan, sa le decía que «aquella con-
tenía las medallas y diploma de la Sociedad de Anticuarios
de Copenhagrue, para el Presidente Rosas.
Abierta entonces (len la noche del 26 de marzo de 1841),
por la hija del Dictador, y al grito de estupor de éstiai, corrieiron
varias personas a averiguar lo que ocurría y se encontraron
que la tal -caja era una máquina de 12 cañoai^ cargados a bala
y que debían ocasionar ama explosión, por medio de cierto re-
sorte de percusión, ligado a la cernadura, no habiendo pro-
ducido el efecto deseado, por hallarse quizá enimohecido, o por
otra causa, cuya circunstancia salvó varias víctimas inocentes.
155 AXTomo ziyy-í
Así que se hizo públioo este hecho, d. cónsul Leite se
trasladó a esta ciudad en abril del mismo año -(184:1), en un
buque de guerra francés y logró sincerarse ante Rosas, mere
ciendo poco después se le mandaran sus pasaportes, para que
saliese de Montevideo, de donde pasó a e^it-e país, en el mismo
carácter.
Las láminas a que nos referimos, se trabajaron día y no-
che por la Litografía de las Artes, y, cuando estuvieron listas,
su dueño, don Luis Aldao, las remitió a Rosas, con su corres,
pondiente presupuesto, que ascendía a 100.000 pesos. Este hi-
zo contestar por conducto del doctor Baldomcro García que
ese presupuesto era inaceptable por ser demasiado subido el
costo de aquéllas- y que bastaba con el retrato, hecho por la
misma litografía, pues lo hallaba parecido.
La referida caja fué puesta en exhibición en casa del go-
bernador delegado, doctor Arana, lo que dio ocasión a las
felicitaciones y preces en las iglesias de la Confederación, por
la milagrosa preservación de la vida del Restaurador de las
leyes. De allí pasó el presente griego al Museo Público de esta
ciudad, donde aun se conserva, como un episodio histórico de
la guerra ci-\dl, a que todos contribuyeron con hechos más o
menos vituperables.
Esta intriga misteriosa y poco ncble, pero sólo justificable,
hasta cierto punto, en aquella época de lúgubre recordación,
produjo como se sabe, numerosas desgracias, y, según opinión
de «muchos contemporáneos, contribuyó no poco al segundo
degüello de abril de 1842, ocurrido, lo mismo que el primero
de octubr'e de 1840, en la administración del gobierno delegado
del doctor Arana, coincidencia tan notable cottno desgraciada
sino fuera intencional.
Parece indudable haber sido remitida, desde Copenhague,
una caja que contuviera medallas, diplomas, e'tic., dirigida al
gobernador Rosas por la Real Sociedad de Anticuarios; y se
suponía que ella fué interceptada en Monte-vñdeo, y que, o fué
sustituida por la que contenía la máquina infernal, o fué
sacado su contenido introduciendo en ella el diabólico aparato.
Se tomó el nombre del cónsul Leite, conducto el más se-
guro- para que la caja llegase a su destino, sin deiSpertar la
menor sospecha.
Algunos años después de este acontecimiento (1847), don
Juan Rivera Indarte, hermano del publicista don José, pasado
al campo de Oribe desde Montevideo, declaró bajo su firma,
«ji 4 di diciembre, en ©1 Cerrito, que en 1841, se hallaba eo
HISTORIA DE LOS GOBERNADOEES DE LAS PEOVINCIAS ARGENTINAS 157
la pTO'viii'Cia de Entre Ríos» pero que, posteriormente, hallán-
dose en el Río Grande, recibió una carta de su hermano' don
José Rivera Indarte, previniéndole cuidase no exponerse a ser
tomado por el ejército de Oribe, pues que se le atribuía haber
tenido parte en algo relativo al atentado de la máquina infer-
nal; que esto le sorprendió mucho, iporque, sabiendo su her-
mano que él no se hallaba en Montevideo en la época a que
se refería, sabía también que no podía comprenderle parte
alguna de tal acusación, pero que, con el deseo de saber algo-
a ese respecto, ya que no pudo preguntarlo a aquel por haber
muerto sin verle, lo hizo al librero don Jaime Hernández, en
quien suponía conocimiento sobre el asunto, mediante las rela-
ciones íntimas que le ligaban, en el tiempo de la máquina in-
fernal, con don José R. Indarte, y además, que frecuentaba su
librería y su imiprenta; que, en efecto, Hernández le dijo que
la citada máquina infernal había estadoi en su casa toda una
noche; que la llevó el hermano del declarante, y de allí él
mismo la condujo, al día siguiente, al ministerio, y después al
paquete que la ¡transiportó a Buenos Aires : que, con la máquina,
llevó también de la librería unos pliegos que tenía preparados
como oficios: finalmenrte, que don Jaime Hernández no quiso
dar más detalles sobre el asunto.
Terminada la guerra civil en la República con el anona,
damiento dál ejército libertador y con la muerte de mi jefe el
general Lavalle, Oribe, que se encontraba con un fuerte ejér-
cito, escribió a Rosas manifestándole que, de acuerdo con el
deseo (manifestado por algunos de los princiipales personajes
de Bolivia, sería la mejor orportunidad de operar la reincorpo
ración de la provincia de Tarija, ilegítimamente separada de
la Confederación. Rosas, contra lo que debía esperarse, en ene-
ro de 1842, le contestó, que mientras él estuviese a la cabeza
del gobierno general, jalmas llevaría la guerra a Bolivia, im-
portando poco que su forma de gobierno fuese de unidad o fe-
derativa ; que no era digno de la República Argentina reijicor
porar a Tarija por la fuerza ni re&laanar nuestros derechos,
en circunstancias que Bolivia se encontraba afligida y envuelta
en la anarquía, y que debía ser obra jde la ipaz, por medio de
negociaciones dignas y honorables, en que por un acuerdo
quedase restituida.
El 5 de enero de 1842, el gobernador Rosas mandó cerrar
toda comunicación con los habitantes, pueblos, ipuertos y costas
de la República Oriental del Uruguay sobre los ríos de este
nombre y Ne^ro ; y el 11 de /atoxil declaró eixpeditas las vías del
158 ANTOXIO ZINXY
tránsito para todas las proTincias del interior, libres ya de
la ^erra civil con la completa derrota del ejército libertador,
en el Rodeo del Medio (el 2-4 de septiembre de 1841) y con la
desgraciada como casual piuerte del general Lavallle en Jnjny
(16 de octubre). Sin embargo, .al autorizar Rosas al jefe de
policía a despachar pasaportes y licencias a todos los habitan-
tes de la provincia, excluyó a los pseudo unitarios a quienes
no podía éste expedirlos, ni conceder licencia para salir a nin-
guna parte.
El P. E. de la provincia fué, desde el 16 de agosto de 1840,
cuando la invasión del general Lavalle en el -territorio de la
pro\áneia per el norte, hasta el 4 de julio de 1842, ejercido per
dos gobernadores conjuntamente» uno, propietario — Rosas
— y el otro, delegado — Arana. Los Estados de Tesorería,
mensajes y la mayor parte de los decretos de trámite o de
menor importancia, eran firmados por el delegado y casi to-
dos los demás por el propietario, quien, en aquella fecha (4
de julio) reasumió el ttiando.
Los degüellos del mes de abril de 1842 cesaron inmedia
tamente con una siimple orden de Rosas transmitida el 19, por
medio de su edecán, el general Corvalán, al jefe de policía
Victorica, extrañando que éste dejase de llenar el principal
de SUJ3 deberes, y a los jefes Rolón, Ramiro, Cuitiño, Ximen-o»
Narbona y Marino, para que hiciesen salir patrullas desde
esa noche, prendiendo y conduciendo a la cárcel pública, con
grillos, a todos los asesinos o sospechosos. Con esta medida,
cesaron los asesinatos como por encanto.
Por una desgraciada coincidencia- tanto los degüellos de
octiübre de 1840 como los de abril de 1842, tuvieron lugar du-
rante el gobierno delegado, lo que no importa responsabilizar
a éste por aquellos hechos sangrientos, sino llamar la aten-
ción del lector sobre aquela circunstancia. En efecto, el doc-
tor Arana, gobernador delegado, no tuvo en dllos conocimien-
to alguno, puesto que Rosas, desde Santos Lugares, donde se
hallaba, libraba sus órdenes, con absoluta prescindeneia del
delegado, según lo dispuesto por el decreto de 16 de julio
de 1840.
1842. — Brigadier Juan M. Rosas, gobernador propie-
tario, desde el 4 de julio de 1842, que reasumió el mando da
la provincia, que siempre tuvo, aunque aparentemente dele-
gado, hasta el 26 de enero de 1852, que lo delegara en sus rai-
nisrtros para no reasumirlo jaimás.
Avergonzado Rosas de tanta humillación y abyección de
m
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PKOVIXCIAS ARGEXTIXAS 159
parte de sus conciudadanos, que no se cansaban de confun-
dirle con condecoraciones que, en verdad, él no solicitaba, con
tentándose con que no le quitasen el bastón, del mando que era
BD única aspiración, por más que reiterara sus renuncias, que
sabía no se habían de atrever a aceptar los representantes,
el gobernador hizo a éstos un feo desaire prohibiendo ter-
minantemente (29 de marzo de 1843) se le diese los títulos de
Nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes, Héroe del Desierto^
Defensor Heroico de la Independencia Americana, etc., y úni-
camente el de gobernador y capitán general de la provincia o
el de brigadier; disponiendo al mismos tiempo que no se admi-
tiese en las oficinas públicas documento alguaio que llevase
aquéllas. Prohibió igualmente (11 de abril) toda clase de subs.
cripciones, como era de costumbre, con destino a demostracio-
nes públicas en honor de su persona, y celebrar su cumpleaños ;
así como las palabras "importante vida, etc."' que debían
suprimirse en el saludo, limitándose éste a "Dios guarde a V.,
V. S. o V. E. muchos años".
So pena de tres años a itrabajos públicos, prohibió (22 de
febrero de 1844), para siempre, el j'uego de carnaval, que no
por eso dejó de jugarse, aunque con decencia.
Decretó (18 de mayo de 1844) iguialmente la aboüición de
la costumbre del luto, 'en la forma -usada Juastp* entonces y des-
pués, permitiendo solamente -como signo de luto, una lazada de
gasilla, cresipón o cinta negra de dos pulgadas de ancho, en el
brazo izquierdo, en los hombres; y en las mujeres, una pul-
sera negra, de igual ancho, en el mismo brazo ; pero sin pro-,
hibir por eso el uso de los vestidos negros, etc.
El gobernador Rcisas prohibió (8 de enero de 1845) la sa-
lida de los puertos de la Confederación a todo buque que pre-
tendiese ir al Paraguay o Corrientes, como tiambién la entrada
de los que procediesen de aquellos ipuntos; no reconociendo
las enajenaciones de los buques y propiedades argentinas, veri
ficadas en CoTrientes o en el Paraguay después del decretO'
de 7 de octubre, expedido por eil gobierno de ^Madarii/aga ; cou
mo también (16 de abril) la introducción de efectos y ar-
tículos del Paraguay, por cualquiera vía que viaiesen.
Con excepción de los paquetes ingleses de Europa y los
buqiies de guerra de las naciones la-migas, mandó (18 de fe-
brero) cerrar toda comunicación con la ciudad de Montevi-
deo, Ínterin ésta fuese dominada por los seudo uniítarios, ce.
sando esa prohibición a la entrada del ejército de Oribe, que
nunca llegó a realizarse.
íbo ANTONIO ZINNY
ProMbió (27 de a^gOiSto) toda comunicación con los bu.
ques de guerra franceses e ingleses, que bloqueaban el puerto
y cositas de la provincia y de la república, modificando la pro-
hibición respecto de los últimos por liaber el lord Howden le-
vantado el bloqueo el 15 de julio de 1847.
El general O'Brien, de quien se habló más arriba' había
sido comisionado por el gobierno de Montevideo, en 18'44, pa.
ra solicitar la intervención de los de Inglaterra y Francia,
sobre la independencia de la República Oriental del Uruguay,
amenazada por la invasión de un ejército (argentino, al mando
del general M. Oribe, que se titulaba Presidente de aquejla
República, y a quien nadie más que Rosas reconocía como tal.
Ya, el representante de la Gran Bretaña en Buenos Aires-
señor MandeviMe, con fecha 16 de diciembre de 1842, es de*
cir, diez días después de la sangrienta batalla de Arroyo
Grande, y antes de la aproximación de Oribe a las puertas de
Montevideo, dirigió a Rosas una nota, en que declaraba que
la Inglaterra y la Francia convinieron en una intervención
con el objeto de proteger al Estado Oriental del Uruguay, y
pedían a ambos beligerantes que no pasasen los límites de
sus respectivos territoriitos, Ros|as se rió de lia intervención
angl6-francesa' y a pesar de la protesta oficial de Mr. Man-
deville, su empleado Oribe atravesó el Uruguay, gucediéndose
la invasión con todois sus ho-rrores.
El agente de Montievicieo fué muy bien recibido por el
conde de Aberdeen, con quien celebró una conferencia, en que
se convino que O'Brien presentase» como lo hiizo, una relación
exacta de la carrera pasada de Rosas, desde que fué capataz
o mayordomo de las estancias de los señores Anchorenia, has
ta el año 1844.
Después de varias conferencias en Londres, con el con-
de de Aberdeen, vizconde Ponsonby y sir Roberto Peel, y
en París, con M. Guizot, con el embajador británico', lord
Oowley, con el embajador brasilero, marqués de Abrantes y
oon el rey Luis Felipe, y después de haber conseguido se pre.
sentasen diez peticiones a ambas cámaras del parlamento, fir-
madas por ciasi todos los banqueros, comerciantes y manufac-
tureros de Liverpool, Mánohester, Leeds, Halifax y Bradford,
el gobierno inglés mandó retirar a su ministro Mandeville, en
mayo de 1845, reemplazándolo por 'Mr. Guillermo Gore Ouse-
ley, quien en unión con el barón Deffaudis, inició la interven,
ción anglotfranceisa estableciendo el bloqueo en los puertos
y costas de la República,
HISTORIA DE LOS GOBEE?T ADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS l6l
Las escuadras de esas dos naciones subieron el Paraná, y
en la "Vuelta de Obligado empeñaron un combatie, el 20 de no-
■viembre del mismo año (1845), con las baterías de tierra al
mando del general Lucio Mansilla, habiendo, cada una de las
ip artes que en él tomaron parte, cumplido su deber, aunque
con sensible pérdida de ambas.
Desde entonces continuó la intervención anglo-francesa
sobre la cuestión del Río de la Plata, sucediéndose las misio.
nes, una tras otras, desde Ouseley-Deffaudis (1845) hasta la
de Howden-Walewski (1847), cuando el primero declaró re-
tirada la interv^ención armada por parte de la Inglaterra (ju.
lio), continuando el segundo por parte de ia Fnamíia, haista
junio de 1848.
Después de la ruptura de la negociación Howden-Walews-
ki, llegó otra misión (1848) encomendada a don Roberto Gore
y Barón G-rcs, también sin resultado alguno.
El rechiazo de cada ujia de esas negociaciones obtenía la
más solemne aprobación de la Legislatura. Acordó ésta (26 de
agosto de 1847) se hiciesen tres salvas acompañadas de repi-
ques generales- el 29 de agosto, una al salir el sol, la otra a
las doce del día y la última al ponerse el sol, en señal de apro-.
bación por parte del pueblo de Buenois Aires, representado
por la Sala de Diputados de la provincia, de la conducta del
gobernador Rosas.
' Ordenó éste (28 de diciembre de 1845) la subdivisión del
Partido de la Guardia de Lujan (hoy Mercedes), creando otro
con la denominación de Ohi\ñlcoy, señalándose ipor límites las
Saladas, al primero, y al segundo, las Saladas y los Partidos
de Navarro y Fortín de Areco.
Ratificó (6 de enero de 1847) el protocolo de reconocimien-
to de la independencia de la Confederación Argentina por el
rey de Suecia y de Noruega.
Eil 18 de enero' de 1847 tuvo lugar la colocación de la pie-
dra fundamental de la muralla de la Alameda (Paseo de Ju-
lio), cuyo acto fué presidido por el ministro de hacienda, áoc
tor Manuel Insiarte, habiendo sido la madrina la hija del go-
bernador, señorita doña Manuela Rosas, (hoy señora de Te-
rrero). Se depositó en la obra: 1.° la comunicación que pasó el
gobierno a la Junta de Representantes presentando los pla-
nos ; 2° la autorización de ésta ; S.'^ los nombres y apellidos de
los que componían el cuerpo soberano de la provincia ; 4.° 'él
de la autoridad superior de Rosas, como encargado ide las rela-
ciones exteriores de la Confederación Argentina; los tribu-
l62 ANTONIO ZINNY
nales de que se compone la provincia, gefes y demás notabili*
'dadeis; ccipia de la nota fecha 3 de mayo de 1856 en que se
comundcab/a, por orden superior, que el mayoír eidlecán don An-
tonio Reyes debía empezar a enviair laidriP.los y cal, teiabajados
unes y otra eoi el cua'rtel genieral de Santos Logares (hoy San
Maritín), con destino a la obua. de la Alameda; y par último
&l nombraaniento del ingeniero don Felipe Senillosa. paira di-
rector de la oboia.. De todo eso se sacaron cqpias aaitorizadid^i
por su orden y depoisátaido en una urna de c-iiüsitlal óoloeada en
el c'ajón de la piedra fimidameintaíl, conteniiiendo los do'oumen-
to3 y medal'l'as (101 de oro, plata y cobre, desde el año VMk
hasta el de 1845 y además un billete de cada clasia de piapí^l
mioneidia corriente desde 20 pesos hasta uno). Fiirmairon el acta
las personas siguientes: — Manuel Insiartie — Manuela de
Riosias y EzcuTrla. — Vieente López — Loreintzo Torres — Mi-
guel Ga.rcía — Castro Cácereis — Miguel Estanislao Soler —
Mariano Benito Eolón — Felipe Hieiredia — José María Oyue-
la — Felipe Elortcoido de Palacios — Pdd'ra Benniail — Felipe
María Ezeurra — Benedicto Maciel - — Eustaquio Torres —
Juan Sloreno — Miguel Eiglos — Juan INIanuel Larrazábal —
Eomualdo Gaete — Antonia Toll — Juan JManuel de Luca —
Pedro AngelÍ5 — Victoriano Aguilaír — An<gei Heffreira — Ni-
casio Biedma — .Bermstrdo Eomero — José Narbona — Fran-
'Ciiscio Quevedo — Pedro Ximeno — José Salguero — Igna^cáo
Martínez — Miguel Otero — José Olaguer — Juain Antonio
Argerich — Francisco Almeyd'a — Eustaquio Giménez — José
María Velázquez — Julián Virón — Adolfo Mansilla — Lo-
renzo EouBsean — José Graham — W. H'aririsi — Lteonarido
Sousia Leite Acevedo — Piealet d'Hermillon — Jujan Klick —
Carlos Eoldevald — Carlos Bunge — Clemente José de Maura
— José IMaría Ee3'^baiuid — Máximo Terrero — Femando Gar-
cía — Natal Torres — Francisco Piiñeiro — G. Corvins —
Pedro Xara — Vícto^r Silva — Narciso Martínez — Bekair —
Gabriel — Framcisco Beláustegui — Felipe Senillosia.
El Paseo de 'lia Ribera, a que la Junta de RejpreBent antes
había dado, por ley de 15 d.e marzo ds 1847, la denominación
de Paseo de la Encarnación, en eonmomonación del nombne de
la esposa del gobernaldor, de coinformiidiaid al deseo manifestar
do por éste, quedó sin efecto esa resolución, dándole el nombre
de Paseo de Julio, que hasta hoy conserva.
Habiendo solicitado (17 die septiembre de 1846) el gobc'!"-
nad'or Rosas que se hiciese una reducción en los díasi festivos
del aiño, y después ide oir el di'ctaímen idel Senado del Olero, el
HISTORIA DE LOS GOBEKNADOBES DE LAS PKOVINCIAS AEGENTíNAg 163
obispo diioeesano, doctor MedTano, expidió al fin, (2 de enero
de 1849), íim. edicto supromifeoido todos los díiais de fiesta de
ambas preceptos entre semana, 'a excepción del de la Enicarna-
ción ñe Nuestro Señor, el de la Circiimcisión, el die: la Fiestivi-
dad de Todos los Santos y el del Patrón San Martín. (Fuei'on
restablecidos después de la caída de Hosas).
Uno de los actos sangaraentoB del Dictadorl y que quizá
contribuyera a precipitar sra caída, fué la cruel ejecución de
lia joven Camila O 'Gorman, juntamente ctoín stu seductor' el
presbítero Ulaidisko Gutiérrez, cura del So'corro, la cual tuvo
liugiar a lats diez de la mañana del 18 de agosto de 1848, en los
S'a^ntois Luga.res de Kosas ((hoy pueblo San Martín). Este he-
cho ciaaiisó horroír a lovs hombres que se manifestaban más adic-
tos a Rosas, y arraneó lágrimas y gritos de venganza a las ma-
dlres, a los esposos y a los herm'ajios. Desde eáte momento, la
oipináón pública se exacerbó y hasta los inidiferentes desper-
Uairon de su letargo pronunciándoise contra la malliadada fe-
deración, con isus omnímodas facultades. Fuorun buen federal,
muy adieto a la persona del Restatuaiador, quién nos d¿ó la
palmera noticia de tan horrible heeJio, lleviado a iciaibo en me-
dio del ll'ainto y ñe la "consternación de los mismos soldados
llamados a ejecutarlo.
El gobernador Rosas siuplicó encairecidamente (5 de ma»r-
zo ide 1850) a los Representantes que, al contestar al Mensaje
del P. E., sie idagnasen miartíar los hechos en que pudiera haber
errado, lo qne se habrían guardado miiy bien dIe bacer, y al
mismo tiempo, atendida sn extensión (457 pág.) emitir su fan
11o en general sobre los que no mereeieseui bu partiouilar
ütencióm.
La junta contestó (4 de octubre), iciom.o 'eira .de esperarse,
que, a -vdsta de ese documento, todo y cada uno de los Répre
sentatntes no tenían qné decir, sino que "la República Argen-
tina marchaba feliz y gloriosa".
Cada vez que Rosas presentaba su raniuncia, lo que suce-
día tddcs los años, rogando encarecidamente a lai Junta de Re-
presentantes le nombrasen un suciesor, ésta, lejos de aceptarla,
le hacía nnievos ofrecimientos humillantes; y el 20 de setiem-
bre die 1851 'aiceptó eon el mayor júbilo el desistimiento de Ro-
siais de la última renuncia, que reiteradamente le había dirigi-
do, declarando qne todos los .fondos de la provimcia, Las fortu-
nas, vidas, fama y porvennr de~los Representantes de ella y de
sus comitentes, quedaban sin limitación ni resei'va alguna a
disposición del goberniador Rosas,, hasta dos años después de
104 ANTOITIO riNlíT
terminadla la gnerra contra el general Urquiaat, que se había
pronunciado el 1.° de mayo, y la declarada contra el Br¿.f>il el
18 de agosto. La junta deckTÓ igualmente orímeaes de alta
traición a la patria e infracción del tratado de 4 de enero
tíic 18S1, todos los actos cometidos por el general Urquiza, go-
'bern'ador de la provincia de Entre Bíos, prohibiendo se diese
a éste la denominación de general y tratándosele coai el mere-
cido dictado de loco, traidor, salvaje uniiaño; y el 9 de di-
ciembre de 1851 sancionó una ley exonerando al Jefe Su-
premo Rosas del deber de presentar el Mensaje y presupuesto
en el día 1.° de enero próximo, y declarando que, mientras
durare iliai guerra y hasta tres años desipués de haber obtenido
el triunfo sobre el ejército libertador del general Urqaii^a,
quedaba exonerado Rosas, no sólo de aquellos deberes, sino
también de cualesquier otros, ordinarios o extraordinarios, y
sÍ7i responsabilidad alguna por la .postergación abso'liuta que
hiciera de todos los deberes, y aceptando los Representantes
todas las consecuencias d'e aquella sanción, ciualesquiera que
ellas fuesen y haciendo de su exclusiva responsabüidad todos
los actos y disposiciones del Jefe Supremo de la República.
^ Después de renunciar el mando Rosas tantiais veces, ne-
gándose siempre la Legislatura a exonerarle de tan pesada
carga , que su salud q-uehra-ntada no le permitía ya soportar,
cuyo temiai duró veinte años, a los que sobrevivió otros vein'te
y cinco más; la provincia de Entre Ríos, por medio de S(u
cámara legislativa, no encontró justo que tanto se abusase del
patriotismo y abnegación de Rosas, exigiéndosele el prolonga-
do saco^ificio de 17 años oontiniuidos de su vida, en servicio pú-
blico, y aceptó por consiguiente sai renuncia, en cnanto de
aquella provincia dependía. Rosas demostró lentonces que sns
repetidas renuncias eran una ¡pura faróíd>, apelando a las ar-
mas para castigaa* lo que él consideraba una locura de parte
del general Urquiza.
Este pasó al Uruguay la la cabeza de las huesítes entre-
rrianas, y fué a dar libertad primero a los de la Plaza de Mon
tevideo, que, desde el 16 de febrero de 1843, se bailaba sitia-
idia por el general Oribe, con el mismo ejército que aeiababaí de
llegar triunfante del interioa* de la República y de Entre Ríos,
pero dejando el soielo argentino regado de sangre humiana.
Libre ya el Estado Oriental, después de uiaa convención
celebrada con Oiibe, el 8 de octubre, o mejor dicho, de-ypués
de una capitulación del general Oribe, y restituidos todos los
orientales al goce idie sus derechos, Urquiaa engrosó su ejército
con el que fué de aquél y con los de la plaza; repasó el Ura-
HISTOBIA DE LOS eOBEBNADOBES DE LAS PEOVIIÍOLA.» ARGENTIIÍAS Í65
guay, y atravesando el Paraná, se presentó en la provincia de
Buenos Aines a la oabeza de 27.635 liombres de todas armas,
icon 45 piezas de batalla, incluyendo las fuerzats de Entre Kíos,
Corñentes, Santa Fe y Buenos Aires y las orientales y brasile-
ras. En el Paraná se reunió a Urquiza llevando de 1.000 a 2.000
caballos y una fuerza de 300 a 400 liombres, el coronel Bernardo
Vicente González, el amigo íntimo de Rosas, cuya causa aca-
baba de defeccionar.
Kosas, que había salido de Palermo el 26 de enero (1851),
consiguió reunir inclusas las fuerzas de la capital, un ejército
que constaba de 30.000 hombres, con 60 piezas de batalla, in-
clusas 4 máquinas de cohetes, y ocupaba el perfil de una cuchi-
lia que corre desde Santos Lugares (hoy pueblo de San Martín)
hasta la cañada de Morón. Con tal respetable fuerza esperó al
ejército grande libertador en los campos de Alvarez, situándose
él en Caseros, previa delegación que hiciera del mando guber-
nativo en sus miuistrui.
La vanguardia del ejército de Rosas de 5.000 hombres, al
mando del general Ángel Pacheco, después de un pequeño cho-
que — real o aparente — el 31 de enero (1852) se hizo humo
y se dijo que había sido derrotada. Algunos lo creyeron así;
otros, y entre éstos el mismo Rosas — opinaron de diferente
modo, como se podrá juzgar por lo que vamos a referir.
; En la noche del 2 de febrero, víspera de la total caída del
Dictador, fué éste visitado en su campamento, en Caseros, por
el doctor Lorenzo Torres, a quien Rosas recibió con agasajo apa-
rentando concebir la más halagüeña esperanza de triunfo. To-
rres, en vista de la absoluta falta de disposición ,y de organi-
zación militar que, en su tránsito hasta Caseros, había obser-
vado en el ejército, consideró más bien que, lejos de triunfar,
lo que le esperaba a Rosas era una derrota segura.
Después de algunas observaciones que Torres juzgó opor-
tunas deber hacer y a que Rosas no pudo satisfacer sino con
evasivas, se despidió aquél, desilusionado de la decantada pre-
visión de tan gran general, que aparentaba ignorar aún la más
simple evolución. Al retirarse, acompañado de Rosas, hasta la
puerta. Torres tomaba la dirección del campamento de Pache-
co a lo cual, notado por aquél, le indica el camino que debía
seguir. ''No, señor, — dijo Torres, — deseo pasar a saludar al
general Pacheco. — No vaya usted, — contestó Rosas, — Pa-
checo está loco". Desde ese momento. Torres se ratificó en su
opinión de que la caída de Rosas estaba ya decretada por la
Providencia y que ella era inevitable.
l66 ANTONIO ZINNY
Cuando Rosas se despidió (26 de enero de 1852) de su hi-
ja, le previno se retirara a la ciudad después de recoger los
objetos más preciosos, y ante todo, los papeles, que le indicó,
j ostiñcativos de la inversión de los dineros públicos, que era a
lo que daba mayor importancia y en cuya conservación mani-
festó tener particular interés, en contraposición de los papeles
políticos, cuya pérdida o publicación nada le inquietaría,
A pesar de las instancias y ruegos de la entonces señorita
doña Manuela a su padre, para que se quedase, delegando el
mando del ejército en Pacheco, el Dictador insistió en que de-
bía indispensablemente ponerse a la cabeza del mismo, tanto
poi'que Urquiza habría atribuido su ausencia a miedo, cuanto
porque no tenía conñanza en Pacheco, ni en ninguno de sus
jefes. Piero que podía estar tranquila y preparada a recibir los
chasques que de hora en hora, o con mayor frecuencia, le iría
mandando desde el campo de batalla.
Esta, que duró mas de cinco horas, tuvo lugar, el 3 de fe-
brero, dando por resultado la completa derrota de Rosas, con
la dispersión de 'toda la caballería, quedando prisionera toda
la infantería y artillería, sin que llegase chasque alguno en
todo el día, cuya circunstancia hizo creer a la pobre hija
que su padre ya no existiría. Confirmábala esta creencia la lle-
gada de varios grupos, a la ciudad, en derrota, y a pesar de
que se le afirmaba, con ánimo de tranquilizarla quizá, que la
acción continuaba sin decidirse, ella tuvo el buen criterio de
sostener, con fundamento, que el éxito de la batalla le había
sido adverso y que su padre debía haber tenido un fin si-
niestro.
Rosas» que no era hombre de guerra, no se movió del cam
ipamento que ocupaba para dispuitar al enemigo el pasaje del
Puentie de Márquez, como lo habría hecho cualquiera de sus je-
fes, si se les hubiera encomendado la dirección de las operado
nes. Tuvo la calma y sangre fría de .contemplar, desde las dos
de la tarde del día 2 de febrero y sólo a la distancia de 20 cua-
diras del enemigo, la formación de sus legiones en actitud de
ataque, sin molestai%, dejándole vivaquear toda la noche con
la mayor tranquilidad.
El resultado de tanta ineptitud fué — el «¡que debía espe-
rarse — su completa y vergonzosa derrota.
Cuando se convenció de un modo más que evidente que
su poder había caído y que su persona corría peligro, Rosas,
a instancias de personas interesadas en su salvación, abando-
nó el campo de batalla acompañado de un escuadrón de caba-
iriSTOEIA DE LOS GOBEEN ADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 1 67
Hería y de numerosos jefes y oficiales, hasta lel Hueco de los
Sauces, donde permaneció como una liora. Allí se despidió de
sus acompañantes, a quienes agradeció el servicio que acaba-
ban de prestarle, rogándoles al mismo tiempo le dejasen solo.
Entonces, sobre el recado de su caballo, lescribió con lápiz, su
renuncia, concebida en los términos siguientes :
Febreroi 3 de 1852.
* ' Señores Eepresientantes :
"Es llegado el caso de devolveros la investidura de Go-
bernador de la Provincia y la suma del poder con que os dig-
nasteis honrarme. Creo haber llenado mi deber como todos los
señores Representantes, nuestros conciudadanos los verdaderos
federales y mis compatriotas y compañeros de armas. Si más
no hemos hecho en el sostén sagrado de nu'estra Independencia,
de nuestra integridad y nuestro honor es porque más no he-
mos podido.
"Permitidme, Honorables Eepresentantes, que, al despe-
dirme de vosotros, os reitere el profundo reconocimiento con
que os abrazo tiernamente y ruego a Dios por la gloria de
vueftra Honorabilidad, de todos y cada uno de vosotros.
"Herido en la mano derecha, y en el campo, perdonad que
os escriba con lápiz esta nota y de una letra trabajosa.
"Dios guarde a V. H. muchos años.
"Juan Manuel de Rosas."
En seguida, cambió su chaqueta y gorra por la de su ayu-
dante Lorenzo López y entró en la ciudad, como a las cinco
de la tarde, yendo directamente a refugiarse en casa del en-
cargado de negocios de S. M. B. el honorable capitán de la real
marina don Roberto Gore, desde donde mandó en seguida a
tranquilizar a su hija sobre su existencia, sin indicar empero
su paradero, hasta más tarde que fué esto verificado por el
secretario de la legación, enviado al efecto, llevando al mismo
tiempo el encargo de regresar acompañado de la referida se-
ñora. Esta mandó decir a Rosas que no podía salir tan pronto
porque estaba haciendo encajonar los papeles y disponiendo
lo conveniente, ya que tenía que abandonar su casa y su país
naital. '
1 68 ANTONIO ZINlfr
Toda la casa estaba en completa confusión, y como era
natural, la señora doña Manuela lloraba y se lamentaba sin con-
suelo, no tanto por el material abandono de sus bienes, que
no los consideraba perdidos, cuanto por verse en la forzosa ne-
cesidad de dejar su patria, parientes y relaciones, de quienes
fué siempre estimada, porque, en verdad, era muy digna del
aprecio de todos los que la trataban y frecuentaban su socie-
dad en Buenos Aires, y de ser compadecida por su difícil
posición. ^ '
A las nueve de la no-che, doña Manuela, abandonó su casa,
yi acompañada del secretario de la legación británica, fué a
reunirse a .su padre que la esperaba en la del encargado de
negocios, señor Gore.
Como a las once de la noche del mismo día 3 de febrero,
llosas se embarcó con su liija, acompañado de Mr. G-ore, doB
oficiales y seis marineros en la fragata de guerra a vapor de
S. M. B. (capitana del contralmirante Henderson, Ceniaur),
la cual permaneció hastia el 9 en el puerto, desde donde
aquél pudo contemplar las demostraciones de alegría a que,
festejando su caída, se entregaba con ■entusáasmo el mismo
pueblo que, pocos días antes, ofreciera todos los fondos de la
provincia, las fortunas, vidas, fama y porvenir. ■,
La referida fragata a vapor, con sus huéspedes a bordo,
salió el citado día 9, hasta Punta del Indio — punto que dis.
ta como 70 millas del puerto — en donde fueron trasbordados,
el 10, al vapor de guerra de la misma nación Conflict con des-
tino a Inglaterra. La Centaur regresó al puerflo al siguiente
día 11.
Durante el viaje del Conflict, revento una de las calderas,
ocasionando la muerte a cuatro individuos de la tripulación.
El 23 de abril llegó a Devonport' donde desembarcó y visitó
el real dock, que es el más hermoso del mundo, sus esipléndidos
cuarteles, hospitales navales y militares, etc. El 25 llegó el
Conflict a Plymouth, donde Rosas fué recibido' oficialmente
(con una salva) por el comodoro superintendnte, sir Michael
Seymour. Poco después desembarcó el ex Dictador y fué a, alo-
jarse en Moorshead's Eoyal Hotel, Fore-Street., Devonport,
donde fué visitado por el almirante del puerto, sir John Om.
manney y otros jefes de repartición. Su equipaje que consis
tía en un crecido número de cajones, fué inmediatamente
desembarcado sin la menor dificultad ni embarazo.
Con motivo de este recibimiento oficial, como nunca se ha-
bía practicado antes con soberanos destronados y otros perso-
i
HISTORIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 169
najes de nota que fueron a refugiarse en, tierra inglesa, se sus-
citó un largo y acalorado debate en la Cámara de los Lores;
en su sesión del 29 de abril- es decir, cuatro días después de
haber anunciado los diarios de Plymoutih la llegada del ex Dic-
tador argentino. En dicha sesión, el conde Graii\iile interpeló
al secretario de las Colonias sobre los honoTCis oficiales rendi.
dos indebidamente a Eosas. Después de un largo discurso so.
bre la materia, el noble lord terminó diciendo por única con-
testación, que la noticia, tal como había sido dada por los
diarios, era exagerada ; que los honores dispensados a Rosas lo
habían sido espontáneaimente; que aquella demostración n&
envolvía intención poütica y que no había mediado orden del
gobierno.
El conde de Malmesbury contestó no baberse dado orden
alguna por el ministeriot de relaciones exteriores, ni haiberse
enviado, del departamento que presidía el duque de Northum-
berland, persona alguna con el objeto de tributar honores ofi-
ciales al general Rosas; que lio único que hubo, fué haber re-
cibido de este individiuo una carta escrita con sencillez, en que
pedía permiso ipara residir len los dominios de S. M. B. tan
tranquilamente como fuese poáible, aaignándosele al mismo
tiempo una persona que viviera com él, hasta iposeer mejor el
idioma inglés ; que, en (consecuencia, no encontraba otra expli-
cación que poder dar al modo com6 fué recibido Rosas por
las autoridades de Plymouth, sino es que, por un sentimiento
natural, hubiesen querido acoger, con hospitalidad y respeto,
a un refugiado distinguido de un país extranjero ; que, por
otra parte, Rosas no era un refugiadoi común, sino uno que
había manifestado gran distinción y generosidad para con los
comerciantes ingleses que traficaban con su país, y uno, en
fin, con quién -el anterior gobierno había concluido negocia.
cÍA)ues de carácter importante y aún firmado un tratado, en
1849; que cualquiera que hubiese sido ^a conducta del gene-
ral en la América del Sur y cualesquiera que hubiesen sidio
las crueldades cometidas por él, lo que eólo atañe a su nación
— en las que quizá no había exageración — no era dable
esitigmatizarlas en aquellas circunstancias.
Y después de un largo debate' en que, como se ve, se elu
día la cuestión principal de si se (había o no dado orden de
hacer a Rosas un recibimiento oficial, coimo se le hizo, el du-
que de Northumberland contestó que el gobierno no había da.
do orden algnjna a la escuadra estacionada en el Río de la Pla-
ta, en ejste sentido, pero sí, que todos los jefes de la estación la
ANTONIO ZINNY
tenían en general, para salvar la vida en todos los casos como
aquel en que se halló Eosas; ¡que p.o pudiendo éste llegar a
tiempo para tomar uno de los paquetes de la línea del Brasil
en Río Janeiro, a fin de itrasladarse a Inglaterra, como era su
intención, y no considerando, además, segura su vida, si per
manecía algún tiempo en el Brasil, nO' hubo ímás remedio que
conducirle en el Conflxt, y que, só, en eso se había ,obrado mal,
él (el dmque) ise constituía de ello responsable.
Con motivo .de la ley de 29 de julio de 1857, dio a luz la
simiente: .
PEOTESTA DEL GENERAL ROSAS
Southamptou, septiembre 20 de 1857.
"El Senado y Cámara de Representantes de Buenos Ai-
res, en 28 de julio último, ha sancionado :
"Primero — Soy Reo de Lesa Patria, por la tiranía san.
grienta que ejercí sobre el Pueblo, violando hasta las Leyes de
la Nación; por haber hecho tráiciión' en muchos casos, a la in-
dependencia de mi patria, y sacrificado a mi aímbición, su Li-
bertad y snas glorias. ,
"Segundo — Compete a los Tribunaies ordinarios el co-
nocimiento de los crímenes que he cometido.
"Tercero — Y que con arreglo al decreto, 16 de febrero
de 52, que declaró de propiedad pública todos mis bienes exis.
tentes en el Estado de Buenos Aires, queda autorizado el Poder
Ejecutivo para venderlos."
"He leído esa Ley. ¿.El gobierno que presidió el general
Rosas, lo fué solamente .de Ha Provincia bonaerenise, o lo fué
además de toda la República? ¿A quién corresponde el fallo
del que, con toda la suma del poder por las Leyes, representó
a la Confederación Argentina ante el mundo, durante tan di-
latado período — ¡El j.uicio del general Rosas! — Ese juicio
compete solamente a Dios y a la historia; porque solamente
Dios y la historia pueden juzgar a los Pueblos. Porque no hay
ley anterior que prescriba ni la substancia del juicio, ni las
formas que deben observarse. Porque no pueden constituirse
en jueces los eneniig'0& ni los amigos de Rosas, las mismas víc-
timas que se dicen, ni las que pueden ser tachadas de com-
plicidad en los delitos. La Nación, por el órgano de su gobier.
no, el Director Provisorio, declaró que los bienes del general
Rosas no podían ser confiscados. ¿Qué dirá a eso su represien-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROMNCIAS ARGENTINAS 1 7 1
tación soberana, que aprobó el decreto y demás resoluciones
de su jefe supremo? ¿Decreto y demás resoluciones que obtu-
vieron además el voto explícito' de la Provincia de Buenos Ai-
res? Rasgos esclarecidos de justicia inmortal, que al devol.
verme mis propiedades, honran altamente al gen,eral ürquiza.
"Vuelvo a la Ley. Esta clase de crueldades aumenta las
fuerzas de la razón. Ese odio de los errores 'es el mejor título
que se consagra para la gloria de la inculpabilidad, para el ho-
nor inmortal de la honradez.
"No hay que esperar moderación cuando el furor ocupa
el alma. Mientras puedo, pues, decir más acreditando la sin-
razón con que se me ataca, y la justicia que me asiste, mi pri-
mer deber es protestar aún más públicamente, incluyendo aquí
también mi anterior protesta, que sustancialniente es como
sigue :
,SauJtihampton, diciembre 18 de 1853.
"Excmo. señor:
"Cuando, a consecuencia de la orden de mi gobierno, he
sido despojado nuevamente de mis bienes, los estímulos de mis
sentimientos y la fuerza de mis deberes no m^e permiten una
conformidad. Y si los derechos del hombre son los de preferente
atención, me veo constituido a reclamarlos para indemnizarme
de los males que atacan mi honor, arrancan, mis propiedades y
aflijen mi estado.
"V. E. funda su resolución en las órdenes, por las que,
se dice, saqué del Tesoro Público 4.647.063 pesos papel mo-
neda corriente, con destino a la quinta mía — Palermo.
"Permítame Y. E. asegurar, que, durante mi administra-
ción, ninguna orden puede haber en las cuentas de Tesorería
^expresando ser su importe para gastos en mi quinta, ni en
cosa alguna que particularmente me pertenezca o haya perte-
necido. Esas órdenes, a que V. E. se nefiere, deben ser por el
caudal mandado entregar al coronel Hernández y a los oficiales
escribientes del inm'ediato despacho del gobernador. En todas
ellas se dice ser ese dinero para objetos del servicio público.
No pueden ser otras. ¿Por dónde entonces creer que esas can-
tidades hayan sido invertidas en mi quinta? Y si se ha llega-
do a entender que corresponden a ella la porción de edificios
y demás obras en el terreno alquilado a don N. Muñoz por el
Estado, y en otros, es esto una equivocación, porque eso es del
Estado, y hecho con dinero suyo. En ello, en otros gastos re-
1^2 ANTONIO ZINNY
lativos y en lesas numerosas fuerzas acuarteladas allí, y últi-
mamente en el ejército acantonado en el campa mío de Paler-
mo, fué empleado ese dinero papel moneda, así como en otras
varias necesidades del servicio público. Tengo en mi poder los
documentos de cuentas y recibos originales que lo acreditan, y
podré mostrarlos aquí a quien V. E. me ordenase. ¿Qué más
podré hacer hoy, Escmo. señor, sin vista de esas órdenes, juz-
gado del modo más disconforme que V. E. ha dispuesto, eu
mi situación, en un país extranjero, en el retiro silencioso de
mi vida privada, solo y sin auxilios para expedirme? Mas ¿quién
podrá negar lo que es así tan cierto de notoriedad? Las cir-
cunstancias, permítame V. E. decirlo, con el más subordinado
e íntimo respeto, son solamente las que no favorecen la justicia
que m'e asiste.
"Si hubiese mi gobierno dispuesto de mis intereses, obli-
gado por la necesidad, dándoseme los recibos para lel corres-
pondiente y más inmediato posible abono de su importe, yo
habría sentido lá satisfacción de consagrar ese nuevo sacrifi-
cio a mi patria. Si los hubiera solamente embargado en precau-
ción de algún uso de ellos hostil contra mi gobierno o las escla-
recidas personas de su administración, me habría limitado a
suplicarle por el desembargo, asegurándole de mi conducta res-
petuosa y obediente. Mas, cuando la orden de V. E. me quita
mis propiedades, y se apoya en hechos los más vergonzosos, ju-
ro ante Dios y el universo, no haberlos cometido. Lo siento amar-
gamente, y con toda la fuerza de mi corazón y mi conciencia,
elevo a V. E. esta respetuosa súplica por la revocación de esa
orden suprema y entrega de mis bienes, con el valor de los
ganados y demás de que ya se ha dispuesto. Súplica tanto más
obligante, Excmo. señor, cuanto noi cuento con otros medios
para vivir, no tengo más en América, ni en Europa, ni en
parte alguna, que lo que a la vista de todos poseo en Buenos
Aires, unas tierras en la provincia de Santa Fe, y lo poco que
me ha quedado por la venta de la estancia ''San Martín" y
de los ganados que recibió el comprador, hasta la fecha de
la orden del j"Jzgado. Así, la renta, de lo que me ha quedado
no me alcanza ni para la cuarta parte de mis gastos, si he
de vivir en una moderada comodidad decente.
''Son asimismo injustamente incluidas entre las propie-
dades mías de que se me ha despojado, las QÍnco casas en la
ciudad y una estancia en el partido del Monte, perteneciente
a mi hija por su herencia materna.
iriSTORIA DE LOS GOBERNADORES TE LAS PKOVIIn'CIAS ARGENTINAS i73
''En tal virtud, en mérito de lo expuesto, y atento a las
consideraciones enumeradas, ante V. E. muy reverentemente
reclamo, en la mejor forma que taya lugar en derecho, y ju-
rando no proceder doblemente, a V. E. reitero mi más enca-
recida súplica por la devolución de mis propiedades. Si lo con-
trario fuere, que no debo esperar de la justificación de mi go-
bierno, dígnese V. E. considerar y persuadirse que esta solem-
ne protesta, que en tal caso elevo, en guarda y entera conser-
vación de todos mis derechos, ante mi patria, su representación
soberana, mi gobierno y las naciones, es solamente en fuerza
de mis sagrados deberes, de mis necesidades, y sin perjuicio de
mi sumisión y más profundo respeto.
''Juan Manuel de Rosas."
'Excmo. señor:
"Esa prudencia ha abierto más el camino a las verda-
deiS. No alzaré ahora la voz, ni para justificar, ni para patenti-
za,r el origen de tantas desgracias a,eumuladas en el seno de
mi patria. Para saber lo que valen los hombres, preciso es poner
en balanza sus errores y sus aciertos, sus hechos buenos como
los malos. Y no es justo se pesen por delitos las faltas de la
fortuna. Pero sellado el término de mi carrera pública, acepto,
como un deber, que la religión, mis circunstancias, la natura'
hza, y las leyes, me imponen decir algo, según pueda, en de'
fensa de mi hono'r, de mis derechos, de los actuales derechos
de mi hijo y de mi hija, después de mi muerte.
"Lkgará el día en que, desapareciendo las sombras, sóle
queden las verdades, que no dejarán de cono'eerse, por más que
quieran ocultarse entre lel torrente oscuro de las injusticias.
"En veinte años que la prensa del mundo sirvió a mis
enemigos de instrumento para inventarm'e cargos, a nadie ocu-
rrió imputarme el de robador del Tesoro público, po:^ue nadie
podía, ni puede comprobarme este cargo, sin ser desmentido
por los documentos fehacientes que acreditan lo contrario.
"¿Debía comparecer en Juicio para defenderme? ¿Qué
puede la justicia ante el poder violento de las pasiones? ¿Po-
día hacerlo ante los que, arrogándose, además, una competen-
cia que nadie les ha atribuido, daban muestras del espíritu que
los anim-aba?
"Me limité a suplicar, aún a reclamar, por la restitución
de mi'5 bienes. Y en caso contrario a protestar. Pero el éxito
de esta petición señaló la medida de lo que pudiese esperar en
174 ANTONIO ZINNT
uu jukio cualquiera. No mereció resolución alguna. Nunca «1
poder justificará el hecho de favorecer así la ceguedad infla-
mada de las circunstancias. Y si la prensa de un país extraño
no hubiese publicado mi escrito, los diarios de Buenos Aires ha-
brían guardado silencio.
; "Ninguna situación, sea cual fuese, exime a las almas no-
bles de las simpatías que nos unen al infortunio, cuando el
hombre libre en sus opiniones, que sólo Dios puede arrancar
de siu conciencia, honra icon sm conducta subordinado, y humil-
de sin bajeza, al gobierno y a la nación la que pertenece.
"A imitiaeión del gobierno, los tribunales, compuesitos en
su totalidad de hombres incompetentes para jfuzgaxme, han ad-
mitido singulares demanda.^ paa'iiculares contra mis propieda-
des y honradez.
"En semejante situ'ación, no m,e qoieda ot.ro arbitrio que
el que las leyes acuerdan-^al que, en mi 'caso, no puede defen-
dersie, ni tiene jueces competentes ant« quienes deba) ventilar
sus derechos.
"Protestando, pqies, en su virtud, ctiQ vez más, coním
toiíos lo3 actos tendentes a mi deshonor, el despojo y ex,proipia-
eión de mis bienes, pior quienes ni tienen derecho, puedo re-
petirlo, a sancionarlo, ni ¡h'abilid'ad legal para' ejerc-er este
derecho, salvo mis acciones y las acciones de tmi hija' al pr^e-
sen't'e; y las -acciones de mis hijos despoiés de mis días, por las
violencias de que somcs víctimas, -a fin de deducirlos amte quie-
nes podamos y debamos, como igualmente los que nos compe-
ten contra todos los compradores y tenedoa'es de mis pro-
piedades.
"Llamo ahora también, en completa guarda y sostén de
todos mis derechos, la consideración de los gobiernos, y muy
principalmente del gobierno inglés y del gobierno francés,
cuando tengo motivo para creer se trat'aba de la venta de mis
prcxpiedades a siibditos ingleses y a subditos franceses!. Y íes
por esto, y por todio, que m^e apresuro más a publieair mis p;ro-
teertas, declarando O'tra y otna vez más, ser nulo todo ciuanto
contra mi honor y mis propiedades acuerdan la citada ley. los
decretos de sai referencia, y nulas también sin ningún vaíon* ni
efecto, todr.'S cuantas ventas se han hecho y se hicieren de algo
que me pertenezca, sean quienes fueren los vendedores, com-
pradores y tenedores, contra quienes reclamo además de todos
loa daños y perjuicios que se me ocasionasen por sus ventas,
o de sus compras al gobierno, o a particulares, Siaan nacionales
o extranjeros, y sean cuales fuesen los gobiernos de quienes
.sean subditos.
HISTORIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PEOVIjSrCIAS ARGENTINAS 1 75
''Y aquí, eu est'as soleirmes protestas, que bien ya en allia
voz elevo ante el gobierno del Estado die Buenos Aires, el go-
bierno de la Confederación Argentina y las naciones, compren
do también todas cuantas veces fuere neoesiairioi en derecho pa-
ra más valer, las propiedades de mi hdj'a por su herencia ma-
tenna, que están envueltas en las mías, y con más fuerza de
razones la estancia del "Rosario", con todas las tiernas y de-
más que le pertenecien, en el partido de la G-uiardiía del Monte,
por la inaiudita violencia y connpleta nulidaid de su entrega, al
que one la vendió en el año de 1836. y en su fconsía&uencia, por
la venta también absolutamente nula, que éste, y sus herede-
ros han hecho 'a un siibdito inglés. Y por todo lo que, también
diré públioamentie, cuando pued'31, si necesario fuere, algo más
A los enuncdiados gobiernos y a las naciones.
"Juan M. de Bosas."
El documento' que acaba ide leerse fué reproducido en La
Tñhuna de Buenos Aires del 21 de noviembre de 1857, proce-
diéndolo, escirito de puño y letra de Rosas, lo que sigue :
Scuthampton, octubre 8 de 1857.
"Si los señores Editores de La Tríhunn se tsir\'^en publicar
la adjunta protesta, el geneiral Rosas les será muy lagradecido.
"Queda de los señores Editores muy atento servidor.
"J%an M. de Rosas."
El vencedor de Casemos también, >a urna ciarta de Rosas,
fecha 3 de noviembre ée 1852, en que le daba las gracias por
el desembargo de sus propiedades, deroigando el deoreto del
gobierno de Buenos Aires, de fecha 16 de febrero del mismio
laño, 'comtestó en los términos siguientes:
San Nicolás, marzo 18 de 1853.
Señor Brigadier General don Juan Manuel de Bosas :
"Estimado amigo:
"Intimamente reconoicido a la benévola carta del 3 de no-
%^emjbre último, que me ha esicrito usted, acepto la sinceridad
de los sentimientos que en ésta me manifiesta, usted. Las con-
sideraciones que yo haya podido dispensar a su apoderado y
176 AXTOXIO ZINXY
amigo ei señor don Juan Nepomuceno Terrero, a sus hijos y
a los de usted, las he dispensaido al infortunio y al caráct-er
que ha investido usted en mi país, y la derogación del decreto
que confiscó sus propiedades ha sido un ado de rigurosa jus-
ticia que ejercí en conformidad con mis íntimas cx>nviceiones,
y demasiado me creo retribuido por él, con que usted lo apre-
cie y me nuanifieste su gratitud.
"Los noMes ofrecimientos que me hace usted de sus ser-
vicios en sus circunstancias, en el silencio y retiro de su vida
privada y en un país extranjero, son demasiado para mí, para
que deje de tributarle por ellos mi más profundo reconoci-
miento y la seguridad de la amistad con que soy de usted su
afectísimo amigo y compatiáota.
* ajusto José de Urquiza.^'
Caído llosas, el gobierno de la provincia según se acaba
de ver juzgó conveniente apropiarse sus bienes como indemni-
zaciofli de los males que causó a la Confederación, de que era
jefe. Entre tanto, su responsabilidad ante la Re(públic'a, no
sólo ante la provincia de Buenos Aires, piesaba», no exclusiva-
mente sobre él, sino también sobre muchos. Fué iai gran mayo-
ría del pueblo argentino quién lo elevó y lo sostuvo hasta el fin.
Si Eosas fué criminal contra la nación, a ésta correspon-
día el juzgamiento de aquél.
Rosas fué acusado de haberr dilapidado el tesoro público,
y él espontáneamente sometió su administración rentística al
poder legislativo de la pro'vñneia : provocó al fiscal público, a
que compulsase 372 expedientes que debían existir en la con-
taduría general, probando la inyersión de los c"auidales, los ob-
jetos a que fueron destinados, las personas que los administna-
ron: ofreció comprobar con la presentación de títulos seme-
jantes y auténticos — que siempre conservó como un tesoro,
haciendo igual recomendación a sus herederos, actuales^ po-
seedores de ellos — la inversión de todas las partidas que, no
teniendo una especifioación particuRiar en los mencionados ex-
pedientes, se le hi^o por ellos responsable.
El general Mitre, entonces redactor de Los Dehates, reco-
iiooió que no había poder para juzgar al general Rosas: que
la confiscaición de sus bienes era un atentado; y que la dilapi-
dación debería ser probada en juicio contra dictK)rio.
No sólo eso; el general Rosas que fué el gobernante de
las catorce profánelas; que representó el único gobierno ge
neral ineontestado por la nación y aceptado por el mundo, din-
J
HISTORIA DE LOS GOBERNAnORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 177
rante veinte años, fué juzgado y sentenciado por' las solas au-
toridades de la provincia, sin liatoer dado partieipaciión algiUDa
a Las demás igiuakoiente inteiresadiais y da/mnifieaidasi.
El mismo K-oisas no usó de las facultades extraordinarias,
de qoie fué investido pioír todlo el puieiblo^ de Buenos Aires y por
los gobiernos ide las demás pirovinciaiS, en el juzgamiento y oas-
tigo de los Reinafé y cómplices, sobre lel asesinato deil general
Quiroiga y su, eomátiva. Siolicitó y obtuvo, nioi 'Siólo la lantoriza-
oión suficiente ide la provincia de «Córdobia, de que uno de ellos
fué gobernador propietario, sino también la de los gobiernos
de todas las provincias, porque co^mprendió que, aunque inves-
tido con omnímodas faoultadesi, el gobierno' de una provincia
no tenía derecho de juagar al de otra, ni mucho menois al que
representaba a la nación entera ante los gobiernos de las de-
más naciones, con quienes la Eepública Argentina estaba en
relación dentro y fuera del país.
Y si se hubiera creído deber prescindir de dar participar
eión en el juzgamiento de Eosas a las provincias que no con.
ourrieron al derrocamiento ide la tiranía, que, en este simple
hecho, parecían estar mu;^ conformes con ella; no se hallaban
en el mismo caso las de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, la
RepúbÜiea Oriental del Uruguay, el imperio' del Brasil y la
parte del ejército porteño que triunfó en Caseros ; puestoi quíe-
en virtud de esa misma victoria, serían los que podrían tener
derecho para juzgar al gobernante derrocado," o ser consulta-
dos por lo' menos.
Terminaremos manifestando nuestra opinión, por lo que
valga, de que Rosas no fué el único responsable de la tiranía :
lo fueron a la par de él, los gobernadores de todas las provin-
cias que no la ejercieron con menor furor, y que se conserva-
ron en sus puestos después de Caseros ; lo fueron también los
generales y demás jefes que la sostuvieron con cruel y fervo.
roso encarnizamiento y a sangre fría- y, sin embargo, fueron
reconocidos sus áervicios como prestados a la nación y respeta-
dos en sus grados. Y lo fueron, más que todois, los Represen-
tantes del pueblo de Buenos Aires que, cuando el general ür-
quiza, al frente del ejército libertador, acababa de derrocar, en
la República Oriental del Uruguay, a otro tirano no menos, si.
no más sanguinario, y que con marcada ferocidad contribuyó
en las provincias del interior al afianzamiento de la tiranía
de Rosas, reprodujeron a éste la más activa y ardiente coo
peración aceptando todas las consecuencias de la presente san.
ción (de 9 de diciembre de 1851), sean las que fuesen y ha-
17* AITTONIO ZINNT
CIENDO DE SU EXCLUSIVA RESPON'SABrLIDAD, TODOS LOS ACTOS Y
DisposicioííES del Jefe Sltremo de la Repúhlica, general en
jefe de sus ejércifos Brigadier don Juan Manuel de Rosas."
Este mismo, cuando aún no era tirano (1829) trató de
alejar a sus conciudadanos del camino peligroso, por donde
se le quería conducir r al que desgraciadamente vino a caer
el país, dirigiendo a ios Representantes del puetlo aquellas so-
lemnes cuanto trascendentales palabras- que el lector habrá ya
visto en la página 130. Finalmente Rosas fué lo qlt: el pue-
blo ARGENTINO QUISO QUE FUESE !
El ciudadano chileno don Ramón Guerrero y Vergara
refiere su visita al ex Dictador Rosas, el 17 de enero de 1866,
en estos términos:
*'A la villa de PorUrood, situada a 3 millas del puerto
de Southampton, me dirigí acompañado del cura católico.
Después de cruzar un enlozado potrero, lleguá a una peque-
ña casa, o más bien dicho un rancho. Envié con una criada
al dueño de ella una tarjeta, en la cual indicaba mi edad,
acompañándola con una halagüeña recomendación de mi
compañero cura. Mientras se me traía la contestación, me
puse a examinar el exterior de la casa, y obser\^é que estaba
blanqueada- con un jardín al frente, a la izquicírda una
puerta, de maderos horizontales, y a la derecha había un ca.
llejón de cercaí^ por el cual entraban lais muías a un corral.
Luego volvió la criada y nos abrió la puerta de la izquierda,
diciéndoncs que podíamols entrar. Atraviesiamos varias pie'
zas, y si en ellas algo llamaba la atención era la sencillez y
limpieza. Llegamos al dormitorio en donde se veían arma-
rios llenos de libros, papeles repartidos por toda la mesa, va-
rios paquetes y maletas que contenían documentos, según su.
pe después ; una ancha cama, 3 sillas, una jaula con um loro,
una chimenea con un reloj encima y varios otros objetos in-
significantes. Yo estaba viendo el título de algunas obras,
cuando sentí pasos, al ius-í/ante entró un hombre- a eun^a pre-
sencia temblé: era alto, robusto, ágil, muy encor%'ado (pre-
sentando sólo 62 años, habiendo nacido el 30 de marzo de
1792), de frente espaciosa, completamente calvo, nariz algo
pronunciada, labios algo echados hacia adelante, sin patillas
ni bigote, y parecía que no se había afeitado en 5 o 6 días.
Estaba con un poncho de lana argentino- con cinturón de
gaucho de las pampas, espuelas de plata con grandes rodé,
las, y con zapatos muy ordinarios.
KISTOñlA DE LOS GOEEBNADOEES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS I79
"Una vez que entró en la pieza, se quitó el poncho, y lo
cciocó isoibre la cama, quedando en mangias de camisa, con
un chaleco de pieles, y un pañuelo le servía de corbatta. Así
se verá al hombre, a quien llaman el Salvaje de las Pampas,
y que él se titula S. E. ©1 capitán general doní Juan Maniuel
Oritiz de Rosáis. Este hombre extraordinario vive completa-
mente aisilado, jamás permite que se le vea, ni aun su hija
doña Manuela Rosas- que sólo puede viisitarlo una vez al año,
y desconoce el idiomia inglés, que no lo ha aprendido en 13
años de residencia en Inglaterra. Si un americano logra tur
bar su retiro, le comunica (como lo' hizo conmigo), sus ínti-
Diois sentimientos, se engolfa, en sus desgracias, echa en cara
a las Repúblicas sudamericanas sus ingratitudes, y recordan.
do su dominación sobre el Plata, se le comprime el corazón,
las lágrimas se ven rodar por sus mejillas, y cooi'liinúa ha-
blando con voz alterada, como yo mismo lo' presencié.
"Creo que las primeras palabras que me dijo, imitando
a MariO' fueron éstas: "diga usted a siis paisano>s los siid-
americanos, que Jka visto a Rosas".
/'Habiendo preguntado por isu salud, me cointestó son-
riendo: "no la cambio por la de un mozo de 25 años, y diga
usted ¡al general Blanco que el homihre qiw se ano7iadai por la
edad, ofende la ley diviiia, que se hace igual la vida, del an-
ciano y la del joven,"
"A una pregunta que le hice, dijo: que de los america-
nos, el último que había logrado ver fué <un señor Caro
{Calvo), y de los chilenos un joven Cobo, cuyo nombre no
recordaba. Yo le indiqué a Vicuña Mackenna, y en el acto me
contestó: "no, ©se es mi enemigo j con 15 minutos de conver-
sación no. se puede escribir sobre la vida de un hombre- y
más cuando ésta encierra ciertas vicisitudes, ipero» yo le per-
dono su precipitación. Eyzaguirre isolicitió verme y hubieron
(hubo) algunos inconvenientes que lo impidieron."
"Al hablar de sus ocupaciones diarias, Be lamentó de su
pobreza y añadió que trabajaba con tesón, levantándose a las
siete de la mañana, para montar a caballo y recorrer su pe.
quena hijuela, regresaba a las doce a comer, y a la una vol-
vía a su trabajo hasta las cinco de la tarde, 'que fué la hora
de mi visita. Después de cerrar, se hace dar friegas en las
piernas, y luego se pone a escribir con lápiz, que tiene una
gran cantidad muy bien larreglados y cortados por su cria-
da, a fin de no perder tiempo. Su letra es muy clara y, pue*
l8o ANTONIO ZINNY
de decirse, I elegante. A los 62 años de edad no tóene necesidad
de anteojos, y su vista es superior.
**Las obras que ha escrito en 13 años son: 1." Vindica,
ción del gobierno de don Juan Manuel Rosas, obra que, aun-
que completamente eoncluáda, no la publica por falta de fon-
dos: la 2." se titula "Ley Pública": la 3.' "Religión del
Hombre", sobre cuyo tema mantiene una larga correspon-
dencia con un distinguido americano; la 4.' "La Ciencia Mé. ,
dica", ramo, que me dijo, estaba muy deiseuidado por los mo-
dernos, que sólo se ocupaban en inventar cañones rayados y
buques blindad&s. Aunque puede decirse que las 3 últimas
obras están ya concluidas, sigue agregando datos a medida
que se le presentan.
"A más del americano, antes citado, me dijo Eosas que
el único amigo que había tenido ha sido lord Palmerston, por
cuyo órgano el gobierno inglés le ofreció una pensión, lo que
rechazó por considerarse apto para trabajar; y por indigno
mendigar el pan en país extraño. Agregó: "este acto siem^pre
le agradeceré, y más teniendo presente el abandono en que me
lian dejado las Repúblicas americanas, estas ingratas por cuya
unión trabajé tanto, unión que habría impedido los actos co-
metidos por España, que no es sola en sus empresas, y unión
que habría evitado la situación en que se encuentra el Para,
g.uay. Asi es, — continuó (dándome el título de paisano), —
como se han desatendido mis proyectos, que han sido los de
un hombre que delira por la libertad amerücana. Yo me presen-
taba delante de mi ejército, y reinando el más profundo silen-
cio exclamaba: — ¡Viva la independencia americana! — Des-
pués daba el grito de ¡Viva la República del Plata!
"Me había distraído — continuó Rosas; — • dejemos aque-
llas ingratas Repúblicas; volvamos a lord Palmerston, por cu-
ya muerte dirigí una carta de pésame a lady Palmerston. Voy
a leer a usted el borrador.
"Esta carta me Uamó la atención, porque estaba conce-
bida en términos muy religiosos. Principiaba Rosas excusándose
por haberla retardado, y luego recordaba a lady Palmerston
las sabias leyes de Dios, que disponen, decía, tanto de la vida
del anciano, como la del joven, y esperaba que, reconociendo
la igualdad del destino, se habría sentido fortalecido volvien-
do sus ojos a la 'eternidad. A lord Palmerston consideraba co-
mo al hombre más eminente de los tiempos modernos, así es
que, en su carta de pésame, dice: Las cartas autógrafas que
poseo de vuestro marido será la mejor gloria que legue a mis
HISTOEIA DE LOS GOBERTí ADOBES DE LAS PEOVINCIAS . AKGENTINAS iSl
hijos. ¡Yo, sin fortuna, sin amigos y sin patria, algo habré he--
dio para merecer la amistad ds tan grande homlre! El ha si-
do la única persona que se ha levantado para contestar a mis
calumniadores."
"Durante la lectura, me dijo: Todo esto viene al caso; — ■
tomó un paquete de cartas con el rótulo "Lord Palmerston",
diciéndome que eran autógrafas del hombre que apreciaba con
sinceridad. '^El año pasado — prosiguió — me mandó de re-
g.aJo dos liebres y cuatro faisanes, como usted va a verlo". To-
mó un cencerrón, que agitó con fuerza, y luego apareció una
sirvienta a la que dirigió 'esta pregunta: ^'¿Qué me sed (said)
j/ear pasado lord Viscoiint Palmerston?" — La criada, que
era avanzada en edad, contestó en inglés: "dos liebres y dos
pares de faisanes", y al oir dos: '*íi^, dijo;, fueron cuatro".
Entonces yo le expliqué la palabra par, con lo cual la mandó
salir. Llega a tal punto el amor de aquel personaje a la cos-
tumbre de su juventud, que desprecia la comodidad de una
campanilla, y prefiere usar un instrumento de algunas libras
de peso.
"Una vez concluida la carta de pésame, no recuerdo con
qué motivo, sacó su testamento' y me leyó If^s primeras cláu-
sulas. Dándose el título de capitán general, consigna en la pri-
mera que, en su sano juicio, que no había sido ^dolent^do, y
que anulaba sus testamentos anteriores. En la segunda, que
nombraba de albacea a lord Viscount Palmerston, y en caso de
imposibilidad o muerte a la persona que desempeñase el mi-
nisterio de relaciones exteriores. Se fija en este último a causa
de la nacionalidad de sus nietos, que son herederos nacidos
en Inglaterra.
"En otra de sus cláusulas ordenaba, nue su cuerpo fue-
se sepultado en la iglesia católica de Southampton, debiendo
ser su tumba modesta y muy bien cercada, y hace responsable
al gobierno inglés, si permite qme su cuerpo fuese trasladado
de allí. (Tal vez recordaba que hay individuos en su ipatria que
han deseado aventar en las Pampas las cenizas -de su cráneo).
Pide que a su lado se coloquen los restos de su compañera,
(doña) Encarnación y los de su hija, si el gobierno argentino
accede a la súplica que para el caso le haga su albacea.
"Estando hojeando el testamento, yo divisé una hoja de
guarismos, y le pregunté a cuánto ascendían sus bienes — ¡Ay! —
exclamó — cuatro veces ha sido confiscada mi fortuna, la que
no se puede tasar. Baste decir a usted, que el gobierno de Bue-
nos Aires me tom^ 300.000 cabezas de ganado, para repartirlas
182 ANTONIO zmíftt
en el ejército. Mis nieios, ingleses como son, puede ser que con-
sigan mía cuarta vez desconfisquen mis Menes.
''Dejando de un lado el testamento — prosiguió — si, al
ahandonar l^ Bepúhlica del Plata, no saqué hieries, traje con-
migo estos éc-ñ^.mentos mil veces mus valiosos, — y, dirigién-
dose a una maleta, la abrió y principió a sacar unos paquetes,
, de los muchos que allí había, muy bien acondicionados, y me
'dijo: ''Ayer solamente hahia concluido de arreglar estos pa-
peles, a fin de mandarlos a Londres a una casa de seguros. No
vayan por casualidad a quemarse, si permanecen aquí". —-
Pasóme un paquete, que tenía este rótulo: "Correspondencia
del gobierno del Plata con el santo Padre'*; y otro: "Notas
camliadas entre el gohierno de don Juan Manuel Posas y el
golierno inglés''. — Después de colocarlos en su lugar, conti-
nuó: "Aquí vivo rodeado de las ohras más escogidas", y me
invitó a que inspeccionara sus armarios. Entre otras obras, vi
la Ley Xatural de Puffendorff. las Leyes del Plata, y en fran-
cés "Rosas y las Repiiblicas del Plata": no recuerdo el nom-
bre del autor.
" ¡Ali! — continuó — mi paisano; en algo dehía tenerme
la Inglaterra, cuando solicitó de mí interpusiera mi influencia
con los gohiernos de Chile y el Perú, acerca de los hienes dé
(Santa) Cruz. Yo tanihicn siempre lie querido a la Inglaterra,
y creo que es la única nación con quién deben estrechar sus
relaciones las Repúblicas sudamericanas, y tener confianza en
ella. Cuando se me arrojó del Plata, los comodoros de Ingla-
terra y Estados Unidos me ofrecieron sus buques, y aunque
fueron éstos los primeros en hacerlo, no acepté, ni entré en
explicaciones por la prem<ura del tiempo, sino que me embar-
qué en un buque inglés.
"En este estado de la conversación, miré mi reloj, y vi que
mi casita había durado desde las cinco y diez minutos hasta
las seis y veinte minutos. Resolví, a mi pesar, despedirme, aten-
diendo a la crítica situación de mi compañero, que no com-
prendía una palabra de español. Al ver Rosas nuestro ade-
mán de irnos, nos dijo: "esperen que voy a hacerles paner el
carro, para que los deje en la estación", y, haciendo otra vez
uso del cencerro, ordenó a la sir\'ienta que avisase cuando es-
tuviese listo.
"Al despedirme, tomó la vela y nos alumbró la escalera,
y aquí me apretó fuertemente la mano. Así dejé al hombre que
más impresión ha hecho en mí; al hombre cuyos hechos pasa-
dos le representan como la fiera que más daños ha hecho al
IliSTOEIA DE LOS G03EEX ADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 183
mundo de Colón; al hombre, que, según muchos de sus con-
ciudadanos, ha -eclipsado los crímenes de Nerón ; al que ahora
yace, como él dice, abandonado de sus amigos, sin patria y sin
fortuna, llamando la atención por su caridad, su constancia, y
por el sacrificio que se ha impuesto, que algunos atribuyen que
lo hace, para purgar sus delitos. Aunque sea debilidad, yo no
aborrezco el tan temido nombre de Rosas, y simpatizo con su
desgracia actual.
"Yo le rogué que me diera el borrador de la carta de
pésame a lady Palmerston, y consintió en ello; pero al sacar
mi cartera para guardarlo, como arrepentido, me dijo: "no,
nadie ha ohtenido esto de Rosas". Volví a insistir, y fué inútil
mi empeño.
"Mi introductor cura me habló después muy bien de ese
personaje, pintándomelo como un hombre muy católico, cari-
tativo y generoso. Para atestiguármelo, me contó que, estando
los bancos de la iglesia en muy mal estado, los hizo cambiar,
colocando unos muy cómodos, habiendo además construido una
galería sumamente valiosa. También me dijo que poseía una
hijuela que tendría 800 áreas, con una magnífica casa que le
llamaban Castillo ; pero que la había abandonado, para habi-
tar el rancho, en que yo lo visité, construido por él mismo, con
techo de cicuta y paja.
"Lo último que vi de Rosas, fué lo que él üaima carro:
era una esipecáe de carretón sin toldo, donde sólo podía ir una
sola ptersona y el tirador. En él mandaba buscar sus provi-
siones, y en caso de necesidad lo usa para ir él mismo a la
ciuídad.
"Ramón Guerrero y Vergara" (Publicado en El Nació,
náli-sta de Corrientes, núm, 37, de feíchai 28 de abril de 1866.
Habiéndose vulgarizado la creencia, fundada o nó, de
que el doctor Dalmacio Vélez Sársíield hubiese aconsejado la
ejecución de Camila O 'Gorman y del cura del Socorro, Gutié-
rrez, como arreglada a derecho, una señora de Buenos Aires,
a quien Rosas debía servicios de importancia, pidió a éste su
testimonio, como se verá por la eairta que va a continuación, la
(Cual, a la vez que Rosas exonera de tan grave responsabilidad
al citado jurisconsulto, está, acerca de otros pnntos, no sólo
llena 'de cont na dicciones, sino que condena de un modo flagran
te la ffnalhadada federación sui géneris, que, a nombre de ella,
tanta sangre se derramara en ambas márgenes del Plata.
La referida carta es como sigue :
i84 A^^To^^o zin>'Y
Soutliamptoin, setiembre 2 de 1869.
"Señora) doña N. N.
"Mi muy querida amáiga:
"Ante todo, al ociuparme de su muy queirida, julio 10
reitero a usted mi exfpiresivo tagradecdmiiento por el duplicado
de las doscientas libras esterlinas, 19 chelines y udí penique.
"Los recibos para las personas que gemarosamente míe
soixilian, los remití a lusteid', julio 25.
"No es cierto que lel señor doctor don Dalmaieio Vélez
Sárafield, ni alguna, otra persona, me aconsejara la ejecución
de Oamiila O 'Gorman y del icura Gutiérrez.
"Durante presidí el gobierno provincial bonjaierensie en-
cargado de las relaciones ey,teriores, y iCon la surada del poder
por la ley> goberné puramente según mi conciencia.
"Soy pues, tJNico responsable de todos mis lactos, die
mis hechos buenos como los malos, de más erroresi y de mis
aiciertos..
"Pero la justicia, parra seírdio, idtebe tener tener dos orejias:
aiún no se me ha oído.
"El señor doctor Vélez Sársfield fué siemptre firme, a to-
da prueba, en sus vistas y principios uni'tairdos, según' era
bien sabido y conocido, en los altos negocios del Eistadlo.
" Y lo eran ta'mbién en sus vistas y opiniones unitarias
algninas otras personas respetables, honraidas y de capacidad
disitingtuidas.
"Pero personas, que no faltaron en sus respetos debidos
al gobáemo.
"Y como nunea miré las opiniones de ambos piartádos,
pirecisamemte como razones, 'respetaba y consiidleraba. a esas
personas, tanto más cuando yo mismo dije varias vecéis: "Ob-
sérv^ese que una muy cara y doloroso exjperiencia nos ha. hecho
ver prácticamente ser absolutamente necesairio entre nosotros
el sistema federal, porque, entre otras razones ;de sóMdo P'O-
der, carecemos totalmente de elementos para un gobierno de
unidad .
"Obsói'vese que uina Eepúblioai federativa es lo más qui-
mérico 3'' desastroso que pudiera imaginairse, tolda vez que no
se 'Componga de Estados bien organizados en sí misimos, por-
qu-e conservanldo icada uno sa^i soberanía le independencia, la
fuerza del gobierno general!, con respecto al imteiñor de la Re-
pública, es casi ninguna, y su principal y casii toda, su inves-
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOBES DE LAS PBOVINCIAS AJBQENTINAS I»5
tidura es de puna representación, parai llevar la voz ai noan-
bre de toaos los Estados confeiderados, en sus relaciones con
las naciones extranjeras; de eioinsáig'ulente, si dentro de cada
Esítaldo en p'articular no hia.y elementos de poder para man-
tener lel orden respectivo, la creacáón de un gtobiemo general
federal representativa no sirve más que piara el desorden par-
cial que sueeda y hacer que el escándalo de cualquier Estado
se iderrame pior todos los demás.
"El gobierno general en un Repúblicia federativa nO' une
lois pueiblos federales ; los representa unidos, ño es para unir-
los, es para represeníiarlos entre lais naciiones.
"No se ocupa de lo que pasa interiormente en ninguno
de los Estados, ni diaeide las conitiendas que se suscitaai en-
tre sí.
"En el primer caso sólo entienden lais aiutoridades par-
ticulares del Estado, y en segundo la misma constitución tiene
previsto el mcidio cómo se ha de formar el Tribunal que deba
ídbcidir .
"En una ipalatbra, la unión y tranquilidad crían el go-
biernio general, la desunión lo idestruye : él lesi la iconsecuiencia
el efecto de la uniión, no la causa: y si es siensible su falta, es
mucho miayor su caída, porque nunca sucede sino convirtiendo
en funesta desgriaieia y anarquía toda la república.
"No habiendo, pues, hasta ahora entre nosotros unión y
tranquilidad, menois mal es que no exista el gobierno general,
que sufrir las terribles estragos ide la disoluciión ". Eran esas
mis vistas y opiniones en todo el tiempo que presidí al gobier-
no de Buenos Aires, enea,rgaido de las relaciones exteriores de
la Confederación Argentina.
"Son bien eonacidos y rpublieados los consejos, eaie argos
y órdenes de la ex Comisión unitaria en Chile (1), ahora no
tengo tiempio para oeupiarme de buscar publiciaciones, que
aisombran, aflijen y espantan en sus terriblesi comsecuencias, fu-
(1) Rosas en su carta, no se refiere a las publicaciones del señor Sar-
miento, como éste lo supone, sino a las "Máximas de política y de guerra
de la Cotnisión Argentina en Santiago íCe Chile, en !8Ji^, publicadas en los
diarios.
"Es menester emplear el terror para triunfar en la guerra.
"debe daiíse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos.
"Debe manifestarse un brazo de hierro y no tenerse consideración con
nadie.
"Debe tratarse de igual modo a los capitalistas que no prestan socorro.
"Es preciso desplegar un rigor formidable.
"Toños los tnedios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación.
"Debe imitarse a los jacobinos de la época de Robespierre".
Juan Gregorio Las líeras, Domingo Oro, Domingo Faustino Sarmiento,
Luis Calle.
(Gaceta Mercantil, ntimero 6920, fecha 4 de noviembre
de 1846 y siguientes).
l8ó AITTONIO ZIN^'Y
ne^os resultados. No es tiempo oportiuio p-ara traer a consi-
deración detenida esas inauditas matanzas.
"Ju<in Manuel de Rosas".
I/a carta que antecede fué publieada por pirimera vez en
el "Bosquejo de la Biografía de don Dalmacio Vélez Sársfield
etc.", por Sarmiento en 1875.
Con motivo de la muerte de Kosas, un diario inglés la
amineió en los ténninos siguientes:
"El general Juan Manuel de Rosas, ex Diatador de la
Confederación Argentina, falleció el 14 de marzo (1877) a
las siete, en su propiedad de Sw.athling, a 3 millas de Sou.
thiampton. Rosas nació el 30 de marzo de 1793 y contaiba por
consiguiente 84 años de edad. Residió durante 25 años en
Southampton o en sus alrededores y soicninibió de una infla-
mación a los pulmones, a pesar de los esfuerzos del doctor
John "SVibbilin, su médico y amigo desde que pisó el territorio
ingles. [¡] ;•; 1
"Doña Manuela Rosas de Terrero, Mja del famoso Dic-
tador, había Uegaid'o de Londres la víspera y asistió a los úl-
timos momentos del padre, de quien fué fiel compañera en el
destierro.
"Rosas residió en Inglaterra desde 1852, fecha de su caí-
da del poder. Desembarcó en Southamipíon por ser de esta ciu-
dad el capitán Day que mandaba el buque, en que se refugió.
Después de vivir algunos años en esta ciudad, se retiró a la
quinta donde ha muerto. Esta quinta es inmensa; la compró
al finado John Flemming, y gastó cuantiosas siuanas en ador-
narla. • j,>-'.'\á
"En sus últimos años sufría mucho de una artritis, pero,
a pesar de lo doloroso de la enfermedad, montaba siempre a
caballo, y sr supremo placer era recorrer sus tierras dando
órdenes a sus empleados.
" ¡ ¡ La nostalgia del ipoder ! ! "
"Su amor al gobierno personal era tal, que naidie podía
dirigirle la palabra sin permiso especial, o para contestar a
sus pregnintas. Pagaba muy bien a sus trabajadores e inten-
dentes más que los otros propietaráos rurales; pero sólo los
contrataba por día.
"Cada hombre recibía su salario eotidianaimenjte y sólo
entonces se le decía si debía vo¿ver al otro día. Esta irregula-
ridad de Rosas era debida al deseo de no ligarse a nadie por
contrato ; sin embargo, sus empleados le 'duraban, por lo gene-
HISTORIA DE LOS GOBEENADORES DE LAS PBO\aNCIAS ARGENTINAS iSy
ral, muchos años. A la noche, él mismo examinaba los tra-
bajos, fueria verano o invierno, y las horas de tarea- de cada
uno eran icaLcnladias con el mayor rdgO'r y lexiactitoid ,
"Durante muchos años, Rosas y lond Palme rs ton se vi-
sitaron y entrambos mantenían una correspondencia extensa y
no interrumpida."
Damos fin con d .goibiemo de Rosas, ipublioando a conti-
niiiaición una carta qnie, aunque de famiilia, consigna curiosos
detalles de los últimos momentos y disposiciones de aquél, 'cu-
yo nombre ha siomado tantiO en el mundo y cuyos hechos, da
cualquiera naturaleza que haj-an sido, le han dado celebridad.
Así, pueis, tratándose de tan famoso personaje, el cuno-
cimiento de ¡esos detalles no dejará de despertar tanto interés
como icuriosidad .
BuRGESS — Street Farm
Southampton, marzo 16 de 1877.
"Cuando recibas ést'ai estarás ya imp^ue^to de que mi po-
bre y desgraciado padre nos dejó por mejor vida el miércoles
14 del corriente.
"¡Cuál es mi amargura tú lo alcanzarais» ipues sabes cuan-
to te amaba, y haber ocurrido estia desgraicia en tu aoiisencia
hace mi situiaeión dobilementie dolorosa! Es realmente terrible
qtue tam pronto como nos hemos sieparado, desgracia semejante
haya venido a aumentar el pesar de estar tan lejos uno de
otro, pero queda seguro, no me abanldona la energía tan ne.
cesaría 'en estos momentos que tanta cosía hay que disponer y
atender, todo con mi consentimiento, y que sobrellevo tan se-
vera prueba con religiosa resignación acompañándome el con-
suelo de haher lestiado a su laido en sus últimos días, sin sepa-
rarme de él.
"El lunes 12 fui llamada por el doctor Wibblin, quién
tme pedía venir sin demora,. El teleigrama me lleigó a las cinco
y media y yo estuve aquí a lais diez y media, acompañada poí
Elizabeth. Ei doctor me esperaba para explicarme el esta-
do del pobre tatitia. Sin desesperar del caso, me aseguró
ser muy gra,ve, pues que, siendo una fuerte congestión ail pul-
món, en su avanzaida edad era de temerse que le faltase la fuer-'
za, una vez debilitado el sistema. Al día siguiente (martes) el
pulso había bajado de 120 a 100 pullsaciones, pero la tos y la
fatiga le molestaban mucho, a más de sufrir un fuertie dolor
en el pulmón derecho. Este desapiareció completamiente en
l88 ANTONIO ZINNY
la tarde la esipiec't'oración, oada viez que tosía, era icon
san/prre, y éste, paira mí, era Tin símt:oima terrible, como ■t'ambién
la fatiga. Esa noche del miartes (13) supliqué al do-ctor ha-
blarme sin ocTiltarme niada, si él lo creía en ¡peligro inmediato ;
m^e icontestó qiuie no me ocultaba sai gravedad y que temía no
(puidierai levantarse más, pero que no icreía. el peligro inme-
dia>to, ni ser necesairio iconsultar otros médicofsi, y óomo' su iCa-
beza estaba tan deapejiada y con una fueriísa día esipírá'tu que
ocultaba su siufrimiento, embromando cion el doctor, hasta la
noche misma, del martes, en que hablábaimios, víspera de siu
muerte. El doctor, comió yO', convinimos no si&r prudente ni
necesario' todavía hacer venir al isacerdote, pues su presencia
Dudiera' hacerle creer eí^tar ■nróxímo su fin y que esipieraíríamos
hasta ver cómo se^ía el miércoles (14). Esa noche estuve con
él haisita las dos de la mañana con Kiate, pues Mar'>- Ann m.e
■peemplaz'aba con Aliici:^, baiciendo tiirnois oara no f artigamos.
Antes de retirarme, estuvo haciendo varias preguntas, entre
otras cuándo recibiría tu carta de San Vicente y me recomen-
dó irme a acostar, patra que vaniera a reponer a Mary en la
miañana. Todo eisito, Máximo, dicho con fatiga, pero con tanto
despe.io, que, cuando lo recuerdo, creo soñarlo! Cuando a las
seig de la mafíiana entró Alicie a llamarme porque IMary Ann
creía al genjerial m,uy m,a!lio, salté de la cama, y cuamido me
allegué a él lo basé tantas veces como tú sabss lo h:í;cía siem-
pre, y al beisiarle la miaño la sentí ya fría. Le pregunté "/.eómo
te va tatita?" su contestación fuié, mirándome cor» la mayor
ternura: ''no sé, niña". Salí del cuarto para decir que in.
mediatatménte fueran 'por el médico y el confesor ; solo tarda-
ría -un minuto, pues Atche estaba en el corredbr ; cuando entre
al cuarto había dejaido' de existir ! ! ! Así, tú ves, Máximo mío,
que sus últimas palabras y miradas fueron para mí, para su
hija tan amante y afectawsa. Con esta última demoiatiriaición
está compensado mi ciariño y constante devoción, i Ah Máximo,
qué falta me haces ! \ Si tú estuvieras aquí» yo sola me ocuparía
de llorar mi pendida, pero no te tengo, y es 'pr^ciso que yo
tome tu lugar, lo que hago con una fuerza de espíritu que a
mí mi;gma me sorprende, desde que he estado acostumbraida
quie, en mis traba,,]" os y los de mi padre, tú hicieras todo por
nosotros! Pero Dios Todopoderosio, al mismo tiemipo que nos
da los sufrimientos, nos acuerda fuerza; y oonformidadi para
sobrellevarlos. ¡ Te aseguro que ha muerto como un justo ! \ No
ha tenido agonía, lexhaló su alma' tan luego que me dirigió su
última mirada! ¡Ni un quejido, ni un ronquido, ni más que
HISTORIA DE LOS GOBEBN ADOBES DE LAS PEO^^NCIAS ARGENTUSTAS 1 89
entregar quietamente su almia grantde al Divimio Creador. ¡ Que
él lo tenga en su santa gracia! ¡Maiy estaba a su lado, cuando
nrarió, y esta pobre mujer se ha leíonducido ,c'on él, basta sai
úlíáma- haría, ©on la fidelidad que tú conoces siempre le ha
servido ! i Pobre tatita, estuvo tan fe liz cuando me vio llegar el
lunes! Lats dos muahachas están desoladas. Madre e hija de-
mxie'stran el cariño que tenían a su patrón. Tus iprediceiones
y las mía.s se cumplieron desgraciadamente, 'cuandio le decía-
mos a tatita que esas salidas con humedad en el rigor d'ei frío
le habían de traer una pulmonía. Pero su pasión por el iciampo
ha abreviado sus días, pues, poír su fortaleza pudo vivir mu-
chos años más.
"En uno de lois días de frío espiantosioj que hemos temido,
anduvo afuera*, loomo de costumbre, hastia tarde; le tomó un
resfrío y las oonsecuencias tú las sabes. ¡Pobre tatita! Estoy
cierita que tú le sentirás como a tu mismo piadre, (pues tus
bon'diades para él bien pnotoaban cuánto le amabas! A Rodri-
go, que Tuegue a' Dios por el alma de su abnelito, que tanta
predilección hacía de él, y que no le esicribo porque no me
siento con fiserzas, ni tengo más tiempo que el que te dedico.
"El doictioír WibbMn es mi piano de lágrimas en éstois mo-
mentos en que necesitaba una persona, a quieai encargar las
deligencias del funeral. Kate, con Manuel, fueron a ver al ÜTb'-
dertaker, al padre y demás, y todo está arreglado para que
tenga luga^r el maates 20, y como el pobrae 'tatita ordenara en
sni testamento que sólo se diga en su funeral una misa reza-
ida, y que sus reistos sean oonducidos a su última morada sin
pompia ni apariencia, y que el coche fúnebre sea seguido por
uno- fúneb're com tres o cuia/tro piersonas, los preparativosi no
tienen mucho que afiTeglar y su voluntad' será ctumplida, y en
éste último irán el doctor, Manual y el saicerdote, y tal vez
venga el esposo de Eduai-dita Gaiicía, pues he tenido in tele-
graroia preguntándome cuándo tendría lugar el funeral, por-
que qoiiere «sdlsitir a él Edúiardia me ha dirigido otr-), dicién-
me pone a mi disposición dos mil francos, si necesito dine-
ro. Esto es un consuelo en mi aflieición.
"Pcir supuesto que se lo he aigTa'decido, contestando que,
siSnecesito algo, a ella mejor qaie a nadiie ocurriría, paro que,
al presiente, iio' lo necesito.
/'También ordena taitita que su eiadáver sea enteiTado
dos días destpués de su muerte, pero esto hia sido imiposible
cumplirlo, ipues el undertaker dijo que no tenía tiempo, por.
qoie sienido el pobre tatita; tan alto era ,p(reoiso hacer el cajón
IQO ANTONIO ZINNT
y el die piorno, donde está j-a hoy cdlociado; mañapa vendrá el
de caoba, decente solamente, y aunque deseaba fuese el fune-
ral el lunes, no puede ser, por ser día de San José, y así será el
martes 20. ¡ Dios nuestro Señor le acuerde descanso eterno ! En
fin, no serán las cosas disipuestas como si tú estuvieras ocupa-
do de .ellas, pero haremos cuanto podamos, yo por llenar mi
debear filial y el doctor el tan sagrado de amistad. Pobre Ma-
nuel, no sabe lo qué le pasa, ni cómo complaeenne y con-
solarme .
"Tuya
Manuela de Rosas de Terí'ero"
The Advertiser da sobre el entierro y funerales de Kosas
los detalles que siguen:
"Funerales al Brigadier General don Juan Manuel de
Rosas. En Southampton (Inglaterra) .
"El funeral de S. E. el general Juan ifanuel de Rostaa
ex gobernador y dictador de la Confederación Argentina, cuya
muerte en su estancia en Swathling, el miércoles próximo pa-
sado fué registrada en el Advertiser del sábado, tuvo lugar
ayer (mai'tes), siendo depositados sus restos en una bóveda del
Cementerio de Southampton. El finado era católiiCú romano y
en la tarde del lunes, entre 7 y 8, el féretro fué trasladado de
su estancia a la capilla católicia xDmana, en Biiglestreet, Sou-
tha^mpton, donde fueron observadas las ceremonias usuales,
peculiares de la iglesia romana, permaneciendo allí deposita-
do hasta la mañana de ayer. A las once hubo sea-rieio com-
pleto, dirigido por el reverendo padre Gabriel, en ausencia del
reverendo padre Mount, el pá-iToco, quien se halla actuaLra/en-
te en el Continente. Al terminar los oficios, de un carácter ver-
daderamente impresivo, el íéxetro (cubierto con un manto
negro y con una larga cruz ,b¿anca) fué coloaado en un co-
che fúnebre, tiraido por cuatax) caballos oubiortos de tercie
pedo negro. El resto del cornejo consistía en dos oarruajes en-
lutados, tirados por dos caballos, y el diel doctor Wibblin
F. E-. C. S., quien había sido el facultativo consultor y anü-
go de confianza del general, durante todo el período de su re-
sidencia en este país. En el primer carruaje iba el barón de
Lagatinerie {Capitaine d'Etat Major, Attaché á l'Etat Major
General du 2me corps d'armée' Amicns, y sobrino del finado)
el doctor Manuel Terreiro (nieto del finado) y e] reverendo
piadre Gabriel. En el segundo, iban las personas de la casa del
finado y del señor Terrero, y en el carruaje el doctor ^Vibblin,
HISTORIA DE LOS GOBEKN ADORES DE LAS PEO^'IIíCIAS ARGENTINAS I QI
el doctor y el señor Flemming, agente de Dondres. Los oficios
en el Cementerio fueron breves, y como lel funeral era de na-
turaleza estrictamente privado, el acompañamiento al Cemen-
terio no fué tan numeroso, como sin duda lo habría sido en
ciaso contrario.
"El féreta^o era de roble inglés, deliciadamente barniza-
do y con hermosos adornos de bronce. Servía de primer tro-
feo a su féret:ro el sable que acompañó en todias sus caampañas
al general San Martín, quien lo legó por tesitame;iuto a Rosas.
''En una chapa de bronce colocada sobre la tapa, y pre-
ciosamente iluminada, se leía la inscripción siiguiente:
JUAN MANUEL DE ROSAS
Nació el 30 de marzo de 1793. Falleció el 14 de marzo de 1877
{a las 83 años, 11 meises y 16 días)
El .completo arreglo de los funerales fué confiado a los
señores E. Hay es e hijo, 'de Highstreet y han sido llevados a
cabo, bajo su superintendencia !personal del modo más satis-
factorio .
En Buenos Aires, la señona doña G-regoria Rosas de Ez-
ourra, hemiiana del ex Dictador, miamdó decir una misa, por el
descanso de su -almia, en la iglesia de la Concepción, el 23 de
m^rzo del mismo año.
Y habiéndose anunciado el funeral de Rosas, por sus hi-
jos y nietos, para al día 24 'de aibrdl, en la iglesia del Colegio
(San Ignacio), un crecido número de ciudadanos respetables
invitaron por la prefusa al poiebilo de Buenos Aires a celebrar
exequias fúnebres, en la iglesia; metropolitana, por las vícti-
mas de la tiranía, para el mismoi día en que aquél debía te-
ner lugar.
En vista de 'esto, el gobierno de la provincia, a su vez,
prohibió toda demostración pública en memoria de Rosas, ba-
jo cualquier forma. '
En consecuencia, el funeral .por Rosas no se efectuó, pero
sí pox sus vícitimias, al que ccirucurrió todo el pueblo de Buenos
Aires, isiu' exceptuar el ipersonal de ambos gobiernos, provin-
cial y nacional, habiéndose conseguido, por este acto- que las
dos fracciones ipolítioas, en que tan honidla.mente se encontraba
la provincia y aún la República, llegasen la entenderse, acer-
cándose una a la otra, hasta producir una feliz conciliación
entre ambas. A este res,ultaido contribuyeron muy eficazmente
el doctor Adolfo Alsina, hoy finjadio, y el general Baitolcmó
192 ANTONIO ZINNY
Mitre, en lo que no fueron ajeóos el presidente de la repúblioa
doctor Avellaneda y el gobernador de la provincia don Carlos
Casares, en prijmera línea.
1852. — Dr. Manuel Insiarte y Dr. Felipe Arana, Minis-'
tros de Rosas, con las atribuciones 'd'el P, E. d'eleigiaidlas, en e/
primero, los asuntos de gobierno, haeieoda y guerra, y en el
segundo las de relaioiones exteriores, desde el 26 de enero ha^
ta el 3 de febrero, día en que fué derrocada la Dictadura, con su
jefe Rosas, en Caseros. Rosas, como gobernador propietario, se
reseivaba la facultad de expedár por sí sólo y directamente
las providencias y disposiciones que juzgaa'a convenientes, so-
bre cualquier iasunto de la adoninistración, mxmibrando al más-
nuo tiempo la Mansilla insipector y comandante general de ar-
mas de la capitiail. El gobierno delegado no taivo ocasión de
dictar disiposición ailguna, y leayó en^aielío en la derrota del
propietario; tampoco hizo sentir su autoridaidl contestando a
una nota oficial, ique le fué dirigida por los enoa'rgados de
negocios de Portugal, de los Estados Unidos y de Inglaterra,
sobre desembarco de tropas que se había organizado, a fin de
proteger a sus respectivos nacionales y los establecimientos {pú-
blicos de interés general. Fué el general Lucio ManBilllia, quien,
oomo jefe de las armas, dio orden, bajo sii re^iponsabilidad, al
capitáji del Puerto, vp'ara que permitiese el desembaiico de las
referidas tirotpias, en vista de la imdecdsión del gobierno dele-
gado para resolver por sí sobre e'se punto.
Cion esta autorización, el desembarco de las tropas se efec-
tuó en la tarde del 3 y fueron disitribuídas del modo siguiente :
ias inglesas iocu(p'aron el Banico de la iptrovineia^ y las fran-
ciesas, la Aduana, en protección de los intereses públicos qua
encerrabian. Las casas de los agentes diplomáticos y de lois
cónsules fueron igualmente cust ciliadas por troipias extranje-
ras, en los días 3, 4 y 5, hasta que se restableció el orden.
En la miadrugada del 4, el general Mansilla, jefe día las
anuas, se presenitó personalmenite en casa de los señores obis-
po Escalada' don José j\Iaría Rojas, don Bernabé de Escalada
y doctor don Vicente Lóipez, a quienes pidió fuesen en comi-
sión ceroa del general Libertador mianifestándole, que, lejos
de hacer resistencia, desealba remd'tiese, lo más /pronto posible,
una fuerza para recibirse de la plaza, por el temior que tenía
que, los cinco o seis mil derrotados que oprimían toda la ciui,
dad, co)mctieseni desórdenes en el pueblo, entregándose al fa-
queo, que él (Mansílla) no podía conteaier.
Lai comisión así nombrada por el generaü Mansilla des-
empeñó su loometido con la mayor brerv^edad, mías mi ante el
laSTOBIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 193
general Urqmiza, que todavía no 'había llegado a Pialermo, sino
ante el jefe ide mayor gradiUiaición que allí se liaillaibia — • el co-
ronel Gialáu — quien comunicó verbalmente la orden ideseada.
La comisión >a su regreso, dio aviso del fresiulMiado de su
cometido al general Mansilla, quien inmediatamente disolvió
la fuerza que se hallaba concentrada en el recinto de la plazja
de la Viotoiria, retiirándose él, en seguida, a su casa.
Entretanto, el saqeo de la ciudad y suburbios, seguía con
el ma.yor furor y escártiidalo, h'asta que el pueblo eo-mprenidlió
que no le quedaba otro recurso que defenderiae.
Es, pues, ineáento que el general Mansilla hubiese auto-
rizaido el saqueo, como entonces se dijo, y ide ouiyaj ^calumnia
sie j'Uistifieó oportunamente publicando documentos fehaicieai-
tes.
En las práimenas horas de de la mañana del 4 de febrero,
la ciiudad, en una completa acefialía, civil o policiiall, ofrecía
el cuadiro más horribile. Masas dte ciaballería habían, invadido
la capital y suburbios y se entregaron impunemente al saqueo,
rompiendo las puertas de las casas de negocios y haciendo
volar a balazos las ceiiradiuras.
Penetrado, (por fin, el pueblo de Buenos Aires de la pn¿-
na total que le amenaziafoa, reae¡ciionó contra el terror que ha-
bían infundido los ladronies y forajidos, eseapiados de la cár-
cei, cuando se dio puerta franca a todbs loísi que se hallaban
en ella por ciaiusas políticas, y se inició la defensa. Esta fuié
auxiliaida en mucha parte por una fuerza de leaballea'ía que el
general Urquiza mandó en amparo de la ciudad.
Como a las dosi de la tairde comenzó ai dominarse el con-
flicto con la activa persecuedón¡ y ejemplar caisitigo de los ban-
doleros, que enan fusiladlos ánfraganti pior Ras cales, o en la
cárcel, por cuyo adbañal salía a ía calle el reguero de la san-
gre; tan gTande fué el níimeiro de los ladrones fusilados den-
tro de su recinto.
1852. — General Justo José de Urquka. Diietadioír militar
poír el iderecho dte la victoria^ alcanzaidal siobre Rosas, el 3 de
febrero, en los ealmpos de Caserosi.
Luego que ya; no quedaba: duda alguna sobre el éxito de
la batalla, el general Mameilla., quiS' estaba enciargiaido de la
guiarniición de esta plaza y dte la conser%nacáón del on'den, hizo
saber al cuerpo diiplcmático y consular que la plaza no pre-
sentaría resistencia alguna; en consiecueniciai no h,abía motivo
pa:ra que el ejército del general Urquiza la ciciipase por la
fuerza, deside que podía considerarla como rendidla.
194 ANTONIO ZINNY
En efecto, una comisión compuesta de algunos individuos
del cuerpo consular se dirigió, con bandera de Parlamento, a
Palermo, donde desempeñaron su coimetido cerca dei mayor
general don B. Vinasoro, en aiusencia' del general en jefe, que
aún no había llegado.
El resto del día, idesde la tres de la tarde y toda- la no^
C/he del 3 al 4 de febrero, la ciudad quedó en completa ace-
fialía, hasta la «mañana siguieaite, en que salió atra cotmisión, a
que ya se hizo referencia, compuesta del obispo .de Aulón y de
los señores Vicente López, Bernabé E'sicalada y José María Ro-
jas, la cual manifestó al general en jefe del ejército aliado li-
bertador que la provincia se hallaba sin autoridades y que era
de urgente necesidaid nombrar una para mantener lel orden y
rejpriníir los excesos que se esitabaai coonetiendo.
El general Urquiza inmiediat amiente nombró al Bresádente
de la Cámara de Justicia, doctor Vicente Ljópez, gobernador
provisorio .
Apenas amaneció el 4 de febrero, la ciudad de Buenos Ai-
res y sus suburbios fueron testigos del saqueo imáis escandaloso
que jamás experimentara, de parte de los mismos derrotaidos
de la vísipera, disfrazados con la coraza de género blanco, con
que se distinguía el ejército libientador, cuyo uniforme era del
mismo color que el de Bosbs, asociados a aágunos veieinos y atín
mujeres. Al prin'cipio se creyó fuesen verdaderos soldados de
Urquiza, que esitaban autorizados al saqueo ide la ciudad, mas
habiendo el doctor López, que acababa de regresar de Pialer-
mo, participado lo que sucedía al .general libertador, pidiéndo-
le al mismo tiempo una fuerzía para reiprimir el desorden, Ur-
quiza accedió deside luego ; pero (antes de llegar la fuierza soli-
citada, el saqueo llegó a tomar im carácter alarmante, robamao
hasta cargar carros y despojar de su contenido casias enteras.
En vista de esto, y cuando ya se tenía seguridad que era
un verdadero saqueo no autorizaido por el geniaral vencedor, se
anularon los habitantes, nacionales y extranjeros, y recorrien-
do las calles de la eiudaid, defendieron sus intereses fusiüando
a cuantos encontraban robando, hasta que se hizo sentir la au-
toridad, que acababa ide ser nombrada, de un modo enérgico.
Las medidas de rigor adoptadas para icon los ladronjes del
día 4 tenían justificación en aquellas circunstancias; no lasí
otras dictadas por el general libertador para con prisioneros
rendidos. Desipués de haber proclamado olvido general de to-
dos los agravios, ei general Urquiza no se mostró generoso, co-
mo debiera, y mucho menos en vengar resentimientos particu-
HJSTOBIA DE LOS GOREEÍÍADÓRES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 195
lares, cual lo hiciera con el coronel Martmiano Chilavert-, a
quien mandó fusilar por la espalda al día siguiente die la viíG-
■^,oria de Oafierois y colgar su cadáver dIe un árboil, sin permi-
tir se le diese sepultura. Abusó de la victoria con demasía,
manifestando .dje un modo casi evidente que los sentimientos
de que venía inspirado en su cruzada libert^a-dora, eran miás
egoístas, si bien es innegable que, por el hecho de haber d|e-
rrocado la Dictadura, adquiriera una gloria imperecedera y
que las generaciones subsiguientes recordarán con eterno re-
conocimiento.
El cintillo poinzó, signo de degradación de la epoda de la
Dictadura, únicamente tolerable entre los ejéneatos beligeran-
tes sólo idurante la lucha, mas no pana con los cixudadanos, sin
excluir los clérigos y las mujeres, que acababan de arrojarlo con
alegría, en la seguridad de que su uso había caducado para
siempre, ese cintillo, repetimos, fué restabiecido de nuevo
por el gobierno provisorio, sólo por contemporizar con el ge-
neral que caibaba de pir estar un inmenso servicio a la provin-
cia y a la República.
Violando los pactos ajustaidos en 29 de miayo y 21 de (no-
viembre de 1851, retuvo prisioneros 700 porteños de color,
4ue envió a Cala, en la provincia de Entre Ríos, como remitió
también luumeroáos cañones, ^municiones de guerra, ai-mamen-
tos, vestuarios, carruajes y muchos otros objetos sacados del
parque de esta ciudad.
El pueblo de Buenos Aires, que con la mayor pompa y
alegría recibiera, en su entrada triunfal, el 19 de febrero, al
ejército libertador y a su general, no fué saludado por éste,
ni con una leve inclinación de cabeza. Llevaba poncho blanco
corto sobre la casaca militar y pantalón con franja de oro y,
formando contraste, sombrero de copa alta con un ancho cin-
tiillo punzó, como para indicar que todos debían UiSarlo. Tam-
poco cumpditnentó al gobierno de la provincia que, acompaña-
do del cuerpo diplomático, lo esperaba en la lazotea del Coli-
seo, (actual teatro Colón).
Esos y otros actos de desprecio para con el primer pue-
blo de la República, revelaban en el general la existencia dje
im pensamiento que, desde Entre Ríos, había sido concebido
y mal disimulado. Así, no sólo sie enagenó las simpatías de
este p'ueblo, que llegó a comprender sus planes y pretiensiones,
sino también desde ese momento, empiezo a organizairse para
defender sus libertades y derechos, que acababa de recon-
quistar.
1 96 ANTOXIO ZlMíT
1852. — Doctor Vicente López, Presidcaite de la Cámara
de Justicia, nomltrado gobe-rnador provisorio, el 4 de febneiro,
por el general Urquiza, en vintud de la a.utoridlaidl que le da.ba
la victoria] alcanzada el día antes, 3, veoeiendo a Rosas en Ca-
seros .
Fué elegido en propiedad el 13 y recibido el 15 de ma-
yx), testa el 20 que, invitado por el generali Urquiza ipara con-
currir a una reunión de gobernadores, en San Nicolás de los
Arroyos, delegó el mando en el Presidente de la IjOgi^latiura .
El ministerio que organizó el doctor López y qui& le atcom-
pañó hasta el 15 de ma^'O, se componía de los señores docto-
res Vialentín Alsina, gobierno; Luis José de la Peña, relado-
nefe (exteriores; José Benjamín Gorostiaga, hacienda; Vicenite
Fidel López, instructíión pública; coronel Manuel de Escala-
da, guieirra y marina. El geneaal Zapicia fué nombrado coman-
dante general de marina y capitáai del puerto. Desde aque-
lla fecha y con motivo de la renuncia de los dos primeros y
del último, quedó organizado del modo siguiente : doctor Juan
María Gutiérrez, gobierno y relaciones provinciales; coronel
Casto Cáeeres, guerra y marina, continuando los demás en los
mismos mirdsterior, y poniendo por oficiales mayores a los
señores Luis L. Domínguez, José Tomás Guido y Benito Ca-
rrasco y por oficial 1.° del ministerio de gobierno, el mismo
que lo había sido en el gobierno de Rosas, don Benedicto
Maciel.
No bien empuñó el bastón de gobernador, ciuaaido se vio
en la doloroisa necesidad de expedir un decreto imponiendo
la pena de muerte a los ladrones que andaban saqueando lá
ciudad, la que debía Uevairse, como se llevó, a oa;bo, al ciuarto
de hora de ser sorpirendidcs robando o oargaindo atados por
las 'calles, sin disitincáón de sexo.
Así por medio die esa medida tan violenta;, se consiguió
ver termiaiado el escandíalo con la; muerte de unáis 608 perao-
nas, entre las auales no dejaron de caer algunos inooentes.
Los efectos y artículos saqueados fueron por decreto de
15 de marzo vendidos y proporcionalmente distribuido su pro-
ducido entre los propietarios de aquéllos.
En vista del depiorable estijdo de a'bandono en que se ha-
llaba la casa de gobierno, antiguo Fuerte, y mientras se re-
faccionaba, la residencia del gobierno, poa' decreto del 17 de
febrero, se trasladó al día siguiente a la eaisa quie pertenecía a
don Juan M. Rosas, donide aún existe, que había sido, el 16
declarada propiedad pública, como todas las demás existen-
HISTORIA DE LOS GOBERNADOBES DE LA» PEOVINCIAS ARGENTINAS igy
tes en el territorio de la provincia. Por otro decreto del ge-
neral Urquiza (7 de agosto) fué derogado el db 16 die felwerü
y mandadas devolver a los apoderados de Kosas.
El gobernador López eximió a los españoles del servicio
aotávo de ks armas, a qrae estaban obligados en la épo'ca de
Rosas, porque eram considerados a lia piar de los nacionalo? : y
derogó (17 de febrero) el decreto de 16 de sep'tiembre de 1840,
por el que se disp'onía el embargo de las piro/pi'edadcs de los
pReudio -unitarios, quedando ésitos reintegiiados en todors sus
derechos .
1852. — General Manuel Guillermo Finta, Pre.sádení^í de
la Legisilatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, desde el 20
dte ma.yo, en que lel gobernador propietiario Lópiez, previía au-
torizaición de la Sala de Repiresentainites p^ara ausentarse de la
capital, delegó el mando de día provincia en dicho geüieral,
hiasrtia, el 14 de junio que regresara, reasumiéndolo el mismo
día.
El objeto de la ausencia del gobernador López, a quien
acompañó 'el ministro de instrucción pública doctor Vicente F.
López, fué el de asistir a un acuerdo de gobernadores de las
provincias en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos.
Celebrado aquel acuerdo, la Junta de Representantes re-
solvió comunicar al Poder Ejecutivo no cumplir ni ejecutar de-
creto u órdenes que emanasen de facultades o poderes consti-
tuidos por dicho acuerdo, hasta haber obtenido la sanción de
la Legislatura.
Concurrieron al acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, por
invitación del general Justo José de Urquiza : el mismo, como
gobernador de la provincia de Entre Ríos y en representación
de la de Catamarca; doctor Vicente López, gobernador de la
de Buenos Aires ; general Benjamín Virasoro, de la de Corrien-
tes ; general Pablo Lucero, de la de San Luis ; general Nazario
Benavídes, de la de San Juan ; general Celedonio G-utiérrez, de
la de Tucumán; general Pedro Pascual Segura, de la de Men-
doza ; don Manuel Taboada, de la de Santiago del Estero ; don
Manuel Vicente Bustos, de la de La Rioja, y don Domingo
Crespo, de la de Santa Fe,
El gobernador de Salta, don Tomás Arias, el de Jujuy, doc-
tor B'enito Barcena y el plenipotenciario del gobierno de Cór-
doba, doctor José Genaro Carranza, no llegaron a tiempo a San
Nicolás de los Arroyos, pero se adhirieron al citado acuerdo más
tarde suscribiéndolo en Palermo de San Benito el 1.° de julio
de 1852.
ANTONIO ZIN:^Y
A los tres días de haberse celebrado aquel acuerdo en di-
cha ciudad de San Nicolás, se celebró otro de los mismos go-
bernadores a excepción del de Entre Ríos, confiriendo al ge-
neral Urquiza el empleo de Brigadier General de lu RemihUea
Argentina y una medalla de oro orlada de brillantes, con las
inscripciones sisruientes : — En el anverso, La República Ar-
gentina A su Libertador Urquiza. — En el reverso, Caseros,
Febrero 3 de 1852. (1).
■ Annnue el írenersl Urquiza 'era dieno de esas distinciones,
es sensible aue los señores ffobernadors bavan deiado de con-
ferirle de ieual modo el Califato de Basrdad, ya aue de tanto
poder disTvonían. siendo un hecho que algunos de ellos ya no lo
eran v disponían sin facultad para ello.
18.52. — Dr. Vicente López, arobernador pronietario, desde
el 14 de junio que reasumió el mando erubernativo, a su regre-
so de SaJí Nicolás de los Arroyos, donde, con los demás grober-
nadores de las provincias, convocados por el general Urquiza, se
celebró un acuerdo y se puso en eiecución sin haberlo previa,
mente sometido a la aprobación de la Junta de Reüresentan-
tes, hasta el 23 de junio que presentó su renuncia del cargo.
Sometida ésta, a la comsideración de la Junta, fué admiti-
da disponiendo que el presid'^nte de la Lesrislatura. general Pin-
to, quedase encargado del gobierno interinamente al día si-
guiente, 24 de junio.
1852. — General Manuel Guülermo Pinto, Presidente de la
Legislatura, nombrado gobernador interino el 23 de junio, con
motivo de la renuncia del doctor López que, por su calidad, ha-
bía sido aceptada.
Al día siíruiente. 24 de junio, el general Pinto debía pre-
?eíntarse a prestar juramento del cargo, pero no llegó a efec-
tuarse esto, porque el general T^rnuiza. en su carácter de Di-
rector pro"^isorio» de la Confederación Arorentina, nombrado en
virtud del acuerde de San Nicolás de los Arroyos, que aún esta-
ba en discusión, asumió el gobierno de la provincia nrovisoria-
meinte, y dando un golne. de Estado, el mismo día 23, declaró
disuelta la Junta, prohibiendo la entrada en la sala de sesiones
a los ex miembros de ella y ordenando la prisión y destierro
de los que se pronunciaron contra el acuerdo de gobernadores
en San Nicolás, que lo fueron los señores doctores Dalmacio Vé-
l'^z Sársfield, Ireneo Pórtela y Pedro Ortíz Yélez, coronel Bar-
(1) Este acuerdo, que es de fecha 8 de junio de 1852. ha sido omitido
en la Colección de leyes v decretos formada por el doctor Ferreira. Ignora-
mos si esa omisión fué intencional o por otra causa.
HISTORIA DE LOS GOBICENADOEES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS IQg
tolomé Mitre y don Manuel Toro y Pareja, uno de los colabo-
radores del diario Los Debates. Estos fueron embarcados inme-
diatamente a bordo del vapor de guerra "Merced", dejándoles
la libertad de elegir ei destino que mejor les pareciese.
Y al mandar disolver la Sala, manifestó de oficio al gieneral
Pinto que, ni como presidente de la Junta, ni como goberna-
dor interino sería obedecida orden alguna suya en todo el te-
rritorio de la provincia de Buenos Aires.
1852. — General Justo José de Urquiza, en su calidad de
Director Provisorio de la Confederación Argentina, nombrado
ein el acuerdo de gobernadores en la ciudad de San Nicolás de
los Arroyos sin el consentimiento de la Legislatura de Buenos
Aires, asumió el gobierno de la provincia provisoriamente, adop-
tando medidas dictatoriales que le enajenaron las pocas sim-
patías que tenía en esta ciudad, por razones muy poderosas.
El mismo día 23 de junio, en que asumiera el Poder Eje-
cutivo de la provincia, el general Urquiza mandó cerrar todas
las imprentas, prohibiendo la impresión de periódicos y pape-
les de cualquier género y haciendo sellar sus prensas y sólo ha-
bilitaba una imprenta para la publicación de los actos guber-
nativos bajo la vigilancia de un agente de policía.
Mandó (24 de junio) patrullar la ciudad con el fin de ga-
rantir el orden y la tranquilidad pública, y el día 25, en virtud
de las facultades que le daba el acuerdo de San Nicolás, que
no había sido todavía ratificado por las provincias interiores de
la República, ni menos por la de Buenos Aires, expidió un de-
creto declarando que, habiendo quedado acéfala la provincia por
la renuncia del gobernador y disolución de la Sala de Represen-
tantes dictada por el mismo Director, nombraba gobernador pro-
visorio al doctor López, quien, a pesar de su renuncia irrevoca-
hle, aceptó el mismo día (25) su segundo nombramiento.
1852. — Dr. Vicente López, nombrado gobernador por el
general Urquiza, el 25 de junio, reorganizando su ministerio
con el mismo personal que antes tenía.
Una de las primeras disposiciones del gobernador López
fué mandar levantar los sellos impuestos a las imprentas, per-
mitiéndoseles la continuación de sus trabajos bajo ciertas con-
diciones.
En virtud de lo dispuesto -en el Acuerdo de San Nicolás,
que, como ya se ha dicho, no había sido ratificado por la Jun-
ta de Representantes, expidió (22 de junio) un decreto orde-
nando la elección, el 8 -de agosto, de dos diputados al congreso
que debía reunirse en Santa Fe. Aparecieron electos para re-
20O ANTONIO ZINNY
presentar a la provincia de Buenos Aires en aquel Congreso
los doctores Salvador María del Carril, sanjuanino, y Eduardo
Lahitte, oriental de nacimiento.
Entretanto, la situación de la provincia no era nada ha-
lagüeña: se sientía un malestar general, y el doctor López que,
a su elevación a la primera magisitratura de la provincia la
primera vez había merecido las simpatías de todos los habi-
tantes, se vio, la segunda vez, contrariado y en la imposibilidad
de dar un paso adelante en el buen desempeño de la autoridad
que 'ejercía.
Cansado de tantas contrariedades y en vista de las graves
dificultades de que se hallaba rodeado por las exigencias del
general Urquiza, que no admitía control, de un lado, y por la
falta de opinión pública, del otro, presentó, el 23 de julio, su
dimisión que fué, el 25, aceptada por el mismo Urquiza, quien
asumió el mando de la provincia, declarando continuar por sólo
el tiempo preciso para el restablecimiento de las autoridades
de la misma.
El doctor Vicente López falleció en Buenos Aires el 11
de octubre de 1856. Desde el año de 1806, López figuró en la
vida pública de un modo prominente, y como ciudadano ejem-
plar, como magistrado recto, estadista ilustrado, su nombre se
halla asociado a los acontecimientos más importantes y memora-
bles de su época. A este respecto, sus amigos tienen derecho
de reclamar una comparación con los más distinguidos de sus
contemporáneos; y entre éstos, deben recordarse los nombres de
San Martín, Belgrano, Balcarce, Rivadavia, Gómez, Banegas,
etc., etc. El hallarse asociado a esos hombres, haber participado
de sus consejos, cooperado a sus empresas, merecido su con-
fianza y gozado de su amistad, sería bastante honor, y más que
bastante para satisfacer las aspiraciones de lespíritus ordina-
rios. Pero López fué aún más feliz. Además de esas orgullosas
muestras de distinción, recibió, como autor del Himno Nacional
Argentino, el unánime tributo de su deferencia y homenaje. De
él puede decirse que "aunque muerto, todavía habla"; pues
mientras el patriotismo sea una virtud, aquella quintaesen-
cia del patriotismo hallará un eco responsivo en itodo pecho
argentino, y así continuará hablando, moviéndose, exaltando y
purificando hasta la más remota posteridad.
Cuando en el año 1812, el general Belgrano destrozó la
vanguardia del ejército realista 'en el Río de las Piedras (3 de
septiembre), el joven don Vicente López, oficial a sus órdenes,
acampado a 3 o 4 cuadras al norte de ^ese río, bajo la sombra de
KISTOEIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PROVINCIAS AEGENTINAS 20I
una enorme tipa (árbol) ; allí, arrobado en el delirio de la vic-
toria dando ensanche a su entusiasmo, compuso la canción de-
clarada Himno Nacional Argentino "Oid Mortales", que, como
la Marsellesa o el Bans des vaches suizo, comunica nueva vida
y dá nuevo ser al argentino que la oye.
El mismo Eosas, con quién, a pesar de ocupar el alto pui^s-
to de presidente de la Cámara de Justicia, no simpatizaba, co-
mo nos consta, no pudo menos que respetarle, por el sólo hecho
de haber sido el autor del Himno Nacional.
Sobre la tumba de López hablaron los doctores Mariano Vá-
rela y Juan María Gutiérrez.
1852. — General Justo José de Urquiza, Director Proviso-
rio de la Confederación, en ejercicio del P. E. de la provincia,
de conformidad con el espíritu de las disposiciones contenidas
en el Acuerdo de San Nicolás, celebrado 'el 31 de mayo, y por
renuncia del doctor López, desde el 25 de julio hasta el 4 de
septiembre.
El general Urquiza, autorizado por el Acuerdo de San
Nicolás, a nombrar un Consejo Consultivo, con cuyo voto ha-
bía de expedirse, lo hizo en las personas de los ciudadanos
siguientes :
Don Nicolás Anchorena, Presidente.
" Bernabé Escalada.
" Salvador M. del Carril.
" Francisco Pico.
" Ignacio Martínez,
" José Barros Pazos.
" Francisco Moreno.
" Amancio Alcorta.
" Eduardo Lahitte.
" Felipe Arana.
" Baldomcro García.
" J. Benjamín Gorostiaga.
" Tomás Guido.
" Elias Bedoya.
Los oficiales mayores, a cuya categoría fué promo-vádo el
que era 1." del ministerio de gobierno, don Benedicto Maciel, au-
torizaban las resoluciones qué correspondían a cada ministerio,
bajo las órdenes del miaiástro de relaciones exteriores de la Con-
federación, que lo era el doctor Luis J. de la Peña (falleció
el 4 de febrero de 1871).
Y debiendo partir para la ciudad de Santa Fe, con el ob-
jeto de instalar el congreso general constituyente, y mientras
202 ANTONIO ZINXY
éste resolvía lo conveniente, el general Urquiza nombró (3 de
septiembre), gobernador provisorio a su ministro de la guerra,
general Galán.
El 8 de septiembre se embarcó en el vapor "Countess of
Lonsdale", acompañado de una numerosa comitiva y con todos
los honores correspondientes, no sin sospechar que algo extra-
ordinario había de acontecer, como en efecto aconteció apenas
se ausentara de esta ciudad.
1852. — General José Miguel Galán, (porteño), gobernador
pro^dsorio, nombrado por el general Urquiza, como Director
Provisorio, sin autorización para ello, y en %árí;ud del Acuerdo
de San Nicolás que no podía legalmente regir en la profánela
de Buenos Aires, el 3, y puesto en posesión del cargo el 4 de
septiembre.
El gobernador Galán no tuvo ocasión de hacer conocer su
administración que sólo duró 7 días y al amanecer el octavo, ya
no tenía autoridad, que fué derrocada por medio de una revo-
lución que estalló en la madrugada del 11 de septiembre, es de-
cir, al tercer día de haberse embarcado el general Urquiza en
el vapor "Countess of Lonsdale", con destino a Santa Fe.
Sólo un decreto espidió (7 de septiembre) el gobernador
Galán, y ese era referente a los habilitados de las oficinas.
El día 11 de septiembre, el general Piran era dueño de la
situación por medio de una revolución del pueblo a cuyo fren-
te se colocara.
El general Galán, sumiso completamente al general Ur-
quiza, con cuya política estaba identificado, se resistió constan-
temente a aceptar las proposiciones del gobierno del 11 de
septiembre. Cerca de la noche del 11, se puso en retirada con
dirección a los Santos Lugares (hoy San Martín), donde se
reunió a una fuerza eutrerriana que obedecía sus órdenes, si-
guiendo su marcha hacia el norte, pero hostilizado por los guar-
dias nacionales al mando del teniente coronel J. M. Pelliza,
que consiguió quitarle armas, caballos y algunos equipajes.
Como no entraba en las miras políticas de los revolucionarios
dar una batalla, que podían haberla efectuado con ventaja, ni
derramar la sangre de hermanos que poco antes habían comba-
tido juntos en los campos de Caseros por la libertad argentina,
no hicieron muchos esfuerzos para detener las fuerzas de Ga-
lán a quien se dejó seguir su marcha, a fin de que abandonase
la provincia.
La campaña quedó terminada el día 15, sin sangre ni des-
gracias de ningún género, y toda la provincia libre de enemigos.
ItlSTOEIA DE LOS GOBERNADOBES DE LAS PROVINCIAS AEGENTINAS 203
Los jueces de paz, los comandantes generales de los depar-
tamentos y los demás jefes que se hallaban a la cabeza de la
fuerza pública manifestaron oficialm'ente su adhesión al mo-
vimiento del 11,
1852. — General José María Piran, Dictador militar, jefe
de la revolución popular que estalló en la madrugada del 11
de septiembre, quien, después de proclamar al ejército, reunido
en la plaza de la Victoria, solicitó por medio de una nota diri-
gida al Presidente de la Junta de Representantes, la inmediata
convocación de los mismos individuos que la componían, cuando
fué violentamente disuelta el 24 de junio.
La junta se reunió inmediatamente y puso en posesión del
mando interino de la provincia al general Pinto, 'en la misma
mañana del 11.
Esta revolución fué la más popular de cuantas hayan te-
nido lugar y no costó una sola gota de sangre ni una lágrima.
El alma de ella fué el doctor Valentín Alsina, quien, desde el
Fuerte, (actual casa del gobierno nacional), dirigía todas las
combinaciones, arreglando y concertando con otros ciudadanos
notables, que allí se reunieron, las medidas que debían adop-
tarse, para asegurar el éxito del movimiento, como se consi-
guió en efecto.
1852. — General Manuel Guillermo Pinto, Presidente de la
Legislatura, disuelta por un golpe de autoridad militar del ge-
neral Urquiza, el 25 de junio, en cuya fecha fué aquél nom-
brado gobernador interino, cuya investidura fué entonces des-
conocida, y restablecida en la misma persona el 11 de septiem-
bre, en que se creó un nuevo orden de cosas político, hasta ei
31 de octubre que se nombró gobernador propietario en la per-
sona del doctor V. Alsina.
El gobernador Pinto organizó su ministerio como sigue :
doctor Valentín Alsina, gobierno e instrucción pública ; doctor
Francisco de las Carreras, hacienda, y general José María Pi-
ran, guerra y marina.
Por el nuevo orden de cosas creado por la revolución del
11 de septiembre, en que la provincia se desprendía de la do-
minación del general Urquiza, cesaba éste, como era natural
(24 de .septiembre) en el encargo de mantener las relaciones ex-
teriores delegadas en él por el gobierno de Buenos Aires, en
cuanto tuviera relación con la provincia de su mando.
1852. — Dr. Valentín Alsina, nombrado en propiedad el
30 y puesto en posesión del cargo el 31 de octubre, por tres
años, pero no llenó el período, a consecuencia de una revolu-
204 ANTONIO ZINNY
ción que estalló el 1.° de diciembre, poniéndole en el easo de
renunciar, como lo hizo, el 6 del mismo mes.
Uno de los primeros actos del gobierno de Alsina fué fran-
quear las puertas de la provincia a los ciudadanos alejados de
ella, después de la revolución del 11 de septiembre, como medi-
da transitoria y de circunstancias.
Otro de los actos del mismo gobernador Alsina fué el des-
acertado nombramiento de los coroneles Cayetano Laprida e
Hilario La^os, para comandantes en jefe de los departamentos
principales de la campaña y del general José María Flores, de
ministro de la guerra y marina. Los citados coroneles, toman-
do el nombre del ministro de la guerra, convocaron la guardia
nacional de sus distritos respectivos y el 1.° de diciembre se
pronunciaron en contra del gobierno, levantando el estandar-
te de la rebelión, encabezándola el coronel Lagos, con el apoyo
moral, al principio, y material después, del general Urquiza,
que ya se había, hecho odioso para los habitantes de Buenos
Aires y contra quien se habían pronunciado con la mayor ener-
gía y entusiasmo los mismos j'efes rebeldes.
Lagos, en su proclama de 1.° de diciembre, invitaba a sus
compañeros de rebelión a que le ayudasen a quitar el bastón
al gobernador Alsina y proclamar por jefe al general Fiares,
que figuraba entre los rebeldes, siendo, como era, ministro de
la guerra de la misma administración que se aparentaba que-
rer derrocar.
Declarado el pueblo en asamblea, el 6 de diciembre, el go-
bernador Alsina, pintando en sus verdaderos colores la situa-
ción del país, elevó su renuncia que la Junta de Representan-
tes encontró conveniente aceptar, disponiendo que el Presiden-
te de la Sala, brigadier general Pinto, conforme a la ley, pa-
sase al día siguiente, previo juramento, a ocupar interina-
mente el gobierno.
1852. — Brigadier General Manuel Guillermo Pinto. Pre-
sidente de la Junta de Representantes, nombrado el 7 de di.
ciembre gobernador interino, por renuncia del doctor V. Al-
sina, hasta el 25 de junio de 1853, que delegó el mando en sus
ministros, a consecuencia de una enfercuedad, de que falleció el
28 de junio del mismo año (1853).
El gobernador Pinto había organizado su ministerio co-
mo sigue : don Nicolás Anchorena, gobierno y relaciones, exte-
riores ; don Felipe Llavallol, hacienda, y general Ángel Pache-
co, guerra y marina, y habiéndose excusado esos señores a acep-
tar dichos cargos fueron nombrados en su lugar (20 de diciem-
HISTORIA DE LOS GOBEEN ADOBES DE LAS PEOVINCIAS ARGENTINAS 205
bre) los doctores Lorenzo Torres y Francisco de las Carreras, y
el mismo general Pacheco, para el ministerio de guerra y ma-
rina, con retención del cargo de general en jefe del ejército
de la capital, que desempeñaba desde el 9 del citado mes, hasta
el 7 de febrero de 1853, que lo reemplazó el coronel Pedro
José Díaz.
La autoridad de la Junta y del nuevo gobernador fué apa-
rentemente reconocida por los rebeldes, encabezados por el co-
ronel Hilario Lagos, quienes propusieron una suspensión de ar-
mas para entrar en arreglos que pusiesen definitivo término a
la situación.
El gobernador Pinto, animado de sentimientos de paz y be-
nevolencia, aceptó con sinceridad las proposiciones de los rebel-
des, quienes obraban de mala fe, puesto que el doctor Alsina
acababa de soltar el bastón de gobernador que venían a quitar.
Mientras tenía lugar tentativas de arreglo, de buena fe
por- parte del gobierno, y con sólo la intención de aumentar sus
fuerzas moral y materialmente, de parte de los rebeldes, se
preparó la plaza a la defensa, zanjeándose las bocacalles y es-
tableciendo palizadas en la parte exterior de ellas, que com-
prendían una línea desde la plaza del Retiro, a la de la Liber-
tad, Lorea, Concepción y calle de la Defensa, cubiertas todas
ellas y los intermedios por destacamentos de la guardia nacio-
nal y piquetes de tropa de línea. Los cantones, desde el Retiro
hasta la plaza de la Libertad, estaban guarnecidos por el bata-
llón que mandaba el teniente coronel Emilio Conesa y por los
guardias nacionales al mando de don Pastor Obligado, todo bajo
las órdenes inmediatas del coronel Bartolomé Mitre; la plaza
del Parque por guardias nacionales al mando de don Victorino
Aguilar ; la de Lorea, por guardias nacionales y la Legión Ita-
liana al mando de los coroneles' don Domingo Sosa y Silvino Oli-
vieri ; desde Lorea hasta la Concepción, por los tenientes alcal-
des al mando del teniente coronel Nicasio Biedma; la de la
Concepción, por el batallón del coronel Juan Antonio Lezica,
primero, y más tarde, del teniente coronel Emilio Mitre ; y desde
la Concepción hasta la calle de la Defensa y costa del río, por
guardias nacionales al mando del coronel José María Bustillos.
La reserva estaba situada en el centro de la capital al mando de
los coroneles Mariano Echenagucía, Martín Tejerina, Martín
Arenas y Pablo Díaz, y más tarde José M. Albariños.
Agotados todos los recursos que se tocaron, a fin de conse-
guir un avenimiento de paz y concordia por medio de varias
comisiones, que fueron enviadas cerca del coronel Lagos, sin
206 ANTONIO ZINNT
haber obtenido el resultado deseado, ni aquellas comisiones ni
los cónsules de Inglaterra, Hood; de Francia, Van Praet, y de
Estados Unidos, Graham, que habían ofrecido su interposición
cerca de los rebeldes; ni el contraalmirante francés. De Suin,
que ofreciera su apoyo ; ni, en fin, otras comisiones respetables
que posteriormente fueron enviadas al campo de los rebeldes,
situado en San José de Flores, pudieron lograr otro resultado
sino la seguridad de que los rebeldes no querían más arreglo que
la humillación de la provincia y de sus autoridades legales.
Después de haberse agotado todos los miedlos conoiliatorios,
para evitar la efusión de sangre de hermanos y la ruina del país,
no quedó otro recurso que hacer la guerra con rigor, sin omitir
sacriiicio alguno para ponerse en estado de triunfar, sobre los
hombí tfc iue venían a renovar el uso del cintillo punzó, los vi-
vas a la iederación y los mueras a los unitarios.
El 2'! de diciembre se inició con vigor la defensa de la ca-
pital, mandando cerrar y prohibir toda correspondencia con los
sublevados del día 1.°, bajo severas penas, porque así lo exigían
las circunstancias.
Las estaciones extranjeras, en protección de sus naciona-
les y con previo permiso del gobierno, procedieron a desem-
barcar destacamentos armados; los brasileños, ingleses y espa-
ñoles, sin artillería, y los franceses con dos piezas de monta-
ña, para el caso en que los rebeldes dieran un asalto a la ciu-
dad, como lo anunciaban, pero que no pasó de amenazas.
Instruido el general Urquiza de los resultados inútiles de
las armas del coronel Lagos, contra la capital, envió artillería
y tropa para aumentar su poder.
; Las fuerzas del sur del Río Salado, reunidas en favor del
gobierno por los coroneles Faustino Velazco y Pedro Rosas y
Bcilgrano fueron, el 22 de enero de 1853, sorprendidas en el
Rincón de San Gregorio y completamente derrotadas por otra
de los rebeldes al mando del general Gregorio Paz, en cuyo
poder quedó la artillería, bagajes, armamento y la corta infan-
tería que tenían los sostenedores de la legalidad ; el coronel Ro-
sas y Belgrauo cayó prisionero; el coronel Agustín Acosta
pereció ahogado en el Río Salado, huyendo de sus perseguido-
res, y el coronel Velazco fué hecho prisionero y decapitado.
La derrota de San Gregorio y el visible apo^í-o que Urquiza
y el congreso de Santa Fe prestaban a la rebelión dieron a la
defensa de la capital un carácter definitivamente serio y
decisivo.
A los cinco días después de aquel desastre, el gobernador
HISTORIA DE LOS GOBEENADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 207
Pinto estableció (27 de 'enero) una junta de guerra presidida
por él, o en su defecto por el general en jefe Pacheco y com-
puesta del brigadier general José María Paz, general Gervasio
Espinosa y coroneles Pedro José Díaz, ministro de guerra y
marina, y Manuel Escalada, para la adopción de medidas mili-
tares que reclamasen la defensa de la capital y la seguridad
de la provincia.
En la misma fecha en que los defensores de Buenos Aires
eran derrotados en San Gregorio, el Congreso de Santa Fe, en
el que esta provincia no estaba representada, dictaba una ley
por la cual autorizaba al Director Provisorio, para que, "em-
pleando todas las medidas que su prudencia y acendrado pa-
triotismo le sugiriesen, hiciera cesar la guerra civil en la pro-
vincia de Buenos Aires, obteniendo su libre consentimiento al
acuerdo de 31 de mayo de 1852 ' ' en San Nicolás de los Arroyos.
En virtud de la referida autorización, el general Urquiza
comisionó al doctor Luis J, de la Peña c^rca del gobierno de
Buenos Aires y del coronel Lagos, a fin de que arreglase la
cuestión provincial, habiendo conseguido el enviado de aquél
concluir un tratado de paz el 9 de marzo de 1853, el cual fué
ratificado por el gobierno de Buenos Aires, mas no por el Di-
rector Provisorio, que se hallaba en San Nicolás de los Arroyos,
desde donde comunicó (19 de marzo) su negativa a la ratifi-
cación y su resolución de acercarse a la capital. En efecto, el
27 (marzo de 1853), el Director Provisorio llegó a San José de
Flores, donde fué recibido por el ejército Federal, a cuya ca-
beza se colocó oficialmente, como general en je:^e de los ejércitos
de la Confederación.
Se iniciaron nuevas tentativas para conseguir la paz, sin
resultado alguno en ese sentido, hasta que al fin se recurrió a
otra clase de medios, que abreviaron el término de la guerra.
La escuadra bloqueadora al mando del almirante Juan H.
Coe se puso a disposición del gobierno legal de la provincia,
entrando buque tras buque, la tarde del 20 de junio, en el puer-
to de Buenos Aires, obteniéndose así el primer triunfo, precur-
sor de otro aún más decisivo.
El 9 de julio apareció (con fecha 1.°) publicada, en los
diarios de Buenos Aires, y en hoja suelta una proclama del
general José María Flores a sus compatriotas de la campaña.
Desde la Nueva Palmira, en el Estado Oriental, adonde se ha-
bía retirado, al abandonar el país el 8 de diciembre de 1852,
se puso en comunicación directa con los jefes subalternos e hizo
hablar y preparar, en su nombre, a los oficiales y a la tropa,
208 AKTTONIO ZINHY
hasta tener evidencia de que las tres cuartas partes de las divi-
siones que sitiaban la ciudad estaban bien dispuestas. Cuando
obtuvo el convencimiento de que abandonarían a los jefes, luego
que les anunciase su presencia en el norte de la campaña; en
posesión de dinero (como ÓUO.UUÜ $), armamento, buques de
guerra y la autorización para conceder gracias y ascensos mili-
tares sm limitación alguna, y con una escolta de 18 hombres y,
acompañado del coronel José Joaquín Baltar, desembarcó el día
3 de julio en el punto convenido, al norte. La publicación de la
referida proclama, que era la palabra de orden, para que empe-
zase la dispersión del ejército sitiador, compuesto de más de
10.000 hombres, no se hizo por el gobierno en la fecha acordada,
sino "algunos días después, es decir el 9, desde cuya fecha hasta
el 13 de julio, esas fuerzas quedaron completamente deshechas e
inutilizadas. El 14, Flores empezó a desarmar y licenciar la tro-
pa y el día 20 ya no pisaba el territorio de la provincia un solo
enemigo armado. El coronel Ramón Bustos, fiel a la amistad
que le unía al general Flores, secundó los esfuerzos de los defen-
sores de la capital.
El gobernador Pinto no tuvo el placer de conocer <el des-
enlace de los últimos sucesos, a causa de su fallecimiento acae-
ciao el 28 de junio de 1853, habiendo sido el úxico gobernante
que hubiese muerto en el ejercicio de tales funciones.
Con fecha 30 de junio, la Legislatura sancionó una ley
acordando a la viuda e hijos del brigadier general Pinto una
pensión de 4.000 pesos mensuales, como un premio por los
distinguidos servicios prestados por el general y muy especial-
mente como Presidente de la Sala, en circunstancias difíci-
les del país.
1853. — Dr. Lorenzo Torres, Dr. Francisco de las Carreras
y General José María Paz, ministros del gobernador Pinto,
formando el gobierno delegado, desde el 25 de junio, en que
cayó enfermo, para morir a los 4 días (el 28), hasta el 24 de
julio, en que se nombró un gobernador provisorio en la perso-
na del doctor P. Obligado.
Al gobierno delegado, presidido por el doctor Torres, por
ley de 4 de julio, cupo la gloria de preparar y llevar a cabo
la completa disolución del ejército sitiador al mando del co-
ronel Hilario Lagos, después de un sitio de 7 meses y días,
desde el 7 de diciembre de 1852 hasta el 14 de julio de 1853
inclusiv ~ El alma de la política desarrollada para obtener tan
feliz resultado fué incuestionablemente el doctor Torres, que
introdujo la anarquía, con la mayor habilidad entre las fuerzas
HISTORIA DE LOS SOBEBÍ^ADOKES t»E LAS PBOVIltÜIAS ARSBXTi:íAS 2o5
de la pseudo federación de la época de Rosas, resucitada por
sus antigTios ser-vidores y sostenedores de lúgubres recuerdos,
a los que, como incalificable anacronismo político, se aliaron
los mismos que, no bacía mucbo, maldecían la Dictadura y
sus secuaces.
El 24 de julio, el gobierno delegado puso en posesión del
mando de la provincia al doctor Pastor Obligado, quien formó
su ministerio con el mismo personal.
1853. — D. Nicolás Anchorena, electo gobernador pro\TSO-
rio el 9 de julio, a consecuencia del fallecimiento del caie lo
era, general Pinto, pero presentó su renuncia indeclinable del
cargo fundándose en su salud v en no considerarse con las apti-
tudes necesarias, para desempeñarlo.
Acostumbrados los habitantes de la provincia de Buenos
Aires y aun de las demás de la República, por más de 20 años,
a oir sonar ciertos nombres, como sinónimo de federal, y otros,
sinónimos del partido contrario, no habían de aceptar, como
no aceptaron satisfactoriamente, la elección de gobernador en
las personas de individuos que habían oido salvajear y anate-
matizar durante tan largo lapso de tiempo, sin dejar de sentirse
heridos en lo que ellos consideraban ser su opinión política, como
única tendiente a su tranquilidad y felicidad. Las masas isrno-
rantes, para quienes la denominación de federal equivalía a
perfecto en el sentido del bien y el de unitario en el sentido dia-
metralmente contrario, eran susceptibles de ser extraviadas por
los caudillos de la santa federación, y la reelección del mismo,
cuvo nombre sólo dio pretexto a la revolución de diciembre de
1852, o el de cualquier otro igualmente antipático, habría oca-
sionado nuevos trastornos del orden público.
Fué, pues, en atención a esas consideraciones que los Re-
presentantes se fijaron con insistencia, en el señor Anchorena,
cuyo nombre, opinión social y antecedentes eran una positiva
garantía de tranquilidad y orden para esa clase laboriosa de la
campaña. Comprendiendo Anchorena que, a su repugnancia de
aceptar el cargo de gobernador, se agregaba la circunstancia de
ser cuestión de nombre propio, indicó al doctor Obligado, como
la persona que reunía las mismas condiciones que se creían en-
contrar en él, sobre todo, una, la de llevar un nombre sonoro y
por consiguiente simpático para los habitantes de la campaña.
Aunque éste carecía de un requisito legal, cual era la edad de
35 años que señala la ley de 23 de diciembre de 1823, fué elegido
en virtud de tales méritos, en lugar de Anchorena.
Falleció éste eu Buenos Aires el 24 de mayo de 1856. Por
2IO ANTONIO ZINNT
más de medio siglo, Aoieliorena hizo una figura conspicua, como
ciudadano y como hombre de Estado, en la escena de la vida pú-
blica. Sus activos hábitos de negocio, su recto juicio y acredi-
tado patriotismo, agregado a su inmensa fortuna — dejó cien-
to setenta millones de pesos papel — le dieron en todo tiem-
po poder y preponderancia en los consejos públicos, que no po-
dían dejar de despertar la envidia de sus rivales y las pasiones
más bajas de naturalezas inferiores,' sin embargo nadie se
atrevió jamás a poner en duda la independencia de su carác-
ter, la pureza de sus móviles, la integridad de sus tratos, ni la
exactitud de su palabra ; y pocos, muy pocos han tenido menos
causa para temer el fallo del historiador imparcial.
GOBERNADORES CONSTITUCIONALES DEL
ESTADO DE BUENOS AIRES
GOBEENADORBS CONSTITUCIONALES DEL ESTADO
DE BUENOS AIRES
1853. — I)r. Pastor Ohligado' nombrado gobernador pro-
visorio el 24 de julio de 1853, hasta el 12 de octubre, que fué
nuevamente electo don Nicolás Anohorena, y no habiendo
éste admitido, lo fué e^l misimo Obligado, quien se recibió del
cargo en propiedad el día 13 del citado mes de octubre.
Eli ministerio del gobernador iprovisorio' Obligado fué or-
ganizado con los doctores Lorenzo Torres, gobierno y relacio-
nes exteriores y Francisco de lais Carreras, hacienda, y briga-
dier general José María Paz, guerra y marina ; hasta el 13 de
octubre, que, nombrado en propiedad el doctor Obligado» pre-
sentaron éstos sus renuaicias, reemplazándolos el doctor Ire-
neo Pórtela, don Juan Bautista Peña y coronel Manuel de
Escalada.
Con motivo de haber cesado la guerra, desde el 14 de ju.
lio, eil go'bemador Obligado expidió, al día (siguiente de su
elevación, un decreto prohibiendo el uso de las divisas con que
se distinguían los sitiados de los sitiadores ; y por otro de fe-
cha 27 dispuso que los cuerpos que fo.rmaban el ejército de la
capital, durante lois siete meses y siete días de la heroica lu-
cha, llevasen en sus banderas, en letras de oro y orlada de
laurel' la inscripción siguiente : Coriihatió con gloria en de-
fensa de Buenos Aires — Años 1852 y 1853.
Dispuso asimismo (11 de agosto) que los presos Silve.
rio Eadía, Manuetl TroncQso, Antonio Reyes, Fermín Suárez,
Estanislao Porto, Leandro Alem, Manuel Leiva, Ciríaco Cui-
tiño y Torcuato Canales fuesen juzgados, acortando los tfér-
minos y pudiendo actuar en todas las horas del día y de la
noche, y aun ¡en los días festivos, por actos, de que eran acu\-
sadois por la opinión pública^ cometidos en octubre de 1840 y
en abril de 1842, y por los que fueron, algunos de los cita-
dos presos, ajusticiados.
Esitabíeció (21 de septiembre de 1853) una aduana de de-
214
ANTOXIO ZIX>T
pósito y despacho en la ciudad de San Nicolás de los Arro-
yos, la que había de empezar a funcionar el 15 de octubre,
desde cuj-a fecha existe dicha aduana. __^
Durante la administración del gobernador Obligado, se
dictaron las leyes que le autorizaban a conceder el privilegio
para la construcción del ferrocarril del Oeste y para contra-
tar el alumbrado de la capital por medio del gas hidrógeno.
Creó (19 de marzo de 1854) el Partido de Zarate, forma-
do de una parte del territorio del de la Exaltación de la Cruz,
en el área de terreno que se encien-a en el espacio que tiene
por límites al norte y nordeste al Río Paraná; al este de la Ca-
ñada de la Cruz, desde su unión con el arroyo de la Pesque-
ría, al sur y sudeste el mismo arroyo de la Pesquería, desde el
punto que atra^ñesa el camino del Chiquero; -al noroeste y
oeste el Río de Areco ; y al sudoeste una recta que- partiendo
del referido punto en que atraviesa el camino del Chiquero
al mencionado arroyo de la Pesquería, vaya a unirse a la Ca-
ñada del Bagual, por la estancia de Gelves y siga su curso
hasta encontrar el Río de Areco en el punto llamado Flamen,
co. El primer juez de paz del nuevo Partido de Zarate fué
don Gregorio Quimo.
Habiendo tenido que salir a visitar los departamentos
deil norte y centro de la campaña, en cumplimiento de la ley
de 23 de diciembre de 1823, delegó (el 19 de marzo) en sus
ministros de hacienda y de guerra y marina, y acompañándo-
le en la visita el de gobierno y relaciones exteriores doctor
Pórtela.
1854. — 2). Juan Bautista Peña y Coronel Manuel Escala-
da, ministros, en ejercicio del gobierno delegado durante la
ausencia del gobernador propietario Obligado en su visita a
los departamentos de campaña, desde el 19 de marzo hasta el
8 de mayo.
El gobierno delegado se rió en la dolorosa necesidad de
ordenar la deportación de algunos ciudadanos, el arresto y de-
tención de otros y el apercibimiento de varios, por haber es.
tado maquinando contra el orden legal de cosas establecido
en la provincia, como también el cese de algunos empleados
civiles y leelesiásticos por su oomportación inconveniente para
la paz y tranquilidad.
Decretó la promulgación de la Constitución del Estado
de Buenos Aires para el día 18 de abril, debiendo los em-
pleados prestar juramento el 18 de mayo y designando ©1 día
HISTOEIA DE LOS GOBEEN ADORES DE LAS PEOVINCIAS AEGEIíTTNAS 215
23 del mismo mes para jurarla solemnemente el 'pueblo en la
capital y en los partidos de la campaña.
Creó (6 de mayo) la asociación denominada "Amigos de
la Historia Natural del Plata"' bajo la protección del gobier-
no y bajo la especial de dicha asociación y de la comisión di-
rectiva, presidida por el Rector de la Universidad y nom.
brando, miembro nato de ella, al eneargadoi del Museo y
miembros fundadores los cuatro señores doctor Francisco J.
Muñiz, doctor Teodoro Alvarez, don Mianuel Ricardo Tre*
lies y don Manuel J. Guerrico.
1854. — Di'. Pastor Obligado, gobernador propietario, des-
de el 8 de mayo que reasumió el mando gubernativo del Es tado,
después de su visita a los departamentos del norte y centro de
la campaña, hasta el 27 de mayo que fué nombrado Primer
Gobernador Constitucional del Eistado. cuyo cargo ejerció
desde el día siguiente de su elección hasta el 5 de mayo de
1857, continuando con el mis'mo ministierio, con excepción del
coronel Escalada, ique, habiendo dimitido el cargo, fué reem-
plazado por el coronel Bartolomé Mitre, y sucesivamente don
Norberto de la Riestra en lugar de Peña, doctor V. Alsina
en lugar de Pórtela, doctor Dalmacio Vélez Sársfield (f 30 de
marzo de 1875) en lugar de Alsina, después de haber sido
nombrados, excusándose, los doctores Francisco de las Ca,
rreras, Carlos Tejedor, Manuel María Escalada y don Domin-
go Olivera.
La Legislatura dictó una ley (17 de junio de 1854) auto-
rizando al P. E. para que, de las rentáis generales del Estado,
pudiese invertir hasta un millón doscientos mil pesos moneda
corriente, en la construcción de ^n muelle ipara el embarque
y desembarque de pasajeros y equipajes, sin cobrar derecho
alguno.
Otra (28 de junio) prohibiendo el juego de lotería pú-
blica de cartones.
Otra (5 de julio) autorizando al P. E. para que pudiese
invertir hasta la cantidad de $ 12.784.472 en la construcción
de la aduana que actualmente existe.
Otra (11 de octubre) estableciendo una Municipalidad
para la ciudad de Buenos Aires, en los límites de sus once
Parroquias, entonces compuesta de 21 municipales y un vice.
presidente, siendo el ministffo de gobierno el Presidente nato
de la corporación.
Con motivo de haber sido invadido el territorio del Esta-
do por los rebeldes que, después de »u idi«olución el 14 de ju-
2l6 AITTO:^0 ZnfNT
lio de 1853, delante de lacjudad de Baienos Aires que sitia-
ban, fueron a asilarse en el Rosario, el gobernador Obligado
declaró (9 de noviembre) en estado de sitio (que duró hasta
el 20), todo el territorio del Estado, nombrando (10 de no-
viembre) general en jefejiel ejército en campaña al general
Manuel Hornos, y jefe del Estado Mayor del mismoi al en-
tonces coronel Bartolomé Mitre.
La invasión, desde mucho 'tiempo anunciada, tuvo lugar
al fin, compuesta de unos 600 hombres ail mando del general
Jerónimo Costa y de los coroneles Lagos, Cayetano Laprida.,
Baldomcro Lámela, J. F. Olmos, etc., que fueron completa-
mente derrotados el 8 de noviembre de 1854 en los campos
del Tala.
Por este triunfo la Legislatura dictó una ley (11 de no-
viembre) concediendo por premio, dos pagas a todos los je.
fes, oficiales y soldados de linea y milicianos, que se hallaron
en la acción del Tala; pasando el referido premio a las A'Íu-
das € hijos de los que habían muerto en el campo de batalla y
acordando (20 de noviembre) al general en jefe del ejército
de operaciones' don Manuel Hornos, una espada de honor con
la inscripción siguiente: "La Legislatura de Buenos Aires
al vencedor del Tala", costeada de los fondos del tesoro pú-
blico.
Después de esa invasión, se celebró el 20 y se ratificó el
27 de diciembre por el gobierno de Buenos Aires un tratado
entre éste y el Presidente de la Oonfederación Argentina, re-
presentados por el doctor Ireneo Pórtela, don José María Cú-
lien y don Daniel Gowland, comprometiéndose a mantenerse
en paz y buena armonía y disponer lo conveniente a fiji de
evitar nuevas invasiones en el territorio del Estado de Bue-
nos Aires.
Teniendo que salir a campana, por asuntos del servicio,
el gobernador Obligado delegó el mandO' eji el Presidente de
la Cámara de Senadores, durante su ausencia, desde el 28 de
diciembre de 1854 hasta el 17 de enero de 1855, en qu-e lo re-
asumiera.
1855. — D. Felipe LlavaUoh Presidente de la. Cámara de
Senadores, en ejercicio del P. E. durante la ausencia del go-
bernador Obligado en la campaña, desde el 28 de diciembre
de 1854 hasta el 17 de enero de 1855.
El delegado, por un decreto de fecha 4 de enero, dispu.
so la concesión de un diploma de honor, por el que constase
haber pertenecido ad ejército de operaciones al mando del ge*
inSTOEIA DE LOS GOBERNADOUES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 217
tieral Hornos, exceptuando' a los ofuardias nacionales que for-
maron parte de dicho ejército, por el espacio de 'un año, de
rodo servicio personal de armas.
1855. — j Dr. Pastor OtUgado, propietario, desde el 17 de
enero que- después de su visita a la campaña, reasumiera el
mando gubernativo del Estado, hasta el 17 de febrero de
1856, que debiendo sallir al sur de la misma, con consentí,
miento de la Legislatura, delegó en el Presidente del Senado.
Por ley de 25 de enero de 1855, el P. E. fué autorizado^
para ratificar el tratado celebrado con el Presidente de la Con-
federación Argentina el 8 del mismo mes, cerno consecuencia
de lo lestipulado en el del 20 de diciembre del año anterior,
entre el eotnisionado del gobierno del Estado de Buenos Ai"
res, don Juan Bautista Peña, ministro de hacienda, y los del
referido Presidente- doctor Santiago Derqui, ministro del in.
terior, y docttor Juan del Campillo, ministro de hacienda de
la Confederación.
El gobernador Obligado nombró (23 de febrero), para
la dirección de la enseñanza primaria el primer Consejo de
Instrucción Pública, compuesto de 10 ciudadanos, bajo la pre-
sidencia del Rector de la Universidad.
Disipuso (10 íde marzo) la traslación del pueblo de 'J'a-
palqué a las puntas del arroyo del mismo noimbre.
Acordó (4 de mayo) la suspensión de toda publicación
oficiall por la imprenta de "La Tribuna" y toda impresión
de cuenta del gobierno.
Sintiendo la necesidad de ser aconsejado e ilustrado en
distintas materias, el gobierno de Obligado estableció (26 de
julio) un Consejo Consultivo, cuyos miembros necesarios ha.
bían de ser el obispo diocesano, los presidentes del tribunal su-
perior ;de justicia, del Senado eclesiástico, del Banco, del De-
partamento Topográfico, del Consejo de Obras Públicas, de
la Facultad de Medicina, de la comisión administrativa del
Hospital del Consejo de Higiene, y de la Cámara sindical de
la Bolsa; los jefes del Departamento de Policía, del de Escue.
las y de la Mesa de Estadística ; el Colector General, el Admi-
nistrador de Correos, el Prior del Consulado, el Director de
la Biblioteca' el Defensor general de Pcbresi y Menores, el se-
cretario de la Curia Eclesiástica, el Inspector general de Ar.
mas, &\ capitán del Puerto, el comandantie del Parque, el Au-
ditor de Guerra, el Fiscal y el Asesor de gobierno, y además
muchos otros ciudadanos.
Ordenó (11 de octubre) el levantamiento del censo de la
2i8 AXTO>-io ZI^■^"T ^
eindad, fijando el día 17 de octubre para la operación; fué
autorizado (31 de octubre "i para conceder terrenos en propie-
dad perpetua en los distritos de Bahía Blanca y Patagones a
los indi^^duos o familias nacionales o extranjeras que preten-
diesen poblarlas, hasta cien leínias cuadradas en ambos dis-
tritos; decretó (22 de no^'ierabre) la instalación de las mu-
nicipalidades en los partidos de la campaña, fijándola pa-
ra el domingo 27 de enero de 1856, y no pudo efectuarse en
af|uella fecha- por haber coincidido con la invasión de don
Jerónimo Cesta y demás compañeros, del modo como se Ta a
referir.
Después de mucha viisríTancia de nuestros vapores y otros
buoue.s que cruzaban el río. por las noticias que se tenían de
una invasión que, desde Montevideo se -nreparaba con destino
a Buenos Aires, el 12 de enero de 1856 se embarcó una en
aquel puerto, ccimpuesta de unos 200 hombres, ne^os y vas.
eos esnañoles, enganchados allí, al mando del greneral Jeró-
nimo Coíta y de los coroneles "Ramón Bustos, Juan Francisco
Olmos y León Benítez. de los indi^nduos Jor^e "Willis. inglés.
Bernardo Echeoraray, N. García, ex juez de paz de la Lobe-
ría. Benjamín Pérez, oriental, ex ayudante de Oribe, por va-
rios años, etc.
Costa y «US compañeros crtnsigTiieron pasar sin ser vistos,
llegando el 27 de enero a Zarate, efectuando su desembargue
y tomando e<l pueblo por sorpresa. El jefe de la exnedición
denuso y arrestó al juez de naz don Grreírorio J. de Quirno'- y
nombró en su lugar a don Constancio Silvano.
Por una extraña coincidencia, muy luego dio con una
gran provisión de caballos, de aue se apoderó, .nenetrando au-
dazmente en el interior del Estado. Pasó por la Exaltación de
la Cruz, de donde procedió a Lujan, de que tomó tranquila
posesión. La fuerza que traía se componía como de 200 hom-
bres, parte neeros y parte blancos españoles, enganchados en
Montevideo; sin que se le hubiese ineoi'porado un solo veci.
no de la campaña. Al tener noticia de que el coronel Emilio
Conesa se aproximaba con su fuerza. Costa salió, tomando la
dirección al sur. Fué alcanziado en VUlamayor. partido de
Matanza- donde, el 31 de enero, quedó completamente aniqui-
lado, y muertes, de uno ii otro modo, el general Jerónimo
Costa, jefe de la fuerza invasora, los coroneles Ramón Bus-
tos y León Benítez, el comandante Jorge Willis, el ex juez
de paz N. García y el joven oriental Benjamín P'érez. Se sal-
HISTOEIA DE LOS GOBEKNADORES DE LAS PRO\T[NCIAS AEGENTiríAS 219
vó el coronel Juan FrancisciO' Olmos, merced a sus anteceden.
t€is liberales.
El gobierno del doctor Obligado se vio en la dolorosa ne-
cesidad, a tan violentos extremos, cansado de las repetidas in-
vasiones que mantenían en continna alarma a los pacíficos
habitantes de la campaña» desde 1854, Cuando' la disolución
del ejército sitiador, el 14 de julio de 1853, los jefes rebeldes
se asilaron en el Rosario, de donde efectuaron una invasión
el 4 de noviembre y fueron coonpletamente dernotados el 8 del
mismo mes de 1854. Postariormente, contando con el apoyo y
protección de las autoridades de la provincia de Santa Fe y
del mismo presidente de la Oonf ©de ración, general Urquiza,
repitieron una nueva invasión todos los jefes que estuvieron
en el sitio, al mando del general José María Flores, quien
fué derrotado el 25 de enero en la Laguna de Ciardoso, poír
una fuerza del coronel Wenceslao Paunero, al mando del ma-
yor Antonio Llórente. Este, en él calor de la persecución, ul-
trapasó la línea divisoria del Arroyo del Medio, penetrando
en territorio santafecino.
Esto dio pretexto al gobernador de la vecina provincia,
don José María Cúllen, a ponerse a la cabeza de las fuerzas
del Departamento de San Jerónimo, con las que marchó has-
ta el Rosario, con el objeto de "vengar el ultraje inferido al
honor de la Confederación y a su gobierno", habiendo antes
deelarádose impotente para impedir las invasiones que daban
lugar, no isólo a esos ultrajes^ sino tombién a colocar al go.
bierno del Estado de Buenos Aires en la necesidad de con-
servar oontinuamente fija^ su atención sobre el norte del Es-
tado con un ejército de observación que ocasionaba gastos y
distraía a los vecinos de sus ¡pacíficas tareas.
1856. — D. Felipe Llavallol, Presidente del Senado, en
ejercicio del P. E., durante la ausencia del gobernador Obli.
gado en la campaña (del sur, desde el 18 de febrero^, en que
aquél prestara juramento de desempeñar el cargo, hasta el 13
de abril, qué el propietario reasumiera el mando del Estado.
El gobierno delegado de Llavallol decretó (10 de marzo)
el restablecimiento de la Academiza de Medicina. Por otro de-
creto, (17 de marzo)'" declaró libre y sin limitación el ejerci-
cio de ensayador de metales preciosos u otros, sujetándose a
llenar ciertas disposiciones.
1856. — Br. Pastor OUigado, propietario, desde el 13 de
abril de 1856 hasta el 5 de miayo d© 1857, que le sucedió el
doctor V, Alsina..
220 ANTOXIO ZINNY
El cargo de jefe del Departamento de Escuelas que de«.
empeñaba el Rector de la Universidad, fué confiado (7 de ju-
nio de 1856) al señor don Domingo F. Sarmiento.
Aprobó el Reglamento (17 de julio), presentado por el
arzobispo Escalada, para las relaciones entre las municipali-
dades y los curas de campaña en la parte relativa al culto.
Promulgó (4 de agosto) el arancel de derechos parro-
quiales- sancionado por la Legislatura.
Dio forma (5 de agoisto) al cuerpo médico del ejército',
fijando su número y atribuciones designadas en el Reglamen.
to de 22 de septiembre de 1814.
Erigió (3 de diciembre) el pueblo de Belgrano en parti-
do judicial de campaña, bajo el mismo nombre, asignándose-
le los límit;es que actualmente tiene.
Aprobó (18 de diciembre) el planioi de la traza del. pue-
blo General Sun Martín, presentado por varios vecinos de
Santos Lugares, declarando pertenecer al pueblo los edificios
conocidos con los nombres de Casas de Rosas y Crujía.
Dispuso lo conveniente (12 de febrero), para recibir,
cual corresponde, las cenizas de don Bernardino Rivadavia,
cumpliendo así con el deber de tributar a su memoria lies ho.
ñores debidos al fundador de todas las instituciones que basta
entonces y aun hoy goza el Estado o Provincia de Buentois Ai-
res.
Decretó (3 de marzo de 1857), los honores que correg-
pondía tributarse al brigadier general Guillermo Brown> cu-
yo fallecimiento tuvo lugar en dicha fecha.
El período constitucional de difícil cuanto acertado gO'.
bierno del dootor Obligado terminó el 5 de mayo, sucedién.-
dolé Alsina.
El doctor Obligado desempeñó después importantes car-
gos en las administraciones subsiguientes a la suya, hasta que,
gravemente enfermo, fué a buscar su mejoría en Córdoba,
donde, en vez de eso, encontró la muerte, en marzo de 1870.
Sus restos, trasladados a Buenos. Aires, fueron recibidos con
honor y respeto por el gobierno del señor Castro y por el
pueblo» de que había sido primer gobernador constitucioinal.
1857. — Dr. Valentín Alsina, 2." gobernador constitu-
cional del Estado, electo el 3 y puesto en posesión del cargo
el 5 de mayo, hasta el 4 de noviembre que, con motivo de su
salida a campaña por objetos del servicio público, quedó en.
cargado del Poder Ejecutivo el Presidente del Senado.
El gobernador Alsina organizó su ministerio con los se-
lUSTCnrA 5K I.3S GOSST.-TADOEES DK LAS rr.OVINCIAS AnQSNTiríAí' 22 1
ñores doctor José Barros Pazos (f 24 de noviembre de 1877),
gobierno y relaciones exteriores; don Norberto de la Riestra,
hacienda, y general Matías Zapiola (f 27 de junio de 187'±),
guerra y marina. Por renuncia del primero» fué nombrado el
coronel Bartoilomé Mitre, basta el 10 de mayo de 1859, que
pasó a desempeñar el de guerra y marina, por haberlo dimi.
tido Zaipiola, y en lugar de Mitre entró el doctoo' Dalmacio
Vélez Sársñeld.
Nombrado el coronel Bartolomé Mitre (27 de mayo de
1859) general en jefe del ejército de operaciones contra el de
la Confederación, al mando del general Urquiza, fué reem-
plazado por el doctor Pastor Obligado, y habiendo tenido éste
que salir a campaña quedó encargado interinamente el coman-
üante general de marina y capitán del puerto, coronel Juan
Andrés Gelly y Obes, hasta el 26 de octubre (.1859) que éste y
aquél volvieron al ejercicio de sus respectivas funciones.
1857. — D. Felipe LlavaLlol, Presidente del Senado, en ejer-
cicio del Poder Ejecutivo, en ausencia del gobernador V. Alsi-
ua, que salió a campaña por objetos del servicio público, desde
el 4 de noviembre hasta el 21 de diciembre de 1857.
1857. — JDr. Valentín Alsina, propietario, desde el 21 de
diciembre de 1859 que reasumió el mando del Estado, después
de isu visita a la campaña, hasta el 12 de noviembre de 1858,
que tuvo que salir de la capital, acompañándole el ministro de
guerra y marina coronel Bartolomé Mitre, quedando nuevamente
encai"gado del Poder Ejecutivo el Presidente del Senado.
1858. — D. Felipe Llavallol, Presidente del Senado, en
ejercicio del Poder Ejecutivo, durante la ausencia del goberna-
dor Alsina, que había salido a la campaña, desde el 12 de no-
viembre hasta el 27 de diciembre.
1858. — Dr. Valentín Alsina, propietario, desde el 27 de
diciembre de 1858, que reasumió el mando gubernativo, des-
pués de un viaje a la campaña, acompañado del ministro de
guerra y marina, hasta el 8 de noviembre de 1859, que se vio
obligado a presentar su renuncia que le fué admitida, quedando
en ejercicio del Poder Ejecutivo el Presidente del Senado, el
mismo día, con arreglo a la Constitución.
Los amigos del doctor Alsina, los mismos que, con el ma-
yor entusiasmo, trabajaron para colocarle en la primera magis-
tratura de la provincia de su nacimiento, de la que había sido
alejado por la Dictadura de Rosas, fueron los que le aconsejaron
su descenso, que él llevó a cabo con toda resignación, pero tam-
bién con un nuevo desengaño que le abatió no poco.
222 AJÍTOIflO ZINNY
La batalla de Cepeda, perdida por el ejército del Estado de
Buenos Aires, al mando del coronel Bartolomé Mitre, puso al
doctor Alsina en el caso de elevar, como elevó, su renuncia,
el 8 de noviembre de 1859, a fin de dar lugar al famoso Pacto
de Unión, celebrado 3 días después, como se verá en su lugar
correspondiente.
Falleció el 6 de septiembre de 1869, siendo senador al Con-
greso, a cuya inhumación asistieron todos los miembros del go-
bierno del señor Castro, los de la Asamblea Legislativa, los del
Superior Tribunal de Justicia, los jefes superiores de las ofici-
nas de la provincia, la Municipalidad y un crecidísimo número
del pueblo. La Asamblea Legislativa dictó una ley, el 26 de
septiembre del mismo año, disponiendo la erección de un monu-
mento, en el Cementerio del Norte y en el recinto reservado a
los hombres ilustres, consagrado a su memoria y grabadas en
él estas palabras :
''Al ciudadano Valentín Alsina — modelo de virtud cívi-
ca — la provincia de Buenos Aires consagra este recuerdo. ' '
1859. — D. Felipe Llavállol, Presidente del Senado en
ejercicio del Poder Ejecutivo por renuncia del doctor Alsina,
el 8 de noyiembre, a consecuencia de la batalla de Cepeda, que
tuvo lugar el 23 de octubre ganada por el ejército de la Confe-
deración, al mando de su Presidente el general Urquiza, sobre
el del Estado de Buenos Aires, a Iels órdenes del coronel Bar-
tolomé Mitre.
Bajo la mediación del gobierno del Paraguay, representa-
do por el ministro mediador, brigadier general Francisco Solano
López, se ajustó un Pacto de Unión con el Presidente de la Con-
federación, representado por los brigadieres generales Tomás
Guido, Juan Esteban Pedernera, gobernador de San Luis, y
doctor Daniel Aráoz, y el gobierno de Buenos Aires, represen-
tado por el doctor Carlos Tejedor y don Juan Bautista Peña,
quienes convinieron en la reincorporación de Buenos Aires,
declarándose parte integrante de la Confederación Argentina,
por la jura de la Constitución Nacional, previa aceptación de
Buenos Aires, después de su examen por una convención pro-
vincial. En cuanto a los generales, jefes y oficiales del ejército
de Buenos Aires, que desde la revolución de 1.° de diciembre
de 1852 habían sido dados de baja, quedaron, por el Pacto de
Unión, restablecidos en su antigüedad, rango y goce de sus
sueldos.
Este convenio de Paz se celebró en San José de Flores a 11
de noviembre de 1859, desde cuya fecha quedaron rehabilitados,
HISTORIA DE LOS GOBEBN ADOBES DE LAS PROVI>*CIAS ARGE::íTINAS 22^
para residir en Buenos Aires, los ciudadanos y jefes militares
que se hallaban alejados de la provincia por sus opiniones po-
líticas, cuyo triunfo no pudieron conseguir a pesar de todos sus
esfuerzos, sin exceptuar los medios que algunos de ellos habían
empleado con el objeto de restablecer en el poder al mismo
Eosas. A la in^átación hecha en ese mismo sentido, Rosas tuvo
el buen tino de no aceptar, contestando que su carrera pública
había terminado para siempre en los campos de Caseros, el 3
de febrero de 1852.
La terminación de la guerra, en que se hallaba el Estado
de Buenos Aires con el general Urquiza desde la revolución del
11 de septiembre de 1852, por medio del Conv'cnio de Paz, ce-
lebrado el 11 de noviembre, fué solemnizada el domingo 20 del
mismo mes, con un Tedeum, en acción de gracias al Todopodero-
so, en la Catedral, a cuyo acto asistió el gobierno con todas las
corporaciones y empleados civiles y militares; formando el
ejército de la capital de gran parada en la plaza de la Victoria
el mismo día y a la misma hora de las doce, en que se celebra-
ra aquel acto.
El gobierno provisorio del señor Llavallol cumrilió reli-
giosamente lo estinulado en el Pacto del 11 de noviembre, pero
ese cumplimiento del deber no satisfizo a algunos. El gobierno
provisorio no podía hacer otra cosa : el ejército de la Confedera-
ción se hallaba triunfante a las puertas de la ciudad, y engro-
saban sus filas todos los elementos dispersos de siete años de
lucha. Ese ejército no tardó en abandonar el suelo del Estado,
y esos elementos, amparados por el Pacto, se aquietaron poco a
poco, sin derramamiento de sangre.
. El í?obemador Llavallol concluvó su misión el 3 de ma-
yo de 1860, sin dejar consumado el Pacto de Unión, por cier-
tas resistencias que lo entorpecían. A su sucesor cupo la suer-
te de llevarlo a cabo.
Tuvo ñor ministros a. los señores doctor Carlos Teiedor,
don Juan Bautista Peña y coronel Juan Andrés Gelly y Obes ;
éste, por la no aceptación del coronel Emilio Conesa, que ha-
bía sido nombrado.
1860. — General Bartolomé Mitre, 3er. gobernador cons-
titucional, electo el 2 y puesto en posesión del mando del Es+ado
el 3 de mayo de 1860, renunciándolo el 10 de octubre de 1862.
El gobernador Mitre organizó su ministerio como sigue:
don Domingo Faustino Sarmiento, gobierno, en reemplazo del
doctor Valentín Alsina, que se había excusado ; doctor Rufino,
de Blizalde, hacienda, en lugar de don Norberto de la Ries-
224
ANTONIO ZINNT
tra, que también se había excusado, y coronel Juan Andrés
Grelly y Obes, guerra y marina. El doctor Eduardo Costa fué
nombrado fiscal general de gobierno. Por renuncia del prime-
ro fué nombrado el doctor Pastor Obligado (6 de febrero de
1861) hasta el 26 de marzo que, tanto éste como el doctor
Elizalde, presentaron a su vez sus renuncias respectivamente,
por haber sido electos diputados al congreso nacional en el Pa-
raná, y al que no se incorporaron a causa de su rechazo.^ En su
consecuencia, el doctor Elizalde fué reemplazado por Don Nor-
berto de la Eiestra y el doctor Obligado quedó nuevamente nom-
brado (25 de abril de 1861), cuyos ministerios habían quedado
interinamente a cargo del coronel Gelly y Obes.
El doctor Obligado renunció el ministerio, sucediéndole el
doctor Eduardo Costa (4 de febrero de 1862).
Lo que deploraba el ex gobernador Llavallol llegó a ver-
pe realizado a los pocos días de la elevación del nuevo gobernó -
dor, y era la conclusión de los trabajos de la Convención del
Estado, que importaban la unión del pueblo de las antiguas
Provincias Unidas del Río de la Plata.
Por el resultado feliz de esos trabajos, el gobernador Mi-
tre expidió (12 de mayo) un decreto disponiendo tuviese lu-
gar un solemne Tedeum en acción de gracias al Todopoderoso,
el día 13, en la Catedral, hasta donde había sido acompañada
la Convención desde la casa de gobierno, doijde fué recibida por
los empleados civiles y militares.
Con el patriótico sentimiento de recompensar a los servi-
dores de la patria por sus heroicos sacrificios, en el aniversario
del 25 de Mayo, el gobernador Mitre expidió un decreto (23 de
mayo) acordando tres premios de 10.000 pesos cada uno, al mi-
litar que prestó mejores ser-vncios en la reconquista y defensa
de esta ciudad, contra las armas británicas ; al que prestó me-
jores servicios en la guerra de la Independencia y al que los
prestó en las guerras de la libertad y que se encontrasen en si-
tuación más desfavorable.
El 6 de junio se celebró, en la ciudad del Paraná entre
los comisionados doctor Dalmacio Vélez Sársfield, por parte
del gobierno de Buenos Aires, y el coronel doctor Benjamín
Victorica y doctor Daniel Aráoz, por el de la Confederación,
un convenio complementario y explicativo del de 11 de no-
viembre de 1859.
Terminadas las reformas sancionadas, el 25 de septiem-
bre, por la Convención Nacional en la ciudad de Santa Fe, la
Con.stitución fué jurada por el pueblo el día 21 de octubre de
lliSTOIÍIA DE LOS GOBEIIXADOEES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 225
1860, en todo el territorio de la provincia, y en la capital; ese
acto tuvo lugar en la plaza de la Victoria, con formación de
tropas, repique general de campanas, salvas de artillería, mú-
sicas y distribución de medallas conmemorativas del día. Y acto
continuo se entonó en la Catedral un solemne Tedémvo, en acción
de gracias al Todopodei-oso por la feliz unión del pueblo ar-
gentino, con asistencia del gobierno, acompañado de las corpo-
raciones, empleados, convencionales y cuerpo coxtsular.
El 5 de noviembre solicitó y obtuvo licencia para ausen-
tarse de la provincia, con el objeto de asistir a una conferen-
cia a que fuera invitado por el Presidente de la República, doc-
tor Santiago Derqui. Después de haber delegado el mando
gubernativo en el Presidente del Senado, con arreglo a la Cons-
titución, se embarcó el 8 de noviembre en el vapor de guerra
. Guardia Nacional, emprendiendo su viaje con destino a la Con-
cepción del Uruguay, acompañado del ministro de la guerra,
coronel Juan Andrés Gelly y Obes, coroneles E. Conesa, J. M.
Albariño, I. Chenaut y W. Paunero, los edecanes, coroneles
Dionisio Quesada y Juan Peña y otros. El 10 llegó a la Con-
cepción del Uruguay, donde fué recibido con todos los hono-
res debidos a su rango de gobernador de Buenos Aires y Bri-
gadier de la Nación (elevado en octubre por el gobierno na-
cional), siguiendo viaje para San José, morada del general Ur-
quiza, donde ya se hallaba esperándole el Presidente Derqui.
En San José, fué espléndidamente obsequiado por el ge-
neral Urquiza, a quién regaló un bastón de carey, con puño
de topacio engarzado en una gran chapa de oro, atravesado
de una faja de esmalte azul con este lema de letras blancas :
Gobernador del Estado de Buenos Aeres. Al dárselo, el gene-
ral Mitre dijo, más o menos las palabras que siguen: "Gracias
a vuestro patriotismo y magnanimidad, la provincia de Buenos
Aires es parte integrante de la República, su gobernador no
poseerá más este bastón, que señala la época' de la segrega-
ción. — Os toca conservar esta prenda de seguridad, como
una conquista que habéis hecho."
El general Urquiza, en las funciones cívicas, usaba siem-
pre ese bastón, alhaja histórica que le honraba tanto como la
espada de Caseros y la pluma con que firmó la Constitución de
Mayo, que la Provincia (antes Estado) de Buenos Aires aca-
baba de jurar (el 21 de octubre). (1).
(1) Posteriormente, en 1867, el señor don Juan Martín de las Heras,
hijo mayor del ilustre general de este nombre, hizo presente a su vez, de
otro bastón, de carey también, al general Mitre, siendo presidente de Is
^>6 ANTONIO ZINNY
Terminada la conferencia, a que había sido invitado, en
la que se arreglaron varios asuntos de interés nacional, incluso
el relativo a la cuestión San Juan, a cuyo gobernador Virasoro
se envió una nota colectiva firmada por Uerqui, Mitre y Ur-
quiza, aconsejándole que renunciase el puesto que ocupaba
contra el torrente de la voluntad de la provincia^ se embarcaron
perqui y Mitre en el mismo vapor, con destino a la ciudad de
Paraná, adonde llegaron el 13 cié noviembre. En este punto, la
persona de Mitre despertó universal simpatía. Sus gloriosos an-
tecedentes, su juventud, la especie de aureola con que le rodea
su siempre merecido prestigio, en el apogeo como en el infor-
tunio, «ual publicista, guerrero, orador, poeta, historiador, hábil
político; su fisonomía suave y melancólica, que parece conser-
var un dulce reüejo de los padecimientos de la proscripción;
su porte noble y digno, su circunspecta franqueza, su discurso
táeii y elevado y hasta ese recuerdo vivo de la guerra civil que
el acaso hizo llevase en la frente, tal vez a fin de señalarla a las
multitudes, como un predestinado a realizar las grandes cosas,
todo contribuye a que este personaje notable sea acatado, desper-
tando el más sincero entusiasmo dondequiera que se presentase.
El mismo día de su llegada al Paraná, una comisión del
Club Socialista fué a entregarle el diploma, de socio honora-
rio, que, por aclamación le acordara el Club, yendo a firmar
posesión de su nombramiento la misma noche.
El 3 de diciembre regresó a esta ciudad, y el 7 partió
para la Villa de Lujan, con el objeto de asistir a la bendición
de la bandera del regimiento de guardia nacional de caballe-
ría al mando del teniente coronel Antonio Llórente, como pa-
drino que era, con cuyo motivo pronunció, como acostumOra,
una brillante proclama, al pie de la estatua del general Bel-
grano. .^,,
Eegresó a la capital en la tarde del 9 y al día siguiente
reasumió el mando gubernativo de la provincia.
1860. — D. Manuel Ocampo, Presidente del Senado, en
ejercicio del P. E., durante la ausencia del gobernador Mitre,
desde el 5 de noviembre hasta el 10 de diciembre.
Durante el gobierno delegado de Ocampo, el ministro de
gobierno, don D. F. Sarmiento, autorizado al efecto por el go-
bernador propietario, nombró (4 de noviembre) comisiones
para la construcción de puentes, en el arroyo de Balta 2, en
república, en cumplimiento de una cláusula testamentarla de su señor pa-
dre, quien lo había usado durante fué gobernador de Buenos Aires. Con
igual disposición testamentaria, el referido señor L,as Heras remitió al ge-
neral Paunero la banda que bu padre ocupara en igual época.
li
lilSTOKIA DS LOS GOBEBXADORES DE LAS PEO^IXCIAS AEGENTINAS 22/
el Kío Lujan 1, en el Salto 1, en la Cañada de la Cruz 1, en
el Río de Arrecifes y en el Tala 2, en San Andrés de Giles 1,
en la Cañada del Carmen de Areco 2 y en el Río de Matanza.
Dictó (6 de noviembre) una resolución sobre comisarios
inspectores de revista para los cuatro departamentos, Norte,
Centro, Sur y la Costa; ordenó (5 de diciembre) la erección
de una escuela en Juuín, que, desgraciadamente fué de poca
o ninguna utilidad a pesar de haberse invertido en su cons-
trucción y reconstrucción muchos miles de pesos j y mandó
poner a disposición del juzgado de paz de Barracas al Norte
una bomba para incendios, autorizando la organización de una
compañía de bomberos.
1860. — Brigadier General Bartolomé Mitre, propietario
desde el 10 de diciembre de 1880, que reasumió el mando, has-
ta el 6 'de julio 'de 1861, que, debiendo m^a-rchar a. campaña
a ponerse al frente del ejército, quedó en ejercicio del P. E.
el Presidente del Senado.
IIa:biendo experimentado la ciudad de Mendoza la espan-
tosa catástriofe de un terremioto, el 20 de marzo de 1861, em
que muchos quedaron neducidos a la orf-andad y a la miseria,
el gobierno del general ¡Mitre, reconociéndose en el deber de
auxiliar a aquellos desgraciados iuermjanos, laicoindó (l.o de
abril de 1861) se levantase una subscripción 'popiüar en^cabe-
zándola con la suma de 200.000 pasos; se dirigiese una ■circu-
lar con el mismo objeto a Las ^autoridades cáviiea y militanes
de la proviQíeia y se pasase una nota a las Cámara^í Legislati-
"as invitándolas a decretar un a^uxilio en favor de aquellas
desigracdadas familias. El pueblo de Buenos Aires respondió
dignaQuente al Ilaanamiento que se hieera a sius íUantrópicoB
sentimáentos .
Después de cerca de 20 laños de reposar en tierra extraña
los restos del generad Juan Lavalle, llegaron al fin a la tierra
de su nacimiento, donde afctualmente yacen en un monumento
mandado levantar ¡al efecto; y hiabíendo el pueblo de Buenos
Aires levantado una suscripción para la triaslación de aquellos
restos al seno de la patria, y autorizado el gobierno, por una
ley especial, para disiponer de una siuma del tesoro público con-
igual fin decretó (31 de diciembre de 1860), honores fúne-
bres con arreglo a, la cateigoría y al mérito de tan ilustre
finado».
A consecuencia de deplorables acontecimientos de que fué
teatro la provincia de San Juan, donde, después de la revo-
lución que allí tuvo lugar, sie comeftieron en ella todo género
2 ¿8 ANTONIO ZINNY
de crueldades por la iuter vención del gobierno nacional, la
que, desspués de siaonifioar & más de 400 víctimas en la Kincio-
nada del Poeito, distante 5 leguas de aquella ciudad, el 11
de enero de 1861, por orden del coronel Juan Saa, consumó
su atentado fiiüilando cruelmente al resp0díM>lie gobemadjor
doctor Antonio Alberastain, cuaiadio se bailaba rendido y pri-
sionero. En 'USO de los dereckos de provincia confederada, el
gobierno de Buenos Aires se idirigió al de la nación en de-
manda del condigno caáitigo de los delincuentes. Hubo mu-
■clias promesas, pero nada se cumplió, infiriendo 'así un desai-
re a. la principal provincia de la Confederación, No fué esto
todo: los diputados eleeíios por parte de Buenos Aires para
integrar el Congreso federal sufrieron un nuevo desaire con
su rechazo. El gobierno, no obstante, empleó los medios opor-
tunos a fin di3 p'romover la renovación de los obstáculos que
retardaban la definitiva inciorporaedón de lía, piiiovincia de Bue-
nos Aires al resto de la República; nada se consiguió, sino la
seguridad de una próxima invasión del ejército de la Confe-
deración al miando del capitán general ürquiza.
En consecuencia, el gobierno de Mitre declaró (l.o de
julio de 1861) en estado de sitio el territorio de la provincia,
movilizando las milicias y saliendo el gobernador a campa-
ña a tomar el mando inmediíato del ejército; y para robusii-C-
cer la base ae operaciones de éste, disipuso (4 de juilio) la
formación de una linea de fortificaición al exterior de la ciu-
dad, guarnecida de tropas al miando de la Inspección general
de armas, de que fué encargado interinamente el general Juan
Madariaga, en auisencia tíel propáetiaxio coronel Weníceskio
Paunero, que también marchó a caraqpajQa, para desempeñar
las funciones de jefe de Estado miayor general del ejérciito.
Hechas todos los preparativos necesarios, el gobernador
Mitre salió (6 de judio) a campaña, estableciéndose en Rojas.
A los pocos idías, los ministros plenipatenciairios Lefébre
de Becour, de Francia; Eduairdo Thornton, de la Gnan Bre-
taña, y Buenaventura Seoane, de la República del Perú, ini-
ciaron (15 de julio) su mediación ofiíciosa, tanto al gobierno
de Buenos Aires como al de la Confederación, y después de
vtarias conferencias, no quedó oitro arbitrio que declarar rota
la negociación, dejando a la fatalidiad de las anuas la resolu-
ción de la cuestión.
El gobernador general en jefe, el l.o de agosto, esltaibleció
su cuartel general en San Nicolás de los Arroyos, y el man-
do de las armas y de la defensa de la capital fué (8 de setiem-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 229
bre) encomenidadio el ministro' de gueiTa y nüarina leoTonel
Juan Andrés Gelly y Obes; declarándose (9 de septiembre) la
provincia en asamblea.
Las esfuerzos de Buenos Aires en obisequio de lai paíz, qu€|
no piudo conseguirse sin el estrépito de las armias, fueron co-
ronados, con gloria em los campos de Pavón, el 17 da setiem-
bire de 1861. Esite triunfo operó un cambio nadical en toda la
JR-epública; y si los efecit'cs no se hicieron sentir inmediata-
mente, se consiguió eneaminaT el país a una verdadera orga-
nización nacional que, aunque con tropiezos que son naturales
por la falta de conveniente preparación, va cimentándose poco
a poco.
El servicio de la línea de fortiíiciación de la ciudad cesó
deside el día 15 de Oictubre, trasladándfose al Parque lais piezas
de artillería que se hallaban situiadas en la mdsmia, cesando al
mismo tiempo todo aparato bélico con excepción de los ejer-
cicios doctrinales, por batallones, que cíontinuaron allgún tiem-
después, pero sólo en los días- de fiesta. '
1861. — T). Mmiuel Ocampo, Presidente del Senado, en
ejercicio del P. E., desde el 6 de julio de 1861 hastia, el 17 de
enero de 1862, que duró Qa aoisencia del gobernador Mitre eni
campaña al frente del ejército de la provincia, contra el de
la Confederación al mando del capitán general Urquiza, que
fué vencido el 17 de septiembre de 1861, en la batalla de Pavón.
El gobierno delegado, cuya adma era el ministro de gue-
rra y marina, coronel Gelly y Obes, secundó ai gobernador
propieliairio general en jefe del ejército, en todo lo necasaTio
para el mayor éxito de la segiiridaid y defensa de la capital.
Por ley 5 de septiembre de 1861, las Lomas de Zamora
fueron erigidas en partido judicial de campaña, cuyo primer
juez die paz fué don Francisco Pórtela, desde enero de 1862.
1862. — Brigadier Bartolomé Mitre, ipropietairdo desde el
27 de enero que reasumió el mando de la provincia, después
de la campaña contra el ejército de la Confedemcáóin, venici-
do en Pavón el 17 de setiembre de 1861.
Por ley de 11 de marzo de 1862, el gobernador Mitre que-
dó aoitorizado para aceptar y ejercer los poderes delegados
de las demás provincias, a efedto de convooiar e instalar el
Congreso Nacional a la mayor brevedad posible, en el punto
que él designase ; afutorizánJole al mismo tiempo para proveer
a los gastos nacionales forzosamente necesairiios hasta la iinsta-
laición de los Poderes públicos de la Nación.
Las pirovincdas de Córdoba, Santiago del Estero, San Luis
230 ANTO^'IO ZINNY
TuQTiináii, Santa Fe, San Juan, Catiam.a'r'Cia, M-endoza, Jujuy
y Buenos Aires delegaron en el gobernado.r Mitre, en su con
secuencia, resohdó (22 de abnil) que la autoridad delegad?
por los Pueblos fuera ejercida bajo la denominacióoi de gober-
nador de Buenos Aires, encargado del Poder Ejecutivo NaciO'
nal, autorizando sus actos los niinistros del gobierno dé Bue-
nos Aires, hasta la reunión y mueva dispoBieión del Congre-
so; y declaró cesantes los agentes diplomáticos acreditados por
el caduco gobierno nacional de hecüo y de dereclio. ■
El día 13 de julio tuvo lugar la inauguración de la esta-
tua del fundador de tres Repúblicas, vencedor de Chacabuco
y Maipú, general José de San Martm, en la plaza del Ketiro,
para cuyo acto acordó lo conveniente a fin de darle toda la
solemnidad que correspondía.
Nacionalizó (3 de octubre) la oficina de Correos de la Pro-
vincia de Buenos Aires, nombrando a don Gervasio Posadas,
su primer administrador y director.
Acordó (±0 de octubre) que ningún propietario podría cer-
car sus terrenos de estancia, sin previo permiso de la Munici-
palidad del partido respectivo y bajo ciertas formalidades que
en el decreto de aquella fecha se determinají: — Dispuso igual-
mente se hiciese el índice y proyecto de la división de todos los
documentos existentes en el Archivo General de Buenos Aires,
que por su naturaleza debieron corresponder al Archivo nacio-
nal, comisionando al efecto al archivo general de la provincia,
don Manuel Ricardo Trelles.
Habiendo sido electo Presidente de la República, el briga-
dier general B. Mitre, presentó, el 10 de octubre, su dimisión
del cargo de gobernador, entrando en ejercicio del P. E, el Pre-
sidente del Senado al siguiente día.
1862. — D. Vicente Cazón, Presidente del Senado, en
ejercicio del P. E., por renuncia del brigadier general Mitre,
electo Presidente de la República, desde el 11 de octubre, que
tomó posesión del cargo, hasta el 15 del mismo mes, que lo
transmitió a don Mariano Saavedra.
La única función gubernativa que ejerciera el señor Ca-
zón fué la de poner en posesión del mando de la provincia al
electo, en reemplazo del renunciante.
1862. — Don Mariano Saavedra, electo gobernador por el
término que faltaba al general Mitre para integrar el período
coinstitucional, desde el 15 de octubre de 1862 hasta el 2 de
mayo de 1863, que fué electo 4.o gobernador constitucional,
habiendo ejercido el cargo hasta el 3 de mayo de 1866.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 23 1
Acompañáronle como ministros, los señores don Mariano
Acoista y don Luis Domínguez.
Una de ias primeras disposiciones del gobernador Saave-
dra fué (18 de octubre de 1662) la creación de una Inspec-
ción general cíe milicias provinciales, nombrando para desem-
peñaría al cüiuanaante de (iuarclia iMacional doii Martm de
uaiiiza, con los lionores que corresponden a un comandante
general de armas.
Fué autorizado (24 de octubre) para invertir hasta cua-
tro millones de pesos con destino a la prolongación del ferroca-
rril del Oeste basta la Villa de Mercedes, e invertir (25 de
septiembre de 1864) basta 25,0ÜÜ.UUU para su prolongación
hasta el pueblo de (Jhiviicoy; organizando su dirección por de-
creto de 26 de diciembre (1862).
Solicitada por el juez de paz de San Nicolás de los Arro-
yos la creación de otro juzgado para la campaña, con residen-
cia en aquella ciudad, el gobernador Saavedra acordó (12 de
enero de 1863) la creación de los dos juzgados de paz, uno
para la ciudad y suburbios, y otro para la campaña; ambos
con residencia en la ciudad.
Por ley de 20 de mayo el Directorio del Banco fué auto-
rizado para establecer en la ciudad de San Nicolás, Villa (con
el nombre de ciudad, desde el 3 de marzo de 186o), de Merce-
des y pueblo de Dolores, sucursales del Banco principal de la
provincia, para depósito y descuento, etc. (La de Mercedes em-
pezó a funcionar el 8 de abril de 1864).
Por otra de fecha 8 de junio, fué autorizado para reco-
nocer como costo efectivo de las obras, materiales y terrenos
expropiados del ferrocarril del Sud, la suma de 651,o00 libras
esterlinas.
Concedió (10 de junio) a la compañía del ferrocarril del
Norte, representada por don José Rodney Croskey, el derecho
de hacer un ramal que ligase la última estación de San Fer-
nando, con la embocadura del Tigre.
Decretó (31 de julio) la fundación del pueblo de Saladillo,
y (7 de septiembre) la del pueblo de Tapalqué, en los campos
de propiedad pública, marcados con el nombre de Juárez, en
el plano levantado por el Departamento Topográfico. La del
pueblo General Lavalle, en el Partido de Ajó, fué decretada el
1.° de febrero de 1864, el 12 la del Nueve de Julio, en el paraje
denominado Tres Lagunas; la del pueblo de la Mar Chiquita,
en los terrenos "Laguna de los Padres" (25 de septiembre) ;
la del pueblo de los Tres Arroyos, en el partido de Lobería, y
2 32 AIs'TOXIO ZIXTsT^
el del Chañar, en el de Junín (8 de abril de 1865), a éste se
le dio (19 de junio de 1865) la denominaeión de "Pueblo
Lincoln".
Declaró (lii de enero de 1865) válidas las ventas de las
tierras de don Juan Manuel de Eosas.
Reglamentó (24 de febrero de 1863) la ley que estableció
la división de los ocho Partidos de la campaña al interior del
Salado, a saber: l.o Rivadavia, situado en el Rincón, llamado
Cíe Nario, entre los ríos de la Plata y Samborombón; 2,o B>íed-
ma, situado en el Rmcón de Biedma entre los ríos Salado, de
la Plata y Samborombón, 3. o General Las Heras, situado en
el espacio que resulta de la nueva división de los Partidos de
la Matanza, Morón, Villa de Lujan, Navarro, Lobos y* Cañue-
las; 4.0 Suipacha, situado en el espacio que resulta de la nue-
va división de los Partidos de la ciudad de Mercedes, Giles,
Carmen de Areco, Chivilcoy y Navarro ; 5. o y 6. o Moreno y
Merlo, donde están situados estos pueblos; 7. o Chacabuco, lin-
dando con el Salado, en el espacio que deja la nueva divi-
sión de los partidos Chivilcoy, Carmen de Areco, Salto, Ro-
jas y Junín; 8.o Ramallo, situado entre el Río Paraná y el
Arroyo Ramallo, estableciendo al mismo tiempo y en la mis-
ma fecha los límites de los 45 partidos en que quedó dividida
la provincia, al interior del Río Salado, a saber: San José de
Flores, Barracas al Sur, Lomas de Zamora, San Vicente, Quil-
mas, Ensenada, Magdalena, Rivadavia, Biedma, Chascomús,
Ranchos, Monte, Cañuelas, Lobos, General Las Heras, Nava-
rro, Mercedes, Suipacha, Chivilcoy, Chacabuco, Junín, Rojas,
Pergamino, San Nicolás de los Arroyos, Ramallo, San Pedro,
Arrecifes, Salto, Carmen de Areco, San Antonio de Areco, Ba-
radero. Zarate, Exaltación de la Cruz, Giles, Villa de Lujan,
Pilar, Moreno, Conchas, San Fernando, San Isidro, Belgrano,
San Martín, Morón, Merlo y Matanza.
Fijó (31 de agosto de 1865) los límites de los 27 Partidos
al exterior del Río Salado, y designó los nombres de los 10 nue-
vamente creados, a saber: Castelli, situado en el Rincón de
López, entre los ríos de la Plata y Salado ; Tuj^u, situado en el
espacio que resulta de la nueva división de los partidos de la
Mar Chiquita, Monsalvo y Ajó; Ayaeucho, situado en el es-
pacio de la nueva división de los partidos de la Mar Chi-
quita, Vecino y Tandil; Balcarce, (don Antonio), situado
sobre la costa del mar, en el espacio que resulta de la nue-
va división de los Partidos de la ]\Iar Chiquita, Tandil y Lo-
bería; Necochea, situado sobre la misma costa del Mar, eom-
lUSTOEIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 233
prendido entre los Ríos Quequén Grande y Chico y el arroyo
Cristiano Muerto; Tres Arroyos situado también sobre dicha
costa del Mar, comprendido entre los arroyos Cristiano Muerto
y Süíice Grande : Arenales, situado en el espacio que resulta
de la nueva di-^dsión de los Partidos del Vecino, Pila y Tan-
dil; Rauch, situado en el espacio que resulta de la nueva di-
visión de los Partidos del Tandil, Pila, Las Flores y Azul;
Nueve de Julio, situado en el espacio que deja la nueva di-
visión de los Partidos 25 de Mayo y Bragado, donde se halla
situado el pueblo Nueve de Julio.
Dispuso (5 de agosto) la formación de un pTieblo en el
Partido de Chalcahuco, baj'o la denominaciión de \Guard!ia
Nacional, y por ley de 26 de octubre de 1865 el P. E. quedó
autorizado para distribuir gratuitamente a los Guardias Na-
c^^nales mo\*ilizados de la campaña de Buenos Aires- 15.000
hectáreas, que habían de formar el ejido de ese pueblo decre-
tado, en el Partido de Linooln — e igualmente (13 de di-
ciembre de 1865) la formación del pueblo decretado en los
Tres Arroyos, Partido de la Lobería, lo fuera sobre el de Pi.
Ilahuinco Grande, y por nueva disposición (9 de enero de
1866) quedó esto sin efecto y restablecido el decreto de 8 de
abril de 1865.
El señor Saavedra terminó el período de su gobierna el
3 de mayo de 1866, sin haber tenido ocasión de delegar el
mando de la provincia, pues no. practicó \dsita alguna a lo«
departamentos de la camjpaña.
Sucedióle el doctor A. Alsina.
1866. — Coronel doctor Adolfo Alsina, 5.° gobernador
oonstitucional electo el 2 y recibido el 3 de mayo, habiendo
ejercido el cargo hasta el 9 de octubre de 1868- que lo renun-
ciara, por haber sido electo Vicepresidente de la República.
Compartieron las tareas administrativas con el doctor Al-
sina, en calidad de ministros, los doctores Nicolás Avellaneda,
de gobierno, y Mariano Várela, de hacienda, hasta el mes de
julio de 1868, que con motivo de la cuestión electoral para la
presidencia y vicepresidencia de la República, en que figura-
ba la candidatura del general Urquiza- apoyada y sostenida por
el gobernador Alsina, cuya candidatura estaba igualmente en
juego por una y otra fracción política, prefirieron aquellos
abandonar al amigo, a quien consideraban prevaricador, des-
de que se aliaba con Urquiza, presentando sus renuncias, que
fueron luego aceptadas. El gobernador Alsina, que estaba se-
guro de salir electo Vicepresidente de la República, continuó
ANTONIO ZINNY
SU gobierno con Ioís doetores José Miguel Núñez, oficial mayor
primero y ministro de gobierno después y Dardo Rocha, ofi-
cial mayor del Ministerio de Hacienda hasta el fin.
Una de las primeras disposiciones del gobernador Alsima
foé (11 de junio' de 1866) la separación de las dobles funcio*
nes de juez de paz y comandante de caanipaña, reunidas en una
sola persona.
El gobernador Alsina tnvo la gloria de fijar el valor del
paipel moneda al tipo de 25 pesos por un peso fuerte.
Debiendo salir con destino a la camnaña del Sur, a obje-
to del servicio público, delegó el miando de la provincia, el 14
de marzo de 1867, en el Presidente del Senado, como lo dispo-
nía la constitución.
1867. — Don Emilio Castro, Presidente del Senado, en
ejercicio del P. E.> durante la ausencia del gobernador pro-
pietario Alsina. desde el 14 de marzo hasta el 22 de abril.
Durante el corto gobierno delegado de Castro, se estable-
cieron nuevas escuelas en la campaña, nroveyéndolas de todo
lo necesario, y se resolvió en un expediente sobre las salinas,
que se encontrasen en los terrenos del partido de Patagones y
en los de Bahía Blanca.
1867. — Coronel doctor Aslolfo Alsina', propietario, desde
el 22 de abril, que asiTmió el mando, desipués de practicar una
visita a la campaña del Sur.
Promulgó (29 de julio de 1867) la ley que declara ser
suficiente título la posesión por 40 años, sin interrupción, para
los terrenos del m.unicipio de la ciudad y "de los ejidos de los
pueblos de campaña.
Por ley de 30 de octubre, el Partido de Necochea fué di.'
vidido en dos, denominando al nuevo. Partido de Juárez; y por
otra del 31 se demarcó nuevos límites al municip'o de la ciu-
dad de Buenos Aires, como sigue :
Por el norte, el Arroyo Maldonado, desde su embocadura
en el Río de la Plata, hasta tocar el límite Este del terreno
conocido en el plano de Sourdeax, con el nombre de Calderón ;
— al oeste» una línea que, limitando' los terrenos conocidos con
los nombres Marcos y Lumib, termine en el ángulo sudeste de
este último terreno ; y desde aquí por una línea quie termine
en el ángulo sudoeste del terreno designado con el notobre de
Arroyo; y desde este punto hacia el este hasta tocar el ángulo
noroeste del terreno Albín; desde aquí, en dirección al Suir,
ipor las calles que limita las propiedades Passo, Bejarano,
Boy y Pereira, hasta la intercepción con la calle de la Arena;
KISTOKLV DE LOS GOBEBNAD02ES DE LAS PR0\T:XCIAS AEGENTIKAS 23.5
y desde este punto, una recta hasta el Puente Alsina; — al
sur, el Riachuelo de Barracas, hasta su confluencia con el Pla-
ta, y al este, el litoral del Plata -hasta la boca de Maldonado.
Por un decreto de 25 de noviembre, dispuso la formación
de un nuevo pueblo, bajo la denominación de Olavarría, en el
paraje conocido con el nombre de Puntas del Arroyo Tapal-
qué,^ partido del Azul; y por otro de 17 de enero de 1868' la
de otro en la horqueta que forman el Río Quequén Salado con
el Arroyo Dulce, bajo la denominación de Brandzen.
Acordó (12 de marzo) que para los días 25 de mayoi y 9
de julio había de verificarse un certamen literario, premián-
dose el trabajo más notable con una medalla de oro y los otros
dos que más se le aproximasen con una de plata. Solo uno pre-
sentó un trabajo histórico, que fué don Rómulo Avendaño, sus-
cripto Mulendür — Novanoo, cuya Memoria fué publicada por
cuenta del Estado y sii autor distinguido con un testimonio^ de
honor: — dispuso. (2 de abril) el estableciimiento de 4 escue-
las superiores, en Mercedes, Chivilcoy, Chascomús y San Nico-
lás de los Arroyos ; y la construcción de edificios para escuelas
en los pueblos del Azul, Dolores, Saladillo, Ranchos y Las
Flores: — autorizó (10 de agosto) la fundación de 4 escue-
las vecinales en el Partido del Vecino: — dispuso (3 de
abril) que el Partido conocido por de Arenales, se denomina-
se en lo sucesivo Ayomuclio.
Durante la administración Alsina. — 1867-68 — la pro-
vincia experimentó una terrible epidemiia de cólera morbus,
cu3'o número de víctimas se calculó en más de 30.000 perso-
nas, en la sola provincia de Buenos Aires.
El doctor Alsina, con igual título al de cualquier otro
ciudadano, aspiraba a la presidencia de la República, del mis-
mo modo como había aspirado a la gobernación de la Provin-
cia. Contrariado en esa as;piración, dedicó su atención a la
vieepresidencia, ya fuera con el señor Sarmiento o ya con
el capitán general Urquiza, candidatos ambos a la presiden-
cia y antípodas en política. La alianza de Alsina con el últi-
mo fué condenada, entre muchos otros redactores de la pren-
sa, por el director del Boletín Oficial de la Prvincia, doctor
Eduardo Wilde, acusando al gobernador de traidor a su fe
y a sus principios. Tratóse entonces de decretar la destitu-
ción del director de dicho periódico. Los ministros don Nico-
lás Avellaneda y don Mariano Várela, amigos y compañeros
del gobernador, desde el principio de su administración, se
opusieron a esa medida. El gobernador insistió llevando a ca-
236 A>'TOXTo zix::íy
bo SU resolución, pero mediando previamente la separación
de los referidos ministros, cuyos puestos ocuparon el oficia]
mayor del ministerio de gobierno, don José IMiguel Núñez.
como tal primero, y como ministro después hasta que renun-
ciara Alsina, para recibirse de la vicepresidencia de la Re-
pública, y el de igual clase del ministerio de hacienda, don
Dardo Rocha.
Por ley de 1.° de julio, el gobierno de Alsina fué auto-
rizado para invertir hasta cuatro millones y medio en la cons-
trucción de un edificio para el Banco de la Provincia,
Por otra de fecha 3 de agosto se sustituyó la pena capi-
tal por la de 20 años de presidio, como TnáxÍTrmTn.
Habiendo resultado electo vicepresidente de la República,
el doctor Alsina elevó su renuncia del cargo de gobernador
el 9 de octubre, la que le fué admitida el mismo día.
El doctor A. Alsina, coronel de la nación y ministro de
guerra y marina nació el 14 de enero de 1820, y murió a las
siete de la tarde del 29 de diciembre de 1877, a los 48 años
de edad. Su cadáver fué depositado a las seis de la tarde del
30 en una capilla ardiente en la iglesia metropolitana. Du-
rante los días 30 y 31 se mantuvo la bandera a media asta en
todas las reparticiones provinciales y nacionales, habiendo
permanecido cerradas las oficinas de la provincia. Le fueron
decretados honores fúnebres por los gobiernos nacional y pro-
vincial. Murió dejando, como idea, la grande obra de la con-
ciliación política, a que concurrió lealment« con todo su po-
der y con verdadera elevación moral, y, como trabajo, la obra
de seguridad de las fronteras terrestres, que inició con fe ba-
jo un nuevo plan y que continuó con perseverancia hasta los
últimos instantes de su vida. En honor suyo se dio el nombre
de calle Alsina a la que fué de Potosí, por haber sido la de
su residencia.
1868. — D. Emilio Castro, Presidente del Senado, en
ejercicio del Poder Ejecutivo, por renuncia del doctor A. Al-
sina, desde el 10 de octubre de 1868 hasta el 3 de mayo de
1869, que fué electo sexto gobernador constitucional, en cuyo
período expiró en igual fecha de 1872.
Xo pudo organizar su ministerio hasta el 21 de octubre,
en que fueron nombrados el doctor Juan S. Fernández, de
gobierno, y don Pedro Agote, de hacienda, el primero hasta
mayo de 1869, en que se excusó y fué reemplazado por el doc-
tor Antonio E. Malaver, y éste y el segundo hasta el fin del
período constitucional de Castro.
HISTORIA DE LOS GOBERNADOSES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 237
A la administración Castro la provincia y el país
deben : —
El establecimiento de Tramways, en las calles de la ciu-
dad (Ley de 24 de agosto de 1868) : —
El transporte, por el ferrocarril del Oeste, de las ba-
suras de la ciudad. (Ley de 18 de noviembre de id.) : —
El ramal del ferrocarril del Oeste hasta el pueblo de Lo-
bos. (Ley de id. id.) : —
La asignación de cien pesos fuertes para ayudar a la ex-
pedición que se preparaba en Europa a las regiones polares
del Norte, en atención a sus resultados provechosos para la
Geografía y otras ciencias.
El gobierno de San Juan, por medio de un exhorto, re-
quirió (24 de mayo de 1869) la extradición del gobernador
don Manuel José ¿avalla y de sus ministros don Isidoro Alba-
rracín y don José Eugenio Doncel, que habían sido acusados
"por violaciones a la constitución y otras leyes del Estado;
malversación de fondos públicos, ataque, a la propiedad y ac-
tos de mala conducta" (misdemeanourj, y el de Buenos Aires
(Castro-Malaver), previo dictamen de su asesor, abundando
en consideraciones de mucho peso y de profundo alcance polí-
tico, se negó a dar cumplimiento al referido exhorto.
Previo acuerdo celebrado con el arzobispo, el gobierno de
Alsina había sometido a la Legislatura un proyecto de decre-
to estableciendo (7 de octubre de 1868) una nueva división
del territorio del municipio de esta ciudad en 13 juzgados de
paz y parroquias, en el de Castro quedó aprobado aquel pro-
yecto, convertido en ley, promulgada en 28 de junio de 1869.
Mientras se sancionaba la Ley de Educación Común, reor-
ganizó (10 de julio) el Consejo de Instrucción Pública, desig-
nando sus atribuciones.
Por ley de 20 de julio, sobre la base del Fortín Esperan-
za situado entre los límites de los Partidos del Saladillo y
Tapalqué, se creó un nuevo Partido, bajo la denominación de
General Alvear.'*
El primer censo de la República Argentina, ordenado por
el gobierno nacional, mereció la más decidida cooperación por
parte del gobierno de Castro, mandando (19 de agosto) a los
empleados de su dependencia secundasen a los comisarios na-
cionales respectivos.
El doctor Valentín Alsina, segundo gobernador constitu-
cional del Estado, cuyo fallecimiento tuvo lugar el 6 de sep-
tiembre de 1869, mereció que el gobierno de Castro le tribu-
23» AKTOXIO ZINNY
tase los honores que correspondían a tan insigne ciudadano;
y la Legislatura dictó una ley (26 de septiembre), disponien-
do la erección de un monumento a su memoria, en el cemen-
terio del Norte.
Por una ley de 16 de diciembre de 1869 se acordó, a la
Guardia Nacional . que hizo la campaña del Paraguay, una
medalla, llevando en el anverso, el Escudo de la Provincia
en el centro, y en la circunferencia esta inscripción : Guardm
Nacional de Buenos Aires, en el reverso; en el centro, estas
palabras : Al valor y la constancia, la Provincia agradecida;
y en la circunferencia éstas : Campaña del Paraguay, 1865 a
1869. Para los jefesf- de oro y de plata para los demás. Y al
recibir las medallas, se dispuso se entregase a los Guardias Na-
cionales un boleto en que constara ser ellos acreedores a tierras
en el pueblo Guardia Nacional, en el Partido de Chacabuco.
El gobierno del señor Castro tuvo la feliz inspiración de
negar (7 de mayo de 1870) el establecimiento de una plaza de
toros en San Fernando, como habían sido ya rechazadas ante-
riormente otras soiicitudes, de acuerdo con la ley de 5 de agosto
de 1856, que prohibe las corridas de toros en la provincia.
Se dictó una ley (9 de junio de 1870) creando 30.000.000
de fondos públicos, que deberían ser negociados dentro o fue-
ra de la República, para la construcción de puentes.
Otra ley (22 de septiembre) suprimió las loterías y las
rifas periódicas, prohibiendo igualmente la venta de billetes,
loterías, rifas extranjeras o de otras provincias.
Y otra ley (17 de octubre) autorizó al Poder Ejecutivo
para invertir 125.000 pesos moneda corriente, en la adquisi-
ción de monedas y medallas, ofrecidas en venta por don Juan
Cruz Várela.
El gobernador Castro acordó (28 de octubre) la autori-
zación solicitada para la erección de un templo en los terre-
nos del Colegio del Salvador, en Buenos Aires.
Ordenó (12 de marzo de 1871) la construcción de una
vía férrea a vapor ligando la ciudad con el nuevo Cemente-
rio de la Chacarita, con un presupuesto de dos millones dos-
cientos veinte mil pesos moneda corriente.
Con motivo de la epidemia de fiebre amarilla que diez-
maba la población de ,esta ciudad, el Poder Ejecutivo fué au-
torizado a gastar hasta diez millones de pesos en necesidades
de la misma, tales como médicos, boticas, alojamientos, etc.
Todos los establecimientos públicos fueron mandados ce-
rrar durante la aciaga época de la epidemia de la fiebre ama-
HTSTOEIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 239
rilla, permaneciendo en este estado hasta el 15 de junio de
1871, en que quedó casi extinguida, pero no del todo.
La Legislatura aprobó el decreto del gobierno, de fecha
20 de marzo, que ordenaba la creación de dos Asilos de Huérfa-
nos, uno para varones y otro para niñas.
La misma acordó (24 de noviembre) autorizar al Poder
Ejecutivo para poner a disposición del gobierno de Salta la
suma de diez mil pesos fuertes, para los pobres y huérfanos,
víctimas de los temblores ocurridos en el pueblo de Oran.
La m'isma sancionó la ley con igual fecha que la ante-
rior, fundando el Banco Hipotecario, que actualmente existe,
situado en la calle San Martín.
El gobierno de Castro aprobó (27 de diciembre) la tra-
za del pueblo que don José Vicente Salas trató de fundar en el
Partido de Las Heras.
En el interés de completar la colección de manuscritos
de la Biblioteca Pública y de la formación de un cartulario
de Celebridades Argentinas, nombró (24 de febrero de 1872)
una comisión compuesta de los señores : doctor Juan María
Gutiérrez (finado), brigadier general Bartolomé Mitre y doc-
tor Vicente G. Quesada.
La Administración Castro fué una de las más progresis-
tas que tuviera la provincia de Buenos Aires, j en la que se
realizaron o proyectaron empresas que hoy patentizan sus be-
neficios ; tales son : el Asilo de Huérfanos, la Penitenciaría, el
Banco de la Provincia y el Hipotecario, las líneas de tramways
que cruzan la ciudad en todas direcciones ; subvenciones para
la erección o refacción de templos ; ídem para el planteamiento
de un taller de filatura de seda, cuyo fruto ostenta la casa de
gobierno nacional en los días de gran solemnidad ; ídem a nu-
merosas escuelas particulares, y creación de escuelas comunes
en la ciudad y campaña, a saber : 2 Jardines de Infantes (Kin-
dergartrn) , en la ciudad, 1 en Balcarce, 1 en Carmen de Areco,
1 en Chascomús, 1 en la Exaltación de la Cruz, 1 en General
Rodríguez, 3 en Las Heras, 2 en Moreno, 1 en la Magdalena.
2 en el Pilar, 1 en Punta Chica, 2 en Eamallo, 1 en San Anto-
nio de Areco, 1 en San Martín, 2 en San Nicolás de los Arroyos
y 1 en Zarate.
Después de haber ejercido el mando de la provincia du-
rante 3 años, 5 meses y 7 días, lo transmitió, con arreglo a la
constitución, el 3 de mayo de 1872, a su sucesor don Maria-
no Acosta.
1872. — D. Mariano Acosta, séptimo gobernador consti-
240 ANTONIO ZINNY
tucional, desde el 3 de mayo de 1872 hasta el 10 de^ septiembre
de 1874, que renunció el cargo por haber sido electo vicepre-
sidente de la Bepública.
Organizó su ministerio con. los ciudadanos doctor Fede-
rico Pinedo, gobierno, y don Francisco B. Madero, y sucesi-
vamente, por renuncia de éste, primero, y de aquél, más tar-
de, los doctores Amancio Aleorta, Carlos Saavedra Zavaleta y
Leopoldo Basavilbaso.
Al gobernador Aeosta cupo el deber de promulgar (14
de junio de 1872) la ley en que se autorizaba al Poder Eje-
cutivo a invertir hasta la suma de 2.000 pesos fuertes en la
erección de un nionumento a la memoria del general Grego-
rio A. de La Madrid: — reglamentó (3 de enero) la manera
de expedir certificados de liberación para la transmisión de
los bienes raíces: — declaró (18 de enero de 1873) que todos
los habitantes de la provincia pueden transitar su territorio
sin necesidad de licencia ni pase de las respectivas autorida-
des: — dispuso (29 de enero) la delincación de los caminos
que conducen de la ciudad a los pueblos de Belgrano, San Isi-
dro y San Fernando; así como el levantamiento de planos de
los caminos generales que salen de la misma en dirección al
sur y oeste de la provincia: — aprobó (8 de ahril) la forma-
ción de un Instituto Comercial e Industrial, bajo la vigilancia
de la comisión parroquial que había sido del antiguo Colegio
Modelo de la Catedral al Sur. El mismo existe actualmente
bajo otra forma.
Con el fin de introducir reformas en la Biblioteca Públi-
ca, comisionó (18 de febrero) a un funcionario inteligente
en la materia (doctor Quesada), para que hiciese un estudio
de las de Europa.
A fueí de imparcialidad en la cuestión electoral que du-
rante su administración se debatía en todos los terrenos, se-
paró a algunos funcionarios públicos por el hecho de haberse
manifestado afiliados en los círculos políticos, que a la sazón
se disputaban el predominio en la referida cuestión. Esto, en
cuanto a la forma, y por lo que toca a la realidad, los hechos
no respondieron a ese deseo: — aprobó (8 de diciembre) los
estudios y presupuestos para la construcción del canal de San
Fernando, que hoy es un hecho: — fué autorizado (Ley de
3 de septiembre) para la construcción de una cárcel y casa de
Justicia en Dolores: — cúpole la gloria de inaugurar con to-
da solemnidad (24 de septiembre) la estatua del general Bel-
grano, en la plaza 25 de Mayo, donde se halla: — promulgó ,^M^^
lilSTCRIA Bií LOS C0:;iEaKACCr.Ii:3 de las PEOVIXCIAg ARGENTINAS 24 1
(16 de diciembre) la constitución de la provincia, que fué ju-
rada el 25 de diciembre de 1873, y es la que actualmente ri-
ge : — fomentó el establecimiento de Bibliotecas populares en
toda la provincia, contribuyendo con cantidades de dinero
para sostén y progTeso : — reglamentó la manera de subven-
cionar escuelas particulares, viniendo de este modo a aumentar
el número de las costeadas por el tesoro público, generalizando
así la instrucción. La administración Acosta fué la que más se
distinguiera sobre este punto.
Fué autorizado (9 de abril) para la construcción del fe-
rrocarril y de un caño de desagüe en la Ensenada: — decla-
ró (2 de octubre) al pueblo de Las Heras cabeza de Parti-
do: — prohibió (18 de junio) la introducción de ganado sin
guías, imponiendo penas a los infractores: — aprobó (18 de
abril) la traza del pueblo que se proyectaba formar en Ka-
mallo y que hoy es un hecho, como también (4 de septiembre)
la del pueblo AUiúrante Brown, iniciado y elevado a la altu-
ra a que ha llegado por el señor don Esteban Adrogué. Fué
(14 de abril de 1874) declarado cabeza de Partido.
Fué autorizado (19 de septiembre) para la creación de un
nuevo Partido entre Quilmes y Lomas de Zamora, como igual-
mente (18 de octubre) para la construcción de un monumen-
to, en el Cementerio del Norte, dedicado a la memoria del ge-
neral Emilio Conesa, invirtiendo hasta 50.000 pesos.
Decretó (27 de agosto) la construcción de un Colegio en
San Nicolás de los Arroyos, el que actualmente es un hecho : —
acordó (27 de octubre) la cantidad de 250.000 pesos a la So-
ciedad de Damas de Misericordia, para la construcción de un
Asilo de Desvalidos, e igual cantidad (4 de noviembre) a las
de Misericordia para la construcción de otro Asilo de Indi-
gentes: — autorizó el establecimiento y explotación de una
línea telegráfica, de esta ciudad al pueblo de Ensienada : —
aprobó (13 de enero de 1874) la traza proyectada para un
pueblo en el Partido de Balcarce: — prestó (28 de abril de
1874) su acuerdo para la fundación de un templo dedicado a
nuestra Señora de las Victorias.
Finalmente la administración Acosta, a la vez que acor-
dara subvenciones a las escuelas particulares, a las publica-
ciones científicas, etc., todas las asociaciones religiosas encon-
traron en el gobernador una decidida protección, contribu-
buyendo con fuertes cantidades, siempre dentro del presupues-
to, para la construcción y refacción de asilos, templos, escue-
242 ANTONIO ZINNT
las, etc., hasta para la tribu del cacique Coliqueo, para la mi-
sión a los indios, etc.
Y además, se crearon escuelas en la ciudad, entre ellas 2
en las cárceles públicas y una para sordo-mudos, que aun
funciona, 2 Normales de Preceptores y Preceptoras, 1 de Mú-
sica y Declamación, y en los pueblos de campaña Alvear, Ba-
radero, hasta 7, Carmen de Areco, Chascomús, Lomas de Za-
mora, Barracas al Sur, Almagro, Marcos Paz, Quilmes, Rauch,
San Isidro, San Fernando, Tapalqué, Tandil, 25 de
Mayo, etcétera.
El 10 de septiembre de 1874 elevó ¡su renuncia de gober-
nador de la provincia para ir a ocupar la vicepresidencia de la
República, para la que resultó electo, sucediéndole el coronel
Alvaro Barros, a quien legalmente correspondía como Pre-
sidente del Senado.
1874. — Coronel Alvaro Barros, Presidente del Senado,
en ejercicio del Poder Ejecutivo, desde el 12 de septiembre de
1874, en que renunció el señor Acosta, por haber resulta-
do electo vicepresidente de la República, hasta el 1.° de ma-
yo de 1875.
A los pocos días de haber el coronel Barros empuñado
el bastón de gobernador de la provincia, el 24 de septiembre,
estalló una revolución del partido nacionalista que puso en
alarma a los prohombres del partido contrario. Así fué que
pusieron en juego toda la energía que las circunstancias recla-
maban para vencer, sin consideración de ningún género.
Cúpole, pues, la ingrata tarea de librar orden de prisión
contra los individuos más conspicuos del partido nacionalis-
ta, para quienes no hubo escondite en donde pudieran dejar
de ser descubiertos, merced a la policía secreta, en que esta-
ban afiliados no sólo individuos de baja condición social, sino
también otros que tenían fácil ingreso en la alta y culta so-
ciedad, y aun mujeres. Con tan degradantes elementos se con-
siguió la prisión de todos los que no se incorporaron al ejérci-
to revolucionario, que tenía su cuartel general en la campaña
del sur de la provincia, o de los que no lograron huir a Monte-
video, como lo hicieron muchos.
Destituyó a todos los empleados que no inspiraran con-
fianza a los situacionistas ; y declaró en asamblea la guardia
nacional movilizándose en toda la provincia.
En una palabra, no hubo medio que dejara de emplearse,
a fin de que la revolución fuese vencida, y lo estaba ya desde
el mi&mo momento en que estalló, por falta de dirección y peor
HISTOEIA DE LOS GOBEEríADOEES JIE LAS PBOVIKCIAS AEGBNTINAS 243
manejo, hasta que el general Bartolomé Mitre, el 26 de octubre,
declarándose jefe de los ejércitos de la Revolución Argentina,
se puso en marcha proclamando a sus compañeros de armas,
por quienes fué llamado, para protestar contra los que "se
iiabían apoderado de los destinos públicos por el fraude y la
violencia" (palabras de la proclama).
Con el general Mitre a la cabeza, el ejército de la revo-
lución, evitando siempre un encuentro en que hubiese derrama-
miento de sangre, marchó en busca de alguno de los jefes del
gobierno que le inspirase más confianza para capitular con
alguna ventaja. Para el efecto, envió un comisionado cerca del
gobierno nacional, con instrucciones en ese sentido, continuan-
do entretanto su marcha hasta La Verde, estancia de Ünzué,
donde un suceso inesperado hizo variar el primitivo plan del
general Mitre. El infortunado coronel F. Borges, con el entu-
siasmo que le caracterizaba y del que fué víctima, se arrojó
imprudentemente sobre una fuerza de 800 hombres que, al
mando del teniente coronel J. I. Arias, se defendió heroica-
mente tras los parapetos de la azotea de aquella casa, que era
una especie de fortaleza, casi inexpugnable, dando así al co-
mandante Arias un triunfo que él no esperaba.
Después de este suceso, llevado a cabo contra la voluntad
y resolución del general Mitre de evitar todo encuentro que
diera por resultado el derramamiento de sangre, el ejérci-
to continuó su marcha hasta Junín, donde se sometió el 1.° de
diciembre, bajo una capitulación que no parece habersie te-
nido en cuenta.
El gobierno de la provincia cumplió con su deber al coope-
rar con todo su esfuerzo al sometimiento de la rebelión, secun-
dando eficazmente a la autoridad nacional y los que aparecie-
ron vencidos en las elecciones de febrero de 1874 usaron de su
derecho al protestar, como lo hicieron, con las armas, sólo
cuando no pudieron conseguirlo por otros medios.
Vencida la revolución de septiembre, que, como hemos
dicho, no fué máa que una protesta viva de la mayoría del
pueblo de Buenos Aires contra la legalidad de las elecciones
de febrero, en lugar de dar a los jefes militares de aquélla
un fuerte apretón de mano, al verlos rendidos, fueron pre-
sos, sometidos a un consejo de guerra, juzgados como rebeldes,
sentenciados y perdonados o indultados.
Tenemos la desgracia de olvidar muy pronto los hechos
pasados que nos suministra nuestra propia historia. Vamos,
pues, a recordar los principales, porque son pertinentes y
344 ANTONIO 2INNT
porque conviene que sirvan de lección moralizadora en lo
sucesivo.
En 1827, unas elecciones en que hubo fraude y que pro-
dujeron la caída de Rivadavia y la elevación de Borrego, tra-
jeron la malhadada revolución de 1.° de diciembre de 1828
encabezada por el general Lavalle, quien, al frente del ejér-
cito nacional que acababa de regresar a la patria coronado
con el laurel de la victoria, alcanzada en Ituzamgó, derrocó al
jefe legal de la provincia, que lo era al mismo tiempo de la
nación, ocupó su lugar y lo mandó fusilar, por el sólo hecho de
defender la legalidad de su gobierno, sometiéndose Lavalle
al fallo de la historia. Esta responde consignando en sus pá-
ginas el subsiguiente gobierno de liosas en Buenos Aires y
de los demás caudillos irresponsables en las otras provincias
de la República.
El general José María Paz, el jefe más severo de la dis-
ciplina militar de la República, ex general en jefe interino de!
ejército nacional en la Banda Oriental, con una división del
mismo, marchó a Córdoba, y, derrocando al gobernador legal
Bustos, ocupó su lugar estableciéndose en seguida un Supremo
Poder Militar, de que fué investido por nueve provincias, en
contraposición del poder nacional existente en Buenos Aires.
Esto venía a constituir dos gobiernos argentinos con dos ejérci-
tos nacionales. Las consecuencias de ese paso político las verá
el lector en su lugar correspondiente. — Córdoba.
En 1833, otras elecciones acusadas de fraude escandaloso,
produjeron la revolución de octubre, y con ésta la caída del
gobernador Balcarce y el triunfo de los Restauradores y de la
Dictadura, cuyo poder pesó como una bomba enrojecida sobre
el pueblo de Buenos Aires y el de la República, hasta el ventu-
roso día 3 de febrero de 1852.
Los fraudes electorales, que tuvieron lugar después de la
caída de Rosas, son más frescos y no deben haberse olvidad'^
tan pronto que necesite recordarlo; basta tener presente que
son juegos muy peligrosos, pues, si por el momento dan el fruto
que se desea, tarde o temprano, éste produce indigestiones o
consunciones políticas, semejantes a las enfermedades heredi-
tarias, que no siempre son trasmitidas a los descendientes in-
mediatos, sino que suelen a veces saltar por sobre dos o más
generaciones.
Vencida la revolución, según se acaba de referir, el gober-
nador Barros entró en ejercicio de sus interrumpidas funciones
normalizando la administración.
HISTORIA BE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVIlSrCIAS AEGENTINAS 245
Cúpole la gloria de ser quien diera cumplimiejito a la ley
de 27 de septiembre de 1869, celebrando la inauguración del
Mausoleo levantado a la memoria del doctor Valentín Alsina,
que tuvo lugar el 5 de abril de 1875, con toda la solemnidad
que correspondía a tan eminente ciudadano.
Aprobó (1.° de abril de 1875) las trazas de los nuevos
pueblos denominados San Lorenzo uno, en el Partido de Merlo,
y Maipú, el otro, en el de Monsalvo.
El 1.° de mayo presentó su mensaje a la Legislatura dan-
do cuenta de su corta administración, poniendo en seguida en
posesión del mando de la provincia a don Carlos Casares, electo
gobernador constitucional, y decretando el reconocimiento del
doctor Luis Sáenz Peña, electo vicegobernador.
1875. — D. Carlos Casares, octavo gobernador constitucio-
nal, desde el 1.° de mayo de 1875 hasta igual día de 1878.
Organizó su ministerio con los doctores Aristóbulo del
Valle, de gobierno, y don Kufino Várela, de hacienda, y por
renuncia del primero y nombramiento del segundo de comisa-
rio de la República Argentina en la Exposición de París, lla-
mó, para compartir con él su gobierno al doctor Vicente G.
Quesada, y don Alberto Muñiz, interino de hacienda, hasta que
fué nombrado para el mismo ministerio el doctor Bonifacio
Lastra hasta terminar su período el señor Casares. El doctor
Quesada no acompañó a éste hasta el fin, sino que, habiendo
dimitido el ministerio de gobierno, fué llamado en su lugar el
doctor Carlos Pellegrini.
A la administración Casares la provincia debe :
Prohibición a los escribanos de cobrar otros derechos so-
bre terrenos fiscales que los establecidos en el arancel de 9 de
febrero de 1863. (Decreto 19 de mayo de 1875) : —
Resolución para la formación del nuevo pueblo denomi-
nado San Jua7i, en la Estación Altamirano, sobre la línea fé-
rrea que va a Chascomús. (Decreto 29 de mayo) : —
Nombramiento de una comisión encargada de elegir los
terrenos más apropiados para el establecimiento de escuelas
graduadas en las parroquias de la ciudad. (Decreto 9 de ju-
nio). Esto no produjo resultado alguno: —
Aprobación de un proyecto (que ya no lo es) de redes
telegráficas entre el Departamento de Policía y las comisa-
rías, cárceles, etc. (Decreto 14 de junio) : —
Aprobación de los procederes del comisionado doctor Vi-
cente G. Quesada por sus servicios en favor de los intereses
del país, durante su visita a los Archivos y Bibliotecas en Espa-
246 AXTO>"IO ZIXXT
ña; y autorización al mismo para que procediese a la impre-
sión de la obra sobre la Patagonia y tierras australes, en núme-
ro de mil ejemplares, poniendo a su disposición el número de
300 ejemplares de dicha obra. (Decreto 26 de junio) : —
Creación de un cementerio general y pro-^dsoriamente el
de la Chacarita. (Decreto 26 de julio) : —
Construcción de nuevo andén en los ferrocarriles de la
provincia. (Decreto 28 de julio): —
Construcción de un edificio para cárcel en la ciudad de
Mercedes, invirtiendo la suma de un millón de pesos. (Decre-
to 29 de julio) : —
Construcción de una casa de Justicia, Municipalidad y
Policía en San Nicolás de los Arroyos. (Decreto de 29 de
julio) : ~
Nuevo empadronamiento en toda la provincia. (Decreto
9 de agosto) : —
Aprobación de la traza de un nuevo pueblo en el Par-
tido de Merlo, sobre la línea del Ferrocarril a Lobos, en
terreno de propiedad de don Emilio Castro. (Decreto 6 de
septiembre) : —
ídem del denominado Yalentin Alsina, en el Partido de
Barracas al Sur. (Decreto id.) : —
ídem de la creación de otro en Suipacha, Partido adscri-
to a Mercedes. (Decreto 24 de septiembre) : —
Promulgación de la Ley de Educación Común de la pro-
vincia de Buenos Aires. (26 de septiembre) : —
Subscripción a 260 ejemplares de la Recopilación de Leyes
y Decretos publicados por el doctor Aurelio Pra'do y Rojas
(ya finado), desde 1810 hasta 1874 inclusive (L. 21 de oc-
tubre) : —
Creación de un nuevo Partido entre los de Ranchos y En-
senada (L. id.) : —
Construcción de varias (12) líneas telegráficas, con auto-
rización de invertir hasta siete millones y medio de pesos mo-
neda corriente. (L. 27 de diciembre) : —
Autorización para la formación de un nuevo pueblo en
el Partido de Balcarce. (Decreto 22 de junio de 1876) : —
Aprobación para la del pueblo Brandzen. (Decreto id.) : —
Formación del pueblo General Conesa ©n los terrenos
reservados para ese objeto en el Partido del Tordillo. (De-
creto 14 de octubre) : —
Autorización a los jueces de paz de la campaña para hacer
UISTORIA DE LOS G0BEB:XAD0RES DE LAS PEO^^JíCIAS AEGENTINAS 247
obligatoria la destrucción de la langosta. (Decreto 17 de
octubre) : —
Promulgación de la ley electoral. (23 de octubre).
ídem de la Ley orgánica de las municipalidades. (4 de
noviembre).
ídem de la Ley de tierras. (15 de noviembre) : —
Reglamentación de la misma Ley, sobre la venta de tie-
rra pública al interior y exterior de la línea de fronteras. (De-
creto 16 de diciembre) : —
Aprobó la ubicación de las 8 secciones de terrenos de pro-
piedad pública en Tres Arroyos y Bahía Blanca que debían
venderse con arreglo a la ley de 15 de noviembre y decreto de
16 de diciembre de 1876, y la compensación de $ 25.000 men-
suales a los agrimensores durante la operación de la mensura
que áehe terminar en 3 y 4 meses, según el caso. (Decreto 24
de enero de 1877) : —
Un aviso publicado imprudentemente en los diarios del
21 ds abril por la familia de llosas invitaba a un funeral re-
";ado en favor de don Juan Manuel, el cual debía celebrarse en
la iglesia del Colegio el 24. Al día siguiente apareció otro con-
cebido en los términos siguientes:
"Al Pueblo de Buenos Aiees se le invita a asistir el mar-
tes 24 del corriente (abril) a los funerales que por el eterno
descanso del ilustre brigadier general don Juan Manuel de
Rosas, se celebrará en la iglesia del Colegio :
"Creemos inútil recomendar la asistencia al puehlo pa-
triótico de Buenos Aires.
''Varios amigos del ilustre brigadier.''
Es sabido que Rosas prohibió, no por decreto, sino por
medio de la policía, la más mínima manifestación de dolor
por la pérdida de un deudo que h^^biese sido inmolado por
algún unitario. La viuda no podía llorar la muerte de su es-
poso, la madre, la de un hijo, la hermana, la de un hermano, el
hijo o hija, la de un padre : era prohibido llevar luto con mo-
tivo de una tal pérdida, acompañar el cadáver dé un deudo
querido que hubiera sido sacrificado como enemigo de la tira-
nía; no podía ser sepultado sino arrojado al osario, y mucho
menos era permitido el mandar celebrar exequias fúnebres por
xa víctima. Lejos de tan na.tural manifestación de dolor, exigía
que los miembros de la familia de la víctima considerasen
aquellos actos de barbarie como justos.
Fué, pues, un paso imprudente de parte de la familia
de Rosas en invitar públicamente a un funeral, en presencia
248 ANTONIO ZINNT
de los hijos de tantas víctimas sacrificadas por la tiranía. Esa
imprudencia dio motivo a que se constituyese una gran comi-
sión, compuesta de ciudadanos notables en todo sentido entre
los cuales figuraban militares de la más alta graduación, aba
gados distinguidos, comerciantes acaudalados, clérigos, redac-
tores de diarios, etc., etc. e invitase al pueblo de Buenos x\ires
para concurrir el mismo día 24, a la catedral, al funeral que
había de celebrarse, como se celebró, por las víctimas de la ti-
ranía. Inútil es decir que todo el pueblo de Buenos Aires con-
currió a tan solemne acto, confundiéndose los hombres de todos
los partidos, sin exceptuar los del mismo Rosas.
El gobierno, f^n vista de que tan respetable y numerosa
reunión de ciudadanos de todas las opiniones hubiese pro-
movido aquella demostración en honra de las víctimas de la
tiranía, se asoció a ella, así como el de la nación, ordenando
que en todos los establecimientos piíblieos se mantuviese a
miedia asta la bandera nacional, hubiese formación de tropas,
etc., en razón de que entre las víctimas inmoladas por la ti-
ranía estaban comprendidos multitud de hombres eminentes,
a quienes, por sus grados militares o empleos cívicos corres-
pondía hacérseles honras fúnebres con arreglo a las ordenan-
zas militares vigentes.
De este incidente nació la conciliación de los partidos,
en la que tuvo no poca participación el gobernador Casares
y sus ministros.
Bedujo (27 de abril) las subscripciones oficiales a diez
ejemplares y reglamentó la distribución de las publicaciones
también oficiales, a las que deben tener derecho, por un ejem-
plar, el gobernador, el vicegobernador, los ministros de go-
bierno, los oficiales mayores de los ministerios y los jefes de
las diversas reparticiones administrativas de la provincia,
todos los jueces suneriores e inferiores de la misma, el presi-
dente de la República, los ministros del Poder Ejecutivo na-
cional, la corte suprema, los secretarios del congreso, los go-
bernadores de las provincias, la Biblioteca Nacional y las Po-
pulares de la provincia y de toda la República, las municipa-
lidades de la ciudad y campaña.
Aprobó (10 de julio) la operación de la mensura y traza
de ejido del pueblo de la Magdalena, autorizando a la muni-
cipalidad respectiva para practicar en cada caso de escritura-
ción las investigaciones necesarias, a fin de establecer la verda-
dera superficie que se adquiriesie ; e igualmente el plano y pro-
yecto de la traza del pueblo de Merlo, (14 de septiembre).
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 249
Promulgó (16 de octubre) la ley en que se autorizaba
al Poder Ejecutivo la designación de un paraje en el Paseo
de Julio para colocar la estatua de José Mazzini, ofrecida por
la colonia italiana al municipio de Buenos Aires; — la de 17
del mismo mes creando al "Monte de Piedad en la provincia
de Buenos Aires", para préstamos sobre prendas; — la del
26, creando el nuevo Partido de Bolívar, designándole por
límites, al N. E. el Partido de Veinticinco de Mayo, al
S. E, el de Alvear, al S. O. la Pampa y al N. O. el Partido de
Nueve de Julio, y por cabeza del nuevo Partido el pueblo de
San Carlos, ubicado en el lugar del fuerte del mismo nombre ; —
la del 10 de noviembre para la fundación de una colonia ruso-
alemana en el pueblo de Oiavarría y en el Arroyo Nievas ; — la
'^ei 13 de febrero de 1878 autorizando ai Poder Ejecutivo para
invertir la suma de $ 50.000, a fin de que la provincia concu-
rriese a solemnizar el centenario del general San Martín; se
asoció a las solemnidades públicas que se celebraron el 25 del
mismo mes de febrero en honor de aquel gran capitán, decla-
rando feriado el citado día para toda la provincia y ordenando
la asistencia de todos los empleados de la provincia a las cere-
monias decretadas por el gobierno nacional; el mantener izada
la bandera nacional en todos los edificios públicos de la pro-
vincia iluminándose su frente por la noche durante los días
23, 24 y 25 del referido mes de febrero. Y en el día siguiente,
el gobernador Casares, acompañado de sus ministros los doc-
tores C. Pellegrini y B. Lastra, pasó a saludar a los guerreros
de la independencia y a distribuir a los sargentos, cabos y sol-
dados los fondos destinados a ese objeto.
Un suceso lamentable coincidió con la grandiosa apoteo-
sis del primer centenario del ilustre general José de San Mar-
tín, y fué el fallecimiento de su biógrafo el eminente literato
argentino Juan María Gutiérrez, quien, después de haber
presenciado con entusiasmo aquel sublime acto, se retiró a su
casa como a las nueve de aquella misma noche, pero para
quien no amaneció el 26, día en que el gobierno decretó hono-
res fúnebres, a que asistió el gobernador Casares con sus mi-
nistros Pellegrini y Lastra y todos los empleados superiores de
las diversas reparticiones de la administración.
Las últimas disposiciones del gobierno de Casares fueron,
un decreto (29 de abril de 1878) prohibiendo al Ferrocarril
del Oeste el tránsito de sus trenes a vapor por las calles del
municipio desde la Estación del Parque hasta la del Once de
Seiytiembre y acordando el término de un año, para el cum-
250 ANTONIO ZINNY
plimiento de esta disposición, que no pudo llevarse a cabo, se-
gún lo declarara el Directorio respectivo en un extenso mani-
fiesto pasado al Poder Ejecutivo; y otro, el de 30 del mismo
mes declarando cabeza de Partido al pueblo Necochea el te-
rreno designado en la margen derecha del Río Quequén Grande
sobre su embocadura en el mar.
El gobernador Casares bajó de su alto puesto transmitien-
do el bastón del mando legalmente a su sucesor el doctor Te-
jedor, como resultado de la conciliación de los partidos, a que
aquél había contribuido con patriotismo.
1878, — Dr. Carlos B. Tejedor, noveno gobernador cons-
titucional y doctor José María Moreno, vicegobernador, elec-
tos, respectivamente, en consecuencia de la conciliación de los
partidos políticos y puesto el primero en posesión del mando
el 1.° de Mayo.
El gobernador Tejedor organizó su ministerio con los se-
ñores Santiago Alcorta, gobierno, y Francisco L. Balbín, ha-
cienda, hasta la fecha de la publicación de esta Historia.
PROVINCIA DE SANTA FE
(1810=1878)
PROVINCIA DE SANTA FE (1810-1878)
Acta de la fundación de la ciudad de Santa Fe (1)
Yo Juan de garat, Capitán y Justicia Mayor en esta
conquista y población de el Paraná y Río de la Plata — Di-
go que en lel nombre de la Santísima Trinidad y de la Vir-
gen Santa María y de la Universidad de todos lOvS Santos y en
nombre de la Real Magestad de "El Rey don Felipe nues-
tro señor y del m^y Ilustre señor Juan Ortiz de Zarate Go-
bernador y Capitán General y Alguacil Mayor de todas las
Provincias de dicho río de la Plata y por virtud de los po-
deres que para ello tengo, fundo y asiento y nombro esta Ciu-
dad de Santa Fe len esta Provincia de Calchines y Mocore-
taes por parecerme que en ella hay las partes y las cosas
que con-\áenen para la perpetuación de dicha Ciudad, de agua
y leña y pastos que quiera, y casas y tierras y estancias para
los vecinos y moradores de ella y repartirles como su Mages-
tad lo manda y asiéntola y puéblola con aditamiento que to-
das las veces que parecieise o se hallase otro asiento más con-
veniente y provechoso para la perpetuidad lo pueda hacer
con acuerdo y parecer d© el Cabildo y Justicia que en esta
Ciudad hubiese como pareciese que al servicio de Dios y de
su Magestad más convenga y porque su Magestad manda a
los Gobernadores y Capitanes que asisi poblasen y fundasen
nuevos pueblos o Ciudades y les da Doder y comisión para
que puedan nombrar en su R«fil nombre alcaldes y Reüdo-
res para que teñirán en justicia y buen Gobierno y Policía
tales Ciudades o Pueblos — assi yo en nombre de su Mages-
tad V de p-l dicho señor Gobernador nombro y señalo por
Alcaldes a Juan de Espinosa y a Hordaño de Arbillo, y por
Riexidores a Benito de Morales y a Bernardo de Zalas y a
Matheo Gil, y a Diego Ramírez y a Lázaro de Vinialbo y a
Juan de Santa Cruz; y anssi en nombre de su Magestad y
( 1 ) Esta Acta es de la fundación de la antigua ciudad, que hoy
tiene el nombre de Callastá, a 16 leguas al norte de la de Santa Fe.
254 AÍTTO-VIO ZIRNY
del dicho señor Gobernador le^ doy poder y facultad para
que ussen y exerssan los dichos oficios de Alcaldes y Rexido-
res en aquellas canssas y cossas conbenientes y a ellos tocan-
tes conforme las ordenanzas que su Magestad tiene hechas
para la Ciudad y Pueblos de las Indias para que ussen assi
de Alcaldes ordinarios como de la hermandad en todos los
negocios a ellos tocantes y no obstante que su Magestad por
sus Reales Pro\'isiones manda que sean cada año elejidos. Y
assi cumpliendo yo sus Reales Mandamientos por tales los
nombro y señalo — pero pareciéndome que la elección que
sea de acostumbrar hacer sea un día señalado como es usso
y costumbre en todas las Ciudades y Reinos de su Magestad
Digo que les doy poder y facultad en nombre de su Mages-
tad para que exerssan y usSen los dichos oficios y cargos des-
de el día de la fecha de ésta hasta el día del año nuevo que
venga que 'es el principio del año que Reyna de mil y qui-
nientos y setenta y cinco; y assi mando y por ordenanza que
aquel día antes de mlssa todos los años tengan de costumbre
de juntarse en su Cabildo los Alcaldes y Rexidores con El
Escribano de Cabildo y hacer su nombramiento y elección
como Dios mexor les diere a entender a la manera y forma
que se acostumbre en todos los R^ynos del Perú — Otro ssi
mando a los Alcaldes y Rexidores vayan conmigo y en ■el
conmedio de la Plaza de esta Ciudad me ayuden a alzar y
enarbolar un Palo Para Rayo, para allí en nombre de su Ma-
gestad y de El señor Gobernador Juan Ortiz de Zarate se
pueda ejecutar la justicia en los delincuentes conforme a las
Leyes y Uordenanzas Reales — Otro ssi nombro y señalo por
Jurisdicción d*e »sta Ciudad por la parte del camino del Pa-
raguay hasta el Cabo de los Anegaderos chicos y por el río
avaxo camino de Buenos Aires veinti cinco leguas más avaxo
de Santi Espíritus y a.^ia las partes de El Tueumán cinquen-
ta leguas a la tierra adentro desde las Barrancas de este Río
y de la otra parte del Paraná otras cinquenta — Otro ssí
mando que el asiento y repartimiento de los Solares Cassas
de los vecinos de es- " Ciudad se edifiquen, y assienten y se
guarden conforme a as trazas que tengo señaladas en un
pei^amino que es fecho en este assiento y Ciudad de Santa
Pe oy Domingo a quince de Novienibre de mil y quinientos
y setenta y tres años — Otro ssi en la tierra de esta ciudad
tengo señalado dos solares para Iglesia Mayor la cual nombro
la adbocación de todos los Sancttos — Testigos que a todo
Lo dicho fueron presentes Francisco de Zierra ]^Iaestre de
campo de esta conquista y Antonio Thomas y Sánchez,
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 255
fecha, día, mes y año — Juan de Garay — por testigo Fran-
cisco de Zierra — por testigo Antonio Thomas — Por testi-
go (ininteligible) feáucliez — Por mandato del señor Capi-
tán — Pedro de Espíndola Escribano nombrado por la jus-
ticia — Es copia — Manuel I. Pujato Sub-Secretario.
(Memoria del Ministerio del Interior, año 1884).
Por la precedente Acia los límites de Santa Fe son: al
norte por la parte del camino del Paraguay y hasta el cabo
de los Anegadizos Chicqs (1) y río abajo camino de Buenos
Aires 25 leguas abajo de Santi Espíritu (hoy Rincón de Ga-
boto). Este límite se extiende de este lado del Paraná. Al
oeste de la proA'incia de Córdoba, la que no se nombra en el
acta de fundación, porque al mismo tiempo que Garay pobla-
ba Santa Fe, Cabrera estaba poblando la ciudad de Córdoba,
sin que uno ni otro de los pobladores supiese de la población;
así es que Garay iseñalaba aquel rumbo de Tucumán por ser
la parte que sabía hallarse poblada. Al este 50 leguas a la
banda oriental del Río Paraná. Este límite fué desmembrado
a la provincia de Santa Fe, en 1814, por el Director Posadas,
para establecer en aquel territorio, lo que hoy es provincia
de Entre Ríos. Sobre esta desmembración hubo una formal
protesta por parte de la provincia de Santa Fe.
ACTA DE LA FUNDACIÓN Y MENSURA DE S. FE (2)
En la Ciudad de Santafee de la Bera Crus en veynte
días del mes de Fevrero de mili yceip sientos y sinquenta y
tres años (20 de febrero de 1653) Yo el Capitán Alonsso
Fernándes Montiel Besino y alcalde hordinario en ella por
sfa magestad «n conformidad del decreto del Cavildo Justi-
(1) El Cabo de los Anegadizos Chicos se halla al norte del antiguo
pueblo de San Gerónimo (llamado también pueblo del Rey), a la distancia
de 80 leguas de la ciudad de Santa Fe, y como a 64 de la antigua ciudad,
donde se firmó el acta de fundación.
Por lo demás y por mayor ilustración sobre los límites naturales y
constituciones de Santa Fe, puede consultarse los importantes informes
pasados separada y conjuntamente con la comisión que la componían los se-
ñores don Domingo Crespo, don Urbano de Iriondo, don Aureliano Argento
y don Pedro Rueda, en la Memoria del Ministerio del Interior, ya citada.
(2) La transcribimos literalmente y sin variar en nada su original
ortografía de El Tienum de Santa Fe del 13 de marzo de 1S66.
Al publicar este curioso documento que el presidente del Departamento
Topográfico facilitó a la redacción de aquel periódico, lo hizo ésta sin al-
terar en nada ni los más vulgares errores y vicios de redacción, a fin de
conservarlo y presentarlo en toda su original pureza.
256 ANTO^'IO ZINNT '
cia y Regimiento de ella y comission a my dada en virtud de
la que el señor gobernador desta provinssia dio a dicho Ca-
\dldo para la repartission de tierras y chacras para lavran-
ssas que uno y otro están en los autos antesedentes hisise me-
dission de las tierras señaladas para chácaras por querda.s
teniendo cada una sien baras caistellanas con asistencia de
los capitanes Diego Thomas de santuchos antonio alvarez de
la yega antonio de bera música el cappitan Matheo de lenci-
nas antonio Zuareis de altamirano y alonsso Ramires y Juan
dominges pereyro personas nombradas por el dicho Cavildo
para dicho efecto y en presencia de otros muchos Beisinos y
moradores que se hallaron por su derecho a dichas medicio-
nes como fueron cappitan Miguel Encinas; y abiendose me-
dido por cuerdas el dicho pago de arriba desde el mojón
vezino )se hallaron si^ento y be'ynte y nuebe cuerdas y media
de a sien varas castellanas y porque no se a hallado padrón
que de la lus nesesaria para haser el presente aprovechán-
dome de los autos fechos por el Cappitan diego Thomas de
santuchos con comission que tuvo el Cavildo desta dicha ciu-
dad y conferido que muchais chácaras que en dichos autos se
mencionan no son las cuerdas enteras sino divididas por da-
tas y bentas de sus dueños y que my comisiion disse señale
a quatro y a dos cuerdas según la calidad de lois Lavradores'
hisse la repartission y señalamiento de las chácaras del di-
cho pago de arriva en la forma siguiente-
Pago de arriva
" Primeramente medj' y señale desde el dicho Mojón ve-
sino al ejido quatro cuerdas a los herederos del señor ade-
lantado don Juan alonisiso de Vera que según las diligencias
sitadas párese las tenian en la Ciudad Bieja.
" Luego se siguen dos cu'erdas de los herederos de Juan
Ruis de atencio y otra cuerda de los herederos de ambrocio
ximenez que unas y otras son tres cuerdas.
" Luego ise )sigue antonio de vargas con tres cuerdas.
" Luego se sigue alonsso fernaíides montyel el mosso con
dos cuerdas.
"Luego se sigue el cappitan geronimo rryberola con qua-
tro cuerdas.
" Sigues'e luego Cosma sanehez con una cuerda.
" Luego se sigue el cappitan Motheo de lencinas con qua-
tro cuerdas el capitán miguel de lencinas con dos cuerdas.
" Luego se sigue feliciano Rodrigues con dos cuerdas.
HISTORIA DB LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 257
" Los herederos de Juan dias con dos cuerdas.
" Luego se sigue los herederos de diego López con dos
cuerdas.
" Luego se sigue un fulano ortis con una cuerda.
" Luego se siguen los herederos de diego suares con tres
cuerdas.
" Luego se sigue el cappitan Cosmte de ahila con tres
cuerdas.
" Luego se siguen los herederos de diego de balensuela
con dos cuerdas.
Luego se sigue el Licenciado antonio santuchos con dos
cuerdas.
Luego |se sigue Juan de arse con dos cuerdas.
Luego se sigue alonso ramires con tres cuerdas
Luego se sigue Cosme sanches con dos cuerdas.
Luego sigue gaspar fernandez con dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de domingo hernandez con
dos cuerdas.
Luego tse siguen los herederos del gobernador hernando
arias de Saavedra con quatro cuerdas.
Luego se sigue antonio de bera muxica con sinco cuerdas
con una que se le agregó de alonsso de león.
Luego se sigue Juana dias galindo con quatro cuierdas.
Luego se siguen los herederos de diego de la calsada con
una cuerda.
Luego se ¡sigue Visente moreyra con una cuerda.
Luego se sigue Pedro alvares salguero con dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de agustín alvares con quer-
da y media.
Luego se sigue Juan alvares holguin con cuerda y media.
Luego se siguen domingo martin y donato de orona con
tres cuerdafe.
Luego se sigue don diego de azevedo con dos cuerdas.
Luego se sigue francisco de aparicio con dos cuerdas.
Luego isie sigue el maestro de campo Juan arias de saa-
bedra con dos cuerdas.
Luego se sigue el Colegio de la Compañía de Jesús con
diez y ocho querdas y media.
Luego se siguen los herederos de bartolomé sanches con
dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de don francisco martel de
gueman con quatro cuerdas.
Luego se sigue Pedro Medina con dois cuerdas.
o^S Aieroino zixxy
Luego se siguen los herederos de luis de aguilera con dos
cuerdas.
Luego se sigue doñamaría altamirano con dos cuerdas.
Luego se sigue don Juan de la Cruz con dos cuerdas.
Luego sigue francisco hernandes con dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de lasaro antonio de gue-
man con dos cuerdas.
Luego tí? siguen los herederos de Juan sanches con dos
cuerdas.
Luego se sigue Juan de Espinosa.
Luego se siguen los herederos del capitán Juan Osuna
con quatro cuerdas.
Luego se siguen los herederos del P°. graviel sanches con
quatro cuerdas.
Con que quedan ajustadas las dichas siento y beyntie y
nuebe cuerdas y media del pago de arriva y costa de las La-
gunas del Saladillo.
Pago de a Bajo
Iten se midieron las tierras de la costa del salado gran-
de d'esde su primer mojón vasino exido hasta la Crus sitada
del eappitan !Miguel de santuchos y se hallarun siento y dies
y ocho cuerdas de a sien harás castellanas cada una cuerda
sin cañadas el uno ny otro pago y se rrepartierun según los
autos obrados por el eappitan diego Thoma^ de santuchos en
la forma siguiente:
Primeramente desde el mojón vezino al ejido di y seña-
le el convento del señor santo domingo dos cuerdas.
Luego se sigue el general don crisptoval de garay con
quatro cuerdas.
Luego se siguen los herederos de jMiguel Rodríguez con
querda y media.
Luego se sigue antonio Zuareg altamirano con quatro
cuerdas.
Luego siguen los herederos de Juan de Arze con dos
cuerdas. •
Luego se sigue doña maría cortes de santuchos con dos
cuerdas.
Luego se siguen los herederos de francisco martines con
querda y media.
Lu'ego se sigue el eappitan Alonsso fernandes montiel con
cuatro cuerdas.
Luego se sigue el eappitan Juan gomes Resio con qua-
tro cuerdas.
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOBES DE LAS PROVINCIAS AEGENTIIíAS 259
Luego i^e sigue Roque de mendieta zarate con tres
cuerdas. '
Luego se sigue el cappitan hernando montiel con' tres
cuerdas. - " ^ 'v^ií- ¡
Luego se siguen los herederos del cappitan miguel de
Santuchos con siete cuerdas y medias.
Luego s& sigue el cappitan Bernave Sanches con tres
cuerdas.
Luego se isigue Juan hernandes Romo con tres cuerdas.
Luego se sigue el general diego de bega y frías con cua-
tro cuerdas.
LuSego se sigue Josef negrete con dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de bcisualdo con dos
cuerdas.
Luego se sigue antonio altareis de la bega con quatro
cuerdas.
Luego |se sigue Juan gonsales dle- atayo con tres cuerdas.
Luego se sigue el cappi'tan crisptoval de Santuchos con
tres querdas.
Luego se sigue Juan cardoso el mosSo con dos cuerdas.
Luego se sigue andróes belasques con dos cuerdas.
Luego se sigue don diego de acebedo con dos cuerdas.
Luego se sigue Juan domingues pereyro con dos cuerdas.
Luego si? sigue doña francisca nabarro digo crisptoval
Ximene 'su hijo con dos cuerdas.
Luego se sigue doña francisca nabarro con tres cuerdas.
Luego se siguen los padres de nuestra señora de las mer-
cedes con dos cuerdas.
Luego se sigue el cappitan Lasare del peso con quatro
cuerdap.
Luego se sigue doña geronima arias de montiel con dos
cuerdas.
Luego se siguen los herfederols del cappitan Juan de osu-
na con dos cuerdas.
Luego se sigue alvaro de andrada con dos cuerdas.
Luego se sigue Juan de vega con dos cuerdas.
Luego se sigue grabilel de monson con dos cuerdas.
Luego se isigue Juan gomes de salinas con dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de crisptoval de arevalo
con dos cuerdas.
Lutego se sigue catalina muños con dos cuerdas.
Luego se siguen los herederos de Juan de Contreras y
diego de sepeda con dos cuerdas, declarase que las dos cuer-
das que lestán aquí nombradas para Los herederos de Juan
de Contreras y diego de sepeda son de catalina muños y los
26o ANTONIO ZINNY
señalados a la sisussodicho sonde dichos eredero® de Juan de
contreras.
Luego se ^igue Alonsso Ramires con cuerda y media.
Luego se sigue doña Leonor de herrera con una cuerda.
Luego se sigue doña Polonia de la Rosisa con cuerda y
media.
Luego se tsigu'e' Ignacio bautista alcalde de la santa her-
mandad con quatro cuerdas.
Luego se sigue el Licenciado francisco holguin con cua-
tro cuerdas.
Luego se sigue Ignacio holguin con dos cuerdas.
Luego se sigue el cappitan diego Thomas de Santuchos
con quatro cuíerdas que son las últimas al dicho lindero de
la Crus con que quedan ajustadas las siento y dies y ocho
cuerdas de tierra del pago de abajo.
Y en la forma referida se hisso la partission de ambos
pagos de que mande haser y hisse 'este padrón que mando
se arrime a los demás autos xie la trasmuta y lo firme con di-
chos diputados y señalados por dicho cavildo para las di-
chas medissiones y testigos siéndolo Juan de arse el cappi-
tan miguel de lencinas y felieiano Rodrigues vesinos y mo-
radores desta dicha ciudad y ba en papel común por no
haberllo siellado y estar mandado se usee del por el Señor Li-
senciado don Andrés garavito de león de havito de santiago
del consejo de su magestad su oj^dor en la Real audiensia de
la plata y Bicitador general destas pro^'inciasi y passo ante
my por defecto de eserivano público ny Real — Alonsso fer-
nandes montiel — diego Thomas de santuchos — Mateo de
lencinas — Antonio Zuares altamirano — Alonso Ramires
gaiete — Juan domingues pereyra — testigo Juan de arze —
testigo Miguel de lencinas — testigo felieiano Rodrigues.
Yo el cappitan crisptoval domingues de sanabria vesi-
no y alcalde hordinario desta ciudad de santa fee de la Be-
ra Crus provincia del Río de la plata por isu magestad man-
de sacar el traslado de susso que queda el original en los
demás papeles de la dicha ciudad ba sierto y berdadero co-
rrejido y conssertado y en fee dello lo autoripso y firmo an-
te my y testigos que lo fueron Thomas gaioso y pedro peres
de catetro y andres de al vares del castillo vesinos desta dicha
ciudad de santa &€ que asy mismo firmaron por falta de
ascrivano Público nj'' Real y es fecho en eista dicha ciudad en
beinte y un días del mes de abril de mil y seissientos y se-
senta y dos años y ba en paplel común por no aberllo sellado
— Crisptoval Dominges de sanabria — testigo pedro peres de
HISTOBIA UE LOS GOBEBNADOÉES DE LAS PROVINCIAS AEQENTINAS 261
Castro — tetstigo Andrés alvares de Castillo — testigo tho-
mas gayoso.
" Santa Fe (1) debe su fundación a la necesidad di? ase-
gurar el tránsiito, comunicación y comercio del Paraguay, con
el Perú y Chile. Era materialmente imposible transitar por
el dilatadísimo territorio que separan las aguáis del Paraná
de la provincia del Tucumán, mucho más cuando estaba po-
blado de innumerables tribus salvajes. Con este objeto vino
del Paraguay don Juan de Garay a conquistar la provincia
de los indios CalcMnes y Colastine®. El día 30 dte setiembre
de 1573 tomó puerto y la docilidad de estos indio®, como la
de sus vecinos los Mocoretaes y Pairindie, le facilitaron la
empresa, de modo que el I.** de noviembre eligió ya el sitio
donde debiera construir la ciudad. Enarboló en Cayastá la
bandera española y la Santa Cruz, y autorizó la ciudad con
el nombre de Santa Fe de la Vera Cruz, poniéndola bajo el
amparo del Máximo doctor San Gerónimo. Trazó en un per-
gamino el plano de la ciudad y el 15 del mismo levantó el
acta de su fundación, cuya copia encabeza este expediente.
Esa ítcta ííeñala un territorio para la provincia, y es ei títu-
lo de su propiedad. Mantiene su posesión civil; y su posesión
natural la ha extendido a veces hasta los mismos términos en
ei acta señalados; a veces se ha limitado en los suburbios de
esta ciudad. Cincuenta y dos años qstuvieron los españoles
gozando de todo el territorio conservado a los indios y en
paz con ellos. Pero en este tiempo los Calchaquís unidos con
ios Mogomas, Naticas, Callages y Abipones destruyeron la
ciudad de la Concepción de Buena Esperanza, fundada por
ios españoles sobre ei iííío Bermejo, y vinieron sobre Santa
¥e, a la que hostilizaron tanto y tan atrozmente, que don
Mendo de la Cueva y Benavídez, gobernador y capitán gene-
ral de la provincia de Buenos Aires determinó mandar una
expedición en su socorro, que logró ahuyentarlos y les hizo
30U prisioneros. Pero luego que se retiraron a Buenos Aires
las fuerzas auxiliares, volvieron los indios con tal furia que
obligaron al vecindario a trasladar la ciudad al lugar donde
hoy ,se halla. Esto sucedió el año de 1652, en que siei dio prin-
cipio a la obra, y hubiera sido imposible llevarla a cabo, si
el maestro de campo don Juan Arias de Saavedra no hubiese
logrado triunfar sobre los indios en 1657 ; y obligado a hacer
{1> Informe de don Urbano de Iriondo, publicado en la Memoria
antes citada.
262 AVrOJTIO ZIJríTT
las paces a los Calcliaqníes, con que se logró dar fin a la
traslación de la ciudad en 1660, en que contaba 87 años de
su primera población, de los que 36 había pasado en conti-
nua guerra,
" La paz con ios indios y la protección del rey de Espa-
ña que, por real cédula del 31 de octubre de '1662 declaró
al de esta ciudad puerto único y preciso de las embarcacio-
nes que navegasen el Paraná; los vecinos de esta ciudad res-
tablecieron sus perdidas comodidades y haciendas. Los indios
eran fieles a sus promesas, y progresaba el país notablemen-
te. El progreso hubiese sido más rápido; pero encargado por
el gobernador y capitán general de Buenos Aires don José
de Garro, el maestre de campo don Antonio de Vera y Mu-
jica, comandante de estas milicias, de hacer desalojar de los
portugueses las islas de San Gabriel, tuvo que movilizar las
milicias con las que acampó en la Banda Oriental en el pa-
raje que diesde entonces se llamó el Real de Vera, donde re-
unió el ejército español, con el que asaltó y concluyó con
los portugueses al mando del general don Manuel Antonio
de Lobo el 7 de agosto de 1680. Después de este triunfo re-
gresó el señor Vera jMujica a e?sta ciudad, que se hallaba li-
bre de la persecución de los indios. Entonces sie le encomen-
dó a este señor la conquista del Chaco por el Tucumán, cuya
empresa no tuvo efecto por las emulaciones del gobierno de
aquella provincia. Pero era tai la tranquilidad de íSanta í'e,
que, según una memoria escrita el año de 1780, había más
die 30 leguas al norte de esta ciudad pobladas de pingües
estancias, de las que sacaban haciendas a miliares para las
poblaciones del interior, Corrientes y el Paraguay; y aun
se conocen las propiedades pai-ticuiai-es a esa altura. Pero el
indio Notivirí (a quien el padre Lozano llama famoso), cau-
dillo de numerosa parcialidad de la nación Mocoví, que ha-
bitaba la parte del Chaco que linda con las fronteras de Sal-
ta y Jujuy, cuyo atrevimiento había llegado hasta atacar la
misma ciudad de Salta, poderosamente perseguido por los es-
pañoles, abandonó aquellas comarcas y persuadió a los Aguí-
lotes de las ventajas de esta transmigración, y con ella se vi-
no al país de los Abipones, fronterizos de esta ciudad, tra-
yendo consigo gran numero de caballos de las estancias de
los españoles. Unidos éstos, y aprovechándose de la distancia
en que se hallaban los tercios de Santa Fe y Corrientes, que
al mando de don Francisco de Vera Mujica, hijo del referi-
do don Antonio, fueron en una exp'edición general, destina-
dos a seguir el río Caimán hasta la asolada ciudad de la Con-
HlSlOSIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PBOVIXCIAS ABOENÜTÑAS 26.^
cepción de Buena Esperanza, principiaron sus hostilidades,
y en 1711 hicieron gran mortandad de estancieros y poblado-
res de la campaña. Los santafesinos con sus fieles valientes
aliados los Calchaquís defendieron la ciudad hasta que el 4
de marzo de 1718, 5ü santaíesinos pelearon en el Culuiú, 14
leguas de esta ciudad, a 300 indios de los que sólo dos esca-
paron. Pero en el mismo año, hubo una peste general en la
provincia que casi concln}''ó con los Calchaquís y diezmó nues-
tros soldados. Con esta calamidad empezaron los indios nue-
vamente suis hostilidades y redujeron esta población a los lí-
mites de esta ciudad, que fué preciso guardar con paredes
y fosos. í , ; i ,=^
" El gobernador y capitán general de Buenos Aires don
Bruno Mauricio de Zabala, con largueza a este vecindario,
mandó tropas auxiliares, armas y municiones; y en 1726 vi-
no en persona a prestarle su amparo. En el paso de Santo
Tomé, antes de pisar S. E. eista orilla, fué acometida por los
indios su comitiva, la que, ayudada por la gente del fuerte
que allí existía y de varios santafesinos que a nado pasaron
en su auxilio, mantuvieron un largo combate, hasta que los
indios fueron derrotados dejando muchos cadáveres como los
había de los nuestros.
" Entre las medidas tomadas por el señor Zabala, la
más acertada fué la del nombramiento de teniente goberna-
dor que hizo en la persona ded ilustre santafesiuo don i^'ran-
cisco Javier de Echagüe y Audia. Nunca los indios tuvieron
un enemigo más constante ni más valiente. Introdujo en ellos
ei terror y después de haberlos quebrado con su valor, man-
dó a uno de los muchos prisioneros que tenia en esta ciudad
atendidos generosamente, a proponerles paces, las que queda-
ron concluidas en 1742, comprometiéndose los indios a redu-
cirse en los pueblos que les establecieron. No pudo ei magná-
nimo señor Echagüe cumplir con lo que había prometiao a
los indios, porque le tomó la muerte; pero su digno sucesor
don Francisco de Vera Mujiea cumplió íielmente con cuanto
aquél les había prometido, estableciendo ei pueblo de tóan
X' rancisco Javier en ii-±ó, dunae noy se conserva aestinauo
uesde entonces a lojs indios iViocovis: en 1/4/ el aei itey o
K^ílU Ociuu.j.iia.u, 11 oo ic¿u..<.o W.O Coló, cxi.nu.au., jjaia LUS> -¿l-UlUOiltíS,
que en el año de 1824 fueron trasladados ai bauce, donue re-
í-iden; y después el de ¡San Tedro, terreno de projjieuau uet
finado señor Candioti, a 8 leguas de esta ciudad. íno queda-
ron más indios sin reducirse, que partidas sueltas por los
montes de Ispín, las que a fines del siglo pasado el teniente
264 AXTONIO ZIXNY
gobernador don Prudencio María de Gastañadny, redujo a
un pueblo pacífico con el nombre de Ispín. La provincia po-
seía otra vez todo su territorio: quedó asiegurado el tránsito
para el interior por el camino de los Súnchales y Mar Chi-
quita, y tanto por qste, como por el del Quebracho Herrado,
se viajaba sin el menor peligro, hallándose nuestra campaña
poblada de inmensas haciendas ..."
TENIENTES GOBERNADORES
TENIENTES GOBERNADORES
Dependientes del gohierno intendencia de Buenos Aires
1810. — D. Prudencio María de Gastañaduy, teniente co-
ronel retirado, teniente gobernador, desde el año de 1792 has-
ta el 25 de junio de 1810, que fué depuesto por la Junta y
sustituido por el alcalde de primer voto Larrechea, hasta que
se presentase el coronel Manuel Ruíz, a quien se había con-
ferido el mando.
A pesar de haber reconocido la autoridad de la Junta de
Buenos Aires, el 4 de junio, mandando tirar un cañonazo
en la plaza y repicar las campanas, se le ordenó hiciese entre-
ga del mando, como lo hizo, al citado Larrechea, quien, no
considerándose con las aptitudes necesarias j)ara el desempe-
ño de tan difícil cargo, en aquellas circunstancias, pidió ser
relevado, continuando, entre tanto, el mismo Gastañaduy,
hasta el 3 de agosto. Al poco tiempo, se retiró éste con su fa-
milia para Buenos Aires.
1810. — D. Pedro Tomks de Larrechea, sautafesino, alcal-
de de primer voto, teniente gobernador interino. Se recibió el
25 de junio, pero desconfiando de su poca práctica, pidió (11
de julio) ser relevado.
1810. — D. Melchor E chagüe, santafesino, comandante de
armas y teniente gobernador.
Fué nombrado interinamente el 14 de julio, mientras se
presentaba el que seguía provisto para servir aquel gobier-
no, de que se recibió el 3 de agosto, hasta el 18 del mismo mes,
1810. — Coronel Manuel Ruiz, español, jefe del regimien-
to de negros de Buenos Aires, teniente gobernador, desde el
18 de agosto.
El Cabildo, el cura y varios vecinos de Santa Fe pedían
que don Francisco Antonio Candioti fuese colocado en el em-
pleo de teniente gobernador, pero la Junta de Buenos Aires
les contestó no poder complacerlos por haber sido ya nom-
brado Ruiz, quien tomó posesión del gobierno en dicha fecha
de 18 de agosto.
a:s^toxio zircNT
Desde el 5 de septiembre, la comandancia de Entre Eíos,
que desempeñaba don José de Urquiza, quedó dependiendo de
la tenencia del gobierno de Santa Fe.
Cuando el general Belgrano pasó por Santa Fe, en 2 de
octubre de 1810,. con destino a la expedición contra el gober-
nador del Paraguay, don Bernardo de Velazco, sacó de aque-
lla ciudad las dos compañías de 100 Blandengues santafesi-
nos, que mandaba el teniente (hecho capitán) Francisco An-
tonio Aldao y guarnecían la frontera, quedando ésta abando-
nada y sólo defendida por los vecinos.
De las referidas compañías de Blandengues, llevados por
Belgrano, cuyo ejército fué derrotado por los paraguayos,
no volvió más que el sargento ya alférez don Estanislao Ló-
pez (de 16 años de edad, después gobernador vitalicio de la
provincia (1), quien, habiendo caído prisionero en aquella
desgraciada campaña, fué embarcado y llevado con destino a
Montevideo, donde dominaban los realistas, y una noche, sin
ser sentido, se arrojó al agua llegando a nado al campo del
general Roudeau.
Ruiz gobernó hasta agosto de 1812, permaneciendo des-
pués en la ciudad de Santa Fe, donde murió en la pobreza.
1812. — Coronel Juan Antonio Pereira, porteño, nombra-
do el 29 de enero.
Ejerció el gobierno desde agosto de 1812 hasta el 1° de
noviembre del mismo año.
En el interés de defender la ciudad de Santa Fe, contra
la escuadra española, que acababa de invadir la ciudad de
Corrientes y se hallaba en la boca del río Paraná con tropa
de desembarco, el gobernador Pereira reunió un considerable
(1) El sargento Estanislao López de 16 años de edad, acababa de
abandonar la guardia de un pueblo de Misiones, donde estaba de destaca-
mento para ir a solicitar del general Belgrano le permitiese marchar con
la di\isión del general Machain, que fué la primera que pisó el territorio
paraguayo, el 19 de diciembre de 1810.
Los 100 Blandengues santafesinos sobresalieron por su denuedo y en-
tusiasmo en aquella azarosa campaña.
En el Campichuelo, en el paso del Tebicuarí, en el Arroyo de Ibáñez,
en todas partes, donde hubo peligros, se encontraron firmes y serenos en
sus puestos.
Como se sabe, uno de los errores más funestos de la derrota que su-
frieron las fuerzas expedicionarias fué la distracción hecha por el ma-
yor general del ejército, de la caballería y algunos infantes, en persecu-
ción de los dispersos, que corrían a asilarse en la capilla de Paraguarí.
Esta fuerza, cortada por el enemigo, tuvo que defenderse durante
cuatro horas, diezmada por las balas, acometida por un número inmen-
samente superior de contrarios, y haciendo esfuerzos inauditos por abrir-
se paso a través de una muralla de cañones y bayonetas, cayendo hechos
pedazos como don Manuel Espíndola, o exhaustos de debilidad por el
cansancio y la sangre derramada, com.o el impetuoso joven don Estanis-
lao López, tan célebre después en la historia de las guerras ci%iles de la
República.
HISTORIA DE LOS GOBEKNADOKES DE LAS PKO^^NCIAS AKGEXTINAS 269
número de indios armados, a quienes hizo entender que, co- .
mo ciudadanos, estaban en el deber de coadyuvar a la común
defensa de la patria contra sus enemigos los españoles.
Luego que se retiró la escuadra española, los indios acau-
dillados por el cacique Manuel Alaiquín, y orgullosos con su
título de ciudadanos, para las cargas de tales y no para sus
goces, empezaron por saquear una carreta cargada de efectos,
que iba con destino a Santiago, y continuaron robando las ha-
ciendas de las estancias del norte, que llevaban a vender al
Paraguay. , -i t_ j
Por esta época hizo su aparición el después celebre don
Mariano Vera, 'quien, sin ser militar, reunió con permiso del
gobierno, 200 hombres armados y bien provistos de todo lo
necesario v emprendió una expedición contra los indios, en
enero de 1813, la cual fué completamente derrotada, con pér-
dida de algunas vidas, de toda la caballada y de cuanto
llevaban.
Con este triunfo, los indios cobraron nuevo brío, enseño-
reándose de toda la campaña ; continuando sus asaltos a las es-
tancias, llevándose las haciendas, saqueando las casas y desnu-
dando a cuantos tomaban, aunque sin matar a nadie.
1812. — Coronel Antonio Luis Beruti, porteño, nombrado
el 18 de noviembre de 1812 en relevo del coronel J. A. Pe-
reira, hasta junio de 1813.
El 3 de febrero (1813), tuvo lugar un hecho de armas en
San Lorenzo, del que fué testigo y casi teatro el convento de
San Carlos.
En aquel día, el bizarro Regimiento de Granaderos a ca-
ballo al mando del coronel José de San Martín, saliendo del
convento, entre cuyos muros se hallaba oculto, cayó de sor-
presa sobre los españoles, que, en número de 250 y con 2 pie-
zas de artillería, habían bajado a tierra. Quedaron en el campo
50 muertos, 14 prisioneros y las dos piezas de artillería. Los
demás fueron derrumbados a balazos, barranca abajo.
La patria perdió en aquel lance brillante 15 de sus defen-
sores, que murieron, y un oficial prisionero, a saber : 2 porte-
ños, 2 correntinos, 3 púntanos, 2 riojanos, 2 cordobeses, 1 san-
tiagüeño, 1 montevideano, 1 chileno y 1 francés.
1813. — Coronel Luciano Montes de Oca, porteño, nom-
brado el 4 de junio, hasta febrero de 1814 que, por orden del
Director Posadas, pasó al ejército auxiliar del Perú a objeto
del servicio nacional.
AI poco tiempo del gobierno de éste, llegó a la ciudad de
Santa Fe de comandante de armas el coronel de ingenieros
270 AiíToino ziNirr
don Eduardo Kaillitz, barón de Holmberg, quien levantó una
batería en la Chacarita, en frente del punto donde se reúne
el río con el arroyo que cae al de la Laguna Grande, con el fin
de e\atar el desembarque de tropas realistas.
Más tarde, cuando empezaron a aparecer en Entre Ríos
las montoneras del general Artigas, encabezadas por don Jo-
sé Ensebio Hereñú. el coronel Holmberg fué mandado por el
gobierno de Santa Fe, para destruirlas, como se dirá en su lu-
gar correspondiente.
1814. — Coro fiel Ignacio Alvarez y Thomas, peruano, nom-
brado el 23 de febrero, en relevo del coronel Montes de Oca.
El gobierno de Alvarez fué de corta duración, pero el
suficiente tiempo para poder quebrar la maléfica influencia
del Protector Artigas, con su sistema federal de las montone-
ras que empezaban a levantarse, encabezadas por don José
Ensebio Hereñú, en Entre Ríos, primero, y en Santa Fe, des-
pués, según se verá más adelante.
El gobernador Alvarez adquirió algunas relaciones en
Santa Fe, que después fueron de mucha utilidad a la causa
del Directorio. Sucedióle el coronel Díaz Yélez.
El general Alvarez y Thomas falleció en Buenos Aires, el
20 de julio de 1857, a la edad de 70 años y 5 meses. (1).
1814. — General Eustoquio Díaz Yélez, nombrado por el
Director Posadas, en abril de 1814, hasta el 24 de marzo de
1815, que fué derrocado por una fuerza de Artigas al mando
de Hereñú, con quien ajustó la, entrega de cuanto estaba a su
cargo, embarcándose con destino a Buenos Aires la misma tarde
del expresado día 24 de marzo de 1815, con los oficiales y sol-
dados que quisieron.
Retirado Díaz Yélez, la provincia de Santa Fe se declaró
independiente de su antigua metrópoli, Buenos Aires, y de la
obediencia del Directorio y sometida al Protectorado de Artigas.
Al espacio de tiempo transcurrido desde la deposición del
teniente gobernador Díaz Yélez, 24 de marzo de 1815, hasta la
destrucción del general Ramírez en San Francisco, provincia
de Córdoba, el 10 de julio de 1821, los santafesinos lo denomi-
naron la Guerra de los siete años.
1815. — Z>. Francisco Antonio Candioti, santafesino,
nombrado gobernador interino, el 24 de marzo, por el Cabil-
do, hasta la reunión del pueblo para elegir gobernador en pro-
piedad.
(1) Véase Bosquejo biográfico del general don Ignacio Alvarez y
Thomas, etc., por el autor de la presente Historia.
HISTOKIA DÉ LOS GOBERNADORES DE LAS PROTIKCLiS ARGENTINAS 27 1
Proclamado el Protectorado de Artigas, se enarboló, cou
toda solemnidad, en medio de la plaza, la bandera de la Li-
bertad, compuesta de una faja blanca en el centro, dos celes-
tes a los lados, horizontales las tres, y una encarnada que la
cruzaba en bandas.
Desde entonces data la guerra de Santa Fe con Buenos
Aires, que sólo terminó con el tratado del Pilar, el 23 de fe-
brero de 1820; y a pesar del referido tratado, se incendió de
auevo la guerra, que duró hasta septiembre del mismo año 20.
El l'ó de abril de 1815, llegó a la ciudad de Santa Fe el
Protector Artigas, con una escolta de 25 hombres, y a los tres
días, el 16, mandó avanzar a Hereñú hasta San Nicolás de los
Arroyos, para que batiese la fuerza de Buenos Aires, lo que no
pudo conseguir, por ser superior a la que él traía.
Hereñú se retiró entonces al Paraná, quedando en el Ro-
sario 60 hombres de la tropa de Artigas, al mando del capi-
tán Ensebio Góngora (muerto en la acción de Cay asta el 25 de
marzo de 1840, siendo coronel).
Artigas se retiró a los pocos días, llevándose consigo a su
hermano don Manuel Artigas con su tropa.
Electo Candioti, el 25 de abril, por el pueblo, convocado
al efecto, nombró en seguida comandante del Rosario a don
Tiburcio Benegas, a quien consiguió sorprender el citado Gón-
gora, quien se posesionó del pueblo, sacando contribuciones y
saqueando algunas casas, escudado por el Protector.
Góngora pasó luego a San Nicolás, de donde no volvió a
Santa Fe hasta el año de 1840 en la expedición de Vera,
Francisco Reinafé, etc., donde sucumbieron todos.
Hallándose Candioti gravemente enfermo de hidropesía,
y a los 72 años de edad, delegó el mando en Larrechea, alcal-
de de primer voto.
Entre tanto, el Director Alvarez, que, durante su gobier-
no de Santa Fe, contrajo algunas relaciones de influencia, se
dirigió al Cabildo, prometiendo que si se separaba del Protec-
torado de Artigas y permitía tener en aquella ciudad tropa para
impedir las que éste quisiera hacer pasar, con el objeto de
hostilizar a Buenos Aires, reconocería la independencia de la
provincia y ai gobierno que ésta eligiese ; protegiéndole al mis-
mo tiempo contra los indios, a fin de asegurar su campaña.
La propuesta fué aceptada, y hecho el acuerdo entre el
Cabildo de Santa Fe y el Director del Estado; y cuando éste
avisó al gobernador Candioti 'el envío de tropas que iba a ha-
cer a Santa Fe, Candioti contestó, el 28 de julio, en términos
fuertes, oponiéndose a aquella medida, de cuyos funestos re-
sultados aseguraba no poder responder.
272 A>*TOXIO ZIXXY #
El gobernador Candioti murió el 27 de agosto de 1815,
y al sepultarlo al día siguiente, en la iglesia de Santo Domin-
go, el general Viamonte, que había, dos días antes, desembar-
cado con 1,500 hombres, le hizo con sus tropas todos los honores
militares correspondientes a su rango.
1615. — B. Pedro Tomás de Larrecliea, santaiesino, de-
legado de Candioti, desde junio, hasta el 27 de agosto, que con
la muerte de éste cesó la delegación, recayendo el mando en el
Cabildo, hasta la elección de nuevo gobernador.
Esta tuvo lugar de un modo tumultuoso, agolpándose el
pueblo al Cabildo y proclamando a Larrechea unos, y el al-
guacil ]\ianuel Troncoso y otros a Tarragona.
El general Viamonte tuvo que intervenir con la tropa,
para contener al pueblo, haciéndolo retirar de la plaza, des-
pués de haber desarmado y arrestado a Troncoso, que fué des-
pués ascendido a teniente coronel y nombrado comandante
general de armas.
1815. — D. Juan Francisco Tarragona, Eantaiesino, elec-
to el 28 de agosto de 1815, por una junta de electores, en cuyo
número se hallaba el ilustrado patriota santafesino fray Hila-
rio Torres, que en los sucesos políticos de Buenos Aires había
figurado desde el principio de la revolución del 25 de
mayo de 1810.
Luego que Tarragona estuvo en el ejercicio de sus fun-
ciones, se mandó quitar la bandera santafesina y enarbolar
la nacional. Los miembros del Cabildo y empleados de la ad-
ministración de Candioti fueron depuestos, restableciéndose los
que habían estado antes.
Desde esta época empezó a figurar el después célebre don
Estanislao López, sargento de Blandengues de Santa Fe, hasta
el 20 de agosto de 1812 que fué ascendido a alférez y nombrado,
por el general Viamonte, teniente de una compaíjía de drago-
nes al mando del capitán Mateo Fontuso.
Esta compañía fué apostada en Añapiré, para asegurar la
frontera de las depredaciones de los indios, así como se apostó
otra al mando del capitán Bartolomé Mondragón, en otro punto
de la frontera.
Hallándose en la ciudad de Santa Fe el capitán Fontuso,
su segundo el teniente Estanislao López aprovechó de esa au-
sencia sublevándose con la compañía el 3 de marzo de 1816.
Esta sublevación de López coincidió con la desaparición,
de la ciudad, de don Mariano Vera, don Cosme Maeiel y don
Javier Avalos, pasando el primero a unirse a los sublevados y
HISTOBIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 273
ponerse a la cabeza de ellos, y los dos últimos dirigiéndose al
Rincón de San José, donde con unos cuantos rinconeros, sor-
prendieron una cañonera y el falucho "Fama", que allí esta-
ban, quedando Maciel de comandante de ambos buques.
Cuatro días después, el 7 de marzo, se sublevó la otra com-
pañía de dragones encabezada por el sargento Marcelino Ave-
llaneda, yéndose a los Calchines, donde Vera se hallaba con
200 hombres de tropa, al mando del coronel José Francisco
Rodríguez, que había sido enviado desde Entre Ríos por el
general Artigas.
El destacamento de la Estanzuela de Santo Domingo bajo
el comandante Sáenz, fué asaltado en la madrugada del 23
de marzo, teniendo que fugar el comandante solo, herido en la
cara, a la ciudad, y pereciendo casi toda la tropa, que se com-
ponía de 150 hombres.
El general Viamonte quedó reducido a la defensa de la
ciudad, esperando el auxilio que había pedido a Buenos Aires
y que se hallaba ya en San Nicolás de los Arroyos.
Los citados coroneles J. F. Rodríguez, y Vera, de acuerdo
con el comandante Juan Manuel Santa Cruz, que mandaba
las milicias y que se hallaba en la ciudad, entraron en ésta en
la madrugada del 31 de marzo (1816), sin ser sentidos por
Viamonte, que quedó solo en sus baterías.
El gobernador Tarragona y varios de sus empleados sa-
lieron casi desnudos, y, embarcándose en lanchones, fugaron
para el Paraná por el Arroyo Negro, siguiendo hacia abajo.
Derrotado Viamonte, capituló con Vera, al ponerse el sol
del mismo día 31, permitiéndosele retirarse a Buenos Aires
con sus oficiales y demás personas que quisieron seguirle, des-
pués de entregar todo el armamento y municiones que tenía.
Al tiempo de salir de la Aduana para embarcarse Via-
monte, después de concluida la capitulación, se notó que casi
todos los fusiles entregados estaban rotos y que muchos ha-
bían sido arrojados al pozo, por lo que Vera anuló la capitu-
lación, poniéndolo preso con sus oficiales en el Cabildo.
La fuerza que de San Nicolás había salido en auxilio de
Viamonte, al mando del general Eustoquio Díaz Vélez y su
segundo el coronel Manuel Dorrego, ocupó la ciudad del Ro-
sario, a fines de julio, sin oposición alguna.
La escuadra de Buenos Aires, compuesta de los bergan-
tines "Belén" y "Aranzazú", dos cañoneras y 3 ó 4 falu-
chos, al mando del general Matías Irigoyen, se hallaba ya en
la boca del río, desde principios de julio.
274
AXTCífio ziys^
Un piquete de "irnos 25 hombres, encabezados por don
Fructuoso Salva y sus hermanos que estaban de guardia en
el Arroyo Negro, el 9 de agosto, logró tomar prisioneros al
referido general Irigoyen, al teniente gobernador Tarragona,
don Jorge Zemborain y otros que subían el río Paraná, en un
lanchón; así cgmo se apoderó de todas las municiones y balas
de cañón que había en el mismo lanchón.
Los prisioneros fueron conducidos al campamento de An-
dino, donde se hallaba el intruso gobernador Vera, a quien
fueron entregados.
Al día siguiente, 10 de agosto, tomaron otro lanchón, en
que iba un joven oficial (con la divisa de los gauchos santa-
fesinos, que consistía en una pluma de avestruz puesta en el
sombrero), mandado por las familias de Tarragona y Zembo-
rain, que estaban embarcadas en la escuadra, con el objeto de
averiguar la llegada de éstos y del general Irigoyen a la ciu-
dad. Este oficial santafesino fué también remitido al campa-
mento de Vera.
La escuadrilla, compuesta de dos lanchas cañoneras, dos
faluchos y dos falúas, que se dirigía hacia el paso de Santo
Tomé, para facilitar el pasaje del ejército de Díaz Vélez, que-
dó varada en el arroyo, de modo que los buques no lo podían
subir ni bajar.
Entonces el gobernador intruso Vera, mandó desde la
bajada de Andino la compañía de dragones a las órdenes del
ya capitán Estanislao López, quien, en canoa, pasó el río ti-
rando su caballo, y siguiéndole la demás gente del mismo mo-
do, a nado, con sus caballos, y armados unos, a pie otros, y
muchos sin arma alguna.
En vista de esto, toda la gente que estaba en los buques,
se tiró a la isla al lado opuesto, fugando algunos en las fa-
lúas aguas abajo, y teniendo, asimismo, que arrojarse a la
isla, para huir por tierra a la boca del río, donde se hallaban
los buques principales.
El resultado fué que algunos fueron alcanzados por la
gente de López y tomados prisioneros, entre éstos algunos ofi-
ciales y los comandantes de los buques.
En las cañoneras y faluchos no hubo sino dos muertos y un
solo herido, que lo era el comandante de las primeras, el cual
murió en la tarde del mismo día.
Los buques, como a las doce del día, fueron todos saquea-
dos por los santafesiuos, quienes encontraron en ellos, a más
del armamento que se componía de unos 300 fusiles, lanzas,
HISTORIA DE LOS QOBEBN ADOBES DB¡ tlAB PEOYINCIAS ABQEJTTIÑAS 275
muchas municiones y 16 cañones, ropa, fuentes de plata y
onzas de oro.
Sacado el armamento por orden del gobernador Vera,
éste mandó echar a pique los buques grandes en los reman-
sos del río.
El ejército de tierra, al mando de Díaz Vélez, después de
mucho trabajo y de alguna pérdida, tomó posesión de la ciu-
dad de Santa Fe en la mañana del 4 de agosto (1816).
Sin em.bargo, estrechado Díaz Vélez en la ciudad, hasta
el extremo de quedar reducido a la plaza y la aduana, sin ca-
ballos en que hacer montar su gente, sin vacas que comer, hizo
pasar su eiército en la noche del 30 de agosto a la isla, y siguió
marchando la madrugada del día siguiente, 31, a la par de los
buques que subían aguas arriba, desde el frente de la fábrica de
Tarragona (actualmente el Hospital).
Esa misma mañana del 31, el capitán Juan José Obando,
que había sido apostado con su fuerza y los indios del caci-
que Alaiquín, para observar los movimientos del ejército de
Díaz Vélez y hostilizarle cuanto fuese Dosible, dio cuenta a
Vera de haber sido evacuada la ciudad, la cual fué en el acto
ocupada por los santafesinos.
De los 100 hombres, casi todos nesrros, que Díaz Vélez dejó
de frnardia en algunas casas, no escapó ninguno: el que no
quedó muerto, fué hecho prisionero.
El sanueo nue el ejército había hecho en los 28 días de
onupacióti ñp la ciudad y que no pudo llevar, a causa de su sa-
lida prpfinitñda, fué encontrado en la aduana, casa de don
Manuel Maciel y de Coll.
Los prisioneros, gobernador Tarragona, Zemborain (és-
tos con una eadena\ el comandante Rosales y demás oficiales
oue estaban en la Estanzuela de San Francisco, fueron man-
dados llevar por Vera y poner arrestados en la aduana. El
general Irigoyen con los soldados que lo custodiaban" fué hecho
llevar, con las familias que aun quedaban, al campamento.
Los presos, entre éstos el gobernador Tarragona v Zem-
borain. fueron destinados a tapar las zanjas de las calles que
Díaz Vélez había mandado abrir a una cuadra de la plaza al
norte hasta enfrente de la aduana.
El héroe de esta campaña fué don Estanislao López,
quien, en recompensa de su valor y energía, obtuvo del go-
bierno el grado de teniente coronel y el nombramiento de co-
mandante general de armas.
Desde esta época data la poderosa influencia de López en
27"^
ANTONIO ZINNY
Santa Fe, la cual fué extendiendo él mismo en el resto de la
República, de que, merced a Rosas, llegó a ser el arbitro, has-
ta su muerte.
Era ministro tesorero de la caja de Santa Fe don José
Ignacio de Eehagüe, nombrado el 7 de diciembre de 1815.
1816. — D. Mariano Vera, gobernador intruso, elevado
por medio de una revolución contra Tarragona y el gene-
ral Viamonte.
En abril, el gobierno de Buenos Aires que en San Nico-
lás de los Arroyos mantenía un ejército de observación sobre
Santa Fe, en ^dsta de que Artigas tenía fuerzas destinadas en
protección del gobernador Vera, bajo las órdenes del coronel
José Francisco Rodríguez, mandó al deán Funes, cordobés, en
comisión cerca de aquel gobierno.
El gobernador Vera aceptó el comisionado Funes, pero
poniendo por condición, que, "para tratar de paz era indis-
pensable que concurriesen a ello dos diputados del general
Artigas, y que, mientras tanto, se retirase el comisionado a San
Nicolás de los Arrojaos".
El gobernador de Córdoba, don José Javier Díaz, que
también obedecía al Protectorado de Artigas, envió, por su
parte, un comisionado cerca de éste, en la persona de don Jo.sé
Isasa, — el mismo que algunos años después fué ministro del
general Paz y cuyo nombramiento éste deploró tanto — ha-
ciéndole algunas consultas y ofreciéndole un contingente, si
fuese necesario reforzar a Santa Fe contra Buenos Aires,
El 5 de mayo (1816) llegó a la ciudad de Santa Fe, des-
de el Paraná y comisionado por Artigas, don Ramón Toribio
Fernández, llevando consigo una fuerte "escolta al mando del
entonces capitán (después gobernador de Entre Ríos) Vicente
Zapata. El objeto de la comisión era pedir al gobernador Vera
sacase una fuerte contribución; llevarse el obús y demás pie-
zas de artillería y armamento tomado al general Viamonte;
todo en auxilio del general Artigas, a lo que Vera se negó
hasta el fin.
Fernández entonces recurrió a otro medio. En una de
las conferencias celebradas en casa de su secretario don Mi-
guel Redruello, en la noche del 9 de mayo (1816) el goberna-
dor Vera insistía en su negativa de ceder a la exigencia del
comisionado de Artigas, quien inmediatamente mandó prender
al gobernador, remitiéndolo preso al Paraná, en una canoa lle-
vada con ese objeto y colocada en el río frente a la casa de
Redruello, calle de la Merced. Llegado que hubo al Paraná,
Hereñú mandó le remachasen una barra de grillos y le metie-
sen en un calabozo.
HISTOBIA DE LOS GOBEaíN ADOBES DE LAS PEO VIIí COAS ABGENTIWAS 2^7
En la mañana del 10 de mayo, Fernández convocó al
pueblo, por bando, para que eligiese nuevo gobernador, pero
éste se sublevó, armado hasta con un cañón, e intimó a aquél
hiciera inmediatamente regresar al gobernador Vera.
En efecto, a las cuatro de la tarde del 11, llegó en una
canoa el gobernador Vera, puesto en libertad por Hereñú a
indicación de Fernández que no pudo menos que dar cum-
plimiento al deseo manifestado por el pueblo amotinado. Ve-
ra fué recibido por la mayor parte de vecinos de Santa Fe,
de uno y otro sexo, en la Chacarita, desde donde fué hecho
subir en un coche llevado por don Manuel Andino, hasta la
plaza, en medio de vivas y aclamaciones.
Vera gobernó hasta el 15 de julio de 1818, retirándose en
seguida a Buenos Aires.
En esta ciudad, Vera fué invitado por el Directorio, en
noviembre de 1818, para que se hiciese cargo del ejército de
Balcarce, con el objeto de dominar la provincia de Santa Fe;
pero Vera contestó que jamás tomaría las armas contra «u
patria; que él peleaba por la libertad (no siendo ella atacada
por nadie).
El coronel Mariano Vera murió en la acción de Cayastá,
en la misma provincia, el 26 de marzo de 1840.
1818. — El Cabildo desde el 15 de julio, hasta el 22 «Ul
misino mes que López »e nombró gobernador por gí solo.
GOBERNADORES DE PROVINCIA
GOBERNADORES DE PROVINCIA
1818. — Comandante de armas don Estanislao López
Fonseca, primer gobernador, desde el 23 de julio de 1818, en
que por gí mismo se dijo ser el gobernador interino de la pro-
vincia, halsta el 15 de julio de 1838, en qu!e; dejó de existir,
salvo lias diferentes delegaciones que se notarán más adelante.
Luego que López se hizo gobernador, entabló relaciones
con el general Artigas y con el gobernador del Paraná, don
José Francisco Rodríguez,
Al poco tiiempo marchó a la campaña de Buenos Aires,
de acuerdo con Artigas, dejando de delegado a don Luis
Aldao.
1818. — D. Luis Aldao, delegado de López en agolsto,
durante la ausencia de éste, que, de acuerdo con Artigas,
marchó a la campaña de Buenos Aires, siorprendiendo las
milicias que se estaban reuniendo y organizando en el Per-
gamino, las cuales fugaron. Sin lembargo, tomó como 40 ofi-
ciales prisioneros que remitió a Santa Fe, los que fueron
puestos prejsos en la Aduana.
Desde ésta época López aparece más como jefe de bando-
leros y salteadores, que como gobernador de una provincia.
Después de sus hazañas en el norte d!e la provincia de
Buenos Aires, siguió con sus Blandengues y demás gente que
le acompañaba, los caminos del interior, cuya policía hacía,
arreando tropas de carrietas cargadas de efectos, arrias de
raulas y hasta pasajeros y cuanto encontraba lo remitía a la
ciudad de Santa Fe. En una de las carretas que tomó, iba
una banda de música con dobles instrumentos, que el go-
bierno de Buenos Airtts remitía al de Tucumán. Entre los
pasajeros que tomó en el camino y mandó a Santa Fe, se ha-
llaba el canónigo doctor Pedro Ignacio de Castro Barros, el
doctor Juan Facundo Zuviría y el doctor Mariano Serrano.
Se apoderó igualmente de lals personas del brigadier general
Marcos Balcarce, que pasaba a Chile, y de un oficial Portal,
jujeño, quienes fueron remitidos presos a la Aduana. Todos
2^2 ANTONIO ZINIÍT
loa demás quedaron en libertad con las carretas, y cuanto és-
tas ll'evaban. Los músicos, con sus instrumentas), quedaron pa-
ra el Servicio de la provincia, siendo la primera música mi-
litar que tuviera Santa Fe.
El mismo coronel Juan Bautista Bustos (después gober-
nador de Córdoba) que de Tucumán venía con 400 hombres,
fué atacado por López, en lel Fraile Muerto, derrotando com-
pletamente la caballería y salvando Bustos con la infantería
en la plaza de dicho jmeblecito, que continuó sitiando, hasta
que, con la noticia que tuvo de la marcha de Balcarce, en no-
viiembre, con su ejército como de 4.000 hombres sobre Santa
Fe, su puso López en retirada para aquella ciudad por el
paso de AgTiirre.
Venciendo dificultades, Balcarce consiguió al fin mar-
char sin oposición, estableciendo su cuartel general ien los
galpones de la Chacarita, y López el suyo en "Don Melchor".
1818. — General Juan Ramón Balcarce, gobernador mi-
litar, dcisde finip)s de noviembre hasta el 7 de diciembre, que
desocupó la ciudad, a causa de haber perdido casi toda su
caballería en el ataque llevado por el coronel K. Hortiguera
sobre una fuerza de López, len las inmediaciones del Arroyo
de Aguiar, hallándose en consecuencia casi a pie, sin tener
que comer, y muy expuesto a verse sitiado por el referido
López.
Balcarce se retiró, pues, y, al pasar por Coronda, man-
dó le siguiesen todas las familias que allí se hallaban, hasta
el Eosario. donde hizo alto su tejército, y a orinci'pios de ene-
ro de 1819 se retiró al Arroyo del Medio, sustituyéndole el
general J. J. Viamonte.
Este hizo contramarchar el ejército hacia el Rosario, don-
de estableció su campamento, hasta marzo del mismo año
1819, que, habiendo sido completamente derrotada su caba-
llería al mando del coronel R. Hortáguera, en el Carcarañá,
celebró Viamonte un armisticio con López, viéndose éste obli-
gado a retirarse a San Nicolás de loe Arroyos.
La conducta de Viamonte mereció la aprobación del go-
bierno de Buenos Aires, quedando en paz ambas provincias,
miediante aquel arreglo celebrado en el Rosario.
1819. — General Estanislao López, deside el 5 de julio
que reasumió el mando, hasta febrero del año siguiente (1820)
que, en unión con los genlerales Alvear, Carreras y Ramí-
rez, emprendió sus campañajsi contra la provincia de Buenos
Aires, la que llegó a dominar, hasta que, desengañado de las
IfMTdKIA DE LOS 6K)BEEÍíAD0EEfl DE LAS PROnNeíA» AMIEKTINAS 3«3
falsas promesas del primero, síe retiró al Arroyo del Medio,
donde licenció las milicias que había traído.
Después de las célebres campañas del gobernador Lór)ez
en la provincia de Buenos Aires, que a continuación se in-
dican : 1.°, en 1p Cañada d*^ Ce-neda el 1.*' de febrero de 1820,
ffanada por las fuerzas de Ramírez y López al mando d'e é.ste
sobre el de Buenos Aires, a la-? órdenes del director Rondeau,
ouyo triunfo abriera las puertas de esta ciudad a lo<3 santa-
fesinos y entrerrianos, hasta la misma plaza de la Victoria;
2.', en la Cañada de la Cruz, el 28 de ,iunio del citado año,
mhve el ejército del ge-neral Soler; 3.*', en el Arroyo de Pa-
vón, el 12 de Asrosto, manada por el coroniel Dorre??o «obre
los santafesiinos, que fueron derrotados y persteg-uidos hasta
el Carcarañá; y 4.°, en el Gamonal (nacientes de Pavón) el 2
de setiembre, <»n oue el eiército de Dorreisro fué comnletamente
derrotado por los santafesinos, ouedó terminada definitivamen-
te la guerra entre Santa Fe y Bulemos Aires, a que contribu-
yó no poco él entonces comandante don Juan M. Rosas.
Hecha así la naz. las relaciones entre Lónez y Rodrí-
guez, gobernador de Bu'enos Aires, se estrecharon cada vez
msfi, eonserv'ando ambo<í una perfecta armonía, y combinan-
do las medidas míís eficaces para conseguir la total destruc-
ción del supremo Ramírez.
1821. — Dr. Francisco Joaquín NiTdison, ministro gene-
ral, delegado de López durante la campaña de é.Tte. en com-
binación con las fuerzas de Buenos Aires y de Córdoba, con-
tra el general Francisco Ramírez, desde mayo hasta julio de
1821, terminando con la total destrucción y muerte del su-
premo.
1821. — General Estanislao López, propietario, dasde
julio que reayíumió el mando, después de la campaña contra
el genleiral entrerriano Francisco Ramírez, hasta marzo de
1823, que, con motivó de emprender la campaña sobre los
indios, en combinación con el gobernador de Buenos Aires.
Rodríguez, delegó en el comandante J. L. Orrego.
1823. — Comandante Juan Luis Orrego, .sustituto, du-
rante la ausencia del propietario López que se hallaba en
campaña desde marzo, formando el ejército con que debía
marchar para el sur, según el plan acordado entre éste y el
gobemiador de Buenos Aires, general Martín Rodríguez.
Lópíez fué, al iniciar la campaña, sorprendido y comple
tamente derrotado por los indios ranqueles, pero consiguió
después, el 17 de mayo, escarmentarlos en sus mismas co-
marcas, matando más de 200 bárbaros y haciéndoles un con-
siderable número de prisionieros.
284 AXTOXIO zi:xxT
A mediados de junio regresó el gobernador López a la
capital de su provincia, a fin de cortar las desavenencias con
Entre Ríos que se habían aumentado en su ausencia.
El comandante Orrego fué después muerto por los in-
dios, que le cortaron la cabeza, llevándosela como trofeo.
1823. — General Estanislao López, propietario, desde ju-
nio que reasumió el mando gubernativo, después de su expe-
dición contra los indios ranqueles, en combinación con el go-
bernador de Buenos Aires, general M. Rodríguez.
Los representantes nombrados para el Cuerpo Nacional,
por lo que a la sazón se conocía con la denominación de Ca-
rrera del Paraguay, eran como sigue :
Santa Fe Don José Amenábar
Entre Ríos „ Lucio Mansilla
„ Evaristo Carriego
Corrientes „ Pedro Díaz Colodrero
„ Francisco Acosta
Misiones „ Manuel Pinto
Habiéndose nombrado un representante por cada 15.000
almas, correspondía a la Carrera del Paraguay 6 diputados,
calculándose el número de almas en 90.000 y fracciones de
8.000 que no tenían representación en aquel cuerpo.
1825. — Teniente coronel Dr. Pascual Echagüe, delega-
do de López durante la ausencia de este en la campaña.
1825. — General E. López, propietario, hasta 1826 que
sale nuevamente a campaña, delegando en el mismo Echagüe.
1826. — Coronel Dr. Pascual Echagüe. secretario de Ló-
pez, su delegado, por haber salido el propietario a campaña.
1826. — General E. López, reelecto en enero, durante
su ausencia en la campaña.
El general López fué en agosto de 1828, comisionado por
el gobierno general, cuyo jefe era el coronel Dorrego, para
hacerse cargo de las fuerzas nacionales que a la sazón se ha-
llaban en los pueblos de ^Misiones.
En efecto, pasó el Uruguay, y cuando llegó a aquel des-
tino, el general Fructuoso Rivera se negó a entregarle el
mando de aquéllas.
Después de varios altercados y contestaciones, López,
con su gente y con la que pudo sacar a Rivera, repasó el
Uruguay retirándose a Santa Fe.
Don Julián de Gregorio Espinosa y don Francisco Le-
coq fueron entonces (agosto) comisionados por el goberna-
HISTORIA DE LOS GOBEBTT ADORES DE LAS PROVINCIAS AEGENTINAS 285
dor Borrego, para que se viesen con Rivera y procuraran
conciliario con López,
1828. — Coronel Br. Pascual Echagüe, delegado de Ló-
pez durante la ausencia de éste en las Misiones, en des-
empeño de una comisión del gobierno nacional, hasta setiem-
bre, que el propietario reasumió el mando gubernativo.
1828, — General Estanislao López, propietario, desde se-
tiembre que reasumió el mando, después de haber desempe-
ñado una misión del gobierno de Buenos Aires encargado
del Poder Ejecutivo Nacional, coronel Dorrego, cerca del ge-
neral Rivera que se hallaba en las Misiones, hasta diciembre
que delegó en el coronel Echagüe, con motivo de la revolución
del 1.° de dicho mes, encabezada por el general Lavalle.
1828. — Coronel Dr. Pascual Echagüe, delegado du-
rante la ausencia de Ijópez en el Rosario, cuando la revolu-
ción del 1.° de diciembre en Buenos Aires encabezada por
el general Lavalle, y la proyectada pasada del general J. M.
Paz con su gente a la provincia de Córdoba, que entonces no
se efectuara.
En enero cesó Echagüe, y quedaron encargados del go-
bierno Larrechea y el comandante J, P. López,
1829. — Brigadier E. López, propietario, reasumió el
mando gubernativo en enero, para delegarlo nuevamente en
Larrechea y su hermano el comandante Juan P. López, con
el objeto de emprender la campaña en auxilio de Rosas y
contra el general Lavalle.
1829. — D. Pedro Tomás de Larrechea, encargado del
gobierno en lo civil, y el comandante Juan Pablo López en
lo militar, en enero, por ausencia de López en la campaña de
Buenos Aires, en unión con Rosas, contra el general Lava-
lle, a causa de la revolución del 1." de diciembre de 1828 y
fusilamiento del gobernador Dorrego; hasta mayo que el pro-
pietario reasumió el mando gubernativo.
1829. — Brigadier Estanislao López, propietario desde
mayo que reasumió el mando, después de su campaña en la
provincia de Buenos Aires, en apoyo de Rosas y contra La-
valle, que terminó con la convención (o capitulación) del 24
de junio, en consecuencia de la acción del Puente de Már-
quez en los campos de Alvarez (26 de abril), en que éste fué
vencido por aquéllos.
Después de esta acción, López dejó a Rosas sitiando al
general Lavalle y se retiró a Santa Fe, reasumiendo el man-
do gubernativo que siguió ejerciendo hasta el 2 de febrero
de 1831, cuando lo delegó en Larrechea, para entrar en cam-
2Sé ' ANTONIO ZTNWT
paña contra el general Paz, que marchaba sobre Santa Fe,
Sin embargo, luego que tuvo conocimiento de un movimiento
que acababa de verificarse en el Paraná en la madrugada del
10 de diciembre de 1830, López marchó con la mayor rapidez
y se situó en su campamento del Monte de los Padres, a finj
de adoptar todas las medidas relativas a asegurar la reac-
ción llevada a cabo con feliz éxito por el coronel Pedro Es-
pino contra López Jordán, El 11 salió hasta la boca del río
con una compañía de carabineros, para mandarlos desde allí
al Paraná, y, al llegar a aquel punto, recibió comunicaciones
que le instruían de la contra revolución, regresando luego a
Santa Fe,
1831, — D. Pedro Tomás de Larrechea, delegado, por
ausencia del general López en la campaña contra el general
Paz, desde el 2 de febrero, hasta la disolución del ejército de
éste e instalación de nuevo gobierno en Córdoba, (F. Pro-
vincia de Córdoba).
Su secretario, aunque interino, fué don Juan M. Maciel,
El gobernador propietario, López, llegó a la ciudad de
Santa Fe el 5 de octubre, de regreso de Córdoba, y fué reci-
bido con el mayor entusiasmo, el 10 por la mañana, en que
hizo su entrada, en coche, acompañado de varios jefes milita-
res. Salieron a su encuentro las autoridades civiles, milita-
res y eclesiásticas y los ciudadanos, y al pasar por las calles
de la ciudad, llovían sobre él flores, hojas de laurel, etc; las
campanas repicaban, el cañón tronaba, y era saludado como
tel Libertador, el ángel tutelar de la 'patria, el salvador de la
Mepública. Hubo bailes y otras diversiones; celebróse un Te
JJeum en la Matriz.
1831. — General E. López, propietario, desde el 10 de
octubre, que reasumió el mando.
Terminada la campaña de Córdoba con la instalación
del gobernador José Vicente lieinafé, cuya elección produjo
una seria reyerta, entre López y Quiroga y que tuvo tras-
cendencia, según se verá más adelante; con el regreso y res-
tablecimiento del de Santiago, Ibarra, y retirada del ejército
de Buenos Aires, al mando del general Juan Ramón Balear-
ce, y su segundo el general Enrique Martínez, reasumió el
mando gubernativo, cuyas funciones continuó desempeñando,
hasta el 21 de noviembre de 1833, que marchó nuevamente a
campaña contra los indios del Chaco primero, y contra los
del desierto después, como general en jefe (en aparieneia),
siéndolo en realidad Rosas, que no quería cargar solo wn
toSTOEIA DE LOS QOBEBNADOBES DE LAS PBOVlNCTAS ARGENTINAS 287
las responsabilidades, sino compartirlas con el mayor núme-
ro posible.
Sin embargo, en diciembre de 1831, se ausentó nueva-
mente de la provincia, con destino a Entre Ríos, para tratar
de reconciliar a los querellantes Barrenechea y Espino y arre-
glar la disputa que a la sazón existía entre ellos.
Aquí empieza la farsa federal. El gobernador López avi-
só (12 de mayo de 1832) a la Legislatura haber llegado el
término de su gobierno y IfL necesidad de proceder al nom-
bramiento de nuevo gobernador. La Legislatura resolvió (17
de mayo) el nombramiento de López para el corriente bie-
nio y fijar éste, día y hora para recibirle el juramento. Ló-
pez presentó su renuncia del cargo, el 21, y la Legislatura no
hizo lugar a ella. Entonces López contestó "resignándose a
consagrar su pequeña capacidad al gobierno de la provincia,
por el corriente bienio", protestando de la manera más so-
lemne no seguir en el mando un solo día, después de concluí-
do el referido período.
Y sin embargo, a pesar de sus solemnes protestas, con-
tinuó ejerciendo el mando gubernativo de la provincia, des-
de el 1.** de julio de 1832, que se recibió, hasta la fecha de
su muerte.
En vista dé las contestaciones, dadas por algunos go-
biernos del interior, a la invitación que a nombre de los go-
biernos de la liga, les dirigiera, en 9 de marzo de 1832, la
comisión representativa, compuesta de don Domingo Cullen,
presidente, don José Elias GaUsteo, por Entre Ríos, don Ma-
nuel Leiva, por Corrientes, don Manuel Corvalán, por Men-
doza, don Urbano de Iriondo, por Tucumán, y don José
Francisco Benítez, secretario, se dirigió ésta al gobernador
López manifestando al mismo tiempo que el diputado de
Córdoba, presbítero doctor Juan Bautista Marín, no volvió
de su provincia, adonde había regresado por el término de
dos meses, ni fué reemplazado; el de Santa Fe fué separado
de la comisión por orden del mismo gobernador; el de En-
tre Ríos, Galisteo, recibió orden de su gobierno ; el de Men-
doza, Corvalán, manifestó la urgencia que tenía de retirarse;
convencida, pues, la Comisión de no quedarle cosa alguna
más que practicar a beneficio de la causa pública, declaró
concluida su existencia con fecha 13 de julio (1832),
El gobernador López, en atención al silencio de algunas
provincias a la invitación de 9 de marzo y al modo como se
expidieron las otras — Santiago, Tucumán, San Luis y La
Kioja — manifestó que nada más restaba sino que la Comi-
288 Airroino ziwirr
sión declarase, como ya lo había hecho, terminados sus
trabajos.
1833. — D. Domingo Ciillen, (de origen inglés, natural
de Lanzarote en las islas Canarias), ministro secretario de
López, su delegado, desde el 21 de no"sáembre, hasta el 20 de
diciembre, por ausencia del mismo como propietario en la
campaña sobre los indios del Chaco. Fué su ministro secre-
tario don Juan José Morcillo.
El 10 de diciembre salió el general López con una fuer-
za de 1.500 hombres. A esta fuerza se reunieron algunas tro-
pas de Córdoba y San Luis para obrar bajo sus órdenes. El
gobierno de Corrientes también concurrió a esa empresa con
auxilio de caballos, en lugar de un contingente de tropas que
había ofrecido y con el que dejó de contribuir, por las me-
didas alarmantes que adoptaba el Dictador del Paraguay, res-
pecto de aquella pro\incia.
1833, — General E. López, propietario, desde el 20 de
diciembre que reasumió el mando gubernativo, después de su
campaña sobre los indios del Chaco, hasta julio.
En 1835 fué investido, a imitación del de Buenos Aires,
con FACULTADES ExTEAORDiNARiAs, como si las neccsiutara,
cuando ya las tenía y siempre las tuvo, sin que nadie se las
diera, desde el año de 1818, en que se nombró gobernador él
mismo, hasta que dejó de serlo sólo con su muerte.
A los pocos días (26 de diciembre de 1834) de haber sa-
lido el general Quiroga de Buenos Aires, como mediador cer-
ca de los gobernadores Heredia, de Tucumán, y La Torre, de
Salta, el de Santa Fe, López, prevenía al coronel Francisco
Reinafé, comandante de la jurisdicción inmediata a Barran-
ca Yaco, lugar del fin trágico del jefe riojano, avisándole, 1."
la fecha de la salida de éste de Buenos Aires (18 de diciem-
bre) ; 2.^ el número de individuos que le acompañaban; 3.° la
clase de vehículo en que viajaba; 4.° la seguridad de que a
su \Tielta había de servirse de la posta; 5.° la travesía de Ba-
rranca Yaco, que había de seguir Quiroga; 6.° la recomenda-
ción de oficiales de confianza, que resultaron complicados en
el asesinato del general Quiroga y comitiva; 7.° y último, la
frase muy significativa empleada por López, en carta de fe-
cha 26 de julio de 1831, dirigida desde Córdoba a su amigo
Rosas, con motivo de la elección de gobernador de dicha pro-
vincia y cuyo tenor es como sigue: "Esto indica que el ge-
neral Quiroga aspira a levantar su persona sobre todos los
poderes de la nación, y eso no le ha de ser muy fácil conse-
guirlo; PARA VERLO ESTÁ EL TIEMPO ". He ahí la senteucia de
muerte del caudillo de los Llanos, decretada por López y «je-
cuíada por los Reinafé.
HISTOKIA DE LOS GOBEBNADORES DE LAS PKOVlNCLá.S ABGENTTSrAS 289
1835. — Z>. Domingo CuJlen, delegado de López, desde
el 12 de marzo hasta diciembre, por la necesidad en que éste
se hallaba de retirarse por algún tiempo de los negocios pú-
blicos, para restablecer su salud.
1835. — Brigadier Estanislao López, propietario, desde
diciembre, que reasumió el mando, hasta julio de 1836, que
lo delegó nuevamente en su ministro don Domingo Cullen.
Los gobernadores Rosas y López, de acuerdo ambos, arri-
baron a un perfecto esclarecimiento del origen, de los auto-
res y conductores del folleto titulado Federación — Consti-
tución — Nacionalización, escrito e impreso en Monteiddeo,
aunque sin indicación de imprenta, con el fin de hacer creer
que lo fué en Buenos Aires, burlando la vigilancia de sus
autoridades.
Esa producción, que Rosas llamaba incendiaria, fué re-
mitida desde Monte^ádeo en octubre de 1835, por el canóni-
go don Pedro Pablo Vidal, dirigiéndola cerrada y rotulada
a los gobernadores de las provincias del interior y a otros
funcionarios públicos de ellas, por intermedio de un sujeto
conocido en el Rosario, a íin de que la enviase así al maes-
tro de posta de los Cerrillos, don Juan Alvarez, en el cami-
no que debían llevar los correos al interior. Este vecino del
Rosario, ignorando el contenido de los paquetes, los envió a
dicha posta; allí fueron entregados al correo don Francisco
Rodríguez por el referido Alvarez; exigiendo de éste un cer-
tificado, por estar dichos paquetes fuera del marchamo de
la administración de correos. Así marcharon a las provincias
del interior, cuyos gobernadores los devolvieron (de miedo
federal) a los de Buenos Aires y Santa Fe, llegando algunos
de esos paquetes aun sin haber sido abiertos. Tal era el te-
rror que los dos jefes de la pseudo Federación infundían has-
ta a los mismos gobernadores.
Tanto los paquetes como el certificado quedaron depo-
sitados en la imprenta de la Gaceta, para que los viesen to-
dos los que quisieran. Los referidos paquetes estaban todas
con sobre de una misma letra, la cual era bien conocida.
El contenido del citado folleto coincidía con algunas
frases del Moderador, periódico de Montevideo, redactado por
el doctor Ángel Navarro (catamarqueño) con la colaboración
del doctor Julián Segundo de Agüero, don Francisco Pico,
don Valentín Alsina y don Manuel Bonifacio Gallardo, pi-
diendo una amnistía que concentrara los partidos, y matara
para siempre el germen de la discordia.
ago ANTONIO ZIÑNY "í
1836. — Z>. Domingo Cuiten, ministro general de López,
delegado, en julio, por ausencia del propietario que tuvo que
salir a asaltar una toldería de indios, que se aproximaba a la
ciudad de Santa Fe.
Habiendo llovido desde que salió basta su regreso, con-
trajo un fuerte resfriado que dio origen a una tisis pulmo-
nar, de que jamás pudo mejorar, a pesar de haber sido asisti-
do por un médico hábil como el doctor Leppar, mandado por
el gobernador Rosas, a fines de diciembre. Por consejo del
citado facultativo, López se trasladó con su familia a Bue-
nos Aires, el 10 de enero del año siguiente, 1837, para curar-
se, regresando a los tres meses en el mismo mal estado
de salud.
1836. — General Estanislao López, propietario, desde
agosto que reasumió el mando, de regreso de la campaña con-
tra los indios, hasta enero de 1837, que debiendo ausentarse
de la provincia con destino a Buenos Aires, por consejo del
médico Leppar, delegó nuevamente en su secretario gene-
ral Cullen.
1837. — D. D. Cullen, ministro de López, su delegado,
desde enero hasta mediados de abril, que duró la ausencia
del gobernador propietario López en su viaje a Buenos Ai-
res, adonde llegó el 13 de enero, y de donde salió de regre-
so a su provincia, el 5 de abril; y como la enfermedad de
éste no presentase mejoría alguna, continuó Cullen desempe-
ñando el gobierno hasta mayo de 1838, que, con motivo del
bloqueo francés, fué comisionado cerca del gobierno de Bue-
nos Aires, como se verá más adelante.
1838. — Brigadier Estanislao López, propietario, desde
mayo que reasumió el mando hasta su fallecimiento.
De regreso de Buenos Aires, a cuya ciudad llegó el 13
de enero de 1837, habiendo sido espléndidamente recibido con
formación de tropas, embanderamiento de calles, músicas,
etc., en medio de una concurrencia de más de 25.000 almas,
y en la cual permaneció hasta el 5 de abril del mismo año,
que efectuó su salida con iguales demostraciones de entusias-
mo y afecto federal, el gobernador López no pudo desde lue-
go tomar posesión del mando a causa del mal estado de
su salud.
El objeto de su viaje a Buenos Aires había sido el de
someterse a un sistema de curación formal, y lejos de conse-
guirlo, se agravó más bien su enfermedad.
Puesto el bloqueo a todos los puertos del litoral del Pía-
HISTOEIA DE LOS GOBEBNADOEES DE LAS PE0VINCL4.S ARGENTOTTAS 291
ta, el 23 de marzo de 1838, por la escuadra francesa al man-
do del almirante Le Blane, y cortado por consiguiente el co-
mercio con los pueblos del interior por los ríos Paraná y
Uruguay, López, aunque muy enfermo, reasumió el gobierno
y comisionó a su ministro secretario Cullen, a que, trasladán-
dose a Buenos Aires, tratase con el gobernador Eosas de un
arreglo con el almirante francés, previniéndole que, si Eo-
sas se resistía a ese arreglo, pasase inmediatamente a la es-
cuadra bloqueadora y llevando credenciales al efecto, se en-
tendiese directamente con el jefe de ella, para facilitar el co-
mercio de los pueblos que estaban en paz con la Francia.
Esta comisión costó cara a Cúllen, a quien Eosas nun-
ca perdonó, por haberla considerado, de buena o mala fe,
como iniciada por el mismo comisionado y no como una ema-
nación de López.
Ese paso era en verdad atrevido y de muy serias con-
secuencias para la política de Eosas, quien debía ver en él
una ruptura del tratado del litoral y con ella la inevitable
caída de la Dictadura.
Eosas prescindió de López, cuyo fin veía próximo, y juró
vengarse, como se vengó de Cullen cuando aquél des-
apareciera.
Durante esta comisión de Cullen, la enfermedad de Ló-
pez se agravó, de manera que tuvo que renunciar el gobier-
no y murió en la tarde del 15 de junio de 1838.
Hasta entonces, Eosas y López dominaban las provincias
a su voluntad ; con la muerte de éste, sólo quedaba una volun-
tad en toda la Eepública — la de Eosas.
A nombre de la provincia de Buenos Aires y costeado
por su tesoro y con el asentimiento del gobierno de Santa Fe,
se colocó un monumento de mármol sobre el sepulcro en qué
descansan los restos del general. López. El nombre de éste
había de inscribirse en la pirámide de la plaza de la Victo-
ria en cada una de las fiestas cívicas de Buenos Aires.
He aquí la inscripción que se gravó en la lápida del se-
pulcro acordado a la memoria del general Estanislao López:
''1846 — Octubre 22 —
EL EXCMO. SEÑOE BEIGADIEE DE LA NACIÓN
DON ESTANISLAO LÓPEZ
Como gobernador y capitán general de la provincia de
292 ANToxio zíNirr
Santa Fe, esclarecido guerrero de la libertad, héroe glorioso
de la Confederación; y vencedor en memorables batallas, le
rindió servicios eminentes — con sus fieles amigos y compa-
ñeros los generales Echagüe y Rosas libertó la Repúbñca de
la anarquía — Por el honroso tratado de paz del 22 de no-
viembre de 1820, celebrado en la estancia de Benegas, a la
margen occidental del Arroyo del Medio — Comandó en jefe
el ejército nacional confederado, salvó a las provincias de la
impía traición de los Salvajes Unitarios, y sostuvo el pro-
nunciamiento de ellas por el sistema de gobierno federal —
Ni su gloria militar, ni su elevada posición, pudieron cam-
biar jamás su sencillez republicana — Nació el 22 de noviem-
bre de 1786 — Murió, el 15 de junio de 1838.
Descansa del Empíreo en las mansiones.
En el seno de Dios ; hombre querido ! —
La Libertad te debe sus blasones,
Y los tiranos su postrer gemido —
Eosas, el compañero de tu gloria,
Consagra esta inscripción a tu memoria."
La carrera pública de López, desde el punto de vista de
la política que abrazara, le dio un nombre asaz conspicuo en
los anales de la República, como una de las principales co-
lumnas de la causa pseudo federal, en sociedad y apoyo de
su amigo Rosas. También fué un hombre afortunado, y esta
sola circunstancia, ya sea en la ^'ida pública o ya en la pri-
vada, tiene siempre un efecto talismánico, haciéndole digno
del elogio, que no faltó quien le hiciera — de que fué un
hombre decididamente hábil.
Cuatro días después de la muerte del general López, su
esposa doña Josefa Rodríguez de López, dirigió a Rosas una
carta en que daba los detalles de los últimos momentos del
finado, y Rosas, en su contestación, le decía que el general
López había sido su fiel amigo y compañero en las épocas más
críticas; que, mientras sus amigos particulares elogiaban sus
cualidades personales, la República deploraría la pérdida de
un ilustre patriota, el valiente defensor de sus leyes y uno
de los más renombrados fundadores del pacto de alianza que
arrancara a la nación de las ruinas de la discordia civil.
El capitán Eliott, comandante del buque de S. M. B. Fly,
a su regreso, en abril de 1837, de Santa Fe, adonde había ido
expresamente para visitar a López, se expresó, respecto de
HISTOEIA DE LOS GOBEBN ADOBES DE LAS PEOVINCIAS AEGENTINAS 293
?te, en los términos siguientes : ' ' Sentiría abandonar la Amé-
;ca del Sur sin ver a un hombre tan notable, cuya aparien-
:a y lenguaje denotaban al patriota y al hombre de juicio."
Vamos a enumerar los principales hechos que distinguie-
m al general Estanislao López, desde el primer día que sen-
) plaza como voluntario para combatir por la independencia
acional. É.MÚÉiM
Acababa de darse el grito de libertad en Buenos Aires
i 25 de mayo de 1810, cuando repercutiendo su eco en los
orazones de los patriotas santafesinos, fueron éstos los pri-
leros que secundando a sus hermanos de Buenos Aires, se
listaron voluntariamente en número de 100 para engrosar la
olumna que a la orden del general Belgrano, debía dar liber-
ad ai Paraguay. Entre éstos, se hallaba en primera línea el
oven López, el cual en clase de cabo fué en el contingente
e Santa i'e, haciendo parte de la expedición libertadora.
Vencido Belgrano en la desgraciada jornada de Tacuarí
9 de marzo de Ibll), el cabo López cayó prisionero, fué lle-
ado a Montevideo y puesto preso a bordo de la fragata de
uerra española "Flora" fondeada a la sazón en la baiiía de
áoutevideo. El general Rondeau, al mando del ejército argen-
ino, sitiaba la plaza en que estaban encerrados los españoles.
JiUtouces el cabo López concibió el atrevido proyecto de fu-
farse de la fragata "Flora" e incori^orarse al ejército sitiador
ie ios patriotas; y para ponerlo en práctica, aprovechando de
ma noche tenebrosa y de borrasca y burlando la vigilancia
iel centinela de proa, se apoderó de una boya y, arrojándose
il mar, logró ganar la plaza del campo sitiador a las inmedia-
dones del Arroyo Seco, teniendo para esto que nadar más de
nedia legua. Este heciio de extraordinario arrojo le valió el
^•rado de alférez que le confirió inmediatamente el general
■í ondean. i
Hendido Montevideo a las armas de la patria (20 de ju-
nio de 1814), lel alférez López regresó a su suelo natal. Desde
entonces siguió una serie no interrumpida de combates y vic-
corias, unas veces en defensa de la independencia nacional,
otras, en defensa de lo que él consideraba los derechos de su
provincia natal, y otras contra los bárbaros del desierto que
amenazaban la ciudad de Santa Fe y a los cuales redujo a la
más completa impotencia.
En la campaña contra el imperio del Brasil, López man-
daba una columna del ejército nacional y recibió el encargo de
invadir las Misiones brasileras, cumpliendo valerosamente
294 ÁlTTONio ziKirr
esta orden, sin que hubiese peligro al cual no se arrojara para
conseguir el desalojo del ejército imperial de la parte que
ocupaba. Este triunfo, unido a la victoria del ejército nacio-
nal en el Río Grande, dio por resultado la libertad al Estado
Oriental del Uruguay.
El lector conoce ya todos los demás hechos que dieron al
general López la importancia que tiene en la historia.
A los 20 años, la Legislatura sancionó (12 de diciembre
de 1857) una ley disponiendo la erección de una estatua, al
general López, en la plaza principal de la capital de Santa
Pe, sobre una columna de mármol, llevando grabada de alto
relieve, en sus cuatro frentes, las inscripciones siguientes: 1.°
La estampa de este decreto: — 2.° El pueblo santafesino al
promotor de su independencia local: — 3.° Todo el sentido
textual del artículo 4.* del Tratado cuadrilátero de 4 de enero
de 1831 : — 4.'* La época de su natalicio y el día en que
falleció.
Abierta en todos los departamentos de la provincia una
suscripción espontánea al objeto de recoletar fondos para sa-
tisfacer a los gastos de este monumento, el Poder Ejecutivo,
ejercido a la sazón por su hermano el general Juan Pablo Ló-
pez y el ministro de éste doctor Juan Francisco Seguí, debía
satisfacer, del tesoro público, el déficit que resultara al lleno
del presupuesto.
1838, — D. José Elias GaUsteo, vice presidente de la Le-
gislatura, nombrado gobernador interino, el 15 de junio, a
causa del estado grave de enfermedad y peligro inminente de
muerte de López, y en ausencia de don Domingo Cullen, que
había sido nombrado en carácter de gobernador provisorio y
que se hallaba a la sazón ausente en Buenos Aires, en comi-
sión de López, cerca de llosas, como encargado de las relacio-
nes exteriores de la República.
El general López dejó de existir en la tarde del mismo
día 15 de junio.
El señor Galisteo comunicó este acontecimiento al gober-
nador de Buenos Aires, quien, con fecha 30 del mismo mes
(junio), le dirigió una carta de pésame, expidiendo el mismo
día un decreto, por el que, "deseando presentar una prueba
señalada de sus sentimientos de gratitud y de respeto hacia el
esclarecido ciudadano a quien la República y su santa causa
federal deben tan eminentes y distinguidos servicios, ordenaba
se celebrasen exequias religiosas en la catedral de Buenos
Aires, con asistencia del gobierno, de las autoridades civiles y
HISTORIA DE LOS GOBEEN ADOBES DE LAS PEOVINCLa.S AEGENTINAS 295
militares y de la de los ciudadanos invitados por la autoridad. ' '
1838. — D. Domingo Ciillen, nombrado interino el 15 de
junio, fecha de la muerte de López, pero no se recibió, por
hallarse ausente en Buenos Aires, sino en julio.
Cuando Cullen regresó de Buenos Aires dio cuenta verbal-
mente del resultado de la comisión, que le había encomendado
el finado gobernador López, a la Cámara de Representantes,
manifestando muchas propuestas y ofertas ventajosas para la
provincia de Santa Fe, que se le habían hecho en Buenos Ai-
res; mas no por Rosas, puesto que no pudo conseguir una
transacción con los franceses; viniendo a quedar en nada su
comisión cerca de Rosas y regresando a Santa Fe a los pocos
días de haber recibido la noticia de la muerte de López, que le
fué comunicada por el gobernador interino Galisteo.
En vista del resultado obtenido por Cúllen y del deseo
manifestado por los jefes y oficiales veteranos y de milicias,
la Cámara de Representantes le nombró gobernador de la pro-
vincia, en cuyo carácter fué reconocido por todas las provin-
cias, menos por la de Buenos Aires y Entre Ríos, cuyos go-
bernadores, Rosas y Echagüe, trabajaban por su deposieioi"!,
y Cullen por sostenerse en el gobierno, hasta que, con el deseo
de evitar una guerra en la provincia de su adopción, se vio
obligado a renunciar, como renunció, el 15 de setiembre, per-
maneciendo no obstante en Santa Fe.
Viendo Cullen que el general Juan Pablo López (a) Mas-
carilla, hermano del finado gobernador, se aproximaba sobre
la ciudad de Santa Fe, y que el gobernador Echagüe, de En-
tre Ríos, se preparaba a invadir, sin poderlo resistir, e impli-
cado por otra parte, en los sucesos políticos de la época, fugó
el 29 de setiembre a Córdoba, de donde pasó a Santiago del
Estero, en donde permaneció asilado en casa de su compadre
y amigo el gobernador Ibarra.
Este, a instancias e instigaciones de Rosas, le remitió pre-
so con una barra de grillos y una fuerte escolta, hasta el Arro-
yo del Medio, donde fué recibido por el coronel Pedro Ramos,
edecán del gobernador Rosas, quien, de orden de éste le fusiló
allí el 22 de junio de 1839, previos los auxilios espirituales
que le fueron suministrados por el clérigo Lara, llevado al
efecto desde San Nicolás de los Arroyos.
El crimen de Cullen a los ojos de Rosas, no fué otro que
el secreto de que aquél era poseedor acerca de la muerte de
Quiroga, en 1835, la cual, a la vez que se realizaba el deseo
del Dictador, se quitaba del medio a un formidable enemigo,
que no habría descansado hasta ver, o el país constituido, o la
2g6 ANTONIO ZINNY
total caída de éste que a ello se oponía, como ya lo había ma-
nifestado en sn carta en contestación a otra del caudillo rioja-
no un año antes de su trágico fin.
El mismo Ibarra no habría traicionado su amistad para
con Cullen a no haberse empleado la intriga, con la mayor
perfidia, por Rosas, interesado en la total desaparición del se-
cretario de E. López, y por Gondra, consejero del gobernador
de Santiago y confidente del Dictador, según se verá por la
siguiente :
Caria inédita de Rosas a Iharra, en 1839, pidiendo la en-
trega de Cnllen, hien asegurado, con dos barras de grillos y
con la suficiente custodia
:::;'.■■.'.■■. '. '. '. \ '. *._". ". 'dy
más pérfido y espantoso, puesto que apesar del asilo y protec-
ción que le ha dispensado, ha transado y llevado a eiecución
las rebeliones que han tenido lugar en Córdoba. Santa Pe. etc.,
las maniobras de Catamarca, la idea de Pedro N. Rodríeruez
allí con pa-saporte de usted, la política de los nuevos gobier-
nos dp Tucumán y Salta, y todo lo demás fu7ie?to al sosiego
y crédito del país que ha tenido lugar, sin que basten a con-
tenerlo, ni los ciempiés que se le han opuesto, ni los triunfos
aue se han .sucedido, ni el punto de vista en que a usted lo
ha colocado. Los documentos fehacientes que com-nrncbnn todo
esto están también en mi poder, y de ello no debe usted dudar
ni un solo momento desde aue yo se lo asecuro. Y crea usted
que esto lo sabía yo aún antes de la rebelión que tuvo lugar
en alí?unos miserables a quienes locró también eneañar en la
provincia de Córdoba, y que no habría sucedido así, si nuestro
compaííero don Manuel López se hubiese penetrado de este
enorme atentado, y ahorcado a unos <?uantos unitarios de co-
pete, como el tal Rodríguez, que llevaban adelante las manio-
bras de Cüllen. Así es que en carta fecha 24 de febrero y 2
de marzo, le dije: "No ha debido usted extrañar mi silencio
en una época en que no puedo dar abasto en el despacho, ni
aún a los asuntos más vitales ; y mucho más cuando mi corazón
dolorido desde la irreparable pérdida de mi amante compañe-
ra, me tiene tan justamente atormentado. El motivo que ha
tenido lugar en el punto que me expresa, según me comunica
iLsted en sus dos últimas, es obra de las maniobras de Cüllen a
consecuencia del bloqueo del puerto del Paraná, y de la dis-
po.sición que dice tiene el cabecilla Rivera a invadir al Entre
(1) Faltan algunas palabras por haberse extraviado el original.
HISTOKIA DE LOS GOBEBN ADOBES DE lAS PEOnXCIAS AEGEJÍTINAS 297
Kíos. Por el presente correo escribo sobre el tal malvado Cu-
Uen al compañero Ibarra, que sin duda aun no lo conoce, ni el
mal que causa a la tranquilidad de la Kepública su conserva-
ción en Santiago a su lado. Sobre dicho motín ya digo a usted
de oficio, que además de haber marchado de ésta un escuadrón
de línea a incorporarse al amigo don Juan Pablo López, le
remito a usted en toda precaución adjunto un oficio, para que,
si fuese necesario, baje a incorporársele el cuerpo de auxilia-
res que está en San Luis. El compañero Ibarra parece que
no está dispuesto a entregar al traidor gallego facineroso
Culleu; j)ues ha escrito al señor López, actual gobernador de
Santa Fe, que sin desconocer las razones en que fundamos
nuestro reclamo, se ve en la necesidad de salvarlo, mantenién-
dolo a su lado en estado de completa nulidad. Si esto es así,
y el señor Ibarra después de recibir mi correspondencia insiste
en lo mismo, la permanencia del tal CüUen allí, en el estado
actual de aquellos pueblos con las nuevas administraciones,
los envolverá sin duda ninguna y pronto, en la anarquía más
asoladora y espantosa, derramándose en porciones la sangre
de sus hijos."
"Usted funda su recomendación en que Cullen fué com-
pañero y colaborador del gran Lói)ez, y depositario de sus
confianzas, en lo que padece mucha equivocación, por no es-
tar en ciertas interioridades reservadas que no se trascendían
en el público. Usted sabe que el señor López no era hom-
bre de papeles, y que no tenía en Santa Fe, fuera del señor
E chagüe, hombre de bufete de quien pudiese confiarse para
el despacho de su ministerio. Esto le obligó a llamar a Cu-
llen, porque sin embargo de que le conocía, y de que sabía
que era mirado en Montevideo y aquí por un cachafás, sin
crédito ni reputación que le diese alguna respetabilidad, con-
fiaba en que su vigilancia y la mía, y sobre todo, el temor que
nuestros respetos le infundirían, serían un freno que lo con-
tuviese de cometer cualquiera felonía. Apercibido yo de to-
das estas razones, iprocuraba darle toda la importancia posi-
ble, haciendo figurar en esto los justos respetos a que de mi
parte era acreedor el señor López; pero nunca perdía de vis-
ta sus pasos, y cuando no eran en la dirección que debían
llevar, le salía al encuentro.
"Entre tanto, este hombre funesto no cesaba de hacernos
la guerra, y traicionar al señor López, al señor Echagüe y a
mí, en cuanto podía. Para calmar las disensiones ocurridas en
el Entre Kíos el año 31, le propuso un plan de asesinato al
señor Rojas, enviado de este gobierno cerca del de Santa Fe,
298 A^'TO^'IO ZINNT
cuyo plan fué repulsado con asco y una seria increpación por
dicho señor.
"Cuando dicho comisionado estaba en Santa Fe, trabajaba
incesantemente en crear prevenciones contra él, lo que cono-
cido por el señor López, fué motivo para que algún tiempo
tuviese algo alejado de sí al tal Cullen.
"Cuando se celebró allí el tratado de 4 de enero de di-
cho año, la copia que mandó ratificada para este gobierno, ve-
nía exacta: y las otras dos, en que este gobierno debía poner
su ratificación, venían variadas en el contexto de algunos ar-
tículos sobre puntos sustanciales que habían sido discutidos
con especialidad; y sin embargo de que esta variedad fué sal-
vada por explicaciones puestas en los dos ejemplares, al tiempo
de extender la ratificación, siempre hubo algún encuentro en-
tre los dos gobiernos delegados de esta y aquella provincia,
que yo procuré deshacer.
"Cuando don Pedro Ferré, gobernador de Corrientes en-
tonces, pasó a este gobierno con fecha 22 de junio del año 32,
el célebre oficio de torpes insultos y desvergüenzas, que no fué
contestado, y se publicó en un cuaderno con varias impugna-
ciones publicadas en los periódicos de esta ciudad, y con los
documentos concernientes al caso, el bribón Cúllen, tan lejos
de acomodarse a la conducta que observó el señor López, por
necesaria consecuencia de nuestra amistad, se estrechó más en
relaciones íntimas con Ferré.
"Cuando en tiempo del gobierno de don Juan Ramón
Balearse los unitarios se quisieron alzar con la patria, persi-
guiéndome a mí y a todo el que era verdaderamente federal,
bajó a ésta, estando yo en la expedición al desierto, paró en
casa del ex canónigo don Pedro Pablo Vidal, uno de los más
revoltosos unitarios, ridiculizó cuanto pudo mi empresa, lison-
jeó con esperanzas a los sublevados aspirantes, les sacó por
este medio cuanto les quiso pedir, y se fué después festejando
las desgracias del país.
"Cuando se estaba tramando el espantoso asesinato del
señor Quiroga, el señor Pancho Eeinafé bajaba a cada paso a
Santa Fe, y se le hacía creer al señor López que venía a ha-
blar sobre una tropa de ganado que el gobierno de Santa T'e
le había encargado comprase a una señora de Córdoba, y a
la sombra de estos "siajes los Reinafé hacían correr después
por todas partes en las provincias, que aquel asesinato había
de quedar callado, porque había sido hecho por inteligencia
con el señor López. Así fué que, avisado este señor por mí de
HISTOEIA DE LOS GOBEENADORES DE LAS PROVIXCIAS ARGENTINAS 299
ia VOZ que se procuraba hacer correr por todas partes, y que
\ambién corría eu esta capital, dando por fundamento los ex-
presados viajes de Francisco Reinafé, me contestó que los via-
jes habían sido ciertos, que él los extrañaba por inútiles y sin
objeto, que los reclamase y que por mi aviso venía a conocer
el íin maligno con que se habían hecho. Yo, al momento, me
apercibí de que en esta parte nuestro compañero el señor Ló-
pez había sido traicionado por Culien; pero me callé porque
así convenía en aquella ocasión, y afiancé mi juicio, primero,
cuando vi que habiéndose usted entonces expedido tan digna-
mente en términos que le hará a usted y al señor Gondra eter-
no honor, Culien le hizo firmar al señor López la carta de re-
probación que a usted escribió, llamándole al mismo tiempo a
la unión con los Reinafé, carta sobre la que llamé la atención,
del señor López tan luego como llegó a mis manos. Segundo,
cuando leí la nota que el mismo Cuilen hizo también firmar
al señor López, avisando a Reinafé el recibo del oficio con que
Je remitía el sumario falso que formaron. Tercero, cuando ha-
biendo el tal unitario Pedro N. Rodríguez sido colocado áe
gobernador por los Reinafé y demás unitarios de Córdoba,
Culien hizo firmar al señor López una carta para mí en que
lo elogiaba como el más aparente, y que habiéndole yo con-
testado en el sentido absolutamente disconforme, convino con-
migo el señor López, como en todo lo anterior indicado, sin
duda porque se penetró de los manejos de Cúllen. Cuarto,
porque cuando se escapó el Pancho Reinafé, se vino sin dete-
nerse un instante al Rosario, en. donde encontró ya preparado
el lanchen que salió conduciéndolo a la Banda Oriental. Y
cuando siendo tan fácil descubrir quién habría preparado di-
cho lanchen, y habiendo yo pedido esta indagación al señor
López, nada se hizo, ni se me habló después de este asunto.
Todo a consecuencia de las asquerosas, feroces maniobras de
Culien.
"Cuando el ex canónigo Vidal emigró de aquí a Monte-
ddeo, conserA^ó con él, como siempre, la más estrecha amistad
y relación, y por el Rosario introdujo aquél a todas las pro-
vincias el impreso incendiario que usted recordará. Como me
fuese remitido por todos los gobiernos sin dejarlo correr, y
varios de ellos me hubiesen noticiado con datos ciertos por
dónde y cómo había sido introducido, no le quedó más arbi-
trio que el esclarecer el hecho y publicarlo, haciendo ver que
castigaba al agente de esta introducción, pero de un modo que
no pasó de puro aparato. Entre tanto, prohibida en todas las
300 jiínoyT.0 zixxr
provincias toda ciase de comunicación con dicho Vidal, él si-
¿ruió sus relaciones con él como siempre.
"Cuando estuvo el mismo inmundo Cullen la última ve2
-ín esta ciudad, su conducta fué la más insolente, atrevida y
duárquiea. Se puso en relaciones por escrito con los agentes
franceses, después de declarado el bloqueo y a ocultas de este
¿obierno, contra cuya marcha política echaba pestes, diciendo
jí los unitarios, a cuyo bando han pertenecido siempre tcdos
sus amigos, que ya el señor López estaba aburrido hasta lo
sumo conmigo, y que él arreglaría pronto todas estas cosas,
y entre tanto que no perdía oportunidad de cometer ésta y
otras maldades para anarquizar el país, no cesó un solo mo-
mento desde que nuestro compañero el señor Echagüe fué en-
cargado de mandar la provincia de Entre Kíos, de calentarle
la cabeza al señor López contra aquél benemérito argentino,
fraguando chismes y cuentos, y haciendo que el señor López
se expresase contra él con dicterios los más irritantes, así fué
que por más que trabajé siempre en reconciliarlos, y por más
que el señor Echagüe se prestó siempre deferente a cortar
estas desavenencias y disgustos, porque respetaba mucho al
señor López, y se complacía de su amistad, jamás pude arri-
bar al logro de tan importante objeto, porque el tal hombre
malvado Cullen estaba atizando a todas horas y en todos mo-
mentos el fuego de la discordia entre ambas personas.
"He hecho a usted esta narración para que se persuada
de que el salvaje unitario Cullen jamás fué amigo de nuestro
ilustre finado compañero el señor López ni menos su compa-
ñero y colaborador. Fué siempre un logista, anarquista bribón,
unitario y ambicioso por todos costados que andaba siempre
estudiando como traicionarnos, y como anarquizar la Repú-
blica; pero que teníamos que tolerarlo en el puesto que ocu-
paba por las razones que he indicado a usted, más sin perderlo
de ^■ista para atajarle en todas sus intrigas y maquinaciones.
"El tal Manuel Leiva es otro malvado unitario. A este
lo pilló el señor López ahora años en una revolución que le
quiso hacer en Santa Fe, y por esto se veía de ambulante ocio-
so en aquella ciudad ; pero por la misma escasez de hombres
io llamó después para oficial del ministerio, y cuando dicho
señor vino a curarse a esta ciudad, lo trajo consigo como ama-
nuense, sin embargo de que conocía lo malo que era. Bajo de
este concepto, preguntándole yo al señor López, ¿por qué
traía aquel hombre sabiendo lo que eraT me contestó: lo traigo
¡conmigo a ver si de este modo lo hacemos bueno. Me callé,
HISTORIA DE LOS GOBEBN ADOBES DE LAS PKOYIIÍCIAS ARGENTINAS 3O1
por no perjudicar más su importante salud, ya muy agravada
entonces.
"No me estiendo más porque ya va demasiado larga esta
carta, y creo haber dicho a usted lo bastante para que se pe-
netre de la delicadeza y grave trascendencia de este negocix):
pues no puedo ni por iin solo instante creer que usted quiera
comprometer su honor y huen nomhre tan justamente mereci-
do, ni menos exponer el crédito de la causa federal, y la unión
y tranquilidad de las provincias, por salvar a un\malvado,
desde que sepa lo que es y se penetre, com.o dehe penetrarse,
de los gravísimos males que causará a la RepúMica si no le re-
mite inmediatamente hi&n asegurado con dos barras de grillos,
y con la suficiente custodia, al gobierno encargado de las rela-
ciones exteriores, o al de Santa Fe.
''Reitero a usted mis íntimas expresiones de afecto; y
deseando su mejor salud y acierto, cuando más le es necesario
en la marcha de su administración, quedo suyo fino atento
amigo.
■ Firmado.
Juan M. de Rosas.''
Ibarra, en nota de 4 de junio, contestaba a Rosas dicién-
dole que le remitía bien asegurado con grillos y con una cus-
todia de 25 hombres a don Domingo Cullen, y que el único
a quien éste pudo seducir en Santiago, que era Bonifacio Al-
bornoz, había sufrido la última pena de la ley.
El 8 de junio (1839) entró en la provincia de Córdoba,
cuyo gobernador M. López lo comunicaba a Rosas en nota de
igual fecha.
El entonces teniente coronel Juan Pablo López, desde el
Rosario a 18 de setiembre de 1838, se dirigió a sus conciuda-
danos manifestándoles haber vuelto a la provincia con la de-
terminación de sostener sus derechjos hollados por un aventu-
rero extranjero (refiriéndose a Cullen), quien, a la muerte
del gobernador E. López, su hermano, se imaginó tener dere-
cho de asumir autoridad sobre ellos. Que Cullen quería ven-
der la provincia a los implacables enemigos de la federación,
y entre otras víctimas destinadas al sacrificio era él (López),
que, por cierto, habría llevado a cabo, si no se hubiera esca-
pado de sus garras y refugiádose bajo la protección del dis-
tinguido don Juan M. Rosas, firme amigo de los santafecinos.
Cuando López se dirigió a sus conciudadanos en el sentido
que acaba de verse, ya había preparado el camino que condu-
302 A^'TOIao ziiíny
jera al resultado deseado por él, de acuerdo con Rosas. Así,
el mismo día (18 de setiembre), algunos vecinos de Santa Fe
elevaron una petición a la Cámara de Representantes, expo-
niendo que, por un largo período, la iDrovincia había gozado
de la paz bajo el paternal gobierno del general E. López, pero
que, a la sazón, un español europeo, un extranjero advenedizo,
aprovechando de las consideraciones que el finado López le
dispensara, asumía la autoridad sobre los santafesinos y man-
tenía secreta inteligencia con los enemigos, por lo cual, pe-
dían su separación.
En consecuencia, la Cámara dictó una ley deponiendo a
Cullen y nombrando en su lugar al teniente coronel Juan
Pablo López, quien hizo el papel de renunciar el cargo, pero
tuvo que aceptarle, expidiendo en seguida una proclama, en
que, aludiendo a la conducta de CuUen, que decía estar en
comunicación con los revolucionarios del 1.° de diciembre,
que habían sido descubiertas sus intrigas y que las provincias
de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, — o más bien di-
cho Rosas, — estaban resueltas y habían conseguido derro-
carle, venía a revelar el secreto que le había confiado Rosas,
cual era hacer aparecer la expresión del pueblo santafesino
en la caída de Cullen y no su única y regalada voluntad de
que ella tuviese lugar.
El mismo día (18 de septiembre) en que eso tenía lugar,
el general Echagüe, de acuerdo con Rosas, dirigía una circu-
lar a algunas pro%'incias, pidiendo a los gobernadores respec-
tivos hiciesen todo esfuerzo para prender a CúUen y remitirlo
a Santa Fe para ser juzgado.
Como López hiciera saber a Rosas que Cullen "se había
salvado de la venganza de las leyes ofendidas, con la fuga",
Rosas le contestó que, de conformidad a su pedido, iba a di-
rigir circulares a los gobiernos de provincia para que trataran
de prenderlo, haciendo al mismo tiempo a Cullen los cargos
siguientes :
"Que el foragido inmundo unitario reo de lesa América,
don Domingo Cullen procuró suscitar una enemistad funesta
contra Ibarra y ministro Gondra. Que patrocinó a los asesi-
nos de Barranca Yaco, procurando obtener su impunidad. Que
intentó salvar a los Reinafé, proponiendo quedase en un mis-
terio ese atentado, promovido por él mismo. Que no pudiendo
conseguir su intento, se esforzó en detener su castigo promo-
viendo demoras, suscitando disconformidad y desacuerdos en-
tre López y Rosas, Que contrastado en estas maquinaciones,
HISTORIA DE LOS GOBEENADOEES DE LAS PROVIIÍCIAS AEGEüíXINAS 303
pugnó aún por entorpecer y enredar ese negocio, alegando
pretextos fútiles para evitar el juicio legal de los Reinafé. Que
conferenció y acordó en Santa Fe con don Francisco Reinafé,
y que Cullen persuadió a López que los reiterados viajes de
aquél y sus conferencias tenían por objeto asuntos de su par-
ticular interés y del servicio, mientras que por otra parte los
Reinafé, de acuerdo con Cullen, hicieron correr en las pro-
vincias que aquel asesinato había sido hecho de inteligencia
con López. Que no pudiendo salvar a los Reinafé, Cullen pi-
dió el reconocimiento, en clase de gobernador provisorio de
Córdoba, de don Pedro Nolasco Rodríguez, con quien tenía
correspondencia y se entendía. Que clasificado debidamente el
referido RodríguJez por Rosas, insistió Cullen todavía, con el
objeto de promover desiacuerdo entre Rosas y López, empe-
ñando a éste eai sostener a Rodríguez, Que puso en juego re-
sortes que fueron destruidos por Rosas, insinuando éste há-
bilmente a su amigo López la perfidia de Cullen. Que prote-
gió, combinó y llevó a efecto la fuga de Francisco Reinafé, por
el partido del Rosario. Que todavía, después de esto se atre-
vió a proponer sin embargo el reconocimiento de Rodríguez;
hasta que en fuerza de la sabia política de Rosáis, que hiciera
impresión en López, abandonó Cullen el campo. Que procuró
enemistar a López con el Restaurador, a aquél con Echagüe y
a éste con Rosas. Que tendió la' red a Quiroga con el propó-
sito de enemistarle con Rosas, como la había tendido a López.
Que arrojó la idea de la suspirada constitución nacional mu-
cho antes de la verdadera oportunidad. Que traicionó a Ló-
pez. Que en distintas ocaisionies se esforzó en hacer prevalecer
contra Echagüe calumnias y diatribas, con tendencia a des-
acreditarlo y fomentar la dis!cordia entre los campeones de la
Confederación. Que dirigió sus tiros contra Urquiza. Que fué
el principal instrumeoito en la conspiración contra la indepen-
dencia de la Confederación y del Continente americano, anun-
ciada desde Londres por don Manuel Moreno en 1833. Que en
conformidad a ese plan atentó contra la vida del Restaurador
y que existían datos para creer que envenenó lenta y gradual-
mente a López. Que concibió y propuso la felonía de hacer pe-
dazos y qulemar el tratado con la Gran Bretaña. Que ligado
con el general Berón de Astrada, conspiró contra la indepen-
dencia de la Confederación en combinación con los francesies
y Rivera. Que se mancomunó con Pedro Nolasco Rodríguez,
Oroño y Salas para anarquizar la provincia de Córdoba. Que
fué públicamente acusado por Ibarra de haber fraguado en
Santiago una rebelión en combinación con los franceses y con
3h ANTONIO ZINNY
Eivera por medio de Juan Pablo Duboué y Bonifacio Al-
bornoz". -:
1838. — D. José Elias Galisteo, ministro general de Cu-
llen, nombrado interino el 16 de setiembre, por renuncia
de éste.
Galisteo no pudo evitar la guerra, decretada ya por el
gobernador dfe Entre Kíos^ don Pasieual Ecliagüe, que quería
colocar a su hermano don Jolsé María, y por Rosas, interesado
ein colocar al general Juan Pablo López, con quien se había
entendido y a quien dio dinero y armamento, a fin de que nD
hubiese gobernador de pro^dncia hechura de otro sino de él,
y a su entero ser^dcio y ciega obediencia.
Los comandantes Pedro Rodríguez del Fresno, Santiago
Oroño y el mayor José Manuel Echagüe, que eran afectos a
Cüll/en, tu\'ieran un fuerte choque con el coronel J. P. Ló-
pez, el 2 de octubre en El Tala, en el que éste triunfó, ha-
biendo muerto don J. M. Echagüe, y fugado Oroño y Rodrí-
guez del Fresno.
Luego que López entró len la capital, puso preso al gober-
nador Galisteo, y lo mandó a Buenos Aire®, a disposición de
Rosas, en cumplimiento de las instrucciones dadas por éste
a aquél. ■, .• ií<-!
La tropa, que López llevó de Buenoi'5 Aires, Tíegresó en
seguida, arreando cuantos cabal'lois y ganado pudo, por ser
de los que los isiantafesinois habían llevado de esta ciudad el
año 1820. - -í^íS!]
El general Echagüe, a su viez, queriendo hacer ver que
él no valía menos que López, ni el que lo mandaba, entró en
la ciudad de Santa Fe a la cabeza de unos 700 hombres, prac-
ticó un paseo militar al rededor de la plaza como en triunfo,
y luego mandó acampar en ios Seihos, donde permanecieron
unos cuantos díasi, carneando cuantos novillois, vacas lecheras
y bueyes gordos había en las chaerais y estancias inmediatas.
Antes de retirarse a Entre Ríos, Echagüe hizo pasar al
Paraná la artilería, armamentos, municiones, vestuarios y has-
ta géneros em pieza, que el finado gobernador Estanislao Ló-
pez tenía depositado en la Aduana, donde había establecido
su parque.
La musa de la poie^ía no quedó ociosa con respecto a los
acontecimientos políticos de Santa Fe, pues aparecieron va-
rias y, entre ellaisi, las siguientes:
HISTOBIA DE LOS GOBEBNADOEES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 305
jJESPEÍ>ii)A DEL BATALLÓN CfviCO DE ENTRE RÍOS AL BELLO SEXO
DE SANTA FE ''
Adiós. . . quG nos separamos. . .
Adiós. . . pnes, que ya nos vamos,
Adióa... ninfas cariñosas;
Adiós... jóvenes virtuosas,
Adiós . . . qne el destino atroz
Nos separa muy veloz,
De tan pre'ciosas deidades;
Adiós... hermosas beldades. . .
Adiós . . . queridas ! . . . Adiós ! . . .
1838. — Coronel Juan Pablo López, (hermano del finado
don Estanislao), colocado en el frobiierno el 14 de octubre, por
una revolución que el Dictador KosaSi preparó al ex goberna-
dor Domingo Cúllen,
A la nulidad de este personaje (López), se agrega, no
pólo los males que ocasionó al país, cuamdo lestaba en su m.ano
el evitarloR, cooperando a la desaparición de la tiranía, sino
que también su infausta administración debe ser recordada
con más o menas horror, ñor los Creíanos, los Comas, los Sa-
ñudo, los Iturraspe, los Freiré, los Galisteo, los Rodríguez del
Fresmo, loisi Oroño, los Correa, los Bayo, los Centeno, etc., etc.,
engrillados y encarcelados unos, sacrificados otros y proscri-
tois los demás.
Al despedirse López de Buenos Aires, en 24 de setiem-
bre, lo hizo por medio de un aviso que fué inserto en la sec-
ción correisnondiente, sin merecer una palabra de parte de
Rosa;?, a quien también sirviera.
El coronel Mariano Vera (ex gobernador de Santa Fe)
que se hallaba en Corrientes, fué invitado por el general La-
valle para operar una invasión a Santa Fe por el Chaco, dotn-
de aquél reunió algunas partidas de indiois que llevó coutsigo.
Estos se sublevaron, luego que vieron las tropas de López
ePíTca del Arroyo de Ca^^astá, el 26 de marzo de 1840, lo que
dio a López un triunfo seguro con la completa derrota de Vera
y muerte de éste y de isu escribiente o secretario don José
Pino y de los tenienteis coroneles Euisebio Góngora y Francisco
Aguilar, el mayor Mariano Bermúdez, los capitanes Mariano
Bizarro, N. Alvarado y Cayetano Basaldúa (fusilado en el ac-
to). El coronel Francisco Reinafé, cordobés, hermano de los
3o6 ANTONIO ZINNT
que fueron fusilados en la plaza de la VJetocria el 25 dle octu-
bre de 1837, como complicados en el asesinato del" general
Quiroga, se ahogó en el arroj^o.
Por elsta importante jornada en favor d© la federación de
Rosas, decretó éste, para el ya general J. P. López el uso de
una medalla de oro pendiente al cuelloi, en 'eí pecho, de una
cinta punzó, con las armas de la Confederación, orladas y la
inscripción siguiente: '/La Provincia de Buenos Aires al pa-
triotismo y al valor" — En el reverso, entré- trofeos bélicos:
— ''¡Viva la Federación! — El gobierno de BuenOiS Aires
reconocido a la virtud marcial". Los jefes y oficialeisi otra de
honor, de plata, y los individuóte de tropa, de metal, con igua-
ks inseripcionesi en la misma forma, pendiente de una cinta
punzó al lado izquierdo del pecho : costeadas por el tesoro de
la provincia de Buenos! Aires.
1840. — Coronel Joaé Bntnón Méndez, delegado, en se-
tiembre, duramte la ansiencia del propietario López, como ge-
neral en jefe del ejército aliado de operaciones contra el ge-
neral Lavalle, quien, después de haber derrotado a Echafirüe
en Entre Ríols', invadió la provincia de Buenos Aires por San
Pedro, torneado por López a la fuerza, desde donde éste se
puso en comunicación con Rosas.
Hje aquí uno de los momentos ein que Lónez pudo pres-
tar un verdadero servicio a la libertad de la República y no
sólo dejó de hacerilo, sino que contribuyó más bien al afianza-
miento de la tiranía con más sangriento encarnizamiento.
La intriga y la mala fe estaban a la sazón en su apog'eo,
y fueron puestalsi en juego por Rosas y López, haciendo una
víctima inocente en la per^sona del joven santafesino Viana,
conductor de una correspondencia, 'en que se fingía un plan
de ataque a Lavalle, de acuerdo con López.
Ocupada la ciudad de Santa Fe, de orden del general
Lavalle, por don Pedro Rodríguez del Fresno, fueron presos
por éste el gobernador delegado Méndez, el jefe de los cívicos
coronel Eugenio Garzón y los oficiales orientales que síe ha-
llaban fortificados en la ciudad y que se habían rendido.
\ Estoisi eran en niimero de 9, el general Garzón, el coronel
Antonio Acuña, lel teniente coronel (después general) Andrés
Gómez, el capitán Juan Acuña, hijo del segundo, y otros.
Atacada la ciudad por el ejército libertador, siendo jefe
de la plaza el general Garzón, y reducido a la Aduana, único
punto de defensa que lie quedaba, se presentó un parlamento
de Rodríguez del Fresno intimándole rendición, que no fué
contestado. Con este motivo, en reunión de jefes y oficiaJlles,
HISTOEIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 307
se resolvió enviar una comisión compuesta del coronel Acuña,
STi hijo el capitán y el teniente coronel Gómez, quienes pasa-
ron, a tratar con el jefe de los contrarios, que ya se hallaba
en polsesión de la plaza. Este, que a la sazón se hallaba muy
alterado por habérselte desbandado su 1;roj)a en el saqueo de
la ciudad, donde no se oía más que el ruido de las puertas y
ventanas, que, por todas partes, derribaban jgus soldados, oyó
a Acuña y le dio, por única contestación que, en el perentorio
término de un cuarto de hora, depusiesen las armáis y se en-
tregasen a discreción. Acuña paáó a dar cuenta de esto a
Garzón y volvió por segnuda vez a la plaza con algunas obser-
vaciones. Habló otra vez con Rodríguez del Fresno, quien le
dijo : * ' Coronel Acuña, en prueba de mi amistad para con el
general Garzón, le concedo a él 3^ a isus oficiales el que salgan
con los honores de la guerra".
Al ponerse el sol, salieron todos de la Aduana con sus
armas y como a las ocho de la noche se les presentó en su alo-
jamiento el general Tomás Triarte a notificar a Garzón y de-
más corapañeros que eran prisioneros a discreción, pues que
el jefe (Rodríguez del Fresno), que había entrado en la pla-
za, no tenía facultades para hacerles ninguna concesión. Gar-
zón contestó a esto, diciendo: "El coronel Acuña, jefe del Es-
tado mayor de la plaza, arregló una capitulación con el que
la ocupó, y si éste se excedió en sus facultades, concediéndo-
les lo que no podía cumplir, suya era la responsabilidad, pues
yo ni mis oficiales podemos ser la víctima de la indisciplina
de usted. ' '
Es indudable que, en la mañana de ese día (29 de sep-
tiembre) los jefes reunidos se dirigieron al general Lavalle so-
licitando se mandase ejecutar a los jefes prisioneros, el cual
contestó : ' ' ¿ Por qué no los han muerto ustedes cuando los
tomaron en Santa Fe ? " ¡ ¡ ¡ Aun tengo sobre mi corazón la
muerte de Dorregoü"
Garzón y sus compañeros continuaron algunas semanas en
su prisión completamente incomunicados.
El día después de la toma de la ciudad, los jefes del pri-
mer ejército libertador, reunidos en el vivac del coronel V^e-
ga, acordaron nombrar una comisión con objeto de pedir al
general en jefe que los prisioneros general Garzón, goberna-
dor Méndez y demás jefes y oficiales fuesen conducidos al cam-
po del ejército, e inmediatamente fusilados.
En efecto, la comisión, presidida por el coronel Vega, se
presentó al general Lavalle ante quien reclamó la ejecución de
3o8 AIíTONIO ZIXXY
los prisioneros. El general en jefe oyó con inquietud tal so-
licitud, y cediendo a la fuerza irresistible de la necesidad,
pronunció el fallo fatal : — "Sí, señores, los prisioneros serán
fusilados ' '.
Inmediatamente se libró orden para que la Legión Ava-
les condujese al cuartel general al gobernador Méndez, a Gar-
zón y demás jefes y oficiales. En seguida, el general Lavalle,
que se hallaba en su pequeña tienda de campaña, liizo llamar
al coronel Juan Elias, a quien dijo: "Amigo mío, luego que
lleguen los prisioneros, hágalos usted colocar cerca de aquí
y que se les mantenga con seguridad. Estoy un poco enfer-
mo : dé usted orden de que no entre nadie a molestarme, pues
quiero descansar".
Vna hora después llegó la Legión Avaios con los prisio-
neros, a quienes el coronel Elias hizo situar a corta distancia
del cuartel general, en medio de un círculo de centinelas.
Llamado de nuevo el coronel Elias, por el general en je-
fe, que se hallaba sentado en su cama, y después de algunos
instantes de mucho silencio, lo rompió éste diciendo : ' ' Que-
rido amigo, por una ligereza, tal vez vituperable, prometí ha-
cer fusilar a los prisioneros. He reflexionado con juicio sobre
este negocio, y, por más que conozco la justicia con que se
me ha exigido este sacrificio, no puedo resolverme a él. Yo
no he nacido para ser un tirano, y no me avergüenzo de decir
a usted que, si, cediendo a las exigencias de la actualidad y aún
de la necesidad, inmolase a esos desgraciados, mañana llora-
ría como una vieja. Algo más ¿por qué hemos de mancharnos
con los mismos crímenes del tirano ? . . . No, amigo mío. Nos-
otros debemos ser terribles, formidables sobre el campo de ba-
talla y allí es donde debemos mostrar a nuestros enemigos
nuestra superioridad y ascendiente : pero después del calor
del combate debemos ser sensibles, humanos y generosos. El
general Garzón y sus compañeros de infortunio, son hijos del
pueblo oriental, pertenecen a las familias más distinguidas
del suelo que sirve de asilo a nuestras familias y amigos. Si
los sacrificásemos, cargarían ellos con el anatema de toda una
nación y serían el blanco de su odio. El mismo presidente Ri-
vera, enemigo de estos desgraciados, desde el momento que
supiera que habían sido inmolados obedeciendo a las duras
leyes de la represalia, nos calumniaría y diría que eran vícti-
mas inocentes de un odio oculto hacia su país. Vaya usted
amigo mío, diga al general Garzón que ni él, ni sus compañe-
ros tienen nada que temer por su suerte, pues se hallan coló-
HISTORIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 309
cados bajo la salvaguardia del ejército libertador; que serán
conducidos a Santa Fe, mientras se prepara el buque que de-
be llevarlos a Corrientes, y que cuenten con que haré cuanto
esté en mis manos para hacerles olvidar que se hallan pri-
sioneros. ' '
Con tan placentera nueva, el coronel Elias corrió al sitio
donde se hallaban los prisioneros esperando tranquilos la suer-
te que les estaba reservada. Los abrazó (eran sus antiguos
amigos) diciéndoles: "Señores, me cabe la satisfacción de ser
el portador de una nueva demasiado grata, pues vengo a anun-
ciarles que nada debe inquietarlos por su suerte. El general
en jefe me envía a decir a ustedes que serán conducidos a
Santa Fe mientras se prepara el buque que debe llevarlos a
Corrientes, y que cuenten con que él hará cuanto esté en su
mano para hacerles olvidar que se hallan prisioneros. No quie-
ro ocultar a ustedes que fueron conducidos aquí para ser fu-
silados, porque así lo reclamaba el ejército. Las crueldades
del tirano exigían la represalia, pero el general Lavalle so-
breponiéndose a toda consideración, ha obedecido la voz de
la humanidad y no ha querido imitar a su enemigo. A él solo
son ustedes deudores de la vida."
Inmediatamente el coronel Méndez, con su Legión, fué en-
cargado de llevarlos a Santa Fe, con la orden expresa de tra-
tarlos con la consideración y respeto que su desgracia exigía.
El general en jefe escribió con el mismo objeto al comandante
general Rodríguez del Fresno, pudiéndose asegurar que ja-
más prisioneros fueron tratados con más generosidad (1).
1840. — Don Pedro Rodríguez del Fresno, (santafesino),
gobernador accidental y comandante general de la ciudad des-
de el 29 de septiembre hasta el 16 de noviembre, que duró la
ocupación de la ciudad de Santa Fe por el ejército del gene-
ral Lavalle, bajo cuya protección gobernó aquél.
Sobre el ataque y toma de la ciudad, preferimos transcri-
bir la relación que el mismo coronel Rodríguez del Fresno hi-
ciera, y es como sigue:
"El ejército libertador al mando de don Juan Lavalle
pasó el río Salado en persecución de las fuerzas enemigas, y
tuvo una pequeña escaramuza, el 26 de septiembre de 1840, en
el campo de la chacra de García. Dispersos los enemigos, con-
(1) Extracto del "Episodio de la guerra ci\il", por el coronel don
Juan Elias, publicado en La Revista del Paraná, dirigida por el doctor
don Vicente G. Quesada. , . j
3IO
ANTONIO ZINNX
tinuó el ejército liasta la chacra de Andino, donde acampa-
mos, hasta el día siguiente, que, impuesto el general Lavalle
por algunos vecinos que la capital de Santa Fe estaba forti-
ficada y trataban de defenderse, me llamó y me despachó con
la Legión Méndez para que insinuase el ataque, arrollando
unas guerrillas que estaban tendidas a una legua de la capi-
tal, al mando del coronel Palao. Siendo la hora avanzada y
no pudiendo continuar por serme desconocidas las fortifica-
ciones que había en la capital, me retiré a hacer noche sobre
la costa de la Laguna.
"Al día siguiente, emprendí nuevamente la marcha so-
bre la capital y encontré en las orillas de la ciudad un pique-
te de infantería de línea, una pieza de artillería, y alguna ca-
ballería, que no me resolví a atacar por la desventaja del ar-
ma. Mandé entonces al teniente Zarco a decir al general, que
estaba a dos leguas de distancia, que me mandase una o dos
compañías de infantería y dos piezas de artillería. Me contes-
tó que mandaba el batallón décimo, cuatro piezas de artille-
ría, al mando del comandante Manterola y algunos tiradores
de caballería, toda esta fuerza a las órdenes del general Triar-
te. Esta tropa se presentó allí sin aparecer el general que in-
dicaba, y por los otros jefes supe que quedaba a retaguardia
con una pequeña partida.
''Acordamos, entre el coronel don Pedro José Díaz, el
comandante Manterola y yo, dar principio al ataque, dispo-
niendo que algunos cuerpos atacasen por distintos puntos las
fortificaciones que estaban fuera de la plaza. Logramos con
éxito hacer desalojar los puntos más avanzados, hasta que, lle-
gada la noche fué preciso retirarnos, suspendiendo el ataque
para renovarlo al sigviiente día.
"Reunida toda la fuerza en la quinta del señor don José
E chagüe, a diez cuadras de la plaza, acampamos y allí encon-
tramos al general Iriarte, Se convino que el batallón al man-
do del coronel Díaz marchase por la costa del río, dándole al
efecto un práctico que le condujese; la caballería debía ata-
car por las calles que seguían al norte y conducen a la plaza.
Yo tomé todos los tiradores santafesinos, una compañía de
infantería y una pieza de artillería a las inmediatas órdenes
del comandante Manterola, dando vuelta por el poniente para
tomar el sur de la plaza. Me acerqué en esta marcha a la for-
taleza llamada la Aduana, hice tirar dos tiros de cañón a bala
rasa a una gente que se presentó sobre una azotea de la for-
taleza; continué hasta tomar la calle que conduce a la plaza
por el sur, y a la distancia de cuatro cuadras de una trinchera
HISTORIA DE LOS GOBEBNABOEES DE LAS PROrtNClAS ABGETÍTINAS 3II
que tenían sobre la plaza, rompió el fuego nuestra pieza so-
bre ella. Tomé entonces algunos tiradores y una mitad de in-
fantería con el objeto de posesionarme de la torre de San Fran-
cisco, para dominar el fuego que desde el Cabildo podría ha-
cer el enemigo. En San Francisco se rindió la pequeña tropa
enemiga que estaba allí situada, y quedé dueño del convento,
poniendo algunos tiradores en la torre para que hiciesen fue-
go sobre el Cabildo.
"Dueño de este punto, pasé por un costado de la plaza
como a una cuadra de ésta, a verme con el coronel Díaz, con
el objeto de indicarle que era preciso tomar el convento de
la Merced, situado en la misma plaza principal. Esto se ejecutó
echando abajo una puerta y rompiendo una pared del lado
de atrás del convento, para entrar sin ser atacado por los ene-
migos que nos hicieron algunos tiros y prendiímos dos hombres ;
una vez dentro, colocamos el batallón en la misma iglesia, cu-
ya puerta principal da a la plaza. Allí permaneció hasta que
llegó la hora del ataque general, que debía tener lugar media
hora después, tiempo indispensable para prevenir a los jefes
de la señal de ataque para marchar todos sobre la plaza prin-
cipal. Previne que los repiques en el templo de San Francisco
sería la señal del ataque general. Un cuarto de hora antes,
estando yo en San Francisco, fui prevenido por un oficial del
batallón de Díaz, que había puesto una pieza de cañón apun-
tando sobre la misma puerta de la iglesia de la Merced y a
muy corta distancia de ésta. Entonces volví a verme con el
coronel Díaz y le indiqué que pusiera sobre el coro, en las
ventanas que miraban a la plaza, seis tiradores, para que an-
tes de abrir la puerta, una vez hecha la señal, hiciese fuego
sobre los artilleros, sobre los cuales la puntería debía ser cer-
tera por la posición que éstos ocupaban, y la que no les per-
mitía defender sin utilizar la pieza.
"Salí de aquí y fui a San Francisco para dar la señal
del ataque, y dada, fué atacada la plaza, en la que los enemi-
gos hicieron muy poca resistencia, rindiéndose a discreción.
Las fuerzas de la plaza estaban a las inmediatas órdenes del
general Garzón, quien se retiró en el acto, con mucha calma,
a la fortaleza o Aduana, distante tres cuadras de la plaza, don-
de se encontraba el coronel Méndez, gobernador interino.
"Allí aseguraron las puertas con el objeto de retirarse.
Acordé con el coronel Díaz, en el acto que supe esto, que
marchase con su batallón y dos piezas de artillería e intimase
rendición. Situada esta fuerza a una cuadra de la plaza, man-
dó el coronel Díaz al teniente don Rufino Acárela, como parla-
3l2 ANTONIO ZINNY
mentario, a intimar rendición, la que se efectuó, garantién-
doles la vida.
"La noche del día de la toma de la ciudad se presentó
en la capital, de que éramos ya dueños, el general Iriarte, a
quien vi recién después de la conferencia, en la quinta de
Echagüe.
"Pasaron los prisioneros — general Garzón, coronel Mén-
dez, Acuña y algunos otros, cuyos nombres no recuerdo, a
una casa particular que les concedió el coronel Díaz, por sú-
plica de Garzón. Habiéndome dicho esto y estando el gene-
ral Iriarte, le manifesté que convenía que esos prisioneros
pasasen al Cabildo con su competente custodia para su se-
guridad, y se resolvió mandar al comandante Manterola para
que lo ejecutase. Garzón suplicó que deseaba permanecer esa
noche en la casa en que estaba, que más bien se le doblase la
guardia. No se aceptó y pasé yo y el general Iriarte a la
casa donde estaba Garzón, y allí le expresamos que debía pa-
sar al Cabildo, tranquilizándole y dándole seguridad por su
vida. '
"Me retiré a mi casa después de asegurar los prisione-
ros, donde me encontré con el ayudante del general Lavalle,
don Pedro Lacasa, quien me entregó una carta del mismo
general, en la que me decía que hiciese lo posible por pasar
al día siguiente a su campo, que tenía mucho que hablar con-
migo. Efectivamente, al día siguiente me puse en marcha y
lo encontré en la loma de la chacra de Andino, sentado sobre
su montura. Lo saludé, y la primera pregunta que hizo fué,
si quedaban los prisioneros asegurados.
— "Le contesté que sí.
— "¿Están todavía con mucho cogote? — me dijo.
— "No les falta, le contesté.
"Hablaremos después, me dijo el general, por ahora se
irá usted a la capital, ordenará al mayor de plaza o al jeí'e
encargado de la custodia de los prisioneros, que los entregue
al comandante Avalos, quien llevará mis instrucciones sobre
la manera de traerlos. Aquí les bajaré el cogote".
"Llegó, efectivamente, el comandante Avalos con su es
cuadren, a quién el mayor de plaza entregó los prisioneros.
Me aseguran que fueron atados, pero yo no lo he presenciado
por no estar en esos momentos en la plaza.
"Sabedora mi hermana doña Joaquina Rodríguez de
Cúllen, que conducían los prisioneros al ejército y temerosa
de que fuesen ejecutados, se dirigió al general Lavalle, escri-
biéndole que pedía por la vida del general Garzón, a quien
HISTOBIA DE LOS 60BEBN ADORES DE LAS PEOVINCIAS ARGENTINAS 313
debía grandes servicios durante la larga persecución de Ro-
sas contra su marido don Domingo Cullen, a quien fusiló,
embargándole todos sus bienes. El general Lavalle, en aten-
ción a los hechos que refería la suplicante, accedió a su peti-
ción, pero una vez concedida la vida a Garzón, los otros fue-
ron favorecidos con la misma gracia.
"Entonces devolvió los prisioneros con una partida a las
órdenes de uno de sus ayudantes, quien me entregó una car-
ta del mismo general, en la que me decía, que era yo quien
debía juzgarlos como santafesino y jefe de la ciudad, puesto
que conocía los males que habían hecho con su resistencia.
Inmediatamente los hice pasar al mismo calabozo en que ha
bían estado, donde permanecieron perfectamente bien atendi-
dos, hasta la evacuación de la capital por nuestras fuerza»,
llevándolos entonces en mi división. Los llevé para entregar-
los al general en jefe.
"Efectivamente, así lo hice, presentando yo mismo el
prisionero general Garzón al general en jefe, quien estaba
dentro de su tienda sentado sobre su montura con un asado
ensartado en un palo delante de él, del que comía.
" — General, le dije, aquí tiene V. E. al general Garzón.
"El general lo hizo pasar adelante, y le dijo:
" — Aceptará usted, general, esta pobre mesa? haciéndo-
le un ademán amistoso.
— "Con mucho gusto, general, contestó Garzón. Hemos
venido escasos de comida en la marcha.
"Entonces me despedí, y fui a hacer acampar mi divi-
sión en el lugar que el general en jefe me había señalado.
"Tal es el conocimiento personal de los sucesos de que
he sido testigo, respecto al ataque y toma de Santa Fe, en
1840 y los incidentes con los prisioneros. — Paraná 1861."
Pedro Rodríguez del Fresno.
1840. — General Juan La>valle, dictador militar por la
fuerza de las armas, de septiembre a noviembre 16, en que,
viendo que no era posible sostenerse en presencia del ejérci-
to del general Oribe, cuyas partidas recorrían las costas del
Salado, sacó de la ciudad de Santa Fe toda la gente que pu-
do, de grado o por fuerza, emprendiendo en seguida su mar-
cha hacia Córdoba por el Paso de Aguirre — siguiendo el
mismo camino que había llevado E. López en su retirada del
Fraile Muerto a Santa Fe — habiendo antes puesto en li-
bertad y restablecido en el gobierno al coronel Méndez el
16 de noviembre.
314 ANTONIO ZINNT
1840. — Coronel José Ramón Méndez, delegado de Ló-
pez, restablecido por el general Lavalle al abandonar la ciu-
dad de Santa Fe y emprender su marcha para Córdoba, en
16 de no\iembre.
El día después de la toma de Sanfa Fe, los jefes del pri-
mer ejército libertador acordaron nombrar una comisión en-
cargada de pedir al general Lavalle que el gobernador Mén-
dez, el general Garzón y todos los jefes y oficiales tomados
prisioneros fuesen conducidos al campo del ejército e inme-
diatamente fusilados; fundando esta solicitud en el derecho
de represalias.
Se libró orden, como ya se ha dicho, para que la Legión
Avalos condujese al cuartel a dichos prisioneros.
Sin embargo, lejos de llevarse a cabo lo que los jefes
pedían, el gobernador Méndez y demás prisioneros fueron,
por orden del mismo general Lavalle, llevados a Santa Fe
y tratados con la consideración y respeto que su desgracia
exigía.
1840. — General J. P. López, propietario.
Después de la batalla de Quebracho Herrado o Quebra-
chito, en la provincia de Córdoba, perdida por el ejército del
general Lavalle, el 28 de noviembre, Oribe unido a López, si-
guió al jefe del ejército libertador, hasta que éste entró en
la ciudad de Córdoba, de donde fué obligado a salir a la fuer-
za, dejándole tomar el camino para La Rio ja.
En las inmediaciones de la jurisdicción de Córdoba, Ló-
pez se separó de Oribe, regresando a Santa Fe sin toda la
gente que había llevado, porque el coronel Jacinto Andrada
no quiso seguirlo y quedándole solamente algunos oficiales
y tropa.
López, disgustado con Rosas, convino en celebrar un tra-
tado con el general J. M. Paz, gobernador de Entre Ríos, (en
febrero de 1842), y con el general Ferré, gobernador de Co-
rrientes, que a la sazón se hallaba en el Paraná, para arre-
glar y continuar la guerra contra Rosas, comisionando al efec-
to a don Urbano de Iriondo, cerca de los citados gobernado-
res, el 26 (febrero de 1842).
Nada pudo conseguir Iriondo, porque Ferré y Paz es-
taban en desinteligencia, de que resultó que éste se embarca-
se en un lanchón (abril de 1842), yéndose a Corrientes, de
donde pasó a las Misiones brasileras, y aquél se retirara con
su ejército a su provincia.
Luego comisionó López a don Domingo Crespo cerca del
HISTORIA DE LOS QOBEBNADOBES DE LAS PBOVlNCIAS ABGENTINAS 315
general Fructuoso Eivera, para hacer algún arreglo, en el
sentido de llevar la guerra a Buenos Aires contra Rosas, lo
que tampoco tuvo efecto, a causa de que ya pisaban la pro-
vincia de Santa Fe, marchando sobre la capital, Oribe, con
su ejército, por el camino de Córdoba, y Echagüe, con una
fuerte división, por el de Buenos Aires.
Fué entonces cuando López se pronunció abiertamente
(abril de 1842) contra Rosas, a quien, después de tanto sal-
vajear a sus ex enemigos políticos, calificó a su antiguo amigo
de traidor impío, hárharo, feroz, y de amhicioso y de salvaje
unitario, y no considerándose con fuerzas suficientes para dar
una batalla, se dispuso a seguir la guerra de recursos, hacien-
do de su ejército dos divisiones, una a su inmediato mando, y
la otra al del coronel Santiago Oroño.
Este fué derrotado en el Paso de Aguirre por una fuer-
za de Oribe al mando del coronel Jacinto Andrada, disparan-
do con su gente dispersa, hasta el Paso del Rubio, en; Co-
rrientes.
En vista de eso, López fugó para el mismo punto el 17
de abril de 1842.
Andrada, triunfante, degolló a cuantos encontró, disper-
sos u ocultos por los montes, y Oribe entró, el 18, en la ciu-
dad de Santa Fe.
1842. — Brigadier Manuel Oribe, dictador militar, por la
fuerza de las armas, el 18 de abril, en cuyo día nombró go-
bernador provisorio al general Echagüe, pasando en seguida
a Entre Ríos, con el objeto de emprender una nueva campa-
ña contra el general Fructuoso Rivera.
1842. -^- General Dr. Pascual Echagüe, nombrado provi-
sorio por el general Oribe, el 18 de abril, y electo en propie-
dad el 10 de julio de 1842, hasta el 7 de julio de 1845, que
tuvo que huir desnudo y despavorido, guareciéndose en las
islas, a consecuencia de la entrada, por sorpresa, del gober-
nador derrocado y titulado legal, Juan Pablo López, en la
ciudad de Santa Fe.
Oribe y Santa Coloma se ocuparon entonces en decapitar
a cuantos se consideraban enemigos. Igual martirio sufrieron
varios vecinos del Rosario, Coronda y campaña, que se pre-
sentaron rendidos o que fueron encontrados ocultos.
Al emprender Oribe su marcha a Entre Ríos, contra Ri-
vera, dejó en Santa Fe a Santa Coloma, cuyos hechos se con-
servaron en la memoria de los santafesinos, hasta el 3 de fe-
brero de 1852, después del triunfo de Caseros, cuando Santa
Coloma fué sacado del templo de Balvanera o Salinas y man-
3l6 AlTTOIíIO ZINNT
dado decapitar por el doctor Juan Francisco Seguí, santafe-
cino, en venganza de los hechos que se le atribuían, como per-
petrados por él sobre sus comprovincianos.
El gobernador Echagüe publicó, en 1843, un indulto a
todos los enemigos de Santa Fe, y aun envió comisionados, pa-
ra que los persuadiesen a volver a sus casas.
Muchos se acogieron al indulto y fueron respetados en sus
vidas y propiedades.
1845. — General Juan Pallo López, titulado gobernador
legal; quien entró en la ciudad, por sorpresa, el 6 de julio de
1845, tomando, acto continuo, posesión del mando gubernativo,
hasta el 12 de agosto que fué derrotada su vanguardia, com-
puesta de 800 hombres, y ocupada la capital por las fuerzas
del general Echagüe.
Antes de fugar, López encargó de la mayoría de la plaza
de la ciudad a don Estanislao Zeballos.
De acuerdo con el general Paz, que se hallaba en Corrien-
tes, como Director de la guerra, López pasó el Chaco y sor-
prendió a la división de Santa Coloma, que estaba en la chacra
de Andino, de la cual muy raro fué el que escapara vivo.
Como hombre público, el general López era una completa
nulidad. No se le conoce una sola medida política ni un sólo
acto administrativo que merezca siquiera mención. No le debe
el país un sólo servicio que le haga digno de consideración de
ninguna de las fracciones políticas, en que la República estuvo
dividida durante tantos años, si se exceptúa el sitio de Monte-
video y la campaña de Caseros, de que López formó parte,
como uno de los muchos beneméritos argentinos.
1845. — D. Estanislao Zehallos, encargado de la mayoría
de la plaza de la ciudad de Santa Fe, nombrado, en agosto por
el general J. P. López, cuando éste emprendió la fuga, al tener
noticia de la derrota de su vanguardia; hasta el 12 del mismo
mes, en que fué restablecido Echagüe.
1845. — General Pascual Echagüe, propietario, restable-
cido el 12 de agosto, a consecuencia de la derrota y fuga del
general J. P. López, perseguido por todos lados por las fuer-
zas del gobierno, hasta tener que abandonar parte de la arti-
llería y del depósito de efectos para vestuario, que él había
adquirido.
El gobernador Echagüe, después de esa sorpresa de Ló-
pez que le arrebató el gobierno, de que quedó privado duran-
te 36 días, continuó ejerciendo el mando gubernativo tranqui-
lamente, hasta el 15 de octubre de 1851, que lo delegara en
Iriondo, para salir a campaña contra el general Urquiza.
HISTORIA DE LOS GOBERN ADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 317
1851, — Don Urbano de Iriondo, Juez de Primera Instan-
cia, delegado de Echagüe, con las facultades extraordinarias,
en lo civil, y el jefe de Estado mayor Coronel Manuel Febre,
encargado interinamente de la inspección general, por ser de
la entera confianza de E chagüe, quedó nombrado para despa-
char en lo militar, el 15 de octubre de 1856, por ausencia del
propietario en revistar los cñerpos del ejército, situados en
varios puntos de la provincia a consecuencia del pronuncia-
miento del general ürquiza, el 1.° de mayo, contra Rosas.
En la noche del 9 de diciembre (1851) estalló en el Ro-
sario una sublevación en la división del coronel Serrano, de
que un sargento de la del coronel Santa Coloma dio aviso a
éste, a quien se trataba de matar, lo mismo que a aquél y al
capitán Arnold. Con tal aviso, Santa Coloma en el acto formó
cuadro de su división, y al rato de haberlo hecho, le encar-
garon los sublevados, a quien recibió con tres tiros de arti-
llería y haciéndoles fuego de tercerola y fusil hasta repulsar-
los completamente quedando algunos muertos en el campo y
muchos heridos.
La sublevación se inició por unos gritos del alférez Pa-
checo, a lo que se le contestó con un tiro de bala que dio con
él en tierra, ultimándolo con su espada el alférez Federico
González. Serrano y éste se escaparon del campo, como pudie-
ron, yendo al cuadro de Santa Coloma.
Los sublevados, viendo la resistencia de la división de
éste, y con las caballadas de que se habían antes apoderado, se
pusieron en fuga hacia el Diamante, por las Islas, quedando
con 50 hombres del regimiento núm. 2 en el escuadrón del ca-
pitán Arnold.
En la madrugada del 10 los sublevados fueron perseguidos
por tres escuadrones montados, en los únicos caballos que pu-
dieron encontrarse, al mando de Arnold, quien los acuchilló
completamente obligándoles a dejar en su fuga la mayor parte
de las caballadas y cuanto llevaban, pero fueron a engrosar
las filas del ejército libertador del general Urquiza.
Así, la provincia de Santa Fe, lejos de contribuir al de-
rrocamiento de la Dictadura, más bien puso obstáculos que
fueron vencidos sin dificultad alguna, porque la época del rei-
nado del terror en la República Argentina tocaba ya inevita-
blemente a su fin.
El ejército de Entre Ríos empezó a pasar el Paraná, por
el Diamante (Punta Gorda), el 23 de diciembre, y al día si-
guiente 24, la provincia se pronunció contra Echagüe y a fa-
vor del general Urquiza, dando vivas a éste y mueras a Rosas,
3i8 axto:n^io zistt
con ffran sorpresa de muchos que creían ya en la inmortalidad
de Eosas.
En el momento en que Eehagüe rió que el ejército liber-
tador se aproximaba a Coronda y que tuvo noticia de la in-
surrección de la ciudad de Santa Fe. marchó con su ejército,
que se componía de unos 700 hombres, en dirección a la Cruz
Alta, con el objeto de sesruir por los campos hast? la provin-
cia de Buenos Aires, adonde lle^ó con unos doscientos hom-
bres, aue fueron incorporados al ejército de Rosas.
Echa^üe sacó de Santa Fe, y llevó consieo. todos los pa-
■pplp«5 oue tenía en su desnacho d*» o-obierno. a excención di» cua-
tro libros en blanco, siendo lo líníco que encontró el deleorado
Triondo V pa'50 a su sucesor Crespo.
18nl. — 7) Tiomhtrio Crrsno. nombrado interino el 2.5 de
diciembre de 18-^1 y reconocido como tal.
Lue<?o que Crespo se recibió del crobierno. empezaron a
presentársele todos los oue. saliendo de su primera sornresa.
abandonaban al señor Echaoriie. los cuales eran destinados a
sus respectivos puestos: y al ocurrir a la Tesorería se encon-
tró con que sólo había en caja catorce reales.
Crespo tuvo. pues, que tocar otros arbitrios, para poder
llenar esa necesidad.
Orcranizada la Junta de Representantes, se nombró go-
bernador propietario al mismo Crespo en diciembre de 1851.
Al poco tiempo de ser éste nombrado en propiedad, el ge-
neral Juan Pablo López, a su resrreso de la campaña que ter-
minó en Caseros, hizo una revolución, el 5 de julio, en el Ro-
sario, invocando el nombre del general ürquiza. Tomó presos
al juez de paz don Marcelino Bayo (después gobernador) y
al comandante de campana general Santiasro Oroño. empren-
diendo en seguida su marcha sobre la capital y llevando con-
sigo a los presos.
Con la falsa noticia de haber sido derrotada la fuerza que
el gobernador Crespo mandó sobre López ;\' con la de que éste
marchaba triunfante sobre la capital, Crespo presentó su re-
nuncia ante la Sala de Representantes. Dicha renuncia quedó
en la nada por la sublevación de la fuerza de López, el 11 del
mismo mes, y por la fuga de éste casi solo a la provin-
cia de Córdoba.
López y su sobrino el teniente coronel Luis Hernández,
cómplice suyo en la citada revolución, fueron tomados y pues-
tos en la cárcel engrillados en la capital de Entre Ríos, has-
ta marzo de 1854, en que aquél consiguió hacer su evasión.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 319
El doctor Juan Francisco Seguí, abogado de López, hizo
ima brillante defensa; y atendiendo a los (titulados) méritos
y servicios del acusado, fué éste elevado el 8 de enero de 1855,
al rango de brigadier general de los ejércitos de la Confede-
ración, con la antigüedad de 1.* de enero.
Invitado Crespo a la reunión de gobernadores en la ciu-
dad de San Nicolás de los Arroyos, delegó el mandó guberna-
tivo en. Leiva.
1852. — Dr. Manuel Leiva, ministro general, delegado,
durante la ausencia del propietario Crespo al acuerdo de go-
gemadores reunidos en San Nicolás de los Arroyos el 31 de'
mayo, por invitación del general Urquiza, vencedor de Eosas
en Caseros.
Eeasumió el mando en junio, habiendo la Legislatura de-
clarado como ley de la provincia el acuerdo de San Nicolás de
los Arroyos.
1852. — D. Domingo Crespo, propietario, desde junio, que
reas.rimió el mando, después del acuerdo de Ss,'^ Nicolás de los
Arroyos, a que asistió con los gobernadores do algunas pro-
vincias hasta el 1.° de diciembre de 1854. Tuvo por ministro
general al doctor l^tanuel Leiva.
El general Juan Pablo López (a) Mascarilla, con una
fuerza que tenía reunida en las Saladas, i)romovió una rcA^o-
lución, denoniendo y aprisionando al comandante militar del
Rosario, don Marcelino Bayo y al general en jefe de las fuer-
zas de la provincia, don Santiasro Orofío. Al nonerse en marcha
López para Santa Fe a derrocar al gobernador Crespo, lle-
vando consigo a los referidos Bayo y Oroño presos, se sublevó
el comandante Lenzina con la mayor parte de la fuerza de
López, habiendo sido Lenzina seguido del comandante Juan
Pío González y el mayor Ángel Caballero, con los oficiales
a sus órdenes. López quedó en campaña con sólo 50 indivi-
duos de tropa.
El coronel Luis Hernández, que, secundando las dispo-
siciones de López, había dirigido el movimiento anárquico, es-
cribió en el acto al general Urquiza manifestándole la conve-
niencia de que el gobernador Crespo renunciase, en vista del
espíritu de las tropas, y encargándose el mismo Hernández de
dirigir el asunto, a fin de evitar la efusión de sangre.
La conducta de López y Hernández fué desaprobada por
el general Urquiza, repuestas las autoridades derrocadas, y
perseguidos aquéllos por el general Oroño a la cabeza de 600
hombres de caballería. Hernández fué alcanzado por el eo-
320
ANTONIO ZINNY
mandante Juan Pío Rodríguez en Monje, en donde quedó
completamente derrotado escapando con tres hombres en di-
rección al oeste; y López, huyendo en la misma dirección, dejó
en poder del mayor Zelada un carro, en el que llevaba algunos
caudales, pertenecientes al erario de la provincia.
1852. — Dr. Manuel Leiva, delegado de Crespo, durante
la ausencia de éste en julio con motivo de un movimiento que
tuvo lugar el día 5, en el departamento del Rosario, por el
que fueron depuestas y presas sus autoridades, don Marceli-
no Bayo, comandante del punto y don Santiago Oroño, coman-
dante general, y con la intención de pedir la renuncia del go-
bernador Crespo.
Los jefes del movimiento eran los comandantes Luis Her-
nández y Juan A. Fernández, quienes pusieron a la cabeza
del departamento del Rosario al general Juan Pablo López. El
11 de julio todo quedó terminado con la sublevación de la
gente que tenía éste reunida, en circunstancias que se ponía
en marcha con dirección a Santa Fe, desde las Saladas, en
donde se encontraba.
Después de sus servicios prestados al país, como ministro
del gobierno de Santa Fe, primero, y del de Entre Ríos, más
tarde, el doctor Leiva falleció en la ciudad del Paraná, en los
últimos días de agosto de 1879, a la avanzada edad de más
de 80 años.
1854. — D. D. Crespo, propietario hasta el 20 de noviem-
bre, que, durante su ausencia a la ciudad del Rosario a asun-
tos de importancia y urgentes del servicio público, delegó el
mando en don Ricardo Aldao, reasumiéndolo el 28 del mis-
mo mes y continuando en él hasta el 1.° de enero de 1855,
1854. — Comandmite Ricardo Aldao, delegado, desde el
20 de noviembre de 1854, en que el propietario Cresp'o se au-
sentó a la ciudad de Rosario, con motivo del entredicho, en
que a la sazón se hallaba el Estado de Buenos Aires con la
Confederación de las 13 provincias.
Nombrado' don José María Cullen gobernador propieta-
rio el 1.° de diciembre y hallándose éste ausente en la ciudad
de Buenos Aires, comisionado por el gobierno de la Confe-
deración, para la ratificación del tratado de paz, acordado
entre ambos gobiernos — el del Estado de Buenos Aires y el
de la Confederación — fué designado don Domingo Crespo,
para desempeñar el cargo interinamente, durante la ausencia
de aquél, y no aceptando éste, fué sustituido desde el 1.° de
enero de 1855, por el mismo don Ricardo Aldao, quien continuó
en el gobierno, hasta el 13 de febrero.
HISTOBLái DE LOS GOBEEN ADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 321
1855. — D. José María Cúllen, electo en propiedad el 1.°
de diciembre de 1854, y durante su ausencia en Buenos Ai-
res, adonde había sido comisionado por el gobierno de la Con-
federación, para la conclusión y ratificación del tratado de
paz, acordado el 20 de diciembre, entre el Estado de Buenos
Aires y la Confederación, fué nombrado don Domingo Cres-
po, quien no quiso aceptar; siendo entonces sustituido por don
Ricardo Aldao, que se hallaba ya en ejercicio de las funcio-
nes del ejecutivo, desde el 20 hasta el 28 de noviembre, en
calidad de delegado de Crespo, y en la de interino desde el
1.'' de enero hasta el 13 de febrero en que Cullen tomó posC'
sión del mando gubernativo de la provincia.
Fueron sus ministros sucesivamente los doctores Juan
Francisco Seguí y Severo González.
1855. — Dr. Juan Francisco Seguí, delegado de Cullen
cuyo ministro era, desde principios hasta mediados de noviem-
bre, durante cnjo tiempo permaneció el propietario en la ciu-
dad del Rosario, en obsequio "de los intereses de la localidad,
contribuyendo a la realización de obras de pública convenien-
cia. Entre éstas, la construcción del templo, a que se suscri-
bió con 30 onzas de oro, y el general Urquiza con igual canti-
dad; la mensura del departamento, proyectada por los inge-
nieros Bustinza y Blj'th. Según el plano presentado por és-
tos, deberían demarcarse los límites del territorio, su natu-
raleza física, calidad de pastos y número de haciendas, conte-
niendo también una reseña de todas las lagunas y arroyos,
sus nacientes y desagüe, las propiedades que atraviesan y las
tierras que bañan, y además el deslinde de la jurisdicción de
los distritos y de toda clase de establecimientos.
1855. — D. José María Cullen, propietario, desde media-
dos de noviembre, que reasumió el mando, hasta el 25 de ene-
ro de 1856 que lo delegó en su ministro doctor Severo Gon-
zález, por haber tenido que "ponerse en campaña para revin-
dicar el honor nacional y el de la provincia de Santa Fe, ul-
trajado por las fuerza§ de Buenos Aires lanzadas sobre el te-
rritorio del Rosario."
El señor Cullen, después de haberse declarado impotente
para impedir las repetidas invasiones desde el Rosario, como
la del general José María Flores, aniquilada en la misma fe-
cha de la delegación (25 de enero), en la Laguna de Cardo-
so por una fuerza del coronel W. Paunero, hizo un tour de
forcé para "revindiear el honor nacional y el de la provincia
de su mando". (Véase Provincia de Buenos Aires, pág. 274).
Los emigrados de Buenos Aires, asilados en el Rosario,
322 ANTOmO ZINNY
habían invadido el territorio del Estado, pero fueron comple-
tamente deshechos por una fuerza porteña persiguiéndolos has-
ta el Arroyo del Sauce.
Comunicado este inaudito atentado por el jefe político
del Rosario, don Nicasio Oroño, al gobernador Cullen, ordenó
éste al comandante de San Gerónimo, don Silvestre Febre,
que reuniese todas las fuerzas de su mando con la mayor acti-
vidad y sin pérdida de momento, para marchar a vengar el
ultraje, que no evitó por impotencia.
Como el objeto de las fuerzas porteñas no, era otro que
el de perseguir a los invasores hasta obligarlos a internarse en
el territorio santafesino, contramarcharon inmediatamente des-
ocupando la provincia.
Este acto fué interpretado por el general Santiago Oro-
ño, como un triunfo, sintiendo empero se hubiesen ido los
agresores sin haberlos hecho salir por la fuerza.
Después de esta insigne victoria sans coup férir, regresó
el gobernador Cullen a la capital el 29 a la noche, reasumien-
do el mando al día siguiente.
Con motivo de las frecuentes demostraciones hostiles pa-
ra con Buenos Aires, don Juan Manuel Rosas, en una conver-
sación que sobre la situación del Río de la Plata tuvo con
una persona de su relación que le había visitado en Southamp-
ton, en 1854, decía:
"Buenos Aires debe declararse independiente, tiene todos
los elementos que pueden constituir una nación; población nu-
merosa con proporciones de un rápido acrecentamiento; con
fuerzas y rentas que seguirán el mismo desarrollo, una vez que
se sacuda de la remora y fastidiosa complicación en que la
tienen envuelta las provincias, siempre descontentas por en-
vidia, y tan orgullosas como pobres, eternamente inquietas, sin
más cuestión que las agite, sino en su odio impotente contra
Buenos Aires y la de disputarse el puesto de gobernador de la
provincia. Este codiciado empleo dará mil pesos de rentas al
que lo disfrute, el cual regularmente acaba por ser acusado de
haber robado los cuatro reales de la renta de la provincia.
"Buenos Aires debe tomar por límites al sur el Estre-
cho de Magallanes y al oeste de la línea que protegen los fuer-
tes; por el norte podría llegar sucesivamente hasta el Chaco,
Santa Coloma y González, habían adelantado mucho eso. Esta
extensión de territorio es más que suficiente para las necesida-
des de una respetable nación en Europa y en América."
1856. — Dr. Severo González, ministro general interino,
delegado de Cullen, desde el 25 de enero, que éste tuvo que
HISTORIA DE LOS GOBEHNADORES DE LAS PROVINCIAS ABGEÍTTIXAS 323
ponerse en campaña para rechazar las fuerzas de Buenos Aires,
que en el calor de la persecución a los invasores del Rosario,
habían penetrado en esta provincia.
El 30 del mismo mes reasumió el mando el gobernador
Cullen, de regreso de su gran campaña, en la que no tuvo el
gusto de sentir un sólo tiro, ni poner en juego todas las fa-
cultades que el ministro del interior, doctor S. Derqui, le con-
firiera para imponer el castigo a los audaces agresores; no los
de Santa Fe sino los de Buenos Aires.
1856. — D. José María Cullen, propietario desde el 30 de
enero que reasumió el mando, de regreso de su campaña, sans
coup férir, contra una fuerza porteña, hasta el 14 de abril
que se ausentase de \a/„ capital a objetos del ser%'icio público,
delegando nuevamente en su ministro general interino doctor
Severo González.
El doctor Juan F. Seguí fué su ministro general.
1856. — Dr. Severo González, ministro general interino,
delegado de Cúllen, durante la ausencia de éste de la capital,
desde el 14 de abril.
Apenas regresara el señor Ctillen a la capital, expidió un
decreto (24 de abril de 1856) instituyendo una comisión en
la ciudad del Rosario, presidida por el jefe político del de-
partamento, para recibir, hospedar y proporcionar a los inmi-
grantes el más pronto y útil acomodo, según la profesión, arte
o industria de cada uno. La comisión era compuesta de los se-
ñores siguientes, presidente, el jeíe político don Jacinto Cor-
valán; vocales, don Marcelino Bayo, don Pedro Ramírez, don
Federico Ortiz, don Tomás A. Peñaloza, don Caj^etano Carbo-
nel y don Ezequiel N. Paz.
1856. — D. José M. Cullen, propietario, desde fines de
abril hasta el 18 de julio de 1856, en que estalló un movimiento
revolucionario, que puso a Cullen en la necesidad de presentar
su renuncia, la que no fué considerada legítima por el gobier-
no de la Confederación a causa de haber sido ella elevada a la
Legislatura provincial en medio de una asonada.
El día siguiente, 19, se reunieron los principales ciuda-
danos en asamblea popular, con el objeto de considerar la di-
misión de don J. M. Cúllen del cargo de gobernador de la pro-
vincia, y habiendo rehusado la maj'oría de diputados consti-
tuirse en sesión, encontraron acertado el proceder de Cúllen
en dar su dimisión, eligieron y proclamaron gobernador pro-
visorio al brigadier general Juan Pablo López, por todo el
tiempo que transcurriera, hasta la promulgación de la consti-
ANTONIO ZINNY
tución provincial y nombramiento del que debía desempeñar
aquel cargo en propiedad.
El mismo día 19, López, proclamado gobernador proviso-
rio, dirigió una proclama al pueblo, manifestando el senti-
miento que le animara al colocarse al frente de los destinos
del pueblo santafesino y exponiendo cuál sería la marcha de
su gobierno.
El gobierno nacional de la Confederación asumió la po-
sición que la constitución le asignaba, enviando en comisión
al ministro de la guerra, general J. M. Galán, a efecto de que,
representando su autoridad, tomase las medidas necesarias pa-
ra terminar la situación anormal en que se encontraba la
provincia.
El general Galán, encontrando en López buena disposi-
ción para llevar adelante la misión que le fuera encomenda-
da, delegó en él la misma autoridad de que iba investido, a fin
de que se pusiese en ejercicio de ella hasta el restablecimiento
de los poderes públicos que constituían el gobierno.
Con tal motivo, dejó en sus manos la renuncia que el
gobernador Cullen le entregara, para ponerla en las de la Le-
gislatura, dándole el recurso correspondiente en debida opor-
tunidad.
El nuevo comisionado nacional y gobernador López mani-
festó al gobierno nacional las serias dificultades que encon-
traba, puesto que faltaba el poder legislativo de la j)rovincia,
por el hecho de no quererse reunir los ciudadanos que lo for-
maban, fundándose en la falta de garantías para sus deli-
beraciones.
Entonces el ministro del interior doctor Derqui se trasla-
dó a la ciudad de Santa Fe, plenamente autorizado por el pre-
sidente de la Confederación, con el objeto de tomar las dis-
posiciones necesarias, para remover las dificultades que Ló-
pez indicaba.
En esa virtud facultó especialmente al general López,
para que, a nombre del gobierno nacional, convocase la pro-
vincia para el 2 de agosto, al objeto de nombrar representan-
tes a una nueva Legislatura, que debería instalarse con el ca-
rácter de constituyente y que había de ejercer sus funciones
hasta la época en que debía renovarse la anterior.
1856. — Brigadier General Juan P. López, elegido provi-
sorio por el pueblo el 18 de julio y posesionándose el siguien-
te día 19.
A los primeros anuncios de una revolución, el gobernador
Cullen se ausentó de la provincia sin delegar la autoridad que
él investía y dejando en manos del presidente de la Legisla-
HISTORIA DE LOS GOBEEN ADORES DE LAS PROTIKCIAS ARGENTIN'AS ^25
tura una nota que se suponía ser su renuncia. Con este moti-
vo procuró reunirse dicha corporación sin haberse podido con-
seguir que los miembros que la componían concurriesen a sesión
en simple mayoría siquiera, para tomar en consideración la
nota mencionada, cuya circunstancia prolongaba el estado de
acefalía, en que quedaba la provincia.
En este estado de cosas, el vecindario de la capital y de
las poblaciones más inmediatas levantó un acta declarando
renunciados los poderes de los representantes, por el no uso
de sus facultades en los momentos del conflicto, y nombrando
entre tanto gobernador provisorio de la provincia al mismo
general J. P. López.
El gobierno nacional, por conducto de sus comisionados,
el general Galán primero y el doctor Derqui en seguida, con
conocimiento de los hechos, habían delegado la autoridad que
investían en el mismo general López, quien acreditó aparen-
temente la mayor adhesión a las instituciones y el mayor res-
peto entonces a la autoridad nacional.
1856. — Dr. José de Amenáhar, delegado de López, hasta
el 26 de octubre que fué, por medio de una revolución, derro-
cado 3" arrestado, pero puesto en libertad y restablecido al si-
guiente día.
1856. — Coronel Mariano Rodríguez, elevado al mando
gubernativo interino por medio de una revolución encabeza-
da por él mismo, el 26 de octubre de 1856, sorprendiendo al
gobernador delegado Amenábar, al ministro don J. F. Seguí,
al jefe de policía Basualdo y al coronel Ramírez, jefe de la
guardia nacional de caballería.
Perturbado así el orden público, el gobierno nacional de
la Confederación comisionó omnímodamente al ministro del
interior doctor S. Derqui, quien consiguió restablecer las au-
toridades legales depuestas por el motín militar, mandando
inmediatamente poner en libertad las personas que habían
aprisionado los revolucionarios.
El gobierno interino creado por la revolución y los auto-
res principales de ésta evacuaron la ciudad en la madrugada
del 27 de octubre fugando para distintos puntos.
1856. — Dr. Santiago Derqui, ministro del interior, en
comisión del gobierno nacional de la Confederación, en ejer-
cicio del P. E. de la provincia, a consecuencia de una revolu-
ción encabezada por el coronel Mariano Rodríguez, en 26 de
octubre, hasta el establecimiento del gobernador delegado.
1857. — - Brigadier Juan Pablo López, propietario, desde
enero que reasumió el mando hasta el 29 de mayo que se au-
326 AIÍTOIíIO ZIIÍNY
sentó con destino al Kosario, delegando en el canónigo
Amenábar.
1857. — Canóniqo Dr. José de Amenáhar, delegado de
López, que salió el 29 de mayo de 1857 para el Rosario.
1857. — Brigadier Juan Pallo López, provisorio desde
junio que reasumió el mando de la pro\áncia, hasta que, te-
niendo que salir a campaña, en comisión del gobierno de la
Confederación, para la organización de los cantones militares
de las líneas fronterizas, lo delegó, el 19 de noviembre de 1858,
en el coronel Fraga.
El general López tuvo por base de su gobierno el despil-
farro y la persecución tenaz y sistematizada a sus opositores
políticos ; no reconocía más ley para dirigir su gobierno que su
voluntad : autorizaba el pillaje y la depravación en la provin-
cia de Buenos Aires : hizo un gobierno opresor.
1858. — Coronel Rosendo María Fraga, ^ácepresidente
1.° de la legislatura, por impedimento del presidente doctor
Amenábar, delegado del general J. P. López, que salió a campa-
ña, de acuerdo con el gobierno de la Confederación, para la or-
ganización de los cantones militares de las líneas fronterizas
desde el 19 de noviembre de 1858, hasta el 30 de agosto de 1850,
que fué nombrado en propiedad, prestando juramento como tal,
el 4 de septiembre y continuando en desempeño del mando
gubernativo, hasta el 7 de febrero de 1860 que con motivo de
la visita general de los departamentos, delegó en el canónigo
Amenábar.
El gobernador Fraga fué acompañado en sus tareas ad-
ministrativas, en calidad de ministro general por don Carlos
B. Seguí, y sucesivamente por don Urbano de Iriondo y bri-
gadier general Pedro Ferré.
1860. — Canónigo Dr. José de Amenábar, delegado de Fra-
ga, durante la ausencia de éste a la visita general de los depar-
tamentos, desde el 7 de febrero hasta el 1.° de marzo de 1860,
en que reasumió el mando el propietario.
1860. — Coronel Rosendo María Fraga, propietario, desde
el 1.° de mayo, en que, después de su visita a los departamentos,
reasumió el mando, hasta el 8 del mismo, que marchó de nuevo
a los departamentos del sur.
1860. — Canónigo Dr. José de Amenábar, delegado de
Fraga, desde el 8 de mayo, que éste salió a campaña, revolu-
cionada por el general J. P. López, terminada aquélla con el
arresto de éste el 7 de junio del mismo año 1860, hasta el 30 del
mismo mes de junio, en que el propietario reasumió el mando.
HISTOKIA DE LOS GOBERXADOBES DE LAS PROTIXCTAS ABGENTIXAS 32?
El general Juan Pablo López, pretendiendo el misijio pues-
to que, en menoscabo de la constitución ejerció por tres años,
volvió a valerse del mismo medio de que se valió antes para su-
bir al gobierno; pero sus proyectos y pretensiones quedaron
burladas, mediante la actividad y celo del gobernador Fraga,
que salvó la provincia de su mando de un escándalo más.
Esta fué la última intentona de López, con la que acabó de
hundirse para siempre. Estuvo en su mano el coadyuvar a la
libertad de su provincia y de la República, y tuvo la desgracia
de recibir inspiraciones para obrar en sentido contrario.
El año 1860 fué fecundo en revoluciones; principió con la
gran revolución de Córdoba, pero fué vencida y anonadada, y
los autores de ella encontraron apoyo en la autoridad nacional,
porque eran amigos del presidente de la república. A ésta
le siguió la de La Rio ja, que logró sobreponerse a las autori-
dades legales; luego la de Santa Fe en el Rosario, que fué so-
focada al nacer, la de San Luis que tuvo el mismo fin, y por
último, la de Santiago del Estero, que echó por tierra las ins-
tituciones en el mismo día en que se alcanzaba un triunfo
brillante en el sentido de darles bases sólidas e inconmovibles,
el mismo día en que los patriotas de la convención de Santa
Fe aceptaban sin discusión las reformas presentadas por Bue-
nos Aires, para acelerar la unión, a que ésta contribuyó con
todo su poder. A tan patriótico fin concurrieron muy eficaz-
mente los doctores Dalmacio Vélez Sársfield, Salvador María
del Carril, Benjamín Victorica y el doctor Juan Francisco Se-
guí. Los demás miembros de la Convención se plegaron al voto
de la mayoría.
Terminados los trabajos de la convención, a fines de se-
tiembre, pasaron los convencionales de Buenos Aires y mu-
chos liberales de las provincias a la ciudad del Paraná, adonde
llegaron el 27 ; habiendo sido recibidos con entusiasmo por
una comisión del Club Socialista Argentino y por lo más res-
petable y distinguido de aquella ciudad. En el club, tomaron
la palabra los señores: Sarmiento, Seguí, Victorica, Carril y
el doctor Gutiérrez, y en medio de los aplausos y vivas a la
unión y al pueblo de Buenos Aires, la alegría general fué
amargada por la noche. Mientras el pueblo daba una serenata
al general Pedernera, el coronel Baldomcro Lámela, puñal en
mano, gritó varias veces : ' ' ¡ mueran los asesinos de Villamayor !
i muera Obligado ! ¡ muera Vélez Sársfield ! " El pueblo, con su
buen sentido respondió a esos gritos salvajes con silbidos y
gritos de reprobación, y la policía cumplió con su deber arres-
tando a los perturbadores.
328 ANToxio ziyyr ">
El 1.° de octubre regresaron a Buenos Aires los conven-
cionales por esta provincia, para proceder cuanto antes a la
jura de la constitución, que, según el convenio de 6 de junio,
debía tener lugar a los 15 días de terminadas las sesiones de
la Convención.
1S60. — Coronel Eosendo M. Fraga, propietario, desde el
39 de junio, que regresó de la campaña, la cual quedó paci-
ficada con el arresto del general Juan Pablo López y demás
perturbadores del orden, reasumiendo el mandato gubernativo,
en que continuó, hasta que, combatido por la prensa liberal
del Rosario y del Paraná, elevó su renuncia el 5 de no^"iembre,
declarando no poder continuar un momento más en el mando
de la provincia", por bailarse afectado de una enfermedad per-
manente.
Con este motivo el presidente de la legislatura, don Esta-
nislao López, convocó a la Asamblea para tomar en consi-
deración aquella renuncia, y no estando en las atribuciones
del citado presidente la citación de los miembros de la sala en
receso, se negaron algunos a asistir, tanto más cuanto que la
asamblea legislativa estaba convocada por el poder ejecutivo
para el 20 del mismo mes.
Sin embargo, se aceptó el 9 de diciembre, sucediéndole don
Pascual Rosas por el tiempo que faltaba, para cumplir el
trienio por que fué nombrado el coronel Fraga, febrero de
1861.
Inmediatamente salió de Santa Fe, pasando al Paraná,
de donde se dirigió a Buenos Aires fijando en esta ciudad su
residencia definitiva, responsabilizándose con una garantía
espontánea para contestar a los cargos que se le hicieran, res-
pecto de los actos de su administración.
Las papeles más interesantes de los archivos públicos de
Santa Fe fueron, según un periódico del Rosario redactado
por el doctor Evaristo Carriego {El Progreso, de 28 de diciem-
bre de 1860), substraídos por las dos últimas administracio-
nes — general J. P. López y coronel Fraga. — Entre ellos la
interesante correspondencia mantenida entre los generales José
Artigas y Estanislao López, depositada en dichos archivos,
existía en poder de un particular.
Las gobiernos subsiguientes dispusieron la organización de
los papeles subsistentes, catalogados y con índice.
El coronel Fraga falleció el 1.° de septiembre de 1871 en
Buenos Aires, en donde había nacido el 1.° de marzo de 1815,
1860. — D. Pascual Rosas, electo en propiedad el 9 de di-
ciembre de 1860, en que sucedió a Fraga, hasta el 4 de di-
ciembre del siguiente año, que, a consecuencia de la batalla
HISTOBIA DE LO» GOEI35NADOBES DE LAS PEOVINOIAS ARQEIT'nTTAS 329
de Pavón, ganada el 17 de septiembre por el ejército de Bue-
nos Aires al mando de su gobernador don B. Mitre, sobre el
de la Confederación, al de don J, J, de Urquiza, dejó delegado
a don Mariano Comas en la capital y los departamentos de San
José j San Jerónimo.
En la misma fecha (4 de diciembre de 1861), por las cau-
sas que se acaban de indicar, el gobernador Eosas fué substi-
tituído por don Tomás Cüllen en calidad de jefe político.
El gobernador Eosas tuvo por ministro al doctor Simón
de Iriondo.
1861. — Don Mariano Comas, delegado de don Pascual Eo-
sas, quien fué derrotado con ciento y tantos hombres de los
emigrados de Buenos Aires, en la Cañada de Gómez, el 22 de
noviembre de 1861, fugando en seguida ai Chaco.
Comas manifestó el 2 de diciembre, al general V. Flores
que la ciudad de Santa Fe no oponía resistencia alguna a las
fuerzas de Buenos Aires y que se limitaba a conservar el orden
en la población. El general Flores no reconoció la delegación
hecha por don Pascual Eosas, porque emanaba de un enemi-
go en armas y porque después de haber comprometido a su
provincia en una guerra desastrosa, hizo abandono de su go-
bierno buscando en los salvajes del desierto el apoyo que sus
conciudadanos le negaron,, con objeto de hacer contra ellos
una guerra de bandalaje, como la que hizo hasta entonces.
Flores nombró, por consiguiente, el 4 de diciembre a don
Tomás Cuilen, en clase de jefe político de la capital y los de-
partamentos de San José y San Jerónimo.
1861. — Don Tomás Callen, nombrado el 4 de diciem-
bre de 1861, jefe político, por el brigadier general Venancio
Flores, jefe del tercer cuerpo del ejército de Buenos Aires,
triunfante en Pavón de acuerdo con el general Mitre a causa
de la acefalía de las autoridades legales en la capital de los de-
partamentos de San José y San Jerónimo, abandonados con la
fuga de don Pascual Eosas; hasta el 26 del mismo mes que,
por no tener Cüllen la edad requerida para ocupar el puesto
de gobernador, fué nombrado provisorio de don D. Crespo, re-
cibiéndose el 31.
Fué secretario de la jefatura política el licenciado Quin-
tín Valle.
1861. — Brigadier general don Bartolomé Mitre, goberna-
dor de Buenos Aires y general en jefe de su ejército, victorioso
en la batalla de Pavón, quien, por haber caducado de hecho
y derecho los poderes públicos que regían la provincia y en
virtud del derecho que aquella victoria le acordaba, ejerció la
330 ANTONIO ZINNY
autoridad militar de la provincia, nombráíido gobernador pro-
visorio el 26 de diciembre a don Domingo Crespo, quien se
recibió del cargo el 31 del mismo mes con toda solemnidad
y con los honores debidos que le fueron rendidos por un ba-
tallón del ejército de Buenos Aires, de gran parada, con su
música y bandera.
Su secretario en campaña fué el doctor José María Gu«
tiérrez.
1861. — D. Domingo Crespo, nombrado gobernador pro-
visorio ei l:ü y puesto en posesión del cargo el 31 de diciembre
de 1861, por el brigadier general B. Mitre, gobernador de Bue-
nos Aires y general en jefe de su ejército, triunfante en Pavón.
En virtud de una ley de fecha 19 de febrero de 1862, que
declaró caducos de hecho y de derecho los poderes públicos
de la provincia, que existían el 11 de octubre de 1861, fué nom-
brado en propiedad un gobernador propietario, el 21 de fe-
brero, en la persona de don Patricio Callen, por el término de
tres años, recibiéndose éste el 23 hasta cuya fecha ejerció Cres-
po el mando gubernativo provisorio.
El mismo día de su recepción, el señor Crespo nombró
ministros al doctor Joaquín Granel y licenciado Quintín Valle
y cuatro días después al coronel Luis Lamas, jefe político del
Rosario, quedando reconocidas todas las autoridades que exis-
tían en aquel departamento, cuyos empleos han sido creados
por las leyes de la provincia.
1862. — Patricio Ctillen, gobernador constitucional, elec-
to en propiedad por la asamblea legislativa el 21 de febrero
de 1862 y recibido el 23 del mismo mes y año, hasta el 5 de
abril, que, debiendo ausentarse de la capital por asuntos del
servicio público, delegó el mando gubernativo en don José
María Echagüe.
Su ministro secretario general fué el doctor Joaquín Gra-
nel, sucediéndole el doctor José María Zuviría.
1862. — D. José María Echagüe, teniente coronel delega-
do de D. P. Uullen, durante la ausencia de éste de la capital,
desde el 5 hasta el 19 de abril, en que el propietario reasumió
el mando gubernativo.
1862. — D. Patricio Callen, propietario desde el 19 de
abril de 1862 que, después de su ausencia de la capital, reasu-
miera el mando gubernativo. ^
Continuó en ejercicio de sus funciones hasta el 4 de di-
ciembre que, teniendo que salir a una expedición contra los
indios del Chaco, delegó el mando en su ministro general el
doctor Zuviría.
HISTOEIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 33 1
De regreso de su expedición, el 2 de enero de 1863, reasu-
mió el mando para delegarlo nuevamente el mismo día en la
persona de don José María Echagüe.
Durante su gobierno, tuvo lugar (9 de no\dembre de 1862)
la solemne instalación del colegio de la Inmaculada Concepción,
establecido por los padres de la Compañía de Jesiis: don Joa-
quín Suárez, superior general, don Pedro Viña, rector del
colegio, don José Eepetti, don Mariano Kueda y don Anto-
nio Garcez.
Dictóse una ley (11 de noviembre) declarando nulas y sin
ningún valor legal todas las enajenaciones de las tierras de
propiedad pública verificadas en subasta pública desde 1855
hasta aquella fecha.
Celebróse (2 de diciembre) un contrato de colonización
agrícola con los señores Werner y Cía., en representación de
una sociedad protectora de los emigrantes de Francfort sobre
el Main, Alemania.
1862. — Doctor José María Zuviría. ministro general de-
legado de Cullen, durante la ausencia de éste en una expedi-
ción contra los indios del Chaco, desde el 4 de diciembre de
1862 hasta el 2 de enero de 1863.
Declarada la necesidad de reformar la constitución pro-
vincial, promulgada el 30 de agosto de 1856, el gobernador
delegado Zuviría promulgó (6 de diciembre) la ley convocando
una convención ad Tioc, que se instaló 40 días después, la cual
sancionó el 12 de febrero de 1863, la nueva constitución que
hoy rige en la provincia, y que fué promulgada el 25 del mis-
mo mes por el gobernador propietario Cullen.
Solicitado por el gobierno nacional un informe acerca
de los "límites originarios de la provincia de Santa Fe; lí-
mites de sus antiguas posesiones; límites de su actual pose-
sión; y enajenaciones de tierras hechas después de la jura de
la constitución nacional, por los gobiernos de la provincia en
los territorios vecinos a la frontera o en la frontera misma",
el delegado Zuviría nombró en comisión (9 de diciembre) a
don Domingo Crespo para que informara sobre los límites ori-
ginarios; al doctor Aureliano Argento, sobre los de antigua
posesión; a don Urbano de Iriondo, sobre los de posesión ac-
tual, y al doctor Pedro Rueda sobre los demás, asociando
(22 de diciembre) a dicha comisión el brigadier general Pe-
dro Ferré.
Promulgó (30 de diciembre) una ley estableciendo una ofi-
cina de topografía y estadística para levantar el censo en toda
la provincia, etc.
332
ANTONIO ZINNY
1863, — Don Patricio Cüllen, propietario. De regreso de
su expedición contra los indios del Chaco, reasumió el mando
gubernatiyo el 2 de enero de 1863 y el mismo día salió de la
provincia dejando de delegado a don José María Echagüe.
TuA'o por ministro general al doctor Jerónimo L. del Barco,
desde junio.
1863. — Don José María Echagüe, delegado de CuUen, du-
rante la ausencia de éste por asuntos urgentes del servicio pú-
blico, desde el 2 de enero hasta el 15 del mismo mes en que el
propietario reasumió el mando.
1863. , — Don Patricio Cullen, propietario detsde el 15 de
«ñero que reasumió el mando, hasta 12 de febrero de 1864.
que lo delegó en don Nicasio Oroño.
El doctor Joaquín Granel desempeñó la,? funciones de mi-
nistro general interino.
No pudiendo el gobernador Cullen, por causáis de enfer-
medad, trasladarse a la ciudad del Eosario y asistir a la so-
lemne inauguración del ferrocarril Central Argentino, para
la que fué invitado por el presidente de la república, comi-
sionó a su ministro general el doctor J. M. Zuviría, para que
lo representase, asistiendo en su nombre a aquel acto, que tu-
vo lugar el 20 de abril de 1863, habiendo declarado días de
fiesta icívica en toda la provincia, los días 17 a 21 de dicho
mes.
1864. — Don Nicasio Oroño, delegado de Cullen desde el
12 de febrero hasta el 31 de mayo, en que el propietario re-
asumió el mando gubernativo.
El doctor Joaquín Granel le acompañó como ministro se-
cretario general de gobierno.
En el corto tiempo que lel señor Oroño ejerció el gobierno
delegado, se introdujeron mejoras cuyos beneficios se van pal-
pando hasta el presente.
Mientras la capital de la provincia, a pesar de lais repe-
tidas convocaciones del gobierno para que el pueblo practi-
case sus elecciones, carecía de la institución municipal, San
Lorenzo, Villa Constitución y San Jerónimo entraron en el
goce de ese beneficio durante el gobierno de Oroño.
En el año 1862, el poder ejecutivo había declarado no
dejar la más pequeña deuda: habiendo cumplido todas sus
obligaciones y pagado el servicio todo de su administración.
La renta, en 1863, había duplicado e iba en aumento, habién-
dose cerrado el año económico con un sobrante de 776 pesos
73 y medio" centavos. El gobierno cumplió rteligiosamente has-
ta el último de sus compromisos, habiendo pagado todo «1
HISTOIUA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PR0\-1NCIAS AEGEXTIXAS J33
servicio administrativo, hecho mejoras importantes y atendido
a necesidades extraordinarias de la provincia, sin recurrir a
nuevos impuestois, debido sólo a la regularidad de la recau-
dación y a la moralidad de los empleados.
La instrucción pública recibió impulso con la creación de
escuelas y colegios.
Además de las mejoras materiales, iniciadas unas y lle-
vadas a cabo otras, en la administración Oroño, la provincia
de Santa Fe jamás gozó de mayor libertad.
1864. — Don Patricio CuUeti, propietario desde el 31 de
mayo hasta el 15 de junio, en que hallándose imposibilitado
para continuar personalmente en el ejercicio del poder eje-
cutivo, y teniendo que ausentarse de la capital por motivos
de enfermedad, delegó el (ejercicio del mando gubernativo en
el presidente de la legislatura don José María Echagüe.
1864. — D. José María Echagüe, nombrado delegado des-
de lei 15 de junio, hasta principios de julio, por enfermedad
del propietario P. Cullen.
Fué su ministro general el ciudadano don Tomás Puig.
1864. — Don Patricio Cullen, propietario desde julio que
reasumió el mando haista el 22 de febrero de 1865 qule lo trans-
mitiera a su sucesor D. N. Oroño.
1865. — Don Nicasio Oroño, electo en propiedad el 8 de
febrero y puesto en posieisión del cargo el 22 del mismo mes,
haista el 9 de enero de 1868, que, habiéndose ausentado sin
previa licencia de la legislatura, como lo dispone la constitu-
ción, asumió el poder lejecutivo el doctor J. B. Grana, presi-
dente de aquel cuerpo. Tuvo por ministros a los señores Juan
del Campillo, Emiliano García y Tesandro Santa Ana.
Habiendo estallado en Córdoba el 16 de agosto de 1867
una revolución encabezada por el inspector de guardias na-
cionales de aquella provincia don Simón Luengo, >el goberna-
dor Oroño marchó, para contribuir a isofocarlo, a la cabeza
de 2.800 hombres.
La actitud hostil y rebelde feíjercida por el mayor Nico-
lás Denis, con una fuerza como de 500 hombres de caballería
de la frontera norte de la provincia, colocó al gobernador
Oroño en el caso de requerir, como nequirió la intervención
nacional, el 22 de diciembre de 1867.
Dos días despuéís, el 24 de diciembre, estalló en el Rosa-
rio una revolución, dieclarándose entonces Oroño, el 6 de fe-
brero de 1868, en ejercicio de mando desde aquella ciudad,
donde, en esta última fecha, fué trasladada la residencia de
las autoridades pro\inciales hasta el 27 de enero de 1868 que
334 ATíTOKIO ZINNY
a la aproximación de las fuerzas nacionales al mando del
ministro de la guerra, general Julián Martínez, los revolu-
cionarios abandonaron las inmediaciones del Rotsario.
Este restableció en sus respectivos puestos todas las auto-
ridadegi que funcionaban antes del mo\dmiento sedicioso del
24 de diciembre, encabezado por el coronel Patricio Rodrí-
guez, Sin lembargo, la rebelión no fué dominada en toda la
pro^^ncia, sino el 14 de febrero de 1868, en que el goberna-
dor Oroño quedó repuesto en el libre ejercicio de su autoridad
constitucional len toda ella.
Entretanto, los doctorejs José Benito Grana y Simón de
Iriondo, que encabezaban la resistencia a la autoridad del
gobernador Oroño, en la ciudad de Santa Fe, protestaron su
obediencia al gobierno general, representado por su comisio-
nado nacional el doctor Eduardo Costa, y aceptaron su cesa-
ción del gobierno de hecho, que el primero de ellos había
asumido por la ausencia de . Oroño, a cuyo gobierno siei some-
tieron. Mientras Oroño disponía lo conveniente, quedó encar-
gado de la conservación del orden público en aquella ciudad
y departamentos adyacentes, el respetable ciudadano don Do-
mingo Crespo, desde el 12 de febrero, en que se sometieron
Grana e Iriondo,
El gobernador Oroño fué uno de los más progresistas que
tuviera la provincia. Dictó disposiciones benéficas en el sen-
tido de poblar y colonizar el territorio del Chaco, estable-
ciendo fortines de 4 en 4 llsguas, y por una ley, de fecha 24
de agosto de 1866, el poder ejecutivo de la provincia quedaba
autorizado para conceder terrenos en propiedad perpetua en
lois cantones de Súnchales, Cayastacito, etc. El antiguo cami-
no de los Súnchales, de Santa Fe a Santiago del Estero, dis-
tante como 25 leguas d'e uno a otro punto, siendo las vías rec-
tas entre las capitales de las dos provincias, fué por los es-
forzados empeños de Oroño y del gobierno de Santiago, reha-
bilitado para su segura y fácil comunicación. Al arrancar de
Santa Fe, este camino toma la dineeción noroeste y va a bus-
car la proximidad de las lagunas, esteros y bañados de los
Porongos y por tanto se acerca a los territorios del Chaco,
en posesión de los indios para enderezarse a Santiago. Con
\m guerras civiles se despobló toda esta línea, y quedó aban-
donado el camino de los Súnchales, así como los hermosos
campos que atraviesa. H05'' es otra cosa.
En el gobierno de Oroño ise dictó la ley de matrimonio
civil para la provincia, la cual encontró mucha oposición, y
muy principalmente entre las damas cordob^tsas, protestando
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 333
que, como verdaderas católicas no admitirían jamás otras doc-
trinas Bobre el matrimonio que las enseñadas por la iglesia
católica, apostólica, romana, etc. Las señoras y señoritas cor-
dobesas tanto se escandalizaron die aquella ley que publicaron
en la prensa de aquella provincia una Manifestación dirigida
al helio sexo de la República sobre el matrimonio civil.
Era este un paso demasiado agigantado para la provincia
de Santa Fe.
El gobiea-nador Oroño terminó su período legal el 23 de
febrero de 1868, isucediéndole Don Camilo Aldao. Tuvo por
ministro general al doctor Juan del Campillo y en seguida al
doctor Emiliano García.
1866. — D. Tiburcio Aldao, presidente de la municipali-
dad, delegado de Oroño, durante la ausencia da éste a Coron-
da, adonde fué con el objeto de inaugurar los trabajos del
edificio para la jefatura política, pasando en seguida a Ro-
sario a asuntols de .servicio público, desde el 15 die enero hasta
eii 12 de marzo de 1866, que el propietario reasumió el mando
gubernativo.
La 2,^ vez, durante la ausencia del mismo propietario a
dicho punto, para la inauguración d^eil edificio ya terminado,
con destino a juzgado de paz y municipalidad, desde el 12
de octubre de 1866.
La 3.'' vez, 19 de enero de 1867, durante la ausencia del
propietario Oroño de la capital.
La 4.^ vez, |eai 11 de julio hasta el 1.° de septiembre de
1867, durante la ausencia del propietario Oroño en Córdoba,
adonde marchó al frente de una fuerza, con el objeto de so-
focar una revolución, que había estallado en aquella ciudad,
lencabezada por el inspector general de guardias nacionales
don Simón Luengo; hasta el 2 de septiembre del mismo año,
en que el propietario realsuraió el mando gubernativo de la
provincia.
1867. — Don José María Cullen, delegado de Oroño, des-
de el 26 de diciembre, en que se ausentó el propietario de la
capital, a consecuencia de la rievolución del 24, ha^ta el 6 de
febrero de 1868, que éste decretó asiento del gobierno la ciu-
dad del Rosario, donde ejerció las funciones gubernativas, aun
ant(e« de la fecha en que lo decretara.
Los coroneles José Rodríguez y Nicolás Déniz, conjun-
tamente, y el doctor Simón de Iriondo, por separado, en un
manifiesto dirigido por ellds al público, fechado en Santa Fe
a 27 de diciembre (1867) declararon que sus trabajos electo-
rales, con feliz éxito, aisustaron al gobernador Oroño, coló-
336 AlíTONJO ZIJíNT
candóle en el camino de la \áolencia como único medio de
contrarrestarlo.
La persecución se hizo entonces tiránica, huyendo los
ciudadanos a los campos de los establecimientos de Eodríguez
y Déniz, quienes los protegieron proporcionándoles reses y
caballos. En vista de esto, el gobernador Oroño organizó tro-
pas, que al mando de Avalos, fuese a batirlos. Aquellos le
amenazaron y éste huyó hasta la fortaleza, en donde fué si-
tiado el gobernador. El pueblo de Santa Fe fué entonces a
incorporarse a las filas de los rebeldes, aunque no se consi-
deraban tales los coroneles Rodríguez y Déniz, y en obse-
quio de la tranquilidad pública y en el deseo de evitar los ma-
les que a la ciudad acarrearía el asalto que éstos preparaban,
aceptaron la mediación de algunos ciudadanos, dando por re-
sultado un convenio que salvaba la dignidad del gobierno y la
de ellos y garantía la libertad del sufragio con la delegación
del mando en la persona de don José María CuUen, que, bajo
su fe de caballero, nunca desmentida, prometió al pueblo.
Los señores Eodríguez y Déniz aseguraban, bajo su firma,
haber hecho un perfecto uso de su derecho, al tomar las armas
en su sostén, como ciudadanos, desde que el gobernante les
coartaba ese derecho.
En ese caso los revolucionarios de 24 de septiembre de
1874, tuvieron más que derecho, cuando, después de solicitar
justicia que les fué negada, protestaron con las armas en la
mano c ntra el fraude y la falsificación más escandalosa de
que se tenga memoria en los anales electorales de la Repú-
blica.
Para complemento de desgracia, el cólera se había des-
arrollado de una manera terrible. La ciudad de Santa Fe,
cuya población no alcanzaba a la sazón a 6.000 almas, perdía
diariamente de 20 a 30 personas.
1868. — Doctor José Benito Grana, presidente de la cá-
mara de justicia, quien en ausencia de Oroño, sin previa li-
cencia de la legislatura, como lo dispone la constitución, asu-
mió el poder ejecutivo el 9 de enero, acompañado del doctor
Simón de Iriondo, en calidad de ministro.
Este fué un pretexto para legalizar el triunfo de la revo-
lución del 24 de diciembre de 1867, en el Rosario, manifesta-
do por la resistencia armada al desembarco del gobernador
Oroño y de la fuerza nacional.
La autoridad del doctor Grana fué considerada ilegíti-
ma por el comisionado nacional, doctor Francisco Pico.
Los doctores Grana y S. Iriondo, que se encontraban a
HISTORIA DE LOS GOBEBN ADORES DE LAS PROVINCIAS ABGENTINAS 337
la cabeza de la resistencia de la autoridad del gobernador Oro-
ño en la ciudad de Santa Fe y departamentos adyacentes, al
fin se sometieron, el 12 de febrero, reconociendo al goberna-
dor constitucional por la interposición del nuevo comisionado
nacional, doctor Eduardo Costa; quedando, entretanto, en-
cargado del orden público don Domingo Crespo, en los pun-
tos donde alcanzaba la autoridad de Grana, desde la citada
fecha 12 de febrero hasta nueva disposición del gobernador
propietario.
El ministro en comisión del gobierno nacional, doctor
Eduardo Costa, acordó con los sediciosos la anulación de todo
lo practicado durante el gobierno del doctor Grana, inclusive
las elecciones de electores y el nombramiento de gobernador,
ei 8 de febrero, en la persona de don Mariano Cabal.
El doctor Grana no llegó a vivir hasta el fin del año, pues
bajó a la tumba en la madrugada del 10 de diciembre, y 'el
día 23 tuvieron lugar en la iglesia matriz de la capital de San-
ta Fe los funerales acordados por el gobierno del doctor Irion-
do, delegado de Cabal, a cuyo acto 'concurneron los empleados
de la administración.
1868. — Domingo Crespo, encargado de la conservación
del orden público, el 12 de febrero de 1868, por la acefaiía
en que venía a quedar la ciudad de Santa Fe y los departa-
mentos adyacentes de San Jerónimo y San José, con el some-
timiento del gobernador de hecho, doctor Grana, a la auto-
ridad legítima de Oroño.
Este encargado del mando que don D. Crespo ejerció
desde el 12 de febrero, le fué conferido por el comisionado
nacional, doctor E. Costa, hasta tanto dispusiera lo conve-
niente el gobernador constitucional Oroño.
1868. — D. Camilo Aldao, nombrado provisorio el 23 de
febrero, día en que, por haber terminado Oroño su período
legal, se recibió previo juramento que prestó ante la legisla-
tura, y, como ésta careciese de quorum legal, prestó nuevo
juramento, una vez llenado este requisito exigido por el co-
misionado nacional, doctor E. Costa, el 27 de febrero, desde
cuya fecha quedó reconocido por las autoridades nacionales
y provinciales, como tal gobernador de la provincia.
Sin embargo, el comisionado nacional Costa, en vista de
que el gobernador interino C. Aldao, nombrado al solo objeto
de mandar practicar y presidir las elecciones, se perpetuaba
en una interinidad que no estaba prevista por la constitución
y el pueblo se veía defraudado en uno de sus más legítimos y
valiosos derechos, negándose bajo pretextos inadmisibles a ha-
338 ANTONIO ZINNY
cer la convocatoria, el 7 de marzo expidió un decreto convo-
cando al pueblo de la provincia el 22 del mismo a elegir los
electores que había de nombrar el gobernador propietario, re-
tirándose de la provincia el 28 del citado mes.
El gobernador Aldao continuó en el ejercicio de sus fun-
ciones, como interino, hasta el 7 de abril, en que, reunida la
junta electoral, nombró gobernador constitucional a don Ma-
riano Cabal, por el término de tres años, cesando, por consi-
guiente, la interinidad.
Tuvo por ministro al doctor Pedro Rueda y doctor Emi-
liano García.
1868. — D. Mariano Caljal, nombrado en propiedad el 7
de abril por el término de tres años, y puesto en posesión del
cargo el mismo día, habiendo nombrado ministro general al
doctor Simón de Iriondo.
El señor Cabal había ^ido electo el 8 de febrero, pero es-
ta elección y la de electores fueron anuladas como inconstitu-
cionales, por el estado de asamblea en que se encontraba la
provincia, hasta que tuvo lugar el sometimiento de las fuer-
zas de la provincia a la autoridad nacional, representada por
el ministro en comisión, doctor Eduardo Costa.
El 19 de julio delegó el mando en don Pascual Rosas,
jefe político del Rosario, por haberse ausentado de la capital,
acompañado del ministró Iriondo, hasta el 5 de agosto, que
lo reasumiera.
El gobernador Cabal había salido con el objeto de conse-
guir armas y el cambio de los jefes de la frontera, según se
aseguraba.
1868. — Don Pascual Rosas, delegado de Cabal, durante
la ausencia de éste, desde el 19 de julio, en que, con la autori-
zación de la legislatura, salió de la provincia con su ministro
general el doctor Simón de Iriondo, por asuntos de interés
público, hasta el 5 de agosto.
1868. — Don Mariano Calal, gobernador constitucional
desde el 5 de agosto, que reasumió el mando, hasta septiem-
bre, que se ausentó para Buenos Aires, de donde regresó el
10 de diciembre, partiendo en seguida para el Rosario.
1868. — Doctor Simón de Iriondo, ministro general, dele-
gado de Cabal, durante la ausencia de éste, desde septiembre
de 1868 hasta el 16 de febrero de 1869.
1871. — Don Mariano Cabal, propietario, desde el 11 de
febrero de 1869, que reasumió el mando, hasta el 25 de di-
ciembre, que volvió a ausentarse, delegando en su ministro.
1869. — Doctor Simón de Iriondo, delegado de Cabal,
HISTORIA DE LOS GOBEENADOEES DE LAS PR0\1XCIAS ABGENTINAS 339
desde el 25 de diciembre hasta el 2 de marzo de 1870, que
duró la ausencia del propietario Cabal a la visita de campa-
ña, etc.
1870, — Don Mariano Cabal, propietario, desde el 2 de
marzo, que reasumió el mando.
1870. — Doctor Simón de Iriondo, ministro general, dele-
gado de Cabal, que salió a campaña, desde el 28 de diciem-
bre, hasta el 11 de febrero de 1871.
1871. — Don Mariano Cahal, propietario, desde el 11 de
febrero, en que reasumió el mando gubernativo, hasta el 7 de
abril, en que terminó su período legal, sucediéndole el doctor
Iriondo.
Como se acaba de ver, el señor Cabal fué el gobernador
más andariego que se conoce.
1871. — Doctor SimÓ7i de Iriondo, propietario, desde el
7 de abril hasta el 12 de octubre, que, ausentándose con per-
miso para la ciudad de Córdoba, delegó desde el Rosario, fen
el jefe político de este departamento, don Servando Bayo.
1871. — Don Servando Bayo, jefe político del departa-
mento del Rosario, delegado de Iriondo, desde el 12 de octu-
bre, en que éste se ausentó a la ciudad de Córdoba, con el ob-
jeto de asistir a la apertura de la Exposición Nacional, hasta
el 5 de diciembre.
1871. — Doctor Simón de Iriondo, propietario, desde el
5 de diciembre, en que, habiendo cesado las causas que moti-
varon su ausencia de la provincia, reasumió el mando guber-
nativo, que ejerció hasta que, debiendo ausentarse nuevamen-
te de la capital, lo delegó el 27 de enero de 1872, en su minis-
tro general de gobierno, doctor Argento.
1872, — Doctor Aureliano Argento, ministro general de-
legado de Iriondo desde el 27 de enero, en que éste se ausentó,
hasta el 24 de febrero, que cesó la delegación, por haber re-
asumido el mando gubernativo el propietario.
1872. — Doctor Simón de Iriondo, propietario, desde el
24 de febrero, en que, después de su visita a la campaña, re-
asumió el mando, hasta el 14 de mayo.
Con motivo de la rebelión de Entre Ríos tuvo que ausen-
tarse de la capital y puso en posesión del mando al vicego-
bernador Comas, el 30 del mismo mes de 1873, reasumiéndo-
lo el 8 de junio.
1872. — Don Mariano Comas, vicegobernador, nombrado
el 7 de abril de 1871 y puesto en ejercicio del poder ejecutivo
el 14 de mayo de 1872, con motivo de la visita del gobernador
Iriondo a la campaña.
340 ANTONIO ZINNY
El 30 de marzo, de 1873, el señor Comas ejerció por se-
gunda vez el poder ejecutivo, por ausencia del gobernador en
servicio nacional, con motivo de la rebelión en Entre Ríos,
hasta el 8 de junio.
1873. — Doctor Simón de Iriondo, gobernador propieta-
rio, desde el 8 de junio que reasumió el mando de la provin-
cia hasta el 7 de abril de 1874, que terminó su período legal,
sucediéndole Bayo.
El doctor Pedro L. Funes fué su ministro general has-
ta el 24 de enero de 1874, que renunció el cargo.
1874. — Don Servando Bayo, gobernador y D. Juan M.
Zavalla, vicegobernador, puesto el primero en posesión del
mando de la provincia el 7 de abril de 1874, en que sucedió
al doctor Iriondo, hasta el 7 de octubre de 1875, que, tenien-
do que desempeñar una comisión, se ausentó de la capital en-
trando en ejercicio el segundo.
Tuvo por ministros al doctor Melquíades Salva y el doc-
tor Manuel D. Pizarro, hasta junio de 1875, que entró a des-
empeñar el cargo el doctor Aureliano Argento, a quien suce-
dió como ministro general el doctor Pedro L. Funes, desde el
30 de octubre de 1877.
1874. — Don Juan Manuel Zavalla, vicegobernador, en
ejercicio del poder ejecutivo, en ausencia del gobernador Ba-
yo en comisión, desde octubre de 1874 hasta el 19 de marzo
de 1875.
El ciudadano don Melquíades Salva fué su ministro ge-
neral.
1875. — Don Servando Bayo, propietario, desde el 19 de
marzo que, de regreso de la comisión que le había sido con-
ferida por decreto de 7 de octubre de 1874, reasumió el man-
do, hasta el 7 de marzo de 1876, que, en su ausencia, entró
el vicegobernador.
1876. — Don Juan M. Zavalla, vicegobernador, desde el
7 de marzo de 1876, en que, por ausencia del gobernador Ba-
yo de la capital, entró en ejercicio del poder ejecutivo de la
provincia, hasta el 3 de abril del mismo año.
1876. — Don Servando Bayo, gobernador, desde el 3 de
abril de 1876, que reasumió el mando, hasta el 7 de abril de
1877, que delegó en el vicegobernador,
1877. — Don Juan M. Zavalla, vicegobernador en ejer-
cicio del poder ejecutivo, desde abril, en ausencia de Bayo
de la capital, hasta julio.
1877. — Don Servando Bayo, gobernador constitucional
desde julio, que reasumió el mando, hasta el 7 de abril de
HISTOEIA DE LOS QOBEBN ADOBES DE LAS PROVINCIAS AEGENTIPTAS 34 1
1878, que terminó su período legal, sucediéndole el doctor
Iriondo.
1878. — Doctor Simón de Iriondo, gobernador propieta-
rio y don Manuel E chagüe, vicegobernador desde el 7 de
abril, que aquél tomó posesión del mando por el período CDns-
titucional, sucediendo a Bayo, a quien había precedido.
Organizó su ministerio con los señores don Pedro C. ilei-
na, gobierno, y don Wenceslao Escalante, hacienda, justicia,
culto e instrucción pública.
Hasta la fecha (septiembre de 1879), en que va a la pren-
sa la presente Historia, el doctor Iriondo sigue en el gobier-
no de la provincia.
PROVINCIA DE ENTRE RÍOS
(1819= 1878)
FUNDACIÓN DE LOS PUEBLOS DE ENTRE RÍOS
El territorio de Entre Ríos, dividido casi a su mitad por
el río Gualeguay, perteneció: la costa del Paraná a la juris-
dicción de Santa Fe y la del Uruguay a Buenos Aires.
Habiendo acaecido un motín en los partidos de Entre
Ríos, en 1772, el virrey de Buenos Aires, don Juan José de
Vértiz, dispuso que el ayudante mayor del regimiento de dra-
gones de Almansa, don Tomás de Rocamora, pasase a averi-
guar el suceso y proceder al arresto de los reos, encargándo-
se al mismo tiempo la formación de algún plan oportuno pa-
ra asegurar la paz entre los moradores de la comarca.
La primera diligencia del comisionado fué formar pa-
drones de las familias o habitantes dispersos en los cinco par-
tidos denominados por los ríos de su inmediación Gualeguay
Grande, Gualeguay chú, Arroyo de la China, Paraná y No-
goyá, sobre los cuales pasó el 10 y 11 de agosto del mismo
año (1772) los informes respectivos, que se extraviaron en
las oficinas del gobierno de Buenos Aires. Sin embargo, por
la contestación del virrey, de fecha 4 de noviembre del cita-
do año, consta el recibo de dichos documentos y su resolución
adoptada, la cual se reducía en los términos siguientes :
Comisionábase al expresado Rocamora la plantificación
de las poblaciones, despachando a sus órdenes agrimensor que
las delinease, con copias de un modelo seguido en la erección
de otros pueblos nuevos, y disponía al mismo tiempo que los
comisionados de justicia del Paraná y Nogoyá debían estarle
subordinados, con independencia de los jueces de la ciudad de
Santa Fe.
En cumplimiento del expresado encargo, el comisionado
Rocamora pasó al virrey su segundo informe en 18 de febre-
ro de 1773, acompañando el plano del terreno elegido para la
fundación del primer pueblo o villa, en el partido de Guale-
guay Grande, que mereció la aprobación del virrey (8 de
marzo), y se denominó San Antonio de Gualeguay, con 150
vecinos y con sus autoridades, que consistían en alcalde, re-
gidores, escribano y comandante de milicias.
Trasladóse en seguida al partido denominado del Uru-
346 ÁIfTO>"TO ZINXT
guay o Arroyo de la China, y fundó un nuevo pueblo bajo
la denominación de Nuestra Señora de la Concepción de\
Uruguay, habiendo repartido 133 sitios, sobre lo cual pasó
su tercer informe en 25 de junio de 1783, con la aprobación
del virrey, que le fué concedida en 12 de julio.
Después de adoptar algunas providencias para el ade-
lanto del establecimiento de la población de la Concepción del
Uruguay, el comisionado Kocamora pasó al partido de Gua-
leguaychú, donde en 20 de octubre del mismo año (1783),
fundó el tercer pueblo o villa con el nombre de San José de
Guale guaychú, habiendo repartido 85 sitios para casas a los
pobladores que había reunido.
Con el cambio de virrey, que se efectuó en febrero de
1784, sustituyendo a Vértiz el marqués de Loreto, se suspen-
dió la erección de las villas proyectadas en los departamentos
de Paraná y Nogoyá, en -virtud de haber éste conferido comi-
sión a Rocamora para traslarse a Montevideo, dejando el
mando militar del partido de Gualeguaychú a don Francisco
Ormaechea. Este no adelantó nada en el ejercicio de sus co-
misiones, por lo cual el mismo marqués de Loreto dispuso, en
13 de diciembre de 1785, regresase a Entre Eíos, ejercien-
do el mando de sus partidos el ajTidante mayor don Tomás
de Rocamora.
El 3 de abril de 1785, pasó éste un informe al virrey ma-
nifestando "que la nueva villa de la Concepción del Uruguay,
antes Arroyo de la China, no había padecido notable deca-
dencia; que la de San José de Gualeguaychú, que empezaba a
cuajar a su salida, no había adelantado un paso; pero que la
de Gualeguay, que era antes la más adelantada, había pade-
cido total atraso, pues se habían \Tielto varios de los pobla-
dores con abandono de sus casas a sus antiguos albergues en
el campo, a vivir una vida diversa de la que proporciona la
sociedad, a que aun no habían tomado gusto".
En el mismo informe añadía que en el partido del Para-
ná, donde se hallaba, se hacía muy necesario el pronto arre-
glo del pueblo y la organización proyectada para la adminis-
tración de justicia, que no podía expedirse por un juez pe-
dáneo que quería depender de los de la ciudad de Santa Fe.
Que aun más urgentes eran iguales arreglos en el partido de
Nogoyá, por cuanto en las costas del norte, arroyo arriba,
no se había conocido la justicia, que eran un asilo de fora-
gidos, que se emboscaban y burlaban toda vigilancia, abrigan-
do contrabandistas y otros malévolos, de cuyos frecuentes ho-
micidios y otros sucesos se hizo una pintura muy viva y efi-
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOBES DE LAS PHOVINCIAS ARGENTINA^ 347
caz para excitar al gobierno a poner el más pronto remedio,
lo que se conseguiría con los propuestos establecimientos. Que
el estado de la iglesia de estos pueblos era miserable ; que
los desórdenes eran inevitables por defecto de no haber cár-
cel segura, y proponía que los medios de ocurrir a éstas y
otras urgencias que, los impuestos municipales que la ciudad
de Santa Pe tenía establecidos en la ciudad de Paraná y
Nogoyá, se extendiesen a todos los cinco partidos de Entre
Eíos en general, para que su producto cediese en cada una
a beneficio de sus respectivas obras y obligaciones comunes;
que la madera, leña y efectos del país pagasen impuesto de
extracción; que se arreglasen aranceles, se uniformasen los
pesos y medidas, se facilitase el camino a los pobladores para
aplicarse al cultivo de tierras y cría de ganados, cuyo logro,
aunque difícil, no era imposible si se sostenía con tesón.
Ninguna providencia tomó el virrey para el adelanto de
las fundadas villas y formación de las proyectadas, Conti-
nuando Rocamora en inacción y con limitadas facultades bas-
ta abril de 1786, en que, con motivo del suicidio de un reo,
el comandante Rocamora fué relevado por el teniente coronel
don Juan Francisco Somalo, quien se recibió del mando dé
los partidos de Entre Ríos el 20 de mayo del mismo año, en
la villa de Gualeguay. (1)
En virtud de la ley cTe 21 de abril de 1873, que disponía
la recopilación de las lej^es y decretos dictados en la provin-
cia desde el 10 de septiembre de 1814 basta el 31 de diciem-
bre de 1872, el gobierno del doctor Leónidas Echagüe nombró
en 30 de julio del mismo año, una comisión con tal encargo.
Esta comisión, al presentar, en 2 de octubre de 1873, los
materiales para el primer tomo de la recopilación, compren-
diendo el período desde el año 1821 inclusive, dijo que, "a
pesar de la más prolija inspección practicada en los archivos
general y particulares de algunas oficinas, no había podido
encontrar documento alguno que importe una disposición y
que se refiriese a la época anterior al mencionado año 21 :
que continuaría sus investigaciones para llenar su come-
tido, etc.
Tenemos noticia de que el señor don Olegario Andrade
(1) Véase La Ee-vista del Paraná, de la que hemos tomado los da-
tos relativos a las fundaciones de los pueblos de Entre Ríos.
348 ANTONIO ZINNT
posee los papeles de Ramírez y de los caudillos o gobernado-
res, recogidos en el propósito de escribir su historia.
Consecuente con el plan que nos hemos trazado de pre-
sentar los nombres de los jefes de las pro\áncias, cualquiera
que haya sido la denominación bajo la cual eran conocidos,
desde 1810, con su historia respectiva, damos principio por
los comandantes de los Partidos de Entre Ríos, cuyo poder
y autoridad equivalían a los de los gobernadores o tenientes
gobernadores, como el lector tendrá ocasión de reconocer.
La Banda Oriental, Entre Ríos y Corrientes formaban
una de las Provincias Unidas con la denominación de Fro-
vincia Oriental del Rio de la Plata, regida por un goberna-
dor intendente, hasta que, por decreto de 10 de septiembre
de 1814, expedido por el Director Posadas, se formó la Pro-
vincia de Entre Ríos, teniendo por límites, al norte, la línea
que, entre los Ríos Paraná y Uruguay, forma el Río de Co-
rrientes, en su confluencia con aquél, hasta la del Arroyo
Aguarachí, y este mismo Arroyo con el de Curuzú Cuatiá,
hasta su confluencia con el Miriñay, en las inmediaciones del
Uruguay; al este, el Uruguay, y al sur y oeste, el Paraná, y
por capital de esta Provincia Villa de la Concepción del Uru-
guay, quedando, por consiguiente, separado este territorio
(Entre Ríos y Corrientes), de la intendencia de Buenos Ai-
res, de que, hasta el año 1814, dependía.
En 1819, las villas, denominadas Bajada del Paraná y
Uruguay, fueron elevadas al rango de villas, capitales de la
provincia de Entre Ríos, y el 26 de agosto de 1826, en ciu-
dades.
COMANDANTES DE LOS PARTIDOS DE ENTRE RÍOS
1810. ~ D. José de Ur quiza (1), (padre del después ge-
neral y gobernador J. J. de Urquiza), comandante del Par-
tido de la Concepción del Uruguay, desde 1804 y de los Par-
tidos de Entre Ríos y bajo la dependencia de la tenencia de
gobierno de Santa Fe, de orden de la Junta de Buenos Ai-
res, desde el 5 de septiembre de 1810.
Continuó sirviendo el mismo empleo hasta el 4 de octu-
bre, que, a su solicitud, fué exonerado de la comandancia por
el general Belgrano; trasmitiéndola, el 19, a su sucesor.
La Junta fué (8 de julio) reconocida y felicitada por el
Cabildo de la Concepción del Uruguay (2), ofreciendo man-
dar su diputado y dictando las disposiciones convenientes pa-
ra solemnizar su reconocimiento.
El comandante Urquiza había adoptado todas las medi-
das recomendadas por la Junta, mandando recoger armas y
desertores en el Partido, impidiendo toda correspondencia en-
tre el Paraguay y Montevideo, etc.; pero cuando se le comu-
nicó (5 de septiembre), por la Junta, que la Comandancia
de Entre Ríos dependía de la Tenencia de gobierno de San-
(1) El 5 de mayo de 1860, el gobernador Justo José de Urquiza,
dispuso la traslación de los restos de sus padres, don José de Urquiza y
doña Cándida García de Urquiza, y de sus hermanos don Juan José y
doña Ana de Urquiza, desde Buenos Aires, y los del otro hermano, el
gobernador Cipriano de U., que habían sido trasladados de la ciudad de
Nogoyá, donde pereció, víctima de la guerra civil, y quedaron deposita-
dos en el edificio de la comandancia del puerto, en una urna cineraria, que
fué incorporada a la comitiva fúnebre hasla el Uruguay.
(2) El pueblo de la Concepción del Uruguay, centro de la adminis-
tración política, comercial y administrativa de esa parte de Entre Ríos,
cuyas relaciones abrazaban todo el Alto Uruguay, hasta las provincias
de Corrientes y Misiones, fué fundado, como ya se dijo, por el comandan-
te Tomás de Rocamora en 17S3. Por decreto de 10 de septiembre de 1814,
expedido por el director Posadas, la Villa Concepción fué declarada ca-
pital de la provincia, hasta el año 1821 que el gobernador Mansilla tras-
ladó la capital a la ciudad del Paraná. En 1826, a moción del diputado
al congreso provincial del Paraná, don Justo José de Urquiza, fué ele-
vada por la sala al rango de ciudad y cuando, en 1841, fué el general
Urquiza elevado al gobierno de la pro\incia, la Concepción volvió a ser
la capital, por ser el lugar donde naciera el después libertador de la ti-
ranía. Su padre, comandante del partido en 1804, era un vecino y rico
propietario, establecido a tres leguas al norte de la ciudad de la Concep-
ción, sobre la margen izquierda del arroyo que lleva hoy su nombre, a
inmediaciones del paso del camino a Colón, donde aun se descubre sin
trabajo, entre las plantas silvestres, los cimientos de piedra de una vasta
capilla y población.
35° ATTTOlsriO ZINNY
ta Fe, presentó (13 de id.), la renuncia del empleo, a causa
de sus dolencias, continuando, empero, prestando servicio
aun después de haber sido aceptada por la Junta (el 4 de oc-
tubre) y dando cumplimiento a órdenes recibidas anterior-
mente de la misma Junta.
1810. — Dr. José Miguel Díaz Vélez, comandante, desde
el 19 de octubre, que fué exonerado de la Codnandancia don
José Urquiza, a su solicitud.
En la misma fecha fué comisionado por el general Bel-
grano para disciplinar las milicias de la Concepción del Uru-
guay, y extirpar la mala semilla del enemigo, remitiendo todo
europeo sospechoso a disposición del teniente gobernador de
Santa Fe.
1814. — Coronel Hilarión de la Quintana, nombrado en
enero comandante general, hasta agosto, que le sucedió el en-
tonces coronel B. J, Pico, como gobernador intendente in-
terino.
1814. — Coronel Blas José Pico, nombrado gobernador
intendente interino por el Director Posadas, en agosto de
1814, hasta el 4 de noviembre, que fué nombrado el coronel
J. J. Viamonte, teniendo por asesor y secretario al doctor Ber-
nardo Vélez, que había sido nombrado desde el 28 de se-
tiembre.
Cuando el teniente coronel José Melián, comisionado por
el Director Posadas (24 de agosto) para hacerse cargo de la
comandancia general de las milicias de Entre Ríos, con la or-
den de formar allí cuatro regimientos, en la Concepción del
Uruguay, el gobernador Pico le informó de la imposibilidad
de llevar a cabo su pensamiento, por el estado de insubordi-
nación en que se encontraban los paisanos, sostenidos por las
montoneras del general Artigas, que frecuentemente amaga-
ban atacar aquel pueblo.
Melián hizo sus ensayos, pero sin buen resultado. En
Gualeguaychú no fué más feliz, y en Gualeguay, Nogoyá y
Bajada del Paraná encontró Melián una acalorada oposición
a todo cuanto emanaba del gobierno central. Al regresar al
Uruguay, desde donde dio cuenta al gobierno que su per-
manencia en Entre Ríos era infructuosa, se encontró con el
coronel Viamonte, que iba a relevar al gobernador Pico.
1814. — Coronel Juan José Viamonte, gobernador inten-
dente, nombrado el 4 de noviembre por el Director Posadas,
en reemplazo del coronel B. J. Pico.
Derrotado completamente por Artigas el coronel Manuel
Dorrego, en la acción de Arerunguá, en la Banda Oriental,
HISTOBL.. CE LOS GOBKENADOEIS DE LAS PROTTÍTCIAS iiBSÍEIírTIKrAiS 3 51
con toda la división que había sacado de Montevideo, el go-
bernador Viamonte mandó al teniente coronel Melián pasase
inmediatamente el Uruguay, con 300 hombres, para prote-
ger a los dispersos, lo que éste ejecutó, situándose en Pay-
sandú, en donde recibió al comando de granaderos a caballo
don José Matías Zapiola, con algunos oficiales y parte de su
tropa, a los que proporcionó embarcaciones para que se tras-
ladasen al Arroyo de la China, de donde pasaron a Buenos
Aires.
Las divisiones de Otorgues y de Blas Basualdo se diri-
gían rápidamente a atacar la Villa del Uruguay, con cuyo
motivo el gobernador Viamonte ordenó a Melián repasase el
río y, sin pérdida de momento, fuese en protección del pue-
blo, y con el auxilio de unos 100 dragones que, con los coro-
neles Valdenegro y Hortiguera, acababan de llegar de Bue-
nos Aires, salieron a campaña al encuentro de los artiguistas,
a los que, después de sostener el fuego por más de una hora,
consiguieron alcanzar y deshacer completamente en el Rincón.
1815. — Coronel José Eusehio Eereñil, caudillo, como
uno de tantos que dominaban las diferentes regiones de la
provincia.
Triunfante Artigas de los repetidos ejércitos mandados
por el gobierno de Buenos Aires a la Banda Oriental empezó
a suscitar su sistema federal sui generis en Entre Ríos, pro-
tegiendo las montoneras que encabezada don J. Ensebio
Hereñú.
El gobierno de Santa Fe, de que a la sazón dependía el
Entre Ríos, despachó al coronel Federico Holmberg (barón
Kailitz) con una división compuesta de la compañía de Blan-
dengues de aquella ciudad al mando de su capitán Pedro
Pablo Morcillo y alguna tropa más de Buenos Aires, para
destruir aquellas montonera.s.
Los entrerrianos mandados por Hereñú y protegidos por
el general Artigas, derrotaron a Holmberg completamente,
cerca de la Villa de Paraná, tomando prisionero a éste y ma-
tándole algunos hombres, entre éstos al capitán Morcillo.
Desde entonces, Hereñú quedó en posesión del Paraná,
bajo el protectorado de Artigas, declarándose independiente,
hasta diciembre de 1817, que se sublevó contra el Protector,
sometiéndose al Directorio. Su ejemplo fué imitado por sus
subordinados don Evaristo Carriego, su segundo, el coman-
dante Gervasio Correa, en Gualeguay; don Gregorio Sama-
niego, en Gualeguaychú, en cuya protección marchó de Bue-
352 ANTONIO ZINNY
nos Aires una expedición al mando del coronel Luciano Mon-
tes de Oca.
1817. — Coronel José Francisco Rodríguez, bajo el pro-
tectorado de los generales Artigas y Ramírez, el cual desde la
derrota del general Marcos Balcarce en el Saucesito, el 18 de
marzo de 1818, quedó dueño absoluto de Entre Ríos.
1818. — General Francisco Ramírez, (uno de los que, el
11 de febrero de 1811, en medio de las bayonetas, dieron el
grito de libertad en la Banda Oriental y el Entre Ríos, ocu-
pado por el ejército español al mando de Michelena), Supre-
mo entrerriano hasta el 10 de julio de 1821, en que, después
de mantener en jaque todo el litoral, ya federado con el ge-
neral Artigas, a quien concluyó por derrotar y ahuyentar para
siempre, ya con el gobernador Estanislao López, de Santa Pe,
o ya, en fin, por sí solo, fué derrotado por fuerzas del general
Francisco Bedoya, gobernador sustituto de Córdoba, al mando
del teniente de dragones, santafesino, José Maldonado. Que-
riendo salvar a su Delfina, Ramírez quedó muerto de un pis-
toletazo en San Francisco, a inmediaciones del Río Seco, ju-
risdicción de Córdoba. Su cabeza envuelta en un cuero de
carnero, fué remitida, de regalo, a su antiguo amigo y aliado,
en sus anárquicas proezas contra Buenos Aires, el general
E. López, quien la envió al Cabildo de Santa Fe, con orden
de que se la hiciese embalsamar, y, en una jaula de hierro,
la mandase colocar en la iglesia matriz. El cura de ésta, don
Gregorio Aguiar, no quiso consentir en tan salvaje desacato.
El Cabildo se limitó, pues, a hacer embalsamar y colocar dicha
cabeza en una jaula de hierro, como lo ordenara López, guar-
dándole en la casa de gobierno, hasta que, al regresar éste a
la ciudad, y a invitación del gobernador de Buenos Aires,
don Martín Rodríguez, la mandó enterrar en el Cementerio
de la Merced.
La moharra de la lanza del general Ramírez se conservó ■
en Santa Fe, hasta septiembre de 1866, que el gobernador de
aquella provincia don Nicasio Oroño hizo presente de ella al
de Entre Ríos, don José M. Domínguez, por conducto del
doctor Ruiz Moreno, y se conserva en esta provincia como
un valioso recuerdo, por haber pertenecido a uno de sus
' ' ilustres , guerreros ' '.
Ramírez no era general y su generalato debe su origen
a un principio popular, pues, desde el primer jefe que tu-
vo la provincia, todos eran apellidados generales. Las deno-
minaciones de gobernador o general en aquella época, eran
sinónimos; fué así como don Ricardo López Jordán que le
HISTOBIA DE LOS GOBEEN ADOBES DE LAS PROVINCIAS AEGENTINA3 353
sucedió y don Lucio Mansilla, que sucedió a éste, fueron tra-
tados promiscuamente de generales como sinónimo de go-
bernador.
A esto se agrega que, como en España, el grado militar
de capitán general de provincia, era entonces, y hasta la épo-
ca constitucional después de la caída de Rosas, inseparable
del generalato.
1821. — General Ricardo López Jordán, (antiguo hacen-
dado y uno de los que, el 11 de febrero de 1811, dieron el
grito de libertad en Entre Ríos), supremo delegado de su
hermano materno el general F. Ramírez, durante la ausencia
de éste en su última campaña, que terminó con su muerte.
Batido López Jordán, en el Arroyo Gená, departamento
del Uruguay, por don Jttsé Ensebio Hereñú, se vio obligado
a abandonar el puesto, pasando a la Banda Oriental, junta-
mente con el coronel Gregorio Piris, don Juan José Oba,ndo
(que de Buenos Aires había ido a hacer la guerra al gober-
nador López, de Santa Fe) y algunos amigos.
4
GOBERNADORES Y CAPITANES GENERALES
GOBERNADORES Y CAPITANES GENERALES
1821. — General Lucio Mansüla, porteño, comandante
de un regimiento de infantería, como de 700 hombres, en la
ciudad del Paraná, con el que se sublevó el 23 de septiembre
contra don R. López Jordán, reasumiendo en su persona el
mando político y militar, del departamento del Paraná y
provisorio de Entre Ríos, con el título de general en jefe
libertador y gobernador provisorio, desde el 28 de septiem-
bre, basta el 16 de diciembre que fué electo en propiedad.
El general Mansilla, como jefe del ejército libertador de
las provincias de Entre Ríos y Corrientes, y como goberna-
dor de la primera, introdujo la armonía entre los habitantes
de Entre Ríos y las demás provincias, cuyos lazos de amis-
íad y buena fe habían estado disueltos durante el malhada-
do protectorado del general José Gervasio Artigas y de la
jefatura suprema del general Francisco Ramírez.
Bajo su gobierno se instaló en la ciudad del Paraná, de-
clarada capital de la provincia y residencia de su gobierno,
el 6 de diciembre de 1821, el primer Congreso provincial de
Entre Ríos, cuyo primer acto fué nombrarle gobernador pro-
pietario por dos años, recibiéndose solemnemente del cargo e\
13 del mismo mes. Dictó y sancionó la primera constitución
de la profánela (siendo también la primera de las demás pro-
vincias de la República), que fué jurada ei 16 de junio dé
i822. JJispuso que no se enarbolase en la provincia otro pa
bellón que el nacional, aboliendo por consiguiente el provin-
cial, considerado como insignia de partido de caudillos par-
ticulares. Declaró que el sello de la provincia sería un es-
cudo ovalado y formado con un cordón por el canto, y dos
ramos de laurel por dentro. El óvalo dividido horizontalmen-
te en dos cuarteles irregulares con dos manos entrelazadas.
En el superior, de menor extensión, con una estrella de plata
en campo grana, con esta inscripción distribuida proporcio-
35$ ANTONIO ZINKT
nalmente por la parte de arriba : Peovincia de Entre Ríos. —
Eu el inferior de mayor extensión, con un sol de oro en
compo verde. Por encima de él, esta inscripción, distribuida
del mismo modo: Unión, Lieeetad y Fuerza.
Por ley de la Asamblea General Constituyente, fecha 25
de junio de 1813, el pueblo de la Bajada del Paraná, capital
de la Provincia, cuando se sancionó la primera Constitución,
a que se liace referencia, había sido elevado al rango de Vi-
lla bajo la advocación de nuestra Señora del Rosario, crean-
do un Cabildo que se había de componer de un alcalde or-
dinario, un regidor decano, un alguacil mayor, un regidor
defensor de pobres y otro de menores y un síndico persone-
ro de la Villa (1).
La Concepción del Uruguay volvió más tarde a ser ca-
pital de la provincia, conservándose, aunque con algunas al-
ternativas, hasta el día, en la misma ciudad.
En 1822, el gobernador Mansilla se ausentó con el objeto
de recorrer la provincia y conferenciar con el general López,
gobernador de Santa Fe, delegando el mando en el coronel
León Solas.
Después de una madura reflexión sobre los motivos y
fundamentos en que se estribaba la exacción de los diezmos,
como también sobre el modo poco exacto como se cobraban,
el gobernador Mansilla no trepidó en calificar lo uno y lo
otro de injusticia, y de injusticia que recaía sobre la clase
útil y noble del Estado, cual lo es la de hacendados y labra-
dores. En su consecuencia, el 20 de enero de 1823, declaró
abolidos los diezmos en la provincia de Entre Ríos; y para
los que quisieran desplegar su celo religioso destinando al
culto una oblación de cualquier género, el gobierno nombró
una comisión, compuesta del comandante y juez de cada de-
partamento, encargada de admitir aquellas oblaciones desti-
nando su producto única y exclusivamente a la fábrica del
templo de la respectiva villa, o curato cabecera.
El 12 de marzo de 1823 solicitó y obtuvo permiso del
congreso entrerriano para ausentarse de la provincia por po-
cos días, a fin de tratar con el gobierno de Buenos Aires asun-
tos de importancia, relativos a la provincia oriental, nom-
brándose durante su ausencia al ya citado coronel Solas.
Una vez que hubo llenado el objeto que lo llevara a Bue-
nos Aires, el general Mansilla salió de esta ciudad el 5 de
(1) Tanto el Paraná como la Concepción del Uruguay, conservaron
la denominación de villas, hasta el año de 1826 que fueron elevadas a,l
rango de ciudades, por moción del entonces diputado don J. J. de Urquizsi.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PEOViríCIAS ARGENTINAS 359
abril de 1823 con destino a su provincia, por tierra. A los
cuatro días, es decir, el 8, regresó repentinamente, cuya no-
vedad puso en expectación una parte del pueblo. El motivo
de su regreso a Buenos Aires fué este: el gobernador sos-
tituto de Santa Fe, don Juan Luis Orrego, estaba en desacuer-
do con el de Entre Ríos, sobre la prestación del auxilio pe-
dido por los montevideanos. Llegó a tal extremo la desinte-
ligencia entre Mansilla y Orrego, que éste concibió la nece-
sidad de que se hiciese una revolución en Entre Ríos, para
derribar a aquél de su puesto. Aprovechándose de su ausen-
cia, mientras se hallaba en Buenos Aires, se dieron los pri-
meros pasos de un trastorno político. El doctor Seguí, mi-
nistro secretario del gobierno de Santa Fe, escribió al go-
bernador Solas, sustituto de Mansilla, haciéndole presente que
deseaba tener una entrevista con él. Solas contestó en térmi-
nos que hizo concebir a Seguí no haber riesgo alguno en la
entrevista. En su consecuencia, pasaron el Paraná don Juan
Vázquez Feijóo, secretario de la comisión de Montevideo, y
un tal Ballejas, los mismos que fueron apresados por el sus-
tituto de Mansilla. Este regresaba a su provincia, cuando en
las inmediaciones de San Nicolás de los Arroyos tuvo carta
de la Bajada en que se le avisaba de lo ocurrido y de que
cruzaban tres lanchones, con el objeto de apoderarse de su
persona. Con este aviso y otro más que recibiera, regresó a
Buenos Aires, haciendo el mismo día 8 su viaje por agua a
Entre Ríos.
Notando desafección en algunos díscolos y retrógrados
de la provincia para con su persona, por la circunstancia de
no ser oriundo de Entre Ríos, Mansilla presentó, el 26 de
abril de 1823, su dimisión del cargo, que no le fué admitida,
reconociendo así los servicios que a la provincia había
prestado.
En el gobierno de Mansilla se prohibió el tráfico de es-
clavos (11 de marzo de 1822) ; se reglamentó la libertad de
imprenta (8 de marzo) ; se declaró el pabellón que debía usar-
se en la provincia, siendo el nacional con los colores azul y
blanco, y designó el sello provincial (12 de marzo). Fué Man-
silla condecorado con una medalla de premio acordada por el
Congreso de Entre Ríos en la mañana del 16 de junio (1822),
día en que tuvo lugar la jura del Estatuto Pro\dsorio Cons-
titucional y entrega de la referida medalla al gobernador.
El general Mansilla terminó el período de su feliz go-
bierno el 10 de febrero de 1824, y, aunque fué reelecto al si-
guiente día, renunció el cargo, para no dejar el funesto pre-
35o A^'TO^"IO ZIIS'NT
cedente — que por desgracia no se aprovechó — de que un
gobernante se perpetuase en el mando, como sucedió con todos
los posteriores gobernadores de la santa causa de la federa-
ción: López, el de Santa Fe y el de Córdoba, Echagiie, Ur-
quiza, Gutiérrez, Benavídez, Aldao, Lucero, Saravia, Iturbe,
etc., que sólo dejaron de serlo con su muerte o derrocados
con el estrépito de las armas. Admitida que le fué su dimi-
sión indeclinable, le sucedió legalmente, el 12, el coronel Juan
León Solas.
El general Mansilla tuvo por secretarios de su gobierno
al doctor P. J. Agrelo, primero, al general Nicolás de Ve-
dia en seguida y a don Domingo de Oro algún tiempo.
Cuatro días después, el Congreso entrerriano declaró al
general Mansilla benemérito en grado heroico, acordándole
6.000 pesos y una suerte de estancia en premio de sus bue-
nos ser\ácios; y el 21 de febrero (1824) el general fué nom-
brado en comisión para negociar un empréstito en Buenos
Aires, por considerársele el más apto por sus luces, su ex-
pedición en los negocios más graves, que la experiencia de
dos años de administración le hicieron adquirir; por su celo,
BU desinterés y sus relaciones, con la propensión de beneficiar
la provincia de su adopción y el más digno de ser preferido
a otro alguna.
En octubre del mismo año fueron nombrados diputados
al Congreso general constituyente el expresado general Man-
silla y el teniente coronel Evaristo Carriego, comandante ge-
neral del departamento del Uruguay.
Finalmente, el general Mansilla, que había sido además
uno de los guerreros de la independencia, falleció en la ciu-
dad de su nacimiento — Buenos Aires — de la fiebre ama-
rilla, el 11 de abril de 1871.
1822. — Coronel Juan León Solas, sustituto, durante la
ausencia del propietario Mansilla en recorrer la provincia y
entender personalmente en diferentes arreglos de ella, en el
sentido de la reforma, iniciada el 23 de septiembre de 1821,
fecha de su feliz pronunciamiento.
Habiendo Mansilla solicitado y obtenido permiso para
pasar a Buenos Aires, con el objeto de tratar con el gobierno
general asuntos relativos al estado de los negocios con el
barón de la Laguna, general Federico Lecor, y sobre un em-
préstito de 18.000 pesos, quedó encargado interinamente del
gobierno Solas, desde el 15 de marzo hasta mediados de abril
de 1823. Y por último el 12 de febrero de 1824 sucedió en
propiedad al general Mansilla, quien había reasumido, sin
HISTOBIA DE LOá CODEEN ADOKES DE LAS rEONIXCIAS AaCENTINAS 301
querer este permanecer un sólo día más en el gobierno aun-
que fué reelecto; hasta el 21 de noviembre (1824) que soli-
citó y obtuvo permiso el gobernador Solas para ausentarse,
con destino a San Nicolás de los Arroyos, a fin de celebrar
una conferencia con los diputados al Congreso Nacional, antes
de la instalación de éste, delegando el mando en el coronel P.
Barrenechea.
El gobernador Solas eligió para su secretario de gobier-
no en los tres departamentos, al sargento mayor Domingo de
Oro, y en su administración se prohibió para siempre, en
Entre Ríos, el establecimiento de conventos o casas monás-
ticas de cualquier género que fueran (17 de enero de 1825).
Oro presentó y le fué aceptada la renuncia de su cargo el 27
de mayo del mismo año reemplazándole el oficial 1.° don
Manuel de Biedma.
182-4. — Coronel Pedro Barrenechea, delegado de Solas
durante la ausencia de éste a San Nicolás de los Arroyos,
desde el 21 de noviembre, hasta el 6 de diciembre.
1824. — Coronel León Solas, propietario, desde el 6 de
diciembre de 1824, que, después de su regreso de San Nico-
lás de los Arroyos, reasumió el mando, hasta el 15 de diciem-
bre del siguiente año que fué electo el general López Jordán.
Anulada la elección de éste, fué reelecto el 21 del mis-
mo mes, después de haber sido hostilizado por una fuerza
armada, que se había situado en el Arroyo de la China
(Concepción del Uruguay) y que la encabezaba don Mateo
García Zúñiga, el mismo Jordán y Contreras.
1825. — General Ricardo López Jordán, electo el 15 de
diciembre de 1825, y anulada su elección en atención a las
circunstancias que la hacían inconveniente.
Este protestó, el 20 de febrero (1826), alegando por ra-
zón el haber, el coronel Solas, cometido actos violentos y tu-
multuarios, en el Paraná, capital de la provincia, desde el 15
hasta el 18 de diciembre, para hacerse reelegir gobernador
por la fuerza. En consecuencia de este nombramiento que
anulaba su elección, López Jordán se puso en armas descono-
ciendo su autoridad, hasta que por la intervención (primera)
nacional, encomendada al coronel Manuel de Escalada, se
acordó el restablecimiento de Solas, con la condición de que,
reconocida su autoridad, había de renunciar el mando, como
lo efectuó el 3 de abril (1826), depositándolo en el Congreso
de la provincia. Reunido éste el día 4, procedió a la elección
de gobernador provisorio, recayendo ésta en el comandante
del departamento del Paraná, teniente coronel Vicente Zapata.
362 AXToÑio ziyy^
1826. — Teniente Coronel Vicente Zapata, desde el 4 de
abril de 1826, que, por renuncia del coronel Solas, fué nom-
brado promisorio, hasta el 24 de enero de 1827, que, a su vez,
presentó su renuncia, la cual no fué aceptada sino el 27, que
la reiterara. Eligió por secretario interino en todos los ramos
de gobierno al doctor Francisco Dionisio Alvarez.
Continuó empero ejerciendo el mando gubernativo bas-
ta el 1." de marzo, que le sucedió el coronel Mateo García
Zúñiga.
Al coronel Zapata cabe la gloria de haber iniciado una
reunión de gobernadores: de Corrientes, Banda Oriental, Mi-
siones y el de Entre Ríos, en el Arroyo de la China, a fines
de octubre de 1826, con el objeto de conferenciar sobre la
remisión de tropas de caballería, para engrosar el ejército
nacional y para allanar algunas dificultades que se presen-
taban habiendo obtenido el mejor resultado, para el buen éxi-
to de la guerra.
Durante una corta ausencia de algunos días, en enero de
1827, quedó de gobernador delegado el coronel R. López
Jordán.
Al comunicar el Congreso pro^-iucial al gobernador Za-
rista haber sido electo García Zúñiga, quien debía tomar po-
F:esión del mando el 1.° de marzo, se le ordenaba, con fecha
27 de febrero, depositase el bastón en manos de su presiden-
ta don José Miguel Eomero y se desprendiese de la autoridad
que se le había confiado y que con dignidad y delicadeza ha-
bía desempeñado. Zapata contestó que, desde el recibimiento
de su gobierno, se le hizo entender que el bastón que usó su
antecesor no pertenecía al gobierno de la provincia, sino a
un sujeto particular. En vista de esto, y siendo de forzosa
necesidad que el gobernador saliente se presentase en la sala
de sesiones con el bastón que la Representación había puesto
en sus manos, como el símbolo de la autoridad que ejercía y
que debía pasar al electo en el acto de recibirse del mando,
se previno a Zapata solicitase del poder donde se hallaba el
espresado bastón, bajo la promesa de que en caso de perte-
necer a una propiedad particular, sería abonado su valor por
el erario público.
1827. — General Bicardo López Jordán, delegado de Za-
pata, durante una corta ausencia de éste en los primeros días
de enero.
El Congreso de Entre Ríos había dictado una ley, el 19
de diciembre de 1826, autorizando la circulación de la mo-
neda papel del Banco Nacional, y el gobernador delegado Ló-
HISTOEIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVIIfCIAS ABGENTIIÍAS 363
pez Jordán llamó la atención de aquel cuerpo sobre el des-
contento y alarma general que se había observado en el vecin-
dario, al extremo de hacer temer una insurrección si no se
suspendía el cumplimiento de aquella ley hasta mejor opor-
tunidad. En su consecuencia, el Congreso de la provincia la
derogó el 13 de enero prohibiendo la circulación del referido
papel moneda,
1827. — Coronel Mateo García Zúñiga, desde el 2 de
marzo, en que tomó posesión del mando gubernativo en pro-
piedad, hasta el 2 de agosto, que, ausentándose a la ciudad
del Uruguay, delegó en el general López Jordán. Tuvo por
secretario de gobierno al teniente coronel José M. Echeandia.
Los alborotos del Paraná terminaron momentáneamente,
luego que tomó posesión del gobierno don Mateo García, quien
puso arrestados al coronel Solas y al comandante Barrene-
chea, porque se consideraban los autores de los movimientos.
También mandó poner una barra de grillos a un esfraila-
do. Palacios, por los mismos motivos y porque atacaba con anó-
nimos al gobernador de Santa Fe, López.
García gozaba de la opinión general de la provincia.
Este promulgó (4 de marzo de 1827) una ley por la cual
la provincia de Entre Ríos no aceptaba la constitución sancio-
nada por el Congreso Nacional el 24 de diciembre de 1826, y
declaraba suspensos los poderes de sus diputados en el Con-
greso, luego que se les comunicara esta resolución.
' Sin embargo, la Legislatura declaraba hallarse dispuesta
a sostener a todo trance la guerra con el emperador del Bra-
sil, ofreciendo a las demás de la República su amistad y ac-
tiva cooperación en favor de su independencia y común li-
bertad.
Durante la auseficia de García Zúñiga en el interior de
la provincia, desde el 14 hasta el 30 de junio (1827), quedó
de delegado el coronel R. López Jordán y en el despacho el
mismo secretario Echeandia; y segunda vez, desde el 2 hasta
el 20 de agosto, que tuvo que partir para la ciudad del Uru-
guay en servicio público.
1827. — General Ricardo López Jordán, delegado de Gar-
cía Zúñiga, la primera vez del 14 al 30 de junio, y la segunda
del 2 al 20 de agosto, que duró la ausencia de éste en la ciudad
del Uruguay, en servicio público,
1827. — Coronel Mateo Garda, propietario, desde el 20
de agosto, que reasumió el mando gubernativo, hasta el 15
de septiembre que estalló un movimiento revolucionario, enca-
bezado por el capitán Tomás Cóseres (cuya cabeza fué pues-
3^4 AXTO:XI0 ZIXXY
ta a talla y ejecutado después), contra el gobernador García,
el cual quedó sofocado; pero el 27 estalló otro, acaudillado
por el coronel Blas Martínez, que obligó a García a dejar el
mando, teniendo que ceder a la fuerza, y embarcándose para
Santa Fe el 11 de octubre.
1827. — Coronel Vicente Zapata, elegido provisoriamen-
te por la Legislatura, el 27 de septiembre, en consecuencia de
la revolución encabezada por el coronel Blas Martínez.
El general Fructuoso Eivera, que se hallaba en Santa Fe,
invitado por el gobernador E. López, se embarcó a las doce
de la noche del propio día 27 de septiembre, en que estalló
aquel molimiento, y obtuvo conciliación de los ánimos y obe-
diencia al nuevo gobernador Zapata.
Este ejerció el mando gubernativo hasta el 16 de diciem-
bre de 1827, que lo entregó en manos del presidente de la Le-
gislatura, siendo en seguida depositado en manos del coronel
León Solas.
Al gobernador Zapata, cupo el haber ratificado (15 de
octubre) un tratado de perpetua alianza ofensiva y defensiva,
celebrado entre la pro^^ncia de Corrientes, representada por
el oficial mayor de su secretaría don Juan Mateo Arrióla,
y la de Entre Ríos, por su ministro secretario don José Ma-
ría Echeandia.
1827. — Coronel León Solas, electo en propiedad por dos
años el 16 de diciembre; suspendido en 24 de junio del año
siguiente, y sustituido interinamente por el coronel Zapata.
Acompañóle como ministro secretario don Celedonio J.
del Castillo.
El 2-í de junio de 1828 se declaró una conspiración con-
tra el gobierno, encabezada por el comandante del Parque
Juan de Santa María — el mismo que había formado otras
análogas en Tueumán — y sostenida por el comandante del
2.° departamento capitán Tomás Cóseres, quienes se apode-
raron de la persona del gobernador Solas, encarcelándolo y
desobedeciendo todas las autoridades.
La perturbación del orden hizo que las familias y el co-
mercio huj^eran de la ciudad de Nogoyá, donde estaba acam-
pado el coronel Solas con un ejército de más de 1.500 hombres.
El gobernador Solas fué acusado de intruso en el ejer-
cicio de la autoridad y de malversación de los fondos del
Estado ,
1828. — Teniente Coronel Juan Sarita María, comandan-
te de la fortaleza de la capital, dictador rcA-olucionario, des-
de el 24 de junio, que se sublevó contra la autoridad del go-
HISTORIA DE LOS GOBEENADOEES DE LAS PEOVINCIAS AEGENTINAS 365
bernador Solas, a quien puso en arresto, así como al teniente
coronel Blas Martínez y cuatro oficiales más. El mismo día
comunicó a la Comisión Permanente del Congreso provincial
haber encargado del mando de la fuerza al coronel P. Ba-
rrenecbea, reservándose Santa María lo político hasta la reso-
lución legislativa.
Este último, en unión con el teniente coronel Tomás Có-
seres y capitanes José María del Castillo e Ildefonso Burgos,
acusaban al gobernador Solas de intruso, pidiendo se decla-
rase nulo su nombramiento por ilegal; y el congreso en mé-
rito de tal acusación, acordó haber lugar a la formación de
causa que esclareciese la conducta del gobernador Solas, nom-
brando interinamente^ al coronel V. Zapata.
1828. — Coronel Pedro Barrenechea, gobernador militar
del Paraná, puesto por el comandante Juan Santa María, a
consecuencia de una revolución que éste hiciera el 14 de ju-
nio, procediendo en seguida a la prisión del gobernador So-
las, hasta el 29 de junio, en que, nombrado interino el coro-
nel V. Zapata, tomó posesión del cargo, cesando aquél en
consecuencia.
1828. — Coronel Vicente Zapata, nombrado provisorio,
entrando en ejercicio, desde el 29 de junio, mientras durase
la causa del propietario Solas, que fué preso, como también
los coroneles Pedro Barrenechea, Blas Martínez y varios otros.
El gobernador Zapata se recibió del mando provisorio de
la provincia, en virtud de elección del congreso entrerriano,
mas estaba inerme y sólo era gobernador nominal. Don Juan
Santa María mandado con las mismas armas con que había
derribado a Solas ; cometía tropelías y excesos de todo género ;
tiranizaba hasta al mismo gobernador y le dirigía órdenes por
escrito, para que ejecutase sus caprichos.
Al fin se vio Zapata en la necesidad de redimir la auto-
ridad que se le había confiado. Bajo un pretexto, salió a la
campaña, acompañado de Barrenechea, con el objeto de exci-
tarlo a su favor.
Entretanto, en la noche del 20 de junio de 1828, fué sor-
prendido el comandante Santa María y encadenado. En el mis-
mo acto. Solas, que permanecía rigurosamente preso, fué puesto
en libertad y proclamado gobernador por una parte de la
tropa, que acababa de ejecutar el movimiento.
En la mañana siguiente, 21 de junio, se reunió el con-
greso provincial, intimó a Solas que cesase en el ejercicio de
la autoridad y se mantuviese arrestado en su casa; así lo cum-
366 ANTONIO ZINNY
plió quedando el presidente del congreso entrerriano don José
Miguel Eomero, a la cabeza de la autoridad en la ciudad.
El comandante Tomás Cóseres, que había concurrido a
dirigir al Congreso la representación en que se pedía el en-
juiciamiento del general Solas, y que algunos días después
saliera a la campaña, según queda dicho, entró en la ciudad
con su gente.
El 23 de junio, por la mañana, entró igualmente el co-
ronel Zapata, se hizo cargo del gobierno y dobló las prisio-
nes a Santa María. Solas fugó entonces a Nogoyá, en donde
había quedado Barrenechea, y dirigió una carta amistosa a
Zapata, protestándole que sólo el temor le había separado de
la ciudad, pero que esperaría en aquel punto las resultas del
juicio decretado por el Congreso. Al mismo tiempo, varios ve-
cinos de Nogoyá dirigieron a este cuerpo una representación
garantiendo la persona del coronel Solas, y solicitando se les
permitiese permanecer entre ellos.
En la tarde del 24 de junio, el comandante Cóseres se
acampó cerca de la ciudad, y desde su campamento solicitó
también del Congreso se sobreseyese en la causa de Solas.
Ocupábase de esto la Sala y anunciábase en la ciudad,
por bando, que el orden se hallaba consolidado, cuando entró
la división de Cóseres, y puso en prisión al gobernador Zapata.
El Congreso, desde luego, decretó el sobreseimiento en la
causa de Solas, y su reposición en todos sus derechos.
En el Paraná gobernaba provisoriamente el coroniel Pe-
dro Barrenechea, puesto por Santa María.
Ei gobierno de Zapata, desde el 24 de junio hasta igual
día de julio, fué considerado intruso por su sucesor el pro-
pietario Solas.
Tuvo por secretario de gobierno, hacienda y guerra al se-
ñor don Manuel Leiva, y habiendo tenido urgente necesidad
de salir de la ciudad en comisión de Zapata ocupó el cargo
interinamente don Casiano Calderón, durante la ausencia
de aquél.
El mismo día (24 de julio) en que el Congreso de la pro-
vincia declaró nula la acusación hecha contra don Juan León
Solas, el comandante Tomás Cóseres dirigió un movimiento
revolucionario contra Zapata, a quien puso en arresto, comu-
nicando este acto en seguida a la Cámara. Esta, en vez de
condenar tal procedimiento lo aprobó autorizando a Cóseres
plenamente para tomar cuantas medidas consideraba necesa-
rias al objeto del sosiego público.
1828. — Coronel León 8olas, propietario, restablecido el
HISTOBIA DE LOS GOBEBNADOBES DE LAS PEOYINCLiS ABGEIÍTINAS 367
24 de julio por el Congreso de la Pro%'incia, el cual declaró
nula la acusación hecha contra su conducta, buena opinión y
fama, pero, como se hallase en Nogoyá, cuando recibió la reso-
lución legislativa, no tomó posesión del cargo sino el 29.
Los tumultuosos del 24 de junio fueron sometidos a un
consejo de guerra y ejemplarmente castigados.
Con excepción de las disposiciones de efecto transitorio,
las únicas de interés general, dictadas en la Administración
Solas, hasta el 23 de octubre, fueron: el establecimiento de
derechos de tránsito a los frutos y mercaderías de Misiones
y Corrientes a la provincia oriental y el nombramiento del
doctor Juan Francisco Seguí, para representar la pro^úncia
en la Convención Nacional. Y habiéndose ausentado silencio-
samente de la capital, con destino a Gualeguaj^chú, el gober-
nador Solas, quedó, en aquella fecha (23 de octubre) de dele-
gado el coronel P. Barrenechea, como comandante general del
departamento 1.° general, de conformidad al decreto legisla-
tivo de 17 de diciembre de 1826.
1828. — Coronel Pedro Barrenechea, delegado de Solas,
durante la ausencia silenciosa de éste en dirección a Guale-
guaj'chú, desde el 23 de octubre hasta el 12 de diciembre.
La ley de 17 de diciembre de 1826 disponía que en los
casos de ausencia del gobernador fuera de la capital, era auto-
rizado en lo político el comandante general del departamento
del Paraná, quedando de gobernador delegado con todas las
atribuciones del propietario, asociándose al secretario del í>o-
bierno, o en su defecto al del 1er. departamento principal,
con la obligación de dar cuenta de todas sus operaciones
a su regreso.
Reconvenido el delegado Barrenechea por su omisión en
dar cumplimiento a las disposiciones expedidas por la Repre-
sentación pro^^ncial, se limitó a pasar la resolución de ésta al
gobernador propietario, por no haberle dejado instrucción
alguna al ausentarse. La citada ley de 1826, habiendo sido
observada posteriormente por el gobierno propietario, fué de-
rogada por otra de 2 de septiembre de 1829, debiendo éste, en
caso de ausencia de la capital, delegar el mando en el coman-
dante general del departamento del Paraná y sólo entender en
lo político y para el despacho diario; y en los casos de salir
fuera, de la pro^dueia, o de guerra, serían más extensivas sus
facultades, según lo exigieran las circunstancias.
1828. — Coronel Juan León Solas, propietario, desde el
12 de diciembre que entró nuevamente en ejercicio del man-
do de regreso del interior de la provincia y sin expedir un
368 ANTONIO ZINN-r
decreto nombrando delegado, como lo dispone la ley. ^ Tenien-
do que salir nuevamente a los pueblos de la provincia, el 20
de octubre de 1829, el gobernador Solas delegó el mando en
el coronel Barrenechea, para los asuntos civiles, de acuerdo con
la ley de, 2 de septiembre del mismo año (1829).
Durante su visita. Solas ordenó al delega'do con fecba 24
de octubre, que la Villa de Mantanza se denominase en lo su-
cesivo ' ' Victoria ' '.
El 4 de diciembre reasumió el mando, que continuó ejer-
ciendo hasta el 15 de diciembre que cumplió el bienio por el
que había sido nombrado.
1829. — Coronel Pedro Barrenechea, delegado de Solas,
desde el 20 de octubre hasta el 4 de diciembre.
1829. — Sargento Maiior Pedro Pahlo Seguí, nombrado
en propiedad el 15 de diciembre, aceptando el cargo el 16
y renunciándolo el 19. En consecuencia, fué nombrado el co-
ronel Solas por el bienio de 1830 y 1831.
1829. — General León Solas, por renuncia de Seguí, pre-
sentada y aceptada el 19 de diciembre. Continuó ejerciendo
el gobierno hasta que fué reelecto para el bienio de 1830 y 1831.
El 1.° de noviembre de 1830 fué depuesto por los prin-
cipales jefes de la provincia, a saber: Ricardo López Jordán,
Pedro Espino. Felipe Rodríguez (a) Felipülo, Eduardo Vi-
llagra, Justo José de Urquiza, Miguel Acevedo y Pedro Al-
zamendi.
En consecuencia, el gobernador Solas se vio obligado a
abandonar la provincia emigrando a Santa Fe, adonde llegó
el 16 de noviembre acompañado de Taborda y de unos 100
entrerrianos.
1830. — Coronel Pedro Barrenechea, nombrado proviso-
rio el 19 de noviembre, por hallarse en acefalía la provincia ;
y, desconocida su autoridad, fué derrocado a los 3 días y obliga-
do a renunciar, ocupando su lugar el general López Jordán.
Luego que el gobernador de Santa Fe, E. López, tuvo
conocimiento del cambio de gobierno pidió (19 de no\áembre)
a los jefes que encabezaron el movimiento manifestasen si áste
era dirigido en sostén de la causa de los denominados unita-
rios o simplemente tenía por objeto el cambio de persona,
pero siguiendo el sistema de pseudo federación. A la contes-
tación (21 de noviembre) de los expresados jefes sobre que
el movimiento era puramente provincial contra la adminis-
tración del exgobernador Solas y al comunicar Barrenechea
su nombramiento, asegurando su amistad al de Santa Fe, éste
se tranquilizó felicitando a la provincia de Entre Ríos por
HISTORIA DE LOS GOBERNADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 369
tan acertado nombramiento; así como por el restablecimiento
de la tranquilidad.
1830. — General Ricardo López Jordán, nombrado el 22
de noviembre y derrocado a su vez el 10 de diciembre por el co-
ronel Pedro Espino, su mismo delegado, persiguiéndole hasta
su completa derrota, y, obligado a abandonar el territorio de
la provincia, se refugió en Paysandú, Banda Oriental, jun-
tamente con el coronel Anacleto Medina y alguna tropa.
López Jordán, que había elegido para secretario al Co-
mandante Justo José de Urquiza, participó al gobernador
de Santa Fe su elevación al mando, manifestando su confian-
za de que éste evitaría que el ex gobernador Solas, con sus
secuaces, asilados en aquella ciudad, volviesen a perturbar el
orden establecido a la sazón en la provincia. Sin embargo, don
Estanislao López dirigió un oficio al congreso de Entre Ríos, a
quien manifestaba ser un motivo de escándalo la insurrección
de los jefes antes mencionados contra su legítimo gobierno.
Tanto más alarmado se hallaba Lójdcz cuanto que la provincia
aliada de Entre Ríos había sido hollada por los revolucionarios
del 1.° de diciembre (1828), cosa que no consentirían jamás
las provincÍEis litorales. El general López agregaba que, como
la alianza que existía entre ambas provincias le daba derecho a
intervenir en los últimos acontecimientos, proponía la desocu-
pación/ del departamento de la capital del Paraná por los jefes
y fuerzas venidas del Uruguay; la libertad de todos los presos
políticos y el nombramiento del gobierno provisorio de la con-
fianza del pueblo entrerriano y de la de los gobiernos aliados.
A esto, el congreso de Entre Ríos, por medio de su presiden-
te don Toribio Ortiz, declaró que era su firme resolución de-
fender el sistema federal y solicitaba el restablecimiento del
orden, de comunicación y armonía, en que hasta entonces habían
marchado ambas provincias.
El movimiento estalló sin combinación alguna, y su go-
bierno mixto no sistemaba los hombres ni las cosas; sin di-
rección, porque no había quien fuera capaz de llevar el timón,
y sin recursos, porque la plata empezaba a disgustar a la tropa,
por ser moneda falsa, cuya circulación impidió el goberna-
dor de Córdoba, general Paz, mandándola recoger y remitir
a Montevideo, en chiguas de cerda.
La gente con que López Jordán salió del Paraná le aban-
donó; entonces sólo trató de escapar, efectuándolo acompaña-
do de cuatro hombres.
1830. — Coronel Pedro Espino, delegado de López Jor-
dán, en ausencia de éste, el 10 de diciembre, habiendo decía-
370 ANTONIO ZINNT
rado en esta misma fecha que el gobernador legal era Barre-
nechea, cuya renuncia fué impuesta, y que el nombramiento
de López Jordán había sido hecho sin plena libertad y sí en
medio de las bayonetas y del imperio de la espada.
La Legislatura, el mismo día 10, derogó aquel nombra-
miento, haciéndolo nuevamente en la persona de Barreneehea.
1830. — Coronel Pedro Barreneehea, restablecido el 11
de diciembre, a consecuencia de una reacción operada el día
antes por el coronel Pedro Espino, a quien López Jordán ha-
bía dejado de delegado en el mando gubernativo.
El 7 de enero de 1831, el gobernador Barreneehea pasó
a Santa Fe, acompañado de varios personajes de considera-
ción de la misma provincia de Entre Ríos, y escoltado por
el batallón de pardos, conocido con el distinguido nombre
de Veteranos del Orden, precedidos de la música del Paraná.
No nombró delegado, por haber sido su ausencia de cor-
ta duración.
El 3 de marzo tuvo que salir nuevamente a campaña con-
tra el general Lavalle y don Ricardo López Jordán, delegan-
do el mando gubernativo en el teniente coronel J. I. de Vera.
1831. — General Ricardo López Jordán, nombrado go-
bernador, el 24 de febrero, por Velazco, hermano del coronel
que servía con Espino, quien cayó en poder del entonces ca-
pitán Crispín Velázquez.
López Jordán fué completamente derrotado por el coro-
nel P. Barreneehea, el 13 de marzo, cerca de Nogoyá, fugando
aquél en la acción con sólo un negro y pasando a la Banda
Oriental en una canoa. Seis días antes había sido derrotado
en la Laguna de los Troncos, por el Cié.
1831. — Teniente coronel José Ignacio de Vera, delegado
de Barreneehea, durante la ausencia de éste en campaña con-
tra el general Lavalle y López Jordán, desde el 3 híista el
7 de marzo.
1831. — Coronel P. Barreneehea, propietario, después de
su campaña contra el general Lavalle y don Ricardo López
Jordán, que terminó el 7 de marzo con la derrota de éste en
la Laguna de los Troncos, por el Cié, y con la fuga del mis-
mo después de su segunda derrota el 13 de marzo cerca
de Nogoyá.
1831. — Coronel Pedro Espino, inspector general de ar-
mas de la provincia, nombrado interino el 11 de julio, por
enfermedad del propietario Barreneehea.
La misma Legislatura que había elegido al coronel Espi-
no le destituyó el 13 de diciembre, declarando el nombramien-
HI8T0BIA DE LOS GOBEEN ADOBES DE LAS PROVINCIAS AEGENTINAS 371
to del 11 de julio, hecho en su persona como ilegal y nulo:
1.° por haber sido arrancado y dictado por la fuerza; 2." por
haber sido nombrado antes del fenecimiento del bienio cons-
titucional, cuando se hallaba en el mando el coronel Pedro
Barrenechea, sin ningún impedimento legal; d° por no tener
la edad de 35 años que previene el Estatuto, y 4.° porque
NO SABÍA ESCEIBIE.
La verdad es que Espino no era querido del pueblo, ni
tenía en él confianza el general E. López, gobernador de San-
ta Fe, quien, de acuerdo con algunos vecinos del Paraná, le
hicieron revolución, viéndose entonces obligado a pasar, casi
solo, el Uruguay.
El mismo día en que Espino tomó posesión del mando
expidió un decreto nombrando ministro de gobierno a don
Toribio Ortiz, en lugar de don Calixto Vera, que fué destituido
saliendo desterrado con destino a Buenos Aires.
1831. — Coronel Pedro Barrenechea, elegido de nuevo a
consecuencia de la deposición del coronel Espino, en que aquél
tuvo parte, protegido por el gobernador de Santa Fe, B. Ló-
pez, con una fuerza que éste mandó a las órdenes del coronel
José Manuel Méndez.
La elección de Barrenechea no figura en el Registro Ofi-
cial de Entre Ríos, lo que hace sea ella considerada como nula.
1831. — D. Toribio Ortiz, delegado de Espino, desde el
29 de noviembre, que había salido a campaña, y nombrado pro-
visorio el 13 de diciembre a consecuencia de la deposición de
Espino, cuya autoridad fué desconocida por la Legislatura.
Ejerció el mando gubernativo hasta el 1.° de marzo de
1832 que le sucedió don Pascual Echagüe.
1832. — General Dr. Pascual Echagüe, (santafesino),
nombrado en propiedad el 22 de febrero y recibido el 1." de
marzo, previa licencia de su jefe el general E. López, gober-
nador de Santa Fe.
Los frecuentes cambios de gobierno, con perturbación del
orden público, ya por una causa, ya por otra, pero siempre
con perjuicio de la comunidad, dieron motivo a que se con-
firiese a Echagüe el título de Restaurador del Sosiego Pú-
blico, hasta que, derrotado en Caaguazú, el 28 de noviembre
de 1841, se trasladó a Buenos Aires, cuyo gobernador, Rosa«,
conociendo el carácter sumiso de aquél, condición que a la
sazón se exigía para ser gobernador federal, le destinó al go-
bierno de la provincia, cuando tuvo lugar el pronunciamiento
del general Juan Pablo López (a) Mascarilla, contra Rosana.
(Véase Provincia ¿e Santa Fe, pág. 394).
$72 ANTOMO ZINIÍV
Don Celedonio J. del Castillo formó parte del gobierno
de Echagiie, como secretario interino, sucediéndole don Tori-
bio Ortiz hasta el 30 de diciembre de 1835, que por renuncia
de éste fué nombrado en su lugar el coronel Evaristo Carrie-
go, hasta octubre de 1836, y Castillo por segunda vez desde
enero hasta noviembre de 1837, y desde esta fecha el oficial
1.° don Cayetano Eomero.
1833. — Don Toribio Ortiz, ministro general, delegado de
Eehagüe, durante la visita de éste, a los pueblos de la pro\'in-
cia, desde el 2 de marzo hasta fines de junio, en que el pro-
pietario reasumió el mando.
1833. • — ^ General Pascual Eehagüe, propietario, desde fi-
nes de junio que regresó de su visita a los pueblos de la
pro\dneia, hasta el 23 de octubre, que vohió a salir, dejando
de delegado al comandante general Pedro Barrenechea, de
acuerdo con la ley.
La única disposición de interés general dictada, duran-
tete los citados meses de la administración de Eehagüe, fué
una ley, promulgada el 26 de julio, autorizando al gobierno
para la venta de la casa del Estado que a la sazón ocupaba
y el cuartel contiguo, como asimismo la casa de la Plaza nue-
va, que fué del finado Carabajal. Con el producido de la ven-
ta de dichos edificios había de construirse una casa decente y
cómoda para el despacho de gobierno y para la tesorería ge-
neral, teniendo su frente a la plaza mayor en la ciudad del
Paraná.
1833. — Coronel Pedro Barrenechea, delegado de Eeha-
güe, durante la ausencia de éste en campaña, desde el 23 de
octubre hasta fines de noviembre, autorizado pa^^a dar pase a
las leyes dictadas por el cuerpo legislativo y para objecionar
las que no les pareciesen convenientes.
Durante el gobierno delegado de Barrenechea, se verificó
(27 de octubre) la reforma de Alarios artículos del Estatuto
Provisorio.
1833. — General P. Eehagüe, propietario, desde fines dé
noviembre que regresó de la campaña, hasta el 15 de diciem-
bre, que fué reelecto por otro bienio.
Sin ausentarse Eehagüe de la capital ni nombrar dele-
gado, aparecía como tal el coronel Barrenechea, el mismo que
promulgó la ley de 18 de enero de 1834, acordando a Eeha-
güe el grado de coronel mayor. También se le acordó (8 de fe-
brero) el uso de una medalla de oro en forma díptica de dos
pulgadas de longitud, teniendo por geroglífico una paloma con
las alas extendidas y un ramo de olivo en el pico, y a los
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PBOVLNOIAS ARGENTINAS 3 73
pies de ella esta inscripción horizontal: Al pacificador de la
Provincia — Su Representación. En el reverso de la medalla
y a espaldas de la paloma, dos palmas cruzadas y bajo de és-
tas la inscripción: Al gobernador Echagüe^ su descendencia
varonil inalienahle. La medalla había de ir sostenida por un
lazo de brillantes.
Con el fin de evitar las tropelías que en el puerto de
Buenos Aires se habían cometido con varios buques de la pro-
vincia de Entre Ríos, cubiertos con el pabellón azul y blan-
co, que era el de la Nación, el gobernador Echagüe sometió
a la Legislatura y obtuvo la sanción de una ley reformando
el Estatuto Provisorio constitucional de 12 de marzo de 1822,
sobre que, habiendo cada provincia adoptado un, pabellón par-
ticular, la bandera azul y blanca que hasta entonces (diciem-
bre de 1833), ha cubierto la provincia no se usaría en lo su-
cesivo en las fortalezas, puertos, ni buques de su dependen-
cia, ni menos en su ejército : que sólo se había de usar de un
pabellón tricolor con tres fajas horizontales, debiendo ser
blanca la del centro, azul y colorada la de los lados, ponién-
dose en la parte superior la azul hasta la mitad de la bande-
ra y el mismo escudo en el centro.
Todos saben que, a pesar do que cada provincia tenía un
pabellón distinto, la de Buenos Aires adoptó el nacional, que
es el azul y blanco.
Con motivo de la invasión del territorio de Corrientes
por fuerzas paraguayas, se celebró un acuerdo, el 20 de fe-
brero (1834), entre los gobernadores de las provincias lito-
rales del río Paraná, a saber: por la de Santa Fe, el minis-
tro de gobierno don Domingo Cúllen, por el gobierno de En-
tre Eíos, el de igual clase don Toribio Ortiz, y por el de Co-
rrientes, el sargento mayor don Mateo Arrióla, con el objeto
de cooperar en defensa del territorio invadido con los recursos
y elementos necesarios. El comisionado de Entre Ríos ofrecía
a nombre de su gobierno cooperar con 600 hombres con la bre-
vedad posible. Este acuerdo se celebró en la ciudad del Rosa-
rio del Paraná, capital de Entre Ríos, y fué aprobado por don
Estanislao López, gobernador de Santa Fe, pero no consta su
ratificación por el de Entre Ríos.
Creóse (6 de marzo) el empleo de juez o jefe de policía
para las ciudades del Paraná y Uruguay, suprimiéndose los
de defensores de menores a sueldo; así como el establecimiento
de una escuela de primeras letras en el pueblo de San José
de Feliciano y otra en Villaguay (19 de septiembre) : — Igual-
mente (20 de julio de 1835) un pueblo en el litoral del río
374 AííTOXIO ZIXNY
Paraná en el lugar denominado Cábayú Cuatiá 'Grande, con el
título de Villa de Nuestra Señora de la Paz, con una área
de una legua cuadrada:. — reformóse (3 de agosto) el regla-
mento general de diezmos : — reglamentó las horas del des-
pacho ordinario en las oficinas de la administración, debien-
do ser de siete a doce desde el 1." de noviembre hasta el 31
de marzo, y de ocho de la mañana a la una de la tarde en los
demás meses: — dispuso (17 de febrero 1836) que los jefes
y oficiales, etc., en servicio activo usasen bigote : — fundóse en
el paraje conocido con el nombre de Punta Gorda un pueblo
con la denominación de Diamante (1.° de mayo), bajo la pro-
tección de San Fi'ancisco Javier, comprendiendo el área de
su planta 10 leguas cuadradas sobre la ribera del río Paraná.
El gobernador Echagiie prohibió (3 de marzo) a los ha-
bitantes de la provincia toda comunicación con el canónigo
doctor Pedro Pablo Vidal.
Habiendo aparecido un folleto titulado Federación, Cons-
titución, Nacionalización, publicado en Monte^ideo por el
expresado canónigo, y cuya circulación quedaba encomendada
a los ciudadanos adictos a la causa no pseudo federal, al ge-
neral don Enrique Martínez, emigrado en la provincia de
Entre Eíos, le fué intimada por don Cipriano José de Urquiza,
jefe de policía de la Concepción del Uruguay, de orden del
gobernador Echagiie, que en el término de 24 horas debería
salir del territorio de Entre Ríos, por haber infringido el
derecho de asilo distribuyendo aquel folleto y otros papeles
calificados de incendiarios, tendientes a perturbar el orden
público y comprometer la provincia con los demás gobiernos
confederados.
La provincia, por medio de una ley de su Legislatura
de fecha 16 de marzo (1836), adoptó las palabras "Federa-
ción, Libertad y Fuerza" para su escudo.
Designó (21 de julio de 1836) el lema de Viva la Fede-
ración, con que debían encabezar los documentos oficiales, lu-
gar en que debía inscribirse la fecha y las épocas de la li-
bertad (desde el año 1810), de la federación entrerriana (des-
de 1814), de la independencia (desde 1816), y de la Confe-
deración Argentina (desde 1830) : — fué autorizado (27 de
julio) para la construcción de un templo en la capital del
Paraná; como igualmente (21 de febrero de 1837), para con-
ferir grados militares inclusive el de coronel mayor, reserván-
dose la Legislatura la facultad de acordar el grado último de
brigadier, que le fué conferido el 27 del mismo mes de febrero.
El 12 de agosto de 1836, el gobernador Bchagüe había
-HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 375
prohibido se proporcionase a los rebeldes de la Banda Orien-
tal armas, municiones, ni caballos, ni otra cualquiera clase de
cooperación, so pena de ser el contraventor separado para
siempre de la sociedad entrerriana y considerado como trai-
dor a la República, perturbador del orden público y castigado
hasta con la última pena; y el 28 de mayo del siguiente año
lo declaró en toda su fuerza y vigor, adoptando medidas para
evitar se comunicase a la provincia la anarquía promovida en
aquel Estado por los generales Rivera y Lavalle : — nombró
(desde Gualeguay a 6 de julio) coronel mayor de los ejércitos
de la provincia al coronel J. J. de Urquiza. Debe advertirse
que las disposiciones del gobernador B chagüe no siempre eran
fechadas en la ciudad del Paraná, capital de la provincia,
pues también lo eran a veces en otros pueblos o ciudades co-
mo Victoria, Uruguay, Gualeguay, como en el presente caso,
Santa Rosa de Villaguay, Alcáraz, etc., pero sin firma de
secretario.
Fué (12 de agosto de 1836) plenamente autorizado con
todas las facultades ordinarias y extraordinarias para tomar
las medidas conducentes a evitar y contrarrestar cualquiera
tentativa de los revolucionarios de la Banda Oriental, de acuer-
do con las que el gobierno general (Rosas) juzgara convenien-
te ejecutar, e igualmente (2 de diciembre de 1837), hacer ve-
nir de Europa algunos religiosos de la Compañía de Jesús
para maestros. En la misma fecha, la Legislatura concedió
a Echagüe el título de Ilustre Restaurador del Sosiego Pú-
blico por los servicios que había prestado a la provincia des-
de que fué elevado a la primera magistratura de ella.
El 15 de diciembre de 1837 fué el general Echagüe reelec-
to por otros cuatro años, cuyo período llegó a terminar, en igual
fecha de 1841, sucediéndole el general Urquiza.
1834. — Coronel Pedro Barrenechea, delegado de Echa-
güe, en enero, para autorizar el grada de coronel mayor con-
ferido entonces a Echagüe, continuando éste en sus funciones
como propietario y aquél como delegado en esos y otros casos.
1836. — Coronel Evaristo Carriego, ministro secretario,
delegado de Echagüe, desde el 17 de marzo hasta mediados
de mayo.
Al delegado Carriego cupo el promulgar la ley (29 de
marzo) designando el paraje denominado El Molino, a tres
cuadras de la plaza principal del Paraná, para la formación
de otra con el nombre de Echagüe y una calle que, partiendo
de ésta, llegase hasta el puerto con el nombre de Alameda de
la Federación.
376 ANTONIO ZINNY
Promulgó (5 de abril) la reforma del Estatuto Provincial
en la parte relativa a la organización de los Tribunales de Jus-
ticia, suprimiéndose además las comandancias generales de
departamentos y conservando solamente un comandante gene-
ral en la frontera del Uruguay, cuyo nombramiento había de
hacerse por el gobierno, en vez de serlo por el Congreso como
antes: — dictó (14 de abril) un reglamento para los estable-
cimientos mercantiles existentes o que en adelante se levanta-
sen en la provincia.
1836. — Coronel Vicente Zapata, delegado de Echagüe,
durante la ausencia de éste a fines de abril, con el objeto de
conferenciar con el gobernador Rosas en Buenos Aires, adon-
de llegó el 1.° de mayo.
1836. — General Pascual Echagüe, propietario desde ma-
yo, que reasumió el mando, después de su visita a Buenos
Aires, a donde había ido, con el objeto de celebrar una con-
ferencia con el gobernador Rosas.
1838, — Coronel Vicente Zapata, delegado de Echagüe,
que se hallaba en el Uruguay, y otros pueblos de la provincia
y aquél en el Paraná, dictando ambos disposiciones guberna-
tivas, alternativamente, desde noviembre, pudiendo decirse
que la provincia de Entre Ríos tenía dos gobernadores.
1839. — General Pascual Echagüe, propietario hasta el
9 de marzo que salió a campaña, delegando en Zapata.
1839. — Coronel Vicente Zapata, delegado de Echagüe,
desde marzo hasta el 8 de septiembre, que, teniendo que salir
a campaña, la Sala autorizó al ministro tesorero general de
hacienda, doctor Vicente del Castillo, para entender con los
gobiernos amigos en asuntos de la guerra.
Después de los desembarcos efectuados en el arroyo de
Ñancay, puerto de Landa y Gualeguaychú, y acordadas las
operaciones militares entre el general Lavalle y el jefe de la
estación naval en las aguas del Uruguay, La Lande Calan,
hallándose la Legión perfectamente montada ya, se le comu-
nicó la orden general, por la que se prescribía a los Legiona-
rios, el orden, el silencio, la obediencia y el respeto absoluto
que debían guardar para con las personas y propiedades de
los habitantes.
También se hizo circular una proclama enérgica, cuyo
objeto era el de anunciar al pueblo entrerriano el arribo de
los libertadores, e invitarlos a tomar las armas para combatir
contra la tiranía de Rosas, romper las cadenas de la esclavi-
tud que tenían atadas las manos de sus hijos y restablecer
en el pueblo argentino el imperio de la ley.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE lAS PROVINCIAS ARGENTINAS 377
El gobierno de la provincia, desde la priinera noticia de
la presencia de los libertadores, había ordenado la concentra-
ción de todas las fuerzas en la Villa de Nogoyá, descuidando
la guarda de las costas del Uruguay, y el hacer alejar las ca-
balladas, y a esta torpe conducta debió la Legión la ocupación
pacífica de los diferentes puntos en que había tocado.
El jefe y oficiales de la escuadrilla francesa partieron
el mismo día (20 de septiembre de 1839) para sus buques con
el objeto de ir a ocupar los puntos que se había acordado
guardar, para impedir la comunicación del ejército del gene-
ral Echagüe, que se hallaba en el Estado Oriental, con En-
tre Ríos.
En fin, la Legión se puso en movimiento haciendo marchas
forzadas hacia el interior del país. Los habitantes suministra-
ron cuantos auxilios se les pidió, los que fueron pagados en el
duplo de su valor.
Amaneció el día 22 de septiembre y repentinamente se
presenta a la vista de los 433 legionarios el ejército enemigo,
Zapata. Este avanzó para combatir con ese puñado de valien-
tes; la legión marchó a recibir el ataque con impetuoso cora-
je, y el enemigo, deshecho, lleno de espanto, huj^e en disper-
sión para ocultar su miedo en los bosques, perdiendo en esta
batalla del Yerna más de 100 hombres, entre muertos, heridos
y prisioneros; mientras que la legión sólo tuvo que deplorar
la muerte de un oficial y 4 soldados.
Después de la batalla, se dio la orden general siguiente :
'^ Cuartel general sohre el campo de iatalla del Yeriiá, sep^
tiemhre 22 de 1819.
* ' Orden general. — i Soldados ! Vuestra conducta en la
batalla ha excedido a mis esperanzas, y os habéis excedido a
vosotros mismos. — Hebéis acreditado que sois los buenos hi-
jos de la patria, los firmes apoyos de la libertad. — Recibid
por mi órgano el testimonio de la gratitud nacional."
"Lavalle."
1839. — Dr. Vicente del Castillo, delegado de Zapata, des-
de el 8 de septiembre hasta el 31 de octubre, que duró la au-
sencia del coronel Zapata en campaña.
1839. — Coronel V. Zapata, delegado de Echagüe, desde
el 31 de octubre que regresó de la campaña, hasta el 4 de
septiembre de 1840, que, por autorización de Echagüe, general
en jefe del ejército de operaciones de la Confederación Ar-
378 ANTONIO ZINNY
gcníina, nombró gobernador interino al jefe político de la ciu-
dad del Uruguay don Cipriano José de Urquiza.
Durante esta campaña de Echagüe tuvo lugar la derrota
de éste en Cagancba, entre'los arroyos de la Virgen y Cagan-
cba, a 4 leguas de San José y 17 de Montevideo, el 20 de di-
ciembre de 1839.
En la retirada de la división al mando del general Ur-
quiza, el 1.° de enera de 1840, habiéndose éste arrojado al
Uruguay para pasar a la provincia de Entre Eíos, el tenien-
te don Miguel Jerónimo González, al ver a su jefe en inmi-
nente peligro, en medio de las aguas, por haber perdido su
caballo, voló con sus compañeros a salvar a su general o pe-
recer con él; vence la distancia que los separaba y con riesgo
de su vida, presenta su caballo a Urquiza, le ayuda a luchar
contra las olas del caudaloso río, hasta pisar la costa entre-
rriana, y consigue de este modo salvar la existencia del futuro
vencedor de Eosas en Caseros. Por tan señalado servicio, la
Legislatura dictó una ley nueve años después (17 de marzo de
1849) adjudicando al referidt)' González una medalla de oro
del peso de una onza, figura ovalada, con las inscripciones si-
guientes: En el anverso — "La Provincia de Entre Ríos a la
fidelidad j al heroísmo". — En el reverso: — "¡Viva la Con-
federación Argentina ! — ; Mueran los salvajes unitarios ! " ;
acordándosele igualmente una pensión "^dtalicia de 600 pesos
anuales desde la fecha de la referida sanción.
1840. — D. Cipriano José de Urquiza, jefe político de
la ciudad del Uruguay, gobernador interino, nombrado por
el delegado Zapata, el 4 de septiembre, en virtud de autori-
zación del propietario Echagüe, Eestaurador del Sosiego Pú-
blico, hasta el 9 de diciembre que reasumió éste el mando
gubernativo.
1840. — General P. Echagüe, propietario, desde el 9 de
diciembre, que regresó de campaña cuando reasumió el man-
do gubernativo, ejerciéndolo simultáneamente con su delega-
do Zapata, hasta el 15 de ¿)ctubre de 1841, que fué nombrado
el general Urquiza.
Al descender Echagüe del gobierno, que ejerció como pro-
pietario por el período de 9 años, desde el 1.° de marzo de
1832, hasta el 15 de octubre de 1841, la Sala de representan-
tes de Entre Eíos confirió a su hijo mayor don Leónidas, el
empleo de capitán de artillería, y Echagüe solicitó que, en vez
de ese empleo le acordase la gracia de que su hijo fuese edu-
cado a expensas del erario de la provincia, cuya gracia le fué
concedida. Sin embargo, habiéndole sido acordada la misma
HISTORIA DE LOS QOBEBXADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 379
gracia por el gobierno general, E chagüe renunció la conferida
por la Sala. Esta asignó también al Restanrador del Sosiego
Público 200 pesos mensuales por todo sueldo, mientras resi-
diera en cualquier punto de la República Argentina.
1840. — Coronel Vicente Zapata, delegado, durante la
ausencia del propietario Eebagüe en campaña contra el gene-
ral Lavalle que invadió la provincia de Entre Ríos.
En conmemoración de la Convención de paz, celebrada
entre el gobierno francés y el de la Confederación Argentina
(Tratado MacJcau), el gobernador propietario Ecbagüe expi-
dió un decreto estableciendo tres días festivos en cada año con
la denominación de Carnestolendas de octubre, (día 29 de oc-
tubre de 1840, fecha de la referida Convención).
1841. — General Justo José de ürquiza, nombrado en
propiedad el 15 de diciembre, y desde el Arroyo Grande, don-
de se hallaba, contestó, con fecha 29, aceptando el cargo, y,
no pudiendo apersonarse en la capital, a prestar el juramen-
to de ley, en razón de hallarse a la cabeza del ejército y es-
tar la provincia amagada por las fuerzas de los generales Paz
y Rivera, la Sala de Representantes le exoneró de concurrir
nombrando una comisión de su seno a recibirle, en presencia
de la división de su mando, el expresado juramento. A los
pocos días (24 de diciembre) la Legislatura dictó una ley in-
vistiendo al general Urquiza del uso de las facultades extra-
ordinarias durante la guerra civil.
1841. — Coronel Vicente Zapata, nombrado por la Le-
gislatura, el 31 de diciembre, provisorio a causa de haber ca-
ducado Echagüe como propietario y Zapata como su delega-
do, en aquella fecha, hasta el 3 de enero de 1842, que el
propietario Urquiza desde Puntas, delegó el mando guberna-
tivo en él, por tener que atender a la defensa de la provincia
contra los denominados unitarios. Zapata nombró a don Ci-
priano J. de Urquiza, ministro general del gobierno delegado.
Después de la batalla de Caaguazú, ganada por el gene-
ral Paz, el 28 de no\dembre de 1841, el presidente de la Re-
pública Oriental del Uruguay, general F. Rivera, pasó el
Uruguay del 15 al 20 de enero de 1842, con un ejército de
3.000 hombres de las tres armas; y obrando río abajo por la
costa con la actividad de un rayo, logró en 8 días hacer eva-
cuar la provincia a las fuerzas del general Urquiza, que,
con un resto de 600 personas, entre familias y tropa, pasó a
la costa occidental del Paraná por la isla de Pavón, dejando
en poder del vencedor muchos prisioneros y pasados, todos
sus bagajes y como 7.000 caballos.
38o ANTOXIO ZINNY
El 28 de enero de 1842, el delegado Zapata tuvo, pues,
que abandonar su puesto, emprendiendo la fuga y dejando la
provincia en acefalía.
1842. — Sargeíito Mayor Pedro Pablo Seguí, electo pro-
\ásorio, el 29 de enero, por la Legislatura, por la fuga del
delegado Zapata el día antes, a consecuencia de la batalla de
Caaguazú (28 de noviembre de 1841), ganada por el gene-
ral Paz.
Una división al mando del general Vicente Ramírez ocu-
pó la capital, después de haber aniquilado pequeñas monto-
neras que quisieron impedirle el paso.
El general Paz hizo su entrada en el Paraná el 4 de fe-
brero. Dos días antes el gobernador Seguí había sido autori-
zado por la Legislatura para declarar la guerra al goberna-
dor de Buenos Aires, Rosas, hasta hacerlo descender del usur-
pado mando (lo que no era cierto) y de su influencia en los
negocios públicos; y el 11 fué investido con las facultades ex-
traordinarias para llevar adelante la guerra que se acababa
de declarar contra el mandón de Buenos Aires.
El ministro que Seguí nombró fué el doctor Florencio
Antonio del Rivero, y el lema adoptado por el gobierno pro-
visorio fué el de : ¡Patria, Libertad, Constitución!
Autorizado por la ley de la provincia de fecha 20 de fe-
brero, el gobernador Seguí decretó la admisión de toda ban-
dera extranjera en los puertos de la provincia en los ríos Pa-
raná y Uruguay, y los buques y mercancías extranjeras serían
en todo como nacionales.
Seguí ejerció el mando provisorio hasta el 12 de marzo
que presentó y fué aceptada su renuncia, en razón de que las
circunstancias en que se hallaba la provincia demandaban
fuese presidida por un jefe militar, que, adoptando medidas
rigurosas, pusiese en perfecta seguridad la libertad que había
recobrado. En su consecuencia, la Representación de la pro-
vincia, nombró el mismo día, al general Paz, gobernador de
la provincia por el tiempo designado en el Estatuto reformado,
contándose 'desde el 12 de enero.
1842. — Brigadier general José María Paz, nombrado por
la Legislatura el 12 de marzo, pero disponiéndose ilegalmente
que su gobierno empezase a contar desde el 1." de enero.
Nombró de ministros a los doctores Antonio Florencio del
Rivero y Santiago Derqui, y ejerció el Poder Ejecutivo de la
provincia hasta el 27 de marzo, que lo delegó en Seguí.
El día antes de la reacción que se operó en la ciudad del
Paraná, la que dio por resiütado la prisión del gobernador
HISTORIA DE LOS GOBEEN ADOBES DE LAS PEOVINCIAS ARGENTINAS 38 1
delegado Seguí y de sus oficiales — 2 de abril — el propieta-
rio Paz fué derrotado vergonzosamente en Montiel y encabe-
zadas por el entonces coronel Crispín Velázquez.
Esta derrota y la desavenencia entre Ferré y Paz, obli-
garon a las tropas correntinas a desocupar el territorio y a
Paz a abandonar la provincia, que quedó en acefalía, hasta el
4 del mismo mes (abril) en que la Sala de Representantes asu-
mió el mando de ella.
En las conferencias que tuvieron lugar en el Paraná /en-
tre los cuatro gobernadores " J. P. López, de Santa Fe, Seguí
y Paz de Entre Ríois, y Ferré de Corrientas, le/n todas ponía
éste nuevos obstáculos, porque había prometido a sus corren-
tinos que ño habían de pasar de aJlí. El hecho fué que la
anarquía que existía entre aquéllos era tan grande que cada
uno tiró en perjuicio de todos. Mientras ellos se entretenían,
perdiendo un tiempo precioso en disputas sobre si eran galgas
o podiencos, el Joho, sediento de sangre, se precipitó sobre la
presa y la acabó de desgarrar en la batalla del Arro.vo Gran-
de (6 de diciembre), para pasar en seguida a continuar la
guerra de exterminio frente a la heroica ciudad de Monte-
video.
La única disposáción que el gobernador Paz llegó a dic-
tar, durante su corta admimistración, fué un decreto, de fe-
cha 26 de marzo, suspendiendo las comandancias militares de
los (departamentos .de la provincia, pero que no pudo tener
efecto.
1842. — Sargento Mayor Pedro P. Seguí, delegado de
Paz, desde el 27 de marzo hasta el 3 de abril, en que, una
fuerza compuesta die paisanos avan2Ó la plaza del Paraná y
en el momento se unió a ellos la guarnición aprehendiendo
y encarcelando al gobernador Seguí y a sus oficiales.
Después de la batalla de Caaguazú, que, como sic sabe,
tuvo lugar el 28 de noviembre de 1841, el general Paz nom-
bró al capitán Tomás Vázquez, cordobés, que en la Punilla
(Córdoba) se había sublevado en 1830, juntamente con el
vecindario de aquel punto, contra el comandante antirosista
don Luis Navarro, con el encargo de formar una nueva es-
colta de todos losi provincianos prisioneros que se habían to-
mado en la batalla. Cuando «mpezó a formar la expresada es-
colta, comisionó al soldado Cosme Peñaflor, para que invita-
se a la tropa a sublevarse contra el general Paz, habiéndolo
conseguido. Preparada en parte la sublevación, el día 2 de
abril (1842), entre nueve y diez de la noche y en momentos
que todo el ejército liberal marchaba con destino al Cié, a las
382 AXTOXIO ZIÍTNY
/
voces qíle diera de " ¡Viva nuestro ilustre Restaurador de las
leyes! — '¡Mueran etc.!" dio viMta la escolta de su mando,
siendo cargada por el coronel Indalecio Chenaut, con el cua-
dro de oficiales que tenía bajo su mando, pero fué éste recha-
zado, consiguiendo hacer un tiro da pistola que hiriera a Che-
naut en el brazo. En seguida, se fué al Paraná, cuyas fuer-
zas, habían proelama,do la pseudo federación.
Por esos y otros análogos servicios, el capitán Vázquez
fué declarado benemérito de la patria en grado hiaróico y as-
cendido a mayor con el goce de 400 pepos mensuales, man-
dando se le entregase 6.000 pesos, una medalla de oro, un
vestuario de oficial, un documento por 500 cabezas de ganado
vacuno, otro por 1.000 lanares y otro por 3 leguas de tierra.
1842, — La Sala de Representantes, presidida por el doc-
tor Francisco Dionisio Alvarez, cura vicario del Paraná, que,
en vista de la acefalía en que se hallaba la capital y gran
parte de la pro^-incia, con la fuga de las autoridades, deno-
minadas Unitarias, y con la deposición y prisión del delegado
Seguí, asumió interinamente el mando gubernativo, el 4 de
abril, hasta el 7 del mismo mes, que el general Urquiza quedó,
de derecho, restablecido en el poder.
El Presidente de la Sala, doctor Alvarez, continuó ejer-
ciendo el P. E. en el Paraná, hasta el 16 de abril, que el pro-
pietario Urquiza, desde su campamento en el Tonelero, co-
municara el nombramiento de su hermano don C. J. de Ur-
quiza, como gobernador delegado.
La primera resolución de la Sala, espedida el mismo día
4, fué la de decretar que los desterrados por la anterior ad-
ministración pudiesen restituirse al seno de sus familias.
Lo más original que sucedía, durante el corto tiempo de
esta anómala administración, era que las resoluciones de la
Legislatura iban firmadas por el doctor Alvarez y el doctor
Manuel Yictorio de Andrade, como presidente y secretario,
quienes las comunicaban al P. E. que se componía de las
mismas personas, mandándolas publicar con el correspondien-
te cúmplase.
El presbítero doctor Alvarez, cura ^-icario de la parro-
quia del Paraná, delegado eclesiástico y presidente del Con-
greso de la profánela, ex encargado de los negocios de la. pro-
vincia de Entre Ríos, falleció el 17 de julio de 1848. A los 4
meses justos, se le hicieron solemnes exequias en su parro-
quia por orden del entonces gobernador delegado Crespo, au-
torizado al efecto por el propietario Urquiza, mandándose
colocar una hermosa lápida de mármol, en la fosa elegida
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOKES DE LAS PR0V1N0IA8 ARGENTINAS 383
para el finado, con la inscripción que el gobierno dispusiera
y que fuera costeada por el tesoro de la provincia.
1842. — D. Cipriano José de TI r quiza, ministro y hermano
del general, nombrado por la Comisión permanente goberna-
dor delegado, el 16 de abril, y, aunque el 18 de septiembre
elevara su renuncia, no le fué ésta' aceptada, continuando
por consiguiente en el cargo hasta después de la batalla del
Arroyo Grande (6 de diciembre) y del restablecimiento del
gobernador de Corrientes, don Pedro D. Cabral.
1843. — General Justo J. de Vrquiza, propietario, desde
febrero que reasumió el mando gubernativo hasta jiilio que
marchó a la campaña de la Banda Oriental, delegando por
segunda vez en su hermano don Cipriano.
Los ejércitos contendientes en la batalla del Arroyo Gran-
de se componían, por una parte, de unos 9.000 hombres al
mando de Oribe y sus jefes de división eran Urquiza con las
fuerzas de los coronel Granada, Barcena, Gon^iález, Flores
y Laprida bajo sus órdenes Pacheco e Ignacio Oribe, con las
del general Servando Gómez y de los coroneles Ramos, Ma-
za, Costa, Rincón y Domínguez; y por la otra, como 8.000
hombres y 16 piezas de artillería al mando de Rivera, secun-
dado por los generales Avalos, Aguiar, Galván y Ramírez y
los coroneles Luna, Chilabert, Mendoza, Hornos, Lavandera,
Blanco, Henestrosa, etc. La pérdida del ejército de Rivera
fué como de 2.400 muertos, entre los cuales el general Avalos
y los coroneles Báez, Henestrosa y Mendoza y el secretario del
general J. P. López, Morillo y más de 60 jefes y oficiales,
sin contar los que cayeron después en la persecución.
Se refería que tan grande fué el apuro de Rivera que se
sacó y tiró al suelo su chaqueta bordada, sombrero, chaleco y
espada, dejando también en poder del enemigo el material de
su ejército, su artillería y 1.500 prisioneros.
Fué una batalla muy reñida.
El 9 de febrero de 1843, los gobiernos de Entre Ríos y
Corrientes celebraron un tratado, cuyos artículos principales
tendían a fijar los límites de una y otra pro\^ncia, hasta que
hubiese un nuevo arreglo, en los ríos Guayquiraró y Moco-
retá, tirando una línea, desde las puntas del 1.° hasta las del
2.°, — 2.° la entrega del gobierno de Corrientes al de Entre
Ríos de 300.000 cabezas de ganado vacuno de marca y 20.000
yeguarizos; — 3.° la renuncia, por parte de éste, de los de-
rechos que tenía a los 60.000 pesos plata, 80.000 reses vacu-
nas y 50.000 yeguarizas, que por el tratado de 1839 se com-
prometió a entregar la provincia de Corrientes a la de Entre
384 ANXpXIO ZIÍíNT
RÍOS; — 4.° el territorio ele Misiones liabí?. de tener en el
Congreso de Corrientes dos diputados \; había de seguir al
cargo del gobierno de dicha provincia, hasta que, reunida la
Representación nacional de la Confederación, se discutieran
los derechos que tuviesen los misioneros a su existencia como
provincia, o antes si tu\'iese la población suficiente.
1843. — D. Cipriano J. de TI r quiza, delegado de su her-
mano el general, desde julio de 1843 hasta 26 de enero de
1844 que fuá asesinado en su residencia de Nogoyá, en cuya
plaza fueron ejecutados, el 26 de agosto del mismo año, los
principales asesinos José Antúnez, Quintín Niz y José Martínez.
El 19 de diciembre de 1849, la representación de la pro-
vincia mandó erigir un monumento fúnebre en que fueron
depositados los restos del ex gobernador delegado, con la ins-
cripción siguiente: "La Honorable Sala de la provincia de
Entre Ríos a la memoria del digno y malogrado Excmo. se-
ñor Gobernador Delegado don Cipriano J. Urquiza".
Y el 5 de mayo de 1860, sus restos fueron, por disposi-
ción de su hermano el gobernador constitucional J. J. de Ur-
quiza, conducidos a la iglesia parroquial de la reinstalada
capital, Concepción del Uruguay, donde quedaron conserva-
dos, después de las exequias fúnebres consagradas a su
memoria.
En uno y otro acto se le hicieron los honores militares
designados por la ordenanza militar del ejército a los capi-
tanes generales con mando, llevando los empleados civiles y
militares luto en el brazo en los días 4 y 5 del expresado mes
de mayo (1860).
1844. — D. Antonio Crespo, electo provisorio el 30 de
enero de 1844, a consecuencia de la muerte de don Cipriano
J. de Urquiza y durante la ausencia del propietario el gene-
ral en la campaña contra el ejército de Corrientes, al mando
de los generales Paz, Madariaga y F. Rivera.
El 16 de diciembre de 1845, el general Urquiza fué reelec-
to por otros cuatro años, pero continuando Crespo como de-
legado, nombrado nuevamente por aquél, desde su cuartel ge-
neral en Cala a 24 de marzo de 1846, mientras lo exigieran
las atenciones del propietario en campaña.
Otra vez, durante la ausencia del mismo propietario, en
1846, para su misión de paz en las conferencias de Alcáraz
con el gobernador Joaquín Madariaga, de Corrientes, con el
objeto de conseguir la incorporación de esta provincia a la
Confederación.
Otra vez, cuando el general Urquiza emprendió su úl-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 385
tima campaña en Corrientes contra los generales Joaquín y
Juan Madariaga, terminando con la completa derrota de és-
tos en el Potrero de Vences, el 27 de noviembre de 1847.
Crespo continuó en el mismo cargo aún mucho después
del regreso del propietario Urquiza a la provincia de Entre
Eíos, dictando éste disposiciones desde su cuartel general en
Cala, Gualeguaychú, etc. y la mayor parte de las del dele-
gado como de las del propietario; sin firma de ministro, has-
ta el 27 de julio de 1848, que fué nombrado en dicho carác-
ter el coronel José Miguel Galán.
El 13 de diciembre de 1853, fué reelecto por otros 4 años,
a contar desde el 1.° de enero de 1854, gobernando simultá-
neamente con Crespo, como delegado éste y como propieta-
rio aquél, hasta el 24 de marzo del último año citado, en que,
federalizada la provincia, cesó el gobierno provincial, para
dar nacimiento al nacional de la Confederación con la prime-
ra Presidencia de la misma, de que fué investido el gene-
ral Urquiza,
Puede, pues, decjrse que en la provincia de Entre Ríos
existían dos gobernadores, con el título de propietario uno,
y con el de delegado otro : cuando no era Zapata, lo era Crespo.
Es indudable que Urquiza no estaba del todo de acuer-
do con la política de Rosas, desde la pasada de la escuadra
anglo-francesa con el convoy, después del combate de Obli-
gado, y temeroso de verse descubierto en su plan de desligar-
se del Dictador por la imprudencia de los emigrados argen-
tinos, quiso adormecer la vigilancia de Rosas remitiéndole
dos comunicaciones que le fueron dirigidas desde Montevideo
y rotuladas al comandante militar de Gualeguaychú, coronel
Rosendo M. Fraga, pretendiendo hacerlas pasar como apó-
crifas.
El partido antirosista, con sus pasos desacertados, se
derrotaba por sí solo cimentando cada vez más el poder que
trataba de derrocar.
Poseemos copia autorizada de una correspondencia entre
Urquiza y Rosas, que pone de manifiesto la desinteligencia
entre el primero y Echagüe, por quien era vigilado.
En el Rosario se decía públicamente que Urquiza había
dado vuelta al poncho; que todos los entrerrianos eran anti-
rosistas; que nadie podía salir de aquella ciudad con direc-
ción a Entre Ríos ; que, para poderlo conseguir, era necesario
sacar pasaporte para Santa Fe; que los buques llegados de
Montevideo a dicho punto fueron en el acto embargados por
orden del gobierno e igualmente el cargamento que condu-
3S6 ANTONIO ZINNT
cían; que en Entre Ríos, se cargaba la divisa celeste, porque
eran antirosistas y que no se debía tocar en esa provincia;
que en Buenos Aires se gritó públicamente en una retreta
¡Muera el traidor Vr quiza!, etc.
Si éste no se pronunció entonces (1846) contra Eosas, la
culpa fuá de los señores Madariaga, que no tuvieron la pa-
ciencia de esperar la oportunidad de dar el golpe seguro y
no cometer el error de precipitarse, eom_o se había hecho an-
tes con pequeñas partidas de 50 y 100 hombres, para caer
víctimas de su imprudencia.
Urquiza, como experimentado en la política de aquella
época, interiorizado en el manejo de la intriga que a la sazón
estaba en práctica y aleccionado en los medios que había de
emplear para triunfar, contrarios en un todo a los que los
antirosistas acostumbraban emplear, con perjuicio de la cau-
sa y con la ruina de sus personas, prefirió aparentar "que
era uno de los muy leales amigos de Rosas, cuya conducta
estaba dispuesto a conservar -fielmente en cualquier época".
Rosas no fué engañado con tales promesas dé fidelidad,
pero sí aparentó, a su vez, confiar en la buena fe de Urqui-
za, porque en aquellas circunstancias, no le convenía romper
con el hombre más importante que le secundaba y también
el único capaz de dar con él en tierra.
Urquiza no desconocía eso; así fué que tuvo que dar aún
pruebas muy positivas de su adhesión a la santa causa de la
federación y de su lealtad al primer ciudadano de la Confe-
deración Argentina y defensor de la independencia america-
na, que nadie atacaba.
Por otra parte, la empresa de derrocar a Rosas era de
tal magnitud, que sólo un prestigioso gobernador de provin-
cia, con un poderoso ejército a sus órdenes podía acometer,
y no había otro dentro de toda la República, ni fuera de ella,
sino el general Urquiza, y a ello se encaminaba, cuando el
tratado de Alcáraz, como nadie ignora. Su plan fué bien me-
ditado y oportunamente desarrollado y mejor realizado; por
eso también tuvo el feliz éxito que todos conocen, el memo-
rable día 3 de febrero de 1852, algo tarde en verdad, pero la
culpa fué de los que habiendo podido prestar eficaz coopera-
ción y evitar el sacrificio de nuevas víctimas, contribuyeron
a que se malograra una bella oportunidad, prolongando la
época de la Dictadura y produciendo sin necesidad un Vences.
Aunque Rosas nada ignoraba, ni le convenía romper con
un jefe de la importancia de Urquiza, para disimular mejor
tiuvo és.te la energía de manifestarse resentido, por la ingra-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 387
titud con que sus innegables servicios a la pseudo federación
eran mirados.
Por medio del mayor don Juan Castro, enviado cerca
de Rosas, en junio de 1846, el general Urquiza expuso sus
quejas, manifestando que por parte de Santa Fe se hacían
tentativas contra la provincia de Entre Ríos para desmorali-
zarla, principalmente en el departamento de la Bajada, que
muy frecuentemente desde Santa Fe se hacían depredaciones
a los vecinos de Entre Ríos, de ganados, caballos y otros ar-
tículos y en especial por el comandante de Coronda; que esta
conducta databa de mucho tiempo atrás, considerando com-
plicado en ella al gobernador Echagüe; que estas tentativas
eran infructuosas, porque afortunadamente el general Ur-
quiza las había cruzado y podía cruzarlas, pero que sin em-
bargo, quería ponerlo en noticia de Rosas.
El hecho es que en Santa Fe se decía que el general Ur-
quiza se había vuelto en contra porque los franceses lo ha-
habían comprado.
El Dictador Rosas, al mismo tiempo que pedía a Echa-
güe informase y diese las explicaciones conducentes a valo-
rar los sucesos de que se quejaba el general Ur quiza, le in-
citaba a que se colocase en actitud hostil y aún puesto en
alarma a Oribe, como que aparecía indudable que Urquiza se
proponía ya a pronunciarse contra Rosas, y viéndose descu-
bierto, lo postergó hasta mejor ocasión.
El alférez don Juan Bautista Carvallo, de la escolta del
general Urquiza en el cuartel general en Cala a 31 de octu-
bre de 1846, ante don Alejandro Azula, declaró entre otras
cosas, lo que sigue: que fué preso en Coronda por el coman-
dante del pueblo, don Silverio Bravo ; que allí fué interrogado
por el coronel don Manuel Febre (edecán de Echagüe), ame-
nazándolo, a fin de que declarase si era mandado por Urquiza
a seducir algunos oficiales y tropa y concluyó diciéndole, que
ya era tiempo que se desengañasen los entrerrianos de que
el pago que daba Urquiza a los buenos patriotas federales
era cortarles la cabeza; que el 30 de septiembre (1846) fué
puesto en libertad por el gobernador Echagüe, y llamado a
su presencia, le dijo éste que sentía el haberlo tenido preso a
causa de un mal informe, pero que contase con su amistad,
pues que sabía era un decidido patriota federal, y que por
lo mismo no quería pasase a Entre Ríos porque iba a perder-
se, pues que el ingrato Urquiza había traicionado la causa
nacional y se había vendido a los franceses, asegurándole que
tenía documentos que lo justificaban, y concluyó por decir-
388 A5TK)írio 2xysr
le : * ' Yo sé que usted salvó a Urquiza en la batalla de Ca- I
gancha, y con lo que le lia de corresponder es con cortarle
la cabeza, si usted se le presenta. Aliora lo creo a usted un
verdadero amigo mío, y por lo mismo voy a tenerlo a mi la-
do"; que habiendo estado de visita en casa de don José Ma-
ría Echagüe se encontraban allí el comandante don Silverio
Bravo y el mayor don Nicolás Garmendia, le preguntó el pri-
mero si siempre querían los entrerrianos a su hermano don
Pascual, a lo que el declarante contestó afirmativamente, pues
que clamaban por él; que entonces dijo don José María: "pa-
ra voltear a Urquiza no necesitamos más soldados que los
mismos entrerrianos'*', agregando que había en Entre Ríos
mejores hombres para gobernar, indicando al coronel Galar-
za; que en seguida le dijo que si se atrevía a pasar a ver a
sus cuñados los capitanes Mendieta y a algunos otros ami-
gos para imponerles de que Urquiza había desertado de la
causa americana y ver del pensar que ellos se hallaban; y ha-
biéndole contestado el declarante afirmativamente, le dijo que
el mayor Báez también lo creía amigo, pues que siempre ha-
bía trabajado por su hermano el general; por último le ase-
guró que lo iba a consultar con el gobernador (Echagüe),
a ñn de mandarlo, dándole algún dinero; que don José Ma-
ría dijo, por conclusión acordando Garmendia y Bravo, que
Urquiza estaba colgado y que pronto vendría abajo, pues del
Estado Oriental iban a pasar fuerzas a batirlo, porque era
un traidor que se había vendido a los franceses, y repitió
que creía no fuesen necesarias más tropas para hacerlo des-
aparecer que las mismas entrerrianas, porque todos lo detes-
taban y clamaban por su hermano don Pascual; que varias
noches en la retreta se gritó; ¡Muera el salvaje Urquiza y
los salvajes entrerrianos!; pero que don José María Echagüe
dijo que lo gritasen ¡Mueran los salvajes entrerrianos! sino,
¡Muera t raidor salvaje unitario Justo José de Urquiza!;
que se decía con generalidad que invadía por el Chaco el ge-
neral Urquiza con el ejército correntino, llevando en su com-
pañía al salvaje (general) Juan Pablo López, cuya noticia
alarmó sobre manera a aquella población y a la que debió
dar un crédito el general Echagüe, porque puso en asamblea
toda la provincia.
Estos hechos que acabamos de referir no son conocidos
siuo por los que tuvieron parte en eUos, pues salen a Iilz por
primera vez.
El general Urquiza, descubierto en sus tentativas tira-
histSbia de los gobebítadoees de las peovincias aboentinas 389
nicidas, no le quedó más remedio que continuar sosteniendo
la pseudo federación de Rosas y cooperando a la tiranía en
todo sentido, hasta el 1." de mayo de 1851, que, preparado
para arrostrar la nueva situación en que se colocara, tuvo
la feliz inspiración de pronunciarse contra el Dictador de la
República.
Habiendo hecho la acertada elección de secretario en la
persona del ilustrado santafesino doctor Juan Francisco Se-
guí, empezó por declarar que la provincia reasumía su so-
beranía como Estado federal, aboliendo el lema de *' ¡Mueran
los salvajes unitarios!" y sustituyéndolo por el de " ¡Mueran
los enemigos de la Organización Nacional!"
Este fué el primer golpe de muerte dado contra la ti-
ranía, que Rosas, sin hacerse ilusión, consideró el mejor di-
rigido para producir su caída.
Otro golpe, asestado con más tino aún, que marcaba la
iniciación de la nueva era política de la Confederación, fué
el decreto, de redacción del referido Seguí, expedido en la
misma fecha del pronunciamiento (1.^ de mayo), "declarando
eolen-^nemcnte a la faz de la República, de la América y del
mundo, que, en vista de que la actual situación física en que
se hallaba el Excmo. señor gobernador y capitán general de
Buenos Aires, brigadier don Juan Manuel de Rosas, no le
permitía por más tiempo continuar al frente de los negocios
públicos, dirigiendo las relaciones exteriores y los asuntos ge-
nerales de paz y guerra de la Confederación Argentina; que
con repetidas instancias había pedido a la honorable Legis-
latura de aquella provincia (Buenos Aires) se le exonerase
del mando supremo de ella comunicando a los gobiernos con-
federados su invariable resolución de llevar a cabo la formal
renuncia de los altos poderes delegados en su persona por
todas y cada una de las provincias que integran la Repúbli-
ca; que, reiterar al general Rosas las anteriores insinuacio-
nes, para que permaneciese en el lugar que ocupaba era fal-
tar a la consideración dehida a su salud, y cooperar también
a la ruina total de los intereses nacionales que él mismo con-
fesaba no poder atender con la actividad que ellos demandan;
que era tener una triste idea de la ilustrada, heroica y céle-
bre Confederación Argentina, el suponerla incapaz, sin el
general Rosas a su cabeza, de sostener sus principios orgá-
nicos, crear y fomentar instituciones tutelares, mejorando su
actualidad y aproximando su porvenir glorioso, reservado
en premio a las bien acreditadas virtudes de sus hijos; y en
vista de otras no menos graves consideraciones, era la vo-
390 ANTOÍíIO ZINNY
LUNTAD del pueblo entrerriano reasumir el ejercicio de las
facultades inherentes a su territorial soberanía, delegadas en
la persona del Excmo. señor gobernador y capitán general de
Buenos Aires, para el cultivo de las relaciones exteriores y
dirección de los negocios de paz y guerra de la Confederación
Argentina, en virtud del tratado cuadrilátero de las provin-
cias litorales, fecha 4 de enero de 1831 ; y que una vez ma-
nifestada así la libre voluntad de la provincia de Entre Ríos,
quedaba éste en aptitud de entenderse directamente con los
demás gobiernos del mundo, hasta tanto que, congregada la
Asamblea nacional de las demás provincias hermanas, fuese
definitivamente constituida la República".
He ahí lo que nadie se habría atrevido a decir a Rosas
en la República, sino con las armas en la mano y contando,
como contaba entonces el general Urquiza, con las simpa-
tías de los hombres liberales del país, con la opinión firme y
decidida de la provincia de Entre Ríos y con la cooperación
de la de Corrientes, de la República Oriental del Uruguay y
del imperio del Brasil.
En seguida anunció (25 de mayo) a los pueblos de la
República que iba a emprender la campaña contra Rosas,
celebrando al efecto, el 29 de mayo, un Convenio entre el
Brasil, la República Oriental del Uruguay y Entre Ríos, pa-
ra una alianza ofensiva y defensiva, que fué ratificado por
el general Urquiza el 23 de julio. Mandó (16 de julio) erigir
una columna en honor del general San Martín, en el centro
de la plaza principal de la capital de la provincia, inscri-
biéndose en ella los nombres de todas las victorias con que
afianzó la independencia de su patria. Declaró (17 de julio)
libres del servicio activo en la milicia a los subditos españo-
les; así como el uso de los colores verde y azul (6 de noviem-
bre). Erigió en ciudades todas las villas de la provincia y en
villas a todos los pueblos de la misma (8 de noviembre). Ajus-
tó una convención para establecer el modo de satisfacer los
deberes de la Alianza celebrada por Entre Ríos y Corrientes
con el Brasil y la República Oriental del Uruguay (21 de
noviembre) .
Concedió (8 de octubre) una capitulación al general Ori-
be, reconociendo sus servicios como hechos a la nación orien-
tal del Uruguay; declarando que la resistencia hecha a la
intervención anglo-francesa fué con la idea de defender la
independencia de aquella República, y que eran legales todos
los actos gubernativos y judiciales ejercidos en el territorio
que habían ocupado las armas del expresado Oribe etc., etc.
HISTORIA DE LOS QOBEBNADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 39 1
Libre ya la República Oriental de su encarnizado ene-
migo, — el general Oribe que allí representaba el sistema y
los hechos de su comitente Rosas — el general Urquiza repa-
só el Uruguay, y con la velocidad del rayo y sin encontrar
notable resistencia en su tránsito Hesde el Paraná, el 1.° de
febrero de 1852, a la cabeza del ejército aliado libertador,
acampó sobre el arroyo del Durazno. El día 2 a las cuatro
de la mañana marchó y acampó frente al arroyo de Morón,
a la parte opuesta del cual se hallaba el campamento enemi-
go. Durante el día la vanguardia tiroteó al enemigo, y el
ejército se preparó al combate. Al rayar la aurora del 3,
marchó en busca del enemigo que lo esperaba en el campo
de Caseros, ocupando j)osiciones dominantes. Al nacer el sol,
el general Urquiza proclamó al ejército, concluyendo con es-
tas palabras:
"Ya estáis cerca de Buenos Aires, y al frente de vues-
tros enemigos, donde combatiréis por la libertad y la gloria.
"Soldados: si el tirano y sus esclavos os esperan, en-
señad al mundo que sois invencibles, y si la victoria por un
momento es ingrata con algunos de vosotros, buscad a vues-
tro general en el campo de batalla, porque el campo de ba-
talla es el punto de reunión de los soldados del ejército alia-
do, donde debemos todos vencer o morir! Este es el deber
que os impone, a nombre de la patria, vuestro general y
amigo,"
Justo J. de Urquiza.
A las pocas horas de combate, el ejército de Rosas se pro-
nunció en completa y vergonzosa derrota y la victoria co-
ronó de gloria al general Urquiza y al grande ejército alia-
do de su mando. La tiranía quedó sepultada y la libertad na-
ció para el pueblo argentino.
Apenas llegó a Entre Ríos la noticia de tan fausto acon-
tecimiento, cuando el gobernador delegado Crespo declaró fes-
tivos tres días dedicados a festejar aquel triunfo, y la Repre-
sentación de la provincia reconoció que el general Urquiza y
los esforzados campeones que le acompañaron en la gloriosa
jornada del día 3 de febrero, habían merecido bien de la pa-
tria, acordándole un voto de gracias por tan señalada victo-
ria y en su persona al ejército vencedor en Caseros.
En diciembre de 1853, el general Urquiza fué, como ya
se ha dicho, reelecto por los cuatro años que designa la ley,
a contar desde el l.*^ de enero del siguiente año, debiendo
392 ANTONIO ZINNY
apersonarse en la capital a prestar el juramento, y habiendo
manifestado su imposibilidad de presentarse para llenar ese
requisito legal, la Representación provincial nombró una co-
misión de su seno, a fin de que, trasladándose al cuartel ge-
neral de San José, residencia de Urquiza, le tomase, como ío
hizo, el juramento de ley. En seguida nombró ministro secre-
tario de frobierno al general José Miguel Galán, continuando
siempre Crespo como gobernador delegado, hasta que, nom-
brado el general Urquiza presidente de la Confederación (5
de marzo de 1854) y federalizada la provincia (22 de mar-
zo) en toda su extensión, cesó el gobierno provincial en el
ejercicio de sus funciones.
1849. — General José Miguel Galán, ministro general de
fobierno. delegado del de'es^ado Crespo, durante la ansencin
do éste de la capital, desde el 29 de mayo hasta el 26 de jn-
nio, en que reasumió Crespo.
El brigadier general Galán dejó de existir en noviembre
do 186], siendo representante por el departamento del V?.-
raná en la Cámara legislativa de la provincia. Sus exequias
fúnebres fueron celebradas el 4 de diciembre del mismo año,
en la ií^lesia parroquijid de la Concepción áeX Uruguay, con
asistencia del entonces srobernador de la, nrovin'pia, preneral
Urdinarrain, y de todos los empleados civiles y militares.
1849. — D. Antonio Crespo, delegado de Urquiza, desde
el 26 de junio de 1849, que, después de una corta ausencia
de la capital, reasumió el mando, en el que continuó duran-
te las caranañas libertadoras contra los generales Oribe y
Rosas, la primera que terminó el 8 de octubre de 1851 en el
Cerrito, República Oriental, y la segunda, el 3 de febrero
de 1852, en Caseros, provincia de Buenos Aires.
Y por última vez, durante la ausencia del general Ur-
quiza en su campaña contra la provincia de Buenos Aires, a
consecuencia de la revolución del 11 de septiembre de 1852,
continuando siempre dictando disposiciones ambos goberna-
dores — Urquiza y Crespo — hasta el 24 de marzo de 1854
en que cesó el gobierno provincial por haber sido federali-
zada la provincia.
Esta continuó federalizada hasta que, de conformidad con
la constitución, se reinstaló el 4 de abril de 1860 en su rango
de capital de la provincia de Entre Ríos, la ciudad de la Con-
cepción del Uruguay, como lo dispuso el Director Posadas en
decreto de 10 de septiembre de 1814, fecha de la erección en
provincias independientes, de los territorios de Entre Ríos y
Corrientes.
HISTORIA DE LOS GO6EBN ADOBES DE LAS tBOVÍNOIAS AEGENTÍfTAS 393
El señor Crespo, jefe de una distinguida familia, falle-
ció en la ciudad del Paraná en agosto de 1879, a la edad de
más de 90 años.
1854. — Dr. Salvador María del Carril, vicepresidente
de la Confederación Argentina en ejercicio del Poder Ejecu-
tivo nacional y del territorio de toda la provincia federali-
zada, sujeta a la jurisdicción inmediata de las autoridades
nacionales, en todos los ramos de su administración, desde el
22 de marzo hasta el 24 de agosto, que el general Urquiza re-
asumió la presidencia de la Confederación, en que continuó
hasta el 8 de enero de 1855 que se ausentó de la capital p,ara
el interior del territorio federaHzado. Desde la citada fecha,
el vicepresidente Carril entró a ejercer el poder ejecutivo
hasta el 24 de maj^o. Por la 4.^ vez, del 23 de agosto al 31
de octubre del mismo año; 5.* vez del 29 de no^dembre ^1 23
de febrero de 1856; 6.* vez, del 18 de marzo al 17 de mayo;
7.^ vez, del 14 de octubre de 1856 al 13 de abril de 1857 ; 8.^
vez, del 6 de octubre de 1857 al 16 de mayo de 1858 ; 9.* vez,
del 4 de octubre de 1858 al 14 de julio de^l859 ; 10.^ y última
vez, del 30 de septiembre de 1859 al 29 de febrero de 1860,
que el general Urquiza entró en ejercicio del poder ejecutivo
de la Confederación, en que continuó hasta el 25 de abril, que,
desfederalizada la pro\'incia, y reinstalada en su rango de
capital de la misma la ciudad de la Concepción del Uruguay (4
de abril de 1860), de acuerdo con el decreto del Director de
las Provincias Unidas del Kío^ de la Plata, fecha 10 de sep-
tiembre de 1814, fué nombrado el mismo general gobernador
de la provincia, de cuyo cargo tomó posesión el 1.° de mayo
prestando juramento ante la Convención Constituyente de
la misma.
Sancionada la Constitución de la provincia el 15 de fe-
brero y aprobada el 29 del mismo mes del año 1860, fué pro-
mulgada y jurada solemnemente en toda la provincia el
10 de abril.
II
GOBERNADORES CONSTITUCIONALES
GOBERNADORES CONSTITUCIONALES
1860. — General Justo José de Urquiza, nombrado gober-
nador constitucional el 25 de abril, tomando posesión del car-
go el 1.° de marzo de 1860, hasta el 5 de julio del mismo año,
que solicitó y obtuvo licencia de la Legislatura para pasar a
Buenos Aires, adonde había sido imdtado, juntamente con el
Presidente de la Confederación, doctor S. Dergui^ por el go-
bernador de dicha provincia, general Bartolomé Mitre, con el
objeto de solemnizar las fiestas Julias.
Fueron sus ministros sucesivamente el doctor Luis José
de la Peña, el coronel Ricardo López Jordán, don Manuel
Leiva y don José Blaría Domínguez.
Una de las primeras disposiciones del goberuador Ur-
quiza fué (1.° de mayo de 1860) decretar honores fúnebres a
su hermano don Cipriano J., que fué asesinado el 26 de ene-
ro de 1844, siendo gobernador interino de la provincia.
In^dtado por el gobernador de Buenos Aires, generá^TBar-
tolomé Mitre, solicitó y obtuvo licencia el gobernador Urqui-
za para ausentarse de su provincia y asistir a la función del
9 de julio (1860) en esta ciudad, delegando el mando en el
Presidente de la Cámara de Diputados, general Manuel A.
Urdinarrain.
1860. — General Manuel A. Urdinarrain, presidente de
la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo de la Pro-
vincia, de acuerdo con la Constitución, durante la ausencia
del general Urquiza, en la ciudad de Buenos Aires, acompa-
ñado del Presidente Derqui desde el 5 hasta el 27 de julio,
en que éste reasumiera el mando gubernativo.
1860. — Capitán General J. J. de Urquiza, gobernador
constitucional, desde el 27 de julio, que, después de su regre-
so de la ciudad de Buenos Aires, a cuyas fiestas Julias había
asistido por invitación del gobernador de Buenos Aires, gene-
ral Bartolomé Mitre, hasta el 25 de junio de 1861, que,
habiendo obtenido licencia para salir de la provincia, con
398 ANTONIO ZINXY
el objeto de ponerse al frente del ejército de la Confedera-
ción contra el de la proA^ncia de Buenos Aires, quedó en pose-
sión del cargo el presidente de la Legislatura, como lo dispo-
ne la Constitución.
1861. — General Manuel Antonio TJrdinarrain, presidente
de la Legislatura, durante la ausencia del gobernador L^rqui-
za en campaña contra la provincia de Buenos Aires, desde
el 25 de junio, hasta el 2 de diciembre, en que reasumiera
éste el mando gubernativo.
Al gobernador TJrdinarrain cupo la gloria de promulgar
(1.° de diciembre) la lev, por la cual la provincia reasumiera
la soberanía en toda su plenitud, hasta la reorganización de
la Nación bajo la Constitución federal jurada; declarándose
en paz con todas las pro^áncias.
El general Urdinarrain dejó de existir el 25 de julio
de 1869.
1861. — Capitán General J. J. de TJrquiza, gobernador
constitucional, desde el 2 de diciembre de 1861, que, después
de su derrota en Pavón, reasumió el mando gubernativo has-
ta el 22 de mayo del año siguiente, en que, teniendo que au-
sentarse del territorio de la capital, quedó en posesión del
mando de la provincia don Juan Barañao.
1863. — D. Juan Barañao, presidente de la Comisión per-
manente, en defecto del de la Legislatura que se hallaba au-
sente y en ausencia del gobernador Urquiza, desde ol 22 de
mayo, hasta el 11 de junio, en que éste reasumiera si mando.
1863. — Capitán General J. J. de Urquiza, propietario,
desde el 11 de junio, en que reasumió el mando gubernativo,
hasta que, con motivo de la rebelión del coronel Berón en La
Paz, tuvo que ausentarse nuevamente, el 20 de diciembre, de-
jando interinamente en el cargo al presidente de la Legis-
latura.
La salida del gobernador Urquiza, el 21 de junio con
las fuerzas que habían mandado reunir en Nogoyá y Villa-
guay, fué a consecuencia de que el coronel Berón había fusi-
lado por su orden al sargento mayor, Birrinchín, subleván-
dose a la vez contra el gobierno nacional.
Al llegar el general Urquiza a las inmeTliaciones de la
Paz, el coronel Berón y el alcalde Aháso, que eran los com-
plicados en el asesinato de Birrinchín, se le presentaron, con
lo que quedó terminado aquel motín.
Tanto Berón como Alviso fueron remitidos al Paraná
para ser juzgados por el juez competente.
mSTOlilA DE LOS GOBERNADORES DE lAS PROVINCIAS ARGENTINAS 399
1
El general Urquiza permaneció en la Paz hasta dejar
completamente tranquilo aquel departamento,
1863. — General Ricardo López Jordán, presidente de la
Cámara Legislativa, nombrado interino, durante una breve
ausencia del propietario Urquiza, con el objeto de someter
a la obediencia al rebelde coronel Berón, desde el 20 de di-
ciembre de 1863, hasta el 2 de enero del año siguiente.
Acompañaron al gobernador López Jordán, los mismos
ministros del propietario, don Manuel Leiva y don José Ma-
ría Domínguez.
1864. — Capitán General J. J. de Urquiza, propietario
desde el 2 de enero que regresó, después de haber llenado satis-
factoriamente el objeto que motivó su ausencia, hasta el 1." de
mQ,jo que terminara su período constitucional, sucediéndole
Domínguez.
Tuvo por ministros a este último y a don Manuel Leiva.
Dos días antes (28 de abril) de trasmitir el mando gu-
bernativo a su sucesor, la Legislatura de la provincia sancio-
nó una ley declarando haber, el capitán general Urquiza, pri-
mer gobernador constitucional de la provincia, merecido bien
de la patria y acordándole un voto de gracias; tratamiento de
Excelencia, durante su vida, dado por todas las autoridades
de la provincia en los actos oficiales; erección, en la Plaza
nueva, al norte de la principal, de una columna sobre la que
se había de colocar una estatua del general, grabándose a su
pie : Discite a me virtutem bellique lahorem, y en el zócalo de
la columna la presente ley; y denominándose "Plaza General
Urquiza" desde el día en que se colocase la estatua en la
plaza nueva. Sin embargo, esta ley fué derogada por otra de
18 de enero de 1875.
1864. — D. José M. Domínguez, 2." gobernador constitu-
cional, electo el 24 de abril y puesto en posesión del cargo el
1.° de mayo de 1864, hasta principios de agosto de 1866, que,
teniendo que ausentarse a Gualeguay a la inauguración del
ferrocarril "Primer Entre Riano", quedó en ejercicio del
P. E. de la provincia don J. Barañao. Fueron sus ministros
el doctor Nicanor Molinas y don José J. Sagastume.
Uno de los primeros actos del gobernador Domínguez fué
promulgar (2 de mayo) la ley de 28 de abril sobre la erec-
ción de una estatua al general Urquiza.
Otro fué promulgar, en la misma fecha, la ley creando
una inspección y comandancia general de milicias de la pro-
vincia y nombrar al general Urquiza jefe de ella, con la dota-
ción de un edecán, un oficial secretario y un ordenanza; y
400 ANTONIO ZINIíY
cuando éste marelió a campaña, con motivo de la guerra del
Paraguay, le reemplazó interinamente el brigadier general
Manuel A. Urdinarrain.
1866. — D. Juan Barañao, presidente de la Comisión per-
manente, en ejercicio del P. E. de la provincia, en ausencia
del propietario Domínguez, que pasó a Gualeguay a la inau-
guración del ferrocarril "Primer Entre Riano", desde me-
diados de julio, hasta principios de agosto.
1866. — D. José María Domínguez, propietario, desde
agosto que, de regreso de la inauguración del ferrocarril
"Primer Entre-Riano", en Gualeguay hasta el 14 de junio
de 1867, durante cuya ausencia, quedó en ejercicio del P. E.
el presidente de la Comisión permanente.
El gobernador de Santa Fe, N. Oroño, en el interés de
que desapareciese todo cuanto pudiera recordar las antiguas
discusiones entre aquella provincia y la de Entre Ríos, co-
misionó, en septiembre de 1866, al doctor Martín Ruiz More-
no, para que pusiese en manos del gobernador Domínguez,
acompañada de una nota, la moharra de la lanza del general
Francisco Ramírez, como "un valioso recuerdo que debe ser
conservado en Entre Ríos, por haber pertenecido a uno de
sus ilustres guerreros".
1867. — D. Juan Barañao, presidente de la Comisión per-
mane" en ausencia del de la Cámara Legislativa y en la
del ^.Cc. nador propietario Domínguez, desde el 14 de junio,
hasta el "9 de agosto, que éste reasumió el mando guber-
nativo. .:.;/
1867. — D. José María Domínguez, propietario, desde el
19 de agosto que, después de la ausencia de 35 días de la ca-
pital, reasumió el mando, hasta el 1.^ de mayo de 1868, que
terminó su período constitucional, sucediéndole el capitán ge-
neral Urquiza.
1868. — Capitán General J . J . de Urquiza, gobernador
constitucional, electo el 24 de abril y puesto en posesión del
cargo en propiedad el 1.° de mayo, hasta el 20 de octubre,
que, teniendo que ausentarse de la capital por asuntos del
servicio público, delegó el mando gubernativo en el residente
de la Legislatura.'
Fueron sus ministros el doctor Nicanor Molinas y don Jo-
sé J. Sagastume, y por renuncia del primero (mayo 1869),
don José Romualdo Baltoré.
1868. — D. Fidel Sagastume, presidente de la Legislatu-
ra, delegado del propietario Urquiza, durante la ausencia de
HISTORIA DE LOS GOBEEN ADORES DE LAS PR0VINC5IAS ARGENTINAS 4OI
éste por asuntos del servicio público, desde el 20 hasta el 26
de octubre, que reasumió éste el mando gubernativo.
1868. — ^ Capitán General J. J. de TJrquiza, propietario,
desde el 26 de octubre, que, después de su ausencia de la ca-
pital por asuntos del ser\dcio público, reasumió el mando,
hasta el 2 de abril de 1869 que vuelve a ausentarse de la mis-
ma, delegando el mando gubernativo en don Juan Barañao.
1869. — D. Juan Barañao, vice presidente 1.** de la Le-
gislatura, delegado del general Urquiza, durante la ausencia
de éste, desde el 2 de abril hasta el 13 del mismo mes, que éste
reasumió el mando gubernativo.
1869. — Capitán General J. J. de Ur quiza,, x>TO]^ieta.vio,
desde el 13 de abril, que, después de la ausencia de 11 días de
la capital, reasumió el mando gubernativo, hasta 11 de abril
de 1870^ que fué alevosamente asesinado en su palacio de San
José, en la Concepción del Uruguay, capital de la provincia,
por una partida que capitaneaba don Simón Luengo, a los
gritos de ¡Viva el general López Jordán!
Sobre la persona del general Urquiza, pueden consultarse,
además de los diarios y periódicos de la época, los opúsculos
siguientes :
1.^ Algún tiempo cerca de Urquiza en la campaña orien-
tal — Imprenta oriental (de Oribe) — 1851. — (No tiene el
año, pero se sabe que fué después de la revolución del 1.° de
mayo de 1851), (pág. 14 en 8.°).
2.° Misterios de San José, escenas de la vida del general
Justo J. de Urquiza, explicadas y comentadas por Juan Co-
ronado. — Buenos Aires: Imprenta de la Sociedad Tipográ-
fica — 1866. — (2 tomos con págs. 112 y 128 — en 8.°).
d°. Antecedentes para el proceso del tirano de Entre Ríos
Justo José de Urquiza — Colección de artículos puMicados en
''El PueNo". — Buenos Aires: Imprenta Kepiiblicana — 1867
— Por don Evaristo Carriego. (Fueron acusados por el gene-
ral Urquiza y defendidos por el doctor (finado) Manuel G.
Argerich) (pág. 115 en 8.**).
4." La Candidatura Urquiza ante la historia de sus pro-
pios hechos. — Contraveneno político — Por "Un verdadero
argentino" (Don Juan Coronado). — Buenos Aires: Imprenta
Eepublicana — 1867 — (págs. 29 en 12.°).
5.** Candidatura para la futura Presidencia de la Repú-
blica Argentina, por Torihio Aráuz — Uruguay, Mayo 30 de
1868. — Imprenta de la Prensa Entre-Riana (pág. 27 en S.'^).
6." Candidaturas presidenciales — Los únicos candidatos
convenientes y necesarios para la República Argentina, por
402 ANTONIO ZINNY
"Un ciudadano argentino" (Doctor Martín Avelino Pinero,
canónigo dignidad). — Buenos Aires: Imprenta del Plata —
1868 — (pág. 47 en 4.°).
7.^ Manifiesto del general TJrquiza. Publicado en La Na-
ción Argentina del 27 de mayo de 1868, bajo el epígrafe Vna
gran traición.
8." Cartas cambiadas entre el general Mitre y el general
TJrquiza, publicadas en el precitado diario del 28 del mismo
mes y año.
9.^ Justo José de TJrquiza — Su carrera militar y su go-
bierno — Su carácter y sus riquezas — La Gaceta de Comaya-
gua (Honduras) del 21 de julio de 1870.
1870. — D. Fidel Sagastume, presidente de la Cámara
Legislativa, en ejercicio del Poder Ejecutivo, por muerte vio-
lenta del gobernador Urquiza y, con arreglo al artículo 38
de la constitución, desde el 12 hasta el 14 de abril, y, desde
esta fecha, delegado del gobernador provisorio López Jordán,
en ausencia de éste que marchó a campaña con el objeto de
ponerse a la cabeza de las fuerzas de la provincia contra el
comisionado nacional, que se hallaba con tropas de desembarco
en la embocadura del río Gualeguayehú, por orden del Presi-
dente de la República que había declarado, el 2 del mismo mes,
la provincia en estado de sitio. El 21 de mayo fué conducido
preso al vapor de guerra argentino Espora, comandante Obli-
gado, por orden del coronel Francisco Elias,
Después de haber estado 48 horas en el expresado vapor,
se le trasladó al transporte de guerra Venecia, comandante
Rodríguez, que lo condujo a Buenos Aires, donde, bajo pro-
mesa de su palabra de honor, permaneció hasta segunda or-
den. La causa de su detención fué el haberse negado a firmar
la nota de intervención que el doctor Diógenes Urquiza, hijo
del general occiso, le remitiera desde a bordo de la cañonera
francesa Decidée, y en la suposición de que tuviese alguna
participación en el asesinato del gobernador de la provincia,
sobre cuyo hecho probó haber sido completamente inocente.
1870. — General Ricardo López Jordán, nombrado inte-
rinamente por la Legislatura, el 14 de abril, en virtud de
presión que sobre ella ejerciera una fuerza revolucionaria,
encabezada por el mismo.
Este nombramiento fué desconocido por el gobierno na-
cional, quien lo calificara de ilegal, a causa de haberse veri-
ficado bajo el estupor producido en los espíritus con el ase-
sinato del general Urquiza, por la Legislatura, visiblemente
HISTORIA DE LOS GOBEBWADOEES DE LAS PROVINCIAS. ARGENTINAS 403
y en favor de quien se presentara aceptando sobre sí la res-
ponsabilidad del asesinato del referido general.
El gobierno nacional se había limitado al desconocimien-
to de López Jordán, como gobernador de Entre Ríos, hasta
el 25 de abril, qne, en vista de que éste se lanzara abierta-
mente en la rebelión, llamando a la guerra, contra la autori-
dad nacional, a los habitantes de la provincia, para oponerse
a ella con las armas, declaró reos de rebelión contra la na-
ción, a los que obedecían al gobernador López Jordán ponien-
do un fuerte ejército en la provincia y ordenando la moviliza-
ción de la guardia nacional de las de Santa Fe y Co-
rrientes.
Luego que se recibió del mando gubernativo, el general
López Jordán comunicó su nombramiento al gobierno nacio-
nal, cuya autoridad acataba, prometiendo que las relaciones
de ambos gobiernos serían mantenidas con toda cordialidad
en la esfera que marca la constitución, que según declaraba,
sería su única guía. Obligado a defender la provincia, que
había puesto en pie de guerra un ejército de naturales de
la misma provincia y cuyo número no bajaría de diez a once
mil hombres, tuvo que salir a campaña, delegando el mando
gubernativo en el Presidente de la Legislatura, F. Sagastume.
La guerra de Entre Ríos quedó terminada con la batalla
de Ñaembé, el 26 de enero de 1871, ganada por el ejército eo-
rrentino al mando de su gobernador don Santiago Baibiene.
El general López Jordán había invadido la provincia de Co-
rrientes en protección del gobernador derrocado, don Evaristo
López, y deshecho completamente su ejército, quedando en po-
der de Baibiene toda su artillería, que constaba de 8 piezas, más
de 20 carros de bagajes y municiones, más de 400 prisioneros,
7 banderas, todos sus fusiles, como 300 hombres muertos en
el campo de batalla, entre éstos el coronel Simón Luengo, que
el lector verá figurar en nuestra Historia de los Gobernadores
de Córdoba. En la tenaz persecución, que hasta la costa del
Río Corrientes se hizo a las fuerzas de López Jordán, queda-
ron muertos quinientos individuos más, elevándose así la ci-
fra de los muertos a 800. Entre los jefes y oficiales tomados
prisioneros en el campo de batalla se hallaban el teniente co-
ronel don Juan Bautista Leguizamón, los mayores don Basi-
lio Gaicano, don Mateo Mena Barreto y don Joaquín María
Rodríguez, un capitán y 11 tenientes y alféreces.
El general López Jordán consiguió salvarse entonces; pe-
ro después de dos invasiones a la provincia, en mayo de 1873
y en no\^embre de 1876 y de otras tantas derrotas, la pri-
404 ANTONIO ZINNY
mera en el arroyo Don Gonzalo, el 9 de diciembre de 1873 y
la segunda en Alcaracito, el 7 de diciembre de 1876, en que
fué vencido por el general Juan Ayala, cúpole la desgracia
de ser tomado a los dos o tres días de un modo tan triste
como casual, en la provincia de Corrientes, por un alcalde
Zarate y sometido a la justicia ordinaria. Sufrió una larga
prisión primero en la ciudad del Paraná y en seguida en
la del Kosario, iiasta el 12 de agosto de 187^ que, auxiliado
de su esposa, operó su evasión, disfrazado de mujer, embar-
cándose en un buque con destino a Montevideo, y trasladán-
dose de allí al Brasil, en donde actualmente se encuentra,
según se creía.
1870. — Brigadier General Emilio Mitre, general en jefe
del ejército de observación primero, y de todas las fuerzas
puestas en campaña, desde el 17 de abril hasta el 20 de ju-
nio, que fué exonerado de las «-tenciones civiles que sobre él
pesaban, a fin de que pudiese contraerse exclusivamente a las
operaciones militares.
El 23 de julio fué reemplazado por el brigadier general
Juan Andrés Gelly y Obes, ordenándose la clausura de todos
los puertos de la provincia desde la misma fecha; habiendo
sido autorizado el gobierno nacional para intervenir, abriendo
un crédito suplementario por dos millones de pesos fuertes
para atender a los gastos que se hicieran en sofocar la rebe-
lión, que amenazaba la paz general y declarando en estado de
sitio las provincias de Corrientes y Santa Fe.
El 22 de diciembre se nombró al general José María
Arredondo en reemplazo de Gelly y Obes, con aumento de
fuerzas, concurriendo al efecto las provincias de Buenos Ai-
res, Córdoba y Santiago del Estero con un batallón de 300
plazas y un regimiento de caballería de 400, cada uno.
El gobierno y la cámara rechazaron en términos come-
didos, y de acuerdo con la constitución provincial, la inter-
vención nacional no solicitada, por no considerarse necesaria,
puesto que los poderes públicos de la provincia estaban fun-
cionando con regularidad.
1870. — D. Apolinario Benítez, nombrado provisorio, el
20 de junio, por el gobierno nacional, con el objeto de des-
cargar al general E. Mitre de las atenciones civiles que pe-
saban sobre él y a fin de que pudiese contraer exclusivamen-
te su atención a las operaciones militares, como general en
jefe del ejército nacional en la provincia de Entre Ríos.
1871. — Dr. Francisco Pico, interventor nacional, nom-
brado el 13 de marzo de 1871, cuando ya estaba terminada
histOeia de los gobernacores de las provincias argentinas 405
definitivamente la guerra en Entre Ríos, pero no entró en
ejercicio de sus funciones sino el 1." de abril, decretando la
convocatoria al pueblo a elecciones de diputados a la Legisla-
tura y de electores para gobernador propietario; levanta-
miento del estado de sitio en que se hallaba la provincia.
El 11 de mayo, el Comisionado nacional Pico declaró
instalada la Legislatura por el período constitucional, a con-
tar desde el 1.° de mayo, en que empezó sus servicios pre-
paratorios.
Terminó su misión el 14 de mayo, en que puso eu pose-
sión del mando gubernativo de la provincia al gobernador
constitucional, electo el día antes, don Emilio Duportal.
1871. — D. Emilio Duportal, gobernador constitucional,
nombrado por la Legislatura el 13 de mayo y puesto en pose-
sión del cargo al día siguiente, hasta el 2 de agosto, que ha-
biendo obtenido licencia para ausentarse de la provincia, de
legó el mando en el presidente de la Legislatura.
El señor Duportal no volvió a ocupar su puesto de go-
bernador, sino que lo renunció el 29 del citado agosto.
El gobernador Duportal había nombrado ministros se-
cretarios a los doctores Leónidas Bchagüe y Félix Amadeo
Benítez, los cuales continuaron con el delegado Espíndola.
1871. — Don Juan A. Espíndola, presidente de la Cáma-
ra Legislativa, delegado de Duportal, en ausencia de este,
desde el 2 de agosto, hasta el 31 del mismo mes, que, habiendo
sido aceptada la renuncia que del cargo hiciese éste fué nom-
brado el doctor L. Echagüe.
1871. — Doctor Leónidas Echagüe, electo en propiedad
el 29 y puesto en posesión del cargo el 31 de agosto, hasta
el 18 de junio de 1872, en que, teniendo urgente necesidad de
ausentarse del territorio de la provincia, delegó en el presi-
dente de la Comisión Permanente.
El oficial mayor don José Lino Churruarin fué nombra-
do ministro interino de gobierno, hasta el 14 de septiembre
(1871) que entraron a desempeñar el cargo de ministros
secretarios, el doctor Ángel M. Donado y don Secundiiio Za-
mora, el doctor Juan B. Ferreyra y doctor Ramón Febre.
1872. — D. Salvador Ezpeleta, presidente de la Comisión
permanente, delegado de Echagüe, en ausencia del Presi-
dente de la Legislatura, desde el 18 de junio hasta el 8 de
julio, que reasumió el mando gubernativo de la provincia el
propietario, después de 20 días de ausencia de la capital.
1872. — Dr. Leónidas Echagüe, propietario desde el 8 dé
julio, en que reasumió el mando gubernativo, después de una
4o6 ANTOXIO ZINJíY
ausencia de 20 días, hasta el 28 de septiembre que, con mo-
tivo de la visita de ley a los departamentos de la provincia,
delegó en el presidente de la Comisión Permanente.
1872. — D. Salvador Ezpeleta, presidente de la comisión
permanente, en ejercicio de las funciones anexas al Poder
Ejecutivo, en ausencia del presidente de la Cámara Legisla-
tiva, durante la ausencia del propietario Ecliagüe, en la visi-
ta de los departamentos de la provincia, de acuerdo con la
ley, desde el 28 de septiembre hasta el 15 de octubre, en que
éste reasumiera el mando gubernativo.
1872. — Dr. Leónidas Ecliagüe, propietario, desde, el 15
de octubre que regresó de su visita a los departamentos de
Villaguay, Concordia y Colón, hasta el 15 de junio de 1874
que tuvo que ausentarse de nuevo del territorio de la pro-
vincia en diligencia urgente de interés público a la ciudad de
Buenos Aires, dejando en ejercicio del poder ejecutivo al
presidente de la Legislatura.
1874, — D. Salvador Ezpeleta, presidente de la Cámara
Legislativa, en ejercicio del Poder Ejecutivo de la provincia,
en ausencia del gobernador propietario, desde el 15 de julio
hasta el 7 de julio que renunció el mando.
1874. — Dr. Leónidas E chagüe, propietario, desde el 7 de
julio que reasumió el mando gubernativo, después de su au-
sencia de 22 días de la capital, hasta el 20 de agosto que se
ausentó de nuevo, con el objeto de practicar la visita a los
departamentos, para que estaba autorizado por la ley, dele-
gando entretanto en el presidente de la Legislatura.
1874. — D. Salvador Ezpeleta, presidente de la Legisla-
tura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, en ausencia del go-
bernador propietario, desde el 20 de agosto, hasta el 15 de
diciembre, que reasumió el mando el propietario.
1874. — Dr. Leoriidas E chagüe, propietario, desde el 15
de diciembre que regresó de su visita a los departamentos,
hasta el 23 del mismo mes que delegó nuevamente el mismo,
a causa de haber tenido que pasar hasta la ciudad de Gua-.
leguaychú por asuntos del servicio.
1874. — D. Salvador Ezpeleta, presidente de la Legislatu-
ra, en ejercicio del P. E. durante la ausencia del goberna-
dor propietario Echagüe, a la ciudad de Gualeguaychú por
asuntos del servicio, desde el 23 de diciembre hasta el 31
del mismo mes.
1874. — Dr. Leónidas Echagüe, propietario, desde el 31
de diciembre que reasumió el mando gubernativo después cíe
haber llenado su comisión a la ciudad de Gualeguaychú, hasta
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOKES DE lAS PROVINCIAS ARGENTIÍÍAS 4C ^
el 17 de abril de 1875, que se ausentó nuevamente a la capi-
tal, para acompañar al presidente de la república, con el
objeto de asistir a la inauguración del Ferrocarril de Fe-
deración a Monte Caseros.
1875. — Dr. José R. Baltoré, presidente de la Cámara
Legislativa, en ejercicio del Poder Ejecutivo, en ausencia del
gobernador Echagüe, desde el 17 de abril hasta el 25 del
mismo mes.
1875. — Dr. Leónidas Echagüe, propietario, desde el 25
de abril que regresó a la inauguración del Ferrocarril de
Federación a Monte Caseros, basta el 1.° de mayo, que ter-
minó su período constitucional, sucediéndole el doctor Febre.
El 27 de enero de 1870, la Legislatura había dictado una
ley acordando un premio de 200 onzas de oro a la persona
que redactase la mejor biografía del general Francisco Kamí-
rez, el Supremo Entrerriano, la que quedó derogada por otra
de 19 de enero de 1875.
Por ley de 18 de abril de 1869 se había dispuesto man-
dar colocar, en el recinto de la cámara legislativa, el retrato
del general Urquiza y por otra de 2 de abril de 1864 se man-
daba erigir una eolunma para que fuese colocada una estatua
del mismo general: ambas quedaron derogadas por otra de
18 de enero de 1875.
1875. — Br. Ramón Fehre, electo en propiedad y puesto
en posesión del mando de la provincia el 1." de mayo, habien-
do organizado su ministerio con los señores doctor Juan B.
Ferreira y don Manuel de Tezanos Pinto, hasta el 15 de febre-
ro de 1878 que, habiendo estos renunciado, quedaron encar-
gados de las carteras los oficiales mayores don Joaquín Auli
y don Pedro M. Espinosa. Sin embargo el 13 de septiem-
bre del mismo año entró a desempeñar el ministerio de gobier-
no el camarista doctor José Romualdo Bartolo, continuando
' el oficial mayor Auli con la cartera de hacienda.
El 10 de diciembre de 1878 se ausentó de la provincia
para pasar hasta Buenos Aires y durante su ausencia quedó
encargado del P. E. el presidente de la cámara legislativa.
El 24 de noviembre de 1876, el gobernador Febre descu-
brió el sangriento plan que el general López Jordán y sus
agentes debían poner en ejecución en la capital de la provincia
a las diez de la noche del citado mes, con el designio de cam-
biar la situación de Entre Ríos. El golpe quedó neutralizado
con la prisión de cuatro individuos.
No obstante esto, el general López Jordán se introdujo
en la provincia el 25 con cuarenta y tantos hombres, pero fué
4oS AKTOXIO ZINNT
batido f •■." 35 guardias nacionales del comisario Franco j obli-
gado a a 'garse en los montes del Pospos, dejando dos muer-
tos en el ^arnpo de acción.
El mismo día 25 fué sitiada la plaza de Gualeguaj^ por
otra fuerza de trescientos y tantos individuos pasados del Es-
tado Oriental, unidos a otros que habitaban las islas de Gua-
leguaj'chú. Las autoridades de la- ciudad se sostuvieron has-
ta el 28 en que llegó el coronel José Francisco Antelo con
una columna de 800 guardias nacionales, cuya presencia puso
en fuga a los sitiadores, que repasaron el río Gualeguay y
fueron a asilarse en las impenetrables islas de ese depar-
tamento.
Por la frontera de Corrientes habían invadido i provin-
cia 200 hombres más, los que fueron perseguidos y obligados
por el coronel Guarumba a repasarla,
A pesar de las repetidas tentativas de revuelta el doctor
Febre pudo trasmitir tranquilamente el bastón de gobierno
a su sucesor,
1878. — D. Mateo Parera, presidente de la Legislatura,
en ejercicio del Poder Ejecutivo de la provincia, en ausencia
del gobernador Febre que había pasado a Buenos Aires, des-
de el 10 hasta fines de diciembre de 1878,
1878. — Dr. Ramón Febre, propietario, desde fines de
diciembre que reasumió el mando, de regreso de Buenos Ai-
res adonde le llevaron asuntos particulares, (habiendo sido
recibido y conducido en la mañana del 11 de enero de 1879,
hasta su casa por el general Eoca).
El primero de mayo de 1879 trasmitió tranquilamente el
bastón de mando a su sucesor el coronel José Francisco Antelo.
1879. — Coronel José Francisco Antelo, electo en pro-
piedad y puesto en posesión del mando el 1.° de mayo, acom-
pañándose de los doctores José Romualdo Baltoré j Tibur-
cio Alvarez Prado, en el carácter de ministros.
PROVINCIA DE CORRIENTES
(1810 - 1878)
FUNDACIÓN DE CORRIENTE^
El día 3 de abril de 1588, Domingo de la Resurrección de
Lázaro, estando aquellos territorios ocupados por dagalastes,
ebirayas, yaunetes, prentones, tapes, charrúas, mocovíes, abipo-
nes, vuelas, ometes, maures, cherenos, chaguayasques y otros
infiinitos de las naciones guaraní y guaicurú, en una y otra
costa del gran río Paraná, aportó, desde la ciudad de Asun-
ción del Paraguay, capital entonces de la provincia, en las
inmediaciones de la costa, abajo, a distancia como cuarto de
legua, en el paraje nombrado de Arazatí, el adelantado, li-
cenciado don Juan Torres de Vera y Aragón, gobernador y
capitán general de las Provincias del Río de la Plata, con 28
hombres, según unos (1) y sesenta y tantos según otros.
Inmediatamente de su desembarco en el puerto de Ara-
zatí, subió la barranca, que hoy se llama la calle Ancha de la
Columna, y eligió el paraje para la planteación de la ciudad.
Formó un fuerte de palos y ramas e hizo construir las habi-
taciones que provisoriamente los cobijase. Cortaron en el bos-
que un urunday y formaron toscamente una Cruz que coloca-
ron a cierta distancia de la entrada de la palizada. La Cruz
como se sabe, era el signo de posesión que tomaban en nombre
del monarca español (a la sazón Felipe II).
La Cruz había quedado en su mismo lugar, con un peque-
ño oratorio, que con el tiempo se fué cayendo en ruinas.
En 1730 se construyó la actual Iglesia de la Cruz, adonde
se llevó con gran pompa el madero, testigo auténtico del mi-
lagro obrado para con los primeros conquistadores. El palo
era de urundaj''; se le sacó todo lo que estaba carcomido por
los años y los fieles se repartieron el polvo y las astillas. El
interior estaba perfectamente sano y forma la Cruz actual que
se clavara en el altar mayor de la Capilla.
(1) Según el padre Guevara, el número de pobladores era do 80,
otros lo señalan en 28 y otros en sesenta y tantos.
412 AXTOXIO ZINXT
En esta ceremonia que había atraído un gran número ds
devotos de Entre Ríos, del Paraguay y de Santa Fe, el reve-
rendo padre fray Nicolás Zambrana, de la orden de predica-
dores, pronunció el panegírico en que relataba los hechos y
la historia de la propagación de la fe en aquellas comarcas.
Durante la procesión, se cantó, compuesta por el mismo
padre, la leyenda siguiente :
CORO
Pues nos diste esta señal
De paz, defensa y honor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
Cuando los conquistadores
Se vieron atribulados
De ejército infiel cercados
Los sacaste vencedores,
Dándoles un celestial
Esfuerzo y marcial ardor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
II
Veinte y ocho sólo fueron
En número los soldados
Y aunque de seis mil sitiados,
Ocho días resistieron.
Sin hambre, sed, ni señal
De cansancio ni dolor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
III
Esta resistencia hizo
Creer a los combatientes.
HISTOEIA DE LOS GOSEBN ADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 41
Que nuestros padres valientes
Tenían algún hechizo;
Que este hecho sin igual
No era efecto del valor,
Por la Santa' Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
lY
Luego se determinaron
A quemar al hechicero,
Y para hacerlo, primero
Mucha leña amontonaron,
Quiso su encono brutal
Dar muestras del gran furor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
La leña ardió presurosa
Y cuanto más la aumentaban
A la Santa Cruz miraban
Más reluciente y hermosa,
Pero el indio irracional,
No así aplacó su rencor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
VI
Por ocho veces volvieron
A practicar nuevas pruebas,
Haciendo fogatas nuevas
Y el mismo milagro vieron,
Al cabo un lance fatal
Llenó a todos de pavor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbrenos de todo mal.
414 ANTONIO ZINNY
VII
Porque a los que atizaban
El fuego un rayo mató
Y a los demás los dejó
Tales que a liuir no atinaron,
Y en una angustia mortal
Cercados de resplandor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
VIII
El bautismo a grandes voces
Con ansias y con gemidos
Pidieron arrepentidos
De haber sido tan feroces,
Cobrando un amor filial
A su insigne bienliechor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Librarlos de todo mal.
IX
Desde entonces se quedó
La tierra pacificada.
La nueva ciudad fundada,
Y todo a vos se debió.
Sois, i oh Cruz ! su principal
Caudillo y conquistador,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
X
Sois de esta noble ciudad
Protectora, honor y gloria,
Paz, salud, luz y victoria.
Defensa y felicidad,
Su escudo y antemural,
Su esfuerzo, brillo j valor.
HISTOEIA DE LOS GOBERNADOKES DE LAS PROVINCIAS AEGENTINAS 4I5
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal.
XI
De maravillas que asombran
Obra en vos, ¡ Dios ! copia santa,
Que con razón la Cruz Santa
De milagros te nombró
Si a tu impulso celestial
Cede el mal, cede el dolor,
Por la Santa Cruz, Señor,
Líbranos de todo mal (1).
La Capilla levantada entonces por los españoles, exiáte
hasta el día, con la denominación de la Cruz Milagrosa, aun-
que reedificada en 1808, y lleva el nombre de Iglesia de
la Cruz.
La población que fundaron a los 27" 43' latitud la de-
nominaron San Juan de Vera de las Siete Corrientes, esta-
blecida bajo el patronato tutelar de San Juan Bautista. Dié-
ronle el nombre de Vera, en honor del fundador, y de las
Siete Corrientes, por las siete rapidísimas corrientes que for-
ma el río Paraná, frente a la ciudad.
Los indios sometidos fundaron, en 1615, el pueblo de la
Pura y Limpia Concepción de Itatí, bajo la dirección del re-
verendo padre fray Luis Bolaños, compañero de San Fran-
cisco Solano.
Erigióse Cabildo en sujetos españoles hijosdalgos, cuyos
primeros vocales de justicia y regimiento fueron Francisco
García de Acuña, Diego Ponce de León, Juan de Rosas, Mar-
tín Alonso de Velazco, Héctor Rodríguez, Alonso González,
Esteban de Vallejo, Francisco de León, Diego Nantera, Fran-
cisco Rodríguez Cabrera y Pedro López de Enciso. Se nom-
bró escribano, para autorización de instrumentos públicos y
reparto de tierras y solares, en la persona de Nicolás de Vi-
llanueva, con el título de escribano público de Cabildo y go-
bernación.
Desde 1588 se veneró el Milagro de la Cruz, todos los años,
el día 3 de abril, hasta 1805, que el obispo don Benito Lúe y
(1) Véase El Comercio, ele Corrientes, de 1.° de mayo de 1856; co-
mo igualmente La Revista del Para7iá en que, además de la historia de
la fundación, se registra el padrón de repartición de tierras.
4l6 ANTOI^O ZINNY
Riega, en la visita a la diócesis, transfirió el día 3 de mayo,
fiesta de la invención de la Santa Cruz en Jerusalén, en que
se celebra hasta la fecha, para evitar que se reuniesen las
ceremonias religiosas de la Semana Santa con la festividad
de la Cruz. Esta figura en las armas de la provincia.
COMANDANTES DE ARMAS
1810. — D. Pedro Fondevilla, comandante de armas, has-
ta agosto, que se comunicó al Cabildo la resolución de la Jun-
ta de Buenos Aires de que se presentase en la capital, que-
dando en su lugar de comandante don Elias Galván.
TENIENTES GOBERNADORES
1810. — Coronel Elias Galván, correntino, nombrado te-
niente gobernador y subdelegado de Real Hacienda interino,
en julio, por la Junta Gubernativa de Buenos Aires, de cuya
jurisdicción dependía, y recibido el 8 de octubre de la tenen-
cia de gobierno, pero sin las formalidades debidas a su cate-
goría, por haberse presentado a la sazón, frente a la ciudad
de Corrientes, una escuadrilla paraguaya compuesta de 5 em-
barcaciones con tropa y una expedición por tierra.
El 17 de abril de 1811, se ausentó el teniente gobernador
Galván, por haber quedado la ciudad de Corrientes bajo la
dominación de los españoles, hasta el 16 de mayo, en que el
comandante Blas de Rojas se declaró por la Junta de Buenos
Aires, desarmando más de 100 europeos, a quienes pren-
dió y puso embarcados, con lo que quedó reconquistada la
ciudad.
1811. — D. Ángel Fernández Blanco, desde el 17 de abril
en que desapareció Galván, a consecuencia de la ocupación
de la ciudad de Corrientes por los europeos, a cuj'o servicio
aparentaba estar, firmando cuanto se le presentaba en contra
de la Junta de Buenos Aires, hasta el 16 de maj'o, en que se
pronunciara a favor de la misma el comandante Rojas.
1811. — D. Joaquín Legal y Córdoba, paraguayo, quien,
nombrado interinamente por los europeos, se pronunció a fa-
vor de la Junta de Buenos Aires.
Solo gobernó algunos meses.
1811. — D. Carlos Casal, porteño: gobernó el resto del
año 1811 y principios de 1812.
1
HISTORIA DE LOS GOBERXADORES DE LAS PBOnXClAS ARGENTIJÍ AS 4 i 7
1812. — Coronel Ensebio Valdenegro, oriental, enviado
desde Buenos Aires con el objeto de restablecer la tranquili-
dad perturbada con los frecuentes cambios de gobierno.
Fué nombrado por el gobierno de Buenos Aires, habiendo
ejercido la tenencia de gobierno, hasta el 3 de agosto que le
sucedió el coronel Luzuriaga.
1812. — Coronel Toribio Luzuriaga, peruano, ' durante cu-
yo gobierno fué edificado el Cabildo, que actualmente existe,
a expensas del vecindario.
1813. — Coronel José León Domínguez, mendocino, te-
niente gobernador, nombrado el 5 de julio, hasta el año de
1814, que fué derrocado por el aoronel Juan Bautista Méndez,
que mandaba la fuerza veterana de la capital de Corrientes,
de acuerdo con el general Artigas.
Vencedores los revolucionarios, Domínguez se embarcó
para Buenos Aires, a cuyo gobierno obedecía. Méndez depen-
día de Artigas, por cuya federación se habían ya pronunciado
en el mismo año 1814 Entre Ríos y Santa Fe.
1814. — Coronel Juan Bautista Méndez, correntino.
Posesionado éste del gobierno con el derrocamiento de
su antesesor Domínguez, proclamó el Protectorado de Arti-
gas, negándose, de acuerdo con éste y con su círculo, a acep-
tar la alianza y fraternidad de Buenos Aires.
Al pronunciarse Perugorria contra Artigas, abandonó
Méndez la capital, refugiándose a la sombra del Protector.
1814. — Coronel Genaro Perugorria, correntino, enviado
por Artigas, con una pequeña escolta y con sus poderes, para
representarle. •
Estaba de acuerdo con el gobierno de Buenos Aires y
aparecía como agente del protector Artigas, por cuya orden
instaló el primer congreso provincial presidiéndolo él mismo.
Declarado el general Artigas por el Director Posadas,
traidor a la patria y fuera de la ley, y ofreciendo un premio
de 6.000 pesos al que lo presentare vivo o muerto, él y el gober-
nador Perugorria, invocando los derechos del pueblo, cuyos
intereses eran distribuidos, sus familias arruinadas, sus cam-
pos talados por los secuaces de Artigas — Cano y Antonizo
— reunió fuerzas, de acuerdo con don Juan Ángel Fernández
Blanco; disolvió el Congreso y marchó a campaña contra los
tenientes del Protector.
En los campos de Colodrero, en la Costa del río Batel,
tuvo lugar un encarnizado combate con una fuerza al mando
de don Blas Basualdo, superior en número, en el cual Peru-
gorria fué derrotado, como era consiguiente, tomado en el
4lS AKTOXIO ZIXXT
campo de batalla, remitido a Artigas y ejecutado por orden de
éste.
1814. — D. Juan Ángel Fernández Blanco, correntino.
Por decreto del director Posadas, de fecha 10 de septiem-
bre de 181-1, el territorio de Corrientes fué separado de la in-
tendencia de Buenos Aires, de quien hasta entonces había de-
pendido, y creada la provincia de Corrientes con un gober-
nador intendente, teniendo por límites al norte y al oeste
el río Paraná hasta la línea divisoria de los dominios portu-
gueses; al este,^el río Uruguay, y al sur la misma linea, que,
entre los ríos Paraná y Uruguay, forma el río de Corrientes
en su confluencia con aquél, hasta la del Arroyo Aguarachí,
y este mismo arroyo con el de Curuzú Cuatiá, hasta su con-
fluencia con el Miriñay, en las inmediaciones del Uruguay;
y por capital de \e. provincia la ciudad de Corrientes, pero
en tiempo de guerra y siempre que lo exigiese la necesidad,
el gobernador intendente había de residir en el pueblo de
la Candelaria.
1811:. — Coronel Eusehio Valdenegro, nombrado por el
director Posadas, el 4 de noviembre, debiendo ponerle en po-
sesión de la intendencia el Cabildo de la ciudad de Corrientes.
1815. — Teniente Coronel José Silva, correntino.
Después del triunfo de don Blas Basualdo, en los cam-
pos de Colodrero, en la costa del río Batel, marchó éste a la
capital, en la que entró sin resistencia alguna.
Tomó y fusiló a Añasco, y por su sola orden nombró a
Silva gobernador, cuyo nombramiento mereció la confirmación
del general Artigas.
Tuvo lugar un pronunciamiento encabezado por los her-
manos Escobar, a favor del gobierno de Buenos Aires, de
acuerdo con don Gabriel Casco. Este los traicionó protegien-
do a los jefes artiguistas del departamento de San Luis, inuti-
lizando así el movimiento y restableciendo a Silva en el go-
bierno.
1815. — D. Francisco de Paula Araujo, correntino.
1816. — D. Juan Bautista Méndez.
Los correntinos, que no podían soportar el pesado yugo
que los oprimía con los régulos y procónsules del Protector, y
con especialidad los Escobar y los Araujo, que trabajaban
sin cesar por los principios que sostenía Buenos Aires, tra-
taron de deponer a Méndez j pero fueron descubiertos en sus
tentativas y enviados al general Artigas, quien restableció a
Méndez en el gobierno, operándose entonces la alianza del ge-
HISTORIA DE LOS GOBERNADOKES DE LAS PBO\^NCIAS ABGEIÍTINAS 4 IQ
/
neral Francisco Ramírez, gobernador de Entre Ríos, con el
Protector.
En consecuencia de disposiciones de éste, Méndez orde-
nó un enrolamiento general en la capital de Corrientes e hizo
marchar la fuerza a campaña, al mando del coronel José Fran-
cisco Vedoj^a, por quien fué luego depuesto.
1816. — General Andrés Tacuari o Andresito Artigas, in-
dio misionero correntino, natural de Santo Tomé, comúnmen-
te conocido por Andresito.
1817. — El Cabildo, investido con la primera magistra-
tura de la provincia por el coronel J. F. Vedoya, después de
la deposición y prisión del coronel Méndez.
1818. — Coronel José Francisco Vedoya, correntino.
Puesto en campaña, enviado por Méndez al mando de la
fuerza levantada en la capital, Vedoya se pronunció contra
aquél, despachando inmediatamente al teniente Bernardino
González, cerca del gobierno de Buenos Aires.
Aclamado coronel por su fuerza al hacer el pronuncia-
miento, Vedoya eontramarchó sobre la capital : depuso a Mén-
dez, encerrándolo en un calabozo, e invistió al Cabildo con
la primera magistratura. En seguida nombró un congreso de
diputados de todos los departamentos de la provincia, por el
cual Vedoya fué elegido gobernador, estableciendo desde lue-
go relación directa con Buenos Aires.
1818. — General Andrés Tacuari o Aridresito Artigas,
(natural de Santo Tomé).
El general Andresito invadió la provincia de Corrientes
con 2.000 indios, sorprendiendo la población que emigró pa-
ra Buenos Aires por las arbitrariedades que temían de los
indios.
Pronunciado Vedoya que mandaba las tropas de Corrien-
tes, a favor de Buenos Aires, uniéndosele el Cabildo y xpji-
chos de los vecinos principales, el general Andresito (hijo
adoptivo de Artigas), recibió orden del protector para mar-
char sobre la ciudad topaando posesión de ella, lo que realizó
con sus indios. Estos hicieron su entrada tranquilamente y
con el mayor orden hasta la plaza, de donde fueron en se-
guida dirigidos a su cuarteles y el general con su oficiales
pasaron a oir misa a la iglesia de San Francisco.
Como una hora después, Andresito, acompañado de sus
oficiales, de su secretario Mejías (peruano), del gobernador
Méndez con su séquito, y precedido de una banda de músi-
ca, se dirigió a hacer una visita a la familia de Cartwright,
la cual duró como tres horas. De allí pasó a bordo de la
420 ANTONIO ZIlíNY
capitana, que estaba fondeada frente a la aduana, con el
objeto de ver al almirante Pedro Campbell.
A la noche siguiente en que se posesionó de la ciudad,
todos los miembros del Cabildo, incluso el alcalde de primer
voto, Cabral, fueron llevados con grillos a bordo de la capi-
tana, pero debido a la intercesión del respetable vecino inglés
Mr. Postletliwaites, padre de la señora de Cartwright, consi-
guieron el ser puestos en libertad.
Andresito estableció su cuartel general en la casa del co-
ronel Vedoya, y después de levantar una contribución con que
poder vestir a su gente, que estaba andrajosa y alguna de
ella con chiripá solamente, y de equiparla con decencia, dio
dos o tres funciones, a que invitó a todos los vecinos princi-
pales. Estas funciones consistían en una especie de comedias
o dramas, representados por los indios que habían sido ense-
ñados por los jesuítas. Los correntinos no quisieron asistir,
poroue miraron la cosa con desprecio, pero Andresito, acon-
sejado o inducido por su secretario Mejías, tomó su ven-
ganzgr.
A la mañana siguiente de una de esas funciones, día
de un sol abrasador, mandó tocar llamada a son de caja, y
todos los vecinos de más importancia de la ciudad, con excep-
ción de don Isidoro Martínez, Duran y Postlethwaites, fue-
ron conducidos a la plaza, donde se les mandó arrancar el
pasto que en ella había, nivelarla y asearla de un extremo
a otro, hasta dejarla como nunca se. vio antes ni después.
Durante los siete meses (desde octubre de 1818 hasta
abril de 1819) que Andresito estuvo en posesión de la ciu-
dad, no hubo más que un robo hecho a un tendero, cuyo
perpetrador, a la simple demanda del interesado interpues-
ta ante el general Andresito, fué públicamente azotado en
la plaza.
Andresito castigaba por lo general, no a los soldados
sino a los oficiales, porque decía que si éstos cumplían su
deber, aquéllos habían de hacer lo mismo.
Andresito no cargaba espada, por haber perdido la suya
en una acción que tuvo con los portugueses, en octubre de
1816, y había determinado no volver a cargar otra, hasta no
ganarla con honor. No obstante, siempre que se enfadaba, sus
oficiales al instante desenvainaban la suya presentándosela, o
se preparaban a hacer uso de ellas a la vo» ^e mando de
su jefe.
Como un año después, Andresito 3^ sus indios fueron de-
rrotados en Itacuruby por los portugueses, tomados prisione-
líISTOEIA ri!C LO?, GOBERXACOKES DE LAS PROVINCIAS ARGEXTJNAS 42 1
ros :>- conáucidos a Río de Janeiro, donde éstos quedaron muy
luego en libertad j aquél permaneció prisionero hasta que
murió al poco tiempo.
Con su derrota, la tribu de los guaraníes quedó casi ani-
quilada: era una raza inofensiva, amable y muy bien dispues-
ta. Los más sabían leer, escribir y tocar algún instrumento;
muchos de ellos hasta dos o tres.
Andresito era casado con una mujer muy hacendosa, ama-
ble y algo bonita. Era hombre de buen corazón y de mejor
instrucción que lo que podía esperarse, habiendo sido educa-
do en Montevideo. Cúpole la desgracia de tener a su lado un
hombre muy perverso, en la persona de su secretario Me-
jías, a quien se deben todos los males que hizo Andresito,
siempre en estado de beodez, e inducido por aquél. El fin
de Mejías fué morir -asesinado en una celada en que se le
hizo caer.
1818. — Coronel Juan Bautista Métidez.
Apoyado en el poder del general Andresito Artigas, consi-
guió Méndez salir de la prisión en que lo había encerrado
el coronel Vedo^-a, y restablecido en el mando.
Asegurado éste en su puesto, Andresito regresó a sus
chozas o campamento, quedando desde entonces afianzada la
alianza del triunvirato federal de la época: Ramírez- Artigas-
Méndez.
1819. — El CaMldo.
1819. — D. Pedro Campbell, (inglés), almirante de la
escuadra artiguista.
Este individuo, con otro inglés, Juan Tomás Asdet, s«
distinguieron uno y otro en sus hechos nefandos, siendo tan
feroces como los mismos indios, y por algún tiempo el azote
de Corrientes, donde no había la más mínima seguridad.
Sólo citaremos algunos actos salvajes de estos individuos,
como una prueba de su ferocidad.
Los Escobar, don José Luis y don Domingo, fueron sor-
prendidos y derrotados por Asdet, en un encuentro que tuvo
lugar cerca de Goya, el 5 de mayo de 1819, quedando ambos
muertos y recibiendo don Domingo 27 lanzazos antes que
rendirse. Las cabezas de éstos, conducidas a la capital, fueron
puestas en exhibición en la plaza pública.
Los hermanos de esas desgraciadas víctimas, don Miguel
y don Ángel Escobar, lograron fugar al Paraguay, con la es-
peranza de obtener protección del dictador Francia, pero éste
los mandó fusilar, al poco tiempo.
Campbell huyó al Paraguay al mismo tiempo que Arti-
422 AXToxio zm^rt
gas, j aunque se le hizo saber que debía considerarse prisio-
nero, se le permitió ejercer su oficio de curtidor en Ñeembu-
cú, donde vivió tranquilo. De cuando en cuando armaba ca-
morras con los paraguaj'os, por quienes tenía antipatía, co-
mo se verá por el acto que se va a referir.
En una ocasión, siendo almirante de la escuadra de Ar-
tigas y comandante de marina, capturó un buque paraguayo,
cuya tripulación hizo desembarcar en Goya,, ordenando fue-
sen todos llevados a un lugar designado para su ejecución y
en vez de decapitarlos, como se creía, mandó se les cortase
las trenzas por mano de verdugo con un hacha bien afilada.
En ese estado los envió al Paraguay.
1820. — General Francisco Ramírez, entrerriano, jefe
supremo del Entre Eíos y Corrientes, nombrado por sí mismo,
después de la destrucción y expatriación de su amigo y alia-
do Artigas.
1820. — General Ricardo López Jordán, supremo delega-
do de Ramírez, hasta que, con la derrota y muerte de éste,
en julio de 1821, en los campos de Córdoba, según se verá en
nuestra Historia de ¡os Gobernadores de Entre Ríos, se au-
sentó de la provincia, delegando a su vez en Carriego.
1821. — Comandante Evaristo Carriego, correntino, co-
mandante de armas de la provincia, delegado de López Jordán.
Fué depuesto por la influencia de don Juan Ángel Fer-
nández Blanco y don Nicolás Atienza.
1821. — Coronel Nicolás Ramón de Atienza, correntino,
nombrado pro^^lSorio por el pueblo.
Fué elevado al mando el 12 de octubre de 1821, día me-
morable para la provincia de Corrientes, porque, desde esa
fecha data su verdadera independencia, librándose de la anar-
quía, que desde la emancipación la dominaba, y recuperando
sus derechos políticos de manos de los caudillos que la usur-
paron.
A la libertad de la provincia contribuyeron los generales
Mansilla y E. López, gobernadores de Entre Ríos y Santa
Fe, pronunciándose el primero en la Villa del Paraná el 23
de septiembre, contra López Jordán, delegado de su herma-
no materno el general Ramírez, quien terminó su borrascosa
vida el 10 de julio, en San Francisco, a inmediaciones del
Río Seco, provincia de Córdoba, por la vanguardia del ge-
neral Bedoya, gobernador delegado de Córdoba, al mando del
teniente de dragones santafesino, José Maldonado.
El coronel Atienza obtuvo el mando interino, hasta tan-
HIBTOBIA DE LOS 60BEENAD0KES PE LAS PnoVIXCIAS ARGENTINAS 423
to que, reunidos los diputados, procediesen a la elección de
gobernador.
1S21. — Comandante Juan José F. Blanco, eorrentino,
nombrado interino hasta el año 1822 que fué reelecto en pro-
piedad, sucediéndole en 1824, el general Ferré.
1824. — General Pedro Ferré, (promovido a brigadier
el 31 de maro de 1855), eorrentino, electo y reelecto en pro-
piedad, gobernador intendente y capitán general, el 27 de
diciembre de 1S24, iiasía el 25 de diciembre de 1828 que di-
KÚtió el gobierno.
Durante el gobierno del general Ferré se dio principio, en.
enero de 1825, a la publicación del Registro Oficial de la pro-
vincia y los estados de las entradas y salidas del tesoro j a
la fundación de algunas villas, etc.
Trató de establecer un periódico, pero no pudo conse-
guirlo sino en el período de su segundo gobierno, como se ve-
rá más adelante.
En vista de los inconvenientes que el gobierno tocaba con
frecuencia para la publicación de las disposiciones oficiales
por medio de los bandos acostumbrados, el gobernador Ferré
expidió (13 de febrero de 1825) un decreto ordenando que
esa publicación se había de hacer en lo sucesivo por medio dei
ayudante de plaza y escribano, acompañados de un tambor,
tocando éste una corta llamada en las esquinas donde hubiera
de fijarse el edicto o bando, y procediendo en seguida a
fijarlo.
El 25 de abril (1825) el gobernador Ferré tuvo que salir
a caiiipaña a objeto de interés público, y durante su ausen-
cia delegó el gobierno en el inspector general de armas coro-
nel Blanco.
1825. — Coronel Juan José Blanco, inspector general de
, armas, delegado de Ferré, desde el 25 de abril, durante la
; ausencia de éste en campaña a objetos de interés público.
No existe constancia de la fecha del regreso del propie-
tario, sin embargo, creemos que fué a principios de junio.
1825. — - General P. Ferré, propietario, desde junio, que
reasumió el gobierno, hasta el 22 de octubre que, a consecuen-
cia de un movimiento subversivo ejecutado por dos compañías
del escuadrón de dragones, tuvo que salir de la capital, a fin
de impedir ios males que aquel suceso pudiera originar contra
' el orden y la tranquilidad pública. Durante su ausencia ds-
' legó el mando militar en el mayor de la plaza y el político en
' el alcalde mayor.
1825. — D. Juan Felipe Gramajo, mayor de plaza y don
4«4 ANTONIO ZINNT
Tomás Sáenz de Cavia, alcalde mayor, delegados de Ferré,
con el mando de la ciudad, en lo militar el primero y en lo
político el segundo, con sólo la facultad de resolver y deter-
minar los asuntos de despacho diario y de reglamento, desde
el 22 de octubre, hasta principios de noviembre.
1825. — General P. Ferré, propietario, desde principio de
noviembre, que reasumió el mando, hasta mediados de octu-
bre de 1826 que delegó nuevamente en el referido Gramajo,
por haber tenido que salir a campaña, a causa de la guerra
con el Brasil, habiendo establecido su cuartel general en Cu-
ruzú Cuatiá.
La facultad del delegado quedaba limitada al despacho
de los asuntos diarios y de reglamento.
La emisión del papel moneda corriente tuvo su origen
en una ley de la provincia de fecha 13 de mayo de 1826.
En este mismo año se levantó el plano para la dejinea-
ción de las calles de la capital por don Narciso Parchappe.
En vista de la capitalización de Buenos Aires y la muer-
te violenta de la provincia, con la ley fundamental de 23 de
enero de 1825, sancionada por el congreso general constitu-
yente, que garantía a todos el derecho de gobernarse por sus
propias instituciones, la Junta de la provincia, autorizó al
Poder Ejecutivo para consultar al pueblo sobre la forma de
gobierno que Corrientes había de adoptar. En su consecuen-
cia, el 8 de diciembre de 1826, los jefes y oficiales, en núme-
ro de 32, reunidos en el campamento de las tropas de la pro-
vincia, sobre el Arroyo Grande, dieron todos su voto por la
forma de gobierno federal. Los pueblos de San Roque, Goya
y San José de las Saladas, lo efectuaron el día 9, votando 111
por la federación y 1 por el sistema de unidad ; y en la ca-
pital de Corrientes tuvo lugar el mismo procedimiento, el
día 12, y dio por resultado 66 votos por la federación y nin-
guno por la unidad.
Al año siguiente, la Legislatura, presidida por el doctor
Juan Francisco Cabral, dictó (2 de julio), una ley que fué
promulgada el día 3 por el gobernador Ferré, declarando que
la provincia, que estaba fuera del pacto general de asocia-
ción, y separa,da enteramente del congreso titulado nacional,
no reconoce ni reconocerá obligación alguna de las que de
cualquier modo quisiera contraer con otros Estados, o acaso
tuviese contraídas aquel gobierno bajo el carácter nacional.
El 9 de octubre de 1827 se sometieron al gobierno de Co-
rrientes los pueblos de San Miguel y Nuestra Señora de Lo-
reto, que hasta entonces formaban parte de lo que se conocía
HISTOBIA DE LOS GOBEKN ADOBES DE LAS PEOVINOIAS ABGENTINAS 425
con el nombre de provincia de Misiones, a pesar del ya ci-
tado decreto del director Posadas, de fecha 10 de septiembre
de 1814. '. '
Aunque la denominada provincia de Misiones tuvo re-
presentación en el Congreso Nacional, permanece subsistente
la protesta del gobierno de Corrientes, manifestada por reso-
lución legislativa de 1." de abril de 1828.
El día 4 de mayo de 1828, el gobernador Ferré concu-
rrió con todas las corporaciones y el pueblo al lugar, en que,
los fundadores de la ciudad, erigieron el primer santuario y
depósito del simulacro de la Santísima Cruz, a cuya conme-
moración hizo en dicho día solemne colocación de una Co-
lumna.
La arquitectura de ésta es regular y de un orden com
puesto; su altura de 9 varas, desde la base hasta la cúspide,
que remonta en un globo. Tiene dos planchas grabadas y em-
butidas en la misma : la primera que mira al oriente, tiene por
trofeo una Cruz en campo de fuego, rodeado de nubes y or-
lada con el siguiente mote: "Dexiera Domhii fecit virtutem.
Salm. 117 vers. 16". — Al pie de la Cruz se halla la inscrip-
ción siguiente: — "El Pueblo correntino erige este monumen-
to en testimonio de su gratitud al soberano autor de los por-
tentos, por los QUE su diestra omnipotente se dignó obrar a
favor de sus padres en el memorable día 3 de abril de 1588."
La segunda plancha, que mira al occidente, tiene por tro-
feos parte del cuerpo de un monstruo, armas y otras insignias
militares, con la inscripción siguiente: — "El mismo pueblo
correntino, en homenaje de su augusto respeto, a la memoria
de sus veintiocho ilustres progenitores en el día 3 de abril
de 1828."
La Columna está circunvalada de una balaustrada en el
centro mismo de la primera capilla, que los descubridores eri-
gieron a la Santísima Cruz, sita en el monte de Arazatí. Des-
de la iglesia actual de la Cruz hasta la Columna, se abrió un
camino de 20 varas de ancho, siguiendo rumbo recto hasta el
río Paraná, que tendrá 1.700 varas de largo; quedando la Co
lumna en medio de una plaza de 100 varas de diámetro.
A los cinco días de bajar del gobierno (30 de diciembre
de 1828) el ex gobernador Ferré fué sometido a juicio de resi.
deneia, observándose la práctica prescrita y teniendo presen-
te la Constitución del Estado. La duración del juicio había
de ser por el tiempo de dos meses.
1826. — D. Juan Felipe Gramajo, correntino, teniente
coronel mayor de plaza, delegado de Ferré, durante la a,usen-
426 ANTOmO ZINNY
cia de éste, desde mediados de octubre, primero, en su cuartel
general de Curuzú Cuatiá y en seguida en el Arroyo de la
China (Concepción del Uruguay), donde se reunieron los go
bernadores Zapata, de Entre Ríos; Ferré, de Corrientes; Ron
deau, de la Banda Oriental y Aguirre de Misiones, con el ob
jeto de conferenciar sobre remisión de tropas de caballería
para engrosar el ejército nacional y para allanar o transar al-
gunas dificultades que se presentaban. La expresada reunión
tuvo el mejor resultado, habiendo cabido el mérito de la ini-
ciativa, en tan' importante negocio, a la provincia de Entre
Ríos.
Durante el gobierno delegado de Grama jo, la provincia
fué invadida (5 de noviembre) por los brasileños. En su con-
secuencia, tanto el delegado como el propietario, que se halla-
ba en campaña a la cabeza de una columna compuesta de 12
escuadrones de milicia activa, adoptaban al efecto enérgicas
providencias contra los invasores.
1828. — • D. Pedro Dionisio Cahral, correntino, nombrado
en propiedad el 18 y puesto en posesión del cargo el 25 de
diciembre de 1828, hasta el 18 del mismo mes del año 1830, y
tuvo por ministro a don Ensebio Antonio Villagra.
A principios dp mayo de 1830, el gobernador Cabral tuvo
que ausentarse de la capital a la Villa de San Roque, delegan-
do el gobierno en el teniente coronel. Juan Felipe Gramajo,
hasta principios de julio que ló reasumiera.
A pesar del, delegado, que existía en la capital, desde la
Villa de San Roque, el gobernador Cabral ratificó, en 17 de
m^ayo de 1830, el tratado celebrado el 3 del mismo mes y año
en el Paraná, capital de Entre Ríos, entre el coronel Pedro Ba-
rreneehea, por parte de Entre Ríos, y el general Pedro Ferré,
por la de Corrientes, en consecuencia de los celebrados el 23 de
febrero, en la ciudad de Santa Pe, y el 23 de marzo, en la de
Buenos Aires, con el objeto de formar una liga ofensiva y de-
fensiva entre las cuatro provincias litorales,
1830. — Teniente Coronel Juan Felipe Gramajo, juez de
policía, delegado, durante la ausencia del propietario Cabral
en San Roque, desde principios de mayo hasta el 18 de di-
ciembre de 1830.
1830. — General Pedro Ferré, electo en propiedad, desde
el 18 de diciembre de 1830, en que tomó posesión del mando
de la provincia, hasta el 19 de diciembre de 1833, que, a pesar
de haber sido reelecto por cuatro veces, dimitió el cargo otras
tantas. Fué su ministro el antes citado Villagra.
El 16 de mayo de 1831, fué necesaria la presencia del go-
Historia de los gobern adobes de las provincias argentinas 427
berhador Ferré en campaña, por cuyo motivo delegó el man-
do en el teniente coronel juez de policía, don Juan Felipe
Gramajo.
En septiembre del mismo año fué igualmente necesaria
su presencia en campaña y delegó, en el mismo, el mando de
la capital, para los asuntos diarios y de reglamento.
Por tercera vez, su presencia fué urgentemente reclama-
da por asuntos de interés general del país, en las provincias
de Santa Fe y Entre Eíos, desde el 1.° de febrero hasta el 20
de marzo de 1832, durante cuya ausencia quedó delegado el
mando de la provincia, en toda la plenitud y extensión, en el
propio Gramajo.
El general Ferré, como primer negociador, adhirió y acep-
tó el tratado de alianza ofensiva y defensiva celebrado entre
las provincias litorales, en la ciudad de Santa Fe, el 4 de ene-
ro de 1831, y a pesar de haberse suscitado, en 1832, diferencia
de opiniones sobre principios y derechos nacionales, entre la
provincia de Corrientes y la de Buenos Aires, continuó con
ésta como con todas las demás sus fraternales relaciones.
Hallándose indispuesto al extremo de no serle posible con-
tinuar desempeñando los negocios públicos de su cargo con la
contracción que éste demandaba, el general Ferré, el 27 de
abril de 1833, delegó el gobierno en el teniente coronel Manuel
Antonio Ferré, hasta que, restablecido, lo reasumió el 2 de
julio del mismo año.
En octubre de 1833, el gobernador Ferré reclamó el cum-
plimiento del tratado de 4 de enero de 1831, sobre la necesi-
dad de hacer efectiva la alianza ofensiva y defensiva a que se
ligaron las cuatro provincias litorales.
Fundábase el gobernador Ferré en que, después de haber
ocupado el territorio de los pueblos orientales del Paraná, que
abandonaron las fuerzas paraguaj^as, sucedió que, el 21 de sep-
tiembre (1833), abordaron en las costas de Corrientes unas
cuantas canoas, sorprendiendo y llevando por la fuerza cuatro
mujeres que lavaban ropas en la ribera, siendo víctimas al-
gunas de ellas. Posteriormente sobrevino otro incidente que fijó
la atención del gobierno de Corrientes sobre miras subversivas,
que dejaban ver la intención que abrigara el dictador del Pa-
raguay. El 20 de octubre (1833) 18 o 20 canoas sorprendieron
un pequeño piquete compuesto de 18 hombres sobre la mis-
ma costa, y a la distancia de ocho o nueve leguas de la capital.
Este último acontecimiento tuvo lugar después que los
indios guayanás y algunos del pueblo de Trinidad, que se ha-
llaban bajo la obediencia del Paraguay, pasaron a este lado
42S ANTONIO ZINNT
en número de ciento y tantas familias, que desde entonces que-
daron bajo la protección del gobierno de Corrientes.
Este supo también que el dictador Francia había sacado
al general José Artigas del luear de su confinación, trasla-
dándolo a uno de los pueblos misioneros, con el especial encar-
go de arreglar y disciplinar los indios capaces de hacer el ser-
vicio de campaña en hostilidad de la provincia de Corrientes,
y, con tal designio, fijó su residencia en Itapuá, etc., etc.
El motivo de las ocurrencias que, desde antes, se obser-
varon entre la provincia de Corrientes y la del Paraguay, se-
gún los mejores datos, arranca del derecho antiguo o de las
disposiciones regias que, a los gobernadores del Paraguay,
unían la intendencia de quince pueblos de Misiones y el de-
partamento de Candelaria, sito al sur de las márgenes del Pa-
raná, con sus pueblos adherentes, Santa Ana, Loreto, San Ig-
nacio, Corpus, etc., que estuvieron sujetos al gobierno civil y
eclesiástico del Paraguay. Los sucesos de la guerra ocurrida en
tie'mpo del general Artigas, y seguidamente la del emperador
del Brasil, causaron la ruina de esos pueblos ; pero el Dictador
del Paraguay fundó luego una guardia al sur del Paraná, en
los límites que dividían la antigua provincia de Misiones con
la de Corrientes, cuya línea divisoria es conocida por Tran-
quera de Loreto y Paso de San Ignacio. Dentro de estos lími-
tes estaban las estancias pertenecientes a los pueblos del norte
del Paraná, Itapuá, Trinidad, San Cosme, Jesús y varios otros.
Tales fueron los motivos para las anteriores desavenencias en-
tre las dos provincias ; pero con respecto a las últimas hostili-
dades por el dictador Francia y que llamaban tanto la aten-
ción a la fecha de esta noticia, la verdadera causa, según pa-
rece, fué una invasión obrada por una fuerza correntiha so-
bre el Fuerte de Itabaité y haber impedido el comercio que
de San Borja se dirigía al pueblo de Itapuá.
Entre otros cargos dirigidos a Ferré, se le hacía el de
haber siempre mirado con odio la causa pseudo federal, ma-
nifestando (Ferré) un disgusto el más explícito por los triun-
fos de Quiroga y manteniéndose en relación con el general
Paz, hasta que se convenció que éste no podía vencer. Se ex-
trañaba que el general Ferré, que no prestó ni un sólo servi-
cio a la causa de la independencia, hablase de 22 años de una
revolución que no conoció, ni quiso, porque siempre fué ene-
migo de la libertad : que, educado en una escuela la menos a
propósito para adoptar principios liberales. Ferré se acostum-
bró a mirar siempre con odio la introducción de todo lo que,
mSTOEIA DE LOS GOBEENADOBES DE LAS PBOVINCIAS ARGENTIIíAS 429
en algún sentido, pudiera, a su juicio, mejorar la industria
de su país, etc., etc.
La diferencia de opiniones sobre principios nacionales,
entre las provincias de Corrientes y la de Buenos Aires, a que
se acaba de hacer referencia, surgió con motivo de una carta
del diputado de Corrientes don Manuel Leiva, en la Comisión
representativa de los gobiernos de la liga litoral, denunciada-
por el general Quiroga, como ofensiva a Buenos Aires, a quien
se hacía aparecer absorbiendo las rentas nacionales, como pa-
trimonio suyo, sin que las provincias que componen la Repúbli-
ca Argentina tuviesen conocimiento de ellas, ni de su inver-
sión en 22 años de emancipación de ¡a antigua metrópoli.
El gobernador Ferré trataba de demostrar que la opinión
de su diputado Leiva, respecto a las rentas nacionales, era
exacta, y que en nada se había desviado.
Con motivo de esta cuestión, el gobernador Ferré dirigió
(13 de abril de 1832), una circular a los gobiernos de las pro-
vincias del interior, cuj^o espíritu y tendencias pueden sinte-
tizarse en las siguientes palabras de la misma:
"No ignora usted que pasó el tiempo en que los desenga-
ños venian a perder su influencia, estrellándose contra los de-
seos desarreglados de un porvenir maravilloso. . . Basta ya de
alucinarnos, pues el estado de aislamiento, en que se pretende
sumir a los puehlos, sólo puede producir ventajas a la provin-
cia que, en cierto modo, se ha hecho arbitraria del tesoro na-
cional, contra el voto público de aquéllos" (los gobiernos lito-
rales y demás aliados).
Esa circular y la contestación de Ferré a Rosas, provoca-
ron largas y profundas reflexiones de la prensa de la época.
Habiendo algunos puesto en duda la nacionalidad del ge-
neral Ferré, creyéndosele español, se averiguó y resultó ser
correntino. En el último tercio del siglo pasado, vino de Ca-
taluña a Buenos Aires don Juan de Alsina, con su esposa y
ocho hijos, todos solteros, 4 varones y 4 mujeres: todos casa-
ron en América.
Una de estas hijas, doña Juana Francisca, madre de don
Pedro Ferré, casó en Buenos Aires y tuvo en esta ciudad su
primer hijo, hermano mayor de don Pedro. Después^ doña
Juana Francisca, con una hermana y dos hermanos, fué a Co-
rrientes, donde todos ellos se avecindaron, quedando ios otros
cuatro en Buenos Aires.
Entonces nació en Corrientes don Pedro.
430 ANTONIO ZINNT
De acuerdo y con consentimiento del obispo y vicario
apostólico de la diócesis, fueron erigidos en curatos indepen-
dientes las antiguas viceparroquias de San Antonio de Mbu-
rueuyá, Concepción de Yaguareté Cora, Nuestra Señora del
Curuzú Cuatiá y Santa Rita de la Esquina.
Logró Ferré Ver concluidas, durante su administración,
las obras de los cuarteles y casas de seguridad, como las de
Yaguareté Cora y San Luis del Palmar, así como la del nue-
vo mercado y la casa de los Representantes de la provincia.
Regularizó la administración del departamento de policía
y la administración de correos.
Continuó empleando con feliz éxito las medidas de paz
y conciliación con los indígenas de las tribus inmediatas del
Chaco, pasando éstos casi diariamente a la capital a hacer sus
cambios, y guardando mucho -orden.
A pesar de haber sido investido con las facultades ex-
traordinarias, el gobernador Ferré no, se vio en la necesidad
de hacer uso de ellas, sino para castigar y escarmentar a los
famosos criminales que atentaban contra la propiedad y la vi-
da de los habitantes.
Además, a la administración Ferré, hasta 1833, la pro-
vincia de Corrientes es deudora de las mejoras que a continua-
ción se expresan:
Ocupación del territorio de las Misiones orientales del
Paraná, abandonadas por las fuerzas paraguayas, como parte
integrante de la República Argentina.
Establecimientos de educación primaria en toda la
campaña.
Establecimiento de una Sociedad Inspectora, compues-
ta de beneméritas y dignas patriotas, para la educación de
las niñas. »
Reedificación del templo de la Villa de Goya, trasladado
de su antiguo local, cuyo piso menos firme, había falseado los '
cimientos del que se había fabricado en 1827.
Terminación del de Caacaty.
Nueva construcción del de San Antonio de Mburueuyá.
Reedificación de la iglesia del pueblo del Sauce.
Próxima terminación de la del nuevo pueblo de Payubre.
Casas de aduana y resguardo, edificadas nuevamente en
Bella Vista.
Terminado el período de su feliz administración a ente-
ra satisfacción de sus conciudadanos, el gobernador Ferré tras-
mitió el bastón del mando, con toda tranquilidad, el 25 de di-
ciembre de 1833, a su sucesor el coronel Atienza.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 43 í
Al bajar del gobierno, la Sala de representantes de la
provincia, condecoró a Ferré con el grado de Brigadier, asig-
nándole al mismo tiempo una pensión anual de 1.500 pesos.
1831. — Tenienie Coronel Juan Felipe Gramajo, juez de
policía, delegado de Ferré, el sólo día 16 de mayo, que éste
tuvo que salir a campaña con urgencia.
En 6 de septiembre, del mismo año, quedó nuevamente de
delegado del mando de la capital, para el despacho de los
asuntos diarios y de reglamento, reservándose el propietario
el derecho de dictar, como en efecto dictara, disposiciones re-
ferentes al resto de la provincia y de interés general y
permanente.
Fué, pues, durante esta segunda delegación que, hallán-
dose en Bella Vista, en 20 de septiembre, expidió un decreto
habilitando dicho puerto en los mismos términos que lo esta-
ban la Villa de Goya y la Esquina.
Por tercera vez, quedó de delegado, durante la ausencia
de Ferré en las provincias de Entre Kíos y Santa Fe, por
asuntos de interés general, desdé el 1.° de febrero hasta el
20 de marzo de 1832.
1833. — Teniente Coro7iel Manuel Antonio Ferré, delega-
do, durante la enfermedad del propietario general Ferré, que
se halló imposibilitado de prestar la debida contracción que
demandaba el cargo desde el 27 de abril hasta el 2 de ju-
lio de 1833.
1833. — Coronel Rafael León de Atienza, correntino, elec-
to en propiedad el 19, y puesto en posesión del mando el 25
de diciembre de 1833, en cuya fecha entró a ejercer el cargo
hasta el 6 de diciembre de 1836 y habiendo sido reelecto, con-
tinuó hasta el 19 de mayo de 1837 que, por enfermedad, dele-
gó el mando en el teniente coronel juez de policía Gramajo.
El progreso material de la provincia, durante la admi-
nistración del gobernador Atienza, no presenta nada de no-
table, sobre que se pueda llamar la atención; pero sí en cuan-
to a los principios políticos que la distinguen, sobre todo en
una época en que el furor de la federación no había llegado
aún a su sangriento apogeo.
Cábele al gobernador Atienza la triste gloria de incitar a
la efervescencia popular en sus proclamas al ejército, a quien
advierte que "la Facción militar es la más inicua que alum-
bra el Sol sobre la Tierra, y que era preciso exterminarla to-
talmente, para que haya paz, orden, sosiego y prosperidad."
Fué nombrado nuevamente el 7 de febrero de 1837, con-
firiéndosele al mismo tiempo el grado de coronel mayor, para
432 ANTOXIO ZIKNT
que continuase en el mando hasta la reforma de la constitución.
Cesó con su muerte, que tuvo lugar el 2 de diciembre del
mismo año, y durante sus ausencias en las visitas de los depar-
tamentos de campaña y su enfermedad, quedó desempeñando
las funciones de delegado el señor Gramajo.
El ministro de Atienza fué Villagra.
1836. — D. Juan Felipe Gramajo, correntino, tenientg
coronel, juez, de policía, delegado de Atienza, la primera ve/,
durante la visita de éste a los departamentos de campanil,
desde el 26 de marzo hasta el 4 de mayo de 1836, la segunda
por la misma causa, desde el 23 de septiembre hasta el 28 de
octubre del citado año (1836), y la tercera durante la perma-
nencia del propietario Atienza en la frontera del Uruguay y
durante su enfermedad, continuando después del fallecimiento
de éste, hasta el 14 de diciembre, que fué nombrado el coronel
Berón de Astrada.
1837. — Coronel Jenaro Berón de Astrada, (correntino),
nombrado interino y puesto en posesión del cargo el 14 de di-
ciembre, hasta el 15 de enero de 1838, que fué electo en pro-
piedad, habiendo desempeñado el gobierno de la provincia
hasta el 31 de marzo de 1839, con don Pedro Díaz Colodrero,
de ministro.
De todos los gobernadores de provincia, fué el primero
que levantara el grito de libertad contra el dictador Rosas,
pronunciándose el 20 de enero de 1839, en Avalos, donde tenía
reunido su ejército, que no bajaba de 5.000 hombres.
El 28 del mismo mes lanzó un bando de guerra contra
Buenos Aires, declarando que la provincia de Corrientes se
emancipaba, desde ese momento, de todo vínculo a la influen-
cia del Dictador, y revocando la aprobación dada a la con-
ducta de éste, referente a la cuestión francesa, que atrajo sobre
todo el litoral argentino el vigoroso bloqueo por la escuadra
de aquella nación, desligándose por este acto, de la política
que seguía Rosas relativamente a la Francia. Con igual fe-
cha, dirigió el gobernador Berón de Astrada un extenso ma-
nifiesto a los pueblos' argentinos, invitándoles a emanciparse
de los lazos que oprim^ían servilmente sus libertades, y expli-
cando los motivos que habían inducido a la provincia de su
mando al dar este importante paso.
En marcha sobre el ejército entrerriano que mandaba el
general Pascual Echagüe, el de Corrientes fué" (31 de mar-
zo), sorprendido en Pago Largo, por la vanguardia de aquél,
al mando del general Justo José de Urquiza y completamente
derrotado, dejando en el campo de batalla y durante la per-
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 433
secución 1.960 muertos, entre ellos su jefe el gobernador Be-
rón de Astrada y 84 jefes y oficiales. Además, cayeron en
poder del enemigo como 1.300 prisioneros, de los que Urquiza
mandó degollar más de 800 y quedando vivos sólo 450; 500
fusiles, 1.500 lanzas, 360 tercerolas y otros tantos sables, 6 ca-
rros de municiones, 4.000 caballos, un estandarte y el arcbivo
de campaña del desgraciado gobernador Berón de Astrada.
Tuvo éste por ministro general de su gobierno a don Pe-
dro Díaz Colodrero.
En reparación (tardía) de tan sensible cuanto prematura
e irreparable pérdida como la de aquel patriota, el general
Urquiza propuso, en 1857, al gobierno nacional del Paraná,
y fué acordada, cual era de esperarse, una pensión mensual a
las hermanas del finado gobernador.
1838. — Teniente Coronel Juan Felipe Gramajo, juez de
policía, delegado de Berón de Astrada durante la visita ordi-
naria a los departamentos de campaña, desde el 19 de mayo
hasta el 2 de junio, la primera vez, y la segunda desde el 14 de
septiembre de 1838 hasta el 2 de abril de 1839, que, por el fa-
llecimiento de Berón de Astrada, fué nombrado el gene-
ral Ferré.
El teniente coronel Gramajo, patriota de 1810, ocupó por
el largo espacio de más de 14 años el puesto de jefe de poli-
cía, el de contador y vista interventor, el de representante, la
presidencia de la Cámara de Justicia, diferentes ramos de la
magistratura judicial y repetidas ocasiones y en diferentes
épocas, como se acaba de ver, fué delegado en su persona el
mando! gubernativo de la provincia. Falleció en Corrientes,
ciudad de su nacimiento, el 26 de febrero de 1856.
El entonces gobernador doctor Pujol, reconocido al mé-
rito de tan antiguo patriota, dispuso se le hiciesen los hono-
res fúnebres con el rango y pompa consiguientes a su gra-
duación.
1839. — General Pedro Ferré, electo gobernador proviso-
rio y puesto en posesión del mando de la pro\áncia el 2 de
abril, hasta el 5, que, siendo su presencia urgentemente recla-
mada en la campaña por el imperio de las circunstancias, dele-
gó en el coronel M. A. Ferré el mando de la provincia para
todos los asuntos diarios y de reglamento.
El desarrollo que tuvieron los sucesos posteriores a la bata-
lla de Pago Largo no dieron entonces lugar a la delegación.
Al general Ferré cupo la desgracia de promulgar (10 de
abril) una ley que puede decirse arrant^ida por la fuerza,
declarando al ex gobernador Berón de Astrala (cuando ya no
434
ANTONIO ZINNY
existía) decaído de los honores con que el congreso provincial
había condecorado su persona a su ingreso al mando; y nulos
todos los actos ejecutados por su administración, con respecto
a la guerra que había emprendido contra la provincia de Entre
Ríos ; y muy especialmente el -pacto de alianza que había cele-
brado Berón con el general Rivera.
Sin embargo, se salvó Ferré de poner su nombre al pie de
la humillante convención a que más adelante se hace refe-
rencia, celebrada en Curuzú Cuatiá a 20 de abril (1839) entre
el general E chagüe y el congreso de la provincia, y ratifica-
da por aquél en la costa del Mocoretá en la misma fecha, y por
éste, seis días después. •
La última disposición firmada por el gobernador provi-
sorio general Ferré fué un decreto, de fecha 9 de mayo, po-
niendo en posesión del mando de la provincia a su hermano
el coronel, que desde antes de esa fecha figuraba como
gobernador delegado. Estas son irregularidades disculpa-
bles para la época.
1839. — General Pascual Echagüe, uno de los generales
del ejército sostenedor de la independencia de la Confedera-
ción, dictador militar, desde la fecha de la victoria de Pago
Largo, alcanzada por aquel ejército, el 31 de marzo de 1839,
hasta el 8 de mayo.
Esta victoria costó a la provincia de Corrientes, por tra-
tado estipulado en Curuzú Cuatiá el 20 de abril de 1839, con
el vencedor, una contribución de 60.000 pesos fuertes, 80.000
cabezas de ganado vacuno, y 50.000 yeguas, como indemniza-
ción de los gastos de la guerra. Este tratado fué modificado en
Villa Nueva a 9 de febrero de 1843.
El general triunfante se hizo dueño de todas las propie-
dades correntinas: dividió su territorio. Celebró tratados con
el cuerpo representativo; exigió de pronto caudales que no
existían, ni podían existir en las cajas del Estaao, porque el
comercio, aliento vital de la sociedad, estaba paralizado y ago-
nizante ; para salir de tal conflicto, fué necesario imponer con-
tribuciones hasta en la clase menesterosa.
Los horrores cometidos en Corrientes por el vencedor, no
presentan ejemplo en la historia, la pluma se resiste al decir
que, prisioneros rendidos eran degollados por antojo, y pací-
ficos labradores quemados vivos por entretenimiento.
Corrientes recordaba el día 31 de marzo de 1839 como el
destinado para el colmo de sus desgracias.
La historia de los escándalos y de los crímenes data desde
esa época funesta, como la de la desmoralización general.
I
UISTOKIA DE LOS GOBEaBNADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 435
Al fin, el pueblo correntino rompió las cadenas que lo li-
gaban por medio de un movimiento que efectuó el 6 de octu-
bre, en que, de un sólo golpe y en todos los puntos de la pro-
vincia, fueron derrocadas las débiles autoridades puestas en
vigilancia sobre él.
En esas mismas circunstancias, una columna de argen-
tinos al mando del general Lavalle, que, rompiendo las aguas
del Uruguay había desembarcado en Nancay, Puerto de 'Lau-
da y Gualeguaychú, vence y triunfa de los agentes del Dic-
tador. El gobernador delegado de Entre Ríos, coronel Zapa-
ta, es completamente derrotado, el 22 de septiembre, en el Ye-
rna, por el general Lavalle.
Este, después del triunfo del Yeruá, marcha a la frontera
de Corrientes y ofrece sus servicios al gobierno, surgido de la
revolución del 6 de octubre, para restablecer a la provincia en
el goce de sus derechos y vengar los agravios del Pago Largo.
1839. — D. Manuel Antonio Ferré, correntino, desde el
8 de mayo que sucedió a Echagüe, hasta el 16 del mismo mes
que delegó el mando gubernativo en Cabral.
1839. — D. Pedro Dionisio Cahral, correntino, delegado
de Ferré, desde el 16 hasta el 22 de mayo, en que, por renun-
cia de Ferré, fué nombrado el mismo Cabral interino y el co-
ronel Romero en propiedad.
1839. — Coronel José Antonio Romero, correntino, nom-
brado en propiedad, desde el 22 de mayo, en que fué electo
pero no tomó posesión del mando gubernativo sino el 6 de ju-
lio, hasta el 23 del mismo mes que el estado de conmoción de
la campaña hizo urgentemente necesaria su salida, dejando de
delegado a don J. M. Vedoya.
Su ministro secretario fué don Justo Díaz de Vivar.
1839. — Z>. Jumi Manuel Vedoya, delegado de Romero,
desde el 23 de julio, hasta el 6 de octubre que, habiendo sido
la Legislatura convocada extraordinariamente y destituido a
éste, a petición del pueblo, fué nombrado el general Ferré, a
quien Vedoya puso en posesión del gobierno.
1839. — General Pedro Ferré, nombrado provisorio des-
de el 6 de octubre, en que tomó posesión del mando guberna-
tivo, en consecuencia de la destitución de su predecesor el co-
ronel Romero, y electo en propiedad el 25 de noviembre de
1839, con facultades extraordinarias, para salvar la provincia,
cuando ella sola hacía frente a todo el poder de Rosas.
Ejerció el poder hasta el 14 de diciembre de 1842, en que
fué derrocado a consecuencia de la batalla del Arroyo Gran-
436 ANTOínO ZINNY
de, que tuvo lugar el 6 de dicho mes dando el triunfo a las
armas federales.
La Legislatura sancionó, el 10 de octubre (1839), una ley
por la que se anulaban todas las leyes y providencias dadas
anteriormente por condescender con el poder del vencedor del
Pago Largo, que las exigía.
El 12 de octubre (1839), el gobernador Ferré consideró
necesaria su presencia en la campaña, delegando el mando en
el coronel Ferré.
Desde la Villa de Goya, San Eoque, etc., el gobernador
propietario dictaba disposiciones con prescindencia del dele-
gado; entre otras un decreto (31 de octubre) ordenando al
ejército de la provincia el uso de la divisa bicolor con que se
presentara en Corrientes la Legión Argentina Libertadora y
derogando por consiguiente el de 22 de febrero de 1837, que
obligaba el uso de la divisa punzó con la inscripción Fede-
ración o Muerte.
Otro, dividiendo el despacho de gobierno en dos mesas,
una para el ramo de hacienda y relaciones exteriores, y otra
para el de guerra y gobierno, y nombrando para desempeñar
ambos ramos a don Manuel Leiva.
El 1.° de enero de 1840, el gobernador Ferré, desde Vi-
lla de San Roque, declaró la guerra al dictador Rosas y sólo
a éste, pero de ningún modo a los demás pueblos y ciudadanos
de la república, organizando un ejército que fué confiado al
general Lavalle, y del que sólo regresaron algunos restos un
año después, a través del Chaco, al mando del coronel Salas.
Vamos a dar una relación de los sucesos que tuvieron lu-
gar durante la administración Ferré hasta diciembre de 1840,
habiendo sido sus ministros el antes citado Leyva o Leiva y
don José Manuel Isasa.
En el corto período de 4 meses, después del pronuncia-
miento del 6 de octubre de 1839, se organizó un ejército fuer-
te en su número que garantía los derechos de la provincia y
daba todas las probabilidades de triunfar de los enemigos, como
lo aseguró su general en jefe, Lavalle, con motivo de la inva-
sión del gobernador de Santa Fe, don Juan Pablo López, que
huyó aterrado de su actitud guerrera.
A pesar de una seca extraordinaria que en lo más fuer-
te de los calores dificultaba aglomerar los elementos de mo-
vilidad para la tropa; de lo completamente destruidas que es-
taban las caballadas reunidas en el ejército, por las marchas
y contramarchas, que se habían hecho durante la invasión del
expresado gobernador López; a pesar de todo eso, nada faltó
-HISTOBIA DE LOS GOBKRNADOBES DE lAS PBOVINCIAS ABGENTINAS 437
para equipar 4.000 soldados que era el total del ejército li-
bertador, abriendo su campaña sobre Entre Ríos el 27 de fe-
brero de 1840, y llevando todos los elementos necesarios para
terminarla con suceso. Responden de esta verdad sus triunfos
hasta los suburbios de la capital de Entre Ríos.
Cuando el ejército libertador estaba para marchar al te-
rritorio enemigo (1), el general Lavalle meditó y comunicó al
gobernador Ferré, con grandes recomendaciones, una empresa
que debía mandar y dirigir por el Chaco sobre Santa Fe, el
coronel Mariano Vera, interesándose en que se le auxiliase
con una fuerza de indios, que debería incorporarse a la del
ejército que el gobierno de Corrientes pondría a las órdenes
del citado coronel Vera. El gobernador Ferré proporcionó al
jefe empresario los elementos que pudo, autorizándolo para
verificarla y para que buscase hombres, que voluntariamente
quisieran seguirlo, habiéndose negado, desde el principio a
librar órdenes para engrosar la expedición con los hijos de
la provincia. Organizada así la fuerza, pasó el Paraná y con-
tinuó sus operaciones que dieron un lamentable resultado —
el completo descalabro de la empresa y la desgraciada muer-
te de su jefe. ii^si^i
Como toda la fuerza que estaba a las órdenes del gene-
ral Lavalle debía marchar al territorio enemigo. Ferré organizó
una división al mando del general Vicente Ramírez, compuesta
de 600 hombres, para que guarneciese la frontera de Corrien-
tes por la parte del Guayquiraró, que estaba desamparado.
Esta fuerza fué puesta también a las órdenes del general Lava-
lle, quien no la consideró necesaria, pero se conservó llenando
su primer objeto con el nombre de cuerpo de reserva.
Sin embargo, los recursos de la provincia, por más garan-
tías que ofrecieran los esfuerzos de sus compatriotas, no eran
suficientes para tan ardua y difícil empresa, aún con los legio-
narios de Martín García, que generosamente prometieron el
sacrificio de su sangre. Así, para asegurar el término de una
lucha, de que dependía la suerte de la república, el gobernador
Ferré buscó cooperación y auxilios fuera de la provincia. En-
contró lo uno y lo otro en los agentes de la Francia, quienes
levantaron inmediatamente el bloqueo de los puertos de la
(1) Al marchar de Corrientes el primer ejército libertador, el pene-
ral Lavalle dio la siguiente "Orden general : El general en jefe del ejér-
cito libertador, a nombre del gobierno legal de la provincia de Buenos
Aires, que suceda al del tirano Rosas, acuerda a todos los individuos que
asistieron a la victoria del Yerúa (22 de septiembre de 1839), como una
recompensa nacional el distintivo de un lazo de los colores nacionales,
que deben llevar en el antebrazo izquierdo. — Lavalle."
438 AXTOXIO ZI>*XY
provincia, dieron protección al comercio y auxiliaron genero-
samente al ejército libertador.
El gobierno oriental ofreció sus recursos y sus soldados,
para secundar la guerra que Corrientes había declarado al Dic-
tador de Buenos Aires y sus sostenedores, con fecha 1." de
enero de 1840.
Con los auxilios de la Francia y la protección de su escua-
dra, que surcaba el Paraná, el ejército libertador marchó sobre
Entre Ríos, sin haber aún recibido los que había de franquear
el Estado Oriental del Uruguay.
Con anticipación, el gobernador Ferré había buscado la
amistad de los republicanos ríograndenses, quienes hicieron el
ofrecimiento de algunos elementos de guerra, cuyo recibo se
frustró por un acto impolítico del general Lavalle, que Ferré
tuvo que prudenciar, a fin de que no tuviese los resultados fu-
nestos que pudo haber ocasionado en aquellas circunstancias.
Luego que se vio desembarazado. Ferré dirigió sus comu-
nicaciones a los gobiernos áel interior de la República, por la
vía del Chaco, excitándolos a seguir la marcha y la políti-
ca que Corrientes sostenía; instruyéndose de ella y de su po-
sición militar.
El Presidente del Estado Oriental, general Rivera, man-
dó un enriado suficientemente autorizado, para acordar el
modo cómo debía hacerse la guerra, prometiendo secundar la
empresa marchando en persona a la cabeza de su ejército, so-
correr y completar el equipo del ejército libertador y hacer
todos los gastos que demandase la guerra.
Por esa negociación, dos o tres mil soldados que acaba-
ban de triunfar en Cagancha, sobre Echagüe, y grandes re-
cursos que necesariamente debían negociarse del extranjero,
porque eran indispensables y se carecía de ellos, iban a au-
mentar el poder del ejército libertador. Y no obstante, el ge-
neral Lavalle, influenciado por algunos genios imprevisores,
inquietos y aspirantes, que nunca faltaron durante aquella
desgraciada época de luto y de sangre, desaprobó la negocia-
ción clasificándola de contraria al honor nacional. El general
Lavalle confiaba demasiado en su patriotismo, y no medía la
magnitud de la empresa de derrocar la tiranía, error que costó
el afianzamiento de ésta por otros once años más, con su largo
séquito de víctimas y de desgracias.
Más que honor nacional, fué una cuestión de competen-
cia entre los generales Lavalle y Rivera, a que se agregó la
llegada del general Paz al ejército, llamado por el gobernador
HISTORIA DE LOS GOBERXADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 439
Ferré, desde la Colonia, donde se hallaba, después de su eva-
sión del poder de Eosas.
La conducta del general Lavalle, en esta emergencia, liizo
cambiar enteramente la política del gobierno oriental, cuya
cooperación habría dado a la cruzada libertadora un resultado
bien distinto del que desgraciadamente se experimentara.
Esperando el pue])lo correntino recibir el premio de tan-
tos sacrificios, vidas y sangre, en la noche del 3 de agosto de
1840, se presentó al gobernador Ferré en la capital dé Co-
rrientes, el general Vicente Ramírez, enviado por el general
Lavalle. Conducía comunicaciones de éste, en que, dando par-
te de la acción del 16 de julio en las puntas del Sauce Grande
y ponderando la heroicidad que en ésta, como en las anteriores
del paso de la Laguna y la de Don Cristóbal, habían desple-
gado los soldados de la provincia, pedía nuevos auxilios, que
el general Ramírez debía conducir por el Mocoretá ; m.as éste
■^^ Tü'smo tiempo informó al g3bernadr>r "R^erré qu" el «r^'^eral
Lavalle, bajo un plan premeditado había hecho sacrificar las
víctimas que perecieron en el Sauce, y que luego, suponién-
dose derrotado, dejó al enemigo dueño del campo y de toda la
pro^áncia de Entre Ríos, que, con poca excepción, reposaba
bajo la garantía del ejército, después de haberse adherido a
los libertadores, y se había lanzado con el mismo ejército a
este lado del Paraná.
En vista de esto, el gobernador Ferré expidió una pro-
clama el 4 de agosto (1840), declarando al general Lavalle
desertor de la provincia.
En ese mismo día (4 de agosto) el gobernador Ferré prin-
cipió a tomar medidas de defensa y de seguridad, pues era
de esperarse que EchagüS, dueño de la provincia que mandaba,
invadiese a Corrientes, foco del poder de los libertadores.
Con el fin de dar impulso a las órdenes libradas para la
reunión de las milicias y reanimar a los habitantes de la cam-
paña. Ferré marchó en persona el 6 del mismo agosto y dis-
puso que el general Paz, que acababa de llegar a la provincia
con algunos jefes y oficiales del ejército libertador, tomase la
dirección que llevaba el mismo Ferré. El 9 se incorporó éste a
Paz, quien puso en sus manos una comunicación del general
Lavalle, en que, deplorando la situación del ejército, abasaba
a Ferré su pasaje a este lado del Paraná, porque su posición,
su conciencia, su honor y las luces de sus compatriotas, que
lo rodeaban, así se lo habían aconsejado para salvar el ejército
y la revolución; asegurando que Echagüe se hallaba en la
absoluta imposibilidad de invadir a Corrientes en mucho tiempo.
440 ANTONIO ZINNY
Dos días antes (7 de agosto) de incorporarse Ferré a
Paz, había recibido aviso de la invasión de Bailón Cabral por
el Guayquiraró y en seguida la del indio Tacuabé por q1
Mocoretá.
El 10 (agosto) hizo el nombramiento del general Paz ele-
vado después a brigadier de la pro^dncia, encargándole del
mando del ejército que iba a formarse, siendo éste el plantel del
ejército y su primer soldado, pues aún no habían concurrido
los contingentes de los departamentos.
Cabral no pasó del Sauce, y Tacuabé (muerto después en
Caaguazú) que, más atrevido, avanzó hasta la Cruz, fué com-
pletamente deshecho y arrojado en dispersión fuera del terri-
torio, con gran pérdida de los que lo habían acompañado.
Habiendo recibido comunicaciones del gobierno de Tucu-
mán instruyendo de la sanción de 7 de abril (1840), en que se
separaba de la política del gobernador de Buenos Aires, reti-
rándole la autorización para entretener las relaciones exterio-
res y uniformando su pronunciamiento al de Corrientes, el go-
bernador Ferré mandó una persona de confianza por la vía
del Chaco hasta Salta, con correspondencia para su gobierno,
cuyo pronunciamiento por la misma causa de la libertad era
ya conocido, para el de Tacumán y demás provincias de la
Eepública.
En el mismo año 1840, el congreso general de la provincia
sancionó (16 de diciembre) una ley constitucional disponien-
do que la provincia de Corrientes no podría ser el patrimonio
de ninguna persona o familia ; ni gobernada por ninguna per-
sona o corporación con "facultades extraordinarias y suma
del poder público".
Otra (17 de diciembre) asignando al general en jefe, don
Juan Lavalle, jefes y oficiales del ejército libertador 100 le-
guas cuadradas del territorio en la parte austral del río Ber-
mejo, en 10 leguas de frente y 10 le fondo, desde dos leguas
de sn confluencia con el río Paraguay.
Ese territorio había de ser distriibuído por el general en
jefe del expresado ejército a los jefes y oficiales que se hubie-
sen distinguido por sus servicios en la lucha contra el tirano
de la República; reservándose el general Lavalle para su pro-
piedad 10 leguas a su elección.
Igual área de terreno sobre el mismo frente y fondo, a me-
dir, desde el límite de la donación, fué asignada al gobernador
Ferré, general Lavalle, jefes y oficiales que hubiesen merecido
distinción por su valor y servicio en aque^lla guerra; asignán-
dose en propiedad, al gobernador Ferré, 10 leguas cuadradas
I
HISTORIA DE LOg GOBERNADOÉES DB LAS PROVIIÍCJXAS ABQENTINAS 44 1
de dicho territorio, a su elección ; igual área al general en jefe
del ejército de reserva brigadier don José María Paz.
Y otra (17 de diciembre) sobre que las causas civiles y cri-
minales habían de ser juzgadas por el poder judiciario, etc.
En 1841, el gobernador Ferré ratificó (23 de agosto) el
tratado de amistad, comercio y navegación, celebrado con el
gobierno de la República del Paraguay, en la capital de la
Asunción, el 31 de julio (1841), así como el tratado provisorio
sobre límites.
Cuando E chagüe invadió la provincia (en septiembre) el
congreso de Corrientes dictó una ley (1.° de octubre) sujetando
al enrolamiento en los cuerpos cívicos de la misma los extran-
jeros residentes en su territorio, durante la invasión del ene-
migo, que no respetaba las fortunas ni las vidas de los pacíficos
habitantes; y hasta las matronas correntinas dirigieron una
exhortación al Batallón Cívico del Orden que marchó el 15 a
engrosar las filas del ejército de reserva, aJ mando de don
Miguel Virasoro, a que vengasen la sangre de sus hermanos de-
rramada en Pago Largo (31 de marzo de 1839), después de ren-
didas por los generales E chagüe, Urquiza y Servando Gómez.
Con el objeto de derrocar al dictador Rosas, se ajustó en la
Villa de Saladas a ^ de noviembre entre el gobernador de San-
ta Fe, general Juan Pablo López, representado por el co-
ronel José Ramón Ruiz Moreno, su enviado extraordinario, y
el doctor Santiago Derqui, comisionado especial del de la pro-
vincia de Corrientes.
En 1841, el gobernador Ferré organizó un nuevo ejército
que puso bajo la dirección del general José María Paz, con el
que éste invadió la provincia de Entre Ríos, después de haber
alcanzado una insigne victoria en Caaguazú el 28 de noviem-
bre, sobre el del general Echagüe, que fué completamente de-
rrotado, con pérdida de muchos hombres muertos, más de 700
prisioneros, más de 40 jefes y oficiales y el ministro de Echa-
güe, Benítez, con su archivo, etc. Ese mismo ejército, victo-
rioso entonces, puesto después a las órdenes del general Fruc-
tuoso Rivera, fué a su vez derrotado en el Arroyo Grande, el
6 de diciembre de 1842.
Apenas llegó a Corrientes la noticia de tan doloroso desas-
tre. Ferré sacó hacia las Lomas el batallón Guardia Republi-
cana, hasta que en la mañana del 14 de diciembre, consiguió
embarcarse, acompañado de don Fermín Pampin, doctor Juan
José Alsina, comandante Miguel Virasoro, Santiago Méndez
Joaquín y Nepomuceno Goitía.
Después de una larga serie de infortunios y de sucesos los
442 A:!íTO>ao zi>->-y
más desgraciados, sin que se hubiesen podido epatar por el ge-
nio más previsor, pues no estaban en las cosas sino en los
hombres, ios que, fatigados o corrompidos no cumplían con su
deber. Por otra parte, la falta de elementos por la pobreza de
las provincias, sobre todo la imposibilidad de poder crear in-
fantería hizo que el ejército libertador no hubiese podido ven-
cer a los del dictador al mando de Oribe, Pacheco, Aldao, etc.
Los individuos pertenecientes a la provincia de Corrientes, que,
después de la batalla dei Rodeo del Aledio, lograron pasar la
Cordillera de los Andes, desde Valparaíso se dirigieron, con
fecha 30 de noviembre (1841), al gobernador Ferré, ofrecien-
do prestar de nuevo sus servicios a su patria contra la tiranía,
si se les proporcionaba los medios para trasladarse a su pro-
vincia natal. Al efecto, comisionaron al coronel Baltar, para
que informase a Ferré de todo cuanto había sucedido. El nú-
mero de los indi^-iduos, a que se hace . referencia, eran 62, a
saber: coronel José Domingo Avalos, capitán Ramón Fernán-
dez; tenientes: Juan Xúñez, Daniel López y José Bernardo
Acuña ; alféreces : Carmen Barrios, Cosme Damián Encina,
Paulino Duarte, Manuel Benítez, Juan Antonio Alfonso y Ci-
rilo Núñez ; 7 sargentos, 8 cabos y 36 soldados.
1839. — Coronel Manuel Antonio Ferré, delegado del ge-
neral Ferré, su hermano, la primera vez desde el 12 de octubre
(1839), durante la permanencia del propietario en campaña,
ocupado en la organización del ejército libertador, contra la
dictadura de Rosas; la segunda en mayo de 1840, durante la
visita del propietario a los departamentos de campaña, como
lo establece la carta constitucional; la tercera, desde junio
hasta septiembre de 1841, en la ausencia del propietario de la
capital para la organización del ejército que puso al mando
del general J. M. Paz, y la cuarta desde el 26 de febrero hasta
el 31 de marzo de 1842, mientras se organizaban los ejércitos
destinados a libertar el país de la tiranía, que, lejos de propen-
der a su desaparición, la afianzaban cada vez más, no por
falta de patriotismo y valor, que sobraban, sino siempre por
falta de armonía y unidad de acción, y por la anarquía y espí-
ritu de emulación que existía en los mismos jefes entre sí.
1842. — D. Pedro Dionisio Cabral, electa el 14 de diciem-
bre, en consecuencia del triunfo del Arroyo Grande para las
armas federales, y rivaiidada su autoridad por la Legislatura
el 15 de marzo, hasta el 11 de abril de 1843, que huyó abando-
nando su puesto, por temor de un amago de reacción, como en
efecto tuvo lugar dos días después (13 de abril), encabezado
KISTOEIA r,E LOS GOBEBA" ADOBES DE LAS PROVINCIAS ARGEílTINAS /^ ¿
por el coronel José Antonio Virasoro (asesinado en 1859, es-
tando de gobernador de San Juan).
Una de las primeras disposiciones del gobernador Cabral
fué expedir un decreto declarando reos de alta traición a la
patria y, como tales, fuera de la ley al general Ferré, etc.
El tratado estipulado, el 20 de abril de 1839, en consecuen-
cia del sangriento triunfo de Pago Largo, por las armas pseu-
do-federales (31 de marzo del citado año), fué (9 de febrero
de 1843) modificando así: el gobierno de Corrientes había de
entregar al de Entre Ríos 300.000 cabezas de ganado vacuno
de marca y 20.000 yeguarizos, renunciando este último a los
30.000 pesos plata, 80.000 reses vacunas y 50.000 yeguarizos
que por dicho tratado se comprometió entregar. Se convino
igualmente que los límites de ambas provincias serían hasta un
nuevo arreglo, los ríos Guayquiraró y Mocoretá, tirando una
línea desde las puntas del 1.° hasta las del 2.", y que el territo-
rio de Misiones había de tener en el Congreso de Corrientes
dos diputados y seguir a cargo del gobierno de la provincia,
hasta que, reunida la Representación nacional de la Confede-
ración, se discutieran los derechos que los misioneros tuvie-
sen, o antes si su población fuese suficiente para su existencia,
como provincia.
He aquí cómo el obispo diocesano doctor don Mariano Me-
drano felicitó al gobernador Cabral, al tener noticia de su
elevación :
¡VIVA LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA!
El Obispo Diocesano
Buenos Aires, febrero 14 de 1843. Año 34 de la Libertad, 28 de la Inde-
pendencia y 14 de la Confederación Argentina.
Al Excmo. Señor Gobernador y Capitán General de la Provin-
cia de Corrientes, don Pedro Dionisio Cabral.
"Bxemo. señor,
"Cuando en el retiro de nuestra habitación lamentábamos
el triste estado de esa provincia, a que la había reducido el
refractario y desnaturalizado jefe (Ferré) que había usurpado
el gobierno, tuvimos el mayor contento al saber que, por una
aclamación general había sido V. E. elegido para ocupar legí-
timamente la primera magistratura; y esto de un modo ines-
perado por el tiempo y por las circunstancias : todo manifiesta
444 ANTOIÍIO ZINNY
haber sido esta obra privativa del cielo; y es por esto que nos
apresuramos a felicitar a V. E. por tan feliz acontecimiento;
pues que con este próspero acaso, la justa causa de la Confede-
ración Argentina rabrá concluido con mayor brevedad lo que
tanto ha deseado, volviendo sus hijos a ocupar sus hogares y
bendecir a Dios de haberlos librado de derramar su sangre a
que estaban dispuestos para poner a su patria en la libertad
que con tan justos derechos reclama.
"Nosotros no dejaremos de importunar al cielo con nues-
tros votos a favor de V. E. lo mismo que de toda esa provin-
cia a quien siempre hemos mirado con particular predilección.
"Dios guarde a V. E. muchos años.
Mariano, Obispo."
Por la lectura del documento que antecede, se verá que el
Prelado de Buenos Aires, separándose de la dedicación religio-
sa y de la abnegación del mundo, tan propios de su carácter y
de su misión, sacrificaba sus más sagradas obligaciones.
Por ley de 17 de marzo de 1843, don Pedro D. Cabral fué
investido con las facultades extraordinarias, para que pudiese
arrancar de raíz todo germen de la influencia del partido li-
beral y estrechar los vínculos de fraternidad con todas las pro-
vincias de la Confederación. Y el 20 el gobernador Cabral, de
acuerdo con la referida ley, expidió un decreto declarando al
general Ferré, a su partido y a todos los que fugaron de la
provincia, traidores y como tales fuera de la ley, y mandando
confiscar sus propiedades, para compensar algún tanto la enor-
me deuda en que habían recargado al país.
Consecuente con el sistema político de la época, el goberna-
dor Cabral, todo lo federalizaha: a los escuadrones de Lomas
dio la denominación de Restauradores de la Federación, al
cuerpo de vigilantes, Columna Federal y al Batallón Guardia
Kepublicana, Guardia Cívica Federal; expidió un decreto (4
de enero de 1843) mandando usar la divisa colorada con lema
federal, que había sido abolida por Ferré en 31 de octubre
de 1839; otro (8 de enero) mandando embargar los bienes de
los individuos que salieron de la provincia, sin especial per-
miso del gobierno.
El pronunciamiento de Corrientes por la federación no es-
taba afianzado, a pesar del triunfo del Arroyo Grande, por lo
que el general Oribe despachó una columna de 3.000 hombres
a las órdenes del general Urquiza, para operar de acuerdo con
el gobernador Cabral y prestarle la protección que fuese nece-
HISTOBIA DE LOS G0BEK::íAD0EE3 DE LAS PEOVINCL^S ARGENTINAS 445
Baria. Urquiza fijó su cuartel general en Villanueva el 8 de
enero, cuya nueva fué federalmente recibida en la capital, ador-
nada de banderas federales, músicas por los calles, salvas, re-
piques, vivas a la Confederación, al Restaurador de las leyes,
a Oribe, a Urquiza, al gobernador Cabral y a todos los pseudo
federales; y anatemas de muerte a los generales Rivera y Paz
y a todos los antirosistas.
El 14 de enero (1843) salió de la capital el gobernador Ca-
bral a muy corta distancia de la campaña, con dirección al
cuartel general de Urquiza, para celebrar con éste una entre-
vista, arengar a los escuadrones Restauradores de la Federa-
ción y disolverlos; y, habiendo regresado el 20, reasumió el
mando. El mismo día nombró a don Justo Díaz de Vivar mi-
nistro de guerra y relaciones exteriores y a don Teodoro Gauna
de gobierno y hacienda.
El gobernador Cabral, al sólo amago de la reacción que
tuvo lugar el 13 de abril, fugó dos días antes, dejando la ciudad
en acefalía de gobierno. En su consecuencia, fué nombrado don
Juan Baltasar Acosta.
1843. — D. Justo Díaz de Vivar, correntino, ministro, de-
legado de Cabral, desde el 14 hasta el 20 de enero, qua auró la
e ucencia de éste en la campaña.
1843. — D. Juan Baltasar Acosta, electo gobernador pro-
viacrio, por la fuga de Cabral dejando el gobierno en acefalía,
desde el 13 de abril hasta el 1.° de agosto, que fué derrocado
por el coronel Joaquín Madariaga, quien clasificó de ilegal la
elección de Acosta.
Al fugar Cabral, el congreso de la provincia creyó que el
gobernador Acosta podría, si no contener el furor de los ene-
migos, al menos los desafueros consiguientes a un pueblo acé-
falo. Su elección, pues, de gobernador, fué oportuna en aque-
llos momentos. La elevada misión del coronel Joaquín Mada-
riaga era salvar la patria ; la del gobernador Acosta custodiarla
momentáneamente. Con la repulsa de Madariaga a la proclama
de Acosta de 13 de abril quedó terminado su gobierno.
Hé aquí la lista de los individuos que pasaron el Uru-
guay el 10 de marzo de 1843, con el objeto de convulsionar
algunos departamentos fronterizos de la provincia, como lo
verificaron :
Mayor Andrés Ricarde
Capitán Manuel A. Acosta
Soldados Silvestre Ricarde
„ " Sinforoso Caballero
" Pascual Bermúdez
446
ANTONIO ZINNY
Lista nominal de los jefes, oficiales y tropa, que el 31 de
marzo Se 1843, se lanzaron del Estado brasileño limítrofe,
a libertar su patria de los degüellos que en esta se practica-
ban, bajo la influencia del tirano de la república.
Comandante en jefe de la división, teniente coronel Joa-
quín Madariaga.
Tenientes coroneles
Mayor .
Capitán Comandante
de Guías
Capitanes
Juan Madariaga (1)
Bernardino López
Martín Tejerina
Plácido López
Juan Gregorio Acuña
Zenón Pérez
Juan José Méndez
Antonio Madariaga
Mercedes Careaga
Victoriano Alemí
Cecilio Carreras
José Valle jos
Tenientes Manuel Vallejos
,, Juan Pedro Báez
„ José León López
„ ' Justo Segovia
„ Agustín Maidana
„ Marcelino Bejarano
„ Isidro Eíos
Alféreces Juan Chamorro
„ Valentín Romero
„ Juan Montenegro (Falleció de
enfermedad) y 12 sargentos, 1 sargento trompa, 2 trompas,
9 cabos y 57 soldados.
Lista de los individuos, a quienes el mal tiempo, que
reinó en el Uruguay el 31 de marzo de 1843, impidió venir
con los que ese día pasaron a libertar su patria; pero que
10 efectuaron el 2 de abril del mismo año cuando se serenó
aquel río:
Alférez
Cabo
Soldados
Manuel Eojas
Teodoro Portillo
Sinforiano López
( i > Llegó a ser general y después de varios servicios que prestara
a la causa de la libertad contra el despotismo, fijó su residencia en Bue-
nos Aires, habiendo fallecido repentinamente en el pueblo de San Justo
en la noche del 19 al 20 de junio de 1879.
HISTORIA DE LOS GOBEEXADORES DE LAS PE0\7XCIAS AKGSXTIXAS 447
SoiMadofí Juan Frías
„ Juan Rojas
„ Jacinto Benítez.
Después de ía batalla de Vences, el pueblo situado en la
Barra de Tatay, sobre el Uruguay, (*\iyo nombre era, como lo
es lioy, Paso de los Libres, en conmemoración de los 108 pa-
triotas liberales que acompañaron a los Madariaga, fué por
un decreto de don Benjamín Virasoro, fecha 27 de enero de
1848, cambiado por el de Restauración, con prohibición de
poblarse en todo aquel distrito ninguno de los referidos 108
patriotas, y con la orden de fijarse un poste infame en el pun-
to por donde éstos pasaron, con la inscripción siguiente: En
1843 Joaquín Madariaga, caudillo de ladrones, traicionó a la
patria y la hundió en todos los horrores de la anarquía.
Por ley de 12 de septiembre (1843) el Poder Ejecutivo
había sido autorizado para la erección de un pueblo en el
Rincón de San Jorge a inmediación de la confluencia del Arro-
yo Yata}- y el Uruguay, con la denominación de Paso de los
Lihres, alusiva al que en su cercanía ejecutaron por dicho río
los lio criadores de la pro"vdncia. Posteriormente y con fines
políticos tuvo alternativamente el nombre de Restauración y
aquél, el cual se conserva hasta la fecha.
1843 — Coronel Joaquín Madariaga, titulado gobernador
libertador de Corrientes desde el 1.° de agosto.
Como general en jefe del ejército, Madariaga declaró ile-
gal la elección de Aeosta, liecha por solo 4 representantes, sin
misión alguna y decretó una nueva elección en toda la pro-
vincia para un congreso general extraordinario, con poderes
para elegir gobernador.
Reunido el referido congreso, el 31 de agosto, le nombró
gobernador provisorio, con la facultad de hacer la paz y la
guerra, mientras durara la que a la sazón existía contra el ti-
rano (Je la República Argentina.
El 21 de septiembre fué nombrado en propiedad y reci-
bido del cargo en tal carácter el 24 del mismo mes, hasta el
27 de noviembre de 1847, que fué derrotado a la cabeza de
su ejército en el Potrero o Rincón de Vences por el general
Urquiza.
Derrocado Madariaga en virtud de aquella batalla, se
reijistaló el 12 de diciembre, el congreso general de 1843,
quien eligió nuevo gobernador titulado federal:
El congreso general extraordinario, a nombre de la pro-
vincia de Corrientes que representaba, deseando mostrar su
448 ANTONIO ZlNNt
gratitud a los libertadores que supieron concebir en un país
extraño la idea de libertar su patria de los tiranos que la opri-
mían, y lanzarse denodadamente al Uruguay, a efectuar tan
sagrada misión, sancionó (19 de septiembre) una ley (pro-
mulgada el 24) disponiendo que, todos los que acompañaron
al general en jefe a pasar el Uruguay, llevarían una medalla
pendiente de una cinta azul y blanca, al lado izquierdo del
pecho con la inscripción, por el anverso — "Lilíertó la patria
30 de agosto de 1843", y por el reverso — "Provincia de Co-
rrientes"; los soldados hasta sargento inclusive, de metal or-
dinario; los oficiales subalternos, de plata; los jefes, de oro;
la del general en jefe, del mismo metal, orlada en brillantes;
ascenso a un grado efectivo más del que tuvieron en el ejér-
cito el 6 de diciembre de 1842, y además un premio en dinero
a cada uno de los libertadores.
La provincia de Corrientes fué la única, que, durante la
ominosa Dictadura, depuso la expresión de su profundo dolor
sobre los manes del general Lavalle. El gobernador Madaria-
ga, encargado de la obligación de dar cumplimiento a una ley
sancionada, el 14 de septiembre de 1843, por los Representan-
tes de la provincia, e iniciado por los jefes del ejército, de
conformidad con el sentimiento del pueblo correntino, mandó
celebrar en toda la provincia, el 10 de octubre una misa so-
lemne de honras por el descanso eterno del finado general,
con asistencia de las autoridades civiles }'■ militares, y con el
deber de llevar luto por ocho días, y rindiéndole los honores
debidos a su rango de brigadier general.
El cura de la matriz, don Juan Antonio Acevedo, pro-
nunció una oración fúnebre que conmovió al auditorio, prin-
cipalmente cuando recordó el infortunado fin del general en
el último pueblo de la República Argentina.
Los ministros del gobernador Madariaga fueron don José
Inocencio Márquez y don Gregorio Valdés.
1843. — Z>. J. Baltasar Acosta, presidente del congreso
general extraordinario, en ejercicio del Poder Ejecutivo en ca-
lidad de delegado de Madariaga, por ausencia de éste en su
cuartel general en Villanueva, desde el 27- de octubre y ha-
biendo tenido que salir el propietario de la provincia sobre
Entre Ríos, fué nombrado, el 13 de diciembre, por la Legisla-
tura gobernador provisorio. Tuvo por ministro general a don
Gregorio Valdés, así como don Juan Pujol más tarde, hasta
el 23 de febrero (1844), que, siendo necesarios sus servicios a
la inmediación del general en jefe libertador en campaña, go-
bernador Madariaga, fué nombrado secretario sustituto de
HISTORIA DE IOS GOBEEN ADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 449
guerra y relaciones exteriores, el asesor general y auditor de
guerra don Juan José Alsina.
Con motivo de la renuncia que del cargo de secretario de
guerra y relaciones exteriores presentara don Juan Pujol y
consultando la economía necesaria en las críticas circunstan-
cias por que a la sazón pasaba la provincia, el gobernador Acos-
ta expidió un decreto (31 de mayo de 1844) derogando el de
25 de octubre del año anterior, que creaba dos secretarios para
el despacho y un asesor de gobierno y auditor general de gue-
rra, y nombrando uno solo en la persona de don Gregorio
Valdés.
1844. — General Joaquín Madariaga, propietario, desde
julio hasta el 7 de junio del siguiente año, que, con motivo de
su salida a campaña delegó de nuevo en sus dos ministros Val-
dés y Márquez.
A pesar de su regreso de Villanueva, en mayo, no reasu-
mió el mando sino en julio, a causa de haberse hallado enfer-
mo, razón por la cual, antes de retirarse a la capital, con el
objeto de restablecer su salud, nombró general en jefe del
ejército libertador a su hermano don Juan.
El ejército correntino que, al mando de éste invadió la
vecina provincia, fué, el 17 de enero, batido por el general Eu-
genio Garzón, en las Puntas del Palmar, a inmediaciones del
Arroyo Grande en la Concepción. El de Madariaga se compo-
nía de unos 2.000 hombres, dividido en 14 escuadrones y el de
Garzón, de 1.300. Tanto uno como otro se disputaban el triun-
fo, pues, al siguiente día, 18, una división del ejército liberta-
dor recorrió el campo de batalla, sembrando de cadáveres, en
su mayor parte del enemigo, la victoria no fué completa para
los eorrentinos como la de Caaguazú, a causa de la noche y la
falta de infantería que lo impidiera.
Un mes después, el 18 de febrero (1845), todos los em-
pleados de la provincia fueron obligados a llevar en el sombre-
ro la divisa de guerra del ejército.
1845. — D. Gregorio Valdés y D. José I. Márquez, minis-
tros de Madariaga, delegados durante la ausencia en campaña
del propietario, desde el 7 de junio hasta el 5 de julio.
Fué durante el gobierno delegado que se confirió (4 de
jii.lio) el empleo de coronel mayor de los ejércitos de la patria
al coronel Joaquín Madariaga.
1845. — General Joaquín Madariaga, propietario, desde
el 5 de julio que reasumió el mando, hasta fines del mismo
año, que lo delegó en don Juan Baltasar Acosta, por haber
salido a campaña con el objeto de cooperar con el director de
45 o ANTONIO ZINNT
la guerra, general Paz, a la organización del gran Ejército
Aliado Pacificador, con arreglo a las estipulaciones del trata-
do de alianza ofensiva y defensiva, celebrado en la Asunción
del Paraguay, el 11 de noviembre, contra el gobernador Rosas
y sus sostenedores.
Este ejército se componía de dos cuerpos : el 1.** a las in-
mediatas órdenes del director de la guerra, era el de la pro-
vincia y demás tropas de la Unión Argentina, y el 2.** com-
puesto de una columna paraguaya, a las órdenes del general
Francisco Solano López. Don Juan Madariaga fué nombrado,
por el gobernador, su hermano, general de vanguardia.
El bloqueo que hacía al puerto de Montevideo la fuerza
naval argentina dejó de existir desde fines de julio, y fué pues-
to por los gobiernos aliados de Inglaterra y Francia, repre-
sentados por Guillermo Gore y barón Deffaudis, el 18 de sep-
tiembre, sobre los puertos de la provincia de Buenos Aires.
Esta medida facilitó la navegación de los ríos Paraná y Uru-
guay, principalmente éste, y puso en comunicación directa al
comercio extranjero con los puertos de Corrientes y Paraguay,
aunque no sin vencer algunas dificultades.
Durante el año de 1846, el gobernador Madariaga tuvo
que ausentarse de la capital, con alguna frecuencia, por lo que
ejerció el gobierno delegado don J. B. Acosta.
1846. — D. Juan Baltasar Acosta, delegado de Madariaga,
desde el 1.** hasta el 29 de agosto, habiendo ejercido el mismo
cargo en otras ocasiones durante este año.
En una de ellas, el 4 de abril, de acuerdo con Madariaga,
decretó la suspensión del general Paz en el mando del ejército
de la provincia, como director de la guerra, quedando dicho
ejército a las inmediatas órdenes del gobernador propietario.
Este era un nuevo desacierto agregado al largo catálogo
de ellos, que, desde el principio de la guerra, fué la máxima
constante de los titulares unitarios: derrotábanse por sí solos,
facilitando el triunfo al enemigo que lo aprovechaba con de-
capitación de ellos, sin ofrecerle la menor resistencia.
Verdad es que el general Paz, con más de 12.000 hombres
se retiró, huyendo precipitadamente del ejército de Urquiza,
en Laguna Limpia, el 4 de febrero de 1846, cayendo prisione-
ro, único, el general Juan Madariaga, hermano del gobernador.
Este general, al caer del caballo y poniéndose de rodillas,
decía a los soldados: ''No me maten que soy el general Ma-
dariaga", en momentos que llegaba el coronel José Antonio
Virasoro, que le ordenó que se quitase la espada y se pusiese
en pie, para llevarlo a presentar al general Urquiza. Pero no
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 45 1 /
quiso levantarse sin que. antes le prometiese Virasoro, que le
salvaría la vida. Urquiza le recibió con amabilidad y lo trató
bien. Hubo ofrecimientos nada nobles, cuya relación no son
de interés para la historia.
Este contl-aste de familia dio origen al ruidoso tratado de
Alcaraz, el cual fracasó por impriT^'^^ia de los señores Ma-
dariaga, quienes, a juzgfir por su cól-respondencia con el gene-
ral Urquiza, publicada en la Gaceta Mercantil, no juzgaban
limpio para con el general Paz.
La destitución de éste hizo cumplir un deber fraternal, a
costa de cerca de seis años más de tiranía y de una sangrienta
batalla, con pérdida de numerosas y preciosas \ddas, dinero y
un tiempo valioso; cuando es evidente que podía haberse
evitado. '■'■^'"l'i^^'iM
Al coronel José Antonio Virasoro, según queda dicho, de-
bió su existencia el general Juan Madariaga ; pues cuando éste
ca5'ó prisionero en la Laguna Limpia, aquél, olvidando los an-
tiguos rencores, le tendía el brazo para salvarle, en los momen-
tos en que los vencedores iban a lancearle.
En contraposición, A'^irasoro, a su vez hubo de ser asesi-
nado por un tal Villalba, que había sido bien pagado y man-
dado al efecto por un ingrato.
El Tratado de Alcaraz incorporaba la provincia de Co-
rrientes a las demás de la Confederación, bajo las condiciones
del pacto de 4 de enero de 1831, y las estipulaciones de aquél,
sostenidas con regularidad, eran demasiado nocivas al siste-
ma arbitrario del gobernador de Buenos Aires. El pacto de
Alcaraz no contenía cláusulas humillantes, abnegación de de-
rechos, ni compromisos odiosos contra la seguridad de los ar-
gentinos que se asilasen en Corrientes — era, en una palabra,
la expresión de la conveniencia de dos pueblos con relación al
estado político de la Eepública; — resultado de los esfuer-
zos de dos gobiernos en obsequio de la paz y la armonía. Ro-
sas no quiso prestar su asentimiento a aquel honroso Tratado,
y pasando por sobre las consideraciones debidas al general
Urquiza, gobernador de Entre Ríos, manifestó su desag'rado y
propuso nuevas bases para ajustar otro, que, a su vez, era
el que convenía acordar.
He aquí los detalles de lo ocurrido en abril de 1846.
El general Paz tuvo aviso secreto de ciertas negociaciones
que se seguían entre el general Urquiza y el gobernador Ma-
dariaga, y temeroso de que produjesen un arreglo amigable,
trató de emplear los medios de que no llegaran a dar seme-
jante resultado.
452
AXTOÍTIO ZIXXY
Al efecto, escribió a los miembros más influyentes del con-
greso provincial, j, sin ninguna dificultad consiguió atraérse-
los a su favor. El congreso resoMó, pues, deponer a Madaria-
ga y nombrar en su lugar un gobernador que fuese más sim-
pático a la causa que sostenía el general Paz; pero, antes de
promulgarse su decreto, solicitó de éste un destacamento de
tropa para sostener su autoridad. Paz inmediatamente atendió
a su pedido, pero antes de que la tropa llegara, Madariaga, sa-
bedor de lo que sucedía, le ganó la delantera. En consecuen-
cia, el 2 de abril, se apoderó éste de todos los miembros refrac-
tarios y del ministro Márquez, que estaba ligado con ellos, y
los mandó presos a un pueblo inmediato.
En seguida, la ciudad fué puesta bajo la ley marcial, y
el gobernador Madariaga salió de la ciudad con el objeto de
atacar la columna que mandaba el general Avalos, enviado por
Paz, en protección del congreso; pero la tropa, compuesta de
correntinos en su mayor parte, una fracción se pasó a Mada-
riaga y la otra se dispersó sin disparar un tiro. En la confu-
sión que subsiguió, los miembros del congreso recobraron su
libertad, fugando al Paraguay.
Después de esto, el gobernador Madariaga regresó a la
ciudad para restablecer el orden, lo cual, una vez efectuado y
nombrado a don Baltasar Acosta delegado, vohió a salir para
reorganizar las fuerzas de la provincia.
El primer acto del gobernador delegado fué expedir un
decreto destituyendo a Paz del mando del ejército y de la di-
rección de la guerra.
El general Paz se hallaba en Villanueva con paraguayos
casi exclusivamente, pues los correntinos fueron a engrosar
las filas de Madariaga. El comisionado paraguayo en Corrien-
tes manifestó su creencia de que tan luego como su gobierno
tuviera conocimiento de estas ocurrencias, mandaría retirar
sus tropas.
Diez meses llevaba de tregua Corrientes, desde el conve-
nio de Alcaraz (agosto de 1846), cuando el general Urquiza
denunció la guerra en junio de 1847. Cinco mil guerreros se
reunieron a su primer magistrado, al jefe de Ñanduy, el ven-
cedor de la Laguna Brava (6 de mayo de 1843), con 108 hom-
bres contra 4.000, al mando del general rosista Bartolomé Ra-
mírez, y la población toda se puso en movimiento como im-
pulsada por una excitación eléctrica. Todos respiraban guerra,
y al estruendo marcial de una canción guerrera, del canto de
los libres contra los sostenedores de la Dictadura, repetido de
HISTORIA DE LOS G0BEBNAD0EE8 DE LAS PBOVINCIAS ABGENTINAS 453
boca en boca, todos gritaban : ; * * A la lid, argentinos, guerra y
muerte al cobarde tirano"!...
Después de delegar el mando en don Gregorio Valdés, el
general Madariaga, el 14 de noviembre (1847), desde su cuar-
tel general en marcha por la costa de Santa Lucía, mandó se re-
conociese como primer edecán al coronel José Ignacio Serrano,
como ayudantes al teniente coronel Castor de León, al mayor
Antonio Pére2, al capitán Juan Vicente Pampín y a los al-
féreces Tomás Acuña y Saturno Pucheta.
El gobernador delegado, a su vez resuelto a la última de-
fensa, el 18 de noviembre nombró al teniente coronel Plácido
López, comandante en jefe de toda la fuerza de la capital y
departamento de Lomas : declaró todas las fuerzas en asamblea
y en vigor la ley marcial. El 25, ambos ejércitos se hallaban
ya uno al frente del otro, y el 27 tuvo lugar la batalla en el
Kincón de Vences, que fué desgraciada para Corrientes, por
cuyo desastre todos los enemigos de la pseudo-federación aban-
donaron la provincia, y la capital fué ocupada, el 28, por don
Miguel Virasoro.
1847. — D. Gregorio Valdés, ministro, delegado, durante
la ausencia del propietario Madariaga, en campaña desde agos-
to, contra el ejército del general Urquiza, que había invadido
la provincia a la cabeza de un fuerte ejército, aunque inferior
su número al correntino.
Derrotado Madariaga, su delegado emprendió la fuga el
28 de noviembre, es decir, el día después de la batalla de
Vences.
1847. — Coronel Miguel Virasoro, nombrado provisoria-
mente por la Representación permanente, el 28 de noviembre
(hasta el 14 de diciembre), en consecuencia de la fuga del de-
legado Valdés y del propietario Madariaga, que fué derrotado
el día antes (27), en el Potrero de Vences, punto bien fortifi-
cado y distante 50 leguas de la capital, con pérdida de todo su
ejército, que se componía de unos 4.000 hombres y 12 pie-
zas de artillería, bajo las órdenes del coronel Carlos Paz, que
fué tomado durante la persecución, después de la acción, así
como los coroneles Manuel Saavedra, Cesáreo Montenegro, y
Castor de León y fusilados los cuatro en el acto. Sin incluir
éstos, el número de jefes, oficiales e individuos de tropa, toma-
dos prisioneros el día de la batalla, se componía de 5 de los
primeros, 71 de los segundos y 1.240 de los últimos.
El fusilamiento de los cuatro jefes mencionados tuvo lu-
gar un mes después de la batalla de Vences, por orden escrita
del gobernador Miguel Virasoro, quien había desparramado
partidas en todas direcciones, en persecución de los derrotados.
454 ANTONIO ZINNY
Hallábase el general Urquiza en las fronteras de Entre
Eíos cuando recibió un chasque (Bautista Maidana, natural
del departamento de Mercedes (Corrientes), del coronel M.
Saavedra, pidiendo indulto para él y sus tres compañeros.
Después de la derrota de Vences, Saavedra se había refugiado
en los bosques de ^a provincia. El general Urquiza contestó sa-
tisfactoriamente por medio de don Vicente Montero, que le
acompañaba, y cuando esperaba ver llegar al coronel Saave-
dra, recibió la noticia de que el comandante José Escobar, (a)
Gali-Escohar, lo había hecho fusilar por orden escrita del go-
bernador provisorio Virasoro. Escobar tuvo que presentar en-
tonces dicha orden, para librarse del castigo a que iba a ser
sometido. Lo mismo sucedió con el coronel Carlos Paz.
Saavedra había pertenecido al primer ejército libertador
y mandó el Escuadrón Yeruá en la batalla del Quebracho y la
izquierda en Famaillá. Después de estos sucesos desgraciados,
acompañó al general Lavalle ; y a la cabeza del Escuadrón Li-
iertad, compuesto del sur y norte de Buenos Aires, se halló
en la batalla de Ingavi (23 de diciembre de 1841).
El general Urquiza, en su parte, fechado en su cuartel
general en Avalos a 23 de diciembre de 1847 y publicado en
la Gaceta Mercantil, decía : ' ' En la activa persecución que, por
diferentes cuerpos y partidas del ejército, se les hizo a los
salvajes unitarios, derrotados en la memorable jornada del Po-
trero de Vences, se les tomaron como 900 prisioneros a más de
los que expresaba mi segundo parte, entre ellos los traidores
salvajes unitarios titulados coroneles: comandante general de
artillería Carlos Paz, jefe de división Manuel Saavedra, jefes
de partidas en los Montes de Payubre, Cesáreo Montenegro y
el titulado teniente coronel Castor de León ; estos cuatro fue-
íron inmediatamente fusilados" (1).
El coronel don Pedro J. Martínez publicó una carta (2)
relativa a los hechos subsiguientes a la referida batalla.
En ella, empieza por decir que en Vences no se fusiló un
solo jefe u oficial del ejército correntino, después de la bata-
lla; que todos los prisioneros en número de más de 4.000, fue-
ron respetados, y algunos, a despecho de exigencias de jefes
que pedían se les fusilase, y al mismo coronel Martínez, por
haber evitado la víspera de la acción, hallándose de servicio
(1) Véase además el último artículo escrito por el doctor Florencio
Várela para el número 725 del Comercio del Plata, de Montevideo, del 20
de marzo de 1848.
(2) Véase La Tribuna, de Buenos Aires, núm. 5634, fecha 24 de ju-
lio de 1869.
HISTORIA DE LOS GOBEÍÍN^ADORES DE LAS PROVINCIAS ABGEXTINAS 455
eutre líneas, que se pasaran al general Urquiza su batallón y
parte del Republicano, y por ser entrerriano al servicio de
sus enemigos. Que a la par de él se salvaron los coroneles
Francisco Olmos, José Luis Avalos y Eusebio Palma, coman-
dantes Pedro Mansilla, Ignacio Benavídez, Ramón Sánchez y
Pimental, capitanes Virasoro, Antonio Soto, ayudante Maria-
no Piedrabuena, tenientes Manuel Gil, Wenceslao Martínez,
alféreces Ciríaco Torres y Agustín Maidana, etc., etc., y agrega :
"El coronel (Carlos) Paz no murió atado a un árbol, ni
lanceado, como se íisegura; murió en la persecución después de
la batalla, y bien distante del campo en que se peleó.
''El coronel Saavedra fué muerto por el mismo oficial
que conducía el indulto del general, por enemistad personal
eutre ambos: me consta que al recibir el señor general Ur-
quiza esa noticia, se irritó sobremanera, pues estimaba al
infortunado Saavedra y porque había autorizado a todos sus
jefes para indultar a los enemigos y no para quitarles la vida;
7 creo que el oficial que eso hizo se llamaba Gali, de la escolta
del gobernador entonces de Corrientes.
"El eom-andante Castor de León tampoco fué lanceado
ni atado a un árbol, como se dice; fué muerto por sus mismos
soldados cuando él se dirigía para la frontera brasileña, seis
o siete días después' de Vences
1847, — Coronel Benjamín Virasoro, correntino, nombra-
do en propiedad, el 14 de diciembre por el congreso general
de 1843, reinstalado el 12 del expresado mes, a consecuencia
del triunfo obtenido el 27 del mes anterior, en el Rincón de
Vences, por el ejército titulado federal, al mando del general
Urquiza.
Este nombramiento, hecho en la persona de Virasoro, fué
a causa de haber fallecido el que se consideraba gobernador
federal legal, don Pedro Dionisio Cabral, que había sido de-
rrocado, en abril de 1843, por el coronel José Antonio Virasoro,
hermano del titulado federal don Benjamín.
Uno de los primeros actos gubernativos de éste fué de-
clarar, en 8 de enero de 1848, reos de alta traición a la patria
y fuera de la ley a los generales Joaquín y Juan Madariaga y
a don Gregorio Valdés.
Al despedirse del gobernador Virasoro y del pueblo co-
rrentino, el general Urquiza, en prueba de su cariño hacia la
provincia, ordenó, desde su cuartel general en el Paso de Bor-
da, Río Corrientes, se entregasen al ex unitario coronel Miguel
Virasoro, 49 jefes y oficiales y 1.915 individuos de tropa, in-
456 ANTOKIO ZINNT
cluso el Batallón Unión con su banda de música, que habían
sido tomados prisioneros en la jornada de Vences; como tam-
bién 6 piezas de artillería completa con 300 tiros a bala y me-
tralla, 300 fusiles j 30.000 cartuchos, de los que fueron igual-
mente tomados en la expresada jornada, para el citado coro-
nel M. Virasoro, a nombre del dictador Eosas y del general
en jefe Urquiza, pusiese dichos prisioneros, armamento y mu-
niciones a disposición del gobernador de Corrientes; reserván-
dose Urquiza un número de jefes (Paz, Saavedra, Montene-
gro y León), oficiales y tropa, prisioneros y algunos pertre-
chos de guerra, tomados en la acción de Vences, a fin de ofre-
cerlos al gobierno general de la Confederación (Kosas), como
trofeos de aquella victoria.
Por tan importante servicio, el congreso general de la pro-
vincia acordó al general Urquiza una espada de honor con esta
inscripción en su hoja: '^ Corrientes agradecida al Héroe Ven-
cedor en Vences".
La provincia de Corrientes contaba a la sazón, en sostén
de la titulada Federación, 11 coroneles, 45 jefes, 463 oficiales
y 6.963 soldados, que el gobernador Virasoro puso a disposi-
ción del encargado de las relaciones exteriores de la República.
A los cuatro días de entrar Virasoro en ejercicio del man-
do gubernativo, la representación provincial le confirió el em-
pleo de coronel mayor de los ejércitos de la patria.
El gobernador Virasoro fué derrocado el 3 de julio de
1852, en la persona de su delegado el teniente coronel Domin-
go Latorre, con gran satisfacción y júbilo de una numerosa
parte del pueblo correntino, a causa de las arbitrariedades que
se decía haber practicado durante su gobierno federal.
El gobernador B. Virasoro tuvo por ministro al antes ci-
tado Gauna.
1848, — Teniente Coronel Domingo Latorre, correntino,
nombrado delegado el 24 de marzo, durante la ausencia del
propietario Virasoro en la campaña, con el objeto de organi-
zar las milicias, hasta que éste regresó el 1.° de mayo, reasu-
miendo el mando gubernativo el mismo día.
1848. — General Benjamín Virasoro, propietario, desde el
'i.° de mayo, en que reasumió el mando gubernativo, después
de organizar las milicias 'de la campaña, hasta el 5 de sep-
tifrabre que salió de nuevo, por temor de invasión por el lado
del Uruguay.
Durante su ausencia, en esta ocasión, quedó de delegado
su hermano don Miguel; la segunda vez, desde el 27 de agos-
to de 1859, que el propietario salió a visitar los departamentos
niSTOEIA DÉ LOS GÓBEENADOBES DE LAS PEOVINCIAS ARGENTINAS 45'/
de campaña, y por tercera vez, en 1850, que volvió a salir
con el mismo objeto, quedando siempre de delegado su referi-
do hermano.
El 3 de marzo de 1851 se ausentó de nuevo, con el objeto
de marchar, como mayor general, en la cruzada libertadora
contra Oribe y llosas, la cual terminó con la caída del prime-
ro el 8 de octubre del mismo año, y con la del segundo en Ca-
seros, el 3 de febrero de 1852.
El 9 de julio de 1848, el gobernador B. Virasoro dio cum-
plimiento al decreto de la Legislatura de 20 de diciembre de
1847, colocando en la Sala de Sesiones, con toda solemnidad,
el retrato del gobernador de Buenos Aires, don J. M. Rosas,
encargado de las relaciones exteriores, paz y guerra de la Con-
federación.
En el mismo año, envió la espada de honor decretada por
la Legislatura, para ser presentada en nombre de la provin-
cia, como un testimonio de aprecio y gratitud, al gobernador
de Entre Ríos, general en jefe del ejército de operaciones de
la Confederación Argentina, con ocasión de la jornada de
Vences, que dio por resultado la anonadación del poder de los
antirosistas de la provincia y su reincorporación al seno de
la Confederación.
El gobierno del Paraguay, cuya conducta no era nada pa-
cífica con el de la provincia de Corrientes, obligó, con fuerza
armada en 1846 y 1849, a desalojar la isla argentina de Apipé,
a un considerable número de vecinos pacíficos, que allí se ocu-
paban en el corte de maderas; incendiando las ya beneficiadas
y causando un quebranto considerable a los infelices que se
ocupaban en aquellas labores, sin que por parte del gobierno
de Corrientes hubiese precedido un motivo que pudiera provo-
car tales actos.
Posteriormente, los paraguayos se apoderaron de Santo
Tomé, hasta que una fuerte columna de las tres armas, al man-
do del general Garzón, enviado por el general Urquiza, cuyo
auxilio fué solicitado por el gobernador Virasoro, los hizo re-
tirar a la Tranquera de San Miguel.
Las mejoras materiales llevadas a cabo por la adminis-
tración Virasoro, son:
Construcción de una iglesia enteramente nueva, en el pue-
blo de la Esquina.
La de otra en el de Curuzú-Cuatiá, formada de un edifi-
cio particular, comprado por el Estado para el efecto.
Refacción de las de Bella Vista, San Roque, Saladas, Caá-
438 ANTONIO ^INXY
eaty, Yaguareté-corá, Mercedes, San Antonio y Capilla del
Señor.
Construcción de un cuartel nuevo en San Miguel y repa-
ración de análogos edificios en otros pueblos de la campaña.
Construcción de una casa en la Villa de Goya, sobre la
ribera, para la capitanía del puerto.
La capital también experimentó algunas mejoras en ma-
teria de edificios públicos, entre ellos la columna de la Cruz,
que fué refaccionada a la moderna, cercada con un enrejado
de hierro, delineándose en su local una plaza, habiéndose abier-
to, desde el puerto que le corresponde, una calle ancha que
sigue a la parte del este, destinada para el recreo público.
Al gobernador Virasoro la provincia de Corrientes es
deudora del beneficio de un establecimiento de instrucción pú-
blica que, con la denominación de Colegio Argentino, llenó su
misión de un modo satisfactorio, prestando servicio a la juven-
tud correntina, hasta la fundación del actual Colegio nacional.
La dirección del espresado Colegio Argentino estuvo a nues-
tro cargo durante dos años, hasta la malhadada invasión pa-
raguaya, el 13 de abril de 1865, habiendo continuado dos me-
ses y 3dio después, en lucha con la Junta Gubernativa, que
no S-: í 'evió a mandarlo cerrar, pero si a colocarnos en el caso
de prc::3ntar nuestra renuncia y abandonar la ciudad, para
salvar i. estra vida, que estaba en peligro, según consta por
documeL que obra en nuestro poder.
1848. — Coronel Miguel Virasoro, nombrado delegado el
5 de septiembre, por haber tenido que salir el propietario a
campaña, temiendo que la provincia fuese invadida por el lado
del Uruguay.
El mismo Virasoro quedó de delegado segunda vez, du-
rante la ausencia del propietario en visitar los departamentos
de la campaña, desde el 27 de agosto de 1849, y por la misma
causa la tercera vez en 1850.
Durante el gobierno delegado de don Miguel Virasoro,
en 1849, se mandaron quemar todos los documentos emanados
de los gobiernos titulados unitarios, cuyo acto viene a obscu-
recer la verdadera historia documentada de aquella época.
1851. — Teniente Coronel Domingo Latorre, provisorio
desde el 3 de marzo de 1851, durante la ausencia del propieta-
rio B. Virasoro, como mayor general en la cruzada libertadora
contra Oribe y Rosas, que terminó con el derrocamiento de
ambos dictadores, en 8 de octubre del mismo año, en la Banda
Oriental, el primero, y en 3 de febrero de 1852, en Caseros,
«01 la provincia de Buenos Aires, el segundo.
inSTOBIA DE LOS GOBEBNADOEES DE LAS PE0VINCIA8 ARGENTINAS 459
Latorre continuó en, el gobierno hasta el 3 de julio de
1852, cuando, nombrado en propiedad por haber sido depues-
to el propietario B. Virasoro, ausente en la campaña liberta-
dora contra la tiranía, dimitió el cargo, hasta segunda vez,
admitiéndosele la renuncia el 5 de julio, en cuya fecha fué
nombrado en su lugar don Luis Molina en propiedad, e in-
terino don M. A. Ferré, hasta que ocurriera el propietario a
tomar posesión del cargo.
1852. — D. Manuel A^itonio Ferré, nombrado provisoria-
mente el 5 de julio, hasta que don Luis Molina que había si-
do nombrado en propiedad tomase posesión del mando guber-
nativo. !
Ferré ejerció el Poder Ejecutivo hasta el 11 de julio, es
decir, 6 días; sin embargo, habiendo renunciado don Luis Mo-
lina, continuó aquél en la misma calidad de provisorio, hasta
el 25 de agosto que le sucedió el doctor Pujol.
1852. — D. Luis Molina, nombrado en propiedad el 5 de
julio, pero hallándose ausente de Corrientes, envió su dimi-
sión del cargo, fundada en poderosas razones, y aceptada és-
ta el 10, continuó en el mando el referido Ferré, en calidad
de proAdsorio, desde el día siguiente, 11, hasta que le sucedió
el doctor Pujol, el 25 de agosto.
GOBERNADORES CONSTITUCIONALES
GOBERNADORES CONSTITUCIONALES
1852. — Dr. Juan Pujol, correntino, electo en propiedad
el 25 de agosto de 1852, desde cuyo día entró en posesión
del cargo, hasta el 26 de diciembre de 1856, que fué nombra-
do Primer gobernador constitucional por tres años; termina-
do su período el 26 de diciembre de 1859, sucediéndole el ca-
nónigo Rolón.
Gobernó, pues, seis años y cuatro meses, habiendo tenido
por ministros a don Gregorio Valdés, don "Wenceslao Díaz
Colodrero y don Tiburcio B. Fonseca.
Bajo su administración, venciendo numerosas dificulta-
des, nacidas de la militarización de la provincia por los dos
bandos que estaban en continua lucha, se dio forma regular
a la organización interna; se generalizó la enseñanza prima-
ria; se fomentó la colonización; se formó el catastro de la
provincia; se liquidó la deuda pública existente desde 1839;
se manumitieron todos los esclavos residentes en la provincia ;
se organizaron los correos; se creó la municipalidad, la con-
tribución directa, etc., etc.
El gobernador Pujol, al tener noticia de la invasión, a
que más adelante se hace referencia, dispuso el acantonamien-
to, en la frontera de Mocoretá, de una columna suficiente a
someter, a la autoridad pública, al general Juan Madariaga,
jefe de la proyectada expedición, ya fuese que se presentase
en el territorio de la provincia o que intentara hacer con
fuerza correntina una guerra a la de Entre Ríos, con quien
Corrientes estaba en paz.
He aquí una breve relación de la citada invasión.
Una columna compuesta de correntines y entrerrianos, en
dos secciones, una al mando inmediato de Madariaga, y otra
a la del coronel Manuel Hornos, zarpó de Buenos Aires el 10
de noviembre de 1852. La primera atacó el día 21, la ciudad
del Uruguay, donde fué batida, huyendo su jefe cobardemen-
464 AN-TOXIO ZIXXT
te, presenciando el combate, desde el vapor, sin participar de
sus peligros y dejando ahogar a más de 50 de sus compatrio-
tas que intentaban, a nado, asilarse en los buques de su trans-
porte. ]\ruehos lograron tomar la costa oriental e islas inme-
diatas. De éstos, 106 lograron pasar a Paysandú ; otros a Mer-
cedes y Fray Bento. El gobernador Pujol inmediatamente
despachó oficiales munidos de los medios de vestirlos y con-
ducirlos a su pro^dncia.
La segunda, habiendo desembarcado en Gualeguaychú, y
en la imposibilidad de reunirse a la primera, cuyos restos iban
en fuga para Buenos Aires, continuó sus marchas hasta la
frontera de Corrientes, donde se sometió a la autoridad res-
pectiva. Disuelta esta columna, los correntinos que habían si-
do llevados con engaño, fueron mandados al seno de sus fami-
lias.
Los entrerrianos, con exceDción de 17 hombres, regresa-
ron voluntariamente a Entre Ríos, bajo la generosa garantía
de su gobierno, y el coronel Hornos salió del territorio de la
pro^dncia al del Estado Oriental. Con esto, el orden quedó
restablecido en la provincia, pero deiando el amarsro recuer-
do de la sangre correntina hecha verter por un jefe, cuya rec-
titud y amor a la justicia y al orden le dirisrieron en conso-
nancia con estos antecedentes, a proponer la sentencia de
muerte contra un areneral que prestar^í verdaderos sf^T-^ncios
a la causa del orden y la reorsranización nacional. Felizmen-
te esa sentencia no se llevó a ejecución, merced al decidido es-
fuerzo de un benemérito ciudadano que operó su evasión.
La jura de la constitución de la -nro-vincia tuvo lu?ar el
14 de diciembre de 1856. con toda solemnidad presidiendo el
acto el gobernador Pujol, quien fué nombrado, como ya se di-
jo más arriba, priíeer gobernador constitucional por 3 años.
El gobei-nador Pujol tuvo que delegar el mando siete ve-
ces, durante su gobierno : la 1.^ desde el 14 de octubre de 1852
hasta el 10 de enero de 1853. que se ausentó de la capital, con
el objeto de \ñsitar algunos pueblos de la campaña para co-
nocer sus necesidades y proveer a ellas. La 2.^, desde el 1." de
marzo de 1853. hasta el 16 de abril del mismo año, por haber
salido a restablecer el orden que había sido perturbado en el
departamento de Pay-ÜDre. La 3.^, desde el 31 de mayo ha.sta
el 17 de septiembre, con motivo de la rebelión del coronel Jo-
sé Berón. La 4.% desde el 10 de junio de 1854 hasta el 18 de
enero de 1855, con el objeto de practicar su visita a los de-
partamentos de la campaña, como lo dispone la constitución.
La 5.*, desde el 6 de marzo hasta el 10 de abril del último
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 465
año nombrado, con motivo de la rebelión del general Nicanor
Oáceres. La 6.% desde el 22 de diciembre de lbo5 hasta el 31
ue enero ae Itíob, con el objeto de visitar algunos pueblos de
la campana. La 1.^ y última vez, üesüe el '¿O tie noviembre
de Itioi basta el 9 de diciembre del mismo año, por tener que
salir a su visita constitucional, desde el 16 de octubre basta
el 17 de diciembre de 1858.
1852. — !>. Juan Baltasar Acosta, delegado de Pujol, que
salió a visitar algunos pueblos de la campana, cuyas exigen-
cias deseaba proveer, desde el 14 de octubre de 1852 hasta
el 10 de enero de 1853,
' El honorable ciudadano Acosta desempeñó en varias oca-
siones el gobierno delegado de la provincia, a satisfacción de
los propietarios, cuya confianza les mereciera, granjeándose
al mismo tiempo ei aprecio de sus conciudadanos.
Ocupó diversos puestos, y llamado a desempeñar el car-
go de senador al Congreso Nacional, tuvo que hacer renuncia
de él, a causa de una grave enfermedad de que sucumbió en
mayo de 1856.
1853. — D. Gregorio Valdés, correntino, secretario gene-
ral, delegado de Pujol, desde el 1.° de marzo hasta el 16 de
abril, que duró la ausencia del propietario en su salida a cam-
paña, con el objeto de restablecer el orden que había sido al-
terado en el departamento de Pay-Ubre (hoy Mercedes).
Y por segunda vez, desde el 31 de mayo hasta el 17 de
septiembre, en consecuencia de la rebelión del coronel José
Berón, que hizo necesaria la j)resencia del gobernador pro-
pietario en el teatro de los sucesos.
1854. — D. Manuel Antonio Ferré, delegado de Pujol
desde el 10 de junio de este año (1854), hasta el 18 de enero
de 1855, que duró la ausencia del propietario en su visita
constitucional a los departamentos de campaña.
Y por segunda vez, desde el 6 de marzo hasta el 10 de
abril de 1855, con motivo de la salida del propietario Pujol
nuevamente a campaña, a consecuencia de la rebelión del ge-
neral Nicanor Cáceres, quien, derrotado y perseguido, se re-
fugió en la provincia vecina de Entre Ríos, sometiéndose a
las autoridades nacionales de la Confederación, que allí resi-
dían a la sazón.
El gobernador Pujol, desde Goya y la Esquina, durante
la delegación de Ferré, dictaba disposiciones gubernativas a
la par del que ejercía el Poder Ejecutivo en la capital.
1855. — D. Pedro Díaz Colodrero, correntino, delegado
de Pujol, durante la ausencia de éste a la campaña, con el
466 ANTONIO ZINXY
objeto de visitar algunos pueblos, desde el 2 de diciembre de
1855 hasta el 31 de enero de 1856, en que reasumió el mando.
1857. — Canónigo Doctor José María Bolón, correntino,
presidente de la Legislatura, delegado de Pujol, desde el 20
de noviembre, basta el 9 de diciembre, con motivo de la visita
de éste a algunos departamentos de la campaña, como lo dis-
jione la constitución.
Y por segunda vez, con motivo de la nueva salida del
propietario a otros departamentos que no habían sido visita-
dos, la cual duró, desde el 16 de octubre hasta el 17 de diciem-
bre de 1858, en que reasumió el mando, continuando en él
hasta terminar su período legal.
Electo 2° gobernador constitucional, fué puesto en pose-
sión del cargo el 25 de diciembre de 1859, hasta el 8 de di-
ciembre de 1861 que lo dimitió, a consecuencia de una revo-
lución encabezada por jefes militares nacionalistas, quienes
pedían su descenso del mando y a la cual él no pudo do-
minar.
Preñrió dejar de ser gobernador antes que ver derramar
la sangre de sus compatriotas por causa suya. Sin embargo,
tan noble cuanto humanitario sentimiento fué desmentido por
los hechos j puesto que, al mes de bajar del gobierno, por no
ver derramar sangre, se le sorprendió, con otros, conspirando
en favor del general Urquiza, cujo poder había caducado con
la batalla de Pavón, el 17 de septiembre de 1861, y, aprehen-
dido por el gobierno provisorio de Ruda, fué embarcado en
el vapor Buenos Aires, con orden de salir de la provincia,
dejando empero a su elección el lugar de la República adonde
quisiera ser conducido. El eligió el Paraguay, donde terminó
sus días.
Fueron sus ministros don Luciano Torrent, don José Luis
Garrido y don José J. Rolón.
1860. — D. Antonio Díaz de Vivar, correntino, presiden-
te de la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo proviso-
riamente, desde el 3 de septiembre hasta el 7 de noviembre,
que duró la ausencia del propietario Rolón fuera de la pro-
vincia, pasando hasta el Paraná, cerca del gobierno general
de la Confederación.
1861. — D. Manuel José Ruda, correntino, presidente de
la Legislatura, quien, de acuerdo con lo que dispone la cons-
titución, se recibió del Poder Ejecutivo el mismo día 8 de
diciembre, en que el doctor Rolón presentó su renuncia del
cargo de gobernador, que le fué impuesta por los jefes mi-
litares que se habían rebelado contra su autoridad.
iriSTOEIA DE X.OS GOBERXAEOEES DE LAS PROVIKCIAS AKGEXTIXAS 407
Ruda fué gobernador un solo día (el 8) en que renunció
el cargo, y parte de aquel (el 9), en que puso en posesión dei
mando gubernativo a su sucesor Pampin.
1861. — D. José Fampm, correutmo, vicepresidente 1."
de la Legislatura, electo provisorio el 9 de diciembre de 1861,
en que fué puesto en posesión del mando, y en propiedad e!
10 de febrero de 1862, por el tiempo que al doctor Kolón fal-
taba para cumplir su período constitucional — el 26 de di-
ciembre de 1862 — hasta cuya fecha ejerció el gobierno de la
provincia. i
Como al mes después de la elevación de Pampin al man-
do provisorio, se produjo la alarma en la frontera, a conse-
cuencia de la aglomeración de armamento en los puntos limí-
trofes de Entre Ríos y la reunión de fuerzas por el genera!
Urquiza en el Arroyo Grande, con el intenta) de repeler las
justas exigencias del general B. Mitre, en la reorganización
de la República y de la nacionalidad argentina.
Para garantir, pues, la seguridad de la provincia y el
triunfo de la revolución, el gobernador Pampin, el 16 de ene-
ro de 1862, tuvo que declarar, como declaró, en estado de si-
tio, todo el territorio de la provincia, el uso del pasaporte, la
movilización de las milicias y organización del ejército.
En 9 de mayo de 1862, el gobernador Pampin salió a vi-
sitar los pueblos de Mercedes y Curuzú-Cuatiá, llevando con-
sigo al general Cáceres, a quien colocó sobre aquellos pueblos,
teatro de las hazañas de éste, cuyo proceder harto conocido
hizo temblar a los habitantes de esos lugares.
Tuvo por ministros al doctor Juan Ensebio Torreut, do
"Wenceslao D. Colodrero y don Pedro Igarzabal, y durante su
visita a la campaña, le acompañó como secretario don J. Ben-
jamín de la Vega.
L'na d,í las primeras disposiciones del gobernador Pam-
pin (17 de diciembre de 1861) fué declarar caducos de hecho
y de derecho los poderes públicos de la nación, que habían
sido abandonados por el doctor Santiago Derqui, ex presidente
de la República, y del general Juan Esteban Pedernera, ex
vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo nacional, que-
dando la provincia en plena posesión de su soberanía y en paz
con la de Buenos Aires, como lo había estado con todas las
demás de la República.
1862. — D. Pedro Igarzabal, presidente de la Legislatura,
delegado de Pampin, desde el 6 de mayo, que el propietario
salió a la visita de los departamentos de campaña, como lo
dispone la constitución provincial.
46¿! • ANTONIO ZINNY ^
1862, — D. Manuel Ignacio Lagraña, correntino, Ser, go-
bernador constitucional, desde el 25 de diciembre de 1862, en
que tomó posesión del cargo, hasta igual fecha de 1865, en que
terminó su período legal, pero con alguna interrupción, como
se verá más adelante.
Los ministros que tuvo fueron el doctor Juan José Carne-
lino y don Antonino Segovia.
1864. — D. José Banión Vidal, correntino, presidente de
la Legislatura, delegado de Lagraña, durante la ausencia de
éste a Bella Vista, desde el 25 de agosto hasta el 3 de sep-
tiembre, en que reasumió el mando gubernativo.
1864. — D. Manuel I. Lagraña, propietario desde el 3 de
septiembre que reasumió el mando gubernativo, después de
una ausencia de 8 días en Bella Vista, hasta el 13 de abril
(jueves santo) de 1865, que se vio obligado a abandonar la
capital, a consecuencia de una invasión paraguaya y ocupa-
ción de Corrientes, por sorpresa y sin declaración de guerra,
después del apresamiento, de un modo pirático, de los va-
pores argentinos Gualeguay y 25 de Mayo.
La ciudad quedó en acefalía de gobierno durante el día
13 con su noche hasta las seis de la mañana siguiente, que
tomaron posesión de ella las fuerzas paraguayas al mando
del general Robles.
1865. — General Wenceslao Rohles, (paraguayo), gober-
nador militar, bajo las órdenes del Presidente del Paraguay,
mariscal Francisco Solano López, en la capital, desde el 14 de
abril, (viernes santo) que fué ocupada la ciudad, hasta el 19
del mismo mes, en que, reunido el Consejo municipal, presi-
dido por don José Antonio de los Santos, se nombró una Jun-
ta Gubernativa, compuesta de los triunviros don Teodoro Gau-
na, don Sinforoso Cáceres y don Víctor Silvero.
El desgraciado general W. Robles, 2.° jefe del tirano Ló-
pez, fué injustamente fusilado en medio del cuadro de todo
el ejército paraguayo por traidor, y su traición consistía en
no haber permitido el saqueo de tres días que estaba preserip-
to a la ciudad de Corrientes y por no haber entregado sin leer,
una correspondencia que se le había dirigido por los fieles
al gobernador legal.
1865. — Junta Gubernativa, compuesta del triumdrato
Víctor Silvero, Sinforoso Cáceres y Teodoro Gauna (corren-
tinos), en la capital y parte de la campaña, hasta donde do-
minaija el ejército invasor paraguayo, desde el 19 de abril,
en que fué nombrado aparentemente por el Concejo municipal;
presidido por don José Antonio de los Santos y en realidad
IIÍSTORIA ÜE LOS GOBEI??CADOEES CE LAS PEOVIXCIAS ARGENTINAS 469
por el presidente López, del Paraguay, hasta el 22 de oc-
tubre, que fué desocupado el territorio del Estado de Co-
rrientes.
El 25 de mayo, después de un reñido combate entre la
fuerza que guarnecía la ciudad de Corrientes, en protección
de la Junta, y otra argentina y brasileña al mando del ge-
neral Wenceslao Paunero, en La Batería, donde éste operó
su desembarco, ocupando la plaza, el triunvirato, acompaña-
do del ministro paraguayo José Berges — quien, al ver la
actitud bélica de las fuerzas libertadoras, dijo: "todo se per-
derá menos el honor" — se hizo humo, hasta el 27 de mayo,
que, reembarcando sus fuerzas, retrocedió aguas abajo, hasta
la Esquina, punto limítrofe con la pro\ancia de Entre Ríos.
Entonces, reapareció el gobierno del triunvirato ejercien-
do medidas de rigor sobre los habitantes que manifestaron su
simpatía por los aliados, entre ellos se hallaba el autor de es-
ta Historia. Aim con los pacíficos indios que se. proveían de
víveres tranquilamente en el mercado de Corrientes, según
era su costumbre, se ejerció una horrible matanza en las ca-
lles de la ciudad.
1865. — General Wenceslao Paunero, gobernador militar,
quien, a consecuencia de la ocupación de la capital por el
ejército aliado, el 25 de mayo, ejerció el poder hasta que eva-
cuó la ciudad reembarcando su fuerza durante la noche del
26 al 27, en dirección a la Esquina.
1865. — D. Manuel I. Lagraña, propietario, ambulante
durante la ocupación paraguaya hasta el 22 de octubre, que,
evacuada la provincia, entró en la capital y continuó ejercien-
do el mando gubernativo hasta el 25 de diciembre en que ex-
piró el período legal de su gobierno.
1865. — D. Evaristo López, (correntino) gobernador, y
D. Juan Vicente Pampin, vicegobernador, electos el 25 de
diciembre, pero hallándose ausente en esa fecha y por renun-
cia de éste, devuelta por los términos inconvenientes en que
estaba concebida, fué nombrado el doctor Vidal, el 10 de ene-
ro de 1866.
1865. — Dr. José Ramón Vidal, presidente de la Legis-
latura y vicegobernador de la provincia, nombrado el 10 de
enero de 1866, por renuncia de don J. Y. Pampin, en au-
sencia del gobernador electo don Evaristo López, se recibió
del mando gubernatÍA^o el 26 de diciembre, desempeñando el
cargo hasta el 10 de enero de 1866.
1866, — D. Evaristo López, 4.° gobernador constitucio-
nal, electo el 25 de diciembre de 1865, y hallándose a la sazón
470 AXTONIO ZIXNY
ausente de la capital no se recibió sino el 1.° de enero si-
guiente.
Fueron sus ministros los ciudadanos Wenceslao Díaz Co-
lodrero y Pedro C. Reina.
A los tres días de su elevación, López tuvo que ausentar-
se por motivo del servicio público, hasta el 18 de enero que
reasumiera el mando. Durante su ausencia ejerció el Poder
Ejecutivo el vicegobernador J. E. Vidal.
Pocos meses después estalló una revolución.
En la noche del 14 de septiembre, el doctor don Félix
Amadeo Benítez, con 12 hombres, se posesionó del Cabildo,
Policía y Cuartel, obligando al primer magistrado de la pro-
vincia a salir huyendo en las altas horas de esa noche, en ro-
pas menores. Dirigióse al departamento de las Lomas, donde
consiguió que 30 hombres de caballería se lanzasen sobre los
revolucionarios, en su apoyo, los cuales fueron derrotados, de-
jando caballos y recados. Por la tarde, con más elementos,
el gobernador López, por intermedio del vicegobernador Vi-
dal, inició negociaciones entrando en transacción con los re-
volucionarios.
Esa descabellada revolución, que solo duró 12 horas, le-
jos de debilitar la autoridad de López, no hizo sino fortale-
cerla y dar pie para que él tomara, como tomó, enérgicas me-
didas contra los que ninguna parte tuvieran en el motín, en-
carcelando a unos y desterrando a otros.
Terminada la célebre asonada del doctor Benítez, embar-
cándose éste con don Eudoro Díaz de Vivar, los capitanes
Acuña y Malvido, el alférez Sebastián Casares y otros, el go-
bernador López hizo su entrada triunfal a las 4 de la tarde
del 15 (septiembre), acompañado de 180 hombres y con mu-
cho pueblo, ocupando la plaza. El traje del gobernador, al
entrar en la ciudad, fué saco negro, sombrero de paja, panta-
lón colorado, bota granadera y unas espuelas de plata, como
de Seis libras. El ministro, doctor Colodrero arengó al pue-
blo y con esto y una serenata terminó la revolución.
El gobernador López, durante su administración, no se
halló al frente del Poder Ejecutivo por más de ocho meses,
en diferentes ocasiones, a saber: la 1.'"*, desde el 13 hasta el
18 de enero de 1866, según queda dicho más arriba ; la 2.^,
desde el 27 de abril hasta el 9 de mayo; la 3.^, desde el 2 has-
ta el 16 de octubre; la 4.^, desde el 23 de no\dembre hasta el
31 de enero de 1867 ; la 5.% desde el 30 de marzo de 1867 has-
ta junio, por temor del cólera, de que habían aparecido al-
gunos casos en la capital, y la 6.°- y última, desde el 24 de
HISTORIA DE LOS GOBEK>rADORE.S DE LAS PROVINCIAS ARGEA^TIXAS 47 1
septiembre hasta el 3 de diciembre, que pasó a Goya para
asistir a la función de la Patrona de aquella ciudad.
Los ministros de López fueron los doctores Desiderio Ro-
sas y Wenceslao Díaz Colodrero.
1866. — Dr. José Ramón Vidal, vicegobernador, en ejer-
cicio del Poder Ejecutivo, la 1.^ vez, desde el 13 hasta eí IS
de enero, que se ausentó López por motivos del servicio pú-
blico.
La 2.* vez y con el mismo motivo, desde el 27 de abril
hasta el 9 de mayo.
La 3.^ vez y con igual motivo, desde el 2 hasta el 16 de
octubre.
La 4.^* vez, desde el 23 de noviembre de 1866 hasta el 31
de enero de 1867.
La 5.^ vez, desde el 30 de marzo de 1867 hasta junio, que
el gobernador López se ausentó para Goya, por haber apare-
cido en la capital algunos casos de cólera.
La 6.^ vez, desde el 23 de septiembre del mismo año
(1867), que se ausentó López a la ciudad de Goya, acompa-
ñado de su familia y de la banda de música, con el objeto de
asistir a la función de la Patrona de aquella ciudad, hasta
el 3 de diciembre que regresara, reasumiendo el mando gu-
bernativo.
1867. — D. Evaristo López, propietario, desde el 3 de
diciembre que reasumió el mando, hasta el 27 de mayo de
1868, que se vio obligado a renunciar, a consecuencia de una
revolución.
Esta estalló en la noche del 14 de septiembre, dando por
resultado la prisión del gobernador y su renuncia forzada.
Las fuerzas del gobierno revolucionario a las órdenes del
coronel Ocampo se presentaron en Mercedes contra las del
general Nicanor Cáceres, en sostén del gobernador legal Ló-
pez. Tuvo lugar un combate, en que fué derrotado Ocampo
(|ue huyó a los montes de Pay-Ubre, donde fué activamente
T^erseguido. El resultado de este encuentro fué el que el ge-
neral Cáceres dominara algunos departamentos de la pro-
vincia, dirigiendo su marcha sobre la capital. La conducta de
Cáceres no mereció la aprobación del gobierno nacional, por
cuanto, siendo un jefe de la nación al mando de fuerzas de
ia misma, las había empleado en fomentar la guerra civil en
la provincia cuj^o orden le fuera encomendado.
El gobernador E. López, cuando se vio libre, acompaña-
do de su secretario don José Hernández, reclamó su derecho
al gobierno de la provincia y sustituyó a Cáceres, declarando
472 ANTOIÍIO ZINNY
rebelde, traidor a la nación y desertor del ejército, poniéndose
él a la cabeza de las fuerzas de la provincia en sostén de su
autoridad usurpada.
El gobierno de López durante los dos años y medio que
estuvo en posesión de él, dejó como un recuerdo imperecedero,
la constancia de su olvido, abandono, esterilidad absoluta del
servicio público, a fin de hacer resaltar más la de su sucesor
constitucional Guastavino. Prescindimos de la administración
provisoria de Escobar y Torrent, impuesta por las circunstan-
cias políticas, que hicieron necesaria su consagración al resta-
blecimiento del orden en la provincia y prepararla para
rechazar la invasión de Entre Eíos en apoyo de López.
1868. — D. Francisco M. Escotar, (correntino), presi-
dente de la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, en
27 de mayo, en virtud de la renuncia forzada de don Evaristo
López y hallarse vacante el cargo de vicegobernador.
Acompañáronle como ministros el doctor Juan Lagraña y
don Gregorio Pampin.
El gobernador Escobar no fué reconocido por el general
Cáceres, quien se puso en armas contra su autoridad, soste-
nida por las fuerzas del coronel Ocampo que fué derrotado.
No ha^biendo querido la Legislatura aceptar la renuncia
de López, el gobernador Escobar expidió un decreto destitu-
yendo en masa los miembros de aquella corporación y restitu-
yéndose a sí mismo como presidente de ella, en cuyo carácter
ejercía la autoridad que investía.
No obstante. Escobar continuó como gobernador consti-
tucional.
1868. — D. Victorio Torrent, (correntino), presidente de
la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo de la provin-
cia, hasta el 25 de diciembre, que electos los señores doctor Jo-
sé Miguel Guastavino, para gobernador, y coronel Santiago
Baibiene, para vicegobernador, fué puesto en posesión del
cargo el primero.
Los señores doctor José Luis Cabral y don Juan V. Pam-
pin. acompañaron al gobernador Torrent, en calidad de mi-
nistros secretarios.
1868. — Br. José Miguel Guastavino, (correntino), electo
gobernador, y el coronel Santiago Baibiene, vicegobernador el
25 d^ diciembre de 1868, y en ejercicio, desde esta fecha, el
1.", hasta el 12 de febrero de 1869, que se ausentó del terri-
torio de la provincia por asuntos de grave interés público.
Su ministro fué el doctor Juan José Cameliuo y suce-
HISTORIA DE LOS GOBEENABOEES DE LAS PEOVIXCIAS AIÍGENTINAS 473
sivamente el doctor José Luis Cabral y don Doroteo Gonzá-
lez Vidal.
1869. — Coronel Santiago Baihiene, (correntino), vice-
gobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo el 12 de febrero
en ausencia del gobernador Guastavino, hasta el 27 del mis-
mo mes que éste reasumió el mando.
Fueron sus ministros el doctor Lisandro Segovia y don
Valentín Virasoro.
1869. — : Dr. José Miguel Guastavino, gobernador propie-
tario, desde el 27 de febrero que, después de una corta ausen-
cia del territorio de la provincia por asuntos de grave
interés público, reasumió el mando gubernativo, hasta que, no
encontrando el apoyo necesario en la Legislatura, para "res-
taurar el templo de la moral pública, curando la llaga que
arrebataba las fuerzas del pueblo, su prosperidad y vida", pre-
sentó, el 30 de septiembre, su renuncia, que no fué admitida
hasta el 13 de octubre después de haber expedido 3 días antes
un decreto poniendo en posesión del Poder Ejecutivo al vicego-
hernador Baibiene en vista de la marcada oposición que le hacía
la Cámara de Representantes de la pro\4ncia.
Compartieron, con el gobernador Guastavino, las tareas
administrativas, en calidad de ministros, los señores docto-
res Juan José Camelino, José Luis Cabral, y don Doroteo
González Videla.
El gobernador Guastavino, con la acertada elección del
doctor Camelino para ministro, fué de constante y activa la-
bor administrativa en todos los ramos, habiendo prestado su
atención preferente al de instrucción pública, que se hallaba
en un estado de dolorosa decadencia desde el gobierno de don
Evaristo López, — 1866 hasta 27 de mayo de 1868 — ya crean-
do nuevas escuelas o ya comisiones inspectoras de escuelas y
solares en varios puntos de la campaña.
1869, — Coronel Santiago Baihiene, vicegobernador, en
ejercicio del Poder Ejecutivo de la provincia, desde el 11 de
octubre, en que, después de haber reasumido el cargo el gober-
nador Guastavino y antes de obtener resolución de la Legisla-
tura, expidió un decreto poniendo en posesión del mismo al'
vicegobernador, quien continuó ejerciéndolo hasta concluir el
período del renunciante, como lo dispone la constitución.
Organizó su ministerio con los señores doctor Lisandro
Segovia y don Juan V. Pampin.
Con motivo de tener que salir a campaña hasta Curuzú
Cuatiá, donde existía la anarquía, el gobernador Baibiene dele-
gó el mando en el presidente de la Legislatura, con arreglo
a la eonstitueion.
474 ANTONIO ZINNY
1869. — D. Pedro Igarzáhal, (correntino), presidente de
la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, desde el 21
de noviembre hasta el 8 de enero de 1870, por ausencia del
vicegobernador Baibiene en campaña, con el objeto de efectuar
la visita a los departamentos de la frontera sur, restablecer
la concordia en los ánimos y el respeto a la autoridad en Cu-
ruzú-Cuatiá, víctima, desde muchos años atrás, del más com-
pleto desgobierno.
Acompañáronle los mismos ministros Segovia y Pampin.
1870. — Coronel Santiago Baibiene, vicegobernador, en
ejercicio del Poder Ejecutivo, desde el 8 de enero, en que lo
reasumió, de regreso de su visita a algunos departamentos de
'a campaña, hasta el 27 de abril, que, con motivo del asesi-
nato del general Urquiza, gobernador de Entre Ríos, vencedor
de la tiranía de Caseros, ex presidente de la confederación,
salió a campaña a la cabeza de dos batallones de línea que es-
taban en Corrientes, reasumiendo nuevamente, el 21 de junio,
el mando gubernativo.
Fueron sus ministros el doctor Juan Lagraña, don Juan
E. Martínez, don Valentín Virasoro y don Juan V. Pampin.
El 29 de agosto, salió Baibiene nuevamente de la capital
a objeto del servicio público, habiendo quedado en ejercicio
del Poder Ejecutivo, las dos veces que se ausentara, el Pre-
sidente de la Legislatura don Pedro Igarzábal.
A principios de 1871 reasumió el mando hasta el 13 de
febrero que salió a campaña contra el general López Jordán,
que había invadido la provincia y que fué completamente de-
rrotado en Ñaembé, habiendo regresado victorioso el 10 de
junio, en que reasumiera nuevamente el mando.
1870. — D. Pedro Igarzáhal, Presidente de la Legislatu-
ra, en ejercicio del Poder Ejecutivo, desde el 27 de abril que
el vicegobernador Baibiene salió a campaña con motivo del
asesinato del general Urquiza, hasta el 21 de junio; y por
segunda vez, desde el 29 de agosto de 1870 hasta principios de
1871. El señor Igarzábal falleció el 11 de febrero de 1871.
1871. — Z>. Gregorio Cehallos, (correntino), vicepresiden-
te 2.° de la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo por
fallecimiento de don Pedro Igarzábal, vicepresidente 1.°, des-
de el 27 de abril que el vicegobernador Baibiene marchó a cam-
paña contra las fuerzas iuA^asoras al mando del general Ricardo
López Jordán, que fué completamente derrotado (el 26 de
enero de 1871) en Ñaembé, hasta el 10 de junio que reasumió el
mando gubernativo el referido Baibiene.
1871. — Coronel SanUago Baibiene, vicegobernador, des-
insToiíiA nr: los goberxadorks de las provincias akgentinas 475
de el 10 de junio, que reasumió el mando gubernativo, des-
pués de haber contribuido a la completa derrota del general
R. López Jordán (26 de enero) en Ñaembé, hasta el 7 de oc-
tubre que se ausentó de nuevo.
1871. — D. Filemón Díaz de Vivar, (correntino), presi-
dente de la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, des-
de el 7 de octubre en que salió a campaña el vicegobernador
Baibiene, hasta el 25 del mismo mes en que éste reasumió el
mando gubernativo.
1871. — Coronel Santiago Baibiene, vicegobernador, des-
de el 25 de octubre, en que, después de una ausencia de 18
días, reasumió el mando gubernativo, hasta el 25 de diciembre,
que, expiriando el período legal de su gobierno lo trasmitió al
electo doctor Agustín P. Justo.
1871. — Dr. Agustín Pedro Justo, electo gobernador, en
ejercicio del Poder Ejecutivo y coronel Manuel de Jesús Cal-
vo, vicegobernador, desde el 25 de diciembre de 1871 hasta
el 9 de enero de 1872, habiendo organizado su ministerio con
los ciudadanos doctor Juan Lagraña, gobierno, y don Valen-
tín Virasoro, hacienda.
En la madrugada del citado 9 de enero, el coronel Desi-
derio Sosa, traicionando al gobierno, redujo a prisión al go-
l^sernador Justo, a su ministro Lagraña y a don Budoro Díaz
de Vivar.
La revolución de Corrientes coincidió con la invasión de
López Jordán en Entre Ríos.
Desde el día 7, el gobernador Justo tuvo conocimiento de
haber estallado una revolución en el departamento de Curuzú-
Cuatiá, encabezada por el coronel don Valerio Insarrualde ; en
su consecuencia, en la misma fecha expidió un decreto movili-
zando la guardia nacional de la provincia y nombrando al coro-
nel Santiago Baibiene, comandante en jefe de las milicias reuni-
das al sur del río Corrientes, y al vicegobernador, coronel
Calvo, comandante en jefe de las milicias movilizadas al norte.
Estando el doctor Justo preso en la comandancia de ar-
mas, se le permitió alejarse hasta cierta distancia, vigilado por
ana guardia. Tenía ya hablado un bote; como empezaba a obs-
curecer, pudo saltar a él sin ser notado, el día 12, empezando
a vogar con presteza.
Dióse entonces la voz de alarma y salieron a darle caza los
botes de la capitanía.
El gobernador Justo tuvo que remar con sus propias ma-
nos, para poderse escapar. En seguida, los botes de la capita-
nía emprendieron un registro sobre los buques que se hallaban
475
ANTOXIO ZIÍTNY
en el puerto. No liabiéudolo encontrado en los buques reco-
rridos, se dirigieron a la cañonera italiana Confianza, donde
ee hallaba el gobernador, acompañado de su ministro don Va-
lentín Virasoro, don Filemón D. de Vivar, presidente de la Le-
gislatura y 10 oficiales de la guardia nacional, pero el capitán
contestó a los perseguidores que les liaría fuego si intentaban
penetrar en el buque, con lo que emprendieron éstos su retirada.
El 25 se trasbordó al trasporte de guerra brasileño Inhauma y
el 27 llegó al Rosario, habiendo pedido la intervención nacio-
nal, para e^•itar la efusión de sangre.
El 1." de febrero se presentó en Buenos Aires, solicitando
de nuevo la intervención nacional, que le fué negada por "al-
tas razones de conveniencia pública". La falta de una ley que
autorice la movilización de las milicias sin dar lugar a recri-
minaciones y conflicto de atribuciones, y consideraciones deri-
vadas de circunstancias locales, aconsejaron al Poder Ejecutivo
dejar librada a su propia acción las disensiones de Corrientes,
producidas por elecciones de dudosa legitimidad, para no com-
prometer las rentas y la paz de la Nación (1).
Estas doctrinas, cuan bellas son en teoría, estaban en
abierta oposición con la práctica; pues, elecciones de dudosa
legitimidad hubo no pocas, si no todas, desde 1810 hasta la fe-
cha, sin exceptuar la época de Rosas. Este había juzgado con-
veniente exonerar al pueblo de la carga de emitir su propio
voto sobre los candidatos que no fuesen la expresión de su vo-
luntad. Era, pues, un medio cómodo y económico de practicar
elecciones.
En la época del Dictador, como en todas las épocas, para
llenar las formas legales, basta que el pueblo haga ostentación
del ejercicio de su derecho concurriendo el día señalado por
la ley o por el gobierno a depositar cada ciudadano su voto;
si el resultado de la votación no es la expresión de la oligar-
quía o el desiderátum del leader de la fracción política que
contara con el apoyo oficial, no hay necesidad de tener en cuen-
ta el voto del ciudadano.
El hecho fué que las altas razones de cowo'eriiencia públi-
ca prolongaron la guerra ei^ál en Corrientes, con todo su
séquito de desastres. Después de varios encuentros, en San
Gerónimo, en que 100 muertos entre las fuerzas de la revo-
lución, fuerte de 3000 hombres, y la del gobernador legal, de
4000, al mando del coronel Santiago Baibiene, la rebelión ob-
tuvo un triunfo decisivo. El 4 de marzo (1872), en los cam-
I
(1) VéaEe el mensaje del presidente de la república, presentado al
condeso en mayo de 1872.
IIISTOKIA DE LOS G0BEt;:7AD0EES DE LA3 PROVINCIAS ASGEÍÍTINAS 477
pos de Aeosta, a inedia legua del Empedrado, en la Cabana
del Tabaco, tuvo íugar uua sangrienta batalla, dispersándose
la caballería del ejército legal y triunfando la infantería; pe-
ro, falto de municiones, fué obligado Baibiene a capitular.
Este desgraciado suceso costó al ejército de Baibiene la pérdi-
dida de más de 150 hombres muertos, como 400 heridos, entre
éstos, el doctor Juan Lagraña, (habiendo muerto ds las heri-
das el 12 del mismo mes), y entre aquéllos los 12 jefes si-
guientes: José Vicente Gómez, uno de los héroes de la de-
fensa de Curuzú-Cuatiá ; Caro Martínez, Ángel Martínez, Ce-
ledonio Ojeda, Marcos Núñez, Jua,n y Sinforoso Valenzuela,
hermanos, José Carreras, Pedro Igarzabal, hijo del mártir, (en
San Gerónimo), Zenón Correa, Manuel José Silva, Ángel Nie-
11a y N. Borda; y de los de la revolución, el mayor Suárez y
los capitanes Avalos y Aguirre.
El combate empezó a las dos y terminó a la^ cuatro de la
tarde, con la rendieión del coronel Baibiene y toda su infan-
tería y los principales jefes de caballería.
El coronel Desiderio Sosa, jefe de la revolución, dio li-
bertad a todos los prisioneros, conducta que no mereció la apro-
bación de los otros jefes. Baibiene, por disposición de Sosa,
tuvo que ausentarse de la provincia por algún tiempo.
A los cinco días después del combate, que no se evitó por
las altas razones de conveniencia púMica, llegaron a Corrien-
tes, comisionados por el gobierno nacional, los señores doctor
Santiago Cortinez, entonces contador mayor de la Nación y
actual presidente de la Contaduría y el coronel (hoy general
y ministro de la guerra), Julio Roca, en oportunidad para in-
formar al gobierno nacional del desenlace de los sucesos.
Por una triste coincidencia, en la misma fecha de la lle-
gada de la comisión nacional a Cbrrientes (9 de marzo) el
juez de paz del departamento de Curuzú-Cuatiá, daba un
edicto imponiendo el uso del célebre Cintillo colorado, en es-
tos términos :
^'El Juez de Paz del Departamento.
"Por el presente edicto se ordena a todo ciudadano ar-
gentino, residente en esta villa y su departamento, sin excep-
ción de categoría, se coloque el Cintillo puni;ó, previniendo
que desde mañana, 10 del corriente, a todo a aquel que se tome
sin él, será conducido a disposición del jefe militar. Cruetes,
marzo 9 de 1872.
Josa Fraxctsco Maciel. ' '
Juez de Paz.
47 > ANTONIO ZIXXY
-A pesar de todo, el doctor Justo sostuvo su derecho al
gobierno de Corrientes, pero sin resultado práctico.
En el Congreso, el doctor Justo no fué más feliz. En la se-
sión del 17 de agosto (1872), en que fué interpelado el minis-
tro de guerra y marina, el senador por Corrientes, doctor To-
rrent, haciendo una reseña de los ser^^cios del coronel Bai-
biene, que, con las armas, defendió el gobierno legal del doctor
Justo hasta caer vencido, trató de probar que Baibiene fué
víctima de una hostilidad directa y premeditada de parte del
gobierno nacional, a quien hizo cargos de haber a^-udado a la
revolución de Corrientes.
1872. — Voronel Desiderio Sosa, dictador revolucionario,
en la capital, desde el 9 de enero, que derrocó al gobernador
legal, doctor Justo, apoderándose de su persona y de las de
sus ministros, hasta mediados del mismo mes, que declinó
el mando dictatorial en un triunvirato, pero permaneciendo
dueño de la situación.
Después de la batalla del Tabaco, de que se habla más
arriba, el coronel Sosa, que había puesto en juego todos sus
elementos en favor de la candidatura del doctor Justo, con
quien fué tan inconsecuente, intentó hacer una contrarrevolu-
ción, lo que solo sirvió para afianzar la situación.
1872. — La Junta Gubernativa o Triunvirato, compuesto
de los señores Gregorio Pampix, Tomas Vedoya y E^^iilio
Díaz, desde enero hasta marzo, que los jefes de la revolución
dispusieron exonerar a los das últimos, quedando en conse-
cuencia al frente del gobierno provisorio el primero, en la ca-
pital.
1872. — Coronel Manuel de Jesús Calvo, vicegobernador
de la provincia, en ejercicio del Poder Ejecutivo en campaña.
a consecuencia de la revolución del 9 de enero y prisión del
gobernador Justo, desde el 11 del mismo mes hasta fines de
febrero, que, libre éste, reasumió el gobierno legal en la ciudad
de Goya.
El vicegobernador Calvo, durante su ambulante adminis-
tración, hacía refrendar sus disposiciones oficiales por don
Saturnino Flores, elevado a la categoría de oficial mayor de
la secretaría, mientras la capital se conservara en poder de
la sedición.
1872. — Dr. Agustín P. Justo, gobernador legal en cam-
paña, desde el 20 o 21 de febrero, que reasumió el mando has-
ta el 4 de marzo, que, derrotado su ejército a las órdenes del
coronel Baibiene, en la batalla del Tabaco, cerca del Empedra-
do, tuvo que abandonar la provincia.
ANTOXIO ZINIíT 479
1872. — D. Gregorio Panipín, nombrado por los jefes de
la revolución gobernador provisorio, en la capital, habiendo
tenido por ministros secretarios a los doctores Mariano Cas-
tellano, Genaro Figueroa, y por renuncia de éste, al doctor
Fidel Sáen^ de Cavia, desde marzo hasta el 9 de mayo, que le
sucedió Gelabert.
1872. — D. Miguel Victoria Gelabert y D. Wenceslao F.
Cahral, gobernador y vicegobernador, electos el 8 de mayo
y puesto en posesión del Poder Ejecutivo el primero el 9 del
mismo mes, hasta el 25 de septiembre, que, habiéndose ausen-
tado de la capital a objeto de asistir a la fiesta de Caacatí y
practicar una breve visita a algunos otros departamentos de
la campaña, quedó en posesión del mando el segundo.
El gobernador Gelabert tuvo por ministros secretarios su-
cesivamente, a los señores doctor Mariano Castellanos, y du-
rante la enfermedad de éste, el fiscal doctor Emilio Díaz, doc-
tor Manuel Derqui, doctor José Benjamín de la Vega, don Ma-
nuel Fernández, don José María Cabral Alpoin y Meló y don
Ángel Fernández Blanco.
1872. — D. Wenceslao F. Cahral, vicegobernador, en ejer-
cicio del Poder Ejecutivo, en ausencia del gobernador Gelabert
en la campaña, desde el 25 de septiembre hasta mediados de
octubre.
Apenas dejara la silla del gobierno, el señor Cabral salió
de la capital con el objeto de visitar su establecimiento de Yu-
querí, donde tuvo la desgracia de ser asesinado el 30 de enero
de 1873, dándose por motivo opiniones políticas.
1872. — D. Miguel Y. Gelal)ert, gobernador propietario
desde mediados de octubre, que reasumió el mando, hasta el 14
de julio de 1873, que, previa licencia de la Legislatura, se au-
sentó de la capital por tres meses y medio.
1873. — D. Tomás Vedoya, presidente de la Legislatura,
en ejercicio del Poder Ejecutivo, por niuerte del vicegoberna-
dor Cabral y en ausencia de Gelabert, desde el 14 de julio has-
ta el 31 de octubre.
1873. — D. M. V. Gelabert, propietario, desde el 31 de
octubre, que reasumió el mando gubernativo, hasta el 25 de
diciembre de 1874, que terminó su período legal, entrando a
ejercer el Poder Ejecutivo el presidente de la Legislatura.
1874. — D. Antonio Cabral, presidente de la Legislatura,
en posesión del mando gubernativo, desde el 25 de septiembre
de 1874, por haber terminado el período constitucional y no
haberse podido efectuar la elección de electores a causa de la
revolución del 24 de septiembre, habiendo continuado al fren-
480 AXTONIO ZINXY
te dei Poder Ejecutivo hasta el 28 de febrero de 1875, que le
sucedió don Juan V. Pampíu.
Asoció a su gobierno en calidad de ministro al doctor Ma-
riano Castellanos.
1875, — D. Juan Vicente Par.xpin, (correntino), y doc-
tor José Luis jMadarliga, (correntino), vicegobernador, electos
el 28 de febrero de 1875.
El primero ejerció el Poder Ejecutivo de la provincia des-
de aquella fecha hasta su fallecimiento, que acaeció el 9 de mar-
zo de 1876, y por ausencia del vicegobernador Madariaga, del
presidente y vicepresidente primero de la Legislatura, entró
a ejercer el mando gubernativo el vicepresidente segundo de
la misma, don Benito Villegas, desde dicha fecha, 9 de marzo.
El señor Pampín organizó su ministerio con los señores
doctor Juan 1*1. Rivera, gobierno, y doctor Genaro Figueroa,
hacienda e instrucción pública, y por renuncia de éstos el doc-
tor José L. Cabral, en reemplazo del primero, y a don Nica-
nor G. de Cossio, en lugar del segundo.
1876. — Z>. Benito Villegas, (correntino), vicepresidente
segundo de la Cámara Legislativa, en ejercicio del Poder Eje-
cutivo, por muerte del gobernador J. V. Pampín y en ausencia
del vicegobernador Madariaga y del presidente primero, desde
el 9 hasta el 23 de marzo de 1876, que lo asumió el "vicegober-
nador.
Los señores Cabral y Cossio, ministros del ñnado gober-
nador Pampín, continuaron en sus respectivos departamentos,
con el gobernador Villegas y su sucesor Madariaga. ^^
1876. — Dr. José Luis Madariaga, (correntino), vicego-
bernador, en ejercicio del Poder Ejecutivo, desdi; el 23 de mar-
zo de 1876 hasta el 25 de diciembre de 1377, que transmitió
el mando gubernativo al doctor Manuel Derqui, su ex ministro
general, electo juntamente con el doctor Felipe Cabral, para
gobernadores, j don Wenceslao Fernández y doctor Juan Es-
tévan Martínez, para el cargo de vicegobernadores.
Los doctores Derqui y Cabral, electos por dos fracciones
políticas, en que estaba dividida la provincia, prestaron jura-
mento de gobernadores, ante sus respectivas juntas electorales
el 25 de diciembre de 1877 ; pero el gobernador saliente Ma-
dariaga hizo la transmisión del Poder Ejecutivo en el primero,
que era el candidato oficial, desconociendo la legalidad del
segundo y del doctor Martínez.
Esta conducta del ex gobernador Madariaga dio motivo
de protesta de parte de Cabral y Martínez con amenazas de
perturbación del orden, en toda la provincia.
HISTOP.IA DE LOS GOBEKNADOSES DE LAS PROVIXCIAS ARGEríTINAS 481
La elección de Derqui, protestada por medio de las ar-
mas por considerarla ilegal, fué visiblemente impopular.
Derqui solicitó la intervención nacional. Acordada ésta,
fueron comisionados los ministros doctor José María Gutié-
rrez, de justicia, culto e instrucción pública, y doctor Victo-
rino de la Plaza, de hacienda, en carácter de mediadores ofi-
ciosos, cerca de ambos partidos disidentes.
Todos los esfuerzos de los ministros mediadores fueron in-
fructuosos, pues la revolución estalló el 2 de febrero de 1878,
embarcándose en seguida el ministro Gutiérrez para Buenos
Aires y permaneciendo el otro ministro mediador, hasta nue-
va orden del presidente Avellaneda.
Mediante ciertas promesas de éste, comunicadas a los
revolucionarios, por conducto del ministro de la Plaza, se ob-
tuvo el aparente desarme de éstos.
Sin embargo, libre la provincia de la intervención nacio-
nal, se produjo un fuerte choque, en Ifran, el 18 de febrero
de 1878, entre las fuerzas de la revolución, al mando de los
coroneles Marcos Azcona (jefe de ella), Eustaquio Acuña y
Reguera, y las del gobierno titulado legal del doctor Derqui,
a las órdenes de los coroneles Luciano Cáceres y Onofre Agui-
rre, el cual fué adverso a la de éstos, que fueron muertos en
la persecución.
Los otros ministros del gobernador Madariaga, en reem-
plazo de don J. L. Cabral y N. G. de Cossio, que habían re-
nunciado, fueron el doctor Severo Fernández y don Sebas-
tián Alegre. El doctor Derqui, que fué el último ministro
nombrado, renunció el cargo el 12 de noviembre de 1877, es
decir, poco más de un mes de la elección de gobernador.
1877. — Dr. Manuel Derqui, puesto en posesión del man-
do de la proA'incia, el 25 de diciembre, por su predecesor el
doctor Madariaga, contra la voluntad de la mayoría del pueblo
correntino que protestó, por la vía pacífica, primero, y con las
armas después, hasta el 22 de febrero de 1878, que puso a
disposición de uno de los dos Comisionados nacionales doctor
Victorio de la Plaza, (el otro, que lo era el doctor José M.
Gutiérrez, _se había ya retirado) que había quedado solo, toda
la guardia nacional mo\'ilizada por Derqui, para sofocar la
rebelión o protesta armada contra su elección.
Retirado el comisionado, por orden del gobierno nacional,
el gobernador Derqui se vio estrechado cada día más por los
revolucionarios, hasta que, perseguido en su último atrinchera-
miento, dentro de la capital, no pudo menos que comprender
que su elección no había sido la expresión dol pueblo correnti-
4S2 AXTON"IO ZiXXY
no, desde que no encontraba en la provincia quien defendiera
su gobierno. Sus defensores, los coroneles Luciano Cáceres y
Onofre Aguirre, habían sucumbido en la persecución que se
les hiciera 'después de su derrota, el 18 de febrero, en la cita-
da batalla de Ifran.
Su ministerio fué compuesto sucesivamente de los docto-
res Fidel Sáenz Cavia y Desiderio Eosas.
El doctor Derqui dirigió, el 18 de mayo de 1878, a los
gobernadores de las provincias una circular anunciándoles
qse "graves asuntos de interés público le obligaban a trasla-
darse a Buenos Aires por pocos días, quedando en ejercicio
del Poder Ejecutivo, durante su ausencia el vicepresidente de
la Legislatura".
En efecto, el día antes expidió un decreto en el sentido
arriba expresado.
1878. — Br. Victorino de la Plaza, ministro interventor
nacional, quien, en vista de que el desarme de las fuerzas re-
volucionarias no se verificaba con lealtad, no haciendo entre-
ga de un solo remington de los muchos que tenían, segim se
decía, el 17 de marzo, en su carácter expidió un decreto de-
clarando rebeldes a todos los que se mantuvieran en armas y
otro nombrando jefe político y militar de Bella Vista y San
Roque, viniendo así a ejercer autoridad de carácter provin-
cial, con absoluta prescindencia de la autoridad local,
Al fin fué mandado retirar el doctor Plaza, dejando, a
la provincia en completa libertad para dirimir la cuestión,
que terminó con la definitiva caída del doctor Derqui, a quien
se trataba de afirmar en el gobierno, a pesar de todas las re-
sistencias ; pero prevaleció el buen sentido.
1878. — D. Augusto Díaz Colodrero, vicepresidente 1.**
de la Legislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, por au-
Kencia del vicegobernador (don "Wenceslao Fernández, que tu-
vo el buen tino de alejarse del incendio) y del presidente de
la Cámara de diputados, desde el 17 de mayo que el doctor
Derqui expidió su decreto, manifestando el deber en que se
hallaba de ausentarse de la provincia por unos días.
El doctor Desiderio Rosas continuó en el cargo de minis-
tro con el señor Colodrero.
1878. — D. Manuel Antonio Ferré, presidente de la Le-
gislatura, en ejercicio del Poder Ejecutivo, hasta el 15 de
octubre, que entró en posesión del mando el vicegobernador
doctor Juan Esteban Martínez.
1878. — D Juan Esteban Martínez, vicegobernador, elec-
to dos veces por el colegio electoral, y puesto, la segunda vez,
HISTORIA DE LOS GOBEBNADOKES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 483
en posesión del mando de la provincia el 15 de octubre, por ha-
llarse ausente en Buenos Aires el doctor Felipe J. Cabral,
gobernador electo en la misma fecha.
1878. — Dr. Felipe J. Cabral, gobernador constitucional,
nombrado el 15 de octubre y puesto en posesión del cargo el
8 de noviembre, habiendo nombrado ministros a los señores
doctor Manuel J. Mansilla, gobierno, y don Valentín Viraso-
ro, hacienda e instrucción pública.
Hasta la fecha de la publicación de la presente Historia,
octubre de 1879, el doctor Cabral continúa en el gobierno de
la provincia de Corrientes.
ÍNDICE
Págs.
Antonio Zincy
PROVINCIA DE BUENOS AIRES (1810-1878)
La Junta.
1810 — Junta Guibernativa S
ISlí — Don Diccningo Math&u 11
1811 — Coronel Dr. Feliciano A. Chliclana, dton Manuel do
Sarratea y Dr. Juan José Paso 19.
Gobernadores intendentes de Buenos Aires.
1S12 — ^Coronel Miguel de Azcuénaga 17
1813 — Brigadier Antonio González Balcaxco 18
1815 — ^El Cabiildo 18
1815— iManuel Luis de Oliden 19
1818— ^Marcelo Díaz de la Peña 19
1818 — Brigadier José Rondeaai 19
1818 — General Juan Ramón Ballcarcc 20
1818 — CoTonel Pedro Ibáñez 20-
1818— General Eustoquio Díaz Vélez 20
1820 — Teniente Coronel Miguel de Irigoyen 21
1820— El Cabildo 22
1820 — Teniente Coronel Miguel de Irigoyen 22
1820— Juan Pedro Aguirre 22
Gobernadores de Provincia.
1820 — .Maniuel de Sarratea 25
1S20 — General Hilarión de la Quinitana 25
1820— Maniiel de Sarratea 28
1820' — General Juan Ramón Balcarce 27
1820 — Teniente Coironel Miguel de Irigoyen 28
1820— Manuel de Sarratea 2S
1820— Ildefonso Mejía 3S
1820 — El Cabildo brigadier de los tercios cívicos .... 35
1820 — BrigaJd'ier generai Miguel Estanislao Soler .... 35
1820 — ^Coronel Manuel Dorrego 37
1820 — 'El Cabildo brigadier de los tercios cívicos .... 37
1820 — General Marcos Balcarce 37
1820 — General Carlos de Alvear 38
1820 — Coronel Manuel DocTego 38
1820 — General Marcos Balcarce 3&
4Sü
A^ÍTOXIO ZINNY
1S29 — Brigadier Martín Rodríguez ^. . . 40
1820 — El Cabildo brigadier, etc 40
lS2n' — Brigadier Martín Rodríguez 42
1820' — General Maincos Balearte 43
1821 — Brigadier Majfcín Rodríguez 43
1831 — General Juan José Viamonte 44
1821 — Brigaidáer IMartín Rbidríguez 44
1&21 — Bernardino Ri'vadavia 45
1S21 — Brigadier Í.Iartín Rodríguez 45
1822 — Bernardino Rivadavia 49
18?2— Biigadier Martín Rodr'íguez 50
1823 — Bernardino R!ivadavia y Manuel José García ... 58
1823— Brigiadier Martín Rodríguez 62
1823 — Bernardino Rivadavia y Mainuel José García ... 63
1S24 — General Juan Gregorio de las Heras 64
1324 — Dr. Manuel José García y General Francisco de la Cruz 65
]825 — General Juan Gregorio de Las Heras 65
1826 — Bernarídino Rivadavia 70
1827— Dr. Viicente Lói^ez 74
1827 — Coronel Manuel Dorrego 75
1828 — Generia!! Tomáis Guido 79
1828 — General Juan Lavalle 80
1828— General Guillermo Brown . 82
1829— Generail Juan Lavalle 87
1829 — Brigadier Martín Rodríguez 87
1829— General Juan Lavalle 89
1829 — General Juan José Viamonte 106
1829— CoíTonel Juan Manuel Rosas 108
1830 — Tiomás M. de Anchorena, Juan Ramón Balcarce y Ma-
nuel Jo&'é García 109
1830— Coronel Jwan Manuel Rosas 110
1830 — General Juan Riamón BiaÜcarce 110
1831 — General Juan Manuel Rosas íll
1831 — Tomás M. de Anchorena, Marcos Balcarce y Manuel
José Garicía 111
1831 — Bri'giaidlier Juan Manuel Rosas 113
1832 — General J-uan R'. Balcarce 113
1832 — Brigadier Juan M.. Rosas 113
1832 — Brigadier Genes'al Juan R. Biailicarce 113
1833 — General Juan José Viamonte 116
1831— Dr. Manuel V. Maza 116
1833 — Brigadier Juan M. Rosas 117
1838— Dr. Manuel V. Mazia 136
1838— Brigadier General Jiuan M. Rosas' 137
1840- Dr. Felipe Arana 143
1842 — Brigadier Juan M. Rosas 158
1852 — Jiuan Manuel de Rosas 191
1832 — Dr. Manuel Insiarte y Dr. Felipe Arana 192
1852 — General Justo José de Uiríquiza 193
1852— ^General Manuel Guillermo Pinito 198
1852— Dr. Vicente López 196
1852— General Maniiel Gui/Uermo Pinto 197
inSTOEIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVIXCIAS ARGENTINAS
Págs,
1852 — Dr. Viceate López 198
1852 — ^General Manuel Guillermo Piuto 193
1852 — General Justo José de Urqu:za 199
1852 — ^Dr. Vicente López 199
1852— General Justo José de Urquiza . 201
1852 — General José Miguel Galán 202
1852 — General José María Piran 20S
1852 — General Maniueí Guillermo Pinto 203
1852 — Dr. Valentín Alsina 203
1852 — Brigadier General Manuel Guillermo Piuto .... 204
1853 — Dr. Lorenzo Torres, Dr. Francisco de las Carreras y
General José María Paz 208
1853 — Nicolás Anchorena 209
Gobernadores constitucionales del estado de Buenos Aires.
1853— Dr. Pastor Obligado 213
1854 — Juan Bautista Peña y Coronel Miamiel Escalada . 214
1854 — Dr. Pastor Obligado 215
1855 — ^Felipe Llavarilol 216
1855 — Dr. Pastor Obligado 217
1856 — Felipe Llavallol ... 219
1856— Dr. Pastor Obligado' 219
1857— Dr. Valentín Al'sina 220
1857— Felipe Llavallol 221
1857— ^Dr. Valentín Alsina 221
1858— Felipe Llavallol 221
1858— Dr. Valentín Alsina 221
1859— Felipe Llavallol 222
1860 — General Bartolomé Mitre 223
1S60— Manuel Ocampo 226
1860— Br'igiaidier General Bartolomé Mitre . .^: ... 227
1861— Manuel Ocampo 229
1SG2 — BrigS'dier General BarCclomé Mitre r:29
1862— Vicente Cazón 230
1862 — Maniano Saave-dra 230
1866— Coronel Dr. Adolfo Alsina 233
1867— Emilio Castro 234
1867— Coronel Dr. Adolfo Alsina 234
1868— Emilio Castro 23?
1872 — Mariano Acosta 239
1874 — Coronel Alvaro Barros 242
1875— €iarlos Casares 245
1878— Dr. Carlos B. Tejedor 250
ANTONIO ZINNT
Págs.
PROVINCIA DE SANTA FE (1810-1878)
Acta de la funidación de 'la ciudad de Santa Fs . . 253
Acta de la fundación y mensura de Santa Fe . . . 255
Tenientes gobernadores. (Dei>enáientes del gobierno intenden-
cia de Buenos Aires).
1810 — Prudeacio Ma.ría de Castañaduy 267
1810 — Pedro Tomás de Larrechea 267
1810 — :\Ielclior Ecliagüe 267
1810 — Coronel Manuel Ruiz 267
1812 — Coronel Jiuan Antonio Pereira 268
1812 — Coronel Antonio Luis Beruti 269
1813— Coronel Luciano Montes de Oca 269
1S14 — Coronel Ignacio Alvarez y Tilomas 270
1814 — G-enenal Eustaquio Díaz Vélez 270
1815 — Francisco Antonio Candioti 270
1815 — Pedro Tomás de Larrechea 272
1815 — Juan Francisco Tarragona 272
1816— Mariano Vera .'..,..- 276
1818— El Cabildo • 277
Gobernadores de Provincia.
1818 — Comand'anite de armas don Estanislao López Fonseca . 281
1818— Luis Aldao 281
1818 — General Juan Ramón Balcarce 282
1819— General Estanislao Lói>ez 282
1821 — Dr. Francisco Joaquín Ñiklison 283
1821 — General Estanislao López 283
1823— Comandante Juan Luis Orrsgo 283
1823 — General Estanislao López 284
1825 — Teniente Coronel Dr. Pascual Ecliagüe 284
1825— General E. López 284
1825 — Coronel Dr. Pasciial Ecliagüe 285
1826 — General E. López 284
1825 — ^Coronel Dr. Pascual Echagüe 284
1828— General Estanislao López 285
1828 — Coronel Dr. Pascual Ecliagüe 285
1829— Brigadier E. López 285
1829 — Pedro Tomás de Larrechea 285
1829— Brigadier Estanislao López 285
1831 — Pedro Tomás de Lan-echea 286
1831— General E. López 286
1833- Domingo Oullen , 288
1833 — General E. López 288
1835— Domingo Oullen 289
1836 — General Estanislao Lói>ez 290
1836— Domingo Cullen 290
1836— Brigadier Estanislao López 290
ItlSTOIilA DE LOS GOBERNADOSES DE LAS PEOVINOIAS AEGENTIXAS 48(^
Págs.
1837 — Domingo Cullen 290
1838 — Brigadier Estanislao López 290
1838 — José Elias Galisteo 234
1838 — Domingo Cullen 295
1838 — José Elias Galisteo 304
1838 — Coronel Juan Pablo López 305
1840 — Coronel José Ramón Méndez SOS
1840 — Pedro Rodríguez del Fresno 309
1840 — General Juan Lavalle 313
1840 — ^Coronel Jasé Ramón Méndez 314
1840 — ^General J. P. López 314
1842 — 'Brigadier Manuel Oribe 315
1842 — General Dr. Pagc'ual Echagüe 315
1845 — General Juan Pablo López 316
1845 — ^Estanislao Zeballos 316
1845 — Gener'al Dr. Fascug.l Elchagüe 316
1851 — Urbano de Iriondo 317
1851 — Domingo Crespo 318
1852 — ^Dr. Manuel Leiva 819
1852 — Domingo Crespo 319
1852— Dr. Manuel Leiva 320
1854 — ^Domingo Cresipo 320
1854 — ^Oomandanlte Ricardo Aldao . . ._ 320
1855 — José María Cullen " 321
1855 — Dr. Juan Francisco Seguí 321
1855 — José María Cullen 321
1856— Dr. Seve'ro González 322
1856— José María Cullen 323
1856— Dr. Severo González 323
1856 — José María Cullen 823
1856 — Brigadier' General Juan P. López 324
1856— Dr. José de Amenábar 325
1856— Coronel Mariano Rodríguez 325
1856— Dr. Santiago Derqui 325
1857 — Brigadier Juan Pablo López 325
1857 — ^Canónigo Dr. José de Amenábar 326
1857 — Brigadier Juan Pablo López 328
1858 — Coronel Rofsendo María Fraga 326
1858 — Canónigo Dr. José de Amenábar 32(5
1860 — ^Ccironel Rosendo María Fraga 326
1860 — ^Canónigo Di\ José de Amenábar ........ 326
1S60 — ^Coronel Rosendo María Fraga 328
1860— Pascual Rosas 328
1861-^Mari,ano Comas 329
1861— Tomás Cullen 329
1861 — Brigadier General Bartolomé Mitre 329
ISCl — Domingo Crespo 330
IS 6 2— Patricio Cullen 330
1862— José María Ecuxagüe 330
1862— Patricio Cullen 330
1863 — Dr. José María Zuviría 331
1863— Patricio Cullen ; 332
490
AXTONIO ZIKNY
Págs.
1863 — José María Echagüe 332
] 863— Patricio OuTleu 332
1864— Nicasto Oroño ■-.... 332
1864— Patricio Cullen 333
1864— José María Bcliagüe 333
1864— Patricio Oivllen 333
1865— Nicasio Oroño 333
1866— Tiburcio Aldao 335
1867 — José María CuUeu 335
1868— Dr. José Benito Grana 336
1868— Domingo Crespo 337
1868— Camilo Aldao 337
1868— Mariano Cabal 338
1868— Pascual Rosas 338
1868— Dr. Simón de Iriondo 338
1869— Mariano Cabal 338
1869— Dr. Simón de Iriondo 33S
1870— Ma>r;iano Cabal 339
1870— Dr. Simón de Iriondo 339
1871— Mariano Cabal - . 339
1871— Dr. Simón de Iriond'o 339
1871— Servando Bayo 339
1871— Dr. Simón de Iriondo . 339
1872— Dr. Aureliano Rcauito 339
1872— Dr. Simón de Iriondo 339
1872 — Mariano Comas 339
1873— Dr. Simón ide Iriondo 340
1874 — Servando Bayo 340
1874— Juan Manuel Zavalla 340
1875 — Servando Bayo 340
1876— Juan Manuel Zavalla 340
1876— Servando Bayo 340
1877— Juan Manuel Zavalla 340
1877— Seitvando Bayo 340
1878 — Dr. Simón de Iriondo . 341
PROVINCIA DE ENTRE RÍOS (1810-1878)
Fundación de los pueblos de Entre Ríos
345
Comandantes dé los partidos de Entre Ríos.
1810— ^José de Urquiza 349
1810— Dr. José Miguel Díaz Vé'lez 350
1814 — Coronel Hilarión de la Quintana 350
1814 — Coronel Blas José Pico 350
1814 — Coronel Juan José Viamonte 350
1815 — Coronel José Ensebio Hereñú 351
1817 — Coronel José Francisco Rodríguez 352
1818 — General Francisco Ramírez 352
1821 — General Ricardo López Jordán 353
HISTORIA DE LOS GOHERXADORES DE LAS FROVTXCIAS AEGEWnNAy 491
Págs.
Gobernadores y Capitanes Generales,
1821 — General Ducio Mansilla 357
1822 — Coronel Juan León Solas 360
1824 — ^Coronel Pedro Barrenecliea [ 331
1824 — Coronel León Solas 361
1825 — General Rlicardo Lóipez Jordán 361
1826 — Teniente Coronel Vicente Zapata 362
1827 — General Ricando López Jordán 332
1827— Coronel Mateo García Zúñiga 363
1827— ^General Ricardo López Jordán 363'
1827 — Coronel Mateo García 363
1827 — Coronel Vicente Zapata 364
1827 — Coronel Leen Solas 364
1828 — Teniente Coronel Juan Santa María 364
1828— Coronel Pedro Barrenechea 365
1828 — ^Ooronel Vicente Zapata 365
]828 — Coronel León Solas 366
1828 — Coronel Pedro Barrenecliea 367
1828 — Coronel Juan León Solas 367
1829 — Coronel Pedro Barrenechea 368
1829 — Sargento Mayor Pedro Pablo Seguí 368
1829— General León Solas 368
1830 — Cor'onel Pedro Barrenechea 368
1830 — ^General Ricardo López Jordán 369
1830 — Coronel Pedro Espino 369
1830 — Coronel Pedro Barrenechea 370
1831 — General Riieardo López Jordán 370
1831 — Teniente Coronel José Ignacio de Vera 370
1831 — Coronel Pedro Barrenechea 370
1831— Coronel Pedro Estpino- 370
1831^ — Coronel Pedro Barrenechea 371
1831— Toribio Orlíiz 371
1832 — General Dr. Pajsouall Echagüe 371
1833— Toribilo Ortiz 372
1833 — General Pascual Echagüe 372
1833 — Coronel Pedro Barrenechea 372
1833— Oeneral Dr. Pa'siciual Echagüe 372
1834 — Coronel Pedro Barrenechea 375
1836— Coronel Evaristo Carriego 375
1836— ^Coronel Vicente Za^pata 376
,1836 — General Pasicual Echagüe 376
1838 — Corionel Vicente Zapata 376
1839 — Geneilal Pascual Echagüe 376
1839 — ^Coronel Vicente Zapata 376
1839— Dr. Viteente del Castillo 377
1839— Coronel Vicente Zapata 377
1840 — ^Cipriano José de Urquiza 378
1840 — ^General Pascual Echagüe 378
1840— Coronel Vicente Zapata . . 379
1841 — General Justo José de Urquiza , 379
1841— Coronel Vicente Zapata 379
492 AJSfToxio ZIN^"^
Págs.
1841— Sargento Mayor Pedro Paüolo Seguí 380
1842— Brigadier General José liaría Paz 380
1842 — ^Sargenfco Mayor Pedro Pablo Seguí 381
1S42 — La Sala de los Representantes 382
1842 — Ciipriano Joisé de Uro.uiza 383
1843 — General Justo Jasé de Urquisa 383
184o — Ciprikno José de Urquiza '. . . 384
1844 — Antonio Crespo 384
1849 — Generaü José Miguel Galán 392
1849— Antonio Crespo 392
1854— Br. Salvadoír Mearía del Carril 383
Gobernadores constitucionales.
1860 — iGeneral Juslto José de Urquiza 397
1860-^General Manuel A. Urdinarrain 387
1860— Capitán General J. J. de Urquiza 397
18G1— General Manuel A. Urdinarrain 398
1861 — ^Capitán General J. J. de Urquiza 398
1863— Juan Barañao 398
1863— Capitán General J. J. de Urquiza 398
1863 — General R'icardo López Jordán 399
1864— Capitán General J. J. de Urquiza 399
1864 — José M. Domínguez 899
1866 — Juan Barañao 400
3 866— José M. Domíngnjez 400
1867— Juan Barañao 400
1867 — José María Domínguez 400
1868 — Caipitán General J. J. de Urquiza . . .' . . . . 400
1868^Fidel Sagastume 400
1868 — Capitán GeneraJl J. J. de Urquiza 401
1869— Juan Barañao 401
1869— Capitán Generai J. J. de Urqaiiza 401
1870— Fidel Sagastume 403
1870 — General Ricardo Lóipez Jordán ........ 402
1870 — Brigadier General Emilio Mitre 404
1870 — ^Apolinario Benítez 404
1871— Dr. Francisco Pícc 404
1871— Emilio Buportal 405
1871— Juan A. Espíndola 405
1871 — Dr. Leioniídals Bchagüe 405
1872— Salvador Bzpeléta 405
1872 — Dr. Leónidas Ecliagüe 405
1872— Salvador Ezpeleta 406
1872 — ^Dr. Leónidas Bchagüe 406
1874— Salvador Ezipeleta ..." 406
1874 — Dr. Leónidas Echagüe 406
1874— Salvador Ezpeleta 40G
1874— Dr. Leónidas Bcihagüe 408
1874 — Salvador Ezpeíeta 406
1874 — Dr, Leónidas' Echagüe 407
1875— Dr. José B. Baltoré 407
1875 — Dr. Leónidas EcMgüe 407
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS 493
Págs.
1875 — Dr. Ramón Febre 407
1878 — Mateo Parera 408
1878 — Dr. Ramón Febre 408
1879 — Coronel José Francisco Antelo 408
PROVINCIA DE CORRIENTES (1810-1878)
Fundación de Corrientes 411
Comandantes de Armas.
1810— Pedro Fandevilla 416
Tenientes Gobernadores.
1810— Coronel Elias Galván 416
1811 — Ángel Fernández Blanco 416
1811 — Joaquín Legal y Córdoba 416
1811— Carlo;s Casal 416
1812 — ^Coronel Ensebio Baldentgro 417
•1812 — Coronel Toribio Luzuriaga 417
1813 — Coronel Joisé León Domínguez 417
1814 — Coronel Juan Bautista Méndez 417
1814 — Coronel Genaro Perugorria 417
1814 — Juan Ángel Fernández Blanco 41S
1814 — Coronel Ensebio Baldenegro 418
1815 — Teniente Coronel Silva 418
1815 — Francisco de Paula Araujo 418
1816— Juan Bautisita Méndez 418
1816 — ^Gereral Anuiréis Tacuarí o Andresito Artigas . . . 419
1817— El Ga.bildo . 419
1818 — Coronel José Francisco Vedoya " . . 419
1818 — General Andrés Tacuarí o Andresito Artigas .... 419
1818 — Coronel Juan Bautista Méndez 421
1819— El Cabiildo 421
1819— Pedro Campell 421
1820 — General Pranciisico Ramírez 422
1820 — General Ricardo López Jordán 422
1821 — Comandante Evaristo Carriego 422
1821— Coronel Nicolás R. de Atiensa "... 422
1821 — ^Comandante Juan José S. Blanco 423
1821— Genenal Pedro Ferré 423
1825 — Coronel Juan José Blanco 423
1825— G^eneral Pedro Ferré 423
1825— Juan Felipe Gramajo 423
1825 — General Pedro Ferré 424
1826 — Juan Felipe Gramajo 425
1828 — Pedro Dionisio Cabral 426
,1830 — Teniente Coronel Juan F. Gnaniajo 426
1830— General Pedro Ferré 426
1831 — Teniente Coronel Juan F. Gramajo 431
1833 — Teniente Coronel Manuel A. Ferré 431
494 ANTONIO ZINKY "^
Págs.
1833 — Coronel Rafael León de Atienza 431
1836 — Juan F. Grama jo 432
1837 — Coronel Jenaro Berón de Astrada 432
183S— Teniente Coronel Juan F. Gramajo 433
1839— General Pedro Ferré 433
1839 — General Pascual Bchagüe 434
1839— Manuel Antonio Ferré 435
1839— Pedro Dionisio Cabral 435
1839 — Coronel José Antonio Romero 435
1839 — Juan Manuel Vedoya 435
1839 — General Pedro Ferré 435
1839 — Coronel Manuel Antonio Ferré 442
1843 — Pedro Dionisio Cabral 442
1843 — Justo Díaz de Vivar .... 445
1843 — Juan Baltasar Adosta 445
1843 — Coronel Joaquín Madariaga 447
1843 — Juan Baltasar Acosta 448
1844 — General Joaquín Madariaga 449
1845 — Gregorio Valdés y José I. Márquez 449
1845 — Gen t ral Joaquín Madariaga 449
1846 — Juan Baltasar Acosta 450
1847 — Gregorio Valdés 453
1847 — Coronel Miguel Virasoro 453
1847 — Coronel Benjamín Virasoro 455
1848 — Teniente Coronel Domingo Latorre 456
1848 — General Benjamín Virasoro 456
1848 — Coronel :Miguel Virasoro 458
1851 — Teniente Coronel Domingo Latorre 458
1852— ^Manuel Antonio Ferré 459
1852— Luis Molina 459
Gobernadores constitucionales.
1852 — Dr. Juan Pujol 433
1852 — Juan Baltasar Acosta 465
1853 — Gregorio Valdés 465
1854 — Manuel Antonio Ferré 465
1855 — Pedro Díaz Colodrero 465
1857 — Canónigo Dr. José María Rolón 466
1860— Antonio Díaz de Vivar 466
1861— Manuel José Ruda, 46n
1861 — José Pamipín 467
1862— Pedro Igarzábal 467
1862 — Manuel Ignacio Lagraña 46S
1864— José Ramón Vidal 468
1864 — Manuel I. Lagraña 468
1865 — General Wenceslao Robles 468
1865— Junta Gubernativa 46S
1865 — General "Wenceslao Paunero 469
1865— Manuel I. Lagraña 469
1865— Evaristo López 469
1865— Dr. José Ramón Vidal 469
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES DE LAS PROVIlSrcIAS ARGENTINAS 495
Págs.
1866 — Evaristo López 46¡)
1866 — Dr. José Ramón Vidal 471
1867 — ^Evaristo Lóipez 471
1868 — Francisco M. Escobar 472
1868 — Victorio Torrent 472
1868 — Dr. José Miguel Guastavino 472
1869 — ^Coronel Santiago Baibiene 473
1869— Dr. José Miguel Guastavino 473
1869 — Coronel Santiago Baibiene 473
1869 — Pedro Igarzábal 474
1870 — ^Coronel Santiago Baibiene 474
1870 — ^Pedro Tgárz-abal 474
1871— Gregorio Ceballos 474
1871 — ^Coronel Santiago Baibiene 474
1871 — Filemón Díaz de Virar 475
1871 — ^Coronel Samtiago Baibiene . . 475
1871 — ^Dr. Agustín Pedro Justo 475
1872 — Coronel Desiderio Sosa 478
1872 — La, Junta Gubernativa o Triunvirato 478
1872 — Coronel Manuel de Jesús Calvo 478
1872— Dr. Agustín P. Justo 478
1872 — Gregorio Pampín 479
1872 — Miguel Victorio Gelabert y Wenceslao F. Oabral . . 479
1872— Wenceslao Ca.bral 479
1872— Miguel V. Gelabert 479
1873— Tomás Vedoya 479
1873— 'M. V. Gelabert 479
1874— Antonio Cabral 479
1875 — Juan Vicente Pamipín 480
1876— Benito Villegas 480
1876 — ^Dr. José Luis Madariaga 480
1877— ^Dr. Manuel Derqui 481
1878— Dr. Victorino de la Plaza 482
1878 — Augusto Díaz Colodrero 482
1878 — Manuel Amtonio Ferré 482
1878— Juan Esteban Martínez .... 482
1878— Dr. Felipe J. Oabral 483
TALLERES GRÁFICOS ARGENTINOS
L J. ROSSO Y Cía. - BELGRANO 475
-^
Unlversíty of California
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